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El no evangelio segun Lipovetsky ‘Nicolés Alvarado Director de la revista Fl Huevo El evangelio segiin Lipovetsky, primer pardgrafo: Ya no hay evangelio. Ni evangelios seligiosos, politicos, filosdficos, estéticos o de cualquier otra suerte, a no ser como referentes casi literarios de un pasado denso, monolitico, gtandilocuente, incluso ingenuo. Tal premisa no es novedad: la crisis de las ideologias es uno de los argumentos preferidos de marxistas nostélgicos —nuestros nuevos reaccionarios— para condenar la debacle intelectual (i.e. hist6rica y politica) a la que irremediablemente hemos sido condenados por nuestra frivolidad. UE gee a etter eee Oe so: colombiano o chiapaneco, negro como el infierno y ~para alguna dulce como el pecado, humeante, aromatic y, si el presupuesto lo per comprado por kilo o por medio kilo en alguna boutique de variedad pletrk- cay nombre extranjerizante. Su acompafiante natural es el periédico ~friva lo Reforma, socarrén Milenio o bienintencionado Crénica-, hojeado "por nO dejar", por costumbre heredada de padres y abuelos, por sentido de una ci «a responsabilidad social cuyo més pleno ejercicio consiste en deplorar ruevo peinado de tal politico o, a lo sumo, condenar el nuevo escind piiblico de tal otro, De ahi al coche, cabina de audio motorizada'en la que la voralambicada del conductor de noticiarios oficalisas ha cedido su tradicional a la vor afectada del locutar de moda, quien logra comprimir en tuna hora sus selecciones favoritas del hit parade, psicoterapia via telefnica informacién farandulera y una canda de spots en la que las ofertas tora palacio, el cambio que a tte convino y 1 linea al mundo coexisten en perfect armonia. El trabajo es estimulante o tolerado ~dependiendo de si se “porque es un proyecto maravilloso” o "por que a todo se acostumbra menos 2.no comet" pero, en todo caso, despachado a las seis en punto la tarde, hora a partir de la cual se va al analista~"quiero resolver mi con mi madre/padre/mujer/maridolagresividad"-, al gimnasio. "qu estrenar ese vestido/abrigo/coche/novia/novio que me acabo de age 4 cenar con amigos —"se me antoja mucho ese nuevo restaurante Condesa 0, mejor atin, se dedica quality time la familia, Antes de dora se opta entte el sexo —"Great married sex, decia el encabezado dela , Ja lectura ~"la de Volpi, que todo el mundo esté leyendo”- o la tek —"L6pex. Dériga, que dice cosas tan chistosas’ o "MT, a ver si vem nuevo de Madonna”. La siltima conversacién del dia versa sobre la iencia de seguir con AT&T o regresar con Lada. Buenas no Hombres sensibles y terceras mujeres! He aqut su vida! sean a la era del vacio, el imperio de lo efimero segtin’ Necresg Lipovetsky es Gilles Lipavetse. Hs francés. Esta vivo y es mente joven (nacié en 1944). Es socislogo y devino en filéso sor de los estudios culturales y referente importante para comp de Taine politicos revolucionatios, historias Mars, No since fd da o es novedad: Ia crisis de las mentos preferidos de marxis- tas nostilgicos —nuestros nuevos teaccionarios— para condenar la debacle intelectu- al (ie. histérica y politica) ala que irremediablemente hemos sido condenados por nuestra frivolidad. Lo osado en Lipovetsky es proponer esa misma frivolidad como piedra angular de la edificacién de uuna nneva conseruceién social La Iglesia aparece hoy mas pintoresca que imponente; el partido revolucionario y_ sus causas colectivas han perdido poder de convocatoria ~el nuevo PRI, mds lejos de i, dio fe de ello-, of bien. comiin es percibido como una empresa més difusa que un discurso de Vicente Fox. No hay causa roméntica, afin revoluciona- tio, politica piiblica © proyec- “to heroico que logre capturar nuestro interés. A no ser por uno: El no-evangelio (propuesta? zopcién?) segiin segundo parigrafo: El Yo es lo que est consciente si mismo, de su individualidad. Es lo que reclama satisfac- fn de las necesidades personales, lo que hace que nuestra ovisién haya pasado de popular-revolucionaria-dogmatica individualista-democrética-hedonista. Somos lo que come- "mos, lo que consumimos (y somos, sobre todo, lo que quere- ‘mos consumir). Somos fa suma de nuestros apeticas. Somos 6, para ir mis con los tiempos, soy— individualidad pura, pre- fecupacion por y ocupacién de mi propio bienestar, un “pequefio monstruo egofsta que parte de mi y va hacia mi. ‘Somos, dicen los que afioran los tiempos de los grandes ideales, ‘el producto fabricado en serie en la linea de produccién de la totalitaria sociedad de consumo. La opcién segiin Lipovetsky, tercer parigrafo: La “sociedad de consumo no es totalitaria; acaso sea inductiva. La sociedad de consumo echa mano de su fiel esbirro, Ja publici- ‘dad, para insists, presionas, seducit. Somos seducidos y com- pramos. Al hacerlo, sin embargo, elegimos (Coca y no Pepsi, Ford y no Chrysler, PAN y no PRI) y, por tanto, reafiemamos ‘nuestra propia individualidad. Tenemos ~y somos un estilo dle vida, compuesto de variables ya inmutables la biografia familar, la preferencia sexual, la identidad étnica, religiosa 0, fn raras ocasiones, politica, ya intercambiables —las dadas por se otto esbirro fidelisimo de la sociedad de consumo al que Hlamamos moda. Somos gobernados por nuestros gustos y “definidos por nuestras particularidades personales. Ello deriva hnecesariamente en nuestra no sumisi6n a una identidad colec- Tandia (frivolas). La opcién segin Lipovetsky.cuarto parigrafo: Somos frivolos. Nuestros entusiasmos son repentinos, nuestros ntos superficiales, nuestras pasiones ficilmente extinguibles, nuestros compromisos ligitados. A no ser, una vex més, por nuestro entusiasmo perenne, por nuestro conocimiento cada vex mis profundo, por nuestra pasién de- vvastadora, por nuestro compromiso itrestricto con el Yo. Ocupamos tanto nuestros propios pensamientos que podria decirse que estamos enamorados de nosotros mismos. Moderos Narcisos, vamos por la vida en busea de lo que nos brinda satisfaccién, en pos de lo que nas causa placer. Y nada ros causa mayor placer que lo idéntic. La opcién segiin Lipovetshy, quinto parigrafo: Narciso ve su teflejo en el agua y, embelesado, lo abraza. Doso tres més se reconocen en el abrazo y se suman a él. Son pocos. No son una masa, una horda, una corporacién o una clientela: son individuos que encontraron en orros individuos el reflejo de su propio, amado narcisismo. Se unen porque son iguales, porque nadie comprende mejor los problemas de un compradlor com pulsivo que otto comprador compulsivo, las angustias de una gorda que otra gorda, las tribulaciones de un deudor que otro deudor, las penas de la madre de un enfermo de SIDA que otra ‘madre de un enfermo de SIDA. No buscan el bien comtin sino, Ja reivindicacién de sus propias causas personales, que van de lo irtisorio rayano en lo fitch a lo intimamente trégico. No luchan; s6lo se organizan. :Para qué Para nada. Para aliviar el dolor. O, a menudo, para pasarla bien. Son una nueva forma de tejdo social. "Nada se erea, nada se pierde: todo se transforma’, dice tun Arquimedes, centfico exacto. Lipovetsky, cientfico social, asiente, Pero, una vex mis, 80 no es lo importante: lo impor tante es qué pienso yo. Me veo. Me reconozco. Me gusto. Asiento. sayPepsi please Daniel Hernandez Rosete Catedsitico de la UNAM S ignos que advierten sobre lo ineluctable: primero, una carta. y signada por Luis XVI. Después, la proximidad de la euforia va, la plaza publica. Finalmente, la apatia del verdugo ante un m salpicado de sebos sanguinolentos de otras victimas. ;Seria acaso tificado que un condenado a la guillotina sintiera asco por ser d pitado con una navaja en semejantes condiciones? El terror que ex rimentaron quienes fueron guillotinados en la Francia del siglo XVI no fue muy distinto de aquel miedo del esclavo que, expulsado arena de un circo romano, muere degollado un segundo después manos de un gladiador habituado a matar. No debié haber menos aterrador descubrir, al racto, la fria plata de la empufiad un florete, un instante antes de encarar al oponente para hacerle con su sangre el honor extraviado, Ni la impensable ansiedad de saberse atado, de pie y cansado ante una voraz fogata, como result nales con criaturas infernales. Diversos autores sostienen que la violencia es un fends inmanente al desarrollo histérico del proceso civilizatorio. Tal vvacién resulta pertinente, sobre todo porque pareciera que nues tiempos se saturan con una violencia inédita por su brutalidad. D tay samon ror ts sar an pn eon pee La orgia es todo el momento explosivo de la modernidad, el de la liberacién en todos los campos. Liberacién politica, liberacién sexual, liberacién de d Jas fuerzas productivas, En tétminos filoséficos, la violencia ha sido conceptuada com lihewaeién dé lav fuerzae un fenomeno constitutivo del poder , 0 sea, de las relaciones de co destructivas, liberacién de la ol y dominio ene seres gregarios. En este sentido, cabe sefialar ; ay sila violencia, hasta ahora, ha sido una compafiera fiel del ser humano mujer, del nifio, de las y si la historia registra tiempos violentos atin mds siniestros que pulsiones inconscientes, actuales, oémo caracterizar Ia violencia de fin de milenio? liberacién del arte. Hoy todo respuesta interesante nos la oftece Gilles Lipovetsky , quien esté liberado, las cartas estén —___una serie de distinciones histéricas en los procesos sociales que echadas y nos reencontramos Priam ext fenémeno, eo . on a a __Lipovetsky encuentra que el honor y la venganza son los crucial: ;Qué hacer después de cédigos reguladores de la violencia primigenia, es decir, lejos d la orgfa? cexplicar lo violento como resultado de procesos econémicos, politica Jean Baudrillard © utilitaris, el autor se cife a una interpretacién donde el honor pr sociales. No podemos, entonces, pretender un andlisis sociolégico d lo violento partiendo de preceptos morales que tienden a enunci como un actuar inhumano. ‘Sent rey nsw mn domina ante la vida. En realidad se esté refiriendo a un ‘conteito social donde el honor no sélo se manificsta como una ideologla, sino especialmente como una insti- tucidn social sumamente coercitiva, que define pautas de convivencia, sentido de existencia y constructos de iden- tidad:"... donde predomina el honor, la vida poco vale com- iparada con la extima pidblica: el valor, el despreio de la ‘nmerte, el desafio son virtudes muy valoradas, Ia cobardta es despreciada en todas partes. Elebdigo del honor conmtina a los. hombres a afirmarse por la fuerza, a ganarse ef reconocimiento de los demas antes de afianzar su seguridad, i luchar a muerte para imponer respeto. En el universo pri- ‘mitivo, la honra es lo que ordena ta violencia, so pena de humillacién nadie debe soportar suna afrenta 0 un insultos querllas, injurias, ods y elo, tienen wn final sangrient, ‘ucho mas que en las sociedades modernas... la belicosidad primisina es un modo de socializacién consustancial al cédi- que someten al sujeto a través de una rela plano de la kigica social, son un modo de que confronta honor con vergtienza. En este violencia y la venganza salpican de prestigio 2 resuelve sus problemas por la via de la En mi opinién, la violencia, vista sin Lipovetshy, presenta algunas carencias conceptuales vale la pena acorar. Denominado por él como salvaje primitivo, fo violento que descansa en los cédigos de honor y venganza parcciera expresar un. fendmen@ exclusivo de grupos tribales, cuando que la Europa de Jos siglas XVIII y XIX producta cadéveres como rest cédigos, Es aqui donde encuent#@ tado de éstos mismos al primer sesgo mecodol6gico importance: el autor mos habla de violencias salvajes y de violencias primitivas s6lo para referir tradiciones y hébitos entre grupos de organizacién tribal. Lo delicado es que emplea éstos términos (lo pri rmitivo y lo salvaje) como parte de un discurso fundade en la nocién etnocéntrica del Otro, lo que lleva a come cebirles como sociedades no occidentales,paradgjica: mente empleadas por Occidente como emblema de atraso evolutivo. Sin embargo, la propuesta de Lipovetsky, lejos de ser descartable, contiene un elemento socioldgico muy sugetente pues muestra un fenémeno que va de a mane con lo violento cual condicién universal que rebass cualquier frontera cultural, e incluso histérica. Me refiero a la condicién humana que da lugar a la viole= cia a partir de construcciones sociales, es decir, a vers ganza y el honor como imperativos colectivos. Es aqua donde encuentro la parte substancial del andlisis sock de Lipovetsky en. coro a la violencia: quiz4, la conse cuencia més preocupante de la violencia como products de la coercién social es su normalizacién , 0 sca, 33 inclusién en la vida social como un fendmeno regulades de Ia convivencia cotidiana. La normalizacién de la violencia cs una de las tantes hist6ricas, al punco que los simbolos que la an pueden variar en espacio y tiempo, pero st sentacién ocurre siempre en concordancia con un so, que puede ser institucional o privado pero que a estar cruzado por un orden de representaciones ¥ nificados que le confieren un sentido de norman social: aprendemos a relacionarnos violentamente Cuando habla del mundo moderno, Li considera que la violencia ya no es el instrument de macién de eédigos de honor y lealtad, sino que © THE EXHAUSTED SOLDIERS, SLEEP- LESS FOR FIVE AND SIX DAYS AT_A TIME, ALWAYS HUNGRY FOR DECENT CHOW, SUFFERING FROM THE TROPICAL UNGUS INFECTIONS, KEPT FIGHTING’ F oy teense Fi Ta, 902 ennasobre neo, 173x148.0n (tome, Maseum Ln. en Ia indiferencia porque existe en un contexto de desagremcion individuals del cuerpo social. Su-nuevo significado se nutre de la ottedad, de la tragedia como especticulo ptblico, y a la vex andnimo, que versa siem- pre sobre los demas, nunca entra en mi casa En un mundo social donde el encuentro entre los hombres ocurre al tenor de la indiferencia, la violencia pierdessu sentido oncoldgico quella explica como un eédi- go dessangre . Los referentes se borran y ln capacidad para nombrar al enemigo se disuelve, perdigndose la fuerza simbélica con la que se identificaba al mal. La violencia moderna es hand por naturaleza: aparece como la hiperrealidad de lo violento porque carece de proyecto, anda sin voluntad, es instanténea y esek soportada por la égica cool del proceso individua- lisea: ".. el crimen "bard" se realisa a la luz: del dia, en medio de la ciudad, indiferente al anonimato, indiferense a os lugares y a las horas, como si el erimen se exforaase en par- ticipar de la pornograftas de nuestro siempo, la de la visibilt- dad total.” La violencia bard es hija del culto wyewr toda vex que se presenta como un mast show de entretenimiento. Entonces asistimos a un contexto donde la violencia se consumey disfrata desde la comodidad del hogar: la agre- sién ha perdido su sentido trigico para convertirseen UA imaginario pornogrifico que se hace acompafiar de fast {food y dietas bajas en calorfas, es una probadita diatia de la més finisima expresién de cine smuf'en medio de un corte informative alo Adela Mitchel. La violencia de nuestros dias exisue como una macabra seduccién, llega sim verle, El ansia con que devoramos Ja ima- gen del suicida consumado es un hecho irrevocable: ;quién seria capaz de apagar televisor en una cantina momentos ances del mortal salto? La tecnologia nos per- site presenciar la violencia en vivo, como si fuera un asunto externo a nuestra propia condicién social, Ja tragedia es ahora un producto de consumo individual © instantdneo, Creemos en la violencia como una manifestacién de otredad: el portador de WIH recién pronosticado que dice buscar el fin de la vida frente a las cdmaras de TV. cuando, en.el fondo, no parece anhelar la muerte y cae pot acci- 4 Gente al vacio. El policia degollado por el absurdo. El tiro de gracia a una doctrina- ria concesién multimillonaria lega-con el ritual del suicida: fa imagen, transmisida en vivo, de un bosque ensangremtado evoca el sacrificio del chivo expiatotio y su eficacia simbélica, entenclida como el decreto de la ley de punto final para cetrar un caso més dle admistracién piblica oscura y siniestra. ‘As( planteada, nuestra era no se distingue de las dems slo por su avidez de violencia instaneénea y yoracidad mostrada en su consumo masivo, sino por la dleceién individual del cult ilimitado a lo violento. Vivimos uno de los contextos histéricos mds permisibles a To violento, ;A caso es que, como plantea Marshall Berman , no sabemos cémo utilizar nuestro modernisto; hemos perdido o roto la conexién entre nuestra cultura y nuestras vidas, profundamente tecnologizadas ¢ indife- rentes?. La tercera ética En torno a la moral indolora de Gilles Lipovetsky De Lais Guerrero Martinez ‘Cooedinador de posgrados del departamento de filosofia de la UIA Surge asi el perfil del hombre posmoderno, que no quiere adorar al becerro de oro del consumo, ni al Dios trascen- dente de la religién; el indivi- duo enfrenta entonces el vacio ante su horizonte existencial, sin referentes culturales ni in- telectuales que le marquen un. _rumbo definido. La generacién ", producto de este sinsenti- do, se siente sin un lugar especifico en el mundo. Surge | entonces el problema moral: si " Dios no existe o no puede establecerse un sentido, ;todo esta permitido? zpuede estable- cerse una moral que oriente el comportamiento? Tmereope oa ‘irs rn ore ern montaa sobre pet de iste Wao de tos escenatios del movimiento cultural posmoderno lo constnuye cl debate sobre ef diagndstico de nuestra época; escenario que, con muchas afinidades, ha estado presente desde el Romanticismo, a finales del siglo XVIII. A partie de entonces la reflexidn ha girado sobre el malestar que aque- jaa la cultura occidental Entre los sintomas destacan principalmente tres. Fl primero de ellos hace referencia a la obsesién burgnesa de vender su alma al demonio de la vida corriente; anclada en las seguridades que la masa offece. La existencia ‘humana es reducida a rutinas sociales, a una engatiosa érica del ctabajo y a los deseos infinitos de consumo. No complicarse la existencia es un lema fre- cuente para el espitita burgués. Asi lo expresé Goethe por medio del joven Werther: "La especie humana ex la mds uniforme. La mayorta de los hombres ‘inabajan constantemente para vivir. y la paca libertad que les queda es una carga tan penosa que hacen todo lo posible por perderla. ;Oh, destino de las hombres!” El segundo s{ntoma ¢s la incapacidad del espiritu modemo para cesradicar los graves males sociales: pobreza, guerras, totalitarismos, grandes desigualdades entre las naciones, racismo, fltas contra los derechos humanos ‘mds elementales, ete. Estos problemas contrastan con el optimismo de la modernidad ilustrada. Progreso y miseria han acompafado los avatares hhumanos desde la Revolucién Industrial; sin embargo, las consecuencias ne- ¢gavivas han cobrado unas proporciones fuera de la légica de progreso. EL ilti- so sincoma se refiere al entredicho en el que ha quedado la filosofia, ; en general, la razén humana, para dar euenta del sentido de la realidad y de las alternativas para lograr un mundo mejor. El trauma cultural que encierra la actual seméntica de palabras como "dogmatismo", “verdad”, “totalitarismo” “ideologia’, son ejemplos de wna nueva posicién epistemoldgica: la prefe- rencia por el pensamiento débil y fragmentario, que raya muchas veces en el escepticismo, alos sistemas filoséficos que pretenden dar soluciones objetivas a cualquier problema planteado. “Todos estos sintomas se ha interpretado, frecuehtemente, como sefales del nihilismo que abate a Occidente. Asi lo predieé Nietzsche en sus sentencias, las cuales han sido repetidas dia a dia en los iltimos cien afio, Una amplia gama de intelectuales que hoy en dia hablan sobre posmoder- rnidad hacen referencia a este problema. Surge ast el perfil del hombre pos- modemo, que no quiere adorar al becerro de oro del consumo, ni al Dios trascendente de la religién; el individuo enfienta entonces el vacio ante stt horizonte existencial, sin referentes culturales ni intelectuales que le marquen un rumbo definido, La generacién "X”, producto de este sinsentido, se siente sin un lugar especifico en el mundo. Surge entonces el problema moral: si Dios no existe 0 no puede establecerse un sentido, gtodo esté permitido? puede establecerse una moral que oriente ef comportamiento? Lo dicho hasta ahora sirve de marco necesario para entender la postu- 12 posmoderna de Lipovetsky. Su analisis socioldgico coincide con los aspec- tos centrales de la sintomatologia presentada; sin embargo, sus conclusiones se separan del planteamiento nihilista, si bien admite que esta iltima es muy |A partir de un andlisis derallado de los diversos de- que reficjan los tiempos actuals, su vsién © propuesta ser mis optimise Su activad intelocrual es una reac- 42 bs condens nihil sin salirse del concexto posmo- “demo. La confusén, segin dl, esi en no entender la igi de rpucra moral, rodavia nos escandalizamos del mundo que cxcado, sin percbir ss avance Fundamental. Por lo que -sodebe intcrprerarela realidad actual como una méquina dia- ‘blica cuya mision sea la destruccién total; también pueden, scncontrare elementos que nos hagan sentirnos orgullosos de nuestra época y de sus aspiraciones legtimas Hay dos puntos claves para entender su andisis. El ‘primero de ellos se refiete ala libercad, el segundo a la nocién de individuo. El valor que la época ha conquistado y que se alza por encima del nihilismo es la libertad. Para desarzollar este punto hace un andlsis de la dtica social de Occidente, distin- {guiendo tres fises de su cvolucién, La primera est intimamente ligada al cristianismo a fase tcolégica- En lla se proporciona alos individuos criteios que facilcan la unificaci6n social. Los | smandamientos, los dogmas, los sacramentos, [a autoridad jecicquica, la naturalera universal intrpretada por la filosofia Piacente de fort sedan gual ede duo sepa lo que la vida y la sociedad reclaman de dl el imbito lke te fiers eset en la acepeacin interior de los criterion, | asumigndolos como propios, de no ser ast el individuo tiene | que enfrentar el rigor social y religioso que se alza sobre su | rebelia. La segunda fase coresponde al period moderno ubi- | cado en Jos siglos XVII y XVII. Las exigencias de esa época hhacen que la fe deje de ser condicion de posbilidad de la moral. El nuevo reo consist en construir una moral natural basada en Ja razSn, inconporando en muchos casos una crtica a la religién. Sin embargo, para Lipovetsky esta moral sigue siendo | aniversal y monolitica, continga con [a creencia en “la | sabidurfa de la moral antigua’. La novedad en esta fase se | reduce al intento de mantenet la moral sin la necesidad de un fandamento divin. Las exigencias morales en ambas fises se mantenfan pricticamente iguales; ambas coincidian en un punto clave: la ‘mora del sacrficio, por la cual cl individuo debia negarsefre- ccuentemente para llevar una vida recta, Por ejemplo, en ‘muchos casos I fdelidad al matrimonio podia exigir un sari- fico para toda la vida, ante una relacién conyugal de la cal no podia esperarse nada bueno. La separacin o el dvorcio tenfan tuna carga moral © implicaciones sociales que dificilmente podian superarse. Los rotalitarismos comunista 0 nazi son también reflejo de esta moral que exigié el sactificio de mi- llones de individuos por "una causa superior” La época actual constituye la tercera fase de la moral. La sociedad ha ido minando la nocién de una moral universal y, especialmente, la moral sacrificial. Bl deseo de ser feliz. se con- verte en un parimecro ordinariamente més fuerte que el sacti- ficio impuesto por el deber. El estado liberal tiene sentido en la medida que me proporcione la inffaestructura para conseguir ris objetivos individuales, muy emparentados con el consumo y la sociedad de bienestar. Democracia ¢5 un sindnimo de phu- ralidad, de intereses diversos, de fuerzas sociales encontradas, de ‘una toleranciz que elimine cualquier posibilidad de escindalo moral. Es el triunfo del individuo y de su libertad y, por con- ‘raposicién, con el eeptsculo del deber, la moral se convierte en tuna moral a la carta, sin un perfil determinado, en una ética indolont. Esta moral individualista, que dificilmente puede encon- ‘rar consensos generales, :puede considerarse como una moral constructiva? La respuesta de Lipovetsky es afiemativa. La li- bertad individual es la conquista humana gestada en los dos iilkimos siglos, finalmente el individuo debe decidir por sf ‘mismo, debe buscar el didlogo y la racionalidad para conseguir acuerdos y pactos sociales; nila religidn ni la filosofia i ls ide- ologias politicas pueden ya ejercer un poder de control radical de la conducta. La cuestién ética se centra entonces en la dis- tincién entre las dos formas basicas de individualismo. El indi vidualismo egoista en cf cual "todo ests permitido" y el indi viidualismo responsable que logra abrir oportunidades de pro- reso individual y colectivo en medio de la diversidad de cxive- rios morales. Lipovetsky ve en algunas tendencias de la nueva sensibilidad cultural manifestaciones de esta nueva moral de la responsabilidad: la ecologfa, la defensa de los derechos de los nifios y desprotegidos, las agrupaciones de beneficencia y el vo- luntariado, la creciente ética de los negocios y de os medios de comunicacién, el respeto a los valores democraticos, etc. La brisqueda de una sociedad mejor es posible desde esea perspec tivas la suma de esfucrzos encaminados en este sentido deben rmostrat, en la préctica, que es posible la superacién del niilis- EI planteamiento de Lipovetsky sobre fa moral indivi- dualista conduce a muchas interrogantes tanto en el orden social como en el filos6fico. Si en el nihilismo la nocién de bien objetivo queda en entredicho desde una perspectiva racional, en la propuesta de Lipovetsky queda pulverizada por la libertad individual, pues nadie tiene derecho a defender una verdad 0 un bien que pretenda ser objetivo y universal, aunque paradsji- camente las verdades sociales se impongan en las cémaras [e- gislarivas y su efecto sea general. Que los experimentos de genética humana sean aceptados o rechazados no depende de lo que ese hecho pueda tener de objetivo —bueno 0 malo-, sino de Jos consensos, las fuerzas politicas, 0 las tendencias de los rmedios que influyen al tomar la decisién. La nueva libertad invita al ciudadano comin a opinar sobre cualquier asunto aunque sus conocimientos sobre la materia estén muy por debajo de lo requerido: igual que en el consumo, la opinién pablica se consigue mas por la seduecién que por la pretendida racionalidad dial6gica. Es muy ilusorio pensar que en la précti- ‘ca social lo que domina es el dislogo, la racionalidad y la responsabilidad; como también puede resultar ingenuo que la libertad que nos ofrece la sociedad de consumo y comuni- cacién, para elegir el canal o el petiddico de nuestra preferen- cia, sea mis significativa que la ‘manipulacién que de conjunto cjeroen sobre la sociedad. Las obras de Lipoversky pueden dar la impresién de una teoria pos- ‘moderna hecha ad foc para la Waste i corn” burguesta. ‘Stason essen har Gilles Lipovetsky y el narcisismo contempordneo Francisco Toledo Los estilos de vida posmodernos generan en los actores sociales una angustia por satisfacer, de forma inmediata, aquellas necesidades creadas por las industrias culturales de nuestro tiempo (el auge de los sex toys, la pornografia y el sexo virtual son un ejemplo de ello). La légi- ca de este proceso es la falta de interés por compartir el placer con alguien que pudiera cues- tionar nuestros propios referentes simbélicos. El temor contempordnco hacia las rela- ciones afectivas se da entonces como una proteccién psiquica ante el posible rechazo por parte del otro. 14 “kad tno exige estar sola, cada vez més solo y simuluéneamente no $e soportas asi mizmo, cara d cara”, Gilles Lipovetsky. Te reneteN ec hei Fe outa cleared a

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