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19/4/2019 Curuchet, Juan Ernesto s/recurso de casación

PARTE/S: C uruchet, Juan Ernesto s/recurso de casación


TRIBUNAL: C ám. Fed. C asación Penal
SALA: I
FEC HA: 20/03/2018
JURISDIC C IÓN Nacional

En la C iudad Autónoma de Buenos Aires, C apital Federal de la República Argentina, a los 20 días del mes marzo de del
año dos mil dieciocho, se reúne la Sala I de la C ámara Federal de C asación Penal integrada por el Dr. Eduardo Rafael
Riggi como Presidente, y las Dras. Ana María Figueroa y Liliana E. C atucci como Vocales, a los efectos de dictar sentencia
en la causa n° C PE 1694/2014/4/C FC 1 del registro de esta Sala, caratulada: “C URUC HET, Juan Ernesto s/recurso de
casación”, de cuyas constancias RESULTA:
1°) Que en fecha 22 de febrero de 2017, la Sala B de la C ámara de Apelaciones en lo Penal Económico resolvió
confirmar la resolución del Juzgado en lo Penal Económico n° 10, por la que se había dispuesto “sobreseer parcialmente
en la presente causa n° 1694/2014 (1861) con respecto a Juan Ernesto C URUTC HET (D.N.I. N° ...) y al hecho consistente
en la supuesta evasión de pago de la suma de $ 1.235.261,04 en concepto de Impuesto a las Ganancias correspondiente
al ejercicio fiscal 2008 al que se había encontrado obligada la contribuyente ALFRED L. WOLFF ARGENTINA S.A. (confr.
arts. 334, 335 y 336 inc. 4° del C .P.P.N.)”.
2°) Que a fs. 123/128 la querella AFIP-DGI dedujo el correspondiente recurso de casación, que fue concedido a fs. 134 y
mantenido en esta instancia a fs. 139.
3°) Que el recurrente encarriló su recurso de casación contra el pronunciamiento de la Sala B de la C ámara de
Apelaciones en lo Penal Económico en el supuesto del inciso 1° del art. 456 del C PPN, por considerar que se ha efectuado
una errónea interpretación de la ley sustantiva, al realizar una incorrecta aplicación de la RG -AFIP- n° 2150/2006 vigente
al momento de los hechos, actualmente modificada.
En tal orden de ideas, criticó la decisión del a quo en cuanto consideró que el hecho imputado a C urutchet, no encuadra
en la figura prevista por el art. 1 de la ley 24.769, al no apreciar ardid o engaño en la maniobra desplegada.
Entendió que corresponde revocar el sobreseimiento dispuesto al existir diligencias probatorias pendientes de
realización, permitiendo resolver con certeza sobre la participación del encartado en los hechos bajo estudio.
Manifestó que el a quo hace una interpretación errónea de la ley sustantiva “...evidenciando en la resolución un defecto
de interpretación de la ley 25.865 Régimen Simplificado para Pequeños C ontribuyentes (RS) Monotributo y su Decreto
Reglamentario N° 806/04, RG 1415/03 y RG 2150/06.”
C itó el art. 36 del RG 2150/2006 e indicó que el Tribunal realizó una interpretación errónea, ya que esta norma pone un
límite por operación, más allá de la facturación.
Agregó que “En el presente caso se impugnaron a los proveedores de la firma ALFRED L. WOLFF ARGENTINA SA, que no
supera la cantidad de operaciones para ser consideradas recurrentes. Este hecho fue reconocido en cierta medida por los
responsables de la firma, considerando que era ilegítima su prohibición de ser deducidos, dada las características de la
producción de la miel.
Es así, que a los efectos de sustraerse de este obstáculo y poder deducir a los proveedores cuestionados, la
contribuyente aumentó artificialmente la cantidad de comprobantes o facturas, con el fin de fraccionar lo que sería una
operación, para así poder deducirse al proveedor en el Impuesto a las Ganancias” (fs. 125vta.).
En tal orden de ideas citó la RG 1415/03, e indicó todos los casos de excepción donde es posible emitir más de un
comprobante para una misma operación comercial, sin que exista norma de excepción que autorice al contribuyente, a
fraccionar documentos respaldatorios de una misma operación.
Explicó que se está cuestionando “...de que manera la firma dedujo esas facturas en su liquidación del Impuesto a las
Ganancias, multiplicándolas en forma dolosa, actividad que realiza regularmente en su operatoria comercial”.
C riticó el fallo de la Sala B, y entendió que este no se ajusta a derecho, desconociendo la normativa aplicable al caso.
Asimismo manifestó que “...la firma ALFRED L.WOLFF S.A., mediante la multiplicidad de facturas de una misma operación,
no realizó lo que se denomina economía de opción, adoptando una forma jurídica o negocio más beneficioso, sino que
mediante un ardid quiso abultar gastos en el impuesto a las ganancias”.
En base a ello, solicitó la anulación de la decisión impugnada y requirió la eximición de costas.
Formuló expresa reserva del caso federal.
3°) Que durante el trámite previsto en los arts. 465 -cuarto párrafo- y 466 del C .P.P.N. el Defensor Particular de Juan
Ernesto C urutchet, se presentó a fs. 147/151, quien señaló que “Reconocida la realidad de las operaciones documentadas,
la forma en que éstas fueron instrumentadas jamás podría considerarse capaz de constituir el elemento típico del ardid o
engaño requerido por el art. 1° de la ley n° 24.769”.
Remarcó la ajenidad de C urutchet respecto de los hechos investigados en autos. Asimismo señaló que “...la querellante
se agravia de una cuestión meramente administrativa, y olvida que en el caso, al haberse reconocido la realidad
subyacente de las operaciones, jamás podrán considerarse satisfechos los elementos típicos de ardid o engaño requerido
por la figura penal de evasión simple contenida en la ley 24.769”.
4°) En idéntica etapa procesal el representante del Ministerio Publico Fiscal, se presentó a fs. 152/153vta, quien
consideró que le asiste razón al recurrente en virtud de que las maniobras denunciadas no se encuadran dentro de las
excepciones legales que admiten la emisión de múltiples facturas para documentar una única operación.
Adunó que existen cuestiones federales que deben ser tratadas por esta C ámara, ello en razón a que se encuentra
controvertido el alcance del art. 1 de la ley 24.769 -modificada por la ley 26.735-.
5°) En la oportunidad procesal prevista por el art. 468 del C PPN, tanto la Dra. María Marcelo Queirolo, letrada apoderada
de AFIP-DGI, como la Defensor Particular de Juan Ernesto C urutcht presentaron breves notas (cfr. fs. 158/161 y 162/163
respectivamente).
En dicha presentación la letrada apoderada de AFIP-DGA, solicitó la exención de costas en la instancia.

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6°) Que superado el trámite que prevé el art. 468 del código de rito, las actuaciones quedaron en condiciones de ser
resueltas (cfr. fs.164).
Efectuado el sorteo de ley para que los señores jueces emitan su voto, resultó el siguiente orden sucesivo de votación:
doctores Ana María Figueroa, Liliana E. C atucci y Eduardo Rafael Riggi.
La señora jueza doctora Ana María Figueroa dijo:
-I-
1°) Que en la medida en que el recurso de casación interpuesto por la querella AFIP-DGI satisface las exigencias de
admisibilidad y fundamentación, al haberse introducido agravios de conformidad con los motivos previstos por el artículo
456 del C ódigo Procesal Penal de la Nación en la condiciones del artículo 463 del mismo texto legal, ha sido deducido
contra uno de los pronunciamientos previstos en los artículos 457 y 458, el remedio intentado es formalmente admisible y
corresponde dar respuesta a los planteos traídos a estudio por el recurrente (arts. 465 y 468 del C .P.P.N.).
2°) A fin de brindar claridad expositiva al presente sufragio, conviene recordar que, el juez de grado, con fecha 23 de
mayo de 2016, resolvió: “SOBRESEER PARC IALMENTE en la presente causa n° C PE 1694/2014 (1861) con respecto a
Juan Ernesto C URUC HET (D.N.I. n° ...) y al hecho consistente en la supuesta evasión de pago de la suma de $
1.235.261,04 en concepto de Impuesto a las Ganancias correspondiente al ejercicio fiscal 2008 al que se habría
encontrado obligada la contribuyente ALFRED L. WOLFF ARGENTINA S.A.” (cfr. fs. 78/83vta.)
C ontra este decisorio, interpuso recurso de apelación la apoderada de la querella AFIP-DGI (fs. 85/88) y con fecha 22 de
febrero de 2017, la mayoría de la C ámara a quo confirmó el sobreseimiento decretado por el juez de primera instancia
por motivos diversos a los expuestos en la resolución de primera instancia (fs. 118vta.).
En esta oportunidad, el tribunal de apelación se remitió al criterio sentado en su anterior intervención en la causa
principal -expte. C PE 1694/2014/2/C A1- en la que sostuvo que el hecho imputado a Juan Ernesto C urutchet no
encuadraba en una figura penal, y por tales razones confirmó el sobreseimiento dispuesto.
Es oportuno recordar que la C ámara en la intervención señalada entendió que “...una declaración jurada es engañosa
cuando contiene datos falaces, cuando procura hacer ver como verdadero algo que no lo es” y que el art. 36 de la RG
2150/06 -vigente al momento de los hechos-, “...contiene unos parámetros para que la administración tributaria atribuya
el carácter de recurrentes a las compras a algún proveedor, en función de la limitación cuantitativa establecida en el
Régimen Simplificado. Sin embargo, no puede entenderse que se trate de una modificación por vía reglamentaria de una
norma legal en cuanto a los conceptos deducibles en el Impuesto a las Ganancias.
Entenderlo de otra manera implicaría admitir una alteración en la base imponible del impuesto a las Ganancias, ya que
por la limitación establecida en el art. 29 del Anexo de la Ley del Régimen Simplificado se estaría impidiendo al sujeto
obligado deducir gastos efectivamente realizados y que habrían sido necesarios para obtener o conservar la ganancia
gravada, de modo que el tributo no solamente estaría alcanzando las ganancias, sino también parte de los gastos”.
Adunó que la querella “...solamente objetó la multiplicidad de facturas por parte de los proveedores, por lo que no puede
sostenerse que las facturas sean apócrifas”.
En tal orden de ideas agregó que “...no está acreditado en el caso que las facturas sean apócrifas, ni está probado que
la declaración jurada presentada sea engañosa, lo que no implica que no pueda corresponder un ajuste en el plano
procedimental fiscal e infraccional, materia ajena a esta instancia”.
3°) Ahora bien, conforme ha quedado reseñado, la cuestión a dirimir en estas actuaciones radica en si se encuentra
ajustada a derecho y a los elementos de prueba del caso la conclusión de los jueces de apelación, en punto a que no se
verifica un supuesto de “ardid o engaño” como requiere el tipo penal del art. 1° de la ley 24.769, en la conducta de Juan
Ernesto C urutchet, vinculada a la presentación de la declaración jurada correspondiente al Impuesto a las Ganancias por
el período fiscal 2008 de la contribuyente “ALFRED L. WOLFF ARGENTINA S.A.”.
En dicha presentación se dedujeron gastos por operaciones de compras efectuadas a Monotributistas, mediante las
cuales se habrían facturado de manera fraccionada las operaciones realizadas con cada uno de esos proveedores, a fin
de deducir dicho gasto de la liquidación del pago del Impuesto a las Ganancias al calificar como “recurrente” en los
términos del art. 36 de la R.G. 2150/2006.
Ingresando en el estudio de la cuestión traída a revisión jurisdiccional de esta C ámara, cabe recordar que el art. 1° de la
ley 24.769 establece que “Será reprimido con prisión de dos (2) a seis (6) años el obligado que mediante declaraciones
engañosas, ocultaciones maliciosas o cualquier otro ardid o engaño, sea por acción o por omisión, evadiere total o
parcialmente el pago de tributos al fisco nacional, al fisco provincial o a la C iudad Autónoma de Buenos Aires, siempre
que el monto evadido excediere la suma de cuatrocientos mil pesos ($400.000) por cada tributo y por cada ejercicio
anual, aun cuando se tratare de un tributo instantáneo o de período fiscal inferior a un (1) año”.
Se advierte a partir del estudio de la norma que el tipo penal prevé como constitutiva del delito de evasión la conducta
consistente en la ocultación maliciosa de la obligación tributaria.
En efecto, ello evidencia que el legislador ha integrado la figura con un plus, para que la omisión exponga la voluntad
manifiesta de obstaculizar la actividad de determinación del Fisco, ocultar la obligación tributaria en particular y la
situación impositiva del actor.
En definitiva, la cuestión radica en que el incumplimiento de la obligación tributaria sólo adquiere significación jurídico
penal cuando hubiere sido concretada por medio del despliegue de acciones u omisiones fraudulentas destinadas a no
ingresar total o parcialmente las rentas o aportes exigibles. Tal ocultación maliciosa no se verifica cuando el contribuyente
ha mantenido su contabilidad conforme a derecho, con claridad, ha preservado y entregado al organismo recaudador la
documentación respaldatoria, y su compulsa no conduce en el caso a concluir en un aumento artificial de la cantidad de
operaciones celebradas, como lo sostiene el recurrente.
Se ha señalado al respecto que “...no debe perderse de vista que si bien es cierto que mediante la declaración jurada se
presenta en forma sintetizada la información para su conocimiento al Fisco, hay un deber legal sobre los contribuyentes
de llevar libros y guardar por determinado período de tiempo las constancias documentales que dan respaldo a los datos
en aquélla volcados. Estos al momento de fiscalizar son requeridos de exhibición por la administración fiscal, así como
todo otro dato útil para corroborar la veracidad de la declaración jurada” (Baigun, David; Zaffaroni (dir.), Eugenio Raúl
(dir.); C ódigo Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial; T.13; Bs. As.; Hammurabi; 2013; pág.
409 y sgte.).
De tal modo, ese plus al que me he referido podría configurarse por ejemplo, por la ocultación de la realidad económica
del contribuyente, por la realización de ventas no registradas o subfacturación del precio de venta de artículos, el pago
por operaciones simuladas, ocultación de ganancias obtenidas por la sociedad comercial, entre otros mecanismos, que no
se ha verificado en las presentes actuaciones toda vez que, conforme evaluaron los jueces de la C ámara de apelaciones,
el Fisco ha podido determinar en la fiscalización la obligación tributaria de la firma “ALFRED L. WOLFF ARGENTINA S.A.,
más allá de las discrepancias de criterio o interpretación de la normativa aplicable al caso en la materia, concretamente lo
vinculado con el art. 30 de la ley 25.865 y el RG 2150/06.

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En definitiva, la presentación de la declaración jurada del impuesto a las ganancias correspondiente al periodo fiscal
2008, no contiene los elementos de la figura de evasión tributaria, como se encuentra tipificada en nuestra legislación,
cuando no existen datos fehacientes que permitan dar cuenta de un accionar doloso por parte del contribuyente, más allá
de la calidad de “recurrentes” que gozaban los proveedores en los términos previstos en el art. 36 de la R.G. 2150/06.
Señala D’Alessio que “para ser punible en esta figura, ella debe ser acompañada del fraude, el cual se configura cuando
el resultado (la eliminación o disminución de lo adeudado) se logra utilizando las conductas que la norma describe,
aunadas en la ya añeja expresión ardid o engaño” (D’Alessio, Andrés J.; C ódigo Penal de la Nación C omentado y
Anotado; Tomo III - Leyes Especiales C omentadas; Buenos Aires; La Ley; 2010; pág. 1404 y sgte.).
En tal orden de ideas a fin de establecer la calidad de “recurrente” de los proveedores de la firma ALFRED L. WOLFF
ARGENTINA S.A., es oportuno señalar la normativa aplicable, por su parte el art. 36 del RG 2150/06 (vigente al momento
de los hechos) reza : “A los efectos de las limitaciones dispuestas en el Artículo 30, tercer párrafo, del "Anexo", revisten el
carácter de "recurrentes", las operaciones realizadas con cada proveedor en el ejercicio fiscal, cuya cantidad resulte
superior a: a) VEINTITRES (23), de tratarse de compras, o b) NUEVE (9), de tratarse de locaciones o prestaciones.”.
Así mismo el art. 30 de la Ley del Régimen simplificado para Pequeños C ontribuyentes señala que “Los adquirentes,
locatarios o prestatarios de los sujetos comprendidos en el presente régimen sólo podrán computar en su liquidación del
Impuesto a las Ganancias, las operaciones realizadas con un mismo sujeto proveedor hasta un total del diez por ciento
(10%) y para el conjunto de los sujetos proveedores hasta un total del treinta por ciento (30%), en ambos casos sobre el
total de las compras, locaciones o prestaciones correspondientes al mismo ejercicio fiscal[...].
La limitación indicada en el primer párrafo del presente artículo no se aplicará cuando el pequeño contribuyente opere
como proveedor o prestador de servicio para un mismo sujeto en forma recurrente, de acuerdo con los parámetros que a
tal fin determine la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)”, (el resaltado me pertenece).
De tal modo, la forma en que el contribuyente hace figurar sus operaciones para deducir ganancias, siempre y cuando
no colisione con la norma legal, y no utilice un camino antijurídico, no resulta punible por cuanto no se le puede pedir al
contribuyente que utilice la forma más gravosa para cumplir con sus obligaciones tributarias en detrimento de su propio
patrimonio.
En esa línea nuestro Máximo Tribunal ha sostenido que “...no es menos cierto que tampoco es reprensible el esfuerzo
honesto del contribuyente para limitar sus impuestos al mínimo legal” (conf. arg. Fallos: 241:210; 308:215, entre otros).
Por su parte el recurrente hizo referencia a la “economía de opción”, en tal sentido D’Alessio señala que la “economía de
opción” o “elusión”, a diferencia de la “evasión”, “...es que la primera nunca puede tener conminación penal, toda vez que
no existe un deber moral ni jurídico de elegir la opción más beneficiosa para el fisco, o más perjudicial para el
contribuyente.” Señala que conforme Villegas “...cualquiera puede ordenar su patrimonio o sus intereses de tal manera
que el impuesto tenga la menor incidencia posible en su patrimonio. El deber moral, como el deber cívico, no llegan hasta
obligarlo a tomar el camino más provechoso para el Tesoro” (D’Alessio, Andrés J.; C ódigo Penal de la Nación C omentado
y Anotado; Tomo III - Leyes Especiales C omentadas; Buenos Aires; La Ley; 2010; pág. 1419y sgte.).
Por ello, la crítica esgrimida debe ser rechazada al entender que en el caso de autos, el obrar financiero elegido por el
contribuyente, resulta una de las modalidades que la ley prescribe para beneficiarse con normas tributarias sin falsear la
información entregada al fisco, es decir sin ardid ni engaño.
En razón de lo expuesto, y analizados los planteos del recurrente, se advierte que el decisorio impugnado resulta
ajustado a derecho y resulta derivación razonada de los elementos del caso, en tanto no se encuentra configurado el
elemento “ardid o engaño” que reclama el tipo penal para la modalidad descripta por la norma como “ocultaciones
maliciosas”, por lo que la conducta atribuida a C urutchet no constituye delito.
Por ello, el pronunciamiento puesto en crisis cuenta con los fundamentos jurídicos suficientes que impiden su
descalificación como acto jurisdiccional válido, todo ello con observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la
acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los jueces naturales -Fallos: 125:10; 127:36; 189:34; 308:1557.
Finalmente, cabe referir que atento que el sobreseimiento aquí recurrido se funda en la atipicidad de la conducta
atribuida a Juan Ernesto C urutchet, el agravio vinculado con el alegado carácter prematuro del sobreseimiento dictado
deviene insustancial.
4°) Por último, entiendo que no corresponde hacer lugar a la solicitud de eximición de costas en la instancia, efectuada
por la recurrente.
Ello pues las mismas deberán ser impuestas a esa parte en función del principio previsto en el artículo 531 del código de
rito, por cuanto expresa “las costas serán a cargo de la parte vencida...”.
En este sentido, cabe resaltar que en nuestro sistema procesal impera como regla general el hecho objetivo de la
derrota como base para la imposición de costas, por lo cual este agravio no tendrá acogida favorable.
-II-
Por lo expuesto, propongo al acuerdo REC HAZAR el recurso de casación deducido por la querella, C ON C OSTAS (arts.
470 y 471 -a contrario sensu-, 530, y cdtes. del C PPN). Tal es mi voto.
La señora Juez Dra. Liliana Elena C atucci, dijo:
El examen de las constancias de la causa permite afirmar que la conclusión remisoria se aviene a las constancias del
expediente y al derecho vigente, razón por la cual ha de ser avalada en esta instancia.
C omo contrapartida, se observa que la parte querellante no asume ni controvierte esos argumentos, sino que insiste en
plasmar una mera divergencia con el criterio del juzgador, insuficiente para descalificar la resolución cuestionada como un
acto jurisdiccional válido en los términos de la conocida jurisprudencia del Superior.
En efecto, la querellante insiste en que la declaración jurada presentada debe considerarse engañosa o maliciosa pues
ostenta una intencionalidad evasora del contribuyente, pero ello no se refleja en las constancias de la causa.
En concordancia con la opinión de los magistrados de las instancias previas, de su repaso surge que en el marco de las
tareas fiscalizadoras se detectó que la declaración jurada del Impuesto a las Ganancias correspondiente al ejercicio fiscal
2008 exteriorizaba una simulación de una cantidad de operaciones de compra mayor a la efectivamente realizada a los
fines de no pagar el impuesto respectivo; concretamente, se advirtió durante la fiscalización que se dedujeron gastos por
operaciones de compras efectuadas a monotributistas, mediante las cuales se habrían facturado de manera fraccionada
las operaciones realizadas con cada uno de esos proveedores a fin de deducir dicho gasto de la liquidación del pago del
Impuesto a las Ganancias al calificar como “recurrente” en los términos del art. 36 de la R.G. AFIP 2150/2006.
Sin embargo, dicha conducta no resulta ser una ocultación de la real situación patrimonial de la empresa, pues el
contribuyente ha mantenido su contabilidad conforme a derecho y ha conservado y presentado al Fisco la documentación
respaldatoria de sus operaciones, por lo que claramente se advierte que el ente recaudador no fue sujeto pasivo de
ningún ardid o engaño, sentido en el que es elocuente toda la información aportada por la firma.

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Al respecto, es ilustrativo lo resuelto por esta Sala I de este Tribunal in re: “Efron, Ariel Hernán y otros s/recurso de
casación”, causa n° 9128, Reg. n° 12.420, rta. el 22 de agosto de 2008, y sus citas, en cuanto a que:
“...las modificaciones introducidas por la Ley 24.769 en el régimen tributario ha sido la limitación de los tipos penales de
peligro que contenía la ley 23.771, referidos a comportamientos que por sí mismos tenían la virtualidad de afectar el
normal desenvolvimiento económico y las tareas de fiscalización estadual”.
“La hacienda pública consistente en la actividad financiera del Estado que comporta la obtención de recursos destinados
a cumplir con los fines de aquél se erige así como el bien jurídico tutelado por el... sistema vigente”.
Allí señalé que la figura prevista en el artículo 1° de la citada ley 24.769, “...constituye la modalidad más típica de los
delitos tributarios de daño y consiste en el incumplimiento doloso de las obligaciones tributarias mediante el empleo de
maniobras engañosas o ardidosas enderezadas a impedir que el Estado detecte el perjuicio sufrido.”.
Remarque que la evasión simple requiere ardid o engaño y el perjuicio patrimonial y que su objeto es “...obtener una
ventaja patrimonial, procurando que el Estado no advierta el daño padecido, dificultando o impidiendo la fiscalización de
tributos para lograr la impunidad. De este modo el engaño se traduce en la acción u omisión tendiente a facilitar el
apoderamiento ilegítimo del tributo por parte del obligado, obstaculizando o impidiendo que se advierta el perjuicio
irrogado.”.
También resalté que “...la problemática planteada en el caso sub examine se inscribe dentro del sistema de
autoliquidación de impuestos establecido por la ley 11.683. En efecto, cabe recordar que los deberes formales son las
obligaciones impuestas como medios para lograr que los sujetos que deben cumplir con esa carga desarrollen un accionar
que le permita al ente recaudador conocer y ejecutoriar los tributos. Entre estos deberes formales se encuentra el de
declarar, que genéricamente abarca toda manifestación de conocimiento que deba practicarse ante la autoridad
correspondiente sobre hechos tributarios relevantes.
La violación del deber formal de comunicar datos constituye un ilícito tributario que tiene como principal característica la
de no producir ningún perjuicio inmediato a la renta fiscal, ya que se trata de conductas que en principio sólo importan un
peligro.”.
“El sistema de “autoliquidación de impuestos” hace recaer en el sujeto obligado el deber de proceder a determinar su
obligación tributaria, presentar los formularios oficiales ante el ente fiscalizador e ingresar el pago del saldo si
correspondiere abonar el impuesto, de allí que se las denomine “declaraciones tributarias liquidativas”.
A su vez, “El artículo 11 de la ley 11.683 establece que la “...determinación y percepción de los gravámenes que se
recauden de acuerdo con la presente ley, se efectuará sobre la base de declaraciones juradas que deberán presentar los
responsables del pago de los tributos en la forma y plazos que establecerá la ADMINISTRAC IÓN FEDERAL DE INGRESOS
PÚBLIC OS...”. Si bien el texto puede llevar a la conclusión de que la determinación se efectúa sobre la base de las
declaraciones juradas y no mediante ellas, el acto es de índole formal y no resulta constitutivo de la obligación tributaria.”.
“La declaración importa un reconocimiento de la obligación tributaria por parte del sujeto obligado pero, a su vez, resulta
exigible el cumplimiento de una carga adicional de suministro de información relativa al hecho imponible, aclaraciones,
etc. que participan del carácter de declaración jurada (declaraciones juradas informativas), aunque en rigor constituyen
informaciones especiales y accesorias de las primeras cuyo objeto es el de facilitar el control de los datos aportados en
estas últimas.”.
En ese contexto, y en lo pertinente, llevo dicho en la misma Sala I al expedirme en la causa N° 5285, registro N° 6679,
“Schvartzman, Hugo J. Schvartzman, Héctor D. s/rec. de casación”, resuelta el 30 de abril de 2004, que “...para evaluar la
idoneidad del ardid empleado, necesariamente se debe tener en cuenta la modalidad operativa del ente recaudador y su
capacidad práctica de detectar y bloquear el eventual ilícito. En caso de que el ardid o engaño empleado por el sujeto
activo sea fácilmente detectable, ya por lo burdo de la maniobra o debido a la rutinaria y normal diligencia del sujeto
pasivo en el desarrollo de sus facultades de control, deberá ser encuadrado en la figura infraccional del artículo 46 de la
ley 11.683 (t.o. 1998 y mod.). Por el contrario, cuando el ardid o engaño detenta tal gravedad que torna prácticamente
imposible detectar la maniobra mediante el rutinario y normal control...la conducta ilícita encuadra en el tipo penal
previsto por el artículo 1° de la ley penal tributaria 24.769. Esta diferenciación propuesta, es sólo una manera de
particularizar una fórmula genérica de distinción entre delitos e infracciones económicas que puede enunciarse de la
siguiente manera: ‘Si la conducta imputada ilícita es de tal gravedad que compromete seriamente el control estatal (fiscal,
aduanero, cambiario, etc.), al exigir un esfuerzo fuera de lo normal para detectarla, debe ser encuadrada como delictual.
Por el contrario, si la conducta desarrollada es fácilmente detectable mediante el rutinario pero adecuado control, debe
ser encuadrado como infraccional’. En otras palabras, a efectos de distinguir dos ilícitos dolosos, uno delictual y otro
infraccional, debe estarse a la menor o mayor afectación al bien jurídico tutelado. Reitero entonces que considero que la
relación causa-efecto entre el fraude desplegado y el error en que incurre el Estado, conjuntamente con la capacidad
práctica y modalidad operativa del ente controlador, deben ser suficientemente analizadas en el caso concreto, a fin de
determinar la gravedad y magnitud del engaño causado, ya que en tales graduaciones debe buscarse la diferencia entre
delitos e infracciones económicas” (conf. C .N.C .P., Sala I, causa n° 6618, “Müller, C arlos Eusebio s/ recurso de casación,
Reg. N° 8626, rta. el 22-03-2006).
En el contexto de examen, y constatada en la pesquisa una mera discrepancia de criterio o interpretación de la
normativa aplicable al caso (art. 30 de la Ley 25.865 y el art. 36 de la R.G. AFIP n° 2150/06 -al momento de los hechos,
actualmente modificada-) por parte del organismo recaudador, entiendo que no se ha configurado delito, sin perjuicio de
que eventualmente pueda verificarse una infracción de naturaleza administrativa.
C orolario de ello, resulta que las protestas introducidas por la querella demuestran su disconformidad acerca de la forma
en que los órganos jurisdiccionales a quo evaluaron la totalidad de las pruebas colectadas durante la tramitación del
presente proceso que conducen indefectiblemente al sobreseimiento del encartado en el suceso investigado.
En definitiva, la resolución impugnada ha sido sustentada razonablemente y los agravios del recurrente sólo evidencian
una opinión diversa sobre la cuestión debatida y resuelta (C .S.J.N. Fallos 302:284; 304:415; entre otros); decisión que
cuenta, además, con los fundamentos jurídicos mínimos, necesarios y suficientes, que impiden la descalificación del fallo
como acto judicial válido (Fallos: 293:294; 299:226; 300:92; 301:449; 303:888, entre muchísimos otros).
Por último, la solicitud del recurrente de ser eximido de la imposición de costas en la instancia, tampoco es viable pues
no se advierten motivos para el apartamiento del principio objetivo de la derrota previsto en el artículo 531 del C ódigo
Procesal Penal y la resolución impugnada no aparece privada de razonabilidad y se encuentra fundada con las
circunstancias concretas de la causa, de conformidad con los lineamientos trazados por el Superior en Fallos “causa P. 187
“Recurso de hecho Pomponi, Jorge Francisco y otros s/robo en poblado y en banda con efracción “, rta. el 27 de mayo de
2004.
Por lo expuesto, y por compartir los argumentos vertidos por la doctora Ana María Figueroa, adhiero a lo expuesto y al
rechazo del recurso de casación articulado por la querella, con costas.
Tal es mi voto.
El señor juez doctor Eduardo R. Riggi dijo:

eol.errepar.com/sitios/ver/html/20180503123634932.html?k=evasion 4/5
19/4/2019 Curuchet, Juan Ernesto s/recurso de casación
Por coincidir sustancialmente con el voto de la doctora Ana María Figueroa, que ya cuenta con la adhesión de la doctora
Liliana E. C atucci, habremos de emitir el nuestro en idéntico sentido.
Tal es nuestro voto.
Por ello, en mérito al resultado habido en la votación que antecede el Tribunal RESUELVE: REC HAZAR al recurso de
casación deducido por la querella AFIP-DGI, C ON C OSTAS (arts. 470 y 471 a contrario sensu, 530, y cdtes. del C .P.P.N.).
Regístrese, notifíquese y comuníquese (Acordadas C .S.J.N. N° 15/13, 24/13 y 42/15).
C úmplase con la remisión ordenada, sirviendo la presente de muy atenta nota de envío.

Fecha de firma: 20/03/2018


Alta en sistema: 21/03/2018
Firmado por: GUSTAVO M. HORNOS, JUEZ DE C AMARA FEDERAL DE C ASAC ION PENAL
Firmado por: ANA MARIA FIGUEROA, JUEZA DE C AMARA FEDERAL DE C ASAC ION PENAL
Firmado por: EDUARDO RAFAEL RIGGI, JUEZ DE C AMARA FEDERAL DE C ASAC ION PENAL
Firmado por: LILIANA ELENA C ATUC C I, JUEZ DE C AMARA FEDERAL DE C ASAC ION PENAL
Firmado (ante mi) por: WALTER DANIEL MAGNONE, SEC RETARIO DE C AMARA

Cita digital: EOL JU184619A Editorial Errepar - Todos los derechos reservados.

eol.errepar.com/sitios/ver/html/20180503123634932.html?k=evasion 5/5

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