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Universidad Tecnológica de Santiago

UTESA

 Asignatura:
Cultura y Civismo (026)

 Clave:
SOC-700-026

 Tema:
Capítulo III “Las transformaciones del sistema de partidos”.

 Presentado por:
Lisbeth Guzmán 2-16-0396
Paola Ureña 2-16-1641
Gabriela Santana 2-16-1303

 Primer ciclo 2017

6 de abril del 2017


Santiago, República Dominicana.
Se ha convertido en común la opinión de que los partidos políticos están
en crisis. Los sondeos de opinión indican como la población desconfía
de los mismos y sin embargo religiosamente la gente acude a las
elecciones y vota masivamente.

Esta crisis se debe en primer lugar a la desaparición de los grandes


líderes históricos del moderno sistema de partidos en República
Dominicana, afectando el ejercicio de la política y en particular al mismo
sistema de partidos.

El estado se encuentra hoy agotado; no porque el Estado haya perdido


capacidades y recursos, sino porque su función de dirección económica
en gran medida ha desaparecido, estando la dinámica de desarrollo en
manos privadas.

Dentro del proceso continuo por el cual el sistema de partidos ha


atravesado los diversos momentos políticos mediante los cuales se fue
constituyendo, se encuentran:

 El estatismo autoritario:
Esta modalidad pertenece a Balaguer, para quien el Estado era el
eje constructor de la sociedad y la economía, o sea, el eje de la
movilización política. Fortaleció un liderazgo autoritario, apoyado
en los militares, altamente concentrado en la figura del Presidente.
Bloqueó a la competencia política electoral.

 Democracia elitista:
Para Juan Bosch el partido era el agente de ordenamiento de la
política, o sea, el partido era una elite dirigente de la organización
social. La democracia era una condición innegociable a la hora de
definir los espacios de articulación del sistema político.

 Populismo democrático:

Pertenecía a Peña Gómez, quien veía el Estado como mediación


necesaria para la construcción popular, reconocía el partido como
un agente mediador entre sociedad y Estado, pero al servicio
popular, no de la elite.
La muerte de los caudillos y la política de partidos
La desaparición de los caudillos modernos a principios del siglo XXI
abrió una nueva etapa en la política dominicana moderna.

En el caso de Balaguer, para asegurar la lealtad del séquito inmediato el


líder ensayaba la circulación de sus funcionarios. En el caso de Bosch,
al contrario de Balaguer este reducía a lo mínimo el círculo del séquito.
El caso de Peña Gómez es distinto. En este caso las cadenas de
mediaciones entre líder y su base de masas eran múltiples de modo que
el líder no podía pretender controlarlas.

La desaparición de los grandes caudillos género una transformación


radical del orden descrito. En su defecto, es la política mediática que ha
sustituido los vacíos de liderazgo, produciendo, dos resultados muy
concretos: 1) Un enfoque pragmático, conservador y limitado a las
urgencias coyunturales. 2) La radicalización de la práctica clientelista.

Sólo el PLD ha producido un liderazgo cohesionador en lo interno. En el


PRD el liderazgo se ha fragmentado y hasta la división que produjo la
salida de la mayoría. En el PRSC el liderazgo también se ha
fragmentado, pero sin el respaldo de un aparato burocrático estable.

La élite política que ha pasado a controlar el Estado (organizada en el


PLD) potencia hoy a niveles insospechados su capacidad de control de
la potencia electoral. El deterioro de la institucionalidad democrática y
las dificultades de construcción han brindado al PLD grandes
posibilidades de fortalecimientos.

El PLD es hoy el partido hegemónico y el que de alguna manera


constituye el modelo más desarrollado de la organización clientelista.
Hay muy poca información empírica sistematizada sobre la práctica
clientelista. Paradójicamente, eran las ciudades pequeñas y las áreas
rurales donde se observaba una mayor prevalencia clientelista, dada la
alta concentración urbana del país. Aquí se muestra claramente la
dinámica de la lógica política clientelista: los pobres reciben
efectivamente favores, a cambio de su lealtad a quienes controlan el
poder.
Populismo mediático, clientelismo e hiper-presidencialismo
corporativo:
Aun cuando se sostenga que el poder de los medios de comunicación
modernos no sustituye la relación del líder con la gente correcta, lo cierto es
que todo indica que los medios, la cultura mediática en la era de la
información, parecen haber sustituido en algunos aspectos el recurso a la
acción de masas como el mecanismo central de movilización política. Pero de
igual forma la presencia de los medios de comunicación modernos en la
política contemporánea va más lejos. En la vida diaria, en cierto modo puede
sostenerse que los medios sustituyen la acción de masas haciendo de la
relación política un espacio difuso.

A su vez, la cada vez mayor presencia de las redes sociales en la política


moderna no solo lleva información inmediata a la gente, sino que la diversifica
en sus fuentes, al tiempo que le permite al ciudadano una intervención directa
en la formación de la opinión pública.

El hiper presidencialismo delegativo es el eje articulador del poder corporativo


del PLD. Pero ese poder corporativo ha tendido a establecer una distancia
entre el aparato de mando de la organización y su propia base política
organizada. De esta forma la organización se ha convertido en una especie de
primer frente de la política clientelar del Estado hacia la sociedad. Ahora bien,
la política de facción por definición produce y se desarrolla en el conflicto.
Ciertamente, la facción constituye en ese marco un elemento necesario para
la débil conexión del aparato político en su conjunto con los electores, pero a
su vez resulta un componente que dificulta la legitimación del aparato político
en su conjunto.

Política internacional
El PLD desde su fundación otorgó a las relaciones internacionales en un lugar
central en su visión de la política y en sus estrategias de alianzas y relaciones.
Bosch tenía una clara conciencia de la importancia de las relaciones
internacionales para la política en los niveles del Estado nación. Insistió
permanentemente en la necesidad de que toda estrategia y acción política
nacionalmente delimitada debía siempre apreciar la esfera internacional en su
evolución coyuntural y de largo plazo. Leonel Fernández, que sucedió a
Bosch en sus ejercicios de gobierno siempre priorizó sus relaciones
internacionales como un componente determinante de su accionar político
nacional.

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