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Juan iba camino a su casa, cuando de pronto le llama la atención unos gritos que se

escuchan de un hotel abandonado, el cual tenía 5 pisos. El entra a ese hotel, y al


entrar sintió el verdadero terror por lo que había y se escuchaba allí. En el subsuelo se
encuentran los asesinos, donde son castigados sin ver la luz natural, en un cuarto
cerrado solo con una puerta y una rendija, donde allí pasa una bandeja con alimentos,
y una cubeta para sus necesidades. Estos asesinos son así de castigados, ya que
después de terribles actos aberrantes no merecen ver la luz del día, y estar alejados de
otras personas hasta sucumbir su último aliento. Luego, Juan sube al primer piso
donde allí se encuentran los mentirosos, en cuartos con cámaras sin que ellos
supiesen. A esos mentirosos se les manda a realizar tareas y al finalizar estas, se les
pregunta lo que hicieron durante el día, y si dicen mentiras se les arrojaría agua
completamente fría con una manguera de bombero. Al escuchar otros gritos de auxilio
Juan sube al segundo piso, donde allí se encuentran los estafadores, los cuales se les
hace trabajar día y noche, y con el trabajo pagar lo que estafaron o timaron, más una
compensación a las víctimas por los daños causados. Juan oye otros gritos, que vienen
del tercer piso, donde ahí se encuentran los ladrones, a estos por cada causa delictiva
se les corta un dedo de la mano y se les da de comer día por medio. Y en el último piso
se encuentran los violadores, encerrados en un cuarto completamente oscuro, atados
a una silla, los cuales los mismos serán castrados.

Consigna 2

Mi selva oscura en mi vida cotidiana es la inseguridad. A base de esto me lleva a ser


una persona desconfiada e integrarme a los pares. A lo largo de mi vida me ha
sucedido confiar en ciertas personas que creía que eran sinceras y reales, cuando en
realidad siempre tenían alguna actitud que me hacia darme cuenta que yo no estaba
en el lugar correcto, que merecía muchísimo más que estar perdonando actitudes que
no tenia porque aguantar, que realmente merecía recibir lo que daba y no tan solo
migajas. Muchas veces he sentido que no saben valorar mi fidelidad y mi lealtad, ya
que me considero una persona honesta, con valores inculcados, con muchas cosas
buenas para dar, una persona la cual haría todo por el otro sin importar que tan mal
me sienta yo misma. En esta situación mis fieras son el miedo y la traición, las cuales
me hacen negar a conocer gente nueva, a entregarme al otro, a creer que existen
personas cordiales en el mundo y capaces de dar lo que alguien bueno realmente se
merece. Ese miedo que no me permite abrirme como realmente me gustaría hacerlo, y
el pensar que cada persona que entra en mi vida en algún momento que me va a
traicionar o fallar. Desearía volver ser una persona que le costase menos el confiar y
darse cuenta que no todos van a tener el mismo comportamiento y que las personas
buenas realmente existen. Y mi Virgilio en toda esta situación es mi amiga de la
infancia que siempre ha estado al pendiente de estos problemas y es ella quien me
hace recapacitar e intentar ver las cosas de otra manera y hacerme entender que no
todo aquel que quiera acercarse a mi me va a lastimar o despreciar todo aquello bueno
que llevo en el corazón.

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