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Antonio Sandoval Ildefonso

Presentación

Mi nombre es Antonio Sandoval Ildefonso, antropólogo mixe o Ayuuk y


maestrante en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Mi interés en este
semillero estriba en la agenda antirracista. Para repensar dicha cuestión, me
enfoco en una dimensión cultural que tiene que ver con la expresión cultural de
los pueblos indígenas, la literatura, muchas veces denostada y llevada al grado
de ser infantilizada en muchos espacios, entre comillas “intelectuales”, esta
dimensión cultural se ha mantenido subterránea dentro de los estudios
antropológicos, culturales, sociales y económicos, pero justo en años recientes
se ha volteado a este territorio, aún movedizo (en estos espacios) pero con un
piso solido en otros, aunque pequeños, como es el espacio de los creadores de
la literatura indígena en estos inicios del siglo XXI. Si bien el concepto enmarca
en su seno una raíz racista como la palabra que lo denota “indígena”, me parece
que es un buen punto para hacer una contrapropuesta, que puede señalar,
caracterizar y denunciar las múltiples dinámicas racistas sobre las diversas
culturas, que no sólo radican en lo evidente, como podrían ser los datos de la big
data, censos poblaciones, índices de desarrollo y etc., que al cuantificar,
expolian otras dinámicas racistas no sólo importantes, sino a veces
trascendentales, como lo es la expresión estética cultural cualitativa. En este
sentido, la literatura indígena no sólo apuesta por una expresión oral escrita
distinta, sino también por una posición estética diversa a la visión hegemónica
de la literatura, muchas veces racista. Es, sólo para este caso, uno de los tantos
frentes de lucha de la agenda antirracista, pero existen más, no sólo literarias,
como lo son la música, el arte, la artesanía, la danza y un amplio etcétera, pero
que en el particular caso de la literatura, podríamos decir que se destaca la
transformación de la técnica de lucha, que no es sólo la lucha oral donde se da
esa literatura como se venía gestando hasta hace algunos años, sino que hoy
también se ha vuelto escrita. Es como en el caso del Semillero, que a partir de la
tecnología, podemos creas espacios como estos, importantes para pensar el
racismo sobre nuestras culturas, y que sin ellos, no podríamos llevarlo a cabo.

Preguntas del Semillero

¿qué experiencias tengo de redes de soporte, qué si funciona, qué no?

Las redes que se han tejido en el pasado suelen dejan de funcionar cuando las
condiciones que la hacen comunidad, dejan de existir. Dígase juventud,
escolaridad, o espacio social frecuentado, sumado también a su financiarización.
Lo que me parece importante siempre tener presente, es esa condición de
finitud, para poderle hacerle frente. Me parece que en este caso, las redes
solidarias de compromiso son ideales, y el gesto que los acompaña, que son en
muchos casos, la disponibilidad de tiempo, en calidad y cantidad, que responde
siempre a una amistad política, intelectual y afectiva reciproca.

¿Qué ventajas o desventajas tendría crear una red entre jóvenes afro-
descendientes e indígenas?

Siempre es bienvenida la creación de redes solidarias, en este caso porque la


cultura afrodescendiente junto con la de los indígenas pertenece a un sector
realmente pauperizado y comparte no sólo cuestiones de clase sino también, de
caracterización pigmentocrática en la escala de aceptación simbólica de la
ciudadanía nacional.
Siempre la narrativa estatal va en contra de estos sectores sociales en todos
los ámbitos, mantenida siempre en los márgenes. Hacer una red que impulse la
crítica y que haga una contranarrativa estatal no sólo es necesaria sino
fundamental. La desventaja tal vez devenga en esto, la relación con el Estado,
ya que por lo menos, en mi humilde observación, algunos de estos sectores
están en búsqueda del reconocimiento estatal y otros en cambio, en contra de
esa visión paternalista del Estado. Y en cierta medida, el pulso juvenil sobre
estas dos líneas de acción es definitoria en las próximas décadas.

¿cómo podrían redes ser espacios anti-racistas que a su ves desarrollen


agendas antirracistas?

Me parece que en este punto sería, como dicen algunos geógrafos, producir el
espacio antiracista, libre de esa valorización multifactorial que se ha impregnado
en muchos espacios de la vida y la sociedad, que universalizan un tipo de idea
de humanidad blanca cuando hay miles de culturas distintas a ella. Producir un
espacio así, es también procurar relaciones sociales en el marco no sólo de la
tolerancia, sino de la aceptación de esas diferencias que le dan diversidad a la
humanidad, y que le proporcionan, prácticas culturales distintas a las racistas,
regularmente dadas en otros espacios. Y a partir de un piso medianamente
solido, generar una agenda.
Por agenda, es claro que se deben posicionar distintas rutas, como política,
cultura, educación, economía y un variado etcétera, que primero debe tener un
estudio panorámico actual de las culturas indígenas y afrodescendientes en
referencia a estos temas, para pasar a una estrategia de trabajo en cada uno de
estos aspectos. La agenda parte de un inicio pasivo intelectual a uno activo
estratégico sobre terreno que nos dará pasos cíclicos a una agenda antirracista
en America Latina.

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