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Unidad 1

Introducción a la Bioética
Dra. Beatriz Vanda Cantón

¿Qué es la Bioética?
La palabra bioética fue un término acuñado en 1970 por un cirujano oncólogo
llamado Van Rensselaer Potter y se entiende como la “ética de la biología”
1

es decir, como el estudio sistemático de la conducta humana, a la luz de la ética,


en relación con las ciencias de la vida y la salud, incluyendo la consideración del
entorno ecológico, demográfico y ambiental.2
La bioética no se limita a la ética médica, sino que comprende las relaciones del
ser humano con los demás vivientes y con los ecosistemas,3 lo que implica una
responsabilidad por todas las formas de vida.4 Para Albert Schweitzer (premio
Nobel de la paz) la bioética es el respeto ilimitado por todas las formas de vida.5
Es una disciplina que surgió para tratar de dar repuesta a una serie de dilemas
que se presentaron a raíz de los vertiginosos adelantos en la biomedicina, como
fueron:
¾ Las cirugías oncológicas que comprendían desarticulaciones extensas y
hemicorporectomías, y la manera en que esto repercutía en la calidad de vida y
el estado emocional de los pacientes.
¾ Bajo qué criterios elegir a los pacientes con insuficiencia renal que podían tener
acceso a las máquinas de hemodiálisis.
¾ La experimentación biomédica que se hizo en seres humanos, algunos de los
casos paradigmáticos fueron los siguientes:
- El caso Tuskegee que consistió en inocular Treponema pallidum en sujetos
de raza negra en un pueblo de Estados Unidos de Norteamérica, y no darles
tratamiento para poder estudiar la historia natural de la sífilis.
- Los experimentos que los nazis llevaron a cabo con los prisioneros durante la
2ª guerra mundial.
- Un estudio en niños con síndrome de Down (también en los E.E.U.U.) a
quienes se les inoculó con virus de la hepatitis B.

¾ Los primeros trasplantes de corazón y cómo definir el momento de la muerte


clínica, así como los criterios para seleccionar a los receptores de los
trasplantes.
¾ La crisis del modelo médico paternalista en la relación médico-paciente, así
como el derecho de los pacientes a la información y el respeto a su autonomía
en la toma de decisiones terapéuticas.6
En la actualidad otros dilemas que se han sumado a la reflexión bioética, son los
derivados de los avances en la biología molecular, la ingeniería genética y la
decodificación del genoma (la clonación y la manipulación genética de plantas y
animales), el aborto, la eutanasia, y los problemas ecológicos, tales como: la
amenaza a la biodiversidad, la contaminación ambiental y la extinción de especies,

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que han puesto en peligro el equilibrio de la vida en el planeta y el bienestar de
todos los seres vivos, y es precisamente la bioética quien tiene la función de
humanizar la ciencia y la tecnología y fungir como árbitro entre éstas y la biosfera.
La medicina en cualquiera de sus especializaciones, ofrece servicios que se
pagan, por lo que muchos la consideran un negocio como tantos más. Esto
aunado a la tecnificación y la manera de explicar los fenómenos biológicos en
términos de la física, hicieron que la Medicina se fuera “divorciando” de las
humanidades, cuando en el mundo antiguo, estaba íntimamente ligada a la
filosofía. Hoy en día la corriente mundial es que la Medicina “vuelva a sus raíces”,
reencontrándose con las humanidades, y la bioética es el puente para que ello
suceda.
En la cultura occidental se tiene la costumbre de valorar los actos y situaciones
como ventajosos o desfavorables, dependiendo cómo afectan a los intereses de
nuestra especie; pensado que nada tiene sentido ni valor en sí mismo, a no ser
que el ser humano se lo otorgue;7 pero la bioética está aquí para hacernos mirar a
los otros, para recordarnos que no estamos solos como especie y que debemos
considerar a las otras formas de vida que comparten con nosotros este planeta.
Dado que el médico veterinario trabaja con seres vivos y es responsable de la
vida, la salud y el bienestar de los animales que le son confiados, no puede
permanecer ajeno a la reflexión bioética actual, sino que esta disciplina debe estar
integrada a su práctica profesional.

Distinción entre ética, moral y deontología


Para comprender qué es la bioética, en necesario remontarnos a la ética, ya que a
partir de ella, la bioética adquiere su metodología y su sustento teórico.
La ética es una rama de la filosofía que se dedica a la reflexión crítica de los
principios que guían nuestras decisiones y nuestro comportamiento.8 Su finalidad
es hacer del mundo un lugar mejor, reduciendo los sufrimientos y aumentando la
felicidad, poniendo en práctica la equidad y el respeto por los demás.9
Aunque ética y moral se relacionan y en ocasiones los términos se emplean
indistintamente, no son lo mismo. La moral se refiere a la conducta que por
acuerdo o consenso de la sociedad, se ha considerado como correcta o
incorrecta,10 y comprende los códigos de conducta, las normas y reglas sociales o
religiosas -vigentes en un grupo social determinado, en un momento dado, por lo
que puede ser arbitraria-; mientras que la ética se apoya en un análisis racional de
la conducta, exigiendo su fundamentación. Podría decirse que la moral se
pregunta qué conducta es correcta o incorrecta, mientras que la ética va más allá
al preguntarse por qué cierta conducta es considerada como correcta o
incorrecta;11 es decir, ¿por qué se deben hacer o no hacer ciertas cosas?, ¿para
qué se hacen? y ¿cómo se hacen?, la ética pues, valora los medios tanto como
los fines, por lo que para la ética el fin nunca justifica los medios.
Dicho de otra forma, la moral se refiere a la manera de comportarse, mientras que
la ética es una reflexión consciente para saber decidir libre y responsablemente

2
por lo que es mejor. 12 La ética no es lo mismo que los valores, la “buena
educación”, ni la deontología.
La deontología es la ciencia de los deberes, determina obligaciones que han de
cumplirse en circunstancias específicas, y plasma estos deberes en leyes,
normas, reglamentos y códigos de carácter obligatorio, por lo que a diferencia de
la Ética, tiene facultad de sancionar. En condiciones ideales las leyes no debieran
elaborarse por consensos ni por simples opiniones, sino debieran estar
sustentadas en reflexiones éticas.

Principales corrientes filosóficas en bioética.


La bioética se apoya en varias corrientes de pensamiento, algunas hacen énfasis
en las intenciones de los actos y otras en sus consecuencias. A continuación se
presenta una síntesis de las principales teorías a partir de las cuales que se
reflexiona y se toman decisiones en bioética:
Ética utilitarista o consecuencialista.
Su juicio se basa principalmente en las consecuencias de las acciones. Sus
precursores fueron David Hume (1711-1776) y Jeremy Bentham (1748-1832), y su
principal exponente John Stuart Mill (1806-1873). Esta teoría dice que, dado que la
finalidad de la ética es la felicidad, las acciones orientadas a producir felicidad,
bienestar o satisfacción, se consideran buenas o deseables, mientras que las que
producen infelicidad, malestar o insatisfacción, tratan de evitarse y suelen
considerarse como indeseables o malas.13
El utilitarismo se llama así porque para estos filósofos lo bueno es considerado
útil, ya que produce felicidad y/o bienestar,14 -y no tiene nada que ver con un
sentido materialista o hedonista-, por lo que el término utilitarista no debe
emplearse en sentido peyorativo.
La ética utilitarista propone lo siguiente: Maximizar el bienestar y la felicidad, y
minimizar el dolor y la desdicha al mínimo posible; de manera resumida su lema
es: “Procurar el mayor bien posible para el mayor número de individuos, y el
menor mal posible en el menor número de individuos”.

Ética deontológica o basada en los deberes.


Está inspirada en Immanuel Kant (1724-1804), quien dice que la ley moral o la
ética emana de la propia razón, es decir del interior del individuo, y esta razón nos
impone las obligaciones que tenemos el deber de cumplir (sin importar las
intenciones ni las consecuencias de los actos). La ética deontológica se sustenta
en principios éticos que se expresan como fórmulas o principios formales que
aspiran a ser universales, y propone lo siguiente: “Obra de tal modo, que puedas
querer que la máxima en la que se sustenta tu actuar, se convierta en ley
universal”. Este es un criterio que permite discernir cuáles máximas son éticas y
cuáles no; sólo son correctas o justas las máximas universalizables. Y sólo son
sujetos de juicio ético los actos que se realizan de manera libre y autónoma.
Kant también propone que existen ciertos imperativos categóricos que la
conciencia demanda cumplir porque son buenos en sí mismos, y que nos obligan

3
a actuar de cierta manera. Uno de dichos imperativos es el siguiente: “Actúa de tal
manera que trates a los otros, nunca simplemente como un mero medio, sino
siempre y al mismo tiempo como un fin”.15 Es decir, que los demás, incluyendo a
los animales, no deben ser vistos sólo como instrumentos para alcanzar nuestros
fines.
Ética principialista o basada en principios.
Sus más conocidos exponentes son T.L. Beauchamps y J.F. Childress, quienes en
su famosa obra: “Principios de ética biomédica”, publicada en 1979, proponen una
serie de principios en el ejercicio de la práctica médica, algunos de estos son:10
los que se cumplen por deber (también conocidos como deontológicos), que
corresponden a los mínimos que se deben tomar en cuenta para una convivencia
sana y correcta, por lo que su cumplimiento se puede obligar jurídicamente. Estos
principios son:
– No maleficencia (que con los animales se traduciría como “mínimo daño”).
– Justicia o equidad (que con los animales se aplica como justicia retributiva).
Hay otros principios que se cumplen en conciencia, por el sólo convencimiento de
actuar bien, y no son obligatorios, corresponden a una ética de máximos y son:
– Beneficencia.
– Respeto a la autonomía (que en medicina veterinaria no se puede aplicar a
los pacientes, sólo a los clientes).

En caso de que exista conflicto entre estos cuatro principios, entonces se


jerarquizan de la siguiente manera: el de no maleficencia tiene preferencia sobre
todos los demás, el respeto a la autonomía del otro estaría en segundo lugar,
seguido de la justicia. El principio de beneficencia va al último, ya que no se le
puede hacer el bien a alguien en contra de su voluntad, y recordemos que antes
que la beneficencia está el respeto a la autonomía.

Casuística o ética de casos o de situaciones


Se basa en los casos clínicos o en experiencias previas; tiene la desventaja de
que la experiencia nunca es garantía de un actuar ético correcto.
Ética personalista
Centrada en la persona humana, por lo que se considera antropocéntrica, no toma
en cuenta a las otras formas de vida, sólo los intereses del ser humano, por lo que
resulta excluyente y es insuficiente para enfrentar y resolver los dilemas bioéticos
actuales.
Éticas zoocéntricas o no antropocéntricas
Tradicionalmente se han manejado teorías de valoración centradas en el ser
humano (antropocéntricas), las cuales favorecen únicamente a nuestra especie;
ante esto, muchos ambientalistas y filósofos han propuesto una ética holista, que
se extienda a otros miembros de la comunidad de los vivientes como son los
animales y las plantas. En la que el ser humano no sea el único punto de reflexión
ética, sino que la consideración y las obligaciones morales se amplíen a otros
seres vivos.16

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La mayoría de estas propuestas están inspiradas en alguna de las corrientes
descritas anteriormente. Una de ellas se basa en el utilitarismo extendido hacia
otras especies animales, su principal exponente es Peter Singer. Considera que
la capacidad de experimentar dolor y/o sufrimiento así como placer, es condición
suficiente para que alguien tenga intereses:17 el interés de estar bien, de no ser
molestado ni lastimado, de tener alimento, una guarida, libertad para moverse y
poder convivir con otros individuos. Esta teoría ética sostiene que los intereses de
todo sujeto deben ser tomados en cuenta en igual medida, sin importar su
especie; por eso no es correcto ignorar los intereses vitales de un animal, por el
simple hecho de que no pertenece a nuestra especie, esto sería una
discriminación negativa basada arbitrariamente en la posesión de un genoma
distinto al del Homo sapiens, a esta discriminación de especie Singer la llama
“especismo”.18
Si un viviente sufre, no puede haber ninguna justificación ética para que su
sufrimiento no sea tomado en cuenta. Si un sujeto posee un sistema nervioso
central funcional, que le permita percepción de sensaciones agradables o
displacenteras, se tiene la obligación de no causarle dolor, de disminuir su
sufrimiento al mínimo posible y de maximizar su bienestar.
Otra ética zoocéntrica es la que propone Tom Regan, es más restringida que la
anterior, que considera a todos los animales sintientes; esta teoría fundamenta
que los animales que poseen capacidades cognitivas como memoria, capacidad
de aprendizaje, de reconocimiento de los otros, de establecer vínculos afectivos y
que pueden darse cuenta de lo que sucede a su alrededor, tienen un valor en sí
mismos que va más allá del simple valor instrumental (económico, genético,
estético, productivo, emocional o zootécnico) que se les quiera adjudicar; es decir,
poseen un valor inherente ó también llamado intrínseco. Este valor inherente
que tienen muchas especies de animales nos debe impedir tratarlos como meros
recursos o medios para satisfacer nuestros fines, sin tomar en cuenta los intereses
que ellos pudieran tener y hace que tengamos ciertas obligaciones mínimas hacia
ellos.16, 19
Por eso, para actuar éticamente bien es necesario crear una conciencia de
respeto por el “otro” y que cada quien se imponga límites en las formas de
relacionarse con los demás (humanos y animales).

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¿Cómo fundamentar los juicios éticos?
Los dilemas y problemas que enfrenta el médico veterinario zootecnista (MVZ) en
su ejercicio profesional y en su vida personal, pueden ser abordados y resueltos
desde alguna de las corrientes éticas descritas en el punto anterior, las cuales no
son pura teoría sino también nos ayudan a resolver conflictos y valorar nuestras
acciones, para poder tomar las mejores decisiones.
No hay actos u objetos que en sí sean malos, eso depende de las intenciones y
las consecuencias.
¾ Para que un acto pueda ser sometido a juicio ético, debe ser consciente y libre.
¾ Ninguna ética, ni acción puede imponerse a nadie en contra de lo que le dicta
su propia conciencia (objeción de conciencia).
Lo que se valora en un juicio ético son:
a) La intención, que es la finalidad o motivación del acto (¿para qué lo
hago?).
b) La acción, así como los medios y las circunstancias en las que se llevó a
cabo (¿cómo lo hago?); las circunstancias pueden ser atenuantes o
agravantes.
c) Las consecuencias de la acción y sus efectos, ya sean intencionales o
imprevisibles.

Pasos para realizar hacer un juicio bioético acerca de una acción:


Las valoraciones éticas no se hacen únicamente sobre los actos en sí, sino que
deben analizar la finalidad u objetivo de la acción (intencionalidad), así como los
medios para obtener dicho fin. Casi siempre se persiguen fines éticamente
“buenos” (la felicidad o el mayor bien posible para la mayoría), el problema radica
en la forma o en los medios que se emplean para alcanzar dichos fines.
Primer paso:
cuestionarse si: ¿el fin es éticamente aceptable? y ¿a quién o a quiénes
beneficia?. En el caso de que la finalidad u objetivo sea éticamente inaceptable o
cuestionable, lo más probable es que los medios y el acto en sí también resulten
inaceptables.
En el caso que los medios fueran éticamente correctos y aceptables, si no están
encaminados a un buen fin, la acción se vuelve éticamente inaceptable, y ese
caso, se debe responder a la pregunta: ¿qué tan necesario es obtener ese fin? y
determinar si es prescindible o no.
Pero si no hay objeción ética en el fin que se busca, entonces se procede a
evaluar los medios.
Segundo paso:
Si el fin está éticamente justificado y los medios para lograrlo también, no hay
problema ético. Pero si los medios no son aceptables, se debe preguntar: ¿existen
alternativas para lograr el fin deseado?, ¿cuáles? Si existen alternativas se tiene
la obligación de considerarlas, porque si no se toman en cuenta constituye una
irresponsabilidad y un agravante; en cambio, si se consideran las alternativas y se

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opta por alguna de ellas para aminorar el daño, esto puede ser un atenuante para
valorar los medios utilizados.

Conflictos de intereses
Existen intereses primarios o vitales como conservar la vida, tener alimento,
salud, refugio, estar libre de sufrimiento, dolor y miedo; e intereses secundarios
que no son indispensables para sobrevivir, como es el caso de la diversión, las
comodidades, los adornos, las cuestiones estéticas y los lujos. Cuando entran en
conflicto, suena lógico que siempre tendrán prioridad los intereses vitales sobre los
secundarios. A esto se le conoce como "principio de proporcionalidad",20 que a su
vez se apoya en el principio de justicia y en la consideración de los intereses de
todos.
Cuando los intereses de los animales se contraponen con los de los humanos, se
aplica el mismo principio: la balanza no debe inclinarse con base en la especie,
sino en favor de los intereses que estén en discordia. Si el conflicto es entre
intereses vitales o que tengan el mismo nivel de importancia para humanos y
animales, se da prioridad a los intereses humanos, por solidaridad con nuestra
especie; pero entonces, debe aplicarse el principio de mínimo daño para los
animales cuyos intereses se verán subordinados a los de los seres humanos.21
Si el conflicto es entre intereses vitales de los animales, frente a intereses
secundarios de los humanos, tendrán prioridad los intereses vitales de los
animales.

Reglas de para tomar decisiones éticamente correctas:

1. “No hay que hacer a los otros lo que no queremos que nos hicieran a
nosotros”.
2. Los intereses vitales o primarios (aun si son los de un animal) siempre tienen
prioridad sobre los secundarios.
3. El bien común debe estar por encima del bien individual. Hay que elegir el bien
mayor y lo que más conviene a la mayoría.
4. Aplicar simultáneamente los cuatro principios bioéticos, y en caso de conflicto,
jerarquizarlos para dar preferencia al de no maleficencia y justicia, sobre los de
beneficencia y autonomía.
5. Evitar la “Ley del doble efecto” (hacer algo con buena intención, pero que tenga
una consecuencia indeseable que perjudique a terceros).
6. Una decisión responsable siempre será inteligente, pero una decisión
inteligente puede no ser responsable ni ética

1
. Van Rensselaer P. Bioethics: the science of survival. Perspect Biol Med 1970; 14: 127–
153

7
2
. Gracia D: Fundamentación y enseñanza de la Bioética. El Búho, Santa Fe de Bogotá,
D.C., 1998, p. 11-12
3
. Routledge Encyclopedia of Philosophy, Version 1.0, London: Routledge.
4
. Reich WT. Encyclopedia of Bioethics, 2ª ed., Simon and Schuster–Mac Millan:New
York, 1995.
5
. Schweitzer A. Reverence for Life. Hallmark Editions: Kansas City, Missouri; 1971.
6
. Iáñez E: Curso de Doctorado: Sistemología, ética y sociedad. En: Introducción a la
bioética. Instituto de Biotecnología, Universidad de Granada, España.
URL.http://www.ugr.es/-eianez/Biotecnologia/bioetica.htm
7
. Kwiatkowska, T: Vindicación del humanismo tradicional. En: Kwiatkowska T e Issa J
(comps). Los caminos de la ética ambiental. Plaza y Valdés-Conacyt, México, 1998,
p.163-164.
8
. Sánchez Vázquez A. Ética. Grijalbo, México, 1969: 22-36.
9
. Sapontzis SF. (1998). Imitando a las personas: pros y contras. En: Cavalieri P y Singer
P, (eds.) El proyecto “Gran simio”. La igualdad más allá de la humanidad. Madrid:
Trotta, pp. 336-337.
10
. Beauchamp TL y Childress JF: Principios de ética biomédica. Masson, S.A., 4ª ed.,
Barcelona, 1999, p. 3-4
11
. Dolan, K: Ethics, animals and science. London: Blackwell Science,1999, 287 pp.
12
. Rivero P. (2004). Apología de la inmoralidad. Este País, (agosto), p. 46–50.
13
. Hume D. (1739).Tratado de la naturaleza humana. Libro II, parte 2ª, secc. VII, Ed.
Porrúa, México, D.F., 1992; Col. “Sepan cuantos…” Núm. 326.
14
. Stuart–Mill J. El utilitarismo. 4ª reimp., Alianza: Madrid, 1999; 156 pp.
15
. Kant I. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. 12ª ed., Porrúa, Col.
“Sepan cuantos…” 212; México, 2000: 67 pp.
16
.Herrera A. (2002). Ecological integrity and intrinsic values. Global Bioethics; 15: 67–71.
17
. Bentham J. Introduction to the principles of morals and legislation. Cap. 17. 1789.
18
. Singer P. Liberación animal. 2ª ed., Trotta: Valladolid, 1999, 334 pp.
19
. Regan T. The case for animal rights. 2nd Ed., University of California Press: Berkeley,
L.A, 2004.
20
. Taylor PW. Respect for Nature. A theory of environmental ethics. 2nd ed. Princeton,
U.S.A: Princeton University Press, 1989.
21
. Vanda B. (2007). Los principios bioéticos en nuestras relaciones con los animales.
Perspect Bioét. 12(22): 77-88.

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