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Instituto de Expansión

de la Consciencia Humana
www.transformacion.cl

ASPECTOS FUNDAMENTALES
DEL
ENEAGRAMA:
Instintos, Dominios y
puntos de Fijación

según

A.H. Almaas (1998)


Facets of Unity. The Enneagram of Holy Ideas.
Diamond Books, Berkeley.

Claudio Naranjo (1994)


Character and Neurosis. An Integrative View.
Gateways/IDHHB, Inc., Nevada, California.

Oscar Ichazo (1972)


Apuntes del Instituto Arica y
The Human Process for Enlightenment and Freedom
Arica Institute, New York.

Alejandro Celis
Actualización 2011
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EL ENEAGRAMA:
un mapa del ego humano y de su posibilidad de transformarse
(artículo publicado en Somos Nº3, Santiago, Noviembre 20109

Alejandro Celis Hiriart

Si exploramos los escritos y lo dicho por los místicos respecto al tema del Ego y la Esencia,
veremos que existen diferentes posturas. Se suelen polarizar las dos cosas, algo así como “el Mal
y el Bien”, pero eso corresponde a nuestro viejo hábito de ver todo en blanco y negro. La mirada
desde el misticismo nos muestra que todo es Uno, no hay nada que quede fuera. Como decía mi
Maestro Bhagwan Shree Rajneesh (Osho), “o bien todo es sagrado o nada lo es”, todo viene de la
misma Fuente y Origen. No hay un Dios y un Demonio, no existe el Mal o el Bien. Difícil de
comprender para nuestra mente, cuya naturaleza es ver todo en polos; y el lenguaje –producto
de la mente- también está estructurado así. Voy a intentar aclarar el punto.

La Esencia es nuestra naturaleza más íntima, donde estamos en contacto con la Belleza, el Amor
y la Armonía de Todo lo que existe. Las experiencias místicas nos contactan con ese nivel, así
como la Presencia (estar en el aquí/ahora) en lo cotidiano. El Ego es la forma en que aprendimos
a estar en este nivel material, a sobrellevar las situaciones que vivimos en la infancia… nada
intrínsecamente maligno, sólo nuestra forma particular de adaptarnos. Tuvimos que aprender a
insensibilizarnos, a ocultarnos, a mostrar una apariencia. El problema surge si creemos que ese
disfraz somos nosotros, y que no existe otra realidad. Y entonces nos pondremos materialistas,
astutos, manipuladores, mentirosos, consideraremos a los demás sólo para nuestro propio
beneficio y sólo buscaremos la satisfacción del cuerpo… porque creeremos que no hay nada
más. Y cuando la muerte se acerque, nos aterraremos, porque creeremos estar desapareciendo.
Si examinamos esa forma de ver las cosas, veremos que esto es lo que predomina en el mundo
actual. Más allá de lo que la gente “dice” creer, actúan como si sólo existiese esta realidad
material.

Eso es todo. Pura ignorancia; muy destructiva, sí, pero nada intrínsecamente “malvado”. Como
también decía Rajneesh, “la oscuridad es sólo la ausencia de luz”. Si traemos la luz, la oscuridad
desaparece. Y entonces, ¿qué es lo que debemos hacer en nuestra vida? Mientras la tenemos,
retomar contacto con esa esencia luminosa que está en nosotros, hasta en la persona más
oscura… pero la hemos olvidado.

Entonces, ¿cómo entra en esto el Eneagrama? Aunque es un modelo bastante más amplio de la
realidad, lo más conocido es la tipología de los 9 egos posibles del ser humano, y lo que cada
uno de ellos nos muestra es, qué aspecto de la realidad esencial (Ideas Divinas) dejamos de ver
en nuestro desarrollo, y las consecuencias de esta ceguera parcial. Me gusta decir que cada uno
de nosotros tiene un “rayón”, algo que no está viendo de la realidad; y lo dejamos de ver muy
temprano, alrededor de los cinco años. Puede que no lo recordemos, pero en la extrema
sensibilidad de nuestra temprana infancia, la insensibilidad del mundo adulto nos afecta muy
duramente… y entonces adoptamos uno de los nueve egos, -por toda la vida- para protegernos
y adaptarnos. Después de eso, no hay “cambio de ego”; sí podemos lograr relativizar y suavizar
ese ego particular, en la medida que descubrimos y nos reconectamos con nuestra Esencia. Y ése
es el trabajo para el cual este mapa es una ayuda en extremo valiosa.
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Entonces, por un lado, estas descripciones no aluden al “ser esencial” de cada individuo, sino
sólo al tipo de condicionamiento al que se ha visto enfrentado; y por otro, un punto esencial a
tener muy en cuenta es que no es la idea clasificarnos mutuamente en uno de los nueve puntos
como otra moda new age, como entretención liviana y farandulera. El Eneagrama es, en esencia,
una herramienta Transpersonal, lo que significa que es un medio para ver más allá de nuestro
ego, para des-identificarnos de él y reconectarnos con nuestra Esencia. Es una herramienta de
transformación, y no verlo así es traicionar su esencia y propósito. De hecho, el fundador del
Instituto Arica, el místico boliviano Oscar Ichazo, evitó casi toda su vida publicar descripciones
de los nueve tipos, cuidando que no se desvirtuaran. No lo logró, por supuesto; en esta época de
las comunicaciones, todo sale a la luz pública, y depende de nosotros separar lo falso de lo real.

Respecto a sus orígenes, el Eneagrama es un mapa muy antiguo –su rastro se pierde más atrás
del siglo IX D.C.-, y fue recogido en Asia por el maestro espiritual ruso G.I. Gurdjieff –en su
encuentro con la secta espiritual Sarmouni, descubre un símbolo más primitivo que la actual
figura de nueve puntas-. Su discípulo Ouspensky menciona el Eneagrama como le conocemos
ahora en su libro Fragmentos de una Enseñanza Desconocida, pero aún no como tipología de
caracteres. Más tarde, Oscar Ichazo es el primero en mencionarla en una publicación occidental,
en un pequeño libro llamado El Proceso Humano hacia la Iluminación y la Libertad, editado en
inglés en N. York. No me queda claro si Ichazo se basó en enseñanzas de Gurdjieff o en sus
propias búsquedas para delinear la tipología; pero a fines de los 60 la utilizaba en su trabajo con
alumnos, sin nunca exponer el sistema en forma detallada. Cuando la Escuela Arica se trasladó a
Nueva York, comenzaron a difundirse versiones de lo originalmente expuesto por Ichazo.

Claudio Naranjo participó en los inicios del Arica –en esa ciudad y en Santiago- a fines de los 60
e inicios de los 70. Según su testimonio, Ichazo utilizaba el Eneagrama para facilitarle a sus
seguidores su autodescubrimiento y aprendizaje. En esos años, Naranjo ayudó a Ichazo a
explicitar las características psicológicas de cada uno de los 9 tipos de personalidad, de modo
que gran parte del mérito de haber introducido dicho conocimiento a Occidente le corresponde.

Es importante aclarar, sin embargo, que en la medida en que el ego no es trabajado, en la


medida en que la persona no lo relativiza frente a la dimensión de la esencia, este ego puede
llegar a ser extremadamente desagradable e incluso peligroso. Ejemplos de esto pueden ser
Pinochet, Hitler, Bush, Rumsfeld o cualquier individuo común y corriente atascado en rasgos
egóticos –ira, pesimismo y resignación, manipulación, explotación de los demás, dar una falsa
imagen, miedo, insensibilidad- inamovibles a lo largo de su vida. Esto se da incluso en
individuos de un alto estado de consciencia, personas reconocidas como Maestros; como bien
me dijo Andrew Cohen en una entrevista que le hice en el 2000, “la experiencia mística es un
producto a medio cocinar”. ¿A qué se refiere? Primeramente, a desarrollar una ética, una intención;
y segundo –y esto proviene de otras fuentes- a buscar una maduración, la que solamente se
obtiene en la experiencia mundana, en la relación con los demás y con las circunstancias
prácticas de la vida cotidiana.

Por tanto, el trabajo en sí mismo es interminable, pues aún si nos hallamos en el muy poco
corriente estado de consciencia llamado “despertar” o “iluminación”, inevitablemente nuestras
zonas de inconsciencia o inmadurez persistirán y se revelarán en nuestra vida cotidiana.

La Tipología
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En una simplificación de la teoría Arica, se concibe el funcionamiento del hombre a través de


tres instintos: la Conservación, la Relación y la Sintonía. Todos tenemos los tres instintos, pero el
condicionamiento temprano da como resultado que uno de ellos funcione de modo deficitario,
lo que da lugar a la tónica básica del Punto de Fijación del Ego de cada individuo. ¿Cómo se define
cuál es el instinto que va a fallar en un individuo determinado? Eso depende de la experiencia
de cada cual. Por ejemplo, una relación difícil con la madre suele traer problemas
principalmente en el instinto de Conservación; si esto ocurre con el padre, el instinto de Relación
es el que se verá más afectado; si las dificultades son con los hermanos, compañeros de la
escuela o bien la vida en la infancia se le presenta tan intensa y difícil a la persona que le resulta
insoportable, lo probable es que desconecte su Sintonía.

Según Oscar Ichazo, el Instinto de Conservación nos responde, en cada momento, la pregunta
“¿Cómo estoy?”; es decir, nos informa de nuestras necesidades y estado general. Un instinto de
conservación sano nos envía señales de aviso cuando estamos descuidando el bienestar y salud
de todo nuestro ser, no sólo del cuerpo. Nos advierte, por ejemplo, tanto de la temperatura del
cuerpo –y de la necesidad de cubrirnos más o de lo contrario- como de los límites a los que
estamos buenamente dispuestos a llegar sin resentirnos, en cuanto a ayudar o cooperar con otras
personas. El Instinto de Relación sano nos responde la pregunta “¿Con quién estoy?”, con lo cual
establecemos un puente y comunicación sanos con cada persona única con la cual nos
enfrentamos, en cada momento. La transparencia, la fluidez y la armonía con los demás son
cualidades que hablan de una relación saludable con las demás personas. Las preocupaciones
por nuestra imagen, la proyección de roles, la artificialidad y la consecuente sensación de
separación con los demás son índices de un instinto de relación en problemas.

El instinto de Sintonía responde nuestra pregunta “¿Dónde estoy?”, ayudándonos a “sintonizar”


con lo que está ocurriendo en nuestro entorno. Las dificultades en captar lo que está realmente
ocurriendo afuera y la presencia de fantasías de todo tipo –generalmente centradas en el temor-
que reemplazan esa percepción son síntomas de dificultades en la Sintonía. La impuntualidad,
las “metidas de pata”, la dificultad para combinar colores en las piezas de ropa o para establecer
cierta armonía en el mobiliario son otros. Una contrapartida sana se manifiesta en un actuar
acorde con las condiciones y situación de cada momento y lugar.

Los Puntos de Fijación 8 (el Vengativo), el 9 (el Indolente), y el 1 (el Resentido) tienen afectada la
Conservación, y se les llama “el grupo del Ser”; los puntos 2 (el Autoadulador), el 3 (el
Vanidoso) y el 4 (el Melancólico), tienen afectada la Relación, y se les llama “el grupo del Vivir”,
y finalmente los puntos 5 (el Avaro), 6 (el Cobarde) y el 7 (el Planificador), tienen afectado el
Instinto de Sintonía y constituyen el “grupo del Hacer” –utilizo los nombres que se les da en el
Arica, los que varían según el autor-.

Sugerencias finales

Algo en lo que insistimos mucho en los cursos que damos en nuestro Instituto es que a la hora
de auto-diagnosticarse en esta tipología –el que, a fin de cuentas, es el criterio más válido,
siempre que seamos honestos- es fundamental empezar por definir cuál es el instinto en el que
tenemos más problemas. ¿Por qué? Porque si esa parte del diagnóstico es acertada, las cosas se
simplifican muchísimo para el resto del análisis, porque habremos reducido las alternativas a
sólo tres, sin dejarnos distraer por características aisladas de personalidad.
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Otra recomendación importante que podría aportar en el ámbito de las relaciones humanas es la
innegable observación de que los conflictos entre personas generalmente ocurren debido a
mecanismos defensivos del ego; si bien éstos seguirán ocurriendo entre individuos que no
tienen intención de cuestionar su propio ego, los conflictos pueden evitarse entre quienes se
hallen más sinceramente en un camino de crecimiento. ¿Cómo? No “enganchando” con los
propios mecanismos y los del otro, y focalizándonos en la Esencia que logramos atisbar detrás
de ellos. Para terminar, un comentario del místico E.J. Gold: “No hay magia alguna en el sistema
mismo. Como cualquier enseñanza genuina, funciona para ti si haces el trabajo que implica”.
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EL RASTRO DEL ENEAGRAMA

Sus orígenes son desconocidos


(pero se les supone en Babilonia o Medio Oriente, 2500 a. C.)

Luego, el rastro sigue en Ordenes Sufíes (Sarmoun, por ej)
(siglo XIV o XV d.C.)
↓ ↓
G.I. Gurdjieff Oscar Ichazo
(circa 1910) (circa 1960)

Instituto Arica

Grupos de estudio Claudio Naranjo

Jesuitas


Otros profesores (y muchos charlatanes)
8

Hameed Ali Almaas Faisal Muqaddam


(Diamond Approach) (Diamond Logos)

LA TRILOGÍA DEL SER


Puntos 8, 9 y 1

Punto 9:

Idea Divina:

DIVINO AMOR

“La consciencia de que, aún cuando las leyes que gobiernan la realidad son objetivas, no son frías, puesto
que estas leyes cósmicas conducen inevitablemente a la creación de vida orgánica; y la Vida misma, tal
como todos los fenómenos naturales, persigue un propósito cósmico. Tan pronto como el mecanismo verbal
de la mente es destruido, aparece el amor -el estado natural de la mente-. El Amor comienza cuando el
hombre contempla la creación y dice, “Gracias, Dios”. Todo ser humano siente esto de algún modo:
ningún animal lo siente. Sólo el hombre puede saber que todo proviene de Dios”.

Oscar Ichazo, 1972

La realidad objetiva es cómo las cosas realmente son; aun cuando es posible percibir de un modo
objetivo, no podemos realmente describir la totalidad de la realidad, sino sólo señalar algunas
de sus características. Una de las formas de hacer esto es hablar acerca de las Ideas Divinas,
utilizando el sistema del Eneagrama. Las Ideas Divinas no son realmente cosas separadas, sino
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facetas de la misma percepción: son presentaciones específicas de la realidad, tal como ésta es.
Exploramos la totalidad de la realidad objetiva al examinar nueve características específicas de
ella.

Puesto que las Ideas Divinas son características de una sola cosa, no puedes tener una sin las
otras; pero, naturalmente, deben discutirse una por una. El Eneagrama es un mapa objetivo, en
el sentido de que las nueve Ideas de hecho pueden ser vistas en la realidad; y la pérdida de cada
una de ellas conduce a un tipo específico de ego, y es así que vemos que el ego tiene,
objetivamente, nueve tipos.

La idea del Divino Amor es, en cierto sentido, la más fundamental de las ideas. Del mismo
modo, el núcleo de cada eneatipo no puede ser resuelto sin resolver el núcleo del Punto Nueve.
Es así que el punto 9 forma el centro desde donde emanan o se diferencian todos los otros
puntos del Eneagrama, tanto respecto a las Ideas Divinas como a los Eneatipos.

El Divino Amor es una cualidad de la Existencia, que hace que ésta inspire amor. Su cualidad
amorosa y el hecho de que inspire amor generan en nuestros corazones sentimientos de amor,
aprecio, valor, goce, placer y otros. Así, estamos hablando de una cualidad que vemos en la
realidad cuando la percibimos sin distorsiones (un “positivismo no- conceptual”) en lugar de
filtrada por el ego (comparaciones, juicios, opiniones). Aquí no hay polaridad: este “positivismo
no-conceptual” no es consecuencia de una comparación: trasciende todas las polaridades. En
otras palabras, el Divino Amor implica que la realidad objetiva tiene la cualidad intrínseca de
ser espléndida y agradable: intrínsecamente, inspira amor. Cuando la realidad es percibida
plenamente, no se puede evitar disfrutarla y apreciarla.

El lenguaje es inherentemente conceptual y polar (comparativo, dualista y conducente a juicios),


por lo cual es difícil transmitir este positivismo no-conceptual. En el Hinduísmo, la verdadera
realidad es llamada satchitananda. Sat se refiere a su verdad o existencia, chit es su consciencia o
inteligencia, y ananda es su éxtasis, alegría o amor. Ananda se refiere a este positivismo intrínseco
de la realidad: es la belleza intrínseca de Dios.

Comprender el Divino Amor es estar en contacto con la extática belleza de la existencia, que es
su bondad intrínseca. Así, cuando el gran místico Sufi Jelal’uddin Rumi describe la totalidad de
la realidad como “buena”, con una cualidad amorosa e inspiradora de amor, está hablando
desde el Divino Amor. Si al percibir la Existencia no ves el Divino Amor en ella, esto indica que
tu experiencia está filtrada por tu subjetividad y es, por tanto, incompleta. El sufrimiento no es
otra cosa que la realidad percibida a través de nuestra subjetividad: cuando vemos
correctamente, nuestro sufrimiento desaparece.

La forma en que percibes la realidad determina cómo la experimentes. La perspectiva del divino
Amor es que, si no intentas ver la realidad de una forma u otra, descubrirás que ésta es
intrínsecamente grandiosa. De esto se desprende que veremos maldad sólo cuando percibimos
la realidad a través de un filtro, pues ésta no tiene existencia objetiva.

La Neurosis en el Punto 9:
El Indolente
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(Inercia Psicoespiritual y Sobre-adaptación)

El núcleo de la ilusión del punto 9 no es la creencia de que el amor no exista en la existencia, sino
la creencia de que esta cualidad amorosa es un fenómeno localizado, que se presenta en puntos
específicos del tiempo y el espacio. El hecho de que esta cualidad amorosa e inspiradora de
amor sea característica de todo en todo momento y lugar significa que no está localizado.
Apenas lo localizas en un lugar, persona o tiempo, lo restringes y dejas de verlo como una
cualidad intrínseca de la Existencia, y comienzas a creer que depende de ciertas condiciones y
circunstancias. El Divino Amor es el corazón de la existencia, y para realmente experimentar la
totalidad de la existencia como un corazón, se requiere que no retengas nada en tu propio
corazón.

El “complejo de inferioridad”: cuando el sostén amoroso del entorno se pierde o es inadecuado,


surge la creencia de que el amor y el inspirar amor están sujetos a condiciones. Cuando no te
sientes apoyado, protegido, sientes que no eres amado porque no tienes lo que inspira amor:
surge un sentimiento de ser intrínsecamente inferior, independientemente de lo que tengas,
hagas, lo que sepas, lo que desarrolles o qué o quién seas –no eres suficientemente bueno-. No
tienes cualidades redentoras: tienes la sensación de haber sido deforme desde el principio, que
Dios te creó con un defecto. Esta sensación de inferioridad es generalizada, pero la mayoría de
las personas no la expresa, pues paralelamente siente profunda vergüenza. A diferencia del
Punto 1 –que siente que algo anda mal en él- en el caso del 9 esta sensación es generalizada. Las
dificultades de la parte superior del Eneagrama -la sensación pecaminosa del 8, la inferioridad
del 9 y el estar errado del 1- son aspectos diferentes de lo mismo.

La reacción específica es aquí “dormirse” a tu verdadera realidad y a la realidad de la existencia.


Es un estado específico del alma que se siente groggy, apática, floja, apenas consciente de lo que
está pasando, pesada, insensible y aturdida. El quedarse dormido es, básicamente, una
rendición, un olvido y una caída en la inconsciencia.

La dificultad aquí consiste en que, aún mientras experimentas al Ser, no percibes su cualidad
extática. Puedes estar en contacto con éste, pero no puedes ver o sentir su cualidad amorosa,
como si la presencia esencial estuviese cubierta por una membrana o velo. Esto se debe a que la
sensación de inferioridad actúa como una barrera que impide ver que ese Ser eres tú. A veces las
personas tienen experiencias esenciales, pero puesto que no ven que lo que están percibiendo
son ellos mismos, creen que es su Maestro quien les está transmitiendo el estado, o que Dios les
está visitando, puesto que sienten que su propia naturaleza es pecaminosa. En este caso, están
proyectando su verdadera naturaleza fuera de sí mismos.

Independientemente de la profundidad de las experiencias que tengas y cuán objetivamente


hayas visto la realidad, cuando terminas tu meditación o finaliza la reunión con tu Maestro,
actúas, sientes y te comportas como si la realidad fuese el mundo que aprendiste de tu madre.
La convicción de la perspectiva egoica de que las cosas son realmente como las percibe es a lo
que se refieren los Sufis cuando dicen que el hombre está “dormido”: se refieren a que crees que
la capa superficial de la realidad convencional es, de hecho, la realidad suprema.
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La vida superficial: No tendrá sentido trabajar en sí mismo (debido a la inferioridad), y esto


genera una profunda inercia. La superficie lo es todo, y la persona se pierde en los detalles y
actividades de lo cotidiano.

El sentimiento de inferioridad surge de no reconocer la cualidad preciosa de tu Ser –y esta falta


de reconocimiento es prácticamente universal-. Motivos más traumáticos, sin embargo que
generan esto son la falta de apoyo y cuidado (físico, emocional o espiritual). El niño pierde de
vista esta sensación de sí mismo, y parte del sueño resultante es identificarse con la realidad
consensual en la que viven sus padres. Sólo cuando se experimenta en forma desnuda esta
sensación de inferioridad se hace posible ver que se basa en una creencia falsa respecto a que
ciertos lugares del universo están benditos y otros no.

Los rasgos que señala Naranjo (hemos agregado observaciones nuestras) para el tipo 9 son:

(1) Inercia Psicológica: Falta de fuego, narcotización, “cuero duro” (una desensibilización al
servicio de un sufrimiento prolongado). A nivel cognitivo, la persona es sorda a sus voces
internas (una pérdida de instinto bien oculta detrás de la aparente animalidad). No querer ver,
no querer contactarse con la propia experiencia, eclipse del experienciar interno de la persona,
predisposición activa, una preocupación tipo Sancho Panza con la supervivencia, a expensas de
lo sutil y lo misterioso.

(2) Sobre-adaptación: La estrategia interpersonal es la sobre-adaptación, la negación de sí


mismo, el dejarse de lado, el no poner atención a las propias necesidades. Propensión al alcohol
y pasión por la comida, que no constituye una intensificación de la vitalidad, sino una
compensación por lo anterior. Persona confiable y generosa lista para llevar gran parte de la
carga: cede el propio beneficio frente a las demandas y necesidades de los demás. Los dos rasgos
anteriores se complementan: el olvido de sí mismo es la “anestesia” para soportar la excesiva
adaptación al mundo.

(3) Resignación, desesperanza aprendida: Se abdica de sí mismo y de la vida: se juega a la


estrategia de parecer muerto para seguir vivo.

(4) Generosidad: Bondadoso, cooperador, abnegado; perdona rápidamente. Jovialidad


extrovertida. Gusta de los niños, los animales, el jardinear. Es un buen escuchador, listo para
ayudar. Esta jovialidad parece implicar tomarse a sí mismo con liviandad para no ser un peso
para los demás, y la cualidad amistosa implica “ser más para el otro que para sí mismo”.

(5) Estilo carente de pretensión: Bajo concepto de sí mismo. Su interés por brillar es bajo, y
puede que también descuide su apariencia. Sencillo, sin pretensiones. Existe una necesidad
profunda e inconsciente, sin embargo, de amor en su abnegada resignación y un deseo implícito
de retribución amorosa. La sensación de valor y de existencia es satisfecha a través de la
participación vicaria: la pérdida de la identidad propia se transforma en identidad a través de la
simbiosis con la familia, el país, el partido, el club, el equipo, etc (proceso conocido como
“identificación con”).

(6) Rutina robótica: El sobre-ajuste lo lleva al hábito, la costumbre y la regularidad


(viscerotónicos). Como corolario, tienden a ser conservadores y llevados por la tradición. Apego
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excesivo a lo familiar, a la norma grupal o al “cómo se hacen las cosas”. Búsqueda apasionada
del confort.

(7) Distractibilidad: La estrategia para enfrentar la vida es “no querer ver”: sobre-simplificación
del mundo externo e interno, capacidad disminuida de insight psicológico y también flojera
intelectual, que llega hasta ser simplón, concreto y literal. Los 9 se describen como distráctiles,
confundidos, a veces con mala memoria (Mr. Magoo o Tribilín). Es común que rompan cosas o
tengan accidentes personales. Este cuadro lleva a una pérdida de la sutileza necesaria para
sostener un concepto de sí mismo que vaya más allá del dominio sensorio-motor.

Ejemplos de personas conocidas:


Oscar Ichazo, Carl Rogers, Albert Einstein, Ramana Maharshi, John Lennon, Madre Teresa de Calcutta,
Joaquín Lavín, Alice Thomas, Ana María Noé

Punto 8
Idea Divina:

DIVINA VERDAD

“La consciencia de que el Cosmos existe objetivamente ahora; que esta existencia es su propia definición, y
que sigue ya sea que la persona la comprenda o no; y que la persona experimenta la verdad de la Realidad
más completamente cuando visualiza en forma fresca cada instante, sin conceptos previos acerca de qué es
lo que debiera estar ocurriendo”.

Oscar Ichazo, 1972

Ejemplo ilustrativo de diversos niveles de la verdad, en el nivel del cuerpo físico:

* verdad relativa: la apariencia del cuerpo


* verdad esencial: contactar músculos, órganos, vasos sanguíneos, etc. Moléculas átomos
partículas subatómicas espacio (Nivel Absoluto)

La comprensión de que no hay ningún universo separado de esta cualidad de Ser puro e
ilimitado y auto-existente es un nivel más completo de la verdad. La percepción de que el Ser
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constituye la totalidad de todo es lo que generalmente llamamos una experiencia mística. La


experiencia completa de lo Absoluto es que no hay nada que no sea lo Absoluto.

Los puntos 8, 9 y 1 hablan acerca de la verdad del Cosmos; los puntos 2, 3 y 4 hablan del funcionamiento
del Cosmos y el 5, 6 y 7 discuten al ser humano en relación al Cosmos.

La Divina Verdad es la percepción de que todos estos niveles son, en realidad, una sola cosa,
que todas las dimensiones constituyen un estado completo de unidad. En otras palabras, todas
las dimensiones de la realidad son completamente inseparables entre sí, y todas son la misma
cosa. Esta es la percepción de que no existe la dualidad, ya sea horizontal (entre objetos) o
vertical (entre dimensiones).

Son todas facetas de la misma realidad, de modo que la sensación de jerarquía es, en último
término, ilusoria. La Divina Verdad, por tanto, niega la dualidad.

La percepción es aquí de la unidad de las dimensiones mismas. Los Budistas llaman a esto
“completitud total”, mientras que los Sufis lo llaman “el estado que todo lo incluye” o “el Ser Divino”
cuyo nombre –que lo incluye todo- es Alá. Alá, entonces, no se refiere a ninguna dimensión o
estado específico, sino que se refiere a todo lo que existe –en cualquier momento, en todos sus
niveles y en todas sus dimensiones- como una unidad.

Así, de acuerdo a la Idea de la Divina Verdad, la realidad, cuando es vista objetivamente, no


tiene divisiones. Existe, es ahora, y es no-dual. No hay un yo, un tú, otro, ni un universo
separado de Dios; no hay un universo separado del Vacío; no hay un tú y una Esencia, no hay
una personalidad y una Esencia, no hay un cuerpo físico y un alma: todas estas distinciones son
ilusiones y, a fin de cuentas, no son reales. Sólo existe una sola cosa, y ni siquiera puede ser
llamada “Una”, pues si la llamas “una”, la estás comparando a “dos”.

Tu cuerpo, tus pensamientos y tus sentimientos, entonces, no están separados de la verdad, sino
que son parte intrínseca de ella. Son la verdad misma. Y la verdad se halla en cada átomo, cada
pensamiento, cada sentimiento, en todas partes. Así, no se trata sólo de tu “naturaleza interna”:
no existe otra cosa que la verdad.

Por tanto, no existe lo que llaman “la muerte del ego” y tampoco existe lo que llaman
iluminación, puesto que ya eres la unidad. Esa es la realidad todo el tiempo y siempre -antes de
que desarrolles un ego, cuando éste se está disolviendo, y después de que tú te disuelves-. Todas
esas partes son la unidad misma, de modo que no te diriges a ningún lado.

Según Longchempa, “No hay camino que emprender, ni estado que alcanzar ni técnica que utilizar.
Todo lo que necesitas hacer es reconocer que el estado de total completación es el estado de todo en este
mismo momento”. Si no interfieres ni manipulas las cosas, experimentarás este estado de unidad.

La realidad existe en el ahora, como el ahora. Si permaneces en el presente, y tu consciencia está


realmente presente en este momento, reconoces que el ahora no es tiempo; no es un punto entre
el pasado y el futuro.
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La Neurosis en el Punto 8:
El Vengativo
(carácter sádico y lujurioso)

La ausencia de la Divina Idea lleva a una ilusión específica de cada Eneatipo; la pérdida o
inadecuación del sostén del medio ambiente se refleja en la dificultad específica; y la ausencia de la
confianza básica se refleja en la reacción específica.

Las nueve ilusiones específicas describen los puntos de vista que subyacen y apoyan la estructura
del ego; cuando actuamos en función de éstas, se generan los nueve dolorosos estados que son
las nueve dificultades específicas. Intentamos entonces resolver estos estados dolorosos a través de
las nueve reacciones específicas, lo que obviamente empeora las cosas, puesto que todo parte de
una base falsa.

La pérdida de contacto con la unidad (la experiencia de la dualidad) tiene un tinte negativo,
como de “pecado original”. Sientes que lo que es más verdadero y valioso se ha perdido, ha sido
destruido; y que alguien o algo tiene la culpa de esto. A través del filtro de la ilusión de la
dualidad, una cosa es percibida como si estuviera en oposición a otra, y uno de esos lados es
culpable. La amorosa y perfecta verdad se ha perdido, así que alguien ha cometido un crimen o
un pecado aquí, y debe ser descubierto y castigado. Esta es la posición del eneatipo 8, llamado
VENGATIVO.

Los rasgos que señala Naranjo para el tipo 8 (hemos agregado observaciones nuestras) son:

(1) Lujuria: es más que hedonismo. En ella no sólo hay placer, sino placer de ser asertivo en la
satisfacción de sus impulsos, placer en lo prohibido y, especialmente, placer en la lucha por el
placer. Impulsividad y hedonismo: “Quiero lo que quiero”. La lujuria denota pasión por el exceso,
una pasión que busca intensidad, no sólo a través del sexo, sino en toda forma de estimulación:
actividad, ansiedad, aliños, velocidad, el placer de la música a todo volumen, etcétera. El aspecto
indolente del lujurioso puede ser entendido como una sensación de no estar vivo excepto a
través de la sobre-estimulación, pero también a través de una concomitante evitación del
contacto con lo interno. Puede decirse que el anhelo de más vitalidad –característico de esta
personalidad- es un intento por compensar una oculta falta de vitalidad.

(2) Punitivo: Sádico, explotador, hostil. Sarcástico, irónico, directo, intimidante, humillante. De
todos los tipos, éste es el que tiene más ira y el menos intimidado por ella. La venganza es, en
realidad, el intento del ego por recuperar el estado original de unidad. Es una forma de intentar
deshacerse de la culpa y del dolor a través de una retorcida línea de pensamiento que sigue
aproximadamente esta lógica: alguien te produce daño, y el dolor implica la pérdida de un
sentido de unidad. Así que te tomas la revancha, dañando al ofensor u ofensora exactamente del
mismo modo, creyendo que hacerlo te permitirá librarte de tu propio dolor y restablecer la
sensación de unidad. Este es el raciocinio detrás de la frase bíblica, “Ojo por ojo y diente por
diente”. Es como si la persona sintiera que, tal como sufrió en el pasado humillaciones y
limitaciones a manos de padres tiránicos o descuidados, ahora le toca su parte y tener sus
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compensaciones, aún a costo del dolor de otros. A diferencia del 4 (el más vengativo de los
caracteres, cuyo odio puede manifestarse en vendettas explícitas) el 8 se toma la revancha de
inmediato, y pronto supera su irritación (no se trata de una venganza meditada y a largo plazo).
A más largo plazo, el individuo toma la justicia en sus propias manos en respuesta al dolor,
humillación e impotencia que sintió en su niñez temprana.

(3) Rebeldía: El 8 es el prototipo del activista revolucionario: fuerte oposición a la autoridad y


burla frente a los valores tradicionales –generalmente también hay rebelión frente al padre-.

(4) Dominancia: La hostilidad del 8 está al servicio del dominio y el dominio es una expresión
de la hostilidad. El dominio también protege al individuo de una posición de vulnerabilidad y
dependencia. Arrogante, busca el poder, es competitivo y desdeña y se burla de los demás.

(5) Insensibilidad: Confrontativo, intimidante, duro. Desdén por la debilidad, sensibilidad y


temor. Niega sus propios temores y tiene adicción psicológica a endurecerse. Opuesto a la
envidia (punto 4) en el eneagrama, se puede decir que éste es el lado superior del eje sado-
masoquista. El 8 busca satisfacer sus necesidades, sin culpa; el 4 anhela y se siente culpable por
sentir necesidades. El 4 es el más sensible y el 8 el más insensible. Falta de receptividad,
dificultad para recibir feedback.

(6) Engañador y Cínico: Desconfianza en las motivaciones de los demás. Está convencido de
que, en el fondo, todo el mundo es malévolo y retorcido, que los gestos amistosos son hipócritas
y que desconfiar de todo el mundo es simple sabiduría. Es el tipo más engañador (más que el 7):
es el estereotipo norteamericano del “vendedor de autos usados”.

(7) Exhibicionismo (narcisismo): Seductor, engreído, arrogante. Clama sus éxitos con megáfono.

(8) Autonomía: Idealización de la autonomía. El prototipo del cowboy yanqui. Capacidad


ultradesarrollada de no percibir el dolor físico o psicológico. Negación de la culpa, defensa
frente a la pasividad y la dependencia.

(9) Dominio sensorio-motor: Predominio de la acción sobre el intelecto y los sentimientos.


Impaciente frente a recuerdos, abstracciones y anticipaciones, y desensibilización respecto a
experiencias estéticas o espirituales.

(10) Dice abiertamente lo que piensa: Éste es un rasgo que es una bendición en una terapia de
grupo. El 8 expresa de modo directo y claro lo que ve y lo que piensa acerca de eso, lo que para
un grupo es tremendamente movilizador. En grupos dominados por la hipocresía (como es
frecuente en la cultura chilena y otras) esto es, por supuesto, castigado.

Ejemplos de personas conocidas:


G. I. Gurdjieff, Fritz Perls, Jack Nicholson, Chögyam Trungpa, Robert de Niro, Joseph Stalin, Susan
Sarandon, Sean Penn, Sharon Stone, Rajneesh (Osho), Madonna, Raquel Argandoña.
16

Punto 1:
Idea Divina:

DIVINA PERFECCIÓN

“La consciencia de que la Realidad es un proceso que se moviliza con dirección y propósito. Al interior de
este movimiento, cada momento se conecta a través del proceso con el objetivo único, y es, por tanto,
perfecto”.

Oscar Ichazo, 1972

Cada Idea Divina es una visión de la realidad desde una perspectiva desprovista de ego. Desde
el punto de vista de la Divina Perfección, si experimentamos la realidad tal como es, percibimos
su perfección intrínseca. La Divina Perfección nos enseña que la realidad no es sólo un Ahora
indivisible, sino que es absolutamente perfecta. La perfección de la realidad sólo puede
percibirse si nuestra consciencia es un espejo limpio que refleja las cosas tal como son, sin
proyección o distorsión. Entonces, no estamos viendo la realidad a través del filtro de nuestras
propias ideas, de modo que su perfección no se basa en una opinión, un punto de vista, una
preferencia o una evaluación.

Esto hace que nuestro trabajo tenga una dirección muy obvia: descubrir qué es lo que entorpece
que veamos la realidad tal como es: o sea, nuestros juicios, preferencias, gustos, disgustos,
temores e ideas acerca de cómo debieran ser las cosas. Si un científico dirige un experimento, no
puede decir “Esto no me gusta, así que lo pasaré por alto”.

Al trabajar en nosotros mismos, no se trata de que lleguemos a algún punto en que nos sintamos
perfectos; en vez de eso, de lo que se trata es de descubrir la perfección que ya está aquí, que es
intrínseca a nosotros y a todo. Para ver el mundo desde la perspectiva de la Divina Perfección,
entonces, debemos estar en el momento, en contacto con nuestra presencia, nuestro ser.

Esta Idea Divina (que todo es perfecto en cada instante) es radical: si la tomásemos en serio,
dejaríamos de hacer muchas de las cosas que hacemos (“Todo el mundo está haciendo lo que en
realidad quiere”). Veríamos que lo que en realidad debemos hacer es observar nuestra mente,
nuestra consciencia, con el fin de descubrir por qué está oscurecida, por qué no ve las cosas
claramente. Si creemos que nuestra perfección es algo que debemos alcanzar, significa que ésta
existe en el futuro, y no ahora. Tomamos entonces la perfección como una meta, y no como el
estado actual de las cosas (ésta es la perspectiva del ego). Según el ego, la perfección se
determina comparando la realidad con algún ideal o estándar de cómo las cosas debieran ser.

Desde la perspectiva de la Divina Perfección, todo se ve perfecto, todo se siente perfecto y


completo, cada acto es correcto y tiene gracia. Si se experimentan las cosas en este momento, sin
pensar en términos de pasado y futuro, sólo aquí en el ahora, y vemos simplemente lo que hay
aquí, reconoceremos esta perfección. La mente produce dos cosas: la dualidad y una realidad
imperfecta.
17

Constatar la Divina Perfección no equivale a afirmar, desde la mente, que todo es perfecto, de
modo de poder seguir siendo flojo e irresponsable. El punto de vista de la Divina Perfección es
que si una roca cae y mata a alguien, ambas son manifestaciones de Dios y son inseparables; el
punto de vista del ego es que es terrible que algo así ocurra. El punto de vista de la Divina
Perfección implica ver más allá de ese nivel. Desde la perspectiva del estado iluminado, no ves
gente muriendo y edificios cayéndose: ves la naturaleza fundamental de esas cosas. La muerte
es sólo una forma cambiando a otra forma.

Con una metáfora podemos ilustrar la idea de la Divina Perfección: teniendo oro como material
básico, podemos fabricar anillos más o menos hermosos y más o menos artísticos. Un anillo feo
será sólo relativamente perfecto desde nuestra perspectiva habitual, pero seguirá siendo
fundamentalmente perfecto desde una perspectiva esencial –estará igualmente hecho de oro-.
Desde la perspectiva de la Divina Perfección, todo es oro –todo es Ser-; el ego, sin embargo se
identifica con el aspecto o forma que el oro asume y lo declara perfecto o imperfecto.

La Neurosis en el Punto 1:
El Perfeccionista
(Ira y Perfeccionismo)

Si la percepción de la Divina Perfección no está, existe la convicción de que algunas cosas son
menos perfectas que otras, o que algunas cosas son perfectas y otras no lo son. Hay una
sensación de que algo está mal en alguna parte. Existe la creencia de que real, realmente existe lo
bueno y lo malo, y que puedes hacer juicios comparativos y de valor entre lo que existe. El delirio
del 1, entonces, es la convicción de que los juicios comparativos son finales (como si reflejasen la
naturaleza esencial de las cosas).

La dificultad específica del 1 es la persistente convicción de que algo anda mal en ti, que eres
intrínsecamente imperfecto, que estás “fallado” de algún modo esencial (esto es algo que todos los
egos sienten, no sólo el 1). Interpretas la falta de apoyo de tu infancia como señal de que algo
anda mal en ti: buscas qué es y atribuyes a lo que encuentras el motivo por el cual tus padres no
te cuidaron. La comparación de ti mismo con una idea de cómo podrías ser se inicia en la
infancia como la discriminación entre cómo te sentías cuando el apoyo estaba y cómo te sentías
cuando estaba ausente –lo que era vivenciado como perfecto y lo que era vivenciado como
imperfecto-. La comparación es, entonces, entre tus propias experiencias en diferentes
momentos, y no entre tu experiencia y la de otra persona.

Mejorarse a sí mismo: Resultado de todo esto es un afán por ser mejor o corregirse: siempre estás
buscando errores o defectos. Te mides en contraste a cómo debiera ser una persona realmente
evolucionada. Hay actividad mental incesante: no te dejas en paz, siempre está presente la auto-
crítica, creyendo que si fueses diferente, podrías descansar. No te dejas tranquilo ni siquiera
18

cuando lo estás pasando bien. Este ego es esencialmente resentido, en el sentido de que en forma
agresiva y enjuiciadora le estás diciendo “NO” a tu propia experiencia, le estás diciendo “No
quiero esto”. Otra forma en que la actividad de la “reacción específica” puede manifestarse es
como una tendencia obsesiva a probarse a sí mismo y a los demás que no hay nada malo en
nosotros.

La mayoría de nosotros inicia el trabajo espiritual en la creencia de que, si nos esforzamos lo


suficiente, finalmente llegaremos a estar en el estado correcto, y entonces podremos dejarnos
tranquilos. Si en lugar de eso examinamos el delirio en que estamos, podremos ver que nuestra
perfección no depende del estado en que nos encontremos. No somos justos con nuestra
experiencia: siempre es observada en forma comparativa desde otra perspectiva, otro lugar. A
pesar de cualquier cambio que realices, nunca eliminas la sensación de que hay algo mal en ti.
De hecho, no hay nada malo en ti: el problema es esta sensación de que hay algo malo en ti. Mientras
tengas un ego, esta sensación persistirá.

Si investigas la sensación de estar mal, verás que en realidad no puedes especificar algo que lo
esté. Lo que está mal cambia continuamente. Verás que es una creencia que surge porque te
percibes a ti mismo de un cierto modo. Si ves que es una creencia, entonces verás que se basa en
una perspectiva mental, un auto-engaño... y entonces es posible soltarlo. Necesitamos
experimentar plenamente la dificultad específica de sentirnos errados o malos, si vamos a
descubrir la alucinación implícita. Estar presente con lo que sea que tu experiencia es, significa
que no estás comparando tu experiencia con la de otro ni con ningún tipo de standard. La actitud
de enjuiciamiento comparativo y de intentar cambiar las cosas interfiere con la experiencia, de
modo que no la puedes ver tal como es. Lo que se requiere es una entrega a cómo se
desenvuelve tu realidad, y esto significa no darle energía a tus comparaciones y juicios.

Los rasgos que señala Naranjo (hemos agregado observaciones nuestras) para el tipo 1 son:

(1) Ira: En este caso, la “ira” es un trasfondo emocional generalizado y la raíz original de esta
estructura de carácter. También hay resentimiento, lo que se conecta con una sensación de
injusticia respecto a los esfuerzos y responsabilidades que la persona asume en mayor medida
que otros, a quienes critica por ser menos empeñosos. A veces juega el papel de mártir. Además,
la ira se presenta como irritación, reproche, exigencia y odio no expresado (puesto que se intenta
tener una auto-imagen virtuosa).

(2) Actitud crítica: Actitud de “busca-errores”: a veces genera una atmósfera sutil que hace que
otros se sientan torpes o culpables. La crítica es una ira intelectual más o menos inconsciente de
su motivo. Los reproches morales y acusaciones son otra forma de desaprobación perfeccionista,
en que el “Yo quiero” se transforma manipulativamente en “Tú deberías”. Esta crítica puede
desembocar en etnocentrismo y otras formas de prejuicio y agresión autoritaria. El 1 puede ser
demoledora y agobiantemente crítico, especialmente con sus cercanos.

(3) Demandante: Una vengativa sobre-asertividad respecto a los propios deseos, en respuesta a
frustración temprana. Son los más disciplinados, inhiben el placer y la espontaneidad en otros y
valoran el trabajo duro y el buen rendimiento. Sermoneadores, predicadores (orientación
“correctora”). Controladores, tanto de las personas como de los entornos (jardín, por ejemplo).
19

(4) Dominante: Estilo autocrático, asertividad dignificada y segura de sí misma, actitud superior,
altanera, desdeñosa y quizás condescendiente. Autoconcepto aristocrático basado en sus altos
estándares, trasfondo cultural y familiar, inteligencia, etcétera.

(5) Perfeccionismo: Desea ser el mejor, y para ello apoya implícitamente el sistema moral o
jerarquía humana en la cual se basa su autoridad. Fuerte super-yo traducido en principios,
moralidad, tradición e ideales, los que se transforman en instrumentos de manipulación
interpersonales. No sólo someten a otros en base a estos principios, sino también los respetan
ellos mismos. Virtud compulsiva como formación reactiva frente a la ira, y también expresión de
la ira dirigida hacia sí mismo: el propio crítico más duro.

(6) Control excesivo: ...de la propia conducta y sentimientos, lo que resulta en una rigidez
característica, falta de espontaneidad, sensación de torpeza. Este exceso de control puede aburrir
a los demás. El pensamiento se vuelve excesivamente lógico, metódico, con pérdida de
creatividad e intuición.

(7) Auto-crítica: La autocrítica suele estar escondida bajo una imagen virtuosa y digna. La
incapacidad para aceptarse a sí mismo no sólo es la fuente de la frustración emocional crónica (y
la ira inconsciente), sino también del omnipresente trasfondo que hace que el perfeccionista se
esfuerce más por lograr validarse.

(8) Disciplina: Disposición puritana a esforzarse a expensas del placer, lo que les hace
trabajadores y disciplinados y también demasiado serios. Se observa un elemento vengativo en
las exigencias interpersonales, y también un elemento masoquista en la postergación del placer y
los impulsos naturales.

Ejemplos de personas conocidas:


Clint Eastwood, Robespierre, Gandhi, Margaret Thatcher, Grace Kelly, Paul Lowe, Reina Victoria,
Krishnamurti, el modelo británico de condicionamiento.
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LA TRILOGÍA DEL VIVIR


Puntos 2, 3 y 4

Punto 2
Idea Divina:

DIVINA VOLUNTAD, DIVINA LIBERTAD

“La consciencia de que la Realidad, movilizándose con una dirección y de acuerdo a leyes naturales fijas,
fluye con una fuerza determinada. La forma más fácil de relacionarse con esta fuerza es dejarse llevar por
ella. Esta es la verdadera libertad”.

Oscar Ichazo, 1972

Desde la perspectiva del universo, esta idea es la Divina Voluntad; desde la perspectiva del ser
humano, es la Divina Libertad. La forma más fácil de relacionarse con esta fuerza es ir con ella.
Cuando se habla de “leyes naturales fijas”, es en referencia a que las cosas ocurren según ciertos
patrones.

Si realmente te entregas a la Divina Voluntad, descubrirás que eres de hecho parte de esta fuerza
del flujo de la realidad. Lo que llamamos “acto” no es otra cosa que los cambios y
transformaciones que experimenta el organismo vivo que es el Todo (y desde este punto de
vista, son lo mismo el movimiento del sol que el rascarse la cabeza). Si comprendes la Divina
Voluntad, un corolario necesario es que tus actos no se hallan separados de los movimientos de
las estrellas: creer en un yo separado es lo que dificulta ver que esto es así. De otro modo, se ve
que hay una voluntad unificada en el funcionamiento total del universo. La Divina Voluntad del
universo o de Dios es todo lo que está ocurriendo en un momento determinado.

La Divina Libertad es comprender el funcionamiento o la voluntad desde la perspectiva de la


Divina Transparencia (la percepción de que, como individuo, no estás separado del Todo). Por
tanto, tu funcionamiento y actos son inseparables del funcionamiento del Todo, y se hallan en
completa armonía con su funcionamiento.

La Divina Libertad significa que tus actos no se hallan separados de los actos del Universo, de
modo que tu voluntad no se halla separada de la voluntad del Universo (no hay conflicto entre
las dos voluntades). Estar completamente unido y en armonía con la Divina Voluntad es
liberador; de allí la “Divina Libertad”.

Apenas dices que no te gusta esto o lo otro, te separas y entras en oposición con el Universo. El
Budismo y el Taoísmo consideran que la libertad es “no elegir” (choicelessness). Cuando te
experimentas como un yo separado, te experimentas haciendo, funcionando; apenas trasciendes
21

esta perspectiva, te das cuenta de que todo este tiempo creíste que hacías que las cosas
ocurrieran, siendo que en realidad, las cosas estaban ocurriendo por su cuenta.

Necesitamos practicar la entrega a lo que está ocurriendo, practicar el “estar con”, no decir ni
“sí” ni “no” a lo que está ocurriendo. Para realmente comprender lo que es el acto, lo mejor es
comenzar con nuestra propia experiencia interna. Ni la aceptas ni la rechazas; no la alejas ni te
aferras a ella. Es lo que está ocurriendo y punto. Ni posición ni actitud a su respecto. El ego
siempre está intentando cambiar las cosas: si observas tu experiencia interna, verás que estás en
continua agitación, intentando cambiar una cosa u otra. Siempre estás interfiriendo, tratando de
que ocurra algo diferente de lo que está de hecho ocurriendo. Sólo puedes hacer esto si crees que
tienes tu propio mundo separado y que en él puedes hacer que las cosas ocurran como te dé la
gana; cuando en realidad, las cosas no las eliges tú en lo absoluto. Es el universo el que elige lo
que experimentas y lo que te ocurre.

Lo anterior no se refiere a una predestinación; de lo que se habla aquí es de un Universo


inteligente y creativo, donde lo que va a ocurrir en el momento siguiente no puede haber sido
planeado pues va a surgir de este momento –y no de un plan previamente delineado-. Esto no
significa que no exista hilación en lo que ocurre. El “hilo" es exactamente lo que está ocurriendo
ahora, dónde estás en este momento y cómo se desenvuelve este momento. Si sigues lo que te
está ocurriendo en este instante, estás siguiendo tu “hilo”. Para liberarnos, debemos aprender a
entregarnos, a “ir con” lo que está ocurriendo. Nos quedamos con lo que es, y lo dejamos desenvolverse.

No interferimos: ni aceptamos ni rechazamos. Preferir un estado de ánimo por sobre otro,


decidir que lo que está surgiendo en ti no está bien y debiera ser diferente... incluso desear estar
iluminado en lugar de donde estás en este instante: todo esto indica identificación con el ego,
que te mantiene aprisionado en tus ideas acerca de cómo debieran ser las cosas. Si, por ejemplo,
sientes ira y sientes que así se está manifestando la Divina Verdad en este momento, la dejarás
tranquila y no intentarás cambiarla. Verás que la libertad no se halla determinada por el estado
en que te encuentras: más bien, es la completa entrega a cualquier estado en que te encuentres.
Entregarse a la Divina Voluntad es libertad, porque entonces no estás imponiéndole límites,
preferencias o condiciones a la realidad. Esto no implica resignación: significa aceptación y
responder desde esta aceptación.

Por ejemplo, un camión se te viene encima: la reacción más lúcida implica no dejar que te
atropelle ni enojarse con el conductor, sino simplemente salirse del medio. Aprender a distinguir
entre la reactividad del ego y la respuesta apropiada a lo que sea que la vida traiga es un
proceso sutil y complejo: en general, podemos “ir con” lo que sea que ocurra, sin intentar
comprenderlo. Entregarse a la Divina Voluntad no significa comprar un auto que no puedes
pagar o comer chocolate cada vez que sientas ganas. Para una acción apropiada, es necesaria
una comprensión de tus motivaciones y del nivel de realidad en que estás funcionando. Al
principio del trabajo, aún cuando tus actos serán reactivos, siguen siendo actos de la Divina
Voluntad, de modo que, aún cuando no se puede confiar en ellos o ser auto-indulgente a su
respecto, tampoco deben ser rechazados. Esta distinción es sutil y complicada.

El trabajo interno debiera orientarse, no a lograr un determinado estado de consciencia, sino a


liberarse de desear esos estados. Como individuo, tu tarea no es elegir lo que ocurre, sino
entregarte a tal nivel que reconoces que ni siquiera es posible elegir: esto revierte enteramente la
posición del ego. La verdadera Voluntad se distingue de la voluntad del ego en que no hay
esfuerzo. Te sientes apoyado(a) por el Universo al estar en contacto con tu Ser, y entonces no
22

necesitas hacer que las cosas ocurran de un modo premeditado, y entonces tus actos se vuelven
espontáneos y carecen de esfuerzo. Sólo podemos hablar de un verdadero desenvolvimiento
interno cuando estamos presentes con lo que se está manifestando en nuestro interior, sin juicios
y las consecuentes manipulaciones internas. Entonces nuestra experiencia deja de ser un
predecible repaso de territorios familiares, y se transforma de verdad en una exploración y una
aventura que nos conduce a profundidades y dimensiones de la realidad que revelan más y más
de la riqueza y profundidad de lo que se halla aquí.

El ego puede entender -a veces inconscientemente- que el trabajo en ti mismo implica un intento
de hacer que algo ocurra -producir un estado o cambio en ti-, en lugar de ver el trabajo espiritual
como una forma de entregarse, de dejar de ser un obstáculo. Esto también significa que un
verdadero trabajo espiritual que traerá en algún punto la transformación es aquél que implica
dejar de lado tu propia voluntad, tus prejuicios, preferencias, elecciones y desagrados.

El enfoque del Diamante de Almaas no es el único que se basa en la Divina Libertad: también la
práctica del Dzogchen, del Budismo Vajrayana. En éstos, la idea es que si estás presente sin
interferencia con un objeto de la percepción, éste naturalmente se liberará -es decir, revelará
espontáneamente su propia naturaleza; o bien, se revelará como la Divina Verdad-. En el caso
del enfoque del Diamante, si hacemos eso -por ejemplo, con la ira-, ésta revelará
espontáneamente el dolor que le subyace; y si permaneces con el dolor, éste revelará el vacío que
le subyace; y, si te quedas con el vacío, surgirá un aspecto del Ser; y si te quedas con eso, éste te
llevará a dimensiones más y más profundas de la realidad. Si haces esto continuamente, te darás
cuenta eventualmente de que todo es la Divina Verdad.

El método de Almaas en el enfoque del Diamante implica darle la bienvenida a lo que sea que
ocurra y lo que sea que estés experimentando. Permaneces presente con ello y sientes curiosidad
a su respecto, deseando comprenderlo en forma experiencial, simplemente por tu amor por la
verdad. No estás buscando un estado determinado -pues al hacerlo te alejas de la Divina
Libertad-. Vemos que cualquier estado es perfecto si estás entregado a él: el estado depende de
la Divina Voluntad, y no de tus deseos. Sólo después de perseguir uno y otro estado una y otra
vez, hasta el punto de darte cuenta de que no puedes influir en lo que va a ocurrir con tu
voluntad; sólo entonces el profundo anhelo por el cese del sufrimiento te traerá verdadera
entrega a lo que es.
23

La Neurosis en el Punto 2:
El Auto-adulador
(Orgullo y personalidad Histriónica)

El juicio y el intento de cambiar lo que sientes indica una no-entrega a la Divina Voluntad; pero
si juzgas tu falta de entrega, esto indica una falta de entrega aún más marcada a la Divina
Voluntad. El orgullo es la actitud de intentar “Hacer las cosas a mi manera: quiero que las cosas
ocurran como yo quiero”. La ilusión específica que ocurre aquí es la creencia de que existen
entidades separadas, cada una de ellas con voluntad propia y separada. Uno desea salirse con la
suya, en vez de ver que el universo ya tiene su respuesta y que ésta se manifiesta a través de ti.
La pérdida del apoyo ambiental es interpretado a través del filtro del auto-engaño: en este caso,
es interpretado como no salirte con la tuya, y sentirte, por tanto, humillado y castrado -la
dificultad específica: lo que eres no es suficientemente efectivo o poderoso-. Pierdes la confianza
en el Universo, y entonces la reacción específica es oponerte voluntariosamente a lo que es. El
orgullo y la testarudez se apoderan de ti y dices: “Voy a salirme con la mía”. Estás convencido de
que el universo y/o las personas están en tu contra u obstaculizan tu camino hacia tu libertad.
De esta convicción surge la necesidad de ser voluntarioso y salirte con la tuya, para obtener o
proteger tu libertad.

Externamente, manipulas a los otros para que concuerden con lo que crees que necesitas, e
internamente evalúas constantemente tu experiencia para ver si es “correcta” o no, y la intentas
cambiar si no coincide con lo que crees que deberías sentir. Todas las defensas del ego se basan en
este principio: modificar tu experiencia para hacerla concordar con lo que crees que debería ser. Para el
ego, la sensación de dejar de lado la propia voluntad es terrible: sin embargo, si examinamos las
cosas con cuidado, descubriremos que de lo que se trata es de entregarse a la propia verdad. El
flujo de tu propia experiencia no es algo que tú manejas, es algo dado; y de lo que se trata es de
seguir eso. Inconscientemente, confundimos el entregarnos a la voluntad divina con someternos
a la voluntad de nuestros padres, y por supuesto que entonces la idea resulta abominable.

La entrega no es resignación: ésta implica admitir que no puedes salirte con la tuya. Te tomas a
ti mismo como una entidad separada, con una voluntad separada, que está siendo doblegado
por la realidad. La verdadera entrega, en contraste, es dejar de separar la propia voluntad de la
realidad. Para el ego, la libertad significa poder hacer lo que desee cuando lo desee: como esto
no siempre se puede hacer, comienzas a ver al universo como limitante. Desde la perspectiva de
la Divina Libertad, sin embargo, la libertad es desear lo que sea que el Universo desee.

Los rasgos que señala Naranjo (hemos agregado observaciones nuestras) para el tipo 2 son:

(1) Orgullo: Exaltación imaginaria del propio valor y atractivo. Exigen privilegios, necesitan ser
el centro de atención, desean el “rol de la princesa”.
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(2) Necesidad de aprecio: Necesidad intensa de amor, mezclada con independencia. Necesidad
de confirmar una sensación inflada del propio valor, de considerarse “especial”. La fuerte
necesidad de amor y el orgullo les hace involucrarse excesivamente en las relaciones y ser
posesivos, a la vez que muy seductores.

(3) Hedonismo: Necesita ser mimada(o) (“favorita(o) del Universo”) y que sus caprichos se vean
satisfechos. Histriónico: animación y contento simulado o exagerado. Poca tolerancia a la rutina,
a la disciplina y otros obstáculos frente a una vida irresponsable y juguetona. Pueden volverse
una furia cuando no se les complace: manipuladores.

(4) Seducción: Los 2 trabajan por ser seductores y atractivos. Hay ciertos rasgos -ser afectuoso,
por ejemplo- que son utilizados como herramientas para seducir. Su despliegue amoroso puede
ser superficial e inestable. Su apoyo es más emocional que práctico. Por tanto, su seducción
implica no sólo un despliegue de amor que es histriónico, sino también una falta de respuesta a
la hora de entregar lo ofrecido. También utiliza los halagos para seducir, y el erotismo es un
vehículo para probar la propia importancia.

(5) Asertividad: El dominio es característico del 2, y es un derivado del orgullo. Obtiene lo que
desea pidiéndolo en forma muy directa. Tiene un aura de vitalidad. Voluntarioso(a): debe lograr
lo que quiere.

(6) Prodigalidad y falsa abundancia: Represión de sus necesidades (debido al orgullo);


generalmente no se da cuenta del estado de necesidad que existe debajo de la compulsión por
agradar y ser extraordinario(a). Supuestamente, el 2 está “bien” y “mejor que bien” –pero nada
podría contradecir más esto que la necesidad de amor-. Les gustan los niños, pues desean ser
pródigos con su amor, a la vez que satisfacen encubiertamente su necesidad de amor.

(7) Histrionismo: El falso amor y la falsa propia satisfacción –expresados intensamente- son una
importante forma de expresión del 2. Aparenta libertad, independencia y felicidad; posa de
positivo. Rebelde frente a la autoridad.

(8) Emocionalidad impresionable: El 2 es anti-intelectual y es, por tanto, el más emocional de los
tipos, considerando que el 4 –el otro emocional- se interesa también en lo intelectual.

Ejemplos de personas conocidas:

Marilyn Monroe, Elvis Presley, Michael Jackson, Miguel Bosé, Cecilia Bolocco, Kenita Larraín.
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Punto 3

Idea Divina:

DIVINA ARMONÍA, DIVINA LEY,


DIVINA ESPERANZA

“La consciencia de que no existen excepciones a las leyes naturales que gobiernan el Cosmos, y que estas
leyes son enteramente objetivas y operan como una unidad interconectada. La ley suprema es la totalidad
de la Realidad misma. La verdadera Esperanza es la certeza respecto a la objetividad y total aplicabilidad
de estas leyes”.
Oscar Ichazo, 1972

Si desconoces la visión objetiva de la realidad, es muy probable quedarse atascado en una u otra
dimensión, y nunca llegar a saber lo que es estar libre del ego. La visión de la realidad que nos
interesa aclarar es si la propia experiencia -cualquiera sea su contenido- es percibida desde la
perspectiva egótica o desde una visión objetiva. Comprender la visión objetiva significa
comprender la experiencia cuando no hay ego implicado. Por ejemplo, puedes tener una
experiencia de Divino Amor de dos maneras: como algo particular a una persona, tiempo o
lugar -la visión egótica- o como la naturaleza de Todo -la visión objetiva-. En la visión de la
realidad, no interesan nuestras preferencias a su respecto: de lo que se trata es de cómo las cosas
son. Si te armonizas con la realidad, experimentarás paz y libertad; y si no, experimentarás
discordia.

Esta Idea Divina guarda relación con el funcionamiento: con actividad, eventos, cambios,
transformaciones, movimiento, procesos y el paso del tiempo. Esta es la idea en el Eneagrama
que ayuda a comprender cómo los cambios y el movimiento ocurren. La Divina Esperanza es
una de las virtudes teológicas del cristianismo, representadas por las Ideas Divinas 9, 6 y 3.
Como hemos visto, cada una de estas Ideas no sólo clarifica una experiencia particular de la
realidad objetiva, sino que también describe el efecto transformador de esta experiencia en el
alma. La Divina Esperanza es la transformación específica que experimenta el alma como
consecuencia de la Divina Ley y la Divina Armonía.

La Divina Ley es la percepción y comprensión carente de ego del funcionamiento y actividad.


Muchos se asustan al experimentar la presencia, y se dan cuenta de que implica no-acción, un
estado de profundo descanso: “¿Quién va a hacer las cosas y cómo se llevarán a cabo si nuestra verdad
es esta no-acción?”. Estar presente implica una profunda quietud. La Divina Ley muestra la
unidad de la existencia cuando es vista en su funcionamiento dinámico. La perspectiva común
es que habitamos un mundo inanimado que obedece a leyes físicas de diversos tipos (ley de
gravedad, leyes electro-químicas, etc), y nosotros hacemos y fabricamos cosas. Esta perspectiva
ignora por completo la unidad de la existencia. Si la realidad es una, entonces no hay límites que
separen una cosa de la otra; no hay objetos en el sentido usual del término ni hay individuos
separados. Creer que los cambios ocurren porque una cosa actúa sobre otra presupone la
creencia de la separación.
26

¿Cómo ocurren los cambios, entonces, si la separación no es real? Los cambios no se ven como
separados o aislados unos de otros; todo el Universo -aún aquéllas partes que consideramos
estáticas- se está transformando continuamente de un estado total y unificado a otro estado total
y unificado. Esta es la Divina Ley, la unidad de todo cambio: una masa completamente unificada
se moviliza sin que exista la posibilidad de que ninguna parte se movilice independientemente
del resto. Consecuencia de esto es que, por ejemplo, la ley de causa y efecto no es válida. Desde
esta perspectiva, el Universo no existe en el tiempo: es creado en forma continua e instantánea,
segundo a segundo. El Ser no es sólo presencia, sino que el flujo de la presencia. Es un flujo de
ahora en transformación continua del patrón universal. El paso del tiempo es una forma
limitada de intuir el flujo del Ser. El flujo mismo es lo que Almaas llama tiempo real: cuando
percibimos toda la realidad en flujo constante, entonces estamos percibiendo tiempo real.

La primera forma de percibir la Divina Ley es, entonces, como un flujo del Ser en cambio
continuo. Una segunda forma es como una creación continua: todo se manifiesta continuamente,
como magia. No es un flujo de pasado a futuro, sino un flujo de no-manifestación a
manifestación. El Ser y lo que está siendo creado son lo mismo. La tercera forma es experimentar
que la realidad se está revelando a sí misma en forma inherente y continua. El Ser está
manifestándose a sí mismo, y somos parte de él, no una manifestación de él. La cuarta forma es
aún más sutil, y todo se ve como surgiendo espontáneamente, sin el creador ni lo creado. Una
quinta forma implica percibir que todo ocurre de acuerdo a una voluntad universal. En la sexta
forma, experimentamos al Ser como una presencia inherentemente dinámica: el dinamismo es
completamente inseparable del Ser, y es consciente de sí mismo. Desde esta perspectiva, la
muerte cambia enteramente de sentido.

Esta es la Ley más difícil de comprender intelectualmente o de captar de modo experiencial,


pues nuestras vidas enteras se basan en una perspectiva enteramente diferente.

La Divina Armonía, el segundo nombre de esta Idea Divina, implica dos insights respecto a la
Divina Ley. El primero es que, puesto que todo ocurre como una acción, como un flujo unificado,
el patrón de este flujo es experimentado como la completa armonía de todo lo que ocurre en su
interior. La percepción de esta armonía es que es belleza, es amor, es gracia, es luminosidad, es
abundancia y plenitud. Si hay un solo despliegue unificado, ¿cómo puede haber inconsistencias?
El segundo insight es que este funcionamiento unificado tiene una inteligencia inherente que lo
moviliza en forma óptima; es decir, de modo de revelar su propia verdad.

La Divina Esperanza (que no guarda relación alguna con la esperanza de que las cosas mejoren,
sino una confianza en que todo estará bien) tiene dos significados: el primero es que el hecho
mismo del funcionamiento universal y armónico es la verdadera esperanza. El hecho de que
exista una armonía que siempre nos está atrayendo más cerca de sí es la verdadera esperanza. El
segundo significado de la Divina Esperanza es el efecto en el alma de ver y comprender la
Divina Ley y la Divina Armonía: es darse cuenta de que la realidad se encarga de sí misma,
independientemente de nuestra imaginaria autonomía. Una confianza en la dinámica del Ser
nos hará, naturalmente, sentir optimistas y estar abiertos a lo que sea que ocurra.

La Divina Fe es una confianza en el hecho de la presencia del Ser, mientras que la Divina
Esperanza es confianza en el flujo creativo del funcionamiento de esa presencia. La Divina
Esperanza es, entonces, una apertura, una curiosidad, una receptividad y un optimismo respecto
27

a cómo las cosas van a desplegarse. Muchos hemos sentido esto en experiencias de expansión de
consciencia.

Es muy difícil percibir en el mundo físico el patrón de desenvolvimiento global. Es más fácil
verlo en nuestra experiencia interna, en donde ésta se desenvuelve espontáneamente, sin que
hagamos nada. Hay una renovación continua de la experiencia interna, todo el tiempo. Luego de
profundizar esta experiencia, se comienza a ver que lo mismo está ocurriendo a tu alrededor. Y
entonces se reconoce que éstas no son experiencias, sino vistazos de lo que ocurre todo el
tiempo. Para el alma, la liberación significa, fundamentalmente, liberarse del yo separado e
individual. Este yo separado, en sus intentos por afirmarse, protegerse y desarrollarse, produce
todo el sufrimiento emocional. Puede tomarnos mucho tiempo darnos cuenta de esto.

La Neurosis en el Punto 3:
El Vanidoso
(Vanidad, Inautenticidad, Orientación “Mercantilista”)

Cuando se pierde de vista la Divina Idea, la persona cree en un “hacedor” separado e


independiente (la ilusión específica del 3). Es la convicción, no sólo de que todo funciona en forma
separada, sino de que uno puede actuar independientemente del resto del universo. No es que no se
realicen actos desde uno: es que no se ve toda actividad como un solo todo orgánico. Se dice que
el 3 intenta reemplazar a Dios siendo un dios independiente, haciendo sus propias leyes. La
dificultad específica (aquí, el sentimiento de desamparo) es cómo el apoyo ambiental inadecuado
se refleja en la experiencia personal: aquí, existe la creencia de que uno es un “hacedor”
separado e independiente, y que, al mismo tiempo, el medio ambiente es inadecuado y no ofrece
apoyo. Como no logras proveer y cuidar de ti mismo, no sólo interpretas esto como que no
puedes hacerlo por tu cuenta, pero te tomas por un fracasado, y te sientes incapaz, inadecuado e
incompetente. En este caso, este desamparo e impotencia (helplessness) no es específico de un
incidente (en que deseas hacer algo pero no puedes), sino que es inherente a la experiencia
egótica.

La reacción específica del 3 es sentirse abandonado, que nadie lo cuida, y que todo depende de
él/ella: lo que resulta es una lucha, un esfuerzo, una constante, obsesiva y compulsiva necesidad
de estar activo, logrando y teniendo éxito. Esta lucha es una formación reactiva a la sensación de
desamparo. Como con todas las reacciones específicas, ésta existe para apoyar la ilusión
específica. Si dejas de esforzarte y luchar, tendrás que abandonar la idea de que actúas por tu
cuenta, en forma independiente. Lo más importante para el 3 no es el éxito, sino el hacer mismo:
siempre están luchando, no descansan. Para salir de esto, el 3 debe darse cuenta de la verdad de
la situación: cómo la lucha se manifiesta continuamente en nuestra vida, y ver cómo es una
respuesta a nuestra sensación de desamparo e impotencia. Dejas de luchar cuando aceptas tu
desamparo e impotencia. En algunos ámbitos, a esto se le llama “humildad”: el reconocimiento
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que sólo Dios es todopoderoso. Esto puede ser reconfortante o atemorizante, pero aceptar tu
desamparo -que las cosas no dependen de ti- es, en realidad, una entrega espiritual.

Exploraremos ahora la dificultad específica del desamparo e impotencia, que aparece como una
sensación de incapacidad o inadecuación para hacer lo que es necesario por propia cuenta. La
sensación de inadecuación es universal a cualquier ego: el ego es en sí inadecuado. Apenas te
separas y tratas de ser una entidad separada, te alejas de tu sustento, de tu apoyo, del Ser mismo
y, además, comienzas a tener límites. Cuando te dejas sentir el desamparo por entero, sin
resistirte, sin juicio ni rechazo, llegarás al fondo del espejismo, y tendrás la posibilidad de ver la
situación con mayor claridad: por el mero hecho de ser un ser humano, te hallas desamparado.
La humildad y el desamparo son adecuados mientras existan restos del ego. Aceptar el
desamparo es, en cierta forma, una invitación para la acción de una fuerza mayor. Es difícil
permitirse experimentarlo plenamente, pues implica una profunda vulnerabilidad, fragilidad,
inadecuación y debilidad... pero no hay alternativa. Cuando aceptas el desamparo, dejas de
esforzarte y luchar. Cuando de veras ves el esfuerzo y la lucha, te darás cuenta de lo cansado
que está tu corazón, tu mente, tu cuerpo, tu alma: por años has intentado hacer algo que no
puedes hacer.

Si crees que algo falta en tu vida, generalmente se trata de una preocupación que apoya al ego.
Mientras sigas queriendo que las cosas ocurran de un modo determinado, estás luchando hacia
un objetivo determinado egóticamente, y seguirás pegado al sufrimiento.

Los rasgos que señala Naranjo para el tipo 3 (hemos agregado observaciones nuestras) son:

(1) Necesidad de atención y Vanidad: Necesidad de atención, de ser visto, oído y apreciado: para
ello, cultiva la apariencia. Sensación de soledad, que corresponde a la frustración crónica de la
necesidad de “ser para otros” y a la sensación de que lo que se obtiene es gracias a un “yo” falso
y a la manipulación (“¿Me amarían por lo que soy?”). La pregunta es perpetuada por el hecho de
que, cuando la persona corre a todos lados buscando logros, se moviliza por un temor al fracaso,
pero también se halla plagada por el temor a quedar expuesta y a ser rechazada si se mostrara al
mundo sin máscara.

Pasión por la apariencia y capitulación a los valores culturales; sustitución de la brújula interna
por la validación y orientaciones externas. Perfeccionismo respecto a la forma, cualidad de
camaleón. Refinamiento, generosidad, motivación de logro, habilidad social y preocupación por
la apariencia física.

(2) Orientado al logro: Busca el logro, el éxito, y para ello puede buscar el status y la riqueza. (a)
Habilidad para hacer cosas en forma expedita y precisa: por tanto, orientación a la vida racional
y práctica; (b) cierta dureza en las interacciones humanas, cuando hay que elegir entre el éxito y
ser considerado; (c) auto-control y dominio, lo que se observa en algunos padres/madres; (d)
competitividad insensible, cultivo de la eficiencia, utilización del engaño y el bluff como
“manipulación de la propia imagen” y (e) ansiedad y tensión, como resultado de un esfuerzo
exagerado hacia el logro y el implícito temor al fracaso. Suele tener presión sanguínea alta.

(3) Sofisticación y habilidad social: Brillantez social: entretenido, entusiasta, efervescente,


chispeante, ingenioso. Necesitado de alabanza.
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(4) Cultivo del Atractivo Sexual: Autoembellecimiento y conservación del atractivo sexual. En
algunos casos, esa belleza es fría, emocionalmente hueca.

(5) Engaño y manipulación de la Imagen: La pasión por exhibirse puede entenderse como una
confusión entre el ser y la apariencia, y entre la valoración extrínseca y el valor intrínseco. Se
identifica con su máscara, cree en lo que vende, afectado, falso, farsante. Experiencia emocional
engañosa. No sólo ha cultivado la apariencia, sino que ha desarrollado una habilidad para
presentar cosas e ideas de forma positiva o negativa, siendo igualmente “simpático”.

(6) Orientación hacia los demás: Gran habilidad para realizar “estudios del mercado”: lo que
piensan, sienten y hacen los demás. Se identifica entonces con los valores predominantes,
convirtiéndose en camaleón.

(7) Pragmatismo: Calculador, racional, orientación sistemática hacia las cosas. Organizado,
competente, práctico, funcional y dispuesto.

(8) Vigilancia activa: Incapaz de rendirse. Necesita tener todo bajo control, actitud de confianza
en sí mismo. Hiperactivo, con tensión nerviosa, no confía en que las cosas anden bien si no las
controla. Propenso a la ansiedad.

(9) Superficialidad: Suele no tener acceso a sus sentimientos profundos: no sabe quién es, más
allá de los roles. No conoce sus verdaderos deseos (más allá de agradar y ser efectivo). Todo esto
perpetúa una cierta insatisfacción.

Ejemplos de personas conocidas:


John F. Kennedy, Paul Newman, Jim Carrey, Robin Williams, Felipe Camiroaga, el modelo
norteamericano de condicionamiento.
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Punto 4

Idea Divina:

DIVINO ORIGEN

“La consciencia de que todo individuo nace como resultado de leyes naturales y objetivas, y que estas leyes
siguen funcionando en su interior a lo largo de sus vidas. Puesto que todas las leyes se hallan
interconectadas, cada individuo siempre tiene una conexión física íntima con la Totalidad de la Realidad,
el Cosmos. Desde aquí surge la verdadera originalidad”.

Oscar Ichazo, 1972

Ichazo entrega también una definición más breve: “Todo se origina en Él Mismo, en Dios; y todo
retornará nuevamente a Él Mismo”. La Illaha il Allah: “No hay otro Dios que Dios”: lo que destaca el
Divino Origen es la percepción y comprensión de que toda apariencia (lo que sea que puede ser
experimentado y percibido -interna y externamente- es manifestación del Ser, de la Divina
Verdad). El hecho de que la realidad aparezca ahora como tu cuerpo o tus pensamientos o el
medio que te rodea no significa que estos aspectos se hallen desconectados del Ser.

El Divino Trabajo destaca que siempre está ocurriendo un desenvolvimiento, y el Divino Origen
destaca que este desenvolvimiento nunca se halla desconectado del Ser, pues es el Ser mismo.
Tal como el cuerpo es inseparable de sus átomos, la apariencia es inseparable del Ser. Si esto no
está claro, puede que tengamos una experiencia profunda de la presencia de compasión
ilimitada o de fortaleza indestructible, para de hecho sentir como si tuviésemos la experiencia de
algo diferente de quiénes o qué somos. Puede que sintamos que la Esencia viene y va, en vez de
ver que es la percepción de nuestra naturaleza interna lo que viene y va, pues nuestra
percepción no es clara. Creer que podemos estar conectados o desconectados de Dios significa
que no se comprende la idea del Divino Origen.

La idea del Divino Origen puede comprenderse en diferentes niveles: el nivel convencional es
estar en contacto con uno mismo. A nivel físico, podemos reconocernos conectados a la realidad
porque las leyes naturales que operan en y a través de nuestro cuerpo siempre nos conectan a
ella. En el siguiente nivel, está la experiencia de ver que existe una Fuente de donde vienes y a la
cual retornas, y que toda la realidad proviene de y regresa a la misma Fuente. Es como percibir
que las olas surgen del océano y regresan a él.

Cuando no percibes esta realidad, estás dormido. Decir que las Ideas Divinas son visiones de la
realidad objetiva, significa que esta realidad no depende de tu mente o de tu experiencia de ella.
En el tercer nivel, el de co-emergencia, uno reconoce que todo es siempre la Fuente que aparece
de diferentes formas. Nuestra sensación de lo que es esta Fuente puede profundizarse: la
llamamos las dimensiones ilimitadas. Cada vez la vemos con menos y menos cualidades. En este
nivel, percibimos que no hay un lugar que sea el Origen mientras otro lugar se halla separado -
las metáforas espaciales pierden sentido-.
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Esta Idea Divina describe la verdad en términos de la ausencia de límites de separación entre las
apariencias y el Ser. La Divina Omnisciencia se refiere a la conexión entre las almas, mientras
que el Divino Origen se refiere a la conexión del alma con su Fuente. El ego no comprende esto,
creyendo que la Esencia o el Ser o Dios existen en alguna parte, y que hay que buscarlos.
Cuando dices “yo”, es el Absoluto el que lo pronuncia, pues sólo hay una sola cosa. No estamos
conectados con el Origen: somos el Origen.

Decimos que Dios -o la Verdad- nunca cambia y es siempre el mismo, siendo que de hecho Dios
cambia todo el tiempo. Ambas percepciones son ciertas, y esto es algo que no podemos
comprender.

La Neurosis en el Punto 4:
El Melancólico
(Envidia y carácter Depresivo-Masoquista)

Don Juan lo expresa así: “A medida que la sensación de un yo individual se hizo más fuerte, el hombre
perdió su conexión natural con el conocimiento silencioso (el Origen). El hombre moderno, surgiendo de
esa evolución, se encuentra a sí mismo tan desesperanzadamente desconectado de la fuente de todo que
todo lo que puede hacer es expresar su dolor en actos de auto-destrucción cínicos y violentos” . La
dificultad específica del 4 les hace sentir desconectados del Origen: creen tener una identidad
separada (el 5 se siente separado de los demás). La verdad es que todo y todos son expresiones
de la Fuente, cada uno una expresión única de ella -ser único no es ser “especial” u “original”,
que es la idea del 4-. Esto conduce a la melancolía, desesperanza y tristeza, pues en último
término la desconexión es de la Fuente misma.

La reacción específica es de desconfianza (pues se ha perdido la sensación de apoyo): desde aquí


se reacciona intentando controlar la propia experiencia, de modo de no experimentar la sensación
de desconexión. Este intento de controlar apoya la identificación con el ego, lo que genera un
centro falso. Físicamente, el control se caracteriza por una contracción en la zona del perineo.

Estar desconectados de la Fuente no es sólo perderse un lujo, sino que también implica que tu
vitalidad baja en todos los sentidos: perdemos contacto con nuestras capacidades. La situación
es similar a un niño de dos años que súbitamente pierde contacto para siempre con la madre: la
vida pierde su sabor y se vuelve árida. Hay vacío, pena y depresión. Para retornar a casa, hay
que re-examinar nuestras creencias, que componen la esencia de quienes creemos que somos. La
verdad objetiva, sin embargo, es que la Fuente no es “otra cosa”: no estás, ni nunca has estado,
separado de ella.

Los rasgos que señala Naranjo para el tipo 4 (hemos agregado observaciones nuestras) son:
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(1) Envidia: Codicia culposa y controlada. El inicio de la envidia surge en muchos como el deseo
de estar en el lugar de quien fue percibido como más favorecido en la infancia. La característica
auto-frustración que acompaña a la envidia es la base de su insaciabilidad. La envidia respecto
al otro sexo (que es percibido como “superior”) tiene una de sus manifestaciones en la mayor
presencia de homosexualidad y lesbianismo en el 4 que en ningún otro tipo. Otra manifestación
de la envidia es social, y puede expresarse como una idealización de las clases superiores (y un
fuerte deseo de “escalar”) o como una competitividad en contra de los privilegiados. La bulimia
es también manifestación de “sentirse vacío”. La persona sufre entre la percepción de una
necesidad extrema y el tabú en su contra, y la vergüenza que le inspira su propia envidia.

(2) Auto-imagen pobre: Incluye sentirse inadecuado, se avergüenza y se siente ridículo con
facilidad, se siente poco inteligente, feo, repulsivo, podrido, venenoso, etc. De esta auto-
denigración se produce el “hoyo” de donde surge la voracidad de la envidia que lleva a
colgarse, demandar, morder, ser dependiente; todas manifestaciones de un acentuado apego.

(3) Focalización en el drama y el sufrimiento: Masoquista: más allá del sufrimiento causado por
los rasgos anteriores, se utiliza el dolor como venganza y en la esperanza inconsciente de
obtener amor. Los 4 son sensitivos, intensos, apasionados y románticos y también sufren de
soledad y sostienen una sensación trágica de su vida o de la vida en general. Nostálgicos,
pesimistas, a veces amargos o cínicos. Se lamentan y sienten lástima de sí mismos. Aquí el
individuo aprende a obtener atención a través de la intensificación de la necesidad y el drama.
Halla una triste dulzura en el sufrimiento. Su principal auto-engaño es la exageración de una
posición de victimización.

(4) Necesidad de conmover: Los 4 pueden llamarse “adictos al amor” y necesitan un


reconocimiento que ellos mismos no pueden dar. La consiguiente dependencia se manifiesta
aferrándose a relaciones frustrantes y también en una cualidad “adhesiva” -una sutil imposición
de contacto que se relaciona tanto con la necesidad de contacto misma como con una defensa en
contra de una eventual separación-. Pueden requerir apoyo financiero, como otra forma de
sentirse apoyados.

(5) Prodigalidad: Considerados, comprensivos, suaves, cordiales, humildes, todo lo cual no es


sólo una forma de “dar para recibir”, sino una verdadera identificación con las necesidades de
otros: entonces, son padres pródigos, asistentes sociales y psicoterapeutas empáticos, personas
que luchan por los débiles. La dedicación a otros les puede llevar a auto-esclavizarse, lo que
contribuye a la frustración y dolor que luego activa los aspectos litigantes y exigentes del 4.

(6) Emocionalidad: Son los más emocionales (junto con el 1), aunque en este caso con mayor
introversión e intereses intelectuales. La expresión de la ira y del odio es aquí intensa, además de
los aspectos emocionales ya destacados. El 4 es un vengativo “en frío”, a diferencia del 8 cuya
venganza es inmediata y “en caliente”: caer en la lista negra del 4 equivale a ser eliminado de su
mundo, sus afectos, sus recuerdos y su percepción. En esas circunstancias, la mera presencia del
infractor en el Universo es un insulto y una ofensa directa.

(7) Arrogancia Competitiva: A veces se presenta una actitud de superioridad (prima-donna o al


menos alguien muy especial), conectada con una emocionalidad teñida de odio, lo cual
compensa una mala auto-imagen.
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(8) Refinamiento: Inclinación al refinamiento (y aversión y desdén hacia lo que ven como tosco)
que se muestra como delicadeza, elegancia, buen gusto y sensibilidad, las que a veces llegan a la
afectación. Esto intenta compensar la pobre auto-imagen.

(9) Intereses Artísticos: Determinados por el rasgo anterior, por su emocionalidad y,


posiblemente, también como una forma de idealizar el dolor.

(10) Super-yo fuerte: Su ideal de ego es más estético que ético. Disciplina que puede llegar al
masoquismo; tenacidad, orientado a las normas. Amor por las ceremonias.

Ejemplos de personas conocidas:

Orson Welles, Marlon Brando, Prince, Edith Piaf, Charlie Chaplin, Don Richard Riso, Anaïs Nin, Oscar
Wilde, Ken Wilber, el modelo francés de condicionamiento.
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LA TRILOGÍA DEL HACER


Puntos 5, 6 y 7

Punto 5
Idea Divina:

DIVINA OMNISCIENCIA, DIVINA TRANSPARENCIA

“La consciencia de que, puesto que cada individuo se halla íntimamente conectado con la totalidad del
Cosmos a través del funcionamiento de leyes objetivas al interior de sus propios cuerpos, no existe
separación o alienación, excepto como alucinación mental. Dado que las leyes cósmicas gobiernan cada
aspecto de nosotros, no hay posibilidad de ocultarse del Cosmos o evitar las consecuencias de los procesos
naturales. Cuando comprendemos esto, estamos en completa paz con nuestro pasado”.

Oscar Ichazo, 1972

La Divina Omnisciencia es la Mente Universal, que incluye todo lo que existe en sus diversas
manifestaciones, con los diversos colores, la riqueza y continua transformación de la realidad.
También podría llamársele “el Conocimiento de Dios”, puesto que lo que Dios “sabe” es el
Universo completo en toda su multiplicidad. En la Divina Omnisciencia, el énfasis se halla en las
diferenciaciones y discriminaciones al interior de esta variedad, en la variedad y multiplicidad
de las diferentes partes. Percibir la realidad a través del lente de la Divina Omnisciencia es como
mirar una alfombra persa, pero concentrándose en los diversos diseños que ésta contiene, a
diferencia de la Divina Verdad, cuyo énfasis se halla en la unidad del universo.

Las dos perspectivas son expresadas por el Sufismo de este modo: Abad es la naturaleza interna
de Dios (percibir la unidad inherente de la realidad) y Wahid es la naturaleza externa de la
unidad de la existencia (experimentar su multiplicidad).

La Divina Transparencia es esta verdad desde la perspectiva del individuo: vemos que somos
partes inseparables del todo, cada uno una célula del cuerpo cósmico, cada uno parte del
“cuerpo” de Dios; la Divina Transparencia es, entonces, experimentarte a ti mismo como parte
de la totalidad, apoyado por ella y sin existir separadamente de ella. En cierto sentido, te
experimentas como hijo o hija de Dios: toda vivencia de no ser parte de la unidad de la realidad
es una alucinación mental.

Este universo es un ser vivo que evoluciona formas de vida cada vez más sofisticadas, y cada
forma es una manifestación de este ser y le proporciona diferentes experiencias de sí mismo. Un
ser humano completo es una forma en que el universo se experimenta a sí mismo en forma
completa. Conocer la Divina Omnisciencia es saber que eres los ojos del universo: tu trabajo es,
entonces, hacer que esos ojos sean completamente transparentes y estén completamente
abiertos, de modo que puedas darle al universo una experiencia de sí mismo en toda su
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dimensionalidad. No es, por tanto, para liberarte del sufrimiento, sino para transformarse en
una ventana translúcida para el universo. Hacer el trabajo por ti obstaculiza tu desarrollo; se
trata de hacerlo en humildad, en amor, y colocando tu ego a un lado. Esa actitud hará que tu
desarrollo ocurra en forma más fácil y espontánea.

Cada tradición espiritual tiene una forma diferente de explicar por qué estamos aquí: algunos
dicen que lo no-manifiesto manifiesta al universo desde la compasión, desde el amor e incluso
desde una actitud juguetona.

Desde esta perspectiva, la verdadera independencia es ser independiente de la mente que nos
separa del resto del universo: en realidad, todos somos dependientes unos de otros y del mundo
que nos rodea. Cada uno afecta a todo el resto porque nuestras vidas se interpenetran: es más,
somos inseparables el uno del otro. Existen la independencia, la autonomía y ser únicos, pero no
separados de la Fuente. La real separación significa particularizarse de la Unidad -
individuación-: significa reconocer que tu verdadera naturaleza no se halla determinada por
influencias externas. En un nivel profundamente inconsciente, implica separarse de la madre, en
términos de que no te sientes determinado por ella.

Sin diferenciación, no habría experiencia, conocimiento, acción, vida o universo -nada más que
el Absoluto no manifiesto-. Cuando alcanzas la verdadera esencia de la verdad, esta realidad
suprema se halla en coma, en el sentido de que no se conoce a sí misma. Se halla inconsciente
porque no tiene límites ni distinciones. Por tanto, no hay nada que ver ni experimentar. Esto es
lo que lo hace lo Absoluto no-manifiesto. Si te experimentas a ti mismo exclusivamente como lo
Absoluto, no puedes funcionar en el mundo. En meditación, te puedes sumergir en ello, pero no
puedes salir a la calle con esto.

La Neurosis en el Punto 5:
El Avaro
(Avaricia y Desapego Patológico)

Cuando se pierde de vista el principio Divino, lo que surge es la convicción de que eres una entidad
separada que existe por su cuenta, separado de otros y del universo, separado de Dios, separado de todo.
Comenzamos a creer que los límites de nuestros cuerpos definen los límites de nuestras consciencias,
de nuestras almas: éste es uno de los principios más fundamentales del ego. Una forma en que
esto puede expresarse es que los límites definen una diferencia, pero no una separación. Soy
diferente de ti, pero no estoy separado de ti.

La ola es parte del océano, pero puede distinguirse de él. Cuando eres una ola, es cierto que no
eres el océano completo, pero tampoco estás separado del océano. Sin el océano, las olas no
existirían. Podría decirse que el ego es quien cree que puede ser una ola sin un océano... La
dificultad específica que surge aquí es experimentarse como pequeño, aislado, separado, vacío y
empobrecido: un estado de aislamiento deficitario. Esto resulta en la creencia de la separación, la
ilusión específica del 5.
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La reacción específica es retraerse, en un intento de esconderse de la realidad. Si te sientes


pequeño, deficiente y aislado, significa que te sientes inadecuado para enfrentar la realidad, así
que la evitas. El núcleo del eneatipo es, entonces, un estado de empobrecimiento y la defensa
esquizoide de retraerse y evitar. Todos experimentamos esto, no sólo el 5: experimentamos más
pronunciadamente nuestro propio eneatipo, pero experimentamos los otros por igual.

Los rasgos que señala Naranjo (hemos agregado nuestras propias observaciones) para el tipo 5 son:

(1) Retención: Falta de generosidad en asuntos de dinero, energía y tiempo, y también


mezquindad, en el sentido de falta de sensibilidad con las necesidades de otros. Retención de los
contenidos mentales, intentando extraerles la última gota de significado. Preferencia por la
autosuficiencia, siendo pesimista respecto a recibir cuidado y protección y también respecto a
tener el poder de pedir y tomar lo que necesita.

(2) No dar: Evita el compromiso, por cuanto así evita dar en el futuro; esto refleja la necesidad de
ser enteramente libre, sin límites, en entera posesión de sí mismos. El acumular implica no sólo
avaricia, sino una protección contra quedarse sin nada, lo que va contra su fuerte necesidad de
autonomía.

(3) Desapego Patológico: Teniendo como experiencia temprana codificar que va contra la
supervivencia el dar más que lo que se recibe, se prefiere alejarse que arriesgarse a esa situación.
Lejanía, ser solitario, falta de motivación a relacionarse, dificultad para hacer amigos. Inhibición
paralela (resignación) del sentirse necesitado. Inhibición de la expresión de ira (resignación
respecto a la necesidad de amor).

(4) Miedo a ser engullido: Se debe a la percepción semi consciente de la supresión de la


necesidad de relacionarse y al temor a la potencial dependencia. Una gran sensibilidad a la
interferencia y a la interrupción va de la mano con una sobre-docilidad (producto lateral de la
necesidad reprimida de amor) en virtud de la cual la persona interfiere muy fácilmente con su
propia espontaneidad y preferencias, y con actuar coherentemente con sus necesidades frente a
los demás. La relación representa, para el 5, dejar de lado las propias preferencias y expresión
auténtica, y por tanto necesita recuperarse estando solo.

(5) Autonomía: La persona siente necesidad de “arreglárselas” sin ayuda externa -basándose en
la creencia de no poder lograr que los otros satisfagan sus deseos-. Hay idealización de este
rasgo.

(6) Insensibilidad Emocional: Se pierde la consciencia y el contacto con los sentimientos, y por
tanto se evita la expresión y la acción. Algunos 5 se vuelven entonces indiferentes, fríos, no
empáticos y apáticos. Capacidad de placer disminuida, junto con buscarlo sólo secundariamente
(después de mantener distancia segura respecto a los demás y búsqueda de autonomía).

(7) Aplazamiento de la acción: Se evita la interacción y el mostrarse; la acción representa


entusiasmo por algo, lo que aquí está ausente. También se intenta ocultar las propias intenciones
frente al mundo -lo que los actos revelarían-. Se evita que los propios sentimientos queden
expuestos frente a otros. Negativismo, anulación de sí mismo.
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(8) Orientación al Conocimiento: El 5 es introvertido e intelectual: puede intentar reemplazar la


vida por la lectura. También se da una intensa preparación para la vida, en que puede que
nunca se sienta suficientemente preparado. Se elaboran percepciones como preparación para la
acción inhibida. Viven en la abstracción al tiempo que evitan lo concreto: se transforman en
testigos de la vida, un buen observador desapegado que parece intentar comprender la vida en
lugar de vivirla.

(9) Sentimiento de Vacío: Supresión de sentimientos más evitación de la vida (para evitar los
sentimientos) llevan a una evitación de la acción, lo que claramente empobrece la experiencia.
Sensación de esterilidad, vacío y sinsentido.

(10) Culpa: Los 4 y 5 son proclives a la culpa: ésta se manifiesta como una vaga sensación de
inferioridad, en una vulnerabilidad a la intimidación, en una sensación de torpeza y de ser
blanco de las miradas, en tratar de ocultarse. En la infancia, se retiene el amor en respuesta a la
falta de amor externo, y eso desemboca en culpa.

(11) Super-yo fuerte: Demandante respecto a sí mismo (no logrando complacer suficientemente
sus auto-exigencias), a diferencia del 1 que es más externamente perfeccionista y que se
identifica con su super-yo.

(12) Negativismo: Más allá de evitar la interferencia o influencia, existe el deseo de sabotear las
demandas de otros (o de sí mismo) hacia él. Bajo la postergación de la acción, también hay un
deseo de no hacer lo que es percibido como un “debería”, un deseo de “no” dar lo que se espera
de él (aún cuando es él mismo quien lo espera). Por ejemplo, es probable que cualquier cosa que
la persona decida hacer en base a un verdadero deseo, se transforme, una vez en movimiento, en
un “debería” en que se pierde la motivación a través de la rebelión interna.

(13) Hipersensibilidad: Esta característica parece más fundamental que la aparente


insensibilidad, la que sería una defensa. Hay baja tolerancia al dolor y temor al rechazo,
sensación de debilidad, vulnerabilidad. Puede que se derive de la sensación semi-consciente del
dolor: dolor por la culpa, dolor de soledad no reconocida, dolor por el vacío.

Ejemplos de personas conocidas:


Claudio Naranjo, Buda, Karl Marx, Meryl Streep, Aldous Huxley, Harrison Ford, Lao Tse, Franz Kafka,
Albert Camus, Marcelo Bielsa, Carl Gustav Jung, el Dr. House, Fernando Villegas, Alejandro Celis.
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Punto 6

Idea Divina:

DIVINA FORTALEZA, DIVINA FE

“La consciencia de que el Cosmos es un mecanismo que se auto-regula, que existe en un estado de
equilibrio y que, mientras sean respetadas las leyes objetivas que gobiernan este equilibrio, un individuo
puede existir en armonía con la Realidad, avanzando hacia su propia realización personal. La Fe es una
Idea Divina, no una creencia: es la certeza de que cada uno de nosotros tiene una Esencia y que esa
Esencia proviene de Dios y Le pertenece”.

Oscar Ichazo, 1972

La Divina Fe es el darse cuenta experiencial de que el Ser es la realidad interna y la verdad


interna de todo ser humano. No se trata de sentirse o no conectado con la Fuente, sino más bien
darse cuenta que este Origen de hecho existe y que es tu naturaleza interna. Más simplemente:
la Divina Fe se debe al reconocimiento de la Esencia. Reconocer completamente la Esencia
significa reconocer las tres cualidades de sat-chit-ananda: que es una presencia real, que posee
una bondad intrínseca, y que las cosas son tal como se supone que sean. El hecho de que la
Esencia sea la naturaleza fundamental del alma es la que le da su fortaleza objetiva.

Otra forma de expresar este asunto es que la Divina Fortaleza es la percepción de que la
naturaleza interna del ser humano es la Esencia, y que la Divina Fe es la transformación que
ocurre en el alma como resultado de esta percepción. La Divina Fe es, entonces, un cierto tipo de
conocimiento, una certeza. La utilización de la palabra “fe” es diferente de la acepción
convencional, que se refiere a una creencia mental que no se basa en nuestra experiencia directa,
sino más bien en lo que alguien nos ha dicho. Así, la Divina Fe no se refiere a leer la Biblia y por
tanto tener fe en Cristo; se refiere, más bien, a que de hecho has contactado a Cristo, de modo
que tu fe se origina, entonces, en tu propia experiencia.

La fe esencial es, en realidad, una transformación que ocurre en el alma, en la cual la Esencia –
como la propia naturaleza- se vuelve una certeza, y no algo que necesitas recordar o recordarte.
Este conocimiento se ha integrado y ha transformado tu consciencia misma.

Dos importantes insights son necesarios para llegar a la Divina Fe. El primero es la experiencia
de que hay una verdad que existe de un modo fundamental y genuino, una verdad no
construida a partir de creencias e ideales. El segundo insight es el reconocimiento de que esta
verdad de la esencia es la realidad interna del alma, incluyendo la tuya propia, y no meramente
algo que existe en alguna parte. Experimentar la Esencia como tu propia realidad interna es una
enorme distinción, que le da a tu corazón la convicción y la certeza de la existencia de la Esencia.
Esta particular apertura del corazón es la transformación que la fe produce en el corazón. Por
otra parte, muchas personas experimentan la Esencia y creen que sólo están sintiendo a su guía
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espiritual o que han sido hipnotizados, y esto implica no reconocer la esencia como su propia
naturaleza.

El místico cristiano español, San Juan de la Cruz, habla de esta fe como “la noche oscura del
alma”. Cuando no sabes lo que está ocurriendo y no sientes ningún apoyo, sólo esta fe te
permitirá seguir adelante; intentar recordar lo que tu guía te dijo o lo que sentiste ayer no te
servirán.

Hay tres niveles en la experiencia de la fe. El primer nivel es consecuencia de experimentar la


Esencia como tu naturaleza interna; éste es el nivel individual de la fe. El segundo es el nivel
ilimitado, donde reconoces la esencia como la naturaleza de todo. En este nivel, tienes fe en Dios
o la realidad. El tercer nivel es desde la perspectiva de la realidad, el nivel de las Ideas Divinas.
Aquí, experimentas y comprendes la realidad en forma directa y objetiva, percibiendo y
comprendiendo su dinámica –qué es y cómo funciona-. Esta fe es la más completa, puesto que
surge de experimentar la realidad en su totalidad.

A diferencia de la fe que podemos tener en otra persona, en una situación, en una enseñanza
específica u otros aspectos, la Divina Fe es duradera, pues se basa en el reconocimiento de
nuestra naturaleza eterna y permanente.

La Neurosis en el Punto 6:
El Cobarde
(Cobardía, carácter paranoide y acusación)

En el Eneatipo 6, cuando se pierde la Divina Fe, no hay fe, conocimiento o certeza de que
nuestra naturaleza interna, la de otros y la del universo, sea una esencia que sea verdadera,
perfecta e intrínsecamente buena. La ausencia de la Divina Fe se refleja más en falta de fe en la
naturaleza humana o en la naturaleza del universo: uno no cree ni confía en la naturaleza
humana, incluyendo la propia.

Esto puede reflejarse en tres niveles: puedes creer que la Esencia no existe; puedes creer que, aún
cuando alguna bondad pueda existir, claramente no es tu naturaleza ni la del hombre –puesto
que éste es básicamente corrupto-, y que la bondad o la Esencia existe en alguna entidad similar
a una deidad, en alguna otra parte; o bien, puede que creas que, aún cuando la Esencia es tu
naturaleza interna, ésta viene y va al azar. Si no tienes Divina Fe, tienes esta otra fe: la convicción
de que los seres humanos son sólo ego. La vida se transforma entonces en una lucha por la
supervivencia, y si aparece algún grado de bondad entre personas, se debe sólo a un interés
egoísta. Este cinismo es la ilusión específica del 6.

Hay una suspicacia que refleja la actitud cínica subyacente, la ausencia de Divina Fe, y la
consecuente desesperanza, desolación y frustración. No crees posible que alguien haga algo
desde la bondad de su corazón, o que el universo te regale algo hermoso: no crees en la Gracia.
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El cinismo es una duda irrebatible que se basa en una conclusión ya asumida: sea como sea que
se presente, te hace invalidar tu propia experiencia, aún de la Esencia.

La dificultad específica del 6 es una temerosa inseguridad, el vivenciar la inadecuación del ambiente
sostenedor, desde el filtro y perspectiva del cinismo: no hay confianza respecto a que el
ambiente sea apoyador –nadie ni nada te van a apoyar sólo por una motivación bondadosa-. La
pérdida de la Idea Divina, la pérdida del apoyo y sostén ambientales y el desarrollo de la
desconfianza son todos componentes que se presentan simultáneamente alrededor de los 5 años
de edad. La conclusión a la que llegas es que el mundo es un lugar peligroso habitado por gente
egoísta, y que no existe esencia interna que te guíe y apoye en este mundo temible. Uno se siente
hipersensible, asustado, paranoide, solo, sin apoyo, abandonado y vulnerable. No confías en
que, si te relajas, lo que necesitas se hará presente.

La reacción específica es la desconfianza, una defensiva suspicacia que implica temor y paranoia
y también agresión y hostilidad.

Los rasgos que señala Naranjo para el tipo 6, a los que hemos agregado nuestras propias observaciones,
son:

(1) Miedo, cobardía y ansiedad: Ansiedad: temor congelado frente a un peligro imaginario o que
ya no está presente. Temor al cambio, a cometer errores, a lo desconocido, a dejarse ir, a la
hostilidad y al engaño, a no ser capaz de enfrentar situaciones, a no sobrevivir, a la soledad, a
amar, a ser traicionado y también celos paranoides. Inseguridad, vacilación, indecisión,
tendencia a dar pasos “tentativos”, paralizarse con la duda, inmovilizarse, desconexión del
impulso, evitación de decisiones e inclinación a transar, exceso de cautela, tendencia a verificar
compulsivamente, no estar nunca seguro, falta de confianza en sí mismo, dificultad con
situaciones inestructuradas. La inhibición de los impulsos alimenta la ansiedad, y el temor es
temor a los propios impulsos, un temor a actuar espontáneamente –y esto se une a un temor al
mundo exterior y a las consecuencias futuras de los propios actos en el presente-. Auto-
castración.

(2) Hiperintencionalidad supervigilante: Actitud hiperalerta acompañada de suspicacia y


excesiva cautela. Busca significados y claves ocultas. Este es un estado crónico destinado a
interpretar una realidad potencialmente peligrosa. Necesidad exagerada de basar sus decisiones
en la racionalidad.

(3) Orientación Teórica: El temor produce una crónica inseguridad respecto a los propios actos,
y entonces se busca más certeza y más fundamentos. A la vez que requiere guía, desconfía de
ésta; por tanto, busca la guía de algún sistema lógica o de su raciocinio. Se vuelve devoto al
raciocinio. En su hipervigilancia, su carácter paranoide busca problemas, y tiene dificultades en
aceptarse a sí mismo(a) sin problemas, siendo eterno paciente y siéndole difícil dejarse
simplemente ser.

(4) Amistad congraciativa: La calidez de la mayoría de los 6 puede ser interpretada como una
debilidad: una forma de congraciarse. “Buen(a) niño(a)”. Buscar y brindar calidez; ser un buen
huésped, generosidad, fidelidad exagerada a individuos y causas. Necesidad de apoyo y
validación, obsequiosidad. Necesidad de asociarse con personas más fuertes.
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(5) Rigidez: Obediencia a la ley, devoción a satisfacer responsabilidades tal como las define una
autoridad externa, tendencia a seguir las normas y a valorar documentos e instituciones.
Carácter Prusiano (rigidez y organización). Temor a la autoridad y a cometer errores les hace
necesitar indicaciones precisas respecto a lo que está bien y a lo que está mal: intolerancia a la
ambigüedad.

(6) Belicosidad: Intimidación, a través de la cual la persona compite con la autoridad parental.
Deseo competitivo de reemplazar a la autoridad: discutidores, críticos, escépticos, creen conocer
la forma correcta, presionan a los demás hacia la conformidad. Estrategia similar al ladrido de
un perro.

(7) Orientación hacia la autoridad y los ideales: Puede decirse que el temor del 6 fue originado
por la autoridad parental y la amenaza de castigo (generalmente del padre). Inicialmente, su
temor le condujo a una actitud dulce, obediente y desafiante (y generalmente ambivalente) hacia
sus padres; ahora siente y se comporta del mismo modo frente a otros a quienes asigna rol de
autoridad. El 6 manifiesta agresión hacia sus subordinados y sumisión hacia sus superiores;
aman y odian simultáneamente a la autoridad. Son el tipo más ambivalente de todos, y también
los que más idealizan a las figuras de autoridad, ya sea a través de la admiración a los héroes, o
una generalizada atracción e idealización de lo grande y fuerte.

(8) Acusación de sí mismos y de los demás: La culpa aquí aparece tanto como en los caracteres 4
y 5, pero el 6 logra liberarse de ella a través de la proyección y la creación de enemigos externos.
La culpa también busca ser aliviada a través del congraciamiento, la pacificación de acusadores
potenciales, el sometimiento a autoridades personales o intelectuales o un bluff asertivo. El 6 se
persigue acusatoriamente a sí mismo; o, también, puede ser un perseguidor suspicaz y crítico.

(9) Duda y ambivalencia: Invalidarse a sí mismo implica dudar de sí mismo. Tanto se invalida y
persigue como engrandece. Duda de sí mismo y duda de su duda. Incertidumbre crónica
respecto a seguir un curso de acción, lo que conduce a ansiedad, necesidad de apoyo y guía,
consecuente ansiedad, etcétera. Como defensa ante su ambigüedad insoportable, puede adoptar
la pose de alguien que está muy seguro de lo que hace y cree.

Ejemplos de personas conocidas:


Woody Allen, Sigmund Freud, Adolf Hitler, Hamlet, Tonka Tomicic, Michelle Bachelet, el modelo alemán
de condicionamiento.
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Punto 7

Idea Divina:

DIVINA SABIDURÍA, DIVINO TRABAJO,


DIVINO PLAN

“La consciencia de que la Realidad existe como una sucesión de momentos, cada uno de ellos
experimentado como “el presente”, y que es sólo existiendo en el presente que se puede experimentar el
continuo desenvolvimiento del Cosmos. Sólo trabajando en el presente puede realizarse trabajo de verdad y
alcanzar resultados de verdad”.

Oscar Ichazo, 1972

Esta evolución ocurre siguiendo un determinado designio, que recibe el nombre de Divino Plan
o Divino Trabajo. Percibir este designio y este proceso de transformación es la Divina Sabiduría -
es decir, percibir el Divino Trabajo o Divino Plan-. Si sabes que las cosas se están
desenvolviendo de acuerdo a un designio determinado, no es necesario que tú tengas tus
propios planes. Si podemos ver esto, entonces si simplemente confiamos y estamos en el
presente, lo que sea que hagamos es el Divino Trabajo. Cualquier trabajo que hagamos será el
Divino Trabajo, porque es la evolución y desenvolvimiento espontáneo de nuestros recursos
como parte de la evolución y desenvolvimiento del universo (figura del “trolley”). No es
necesario que veas el plan completo: sólo que veas que se está desenvolviendo y funcionando de
acuerdo a un designio.

Una definición del Divino Trabajo, entonces, es trabajo realizado enteramente en el presente. Si
estás verdaderamente en el presente, no estás en tu mente planificadora, así que las cosas son
espontáneas: se van a mover de acuerdo al Divino Plan, el designio natural, más que al azar.

La confianza fundamental significa que, si estás presente y hay una continuidad del Ser,
entonces hay un desenvolvimiento de tus recursos naturales, incluyendo todos los aspectos
esenciales, inteligencias y percepciones, así como por ejemplo comprender lo que debe hacerse.
Así que si por ejemplo te sientes cansado, puede que comiences a planificar tus vacaciones. Esto
es distinto, por ejemplo, que tomar siempre las vacaciones en verano.

Lo Absoluto o espíritu puro no se halla manifestado, en el sentido de que no puede ser


discernido a través de percepciones o procesos comunes. Todo lo que puede ser visto,
experimentado y conocido es una emanación del espíritu puro. Desde la tradición Yaqui (Don
Juan) se dice que percibimos “emanaciones del espíritu”. Para conocer lo que la existencia o la
presencia del Ser significan, debes experimentar la Esencia: no hay otra forma. No puedes
conocer esto a través del raciocinio o la discusión. La Realidad es existencia, es Ser, es presencia.
La Presencia es experimentada directamente: esta presencia en el presente, en el ahora, es el
significado del Ser. Es interesante que la presencia o el Ser sean experimentados como un
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“ahora”, pero que este “ahora” no sea un momento en el tiempo. Esta presencia existe como una
sucesión de momentos -cada uno experimentado como “el ahora”-, la presencia eterna o la
presencia de la eternidad. “Eternidad” no se refiere aquí a que esto sea “para siempre”, pues
este concepto se relaciona con el tiempo. La eternidad se halla fuera del tiempo: es infinidad de
presencia.

Otra forma de expresar esto es decir que, cuando experimentas al Ser, es puro Ahora: no estás
pensando acerca del presente, futuro o pasado. El flujo del ahora es experimentado como el
desenvolvimiento de la presencia, que es el desenvolvimiento del cosmos. El desenvolvimiento
es, entonces, una forma de experimentar al Ser en flujo, en cambio. No es algo estático; siempre
hay Ser, pero es un flujo. La creación es nueva, en el sentido de que se renueva en cada segundo:
este momento no es producto del anterior, sino que es enteramente nuevo y fresco. Este Divino
Trabajo puede ser percibido y comprendido sólo cuando te hallas en el presente,
experimentándolo en forma directa. El Divino Trabajo es, nuevamente, la experiencia del
cosmos como un continuo desenvolvimiento de la existencia. ¿Qué es, entonces, el Divino Plan?
Es la percepción de que este desenvolvimiento no es caótico, accidental o azaroso. La palabra
“plan” no se utiliza aquí en la forma habitual: no es como si hubiese un plan pre-establecido y
que el universo se desenvuelve de acuerdo a él; aquí, la palabra implica sólo el reconocimiento
de que en este desenvolvimiento existe un patrón.

Cuando ves la manifestación a través de la perspectiva del Divino Trabajo -que es el Ser en
continuo flujo- lo ves como armonía, como belleza, como un desenvolvimiento ordenado. Esta
es una de las formas de reconocer la presencia de leyes en el universo: las leyes son,
simplemente, formas en que describimos ciertos patrones que el universo manifiesta. Por
ejemplo, cuando las nubes se oscurecen de cierta forma y alcanzan una determinada
temperatura, la lluvia cae. Esto es un patrón. Cuando Almaas afirma que el desenvolvimiento
tiene una significación, no se refiere a que tenga un significado específico; más bien, se refiere a
que el desenvolvimiento no es accidental o caótico. Hemos visto que el patrón de
desenvolvimiento que es el Divino Plan no es un plan pre-determinado, sino que apunta a que el
universo se desenvuelve de acuerdo a leyes naturales inherentes. Esta falta de premeditación
indica que el universo es inteligente. Su inteligencia impide que sea enteramente predecible y
mecánico: si esto fuese así, podríamos descubrir todas las leyes y predecir sus movimientos,
como lo intenta la ciencia. No podemos hacerlo, sin embargo, porque el Ser es inteligencia, y por
tanto es “respondiente”, y esta respuesta es completamente espontánea. Puedes comprender
esta cualidad de inteligencia cuando ves al Ser como un organismo que se manifiesta y expande.

Ejemplos de leyes: si alguien se identifica con su imagen, se experimentará a sí mismo(a) como


una cáscara vacía. Esta es una ley natural. Si dejas estático tu punto de ensamblaje, sólo verás la
realidad de una forma determinada; ésta es otra ley que podemos deducir de nuestra
experiencia. Son patrones que asume la vida.

La realidad funciona a través de su manifestación en el momento. Es cierto que si observamos su


desenvolvimiento a través del tiempo, parecerá estar siguiendo un propósito, pero la realidad
no tiene ese propósito en mente.

Pierdes el tiempo cuando no hay desenvolvimiento, cuando estás estancado, existiendo en el


tiempo lineal; en esencia, caminas sobre tu puesto, sin avanzar en términos de la evolución del
alma. Cuánto tiempo uno haya pasado en tiempo real indica la verdadera edad, puesto que
determina el desarrollo y madurez del alma.
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Así, la madurez significa vivir y trabajar con la comprensión de que todo es Ser y que tú eres
parte de este Ser; que todo se está desenvolviendo como el Divino Trabajo y que tú eres parte de
ese desenvolvimiento; y que tu madurez es tu propio desenvolvimiento, que es parte del
desenvolvimiento de la totalidad. Tu desenvolvimiento es, entonces, el resultado de la
interacción entre tu naturaleza interna con las diversas influencias del medio ambiente. Si el
medio ambiente es apoyador, te desarrollarás con mayor facilidad; y al contrario si no es así. No
existe el ser independiente del universo, puesto que eres parte de él. Tú lo afectas y él te afecta a
ti. Si el universo se está desenvolviendo y tú eres parte de eso, se trata simplemente entonces de
ir con él, tal como, al viajar en tren, sueltas tu equipaje y confías en que el tren lo llevará
(Ramana Maharshi).

La Divina Sabiduría es, entonces, la vida, el ser y el trabajar cotidianos y prácticos que integran
la comprensión del Divino Trabajo y el Divino Plan. Nuestro trabajo es, entonces, ver el
desenvolvimiento, comprenderlo, facilitarlo y entregarnos a él. No podemos elegir lo que va a
ocurrir, ni tampoco predecir en forma exacta la dirección que tomarán las cosas. A esto nos
referimos cuando decimos que el desenvolvimiento ocurre de acuerdo a sus propias leyes
naturales e inteligencia. Nuestra propia experiencia interna es absolutamente impredecible.

Si vamos a intentar desenvolvernos, entonces, lo único que podemos hacer es estar


completamente donde estemos, estar presentes en exactamente el punto que se está
manifestando en este momento; y, si estamos genuinamente presentes, el siguiente momento se
desenvolverá y descubriremos de qué se trata. Así, el Divino Plan sólo puede revelarse al
experimentarlo: no puedes dirigir tu desenvolvimiento. Generalmente, crees que si sabes qué
hacer y qué dirección tomar, tendrás una sensación de orientación. Esto implica que sabes
adónde vas. Sin embargo, desde la perspectiva del Ser, la verdadera orientación es sólo la
presencia misma. El ahora es orientación: la única verdadera orientación posible es el ahora.
Cuando estás en el ahora, siendo la presencia que se está desenvolviendo, ese desenvolvimiento
determina tus actos, y experimentarás tus actos como impecables, puesto que no te hallas
separado de tu Ser y tus actos se hallan enteramente unidos con la presencia misma. En ese
momento, tus actos no son otra cosa que el desenvolvimiento del Ser.
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La Neurosis en el Punto 7:
El Planificador o Charlatán
(Gula, fraudulencia y “personalidad narcisista”)

El asunto fundamental respecto a esta fijación es la planificación: no sólo planificas las


vacaciones, sino que planificas cómo vas a ser, cuál va a ser tu identidad, cuál será tu vida. Es
algo mucho más fundamental. Desde el punto de vista Yaqui, las emanaciones del espíritu
aparecen en muchas dimensiones, formas y sutilezas, pero nuestro estado de consciencia
habitual limita los que de hecho percibimos a una banda restringida -determinada por nuestro
foco de atención, que en la tradición Yaqui es llamada “punto de ensamblaje”-. Tenemos el
potencial de percibir la totalidad de las bandas y emanaciones, pero nos hallamos atascados en
un lugar relativamente pequeño y restringido, y llamamos a esto “realidad”. En el trabajo de
Almaas, existen tres etapas: en la primera, el guía mueve tu punto de ensamblaje; en el segundo,
tú aprendes a mover tu propio punto de ensamblaje; en el tercero, ni tú ni tu guía lo mueven,
sino que se libera enteramente el movimiento del punto de ensamblaje.

Los rasgos que señala Naranjo para el tipo 7 son:

(1) Gula: Su búsqueda de experiencia les conduce, característicamente, de un “aquí insuficiente”


a un “allá promisorio”. La insaciabilidad del glotón está velada, sin embargo, por una aparente
satisfacción –o, dicho de otro modo, la frustración inconsciente se halla oculta detrás del
entusiasmo-. Esta glotonería no busca lo común y corriente, sino lo extraordinario. Tiende a lo
anticonvencional, utópico, futurista o progresivo (el “allá promisorio”).

(2) Permisividad Hedonista: Evitación del sufrimiento y orientación hedonista, permisividad y


auto-indulgencia. Laissez-faire hacia los otros, cómplice de los vicios de otros. Consentido: siente
que merece ser gratificado. Presentación exagerada de “estar bien” como protección del
hedonismo hacia el dolor y la frustración; la “actitud optimista” que no sólo le hace a él y a los
demás estar “OK”, sino que también hace al mundo un lugar agradable.

(3) Rebeldía: Tiene facilidad para hallar una salida humorística frente a los prejuicios
convencionales. Es más un ideólogo que un activista de la rebeldía: enfrenta la autoridad -a la
que se opone- con una actitud más bien diplomática. No se toma a la autoridad muy en serio,
tratándola como un igual.

(4) Falta de disciplina: Diletante, descomprometido e indisciplinado (porque no está dispuesto a


postergar el placer).

(5) Satisfacción imaginaria del deseo: Atracción hacia el futuro y lo potencial, identificación con
planes e ideales, viviendo imaginariamente en éstos más que con los pies en la tierra.
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(6) Complacencia Seductora: Inclinado a satisfacer el placer/glotonería de aquellos a quienes


desea seducir. Es seductor, al igual que el tipo 2: cálido, amistoso, de un buen humor
compulsivo, servicial, generoso. El lado oscuro de este aspecto es una tendencia a ser
explotador, parasitario y a sentirse merecedor de cuidados y afecto.

(7) Narcisismo: Rasgos de exhibicionismo, “sábelotodo”, seduce vendiendo la imagen de ser


intelectualmente superior. Su pretensión de superioridad se oculta tras un estilo igualitario de
relación. El encanto es su anzuelo para ser seductor y manipulador.

(8) Persuasión: La actividad de explicar puede transformarse en un vicio narcisista del 7, y su


persuasión reside en que cree en su propia sabiduría, superioridad, respetabilidad y buenas
intenciones. A los charlatanes les gusta influir en otros a través del consejo, “venderles
pomadas” y hacer que implementen sus proyectos (los del 7).

(9) Fraudulencia: El término “charlatán” connota apariencias de conocimientos y confusión entre


mapa verbal y territorio, aún cuando “fraudulento” suma más apropiadamente las
características anteriormente señaladas.

Ejemplos de personas conocidas:

Timothy Leary, Cary Grant, David Niven, Sean Connery, Ricardo Lagos, Kike Morandé, Sebastián
Piñera, Fidel Castro, Mick Jagger, el modelo argentino de condicionamiento.
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Los Dominios de la Consciencia

En el Instituto Arica se trabajan, paralelamente a las 9 fijaciones del Ego y superpuestos en el


Eneagrama, lo que llaman los 9 Dominios. Los Dominios y los Instintos –explicados aparte- son
aportes específicos de Oscar Ichazo, fundador del Instituto Arica, y es difícil encontrar alguna
referencia a estos aspectos en otros autores. El mismo Claudio Naranjo –quien a mi entender, es
quien más ha desarrollado el Eneagrama- no los menciona, a pesar de haber él mismo
participado en el Instituto en su orígenes, a fines de los años 60.

Entiendo los Dominios como “ámbitos” en los que nos estamos moviendo continuamente de un
momento a otro. En cada momento estamos, necesariamente, inmersos en alguno de estos
ámbitos, los que simplemente corresponden al rango posible de la experiencia humana. En cada
Dominio encontramos, además, dos polaridades o “personajes” que corresponden a la polaridad
en la que podemos desenvolvernos en cada uno de esos “ámbitos”. Por ejemplo, en uno de los
ámbitos, el del trabajo (que corresponde a la posición 6 del Eneagrama) la polaridad es, muy
lógicamente, el Flojo versus el Esforzado. Todos los seres humanos, sin excepción, vivimos en
algún momento de lo cotidiano en este dominio, y en su correspondiente polaridad. Cada uno
de nosotros, por otra parte, tiene preferencias en esa polaridad, de modo que –según el caso-
será más Esforzado o más Flojo. Los dos polos suelen estar en conflicto, lo que se expresa como
un diálogo interno, el que la persona vivencia como una verdadera discusión interna en que
ambos personajes luchan por predominar.

Por otra parte, si bien cada uno de nosotros experimenta el Dominio del Trabajo, el Eneatipo 6
(El Cobarde) lo vive con mayor conflicto o dificultad, centrando su problemática en torno al
tema del Dominio –además de las características que definen su eneatipo-.

Cada uno de nosotros vive los 18 personajes o “polos” que se detallarán más adelante. Para
descubrirlos en nuestra experiencia cotidiana, es necesario desconectarnos de la caricatura que
puede representar cada uno de ellos, y sintonizarnos con nuestra propia forma y estilo de
expresarlos. Un eneatipo 3, por ejemplo, puede que viva el Fantasioso (de la polaridad del
Dominio Creativo) en forma muy diferente a un eneatipo 5 o 1.

Examinaremos ahora los Nueve Dominios con un poco más de detalle.

Punto Uno: El Dominio de los Sentimientos:

Guarda relación con todo lo relacionado con vivenciar y expresar sentimientos, con vibrar con la
naturaleza, los animales, los niños, el arte. La polaridad es aquí el Sensible (que se emociona y
conmueve por todo) y el Inconmovible (que se presenta como rígido, duro y frío).

Punto Dos: El Dominio de la Seguridad Vital:

Incluye lo que tiene relación con las pautas básicas que nos dan un marco de orden en nuestras
vidas: el techo, el sueldo, los servicios básicos de la vivienda (agua, electricidad, gas, teléfono), la
cuenta bancaria, el contrato matrimonial, los seguros de todo tipo. Los personajes son aquí el
Rutinario o Detallista (muy apegado a todo tipo de pautas que den orden y seguridad a su vida) y
el Caótico o Despelotado (quien vive en el caos, rompiendo la rutina y perdiendo –voluntaria o
involuntariamente- los puntos de referencia que dan “orden” a su vida.
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Punto Tres: El Dominio de la Creatividad:

Este Dominio abarca lo relacionado con expresarse a sí mismo de forma única y personal, a
través de las palabras, el estilo de vestimenta, la profesión, las aficiones, la expresión artística o
cualquier otra forma en que nos exterioricemos a nosotros mismos. Esta polaridad es la única
que no es tan obvia -en cuanto a que sus “polos” no se muestran como opuestos-, y consiste en
el Astuto (quien usa el ingenio para desarrollar formas de lograr lo que se propone) y el
Fantasioso (quien desata sus imágenes y fantasías, no siempre de un modo práctico).

Punto Cuatro: el Dominio Intelectual:

Incluye todo lo relacionado con la mente y las formas de utilizarla: memoria, discurso,
conceptos, ideas. La polaridad es aquí el Sofista (que sobre-elabora las ideas a un nivel casi
insoportable y respecto a cualquier tema) y el Superficial (quien, siendo el opuesto, considera
sólo el aspecto nimio de las cosas). El número que solían hacer “Vicky” –como la Sofista- (Gloria
Münchmeyer) y “Gaby” –como la Superficial- (Rebeca Ghigliotto) es una excelente ilustración
de esta polaridad.

Punto Cinco: el Dominio Social:

Se relaciona con las costumbres, hábitos y pautas sociales, y con el contacto con grupos en
reuniones, fiestas y actividades destinadas principalmente a “socializar”. Los polos son el
Sociable (que participa entusiastamente en todo ese tipo de actividades) y el Antisocial (que se
aísla y rehuye todo contacto con los demás, a veces criticando y descalificando a los demás y sus
costumbres).

Punto Seis: el Dominio del Trabajo:

Este ámbito corresponde al desarrollo de una labor para subsistir o mantenerse: nuestra
ocupación o profesión. La polaridad es el Haragán o Flojo (para quien todo es un esfuerzo
inimaginable, porque sólo desea descansar y no hacer nada) y el Esforzado (quien transforma
toda actividad –incluso relajarse y descansar- en una actividad en la que debe esforzarse).

Punto Siete: el Dominio de las Jerarquías y la Autoridad:

Este Dominio guarda relación con las situaciones que involucran poder o autoridad, y además
con los “rankings” que establecemos con las personas con las que nos relacionamos, en términos
de sentirnos superiores o inferiores que ellos. La imagen de las jerarquías del gallinero (quién
picotea a quién) ilustra lo que envuelve este Dominio. La polaridad es, claro, el Superior (quien
se siente –más allá de toda duda- por encima de todo el resto) y el Inferior (quien vive
sintiéndose por debajo de los demás: en status, inteligencia, creatividad, atractivo o lo que sea).
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Punto Ocho: el Dominio de la Moralidad, la Ética

Las normas morales, éticas y legales son lo que abarca este dominio: en suma, pautas de
conducta. El polo Moralista es quien boga por respetar estas normas a toda costa, y el Desatado o
inmoral tiene estupendos motivos para no respetar ninguna, y llevar una vida licenciosa y
carente de escrúpulos.

Punto Nueve: el Dominio Espiritual:

Este dominio implica creencias o actividades relacionadas con lo que cada uno llama lo
trascendente, el espíritu, la dimensión espiritual, Dios o el sentido de la vida. Presenta un polo
Crédulo, que está dispuesto a comulgar con cualquier rueda de carreta que le presenten en el
plano ideológico, y el Incrédulo, quien asume un rol escéptico, cínico y desconfiado de todo el
juego que observa, tanto dentro como fuera de sí mismo.

Cada uno de nosotros vive todas las polaridades: puede que alguno de los polos no nos sea
demasiado familiar, pero entonces lo más probable es que lo vivamos en la fantasía. Por
ejemplo, una persona marcadamente insegura puede que ni siquiera se imagine la posición de
“Superior” del Dominio 7, porque su vivencia subjetiva es la de sentirse constantemente inferior
a los demás. Sin embargo, si esta persona examina sus fantasías, ensoñaciones diurnas y sueños
oníricos, puede que descubra situaciones en las que se vive a sí mismo como “Superior”.

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