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Se llama cambio fonético a cualquier cambio en el nivel fonético-fonológico de una lengua,

consistente en alterar la articulación de un determinado fonema. Un cambio fonético puede


ser:

Puramente fonético si el inventario básico de fonemas de la lengua queda inalterado y


simplemente algunos fonemas reciben una articulación diferente a la usual antes del cambio.

Fonológico si el inventario básico de fonemas queda alterado, bien porque se pierdan


contrastes y por tanto el número de fonemas se reduzca, o bien porque aparezcan contrastes
relevantes nuevos, lo cual aumenta el número de fonemas.

También se usa el término cambio fonético para designar al proceso por el cual una lengua
altera su sistema fonológico con el tiempo. Este proceso es una parte de lo que conocemos
como cambio lingüístico.

Cambios espontáneos o no sistemáticos

Se producen aleatoriamente y afectan a palabras particulares, en general se consideran sujetos


a accidentes históricos y modas varias. En el proceso de cambio lingüístico constituyen sólo
una parte de los cambios fonéticos observados.

Cambios condicionados o sistemáticos

Se producen en determinados contextos fijos y no distribuidos al azar. Se producen a menudo


como resultado de la influencia de otros sonidos adyacentes.

Principios del cambio fonético

El estudio sistemático del cambio fonético alcanzó cotas científicas con la escuela
neogramática a mediados del siglo XIX. Los autores de esta escuela encontraron que el cambio
fonético seguía ciertas pautas o regularidades, que en ocasiones incluso se dejaban formular
en forma de "leyes fonéticas". Los neogramáticos establecieron una serie de principios
universales en los cambios lingüísticos. Modernamente se considera que dichos "principios" no
constituyen "leyes" inviolables sino más bien hechos o tendencias estadísticas que se cumplen
en alto grado, pero podrían admitir excepciones. Los principios del cambio lingüístico dentro
del enfoque de la escuela neogramática son:

El cambio fonético no tiene memoria. Es decir, el proceso de cambio fonético sólo depende
del estado o forma actual de una palabra, y no depende del origen o forma anterior de dicha
palabra. Más formalmente si en una lengua se da una convergencia de X e Y a Z, es decir, X, Y >
Z, entonces ningún cambio sucesivo que afecte a Z puede distinguir si esa Z procedía de X o de
Y.

El cambio lingüístico es ciego a la gramática. Es decir, un cambio lingüístico sólo puede


depender de rasgos fonético-fonológicos y no del significado o función gramatical de dicha
palabra. Por tanto las únicas condiciones o restricciones que afectan a los cambios son de tipo
fonológico y no gramatical o semántico. Por ejemplo si dentro de un determinado contexto,
por ejemplo en sílaba inacentuada, se da el cambio X > Z, ese cambio debe afectar a todas las
sílabas inacentuadas, y no podría ser que afectara a adjetivos y no a verbos, por ejemplo; ya
que la diferencia entre verbo y adjetivo es de tipo gramatical y no fonológica. El cambio
fonético es regular y no admite excepción.

El cambio fonético es inexorable

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