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No sé desde cuándo (por no decir siempre) la gente define su identidad (o la de los demás)

limitándola a conceptos, acciones o cosas que los rodean. La gente actual no es la excepción.

Frases publicitarias como: “Soy totalmente Palacio”, dichos comunes de la gente como: “Tu eres lo
que comes”, ideas como: “Es médico, es un hombre de bien”, “Ódialo por ser Emo” o “Ash! Eres
un naco”… Y otros tantísimos ejemplos son los que han provocado una distorsión en el significado
de lo que es la Identidad.

Lo cierto es que intentar definir nuestra identidad por estos medios es la peor manera de contar
con una Verdadera Identidad.. ya que nos volvemos imitadores y malas copias, de alguien más,
que al no tener una identidad propia la construye con factores externos incorrectos.

Luego alguien dice… “seré diferente” y se inventa una moda, otros lo siguen por querer ser
etiquetados como “diferentes”, les ponen nombre a su nueva “tribu” y terminan por ser una moda
más a la cual pertenecer…. Y el círculo se vuelve vicioso..

La verdadera identidad consta de quién eres, cuáles son tus capacidades, habilidades y valores.

La identidad de cada persona es un logro del desarrollo que supone etapas previas y alcanzar
determinadas capacidades en cada una de ellas. Este proceso de desarrollo y crecimiento personal
obedece a múltiples factores tales como biológicos-maduracionales, afectivos, cognitivos, éticos,
psicosociales, espirituales. En ese sentido se habla de un desarrollobio-psicosocial.

1. Los rasgos del cuerpo humano, sus distintas medidas y sus peculiaridades conforman el
conjunto de sus características físicas. Al referirnos a un individuo podemos emplear
información que explique su singularidad (altura, color de pelo, color de la piel, peso y
otros datos que resultan evidentes para un observador). Generalmente, la descripción
física de alguien se encuentra dentro de un contexto cotidiano (por ejemplo, cuando
observamos a un individuo estamos percibiendo sus rasgos más llamativos a simple vista).
2. las emociones no solo nos definen, sino que también nos orientan hacia determinadas
opciones, estilos de vida, conductas y demás caminos que nos hacen únicos -a la par que
reconocibles-, marcando así parte de nuestra identidad y autocontrol
Saber identificar, regular y gestionar nuestras emociones es una asignatura pendiente en
la educación. La importancia de esta habilidad es tan elevada que de ella dependerá, no
solo nuestra salud mental, sino también la de los que formen una vida con nosotros.

Pensemos que las emociones son una moneda doble cara: por un lado tienen energía, por
otro lado tienen uno o varios mensajes. Estas dos caras son igual de importantes y una
buena regulación emocional pasa por alinearlas para que se pongan al servicio de nuestros
intereses.

La tristeza nos suele pedir que reflexionemos y nos da un tipo de energía que invita a la
pausa. El enfado con frecuencia dicta que alguien ha pisado nuestros derechos, y nos
proporciona una energía para que pongamos los medio para que esto no vuelva a pasar.
Ahora, somos nosotros los que decidimos qué hacer con ese mensaje, qué sentido darle.
También somos nosotros quienes podemos regular la liberación de esa energía.
Somos nosotros, los responsables de nuestras emociones. El problema es que, de
pequeños, no nos enseñan qué hacer con ellas -más allá de esconderlas o contenerlas-
3. Las capacidades cognitivas son las habilidades que nos permiten el procesamiento de
información, la resolución de problemas, la percepción, el lenguaje, la memoria entre
otras.
4. Aspectos que conforman a la identidad personal   Identidad de Género, esta se refiere a
el género que nosotros asumimos ya sea de hombre o de mujer.  Identidad Social, se
refiere a nuestra familia, nuestra identidad nacional y nuestra identidad étnica.
Identidad Física, se refiere a nuestras características corporales.
Identidad Psicológica, se refiere a la forma en la que nos comportamos y cómo somos.
Identidad Moral, se refiere a nuestros valores y los valores del grupo al que
pertenecemos. Identidad Ideológica, se refiere a nuestra forma de pensar

La autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de


ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y
espirituales que configuran nuestra personalidad. Esta se aprende, cambia y la
podemos mejorar. Es a partir de los 5-6 años cuando empezamos a formarnos un
concepto de cómo nos ven nuestros mayores (padres, maestros), compañeros,
amigos, etcétera y las experiencias que vamos adquiriendo.

Uno de los principales problemas que tienen las personas con una autoestima
baja es la creencia de que tienen que demostrar continuamente a los demás su
valía, y de esta manera poder llegar a sentir que son valiosos.  Pero ¿sabes algo?:
no importa los éxitos que consigas, ni el reconocimiento que los demás te den,
porque si tú no aprecias tu valor, si no te quieres incondicionalmente, si no te
aceptas tal y como eres, para ti nunca será suficiente. Es como echar agua en
una vasija rota, por mucha agua que eches, nunca se llenará.

Lo peor de todo es que puedes malgastar tu vida y energía intentando demostrar a


los demás tu valía, pero no llegar a alcanzar nunca ese convencimiento interior. Tu
verdadero obstáculo es tu falta de autoestima, por eso, no dejes pasar tu vida y…

Baja Autoestima Todos tenemos en el interior sentimientos no resueltos, aunque no


siempre seamos conscientes de estos. Los sentimientos ocultos de dolor suelen
convertirse en enojo, y con el tiempo volvemos el enojo contra nosotros mismos, dando
así lugar a la depresión. Estos sentimientos pueden asumir muchas formas: odiarnos a
nosotros mismos, ataques de ansiedad, repentinos cambios de humor, culpas, reacciones
exageradas, hipersensibilidad, encontrar el lado negativo en situaciones positivas o
sentirse impotentes y autodestructivos.
Según como se encuentre nuestra autoestima, ésta es responsable de muchos fracasos y
éxitos, ya que una autoestima adecuada, vinculada a un concepto positivo de mí mismo,
potenciará la capacidad de las personas para desarrollar sus habilidades y aumentará el
nivel de seguridad personal, mientras que una autoestima baja enfocará a la persona hacia
la derrota y el fracaso.

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