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GUÍA DEL SANTO ROSARIO

Al iniciar el Santo Rosario se dice:


Guía: Ave María purísima
Responde: Sin pecado concebida.

Guía: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos,


líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.

Para que nuestra oración pueda agradar a Dios pidamos perdón a


Dios diciendo el Acto de contrición:
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y
redentor mío, por ser tú quien eres y porque te amo sobre todas las
cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y
propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida,
obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío que, en tu
bondad y misericordia infinita, me los perdonarás y me darás la
gracia para no volverte a ofender. Amén.

Guía: Abre Señor nuestros labios, para alabar y bendecir tu Santo


nombre y el de la Purísima Virgen María; purifica nuestros
corazones; ilustra nuestro entendimiento; inflama nuestra voluntad
para que diga, atenga y devotamente recemos el Santo Rosario y
merezcamos ser oídos ante el acatamiento de tu divina majestad,
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Guía: Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles


Responde: Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Guía: Envía tu Espíritu Creador


Responde: Y renueva la faz de la tierra.

Guía: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la
luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para
gustar siempre del bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

Guía: Ofrecemos este Rosario por... (peticiones por las que se reza
el Santo Rosario)

MISTERIOS
DOLOROSOS
Martes y viernes

“Nosotros, cristianos, mirando a Jesús crucificado,


encontramos la fuerza para aceptar el misterio del
sufrimiento. El cristiano sabe que Dios mismo ha querido
entrar en nuestro dolor, experimentar nuestra angustia,
pasar por la agonía del espíritu y el desgarramiento del
cuerpo. La fe en Cristo nos suprime el sufrimiento, pero lo
ilumina, lo eleva, lo purifica, lo sublima, lo vuelve válido
para la eternidad” (Juan Pablo II, alocución del 24 de
marzo de 1979).

Todo el dolor de Jesús y de la santísima Virgen se concentra en la


crucifixión y muerte de nuestro Señor, que nos redime en la forma
en que el Padre quiere. Que la meditación de los misterios
dolorosos nos conduzca a participar íntimamente del sufrimiento de
nuestro Señor y de su Madre Santísima.
En el 1er. Misterio Doloroso contemplamos

LA ORACIÓN EN EL HUERTO
Escucha de la Palabra de Dios:
“En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos,
seguido de sus discípulos. Cuando llegaros, les dijo: «Oren, para no caer
en tentación». Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de
un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba: «Padre, si quieres, aleja de
mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». Entonces
se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.
En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era
como gotas de sangre que corrían hasta el suelo. Después de orar se
levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró
adormecidos por la tristeza. Jesús les dijo: «¿Por qué están durmiendo?
Levántense y oren para no caer en la tentación»”. (Lc. 22, 39-46)

Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.

- María madre de gracia, madre de misericordia, en la vida y en la


muerte ampáranos, gran Señora.

- ¡Oh, Jesús mío! Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas; socorre especialmente a
las más necesitadas de tu misericordia. Amén.

- El Rosario de María nos libre de todo mal, alabemos noche y día a


la Reina Celestial.

Oración final:
Oh Dios, cuyo unigénito con su vida, muerte y resurrección nos
mereció el premio de la eterna salvación: concédenos, te rogamos,
que meditando estos misterios en el sacratísimo Rosario de la Virgen
Santa María, imitemos lo que contienen, y alcancemos lo que
prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
O bien:
Oh Dios, omnipotente y misericordioso, que en el huerto de los Olivos
abandonaste a tu Hijo a una amarguísima agonía para expiación de
los pecados de los hombres, convierte a ti, suma bondad, nuestras
frágiles voluntades para que, detestando el pecado, nos convirtamos a
la santidad y a la justicia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el 2do. Misterio Doloroso contemplamos

LA FLAGELACIÓN DE JESÚS ATADO A LA COLUMNA


Escucha de la Palabra de Dios:
“Jesús respondió: «Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera
de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que
yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí» Pilato
le dijo: «¿Entonces tú eres rey?». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy
rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la
verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz». Pilato le preguntó:
«¿Qué es la verdad?» Al decir esto, salió nuevamente a donde estaban
los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en él ningún motivo para
condenarlo. Y ya que ustedes tienen la costumbre de que ponga en
libertad a alguien, en ocasión de la pascua, ¿quieren que suelte al rey de
los judíos?» ellos comenzaron a gritar, diciendo: «¡A él no, a Barrabás!»
Barrabás era un bandido. Pilato mandó entonces azotar a Jesús” (Jn. 18,
34-40; 19, 1)

Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.


- María madre de gracia, madre de misericordia, en la vida y en la
muerte ampáranos, gran Señora.

- ¡Oh, Jesús mío! Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas; socorre especialmente a
las más necesitadas de tu misericordia. Amén.

- El Rosario de María nos libre de todo mal, alabemos noche y día a


la Reina Celestial.

Oración final:
Oh Dios, cuyo Unigénito con su vida, muerte y resurrección nos mereció
el premio de la eterna salvación: concédenos, te rogamos, que
meditando estos misterios en el sacratísimo Rosario de la Virgen Santa
María, imitemos lo que contienen, y alcancemos lo que prometen. Por el
mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
O bien:
Dios de infinita y de eterna justicia, que toleraste la pena dolorosa de la
flagelación de tu divino Hijo para que sangre lavase las miserias de los
hombres, imprime en nosotros sentimientos de vivo dolor por nuestros
pecados y confirma el sincero propósito de repararlo generosa y
sinceramente. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el 3er. Misterio Doloroso contemplamos

LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Escucha de la Palabra de Dios:
“Los soldados lo llevan dentro del palacio, al pretorio, y convocaron
a toda la guardia. Lo vistieron con un manto de púrpura, hicieron
una corona de espinas y se la colocaron. Y comenzaron a saludarlo:
«¡Salud, rey de los judíos!». Y le golpeaban la cabeza con una
caña, le escupían y, doblando la rodilla, le rendían homenaje.
Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura
y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para
crucificarlo.” (Mc. 15, 16-20)

Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.


- María madre de gracia, madre de misericordia, en la vida y en
la muerte ampáranos, gran Señora.

- ¡Oh, Jesús mío! Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego


del infierno, lleva al cielo a todas las almas; socorre
especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Amén.

- El Rosario de María nos libre de todo mal, alabemos noche y


día a la Reina Celestial.

Oración final:
Oh Dios, cuyo Unigénito con su vida, muerte y resurrección nos
mereció el premio de la eterna salvación: concédenos, te rogamos,
que meditando estos misterios en el sacratísimo Rosario de la
Virgen Santa María, imitemos lo que contienen, y alcancemos lo
que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
O bien:
Sabiduría eterna de Dios, que no ahorraste a tu divino Hijo, nuestro
Salvador, el tormento de la corona de espinas para que expiase
especialmente los pecados de impureza y de orgullo del hombre,
sálvanos de las tinieblas del mal. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
En el 4to. Misterio Doloroso contemplamos

Jesús con la cruz a cuestas camino al Calvario


Escucha de la Palabra de Dios:
“Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al
lugar llamado «la Calavera», en hebreo «Gólgota»”. (Jn. 19, 17)

Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.


- María madre de gracia, madre de misericordia, en la vida y en
la muerte ampáranos, gran Señora.

- ¡Oh, Jesús mío! Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego


del infierno, lleva al cielo a todas las almas; socorre
especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Amén.

- El Rosario de María nos libre de todo mal, alabemos noche y


día a la Reina Celestial.

Oración final:
Oh Dios, cuyo Unigénito con su vida, muerte y resurrección nos
mereció el premio de la eterna salvación: concédenos, te rogamos,
que meditando estos misterios en el sacratísimo Rosario de la
Virgen Santa María, imitemos lo que contienen, y alcancemos lo
que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
O bien:
Oh Dios, que manifestaste tu magnificencia en la admirable
redención del hombre y que de la penosa subida al Calvario de tu
divino Hijo sacaste plena satisfacción por las culpas de la
humanidad entera, convierte a los errantes al verdadero camino,
para que vuelvan a recorrerlo, aceptando de buen grado el peso de
la cruz y las humillaciones debidas por sus pecados. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.
En el 5to. Misterio Doloroso contemplamos

La crucifixión y muerte de Jesús


Escucha de la Palabra de Dios:
“Cuando llegaron al lugar llamado «Gólgota» lo crucificaron junto
con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió
toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó
por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: «Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu» Y diciendo esto, expiró.” (Lc. 23, 33. 46)

Padrenuestro, 10 Avemarías, Gloria.


- María madre de gracia, madre de misericordia, en la vida y en
la muerte ampáranos, gran Señora.

- ¡Oh, Jesús mío! Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego


del infierno, lleva al cielo a todas las almas; socorre
especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Amén.

- El Rosario de María nos libre de todo mal, alabemos noche y


día a la Reina Celestial.

Oración final:
Oh Dios, cuyo Unigénito con su vida, muerte y resurrección nos
mereció el premio de la eterna salvación: concédenos, te rogamos,
que meditando estos misterios en el sacratísimo Rosario de la
Virgen Santa María, imitemos lo que contienen, y alcancemos lo
que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
O bien:
Mira, Señor, con bondad a tu familia santa, por la cual Jesucristo
nuestro Señor aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus
propios enemigos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Después de los cinco misterios se dice:
Guía: Hazme digno de alabarte, Virgen Sagrada.
Responde: Dame virtud y fuerza contra tus enemigos.

Guía: Vamos a rezar un Padre Nuestro y las 3 virtudes por el Santo


Papa, por nuestros Obispos, Sacerdotes y todas las vocaciones.
Padre nuestro…
Guía: Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, la más
poderosa virgen Purísima, alcánzanos, Madre mía la virtud de la
fe. Dios te salve María llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre Jesús.
Responde: Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Guía: Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, la más
sabia virgen Purísima, alcánzanos, Madre mía la virtud de la
esperanza. Dios te salve María llena eres de gracia, el Señor es
contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto
de tu vientre Jesús.
Responde: Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Guía: Dios te salve, María Santísima, esposa purísima del Espíritu
Santo, la más pura y amable virgen Purísima, alcánzanos, Madre
mía la virtud de la caridad, Dios te salve María llena eres de
gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Responde: Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Guía: Dios te salve, María Santísima, templo y sagrario de la
santísima Trinidad, Virgen concebida sin pecado original. Dios te
salve Señor San José, María es Madre de gracia y misericordia, en
la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
Guía: Suplicámoste Dios Omnipotente, que asistas con tu benigno
favor a los que hemos rezado el Santísimo Rosario de tu gloriosa
Madre la bienaventurada siempre Virgen María, para que así,
contemplando tus sagrados misterios en la tierra, merezcamos
gozar el fruto de ellos en el cielo, donde vives y reinas con Dios
Padre, en la unidad del Espíritu Santo. Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
Guía: Vamos a ofrecer a la Virgen Santísima una Salve, por la
conversión de los pecadores:
Dios te salve Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra; Dios te salve. A ti clamamos los desterrados
hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de
lágrimas. ¡Ea pues!, Señora y abogada nuestra: vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a
Jesús: fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh
dulce Virgen María!. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para
que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de
nuestro Señor Jesucristo. Amén

LETANÍAS
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo óyenos, Cristo óyenos
Cristo escúchanos, Cristo escúchanos

Dios Padre celestial, Ten piedad de nosotros


Dios Hijo redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios

Santa María, Ruega por nosotros


Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,

Madre de Jesucristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre de la divina providencia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre intacta,
Madre incorrupta,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,

Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,

Ruega por nosotros


Virgen siempre fiel,

Espejo de justicia,
Trono de sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso honorable,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los migrantes,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,

Reina de los ángeles,


Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,

Ruega por nosotros


Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina elevada al cielo,
Reina del santísimo rosario,
Reina de las familias,
Reina de la paz,
Reina de Quetzaltenango,
Emperatriz de las Américas.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,


perdónanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,


escúchanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,


ten piedad y misericordia de nosotros.

Guía: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no


desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien, líbranos
de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.
Ruega por nosotros, Santa madre de Dios.
Responde: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y
gracias de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Guía: Y ruega también, misericordiosísima Señora, por todas las


necesidades de la Santa Iglesia, por todos los cuales ofrezco este
Rosario, por mí, por mis padres, parientes, amigos y bienhechores,
para que todos, por su infinita misericordia, le gocemos en su eterna
gloria en el cielo. Amén.

Guía: Ave María purísima (3 veces)


Responde: Sin pecado concebida
En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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