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10 acciones humanas y escribir el beneficio que aporta a la

sociedad
1. Reducir, reutilizar y reciclar
Francisco Castañeda Moya, director del Centro de Estudios
Conservacionistas de la Universidad de San Carlos de Guatemala,
comenta que “los humanos hemos superado las capacidades de la
Tierra para procesar nuestros desechos y de producir los bienes y
servicios que necesitamos para vivir”.
Reducir la cantidad de productos que consumimos, comprando solo
lo necesario; reutilizar los productos, ya que esto evita que se
empleen nuevos materiales para producirlos y prescinde de
generar nuevos desechos, y reciclar para que los materiales puedan
convertirse nuevamente en materia prima.

2. Usar adecuadamente el agua


No sólo es necesario contribuir al ahorro del agua, sino también a
mantenerla limpia para garantizar un crecimiento sostenible a las
futuras generaciones. Con este propósito, la Empresa Municipal de
Agua (Empagua) exhorta a utilizar el recurso de la mejor manera y a
evitar el desperdicio.
Entre otras sugerencia, Empagua también propone el enjuague de
la afeitadora con pequeños chorros en el lavamanos, y utilizar una
cubeta y esponja para lavar el automóvil.

3. Consumir energía eficientemente


Andrea Hernández, del Colectivo Ecologista Madre Selva, señala
que en materia de energía “el modelo actual es de alto consumo”, y
en las áreas urbanas puede llegar a ser “excesivo”. Por eso,
considera conveniente realizar esfuerzos colectivos para demandar
menos energía, modificando los hábitos cotidianos y aprendiendo a
ahorrar.
Reducir el tiempo de lavado y planchado a una o dos veces también
requiere menos electricidad, y es mejor si se utilizan
electrodomésticos con sistemas de bajo consumo energético.

4. “Escarbar” entre la basura

Vivian Lanuza, coordinadora de Fundación Solar, dice que el


concepto único de “basura” ha cambiado y ahora hay que ser más
cuidadosos con lo que se desecha. “Existen dos grandes aspectos
para la clasificación de la basura en el hogar”, que se debe de
agrupar entre deshechos “orgánicos e inorgánicos”, explica.

Entre los orgánicos se encuentran los restos o sobras de alimentos


o cualquier material biodegradable; pueden ser útiles para fabricar
abono casero y utilizarlos en el jardín. Los inorgánicos provienen de
los derivados del petróleo, plásticos o metales; estos deben
agruparse según el material de origen y tratarse en plantas
recicladoras.

5. Consumir productos orgánicos

En los supermercados y mercados se pueden encontrar alimentos y


productos orgánicos –algunas veces identificados con un sello
distintivo–, caracterizados por el uso racional de los recursos
naturales y la no utilización de productos de síntesis química en su
producción.
Desde cremas dentales, hasta tejidos, frutas y verduras se
encuentran entre este tipo de productos, que también forman
parte de cadenas de comercio justo.

6. Conservar la biodiversidad

Alejados del campo y los bosques, los habitantes de las ciudades


deben pensar que poco pueden hacer para ayudar a conservar la
biodiversidad. Sin embargo, existen organizaciones ambientalistas,
universidades y entidades oficiales, como el Ministerio de
Ambiente, que desarrollan proyectos para la conservación con el
involucramiento de la sociedad.

Monterroso señala que es importante conservar la vida silvestre de


forma que permita su continuidad como un recurso natural, ya que
la conservación se refiere al manejo y uso de los recursos naturales
de manera que puedan servir tanto para las generaciones
presentes, como las futuras.

7. Proteger los bosques

Guatemala es un país que destaca en la región por sus recursos


forestales, que son un aporte para la generación de oxígeno y
recursos hídricos en el hemisferio. Los expertos indican que,
utilizados de forma prudente y ordenada, los bosques podrían
proveer de beneficios industriales y ambientales.
El experto recomienda colaborar con los planes nacionales de
prevención de incendios forestales y, además, la aplicación de una
estrategia para evitar la deforestación de los bosques y promover
su conservación.

8. Tela, en vez de plástico

Marta Ayala, de la Fundación Calmecac, señala que es época de


cambiar los hábitos cotidianos que no son amigables con el
ambiente. Uno de los más nocivos es el uso frecuente de bolsas
plásticas y contenedores desechables.

Ayala recuerda que años atrás, para ir al supermercado o al


mercado, se llegaba a comprar con canastas o bolsas de tela, y no
con bolsas de plástico que tardan cientos de años en degradarse y
su uso se limita a dos o tres ocasiones.

9. Dé servicio a su vehículo

Un vehículo en mal estado o con problemas mecánicos puede


despedir diez veces más emisiones que uno en buen estado. Es
necesario seguir las instrucciones de mantenimiento de rutina del
fabricante, como, por ejemplo, las que se refieren al cambio de
aceite y de filtro. Utilice un aceite lubricante que favorezca un
menor consumo de combustible

Además es necesario el mantenimiento adecuado de la presión de


las llantas para contribuir al mejor desplazamiento a fin de evitar
forzar el motor del vehículo, lo cual representa la emisión de estos
gases contaminantes.

10. Camine o use su bicicleta

¿Encender el automóvil para desplazarse unas cuadras? La doctora


Claudia Elisa Lozano recomienda aprovechar los recorridos cortos
para caminar o utilizar la bicicleta, y a la vez evitar la combustión de
carburantes.
Según la experta, las calorías perdidas se pueden reponer con
frutas y bebidas naturales con alto nivel de fibra. “Todo está
conectado. Hagamos cosas por cuidar el ambiente y cuidémonos a
nosotros mismos, que también somos parte del ambiente”,
puntualiza.

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