Está en la página 1de 2

EL SIGNIFICADO

DE LA ACTUACIÓN DE JESÚS

Jesús quiso manifestar el proyecto de Dios no sólo a través de sus palabras,


sino también a través de su forma de actuar. Su comportamiento tiene un
profundo valor simbólico, es como una parábola viviente de lo que anuncia de
palabra. Es algo muy parecido a lo que hicieron algunos profetas del Antiguo
Testamento, aunque en Jesús estos gestos no son algo externo a sí mismo
(una especie de representación), sino que forman parte de su propia vida. Por
eso, cuando relacionamos su predicación con su vida, descubrimos una
coherencia que resulta cautivadora. Jesús no vivió al margen de su
predicación, sino que su vida fue ella misma predicación y explicación de lo
que significaba en concreto el proyecto de Dios que Él vino a anunciar y la
nueva vida que vino a comunicar. Los comportamientos en los que nos hemos
detenido en el estudio de este tema hay una serie de rasgos comunes que
ahora vamos a tratar de sintetizar.

En primer lugar hemos podido comprobar que la actuación de Jesús tuvo un


fuerte carácter contracultural, es decir, que muchas actuaciones de Jesús no
se atenían a las normas de comportamiento de su época. Esta forma de actuar
provocó un fuerte rechazo de parte de sus contemporáneos, sobre todo de
aquellos a quienes esta forma de actuar perjudicaba más. Esta reacción frente
a la actuación de Jesús revela que sus adversarios se daban cuenta de lo que
pretendía Jesús: instaurar una nueva forma de relación entre las personas más
acorde con el plan de Dios, que con los privilegios que confería a algunos el
sistema israelita de pureza.
• Resulta clara es la reacción que provocaron sus sanaciones. Nadie podía
negar que sanara a los enfermos, pero podían acusarse de hacerlo en
sábado, como de hecho ocurre en bastantes pasajes (Mc 3,1-6; Jn 5).
• Más clara aún es la reacción que provocaron sus exorcismos y la
acusación de realizarlos con el poder del Príncipe de los Demonios. Esta
acusación se difundió tanto que hasta sus mismos parientes se sintieron
afectados por ella y fueron a buscarlo para llevárselo (Mc 3,21: no porque
estuviera loco o fuera de sí, sino porque estaba poseído).
• También conocemos con detalle la acusación de comer con publicanos
y pecadores. Son una vez más los fariseos quienes le acusan.
Observemos que las acusaciones contra Jesús no provienen de la gente
sencilla, que suele recibir con gozo sus curaciones, exorcismos y su
comensalidad abierta, sino de aquellos que más se beneficiaban del
sistema establecido.

A pesar de la fuerte presión que estas acusaciones suponían en una sociedad


cerrada y con un intenso control sobre sus miembros, Jesús no cambió de
actitud, sino que siguió actuando de esta forma, y además trató de explicar el
sentido que tenía para Él esta actuación. Sus palabras explican la motivación
que tenía para actuar así, y también la finalidad de dicha actuación.
• La principal motivación de esta forma de actuar es que Dios actúa
también así. Jesús comía con los pecadores porque Dios no hace
distinciones entre las ovejas del redil y la extraviada, ni entre el hijo que
se ha quedado en casa y el que se marchó (Lc 15). Sus exorcismos y
sus sanación revelan cómo actúa en él la fuerza de Dios. Estas
motivaciones revelan dos cosas: primero, que la fuerza de Jesús para
mantenerse firme a pesar del rechazo que suscitaba su forma de actuar
procede de su unión con el Padre; y segundo, que tenía una conciencia
clara de su filiación divina. Jesús justificaba su forma de actuar diciendo
que Él imitaba la actuación de su Padre. Esta ìimitación del padreî era lo
que mejor caracterizaba a un hijo en la antigüedad, y esto significa que
la relación de Jesús con el Padre es fundamental para entender su
actuación.
• La finalidad de la actuación de Jesús es mostrar cómo el Reinado de
Dios ha comenzado a hacerse presente. Este fue, como sabemos, el
contenido principal de su predicación: ìEl Reinado de Dios ha comenzado
a llegarî (Mc 1,15), y también el centro de su oración: ìVenga tu Reinadoî
(Lc 11,2). Esta es también la clave para entender su actuación. Jesús
llamó a un grupo de discípulos para enviarlos a anunciar y hacer presente
este mismo Reinado, sus curaciones y sus exorcismos eran un signo
patente de que Satanás había sido vencido y dicho reinado había
comenzado a llegar, y sus comidas mostraban el rostro de este Reinado.
En todos estos casos los destinatarios preferenciales de Jesús fueron los
marginados, y su actuación consistió en sacarlos de su marginación. El
Reinado de Dios se construye desde los márgenes y crea nuevas
relaciones que dan un sentido nuevo a la vida de la gente.

También podría gustarte