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Introducción:
Cada día veo con más claridad el papel que, para bien o para mal,
puede tener la influencia de una sola persona. Esa influencia puede
afectar a nuestra descendencia hasta la tercera y cuarta
generación, o aún más. Afecta también la obra del Señor. Una
persona puede ser como YIYE AVILA, que puede cambiar el rumbo
de miles de almas, guiado por el E.S. o Adolfo Hitler; como Bin
Laden (Véase 1 Cor. 5:6; 12:26). También me sorprende e
impresiona cuánto bien puede hacer una sola persona y, que luego
termina mal. ¡Queremos terminar bien, tal como hizo Pablo! (Véase
2 Tim. 4:6-8; 1 Cor. 9:24-27). El pecado de un líder, especialmente
la hipocresía, afecta mucha gente, incluso a sus propios hijos. Un
caso es el rey Ezequías (véase 2 Reyes 18:3-7; 2 Crón. 32:24-26; y
el capítulo 33 acerca de su hijo, Manasés). O como ser un
insignificante y luego ser un líder, como Gedeón.
RESUMEN
1.- NACIDOS PARA DIRIGIR (Gn 1:26-28)
El documento inicia comentando que somos creados por
una simpleza, pero veo que la creación es maravillosa, y
Dios termina diciendo , que vio el que era bueno en gran
manera, puesto en esta tierra con propósito divino, pues
si nacimos para dirigir, al principio, dirigir lo creado, solo
Adán y Eva, posteriormente a la gente que habitarían en
esta tierra.
Dios siendo el creador y dueño de todo, es el líder supremo por
excelencia; posee y ejerce la máxima autoridad sobre todo y en
todos. Tal como lo describe el libro de Génesis 1:26-31, Dios crea
al hombre a su imagen y conforme a su semejanza, estableciendo
con ello un orden jerárquico en la tierra: Dios como autoridad
suprema y el hombre como autoridad sobre toda la tierra. Por lo
tanto el hombre es creado para liderar, tener autoridad y ejercer la
mayordomía sobre todas las cosas creadas en la tierra.
Fuimos creados para formar relaciones de familia. Ese propósito
expreso de Dios en la relación, indica que Él considera una familia
piadosa y la crianza de los hijos como de suma prioridad en el
mundo. Efesios 5:21 "Someteos unos a otros en el temor de
Dios". Dios nunca nos manda a hacer algo sin estar equipados,
fuimos creados a su imagen, por lo tanto estamos preparados para
liderar; Él constantemente nos prepara para tal llamado.
Ahora bien, podemos reflexionar al respecto del libro de Génesis
1:26-28
Ser creados a la imagen de Dios significa que hemos sido
creados para dirigir y liderar.
La posición distintiva de la creación del hombre en el libro de
Génesis 1:26 al igual que lo describe en el libro de los Salmos
8:2,5-8, la potestad que Dios da al hombre, no solo incluye a
los animales del contexto inmediato, sino al reino animal en su
totalidad y a la tierra en general.
Dios dio al ser humano una posición y responsabilidad que no dio a
nadie más en la creación; esto es, lo colocó por encima del resto de
la creación.
Ninguna otra criatura que Dios había creado tenía la capacidad y
responsabilidad dadas por Dios de estar por encima de las otras;
solo el hombre había sido creado a imagen de Dios y solamente al
hombre se le dio la responsabilidad de enseñorearse por encima de
la creación.
Para esto debemos primero ser siervos
Nos hace entender que el liderazgo es servicio y no dominio, y no
como ahora en tiempos de elecciones que se observa lideres con
hambre de poseer a la persona, por encima de ellas, y los
gobernantes se enseñorean de las naciones.
El liderazgo cristiano es entrega, amor, comportándonos como
siervos, primero tenemos que ser esclavos y no siervos, muestra
de esto tenemos al buen pastor, que se hizo siervo para servirnos
como ofrenda para salvarnos de la muerte eterna, Jesús se hizo
esclavo.
Para poder llegar y pasar por un tiempo de preparación donde el
trato de Dios con el siervo lleva tiempo y este proceso es conocido
como la ley del proceso.
La ley del proceso.
Este proceso no ocurre de la noche a la mañana, porque Dios tiene
que cambiar nuestra mentalidad, y ponernos una de siervo, es asi
como Dios formo grandes hombres que han servido a lo largo de la
historia, y saber que cada día podemos mejorar con la guía del
espíritu santo, y esto nos lleva a ser efectivos en el liderazgo. Gn
37:1-50:22
Desde una temprana edad, José creyó que Dios lo había destinado
para ser grande. En sus sueños, Dios le aseguró a José que
tendría una posición de liderazgo sobre sus padres y hermanos (Gn
37:5–11). Desde el punto de vista de José, estos sueños eran
evidencia de una bendición divina y no de su propia ambición. Sin
embargo, desde el punto de vista de sus hermanos, los sueños
eran otra manifestación del privilegio injusto del que gozaba José
por ser el hijo favorito de su padre, Jacob (Gn 37:3–4). Estar
seguros de tener cierto derecho no nos exime de empatizar con
quienes puedan tener una perspectiva diferente. Los buenos
líderes se esfuerzan por fomentar la cooperación en vez de la
envidia. El incumplir esto, llevó a que José tuviera grandes
conflictos con sus hermanos. Después de conspirar para asesinarlo
inicialmente, sus hermanos se conformaron con venderlo a una
caravana de mercaderes que llevaban productos por Canaán hacia
Egipto. Los mercaderes, a su vez, vendieron a José a Potifar, el
“capitán de la guardia” que era un “oficial de Faraón” en Egipto (Gn
37:36).
Pues a goce le faltaba experiencia, sabiduría y humildad, tres
cualidades que adquiere mediante la ley del proceso, y se da en
tres fases.
Fase uno
Todos empezamos en un estado de ignorancia, al igual que José, y
su ignorancia le toco más de dos décadas de separación de su
familia.
Fase dos
Y sucedió algo decisivo y es donde José pone atención a sus
acciones y entra en el camino del cambio, es donde cambio su
carácter por paciencia y humildad.
Fase tres
Cuando ya tenemos el llamado, ya nos desempeñamos con
excelencia y sabiduría, pues tuvo que pagar el precio de la
preparación por 30 años, y eso le llevo a ser el segundo hombre
más importante de la nación más poderosa de ese entonces.
Después de todo este proceso él ya estaba listo para para la
siguiente etapa que Dios le había preparado como líder de Israel.