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La Castidad
¿posible?
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La Castidad
¿posible?
Imprimatur
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R.P. Osvaldo Gabriel Jesús Zapata, I.V.E. Superior
Provincial
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encauzar su idealismo a mejores puertos, me tomo el atrevimiento de
dirigir estos pensamientos a los muchos jóvenes y adultos que aún en
nuestros días no han perdido la capacidad de forjar en sus corazones
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1 Me refiero al sueño del rey Nabucodonosor que el profeta Daniel le interpreta en su libro
(cf. Dan 2,31-45).
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III
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La castidad no es...
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La castidad es...
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mejor). Y no sólo poseo una razón y una voluntad, sino que soy un ser
racional y volitivo. Esto quiere decir mucho. Porque si antes
mencionábamos que cada una de nuestras dimensiones tiende al bien
propio que la perfecciona, debemos también añadir que hay un bien
que es de toda la persona; es el “bien integral” de la persona. Esto que
llamamos bien integral de la persona es algo análogo al “bien común”
de la sociedad, del que participan todos los miembros de la sociedad
pero que supera el bien individual de cada uno de esos miembros. Al
modo del bien común, hay un bien integral propio de la persona
humana, superior al de cada una de las partes de esa persona. Este bien
y esta perfección integral exigen que cada uno de los bienes propios de
las dimensiones particulares de nuestra naturaleza, se procuren sólo
“en la medida” en que lo exige el bien integral; y al hablar de medida,
hablamos de restricciones. No todos los bienes que se presentan ante
cada una de las inclinaciones son bienes que perfeccionan nuestro bien
integral; pueden entrar accidentalmente en colisión con otros bienes.
El deseo sexual que despierta en un hombre una mujer puede
colisionar con su inclinación a vivir en sociedad si esa mujer no es
esposa suya sino de otro. El bien de la comida que excita nuestras
ganas de comer, puede ser contraproducente para nuestra inclinación a
mantener la salud, si alguno de los alimentos que tenemos delante nos
hiciese mal.
¿A quién corresponde velar por esta “integridad” del bien? A la
razón, perfeccionada por la prudencia. No son las inclinaciones por sí
mismas las que pueden discernir cuáles bienes son bienes “en sí”, pero
no “para mí”, es decir, son bienes pero “no son convenientes” para
uno. Un alimento humeante y perfumado estimula mi apetito; pero
sólo mi razón puede darse cuenta si es bueno o contraproducente para
mi salud (o en qué medida me hará bien). Una persona del otro sexo
puede resultarnos atractiva, pero no es nuestra afectividad la que
puede discernir si esos afectos son ordenados o no, porque no es el
afecto sino la razón la que capta los atributos de “casada”, “soltera”,
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Dominio de sí
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Castidad es capacidad
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9 Juan Pablo II, La pureza del corazón según San Pablo, Catequesis del 28 de enero de
1981.
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Parte de la templanza
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sexuales (o sea, tener relaciones), es una clara señal de que un día tal
vez tampoco puedan contener su mano castigadora o sus deseos de
vengarse, o simplemente de tirarse “una cana al aire” con una mujer
atractiva, del mismo modo que ahora sienten deseo de desfogar su
pasión sexual. Y también vale lo contrario: el que no domina el
egoísmo de su corazón, su terquedad, sus exigencias injustas, la dureza
de sentimientos, etc., ¿cómo podrá contener sus deseos sexuales
cuando estos lo empujen a buscar el placer sin respetar los “tiempos”
del otro, o exigiéndole actitudes humillantes?, o, por el contrario, ¿qué
disposiciones se tendrán para acceder a los pedidos del cónyuge
cuando le pida el débito que no se tiene deseos o ganas de dar, o
cuando se sientan tentaciones de negarlo por estar enfadado o por
guardarle rencor? La vida sexual impone también sus sacrificios y
renuncias, tanto para darse sin tener ganas, como para abstenerse
cuando se sienten ganas pero no es conveniente al cónyuge. ¿Cómo
puede lograrse esto cuando no hay dominio de las pasiones en
general?
El que no domina la lengua, la ira, el rencor, la envidia, el
egoísmo; ¿cómo dominará su sensualidad? El que no domina su
sensualidad, ¿cómo dominará su violencia, su afán de dominio y su
soberbia que humilla a los demás?
Los actos son de la persona y revelan a la persona. Una persona
mantiene una unidad psicológica a través de las diversas
manifestaciones de su vida interior y exterior. Por eso podemos
descubrir la conducta que una persona tiene en los campos en que no
lo hemos visto actuar, observando cómo se conduce en las
dimensiones de su vida que sí conocemos. ¿Cómo será en la vida
íntima tal o cual persona? Tal como es en sus otras manifestaciones.
Pero cuidado; no basta observar la conducta consciente y refleja de la
persona, porque muchos tienden a forjar una imagen para los demás
que no responde a la realidad. Algunos esposos violentos son personas
amables con el prójimo. Muchas personas que exigen actos
degradantes a sus cónyuges, han sido corteses en su noviazgo o son
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unos caballeros con las esposas de sus amigos. Pero este rostro oculto
de todo hombre y de toda mujer, se trasluce cuando observamos, no
sólo sus modales y sus actos externos, sino su manera de pensar, de
juzgar, su docilidad ante la realidad o su terquedad de juicios, y sobre
todo, su relación con Dios. Decía Chesterton que una matrona que
recibe un inquilino en su casa, más que saber cuánto gana y en qué
trabaja, necesita saber cuál es su filosofía. Ojalá se fijasen en esto los
que se preparan para el matrimonio; las cosas serían distintas. Los
novios miran muchas veces el aspecto exterior, menos frecuentemente
los modos de comportamiento; casi nunca los hábitos mentales de sus
enamorados. ¡El amor es ciego! No; sería más sincero decir que el
amor muchas veces quiere ser tuerto. En mi experiencia personal, he
topado con muchas personas que siendo novios ya conocían ciertos
defectos de sus futuros cónyuges, pero prefirieron entornar los ojos
antes que morir solteros o solteras o se les escapase el último vagón
del tren matrimonial; y el dicho, en muchos casos, se trastocó por “el
amor hace ciegos”, porque terminaron “arrancándose los ojos” a
picotazos.
Muchos matrimonios que terminan en el fracaso no llegarían a
este extremo si estudiaran mejor durante el noviazgo los hábitos de sus
posibles futuros cónyuges. Los hábitos tienden a arraigarse más, no a
desarraigarse. Una persona con corazón duro, es más fácil que se
vuelva violento antes que manso. Una mujer egoísta y frívola, es más
probable que se vuelva mundana, derrochadora y alocada antes que
asentada matrona de casa.
En el tiempo del noviazgo (y en los primeros años de matrimonio)
es necesario, por lo dicho, cultivar las virtudes, y en especial la
castidad. Si las “virtudes” les parecen a los jóvenes de hoy, cosa de
monjas, entonces que no se asombren de bajar, como Dante, al
infierno en esta vida.
Claro testimonio de esta tendencia a agudizarse que tienen los
hábitos es la realidad, cada vez más extendida, de aquellos que esperan
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10 Un libro clásico y muy valioso sobre este tema es el de Dietrich von Hildebrand, Pureza
y virginidad, Desclée de Brouwer, Pamplona 1958. Allí el autor estudia la pureza o castidad en
sí, en el matrimonio y en la virginidad consagrada.
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11 “Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de
ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de
recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones
de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad”
(Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2350).
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¿Se puede justificar esta elección? Sí, y por muchas razones, entre
las que podemos indicar: porque es la forma más elevada de renuncia
al mundo, por el valor del servicio y del amor divinos por los cuales se
abraza, por la primacía del espíritu sobre el cuerpo, que es resaltado
por ella, por la vocación sobrenatural que ella supone. Podemos
resumirlas en tres principales:
(a) Lo primero es que constituye una imitación de Jesucristo
virgen. San Agustín exhortaba: “Seguid al Cordero, porque es también
virginal la carne del Cordero... Con razón lo seguís donde quiera que
va con la virginidad de vuestro corazón y de vuestra carne. Pues, ¿qué
significa seguir sino imitar?”15. “Realmente todos estos discípulos y
esposas de Cristo se han abrazado con la virginidad, según San
Buenaventura, ‘para conformarse con su Esposo Jesucristo, al cual
hace asemejarse la virginidad’”16.
13 San Agustín, De sancta virginitate, 8,8; ML 40,400-401, (cit. Sacra virginitas, 10).
14 Cf. Santo Tomás, Suma Teológica, II-II, 152, 3 ad 4; San Buenaventura, De perfectione
evangelica, I,3,3, sol.5.
15 San Agustín, De sancta virginitate, 27; ML, 40,411.
16 Pío XII, Sacra virginitas, 12.
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del gran misionero. Por eso, más aún que el hambre, el frío y las
amenazas de muerte, José se vio permanentemente tentado contra esta
virtud. Los indios incesantemente le ofrecían y enviaban mujeres para
que tentaran su castidad. José Anchieta se encontraba solo, con 29
años, débil, en medio de la selva, sin el consuelo de ser sacerdote,
privado de su director espiritual, sin el Santísimo Sacramento y sin
confesor. En un arranque de sufrimientos morales hizo voto de escribir
toda la vida de la Santísima Virgen en versos latinos, a cambio de que
Ella protegiese su virtud y lo mantuviera exento de todo pecado. En
ese momento sintió que la Virgen lo había escuchado y tuvo la
seguridad de que no pecaría ni moriría sin haber escrito su poema.
A los indios que venían a decirle: “José, hártate de ver el sol,
porque tal día te mataremos y comeremos”, él respondía con voz
segura: “No me mataréis porque todavía no llegó mi hora”. Su “hora”
era el momento en que terminaría el poema.
Comenzó inmediatamente a cumplir su voto. Paseaba por la playa
y sin papel ni tinta, componía los versos de memoria. A veces, cuando
se trataba de estrofas más difíciles, se agachaba y con el dedo las
escribía en la arena. De ahí surgió la leyenda del Poema escrito sobre
la arena.
Cuando el Beato Anchieta fue liberado y pudo volver con las
paces ya hechas, escribió casi de un tirón, en 1564, el Poema de la
Virgen (“De Beata Virgine Dei Matre Maria”) con casi 5800 versos
latinos, que son una de las glorias de esa lengua. Alcanzó lo que
quería: conservó su castidad; y nos legó esa maravillosa vida de María
escrita en delicados versos. Sólo se lamentaba de no haber muerto
mártir. Él decía que tal vez no era digno de tanto.
Cuando uno ama la virtud (y especialmente la virtud de la pureza)
tiene que estar dispuesto a hacer cosas grandes para luchar por ella.
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Noviazgo y castidad
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23 Se puede ver el original, que aquí sólo sigo en las ideas principales, en: Martha Morales,
“10 razones para vivir la abstinencia en el noviazgo”
(www.almas.com.mx/almas/artman/publish/article_1008.php).
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Castidad y matrimonio
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27 René Biot, La educación del amor, Desclèe de Brouwer, Buenos Aires 1957, p. 54.
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que los han llevado a la separación; pero siguen siendo esposos ante
Dios, obligados a rezar uno por el otro. El lenguaje así empleado
tergiversa el concepto de “perpetuidad” que es propio del vínculo
matrimonial (“hasta que la muerte los separe”); y el concepto
tergiversado termina por hacer borrosas las motivaciones para
mantenerse firmes en estas circunstancias.
Hay otras situaciones análogas como la de quienes, estando
legítimamente casados, no pueden llevar una vida matrimonial plena
por enfermedad (física o psíquica) de uno de los dos. Es ésta una dura
cruz, pero que con la ayuda de Dios puede llevarse.
Hace un par de años recibí una carta que me resultó
particularmente interesante. Entre otras cosas me decía lo siguiente:
“He leído que después de hacer sus votos finales, sólo el 10% de
los sacerdotes se apartan del ministerio. En comparación, más del 50%
de los matrimonios fracasan.
No estoy seguro, pero me parece que podría decirse que los
sacerdotes son más felices que los hombres casados. Hay muchas cosas
que se combinan para efectuar un estado de felicidad o de lo opuesto en
la vida de una persona. Pero me parece que una de las cosas mas
grandes que nos trae felicidad o dolor es la castidad.
Todo ser humano es llamado por Dios a vivir una vida casta. Todo
cristiano entiende, o debe entender, que el placer sexual ha de limitarse
solo a los abrazos amorosos de las parejas legalmente casadas. Los
solteros por edad o por condiciones físicas o por el celibato no pueden
gozar legítimamente del placer sexual.
La diferencia, tal vez, entre los religiosos y los casados es que un
sacerdote se ha dedicado por completo a la castidad. Desde el principio
de su formación religiosa tiene como uno de sus propósitos centrales el
gran deseo de ofrecerse por completo a Jesucristo: mente, corazón y
cuerpo. Está dispuesto a sacrificar el placer sexual por toda la vida como
una muestra de la unión que desea hacer con Dios. El hombre casado, en
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28 He dejado el término original, aunque me parece que la idea del autor no es indicar lo que
nosotros solemos expresar en castellano con esta palabra, sino en el sentido de “muy difícil”.
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31 Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Estas personas están llamadas a realizar
la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las
dificultades que pueden encontrar a causa de su condición. Las personas homosexuales están
llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad
interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la
32 Groeschel, Benedict, The Courage to be Chaste, Paulist Press, New York 1985.
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Puede leerse al respecto: Pablo VI, Sacerdotalis coelibatus, especialmente el n. 64; Pío XI,
Ad Catholici sacerdotii, especialmente el n. 55. El Papa Juan Pablo II ha dicho: “Es mi deber
encarecer una renovada atención a la selección de las vocaciones al Seminario, poniendo todos
los medios a disposición para lograr un adecuado conocimiento de los candidatos, en particular
desde el punto de vista moral y afectivo... Que ningún obispo se sienta excluido de este deber de
conciencia. Tendrá que rendir cuentas directamente ante Dios... Sería lamentable que por una
malentendida tolerancia, se admitiera a la ordenación a jóvenes inmaduros o con evidentes signos
de desviaciones afectivas, que como es tristemente conocido pueden causar grave escándalo en la
conciencia de los fieles y daño evidente para toda la Iglesia”. Por ello, recordó que “la fidelidad a
la doctrina sobre el celibato sacerdotal por el Reino de los Cielos debe ser considerada con gran
estima por la Iglesia”. Y especialmente, insistió, “cuando se trata de discernir en los candidatos al
sacerdocio la llamada a una entrega incondicional y plena... Es necesario recordarles que el
celibato no es un elemento extrínseco e inútil, una superestructura a su sacerdocio, sino una
conveniencia íntima para participar en la dignidad de Cristo y en el servicio de la nueva
humanidad” (Discurso a un grupo de obispos del Brasil, 5 de setiembre de 2000). Y la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se expidió claramente
sobre el tema en su “Respuesta a cuestiones sobre la Ordenación de Homosexuales”: “La
Congregación para el Clero ha enviado a esta Congregación para el Culto Divino y la Disciplina
de los Sacramentos una carta de su Excelencia, pidiéndonos que clarifiquemos la posibilidad de
que hombres con tendencias homosexuales puedan recibir la ordenación presbiteral. Esta
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, consciente de la
experiencia resultante de muchas causas instruidas con el propósito de obtener la dispensa de las
obligaciones que derivan de la Sagrada Ordenación, y luego de debida consulta con la
Congregación para la Doctrina de la Fe, expresa su juicio como sigue: la ordenación al diaconado
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habló del hombre “corpore et anima unus”: una sola cosa en cuerpo y
alma. Un psicólogo, el Dr. Abelardo Pithod, tituló uno de sus libros
con una acertada fórmula: “el alma y su cuerpo”. Por eso, en el
hombre, todo es humano, incluso los procesos más inconscientes de su
biología, porque todo en él está asumido de modo eminente (o sea,
elevado) por su alma espiritual que es lo que le da unidad.
Y, por su parte, nuestra corporeidad no existe sino sexualmente
diferenciada, es decir, caracterizada por elementos sexuales
masculinos o femeninos en todas sus dimensiones físicas; caracteres
que son distintos en el varón y en la mujer, pero a la vez
complementarios. En un diagrama lo presentaríamos así:
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privilegian los caracteres femeninos o masculinos): (a) qué intervención tiene, desde el punto de
vista técnico, más posibilidades de éxito; (b) cuál sexo alcanza la mayor armonía con los demás
elementos del sexo físico (gonádico, cromosómico); (c) las posibilidades futuras de realizar el
acto conyugal (pues tal es la finalidad del sexo); (d) la posibilidad de obtener también la
fertilidad.
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podrá ser el pensamiento del juicio final; para otros servirán las
palabras de Cristo: Nada hay encubierto que no se haya de descubrir,
ni oculto que no se haya de saber (Mt 10,26), etc.
De todos modos, muchos quedan igualmente turbados frente a
este tipo de imaginaciones, incapaces de determinar su grado de
consentimiento (y alimentando, a menudo, escrúpulos enfermizos). A
ellos el P. Groeschel les sugiere un práctico examen de tres
preguntas35:
(a) ¿He aumentado voluntariamente la imaginación?
(b) ¿He respondido físicamente a ella, ya sea por medio de estímulos
sexuales voluntarios o con actos para aumentar la fantasía, por
ejemplo, mirando objetos provocativos?
(c) Al darme cuenta de lo que estaba haciendo, ¿rehusé dirigir mi
atención a una cosa distinta?
“Si la respuesta a todas estas preguntas (especialmente a la
última) es clara e inequívocamente sí, entonces pienso —dice el autor
mencionado— que la persona es culpable (...) Sin una respuesta
afirmativa a estas cuestiones, yo presumiría que no se hizo nada
moralmente malo”. No se puede cometer un pecado mortal de modo
puramente accidental.
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Posibilidad de la castidad...
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41 No estoy diciendo con esto que todo estado depresivo tenga como causa algún
resentimiento u odio. Cuidado con malinterpretar la extensión de estas afirmaciones.
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hábito que pone sobre aviso ante los peligros para la pureza, los
incentivos de los sentidos que pueden resolverse en afecto o en
emoción sexual, y las amenazas contra el recto gobierno del instinto
sexual, tanto cuando estos peligros proceden del exterior, como
cuando vienen de la vida personal íntima, que también pide reserva o
sustracción a los ojos de los demás y cautela ante los propios sentidos.
De esta suerte el pudor actúa como moderador del apetito sexual y
sirve a la persona para desenvolverse en su totalidad, sin reducirse al
ámbito sexual. No se confunde con la castidad, ya que tiene como
objeto no la regulación de los actos sexuales conforme a la razón, sino
la preservación de lo que normalmente se relaciona estrechamente
con aquellos actos. Viene a ser una defensa providencial de la
castidad, en razón de la constitución psicofísica del género humano,
perturbada por el pecado original”45.
En el plano puramente instintivo podemos decir que consiste en
una resistencia inconsciente a todo lo que revelaría en nosotros el
desorden de la concupiscencia de la carne. Cuando se hace consciente,
consiste en la elevación de ese sano instinto por obra de la virtud de la
prudencia, ya que tiende a excluir circunstancias y a frenar
pensamientos previendo que mediante su actividad causarían una
violación del orden moral.
En este sentido, siendo la educación humana la actuación de los
valores humanos que están en todo hombre en potencia y la afirmación
de los valores espirituales sobre la materia, puede muy bien concluirse
que la bondad de una educación se mide por el desarrollo y
afinamiento dados a la pudicicia, la cual tiende a fortificar el espíritu
más que ningún otro hábito operativo46. No puede existir educación de
la castidad sin el desarrollo del sentimiento del pudor. De la
preservación de esta facultad natural depende en gran parte la
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50 Paganuzzi, Purezza e pubertà, Brescia 1953, p.222. Cf. A. Stocker, La cura morale dei
nervosi, Milán 1951, p. 155ss.
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Mencionábamos la lujuria...
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Pensamientos y deseos
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55 Cf. Royo Marín, Antonio, Teología moral para seglares, BAC, Madrid 1986, I, n. 258.
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Actos externos
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Del mismo modo, son deshonestos e ilícitos, los bailes que por la
manera de abrazarse y tocarse y por la música que los acompaña,
despiertan generalmente la sensualidad. Además, la persona que sabe
por experiencia que ciertos bailes, admisibles en sí, le causan a ella
tentaciones y movimientos malos, tiene que evitarlos. Es claro que
peca mortalmente contra la castidad quien, en el baile, no busca
solamente el placer sensible, sino propiamente el placer sexual, aun
cuando evite llegar a la polución. Quien, por el baile, ha recaído en
graves faltas y continúa entregándose a él sin eficaces garantías,
muestra que no aborrece verdaderamente el pecado.
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La masturbación
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Un juicio objetivo
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57 Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Persona humana, n.9 (dice:
“la doctrina tradicional según la cual la masturbación constituye un grave desorden moral”).
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La Biblia y la masturbación
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embargo, esto no puede ser usado como argumento para afirmar que
en la Biblia no se condene el acto, como me argüía una persona: “una
tradición eclesial, bastante cuestionable, ha entendido que se condena
en el Nuevo Testamento, cuando se habla de impureza, inmoralidad”.
Debemos reconocer que en ningún lugar del Antiguo o del Nuevo
Testamento hay una explícita confrontación con el tema de la
masturbación, y que el término no se menciona en los escritos de los
Padres Apostólicos (primeros siglos cristianos), pero este silencio no
puede ser entendido como una aprobación o una indiferencia hacia
este comportamiento; de hecho, de los principios que ellos elaboraron
sobre la ética sexual y sus actitudes generales podrían fácilmente haber
concluido con la explícita condenación de la masturbación. No
sabemos por qué no lo hicieron; probablemente se debió al hecho de
que los primeros escritores cristianos estaban principalmente
preocupados con los pecados sexuales que son, por naturaleza,
interpersonales58. Y si bien en el Nuevo Testamento no se hace alusión
a este acto concreto, hay que tener en cuenta, como dice un autor, que
“la condenación del mismo pecado puede deducirse aquí
indirectamente de la enseñanza de San Pablo tomando como punto de
partida aquellos textos en los que condena la pasión ignominiosa en
general y en los que los teólogos encuentran condenado también el
vicio solitario... De modo análogo se puede considerar el
autoeroticismo como un elemento de la condición en la que se
encuentran los solteros a los que San Pablo les aconseja el
matrimonio: si no puedes contenerte, cásate; porque es mejor casarse
que quemarse (1Co 7,9)”59. Otros ven condenaciones implícitas de la
masturbación en otros textos como: las obras de la carne son (...)
fornicación, impureza, libertinaje (...); quienes hacen tales cosas no
heredarán el Reino de Dios (Gal 5,19.21); purifiquémonos de toda
mancha de la carne y del espíritu (2 Cor 7,1) y cada uno de vosotros
58 Cf. Giovanni Cappelli, Autoerotisma. Un problema morale nei primi secoli cristiana?,
Centro Editoriale Dehoniano, Bologna, 1986.
59 William E. May, Summary of Silverio Zedda, SJ, Relative e Assolute nella morale de
San Paolo, Brescia: Paicleia Editrice, 1984.
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La responsabilidad de la persona...
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¿Deja consecuencias?
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61 Dice Bless hablando de los enfermos que están esclavizados por este vicio: “también
(hay que evitar) el propalar esas leyendas exageradas sobre las enfermedades producidas por la
masturbación; lo único que se obtiene con ellas es desanimar todavía más a los enfermos, sin
curarlos” (Pastoral psiquiátrica, Ed. Razón y Fe, Madrid 1966, capítulo VII: “Piscopatología
sexual”, p. 266).
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Loring cita al Dr. Honorio Sanjuán, Estudios sobre sexualidad, 3º, III. Toledo, 1979; en
Loring, Jorge, Para salvarte, Edapor, Madrid 199851 (indico la edición 51ª, pues de ésta he
tomado las referencias del libro; el autor ha seguido añadiendo datos en las ediciones siguientes
de su libro), p. 415.
En mi trabajo pastoral he encontrado a varias personas que han
defendido la licitud de la masturbación e incluso a otras que me han
hablado de los “efectos benéficos” que les ha reportado en el
conocimiento de la sexualidad y en su preparación para la vida
matrimonial; pero ha sido mucho más frecuente encontrarme con
testimonios como el del muchacho que me escribía lo siguiente:
“Estimado Padre: Tiene mucha razón; es verdad que la masturbación y
el dejarse llevar por las sensaciones placenteras, a la larga produce
vacío, depresión, y te crea un malestar psicológico y espiritual, porque
esto lo he experimentado; y la verdad, no da buenos resultados. Lo que
mejor me hace sentir bien, es la oración y el deporte; esto me fortalece
la voluntad, me crea bienestar psicológico y consolida el espíritu.
Masturbación = depresión; oración y deporte = alegría fortaleza,
entusiasmo”.
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Masturbación y matrimonio
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La pornografía
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–Un estudio de los primeros años del siglo XXI afirmaba que en
ese momento había 100.000 sitios pornográficos en la Web, y que
diariamente se introducía 200 sitios nuevos 68; sacando cuentas esto
equivale a 73.000 sitios nuevos cada año. Si las cifras son ciertas hoy
en día el guarismo casi se ha quintuplicado.
–Según un libro escrito por Patrick Carnes, David Delmonico y
Elizabeth Griffin, en enero de 1999 se contaban 19.542.710 visitantes
mensuales distintos en las cinco principales páginas pornográficas
pagas, y un total de 98.527.275 visitantes mensuales en las cinco
principales páginas gratuitas; en el mes de noviembre de ese mismo
año la cifra se había elevado un 140%.
–Los mismos autores reportan que cerca del 17% de los usuarios
de Internet tiene problemas con sexo en la Web; el 1% de los usuarios
tiene problemas serios (casos extremos) y de este grupo el 40% son
mujeres, el 60% varones.
–Asimismo señalan que cerca del 70% de la navegación
pornográfica se realiza durante los días de semana, entre las 9 de la
mañana y las 5 de la tarde (o sea, que es ya un problema abierto y a la
luz del día y que se realiza no sólo en lugares privados sino incluso en
el trabajo y en la escuela)69.
¡Tenemos un problema muy serio instalado en el corazón de
nuestra sociedad!
110
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111
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73 Patrick Carnes, David Delmonico, Elizabeth Griffin, In the shadows... pp. 12-14.
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Efectos de la pornografía
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2,5% 27%
7,5% 33%
14% 50%
23% 70%
15 años
85 Informe “La adolescencia en Argentina: sexualidad y pobreza”, Fundación para Estudio e
Investigación de la Mujer, 2003; en: La Nación, 18/02/2004.
120
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16 años
17 años
18 años
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122
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90 Tony Anatrella, El sexo olvidado, Sal Terrae, Santander 1994, III,5. Citado por Loring,
Para Salvarte, 199851, 68,15, p. 380.
123
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
124
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125
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
2º En el orden psicológico:
(a) Crea temor: puesto que, por lo general, las relaciones tienen
lugar en la clandestinidad, crean un clima de temor: temor a ser
descubiertos, temor a ser traicionados después (siendo abandonadas),
temor a la fecundación, temor a la infamia social. Además crean otra
alteración pasional, a saber, el temperamento celoso: la falta de
vínculo legal hace siempre temer el abandono o desencanto del novio
o novia y la búsqueda de satisfacción en otra persona; de hecho no hay
ningún vínculo que lo pueda impedir; por eso la vida sexual
prematrimonial engendra en los novios un clima de sistemática
sospecha de infidelidad.
(b) Da excesiva importancia al sexo, al instinto sexual, al goce
sexual. Esto produce un detrimento de las otras dimensiones del amor:
la afectiva y la espiritual. Normalmente esto resiente el mismo
noviazgo y luego el matrimonio. Asimismo, esta centralización del
amor en el sexo frena el proceso de maduración emocional e
intelectual. “Una relación sexual precoz, llevada a cabo regularmente,
dice Tumlirz, ...ejerce también su efecto inhibidor sobre el desarrollo
intelectual y la evolución consecutiva de la mente...”.
(c) Introduce desigualdad entre el varón y la mujer. De hecho
nadie puede negar que en las relaciones prematrimoniales quien lleva
126
La Castidad ¿posible?
93 Carlos Buela, Modernos ataques contra la familia, Rev. Mikael n. 15 (1977), p. 39.
94 “En la decisión sobre la muerte del niño aún no nacido, además de la madre... puede ser
culpable el padre del niño, no sólo cuando induce expresamente a la mujer al aborto, sino
también cuando favorece de modo indirecto esta decisión suya al dejarla sola ante los problemas
del embarazo... No se pueden olvidar las presiones que a veces provienen de un contexto más
amplio de familiares y amigos. No raramente la mujer está sometida a presiones tan fuertes que
se siente psicológicamente obligada a ceder al aborto” (Evangelium vitae, 59).
95 Robert E. Rector, Kirk A. Johnson, Ph.D., and Lauren R. Noyes, Sexually Active
Teenagers Are More Likely to Be Depressed and to Attempt Suicide, Center for Data Analysis
Report #03-04; www.heritage.org/Research/Family/cda0304.cfm.
127
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
96 El autor cita a pie de página a Meg Meeker, Epidemic: How Teen Sex Is Killing Our Kids
(Washington, D.C.: Regnery Publishing Company, 2002), p. 12. 100 Ibidem (la cita es del autor
del texto), p. 13.
128
La Castidad ¿posible?
3º En el orden social:
97 Meeker, Epidemic: How Teen Sex Is Killing Our Kids, p. 64.
98 El estudio tuvo en cuenta la posibilidad de que en estos resultados hubiesen influido otros
factores como problemas económicos o sociales; introduciendo estas variantes los resultados no
cambiaron.
129
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
130
La Castidad ¿posible?
La homosexualidad
131
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
101 Puede verse el interesante libro de Mike Haley, 101 preguntas frecuentes sobre la
homosexualidad, Casa Creación, Lake Mary, Florida 2005. Haley es director del Departamento
de Homosexualidad y Temas de Sexualidad del grupo “Enfoque a la Familia”, y presidente de la
Junta de “Éxodo Internacional” en Norteamérica.
102 Elio Sgreccia, Manuale di Bioetica, II. Aspetti medico-sociali, Vita e Pensiero, Milano
1991, p. 133.
132
La Castidad ¿posible?
133
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
103 Cf. Elio Sgreccia, Manuale di Bioetica, II, op. cit. p. 131.
104 Nicolás Jouve de la Barreda (Catedrático de Genética, Departamento de Biología
Celular y Genética, Campus Universitario,Universidad de Alcalá de Henares), La
homosexualidad a la luz Genética, en la “Jornada sobre la Homosexualidad: una reflexión
científica y moral”, 24 de Noviembre de 2001, Instituto Pontificio Juan Pablo II.
105 Cf. Aquilino Polaino-Lorente (Catedrático de Psicopatología de la Universidad
Complutense), Bioética y etiología de la homosexualidad.
134
La Castidad ¿posible?
que las hipótesis son muchas y no todas compatibles entre sí. De todos
modos, parece ser la más acertada la que se apoya en la influencia del
clima educativo familiar, especialmente en el período que va de los 6 a
los 12 años (según Sgreccia). El dinamismo original de la desviación
homosexual parecería consistir en una fracasada identificación
afectiva del niño o de la niña. Por lo tanto, hay que decir que no es
algo innato y que si bien puede hablarse de personas que están en
riesgo, no están, en cambio, predestinadas106.
El acto homosexual
106 “Mientras un número de estudios han mostrado que niños que han sido abusados
sexualmente, niños que exhiben síntomas de GID, y niños con antimasculinidad crónica juvenil
se encuentran al riesgo de la atracción homoerótica en la adolescencia y la edad adulta, es
importante darse cuenta de que un porcentaje significativo de estos niños no llegan a ser
homosexuales activos en la edad adulta… Para algunos, experiencias negativas en la niñez
pueden
135
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
________
ser contrarrestadas por interacciones positivas. Algunos hacen una decisión consciente de evitar
las tentaciones. La presencia y el poder de la gracia de Dios, si bien no puede ser medido en
todos los casos, no puede ser ignorado como factor que puede ayudar a los sujetos de riesgo para
evitar la atracción homoerótica. El etiquetar a un adolescente, o peor, a un niño, como
‘homosexual’ sin remedio hace un muy flaco servicio a la persona. Tales adolescentes o niños
pueden, dada la intervención positiva adecuada, recibir consejos adecuados para poder superar el
problema de traumatismos emocionales anteriores” (Homosexualidad y esperanza, Declaración
de la Asociación Medica Católica de EEUU; se la puede consultar en varios lugares; por
ejemplo, en Foro de Teología Moral, www.foromoral.com.ar).
consideración antropológica puede explicar el motivo de este juicio.
136
La Castidad ¿posible?
107 Entre los principales documentos hay que destacar: Sagrada Congregación para la
Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las
personas homosexuales, nº 3; el Catecismo de la Iglesia Católica, Pontificio Consejo para la
Familia, Sexualidad humana: verdad y significado, Roma, 8 de diciembre de 1995, nº 104.
108 Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Persona humana, nº 8. De semejante
tenor es el resumen que hace el Catecismo de la Iglesia Católica: “La homosexualidad
137
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
También niegan la razón última que legitima el uso del sexo, que
es la autodonación; en efecto, el amor verdadero consiste en una
donación de lo que la otra persona carece (en su complementariedad
psico-biológica); así el acto homosexual se encuentra más como
búsqueda de autocomplacencia que como donación.
________
designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva
o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los
siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en
la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado
siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’. Son contrarios a la ley
natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera
complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso” (Catecismo
de la Iglesia Católica, nº 2357). También tienen mucha importancia las intervenciones del
Magisterio ante los errores enseñados por algunos moralistas sobre este tema (por ejemplo, ante
los errores de J.J, McNeill (cf. Congregación para los religiosos y los institutos seculares, Roma,
2 gennaio 1987, Enchiridion Vaticanum, t. X, nº 1129ss.), Charles Curran (cf. Sagrada
Congregación para la doctrina de la fe, Curran sospeso dall’insegnamento della teologia, Roma
25 lulio 1986, Enchiridion Vaticanum, t. X, nº 724ss.), André Guindon (cf. L’Osservatore
Romano, 7 de febrero de 1992, p. 10). 114 Cf. Humanae vitae, 14.
Finalmente es un acto antisocial porque de suyo no contribuye
con la generación de nuevos hijos a la sociedad. El sexo se ordena a la
perpetuación de la especie y la práctica homosexual es socialmente
estéril. Si la práctica homosexual fuese una opción lícita y la mayoría
se decidiese por ella, esto equivaldría al suicido social.
La tendencia homosexual
Decíamos más arriba que hay que distinguir claramente los actos
homosexuales de la tendencia que una persona puede experimentar
hacia personas de su mismo sexo. Tal tendencia puede responder a
factores no voluntarios, como puede ser también el fruto de una
práctica reconocida como inmoral por la persona (a veces practicada
138
La Castidad ¿posible?
139
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
Homosexualidad y curación
111 Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas
homosexuales, nº 11.
140
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118
Recuérdese que en 1974 la Asociación de Psicólogos de
Estados Unidos retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades o
desórdenes que necesitan tratamiento.
119
Cf. Conferencia Episcopal Peruana, Comisión ad–hoc de la
mujer de la Comisión Episcopal de Apostolado Laical, , La ideología de
género: Sus peligros y alcances
(www.aciprensa.com/controversias/genero.htm).
120
La Declaración “Homosexualidad y esperanza”, de la
Asociación Médica Católica de Estados Unidos, sostiene que la
homosexualidad es curable, y cita la discusión entre los Doctores C.C. Tripp
y Lawrence Hatterer en la que el Dr. Tripp afirmó: “...no hay un solo caso
registrado de cambio de orientación homosexual que haya sido validado por
jueces o tests independientes. Kinsey no pudo encontrar uno solo. Ni
tampoco el Dr. Pomeroy ni yo hemos podido encontrar tal paciente. Nos
gustaría mucho recibir alguno del Dr. Hatterer”; a lo que el Dr. Hatterer
respondió: “Yo he ‘curado’ a muchos homosexuales, Dr. Tripp. El Dr.
Pomeroy o cualquier otro investigador puede examinar mi trabajo que está
documentado por diez años de grabaciones en cinta. Muchos de estos
pacientes ‘curados’ (prefiero usar la palabra ‘cambiados’) se han casado,
tienen familias y viven una vida feliz. Es un mito destructivo que ‘una vez
homosexual, siempre homosexual’. Esto ha hecho, y hará en el futuro
millones de homosexuales convencidos. Y aún más, no solo yo sino
muchos otros psiquiatras de prestigio (los doctores Samuel B. Hadden,
Lionel Ovesey, Charles Socarides, Harold Lief, Irving Bieber, y otros) han
reportado sus éxitos terapéuticos de homosexuales tratables”. La
Declaración continúa más adelante: “trabajos de revisión de resultados del
tratamiento del homoerotismo muestran que ha tenido tanto éxito como el
tratamiento de problemas psicológicos similares: alrededor del 30% se
siente liberado de los síntomas y otro 30% se encuentra mejor”; en nota
bibliográfica se mencionan los trabajos de Bieber, Clippinger, Fine, Kaye,
MacIntosh, Marmor, Nicolosi, Rogers, Satinover, Throckmorton, West
(véase sobre esto la Declaración Homosexualidad y esperanza, de la
Asociación Médica Católica de Estados Unidos; por ejemplo en:
www.foromoral.com.ar; especialmente notas 58-68).
curación es cerrar los ojos a los resultados reales de quienes trabajan
en este campo.
Podrá discutirse el porcentaje en que el cambio total es posible.
Hay algunos casos en que no puede (o parece que no puede) lograrse
un cambio en la inclinación (de atracción homo a heterosexual), pero
sí, al menos, de conducta, con la cesación del comportamiento
homosexual compulsivo. La Declaración de la Asociación Médica de
los Estados Unidos, Homosexualidad y esperanza, señala que quienes
141
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
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129
Además de Courage, trabaja en este campo un grupo Exodus Internacional, con una
sección hispana (Exodus Latinoamérica), organización cristiana interdenominacional (no
católica) dedicada a ayudar a quienes quieren librarse de la homosexualidad, a través de
Jesucristo (www.exoduslatinoamerica.com).
Para estas personas es necesario el apoyo de sanas amistades (de
ahí el gran bien de grupos ortodoxamente orientados como el ya citado
Courage) y el trabajo en la pureza de corazón (con todo lo que esto
implica: rectitud de intención, evitar las ocasiones de pecado, una vida
espiritual ordenada e intensa).
cantidad considerable de tiempo y energías en este nivel del perdón antes de que el paciente
sienta verdaderas ganas de perdonar” (Belén Vendrell, La recuperación de una terapia
esperanzadora en los conflictos de identidad sexual, www.foromoral.com.ar).
120 Cf, Declaración Homosexualidad y esperanza, loc. cit. En la IIª parte:
Recomendaciones, se habla del papel que desempeñan el sacerdote, los profesionales de la salud,
los profesores de instituciones católicas, las familias católicas, la comunidad católica y los
obispos. Invito a su lectura.
147
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121 Cf. Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia
Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986; Algunas
consideraciones acerca de la respuesta a ciertas propuestas de ley sobre la no discriminación
de las personas homosexuales, L’Osservatore Romano, 31 de julio de 1992, p. 7; Juan Pablo II,
Ángelus del 20 de febrero de 1994.
152
La Castidad ¿posible?
153
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
qué hay una imposibilidad biológica para procrear?”. “A los dos años,
un niño ignora conscientemente si es varón o mujer. Esta identidad se
aprenderá de los que le rodean en su infancia. Por eso el niño tiene
derecho a ser formado en una familia para satisfacer uno de los
conocimientos más importantes en la existencia de cualquier ser
humano: ¿quién soy yo? Y, por tanto, ¿quién eres tú?”. Fontana arguye
además que “está comprobada la mayor promiscuidad de la uniones
homosexuales, que se rompen cuatro veces más que las
heterosexuales. Imaginemos de nuevo las consecuencias sobre los
niños, tan necesitados de seguridad y estabilidad, de un segundo
abandono”. “Por último, necesariamente surgirán en el niño problemas
de socialización. Lo quieran o no, las uniones homosexuales serán
siempre minoritarias y los niños adoptados por ellas, por muchos que
se les diga, nunca podrán sentirse iguales a los demás. ¿Qué respuesta
puede darse a un hijo que pregunta por qué sus amigos tienen un papá
y una mamá? O bien, ¿qué es una mamá?”. La Asociación Española
de Pediatría también se ha manifestado reiteradamente sobre esta
cuestión, y ha sido contundente: “Un núcleo familiar con dos padres o
dos madres es, desde el punto de vista pedagógico y pediátrico,
claramente perjudicial para el armónico desarrollo de la personalidad y
adaptación social del niño”123.
154
La Castidad ¿posible?
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MIGUEL ÁNGEL FUENTES
128 Por ejemplo, Niedermeyer, Albert, Compendio de medicina pastoral, op. cit., p.
94ss.
129 Cf. Sgreccia, op. cit., II, p. 145.
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143
Cf. Bless., p. 274.
144
El nombre viene del Marqués de Sade (1740-1814).
alguna técnica de estrangulamiento; un informe cuyo valor
ignoro afirma que en Estados Unidos cada año mueren de 500
a 1000 personas accidentalmente por esta práctica sexual).
Necrofilia: designa la búsqueda compulsiva del placer sexual
con un cadáver o en un ambiente fúnebre. Se conoce cierta
extensión de esta perversión entre momificadores del antiguo
Egipto, razón por la cual, según Herodoto a las mujeres
fallecidas no las entregaban a los momificadores sino de dos o
tres días después de muertas.
El bestialismo o zoofilia consiste en la búsqueda del placer en
el coito con animales.
El incesto designa la realización del acto sexual con familiares
directos (padres e hijos, hermanos).
La patofilia es la realización del acto sexual con enfermos
mentales.
Gerontofilia designa la unión sexual con ancianos.
Pedofilia (y efebofilia) es la unión carnal o simplemente el
abuso sexual de niños y adolescentes.
Posibles causas
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La Castidad ¿posible?
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Aspectos morales
162
La Castidad ¿posible?
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pedófilo debe ser mayor de 16 años y, por lo menos, cinco años mayor
que su víctima150.
Pedofilia en sentido impropio designa el abuso sexual de menores
dentro de una vida sexual que también recurre a otras opciones
sexuales (adultos, hetero u homosexuales). En cambio pedofilia en
sentido propio indica el abuso de un menor por parte de una persona
que tiene como orientación sexual estable la atracción erótica
exclusiva —o al menos preferencial— hacia personas en edad
prepuberal o inicialmente puberal.
La situación mundial al respecto es verdaderamente dramática: se
calcula que más de un millón de niños son prostituidos cada año; la
mayor parte en Asia151. Según una investigación de la Universidad de
Pennsylvania, más de 300.000 niños son abusados cada año en
Estados Unidos para actividades sexuales152. Este fe-
150
Una buena actualización del tema –que sigo en sus datos
principales– es el artículo de Lino Ciccone, Pedofilia e altre forme di abuso
sessuale di minori, Rev. Medicina e Morale, 2003/3, 457-487.
151
Cf. Monni, P., L’Arcipelago della Vergogna. Turismo sessuale
e Pedofilia, Roma, Edizioni Universitaria Romane, 2001, p. 290 (citado por
Ciccone).
152
Cf. Dr. Richard Estes and Dr. Neil A. Weiner, The Commercial
Sexual Exploitation of Children in the U. S., Canada and Mexico,
…………………………………...
http://caster.ssw.upenn.edu/%7Erestes/CSEC.htm. El estudio señala que la
explotación infantil en Estados Unidos está alimentada, entre otras cosas:
por el recurso a la prostitución –para proveer a su propia subsistencia– por
parte de niños fugados de sus hogares o que viven abandonados; por la
existencia de mercados de prostitución adulta en lugares donde se
concentran numerosos jóvenes de la calle; por precedentes historiales de
abuso sexual infantil y violencia sexual infantil; por la pobreza; por la
presencia de numerosos varones adultos sin compromiso en comunidades
transeúntes (personal militar, camioneros, turistas sexuales); por la
promoción de la prostitución juvenil por parte de los mismos padres,
hermanos mayores y novios; por la contratación de niños por la prostitución
organizada; por el tráfico ilegal de niños de países en vías de desarrollo
164
La Castidad ¿posible?
(Asia, África, Central y América del Sur, y Europa Central y Oriental) para
propósitos sexuales en los Estados Unidos. Además de estos datos, los
investigadores confirman que: (1) entre 244.000 y 325.000 niños y jóvenes
norteamericanos están cada año “en riesgo” de ser víctimas de explotación
sexual (pornografía infantil, prostitución juvenil, y tráfico infantil con
propósitos sexuales); (2) el
nómeno se da en todas las clases sociales –desde las más pobres a las
más acomodadas– con neto predominio de hombres, de los que el 25%
son casados y con hijos. En América Latina, Brasil presenta el
primado mundial, con cerca de dos millones de niños y adolescentes
prostituidos137.
Una mirada de conjunto estima que son más de diez millones los
niños presentes en el mundo de la prostitución, en la industria del sexo
y en la pornografía138.
Así y todo, como señala Ciccone, lo más relevante no son las
cifras sino el carácter asumido por la pedofilia en nuestros días: lo
novedoso es más una especie de organización social de la pedofilia y
no tanto la estructura mental que la sostiene, que siempre ha existido.
Las organizaciones pedófilas, como está sucediendo para otras formas
de perversión, aspiran a actuar públicamente y a transformarse en un
fenómeno masivo.
Uno de los factores que más influyen en el problema es la
utilización de Internet al servicio de la pedofilia; éste es el principal
canal para ofrecer o buscar material pornográfico infantil. El mercado
de la pedofilia maneja 5.000 millones de dólares anuales;
________
grupo de los niños sexualmente explotados es muy heterogéneo, incluyendo tanto a niños que
viven en sus propios hogares cuanto a niños fugados de sus hogares o abandonados; (3) los
explotadores sexuales son principalmente hombres, pero también se cuentan mujeres y otros
jóvenes (incluyendo hermanos mayores); (4) los mayores grupos de explotadores sexuales
infantiles incluyen: a) miembros de la misma familia y conocidos; b) extraños; c) pedófilos; d)
165
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
varones transeúntes incluyendo, entre otros a personal militar, camioneros, obreros temporales,
turistas sexuales; e) los explotadores “oportunistas”, es decir, personas que abusarán de quien
esté disponible para el sexo incluidos niños; f) los alcahuetes; g) los traficantes; y h) otros
jóvenes; (5) las asociaciones criminales están activamente implicadas en la explotación sexual de
niños y obtienen enormes ganancias con este rubro; (6) un número muy grande de niños
extranjeros son traficados en Estados Unidos para propósitos sexuales; y (7) también se trafica
un número significativo de jóvenes americanos con estos propósitos, tanto a lo largo y ancho de
Estados Unidos como, en algunos casos, a otros países económicamente avanzados.
una fotografía de niños retratados en escenas de sexo violento puede
costar entre 30 y 100 dólares. Entre 1996-2000 fueron denunciados
29.000 sitios pedófilos en Internet y 12 millones de fotografías
difundidas por la web139.
La pedofilia es un fenómeno complejo que tiene rasgos comunes
con el exhibicionismo y el voyeurismo: “tienen en común la elección
de un objeto indefenso, impotente o inconsciente” 140. En muchos casos
hay, en el origen del desorden, experiencias traumáticas sexuales en la
infancia del perturbado, causadas por adultos, aunque no puede darse
esto por regla universal.
Si miramos este comportamiento de modo objetivo, debemos
considerar algunas circunstancias agravantes: (1) los efectos
devastadores en las víctimas (niños); (2) el cinismo implicado en el no
tener en cuenta los terribles daños infligidos a los inocentes, ni, en
algunos casos, las enfermedades sexuales que pueden transmitir (Sida,
sífilis, etc.); (3) la bajeza que significa el aprovecharse de la indigencia
y miseria de los niños y de sus familias (como ocurre, por ejemplo, en
quienes hacen lo que se llama “turismo sexual” en países pobres); (4)
los daños físicos, que además de los traumas orgánicos que causa el
comercio sexual entre un adulto y un niño, se traduce en enfermedades
infecciosas; se calcula que el 73% de los menores implicados en el
mercado del sexo ya ha contraído Sida 157; (5) los daños psicológicos y
139 Cf. Di Noto P., La pedofilia. I mille volti di un olocausto silenzioso, Milano, Paoline
2002, p. 17ss; tiene un capítulo dedicado al tema: La pedofilia in Internet, pp. 67-84. Di Noto es
el sacerdote fundador de “Telefono Arcobaleno”, para ayudar a niños explotados sexualmente
(en particular por la mafia).
140 Riffeli G., citado por Ciccone, p.
472. 157 Cf. Monni, op. cit., pp. 235-237.
166
La Castidad ¿posible?
141 Cf. Boscolo L.; citado por Ciccone, op. cit., p. 475, nota
39. 159 Ciccone, op. cit., p. 477.
167
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
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La Castidad ¿posible?
No quiere decir esto que los esposos en todos y cada uno de sus
actos conyugales deban buscar un hijo. Hay motivos por los que un
matrimonio puede considerar prudente espaciar los nacimientos de sus
hijos o incluso decidir no tener más hijos mientras persistan las
circunstancias en que actualmente se encuentran (por ejemplo, por
razones de enfermedad, de pobreza, falta de trabajo o lugar para vivir,
etc.). Pero en estos casos los esposos deben recurrir a la continencia
periódica, es decir, a los llamados métodos naturales, que se basan en
la observación de los ciclos de la fertilidad femenina y, después de
determinar los períodos fecundos y los infecundos, reservan los actos
conyugales a los momentos infecundos. Cuando se practican de esta
manera, estos métodos son lícitos para los esposos, y no pueden ser
considerados anticonceptivos, sino no-conceptivos. En efecto, si bien
de ellos no se sigue la concepción de una nueva vida, los esposos no
han realizado ningún acto positivo para destruir sus propias
capacidades procreativas, lo que sí ocurre cuando se recurre a alguno
de los métodos que hemos llamado anticonceptivos.
Esta diferencia entre los actos anticonceptivos y los métodos
naturales o la apertura a la vida, no es una cuestión puramente
técnica, sino que detrás hay dos conceptos opuestos del hombre y del
matrimonio (dos distintas antropologías): en la primera
(anticonceptiva) los esposos se consideran a sí mismos como dueños
absolutos de su cuerpo, de la vida y de las leyes morales sobre el
matrimonio, por eso se toman como árbitros del bien y del mal sobre
la sexualidad y el matrimonio; en el segundo caso, se reconocen sólo
administradores de un don dado por Dios y grabado en la naturaleza
humana, y aceptan sus límites y las leyes que el Creador ha puesto en
su misma naturaleza y que la luz de su razón les descubre.
169
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
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146 Véase el estudio de Jorge Scala, Sociología de diez años de divorcio en Argentina, en:
Jorge Scala y otros, Doce años de divorcio en Argentina, EDUCA, Bs.As. 1999; esp. pp.
119ss.
147 Cf. Familiaris consortio, n. 84.
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IX
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152 Algunos de los medios que indicaré los señalaba el Papa Pío XII en su hermosa
Encíclica Sacra Virginitas, nn. 34-45.
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La Castidad ¿posible?
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Hablemos de la adicción...
Algunos testimonios...
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Malas perspectivas...
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166 El diario argentino Clarín en su edición del 1/06/2006 anuncia la creación en Holanda
“de un partido de pedófilos cuya plataforma política propone reducir de 16 a 12 años la edad
legal para mantener relaciones sexuales con menores, legalizar la pornografía infantil y el sexo
con animales”. El partido llamado “Amor al Prójimo, Libertad y Diversidad (NVD, en su sigla
holandesa)”. “La intención de los fundadores del partido —dice el periódico— es que se permita
el sexo ‘voluntario’ entre adultos y niños a partir de 12 años. También ‘lucharán’ para que los
jóvenes de 16 años puedan actuar en películas porno”. Se señala también que algunos “ya
exigieron una prohibición estatal antes de que la formación política se inscriba en las instancias
correspondientes”, y que “otros se mostraron confiados en una primera reacción en que los
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La Castidad ¿posible?
votantes holandeses tienen la suficiente capacidad de juicio como para no dar ni un solo voto a
ese partido aun cuando cumpla con todos los requisitos para su fundación”. Pero por esa misma
vía ya se han visto legalizadas otras posturas contra la vida pues el mismo diario reconoce que
“Holanda ya tiene políticas liberales en drogas blandas, prostitución, matrimonio homosexual”.
167 Cf. Stephen Arterburn, Addicted to “Love”, Regal Books, Ventura, CA., 2003.
168 También ocurre algo semejante en las personas “co-dependientes”, es decir, aquellas
que por vivir con una persona adicta (al alcohol, a las drogas, a la violencia o al mismo sexo)
terminan adquiriendo sus mismas perspectivas, perdiendo la capacidad de juzgar la enfermedad
de la persona con la que viven y la suya propia (típico caso es el de la esposa del marido
alcohólico o la mujer que tiene un esposo violento). Sin embargo, en el caso de la co-dependecia,
la adhesión se da respecto de una persona concreta y sólo de ella (por ejemplo, la esposa respecto
del marido alcohólico) y puede ser fiel a su esposo, a pesar de su relación destructiva, durante
muchos años o incluso toda la vida. En cambio, en la persona adicta a las relaciones destructivas
su adicción no recae directamente sobre la persona a la que se somete, sino a la relación misma
(la necesidad de alguien que esté a su lado, no importa quién sea, ni qué precio exija); por eso,
estas personas, cuando aparece alguien más que les presta atención y se compadece de ellas,
suelen dejar su anterior “pareja” y establecer una nueva relación, en la que, generalmente vuelve
a repetirse el ciclo una vez más.
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Adicción = esclavitud
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familia, sus proyectos, sus ideales y su vida; como puede verse en los
drogadictos, alcohólicos y demás tipos de adictos). Por todo esto, es
algo doloroso y humillante. Es lo que reflejan los testimonios que
hemos citado más arriba.
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¿Es mi problema?
169 Al respecto es muy interesante el desarrollo que hace el psiquiatra Van den Aarweg, en
su obra “Homosexualidad y esperanza” de esta deformación como explicación del problema de
la homosexualidad, así como la terapia que propone a partir de estos datos (cf. Gerard van den
Aarweg, Homosexualidad y esperanza, Eunsa, Navarra 1997).
170 Cf. www.saa-recovery.org/espanol/12ques.htm. Están bajo el título: “Doce preguntas
para autodiagnóstico. Contesta estas doce preguntas para determinar si tienes un posible
problema con la dependencia sexual”. Sólo transcribo algunas, y un poco adaptadas.
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171 Esto es una adaptación de las explicaciones de Patrick Carnes (Out of Shadows, pp. 11-
32) y Arterburn (op. cit., pp. 47-56).
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Placer
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esto es lo que hace por medio del ritual que no es otra cosa que arrojar
carbón a la caldera encendida de su lujuria. Hasta que ésta estalla en
frustración.
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Aclaraciones
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Ro 11,23
2. Llegamos a creer con fe sobrenatural que Dios, tal
como ha sido revelado por Jesucristo, es decir, Uno y Trino,
Padre misericordioso podría devolvernos el sano juicio.
Sal 51,5-6
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante
otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
Sal 16,7-8
10. Continuamos haciendo nuestro examen de
conciencia particular, es decir, sobre nuestro defecto o
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172 Carlos Velasco Suárez, Psiquiatría y persona, Educa, Bs. As. 2003, p. 25; cf. pp. 1927;
42-53.
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Libertad y virtud...
Por tanto, afirmo que, aunque pueda resultar muy difícil, con la
gracia de Dios, es posible salir de una adicción. La libertad es posible,
porque Cristo nos ha traído la libertad. Pero la libertad viene por la
virtud y no por otra vía (las virtudes son hábitos que perfeccionan la
libertad). En este caso, la libertad depende del compromiso con la
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195
El examen particular tal como lo enseña San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales es algo
indispensable para este trabajo. El P. Narciso Irala cita al médico alemán, protestante, el Dr.
Schleich, profesor de la Facultad de Medicina de Berlín, quien dijo: “Con toda seguridad y
convicción digo que con esas normas y ejercicios en las manos (se refiere al examen particular de
San Ignacio), podríamos aún hoy día transformar nuestros asilos, prisiones y manicomios, e
impedir que fuesen recluidos los dos tercios de los que allí están” (citado por Irala, Control
cerebral y emocional, LEA, Bs. As. 1980, pp. 191-192). Este examen consiste en proponerse
trabajar en un punto muy concreto (desarraigar tal vicio o practicar tal acto de virtud) y dedicar
tres momentos al día para examinarlo: el primero por la mañana, recordando el propósito; el
segundo, unos minutos a mediodía para ver si se ha hecho lo propuesto o se ha fallado; el tercero
por la noche revisando cómo se actuó durante la tarde. Y además hacerlo por escrito (con cruces
o marcas, por ejemplo, cada vez que se ha caído o se ha obrado bien); y comparando de vez en
cuando la tarde con la mañana, un día con el anterior; una semana con la otra, para ver si hay
avances o retrocesos. Implica también proponerse alguna penitencia concreta y fácil de cumplir
cada vez que se ha obrado contra el propósito. Este método es forjador de voluntad (voluntad que
los adictos tienen corrompida o debilitada). Se puede aplicar perfectamente a los Doce Pasos que
he indicado para los sexólicos.
Hay esperanza de salir de una adicción, siempre y cuando se esté
dispuesto a vivir la verdad (reconociendo nuestra impotencia de salir
solos de este problema, y abriendo el alma ante Dios y ante alguien
que nos pueda ayudar), confiando totalmente en Dios, que puede
sacarnos de los peores pozos que nos hayamos cavado por nuestra
necedad, reestructurando nuestra personalidad sobre la base de la
virtud y los buenos ambientes y teniendo un buen apoyo espiritual de
forma permanente en nuestra vida177.
177 Estos son en síntesis los fundamentos de los llamados “Doce Pasos” con que
Alcohólicos Anónimos ayudan a los adictos que ellos tratan. Han sido adoptados y aplicados con
mucho éxito por muchos otros grupos, como Sexólicos Anónimos y otros.
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En fin, tanto para no caer en este problema como para salir de él,
hay que conocer el verdadero amor; y nuevamente Lope nos presta su
pluma cuando, hablando de Cristo, escribe:
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XI
Educación sexual
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182 Cf. Jorge Scala, IPPF. La multinacional de la Muerte, J.C. Ediciones, Rosario 1995,
especialmente al hablar de “La educación sexual permisiva en las escuelas” (pp. 252-262).
183 Cf. Juan Pablo II, Familiaris Consortio,
36. 203 Cf. Sexualidad humana…, op. cit., n. 23.
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scuola, op. cit., pp. 297-321; también: Norberto Galli, Orientamenti per l’educazione sessuale
nella scuola pubblica, ibidem, pp. 147-184.
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185 Sobre este punto importantísimo, en el que no entro por razones de espacio, puede
verse: Conferencia Episcopal Peruana, Comisión Ad-hoc de la mujer, La ideología de género.
Sus peligros y alcances, Rev. “Diálogo” 34 (2003), 51-78. También: Marcuello-Elósegui, Sexo,
género, identidad sexual y sus patologías,…………………………........................
www.bioeticaweb.com/content/view/192/48/.
186 Téngase en cuenta que hablo como educador católico, dirigiéndome a padres y
educadores católicos. Quienes no profesen la fe católica, podrán igualmente servirse de estos
elementos, adaptando las alusiones a la Iglesia, a la revelación divina, a la ley de Dios, según
sus principios religiosos, siempre y cuando acepten la normativa de la ley natural, a la cual todos
podemos llegar por la luz de nuestra razón. Pero si no están de acuerdo con la existencia y
contenido sustancial de la ley natural, lo que sigue (y lo que antecede) no tendrá sentido. Esta es
la razón por la que en muchos ambientes, la discusión previa que debe establecerse es sobre el
punto concreto de la ley natural.
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189 En la obra Sentencias, enseñanzas avisos, Ed. HME, Bs. As., 1946; capítulo “El
pedagogo”, p. 622.
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También toca a los padres hacer conocer a los hijos los misterios
de la vida humana y su transmisión. Es una de las tareas más
delicadas, que puede prestarse a imprudencias por parte de los
educadores e incluso de los mismos padres; por eso, indicaré primero
los principios fundamentales que deben guiar esta educación y luego
cómo ha de desarrollarse según las etapas del niño.
(a) Los principios que deben guiar a los padres (y, por extensión,
a otros educadores cuando les cuadre a ellos) en esta tarea son
cuatro190:
Ante todo, la formación debe ser individual, porque todo niño y
todo adolescente es una persona única e irrepetible; de ahí que el
momento oportuno en que cada niño debe recibir su formación e
información sea diverso y dependa del proceso de madurez. Además
porque debe hacerse a través de un diálogo personalizado. Por otra
parte, este diálogo se realiza mejor cuando el progenitor es del mismo
sexo que el niño, es decir, cuando los padres hablan a los varones y las
madres a las niñas. Plantear, pues, una educación sexual masiva y
escolar, indiscriminada y mixta, contraría todas las reglas de la
prudencia y de la sensatez educativa.
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Un par de conclusiones
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XII
Educación de la afectividad
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MODO A
Inteligencia
Voluntad
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MODO B MODO C
Afectos Inteligencia
Inteligencia Afectos
Voluntad Voluntad
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MODO D
Inteligencia
Voluntad
Afectos
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Por esto asegura santo Tomás que los santos y las almas
purificadas provocan deliberadamente las pasiones para una más
subida perfección del acto virtuoso196. Las pasiones puestas al servicio
de la virtud nos lanzan al arduo combate por conquistarla y nos dan la
tenacidad necesaria para perseverar hasta la victoriosa adquisición de
la virtud eminente. Difícilmente, pues, encontraremos virtudes en un
corazón que tenga, como dice el vulgo, “sangre de pato”.
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197 Así lo llaman algunos psiquiatras, como puede verse en el estudio de Aquilino Polaino-
Lorente, ¿Síndrome de Peter Pan?, Desclée de Brouwer, Bilbao 1999.
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¿Entendés?”.
Principios psicológicos
198 Cf. el artículo clave de Santo Tomás, Suma Teológica, I-II, 17, 7.
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Aplicaciones educativas
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El continente y el incontinente
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(c) “El continente silogiza así: ‘No hay que hacer ningún
pecado’; y esto lo propone conforme al juicio de la razón;
pero, según el movimiento de la concupiscencia reside en su
corazón el principio de que hay que hacer todo lo deleitable.
Pero como vence en él el juicio racional, asume y concluye
según el primer silogismo: ‘Esto es pecado. Por tanto no hay
que hacerlo’”.
(d) “El incontinente, en quien vence el movimiento de
concupiscencia, asume y concluye según el segundo: ‘Esto es
deleitable. Por tanto hay que hacerlo’ y este tal es el que peca
por debilidad. Por eso es evidente que si bien conoce en
abstracto (universal) lo que hay que hacer, sin embargo, no
conoce en el caso particular; porque no asume según la razón,
sino según la concupiscencia”.
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205 “El hábito de la prudencia no se da sin virtud moral, que dispone siempre al bien, como
ya se ha dicho. La razón de esto es manifiesta, pues como los silogismos especulativos tienen sus
principios, así el principio de los silogismos operables es que tal fin sea bueno y óptimo, sea cual
sea el fin por el cual alguien obra; y da (Aristóteles) algunos ejemplos, verbigracia, para el
templado lo óptimo y cuasi principio es el alcanzar el medio debido en las concupiscencias del
tacto. Pero que esto sea lo óptimo no aparece sino al bueno, es decir al virtuoso, que es quien
tiene una recta apreciación del fin, puesto que es la virtud moral la que hace recta la intención del
fin. Pero que para los malos no aparezca lo que en verdad sea mejor se hace patente porque la
malicia opuesta a la virtud pervierte el juicio de la razón y hace mentir en torno a los fines, que
se dan respecto de los principios prácticos. Así al intemperante le parece óptimo seguir las
concupiscencias, pues no puede razonar rectamente cuando yerra acerca de los principios.
Luego, como al prudente pertenece razonar rectamente sobre lo operable, es manifiesto que es
imposible que sea prudente el que no es virtuoso, como no puede ser sabio aquél que errase en
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La Castidad ¿posible?
torno a los principios de la demostración” (Santo Tomás, Comentario a la Ética, VI, 10, nnº
1273-1274).
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206 La prudencia es virtud al mismo tiempo moral e intelectual, por eso cuando digo moral
a secas me refiero a la justicia, la fortaleza y la templanza con todas sus virtudes anexas.
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209 Sobre esto es muy útil meditar la cuestión que santo Tomás dedica al “orden de la
caridad”, II-II, 26.
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Es hora de terminar...
El cuerpo es bueno; Dios lo creó y vio que era muy bueno, como
dice el libro del Génesis de cada una de las obras de Dios. También el
sexo cae bajo esta mirada benigna de Dios. Antes del pecado original,
el mismo libro nos dice que Adán y Eva estaban desnudos y no se
avergonzaban. Su inocencia, es decir, la ausencia de pecado (todavía
no habían caído) les daba una mirada serena y gozosa de su sexualidad
y ésta podía ser integrada dentro del amor espiritual del uno por el otro
y de ambos por Dios. Fue el pecado el que introdujo una mirada
rebajada, vergonzosa y culpable. Es con esta mirada que nosotros,
nacidos con el pecado original, debemos lidiar, aunque el bautismo
nos haya quitado lo que aquel tenía de culpa.
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cosas buenas que se ven a Aquél que es, ni, atendiendo a las obras,
reconocieron al Artífice; sino que al fuego, al viento, al aire ligero, a la
bóveda estrellada, al agua impetuosa o a las lumbreras del cielo los
consideraron como dioses, señores del mundo. Que si, cautivados por
su belleza, los tomaron por dioses, sepan cuánto les aventaja el Señor
de éstos, pues fue el Autor mismo de la belleza quien los creó. Y si fue
La Castidad ¿posible?
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Y como todos esos nombres asignados a mi llamador sólo
convienen a la divinidad, Dios es el nombre del que me llama”.
284
La Castidad ¿posible?
ÍNDICE
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La Castidad ¿posible?
ÍNDICE
Dominio de sí 26
Castidad es capacidad 28
Parte de la templanza 30
Noviazgo y castidad 44
279
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
Castidad y matrimonio 50
Pensamientos y deseos 93
Actos externos 95
La masturbación 99
280
La Castidad ¿posible?
La pornografía 110
prematrimoniales 123
La homosexualidad 135
homosexuales 153
281
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
homosexuales 156
282
La Castidad ¿posible?
Aclaraciones 211
283
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
Índice 285
284
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
286
MIGUEL ÁNGEL FUENTES
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