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Resumen de El príncipe y el
mendigo (Mark Twain)
En tiempos del rey Enrique VIII vivía en Londres un joven mendigo llamado Tom
Canty. En una ocasión, tras colarse al palacio real, Tom se encontró ante el
príncipe de Gales. Al comprobar su gran parecido, decidieron intercambiarse
las ropas y su papel en la vida. A partir de entonces, la situación de ambos se
invirtió y el muchacho pobre y acostumbrado a la miseria se vio tratado como
un príncipe de sangre real, mientras que el hijo del rey conocía el hambre, las
persecuciones y la injusticia.
2. La infancia de Tom
Tom Canty vivía en un barrio muy pobre, cerca del puente de Londres, en Offal
Court. Su padre era mendigo, ladrón y borracho, al igual que su abuela, quienes
le daban una paliza a Tom cada vez que regresaba a casa con muy pocos
peñiques que obtuvo mendigando, pues él no estaba dispuesto a robar gracias a
las enseñanzas del padre Andrés, quien también le enseñó a Tom a leer, escribir y
latín. Tom tenía dos hermanas gemelas, Bet y Nan. Su madre también vivía con
ellos y procuraba darle a Tom un pedazo de pan cuando regresaba, aunque ello le
costaba una paliza por parte de su esposo. Tom leía con frecuencia los libros del
sacerdote y se comenzó a identificar y a soñar con la vida de los príncipes. Poco
a poco, los sueños y las lecturas produjeron en él un cambio de temperamento.
Los personajes que veía en las historias eran tan elegantes que comenzó a
lamentarse de su pobre situación y gustaba de imaginarse que él era un príncipe.
Al principio, su cambio produjo risa en sus amigos, pero poco a poco comenzó a
ganarse el respeto por su elegancia al hablar y la admiración de los del barrio,
incluso lo consultaban para pedirle consejos y la sabiduría de Tom en estos
menesteres era siempre correcta.
Una noche soñó que era príncipe, pero al despertar y percatarse de su realidad,
vino la amargura, el tormento del corazón y las lágrimas.
5. Tom en el palacio
Tom se observaba en el espejo con gran admiración, pero al ver que el príncipe
no regresaba comenzó a angustiarse por su tardanza. Pensaba que de ser
descubierto, lo matarían, así que trató de asomarse por la puerta y al ver que los
criados se levantaban ante su presencia, regresó al salón asustado. La princesa
Juana de Grey fue a visitarlo y en cuanto ella entró, Tom lle pedía que fuera
piadosa con él y que no lo mataran, pues sólo era un pobre mendigo que no tuvo
la culpa de lo sucedido, sin embargo, Juana salió presurosamente diciendo que el
príncipe se había vuelto loco. El rey hizo llamar a su hijo para confirmar las
sospechas que rumoraban por el palacio acerca de su locura y cuando Tom entró,
se arrodilló ante el rey Eduardo VIII pidiéndole su gracia, su perdón y
misericordia. El rey confirmaba que su hijo se había vuelto loco y pensaba que
los estudios excesivos lo habían trastornado, pero loco o no, seguía siendo el
príncipe y futuro rey de Inglaterra. Asimismo, anunció que al día siguiente sería
consagrado en su dignidad de príncipe con el ceremonial tradicional y que para
ello, el gran heraldo hereditario de Inglaterra, Norfolk, encarcelado en la Torre
del palacio, sería sentenciado a muerte. Tom sintió culpa por la sentencia que le
esperaba a aquel hombre y se dio cuenta de que ahora era verdaderamente un
cautivo, y que podía quedar para siempre encerrado en su dorada jaula, como un
príncipe abandonado y sin amigos. Sus antiguos sueños habían sido muy
agradables pero la actual realidad era lúgubre.
Lord Saint John sospechaba que el príncipe podría ser un impostor, sin embargo
Hertford le reprimió porque lo que pensaba era traición, pues no podía concebir
que dos personas, que no fueran de la misma sangre, fueran idénticas y que la
casualidad fuera tal, que uno se intercambiara por el otro.
11. En el Ayuntamiento
En una balsa real estaban Tom y las hermanas del príncipe presenciando la gran
ceremonia. De pronto, anunciaron la noticia de que el rey había muerto y
glorificaron al nuevo rey Eduardo. Tom preguntó si tenía el derecho, como rey
soberano, de pedir cualquier cosa y solicitó que liberaran y perdonaran la vida de
Norfolk, así como dejar a un lado la ley de la sangre por la ley del perdón.
17. Fufú I
Miles Hendon se dirigió al extremo del puente hacia Southwark en busca del
príncipe, pero no lo encontró en todo el día, así que tomó la decisión de ir a
Hendon Hall, su hogar, pues creía que el muchacho probablemente lo buscaría
allí porque conocía los planes de Hendon.
Después de largo rato, el anciano le dijo al rey que rezara la oración de los
moribundos porque estaba a punto de morir. El muchacho se estremeció y su
rostro se puso pálido. Renovó sus esfuerzos para quedar libre pero todo fue inútil.
24. La evasión
Miles se dio cuenta de esta transacción y del chantaje del alguacil así que utilizó
dicha información para chantajearlo y conseguir que los dejara ir libres. Al
principio, el alguacil no deseaba ceder, argentando que su chantaje era una
broma, pero Hendon lo amenazó con divulgar su acto de corrupción y las
consecuencias serían la horca, así que finalmente los dejó escapar.
26. Repudiado
El rey le pidió a Miles que le llevara a su tío Lord Hertford una carta escrita en
griego, latín e inglés. Miles estaba absorto por el episodio que acababa de
presenciar y molesto por la injusticia que se cometió en su contra. Edith le pidió a
Miles que se marchara, pues Hugo no tendría piedad al ver que sus bienes
peligran y lo mataría. En ese momento entraron los alguaciles y se entabló una
lucha violenta, pero Hendon no tardó en ser dominado y preso. El rey también
fue detenido y ambos fueron conducidos a la cárcel.
27. En la cárcel
Hendon y el rey pasaron una noche terrible en la cárcel. Durante la semana
siguiente, los días y las noches fueron igual de terribles. Un anciano, antiguo
criado de Hendon, Black Andrews, reconoció a Miles y resultó ser muy útil, pues
se presentaba varias veces para introducir de contrabando algunos manjares
exquisitos y también traía las noticias que circulaban por la población. De esta
manera, Hendon fue enterándose poco a poco de la historia de su familia: hacía 6
años que Arturo había fallecido. Esta pérdida, unida a la falta de noticias de
Hendon, empeoró la salud de su padre, el cual quiso ver a Hugo y a Edith unidos
en lazo matrimonial antes de su muerte. La joven suplicó un aplazamiento de la
boda, confiando en el regreso de Miles, y fue entonces que se recibió la carta con
la noticia de fallecimiento de éste. El terrible disgusto dejó a sir Richard postrado
en cama e insistió en que se hiciera la boda. El matrimonio no fue feliz y se
rumoraba que Edith encontró una copia de la carta fatal y le acusó de haber
precipitado la boda y la muerte de Sir Richard. Todo el mundo sabía que Hugo
trataba cruelmente a Edith y a los criados.
El anciano también mencionó que corría el rumor de que el rey estaba loco y que
Hugo asistiría a la coronación del mismo, así como la absolución del duque de
Norfolk y la nueva propuesta para abolir las leyes más crueles que empobrecen y
oprimen al pueblo. Esta noticia dejó a su Majestad mudo de asombro y
melancolía. Consiguieron calmarle dos mujeres encadenadas que se hallaban
cerca de él y eran acusadas de anabaptistas. Al día siguiente, sacaron a los presos
para observar la ejecución de las dos mujeres en la hoguera. Dicha escena, heló la
sangre del rey al grado que hubiera deseado ser ciego. El pequeño monarca, al
ver las múltiples injusticias que se hacían y la dureza de las leyes de Inglaterra
concluyó que esto representaba una deshonra para Inglaterra y que los reyes
debían de aprender un poco de caridad para ser más justos.
28. El sacrificio
Miles fue condenado a pasar 2 horas en la picota. El rey estuvo a punto de ser
condenado también por andar en tan mala compañía, pero por su corta edad,
quedó libre después de una severa reprimenda. La multitud rugía alborozada ante
aquel episodio y el rey gritó que dejaran a Miles en paz, sin embargo, esto sólo le
costó la sentencia de varios latigazos. Ante esto, Miles se sacrificó solicitando
que le dieran a él los latigazos. Mientras Hendon recibía los latigazos, el pobre
reyesito lloró ante el proceder magnánimo de Hendon, quien iba adquiriendo en
su mente un agrado cada vez más alto de admiración y gratitud. Al terminar el
castigo, el rey se le acercó a Hendon y le confirió el título de conde.
Entre tanto, el suntuoso manto real había sido retirado de los hombros de Tom
para pasar a los del rey, cuyos harapos quedaron disimulados por el mismo. Le
fue puesta la corona en la cabeza, mientras toda la ciudad de Londres vibraba en
medio de continuas aclamaciones.
Tom, quien también se presentó ante el rey, fue beneficiado por la bondad del
rey, pues éste estaba satisfecho por la bondad que demostró al ser gobernante. El
rey le confirió el privilegio de vestir un traje de gala distinto al de los demás, para
ser recordado ante las gentes como el joven que actuó como rey; nadie podía
negarle respeto ni dejar de rendirle homenaje. Asimismo, procuró los medios
para que pudiera vivir, él, su madre y sus hermanas, holgadamente, y sentenció a
la horca a Juan Canty. Tom Canty, orgulloso y feliz se levantó, besó la mano del
monarca y se retiró con humildad respetuosa para buscar a su madre y compartir
con su familia la alegría de aquella circunstancia.
34. Conclusión
Cuando quedaron aclarados todos los misterios, se supo, por propia confesión de
Hugo hendon, que la esposa de éste había repudiado a Miles por imposición
suya. Hugo no fue condenado por la usurpación de los bienes y títulos de su
hermano, pues él no deseaba acusarlo, así que partió para el continente, donde no
tardó en morir, y poco tiempo después, Miles, ahora el conde de Kent, se casó
con la viuda de Hugo.
El rey compensó a todos aquellos que lo ayudaron cuando éste fue mendigo.
Gustó de relatar sus aventuras muy detalladamente y declaró que el recuerdo de
ello le servía de provechosa lección, cuyas enseñanzas beneficiarían
notablemente al pueblo.
Miles Hendon y Tom Canty fueron los favoritos del rey durante su breve reinado,
después fue coronada la reina Isabel.
Tom Canty vivió hasta una edad muy avanzada que le daba un aspecto grave y
benigno de anciano simpático. Durante toda su vida, se le tributaron los debidos
honores y reverencias.
Personajes
Tom Canty: Personaje principal. Mendigo que se convierte en príncipe por un
tiempo. Soñador, bondadoso, clemente, sincero y de buen corazón.
Eduardo VI: Personaje principal. Príncipe que intercambia sus ropas con el
mendigo y causa grandes confusiones. Bondadoso, de carácter explosivo,
orgulloso y digno, valiente, compasivo, de buen corazón, justo, sincero e
inocente.
Miles Hendon: Personaje secundario. Protector del rey cuando sufre sus
desventuras. Noble, de buen corazón, inteligente, valiente, sincero y compasivo.
Juan Canty: Personaje secundario. Padre de Tom. Borracho, sucio, ladrón,
mendigo, malvado, cruel y despiadado.
Hugo: Personaje secundario. Amigo de Juan Canty, de la misma calaña. Por su
culpa, Eduardo VI estuvo en peligro varias veces.
Duque Somerset: Personaje secundario. Tío del príncipe Eduardo. Creía que su
sobrino había perdido la razón y lo ayuda y es paciente.
Sir Hugo: Personaje secundario. Hermano de Miles Hendon. Ambicioso, avaro,
usurpador, malvado e impositivo. Niega a su hermano para quedarse con la
fortuna.
Fuente