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“El futuro hombre del Estado tiene que estar antes entrenado en el gobierno de
su casa. Si una casa es una ciudad en pequeño y si el gobierno de la casa se
relaciona con la política, se puede decir que una ciudad es una casa grande”.1
“Una casa (oikós) es el principio de una ciudad (polis)… Porque la casa es como
una pequeña ciudad… El hombre por naturaleza tiene el mando de su casa.
Porque la facultad deliberativa de la mujer es inferior, en los hijos no existe
1 Autores citados por Aguirre Rafael en su libro, Del movimiento de Jesús a la iglesia cristiana. Ensayo de exégesis
sociológica del cristianismo primitivo, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1987.
aún, y es totalmente extraña en los esclavos. La dirección racional de la casa y
de lo perteneciente a la casa corresponde al hombre”.
¿Qué implicaría para las estructuras de una casa patriarcal comenzar a vivir
según el Evangelio de Jesús, expresado en la fórmula bautismal citada por Pablo?
¿Cómo sonaría en el contexto socio-cultural y político las nuevas
asambleas/iglesias alternativas que se congregaban en las casas? En ellas
participaban del liderazgo mujeres, jóvenes, matrimonios, extranjeros, esclavos,
inmigrantes, pobres y trabajadores urbanos, como reflejan las Cartas de Pablo.
“Porque todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, ya que todos
ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo. Por lo
tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer,
porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús” (Gal 3, 26-28).
2Según la antropóloga y activista Yayo Herrero López. Cf Conferencia “Ecologismo y feminismo: nuevas
ventanas de utopía” disponible en el sitio: https://www.youtube.com/watch?v=BoDObApEcWA
2. El Proyecto de Dios expresado como Mesa compartida-Banquete
mesiánico del Reino.
Numerosos textos bíblicos describen la acción liberadora y mesiánica de Dios
junto a los pueblos a través de la imagen de la Mesa o Banquete compartido. A
través de las imágenes contemplamos un rostro de Dios, un modo de vincularnos
y un proyecto de vida que nutre una espiritualidad encarnada.
“El Señor ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de
manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos,
medulosos, de vinos añejados, decantados. El arrancará sobre esta montaña el
velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los
rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha
dicho él, el Señor. Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien
esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos.
¡Alegrémonos y regocijémonos de su salvación!» (Is 25, 6-9).
“Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en
su casa y cenaremos juntos” (Ap 3, 20).
3. Jesús comparte mesas de acogida e inclusión social.
Jesús testimonia la Buena Noticia de Dios (Mc 1, 14-15) en numerosas casas,
caminos y pueblos. Una cultura se comprende, en parte, a través de sus rituales
de comida: quiénes se sientan en la mesa y los lugares que ocupan; los alimentos
ofrecidos y cómo se comen; quiénes y cómo se preparan; quiénes presiden la
mesa; quiénes sirven y el orden para ser servidos; quiénes hablan, en qué
momento y de qué se habla; los códigos, costumbres y normas establecidas para
comer; la situación social de cada casa-familia.
De los Diez mandamientos (Ex 20, 1-17; 34, 10-28; Dt 5, 6-21) se llegó a 613
preceptos de la Torá/Ley que se debía observar para ser justo, santo y puro (365
que imponían abstenerse de acción —uno por cada día del año— y 248 preceptos
que orientaban positivamente a realizar alguna práctica). Existían diversos
grupos religiosos (fariseos, escribas, maestros de la Ley, sacerdotes, esenios, sumos
sacerdotes) que seguían una determinada espiritualidad de la observancia legal
para el acceso a Dios. Se reforzaban los mecanismos de control y dominación
sobre los cuerpos en las casas e instituciones levantando muros sociales entre:
ricos y pobres; hombres y mujeres; adultos y niños; sanos y enfermos; justos y
pecadores; amigos y enemigos; puros e impuros; judíos y paganos/extranjeros…
El biblista Rafael Aguirre afirma: “Jesús rompe, en nombre de Dios, con las
convenciones establecidas y con el orden social. No lo hace simplemente como
expresión de anomía o de desintegración social, sino en nombre de otra visión del
orden y de unos valores alternativos. Propugna la reintegración de los excluidos
del pueblo, en lugar de mantener su discriminación y alejamiento. En la mesa —
el rito doméstico y social por antonomasia, réplica por excelencia del orden social
establecido— Jesús promueve provocativamente otros valores y otro orden
alternativos de las relaciones humanas… Las reglas de los alimentos y de la
participación en la mesa son claves para identificar a una cultura:
3Aguirre, Rafael, La mesa compartida. Estudios del NT desde las ciencias sociales, Sal Terrae,
Santander, 1994.
PRIMERAS RESONANCIAS sobre mesas y comidas…
4. Las mesas de alegrías compartidas y abrazos de perdón
En tiempos de Jesús compartir la mesa y la comida era un ritual sagrado de
comunión, entrar en lo más profundo de cada persona con su historia, una
posibilidad para nutrir la vida, abrir el corazón, expresar las alegrías y
sufrimientos, un nuevo modo de con-vivir en clave de Reino (Mt 5, 1-12). Jesús
testimonia la pasión del Evangelio de Dios no con doctrinas en espacios cerrados
y separados, ni en lugares desiertos y con ayunos, sino con gestos y enseñanzas
alrededor de comidas, casas y caminos, ámbitos de experiencias profundas de
Dios y discipulado misionero comunitario, dimensión importante para rescatar
en tiempos de fuertes individualismos y encierros. Existían grupos religiosos
centralizados en las sinagogas y en el Templo, donde muchas personas quedaban
excluidas por determinadas leyes, normas y tradiciones. Así, por ejemplo, fariseos
y escribas se auto-percibían como justos delante de Dios y criticaban a Jesús
porque comía con publicanos y pecadores. A ellos les dirige tres parábolas,
llamadas de la misericordia-compasión (Lucas 15), donde se revela a través de las
imágenes de un pastor, una mujer del vecindario y un padre de familia, el rostro
de un Dios que sale a buscar los perdidos; se alegra cuando los encuentra;
organiza y comparte en comunidad una fiesta y la comida; besa y abraza con un
corazón de madre al hijo que regresa sano y salvo:
«Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve
en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando
la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa
llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré
la oveja que se me había perdido". Les aseguro que, de la misma manera, habrá
más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y
nueve justos que no necesitan convertirse». Y les dijo también: «Si una mujer
tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y
busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas
y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me
había perdido". Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de
Dios por un solo pecador que se convierte».
“Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad. Allí vivía un hombre muy rico
llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús,
pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se
adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al
llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto,
porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo
recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar
en casa de un pecador». Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy
a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré
cuatro veces más». Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya
que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre
vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (Lc 19, 1-10).
El texto no nos dice qué comieron ni de qué hablaron en aquella casa, pero la
mirada de Jesús, sus gestos y lo compartido a corazón abierto en la mesa
suscitaron una transformación radical de Zaqueo, con impactos en los vínculos
afectivos, socio-económicos, religiosos y culturales.
5. Las mesas de circularidad de amor, servicio y amistad
Los siguientes textos nos muestran otras dimensiones esenciales de las Mesas de
Jesús: la circularidad de una nueva familia-comunidad ampliada, superadora del
modelo de la casa patriarcal; la experiencia comunitaria de vínculos de amor y
amistad (Betania), con gestos de mujeres que llenan la casa con el perfume del
Evangelio=Buena noticia, en oposición a posturas mezquinas, traicioneras y
falsas; el mandamiento esencial del amor y el servicio, en medio de situaciones
atravesadas de conflictos y desafíos, nutriendo la amistad como Jesús, superando
las relaciones jerárquicas, utilitaristas y funcionales.
“Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al
que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era
uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro,
de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La
casa se impregnó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus
discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: «¿Por qué no se vendió este perfume
en trescientos denarios para dárselos a los pobres?». Dijo esto, no porque se
interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de
la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: «Déjala. Ella
tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los
tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre» (Jn 12, 1-8). “Les
aseguro que allí donde se proclame la Buena Noticia, en todo el mundo, se
contará también en su memoria lo que ella hizo» (Mc 14, 9).
“Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar
de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el
mundo, los amó hasta el fin… Se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando
una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a
lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la
cintura… Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes
también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que
hagan lo mismo que yo hice con ustedes… Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes
los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos:
en el amor que se tengan los unos a los otros… No hay amor más grande que
dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les
mando. No los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor;
yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre”
(Jn 13,1ss; 15, 13-15).
6. El pan compartido en las mesas como Memoria viva de Jesús y
compromiso con su proyecto del Reino junto al pueblo.
Al recorrer las narraciones de los cuatro Evangelios contemplamos cómo Jesús
suscitó con sus gestos, prácticas y discursos “buenas noticias” en los sectores socio-
culturales empobrecidos, estigmatizados, enfermos y excluidos (Mt 5, 1-12), y por
otro lado, una reacción de rechazo, odio, intolerancia, amenazas de muerte y
violencia creciente de los círculos del poder religioso, socio-económico y político
en torno al templo de Jerusalén y el Imperio romano (Mt 26-27 y relatos paralelos
de la pasión). En la última etapa de Jesús en la capital de su país, debido a las
persecuciones, amenazas, conspiraciones y órdenes de las autoridades para
delatarlo y detenerlo (Jn 11, 45-57; 12, 9-11; 18, 1ss), debe andar clandestino y en
dicho contexto comparte en intimidad con su comunidad la Última Cena-Comida
pascual en memoria de una Nueva Alianza de amor hasta el extremo, imagen
plena de todas las comidas com-partidas y celebradas previamente en su misión.
En Mateo, Marcos y Lucas se destaca en la comida pascual de Jesús la acción de
gracias a Dios (eucaristía), la bendición y distribución del pan y vino (Mt 26, 26-
29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 17-20), memorial de su vida entera entregada (cuerpo-
sangre), mientras que Juan, narra el gesto del lavado de los pies y el mandamiento
del servicio-amor comunitario (Jn 13, 1ss).
«He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión,
porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno
cumplimiento en el Reino de Dios». Y tomando una copa, dio gracias y dijo:
«Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no
beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios». Luego tomó
el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi
Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». Después de
la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza
sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes” (Lc 22, 15-20).
(Emaús) “Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán
de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya
es tarde y el día se acaba». El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa,
tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los
ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido
de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba
en el camino y nos explicaba las Escrituras?». En ese mismo momento, se
pusieron en camino y regresaron a Jerusalén (Lc 24, 28-33a).
Jesús resucitado se hace presente en las casas (Jn 20, 19-23) y por los caminos (Lc
24, 13-35). Las comunidades eclesiales se reúnen en las casas para com-partir
animadas por el Espíritu Santo el pan y el vino, en el contexto de una comida
comunitaria, “la Cena del Señor” (1 Cor 11, 20), memorial del “Cuerpo y Sangre del
Señor” (1 Cor 11, 23-27), acción de gracias y memoria viva de Jesús, inseparable
de la promoción de la justicia y el compromiso con los miembros de Cristo más
vulnerables en el cuerpo social (1 Cor 11, 17-22; 12, 12-30) y ecológico (Rom 8,19-
23). Partir, compartir y repartir el Pan es un rasgo esencial en la misión de Jesús
y de sus comunidades discípulas.
RESONANCIAS sobre Jesús alimento y las mesas compartidas…
“CUANDO LLEGUE LA HORA” allá, donde todos mis hermanos
pequeñitos,
(Julia Equivel, Guatemala)
se sientan como príncipes
Cuando llegue la hora, en LA MESA DEL PADRE.
cambiarás mi desierto en cascada,
Repítemelo fuertemente cada noche,
ungirás mi cabeza con aceite fresco
que has vencido
y tu fuerza conquistará mi debilidad.
al que confunde a este mundo.
Conducirás mis pies sobre tus huellas
Dime que no importa
y caminaré por la senda angosta
cuán amarga sea la copa de la aflicción
que conduce a tu Casa.
para que cese ya de temblar el corazón;
Tú me dirás cuándo para que este desierto del frío
y por dónde, desarrollo
caminaré tu sendero no congele la esperanza
toda bañada de alegría. de estrechar Tus Manos
Mientras tanto junto al Fuego
que crece en la Montaña,
te pido Señor, ¡qué animes
en lo íntimo de mi alma, ¡Tu pueblo es la Montaña!
La Fiesta de la Vida!
¡Hazte fuerte
¡La de la Tumba Vacía!
dentro de mí,
¡La de la Cruz Victoriosa!
para que los mil pretextos
Que tu voz de Jardinero con que el corazón
abra cada mañana mi oído quiere escapar
con la noticia siempre nueva: a lo esencial,
“Ve y dile a mis hermanos no me hagan olvidar
que he vencido a la muerte, que en Tu Casa,
que hay lugar para todos siempre hay VINO y PAN
allá donde se forja La Patria Nueva. y que Tu Casa, Señor,
es allí en donde
Allá,
donde la tierra, el amor y la alegría los humildes buscan la Justicia,
la que brillará en la Patria Nueva,
no se compran ni se venden,
la que ya nos ilumina
donde el vino y la leche
con destellos
se comparten sin dinero y sin precio,
de Tu Reino!
Subsidios
Libro de Rafael Aguirre: “La mesa compartida. Estudio del NT desde las ciencias
sociales”:
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Libro%20de%20Aguirre%20Monasterio%20Rafael
%20La%20Mesa%20Compartida%20(1).pdf
https://kupdf.net/download/relatos-desde-la-mesa-compartida-dolores-aleixandre-
parra_589e43d56454a77e47b1e8fa_pdf
http://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/1105/1/RLT-1995-035-B.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=wrRchBBmEwQ
https://www.youtube.com/watch?v=0MlWnmqkZyA
https://www.youtube.com/watch?v=YqlRDOkxYFk