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Sylvia Molloy (1938-2022)

El libro como punto de partida


Escritora, editora y docente argentina, fue pionera en incorporar los temas de la cultura LGTBI+
en los estudios literarios y en explorar con profundidad los alcances del género autobiográfico.
Isabel Retamoso

Sylvia Molloy conoció a Borges con motivo de su tesis doctoral, La diffusion de la littérature
hispano-américaine en France au XXe siecle (1972). La recepción de su obra en Francia era
parte importante de ese trabajo, así que en una de sus visitas anuales a Buenos Aires fue con una
amiga a conocer al escritor a la Biblioteca Nacional. Amable, él las recibió y la charla derivó en
la figura de Norah Lange y en Don Segundo Sombra, de Güiraldes, pero en ningún momento se
habló de su escritura. Molloy confiesa que en ese momento todavía no estaba del todo
interiorizada con lo que luego se volvería el tema de su primer libro teórico, Las letras de
Borges. “No me arrepiento (o me digo que no me arrepiento) de no haberlo conocido mejor al
hombre Borges. Siempre preferí trabajar con Borges, con las letras de Borges, de lejos. Solo así,
pienso, me era posible mantener la distancia – es decir la mirada crítica, la irreverencia, la
extrañeza – que sus textos recomiendan y que es condición necesaria para su lectura”. (1)

Molloy nació en Buenos Aires. Su padre, hijo de inmigrantes irlandeses, hablaba en inglés a sus
hijas, pero su madre, hija de inmigrantes franceses, no sabía hablar el idioma de sus padres, que
habían decidido, después del tercer hijo, hablar en español. Tanto en Vivir entre lenguas (2016)
como en Varia imaginación (2003), Molloy habla de su necesidad de recuperar el idioma que le
fue negado a su madre, aprendiendo francés de niña y viviendo sus primeros años universitarios
en París.

Levantar la casa
Un comentario recurrente al hablar sobre autobiografías de mujeres es que tienden a lo
fragmentario, al hiato (2). Los últimos cuatro libros de Molloy pueden ser considerados
autobiográficos (Varia imaginación, de 2003, Desarticulaciones, de 2010, Vivir entre lenguas,
de 2016 y Citas de lectura, de 2017, cada uno de ellos con sus propias características y
búsquedas narrativas), pero el trabajo de fragmentación se manifiesta de forma distinta. “Uno de
los descubrimientos fue que Borges no compone un personaje, sino que lo fragmenta, lo
descompone. Y a través de esa idea de descomposición empecé a interesarme en la idea de hacer
yo una ficción…una manera de ver el mundo roto, de detenerme en las partes, y después tratar de
juntar los fragmentos, o ver las cosas descompuestas. Me reconozco mucho en esa visión del
mundo”, explica la autora en una entrevista con Magdalena García Pinto (3). Esta visión
descompuesta del mundo es a la vez identificable en sus dos primeras novelas, En breve cárcel
(1981) y El común olvido (2002), aunque estas son más tradicionales, tienen personajes definidos
que habitan la ficcionalidad.

Este mundo roto y fragmentado tiene una contraparte, más violenta. Al decir de Marcia
Stephenson, “la continua fragmentación viola y violenta la noción de cohesión personal. […] Por
lo tanto, la identidad es una constante contingencia de autodescubrimiento donde se cruzan la
repetición y la reconfiguración” (4). Varia imaginación refiere de manera constante a esa
violencia configurativa: en la imagen de un médico que abraza con demasiada confianza su
cuerpo desnudo siendo niña, en la figura de la hermana bamboleándose con la botella de whisky
en una filmación antes del día de su muerte, en el recuerdo borroso de un primo militar que fue
represor y culpable de la desaparición de varias personas. La historia familiar parece estar
atravesada por el sufrimiento en un constante ir y venir, temporalidad circular que atraviesan los
sujetos en la infancia.

Desarticulaciones, a su vez, trata sobre el Alzheimer de ML, amiga y compañera de Molloy. Al


perder la capacidad de lectura y escritura, ML se desdobla en otra persona, ya no es la académica
con quien Molloy escribía en conjunto. Asistimos a las confesiones, el lento derrumbamiento de
una vida en común y de la propia palabra: al perder la memoria, la forma de comunicarse cambia
y el vínculo con el propio cuerpo – su realidad, su materialidad – desaparece.

Vivir entre lenguas funciona en tanto conclusión de un trabajo en el que lo ensayístico y lo


autobiográfico se enlazan. El recuento de su infancia en una familia bilingüe es puesto en diálogo
con la vida y los relatos de otros autores, como Elías Canetti y George Steiner. El hecho de que
el libro sea escrito en español nos devuelve a un tema central en Molloy: el porqué del idioma en
el que elige escribir. Al decir del psicoanalista y traductor uruguayo Edmundo Gómez Mango en
su artículo “L’infantile en langues”, “el escritor se sumerge en una lengua que no puede elegir,
que se impone a ella misma” (5).

En breve cárcel trata sobre una mujer encerrada en un cuarto que mastica el nombre de dos
amantes, Vera y Renata. La protagonista narra desde su presente en una celda – casi como una
monja en el claustro, escribiendo y dando vueltas en una habitación estrecha– pero luego aparece
otro presente, el del trauma y la pérdida irresuelta. En El común olvido el protagonista, Daniel, es
un hombre gay que, después de exiliarse en Estados Unidos con su madre, vuelve a tirar sus
cenizas en el Río de la Plata. La estructura de los lugares urbanos en Buenos Aires refleja y
contradice los recuerdos que Daniel ha incorporado intuitivamente. “El tipo de imaginación
urbana que se pone en juego en la novela responde a la necesidad de sintetizar el espacio
geográfico e histórico buscando con ello la metaforización del mapa urbano como cuerpo
fraccionado de la nación y el individuo” (6). El argumento de la identidad territorial (o de la falta
de ella) se manifiesta como otra forma de fragmentación.

Desbordes
El trabajo de Molloy también incluye su investigación crítica sobre literatura hispanoamericana.
Además de coordinar dos libros de ensayos, Hispanisms and Homosexualities (1998, en
colaboración con Robert McKnee Irwin) y Poéticas de la distancia: adentro y afuera de la
literatura argentina (2006, en colaboración con Mariano Siskind), sus dos publicaciones más
importantes sobre el tema fueron Acto de presencia: la literatura autobiográfica en
Hispanoamérica (1997, publicado previamente en inglés en 1991) y Poses de fin de siglo:
desbordes del género en la modernidad (2012). En ambos casos, el foco está puesto en mediados
y finales de siglo XIX y comienzos del XX. Acto de presencia, producto de años de
investigación obsesiva, indaga el género de la autobiografía entendiéndolo desde tres puntos de
vista: la escena de lectura, los cuentos de infancia y la memoria como linaje y representación.
Por otro lado, Poses de fin de siglo analiza las maneras en las que la modernidad entró en
Hispanoamérica, partiendo de la anécdota de Martí al ver una conferencia de Oscar Wilde en
Nueva York: el intelectual cubano, a pesar de compartir los planteos en pos del arte del escritor
inglés, no logra asimilar la forma en la que este está vestido. El problema es parecer eso, parecer
pederasta. El trabajo, entonces, analiza la manera en que Hispanoamérica canibaliza el
modernismo y decadentismo europeos pasándolos por un incipiente pensamiento psiquiátrico
que higieniza cualquier manifestación de presunta perversidad.

1 Las letras de Borges de Sylvia Molloy. Prólogo a la segunda edición, Beatriz Viterbo Editora, 1999.
2 Women’s Autobiographies. Essays in Criticism de Estelle C. Jelinek. Bloomington: Indiana University Press, 1980.
3 “Entrevista con Sylvia Molloy en su departamento en Nueva York en noviembre de 1982”, en Historias íntimas.
Conversaciones con diez escritoras latinoamericanas de Magdalena García Pinto, 1988.
4 “Lesbian rtrjectories in Sylvia Molloy” de Marcia Stephenson. John Hopkins University Press Vol. 112 N°2 (Mar. 1997). La
traducción es mía.
5 “L’infantile en langues”, de Edmundo Gómez Mango. Presses Universitaires de France, 2010. La traducción es mía.
6 “Escenografías urbanas de Buenos Aires: Memoria, espacio e identidad en ‘El común olvido’ de Sylvia Molloy” de Rafaela
Fiore. Latin American Literary Review. Vol. 37 No. 74, 2009.

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