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Acerca de los limites:

¿Educacion o adoctrinamiento?

No me canso de escuchar esta frase tan de moda y que proviene de las más diversas
personas: “Lo que sucede es que a Fulanito le faltan límites”. Sentencia ligeramente
pronunciada por pediatras, maestros, psicólogos, abuelos, padres, etc. Pero pocas veces,
casi nunca diría, nos preguntamos acerca de cómo transmitimos los límites los adultos a los
niños.

En primer lugar: ¿Qué es un límite? ¿Es una orden? ¿Una regla? ¿Lo que el adulto “quiere”
que haga el niño? Si nos detenemos a pensar, los chicos nos obedecen mucho más de lo
que creemos y les damos muchas más órdenes de las que pensamos. Reflexionemos
acerca de cuántas veces por día decimos que “NO” a los niños: “no hagas esto”, “no hagas
lo otro”,” hacelo así” (que también es una forma decir que no, es como si dijéramos: “no lo
hagas como pensabas hacerlo, hacelo como yo lo haría”). La autoridad que podemos tener
frente a nuestros hijos/alumnos se gasta si la usamos todo el tiempo; es como el dinero, hay
que ahorrarla y utilizarla cuando realmente vale la pena invertir en ello. Y muchas veces la
despilfarramos en órdenes innecesarias: “sentante derecho”, “no comas con la boca
abierta”, “no ensucies”, etc.
Los chicos no pueden hacernos caso en TODO lo que les pedimos que hagan, simplemente
porque son niños y se comportan como tales. Eso es lo que muchas veces olvidamos, que
son chicos, que están ensayando, aprendiendo, no pueden comportarse como adultos en
miniatura.
Educar mediante castigos y premios no considero que sea poner límites, a mi gusto eso es
adiestrar, lo que en psicología se conoce como condicionamiento. No sé ustedes, pero yo
no quiero niños adiestrados a través de un sistema de castigos y recompensas. Yo quiero
que mis hijos sean libres, que puedan pensar y sentir libremente, parecidos o distintos a mí,
pero libres. Por supuesto que también quiero que puedan convivir en sociedad, que sean
respetuosos de sus semejantes y que sean felices. Pero estoy convencida de que eso no se
alcanza adoctrinando, no se le puede enseñar ser feliz a un niño a través de una penitencia,
tratándolo como nunca trataríamos a alguien de nuestra misma edad, gritándo, poniéndolo
en ridículo o denigrándolo. El fin no justifica los medios.

Ivana Raschkovan

https://www.crianzainfantil.com/post/acerca-de-los-limites-educacion-o-adoctrinamiento

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