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(UCE)
Matricula: 2022-1779
Juan Pablo Duarte fue testigo de los nuevos regímenes de libertades y derechos surgidos
tras la Revolución francesa; mostró especial interés por los cambios producidos en
Alemania y en Francia, pero sobre todo por los acontecimientos de España y las
reformas que habían intentado introducir las Cortes de Cádiz. De su etapa en España se
sabe que residió en Barcelona, donde es posible que estudiase derecho.
La Trinitaria fue la sociedad creada por Juan Pablo Duarte y otros dominicanos el 16 de
julio de 1838, a las 11 de la mañana, en la calle del Arquillo #255 la actual calle
Arzobispo Nouel, en frente a la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, en la modesta casa
de Doña Josefa Pérez de La Paz (Chepita) y de su hijo el trinitario Juan Isidro Pérez. Se
eligió ese día y hora porque habría una concurrida procesión, y Juan Pablo Duarte
consideró que eso sería más conveniente para guardar el secreto que hacer la reunión en
un lugar apartado o en horas de la madrugada. En esta memorable reunión Juan Pablo
Duarte y los ochos amigos dejaron establecida la sociedad secreta La Trinitaria.
Los nueve miembros fundadores de la Trinitaria fueron: Juan Pablo Duarte, Juan
Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Fèliz María Ruiz, José María Serra de Castro,
Juan Alejandro Acosta, Felipe Alfau, Juan Nepomuceno Ravelo, Benito González y
Jacinto de la Concha. Sucesivamente se unieron al mediante un comunicado,
Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Matías Mella y Vicente Celestino Duarte.
El propósito de los trinitarios no era solo erradicar el gobierno haitiano, sino convertir la
República Dominicana en un Estado libre e independiente de cualquier país extranjero.
Cuando hicieron el Juramento Trinitario, quedó claro que ellos formarían un nuevo
Estado, que se llamaría República Dominicana, el cual tendría su pabellón tricolor en
cuartos, encarnados y azules, atravesados con una cruz blanca que simboliza la pureza.
Que el sacrificio de los fundadores de nuestra querida patria , Libre, Soberana e
Independiente sean un ejemplo permanente para todos.
La redacción del documento fue obra de Don Tomás Bobadilla y Briones, como lo
afirmó el mismo en la sesión del Tribunado el 10 de junio de 1847: “Creo, señores,
que ninguno puede ser mejor dominicano que yo. Yo fui el primero que dijo: Dios,
Patria y Libertad; yo fui el autor del Manifiesto del 16 de enero; yo en la noche del
27 de febrero me encontraba a la cabeza del pueblo; yo fui el Preside nte de la
Junta Gubernativa…”
La Manifestación fue adoptada por la Junta Central Gubernativa como norma de sus
actos; observada por los constituyentes de 1844 en sus deliberaciones; continuamente
invocada por el pueblo como decálogo de la Patria. En los documentos de la época son
frecuentes esas invocaciones, aún luego de la publicación de la Constitución de San
Cristóbal.
Los diputados por los pueblos de la parte antes española de Santo Domingo ante el
Congreso Constituyente de San Cristóbal en el año 1844, firmantes de la Constitución
de la República, fueron (por pueblo):
Una vez aprobada la adición del artículo al texto constitucional, el Ejecutivo no halló
más objeción que hacer. En esta forma la Constitución fue promulgada el 6 de
noviembre de 1844.
Lucha entre los liberales y conservadores
Lo acontecido entre los años 1821 y 1839, es lo que construyó el mapa político que
existe actualmente en América Latina. Las ideas federalistas de Francisco de Miranda,
apoyadas por Simón Bolivar, fueron desmontadas por los más conservadores que
planteaban el centralismo y la coexistencia de gobiernos nacionales y fronteras
definidas en las nuevas naciones desprendidas de la colonia española.
Bolivar pensaba que una nación federal, que uniera los territorios de lo que hoy es
Venezuela, Colombia, Panamá, Perú, Bolivia y parte de Guyana, sería lo
suficientemente fuerte para soportar una reacción de España para la reconquista de los
territorios perdidos.
Durante toda la década, al mismo tiempo que combatía los remanentes de los ejércitos
españoles, el Libertador dedicó todo su esfuerzo para la construcción de la unidad
política de las nuevas naciones. Sin embargo, antes de su muerte, acaecida en 1830,
tuvo que ver como se separaban en gobiernos centrales y se perdía con su vida la idea
del federalismo hispanoamericano.
A medida que se construían los gobiernos centrales, se iniciaba la lucha interna entre
dos grupos claramente diferenciados, liberales y conservadores, que comenzaron a
disputarse los espacios de poder nacional con ideas similares a las que se enfrentaban en
Europa.
Mientras en América Latina, las nuevas naciones con diferentes niveles de desarrollo,
construidas sobre bases institucionales débiles o inexistentes, relaciones de producción
agraria del tipo de un feudalismo tardío y con gran diversidad en la composición étnica
de su población (blancos, indígenas, mestizos); se planteaban construir un sistema
político presidencialista similar al de los Estados Unidos de Norteamérica.
En este escenario, fruto del atraso en el desarrollo del capitalismo y escaso desarrollo
institucional, las clases gobernantes de nuestras naciones adoptaron, con muy pocas
excepciones, gobiernos de corte conservador donde se garantizaban los privilegios a la
Iglesia y se mantenían los privilegios de las castas gobernantes.
Posterior a esto durante gran parte del siglo XIX la lucha se centró en las disputas entre
liberales y conservadores, siendo Antonio López de Santa Anna, once veces presidente
de México, cinco veces como liberal y seis veces como conservador; esto nos da una
idea de la confusión que existía en esos años.
La situación en la parte Este de la isla Hispaniola
Esta primera mitad del siglo XIX también es el escenario donde se produce la
independencia de la parte española de la isla de Santo Domingo, una rebelión
organizada por los hispanohablantes contra el poder haitiano, que había ahogado el
intento independentista de José Núñez de Cáceres en 1821.
Los ideales independentistas tuvieron marcada influencia de las ideas liberales que
dieron origen a la llamada Revolución de Julio en Francia, de la que fue testigo Juan
Pablo Duarte en su viaje de estudios a Europa entre los años 1828-1831.
Esta revolución burguesa se produjo durante tres días en París para destronar el
gobierno absolutista de Carlos X, quien fue reemplazado, por la rebelión de las clases
medias francesas, por Luis Felipe I, apodado el rey ciudadano; con la consecuente
promulgación de una constitución de ideas liberales, en que se reconocía la monarquía
como un derecho otorgado por el pueblo de Francia, y no se admitía el derecho divino.
Estos a su vez se dividían en tres grupos: los que querían volver a la corona española,
encabezados por Gaspar Hernández; los que procuraban la anexión a Inglaterra con su
base en las Matas de Farfán y los afrancesados, que como su nombre lo indica deseaban
un acercamiento con Francia cuya figura principal era Buenaventura Báez.
A partir del 27 de febrero de 1844, las diferencias entre los dos grupos se ahondaron de
tal modo, que los propiciadores liberales de la gesta independentista, terminaron
exiliados, fusilados o encarcelados.
El triunfo de los conservadores sobre los liberales y las consecuencias derivadas de ese
hecho sobre nuestro país, será el tema de la próxima semana.
Gobierno de Báez
Este programa de gobierno se vio desplazado por las aspiraciones proteccionista que se
venía gestando a través de Francia y USA las cuales no se llevaron a cabo por la
intervención de Inglaterra. Durante este mandato Báez firmó un armisticio con Haití,
pero desplegó ofensivas contra el ejército invasor de Soulouque a través de las costas de
ambas naciones. Báez participo del congreso durante el gobierno de Santana y fue
apoyado por él para que obtuviera la presidencia, pero existían intereses políticos que
marcaban una gran diferencia que los mantendrían siempre en pugna. Báez siempre fue
apoyado por el congreso, pero las fuerzas militares nunca estuvieron de su lado, Santana
dirigía el ejército dominicano y lo manejo a su antojo y todo su personal solamente lo
seguía a él. En 1853 terminó su primer mandato.
Las campañas militares de 1844 a 1856
Durante los 10 años que duró la guerra de independencia dominicana, de 1844 a 1856,
fueron libradas doce batallas importantes, tres de las cuales fueron de vida o muerte
para la preservación de la patria.
Las tres batallas de mayor envergadura entre los ejércitos dominicano y haitiano fueron
las del 19 y 30 de marzo de 1844, las cuales se libraron en Azua y Santiago,
respectivamente. La otra fue la de Las Carreras que se produjo el 23 de abril de 1849, en
las inmediaciones del río Ocoa, también en la sureña provincia de Azua.
Las incursiones masivas de los soldados del vecino país fueron reanudadas en
septiembre de 1845, es decir un año y siete meses después, con incursiones por el Sur y
el Norte, pero nuevamente fueron derrotados al cruzar la frontera en las batallas de La
Estrelleta, el 17 de septiembre de 1845, en Elías Piña y Beller, el 28 de octubre del mismo
año, en Dajabón.
De 1845 hasta 1849, durante cuatro años, los haitianos se dedicaron nuevamente a
fortalecer sus ejércitos tomando en cuenta su experiencia en el campo de batalla con el
objetivo de no fracasar en sus planes de controlar toda la isla.
Aprovechando las luchas internas que protagonizan los principales líderes políticos y
militares del país enviaron nuevamente en abril de 1849 un poderoso ejército por el sur
al mando de sus mejores oficiales. En esta oportunidad las tropas haitianas logran vencer
todas las resistencias encontradas a su paso y lograr su mayor avance durante toda la
guerra al cruzar la estratégica ciudad de Azua, sostener una encarnizada batalla en El
Número el 17 de abril y seguir avanzando hasta llegar al río Ocoa, donde nuevamente son
derrotadas por el ejército dominicano bajo el mando del general Pedro Santana durante la
sangrienta batalla de Las Carreras, el 23 de abril de 1849, deteniendo así su avance hacia
la ciudad de Santo Domingo.
Pese a las derrotas sufridas desde 1844 al 1849 los haitianos no bajaron la guardia en sus
pretensiones de desconocer el nacimiento de República Dominicana y en 1855 iniciaro n
una nueva oleada de invasiones por las regiones Sur y el Norte.
En esta oportunidad sus tropas no pudieron avanzar tanto como en la anterior porque
fueron vencidas en San Juan durante la batalla de Santomé el 22 de diciembre de 1855,
en Neiba el 22 de diciembre del mismo año en la batalla de Cambronal y nuevamente en
Sabana Larga, Dajabón, el 24 de enero de 1856.
Con esa última derrota militar los gobernantes haitianos se dieron cuenta que la
independencia dominicana era un hecho irreversible y así terminó la primera etapa de la
lucha patriótica dominicana.
La Anexión y la Restauración
Moca el 30 de agosto, Hato Mayor, el 1ro. De septiembre, y San Cristóbal el 7 del mismo
mes, para citar un ejemplo por cada región.
Antecedentes.
Anexión:
La amortización del papel moneda circulante como una de las primeras medidas.
Restauración:
La crisis nacional
Actores colectivos:
Aspectos políticos.
Aspectos sociales.
Anexión.
Aspectos económicos.
Anexión.
Restauración:
Anexión:
Restauración.
- Santo Domingo volvía, bajo el imperio de la dominación española, a regirse por las
leyes españolas y a ser administradas por España.
Consecuencias.
Anexión.
Restauración.
- La victoria de los restauradores fue un estímulo para que Cuba y Puerto Rico, entonces
colonias españolas, se lanzaran a la lucha armada independentista contra el colonialis mo
español.
- El 3 de marzo de 1865 el gobierno de Madrid dio real decreto que determinó el abandono
por parte de España del territorio dominicano. El texto del decreto anulaba la anexión.