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ARTICULO 18.- Los establecimientos en los que se presten servicios de atención médica, deberán
contar con un responsable, mismo que deberá tener título, certificado o diploma, que según el
caso, haga constar los conocimientos respectivos en el área de que se trate. Los documentos a que
se refiere el párrafo anterior, deberán encontrarse registrados por las autoridades educativas
competentes.
ARTICULO 19.- Corresponde a los responsables a que hace mención el artículo anterior, llevar a
cabo las siguientes funciones: I.- Establecer y vigilar el desarrollo de procedimientos para asegurar
la oportuna y eficiente prestación de los servicios que el establecimiento ofrezca, así como para el
cabal cumplimiento de la Ley y las demás disposiciones aplicables; II.- Vigilar que dentro de los
mismos, se apliquen las medidas de seguridad e higiene para la protección de la salud del personal
expuesto por su ocupación; III.- Atender en forma directa las reclamaciones que se formulen por
irregularidades en la prestación de los servicios, ya sea las originadas por el personal del
establecimiento o por profesionales, técnicos o auxiliares independientes, que en él presten sus
servicios, sin perjuicio de la responsabilidad profesional en que se incurra; IV.- Informar, en los
términos que determine la Secretaría, a las autoridades sanitarias competentes, de las
enfermedades de notificación obligatoria, así como adoptar las medidas necesarias para la
vigilancia epidemiológica, tomando en cuenta lo dispuesto en la Ley, y V.- Notificar al Ministerio
Público y, en su caso, a las demás autoridades competentes, los casos en que se les requieran
servicios de atención médica para personas con lesiones u otros signos que presumiblemente se
encuentren vinculadas a la comisión de hechos ilícitos.
ARTICULO 26.- Los establecimientos que presten servicios de atención médica, contarán para ello
con los recursos físicos, tecnológicos y humanos que señale este Reglamento y las normas oficiales
mexicanas que al efecto emita la Secretaría.
ARTICULO 37.- En toda la papelería y documentación de los establecimientos a que se refiere este
ordenamiento, se deberá indicar: I.- El tipo de establecimiento de que se trate; II.- El nombre del
establecimiento y en su caso, el nombre de la institución a la que pertenezca; III.- En su caso, la
razón o denominación social; IV.- En su caso, el número de la licencia sanitaria, y Fracción
reformada DOF 01-11-2013 V.- Los demás datos que señalen las normas oficiales mexicanas
aplicables
CAPITULO IV Disposiciones para la Prestación de Servicios de Hospitales
ARTICULO 69.- Para los efectos de este Reglamento, se entiende por hospital, todo
establecimiento público, social o privado, cualquiera que sea su denominación y que tenga como
finalidad la atención de usuarios que se internen para su diagnóstico, tratamiento o rehabilitación.
Puede también tratar pacientes ambulatorios y efectuar actividades de formación y desarrollo de
personal para la salud y de investigación
ARTICULO 71.- Los establecimientos públicos, sociales y privados que brinden servicios de atención
médica para el internamiento de enfermos, están obligados a prestar atención inmediata a todo
usuario, en caso de urgencia que ocurra en la cercanía de los mismos.
ARTICULO 72.- Se entiende por urgencia, todo problema médico-quirúrgico agudo, que ponga en
peligro la vida, un órgano o una función y que requiera atención inmediata.
ARTICULO 73.- El responsable del servicio de urgencias del establecimiento, está obligado a tomar
las medidas necesarias que aseguren la valoración médica del usuario y el tratamiento completo
de la urgencia o la estabilización de sus condiciones generales para que pueda ser transferido.
ARTICULO 74.- Cuando los recursos del establecimiento no permitan la resolución definitiva del
problema se deberá transferir al usuario a otra institución del sector, que asegure su tratamiento y
que estará obligada a recibirlo.
ARTICULO 75.- El traslado se llevará a cabo con recursos propios de la unidad que hace el envío,
bajo la responsabilidad de su encargado y conforme a las normas respectivas. De no contarse con
los medios de transporte adecuados, se utilizarán los de la institución receptora.
ARTICULO 80.- En todo hospital y siempre que el estado del usuario lo permita, deberá recabarse a
su ingreso su autorización escrita y firmada para practicarle, con fines de diagnóstico terapéuticos,
los procedimientos médico-quirúrgicos necesarios para llegar a un diagnóstico o para atender el
padecimiento de que se trate, debiendo informarle claramente el tipo de documento que se le
presenta para su firma.
Una vez que el usuario cuente con un diagnóstico, se expresará de manera clara y precisa el tipo
de padecimiento de que se trate y sus posibles tratamientos, riesgos y secuelas.
ARTICULO 82.- El documento en el que conste la autorización a que se refieren los Artículos 80 y
81 de este Reglamento, deberá contener:
El documento deberá ser impreso, redactado en forma clara, sin abreviaturas, enmendaduras o
tachaduras.
ARTICULO 87.- Los servicios de urgencia de cualquier hospital, deberán contar con los recursos
suficientes e idóneos de acuerdo a las normas oficiales mexicanas que emita la Secretaría,
asimismo, dicho servicio deberá funcionar las 24 horas del día durante todo el año, contando para
ello en forma permanente con médico de guardia responsable del mismo
ARTICULO 94.- La Secretaría emitirá las normas oficiales mexicanas a que se sujetarán las
actividades que se desarrollen en unidades de cirugía de corta estancia.
Las autoridades municipales, participarán en dicha vigilancia en la medida que así lo determinen
los convenios que celebren con los gobiernos de su respectiva entidad federativa y por lo que
dispongan los ordenamientos locales.
ARTICULO 234.- Las demás dependencias y entidades públicas coadyuvarán a la vigilancia del
cumplimiento de las normas oficiales mexicanas en materia sanitaria y cuando encontraren
irregularidades que a su juicio constituyan violaciones a las mismas, lo harán del conocimiento de
las autoridades sanitarias competentes.
ARTICULO 235.- El acto u omisión contrario a los preceptos de este Reglamento y a las
disposiciones que de él emanen, podrá ser objeto de orientación y educación de los infractores
independientemente de que se apliquen, si procedieren, las medidas de seguridad y las sanciones
correspondientes.
ARTICULO 240.- Las autoridades sanitarias competentes podrán imponer las siguientes sanciones
administrativas:
I.- Multa;
ARTICULO 245.- Se sancionará con multa de doscientas a quinientas veces el salario mínimo
general diario, vigente en la zona económica de que se trate, al responsable de cualquier
establecimiento que preste servicios de atención medica, en el que se carezca de personal
suficiente e idóneo o equipo, material o local adecuados de acuerdo a los servicios que presten. En
caso de reincidencia o de no corregirse las deficiencias, se procederá a la clausura temporal, la
cual será definitiva si al reanudarse el servicio continúa la violación.
ARTICULO 253.- Procederá la clausura temporal o definitiva, parcial o total, según la gravedad de
la infracción y las características de la actividad o establecimiento, en los siguientes casos:
II.- Cuando el peligro para la salud de las personas se origine por la violación reiterada de los
preceptos de este Reglamento y de las disposiciones que de él emanen, constituyendo rebeldía a
cumplir los requerimientos y disposiciones de la autoridad sanitaria;
IV.- Cuando por la peligrosidad de las actividades que se realicen o por la naturaleza del
establecimiento de que se trate, sea necesario proteger la salud de la población; V.- Cuando en el
establecimiento se vendan o suministren estupefacientes o substancias psicotrópicas sin cumplir
los requisitos que señalen la Ley y sus disposiciones reglamentarias,
y VI.- Cuando se compruebe que las actividades que se realicen en un establecimiento, violen las
disposiciones sanitarias, constituyendo un peligro para la salud.
NORMA OFICIAL MEXICANA NOM-170-SSA1-1998, PARA LA PRACTICA DE
ANESTESIOLOGIA.
5.1. Los prestadores de servicios médicos de carácter público, social y privado estarán obligados a
integrar y conservar el expediente clínico en los términos previstos en la presente Norma; los
establecimientos, serán solidariamente responsables, respecto del cumplimiento de esta
obligación por cuanto hace al personal que preste sus servicios en los mismos,
independientemente de la forma en que fuere contratado dicho personal.
5.2. Todo expediente clínico, deberá tener los siguientes datos generales:
5.2.1. Tipo, nombre y domicilio del establecimiento y, en su caso, nombre de la institución a la que
pertenece;
5.2.2. En su caso, la razón y denominación social del propietario o concesionario;
5.2.3. Nombre, sexo, edad y domicilio del usuario;
y 5.2.4. Los demás que señalen las disposiciones sanitarias.
5.5. Los prestadores de servicios otorgarán la información verbal y el resumen clínico deberá ser
solicitado por escrito, especificándose con claridad el motivo de la solicitud, por el paciente,
familiar, tutor, representante jurídico o autoridad competente. Son autoridades competentes para
solicitar los expedientes clínicos: autoridad judicial, órganos de procuración de justicia y
autoridades sanitarias.
5.12. Las instituciones podrán establecer formatos para el expediente clínico, tomando como
mínimo los requisitos establecidos en la presente Norma.
5.13. El expediente clínico se integrará atendiendo a los servicios prestados de: consulta externa
(general y especializada), urgencias y hospitalización.
8.5. Nota Pre-operatoria Deberá elaborarla el cirujano que va a intervenir al paciente incluyendo a
los cirujanos dentistas (excepto el numeral
8.5.7 para estos últimos), y deberá contener como mínimo:
8.5.1. Fecha de la cirugía;
8.5.2. Diagnóstico;
8.5.3. Plan quirúrgico;
8.5.4. Tipo de intervención quirúrgica; 8.5.5. Riesgo quirúrgico (incluido tabaquismo, alcoholismo y
otras adicciones);
8.5.6. Cuidados y plan terapéutico pre-operatorios; y
8.5.7. Pronóstico.
10.1.1.4. En los casos de urgencia, se estará a lo previsto en el artículo 81 del Reglamento de la Ley
General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de Atención Médica.
10.1.3. Hoja de notificación al Ministerio Público. En casos en que sea necesario dar aviso a los
órganos de procuración de justicia, la hoja de notificación deberá contener:
10.1.3.1. Nombre, razón o denominación social del establecimiento notificador;
10.1.3.2. Fecha de elaboración;
10.1.3.3. Identificación del paciente;
10.1.3.4. Acto notificado;
10.1.3.5. Reporte de lesiones del paciente, en su caso:
10.1.3.6. Agencia del Ministerio Público a la que se notifica; y 10.1.3.7. Nombre completo y firma
del médico que realiza la notificación.
Los hospitales privados tienen una participación trascendental en el desarrollo del sistema de
salud, ya que el objeto de su operación, a diferencia de otro tipo de establecimientos mercantiles,
es de interés público y de una especial protección constitucional, al tratarse de la salud y/o de la
vida. Así, en lo que respecta a los hospitales privados, los servicios de salud tienen una naturaleza
integral, en virtud de la pluralidad de entes que participan y por la diversidad de actividades que
desarrollan en torno a la salud, que los hace complejos, lo que puede originar diversas
responsabilidades, atendiendo a la participación y al tipo de daño causado, las cuales pueden ser
de diferente índole, ya sea penal, administrativa o civil; asimismo, pueden proceder tanto de
acciones como de omisiones, generando una afectación moral o patrimonial, de forma directa o
indirecta, y las cuales pueden ser objeto de lo establecido en los convenios suscritos con los
usuarios o los ajenos a tales convenios. En ese sentido, los usuarios de los servicios de salud se
convierten en un grupo vulnerable, sin que necesariamente se identifique con una categoría
sospechosa o un estereotipo como ocurre tratándose de adultos mayores, mujeres, niños y niñas o
indígenas, entre otros, por la posición de disparidad frente a quienes manejan, desarrollan y
controlan los servicios de salud; situación en la que se ven vulnerados en sus derechos
fundamentales ante la asimetría de poder entre el hospital y los usuarios, por la propia naturaleza
de los servicios y por la complejidad de la medicina como profesión.
Amparo en revisión 584/2013. 5 de noviembre de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quienes reservaron
su derecho para formular voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, quien reservó su derecho para formular voto concurrente. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario: Ignacio Valdés Barreiro.
Esta tesis se publicó el viernes 27 de marzo de 2015 a las 09:30 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
La Ley General de Salud no distingue en cuanto a si el prestador de los servicios de salud es una
dependencia o entidad pública o privada, si es una persona moral o física, ni el tipo de servicio
que, en específico, cada uno pueda prestar, en razón de que la atención médica es el conjunto de
servicios que proporcionan esos prestadores de forma conjunta para proteger, promover o
restaurar la salud de las personas; por ende, las obligaciones vinculadas con los servicios de salud
no excluyen a los particulares en su participación. En ese sentido, los artículos 18 y 19 del
Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de Atención Médica,
prevén que todos los establecimientos, sin distinguir entre públicos, privados, físicos o morales,
deben contar con un médico responsable que, entre otros supuestos, establezca y vigile el
desarrollo de procedimientos para asegurar que la prestación de servicios que el establecimiento
ofrezca sea oportuna y eficiente, así como para que se cumpla cabalmente la ley, por lo que,
suponer que éstos actúan de forma independiente, es decir, que no son empleados o
dependientes, sería incongruente, pues no podrían cumplir con sus funciones. De ahí que la
existencia de un médico responsable que vigile el desarrollo de los procedimientos que se lleven a
cabo al interior del establecimiento, hace evidente que los hospitales trabajan de manera
coordinada con sus médicos empleados o dependientes.
Amparo en revisión 584/2013. 5 de noviembre de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quienes reservaron
su derecho para formular voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, quien reservó su derecho para formular voto concurrente. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario: Ignacio Valdés Barreiro.
Esta tesis se publicó el viernes 27 de marzo de 2015 a las 09:30 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
En los casos de responsabilidad civil de los hospitales privados, derivada de la negligencia de sus
médicos, resulta excesivo establecer que el usuario del servicio de salud debe demostrar la
relación laboral o profesional entre aquéllos y el hospital para que proceda la responsabilidad civil
de ambos, pues no sólo llevaría la carga de ser víctima de la mala praxis o del acto que motivó el
daño, sino que judicialmente sería revictimizado, al obligársele a probar una cuestión fuera de su
alcance. En esas condiciones, los usuarios de los servicios de atención médica, así como sus
familiares, están en una condición de desventaja por el desconocimiento del personal del hospital
que tiene la calidad de empleado y la de independiente, pues no están enterados de las
complejidades técnicas de los acuerdos contractuales y de empleo entre el hospital y el personal
que opera ahí, al contrario del hospital, que sí tiene conocimiento y, además, decide cómo
organizarse y representarse. De ahí que el usuario de los servicios de salud privada, al estar en una
posición de desventaja frente a la institución médica, no tiene la carga de la prueba.
Amparo en revisión 584/2013. 5 de noviembre de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quienes reservaron
su derecho para formular voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, quien reservó su derecho para formular voto concurrente. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario: Ignacio Valdés Barreiro.
Esta tesis se publicó el viernes 27 de marzo de 2015 a las 09:30 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
La responsabilidad civil subjetiva implica culpa o negligencia en la realización del daño, es decir,
que el autor del hecho dañoso lo cometió con culpa (intencionalmente o por imprudencia). Así,
para responsabilizar al personal médico-sanitario por los daños ocasionados a un paciente por el
suministro negligente de medicamentos, se debe probar el elemento subjetivo de la conducta,
esto es, que la administración de éstos se realizó con infracción a las técnicas médicas o científicas
previstas en la lex artis ad hoc. Sin embargo, conforme a los principios de proximidad y facilidad
probatoria, debe exigirse a los profesionales médicos y/o a las instituciones sanitarias la carga de
probar que su conducta fue diligente, debido a la dificultad que representa para la víctima
justificar la culpa del médico u hospital y porque existe la presunción de que los daños
ocasionados por el suministro de medicamentos fueron originados por un actuar negligente.
Amparo directo 725/2007. Antonio Cervantes Núñez y otros. 4 de abril de 2008. Unanimidad de
votos. Ponente: Leonel Castillo González. Secretaria: Mónica Cacho Maldonado.
Las obligaciones que engendra un contrato de prestación de servicios médicos para un hospital, a
través de sus empleados, personal, cuerpo médico y doctores, son las siguientes: 1. Realizar los
servicios médicos; 2. Realizar el diagnóstico al paciente; 3. Realizar actuaciones previas a la
elaboración del diagnóstico, como son: a) Recopilación de datos para averiguar todos los síntomas
con que se manifiesta la enfermedad, como su interpretación adecuada, mediante una
exploración completa y concordante con los síntomas encontrados, utilizando todos los medios,
procedimientos o instrumentos necesarios; y, b) Interpretación de los datos obtenidos
previamente, comparándolos con los diversos cuadros patológicos conocidos por la ciencia
médica; 4. Realizar el tratamiento al paciente; y, 5. Deber de información por parte del médico al
paciente y familiares de todas las contingencias que se produzcan con motivo del tratamiento. En
cambio, las obligaciones del paciente son: 1. Obligación de lealtad de información. El paciente
debe brindar al médico toda la información, datos y antecedentes necesarios para la formación de
la historia clínica; 2. Cumplimiento del plan terapéutico. El paciente debe seguir en forma fiel y
responsable el tratamiento prescrito; y, 3. Obligación de remunerar los servicios prestados.
Amparo directo 96/2006. Ricardo Olea Rodríguez y otros. 27 de abril de 2006. Unanimidad de
votos. Ponente: Sara Judith Montalvo Trejo. Secretario: Guillermo Bravo Bustamante.
La circunstancia de que los médicos que laboran en un hospital actúen sin obedecer órdenes del
administrador de éste, no hace improcedente la acción intentada contra aquél, como responsable
solidario de los daños que los profesionistas causen a los pacientes en el desempeño de su labor,
pues la responsabilidad del hospital tiene como fundamento la presunción de culpa en la elección
de sus encargados u operarios que causen el daño y en la dependencia en que se encuentran
respecto de éste, dado que si proporcionan a los médicos una sustancia peligrosa verbigracia,
anestesia, ésta, en razón de los efectos que puede llegar a producir, consistentes en la disminución
de funciones vitales incidiendo medularmente en el sistema cardiovascular, respiratorio y
cerebral, pudiendo producir, en algunos casos, por sus efectos adversos, hipoxia (falta de
oxigenación), y si tal efecto le es causado a un paciente, es claro que el hospital debe responder
solidariamente por los daños causados por sus operarios.
Amparo directo 543/2004. Hospital Santa María Chapalita, S.A. 18 de noviembre de 2004.
Unanimidad de votos. Ponente: Rodolfo Moreno Ballinas. Secretario: Armando Márquez Álvarez.
Registro digital: 2020696
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Décima Época
Materias(s): Civil
Tesis: III.2o.C.106 C (10a.)
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 70, Septiembre de 2019, Tomo III,
página 2214
Tipo: Aislada
El solo hecho de ser el jefe del equipo médico no basta para determinar la responsabilidad en caso
de que uno de los miembros del mismo incurra en una negligencia, en congruencia con la
naturaleza de la responsabilidad civil subjetiva. Para resolver este problema, existen tres teorías: A
la primera se le conoce como del "capitán del barco" aludiendo a la concentración de la
responsabilidad en el médico en jefe quien, cual capitán de una embarcación que se hunde con
ella, responde por los daños independientemente de quién haya sido el causante de la negligencia.
En otras palabras, conforme a esta teoría, el médico en jefe responderá por todos los que
intervienen cuando al menos uno de ellos ha cometido un acto culpable y dañino para el paciente.
A la segunda se le conoce como "todos por todos" y, conforme a ésta, se responsabiliza a todos
aquellos que participaron en el acto médico, consagrando un deber recíproco de vigilancia.
Subyace a esta teoría un deber igualitario de cuidado. Ahora bien, este tribunal considera que la
decisión sobre la responsabilidad a cargo del jefe del equipo médico no tiene una lectura jurídica
apropiada a través de esas dos teorías, ya que concentrar la responsabilidad sólo en el médico en
jefe es abusivo, pues puede ocurrir que responda por un daño ocasionado por otro miembro del
equipo que no escogió para acompañarlo en la intervención defectuosa. Tampoco es acertado que
todos respondan por todos, debido a que no hay buenas razones que justifiquen, por ejemplo, que
un enfermero subordinado al médico en jefe termine pagando la indemnización ocasionada por un
acto de este último. En este punto se presenta la tercera teoría "de la introducción a la obligación"
y, de acuerdo con ella, se considera responsable al jefe del equipo médico cuando es éste quien
introduce a otro para cumplir con sus obligaciones médicas; de ahí que este tribunal estima
adecuado, conforme a los postulados de la lógica jurídica y la teoría de las obligaciones, considerar
responsable al jefe del equipo médico, cuando fue éste quien introdujo al acto quirúrgico a
cualquiera de los otros miembros del equipo, independientemente de que su especialidad sea de
autonomía científica a la suya, como la anestesiología. También será responsable a pesar de no
haber seleccionado al miembro del equipo, cuando haya tenido oportunidad, dentro del campo de
su especialidad, de evitar el acto negligente. Esa interpretación es la que se considera más
congruente con los postulados de la justicia tratándose de actos negligentes que afectan el
derecho a la salud de los pacientes, pues es responsabilidad de quien introduce a otro a un equipo
médico elegir a los especialistas que sean más eficaces en su especialidad y, por esa misma razón,
de incurrir en una mala praxis, esa incorrecta selección del personal por parte de quien introdujo
al negligente no puede quedar impune, en detrimento de la víctima, con mayor razón, cuando ésta
era una menor de edad.
Amparo directo 544/2018. César Ángel Sanz Ramos. 3 de mayo de 2019. Unanimidad de votos.
Ponente: Gerardo Domínguez. Secretario: Shelin Josué Rodríguez Ramírez.
Esta tesis se publicó el viernes 27 de septiembre de 2019 a las 10:36 horas en el Semanario
Judicial de la Federación.
Amparo directo 51/2013. Alfonso Franco Ponce (su sucesión). 2 de diciembre de 2015.
Unanimidad de cuatro votos de los Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien formuló voto
concurrente en el que se aparta de las consideraciones contenidas en la presente tesis, José
Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Jorge Mario Pardo
Rebolledo y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Ponente: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretario:
Miguel Antonio Núñez Valadez.
El profesionista que hubiere participado en un acto quirúrgico, y que posee autonomía científica,
como lo es el anestesiólogo, puede incurrir en responsabilidad directa en términos del artículo
1910 del Código Civil para el Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de México, pero cuando
varios médicos atienden conjuntamente a un paciente, sin formar un equipo, y no puede
individualizarse al causante del daño, habrá responsabilidad solidaria; sin perjuicio de que cada
uno de ellos pueda eximirse de responsabilidad probando que su actuación no guarda relación con
el evento dañoso.
Amparo directo 195/2017. Jesús Estuardo Luján Irastorza y otra. 13 de julio de 2017. Unanimidad
de votos. Ponente: Ethel Lizette del Carmen Rodríguez Arcovedo. Secretario: Óscar Magaña
Barragán.
Esta tesis se publicó el viernes 09 de febrero de 2018 a las 10:11 horas en el Semanario Judicial de
la Federación.
La trascendencia del valor probatorio de la pericial médica está en función de la forma en cómo se
traba la litis en el juicio, de tal manera que en ocasiones es complementaria, como cuando la
actora afirma que la paciente falleció por negligencia médica dado que la cirugía que se le practicó
fue por un padecimiento y los motivos de su deceso fueron otros, lo cual quedó probado con
diversas constancias documentales y, por su parte, el instituto demandado asevere que el motivo
del fallecimiento no siempre puede deberse a una negligencia médica, porque puede originarse
por alguna patología, alteración anatómica, condición de tejidos, hallazgo no esperado en el
paciente, o que su edad, estado general de salud o con morbilidad hubieren desencadenado las
causas del fallecimiento, pero no rindió pruebas para acreditar tales causas de exclusión de la
negligencia que se le atribuyó; en cuyo caso la prueba presuncional humana será básica para
resolver el asunto.
Amparo directo 96/2006. Ricardo Olea Rodríguez y otros. 27 de abril de 2006. Unanimidad de
votos. Ponente: Sara Judith Montalvo Trejo. Secretario: Guillermo Bravo Bustamante.
En el caso de una demanda por responsabilidad civil extracontractual relacionada con negligencia
médica, dado que la ausencia del cumplimiento del deber de informar es la manifestación de un
hecho negativo (se alega que no se informó o se informó deficientemente), la carga de la prueba
para demostrar que sí se ejecutó dicha obligación corresponde a los respectivos médicos
demandados, en términos de las reglas probatorias de los artículos 281 y 282 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Por lo tanto, cuando un médico tratante niega
haber incumplido con su deber de informar, en realidad está afirmando un hecho consistente en
que otorgó la información necesaria y de forma adecuada; consecuentemente, a fin de comprobar
dicha afirmación, podrá aportar todos los medios probatorios a su alcance, los cuales posee más
fácilmente por sus propias características como perito en la materia; a saber, testimonios de otros
médicos o documentales privadas como el expediente clínico, en donde se asienta la
comunicación con el paciente o con sus familiares, tutores o representantes, etcétera. En el
supuesto en que no se tenga por demostrado que el o los profesionistas médicos cumplieron con
ese deber de informar (tras un análisis holístico en el que debe valorarse todo el contexto fáctico y
en el que la simple omisión de informar un dato concreto al paciente no conduce necesariamente
al incumplimiento de tal deber al haberse podido convalidar posteriormente por los médicos), se
actualiza un acto negligente en clara contravención a la lex artis que satisface uno de los
elementos de la acción de responsabilidad civil extracontractual. No obstante, el hecho de que
exista una negligencia médica por falta al deber de informar, no conduce en automático a una
responsabilidad civil, ya que tiene que demostrarse, concomitantemente, la existencia de un daño
y que ese acto negligente originó o fue un factor determinante en la producción del mismo.
Amparo directo 51/2013. Alfonso Franco Ponce (su sucesión). 2 de diciembre de 2015.
Unanimidad de cuatro votos de los Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para
formular voto concurrente, Jorge Mario Pardo Rebolledo y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Ponente:
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretario: Miguel Antonio Núñez Valadez.
Esta tesis se publicó el viernes 09 de septiembre de 2016 a las 10:18 horas en el Semanario Judicial
de la Federación.
De conformidad con las pautas establecidas por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación al resolver la contradicción de tesis 93/2011, para acreditar la responsabilidad civil de los
profesionistas médico-sanitarios ante una demanda en la que se alegue la existencia de un daño, a
los profesionales referidos les corresponde probar su debida diligencia (el elemento de culpa),
mientras que la demandante debe acreditar el resto de los elementos de la responsabilidad civil
extracontractual: daño y nexo causal. En otras palabras, cuando una persona alegue que un
profesional médico-sanitario o una institución hospitalaria le causó un daño por una indebida
atención médico-sanitaria, se actualiza lo que se denomina una reinversión de la carga de la
prueba a favor de la actora en el juicio, en la que a los profesionales médico-sanitarios o a la
institución hospitalaria les corresponde acreditar su debida diligencia en la atención médica del
paciente que sufrió el referido evento dañoso, en atención a los principios de facilidad y
proximidad probatoria. La razón principal para optar por esta incidencia en las reglas estrictas de
la carga de la prueba proviene de las circunstancias particulares en las que se desarrolla un caso de
atención médica; por lo general, el conocimiento científico-técnico y las pruebas pertinentes para
acreditar la debida diligencia o desacreditar la supuesta culpa o violación de un deber de cuidado
las detentan los profesionales médico-sanitarios o las instituciones hospitalarias, por lo que exigir
de una forma irrestricta que sea la actora la que demuestre por sí sola y sin lugar a dudas la
negligencia en la atención médica podría provocar lo que en la doctrina se denomina como una
carga probatoria diabólica. Esto es, lo que se busca es que ambas partes en el juicio participen
activamente en él y que aporten los elementos de convicción necesarios para que el juzgador
llegue a la verdad y estudie si se acreditan o no los elementos de la acción. Esta posición no
conlleva a la existencia de una presunción de la culpa de los médicos o de la institución
hospitalaria o el surgimiento de una responsabilidad objetiva, pues en materia de responsabilidad
civil subjetiva derivada de la atención médica, la cual es caracterizada en términos generales como
una actividad que da lugar a obligaciones de medios, no cabe la presunción automática de la culpa
de las partes demandadas, sin que ello implique que ésta no pueda acreditarse a partir de algún
tipo de presunciones (por ejemplo, indiciarias).
Amparo directo 51/2013. Alfonso Franco Ponce (su sucesión). 2 de diciembre de 2015.
Unanimidad de cuatro votos de los Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para
formular voto concurrente, Jorge Mario Pardo Rebolledo y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Ponente:
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretario: Miguel Antonio Núñez Valadez.
Nota: La parte conducente de la ejecutoria relativa a la contradicción de tesis 93/2011 citada,
aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XI,
Tomo 1, agosto de 2012, página 213.
Esta tesis se publicó el viernes 09 de septiembre de 2016 a las 10:18 horas en el Semanario Judicial
de la Federación.