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Las obras que integran Ia colección Grandes Pensadores del Perú

han sido seleccionadas por el Consejo Editorial integrado


por Carlos Garayar, Alonso Cueto y Hugo Vallenas'
Señor presidente de la República:
Señor rector de la Universidad:
Señoras, señores:

T.{ MULIITUD, I.4. CIUDAD Y EL CAMPO


Al restablecerse las ceremonias de apertura de la Universidad de San
EN LA HISTORIA DEL PERÚ
Marcos merced al Estatuto vigente, se ha considerado que es útil
@ Jorge Basadre Grohmann, 1929
@ Herederos de Jorge Basadre, 1980 reanudar asimismo la tradicional costumbre de los discursos de orden,
@ Ediciones P¡rs¡ S.A.C., 2009 o sea las lecciones extraordinarias que, con motivo de esra ceremonia,
Av. Las Camelias 710, piso 9, San Isidro tlictan año a año, sucesivamente, profesores de las diferentes Facul-
Llma 27, Per:ú rrrdes, abordando por lo general un estudio que es a lavez de investi-
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ri:rción y de interés colectivo. Habiendo sido honrado con el encargo
Diseño y diagramación: ,lc cumplir con tal precepto en la actuación de hoy y hallándome cons-
Pprs¡.
r rt'ñido naturalmente dentro del curso que dicto en la Facultad de
Tiraje: 2,000 ejemplares l.('rras, he escogido como tema el aporte de la multitud, de la ciudad
ISBN (10 dígitos): 9972-40-441-2 r, ,lcl campo en la Historia del Perú. La amplitud de dicho tema que
ISBN: 978-9972-40-441'2 ,r1,1¡¡q¿, por un deliberado propósito integral, las diferentes épocas de
Registro de Proyecto Editorial N.' 3 1 50 1 3 I 0900 1 55 ru('stra Historia, explica la extensión de este trabajo a pesar de su ca-
Hecho el Depósito Legal r.i( tcr esquemático, por lo cual he de verme obligado a no leerlo ín-
en la Biblioteca Nacional del Perú N.': 2009-03153 r,l,t.lntentel.
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de utilización económica alguna, como ser alquilado o revendido'
Se ha dicho que, en general, el hombre primitivo es un animal erran-
te, una existencia sin patria y sin solar que anda a tientas por la na-
firalezahostil. Cuando logra sembrar en la tierra no quiere saquear
sino producir; pero entonces se torna planta, es decir aldeano, arrai-
gando en el suelo cultivado, descubriendo un alma en el paisaje que
le rodea, tornando a la naturaleza en madre; la casa hunde sus raíces
en la tierra antes hostil. É...r y, el alborear de la organización ciu-
dadana, porque la casa da nacimiento a Ia aldea, tendida, sumergida
en el paisaje con sus tejados que parecen cerros y con sus callejas que
parecen senderos; y ella precede a la ciudad que con sus torres, sus
cúpulas, sus ruidos, sus luces, ya no prosigue sino desaÍÍa y aun recons-
truye artificialmente el campo. Con la ciudad surgen el Estado, la
política, las artes, las ciencias, en tanto que el aldeano es exótico, ex-
tranjero ante todo esto. Hasta que los adoquines de las urbes secan
las raíces primarias de la vida y una etapa postrimera engendra al hom-
bre inteligente, poco productivo, pegado a los hechos; otra vez sin
patriay sin tradición, nuevo nómade. Pero entre esta época de ultra-
civilización decadente y la época pastoril o primitiva impera aquel
tipo de hombre que muere por un pedazo de tierra2.

2. Osvaldo Spengler, La decadencia de Occidente, tomo I, p. 56; tomo ru, pp. 130,
r3t, r37 .

En su obra ya c1ásica, Prehistoria cle Lts indoeuropaas, Ihering estudia 1a génesis


de la civilización desde 1a vida pastoril. En la leyenda de Caín, agriculto¡ que
mata a Abe1, pastor, encuentra el símbolo de que el modo más perfecto de la
explotación de la tierra logra primar: en el suelo que el labrador se apropia, el
Dentro de esta evolución, el advenimiento de Ia ciudad es un he- . rrr,l.r,lr'sr, cn el Perú aparecieron primero Ias llamadas ?ucaras en
cho capital, la condición del progreso: la historia de la civilización va l,ri ( ( r r()s y collados altos desde donde, como cuenta Cieza, salían los
unida a ella. Si la campiña, el caserío, la aldea son fenómenos de dise- , r' lrr r\ ir ..lar guerra los unos a los otrosa; estado social en que a la llegada
minación, la ciudad implica un fenómeno de concenrración. Consta ,1, l,,s cspañoles vivían aún algunas tribus, como los huamachu-
de personas que no cultivan el suelo; presupone un exceso de produc- , ,,.,' I Jna rriple necesidad da origen a la ciudad: una necesidad bé-
ción de las sustancias alimenticias, lo cual, a su vez, exige gran fertili- lr,.r, , rrya cruenta algarabía la leyenda de los hermanos Ayar, en el
dad del suelo o un estado avanzado de las artes agrícolas y, en ambos , ,r,,,, .lt'l (luzco reconstruido por Manco, acalla con Ia niebla del mito
casos, medios adecuados de transporte, como observa Munro. Hace \ , uy,r (lura le¡ que hacÍa a los muros más esenciales que las casas,
que el hombre adquiera Lln senrido de permanencia, de afincamiento, , ..r,r pt'rcnnizada en las antiquísimas piedras de Sacsahuamán; una
de perdurabilidad; favorece la división del trabajo, con lo cual per- r, , ,'sitlrrd de alianza, de la que qLledan huellas en la fisonomía de los
mite que el hombre tienda a su propio desenvolvimiento, dependien- l,.r r i.s que se distribuyen según los diferentes ayllus; y una necesidad
do de la colectividad más que de la tierra; ¡ en virtud del medio
denso, del trato constante, trae los usos sociales, la pulimentación y el
refinamiento humanos. La ciudad es, en suma, el grado más alro a que Irn una reciente tesis presentada a la Universidad del Cuzco, por don Luis A.
la humanidad ha podido llegar en su esfuerzo por dominar el medio l'rrrdo,seintentaestudiarelCuzcomegalítico (ElCuzcodelaeramegalitica.
fisico y espacio- y por crear y dominar el medio social. lluinas de Hatun-Rumiyoc 7 otros restos. Cuzco,Imp. H. G. Rozas). Los caracte-
-tierra
Universalmente, el hombre riene lo que Mac Dougall llama el ins-
rcs de 1a arquitectura megalítica habrían sido la pesadez; las paredes con piedras
pcqueñas en la base, enormes monolitos al centro y filas de piedras reducidas
tinto gregario , el group-mind tan fitndamenral como el instinto sexual, ('r']cima; las esquinas matadas en redondo; el predorninio de la línea desordena-
el de nutrición y el de conserwación y que, según la teoría de Freud, es .la; la ausencia del cemento o cal. Entre la época megalltica y la incaica habría
instinto de horda y no gregario, pues requiere Ia conducción por un lrabido una época de transición representada por los lienzos pétreos de Hatun
jefe; instinto hecho, según el mismo Freud, a base de una transfor- ll.umiyoc.
Aunque poco se sabe de las ciudades antiquísimas en la costa, ellas debieron
mación de la hostilidad primitiva a los demás en un enlace libidinoso. cxistir y desarrollarse en alto grado, a juzgar por el desenvolvimiento que alcan-
Este group-mind o instinto gregario explica en el Perú las organiza- zaron la cerámica y las artes textiles, que implican típicamente el desasimiento
ciones primitivas llamadas ayllus. Prescindiendo de épocas ajenas a del campo, de la pesca y del pastoreo. Los recientes maravillosos descub¡imien-
la Historia sociológica y en las que pudieron surgir y desaparecer tos de un cementerio con momias adornadas con riqulsimas telas en Paracas,
comprueban la existencia de una civilización refinada en una edad conside-
rablemenre Iejana.

4. nOtros hacían en los cerros castillos que llaman pucara desde donde, ahullando
con lenguas extrañas salían a pelear unos con otros sobre las tierras de labor o
pastor no puede mantenerse. Y Caín funda la ciudad. Aunque ahora el cam- por otras causas y se mataban muchos de ellos [...] con todo lo cual iban triun-
pesino no vive ni puede vivir en la ciudad, asiento del industria.ly del comercian- fando a lo alto de los cerros donde tenían sus castillosr. (Segund.a parte de la
te, que a su vez no pueden existir en el campo, en los tiempos primitivos e1 Crónica del Peú, por Pédro Cieza de León, Madrid, 1880, p. 2).
campesino tuvo en aquélla un refugio en caso de invasiones enemigas (pp.122- ulos huamachucos, que habitaban en la parte baja del valle Marañón, recibie-
135 en la edición ca-stellar-ra). La aparición de la vida sedentaria, las condiciones ron su nombre por Ia media luna de plata que llevaban en la cabeza. No tenían
físicas de situación y posición, la existencia de grandes masas humanas, 1a aldeas pero vivían en cabañas diseminadas en ]as laderas de 1as montañasr.
intensificación d.e la vida económica determinan, junto con el desar¡ollo de la (Las posiciones geográfcas dt las tribus que formaban el imperio de los incas, por
ciudad, Ia aparición del espíritu neramenre urbano. Clemente R. Markham, Colección lJrteaga-Romero, vo1. l'lI, 2." serie, p. 95).

II
religioso-política, pues el germen del núcleo urbano fue la casa de mientras José Gabriel Cosio sostiene que pertenecen a un período
Dios: en el cerro Huanacauri se hundió la barreta de Ia leyenda, se intermedio entre la caída de Tiahuanaco y la constitución del Inca-
construÉ después el Coricancha, germen inicial de la nueva ciudad6. rio, y lJriel García se basa en su arquitectura, perteneciente a los
Hubo en el Cuzco un período inicial de luchas dentro de su re- últimos ciclos cuzqueños, para considerarlos productos de la civili-
cinto, así como de invasiones externas que se liquidan en la época zación de esta ciudads.
de Pachacútec, quien, según Betanzos, repartió de nuevo las tierras y No llegó el Cuzco a semejarse a la ciudad griega o romana, pues
los barrios de la ciudad haciendo primero su plano con figurillas de sus habitantes no fueron el demos libre en las discusiones del ágora

barro, la reedificó íntegramente y la consagró como ciudad nla más y del foro ni tuvieron el concepto visual del patriotismo reducido a lo
insigne de toda la tierrarT. Cuzco ofrece desde entonces mayor valor que los ojos abarcan desde la torre urbana; Keyserling, hablando de
que Pachacámac y Chanchán, ala Iarga sometidos bajo su infuencia, Roma, que a pesar de su expansión no romanizó ni siquiera a Italia,
que Tiahuanaco, correspondiente a una borrosa época anterior, que ha comparado al ciuis rzmAnus, por su carácter exclusivo diflcil de
Machu Picchu y Huayna Picchu, donde Bingham ha creído encontrar alcanzar, a la mafia o Ia camorra más que a lo que se entiende por
el Thmpu Tocco de donde salió el fundador del imperio de los incas, nación moderna. Si el imperialismo incaico no fue de ciudad, no fue
tampoco de clase, concepto vasto y variable en sus exponentes; fue, en
cambio, de casta, basándose en la yuxtaposición de una tribu sobre
6. Luis E. Valcárcel, en su notable libro Del altllu al imperio, da una descripción
detallada del tránsito del altllu a la ciudad, nacida, según é1, por la evolución del
otra, mediante la conquista sedimentada por el hermetismo de los
altllu-hordaal ayllu-frarría o clan, al ayllu-gens, a la fase agnática del vínculo descendientes y continuadores de la tribu vencedora. El Cuzco sirvió
del ayllu, a la federación tribal. Luego, nacida la ciudad, vienen el ayllu-jefe,la para agrupar a esta casta en palacios. nAIlí acudían los caciques de
monarquía, Ia expansión conquistadora. Este proceso, sin embargo, no está ní-
todas partes Zárate- así a llevar los tributos del señor como a
tidamente revelado en los documentos que quedan de aquel inseguro pasado. -dice
tratar de sus negocios y a pedir su justicia unos contra otrosre. «La ciu-
La última evolución del ayllu, la fijación en los pueblos, se caracteriza, según
Bautista Saavedral que en esto no es secundado por otros autores, por la mar- dad del Cuzco, diciendo la famosa descripción de Pedro
ca. Lo cierto es que la divisió n en ayllus subsiste en las ciudades y aldeas: a cada Sancho- «por -empieza
ser la principal de todas donde tenían su residencia
uno corresponde un recinto cerrado: en Machu Picchu cada ajtllu ocltpaseis a todos los señores, es tan grande y tan hermosa que sería digna de verse
diez casas y cada grupo de casas se caracteriza por una peculia¡idad, especialmen-
.run en España y toda llena de palacios de señores porque en ella no
te por el tallado de las piedras (Hiram Bingham, uln the wonderland of Perú,,
The National Geograpbical Magazine, abril de 1913). Valcárcel acierta, por vive gente pobre y cada señor labra en ella su casa y asimismo todos los
otra parte, al estudiar 1as tres necesidades que dan origen a la ciudad. La vincu- caciques aunque éstos no habitaban en ella de continuorl0. Pero te-
lación del origen del Cuzco con el cerro Guanacauri y con el templo de Co- niendo mucho de Nínive o de Babilonia, también el Cuzco tuvo mucho
ricancha, ver en Garcilaso, primera parte, edición de 1723, p. 19; Juan de
Betanzos, Suma I narracidn de los incas, edición de 1880, p. 13; Pedro Sar-
miento de Gamboa, Historia de las Indias, cap. 74, p.40; Relación de los qui-
?ucamalos d Vaca de Castro, p. 133. Inca Land, Explorations in the Highknds of Peru,Hiram Bingham, p.306. La
7. Cuenta Betanzos que hubo luchas entre Uscovilca, señor chanca que por breve ciudad cle los incas, por José Uriel García, Ct¡zco, 1922, p. 63 y ss.
tiempo dominó en el Cuzco, y Viracocha Inca, que se rindió. Pero Inca Yu- 9. Agustín de Zárate, Historia ¿lel ¿lescubriruiento y conquista de la prouincia del
panqui prendió y mató a Uscovilca. Convertido en jefe de su nación, Yupanqui Perui 1t de las guerras I cosas señaladas en ella, Bibliorcca de Autores Españoles,
hizo juntar a todos 1os señores de las tierras vecinas ya sometidas e hizo repar- tomo )«v, Madrid, 1853, p.470.
tir las tierras en torno del Cuzco; más tarde hizo reparar los arroyos y luego
reedificar esta ciudad (ob. cit., pp.26 y ss., 72 y ss., 106 y ss.). Relación de Pedro Sancho, Colecctón Urteaga-Romero, tomo v, 1 ." serie, p. 192.

r)
de La Meca. El Coricancha no era sino un conjunto de santuarios la oficina postal de donde salían los chasquis con órdenes y avisos y
y, aunque dedicado al Sol, divinidad máxima de los pueblos agríco- regresaban con mensajes, noticias, fruta del trópico ypescado fresco
las, lo estaba también en honor de las divinidades subordinadas, de las del mar.
huacas principales de cada uno de los pueblos someddos, que eran Todo esto fue el Cuzco con sus tres fases arquitectónicasl3: el
llevadas como séquito del Sol; y como si fuera otra huaca, la tierra estilo ciclópeo, el estilo poligonal de piedras pequeñas de variadisima
de la costa fue trasplantada allí para sembrar sus frutos típicos11. irregularidad que expresa la transición de las masas brutas a las for-
Adoratorios en las calles cuidados por los particulares y misterios en mas geométricas, y el estilo de sillares de pequeñas piedras pulidas
cada una de las fuentes, pozos y paredes de Ia ciudad acentuaban su de ángulos regulares y seis o más caras; con cultivos de maizales en sus
carácter sagrado: «casa y morada de los diosesr, la llama por eso Polo andenes y terrazas con techos de pala cubiertos por tallos de plantas
de Ondegardo. Pero el Cuzco era algo más todavía. Era el corazón del y ramas arborescentes; con la población distribuida en tal orden que,
Imperio. Corazón significa su nombre según la reciente interpreta- según Garcilaso, ubien mirados aquellos barrios y las casas de tantas
ción de José Ángel Escalante. Era el meridiano que determinaba las y tan diversas naciones, se veía y abarcaba todo el Imperio junto como
cuatro regiones político-geográficas; la Universidad y la escuela don- en el espejo o en una pintura de cosmografíarra.
de la nobleza recibía las normas imperiales; el centro de acarreo y Lavasta extensión de las ruinas que quedan de las ciudades atestigua
distribución de los mejores tributos; el mercado más vasto y perma- aún hasta en nuestros días su importancia; aunque no debe olvidarse,
nente'2; el punto de partida y el punto de llegada de todos los caminos;
mercadería tenían su lugar señalado, a la cual dicha plaza llaman los indios
Catu, en la cual hay de ordinario muchas mercaderías de todos géneros, en
11 oCuando el Inca conquistaba de nuevo una provincia o pueblo, lo primero que
donde van unos y otros a rescat¿r, porque como en riempos del Inca no corría
hacía era tomar la Huaca principal de tal provincia o pueblo y la traía al Cuzco, moneda, rescataban una cosa por otrar. (Historia de hs incas, reyes del Peni, por
así por tener a aquella gente del todo sujeta y que no se rebelase, como Porque
fray Martín de Murúa, 1." parte, Colección Urteaga-Romero, tomo v, 2." se-
contribuyesen cosas y personas para los sacrificios y guardas de las huacas y para rie, p. 13).
otras cosas [...] Y en 1o que toca a la veneración de fuentes, manantiales, ríos,
cerros, quebradas, angosturas, collados, cumbres de montes, encrucijadas de t3. José Uriel García, ob. cit., pp. 72 y 73.
caminos, piedras, peñas, cuencas y en lo del arco del cielo y en la abusión acerca 14. Inca Garcilaso de1a Vega, ob. cit., capítulos titulados ula descripción de la lm-
del canto de la lechuza, búho y otras cosas, se hacía y ter-ría en las demás par- perial Ciudad del Cuzco, y nla Ciudad contenía la descripción de todo el
tes del Reino y se tenían en reverencia al modo del Cuzco ['..] E anssi afirma- Imperio, (pp.230 y 232 en la edición de 1723). nLos que provenían del Orien-
ban que a toda aquella plaza del Cuzco le sacaron la tierra propia y se llevó a te [estaban colocados.] al Oriente y 1os de1 Poniente al Poniente, y así a los
otras pártes por cosa de gran estima e la yncheron de arena de la costa de la mar demás. Conforme a esto estaban 1as casas de aquellos primeros vasallos en la redon-
como hasta dos palmos y medio (Informaciones acerca de la religitin 7 gobierno dez de la parte de adentro de aquel gran Cerco y los que se iban conquistando,
de los incas, por Juan Polo de Ondegardo, Colección Urteaga-Romero, tomo III, iban poblando conforme a los sitios de sus provincias. Los Curacas hacían sus
1.'serie, pp. 42,43 y 109). uTenían la casa del So1 y en ella una huerta hecha casas para cuando viniesen a la Corte y cabe las de1 uno hacía el otro 1as suya^s y
con tierra tralda de Chincha, términos de Lima, que está a cien leguas de allí, luego otro y otro gurdando cada uno de ellos el sitio de su Provincia; que si es-
donde se daban bien los mejores pepinos de Castilla y porque se diesen mmbién taba a mano derecha de su vecina, labraba sus casas a la mano derecha y si a la
en el Cuzco, siendo Ia misma». (Descripción de la ciudad de la Plata, Cuzco 7 izquierda, a la izquierda, y si a las espaldas, a las espaldas,. El gran erudito don
Huamanga 7 otros puebhs d.el Peú, Colecctón Urteaga-Romero, tomo v, 2.'se- Carlos A. Romero cuenta que en un capítulo de Murúa que se ha perdido,
rie, p. 140). éste relata que la clasificación era más detallada aún; estaban juntos de un
t2. uDe cinco en cinco días se hacía mercado en una plaza ancha y longa llamada lado los varones y de otro las mujeres, por orden de edad, según las diferentes
Cuci-Pata [...] cabían en la dicha plaza cien mil personas; cada oficio y cada tribus.

r4 rt
a propósito de ruinas, que ellas suelen referirse, a veces, a poblacio-
estas en las regiones ya desarrolladas, aprovechaban de los centros ya po-
nes preincaicas y que frecuentemente, aún al tiempo de los incas, las blados en lugar de destruirlos, como hicieran asirios y tártaros; y les
ciudades abarcaban dentro de sus murallas campos cultivados. Sin imponían tan solo sus funcionarios, el traslado de las huacas al Cuz'
embargo, las ciudades eran construidas generalmente en terrenos que co, el confinamiento de los mitimaes, la constucción de fortalezas o
no pudieran perjudicar lalabranza: Cuzco y Ollantaytambo, en cues- posadas reales para los viajes imperiales, la construcción del templo
tas rocosas; Pachácamac y Chincha, fuera del territorio irrigado, y del Sol. Pachácamac, santuario, convento y oráculo, es el caso típico de
esto se explica por Ia densidad de la población y por la necesidad de la uciudad incorporadarl8.
proveerla de medios de subsistencia, circunstancias que explican Ciudades irregulares, propias de pueblos donde larazón no prima-
asimismo el perfeccionamiento de los métodos de cultivo mediante ba en la vida; simétricas en sus edificios, como que el más absorbente
las irrigaciones y los trabajos ejecutados en común. de los despotismos las hubiera uniformado. Calamarca fue la primera
La importancia de muchas ciudades dependía de que eran bases que avistaron los españoles. Rodeadas por un campo que presentaba
de operaciones militares; así, Huánuco en relación con las guerras un tablero de trozos de diferente cultivo favorecido por el río que se
contra quiteños y chimúes. Las vías de acceso al Imperio estaban ce- deslizaba entre las sementeras, dando origen a canales y acueductos
rradas por plazas fortificadas que abarcaban una ciudad entera con sus subterráneos; y rodeadas, de otro lado, por las masas de los Andes,
casas, sus templos y sus campos de cultivo para prolongar indefini-
damente la resistencia en caso de asedio; así, Písac, Ollantay'tambo.l5
trabar ni continuarse entre sí; de modo que ni formaban calles ni plazas. Eran
Pero otras ciudades se caracterizaban, sobre todo, por sus ferias
pequeños como aldeas de cien vecinos para abajo; y raros los que pasaban de
y mercados. Las ciudades, en general, tenían un valor comercial en este número (Bernabé Cobo, Historia ¿lel Nueuo Mundo, tomo III, p. 163)' *Ver-
Ios días de fiesta, aunque el comercio era mínimo por la incipiencia dad es que aunque damos nombre de pueblos a estos asientos o rancherías en
de la propiedad individual; sirviendo también las ferias como ocasio- que eran reducidos los pueblos del Inca, solo merecen este nombre comparados
nes para romerías y para que los funcionarios del Inca reunieran a los con los caseríos en que antes vivían; que a la verdad ellos eran de ordinario
tan pequeños y ma1 trazados (sacando las cabeceras de provincias que solían ser
habitantes de una región para hacerles conocer sus mandatosr6.
mayores y más bien formada$ que no tenlan que ver con las más humildes al-
La gradual expansión del Incario fue llevando como un emble- deas nuestras, (Cobo, tomo ttt,p.22B).
ma de civilización, alas tribus y comarcas atrasadas, las ureducciones,
IB. Pachacámac fue lundamentalmente un santuario, quizá con neutralidad poll-
en pueblos. Pero estas reducciones en su mayoría apenas alcanzaban tica durante las primeras guerras de los chimúes (Ernst §(4 Middendorf, Di¿
a ser amontonamientos de casas usin trabar ni continuarse entre sí, Chimu Sprac h e, Leipzig, 1 890- 1 B92, p. 2 1 ). Originariamente constituida por
de modo que no formaban calles ni plazasrlT . Y más bien los incas, una civilización de tipo tiahuanaquense, luego destruida y vuelta a construir
por un pueblo que tenía afinidades con el norte, Pachacámac, según Garcilaso,
a quien sigue Uhle, fue incorporado al imperio incaico sin luchas, construyén-

15. Clemente R. Markham, Los incas del Peni, cap. 10. Bingham, uln the wonder- dose un templo al So1 en la posición más prominente. La ciudad interior era
land of Perur, ya citado. Otras veces en las fronteras habla simplemente recin- residencia de un número de jeles o gente principal; cada residencia estaba
tos fortificados y puestos de avanzada. rodeada por una serie subordinada de lugares de hospedaje. Había un conjun-
to de templos familiares, regionales o imperiales y muchísimas hospederías.
t6. Luis Baudin, L'empire socialiste des Inha, p. 170. Probablemente residían al1í diversas comunidades religiosas. Como en el Cuz-
17. nSacando la ciudad del Cuzco y algunos otros lugares grandes que tenían for- co, cuatro cuarteles correspondían a las cuatro subdiüsiones del lmperio (Pacha-
ma de pueblos, todos los demás no la tenían sino que las casas estaban amon- camac, por Max Uhle, el maravilloso intérprete de esta ciudad. George Squie¡
tonadas sin orden ni correspondencia de unas con otras cada una aparte sin The Land ofthe Incas, p. 428).

t6 17
aparecían las casas, de arcilla endurecida al sol, con techos de paja o no llegó a conocerse el dinero, que reemplaza al trueque, cuyo carác-
de madera. El humo de los baños termales quedaba a una legua le- ter es esencialmente rural, y no llegó a surgir tampoco la máquina,
jos, de manera que podían contemplarse bien. uAlgunas de las casas que es típicamente de urbe. ¿Qué ocupaciones podía tener el avecinda-
principales eran de piedra yhabía un convento de las vírgenes del do en la ciudad? Nobles, funcionarios, sacerdotes, sirvientes, artesanos,
Sol y un templo dedicado a la misma deidad. En el barrio que mi- formaban la población urbana estable. El industrial y el comerciante,
raba hacia el campamento indio, había una plaza casi triangular de tipos fundamentales de Ia ciudad, no existían sino en ínfimo grado.
extensión inmensa, mayor que cualquiera de las de España y cerca- Bajo el sentido político y guerrero de la expansión incaica, en la
da por dos puertas. Los edificios tenían grandes salones con puertas inferestructura, perduraba la economía descentralizada en muchas
muy anchas que comunicaban con la plaza. Probablemente su obje- regiones. El tipo de vida del común de los habitantes no sufrió gene-
tivo sería servir de cuarteles a los soldados del Inca. En la extremidad ralmente cambios sustanciales con el advenimiento incaico que, por
de Ia plaza, mirando al campo, había una fortaleza y una entrada lo demás, tenía relativamente data reciente en Ia costa y en la sierra
particular por el lado de los arrabales. Otra fortaleza había, además, del norte. Los incas encontraron la comunidad de tierras y su carac-
en el terreno elevado que dominaba a la ciudad de piedra también y terlstica típica estuvo en el funcionarismo, en Ia estadlstica, en la uti-
rodeada por tres murallas circulares o, más bien, por una sola mura- lización de cada hombre para los fines estatales, en la obra de unir
lla que la rodeaba en forma de espiralrle. lo local sin destruirlo. Y es así como también en aquella época predo-
Las ciudades incaicas han dejado rastros mediante sus ruinas: Ias rninó Io campestre sobre Io urbano. El milagro de que en un terri-
ruinas son la venganza que toma la naturaleza contra el espíritu que torio excepcionalmente heterogéneo surgiera un socialismo de Estado
la moldeó a su manera, envuelven una tragedia, pero acompañada de típicamente centralizador fue favorecido por la existencia previa de
un sosiego metafísico, como si procediese de un profundo a priori, l¿s comunidades agrarias regionales. El culto a la Tierra, a la Mama-
ha dicho Simmel. La piedra que hizo a aquellas ciudades no fue fríne- pacha, fue vasto y ancestral. En días solemnes, el Inca cogía el arado
bre, como en Egipto, ni tuvo, como en Grecia, la espiritualidad lúci- y lo hundía en el campo sagrado de Colcampatapara iniciar las fae-
da que huye de las dificultades, ni se transformó, como en el gótico, n¿rs de toda la nación; las fiestas coincidían con las alternativas de la

en un afán de profundidad y de ascensión. Reveló a un pueblo solem- .. osecha y la siembra: y cuando los indios morían, un saco con granos

ne y ritualista sin ser lúgubre; vencedor de la materia, pero sin lo l)xra que sembraran su campo en el otro mundo era puesto a su lado.
deleitoso de la gracia depurada y sin lo trémulo de las luchas interio- lrl fondo del alma peruana fue, pues, desde tiempos antiquísimos,
res; con un sentido de profunda permanencia en Ia obra, de sumisa lrrbriego; labriego quiere decir ndocilidad, recogimiento en lo coti-
escrupulosidad en la acción, de tendencia hacia la uniformidad, pues ,lieno, imperio del hábito, gravitación hacia el pasado, falta de indi-
todas las construcciones que tienen un mismo objeto se parecen co- vitlualidadr.20
mo se parecen los rostros de quienes las hicieron.
La ciudad significa en todas partes el desasimiento de Ia vida cam-
pesina. Este desasimiento no fue completo en el Perú incaico porque '0. Está al margen de1 presente esquema panorámico el estudio del significado y
de las modalidades del a/luy del régimen de producción y de distribución de
la riqueza agrícola en tiempo de los incas; por lo demás, hay abundante bi-
19. Wrdadzra relación de la conquista del Peni 1 prouincia del Cuzco, por Francisco de bliografía sobre estos temas. Sobre el carácter exúaincaico de la economía local,
Jerez (Biblioteca de Autores Españoles, fuvadeneyra, Madrid, 1862, Historia- vet entre otros, oDer Kollektivismus der Inkas in Perúr, por el doctor Her-
dores de Indias u, p. 330). rrann Tiimborn (Anthropos, 1923-1924).

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En la civilización occidental, el libertarse del campo que implica No existían por ello esas turbas de las buhardillas, de los figones,
la aparición de la ciudad, alavez que se produjo en forma comple- de los suburbios que emergen en nuestra superficie social durante las
ta, trajo consigo la anunciación de todo lo que en épocas posteriores grandes agitaciones colectivas; cada sujeto esraba clasificado, distri-
bulle en los movimientos espirituales, sociales y nacionales bajo el buido, vigilado. Y así por eso cada uno daba su Íiburo según los frutos
nombre de libertad. Pero una tupida red de múltiples funcionarios cle su provincia y según su propio oficio, pues nadie tributaba <<de cosa
creada por Ia necesidad de gobernar un territorio de estas caracterís- (lue no la hubiese en su tierra ni que ruviesen necesidad de irla a bus-
ticas y por el régimen político social seguido por los incas, hizo que lo car ni regatear a otra», dice Santillán, salvo cuando era cosa que había
mismo no ocurriera aquí. Funcionarismo, burocracia: otro síntoma ('n las provincias vecinas y tenían de ella necesidad para su oficio; y el
de falta de individualidad2'. (lue nada tenía que tributar, triburaba piojos en un canasro22. Nadie
f)odía moverse libremente de un lado a otro del territorio y ni siquie-
Que el desasimiento del campo no se cumplió del todo en las ciudades del nr podía vestirse a su modo23. Ni existían los factores capitales que
Perú prehispánico .lo comprueba 1a subsistencia en eilas de 1a división entre ,rriginan Ia diferenciación de los hombres: el dinero y la escritura. Ni
Hurin+a1,ay Handil4/t)/r1, división que además es social (enlos a\llus o tribu$ y
geográfica (en las tierras ocupadas por ellos). Se ha discutido mucho sobre el
origen de esta división, debida, según unos a la necesidad de reglamentar los
tributos, según otros a flnalidades militares, sin que falte quien la atribuya a los Aun a este funcionarismo se agregaba e1 que representaban los gobernadores
descendientes de dos ¡amas del mismo tronco lamiliar o dinástico. En un regionales, los jefes de cada una de las cuatro regiones del Imperio, los veedo-
reciente estudio sobre nlos incas, sus orígenes y sus ayllusr, don fucardo E. res o pesquisadores que recorrían todo el territorio periódicamente, los in-
Latcham comprueba que dicha diüsión no fue originaria ni exclusiva del Cuzco, vestigadores especialmente dedicados a la estadística, los matrimonios, los
sir-ro que existió tanto entre las tribus aimaras como entre las tribus chilenas; y delitos, etcétera; y los incas mismos en sus viajes.
manifiesta que su explicación está en la separación entre ori§narios 7 forasteros
'.1. RelacióndelLicenciadoFernandodeSantillán, pp.40,41y42.'Iodostribu-
en cada región. Los hurin u originarios ocupaban la banda de abajo de 1os va.lles taban ropa porque la hacían las mujeres, pero se turnaban en este tributo. uDe
por la posición geográfica de dichos valles, viéndose obligados los que venían cada provincia le traían lo que había en ella escogido; de las Chinchas le ser-
después a establecer sus cultivos en 1as partes altas. A veces los hanan o forasteros, vían con madera olorosa y rica; de las l,ucanas con arrieros para llevar sus li-
después de desplazar a los primitivos ocupantes, se creían hurin en relación con teras; de los Chumbivilcas con bailadores y así en 1o demás que cada provincia
épocas posteriores. Esta división fue utilizada por los incas para la recolección de se aventa.jaba y esto fuera del tributo general que todos contribuían, (José de
tributos y aun impuesta a los pueblos vencidos en las últimas etapas de su acción Acosta, Historia narurallt moral de las Indias, romo il, p. 185). La manera como
conquistadora (Anales de la Uniuersidad de Chile, I.* trimestre de 1 928). procedían los funcionarios de1 Inca para clasificar y ordenar a 1os habitantes
21 . Se ha dicho que el ayllu o clan, subdividid o en hanan y hurin, ocupaba una al- de las nuevas regiones que conquistaban está descrita en la «Relación del modo
dea, teniendo así las agrupaciones urbanas un valor estadístico (Le trauail en que este va1le de Chincha y sus comarcas se gobernaban anres que hubiese
Amerique auant et apres Cobmb, por L. Capitan y H. lorín, Paill 1914, pp. 121, incas y después»,22 de febrero de 1558, Documentos inéditos para la Historia
y 122). N refe¡irse los cronistasa las reducciones que hacían los incas forman- le España, tomo 50, p. 206.
do pueblos y parcialidades en cada provincia, dan importancia exclusiva al ' t. «Tenían las de cada nación y provincia, hombres y mujeres, sus señales y divi-
jefe que ponían a cada diez jeles de familia (los de 25 a 50 año$, y a los jefes saspor donde eran conocidos y no podían andar sin ellas ni trocarlas con las
que tenían cada cien, cada mil y cada diez mi1 indios. Prácticamente, pues, cle otra nación, so graves penas. Esta señal teníar-r er-r e1 vestido con diferentes
las ciudades y aldeas estaban clasificadas aunque específicamente no fueran Iistas y colores, y los hornbres otra en la cabeza más señalada, diferenciándose
ellas 1as que determinaran la estadística administrativa. Sin embargo, se habla crrcla nación en el tocado [...] Eran tan conocidos por esras señales que en
de ciudades enteras constreñidas a hacer determinados trabajos (ver, entre otros, viendo cualquiera indio o viniendo en presencia del Inca, echaba de ver de qué
la fuente que parece habe¡ servido a Capitan y Lorín. Acosta, Historia natural rr¿ción o provincia era, (Bernabé Cobo, Historia del Nueuo Mundo, tomo lt,
1, moral de las Indias, Madrid, 1894, tomo u, p. 178. p.231).

zo zl
las grandes incitaciones para las turbulencias: la ambición y el ham- de la costa con los canales, como los despeñaderos de la sierra con los
bre. Ni gran inoculador de renovaciones que es el contacto con el
ese caminos26.
extranjero24, pues las tribus vecinas eran salvajes y para los incas Ia Esa muchedumbre acudía a ver pasar al Inca cuando se dignaba
civilización era otro de los atributos peculiares y exclusivos que una visitar sus dominios para arreglar asuntos de gobierno y atender que-
divina predestinación les había conferido. Fuera del Inca y de los jas. Iba en litera que, según algunos cronistas, eracargadapor nobles,

suyos, los hombres que, si bien no podían empobrece¡ difícilmente con pena de muerte al que se caía, antecedido siempre por servido-
podían enriquecerse, eran piezas de la máquina económica, núme- res que anunciaban la buena nueva de su paso regando flores en el
ros de la estadlstica administrativa25. El Estado no estaba hecho camino y separando de él hasta las hojas de los árboles y las pajuelas
para el individuo, sino el individuo para el Estado, único protago- que de ellos se salían; y cuando el Inca se dejaba ver, los alaridos eran
nista verdadero de aquella Historia cuyo ritmo, hasta HuaynaCápac, tan fuertes que, según Sarmiento, nhacían caer las aves de lo alto don-
«parecíaregido por una sola mano y proseguía ascendentemente como de iban volando a ser tomadas a mano»; siendo luego reverenciados
si fuese a través de un reinado largo y únicor. Apenas si la enfermedad los sitios donde se había detenido el soberano2T. O esa muchedum-
y la muerte podían escapar a la reglamentación oficial. bre celebraba con bailes, música y canto el solsticio hiemal en el mes
La muchedumbre, que en los modernos conglomerados huma- de Raymi, o la entrada de la primavera, o el comienzo de la cosecha,
nos coexiste en forma diferente o antagónica o cambia vertigino- o el fin de ella, olalabranza, o el fin del sembrío en fiestas de carácter
samente de ser y de rumbo, en el Perú entonces era desconocida, como agrario y de carácter religioso28. O era la muchedumbre de cincuen-
el hierro, como la rueda, como el caballo, como la doliente leyenda ra a sesenta mil hombres que bajo la supervigilancia estatal, en ocasio-

de Cristo, como el vicio impune de leer. Mejor dicho, el Imperio nes señaladas en el mismo sitio, sino cada cuatro años para
-nuncade los animales- formaba, armada de palos y
cvitar la destrucción
todo era una sola muchedumbre, pero una muchedumbre que tenía
dos cosas que las nuestras no tienen: tradiciones e instituciones. Mu- lrrnzas, un cordón inmenso alrededor de toda una región, matando
chedumbre permanente, sumisa, paciente, domeñada como la aridez ,r los animales dañinos y arreando a los guanacos, venados y vicuñas

¡rara estrecharlos paulatinamente hasta matarlos o esquilarlos2e. O


cla muchedumbre de fiestas, pues los jolgorios eran numerosos.
24. Murúa habla de extranjeros y advenedizos pero aludiendo a los que provenían
de otras regiones del Thhuantisuyo; agregando que había funcionarios especia-
lschudi cuenta 158 días de fiesta al año, fuera de los dedicados a los
les encargados de vigilar que no fueran injuriados ni malt¡atados y de buscarles .rtontecimientos de familia y a las cono?as. Pero también en esos días
medicinas si se enfermaban o sepultarlos si morían (Martín de Murúa, Historia intervenía el Estado: la muchedumbre debía, en los dlas de fiesta, tomar
de hs incas, Colección Urteaga-Romero, tomo Iv,2."serie, p. 163).El hallazgo
de conchas Spondylus piaorum en diversos lugares de la costa peruana indica
ia existencia de tráfico con Centro América; pero seguramente este tráfico fue
t.6. Ver sobre los caminos lo que dice Cieza Señorío dr los incas, pp. 5l-55.
anterior al tiempo de los incas. Por esta incomunicación se explica la conflada
acogida hecha a los españoles por Atahualpa, no obstante lo ocurrido con Manuscrito publicado por \William H. Prescott, Ediciones Mercurio, p. 5 1 1.
Moctezuma; aunque no falta quien opina que la llamada predicción de Hua- Murúa. tomo t, pp. 1 12. I Bz.
yna Cápac sobre la venida de unos hombres ba¡budos obedeciera a vagas no-
ticias ya recibidas en e1 Perú entonces sobre los españoies. De todos modos,
,
fl. Murúa, tomo r, pp. 139 y 140.
las incipientes comunicaciones de1 Perú con el exterior no tenían ninguna influen- )(). Agustín de Zárate , Historia dtl descubriruiento y conquista dtl Peni (Bibiioteca de
cia sobre la generalidad de los habitantes. Autores Españoles, edit. Rivadeneyra, Madrid 1862, Historiadores de Indias,
25. Baudin, L'Empire Socialiste des Inka, p.235. romo TII, p.468).

2)
parte en reuniones con banquetes y danzas presididas por los caci- y de intereses, al que se acercaban apenas las tribus de la región del
ques, llevando cada uno algo que comet'o. A Io sumo, la única expan- Cuzco. El Imperio, en realidad, estaba constituido por conglomerados
sión sin rigor oficial era la embriaguez en las bodas, funerales y fiestas no fusionados sino I'txtapuestos: ¡rxtaposiciones políticas, religiosas,
campesinas3l, pero los incas solo permitían las bebidas menos concen- ¿grarias y hasta lingüísticas. Hubo diferencias de razas: braquicéfalos
tradas, prohibiendo las más peligrosas, como el uirapu, y castigaban a en la costa y dolicocéfalos en Ia sierra. Hubo diferencia de vesti-
quienes se embriagaban hasta perder la razón32. Y aun con las tribus clos. Hubo diferencias sicológicas; y fray Bartolomé de las Casas de-
más alejadas del Imperio se operaba ese proceso de homogeneización, cía que los de la Sierra estimaban en poco a los de los llanos porque
de utilización, porque aun a los feroces uros cazaban paralaguerra y Ios señores de éstos viajaban en hamacas y ollevaban consigo gran
los enviaban a dejarse matar, para que, al cebarse el enemigo en ellos, taberna», mientras Ia gente de la Sierra era uáspera, nada delicada,
apareciera entonces de sorpresa el ejército del Inca33. ni curada de regalosr3a. En Ia mayor parte de la Costa, decía la rela-
No debe, sin embargo, darse, como lo ha hecho el profesor francés ción de los quipucamqtos aYaca de Castro, mandaban mujeres a
Baudin en su reciente e importantísimo libro, valor absoluto a dicha t¡uienes llamaban las tallaponai, o en otros lugares las capullarcafs.
uniformidad. La figura de Ollanta surge como símbolo de una serie Modernos investigadores, como Lehmann y Doering, muestran vasos
de frustrados esfuerzos individualistas y anarquizantes. La solidaridad ..le Tiahuanaco, Cuzco y Nazca representando plantas: los tiahuana-
social, si bien aquí era más orgánica, era menos compleja que la eu- (luenses, de severa regularidad ornamental y de efecto casi solemne;
ropea. No llegaba al concepto del patriotismo como unidad espiritual Ios de Nazca, en algo semejantes a los vasos lujosos de Chimú, osten-
rando lujo asimétrico, suelto, alegre, colorista en los enroscados zar-
. illos, en la pesada carga de frutos y en el brillo de las flores; Ios del
30. uPorque en las fiestas principales comía en público todo el pueblo en el patio
( )uzco, con una cl¿ísica armonía que da una acerba sencillez a las eri-
del cacique o en otro lugar patente y los caci<1ues se sentaban en cabecera de
mesa en sts Dúhos; y la demás gente en el suelo. Duraban mucho estos ban- .. ríceas inclinadas36. La misma guerra de Huáscar y Atahualpa reveló

¡,r'ofundas rivalidades regionales. Con la yictoria de Atahualpaiba a


quetes y se bebía largo en ellos hasta emborracha¡se. Cada uno comía y bebía
a su costa y llevaba a la fiesta lo que había de comer y así no comían todos los
de la mesa unos mismos manjares, 1o cual era ocasión de que se convidasen
¡,roducirse quizás un desplazamiento del centro de gravitación del Im-
unos a otros con los suyos. Sentábanse a comer a la larga, en ringlera, cada par- l)crio, ya demasiado extendido al norte: el destronamiento del Cuzco
cialidad de por sí, a una parte la de Hanansaya y a otra la de Hurinsaya en y su sustitución por Tomebamba, en el norte.
frente una de otra como dos líneas paralelas y brindaban los de la una a los de Las ciudades, el adelanto de los gremios, el arte, el Estado, la je-
la otra, (Cobo, Historia del Nueuo Mundo, tomo IV, p. 174). Ga¡cilaso, libro vt,
rrrrquía administrativa, el imperialismo ponían a los incas entre los
cap.35.

31. uHabía ent¡e e11os mucha borrachera y cuando usaban menudo era en bodas y
cuando mo¡ía alguno; y cuando el muerto era a1gún principal, entonces tenían il Bartolomé de las Casas, Historia de las Indias, Nueva Biblioteca de Autores
mayor borrachera. También usaban cuando sembraban sus chácaras y danza- Españoles, tomo xII, p.672. Garctlaso, cap. I, p. BB. Támbién cuenta Garcilaso
ban todos juntos con las propias tachas, cantando aires y otros diversos yaravíes, que causó sorpresa e1 uvicio nefandor, muy extendido en la costa, como nume-
que son romances que ellos cantaban en su lengua; hoy en día hay más que rosos huacos 1o comprueban, cuando se introdujo en la sier¡a, en Huaylas.
nunca porque temían mucho al Inga y así usaban raras veces, (Murúa, tomo
Declaración de los quipucamayos a Vaca de Castro. En el tomo Informaciones sobre
t, p. r47).
el antigwoPeni, Colecció¡ Urteaga-Romero, tomo trr, 2." serie, p. 15.
32. Garcilaso, libro vur, cap. 9, Relación anónima (Ties relaciones, p. 200, ley. x).
1(r Walter Lehmann y Heinrich Ubbelohde-Do ering, Historia del arte del anti'
33. Murúa, tomo t, pp. 139 y 140. guo Perui,7926.

z4 z5
pueblos de admirable organización no europea. Pero penetrando en f actores de orden técnico y de civilización. El Incario era un gobierno

los subterráneos misteriosos de aquella masa, se ve que ella tenla mu- tle casta y el socialismo en sus más extremas formas quiere crear a
chos rezagos de la mentalidad primitiva magistralmente estudiada lo sumo un gobierno de clase. El régimen incaico estaba basado en
por Lery Bruhl. Para ambas mentalidad inca"ica y la mentalidad trna diferenciación rígida, y por ello en una desigualdad efectiva sim-
-La
primitiva-, la unidad entre el mundo visible e invisible, la atribu- holizada en el hecho de que ningún súbdito podía presentarse ante
ción de poderes místicos y ocultos a todo lo viviente, el animismo; de .'l Inca sino llevando una carga al hombro, resultando el trabajo y el
allí los brujos, Ias ceremonias rituales, las conopas o amuletos, las apa- lrienestar del pueblo, producto de conveniencias administrativas y
chetas; y de allí que cuando aparecieron los blancos en Borneo, en políticas y no de una norma genérica de justicia, como quiere el so-
Polinesia, en el Perú, hubo análoga propensión a divinizarlos. En am- . ialismo. La casta de los incas, de los orejones, de los curacas, de
bas, el poder enorme de las creencias colectivas, por el cual no hay I rs sacerdotes creaba una estructr]ra social bipolar incompatible con los
que hacer sino Io que han hecho los antepasados; así, en la tribu de los itlcales del socialismo; Ia absorción absoluta del individuo llegaba
bantúes, por costumbre que a los incas no hubiera extrañado, el hijo lrasta privarlo de su libertad para escoger su trabajo, libertad que es
no puede aspirar a más de lo que fue el padre y una puerta más ancha , ,rpital dentro del socialismo, cuyo aFán es la igualdad en la iniciación.
y un edificio mejorado son causas de castigos. En ambas, dentro del l,:r producción estaba entonces estacionariamente regida por leyes
pueblo, no hay diferenciaciones; en ambas el carácter divino de los lijas, como la de los artesanos o de los siervos de la Edad Media, en
jefes explica el conformismo obligatorio que exigen y que se constata rrulto que ahora aumenta siempre con el cambio y la llamada gran
en el relato de los misioneros sobre que las conversiones de indígenas irrdustria, que tantas ganancias inmoderadas da al capitalismo. Pero
son colectivas, sobre todo siguiendo al jefe, y que se constata también ,,rbre estas diferencias hubo la de orden colectivo y síquico. Si el so-
en el hecho de que la prisión y el ajusticiamiento de Atahualpa ejer- , irrlismo es un producto esencialmente científico y técnico, la men-
ciera decisiva influencia para deshacer el Imperio. oSi yo diera una r;rlidad indígena estaba muy alejada de la mentalidad moderna a
orden hasta los pájaros dejarían de volarr, cuéntase que dijo aquél a (.¡usa de aquella supervivencia de los rezagos primitivos. Y abando-
Pizarro; y la presencia de otro Inca, Manco, fue necesariapara que se rurndo la comparación engañosa entre un régimen exótico y Iejano
produjera la rebelión más importante contra los españoles37. ,' itleologías aún inaplicadas íntegramente, es allí donde hay que bus-
Dichas características del alma colectiva deben ser valorizadas por (.u sobre todo el origen del f;ícil éxito de los españoles: en la super-
quienes quieran comparar el régimen de vida y de trabajo del Incario vivcncia de Ia mentalidad primitiva. Y también en el carácter de
con los que propugna el socialismo, comparación que se ha puesto de yuxtaposición con que se extendió el Incario y en el carácter absor-
moda recientemente con un prurito de exaltación y de hipérbole en l,crrte que tuvo el Estado, no tanto en el plano económico, que era
unos, o con un prurito de rebajamiento y de pesimismo en otros. La ¡rr.ducto de una realidad muchas veces anterior a los incas con vitali-
realidad peruana prehispánica esencialmente rural y las doctrinas ,l.rrl comprobada por Ia supervivencia del ayllubaxa nuestros días,
socialistas nacidas del industrialismo están separadas por poderosos ,,rro en el plano individual, estadístico, administrativo y político,
,¡rr.'fue derrumbado casi por entero con increíble facilidad'

37. Lscien Ler.y Bruhl, La mentalité primitiue,París, 1922, pp.463-467. j.Jijóny


Caamaño, La religión del imperio de los incas, Qtno, 1919, tomo I, pp. 10-13,
16-18, 176 y ss.,263. Recaredo Pérez Pa.lma, ula evolución mítica en el Tá-
huantinsuyor, Reuista Uniuersitaria, 4." trimestre de 1 9 1 9.

z6 27
permaneció igualmente atónita y atinó solo a quedarse fascinada cer-
ca del sitio de la prisión, a convertirse en sierva de los vencedores,
ir cargar a los emisarios españoles hasta el Cuzco, a llevar de todas
partes sumisamente el tesoro del rescate, a salir en procesión y danzar
y embriagarse a la vista de los conquistadores cuando Manco fue procla-
rnado Inca. Pero si tal fue la actitud de los quiteños o atahualpistas, y si
t:n la ingenuidad de los del Cuzco hay la explicación de que miraban a
los españoles como vengadores, cuando Ia nobleza de los orejones enca-
l¡ezada por Manco vio la exacerbación de los ultrajes y vejámenes, pro-
El contacto entre Ia civllización europea feudal en vías de transfor- rlujo la sublevación heroica que, iniciada con la fuga del Inca y con la
marse en industrial y la civilízación americana semibárbara consistió, ('scararnuza con Juan Pizaro que fue a buscarlo, culmina en el asedio del
primero, en un choque de multitudes. l,a multitud española que irrum- (';uzco2. Y con el asedio de Lima a los gritos uEmbarcarse, barbudosr,

pió en el imperio incaico, más que multitud, fue grupo, desracamen- ¡xrr Io cual Pizarro ordenó que las naves que estaban en el Callao saliesen
to, partida. En general, las huestes de España esruvieron siempre más ,.lelpuerto, haciendo ver así su resolución de quedarse o de morir. Y
cerca del estilo griego que del asiático de grandes masas: su mayor ..trando, después de meses de luchas, fue vencida y dispersada, aquella
excelencia bélica han sido los tercios poco numerosos, Fáciles de go- rr rultitud reapareció gozosa y curiosa en las cumbres de las montañas que

berna¡ donde cada soldado era una persona y no un número, diri- rrrdean las Salinas a yer combatir a pizarristas y almagristas.
gido por su capitán. En aquella época más que en la nuesrra, que ha
creado al hombre colectivo, se daba mayor valor al hombre aislado.
f. «Era tanta la gente que aquí vino, que cubrían los campos que en día parecía un
Y para ser soldado no solo se necesitaban la edad y ciertas medidas paño negro que los tenía tapados a todos media legua al rededor de esta ciudad
corporales mínimas como ahora: el peso de las armas, Ia esgrima de1 Cuzco. Pues de noche eran tantos los fuegos, que no parecía sino un cielo
con su largo aprendizaje, el manejo de las armas, los azares de la vida muy sereno l1eno de estrellas. Era tarta la griterla o vocería que había, que to-
aventurera efectuaban una selección rigurosa. Pizarro hizo varias se- dos estábamos como atónitos. Pues junta toda la gente que el Inca había en-
viado a juntar, que a 1o que se entendió y los indios dijeron, fueron doscientos
lecciones más: en Ia isla del Gallo, en el tránsito a Cajamarcal.
mil indios de guerra 1os que vinieron a poner este cerco. Pues juntos todos,
Muy diferente fue la multitud indígena. En Cajamarca, a pesar como digo, un día de mañana empezaron a poner fuego por todas partes al
de ser tan inmensa que por las noches sus fogatas parecían uun cielo Ctzco y con este fuego fueron ganando mucha parte del pueblo, haciendo
muy estrellador, huyó rompiendo una gruesa tapia de piedras y barro palizadas en las calles para que los españoles no pudiesen salir a ellos: los es-
pañoles nos recogimos ala plaza, a ias casas que junto a ella estaban [...] y
seco, y los que de ella se quedaron al pie del Inca tan solo atinaban
equí estuvimos todos recogidos y enlaplaza., en toldos algunos; porque todo
a reemplazarse cargando su litera y queriendo en vano presentar sus lo demás del pueblo tenían los indios tomado y quemado; y, para estos
cuerpos como barrera, sin que ningún español muriese en aquella irposentos donde digo que estábamos, quemarlos, hacían un ardid que era
jornada decisiva, yPízarro, al querer proreger al Inca, fue el único tomar varias piedras redondas y echarlas en el fuego y hacellas ascua; envol-
víanlas en unos algodones ¡ poniéndolas en hondas, las tiraban a las casas
español herido. La multitud indígena, vnayez cautivo Atahualpa,
tlonde no a-lcanzaban a poner fuego con 1as manos y así nos quemaban 1as
t¿rsas sin entendello: otras veces con flechas encendidas tirándolas a las ca-
i. I. M. Sa.laverria, Los conquistadores, Edit Caro Raggio, Madrid, 1918, pp. 108 srs que, como eran de paja, luego se encendían, (Relación de Pedro Pizarro,
y r09, r52 y 154. 1,p.189y290).

28 z9
triunfo inaudito, además de las ventajas que implicaban
Para su
mientos de las regiones que arravesaban y las dificultades que ellas
presentaban. El historiador colombiano Samper decía que multipli-
la mentalidad semiprimitiva de las masas y del tipo absorbente del
cados veinte veces los Alpes por los Pirineos y Apeninos da algo pa-
Estado incaico, la multitud española tuvo otras ventajas más' La
recido a los Andes, aunque con diferencias geológicas a hidrográficas;
ventaja de la organización: aunque no estaban en auge las grandes
de cánjuntos disciplinados, se usaban ya en Europa los el Mediterráneo sólido con huracanes y vegetación gigantesca e in-
-"rriáb.". terminable y surcado por ríos grandes como el estrecho de Gibraltar
planes generales, Ío, ....rrro, suministrados por la inteligencia' la
viene a ser algo parecido a la pampa y los llanos; el Vesubio y el Etna
ilr'rr.rr.Ió.t y la experiencia técnica. La ventaja de conocer y aplicar
centuplicados en enjambres de nevados tres veces más colosales que
el hierro q,r. profor.ionó a los conquistadores armaduras, espadas
el Mont Blanc dan los nevados yvolcanes americanos. Tál el escena-
ylanzas, *r, 1". qu. conjuntamente hicieron sus efectos las armas
á. f,r.go, estaba en la virtud intimidante del estampido' rio, casi Ia cuarta parte del planeta comprendiendo el Pacífico, el
"uy^fuirr
fo[onaro y del humo, así como en el privilegio del disparo a Amazonas, el Orinoco, los Andes, los volcanes, los llanos, el altipla-
del
no, las punas, las sierras, la pampa, las ciénagas, la manigua y el
distancia; de otro lado, los caballos imponíanse Por su aspecto y por
páramo. Y más que a Ia multitud que realizó esta aventura se evoca
su agilidad en el ataque o en Ia rerirada, en la vigilancia o en el reco-
,ro.i"rni..tto. La ventaja de la conciencia nacional adquirida por los .i.-pr. al factor individual, el conquistador español, mezcla, dice
Petit N4uñoz, del argonauta griego, el legionario romano y el cruzado
españoles durante siglos de lucha en pos de la libertad del territorio
medieval. Del argonaura ruvo la curiosidad de las lejanlas, la atrac-
y i.i predominio de la razay de la religión, conciencia acendrada
ción del mar, la fascinación del oro; del romano, el valor terrible, la
po, .if".r"rismo religioso, que contrastaba con Ia falta de unidad
espiritual de los indioi. Y también el absoluto desconocimiento de la
viril codicia y el combatir por ensanchar los dominios de su raza, de
su lengua y de su civilización; del ctuzado,la lucha por la fe y por el
civilización europea en que éstos vivían y el caráctet deliberado, pre-
sojuzgámiento y conversión de infieles4. oTanras tierras como dicho
determinado, de la acción de quienes la llevaron a América'
Dos obstáculos tuvo' sin embargo, la multitud de los conquista- ,..rgo"r, exclama Gómara, uhan descubierto, andando y convertido
,-rrr.raro. españoles en sesenta años de conquista' Nunca jamás Rey
dores. En primer lugar, el número irrisorio. uEran tan pocos', dice
hubiera creído que pudiesen atacar un casti- ni gente mandó y sujetó tanto en tan breve tiempo como la nuestra, ni
Lorente, «que apenas se
ha hecho ni merecido Io que ella hizo en armas y navegación como
llor. Sus victorias ante las masas indígenas quedaban por eso explica-
en la predicación del santo Evangelio y conversión de idólatras. ¡Ben-
das por los milagros y apariciones, como las de San Miguel y Satanás
c{ito sea Dios que les dio tal gloria y poderl'5.
que, según Montesinos' combatían al mismo tiempo que Pizarro en
'ir-b.., y Ia de la Virgen del Triunfo, que parecía alentar a los es-
pañoles en el sitio del Cuzco3. Y, en segundo lugar, la falta de conoci-
petit Muñoz, Interpretaciones esquemáticas sobre la Historia dt k conquista I la
cobnización españila América, Montevideo, 1927 ,Edh' l-a Cruz del Sur' En
en

su conocido ástudio sotr. oEl conquistador español en el siglo >nt», Rufino


l. «¡Venciste, Miguel, ¡vencístenosl', oyose decir a tremendas voces cuando' aI mis- Blanco Fombona halla en é1, sucesivamente, energía, arrogancia, religiosidad'
Áo ,i.*po qr. los españoles a los indios, San Miguel hacia huir a 1os demonios. dureza, incapacidad administrativa, avidez de adquirir e incapacidad de retener,
Po. .ro,l,pii-.r, ciudrd española en el Perú fue puesta bajo 1a advocación herolsmo, impetuosidad, dinamismo, crueldad, ignorancia, obsesión del oro'
de San Miguel (Fernando de Montesinos, Anales del Pen'i, Madrid' 1906' tomo 1922'
ca- 5. Francisco l,opez de Gómara, Historia general de La Indias' edición Calpe,
r, p. 6g). Lá aparición de la virgen en el cuzco está referida por Ga¡cilaso,
Montesinos, ob' cit" tomo t' p' 89' tomo rI, p. 258.
*rntari.o, reaLs,2.^ parte, libro n, cap. )c<v;

lr
1o
Pero cada región de América tuvo su propio proceso en la Con- estaban ávidos de riqueza y poder. Ellos atizaron las guerras civiles,
quista. En el Perú, la lucha con el hombre y Ia naturalezaf:ue menor proporcionando el contingente humano para iniciarlas, exacerbando
que en otras partes. Los maravillosos caminos y tambos sirvieron, las pasiones; y por no haber habido en tanto número esta clase de
paradójicamente, para facilitar el tránsito de los españoles entre Ca- hombres en México, en Chile, en fuo de la Plata, a causa del menor
jamarca, Pachacámac, Jauja, Cuzco. La menor belicosidad de los in- etractivo de tales regiones, las discordias no prosperaronall{. Discor-
cas está revelada hasta en el hecho de que no tenían, como los aztecas, dias inauditas: nno ha habido en el mundo Cieza, que calcula
dioses sangrientos y que sus sacrificios humanos fueron raros y ais-
-dice
cn 4.000 los muertos, cifra excesiva porque ver 500 españoles en el
lados6. Contrastó esto con los inenarrables padecimientos que su- I)erú era como ver en Italia 20,000- gentes de una nación que tan
frieron los españoles en las regiones que rodeaban el Perú: en el norte, cruelmente las siguiesen olvidados de la muerte e no dándose nada
calvario de Pedro de Alvarado, en la Amazonía, en la tierra de los ¡ror perder la vida por vengar unos de otros sus pasionesr. Discor-
araucanos. A1 mismo tiempo que teniendo este carácter de facilidad clias a base de raras devociones firmes, de predominante preocupa-
relativa en Ia Conquista, el Perú resultó alalarga la única región en ción por el propio bienestar, de constantes deslealtades: n¡Oh gente
el Pacífico donde no fue defraudada la imaginación de los españo- clel Perú, cuánta graciay merced le hace Dios al Visorrey, goberna-
les. EI príncipe del Dorado, untado de oro molido, Paititi, Ia ciudad rlores, capitanes que pudiesen vivir sin tener necesidad de vuestras
de las siete torres no fueron hallados; pero el tesoro de Atahualpa, el l)ersonas tan inconstantes, pues jamás guardasteis mucho tiempo fi-
Coricancha, las vetas del Potosí, Pasco y Carabaya, eran igualmente delidadl, [...] «Porque en esta tierra es la condición de la gente della
maravillosos. Las grandes fortunas que brindó el Perú consistieron, en tan mudable y variable que Io que prometen hoy niegan mañana,
contraste con las posibilidades más modestas y laboriosas de otros solo su interés miran; por eso nenguno se fíe de las palabras de ellos
países, en la mina, tan parecida al juego por la ilusión que inocula, l)orque al mejor tiempo le han de faltarr8. Discordias en que al lado
por el azar en que confía, por la prodigalidad con que se entrega a .le las deserciones, perjurios, perfidias, no escasearon, por la misma
sus favoritos; y consistieron también en los repartimientos excesivos ,lureza de la época y de la gente que en ellas actuó, los ogarrotesr,
no trabajados por sus dueños. . justicias» y degüellos en masa. Discordias iniciadas con las espadas
Ante esa deslumbrante perspectiva llegó a surgir un nuevo tipo y rodelas de la Conquista, en las ciudades en construcción, aún sin
de multitud más multitud: menos esforzada, disciplinada y peque- ,rdornos ni comodidades, subsistentes los cordeles que habían servi-
ña que la que realizó la Conquista. Multitud constituida por recién ,lo para medir las trazas de plazas y callese.
llegados al Perú, con la perspectiva del enriquecimiento fácil, algunos La conquista española no solo fue conquista; también fue pobla-
por aislado espíritu de aventura, otros con Pedro deAlvarado, otros con , ión. Quienes distraían hombres y dinero en empresas ilusorias eran
los refuerzos enviados desde Panamá con motivo de la sublevación ll¿mados udespobladores, y culpables de actividad indisciplinada,
de los indios y de la guerra civil entre Pizarro y Almagro. Estos hom-
bres, que no tenían las hazañas y las riquezas de los conquistadores,
se parecían a ellos en que eran inquietos, amaban Io imprevisto y /. Carlos Pereyra, Las huellas de hs conquistadores, pp.337 y 338. Paul Groussac,
Mendoza y Garajt, pp.229 y 230.
Guerra de Las Salinas (tomo rxr,tn de la Colección de Documentos Inéditos para
6. Creen en 1os sac¡ificios humanos Polo de Ondegardo, Molina, Sarmiento. Los
la Historia de España), pp. 2, 72, 100
niegan Valera, Garcilaso y otros. Cieza dice, «si en algún tiempo existieron,
el1o debió ocurrir muy faraveztt. 9 Id., p. 5.

1z )t
estéril y dañosal0. Y el conquistador casi siempre se quedó en América prolongado". Mientras que en el norte de Europa la ciudad fue un
y sufrió su influencia: vencedo! fue así vencido. Contribuyeron a ello agregado de castillos feudales cuya huella aun ahora está en aquellos
la propia ausencia de refinamiento impllcita en el conquistado¡ la jardines que no son accesibles a todos, mientras que las catedrales
edad generalmente mozaen que empezó sus aventuras, el alejamien- son en algunas ciudades góticas o españolas del norte el punto de
to de Ia metrópoli, Ia acción del medio ftsico, más honda por los ca- apoyo o de referencia al caserío dependiente de ellas, la ciudad nues-
racteres vastos y atrayentes del ambiente americano. Solo tiempos tra tuvo su símbolo, su corazón enla plaza. Su trazo era lo primero
muy posteriores y un tipo de civilización muy distinto de la española que se hacía en el momento de la fundación, clavándose allí una
han permitido la explotación segura, a lo lejos, de Io colonizado o de picota como señal de que la nueva población tendría horca y cuchillo,
lo succionado. El conquistador no era agente ni negociante como los csto es, jurisdicción civil y criminal en todo su distrito. Se juntaban
emisarios de expansiones posteriores. Así fue cómo, apenas llegó, no cnla plaza, generalmente, Ia iglesia, la casa de gobierno, el cabildo
sólo mató indios y se apoderó de las riquezas, sino también fundó y la cárcel. Portales construíanse a sus costados; tiendas y puestos
ciudades. de flores reuníanse en los portales, dando origen a que en Lima uno de
En América, la ciudad española prefirió los lugares planos, las cllos fuera llamado la calle del Peligro, así por las tapadas que allí se
perspectivas vastas. No nació como la ciudad antigua que estudiara reunían, como por los compromisos en que fácilmente podían ver-
Fustel de Coulanges, del fuego sagrado del hogar: nació para dar na- se los galantes y su bolsa. Una hilera de cajones o tiendas de madera
cimiento al hogar. Y nació previos trámites funcionarescos cumplidos e n la acera de palacio acentuaba el sentido comercial de la plaza,

ritualmente por rudos soldados. Alrededor de las ciudades solían que- (lue era, además, asiento del mercado llamado tiánguez o ctlto, adonde
dar ciertas porciones de tierras inalienables, de propiedad común: iban tantas indias y negras a vender todo género de frutas y viandas
ejidos para recreo de los pobladores, dehesas para pasroreo y propios (lue en los dlas de fiesta, para no dejar sin misa a esta multitud, se le
del municipio. Cuando no estaba construida sobre ruinas indígenas, decía una rezadadesde el atrio de la catedral. Laplaza era mucho más
la planta de las ciudades semejaba un tablero de qedrez ordinariamen- rodavía: era el lugar de reunión de los vecinos ante el peligro común,
te orientado de norte a sur, dividiéndose cada cuadra o manzana por . omo ocurrió durante los asedios de los indios y las guerras civiles;
líneas cortadas perpendicularmente y formando cuarro solares; y era el escenario inicial de las representaciones dramáticas, así como
la importancia en la concesión de estos solares dependía de su mayor ..lc las corridas de toros y juegos de caña, de los autos defey ajusti-
o menor cercanía alaplaza principal. La ciudad era puesra bajo la t iamientos, por lo cual exhibíanse allí el rollo y la horca. A pesar del
advocación de algún santo o santa; se redactaba un acra de su funda- ¡raso de los siglos, en aquellas de nuestras ciudades que conservaron
ción; con el tiempo resultaba pidiendo y pagando los títulos de ono-
ble, y oleal, u otro análogo con su respectivo escudo de armas; las
I l. A. Fuenzalida, Euolución sociald¿ Chile, Santiago, 1906, pp. 329,332. Un plano
calles, tiradas a cordel, por lo menos teóricamente; numerosos con-
del Cuzco tal como debía ser teóricamente, con aspecto cuadrangular, calles
ventos, monasterios e iglesias; laplaza, cuando no en el desembar- y fortalezas tiradas a cordel en 7érzo Volume delle Nauigatione et Viage Raccoho
cadero de los puertos, al centro de la ciudad, en forma de cuadrado gia M. Gio Batista nR¡tmusio,, 1565, Venecia, Stamperia de Giunti (tomo In,
pp. 411-412). Disposióiones reales sobre las tierras y regiones que debía ele-
girse para poblaciones con requisitos naturales, geográficos y económicos; y
otras disposiciones sobre los vecinos, inclusive la obligación que de casarse
tenían los solteros, en Recopikción de lejt« de Indias, edición de 1841, tomo II,
10. Pereyra, Las huellas de los conquistadores, pp.187-267. pp. 37, 104 y ss.

34 1t
su alma y su personalidad, siguió cumpliendo laplaza su función de e ibdad de los Reyes, la cual hizo e pobló en nombre de la Santísima
estética y de biología urbanas. AIIí se juró Ia Independencia y se ju- I i'inidadr. Prolongación de Lima fue su puerto : en 1537 , el cabildo
raron también las diferentes Constituciones. Alll va el pueblo en los tlc Lima concedió licencia a Diego Ruiz para hacer un tambo en el
días de alboroto o de regocijo. Y a Ia sombra de sus palmeras o bajo l)uerto, en el asiento de otro tambo viejo, para recibir las mercaderías
el esmalte morado de sus jacarandás se cumplen cotidianamente me- ,¡ue llegaran aél.Laorden formal para el nacimiento del Callao vino
nesteres menos ruidosos pero igualmente trascendentes: Ias tertulias ,:r¡ 1555 a solicitud del provisor y vicario del Arzobispado, conce-
después de la faena, el jugar de los niños, el dialogar de los enamora- tliéndose solares para hacer la iglesia, el cementerio y Ia morada del
dos, el descansar de los ociosos, el discutir de poetas incomprendidos .' rrra. Otras ciudades surgieron además: en 1534, Cszco, fundado

y de politicastros que salvan alapatria, el ritual de las retretas que sobre los cimientos de la maravillosa ciudad autóctona; habiendo Pi-
amenizan la salida de misa o son como una despedida a la tarde am- zurro, para tomar posesión de ella, labrado con un puñal y cortado
barina o como un festejo a la noche forida de estrellas. r ¡rr nudo de la madera de la picota puesta en la plaza; con la sillería
La primera ciudad española en el Perú fue San Miguel de Thnga- .lc la fortaleza fue construida la mayorla de las casas españolas. En
rara, en la costa del norte, construida desde sus cimientos como pun- 1535 fundó Almagro tujillo cerca del mar y de un río hermoso,
to de apoyo, hospital y reserva de Ia penetración inminente, en un .lcl cual salían numerosas acequias para huertas y vergeles; tierra sana
Iugar que fue cambiado en 1531 por otro entre dos valles llanos, fres- ,. on muchas heredades, con ganados y sementeras, que pronto se en-

cos y llenos de arboledas, aunque escasos de lluvias, c¿ílido, abundan- riqueció no solo con la agricultura sino con la ropa de algodón hecha
te en sabandijas y con una epidemia de enfermedades de los ojos. ¡,rlr los indios que se exportaba en navlos, por lo cual, desde tem-
Poco después, con la prisión de Atahualpa, Caiamarca, a pesar de que l)rano, sus moradores gozaron fama de orgullosos, y Lizárraga decía
no fue fundada como ciudad española y recibió gran daño con la Con- ,1tre, cuando salían, ocupaban toda la calle. Arequipa, precozmente
quista, siendo encomienda de uno de los vecinos de Thujillo, fue el .rlirmada de ser la ciudad más sana del Perú, nació para ser un centro
foco de irradiación de la expansión española. Viajando de Cajamarca r.'ntre el Cuzco, el mar y los minerales de Charcas; cambiando su asien-
al Cuzco en l533,Pizarro decidió fundar una población en Jauja por ro que primero fue Camaná. Después de la conquista de Chacha-
la distancia en que estaba colocándose de San Miguel y por las noti- ¡,«ryas, Alonso de Alvarado fundó la ciudad de Ia Frontera, previo
cias de buenas provincias circunvecinas; la fundó y partió inmedia- ,'sfuerzo de picos y azadones para allanar el terreno, trasladándose
tamente, dejando 80 hombres de a caballo y 100 peones. La distancia , licha ciudad luego a la provincia de los guancas. León de Huánuco

de la costa, la necesidad de no dividir a la población, la falta de nrrció por la rebelión de un régulo local y para dar encomienda a
agua, de leña y de madera, el exceso de nieve, los malos pasos, la im- vrrrios españoles postergados, especialmente los de Chile; y se despo-
posibilidad de criar animales, fueron invocados por los primeros po- lrl«i tres veces por rebeliones de los indios. El origen de Huamanga
bladores de Jauja para pedir su traslado. Comisionados partieron para li¡cron las correrlas de Manco Inca y la necesidad de un lugar interme-
buscar un nuevo asiento en la costa; y cerca de Pachacámac encon- rlio entre Cuzco y Lima. Thnto al fundarse Huamanga como León
traron una comarca «con muy buena agua e leña e tierra para semen- ,lt' Huánuco, hubo protestas de los vecinos de Lima porque se dismi-
teras e cerca del puerto de Ia mar e asyento ayroso y claro y desconbrado ¡rt¡ía sus repartimientosl2.
que a razón parecíaser sano». Y Francisco Pízarro entonces' dice el
acta, «determinó de fenecer e hacer e fundar el dicho pueblo, el cual Lt. Creza, Crónica general del Peni, edición Urteaga 1924, tomo r, pp. 191,213,
mandaba e mando que se llame desde agora para cyempre jamas Ia 219,233,239,260,271. Cobo, Historia de la fundación de Lima, edición

36 37
En suma, pues, tres tipos de ciudades fueron fundando los espa- ,l«r señalaba la aparición del ciclo cultural oceánico que recién está
ñoles en el Perú: La ciudad fronteriza o militar, representada, por ejem- ,,rncluyendo en nuestra épocapara ser remplazado con el ciclo aéreo.
plo, por Chachapoyas: gesto de caminante, fortín levantado entre una lniciábase, además, en el Perú una nueva cultura que aún no ha aca-
emboscada y un alto en la marcha. La ciudad intermedia entre dos l,rtdo: la que mira a Europa como a una metrópoli. Por otra parte, en
centros poblados y productivos en medio del territorio inmenso (Are- rrn país extenso, muy poco conocido y con pequeña base de coloni-

quipa o Jauja). La ciudad de descanso y gobierno (Lima o tujillo). rrdores, el mar resultaba el mejor camino, la más segura fortaleza,
.' l más fiel aliado. Y la tendencia hacia la separación con los indios
Este tipo de ciudad, cuando era producto de algún centro de explo-
tación minera, resultaba con un auge culminante Pero fugaz, pródi- ¡,rovocada por la prédica de los frailes y por la diferencia racial y cul-
r rrral acentuó esta gravitación hacia las ciudades costeñas. La seque-
go y violento (Potosí). Estas ciudades podían ser, además, creadas
desde sus cimientos o reconstruidas: generalmente las de Ia costa fue- ,lld de nuestra costa, interrumpida por unos cuantos valles que son
ron creadas, y algunas de la sierra, reconstruidas. .rrchipiélagos en medio del inmenso mar amarillo del arenal, favore-
Y como las regiones originarias de los conquistadores fireron Extre- , ió todo esto, pues no hubo aquí el obstáculo que empieza al norte,
madura, las dos Castillas y Andalucía, las ciudades tuvieron reminis- ,lcsde Tirmbes, más o menos, hasta Colombia, con la vegetación y
cencias de ellas. En el clima, el habla, el carácter de las ciudades de ll insalubridad, reproducción disminuida de nuestra montaña, por lo
la costa primó Ia infuencia andaluza andaluces fueron sus primeros , rral lospuertos mejores Buenaventura- son allá puer-
-Guayaquil,
tr¡s de río. Y en cuanto al hecho de que precisamente fuera elegido el
poetas y escritores, Cabello de Balboa, Mexía, etcétera. Extremadura,
fiera y desolada como próxima al África, tierra cruel e insalubre, pa- .itio donde está Lima, se explica por el Rímac, pues se siguió la ten-
tria de hombres de acción y de violencia, imprimió su sello, sobre todo, ,lcncia ribereña de Ia generalidad de las ciudades, por su posición casi
, úntrica en relación con Ia costa del pals, por su clima suave, por la
a las ciudades de la sierrar3.
La capital que Pizarro necesitaba fundar tenía que ser un Punto ,r¡racibilidad de la bahía del Callao, cuya campiña no ofrecía tantas
de contacto con España y con las demás colonias y, por eso, tenía que vcntajas para ubicar a la capital en la misma bahía, no habiendo en
t rrrnbio obstáculos para la comunicación fácil entre ella y el valle más
estar cerca del mar. Era aquél el momento inicial de un nuevo ciclo
( crcano escogido para la capital. De otra parte, Ia ciudad de Almagro,
de Ia evolución humana. La cultura circunscrita en el Mediterráneo
(patria de Judea, Grecia, Roma, Alejandría) acababa de entrar en di- firrrdada en Chincha en 1537 por el conquistador de este nombre, fue
solución y el advenimiento de la importancia del Atlántico en el mun- ,lcstruida con la victoria de Pizarro. Si el resultado de esta guerra hu-
l,icse sido diverso, Lima habría sido seguramente suplantadala.

Manuel González de Ia Rosa, 1 BB2, pp.7 -37 . Libro d¿ cabildos de Lima, publi'
cado por Enrique Torres Saldamando, tomo I, pp. 7 ' 8,9,10' 12; tomo tt,2B9i
tomo IIr, 193. Murúa, tomo Ir (Dr Lu riquezas y ciudad.es del Perul) Relaciones
gmgráfcas de Indias, publicadas por Jiménez de 1a Espada. Montesinos, Anabs | 4. Dice Cieza refiriéndose a Almagro: «Desta fundación en el libro de las funda-
del Perú, tomo r, pp. 79-83. ciones no hacemos memoria porque no permaneció muchos días e porque
13. RivaAgüero, prólogo a La audiencia Lima, correspondencia de también fue fundada en los términos de la ciudad de Lima, (Guerra de las
José de la d¿
presidentes y oidores, publicada por Roberto Levillier, tomo I. Luis Alberto Salina+ p. 1 28). Almagro fue trasladado a. Zatgalla. o San Gall¿ín (p. 241) y Pi-
Sánchez, La Literatura Peruana. Derotero para una historia espiritual del Peni, zarro, triunfante, ordenó que fuese deshecho (p.279), satisfaciendo así el deseo
l-ima, 1928, pp. 90-99. alarmado de los vecinos de Lima.

18 19
Las capitales se dividen, según Vallaux, en naturales y artificialesl5. ,l.rs uhijosdalgos de solar conocidor16. Además del de hijosdalgos, los
La capital natural, por ejemplo París, es una ciudad iniciada como .,rnquistadores y pobladores recibieron el título de uvecinos, otorgado
todas sobre un punto fácil de defender o cómodo para el intercam- 1,,rr los cabildos a quienes pedían
repartimientos, por lo cual vecino era 1o
¡rrismo que señor de vasallos y habla vecinos de varias ciudades alavez.
bio, insensiblemente llevado a la preeminencia por el crecimiento
de las rutas naturales (estuarios, valles, mesetas f,íciles) o por la afuen- El naciente feudalismo peruano así formado resultó con un for-
cia de la vida económica. La capital artificial nace donde no hay un rrridable poder: el privilegio, lafuerzay el engreimiento de sus victo-
previo emplazamiento urbano e implica una violación sobre la na- rirrs militares y de su acción colonizadora, la lejanla de la autoridad

tura)eza,depende de Iavoluntad del fundador: así, Petrogrado, hecha r.',r1, la posesión de vastos y ricos latifundios; y además, el poder de

a golpes de knut para volver a Rusia europea y marítima; Madrid, l,rs ciudades. Estas, que históricamente han significado el refugio de Ia
mal ubicada topográficamente al pie de las áridas sierras castellanas, lrrrrguesía contra Ia nobleza, en el Perú resultaban en manos de ella y
con un río seco y un suelo estéril en sus alrededores, pero en el cen- sin contrapeso alguno. Feudalismo y municipalismo, extraños y aun
tro de la península y por eso escogida por Felipe II para conjurar las ,urtagónicos en la Historia, nacieron aquí hermanados.
parte de la tradición de las ciudades libres y behetrías castellanas
tendencias centrífugas poderosas entonces; o \Tashington, construi-
da mediante una ley, en 7790, como transacción entre ciudades riva- ,c difundió en las ciudades Peruanas inicialmente. Lima obtiene Ia
les del sur y del norte en una posición central según la geogtafía lilnquicia de ser eternamente de la Corona o de realengo, con auto-
humana de Estados Unidos en aquella época' rrtlad de virreyes y audiencias sobre los vecinos, únicamente previa
Lima fue capital natural por razones derivadas de las circunstan- rtlación con el cabildo (1536)' EI cabildo de Lima en 1537 hace re-
cias del momento y, más tarde, pasados los siglos, por razones de or- ,¡Lrerimientos aAlmagro, contra la voluntad dePizarco, y Ie notifica
den cultural, intelectual e histórico; pero fue capital artificial en el .rsimismo para que no entre en el término municipal de Lima; ad-
sentido de que la estructura política antecedió aquí a Ia estructura vierte en l53B alos capitanes de fuerzas armadas que resPeten el ejido
económica. Además, no es vigorizante el clima limeño; el mayor ,lc la ciudad; desobedece la real cédula de 1538 que regula los derechos
núcleo de población y de riquezas estaba en la sierra y Lima carecía ,c¿rles sobre tesoros encerrados; Protesta ese mismo año cuando Piza-

de ese contacto que Cuzco había tenido con todas las regiones del rro no quiere facilitar un navlo que debe servir para que el rey tenga
país. El sentido de la Historia peruana habría cambiado quizá si la noticia de graves acontecimientos; requiere en 1'539 al teniente go-
capital se hubiera hecho, no en Lima, ni en el Cuzco, que estaba lejos l,crnador para que prenda a Diego de Maldonado y Fernando Varela,
del centro del país, sino en Jauja o Huancayo, región sana y central; ,rcusados por los albaceas de Almagro de estar complicados en los
habría habido menos progreso en Ia capital, pero Io me- .rcontecimientos del Cuzco, y ordena al mismo teniente gobernador
-por
nos- habría habido también menos «resentimiento» en las provin- ,¡ue salga a campaiacontra los indios alzados reuniendo las milicias
cias, menos separación entre aquélla y el país. t oncejiles, para lo cual declara que perderán solares y campos los ve-

Las personas, hijos y descendientes de los que se obligaren a hacer , inos que no acudan armados a su costa; envía en 1539 mensajeros

población y ola hubiesen acabado y cumplido su asiento, fueron declara- .r conferenciar con el rey; ordena aPizatto que no use jurisdicción
.'n los vecinos cuando con algunos de Lima manda poblar la villa de

15. CamilleVallatD.,LaGeographiefulHisnire,París, lg22.uElsueloyelEstado',


6. Ley vr, título v, tomo II de Recopilación general de le\es de los reinos de Indias,
Madrid, Jorro, editor, Enciclopedia Científlca de Toulouse, Biblioteca de So- I

ciología. citada.

4t
40
Villarrica e¡ 153917.Asimismo, los cabildos comenzaron a rePartir tie- bridos y aun alteradosr; cuando Miguel Cornejo, vecino de Arequi-
rras, a legalizar los tltulos de los gobernantes y personeros que surgían pa, subió en esa ciudad al púlpito de los predicadores y dio la voz de
de las turbulencias, como ocurrió con Almagro el Mozo, Gonzalo Pi- ,rlarma con motivo de las ordenanzas;y cuando el factor Illán Suárez,
zarro, Girón y también con Pedro Ñu^re, de Holguín, en el Cuzco, :rntes de ser recibido el virre¡ le tomó el juramento en nombre de la
después de la muerte de Francisco Pizatro, pues el cabildo de esa ciudad y del cabildo de ella oque guardaría los privilegios, franque-
ciudad, de acuerdo con Ia atribución que tenía de nombrar minis- z.as y mercedes que los conquistadores y pobladores del Perú tenían

tros para la guerra y justicia a falta de gobernador, Io eligió y juró como tle Su Majestad y que les oiría a justicia sobre la suplicación de las
capitán general y justicia mayor no obstante su anterior renuncia ,rrdenanzasr, a Io que el virrey contestó que haría todo aquello que
como capitán generallB. conviniere al servicio del re¡ descontentando con ello a sus oyentes.
La. pii..t.r"s guerras civiles (Pizarro contra Almagro, Almagro el Y se precipitaron por el carácter terco y arbitrario del virre¡ cuando
Moro cont.a Pizarro,Vaca de Castro contra Almagro) correspondie- cl cabildo de Lima y otros pueblos enviaron suplicaciones para la
ron a un período de formación y de incertidumbre. Nacieron de la no ejecución de las ordenanzas; cuando Diego Centeno y Pedro de
multitud de aventureros recién llegados, de las pasiones exacerbadas de Hinojosa fueron nombrados procuradores de la villa de Plata para
los héroes de la gesta conquistadora ante su botín, del aciago impulso la misma gestión; cuando el virrey encontró en la pared de un tambo
de quienes se veían pospuesros en el enriquecimiento obtenido por los rrn letrero que decla: «El que me quisiere quitar los esclavos y pueblos
caudillos y sus adeptos. Pero las guerras civiles posteriores ya perte- (lue tengo en encomienda por S. M., mire lo que hace, quizá podrá
necen a una etapa en que tienden a consolidarse el feudalismo y el ser que primero lo eche de la tierra o le quite la vidar; cuando Gon-
municipalismo. Aunque la causa directa de la primera discordia, la de n)oPizarro obtuvo el título de Procurador y Capitán General del Cuz-
Almagro y Pizarro, fue la posesión de la ciudad del Cuzco, las ciuda- co y de Justicia Mayor de Huamanga; cuando el cabildo de Lima
des, en general, no tomaron Parte activa y coherente en las guerras cntró en tratos con Vaca de Castro para darle el poderle.
civiles hasta Ia segunda etapa de ellas, en la reacción contra la interven-
ción centralizadora de la corona sobre el Perú, intervención económica
que restringía los derechos de los encomenderos con las Nuevas Le- 19 . Priruera parte dz k Hisnria d¿l Peni, por Diego Fernández de Palencia, ed. 1 9 1 3,
Biblioteca Hispana, tomo I, pp. 52, 13,57,59,60,66. Historia de las guerras
y.. e i.rterv.nción polltica con Ia designación de autoridades (Blasco rntis que ciuiles del ?eni, por Pedro Gutiérrez de Santa Clara, Madrid, 1904,
Núñez de Vela contra Gonzalo Pizaruo, rebelión de Girón)' Suárez, tomo L «En este comedio Gutiérrez de Santa Clara sobre la
Las desavenencias entre los encomenderos o vecinos y el primer llegada del virrey- -dice
muchos vecinos de los más principales que abla en cada lu-
gar se pusieron en las plazas y calles de las cibdades, villas y lugares donde eran
virrey, Núñez de Vela, estuvieron a Punto de estallar cuando en Lima
vezinos a platicar y decir que las nueuas leyes venían ensangrentadas y con
seplaneó no recibirlo Porque tan sólo les mandó un traslado simple
gran rigor y fuerza [...] No solamente platicavan estas cosas enúe los que tenían
de la provisión real que lo nombraba, mientras los vecinos del Cuzco algo que perder sino que se entrometieron muchos letrados de los de tres en
que h"birn acompañado aYacade Castro a la capital se volvían udesa- carga, los cuales se pusieron de 1a vanda de los valerosos que avía en cada lugar
por el interés que pretendían sacar de ellos. Letrado hubo que fue el licenciado
Rodrigo Niño de Toledo que dixo públicamente enla plaza de Lima que no
t7 Carlos Bosque, Compendio de historia americana y argentina, pp' 156' 157 , 173, yncurrlan en ninguna deslealtad ni cometían crtmen lesse magestaüs en defeoder
178. Libro de cabildos dc Lima, publicado por Enrique Torres Saldamando, sus haciendas y esclavos (tomo t, p. 30). Ver ídem, pp. 99,102, 103' 106, 129.
tomo rr pp. 93, 138, 143, 154,156,174,200,202,213,287,288,322' 327 '
Ver ¿simismo Pedro Cieza de León La guerra de Quito (Nueua Biblioteca de
IB, Garcilaso, Comentarios reales, cap. 11, libro ttr, 2." parte. Autores Españoles, tomoxl/, Madrid, 1909), pp' 6, 8,9, 11, 17'27,55,87,155.

42 43
Vino la guerra civil y las ciudades quedaron semidesiertas con la
azarosa vida que volvió para sus vecinos, con frecuencia turbada por que entonces querían muchos al tirano y le eran muy aficionados, dixeron que
el ir y venir trop". de uno y otro bando que entraban al son de
d. las fuese recibido con palio, como rey, pues lo merecía muy bien, que les avía pues-

trompetas, chirimías y tambores, tendidas sus banderas y arrastrando to en libertad y estaban ya seguros en sus casas sin temor de la sobervia del Vi-
sorrey y de las ordenanzas. Otros fueron del parecer que se abriese calle nueva
las del enemigo si es que acababan de triunfar en algún encuentro. Las
por las casas del Contador Alonso de Cáceres, Contador del Re¡ por donde
tropas iban luego a esas marchas constantes que tenían por escenario entrase el tirano como triunphado¡ para que quedasse en perpetua memoria
el territorio, desde Quito a Charcas, marchas por las cuales decía de la victoria que había d.canzado de1 Virrey y que se llamase de oy adelante
Francisco de carbajal que el buen soldado del Perú tenía obligación la calle de la Libertad. El licenciado Carbajal, que se halló presente, dixo que no
se hiziese lo uno ni lo otro porque serían notados de alguna cosa que no les
de ser mejor que todos los del mundo y debía comer Pan en el Cuz-
estuviese bien a sus honrras y famas, sino que era mejor se entapizassen y entol-
co y echarle en Chuquisaca20; marchas emuladas en la vía marítima, dassen las calles por donde avía de entra¡, con algunos arcos rosaies. Y que a
pues el encomendero verdugo logró en un solo viaje irse de Thujillo su parecer aquello bastava y no de la manera que ellas lo hordenavan y todos se
Ni."."g,r". Lima, como compensación de zozobras y peligros, en- concordaron con esto, y luego el Licenciado 1o escribió al tirano y él lo tuvo
"
tre ellas la del asedio por Gonzalo Pizarro al iniciarse su campaña, por por bien ordenado.
Otro día por la mañana, que fue martes, se puso en camino con más de dos-
Io cual Núñez de vela pensó en fortificarla y más tarde en trasladar a cientos hombres de a cava.llo y arcabuzeros de a pie, los cuales escaramuzaron
sus pobladores más al norte, pudo contemplar la entrada del virrey un rato delante dél. Yendo más adelante, estando junto al río de 1a cibdad,
y l"s dor entradas de Gonzalo Pizarro. Éstas, cuando el virrey fue apre- salieron má de doscientos hombres a cava.llo y arcabuzeros que estavan puestos

,"do pot la audiencia y cuando regresó Gonzalo de acabar con él y en celada y tomaron de través a toda la caballe¡ía del tirano disparando en ella
sus arcabuzes sin ningunas balas. Y luego arremetieron 1os de a cavallo y dieron
con sus huestes en Añaquito: solemnidades que alcanzaron un cere-
muchas bueltas y rebueltas a la redonda del tirano y de los suyos, no cesando
monial fastuoso que incluyó banquetes, juegos de cañas y autos de de drar los arcabuzeros por un lado que por otro; lo qual el tirano se holgó de los
moros y cristianos2l. ver [...] Ya que entraban por la cibdad, se apearon prestamente más de dos-
cientos arcabuceros, los cuales estaban galantemente vestidos Y de ellos iban
armados de cotas y de zaragüellos de maravilla y con celadas de media plata y
20. Garcilaso, Comentarios reales, cap. xuI, libro vt, parte 2.'. de azero y con los arcabuzes en las manos. Assimismo se apearon los dos ca-
pitanes Juan Vélez de Guevara y Hernando Bachicao, los quales se pussieron
21 . En la primera estada de Gonzalo en Lima Santa Clara-, la Pascua de
-refiere delante de Gonzalo Pizarro, destocadas 1as cabezas aunque bien armadas las
Navidad sirvió de ocasión pera que convidara a comer a los principales de la ciu-
personas, y cada uno dellos tomó de la rienda del cavallo en que yba cavallero
dad y de toda la tierra nporque entonces estaban allí muchos assonados y juntos',
y muy galantemente armado, llevándolo en medio de los ¡everendísimos seño-
,. 50 botijas de vino y hubo juego de cañas, corrida de muchos toros
"orrrr-i.ro, res obispos Don Fray Gerónimo de Loayza, obispo de Lima, y Don FrayJuan
y un auto de moros y cristianos. Para este último se puso un castillo fuerte en la
Solano, obispo dei Cuzco, que ),van al lado derecho entrambos; Don García
plaza, h"ciendo Pedro de Puelles de rey moro y Baltasar de castilla de capitrín de
Arias Ramírez, electo obispo de Quito, y el obispo de Santa Ma¡tha de Bogotá,
cristiarros. l-os moros arremetieron al castillo y su rey, apresado, se pelaba las barbas
que avía venido a recibir la consagración, lvan al lado izquierdo. Delante de1
de una máscara que llevaba mirando al cieio y blasfemando de Mahoma' Los
tirano yva Lorenzo de Aldana, que era su theniente de Gobernador y Capitán
cautivos fueron llevados donde doña Francisca Piza¡ro, hija del Marquá, que esta-
General, con todo el regimiento y Cabildo de la cibdad y muchos cibdadanos
ba mirando la fiesta desde la casa de Antonio de Ribera (tomo Ir, pp' 28-30)'
principales que avía con otra multitud de gente que por la calle no cabían. Yva
La primera entrada de Gonzalo está descrita por é1 mismo en e1 tomo I, pp'
a un lado Xpoval de Valdesillo, gran truhán y chocarrero, dando bozes y llaman-
454 y ss. He aquí cómo describe la segunda, cuando lo acompañaron desp.ués
do a Gonzalo Pizarro padre de la patria y libertador della, gran señor y gover-
de la victoria áefinitiva 150 hombres de a caballo y arcabuceros; entre ellos
nador de los Reynos y provincias del Perú, y assí le 1'va diziendo otras
muchos hombres principales de las ciudades de los Reyes, San Juan de la Fron-
muchas cosas de gran locura y desatinos. Las trompetas y chirimlas se tocaron
tera, Huánuco, Toledo, Guamanga, etcétera. "Algunos regidores y cibdadanos

45
44
vencedor Pizarco sobre Núñez de vela, no se atrevió a declararse
a los oveci-
independiente de la Corona comPrometiendo y unciendo a cosa de tanta estima
y fue vencido por La Gasca
nos»^con títulos, mercedes y prebendas; y continuó por el rey.
de las orde-
más con la astucia, pu.s ést., prometiendo Ia revocación
de los. Tiujillo:
nanzas, el perdón po, lo, alzamientos y el enriquecimiento Yo también soy la ciudad
adeptos d. Su lut"l.ttad, Ie escamoteó sus huestes' Gasca quedó asl
muy nombrada de tujillo,
señores de las ciudades' a algunos 'le los cuales
.odi"do por los g.árrd., que salí con gran lealtad

dio nuús repaitimientos según sus más recientes actitudes' pospo-


con gente a su magestad
y es al camino a recebillo.
niendo méritos antiguos ante servicios originados en la infidencia;
simbólico que en Lima e., Ias fiestas que se dieron en su honor' al reci- Piura:
birlo (llevaba la rienda de su caballo Lorenzo de Aldana' que presidió Yo soy Piura deseosa
coplas alusivas, de servi¡te con pie llano,
análogas fiestas dedicadas a Gonzalo), salieron a decirle
que como leona rabiosa
d".trÁtes que representaban a cada una de las principales ciudades22' me mostré muy animosa
para dar fin al tirano.

en esta hora reziamente y las camPanas de la yglesia mayor


y las de los monas-
muy gentil son' Quito:
terios de Nuestra Señora y SantoDomingo se repicaron con
diipara'an sus tiros y dezlan agrandes Yo, Quito, con gran lealtad
y a. qrr*ao en quando los arc"bu'eros tan fatigada,
Gonzdá pizarrol Llevaban las vanderas del aunque fui
ío".r, ¡bib".l ,ey y el Governador
seguí con fidelidad
Vi.r"yt* y pl.j"drr, y 1o, que las llevaban yvan a pie y los estandartes y van- la voz de su magestad
deras del tirano yvan ,oár" ,.r'did" y tremolando por
el ayre' y con esta orden
en uiéndome libertada.
.o.r.i..to ..r,ró .n la cibdad con muestra de gran placer y alegría' Después
|
qr. p,lro en la plaza todos los arcabuzeros le hicieron una muy grata salva Huánuco y ChachaPoYas:
i*a'o uor., y aecían: ¡biba el Reyy Gonzalo pizarro! Esto se dixo muchas veces, Huánuco y la ChachaPoYa
iglesia mayor,a oyr misa' la
f "."b"d, 1" rr1r, y l" bor..í, " it"'ott todos a la te besamos pies y manos
cual se di*o -r,y rá1"-r,. y altamente' Después de oyda salió de ia iglesia y fue
que por dar al rey Ia joYa
y oficiales de S' M' y regidores
rnrry r.o*p"náo de los reverendísimos obispos
despoblamos nuestra TioYa
Marqués Don
y .ár, ,od, la vezindad y se fue a las casas de su hermano el trayendo los comarcanos.
donde fue bien apossentado con mucha música y gran
Fr"rr"ir.o Pizarco' en
salva de arcabuzería ['..] Pues tolno f"t" hora de comer
se assentó Gonzalo
Huamanga:
baxa en
Pizarro acomer a ,.,rr" t,,t' mesa, y apegada a ella estaba otra algo Huamanga soy, qut troqué
do" capitanes de los más principales y famosos (Jn trueque que no
donde se assentaron se hizo
".á-., estuvieron allí para-
que él tenía, y Lorenzo de Aldana con todo el regimiento en el mundo ta1 y fue
áo, todo .l ti.mpo que comió' (tomo tt, PP' 463-469)' tocando la P. por G,
fue Dios aquel que lo hizo.
22. Lts estrofas fueron estas:
Arequipa:
Lima:
Yo la villa más hermosa
Yo soy la ciudad de Lima
de Arequipa, la excelente.
que siemPre tuve más leY;
lamenté sólo una cosa
pues fue causa de dar cima
+7
46
Pero las ciudades, sobre todo las del Cuzco y Potosí, por ser las ( on el injusto reparto hecho por Gasca; abundaban los que aún, con
más ricas, albergaban turbas de soldados propicios al alboroto y a la , l cspejismo de anteriores ejemplos, esperaban granjearse una rápida
pendencia, como lo demuestra Ia empresa de don Sebastián de Cas- v pingüe posición. La suspensión del servicio personal dio pretexto
l)rrra que todo ello impulsara a Francisco Hernández Girón
tilla, entre otras23. Además, numerosos vecinos estaban descontentos a su re-
l,clión, repetición atenuada de la de Gonzalo Pizarro en el modo como
.,.' desenvolvió y como fue vencida. A poco, el Virreinato se fue
que en Huarina la rabiosa,
pereció toda la gente.
rr,rnquilizando y las turbas fueron dispersadas mediante Ia política
,,( verísima del virrey marqués de Cañete, quien llegó debidamente
E1 Cozco: ,lcféndido por una tropa especial y por el tino de su energía: se dice
Ilustrísimo Señor,
,¡rre fueron más de ochocientos los ahorcados. Esto se sumó a los re-
yo el gran Cosco muy nombrado
te fui leal servidor .rrltados del envío de numerosos soldados a la guerra de Chile y a las
aunque el tirano traidor r'x¡rediciones en la montaña, cupos, destierros y requisas de armas.
me tuuo siempre forzado. Y también a los resultados de Ia concesión de nuevos repartimien-
r.s, de rentas y pagas, a la fundación de nuevas ciudades
Los Charcas:
( irrírete, Santa, Osorno, Mendoza- y a la distribución de -Qu6¡6¿,
tierras de
Preclarísimo varón,
luz de nuestra escuridad, l.i',t'anza24. Mucho debió la exploración de nuevas tierras y la funda-
parnaso de perfición , irin de nuevas ciudades en general, desde la época de Francisco Pi-
desta cristiana región,
/,rrro, al afán de dar ocupación y albergue a la tropa excedente.
por la divina bondad,
en los Charcas foreció En realidad, los conquistadores fueron las primeras víctimas de
Centeno, discretamente l.r interrelación entre América y España que ellos crearon con sus ha-
y puesto que no venció ¿,rñas. Más importancia y autonomía hubiesen logrado en América
fue Dios que lo permitió , r)nquistadores provenientes de países donde la democracia venció
por guardarlo al Presidente.
( n aquel siglo aunque transitoria y parcialmente Italia, Flan-
-§ui2¿,o de donde se
Historia del Peni de Diego Fernández de Palencia, citada, tomo tt, pp.4lB-420. ( l('§-; o de donde venció la aristocracia
r.. rrlizó un equilibrio
-Alemania-;
o de España misma,
pero en
)J. «En aquellos tiempos andaban los soldados tan belicosos en el Perú, particu-
-Inglaterra-;
larmente en los Charcas y en el Potocsí y sus términos, que cada dra habían mu- rrrrrr época anterior al entronizamiento del principio monarquista
chas pendencias singulares, no solamente de soldados principales y famosos, ,rlrsoluto que tanto desmedraba al esfuerzo personal y al localismo'
sino también de mercaderes y otros tratantes, hasta los que llaman pulperos, l',ste entronizamiento ya se había consumado entonces debido a múl-
nombre impuesto a los más pobres vendedores, porque en la tienda de uno de
rrl,les causas: la huella de la organización romana y del carácter visi-
ellos halla¡on vendiendo un pu1po. Y fueron estas pendencias tantas y tan con-
tinuas que no podía la justicia resistirias; y pareciéndole que sería alguna ¡,,itico, la unión de la monarquía con los burgueses de las ciudades
manera de remedio, mandó a echar bando que ninguno se metiese atraen Paz lf .u ¿r someter a la
nobleza, y luego con la nobleza para someter a las
entre los que riñesen, so pena de incurrir en el mismo delito. Mas no aprovechó , irrdades; el proceso de reconquista nacional trayendo Ia necesidad
nada de esto, ni otras diligencias eclesiásticas que los predicadores hacían y
decían en sus sermones; que perece que la discordia y todos sus ministros
maquinaban, trazaban y amenazaba¡ con lo que pocos meses después sucediór.
Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios reales, cap. xx, iibro u, parte 2."). ' r . Germán Leguia y Martínez, Historia de Arequipa, tomo II, pp. 139 y ss.

48 49
de la unificación; la implantación de un tipo estatal extranjero en- .rvirlez y de sangre, en el río Marañón proclamando un Rey del Perú,
carnado en la dinastla de los Austria. El siglo )rr,,t, que es el siglo de it'rra Firme y Chile y escribiendo una carta altiva a Felipe II: «Mira,
I

fortalecimiento del Estado, hizo en los países del norte de Europa rrrira, rey español, que no seas cruel a tus vasallos ni ingrato, pues
insurgir la libertad, que es su correctivo histórico; pero en España ella , strrndo tu padre y tú en los reinos de España sin ninguna zozobra,
fue ahogada tanto en su sentido municipal como en su sentido feu- r,' lran dado tus vasallos a costa de su sangre y haciendo tantos reinos y
.,,'rroríos como en estas partes tienes». Menos respetuosos que los
dal y en su sentido religioso; y el Estado acentuó su carácter centra-
lizador,su coacción material y espiritual, sin poder tealizar su necesaria , ()nquistadores militares fueron quizá los misioneros religiosos. «En

evolución, sin transigir con el espíritu individual, con las fuerzas mul- , urulto al gobierno espiritual de aquel reino, Católica Majestad --dice
titudinarias, con las peculiaridades comarcales25. Thles, las fuerzas l,rlcdo en su memorial sobre el estado en que dejó las cosas en el
históricas que constriñeron a los conquistadores. Apenas son ex- l'('r'úr-, hallé, cuando llegué a é1, que los clérigos y frailes, obispos
cepción al fidelismo de estos hombres turbulentos, Francisco de r ¡rrelados de las órdenes eran señores absolutos de todo lo espiritual
Carbajal, cuyos consejos separatistas desoyera Gonzalo Pizarro aun r' .'n 1o temporal casi no conocían ni tenían superior»26.
en plena rebelión, y Lope de Aguirre el traidor, loco de orgullo, de Y así, en las guerras civiles, el feudalismo peruano encarnado en las
no tuvo valor para formar una masa compacta y rebelde fren-
, irrclades
r, la Corona. Después de implantado el Virreinato y ajusticiados o
:r
25. J. OliveiraMartins, Historiade la ciuilización ibhica'Madrid, Editorial Mundo
,,,hechados o enviados a expediciones lejanas sus más turbulentos
Latino, pp. 187, 202, 203, 209, 2I2 2l B, 226, 227, 232' 242, 243, 250' 321'
328.
I
l)resentantes, pretendió añanzat y petpetuar §us derechos gestionan-
(

F.n su colección de artículos recientemente traducidos al castellano sobre nla ,1,, el poder hereditario sobre las encomiendas a'modo de feudo con
revolucion española», Carlos Marx hace brevemente l¿ historia de esta evolu- .,, riorío jurisdiccional sobre los tributarios indios en segunda instan-
ción. La lucha entre Carlos I de España y v de Alemania contra las ciudades, , i:r; la concesión de títulos de baronías; la venta de Ia vinculación de
que termina con la derrota de los defensores de éstas en Villalar, la insuficiente
l,rs varas de regidores y otros cargos concejiles, escribanías, alguaci-
solida¡id¿d de las distintas provincias, el apoyo que a la Corona prestó la noble-
za determinaron la decadencia política de las ciudades y el triunfo del principio l.rzgos mayores, alferazgos, tenencias y alcaldías de las fortalezas; la
monarquista absoluto. De otro lado, la nobleza fue, a su vez, abatida por Car- .r.lc¡uisición de pastos y la de ejecutorias de hidalguía. Correspondió
los, y las Cortes se convirtieron en simples ceremonias cortesanas. Desde el r,¡rrí también papel importante a las ciudades y villas, pues sus ayun-
punto de vista social y político, Marx compara a España con e1 imperio turco.
r,rnrientos y procuradores entablaron negociaciones con Carlos v, pri-
uEn todas partes, en el siglo >nar, agrega, «creáronse grandes monarquías sobre
las ruinas de las clases feudales, la aristocracia y las ciudades. En los demzís gran-
ilrcro, y con Felipe II, después, representados por los virreyes y
des Estados de Europa, la monarqula absoluta apareció como un centro de ci- , ornisarios especiales. Fracasaron estas negociaciones por el sentido
vilización, como un agente de unidad social. Fue como un laborato¡io en el cual ( ntonces imperante en España del despotismo estatal sin cuerpos in-
los distintos de la sociedad se mezclaron y se transformaron: hasta
"I.-.rrto, r.rmedios, sin grandes vasallos, acentuado por el temor de robustecer
tal punto que les fue posible a las ciudades sustituir su independencia medieval
,r Hentes lejanas y turbulentas. Fracasaron también por la campaña
por la superioridad y la dominación burguesa. En España, por el contrario, la
aristocracia cayó hasta un nivel extremo de degradación, sin dejar por ello de
conservar Ios peores privilegios, mientras que las ciudades se veían privadas
de su poder medieval, sin conservar ninguna influencia,. La decadencia comer- '6. MemorialdeFranciscod¿Toledo,Coleccióndedocumentosinéditosparalahixoria
cial e industrial, disminuyendo el intercambio interiot favoreció, sin embargo, fu España, tomo )o(u, pp.122. Colzcción de la memorias o relaciones que escribie-
la diferenciación de la vida local (Carlos Marx, La reuolución española, Cenit, ron los uineys dzl Peni, tomo r publicado por R. Beltrán y Rózpide, Madrid,
Madrid, 1929, pp. 70-79). 1921, p.72.

io tr
del clero sobre que el Papa tenía la suprema atribución sobre los in- r,,',rs, honrados, hábiles, suficientes, que supieran leer y escribi¡ con
dígenas y que, en su nombre, solo a las autoridades eclesiásticas toca- r,rl de que no tuvieran oficios como «tiendas de mercaderías en que
ba protegerlos; por las representaciones de los caciques; y, sobre todo, ,'x('rzan y midan actualmente por sus personas», debiendo preferirse
por la incapacidad en que, a causa de las guerras civiles recientes, se ,r los descendientes de descubridores y pacificadores2s.
hallaron los conquistadores para ofrecer sumas exorbitantes a cambio Pero en su importancia política, cívica y autónoma, el cabildo
de dichos privilegios. Tan solo se consiguió la prórroga de las enco- vinr¡ a menos con el Virreinato. Entre las atribuciones que le fueron
miendas por una vida más; pero la nobleza quedó sin fuerza frente , ('r'cenadas, estuvo Ia de dar tierras a quienes las pedían2e. Cuando
al Estado, sin ocasión para el entrenamiento político; y, más tarde, en li,lcdo llegó en su visita al Cuzco y a otras ciudades del Virreinato,
Ios siglos xul y xuII fue suplantada en parte por la creación de los ,rl scr preguntado en la ceremonia de recepción si juraba guardar a
mayorazgos civiles, de los títulos nobiliarios de mero conse- l,r c:iudad sus preeminencias, dijo: uHaré y cumpliré lo que enten-
^patato
guidos por compra y por donativos. Al volverse así cesarista y buro- r lrt'r'e eue es servicio de Dios y del Re¡ nuestro señor», y tal respuesta,
crát.ica la sociedad colonial, después de haber sido militar y feudal, ¡,ltlntica a la que diera Blasco Núñez de Vela en Lima y que tantos
«nada Riva Agüero-, nada limitó ni contuvo a la autoridad r r)rnentarios indignados o descontentos suscitara, fue aceptada su-
-dicela apoyó más tarde efrcazmenterrzT.
regia: nada ,risamente3o. La elección del primer alcalde de encomenderos o ve-
Fue así cómo el hecho democrático de que laplaza pública fuera r r ros, delsegundo alcalde de ciudadanos y posteriormente de naturales
el lugar más importante en el momento de la fundación de las ciu- , . riollos, el llamado paseo de los alcaldes en que los recién electos
'
dades, no fue seguido por otros síntomas análogos en la época vi- , r,ur conducidos por el gentío a la alameda y en algunas partes ob-
rreinal: la plaza se convirtió en escenario de la vida cortesana en las ,., ,¡uiaban refrescos y presidían bailes populares, son como los ester-

ciudades uncidas a la metrópoli. El progreso material de las ciuda- r,res d€ un miembro amputado3l.
des, entre las que Lima descolló sobre todo por ser el centro de la Se puede considerar un slmbolo el hecho de que en aquel paseo
Corte, coincidió con la decadencia de su autonomía. ,1,' los alcaldes, que se celebraba el 6 de enero de cada año y que, por
La institución del cabildo no desapareció. Se renovaba cada año , ir'r'to, también estaba acompañado por repiques, camaretas, cohetes,
por elección que los miembros salientes hacían de los entrantes; y era ,l,'sfiles, el alférez real cargo era hereditario o vinculado a
presidido por los alcaldes de primero y segundo voto que de su sen -cuyo
eran elegidos. Gobernaba el distrito poblado y sus suburbios; hacía la
policía; entendía en el abasto y en la expedición de vlveres y de gra- Ruiz Guiñazu, La Magistratura Indiana, Buenos Aires, p. 286. Ordenanzas en

nos; administraba sus bienes y rentas propias; los alcaldes tenían pri- I audiencias que han gobernado el Peni, tomo I, Impren-
Relaciones de los uirrqtes
ta del Estado, Lima, 1867 , pp. 351.-355.
mera instancia en los pleitos civiles y causas criminales y juzgaban de r().
Colección de documentos inéditos para k historia de España, cít., p. 137.
las deudas de habitación, alimentación, vestido, etcétera. La elección
de los alcaldes debía hacerse en libertad, nombrándose vecinos idó- 10. Fundacitin española del Cuzco 7 ordenanzas para su gobiento. Rest¿tur¿lciones
mandadas hacer del primer libro de cabildos por el uirrey don Francisco de Toledo;
publicada por Horacio H. Urteaga y Carlos A. Romero, Lirna, 1926, p. wtt,
nRelac.ión de tistán Sánchez,.
27. Audiencia de Lima, correspondencia de presidentes y oidores publicada por
Roberto Levillier, tomo I, prólogo de José de 1a Riva Agüero. Notable trabajo ll Colección de algunos documentos sobre los primeros tierupos de Arequipa (pt$li-
sobre la transición entre la Conquista y el Virreinato, pP. rxv, Ixu, LxvIII, cación del Concejo Provincial de esa ciudad, 1924). Nlíhay una descripción
rxrx, I-xxII, txxv. del paseo de los alcaldes.

52 t3
determinadas familias- sacase y batiera públicamente el estandarte t In párrafo del Diario de Lima de Mugaburu es elocuente al respecto:
real (de distintos colores según las ciudades), que por una noche era
,,Viernes primer día del Año Nuevo de mil y seiscientos sesenta y
,,cis fue la elección del Alcalde ordinario de esta ciudad, en Palacio
dejado en un altar en casa del alcalde electo, donde se le cosía un pe-
dazo de tela con una inscripción alusiva, siendo al día siguiente de- l)orque el Señor Virrey Conde de Santisteban estaba achacoso de la
positado en el cabildo Para ser luego recogido por el alférez. Además 1iota, el Cabildo eligió por Alcalde a don Graviel de Castilla y a don
áe lucirse en la fiesta que era vn Íezago de la identificación entre el lrran de la Presa, Regidor de esta ciudad de los Reyes y Escribano Ma-
cabildo y el vecindario, un exponente de la liquidada autonomía, r,,,r del Mar del Sur. Y cuando Su Excelencia vido los votos dijo: "Bue-

exhibíase en la jura de los nuevos monarcas y en otras ceremoni ,r,rs Alcaldes han elegido los señores del Cabildo al señor don Graviel
de carácter áulico este estandarte «testimonio de lealtad y monumen- ,lc Castilla y don Josephe Costilla de Mendoza ', los cuales salieron
to de conquista» en un «acto positivo de inferioridad,, como dijeron ¡,,rr Alcaldes; y don Juan de Ia Presa se quedó a oscurasr33.
Ias Cortes de 1812 al abolirlo. En Ia Conquista, la ciudad fue un baluarte de los invasores. Repre-
Por lo demás, el cabildo se preocupó mucho por formulis consistente en una era de inseguridad, dio cohesión y robus-
1o
'cntó
preeminencias, derechos adquiridos, cuidando de sus prerrogativas rt'z a lainfiltración europea. La población urbana indígena desapareció
áe ordet jerárquico, inclusive en lo que respecta a los asientos en las ,, fue desplazada de la ciudad o arrinconada en suburbios. (En Lima,
Srrn Lázaro inicialmente y el Cercado). Con ello resultó que desapa-
funciones de tabla, en las cuales el de Lima tenía derecho de usar al-
fombra. Pero cuán distinto todo esto a las cartas forales español ri'cieron o decayeron las industrias indígenas, frutos netamente ur-
reconociendo Ia jurisdicción directa de la autoridad real sobre l,rrnos. No hubo ya lugar a diferencias entre los descendientes de las

vecinos, las facultades omnímodas de ellos, inclusive lafuerza, r,rzas creadoras de las maravillosas civilizaciones peruanas y los des-
, r'ndientes de las tribus atrasadas. Los indios en general resultaron
defender sus derechos, la igualdad ante la ley, la inviolabilidad
domicilio, el sometimiento a los justicias elegidos por ellos o su con- rirricamentey'llahs, gleba. En el campo se refugió el pasado. Desapa-
cejo, la libre elección de los magistrados concejiles, la responsabili rr'cieron gran parte de los andenes, caminos y acueductos, el orden
de los funcionarios públicos; todo ello respaldado por las milicias , n la distribución del trabajo y de las cosechas, por lo cual el licen-
, irdo Falcón decía con sutil melancolía: utodo lo que se sacava de
la Hermandad, ejército de ciudadanos32'
, stos trabajos y tributos que los indios daban, se gastaba y convertla
Con el tiempo, fue entronizándose Ia venta de los oficios co
jiles oficio era susceptible de ser gravado con derechos reales , n provecho de los mismos indios que los trabajaban [...] el Inca no
-un
ejecutable para el pago de deudas-. Se fue extendiendo también I
( r)viaba el oro ni la plata a reinos extraños y todo lo que tenía saca-

institución de los cargos perPetuos y por directo nombramiento. El ,l,r en multitud de años era poco más oro y plata que al presente son
derecho de confirmar las elecciones, que el poder político tenía, im-
plicó su revisión y anulación. Pero aun en el nombramiento mi
de alcaldes no siempre hubo autonomía: el mero acto de presenci \\. Diario de Lima (1640- 1694), Crónica de la época colonial por Josephe y Fran-
cisco de Mugaburu, publicada por Carlos A. Romero, propietario del manus-
que debía hacer la autoridad política solía convertirse en una presión.
cristo, y H. H. Urteaga (Colección cit., tomos \4I y \¡In, primera serie), tomo
vrr, p. 1 1 5. La elección de alcaldes fue suspendida por el virrey Conde de
32. Manuel de Mendiburu, Apuntes históricos.]uan Agustín García', La Ci Villar Pardo en 1586, nombrándose presidentes del AJrrntamiento. Esto duró
Indiana, Buenos Aires, Estrada editor, pp. 156-193. Laureano Vallenilla, ula hasta 1589 (Enrique Torres Saldamando, Cabildos de LimA, tomo t, pp. 323
ciudad colonial, (CuburaVenezolana, setiembre de 1920). y ss')'

t4 5t
la cadena a los que en ella entraban, para echarles fuera, algunos
compelidos a sacar cada año'3a. Fueron desapareciendo los últimos
..le

ullautun sober' lcscortaban la cabezacon poco temor de Dios. De esta suerte fueron
incas': Atahualpa, dejando en el umbral de la muerte su
como un sayal; nruertos muchos indios; porque solía haber en estos valles mucho
bio y vistiendo .l ,roÁbr. de Juan o Francisco, anodino
con la nobleza cuzqueña, aunque sin llegar a rrúmero de esta gente e por los malos tratamientos que han recibido
M"..o, sublevándose
..le los gobernantes y capitanes pasados, vinieron a la disminución
apuntalar el poder de sus penates, viendo morir luego su esperanza
fue también teatro del nacimiento del (lue agora tienen e muchos de los tales valles están despoblados e
..r Sr.rrh,r"mán, que
"caro trrn desiertos que no hay que ver otra cosa que los arruinados edifi-
Imperio, y retirándose con majestad bravía a Vilcabamba para acabar
.. ios e las sepulturas de los muertos e los ríos que por los valles co-
á".ro,áe españoles a quienes habla dado acogida generosa;^Sayri
" rren,35. Pero ningún testimonio mejor que el del propio rey Felipe
Túpac, p".,r.rdo con los españoles y entrando entre vltores al Cuzco
y r"-bien solemnemente a Lima, aunque, según la anécdota que
r, ahora en que españolistas tenaces tratan de presentar a la Con-
.¡uisa primordialmente como una obra de colonización. «Nos so-
,.1",".t Garcilaso y Llano Zapata,enseñó ciettavezel hilo de un man-
nros informados el rey en Ia cédula de 27 de mayo de l5B2
tel diciendo qt. u..o se le daba aPenas» cuando le correspondía todo; -dice
,lirigida al Arzobispo de Lima- que en esas provincias se van acaban-
Titu Cusi, ..b.ld. primero, converso luego; Túpac Amaru' bobo e
,lo los indios naturales de ellas, por los malos tratamientos que sus
irresponsable, cuyo iuplicio injusto en1572 aPaga este Incanato pós-
,'ncomenderos les hacen, que habiéndose disminuido tanto los di-
,r.r-o, salteador y frrgiti ro en la plaza del Cuzco ante una muche-
, hos indios, que en algunas partes faltan más de la tercia parte, les
dumbre gimiente y estentórea que quedó en religioso silencio ante
llevan las tasas por entero, ques de tres partes, las dos más de lo que
una sola-señal del reo, para luego llorar inconsolablemente ante su
ex- s,rn obligados a pagar; y los tratan peor que esclavos y como tales
cabezadegollada, po. lo .u^l hubo de ser suprimida tan horrenda
rc hallan muchos, vendidos y comprados de unos encomenderos a
hibición.
orros I algunos muertos a azotes y mujeres que mueren y revientan
Pero perduró la muchedumbre, ya no tranquila e isóc¡ona sino
,'.rn las pesadas cargas y a otras y a sus hijos les hacen servir en sus
p.rr.g,riá", espantada, desplazada Por punas, quebradas' huaycos.y
cerros. Ella colaboró en las guerras civiles: uPasaron Cieza de ¡iranjerías y duermen en los campos y allí paren y crían mordidas de
-dice
fuerzas contra srrbandijas ponzoñosas, y muchas se ahorcan y otras se dejan morir
León en su Guerra dr Las Salinas-grandes maldades e
sin comer y otras toman yerbas venenosas y hay madres que matan
los naturales, cometidas por los españoles, tomándoles sus mujeres
es, que por llevar .r sus hijos en pariéndolos, diciendo que lo hacen por librarlos de los
e aun a algunos sus haciendas' E Io que m¿ís de llorar
los echaban en cadenas; e rra.bajos que ellas padecen, y que han concebido los dichos indios
sus cargas e cosas que pudieran excusar,
por espesos arenales e las cargas fuesen creci- rnuy grande odio al nombre cristiano y tienen a los españoles por
.o-o iÉrr."-ina.rdo
das y el sol fuese g.r.d" e no había árbol que les diese sombra'
ni ('ngañadores y no creen cosa de las que les enseñan: así todo lo que ha-
( cn es por fiterua; y que estos daños son mayores a los indios que están
f.r.rrt. que les p.o,r.y... de agua, los pobres indios se cansaban; ¡
,'n mi real corona, por estar en administracióny porque habiéndose
.., l.rg". d. dejarles iomar huelgo, dábanles muy grandes palos' di-
.i.rd-o que de bellacos Io hacían. Tanto los maltrataban' que caían ¡,roveído tan cumplidamente lo que ha parecido cumplir al bien
.spiritual y temporal y conservación de los dichos indios, teniendo
en el suelo muchos de ellos, e, viéndolos caídos, por no pararse a sacar

34. Relación de Antonio Falcón, p.145 (Colección Urteaga-Romero' tomo xI'


\5. Guerra de Las Salinas, tomo I, pp. 58 y 59
i ." serie).
t7
56
ranto cuidado de procurar que fuesen doctrinados e instruidos en las clo con Ia capacidad del sitio y sus conveniencias. La elección del
cosas de nuestra santa fe católicay mantenidos en justicia' ampara- lugar debía responder a las necesidades de la colectiüdad y estar do-
dos en su libertad, como súbditos y vasallos míos, entendíamos que tado de «aguas, tierras, montes, entradas, salidas ylabranzas, debién-
nuestros ministros cumplían lo que les habíamos ordenado; y de no closeprocurar fundar pueblos de indios cerca de donde hubiese minas.
haberlo hecho y llegado por esta causa al estado de tanta miseria y Las reducciones no podían mudarse de un sitio a otro sin orden del
trabajo, nos ha dolido como es razóny fuera justo que vos y vuestros virrey o la audiencia; ni los indios podían vivir fuera de sus reduccio-
antecesores, como buenos ciudadanos pastores no hubieseis mirado nesr. Con 80 familias o casas en una reducción, correspondía la desig-
por vuestras ovejas, solicitando el cumplimiento de lo que en su fa- nación de un alcalde, o dos si pasaba de dicho número, con jurisdicción
vor está proveído o dando aviso de los excesos que hubiere, que los civil y criminal: se le llamaba justi ciay eru su atributo la vara con cabo
mandáramos remediar; y, ya que, por no haberse hecho, ha llegado de plata. Los alcaldes y regidores, que no podían ser más de cuatro,
tanta corrupción y desconcierto, conviene que de aquí en adelante constituían el cabildo del pueblo, renovable anualmente. Se aisló tam-
se repare con mucho cuidado; y para que así se haga, escribimos apre- bién a los indios de las otras castas, prohibiéndose la residencia de
tadamente a mis virreyes, audiencias y gobernadores, advirtiéndoles españoles, mestizos, mulatos y negros; los comerciantes. no habían
que, si en remediarlo tienen o tuvieren algún descuido, han de ser de estar de paso más de tres días y no hospedados en casas de familia
castigados con mucho rigor. ' . »36. sino en la posada común. Los pueblos debían ser de cuadras anchas
A-.rro se agregaron los ejemplos individuales de crueldad de los y derechas, dejando una plazay sitio para Ia iglesia, casas de sacerdo-
españoles con los indios, como el de aquel Francisco de Chávez res y solar para casa de comunidad, cabildo, juzgado de alcaldes y

qu. mató a todos los niños de un pueblo haciéndoles decir antes de que cárcel. Estableció también Toledo una nueva reglamentación de los
Á.r.i.rrrr, uChávez, efivez de uJesúsr. Y las víctimas causadas por Ia tributos y sus tasas. Estableció, igualmente, la mita o trabajo de los in-
cuanríay el transporre de los tributos exigidos, por lo cual solían morir dios, reglamentando sus turnos, primero para la provisión de man-
de hambre quienes pagaban esos tributos en alimentos. Y las crisis renimiento, y luego para las minas y obrajes3s.
que necesariamente tuvieron que traer consigo la destrucción de los los indios debían estar así aislados bajo la triple autoridad de los al-
caminos, andenes, almacenes, tambos y sementera§. Y las pestes caldes indios, del cura y del funcionario real, más la de sus propios caci
-así,
la viruela y epidemias desconocidas en 1546, 1589, 1597, 7700 y ques, cuyos títulos fueron reconocidos y reglamentados. Procurose que
17t9- que asolaron comarcas enteras3T. [a prédica de Ia religión progresase con estas reducciones, pues antes las

Cañete, Nieva y Toledo señalan el afianzamiento de un nuevo dificultades de la naturaleza, la sicología huraña de los indios y la mala
senrido del orden sofrenando el esplritu feudal que se encarnó en las distribución de los repartimientos la dificultaban; muchos de los clérigos
ciudades, aunque aumentado en éstas el progreso material' Toledo y frailes que estaban en las doctrinas no sabían ni entendían Ia lengua de
buscó la ordenación del régimen de vida de los indios en la campiña
cuando estableció las reducciones, lo más numerosas posible, de acuer-
38. Ruiz Guiñazu, La magistratura indiana, p. 301. Horacio H. Urteaga, ol-a co-
lonización del Perú y del virreyToledo,, en Fundación española del Cuzco,
citada. O¡denanzas citadas, Relaciones de uirreyes, Lima 1867,lmprenta del
36. Cedulario del Arzobispado de Lima. Juan Polo de ondegardo, nlas epidemias Estado, tomo r, pp. 155-253. Coleccitin de las memorias o rekciones, pubiicada
en el Perú»,pp.56y 58. en Madrid en 1921, ya citada, pp. 7 3, 82, 86 a 90. La ciudad indiana, citada,
37. GermánleguíayMartínez, Historiade Arequipa, tomo Il, pp' 191-218' pp. 35 y ss.

58 t9
coles, nabos, ajos, cebollas, berenjenas, espinacas, acelgas, yerba bue-
los indios, sabiendo, sí, que debían volverse ricos y regresar a España'
pero la realidad se burló una vez más de la ley escrita. La autoridad real rra, culantros, perejil, cardos, espárragos ni garbanzos, habas, lentejas,
nrostaza, alcatavea, ajonjolí, arroz, alhucema, cominos, orégano, man-
y la autoridad eclesiástica estuvieron en constante competencia, pero
,.anilla, etcétera. Támpoco eran conocidas las rosas, clavelinas, jazmi-
aliándose para expoliar a los indios y, en general, Ias reducciones fraca-
nes, azucenas ni mosquetes. El lino fue introducido por otra mujer,
saron por completo, salvo las misiones que en algunas partes de Amé-
rloña Catalina de Retes; el anís, en los primeros tiempos de la Con-
ríca realizaron los jesuitas, análogas a las cooperativas de trabajo.
r¡uista, se echaba en el pan «por cosa de mucha estima como si fuera
Pero los españoles no sólo realizaron una labor desorganizadora,
cl néctar o Ia ambrosía de los poetas». En cuanto a animales, vinie-
proditoria y nefasta en lo que respecta al agrarismo aborigen. Hubo
ron los caballos, objeto permanente del miedo de los indios, por lo
lambién, en algunas villas, labradores españoles; así, Arnedo, a diez
.'ual durante mucho tiempo ninguno se dedicó al oficio de herrador
leguas de la capital, mandada poblar por el virrey conde de Nieva; Val-
,r.rde, ., lca, poblada en tiempo del gobernador licenciado
el valle de
y no se vio a indios montados. Las vacas y los bueyes empezaron a
realizar su labor en el agro ante muchedumbres que, atónitas, mur-
Castro; San Miguel de la Rivera, en el valle de Camaná.
rnuraban acusando a los españoles de perezosos; también vinieron
Los españoles, además, introdujeron desde los primeros tiempos
camellos, pero no se aclimataron. Los puercos alcanzaron precios al-
de la Conquista en la campiña peruana sus sembríos, sus animales,
ria clara, t ísimos, «que como fuesen cosas llevadas de España no paraban en
sus instrumentos de labranza. El trigo fue traído al Perú
-glo c[ precio para los comprar y criar que les parecía que no podían vivir
sin sombras- por una mujer; también se implantó la cebada; la vid
sin ellosr. El canto de los gallos, insólito como estos animales mis-
fue primero tan rara que ni había vino para la misa; don Antonio de
rnos, para los indios implicaba, según las regiones, la infamia y la
fubera, de regreso de España, a donde fue como procurador general
de Lima, trajo el olivo, y aunque lo hacía cuidar por cien negros y
rrbominación o la honra y fama de Atahualpa. Igualmente exóticos
lueron los asnos, las cabras, las ovejas, los conejos, algunas especies de
treinta perros, algunas semillas le fueron hurtadas, siendo sembradas
en Chile, y a causa de la excomunión contra los ladrones, éstos las l)erros, los pavos, los canarios3e.
restituyeron al cabo de un año, aunque ya Ia planta estaba extendi- Dentro de la categoría de los animales podría englobarse a otra
introducción que los españoles realizaron: Ia de los negros. Ya en su
da. En tiempo de los incas no había granadas, cidras, naranjas, limas,
manzanas, peras, camuesas, membrillos, duraznos, albérchigos, al- capitulación con la reina doñaJuana, obtuvo Pizaro licencia para traer
baricoques, ciruelas, melones, pepinos, calabazas, aunque más tarde 50 negros, un tercio de los cuales debían ser hembras. Ocho meses
,lespués de fundada la ciudad de Lima, el cabildo de Lima daba or-
pareció imposible que ello hubiera sido cierto, tal fue la abundancia
.lenanzas sobre los daños que los negros causaban a los indios; otras
á. .ra" fruta. tmpoco había guindas, cerezas, almendras ni caña de
,rrdenanzas les prohibían andar de noche por las calles sino con sus
azicar, sobre {a que decía Garcilaso uya dan hastío y donde a los
,rmos. No podían andar a caballo ni en mula, ni tener casa, ni ostentar
principios fueron tan estimadas, son ahora menospreciadas y teni-
scdas o joyas. En las guerras ciüles ya exhiben su crueldad con los ven-
das en poco o nadar. El melón fue causa de aquella anécdota en que,
conduciendo a algunos de los primeros que se dieron en el Perú, los cidos: decapitan a Núñeiz de Vela, en Pucará un escuadrón formado
cargadores indios se los comieron pensando que no serían descubier- ¡ror Hernández Girón se dedica a saquear el real de los leales.
tos, pues en el momento de comerlos echaron tras de un paredón Ia
carta que daba cuenta del envío. Antes las legumbres y hortalizas se 19. Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios reales, primera parte, libro Ix, caps.
16-30. José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, cit.
reducían a frijoles y pallares y no había lechugas, escarolas, rábanos,
6t
6o
las haciendas de la
El destino inicial de los negros fue el laboreo de
severidad;
.oro y su régimen de trabajo"y de castigos.tuvo tremenda
00 azotes y' si reincidla'
;r, J;.g- [,r. ,ob*.
^uí
d'bi^
^plicársele
1

3
había patalafuga' el
debla cortár5sls «su natura»' Anáiogas penas
con hierro can-
amancebamiento con indias, etcétera' Se les marcaba
o
,. les empadronaba. Negros cimarrones en pandilla' robando
i..ra.,
en los matorrales y
matando, apar.cie.on desde lo*s primeros-tiempos
cimarrones' Las ven-
caminos; y irubo p..mios para la caceríade estos
ncostal de hue-
,", d. .t.iro, udlr.t bát"', con todas sus tachas' Al reglamentarse el Virreinato quedó fijado el tipo de la economía
se ,Jdir"b".t normalmente, como las
de mulas y caballosao'
sos»,
inició el Virreinato que' mo- colonial: la tierra, sobre todo la mina, como única fuente de riqueza;
Concluyó, pues, la Conquista y se
no hizo sino proseguir- Falta de capital, de valores muebles y de crédito; comercio pequeño
dificándola en rigrr.ro, d.,t'i"tgot esenciales'
un hecho y estrecho trabado por los monopolios y por la falta de producción
la. Y es que la óonqui.t" f'''e p"ra nuestra nacionalidad
misma' Detiénense al- industrial en el país. Quedó fijado, asimismo, el origen de las fortunas
capital, quizá más aun que la Émancipación
privadas: la explotación del trabajo humano en los inmensos territo-
g*ot .., los horrores y crímenes qit l" acompañaron; y otros' enal rios acaparados por unos pocos, los privilegios emanados de las fun-
Los unos'
fambio, se fijan.".t roío .t"t" bt"ficios civilizadores'
en el Incario, ciones administrativas o de los monopolios dando lugar a provechos
condenarla ábsorbiéndose, en cambio, con nostalgia
ilícitos.
;;;r"" una actiud análoga a la de aquel labriego ruso:ue en pleno Como los principales españoles avecindados permanentemente
Neiandro' Los
triunfo revolucionario fue a Moscú a conocer al zat
análoga a la de aquel eran dueños de minas y de dilatadas encomiendas y repartimientos
otros, al entonarle loores, adoptan una actirud
viandas calentadas por clue ellos no trabajaban, acentuaron su tendencia avivir en ciudades
noble medieval que se hizo servir un festín con
laslucesdeunfuneral.SobreSusConsecuenciastremendasobené- ¡ sobre todo, a vivir en la capital. En el Perú no tuvieron tanta apli-
la conquista en cabilidad como en Chile, por ejemplo, las órdenes reales que orde-
el hecho fatal, ineludible, fundamental, de
ficas está
en efecto' naban reducciones de españoles en ciudades y poblaciones para evitar
sí, con sus caracteres de aluvión' Aluvión fue la Conquista'
viniendo' su desmigajamiento en ranchos, haciendas y chacras.
y iambién comienzo de la siembra: la cosecha recién está
La fundación de las ciudades chilenas, incluso la capital, se había
,r, con la nacionalidad integral'
",r.rri, debido a la necesidad estratégica, convirtiéndose más tarde de mili-
tares en rurales y religiosas; en cambio, Buenos Aires fue favorecida
por su posición geográfr,ca de entrada y salida natural de inmensas
zonas en un país de pampas, sin guerras, sin minas y con ganadería,
todo lo cual determinó en la región del Plata precozmente una orien-
tación comercial.
Y, sobre todo, allá en Norte América, los colonizadores, según la
40. Carlos A. Romero, Negros I caballos' 3'' edición' 1905' Tipografla Nacional'
a Ia esclavitud bajo el régimen colonial',en
la ftrase de Martí, araban el trigo que comlan, cargaban mosquetes para
Manuel de Mendiburul "d;t"d^
y Ugarteche' Estadl social del Peni defender las siembras, traían en sus barcos arados, semillas, telares,
Reuista de Lima, 1862, iomá v' Javier Prado
la dontimción española,iima' 7894' Anales {Jniuersiarios' pp' l42y ss'
durante
61
6z
tablones de roble hechos por artífices primorosos: presea y orgullo de
arpas, salmos, vivían en casas hechas con sus manos y cuando, de cata
las casas fueron desde entonces los portales de piedra y ladrillo, Ios
al üento, iban de dos en dos por los caminos, ellos de cuero y escope-
lralcones de morunas celosías, los zaguanes amplios y hospitalarios,
ta, ellas de bayeta y devocionario, iban a oír al reverendo nuevo que
los oratorios suntuosos, los jardines con sus fores y sus fuentes, los
negaba al gobernador poder sobre las cosas privadas o a elegir.sus
varios salones y alcobas, las azoteas o los miradores típicosr. Lal:elleza
jrá", o a r*esidenciarlor. C,rár, distinto el efecto que el estudio de la
de Lima fue creándose desde entonces en los interiores más que en las
historia de su país debe inspirar al norteamericano, historia que co-
láchadas y en las casas mismas por la ausencia de la piedra: mientras
mienzapob.e y sin relieve para ir produciendo luego ese desenvol-
l.ima fue hecha de adobe, en México, construida en el centro mismo
vimientl que da lugar a la democraciay al auge más grande que la
de la ciülización aborigen, imperó la piedra. Pero también mejoró la
humanidad ha producido; cuán distinto al sentimiento que surge ante
fisonomía edilicia: en tiempo de Toledo empezaron a construirse
aquella grandeza del Perú de entonces, transitoria, pfecoz, caramen-
los portales; del tiempo de Montesclaros son el puente y la alameda;
te pagada más tarde.
del tiempo de Salvatierra, la fuente de la Plaza de Armas, con sus
leones y sierpes.
El entronizamiento definitivo del Virreinato fue para Lima Io que
e[ reinado de Francisco t para Francia: la aparición de la Corte. Y es
No llegaban a cien los vecinos que con Pízarro fundaron Lima; y
que Lima fue asiento del virrey, de sus empleados y dependientes; de
hiro éste dibujar su planta en papel con las medidas de calles
",rrrrdJ la audiencia con sus oidores, abogados, procuradores y escribanos;
y cuadras y señaló la ubicación de los solares que a cada uno otorga-
.lel arzobispo, el cabildo metropolitano y su séquito; de la Universidad
.", ,r.rrq,rá dividió la población en trece cuadras de largo y nueve de
y sus doctores y colegiales; de las familias más nobles y acaudaladas.
ancho, áib,r;0, previendo el aumento inminente, ciento diez y siete
Irue, asimismo, un centro de intercambio, Io que, según la geografía
cuadras, siempre a manera de casilleros de qedreu el cabildo debía
social, trae siempre consigo un factor de crecimiento: enjambres de
ir repartiendolr, .r..d..rtes a los que vinieran a avecindarse a cambio
rnercaderes, que bien pronto llenaron con sus tiendas las calles vecinas
d. u., en gallinas que luego se transformó en dinero' Después
"err.o
de la estagnación producida por las guerras civiles, implantado de-
t la plaza, no solo surtían a estos consumidores máximos que eran
Ios funcionarios, burócratas y nobles, y no solo negociaban con las
finitivam-ente el virreinaro, a partir del gobierno del marqués de
regiones cercanas los pequeños objetos de industria manual hechos
Cañete, Lima, cuyas casas inicialmente cuPieron en las dos primeras
cn Lima, sino manejaban el comercio continental, pues Lima pre-
cuadras en torno delaplaza, inició su progreso en forma rapidísima'
sidió en los siglos xu y xul el movimiento comercial del Virreinato
Los cercos de tapias.o, q,'r. inicialmente se habían formado muchas
rún no desmembrado y el de toda América meridional con la descar-
cuadras y tras de los que se habían hecho rancherías de indios y negros'
ga de mercaderías de Europa, China y Nueva España.
fueron dando lug"ia calles edificadas, quedando poco a poco los
huertos tan solo án los extramuros para ceñir como un cordón a Ia Juntríndose en la ciudad nobles orgullosos, funcionarios decorativos,
fiailes y comerciantes, el trabajo correspondía aI pequeño número de
ciudad todavía sin murallas. Los edificios de adobes de ruin fábtica,
gremios que más tarde fue desapareciendo, a los indios y a los esclavos.
cubiertos de esteras tejidas de carrizos y maderas toscas de mangles'
con poca majestad y primor en las portadas y patios, fueron poco a
poco derribándose. Edificáronse, en cambio, casas desahogadas y am- 1 . Bernabé Cobo, Historia de k fundación de Lirna, ediada por M. González de

plíri-"r, con enmaderamientos fuertes y curiosos de gruesas vigas y la Rosa, Lima, 1882, Imp. Liberal, pp. 46 y ss.

65
64
donde moraban ,rdmira cómo podían pagar los maridos, no eran la única manifesta-
Pasando el río, formose el barrio del Cercado'
los padres de la Com- ción de lujo: en los días de fiesta no se podía distinguir a los nobles
con sus propios ministros, y adoctrinados por.
en las .le los que no lo eran: hasta los mulatos, dicen Montalvo y Meléndez,
pr"f", É¿t ie mil familiasindígenas-destinadas a los trabajos
'h""i.rdm de los valles; el Cerádo fue incorporado más tarde a Ia vestían sedas y diferenciaban el vestido en las estaciones del año, y
rústicas albergaban a gran nú-
casas
lun en las casas de gente sin blasones veíanse joyas y vasos de plata
ciudad. Por los demás arrabales,
rr oro. uO Lima!. . . Quantos traman oro y plata en sus telares Milan
mero de negros empleados en el servicio de Ia ciudad' Porque -como
y Sevilla, quanto castiga lino Francia, quanros vellones cardan Ingla-
diceMontalro- uio, españoles en saliendo de sus tierras difícilmen-
rerra y Olanda, quantos laberintos enreda en hebras de oro de encaxe
te se acomodan a servir'2.
mar cerca- y puntas Flandes, quantos delicados vidrios fabrica Venecia y Barce-
El clima suave en que el cielo opalino y el domesticado
«tan solo es rocío' y en lona, quantos abre láminas y sella tórculos Bélgica o Romano buril,
no ignoran las tempestades y en que la lluvia
sombra no fa- (luantos el Cairo dibuxa tapetes y China filigranas, tributos recibes
que «con una caPa ,ro ,. ,i.,ttt el hielo y en cualquier
ciudad no se cobijara bajo cn la feria universal de Portobelo ua. En 7559, cuenra Cobo, había
t'iga el solr; l" ,"r" circunstancia de que la
tti"p^d"' colinas altas con laderas cuatro o cinco coches y al cabo de treinta años eran más de doscien-
hI murallas naturales
-montañas ni de- tos, y adornados con listones de oro y forrados interiormente de seda.
,br,rpa"r, rocas dominantes d'el llano vecino' islas' etcétera-
posi- uVerdaderamente», dice el mismo, «que si en esra profanidad hubie-
t.á, á. las murallas artificiales de piedra o ladrillo; Ia eventual
y suPremo r¿ moderación, excusando gastos superfuos, pasaran los moradores
bilidad de terremotos y piratas como máxima amenaza
tales los síntomas reveladores de que la rle esta República con más descanso, sin el afán y congoja que trae el
;G; frr" r,r, -or"ior.,,
'""rír¡ér"y y se- sustentar más lustre y autoridad que ellos sufren y pueden tener».
los hombres coadyuvarían a esta primacía muelle
en Europa nacía Las causas que explican análogo proceso en Europa, y que han
dante. Precisamente en los siglos xlt y x\1I también
núcleos nume- sido estudiadas por \Terner Sombart, influyeron también aquí. Si en
Ia gran ciudad como resultadá de h concentración
de
de los funcionarios' del l¿r Edad Media el lujo había sido público (de él vienen los rorneos,
rosos de consumidores que vivían de la Corte'
crédito público y de las rentas territoriales'
fo, i*pti.".ii-r rob.. todo una-concentración de consumido-
res, tuvo ,,i.r" ."r".a.rística precoz: el lu.!o' De
la rudeza Suerrera rrió con ei consumo de dulces en Lima. «La templanza y severidad de los fun-
dadores y padres de esta República» hicieron que se prohibiera hacer confiruras
.rárrrd, de los conquistadores no quedó sino el recuerdo y la heren- para vender, bajo pena de multa la primeravezy de multa y destierro perperuo
cia pingüe3. Los,resiidos costosos de las mujeres' que Lizártagase la segunda; pero con el aumento del azicar en el país y el cambio de carácter
vino un superabundante y excesivo consumo de confituras (ob. cit., p. 42). A
la misma obra peftenece el párrafo transcrito más abajo, p. 79. Yer lo que dice
esclaraidas operaciona-del bien' sobre dulces en Lima Montalvo, p. 21.
2. El Sol del Nuevo Mundo, idzadt lt cornpue*o en Lx
auenturado Tbribio Arzobispo i' Lima' por Francisco Antonio de Montalvo' 4. La Estrella d¿ Lima conuertida en Sol sobre sus tres coronas, Amberes, 1688, re-
Roma, 1658, p. 20. Montivo hace la mtís animada' entusiasta y prolija descrip- lación de las fiestas habidas en Lima por la beatificación de Santo Toribio, con
por fray Juan Melén-
ción de Lima. Esta descripción fue copiada íntegramente algunas consideraciones.hiperbólicas sobre esra ciudad. La obra, escrita en
lalistoria de ltt Gran Prouincia d¿
¿.r..r ,rr Trsoros uerdad.eros dr las Indias en cuidadoso estilo gongórico, tiene elegancias de expresión acordes con el espíritu
Roma' 1686' tomo tr (
i* im Ar"t¡tu del Perti d'el orden dz predicadores' de la época, que revelan que el autor pudo hacer una obra perdurable si hubiera
pp.156-168). buscado otros temas. Firma Francisco de Echave yAssu, pero no se le atribu-
según Cobo' el que ocu- ye a é1.
3. Uno de los episodios de la relajación del carácter es'
67
66
los primeros años
corridas, paseos y juegos tan suntuosos en el Perú en
de la Conquistay aun en el Virreinato), a Partir de
fines del siglo xvt Por las calles y plaza a las ventanas

.. .r, catácter privado o doméstico y al mismo tiempo esta- se ponen, que es contento de mirallas
"..rr,,ró en las comidas' con ricos aderezos muy galanas
ble y no periódico, ,.,r.Iá.,do,. ello en el mobiliario'
nace y pueden los que quieran, bien hablallas.
en los vestidos, en las alcobas, etcétera; y es !lue' como entonces
concentrán- Ni muestran esquivas ni tiranas,
se
la gran ciudad, se reduce el espacio parulaconvivencia'
h gente y, por consiguiente, extendiéndose el sentido del confort que escuchan a quien quiere requebrallas
dole
y dicen so el rebozo chistecillos
y abriéridose .trr.,r", porfilid"d.s de vida placentera' Este desenvol-
con que engañan a yeces a bobillosT.
íi^i..tao del lujo, como siempre en Ia Historia' se opera al aparecer
los enriquecidor, qr. no son piodt'cto de nuestra época'
sino de todas
ser ramas de año- Más de cien años después, Terralla caracterizará también a Ia limeña
Ias épocas, aunque sus descendientes crean luego
ante- utoda remilgos y quiebros, toda cotufos y dengues, toda quites y arru-
.o, y,r..t.."bl.s troncos; la diferencia entre los enriquecidos
ellos seguían rnacos»; y a fines del siglo xx Paul Groussac dirá que, así como Flo-
.iorl. y los posteriores al siglo xvlll está en que antes
rencia es la ciudad-artista y Liverpool la ciudad-mercader, Lima
lr. ,roi-", impuestas por la nobleza y ahora ésta tiene que adaptar-
es

se a esas normas o Ponerse al margen de Ia vida


social' Por último' la Ia ciudad-mujer.
creciente importanci" de la mujer también impulsa y fomenta' cons-
todos los lugares
cientemente o no, el lujo; por eso él domina en
intersexual;
donde al mismo tiempo (,r. l" riq,.r.ra se desarrolla la vida
en cambio, cuando las relaciones del amor disminuyen' la riqueza' por [.amultitud callejera fue en Lima, hasta el siglo XVII, sobre todo de
dos clases: multitud religiosa y multitud áulica. Como el culto era aquí
el contrario, no es dispendiosa sino acumulativa5'
Insistiendo en esto último, Ia mujer alcanzó prematuramente
ac- excepcionalmente suntuoso por su propio contenido espectacular y
ción primordial en Lima. Como exponente-de su relieve
está su repre- ¡ror la riqueza de la capital, y como tenía un absorbente poder en Ia
inconfundible e inmortal: Ia tapada' Ningún tipo masculino vida privada y pública por la abundancia de conventos y monasterios,
sent¿ión
lrailes y monjas, por su vinculación con el Estado y la familia y hasta
en Lima la ha igualado en importancia'
Ya una pl,rr.rá piadosa y discreta, la del P Reginaldo
Lizi^l:aga'habia por la incipiencia de distracciones, la multitud religiosa resultó a
escrito .., .l .iglo *.: uDe las mujeres nacidas en esta ciudad no ten- rnenudo multitud de fiestas. La inauguración de una iglesia, la subida de
perdónen- una campana, la consagración de un obispo, el bautizo de los hijos
go que de.i, .i".o que hacen mucha ventaja a los varones;
no fuera notísimo'6' En su clel virre¡ eran motivos litúrgicos análogos a Ia resolución favorable
ir" po. escribirlo, y no lo escribiera si
místico y som- cn los juicios de residencia que se seguía a éstos, la proclamación del
po.*" La Argentin'a, publicado en 1602, en el siglo
brío de la Colonia, decía Barco Centenera:
7. La Argentina, ediciónfacsímil de 1a de I 602, pp. 192 y 193. Támbién relata las
Occidente' pp' 100'
5. V/erner Somba rr, Lujo y capitalismo' F'diciones Revista de medidas de un concilio limeño contra 1as tapadas y la negativa de las limeñas
101, 130, 137, 152, 153, 158' 769, etcétera' para cumplirlas. Véase el bando del duque de la Palata contra la relajación de
de k Plata 7 Chile' los trajes (1688) y la orden de la Inquisición sobre el mismo asunto (1734) en
Descripción breue de toda la tierra del Perú, Tucumán' Río
Nrrri Bibliotrra de Autores Españoles, tomo w' p' 516' JoséToribio Medina, La Imprenta en Lima, tomo rr, p. 175.

69
68
nuevo rey, el cumpleaños del virrey o de la virreina y hasta las nuevas zas que embestían al castillo. «Y era cosa que no ha habido más que
del buen asiento del socavón de una mina o de que no había en la verr, dice con boba alegría el cronista Mugaburus.
costa fortificaciones de los piratas. Y eran celebrados con misas solem- Anrílogas fueron las fiestas con que Lima celebró Ia canonización de
nes, toros, fuegos y sobre todo procesiones' ya las religiosas, que son Santa Rosa y la beatificación de Santo Toribio. Se iniciaron estas últimas

la representación pagana y cristiana, en forma mímica, de los autos desde que se supo la noticia el 16 de abril de 1680, en plena Semana

sacramentales, de la apoteosis del misterio de Ia Redención; ya las pro- Santa, pero uni el tiempo tan sagrado como serio ni la hora tan impor-

fanas, en que salían por las tardes a veces los caballeros, incluso el virrey, tuna como incómoda pudieron contener los ánimos a no desahogar su
a agarrochar toros o a jugar alcancías y de los balcones se echaban alborozo en públicos regocijos: pues al primer festivo clamor de las cam-
fuentes de colación a la plebe y por la noche volvían a salir los caba- panas esparcida por la ciudad la noticia, sembrando goces en los corazo-

lleros por las calles llenas de luminarias y hachas en los balcones y nes, cogió cosechas de aplausos [...] Desmintiose al punto la noche en

ventanas. Excepcional realce alcanzaron las fiestas de la Purísima claro día y a pesar de las sombras todo el sol se vio a deshoras nacer
Concepción, Iargamente celebradas de acuerdo con prácticas estable- en las plazas, torres y galerías de Lima, Vesuvios se ardían en las calles,

cidas para los grandes acontecimientos: en 1656 no solo con lumina- firmamentos de estrellas parecían los balconesr. Y así continuaron las
rias de brea y copé por las noches, y en el día con misas y procesiones, fiestas, no sólo en la iglesia, que se puso «vestida de gala como esposa en

sino también con toros y iuegos de cañas y, sobre todo, con masca- su tálamo a recibir los placeres y enhorabuena de su felicidadr, sino en

radas parecidas a los carros alegóricos que ahora se emplean en Carna- las calles con desfiles, fiestas sucesivas por las diferentes corporaciones,

val. En octubre, los comerciantes Presentaron, entre clarines Y c{as, noches iluminadas con la llama de oro de las hogueras, fuegos artificia-

seis carros figurando, respectivamente, una sierpe de siete cabezas con les que «inocentes abortos del Etna, eran claridad y no peligrore.

cuatro negros de librea con sus montantes de fuego cada uno, la pila Unánime transformación de la ciudad en multitud de fiesta des-
delaplazade la misma suerte, un monte con dos salvajes, otra sierpe pués de una no menos vasta consternación, todo por obra de la cre-
con un ángel encima, Adán y Eva con el árbol de la manzanay una dulidad religiosa, ofreció en Lima un hecho que, conrra lo que su
sierpe y, por último, una imagen de la Limpia Concepción. Dos meses importancia pudiera dar a entender, en nada afectaba a Ia vida, a Ia
después, en diciembre, se realizó la fiesta de los plateros, también en seguridad, a la fortuna ni a los intereses de nadie: el robo de la custo-
honor de Ia Virgen, con ocho carros enramados de yerbas y flores clia y de las sagradas formas en la iglesia del Sagrario el29 de enero de

derás de los cuales venían una nave grande a Ia vela con muchachos 17ll. Las misas se hicieron sin canto llano y sin acompañamiento;
vesddos de marineros y un león sobre un mundo representando al rey las campanas de la Catedral, de las iglesias y de los monasterios ro-

Felipe rv con una imagen de Ia Concepción y una espada desnuda caron llamando a plegaria; los canónigos salieron de dos en dos en
defendiendo su limpieza; y al final venían otros carros con un ave fénix, procesión vestidos de luto; las torres y portadas de la Catedral fue-
representando al mismo tiempo a la Virgen con ángeles cantando sus ron cubiertas con bayetas y paños negros; un bando con tropa enlu-
alabanzas, y a la Fama y tres ninfas sentadas. Días más tarde salió la tada conminó al culpable. l,a conjura de toda la ciudad no hizo demorar

mascarada de la Universidad con sus carros y mil personas de luci- Ia captura del ladrón. Y cuando a esta fausta noticia siguió la del
miento y galas y quinientas de ridículo que, por lo mucho que gustó,
el virrey ordenó, como se diría en argot teatral de nuestro tiempo,
Francisco de Mugaburu, obra citada, tomo I, pp. 39,41,42.
hiciera su ureprisso, al día siguiente. Y por último, los herreros y sastres
presentaron un castillo y cuatro galeras de fuego sobre cuatro carro- Echave y Assu, La Estrella de Lima conuertida en Sol, citada, pp. S-20.

7o 7t
Ante todo, no había enemigos ante cuyo peligro pudiera la fe católica
encuentro de las sagradas formas enterradas bajo un árbol en
la.ala-
una multitud cstimularse, depurarse, entrenarse: los judíos y portugueses de que
meda, los vecinos iedían unos a otros las albricias'
sin sombrero, sin capa' sin espada tanto hablose en los primeros siglos de la Colonia no dieron pública
corrió al sitio del .tri.ro
-¿lgun65, Ios canónigos muestra de sus herejías sino en forma aislada, asimilable a los aislados
o sin peluca- inquiriendo dónde estaba su rey y señor:
Guevara, sudoroso y desafiando casos que siempre engendran la neurosis o la manía; pero judíos y
y .l virrey arzobispo Ladrón de
"l.r., muchos echaban al portugueses judaizantes venían a ser algo mítico, parecido al demo-
.ol ,i.t ,r, .pir.op"l gd.ro, corrieron también;
"l sus pañuelos, daban plata a puñados' gritaban; nio que decora con su siniestro encanto las leyendas medievales y al
aire sombreror,
"gii*b". l"t sagradas formas a la Catedral fue
((cuco» que asusta a los niños. Aquel buen señor que, según cuenta
y la procesión que acomp"R¿
'i-pá.,.rr.. la precedía el risible uCagaleche'' tipo popular de don Ricardo Palma (dando seguramente una de las muchas muestras
"rr.qtr.y luminarias en portales y en balcones con repiques de sus ocurrencias y fantasías con temas históricos), salió armado
.rri.r..r, y l*".,
de punta en blanco, ucaballero de la Virgen» en las fiestas de la Pu-
cada hora durante tres días prolongaron este júbilor0'
Pero esta muchedumb.. qt. tales extremos de suntuosidad
lle- rísima de 16L7 aretar a singular combate a los que negaren el dogma de
" y los jubileos y que tanto entu- csa Virgen es, un poco, el exponente de la arrogancia desafiante y
gaba celebrando las canonizaciones
cspectacular, pero, al mismo tiempo, inútil y simple de la época. La
ir.*o demostraba al recuperarse las sagradas formas robadas después
tremenda consternación, tuvo también rnáxima tensión beligerante llegó inclusive a determinar ver-
de haber visto ese .obo -que
"án daderos disturbios populares- giró, por eso, alrededor de meros de-
instantes de lucha religiosa. Boba era su ingenuidad' debido
acaso a
con Io no español' casi tan ralles del dogma. Felipe IIt ordenó que en todos sus dominios los
su falta de contacto con el extranjero,
había tenido predicadores principiasen sus sermones con la salutación: nAlabado
cerrada como la falta de contacto con Io no incaico que
sea el Santísimo Sacramento y la Virgen concebida sin pecado ori-
la muchedumbre prehispánica, análogamente homogénea y sumisa'
opera- ginalr. Con la última parte de la frase concluía una larga polémica
Si el exceso de duices y confituras era el símbolo del cambio
relación con la Conquista' Ias luminarias sobre la Concepción de Ia Virgen, polémica en que los dominicanos
do en la vida en general en
externa' habían representado el bando opositor y heterodoxo. Mas aun, a imi-
eran el símbolo áe aquellos feste.ios religiosos: una alegría
los fuegos ración de otras partes, quedó dispuesto que al optar los alumnos en
decorativa, infantil que vibraba en el inane alboroto de
por las la Universidad de San Marcos de Lima los grados y el bachillerato de
artificiales. Y es así cómo en aquel ambiente no podía haber' 'ltología jurasen defender el misterio de la Concepción. Ya en 7677,
de religión'
mismas razones sociales, la viril envergadura de otras luchas
procesiones, repiques, mojigangas, iluminaciones hablan celebrado
fiestas en honor de este dogma, y el 8 de diciembre de 1654, después
10. El29 enero de 171 1, Fernando Hurtado, hijo natural del conde de Cartago' cle la misa y el panegírico en la Catedral, fue votada la defensa y guar-
robóelvasodelacustodiadelaiglesiadelsagrarioconl50formas.Consumado tla del mismo dogma por el virrey, el cabildo eclesiástico, la audiencia
su delito, el ladrón, según propiá testimonio, no resistió al
impulso de entrar a

Virgen' a la que halló <(muy triste


y el cabildo secula¡ mientras análoga ceremonia realizaba el pueblo
la iglesiade D.r"-p..ido. , ..,,' u"" la
'^1ut ' cn la plaza votando a Ia Inmaculada como patrona de Ia ciudad.
y á-o llorosa,. i)e.cubierto el robo el 31 y acusado Hurtado' fue
a poco

á.r..rbi..to y apresado; y todo fue restituido, menos las sagradas formas' en- ()cho años más tarde, en diciembre de 7662, al celebrarse la fiesta de
La procesión
contradas -á, árd..,rtár.d", al pie de un árbol en la alameda' la. Inmaculada, el prior de Santo Domingo al comenzar su sermón en
las habían.ro-
que las llevó a la Catedral, llevó también 1a tierra y hierba que la Catedral no dijo sino: nAlabado sea el Santísimo Sacramentor, y el
ieado (frag-entos del uDiario Limeño', de Diego Luis de Aguirre' reproduc-
v' clamor general de los fieles agregó: uY la Virgen concebida sin pecado
ción por Mr^,r.I González de la Rosa, Reuista Histórica' Lima' tomo

a) 7J
a la procesión que in- La muchedumbre religiosa tenía su matriz fecunda en una institu-
originalr. Como no fueran los dominicanos
noche- a las 8 ocuatro o seis ción representativa de la vida colonial: el convento. En Lima llegó a
siguió, aquella misma
-ái"a"*.nte haber Ia excesiva cifra de 22 conventos, 14 monasterios y 4 beaterios.
rno.tigo,.r, y *r',ih"tho' de la escuela salieron con velas de
"lgri.ro, sin pecado original'' ?oco 1 135 casas de las 3 941 que tenía la capital, según el censo citado en
sebo cantando: ul-a Virgen fue concebida
la memoria del virreyAvilés, correspondían a propiedades de conven-
, po.o aumentó l, g.,tl ¡ según Mugaburu' llegó a 10'000.almas:
tos, comunidades y obras pías. La ausencia de profesiones honrosas
iJ;;;;"^ d. tod""r l,' iglt'á', *tt'á' Santo Domingo' repicaban'
con bandas azules can- o lucrativas para los que no eÍan mayorazgos de casas nobles y la im-
En la ntche siguiente saliá todo el comercio
colt:a portancia personal y social del clero estimulaban Ia vocación eclesiás-
,*¿o -Vfr.ia Joncebida sin pecado original'' Algo se tramaba rica en gran número de hombres; análogas razones y otras derivadas
iglesia al pasar la procesión
los dominicanos cuando éstás abrieron la
comunidad con velas y cruz alta a de dificultades matrimoniales facilitaban la abundancia de las religio-
alas 2 de Ia mañana y salió la
casas sas mujeres, y asíla profesión clerical tuvo en esa época el papel pri-
Cada noche continuaron saliendo de numerosas
".o-p"ñ".la.distintas procesiones, fuera de.las que organizaban los rnordial que en los primeros años de la República tocó desempeñar a
frrti.,rl"r.,
gr.^io. o institucione,. Ptro la lucha se reinició el 1''
de enero de la profesión militar y que en nuestra época tienen las profesiones eco-
en la Catedral y nómicas. Los virreyes se quejaban a menudo de que el número de
í663 .,r".tdo un dominicano pronunció el sermón
loscanónigos' fiailes y monjas era superior a la capacidad de la ciudad y alas carac-
o-iiió, otravez,la frase final dá la formula consagrada:
la mano al terísticas de Ia población; y numerosas órdenes fueron expedidas para
.ttrigo, y toda la gente, Puestos de-pie y extendiendo
concebida sin que disminuyera el número de los religiosos que venían a Américat2.
púlpíto,'.*.1"-r.á.r, nYia Virgen Nuest':a Señora
'-rrr.tt. El p"redicador fue bajado por fuerza y la
ni pecado original''
«En vano
--dice un eminente historiador nacional refiriéndose a los
menudef t" conventos de Lima- Ias anchurosas y solemnes escaleras fingen
ge nte « lo que.ía .o-Jt'' Las p roces.iones.
Ti ::'- :'.s
del provincial de Santo Domingo y rnagnificencias áulicas y los coros y las salas capitulares ostentan el
ñr"t".l -.. d. firanzo.L" -u".tetendencias originaron la capitulación sombrío esplendor de sus talladas sillerías; en vano el desnudo estilo
ir.i.*i¿" de uno de distintas cscurialense resurge con frecuencia entre la hinchazón barroca y
las letanías de la
ie lo, dominicanos el 19 de julio de 1664 cantando
estados lucha por imponer a nuestros claustros la ceñuda adustez de los
Virg., en su iglesia. L, gt"tt tuvo uno de sus más profundos
julio' en que rnonasterios castellanos. Disipan toda impresión de severidad las
d. loro delirante. Fr. i,-o'" Ia procesión del 30
de
cxageradas redondeces de los arcos y las cúpulas, la prodigalidad de
los d,ominicanos cantaban y la procesión contestaba:
los adornos, las doradas hojarascas del churriguerismo, la alegre po-
licromía de los azulejos. Aunque hijos de los duros cenobios de
Fue concebida María
(lastilla, los conventos de Lima en nada se les asemejaron. Fueron
remedio de nuestro mal
(onventos netamente meridionales, hermanos de los andaluces, de
más pura que el sol del día
sin pecado originalll.
12. Véase por ejemplo, la Memoria del marqués de Castelfuerte (Memorias de ui-
en Lima'' Reuista Histórica' tomo 1' nqtes publicadas por Manuel Atanasio Fuentes, Lima, 1859, tomo Ir, pp.34y
1. Carlos A. Romero, uDisturbios religiosos
1

de Mugaburu,ob' cit', totio r' pp' 85-88'


101 y 102' Ver ty!,'i: 137). Asimismo, Ia Memoria de Amat (ídem, romo tv, p. 437), y la Memo ria
-ia)"
Francisco
se.hizieron en la Real ciuda'
Í:, de tboada y Lemrs (Obras científ cas 1 literarias del doctor J. Hipólito Unanue,
i, t¡"ri,
t
"dr;;r:,p.iet."i. q* n la Inmaculada Cincepción
edit'' 16i8' Barcelona, 1914, tomo rn, pp. 35 y75-76).
Rodríguez de kón' Lima' Francisco del Canto

75
74
un solo esc,ri- luchas llegaba al colmo con las disputas entre españoles y criollos: las
los portugueses y de los napolitanos' No produjeron
que tuvieron lugar a propósito de los hermanos lJrrutia en el conven-
,o, p.opá-ente místico (el dominicano Hojeda y el agustino-Val-
to de San Agustín en 1669, en la época del conde de Lemos, quien
,r.ri. ,rt son sino ascéticos) porque la esterilidad del espíritu, esterilidad personalmente favoreció a sus contendores, fueron famosas. Pero
no seca sino floja, laxa, de empalagosa molicie, es rasgo dominante
más grave aún fue la que ocurrió durante el gobierno de Liñán y Cis-
en la vida intelectual de la Colonia'13'
neros: los criollos de San Francisco prendieron fuego a Ia habitación
El convento implicó la muchedumbre y no solo por Ia reunión
de
como del comisario general, P Gr¿ín, que no les había satisfecho en sus preten-
frailes o monjas e[vida común, germen de tumultos internos
a la siones a pesar de que traíala llamada cédula de alternativa, por Ia
los que o.rr..i.ro.t sobre responsás y limosnas' Interesó también
Capítulos de Provinciales. Ocu- cual criollos y peninsulares debían turnarse en los cargos de provin-
.irdad entera mediante los llamados
ciales: hirieron a otro sacerdote y atacaron a los soldados que fueron
rría que los provinciales cesantes se interesaban Por tener sucesores
a apresar a sus cabecillas, muriendo uno de ellosla. Con la implantación
d. ,r., *-rRo, a lo que siempre se oponía un Partido de oposición' di-
de ob- de la cédula de alternativa no cesaron estos disturbios.
vidiéndose los fraiLs en bandos de vizcaínos y antivizcaínos,
criollos' El Los conventos de mujeres llegaron a ser, según el virrey Manso de
seryantes severos y pródigos o, sobre todo, de españoles y
los religio- Velasco, pequeñas repúblicas: Ia obediencia era voluntari a; la pobreza
interés de la ciudad n .íi d"que los parientes y amigos de

sos solicitaban votos, creándose con ello enemistades


irreconciliables
producían también secuestros' imposiciones y 14. Sobre los escándalos en los capítulos provincia.les ver Memoria delvirrey Croix
entre las familias. Se
fraudes innumerable, ., 1", elecciones mismas o en sus prelimina- (ManuelAtanasio Fuentes, colección cit., tomo lr, p. 130); MemoriadeMan-
contra los ad- cera (publicada por José Toribio Polo, Lima, 1896, p. 16); Meruoria de Salva-
res y muchas veces se pronunciaban excomuniones
tierra, ídem, pp. 4-5; Memoria de C¿stelfuerte, ya citada, p.74; Mernoria de
,r.rr"rior. Ministros de la Re"l Audiencia fueron, ante todos estos Superunda (Manuel Atanasio Fuentes, colección cit., tomo w, pp.52y 53 llenas
escándalos, nombrados para que estuviesen presentes al
dempo de de interesantes consideraciones); Amat, ya citada, p. 427.
y regalos los banderizaban a veces' Liñán y Cisneros describe así los tumultos de San Francisco: nComo quiera
las funciones capitulares: dádivas
las llegaban a que ya ios Padres de Indias (que llaman criollos) tuviesen hecho concepto de que
El mismo virrey tenía que intervenir cuando cosas
su venida (la de FrayTerán, comisario general) era a establecer la alternativa
veces'
proporciones mayores' sin que dejara también de favorecer'
a
que tan íntimamente les es odiosa, manifestaron el encono de sus:í¡imos e1 día
en la sala capi-
a determinados bandos; y aun en su presencla solían 10 de julio del pasado año 1680, entrándose en la celda del comisario tumul-
tular venir ruidosas disputas con denuestos entre unos y otros frailes tuariamente y pidiéndole con especie de violencia nombrase por comisario
de provincia al padre frayAntonio de Oserín, respecto de haber declarado por
y las sesiones duraban hasta más de media noche' Severos castigos
se
eran tachados nulo el Capítulo que ellos habían celebrado, en que fue electo Provincial Fray
p.odtrcí"n contra los alborotadores o contra los que Manuel de Hervas, y aunque el P Comisario General no tuvo por justa la
de
á. t"l.r, enviándoseles confinados a conventos distantes' Después postulación, receloso de peligrar en aquelia asonada, en que veía tan resueltos
publicado el resultado de la elección, los del partido triunfante.lle- empeños, vino por entonces en ello por sosegarles en esta aparente condes-
cendencia, aunque para este efecto, respecto de 1o que ya empezaba a arder el
,,"b".t las calles de costosas banderas y de aclamaciones y alborotaban
escándalo, fueron necesarias asistencias y así las dispuse enviando al convento
los claustros matracas encintadas, marimbas, panderos, cascabeles, los Alcaldes de la Sala de1 C¡imen a que la quietasen; pero como ya tenía esta
de
coplas, todo lo cual recibió el nombre de vítores' La tensión
estas
m¿teria tan hondas raíces en los afectos de los Padres de Indias, sin embargo que
1a providencia del P Comisario no trataba de ia alternativa, bastaba el sospecharlo

para mantenerse en continuo movimiento de alborotos e inobediencias, infi-


riendo de ellas el riesgo de su vida,. Alojado el P Comisario en el recogimiento
13. José de la Riva Agüe to, La Historia en el Peni' pp' 226-227
77
76
tan solo era affibuto de la religiosa que no podía ser rica; las rentas no
bastaban para el sustento de cada una, por lo cual buscaban la mane-
de San Pedro, Pues en los demás conventos había igual
división de afectos' y' ra de subsistir por sí o a expensas de sus padres o parientes; la prelada
,.r.nr-tsisuier'tes, peligro, envió a Chile a dos frailes de los más alborotadores' rogaba y no mandaba, y disimulaba si no era obedecida; gran núme-
Ii" ¿a ¿i^)s írdiciembre del año pasado de 1680 -sigue diciendo ro de niñas y criadas vivía en cada uno de los monasterios grandes, so
"".#
iroe"- se resolvieron algunos frailes mozos a la última violencia' aplicando
ir.go ,1" del P CoÁisario General, cuyas Puertas y patio resguardaban' pretexto de que trabajaban en las obras de mano que sacaban a ven-
".1d, la
p..?..ria", y arn-rados de piedras, espadas y algunas bocas de fuego' quiso der, y cuyo producto era el c.lpital de las monjas. l-as joyas eran conser-
Nrr.rt.o S.ño,, ti.-po quese pudo poner remedio' y saliendo
ii.drd d. Dio,
'un comisario, le re-
vadas por ellas, como también las esclavas; algunas ocupaban vastos
religioso sacerdote que se hallabaiecogido en la celda del
armas que tenían' de que departamentos con sala y huerto; había mujeres que se retiraban solo
cibiero"n con mr,ltitud ie piedras y ofensa áe las demás
á partes del.cuerpoy de la cabeza' siendo ,r medias de la vida mundana. tmbién en las elecciones de abadesa
;;;J¿ ;"y -"1 herido dif..á,.,,.,
il,1, ¿.,r.irr,. las heridas; algunos religiosos de buen celo o de los que
podían se produjeron graves incidentes, como el que ocurrió en 1709 en el
del clamor de las campanas por 1o extraño
nelisrar en aquel tumulto, s.-valieron monasterio de Santa Clara con intervención del cabildo eclesiástico
ÍJü h;;, ,.'rp..to d. ,., las once y media de la noche' dieron lugar a entender y del virrey Castell-dos Rius, y el que tuvo que afrontar el virrey Cas-
.r,il podf" ,.r'lu .".rrr. Dispuse luego al puttto que acudiesen los alcaldes del
telfuerte con intervención de lafuerzapública, en el convento de la
.;i;:" y gentes de infantería .ott "i' t"bo', así para sosegar- el fuego del con-
,r".to .rlárldido, más inextinguible en los ánimos de los frailes' como para Encarnación15.
1a Repúbliia del mayor incendio que podla prender
entre
pr.,r.ni. y pr.r.rvar En un sentido distinto al de los conventos, hubo otra institución
io, ,..,rúr", del vulgo de qui.nes había ya muy crecida multitud en
la plaza
que se reflejó sobre la multitud religiosa: Ia Inquisición. Fue la Inqui-
del convento, y,..tgá po, .1..,o q" tan
haber sido Pronta esta Providen-
"o clamor de 1as mujeres por sición el primer atisbo de sociedad secreta que hubo en el Perú. Ca-
cia hubieran
"."".iáo -,r.has deigmciat porque el
sus hijos y los discursos y enco,,,,uáo' de la chusma plebeya iban reció de ese sentido de reacción contra la poca libertad del ambiente
"t'ii-ientos y
y, a".rdo un cuerpo a este recelo t" '] El P' Comisario se refugió en palacio y de ese contenido anárquico y protestante que caracterizan a la socie-
vrrio. frailes [...] Envié presos --dice Liñ¿in- a la Capitana
pldia la prisiOn de .lad secreta. Pero tuvo su ritualismo, su irresponsabilidad, su supe-
y^l^At*irnntaqueestánenelpuertodelCallaonueve.frailesquesólopudie-
rioridad invisible, su invulnerabilidad, su separación rígida de las
'ro.r
r.. 31 de áiciembre en la tarde: éste fue el mayor lance
"p..h..riidor.l
y que tuve, porque irritados los demás frailes rom- rnayorías sociales, su centralismo, sus misterios, su finalidad trascen-
J. -ortih.r.ión cuidado
el últiáo d.rrhogo maltratando y apedreandoa los.soldados con dental. Y al mismo tiempo fue Ia Inquisición algo semejante a la secta
fi..o.r.r, de
lo,"Ut. ,rro;o y valiéndose d"e las armas que tenían prevenidas' sin embargo l)orque no reconoció autoridades ni jerarquías. Procedió un poco
hrb¿rr.l". h"Áo ,.girtr". las celdas, pret'initndo este lance en el cual obraron como el moderno Ku Klux Klan. Aunque se puso al servicio de los sen-
.i.g.^..r,. q.r".r"Idi..o., lo qr-r. p'"dt discurrirse;.en medio del ruido acae-
cidá murió.rn frail. si.t que pudiese advertirse de qué mano ni qué instrume.n- timientos imperantes, ante su espíritu poco cristiano, cabe decir que
,.1. p..ti". e.ta f"cilidaá, y más ensangrentados todavía'.rompieron por medio füe una herejía al revés. Y, asimismo, al perseguir los libros y doctrinas
J. t.i ¡rr,i.lrr y gua.dias y salierot' " l"'llt sacando aellay alaplaza mayor
el
que consideró nocivos y a), dar el pase a Ios que consideró encomiables,
la que
.adárár del diiuito y la custodia del Santlsimo Sacramento clamardo
en las manos' y
llamaban supresión ion imágenes de Jesucristo Nuestro Señor
, ciudad' habiendo sido
.r, .r," fo.-, se lueron diie,.ntet conventos de esta
y con las proporcionadas.mandé que no anduviesen en 1a calle más de dos per-
de los se-
-ilrgro de la Divina Providencia no haberse excitado entre e1 vulgo sonas juntas, (Memoria de Liñán y Cisneros, colección de Manuel Atanasio
glarei algún alboroto de los que semejantes escándalos suelen
producir' espe-
Fuentes, citada, tomo r, pp. 271 y ss.).
:i;il;:. interviniendo el peligrosísimo empeño de las pasiones nacionales,
recogiesen a 15. Memoria de Castelfuerte, citada, pp.74-76; Memoria de Superunda, citada,
como dispuse luego que ,. prbii""tt un bando Para que todos se
p. 57 y ss.; Memoria de tboada, citada (edición Unanue), pp. 75 y ss.
sus casas ,i., q.r. .r, ninguna de ellas hubiese concurso debajo de grandes penas'

79
78
marcó la iniciación de la crítica literaria entre nosotros: una crítica lite-
cler el Santo Oficio, se predicaba el sermón de la fe y salían los reos
rr oír las sentencias. Venian las abjuraciones o degradación ¡ como
raria tremenda y oficial. Pero lo que importa aquí es su ligamen con Ia
conclusión, los impenitentes eran llevados al quemadero, los arre-
multitud. A ella Ie suministró uno de los espectáculos más escenificados,
pentidos a la horca y los reconciliados eran absueltos por el primer
una incipiente especie de auto sacramental: el auto de fe.
inquisidor con sobrepelliz y estola. La fiesta terminaba de noche; hubo
Aparte de la facultad de imponer las penas de destierro, galeras,
iruto que duró desde las 6 de la mañana a las 11 de la noche. El virrey
prohibición de usar seda, montar a caballo, etcétera; Ia Inquisición
y las corporaciones regresaban en procesión adejar a los inquisido-
i,rrro l" facultad de castigar públicamente mediante los autos de fe'
res en la casa de su tribunall6.
Por ellos era quemado vivo el reo grave que no se reconciliaba con
En un caso, la muchedumbre religiosa senría en carne propia lo
Dios, ahorcado el arrepentido, aunque luego su cadávet era quemado,
rnacabro; y no resultabaya de fiesta o de lucha, sino de luto y pavor.
o quemado en estatua el que había fallecido durante el proceso. Reos
No ocurría eso después de que las campanas de la Catedral, seguidas
de menor cuantía eran simplemente expuestos a la vergüenzapuliica
por las de los conventos e iglesias, anunciaban la muerre del rey o
por medio de azotes alavoz del pregonero y los reconciliados pre-
del virrey; porque servlan para dar a estos acontecimientos carácter de
senciabrn los castigos. El quemadero estaba en Lima en las vecindades
fiesta, de un lado la suntuosidad de las honras en las que se gastaba
áela plaza de Acho y los reos eran entregados a la justicia ordinaria
casi tresmil libras de cera en la Catedral, llegando hasta el techo la cu-
en la puerta de la iglesia de los Desamparados. Las ceremonias con-
liosa arquitectura de los túmulos cargados de luces y jerogllficos ¡
ducentes al castigo del delincuente se realizaban en laplaza mayor:
se levantaban tablados costeados unas veces por el tribunal y otras
de otro lado, elformulismo del ceremonial: el cabildo con sus capas
negras y sin estoques, los encomenderos arrastrando sus lobas, las
por el cabildo; algunos autos se celebraban también en Ia iglesia de
comunidades religiosas con la cruz alta,la clerecía con sobrepellices.
Santo Domingo y en la sala de la audiencia. Se invitaba al virre¡ la
[-a muchedumbre de pavor surgía cuando aquella vida era, a su vez,
audiencia, los cabildos, la Universidad y pueblo por pregones, trom-
sacudida por lo único insólito, lo único inesperado, lo único azaroso
petas y atabales; a veces con un mes de anticipación. Las autoridades
que podía sobrevenir a Lima entonces, pues los piratas no pasaron de
y el vecindario iban a las casas del tribunal a sacar a los inquisidores,
que decían primero una misa, y entre numerosa escolta y grandlsimo
concurso de gente salía la procesión de los reos con la cruz de la pa- 16. JoséToribio Medina enumera 1.474 casos de procesados, aunque calcula que
rroquia de la Catedral cubierta con un velo negro, significando el ir el total llegara a 3.000. Entre 1os casos enumerados: f.i26 corresponden a
entre excomulgados, llevada Por cuatro curas y la clerecía cantando laicos, 180 a mujeres, 101 a miembros del clero secular,4g a franciscanos, 34 a
dominicanos, 36 a mercedarios, 26 a agustinos, 12 a jesuitas. Por proposiciones,
el miserere mei en tono triste. Las insignias de los reos eran la vela 140; judaísmo, 243; moros,5; protestantes, 65; solicitantes en confesión,
verde, que los impenitentes llevaban apagaday los reconciliados en- 109; blasfemos, 97i errores sexuales, 40; bigamia, 297;bri)eúa,172; diversos
cendida; la coroza o cucurucho de papel en forma cónica y de una y no especificados, 306. Quemados en persona fueron 30, de ellos 1J vivos; en
vara de alto en que estaban pintados diablos, llamas y otras figuras estatua y huesos, 18 (Historia del nibunal ¿lel Santo Ofcio de Lima, tomo r,
pp. 177 y ss.). Ver también Manuel de Odriozola, Documentos Literarios,
alusivas al delito; el sambenito o capotillo amarillo con una o dos
tomo vIIr Lima, 7876; Hgnry Charles Lea, The Inquisition in the Spanish De-
aspas también con dibujos y que se colocaba en la Catedral u otras pendencies (New Yo¡k, 1908, Macmillan); Elkan N. Adler, The Inquisition in
igiesias para que sirviera de oprobio del delincuente y de su familia; Peru, publications of the American Jewish Histo¡ical Sociery n." 12; fucardo
una soga al cuello y, cuando se trataba de blasfemos, la mordaza. tlna Palm4 Anales de la Inquisición de Lima; Manuel de Mendiburu, Apuntes his-

vez enlos tablados, el virre¡ la audiencia y el pueblo juraban defen-


tóricos.

8o 8r
ser para ella una mera amenaza. Ante el terremoto, se producía una octubre de 1746. De uno de estos espasmos colectivos nació la pro-
v.ráad.ra epidemia síquica. La gente dormía en calles, plazas, corra- cesión del Señor de los Milagros.
les, huertas y chácaras. Los frailes se confesaban y absolvían unos a El terremoto de 1746, con el que culminó una serie de otros pe-
otros. Las iglesias quedaban abiertas de día y de noche con el Santí- queños temblores, fue el más tremendo de todos. Pareció la tierra
simo descubierto y elevábanse enla plaza de Armas varios púlpitos una obestia robusta que se sacude el polvo de su lomor. En tres mi-
donde sucedíanse sin interrupción los predicadores y salían sin cesar nutos quedó deshecha la obra de doscientos años. Solo 25 casas que-
las procesiones de las diferentes órdenes con rodas las imágenes de sus daron en pie: las dos torres de la catedral viniéronse abajo, así como
templos y los sacerdotes cubiertos de cenizas sus cuerpos y con sogas el arco triunfal en el puente con Ia estatua ecuestre de Felipe v. La
en las gargantas. La inspiración poética, escasa de motivos locales de ciudad quedó como quedan en tiempo de guerra los lugares donde el
, rá.tár tiascendente, buscó a menudo el tema del temblor, desde enemigo entra a sangre y fuego. Había gente que confesaba a gritos sus
Pedro de Oña hasta Caviedes. Barco Centenera describe así el temblor pecados. Entre los penitentes de las numerosas procesiones hubo quien
de l5B2: exhibiose desnuda la espalda, mortificados los ojos con puntas de
fierro, Ia boca con freno, encenizado el rostro con un lego atrás gol-
De ver era mirar cómo salían peándole con un látigo y con un letrero diciendo: uÉsta es la justicia
con mil disfraces hombres y las Damas que el Rey de los Cielos manda ejecutar en este vil pecadorr. La fati-
que aquel punto los indios se vestían ga, Ias incomodidades, el hambre completaron la obra del terror. Había

los otros aún se estaban en sus camas: gente que moría por el olor de los cadáveres insepultos. El mar se salió
algunas sus afeites se Ponían en el Callao después del terremoto de Lima y solo quedaron de esa
sirviendo estaban mozas a sus amas ciudad sus dos grandes puertas y ellienzo de sus murallas, y la iglesia
y dejarlas huiéndose a la calle de San Agustín fue transportada a una isla cercana. Mucha gente en
a do salen, tras dellas, de mal talle. su huida a Lima era cazaday victimada por el mar. Con ello, el espan-

Las unas en camisa, desgreñadas, to de los limeños fue indescriptible. EI 3l de octubre la sola noticia
las otras, dando gritos mal cubiertas, que luego resultó falsa, de que el mar avanzaba, hizo que la población
las otras medias caras afeitadas cntera huyera al interior. Había religiosas que numerosas veces, cre-
caídas, desmayadas a las Puertas: yendo que volvía el temblor, salían enloquecidas, abiertas las manosl8.
las otras con sus hijos abrazadas,
vencidas del temor y medio muertas,
lB. Ténemotos, compilación de las relaciones sobre los más notables ocurridos en
al fin pasó el temblor, aunque turbada
Lima, hecha por Manuel de Odriozola, Lima, 1878. Alll est¿in transcritos la re-
quedó la gente toda y esPantadalT. lación del P. jesuita Lozano, la ca¡ta o diario de Llano Zapata, la relación del
marqués de Obando, etcétera. Vet asimismo los artículos de M. J. de Peralta,
Tiemendos fueron los temblores de 13 de noviembre de 1655,17 Reaista de Lima, 7860, pp.704,741 y 743; Ia Memoria del conde de Supe-
runda (tomo lv, colección de Fuentes, pp. 110 y ss.).
de .iunio de 167 8, 1.' de abril de 1687,20 de octubr.j de t eSZ y 28 de
Había muchas casas gravadas con censos y los dueños resulta¡on, después del
terremoto, partidarios de mudar la ciudad. Se produjo un conficto entre el
vecindario y el estado eclesiástico porque los censos eran a lavor de éste y Su-
77. LaArgentina, cit., cantoxxrt. perunda tuvo en consideración que, cambiando la ciudad, las comunidades

8z 81
En conjunto, el terremoto balanceaba la obra sedante y disolven- cle dulcer, el «ramal» y las horchatas que bebíanse en los nacimientos
te del clima y de Ia vida regalada; sin é1 y sin las creencias religiosas, y que eran bautizadas con nombres humorísticosle.
el relajamiento que, por otra parte, tenía también su origen en el de-
,"rroúo e*.esi ro d. las órdenes religiosas y en la falta de los estímu-
los, d.epuraciones y celo que la competencia con los credos rivales
trr., hrrbi.r" sido absoluto. «Lima, Lima, tus pecados son tu ruina': La muchedumbre áulica era mucho menos frecuente e intensa que la
el grito del religioso Castillo fue muchas veces repeddo' Y en 1746' el muchedumbre religiosa cuyos principales caracreres quedan esbozados
marqué, de Obando, que afirmó que los terremotos tenían origen cn los párrafos anreriores. La entrada de los virreyes y la proclama-
de or.den natural, se atrajo públicamente las censuras generales. ción de los reyes eran sus máximas manifestaciones. En la muchedum-
Además de las muchedumbres religiosas mencionadas, habría que bre áulica se producían las mismas características de la muchedumbre
agregar todavía la muchedumbre religiosa normal. Entre los dlas religiosa. En primer luga¡ eran oficiales y fieles y carecían de todo
d". ,i"grroro precepto, las medias fiestas en que se podía trabajar y los sentido heterodoxo de protesta, de rebeldía. Además, nunca eran in-
f"riaáos pro ft.rtiot arios públicos, más los domingos, casi'medio csperadas: siempre se podía predecir, más o menos, cuál iba a ser su
año pasátase en Lima en descanso y ello ejerció un influjo pernicio- trayectoria. Y tendían a ser unánimes, abarcando lo que en el vecin-
so. ia ciudad tenía morivos de distracción con las procesiones, vls- clario había de característico.
peras, novenarios, fiestas de patriarcas y hermandades, ejercicios, Felices aquellos súbditos de los Felipes porque, para ellos, todos
misiones, conmemoraciones de los terremotos, etcétera. Aparte de sus monarcas eran grandes; España, de la que orgullosos se procla-
la del Señor de los Milagros, hubo otras procesiones limeñas típicas: Ia rnaban colonos, era el baluarte de Ia superioridad y de la predestinación
de la virgen de los Dolores, que después quedó reducida a los extra- religiosa; sus enemigos representaban el mal; el camino de la verdad
muros de la ciudad; la de la Minerva' que partía de la Veracruz y' y del error estaban nítidamente fijados por la Iglesia y por el rey; odia-
sobre todo, Ia del Señor del Tliunfo, llamada la del useñor del borri- ban y despreciaban a lo extranjero; ignoraban la duda, la increduli-
quito», típica de los domingos de Ramos, fundada por el religioso ,lad, la inquietud.
óastillo, j,r.tro .o, la figura de Jesús salla la de Zaqueo, que cada Los recibimientos de los virreyes empezaban con la venida de sus
año se prÁ.ntaba con rr.riido diferente según la moda o la actualidad. cmbajadores. A veces sucedía, como en el recibimiento del conde
y al lado de todo esto hay que agregar la Semana Santa, las misas tle Lemos, que cuando hacla su salva la artillería del Callao a la ma-
corrientes y la celebración del mes de diciembre, desde la Purísima .lrugada del día del desembarco, se coronaba la muralla del puerto
d. Aguinaldo, las de Gallo y los unacimientos', en los tle mujeres y hombres, pareciendo oun jardín de fores según la va-
hasta las -i.",
que injertábanse también jolgorios y comidas típicas, como el upan riedad de mantillas y vesddos muy cosrosos que se hicieron para el

hubiéranse arruinado y que además el esfuerzo había sido enorme' El vecin- 19. Manuel de Mendiburu, Apuntes históricos, p. 47. Ricardo Dávalos y Lissón,
dario pidió entonces una rebaja, a lo que accedió Superunda, pero el estado Lima de antaño. Todas estas referencias a la religiosidad en su aspecro multitu-
eclesiástico suplicó ante el rey. La noticia de la jura del rey Fernando vl fue una dinario abarcan al catolicismo en su aspecro menos puro. pero eso no quiere decir
de las que contribuyó a ir normalizando la vida de la ciudad después del terre- que el autor niegue o disminuya los factores benéficos de la acción religiosa
Ino,o, prr., .o.t ... -otiuo se obligó a la limpieza de las calles y al desaloja' entonces, el aiín cultural, la difusión de la caridad y la beneficencia, el ejemplo
miento de la plaza. de algunas vidas excepcionalmenre puras, el cont¡ol sobre la moralidad, etcétera.

84 85
propósito»; ¡ alrededor de la nave capitana que conducía al virre¡ y las banderas se abatían cuando él pasaba. Días después, además
voltejeaban los barcos y chinchorros, yendo para que desembarcaran de hacer visitas protocolarias, el virrey salía a la plaza, dabavuelta a
el virrey y la virreina balsas entoldadas de tafetanes y terciopelo' ella y maniobraban las tropas o se corrían toros.
Antes de entrar, en la puerta del Callao, el nuevo virrey solía recibir Pero el boato de estas fiesras era emulado por las que se celebraban

las llaves, que, tomándolas de una fuente dorada, le daba el general de cn la aclamación del nuevo rey. Junto a la puerta de palacio se ponía
ese puerto. Venía un retardo de uno o dos días llenados con bienve" un solio con el retrato de éste y un retablo con muchas figuras, entre
nidas de tribunales o con visitas extraoficiales del nuevo virrey al las que al principio estaban el inca ylacoyaentregando la corona real;
saliente o a su esPosa o al arzobispo o a los conventos, no sin que Iuego, para no evocar ante los indios su pasado, se quitó toda referencia

antes lo esperaran hasta la Legua las compañías de soldados a caballo. incaica. Formaba la reducida guarnición, disparaban las piezas de arti-
Llegaba por fin el día del recibimiento, que era en un arco que se llería y los mosquetes y tralan del cabildo el estandarte real para entre-
hacía donde hoy está la calle de ese nombre y, estando el virrey e garlo al virrey o al presidente de la audiencia, quien, después de los
un tablado, pasaban delante de él todas las compañías a caballo, los sacramentales o¡Oíd, oíd, oídl» de los reyes de armas, decía tres veces
tribunales, Ia Universidad, los colegios' Montaba enseguida el vir uCastilla, León y Perú por el Rey Nuestro Señor don Carlos (o don
en un caballo cuyas sillas y guarniciones estaban bordadas en plata y Felipe) que viva muchos añosr, rindiendo por tres veces el estandarte
se ponía bajo un palio que conducían los regidores, mientras los I rnientras el gentío clamaba oViva muchos años» y el alférez real repetía
vesddos todos con ropas de terciopelo carmesí, llevaban luego las mismas palabras entre nuevas salvas. Cantábase un Tedeum,
"lcald.r, claba vuelta ala plaza roda la comitiva y conclula la ceremonia20.
borlas del caballo. El virrey saliente o la virreina entrante se co
caban en el balcón prominente de alguna esquina y al pasar Derivación de la multitud áulica era la multitud que figuraba como
cortejo había cortesías, y de todos los balcones se echaba fores y comparsa en las actuaciones que se celebraban con motivo de los grados

veces plata a los pies del caballo del virrey. En medio de la calle doctorales en la Universidad. Había convocaroria pública para ellos
Mercaderes se construía un arco, empedrándose de barras de plata rnediante una comitiva en que figuraban el graduando, el rector, los
hasta el número de 400 a 500 barras, todo lo que el arco cogía d rnaestros y doctores con sus ropas e insignias; la ceremonia se rea-
cuadro, y a veces se ponía un segundo arco en una de las cua lizaba en la capilla de la Virgen de la Antigua; el acompañamiento al
esquinas de Ia salida de la misma calle, relleno de fuentes y palanga graduando hasta su casa y el banquete que éste ofrecía eran algo obli-
nas y salvillas de plata blanca y dorada. Y en la entrada del conde d' gatorio y a veces también a ello se sumaba una corrida de toros2l.
Castellar, famosa entre todas las del siglo xr,tI, todos los balcones Y todavía, en este largo catálogo de formas multitudinarias en
laplazase adornaron de verde; iban con él veinticuatro lacayos m la Lima virreinal, reducidas en gran parre a ceremonias y fiestas, falta

latos y veinticuatro pa.ies y tres carrozas y seis carroceros con botas rnencionar las corridas de toros y las jugadas de gallos. En el entroni-
espuelas y todos con una misma librea de rojo, plata y azul. Y det zamiento de las corridas de toros se revela la honda raigambre que en
seguían veinticuatro acémilas cargadas con la reposterla y tapad
con unos paños de seda, y en sus cabezadas de seda estaban las arm 20. Francisco de Mugaburu, ob. cit., tomo t, pp. 17, 18, 126, 127, 149; tomo n, pp.
del conde. En la plaza, hasta que el virrey (a veces después de oír mi 56, 57, 58,59, 60, 61, 62, 63.
en Ia Catedral, donde el arzobispo y los canónigos lo recibían con ¿i. Constituciones y ordenanzas de la Real Uniaersidad d¿ San Marcos, recogitlas por
lawdamus y canto de órgano) entraba en palacio, disparaban vari su rector don Alfonso Eduardo de Salazar 1, Zualhs , Lima, 17 35 , Imprenta Real .

piezas de artillería; disparaban asimismo los escuadrones de infanter José de la fuva Agüero, La Historia en el Perú, pp.294 y ss.

86 8z
hombre y el los navíos de permiso y de registro, por el contrabando en grande es-
el Perú llegó a tener la influencia española' La lucha del
en calay por el sistema de libre comercio. Intelectualmente, a Peralta
toro fue aitiqulsima en España: el gladiador romano se consagró
Barnuevo, perteneciente al primer tercio del 700, pero como resul-
Iberia con .rá,.rm y ley.s;-.l esPectáculo prosigue con los visigodos
fe hay tante de un proceso anterior de engolamiento, de omnisapiencia, de
y los señores medievales en los rieptos y desafios; en los autos de
los nobles, servilismo, reemplazan en los primeros planos mentales del país Ba-
,lgo d. la realidad parérica de las corridas. Distracción de
más bien deportivo y gimnástico, de proeza acrobática'
quíjano y Carrillo y Rodríguez de Mendoza, que representan una
t,ivo un valor
esPectáculo inquietud más racionalista, más cientificista, más heterodoxa, pre-
hasta Ia época de Felipe v, que con su desapego Para este-
cursora de la Emancipación; la imprenta, que había servido antes
lo desprestigió ante lá, cort.ra.tos, naciendo entonces el torero pro-
preferentemente para editar catecismos, panegíricos y tesis, publicó
ferioá pofrtr., aunque sin iniciarse todavía su depuración estética'
los primeros periódicos; la literatura, del gongorismo, que a su yez
Aquel ,áÁi,o iniciai está señalado, en el Perú, sobre todo' por
la
siguió a la infuencia italicay clásica, pasó al afrancesamiento, al pro-
c.."ció., dela plazade Acho en la época de Amat, en tanto que du-
Armas' saísmo, al racionalismo. Socialmente, con la extinción de las enco-
rante su período señorial las corridas se hicieron en Ia plaza de
rniendas después de tres vidas, se produce el empobrecimiento de la
nobleza peruana y con ella la decadencia en el boato capitalino; más
tarde perfilase la ascensión de gente advenediza, el segundo proceso
Bor- de esta especie ocurrido en el Perú, pues el anterior había sido de con-
El siglo x\nII no solo señala el advenimiento de la dinastía de los
sino marca' a me- quistadores, de militares, y éste es de burgueses, de comerciantes, acen-
bo.r.s .n reemplazo de la dinastía de los Austria,
tuándose, alavez que la compra de títulos y blasones, la distribución
dida que u^^uirr ndo, una transición integral en Ia Colonia'
Entre'
de los cargos políticos y militares desde España por Ia venta en la Cor-
el60ó y elTO0,sobre todo si uno se norma por la segun.d"'ll:id
la golilla' re de los directos nombramientos reales, que produce, por lo general,
de éste, se encuentran diferencias capitales' En la moda'
en hombres; y el la suplantación de los limeños por los peninsulares. En lo que respec-
el cabello en guedejas, el jubón y el ferreruelo, los-
con ta a los extranjeros, Ias expediciones de piratas y corsarios, tan temidas
guardainfante-y ell,..dtrgado, en las mujeres, frente a las pelucas
rlntes, no llegan ya al Perú; pero llegan expediciones científicas y aca-
io, ,orrro, rasurados, el minué, las casacas, las chupas' los redingo-
En démicas, y frente al casticismo anterior, que solo veneraba lo español,
tes, los cabriolés, los sombreros a Ia Chamberg o a la Beauvau22'
los santos' la Inquisición; cmpieza a primar en ciertos sectores selectos un sentimiento des-
el orden religioso, en el 600, los milagros,
conocido antes: el amor a lo extranjero. Así, Frezier, en 1713, palpa
y en el 70O,1aexpulsión de los jesuitas, el e-spíritu licencioso acen-
la tendencia a imitar a Francia en el tra.ie y en los gustos, aunque
tuado en los conventos y el último auto de fe y el procesamiento
de
nota diferencias, por ejemplo, en el modo de comer, pues los criollos
los inquisidores por malversación. En lo político: un virrey nieto
no usan cubiertos y comen, aunque estén en reuniones, todavía de un
d. r'r, §".tto príncipe de Esquilacht-, así como muchos virreyes
-el
integérrimos, .r, él 600, reemplazados en el 700 Por un antiguo ten-
solo plato, aunque a fines de aquel siglo Hipólito Ruiz en su descrip-
ción de Lima revela que dicha imitación galicista se está acentuando23.
dero'-O'Higgins- y muchos virreyes prevaricadores' Desde el pun-
to de vista económico, el monopolio del comercio reemplazado por
23. Amedée Frezier,Relation du uoyage dz la Mer du Sud,17t3 (pubticada en 1732),
edición española por el mar- p. 228. Hipólito Piurz, Desripción ¿le Lima (Manuel de Odriozola, Documentos
22. La moda, sigb xwrt,por Max von Bon' Prólogo a la
Literarios, tomo IV, p. 251) .
qués de Loalza

89
88
Todo ello ejerció una gran infuencia sobre las ciudades, sobre todo imitando 1oiniciado en Madrid, divide la capital en cuatro cuarteles
sobre Ia capital, y aun sobre la multitud. correspondientes al número de alcaldes de la Real Sala del Crimen;
Esto ultimo, Ia importancia que se empieza a conceder a lo extran- promulga un Reglamento de Policía en 77 69 , en el que se establece
jero, tiene un gran significado sociológico. Al crearse el vínculo real los alcaldes de barrio encargados de la policía, el alumbrado, la lim-
o ideal con lo que está más alejado, se afloja ellazo con lo que está piezay el sumario judicial, en ciertos casos dando cuenta incontinenti
más inmediato, produciéndose un proceso de diferenciación e indi- al juez del cuartel; alcaldes de barrio, cuyo cargo desmereció más
vidualización. La autonomía del ser y del hacer crece, en general, en tarde socialmente y que no fueron elegidos como en Madrid por voto
Ia medida en que se amplía el círculo social en torno a cada sujeto. de los vecinos. Planeó también Amat la extinción de las acequias de
Al ampliarse dlho círculo social, ha¡ pues, más espacio para el desa- las casas y su reemplazo por acequiones subterráneos, sin conseguirlo;

,rollo i. la individualidad; pero en cambio, como partes de ese todo' estableció una comisión de encapados y otra de a caballo para Ia pa-
las personas poseen menos originalidad, pues el grupo social será menos trulla de la ciudad y el campo (los serenos, implantados en Madrid
típt, -.rá, característico. Como en este caso particular de acentua- en 1798, solo inician sus labores en Lima en 1805 por iniciativa del
.i¿r, d.l contacro con lo extranjero, éste no fue absorbente ni total, alcalde del barrio de Montserrat Vicente Salinas, pagados por la pen-
y como implicó la liberación de una serie de sánones rígidos y trasplan- sión voluntaria de cada vecino). En tiempo de Croix, se hace, luego,
t"do. d. España que, con el paso de los siglos, hablan comenzado a la numeración de las casas y la nomenclatura de las calles. Una real
mezclarse con los factores autóctonos, surgió paradojalmente, al mismo orden de 1786 apruebalas disposiciones de donJorge Escobedo sobre
tiempo, la aparición de lo criollo. aseo de las calles, alumbrado y otras funciones de policía. Se nota, en

fh-bl¿., d.rrtro de la capital misma, el siglo xvut señala la aparición general, sensibilidad ante el desaseo de la ciudad y tendencia a re-
de 1o criollo; pero esto ha de ser tratado en párrafos posteriores, con lo mediarlo, en contraposición con el descuido anterior, a pesar de las
que, por ahoia, prescindimos asimismo de la multitud, a la cual, a su lujosas frases que a Lima dedicaban quienes escribían sobre ella. Pero
irr,focriollo tiñe entonces con su abigarrado colorido' Pero, siempre alavez, con la Ordenanza de Intendentes de 1772, el virrey o el
en Io que respecta a Ia capital, el siglo xul significa otras cosas más: la intendente absorben las atribuciones municipales; establécese la vi-
aparición de nuevos factores respecto a lo arquitectónico, a la vida ur- gilancia sobre la percepción y el empleo de los propios del cabildo;
bana, a la vida placentera. En cuanto a lo primero, el arquitecto Matías se reglamenta sus gastos; hay dominio del intendente o de su asesor

Maestro, con anuencia del arzobispo Gonzílezde Reguera, destruye a letrado. Es Ia muerte del cabildo sin dolor, sin ruido, después de pro-
fines del siglo xvu los barrocos altares de talla y casi todos los restos del longada agoní*5.
estilo churrigueresco que habían salvado de los terremotos, siendo has-
ta ahora una supe*irrencia de dicho estilo Ia fachada de la iglesia de san 2J. «Luego que los Intendentes tomen posesión de sus empleos han de pedir a cada
Agustín; y p.od1ga, en cambio, las muesrras de su fría escuela clásica, de una de las ciudades, villas y lugares de españoles y pueblos de indios de sus pro-
l" qrr. ,ro. q.redan la capilla del Panteón y la fachada de la catedral2a. vincias, una razón puntual y firmada de los Justicias y Escribanos de Ayunta-
mientos donde los hubieren; de los Propios yArbitrios o Bienes de Comunidad
En lo que respecta a la vida urbana, se perfila una tendencia a re-
que pagan; de la concesión y orígenes de ellos; de las cargas perpetuas o temPo-
glamentarla, creándose enl746,en el cabildo, eliuezde aguas' Amat, rales que sufren; de los gastos precisos o extraordinarios a que están sujetos;
de los sobra¡tes o faltas que resultan a fin de cada año; y de 1a existencia, cus-
todia y cuenta de estos caudales previniendo que serán responsables los jueces
24. artístico, pp' 162 y 763' subalternos y Escribanos a la certeza y exactitud de estes noticias.
losé de la Riva Agüe ro' El Petú histórico it

91
9a
paseo de Aguas (fruto urbano de la pecadora frivolidad perricholesca)
Respecto a la vida placentera, ella se enriquece, enriqueciendo
con Versalles, aunque no cabe insistir mucho en nuestro urococór, pues
también la vida suntuaria y aun lo§ paseos públicos de la capital, con
no deben olvidarse nuesrros gallinazos y nuesrras acequias.
la aparición de Ia cortesana, es decir, la mujer lujosa y brillante soste-
Pero lo curioso es que postergándose a los poetas farragosos, a los
.rid" por algún magnate. Este tipo de mujer aparece en la corte de
doctores eruditos y aun a mujeres preclaras por su sociabilidad o ve-
los Papas enAvignon y en Roma al influjo de las tendencias que que-
nerables por su virtud, ha sido preferida en el recuerdo, en la evocación,
rían imitar la vida pagana; en el 500 fue poetisa y pintora, pero en
en la inmortalidad, esta acrriz que ni siquiera tiene el relieve intelec-
el 600 y el70O l, mu;.. aParece en el teatro y la cortesana resulta
tual y de belleza de Ninon de Lenclos o la infuencia que hasta en el
.rr,orr.., la gran uestrellar, bailarina o cantatriz, vinculándose a los
estilo de la vida qerció la Pompadour; y cuyo único rasgo resaltante
aristócratas y gobernantes por razones derivadas de su común actua-
es aquel en que cedió su carozapara que la ocupara el Santísimo Sa-
ción pública, áel anfilogo acaparamiento de Ia envidia y la admiració¡
la cramento, rasgo revelador de una religiosidad que, como constata
de las multitud.s. Ér. es el significado de la Perricholi; en 1a época de
como Lemos, que \Y'aldo Frank, es en Bpaña caracterlstica entre las mujeres de su gremio.
golilla, del apogeo de los autos de fe, de los virreyes
Mucho de la supervivencia de la Perricholi, por lo demás, se debe
i^rg b^1", de la Virgen del Rosario en las procesiones, ella no
"rd",aparecer. Pero en el siglo xl,ru,
aquí también lo_in-moral
qruizás a un prurito de imitación: si ella es en sí un símbolo de nuesrra
huüer" podido
adaptación a las costumbres y vicios de las grandes capitales y las cortes
,. h" r,r.lto de buen tono; abundan los matrimonios detrás de Ia Iglesia
a pesar de nuestra leyenda de semisalvajes, su miro lo es también, por-
que las excomuniones clericales no refrenan, pues, dice Frezier, el clero
que si Próspero Mérimée en una comedia célebre y algunos via.ieros
., p"r,. interesada. En el fondo, se trata de uno de los muchos galicismos
no hubieran escrito sobre ella, sus galanteos hubieran caído en mayor
qr..rt,ít entonces de moda; y cronistas superficiales han comparado el olvido. Mérimée, que en Carmen encontró la mujer típica de España
y en Colomba la mujer típica de Córcega, al interesarse por el Perú
,Además de ellas, y así en las capitales de provincia por sí mismo o por medio evocó a una mujer que nada dice de lo históricamente valioso, de lo
de los tenientes,.o-o d" las restantes Jurisdicciones y Partidos por el de los auténticamente caracterísdco que tiene el Perú. Y por ello resulta su
Alcaldes Ordinarios y Subdelegados, se informarán los Intendentes muy Por
supervivencia un símbolo del generalizado predominio de lo super-
menor de los Arbitrios q,r. gor"r.., los pueblos, si para esto tienen facultades
reales; por qué motivos y cán qué destinos se los concedieron; y si la causa 6cial, de lo superfluo y de lo vano: en cierto modo un esrigma.
subsiste o ha cesado; en cuyo caso, o en el de haberse cumplido el tiempo
de
la concesión y sus prorrogaciones, si los hubiere, representar:ín a la
junta superior
para que ,. .rti.tg"r, dichos Arbitrios, haciendo lo mismo quando hayan-de
,,rbrirti, con inda=gar antes si convendrá alterar, mudar o su imposición sobre
distintas especies en que sea menor el gravamen del Común' En España la centralización monárquica implicó,.como ya se ha vis-
,Co, p.oújo .r"*en de todas las noticias indicadas en los artículos antecedentes to, Ia degradación de la nobleza, sin dejar ésta por ello de conservar
d. ,rr, áo",r-.ntos comprobantes que pedirán los Intendentes quando los los peores privilegios, mientras que las ciudades se vieron privadas de
regularen precisos, han di fotmat un Reglamento interino para los Propios y
su poder medieval, perdiendo, asimismo, su infuencia. Pero, al mismo
Aibitrios o bi.rr., de comunidad de cada pueblo, moderando o excluyendo las
partidas de gastos que les parecen excesivas o superfuas aunque éstas se hallen
tiempo, hubo en España decadencia en el comercio, en la industria,
,.rrlrda" o iet.rritiáas por o.denanzas o Reglamentos antiguos» (Real ordcnanza cn la agricultura. Al disminuir esas fuenres de riqueza, disminuye-
ins*ucción de los intendentes deVirreinato 1 Prouincias,
para rl rrtailrrimiento e ron también el intercambio y las relaciones entre los habitantes de las
Madrid, Imprenta Real, pp. 128 y ss. Establecen también estas ordenanzas' distintas provincias, descuidándose los caminos y los medios de
Juntas Municipales, para labores de administración)'

c)2 93
local de España' Perú la sierra no tuvo una ciudad de primer orden, y allilacosra se
comunicación en general. «como consecuencia, la vida
municipios' cuyas particulari- vuelve estrecha, alejando la posibilidad de una fusión de regiones.
i" irrd.p.rra.r.i" d. sus provincias y
estructura geográfrca En el Sur, en cambio, estaban el foco de la primera historia peruana,
dades sociales radicaban, originariamente, en la
el el abolengo indígena más preclaro, fuertes núcleos de población au-
J.f p"it y se desarrollaron dÁpués históricamente en relación con
de tóctona. Por consecuencia, las ciudades del Sur ofrecieron un mayor
,,,oáo .á-o las distintas pro,,ittiat se emanciparon aisladamente
y crearon pequeños reinos independien- colorido vernáculo. Exponente de esto es la fusión que en ella se
la dominación de los -o-,
tes; esa vida local y esa independencia, rePetimos'
finalmente se for- hace, con más precisos caracteres, entre la arquitectura española ba-
secó las fuentes de la rroca, de estructura opulenta y sin reposo de masas y de líneas, trasun-
t"l."i.ron gracias al ,r".,orno económico que
to de la oriental (estilos mozárabey mudéjar) y delaoccidental (estilos
actividad nacional»26.
la pa- románico primitivo y plateresco), y la arquitectura autócrona, hecha
Como consecuencia de este Proceso, se presenta en España
absorbente y una vida local de severidad simétrica, simplicidad de planos, estabilidad de las ma-
rudolade que coexistieran un centralismo
En el Perú sas y de las líneas. Esta arquitectura mestiza o indo-española, estu-
,i." .r, elementos propios en originalidad diversificada'
Ia industria' la diada recientemente por Ángel Guido, surge solo a partir del siglo
pasó algo análogo^poi la decadencia del comercio'
xvII merced a los arquitectos y escultores indígenas que tuercen las
y .l irt.r."-bio en general, así como de los medios de
"gri.trlár" ptopio ocurría en la Metrópoli y puesto normas hispánicas con pequeños detalles, inclusive en la ornamen-
cámunicación, Puesto qu. 1o
en que dichas fuentes de riqueza surgieran
int..J. tación con maíz y otras plantas análogas, pumas, llamas y otros
que ésta rro,.rr?"
elementos zoomorfos típicos y, en general, con remas de folclor;
., .r," colonia. Y también e[lo ocurrió por 1a excesiva extensión de
produciendo, en general, una emotividad nueva en la expresión plás-
territorio que el Virreinato comprendla, su diferente configuración
En un te¡rito- tica integral2T.
geográfica, sus distintas particularidades sociológicas'
otraveT" el predomi- Símbolo de esta arquitectura mesriza es la iglesia de la Compañía
iio lpu.r,o al centralismo, se impuso así, pues,
de fuequipa, ciudad que, por los demás, fue afamada desde temprano
,io á. Ia autoridad real, de la Corte capitolina' EI Perú fue' como
un sobe- por su campi ña. El suelo de Arequipa conuertido en cielo, es el nombre
España, un conjunto de provincias mal gobernadas' con
tomó dis- de una obra escrita en 1752 que, como en una cornucopia de joyas y
.rrro ,to-ind aÍ f..nt.. Ér, l"t provincias, el despotismo
de los corregidores' de flores, brinda un haz de metáforas y de elogios a la ciudad, que
tintas formas, subordinadas al modo de proceder
diflcil acaso por ser presa rica fue rondada por la desgracia en los terremo-
intendentes, hacendados, etcétera' Al mismo tiempo se hizo
propia de las tos de 1582, 1600,1604,1687,1715,1784, renaciendo al 6n con
la uniformidad en las costumbres, en los usos, en la vida
una arquitectura original de cal y canto. Más importancia que Are-
provincias.
quipa tuvo, por sus características agrícolas y su abundancia de población,
Deelloresultaquehubociertapersonalidadenlafisonomíaregio.
Potosí' donde el Cuzco, uGran Ciudad, Cabezade los Reinos del Perur, como aún en
nal y local. La hubo, sobre todo, en las ciudades como
l,persp"cti ra del enriquecimiento fiícil reunió una población
nuTe-
hubo en las principales- ciudades:
,or", h"r.rog éneay levantisca' La 27. Ángel Guid,o, Fusión hispano-indígena en la arquitectura colonial, Rosario,
Curj."o,Ar.{,rip", Trujillo, Huamanga, etcétera' Pero en el norte
del
7924,Edttorial La Casa del Libro. Confróntese sus conclusiones con las deJuan
Kronfuss en srllbro Arquitectura colonial en Argentina, Córdova, Imp. Bifiñg-
nandi; y con las de Miguel Solá en Arquitecrura"colonial enS¿l¿¿, Bueno, Aire"s,
pp'78'79' 1926, Imprenta Peuser.
26. Carlos Mxx, La reuolución española, cit',

95
94
1614 ordenaba el cabildo que se siguiera llamando; el Cuzco, lugar Ia modorra, la desolación y la melancolía de los paisajes y de las me-
Allí' juntas o superpuestas,
de cita de edades y civilizaciones disímiles. setas de los Andes. El campo irrumpe por todas las soledades urbanas.

las cuevas decoradas con dibujos paleolíticos, las gigantescas rocas de En cambio, la campana de una iglesia español y símbo-
lo de vida ciudadana- -elemento
extintas litolatrías, las pulidas murallas de sillares isódromos, Ias se ensancha de vibraciones místicas hacia las
casonas solariegas y los templos católicos hechos con la piedra de Ios lejanías andinas. Un ángelus andino qué distinto debe ser a los atar-
edificios incaicos que conservan aún su huella en algún fragmento deceres en los campos de Castilla, por ejemplor28.
de muro o en algún dintel monolítico' Pero el contraste y la fusión Pero, en la vida diaria, se repite, se sigue, se imita a Lima. Hay
se refieren sobre todo a lo incaico y lo cristiano. uEl ábside del tem- querellas entre los cabildos secular y eclesiástico por Ia precedencia
plo de Santo Domingo J. Uriel Gatcía- es un torreón incai- en la comunión, o por Ia conducción del palio en las procesiones, o
-dice
co; los muros de la planta baja del convento que formaron los antiguos por la tenencia de la llave del «monumento, del Jueves Santo. Cuan-
adoratorios determinan la conformación arquitectónica del cenobio do en 1610 muere el P Martel, virgen, la gente va a besarle los pies
católico. La sala capitular de los monjes dominicos se adapta entre y las manos. Por el obispo nuevo o por el corregidor nuevo, hay lu-
los lienzos del que fue santuario de Venus y las Estrellas. La arquitec- minarias, toros, cañas. Viene la peste de 1614,y para aplacarla salen
tura religiosa de los españoles acepta en parte la idolatría de Ios pueblos procesiones y se hacen rogarivas; el cabildo secular jura al beato Juan
someddos. El salón de actos luce en la testera las alhacenas donde los de Sahagún como patrón y abogado conrra ella y manda novenas
incas sacerdotes colocaban fetiches y ofrendas votivas. Flota en los a todos los santos parronos y abogados conrra epidemias. Y ante la
claustros dominicos un ambiente de superación incaica, de supervi- peste de 1,720 el cabildo jura como patrón a San Francisco Javier y
vencia de algo que no ha muerto del todo. Antiguas portadas de la vuelven las rogativas y las procesiones, aunque el número menor de
arquitectura incaica inician las entradas de las mansiones de los nue- muertos es 100 aldía;para los entierros no se observan los ritos fu-
vos hidalgos engrandecidos por la conquista. La fachada de la casa de nerarios, los perros hambrientos abundan en üopas amenazantes por
los marqueses de Valle Umbroso se amolda a la conformación a¡- la ciudad, y vense casas vacías, ganados sin dueños, heredades in-
quitectónica primitiva o incaica; y como ésta, otras muchísimas del cultas, hijos desamparados. O llegan noticias de que corsarios y piratas
Cuzco colonial. Los portales del comercio enlaplaza de armas son amenazan la costa y se hacen listas de vecinos y soldados, se preparan
de arquitectura española, pero de procedimiento y concePción indl- los vecinos feudatarios a venir a Lima, pero como uel arma más fuer-
genas. Qué porches tan abigarrados y asimétricos como las líneas te y eñcaz conrra los enemigos, especialmente los contrarios a la reli-
de un murallón de los incas. Variedad simétrica de la técnica antigua. gión, es la oraciónr, hay penitencias y preces y se pasean las imágenes
El Cuzco de la Colonia tiene una conformación urbana de dominio sagradas y se suceden las misas y los novenarios, las letanías, los toques
incaico. Andenes, plazas, barrios enteros de predominio antiguo. Se cie- de campana. O se trata de hacer la representación y paseo de redención de
rra la amplitud panorámica de los andenes elevados en la perspectiva los cautivos que los mercedarios organízan para obtener dinero: y la
andinista- o se conservan callejuelas incaicas saturadas de ro- gente acude a reírse porque el turco es muy severo y los religiosos son
-arte
manticismo colonial. La arquitectura urbana colonial tiene dos elemen- muy sumisos cuando van a hablar del rescate; y luego el cortejo pasea por
tos, reminiscencias de las originalidades nativas: estilo incaico, técnica las calles, llevando el corregidor el blanco estandarte de la redención y
española para ambos; estilo y técnica, bajo manifestaciones nuevas.
,¿Y nuestros pueblos serraniegos, andinos, qué conformación tienen? 28. nEl Cuzco de la Coloniar, por ]osé Uriel García, en la edición de El Comercio
Anchas plazas, callejas estrechas y tortuosas donde se refejan el silencio, preparada por César E. Ferreyros y dedicada al Cuzco
fúio de 1924).
96 97
del Señor de Ia Columna' tal vez el símbolo de los quipus en las borlas moradas de los abates y
desatando un religioso las sogas de la imagen
el día de la jura en los cordones de los descalzos. En las fiestas religiosas vibra el pa-
q.r..r" pr.c.dida"po. -rllo,"to" barras y talegos' O es ganismo indígena. Por eso los vemos llevar sus ofrendas a las iglesias,
id ..y y ,. lucen las cabalgatas de caballeros con libreas ricas y costosas' los productos de sus rebaños, las primicias de sus cosechas. Má tarde
;;;';". 1702,"., I"i.," de Felipe v' según dijo el verso popular:
en
ellos mismos levantan sus aparatosos altares del Corpus Christi llenos
de espejos con marcos de plata repujada, sus santos grotescos y, a los
Los caballeros del Cuzco
pies de los altares, las primicias de los campos [...] Brindaban frente
salieron con lucimiento'
a los santos con honda nostalgia la misma jora de las libaciones del
hicieron lo que deblan
Cápac Raymi y finalmente, enúe los alaridos de misticismo que para
pero deben lo que hicieron2e'
los curas españoles eran gritos de penitenciay p^ra los judíos gritos
litúrgico' más sensual' pánicos, bailaban las estrepitosas cbachampas y las gimnásticas cashuas
En aquel escenario el catolicismo resultó más
ante la sonrisa petrificada y vidriosa de los santosr.
después de un terremoto que provocó
-á, i.rt..rro' Así, en 1650, religioso, quedó establecida la procesión
Fue en las ciudades provincianas donde más tumultos hubo du-
delirantes de frenesí
"r".rr", rante la época colonial. Los piratas y corsarios, por ejemplo, llevaron
delseñordelosTemblores,del"qt"tttlosdíasrepublicanossubsistla zozobraa los puertos. Lima sintió de reflejo esa zozobra con las roga-
t" ceremonia del encuentro: cuando la virgen entra Prim.efo tivas, procesiones y juntas de hombres; pero la amenaza efectiva y el
"rrn
."rpfr, la multitud a gritos pide al Señor que no se vaya también' ataque no fueron sufridos por ella. Pero sí el Callao, en diversas oca-
"i
y ."r"i.'f"t andas indián la negativa' la multitud
impreca' llora y
en el culto cris- siones, entre ellas, ante la aparición de Drake, quien solo desmanteló
se martiriza. La supervivencia del espíritu ancestral
algunas naves; Arica, atacada en 1680 por los bucaneros de \Tatling
tiano de los indios, cuyo número tt""'pt'ior al de
los españolesr'
tWatlin g rechazado y
el de que la virgen de con 92 hombres, con éxito inicial, siendo luego
está simbolizada en ,,r-".oro, hechos, como
famoso y muerto, reemplazándole en la jefatura de los bucaneros Sharp; Paita,
óop"obr.r, fuera heredera de un adoratorio anterior muy saqueada por la escuadra inglesa de Anson y asolada por sus moradores
por el Apóstol Santiago
J. ql'r. en muchlsimos pueblos la devoció.n antes del desembarco de los bucaneros de Edward Davis, en 1681; otros
Rayo'' ulos indios
no implique sino un.ro-b," español de, Llipiac"el puertos también desmantelados por el mismo y por Knight en los
,ribrartn de emoción el escritor sureño Emilio Romero- ante
-dice años 1685, 1686 y 1687 , entre ellos Saña y Casma. Solo la ausencia de
la solemnidad del rito católico' Vieron la imagen del Sol en los rutilantes
los colores del iris en un plan común entre todos los filibusteros, la lejanía geográfica en que
bordados de las casullas, de las capas pluviales' y
violáceo' Verían el Perú estaba en relación con sus guaridas, los vientos contrarios y las
[o, ,oq.r.r., de finísimos hilos Je seda en un fondo disensiones intestinas salvaron al Perú de depredaciones peores. A su
vez, la viciosa organización marítima y el atraso de la arquitectura naval
Estado, 1901, pp' 21,42' 46' española y la falta de acierto en los nombramientos de los jefes de
29. Anales d,el Cuzco 1600-1750, Lima, Imprenta del
52, 54, 59, 247, 302, 310. hicieron inestable la tranquilidad del Virreinato; si bien
las escuadras

temores latentes por ello' En tiempo del virrey


Croixfue prohi' Hawkins y Clerk fueron apresados y LHermite muerto31.
30. Siempre hubo
el virrey'*:1t
bido, primero por una o'd"tt dtl corregido¡ que 1t::::i
descendientes
i.ij.;;.'.;.'por real orden, la eleccián que se hacía entre los
(Memoria de 31. Piraterías y agresiones de los ingleses jr de otros pueblos de Europa en la América
r"...1 fie'á apóstol Santiago
¿. f.. i"l'* pí" estandarte ett la del
Española desde el sigh xvt al w¡¡t, deducidas de las obras de D. Dionisio de
Croix, pp. 17) Y 173).
99
98
Pero sobre todo esos tumultos fueron efectivos en Potosí, aunque lucha llegó a la ocupación de los barrios. En I583, celebrábase la
por causa distinta. fiesta del :lpóstol Santiago con roros y cañas en la plaza mayor cuan-
En Potosí, todo transcurre colno en una leyenda o como en un do un exrremeño connotado hirió a un vascongado y ello bastó para
filme de aventuras. F n 1545 un indio descubre la riqueza clel cerro que éstos pusieran fuego a las casas y al barrio de todos los exrreme-
y en 1611 la población llega a 150 000 habitantes. La coronación ños, se formaran ejércitos y se diera u'a batalla en las afueras, en la
de Carlos v costó a los potosin<¡s 8 millones de pesos, y no menos que murió el corregidor de Ia villa. Los bandos de los varios c.nclida-
de 6 millones los funerales de Felipe trt; y el producto de las minas tos para el corregimiento, las disputas del juego, las justas y rorneos,

clesde el descubrimiento hasta 7783 fue82o 573 893 duros' cantidad


aumentaron las querellas. En cada amanecer, o se veía cadáveres de
mayor que el circulante de todos los Estados euroPeos, sin compren- gente asesinada, o a veces no se veía sino huellas de sangre en la
der el valor de lo que por ocultación, desperdicio y consumo de los nieve. uNo había ya padres para hijos ni había parenresco ni har¡ía
mineros no fue quintado, valor que es equivalente o mayor que e1 ya caridadr, dice el cronisra. Los bandos rivales surgían inclusive a pro-
indicado. Extraña ciudad de calles en pendiente, de formación irre- pósitos de querellas de mujeres; y tenían sus exponent., hr.t"
procesiones rivales. cuando la guerra entre andaluces, extrerneños",y
gulat con remperatnento frío en todas las estaciones, sin ningún produc-
Io d. l" ti..." muchas leguas de distancia. Del cerr<¡ en forma de criollos, llamados uicuñas por su sombrero amarillo fabricado con
" lana de aquel animal, contra vascongados está en su auge, vienen las
cono venía un aire impregnado de partículas metálicas, de exhalaciones
mefiticas, y ello, junto con los malos tratos, acababa con los indios' fiestas de la coronación de Felipe IV y de la purísima co.cepción,

Más de 5,b00 bo."-inas llegaron a estar en trabajo, con métodos y los bailes y fiesras .siguen a los desaffos y a las as.nadas. Los iicuñas
imperfectos que incluían el uso de la paja como combustible para establecen su campamento fuera de la ciudad y luchan con el corre-

,.p"r., l" plat" de las escorias y Ia exposición de los metales a los rayos gidor Manrique, coludido con los vascongados. Llegan a expe<lirse
,olr... por 25 a 30 días para producir la amalgamación' nMonstruo cédulas reales conrra los uicuñas. Su jcfe, Castillo, es el rerror á. todo
el Alto Perú. Hasta que la comunidad de la Merced interviene y ras
cuerpo de tierra, alma de plata, abriendo Ia boca para llamar al gé-
nerohumanor, llaman las relaciones de la época al cerro de Potosí. guerras se aplacan, concluyendo cuando Potosí llega a la decaclen-
Y así como el fuego ardía en las huaylas, la avidez, la soberbia y la ciaJ2.

ira ardían en el alma de los aventureros que allí moraban. Y fueron


rremendas y pintorescas sus guerras civiles, en las que las ciudades )2. colecd¿ín de obras 1 drcurnentos re/.¿tittos a ld historia antigua.y moderna ¿/e l¿s
del Renacimiento italiano renacen en un ambiente improvisado, como prouincias del Rio de la P/ata, ilustraclos con notas y disertaciones por pedro cle
Angelis, romo rv, Buenos Aires, Impre.ta clel Estado, 1836. Descripción de la
el de Alaska o el de california durante ula fiebre del oro,. Andaluces,
uilk de Potosi, porJua' del Pino Manriclue. Gabriel Gómez de Sanabrl, Relación
extremeños y criollos luchaban contra vascongados' Ya en 1582 la de las iniquidades y alborotos en la hnperial vilk de porosi y prouincia rb chartas
dtsde el B de juruio de I 620 h¿sta el 2 0 de nmrzo de I 62 5. Bemtrcro de Ia vega,
Grandeza de/ Perú 1, de Pot:osí. Bartolomé de Dueñas, Historia serntfantásica
Alsedo y Herrera. Publícalas D. Justo T,atagozt, Madrid, Imp' M'
(l' Hernán- Potysí Dr. Diego Guillestegui, Historid religiosa profana del íerú. Fray
1e 1,
dez, lBá3. History ofthe buccaneers ofAmerica byJames Burne¡ I-ondon' 1891' Juan de Medina, Relación r/e las guerras ciriles de potosí. Cap. Martín Méndez,
Swan Sonnenschein. Histoire des.f libustiers, tr¿duite de I'allemand de Mr' J' Historia potosin¡2. calancl.ra, Cnínic¿ ¡t¡orulizada.llartolomé Méndez y vera,
-ü7.
L). Hichcnoholtz, París, 1804, Henrichs. nl)iscurso de el capitán Francisco Anales de la W/la Imperirtl de Potosi (ert cl Art:ltiu¿, Boli.uianc,, coleu.ión j, doro-

Draque que cornpuso Joan de Castellanos, 1 586-'l 587", 1921 (publicaciones mentos rel¿tiuos ¿ k historia ¿le Boliuia, París, 1872, v de Ballivián editor). M.lins,
del Instituto de Valencia de San Juan, Madrid). [.a ciurl¿d úni¿t Alberro de Villegas, Ld catnpana fu plata, Lap¿Lz, 1922.

IOI
Algo análogo es también Ia rebelión de Antequera, pero con otro
de los Salcedo en
Análogo a los de Potosí fue el levantamiento significado. En este caso, la autoridad que, en nombre del Virreinato,
Pu,ro, ocirido en los írltimos años del
gobierno del conde de San-
gobierna al Paragua¡ está supeditada al feudalismo típico implanta-
de Lemos' Estos
,ir,.brn y en los primeros del gobierno del conde do por los jesuitas, régimen que evoca al de los modernos trust. Don
del feu-
;;ffi;íf*.,1.,.,."Iifit"" toi'o intentos de exacerbación los José de Antequera, fiscal de Ia audiencia de Charcas, nombrado juez
regionales'.entre
áiil. económico de los grandes propietarios aquella época' de pesquisa con motivo de las acusaciones contra dicho régimen, se
q". J..*ff"ban los minero"s po' l"' t"'"tterísticas de
parcializa a favor de los que estaban oprimidos, es decir, por la gran
en que la minería e,n ptefetiá" a la
agricultura' y por las cuantiosas
masa de la población, y, acusado por ello como turbulento y enemigo
Se ha visto ya que el régimen
il;.;; q;. .,, .r. o,át'.' tenía el Perú' transacción entre
del rey, se vio obligado a dar batalla contra las fuerzas de los jesuitas,
il;;;;;." el Perú fue en verdad una especie de siendo luego apresado, procesado y ejecutado3a.
distantes y
.l J".r,."lir-o político que gobernaba mal las provincias
en lo que respecta al latifundio' al
la autonomía d. 1".1"'eitoii"t"ti"
auge fantástico y
;ñ.;J. trabaio dt lot l'-tdiot' etcétera' Por su
señuelo' los Salcedo
oor las turbas de aventureros venidos con ese El altllu había sido el germen del conglomerado social aborigen, como,
a la autori-
il;;';;;;*¡*¿ de insolencia y de menosprecio frente
según la leyenda, los hermanos Ayar el germen de la dinastía incaica.
dad virreinal. El duro escarmiento
que sufrieron' así como el apaga'
En la Colonia y aun en la República, el ayllu fue, en cambio, el últi-
mientodelasdiscordiasenPotosí,nohicieronsinoconsolidarel lo mo refugio de ese conglomerado social aborigen, reconstituyéndose y
sin cuerpos intermedios en
estatus general vigente de centralismo acondicionándose por obra de las recomposiciones y reducciones, per-
político ya exPresado33' diendo a veces su vinculación sanguínea y totémica, aunque subsis-
tiendo siempre el ligamen territorial. Aun más, en remotos tiernpos el
33. En el año 16(15 emPezaron los disturbios
en Laicacota' que apesadurnbraron a/lu engendró a la ciudad; en cambio, con los españoles, implicó cier-
sus días' El cerro d:,L"i:i::-,t1
tanto al conde de Santisteban que abreviaron ta rebeldía, algo así como un refugio contra la ciudad que concentró
y con ell'r arraio ttna creclda Poblaclon' oarrqu
tcnía una opulelrt ia l'abulosa al invasor, al blanco.
Ios de Potosí' El 24 de iunio de
ello lugar a muchos di'tt"biot' deriva'los '{e
del minero Salcedo con las de otros mine-
1665 ocurrió ,-,^ thoqt'" dt la gerrte
dt'truitl""s por medio del fuego' muriendo dos personas'
;;:.,y". .rro, f,,"to'''
y áa' g¿rrote a uno' Las disi- ajusticiados, hizo arrasar y asolar Ia población de l-aic¿cota, que contaba con
E[ gobernador t-'i'o p"' tit" 'p"i"'"l"t "
v"rios
más de 3 000 casas, y designó por capital de la provincia de Puno a la cir-rdad
denciascontinu"ro.r,to."tir¿rr¿oseentresalcedoyalgunasautoridadespoco
ocrubre de
diestras, como el g'b";;;;;Jaucarcolla' Ángel P""do Et 1B de cle San Carlos de Austria. Las minas cle Salcedo lueron destruidas con agua.

1665 se formó un g"ut to-'lto]en el que dícese oyéronse los Más tarde, en 1703, el rey mandó rehabilitar la memoria cle los Salcedo (Ma-
"";;;á' y el Papa-' Los indultos de la audiencia nuel de Mendiburu, Diccionario histórico-biognífco, tomo vrt, p. B. Solicitud de
;;l;; ,u\4;"." .l ',-'"1 gobil".'o' 'í "y de nada' Gaspar Salcedo
y la mediación d.l tbi;;; d' ÁTqYip; "o 'i"i"or' Juan Pérez de Aller en nombre de Gas¡rar Salcedo, ante el Consejo de Indias,
'.orrsruyó un fuerte, con-
cañones' Ei mismo virrey 1." de octubre de I 680 (hoja suelta), felicitación de don Pedro de Ovalle a don
ofiti'let y lundió
'lornl:r¿ contra los alboro- (ia-spar Salcedo por la sentencia del Consejo de Indias el I2 de noviembre de
de de Lemos ." di'igio ; i"it"tot:r " i*t"tttó juicio sumario
y 42 los ejecutados' inclusive I tr80 (hoj.r srrelra).
tadores. Muchos t,g"torr, ;t'o' fu"ron 'ptes"dos
el mae"rro clc campo
j.,a srl..dr. ,rr'd.p"ndi".nrcs,y principelcl Tlil,^
a o anos uE
14. ManLrel de Mendil¡uru, Diccionario, tomo t, pp. 2BB 1, ss., 348 y ss. Vieii, /.oi
earpar Salccdo fue tonducido preso a Lima' donde se le condeno
Lemos' que satts- .,li'.,t:,.,,.;,.jr,.i.icr'.ii,rtti.li.i:i.,trii¡i(ii¡irirli.-ast,:liilertc,L'lt:t)'ioi'irt. cria.i:i.jr;.c
.LJ.rro y ai pago de 12 000 p"'o'' *át las costtrs' Además
Antonio de l-avalle, artículo en [,¿ Reuis¡¡t de l-ima.
decit treinta misas por cad:r uno de los
fizo su clevoción
"ligio"''"tdan<lo
rc)
ro2
Frente a la vida de la ciudad estaba la del campo' La Conquista ¡ frecuente y más a propósito las ocasiones de tentarlos con la continua

sobre todo, el virreinato hicieron que el campo estuviera gobernado visita y memoria de las cosas referidas pertenecientes a sus idolarías y
por un espíritu no rural. Antes, en tiempo de los incas, había exis- supersticiones»35.
,ido .rrr,rí,-tculo de interacción entre la ciudad y el campo, sin solución Dos clases de facrores impidiero. la rearización plena del asimi-
de continuidacl. Ahora este vínculo de interacción quedó roto. verdad
lismo, o sea, ranro Ia ide.tificación de las colonias con España como
es que aun el predominio de la ciudad no se presentó con todos
sus también la homogeneizaciónde las colonias en su vida interna: fac-
caracteres de brazos y vidas despoblando aldeas y
d. .ii.ir, la absorción tores previos, o sea, predominantemente rurales, y factores subsecuen-

hacienclas, la urbe tentacular. Hubo, inclusive en la población indígena, tes, o sea, predominantemente urbanos. Los factores previos fueron
las diferencias de medio y de raza,la numerosa pobracian de inclios
la tendencia a huir de la ciudad y refugiarse en el campo' En algunas
regiones, sobre todo las más apartadas de la capital, 56 di6 y su condición en la legislación y la realidad, así como las superviven-
-¿u¡q¡1s
lolhistoriadores hayan dicho hasta hoy lo contrario- el caso de fami- cias sociales y culturales autóctonas.
lias cle la nobleza dedicadas a las ñenas del campo. Thl ocurrió en ha- De un lado, la acción de dichos factores previos en la campiíra
ciendas de Moquegua y en hacienda-s de Piura. Pero lo que sí sobrevino peruana ¡ de otro lado, la falta de influencia o intercurrencia .r.,tre
desde Ia Corrq,rirt", acentuándose en el Virreinato, fue la desapari- ellos y los factores subsecuentes o de carácter predominantemenre
ur-
ción de ... ..pí.i,., de vigilancia, de enlace, de celo, que las ciudades bano, que por su parre dificultaron el asimilismo, dan la clase del proce_
irradiaban .oLr. .l campo, ocurriendo, por eso, el desmedro y me- so de dualización cultural que, iniciado en la conquista, ha perdurado

nosprecio de éste. en el Perú.


L" ..d de funcionarios incaicos y los caminos, al conseguir esa ar- Estudiemos primero los factores rurales. E^ Ias grandes haciendas
monización entre Ia ciudad y el campo, habían evitado el fenómeno y minas se desenvolvió entonces una forma de trabajo y de explota-
de la dispersión establecida esPontáneamente por la naturalezaen el ción semicapitalista. La importancia primordial otorgada ar principio
ter.itorio peruano. I.a reglamentación hispana iniciada porToledo no de Ia ganancia, la explotación en gran escala, la separación.rr,..lo.
la evitó. A esto aludía el arzobispo Villagómez cuando decía en sus Exor-
amos o directores de la producción y los trabaiadores, la existencia
tdciones e instrucción acerca de la idolatría de los indios del Arz,obispado de una clase social reducida a suministrar obreros manuales, surgieron

de Lima: uAvuda mucho :rl den'ronio, para conservarse en la posesión


aquí. Se diferenciaba este régimen clel capitalista, sin embargo, J., q.,.
cle su maldito y tiránico imperio, la natural disposición de esa tierra,
carecía del espíritu de empresa, de la técnica, de la superpÁdrr..lán,

porqLle como es asperísima y sus montes son secos e infructíferos, hay del capital metálico, del trabajo libre y del salariado. c;;o el español
se preocupó del fiuto más que de la tierra, del oro más que
,ol"*.tt. de provecho en ella, en las partes cercallas a la mar, algunos de Ia rique_
valles y q.r.bir.l". que hacen los ríos bajando a los llanos desde la ..a humana, vino un proceso de exacciones y despoblació.,
.o-p.rr.r_
plrna, y ll"r-,o, sirven para los frutos de la labranza y en casi todas da en parte por la traída de los esclavos negros; proceso que perduró
".to, con las encomiendas, que apenas llegaron a durar tr.s viáas, y con el
i", p".i", altas de Ia puna hay solamente pastos para la crianza de-los
grr-r"dor. Con 1o cual es forzoso que las poblaciones de los indios régimen de latifundios, que coexisrió con las encomiendas v más tarcle
L". (.o.rro Io son) de corta vecindad y muy distantes unas de otras
pofque la cortedad y carencia de los frutos necesarios no sufre más 35. Pedro de villagómez, Exortaciones e instrucción ¿cer¿¿ ¿le ld. it/ol¿tría ¿le loc
gcnte para po<Jerla sustentar juntos, y Po[ esta causa muchos viven indios de I Arzobis¡tado de Lima, p.66 (colección urtcaga-Romero, tomo xir,
,,r.li,,.,'i,.rrl.nte solos y con falta de doctrina y tiene el Den.ronio más I .'' serie).

IO,{ ro5
las reemplazó, aunque estas, al fin y al cabo, implicaban teóricamente Agrícola, porque el comercio y la industria juegan en aquella sociedad
ciertos á.b"... morales. Vino así a crearse entre el indio y su amo un papel secundario. Guerrero, porque la condición de la persona y
una conexión análoga, aunque no igual, a 1a que el feudalismo creó la atribución de bienes, en lugar de estar fundadas sobre el trabajo y la
entre el señor y el vasallo. justicia, se basan en la opresión ylafterza una gran parte de sus miem-
Y entonces las mitas, cuyo significado está expresado íntegramente bros suele estar inclusive armada para defenderse de las agresiones
en aquel caballo que Antonio de ulloa y Jorge Juan vieron conducido de fuera y para mantener el estado de cosas imperante. Aristocrático,
po. .r, blanco y fer"ndo a su cola, atado de los cabel]os' a un indio; la porque hay clases distintas, con privilegios para la clase militar y te-
sinfonía isócrona e interminable de los obraies, dirigida por el látigo rritorial, mientras las clases inferiores están constituidas por los ar-
nudoso del caporal, a cuyos golpes el indio debía responder, besan- tesanos y sobre todo por los labradores pegados a la tierra que, por
do Ia mano q.r" Io esgrimía, diciendc¡: «Dios os 1o pague, Señor'; el su servidumbre personal o por sus pagos en dinero. consiguen que se
comercio de los corregidores con navajas de afeita¡ lentes, pañuelos les dé tierras cultivadas o la protección necesaria para su trabajo.
o libros, que estaban obligados a comprar gentes sin barba, sin mio- Pero lo que caracteriza sobre todo a la feudalidad es la influencia
pía, sin aseo o sin conocimiento del abecedario' primordial de la tierra en las relaciones sociales, influencia que en las
uTienen por enemigos estos pobres indios el virrey Man- sociedades modernas pertenece al dinero, a la fortuna mueble poco
-dirá
cera- la codicia de sus corregidores, de sus curas y de sus caciques, apreciada entonces. El propietario concede Ia posesión de la tierra du-
que todos atentos a enriquezer de su sudor; era menester el celo y au- rante un tiempo nominal a cambio de parte del producto del trabajo
toridad de un virrey para cada uno; en fe de la distancia se trampea o de otros tributos o de la promesa de fidelidad y asistencia. La tierra
la obediencia y ni hay fuerza ni perseverancia Para ProPoner segun- es objeto de una permuta con serwicios privados o públicos. Ella es, así,

davez la quexar:16. no sólo una fuente de riqueza sino un instrumento de dominación. Por
l" situación rural del Perú de entonces debe ser comparada su intermedio no se satisfacen tan solo las necesidades de la vida mate-
¿Pero
cort el feudalismo? ¿No se ha visto en párrafos anteriores que el es- rial y social; se adquiere derechos de soberanía sobre otros hombres.
fuerzo de los encomenderos para conseguir privilegios de esta espe- La condición del hombre, además, depende del régimen de la
cie fracasó, imponiéndose la absorbente prePotencia de la Corona? tierra. La iniciativa individual, esencial en los regímenes democráticos,
tiene aquí escaso valor. El labrador está adscrito a la tierra. Ella pue-
¿Qué es el feudalismo?
En primer luga¡ que solo ha habido el feu-
es falsa la creencia de de cambiar de manos, ya sea por herencia o por cesión: la condición del
dalismÁ medieval. El feudalismo se ha producido en diversas formas labrador permanecerá igual. Asimismo, la propiedad inmueble pasa
y países: ha existido en China, Japón, Egipto, Bizancio, Turquía, Méxi- por un régimen intermedio entre la propiedad colectiva que carac-
.o. Srrb.ir,. aún en Abisinia, Madagasca¡ Polinesia, Nueva Caledonia' reriza a las sociedades primitivas y Ia propiedad libre y completa que
constituye uno de los tipos generales por los cuales las sociedades hay en las sociedades más civilizadas. Mediante el régimen de conce-
humanas tienden a consriruirse esponráneamente según ciertos medios siones de tierras a cambio de servicios, la gran mayoría de la propiedad
y condiciones determinadas. Ties son los caracteres de toda sociedad inmueble, salvo pequeños dominios exentos de cargas por circunstan-
feudal : caracreres agrícola, guerrero y aristocrático, respectivamente. cias particulares, depende de la otra. Quien cede la tierra por título
gratuito u oneroso no se ha desasido de ella por completo: retiene parte
l. i 'l ir ;l- : rr de sus derechos aunque abandone la posesión y el uso. Y a consecuencia
.\6. Metnorit dc Manccra. t¡rrblj, ¡,lr r r:,r
tado, iB9(;, P.7. de la no prestación debida de los servicios pactados, y aun por capricho,

ro6 ro7
puede recobrar Ia tierra que concedió. Los poseedores tienen un de- feudalismo medieval, que coronan una cima irguiéndose sobre las
,echo precario, incierto, circunscrito, hollado a menudo' Gran propie-
humildes cabañas con sus torres Ilenas de almenas en las que siempre
vigilaban los centinelas; los castillos con sus fosos, anremurales, empa-
clad, pequeño cultivo: he aquí la consecuencia del régimen feudal'
L" social está lejos del primitivo clan familiar como de lizadas, contrafuertes, puertas subterráneas, trampas; los castillos don-
"i.,rp".iónlibres. Los vínculos de subordinación existen no solo de el señor hacía la vida de la guerra y de la diversión con un ejército de
1",
".o.á.ior.es escuderos, halconeros, pa.ies, siervos, soldados, parientes, amigos y
entre, sino en las clases. C¿rda seíror tiene por clientes a otros señores
home- damasr. Támpoco tuvimos a ese señor de horca y cuchillo aislado de
más pobres o más débiles que logran la protección a cambio del
,rrj" p.rsorral. Del terrateniente convertido en vasallo y del villano o quienes no estaban bajo su dependencia: uEl pueblo que habitaba al-

siervá, d gran señor exige variablemente prestaciones pecuniarias o


cor- rededor de él no era de su sangre, no se componía de sus parientes y
(servicios afines, no estaba ligado a él por el afecto y a veces él mandaba expedicio-
porales (J"r-to,-, y coruée) e igualmente asistencia personal
relrcionados con la guerra, Ia justicia o la economía). El lazo creado nes para asaltarlo o vejarlo o expoliarlo. ¿Qué alta idea no debía concebir
entre el señor y quienes dependen de él no es personal: deriva de un de sí mismo pudiéndolo todo por su propia facultad, sin más límites
interiores o exteriores que los de su fuerza? Desde niño, el orgullo de su
contrato real sobre concesión efectiva de tierras'
La soberanía está dispersada ante innumerables jefes de agruPa- padre y la sumisión de sus siervos le enseñaban que todo era lícito. Cre-
jerarquía' ciendo en medio de esclavos trémulos y despreciados y de espadachines
ciones feuc{ales que se dividen el suelo, jefes unidos Por una
Cada grupo f.uád es algo así como un pequeño Estado con eiército' prontos a ejecutar cuanto les mandase; superior al medio y a la opinión,
tribunales, consejos de gobierno, tesoros' brazos propios' ignorante de la vida social, sin que nadie le contradijese jamás y sin temer
La sociedad [eudal, cuyos caracreres esenciales quedan así resumi- la represiónni las reconvenciones, adquirió una exrraña energía de carác-
dos, puede provenir de cuatro clases de origen' No interesan aqui
di- te¡ volviéndose no solamente feroz, pérfido, escandaloso, sino también
rectaLente ires de ellas: la evolución normal de una tribu o nación' la caprichoso y extravagante y rechazando todo progreso».
desorganización de una gran monarquía mediante el paso más o Ni castillos, ni señores de horca y cuchillo en el Perú. Támpoco e[
la constitución fiaccionamiento del poder político con diversas soberanías dentro
-.r.oi rápido a otro tiPo de gobierno monárquico,el soberano de un del Estado. Ni la jerarquía de los rerrarenienres alrededor de la auto-
voluntaria como régimen rransaccional iniciado por
gran Estado monárquico que tiene vastas-provincias lejanas' Lo
que ridad suprema, prestándole servicios militares, ayudas de dinero, asien,

L-rr.r.r" aquí es el cuarto caso de sociedad feudal: la venida violenta to en el Consejo. Ni el carácter militar y guerrero de la sociedad a base
de servicios de pecheros. Ni la caballería. Carente de los matices mili-
d. ,,rr'r p.r.tlo conquistador. Naturalmente que la feudalidad surgirá
lozana'y máxima cuando ese pueblo conquistador tiene instituciones tares y políticos, típicos sobre todo en la Edad Media durante los

feudales. Se crea entonces un régimen más riguroso, una


jerarquía más siglos xt y xv, puede, sin embargo, exisrir el feudalismo económico.

severa; los conquistadores toman o conservan una organización


mi- Como el feudalismo es un régimen afincado sobre todo en la propiedad
litar y exigen l" estricta ejecución de los servicios feudales: así sucedió inmueble, sus raíces son muy hondas y aun en procesos más desarrolla-
en Inglaterra en el siglo xI con los normandos' dos de Ia sociedad pueden, por eso, subsistir gran parre de sus privile-
l,a-etapa feudal e,, Europa estaba liquidada o liquidándose cuando sios. Eso pasó en España, y pasó también con los españoles en el Perú.
la Conquista se produjo, y los historiadores discuten si hubo alguna Además, en un país vasto con pequeño número de conquistadores,
u., f"u,]"1irrro, 1" r.,-t"r,,..a europea, en España' E's así cómo en el Perú con población aborigen o conquistada numerosa, con predominante
" importancia de la tierra, con agricultura desarrollada, el régimen que
no llcgaron a haber castillos, oesos símbolos de la prepotencia del
roll ro9
caracteres ciertos productos de su cultivo, aun protegerlos. La esclavitud coge o
se tiene que crear, si no es feudal, adquiere muchos de sus
vista económico37' capta a tribus salvajes o pastoras, sobre todo; la servidumbre, a sociedades
esencialei desde el punto de
Pero ¿por qué no creer más bien que la situación en
el Perú para agrarias. En su condición, el esclavo esrá en un grado inferior al sieruo,
el hombre sie,do más frecuentes en aquél
el indio i,r" ,rr" situación de esclavitud? En la esclavitud las mutilaciones, las marcas, etcétera3'.

., p-pi.d",l del hombre, como un animal' El sedentarismo y la agricul- En general, el paso de los siglos cambia poco el alma del labriego.
Es que' Siempre el campo, a pesar de que da el sustenro a las ciudades, es
rura son campos propicios Para su aparición sociológica'
t"r*i.tologi, spenceriana, la esclavitud surge cuando se incor- medio y objeto del espíritu director que viene de ellas y sobre todo cre
según la
pian individro, "i.lráot que vienen-de otras sociedades por comPra la capital. Mientras que cada aconrecimiento histórico deja muchas
análogas. La servidumbre, al contrario' resulta de
,, o,r", anexiones
arrugas en el rostro y el alma de la ciudad, el campo varía poco, el
perteneclen- labriego es el hombre ererno que precede y sobrevive a la cultura.
la incorporación en masa de sociedades o clases enteras
son arrastrados lejos de Ensimismado, circunscrito, mísrico, es, al mismo tiempo, la fuente
t., ell"r, nace de la conquista. Los esclavos
" no hay para qué-ni siempre viva de la sangre que en la ciudad hace la historia. sin su anuen-
su terruño; los siervos r. qrr.da't' en él porque
darles
cómo reemplazarlos y ., d. interés para el vencedor dejarlos'
cia o sin su inrervención, de la ciudad recibe el progreso, el mejora-
miento, aquello que ha de querer, a veces aquello por lo que ha de
morir:r'). Razones érnicas, geográficas y derivadas de la dualidad his-
3T.QuienSeguramenteprimerovinculólaleudalidadalasituacióndelPerúdes-
"' tórica creada por Ia Conquisra acenruaron ese proceso en el perú.
Ulloa Sotomayor en su t-esis sobre
Ñt O" li .orqrirt" f,r. el doctor Alberto frases per- La separación entre la ciudad directora y el campo explotado dio
i" "órg"nir".ián social y legal del trabajo en el Perú'' Dicen así las
lugar a una serie de conspiraciones y levantamientos primordialmen-
tinentes:
po, obra del derecho hereditario que las leyes de Tbro reglamentaron te campesinos; entendiendo por campo también la aldea, el disrrito
"Y "rl las Partidas'
y ,lg.ú.iao el orden de sucesión qt" ¡"t" l" Corona establecían y el espíritu antiurbano o, mejor dicho, antiespañol en sus aurores.
'rJo"p,rndo l, lorma clásica del l"tiiut-'Jio y b'jo el amplio y arbitrario
^ombre
feudal' Los propietarios de
Así, cabe mencionar las conspiraciones de los indios de Lima antes
de hacienda, nace, se clesarrolla y establece el régimen
consumen en un trabajo del gobierno del concle de Lemos y en el del conde de Castellar (en
las vastas haciendas donde till"re' de hombres se

hombres libres en el nombre' pero obligados en el hecho' como ambas ocasiones las manos y huesos de los ajusticiados fueron col-
.levastador,
esclavos
los pecheros de la Europa medieval, u hombres simplemente -traídos gados en el arco del puenre que fue destruido en el rerremo to de 1749).
omnímodo' que reconocen la auto-
d. ,ifri"r-, .ros propiátarios, cuyo poder es
Y la rebelión de Juan Santos o de Apu Inca en las montañas de
l" .1..r."t,n, q*t tt ttigtn en gobernantes' t: Jauja,
ridad pero qr-r" -en .iueces' "j::- en tiempos de los virreyes Villagarcía y Superunda, aún no desentra-
que, decaída
ticiadores son los señores del'feudalisi-ro histórico; institución
en el Viejo Continente por la evolución de las icleas
y de la organización política ñada. Y la rebelión de t7 50 en Lima, en la que fueron ajusticiados
de los Estados, ,.rr".ii.r, el nuevo, donde aún tenía
un papel histótico que 6 caciques. Y varias sublevaciones en Huarochiri. Y, por último, las de
la guerra fue origen del feudalismo' la
desempeñar. Y así como en Europa e1
Túpac Amaru y de los Catari en 1780.
lot p"ttlo"tncidos' pero ya en ellos perdieron los
.orq,-rir,, lo estableció .,-,
por el medio donde radicó
seirores su caráct.r d. e,trar'jetos y fueron asimilados
qt" eran ya nacionales'
r.., p.opi.d..l *rritorial, h",i" pto'-tto sus descendientes
38. nos jours, bajo la dirección de Lavisse y Rambaud,
Histoire générab du iue siécle á
toi' y.el desarrollo del criollismo' del
.ri,"Ábié., aquí la mezcla
"i"bo'igt'-t tono l.L'Europefeodale., por C. Seignobos, París, 1912, A. Colin. Ch. V.
ya la propiedad no
elemento p.rr',",-to, hicieron que a la 'uelt" dt tres siglos- Langlois, Historia de la Edad Media. Ch. Morret, nFéodalité, enl¡ Gran¿le
t'pañolts, sino en las manos de los criollos y que'
estuviera .n ,rr"rto, de los Enqtdopidie.
como la Indepen<lencia.t" ob", resPetatan su propiedad y sus derechos
"' 19. C)svaldo Sper.rgle¡ ob. cit., rorno lrr, pp. 134-140.
consuetudinarios, (PP. I 05-106)'

IIO
gentes de que ahora mismo es una de las obras teatrales preferidas en Rusia so-
En los alborotos de Potosí, cle Laicacota, intervienen
dominantes' En las conspira- viética. El comendador Fernán Gómez de Guzmán abruma a Fuen-
la superestructura sociai, de las clases
campesinos' la teovejuna con pesados tributos, despoj a de sus bienes a sus vecinos
.io... y levantamientos indígenas, o sea netamente
viene de la inferestrtictura, de las clases dominadas'
Allí las con o sin pretextos, toma por la fuerza a sus mujeres. El pueblo en masa,
reacción
raza desplazada de toda por fin, a los gritos de «¡Fuenreovejuna! ¡Vivan los reyes y mueran
conmociones son del fondo del pueblo' de la
disotución de st élite dirigente' los traidores!, asalta el palacio del comendadoE lucha con su escolta, lo
función, convertida enfellah pár la
por el mata a pedradas y a golpes y veja su cadáver. [Jn pesquisidor real llega
por Ia forma drástica .á-o p,ot"diergn.lgs..conquistadores'
superioridad para castigar a los culpables; pero a pesar de las amenazas y de los
predominio que merced a su superioridad bélica y
a su
tormentos, todos, a la pregunta: u¿Quién mató al Comendador Ma-
ié.rri." i."rrgu.".o.t ellos o sus continuadores'
Estas conmociones no tuvieron entonces
como objetivo inmedia- yor?r, responden siempre: nFuenteovejunar, y al preguntárseles «¿Quién

to la tierra.Ello no debe desorientar, porque así ha ocurrido hasta es Fuenteovejuna?r, responden: uTodos los vecinos de esta villar.
Tál episodio sirve para revelar cómo ocasionalmenre surge en el
antes del siglo xtx en muchas comarcas campesinasa0'
Pero su Jrigen tácito, su entraña oculta está en
que se trata de luchar espíritu de la multitud expoliada el sentimiento de su unidad intrínse-
al campesino de su tierra ca, cómo ula muchedumbre se hace pueblo, el rebaño se transforma en
contra qrri.rr.Jd despojar Permanentemente.
y haciéndole acumular ser colectivo; el egoísmo, el interés privado, la preocupación personal
p-..dá con él agraviá"aoto en todo sentido local desaparecen y se sumergen en la voluntad general, hasta que sobrevie-
i.rr.o... q.r. ,1gúrr",1í" estallan' Su carácter es' por ende' meramente
del ndelito colectivo' porque nen luego el desmayo, el misoneísmo, la apatía. Pero la rebelión de
¡ ,lo r.r*o, ,.[iorld. Entran en los lincleros al uacto reflejo'' Se ha Fuenteovejuna, como todas las rebeliones populares, necesitó de algún
í.rr.t a asimiiarse a la venganza, a la represalia'
revolución está en que la meneur, o agitador. En el caso de Antequera, ya mencionado en su
dicho que Ia diferencia entre"una rebelión y una
mientras la significado divergente a los ahora tratados, pero también en algo pare-
revolución aspira a cambiar los usos vigentes en una época'
rebelión r.pi." r."-biar determinados abusos' En este sentido' los levan- cido a ellos en cuanto a su génesis, el meneur resultó arrastrado por el
-indígenas
o campesinos vendrían a ser rebeliones más que re- personaje colectivo: Antequera también pudo, cuando le interrogaron
tamientos
histórica' su heroísmo' por el autor de los desmanes ocurridos, decir no ya «Fuenteovejuna,
voluciones, aunque.u r..t,ido de reivindicación
con la masa de la naciona- sino uParaguayr. No ocurrió otro tanto en el caso de Túpac Amaru.
su espontaneidai, su profundidad en relación
Si la rebelión de Fuenteovejuna tuvo su comendador, la de los
[dai, le d.an un tremendo y respetable significado prerrevolucionario'.
clase de movimientos tolectivo, ti.rr.tt un
exPonente genial indios del sur del Perú en 1780 tuvo al corregidor de Tinta, kriaga, y
Esta
de Vega Fuenteouejuna' al trato que, en general, a los indios daban los corregidores, caparaces,
en la literatura clásica, en el drama de Lope
curas, etcétera. Pero como Túpac Amaru era relativamente culto y
bastante inteligente, su rebelión fue preparada con caurela y preme-
ditación, después de varias inrentonas legalistas para mejorar la con-
40. Díazdel Moral, nHistoria de las agitaciones campesinas andaluz'as: Córdoba''
Maclrid, 1()29, Reuista rJe D,,e'ho-Pri'ado' nlas conmociones
populares cordo- dición de los indiosar.
xlx, tuvieron por obietivo la tierra' En vano.se
b.r^ al siglo nunca
",-r,.rior"s agrario- ['- '] En cambio'
rebuscan .,-t n.r.rr., hir,oria las huell¿s de urpartido
que la ira pápular ha estallado en terribles' 41 . He aquí un retraro de Túpac Amaru según una relación de la época: nEra hom-
har-r sido varias Ias ocasiones en
bre de mediana estatura, esto es, más pequeño que alto, reforzado y algo car-
:rrrollador:rs revueltas, pletóricas it f"t'" y dt gt""dt'"
que arrojan n-rucha
(p' 23)' nudo, aunque con proporción muy regular, muy blanco para indio, pero muy
Iuz sol¡rc la sicología.ál".tiua de estas gentes'

ttz rt3
y los ma- Túpac Amaru no representa el último de los levantamientos indí-
Surgió esa rebelión contra las mitas, los repartimientos
y su repercrlsión genas. En los primeros tiempos de la República habían desaparecido
los coriegidores y malos funcionarios en general'
las mitas, los obrajes, los corregidores; pero había el reclutamiento, el
f,.r. i.má." .r, .i .rr. del Perú, Alto Perú yArgentina' ¿Pensó Túpac
vida administrativa pongaje, el tributo suspendido en lB54 y 1866 y restablecido más
Amaru tan solo en una mera modificación en la
suprimiendo los corregimientos y los tarde, con otros nombres; y, la raiz de todo esto, el latifundismo, vale
y tributaria de las provincias,
'repa.tirni.r-tto., .r."rrdo alcaldes indígenas en cada provincia' po- decir Ia servidumbre, vale decir el analfabetismo.
el domi-
;i'.;J. un virrey en el Cuzco, udejándole al Rey de España
y al obispo
nio directo, del Perú, como dijo en su oficio al cabildo
leyenda no confirma- V. V. quieren a malas mañana lo virán con el lavor de Dios, ya les tengo por
de esa ciudad? Los planes más vastos que una
al ver inútil todo dónde pegar avance y así no ay más remedio que tenga; si V. V se porfían más
da aún, le atribuye, ¿surgieron de la desesperación
no ay ni para tres horas con el favor de Dios para mis soldados, te diré acabar
t?"2 Lo cierto es
.-p.Ro pacífico o i. ..t clarividencia de libertado
sin duda y así no ay más remedio, tengan lo que tuvieren de armas no será caso
qr.rÉ po.o, de sus secuaces iban más allá
de motivos simplistas' in- para mí con el favor de Dios; y sepan an de volver por tierra y polvo y a vir cuál

á.di".o., propios de mentes semicivilizadas o semibárbaras' como nos aiudará Dios y cuál seremos hombres de c... y así este es de lo alto. Convie-
ne para mí, D. ]ulián Puma Catari; ya queriendo a bosotros cribillos que
1o *,
revelan y excesos que en vano Túpac Amaru quería
".,r.ld"des vengan traendo a los tres ladrones bien amarrados y traiendo a esos tres ladro-
su escasez
impedir o atenuar. Ello' así como su falta de disciplina' nes serán perdonados todos y ellos, los cribillos y los más chapetones aprisiona-
á.fr..rm de fuego, la superioridad técnica y táLcticade los españoles dos, también con eso quedarán del todo perdonados y serán muy Queridos y
que la rebelión
y .i."ta.,.t d."l,r.h, d. '""' y aun anticristiana amantes de mi corazón y Alma; quedarán mis hijos firmes para no tener Penas
ni cuiclados y no dintrarán a todos mis indios como que traigan a esos ladrones
adquirió, le fueron fatalesa3' chepetones, o si no, que mancomunen todo cribillo para quitar la vi<1a asirnis-
mo a todos los ladrones chapetones; y quedarán bajo de tres juramentos y con
y su serenidad natural el testigo del Santísimo Sacramento del Altar y su Madre Santísima Soberana
poco para español, tenía majestad en el semblante
de las Mercedes y así lo tengo mandado y firmado y que tengan muy presente
s.'e*pli."b, .nt' 1' Parecía que aquella alma se hallaba de con-
;;;*;;"t 'it"' asumptos' No era fácil esta mi advertencia para en adelante si despreciando esto ejecutase a lo contra-
tinuo retiracla de su seno y siemptt o"up"d' tn grandes
escrudiñar los agenos: tenía taletrto' Pero no
rio se volvirá todo en ceniza no han de durar asta B días entre tanto espero
a confiar su pecho ni
"-Éi"ioto" lrat-rco y agradable con sus amigos' ar'Lnque
cerrar punto oy 7 de abril de 178l años guarde. Yo S. Majestad Virrey Puma
,i.-pr. bi.n dirigido;era hombre
Catari. Espero en Dios todas las veneraciones y acatamientos del Alto Re¡
de vengan-
tar-rí, po"or; sufríi pero no con exceso y no malogr:Lva las ocasiones
Bibliotecas' tomo v)' Amén, (estos y otros documentos del asedio de La Paz por los indios, en
,",, f.if*i¿" pt,blicada e¡ Reuista de Archiuos 7
nDiario de los sucesos del cerco de la ciudad de La Paz en 178i hasta la total
42. Yéaseen Mendiburu,
-- tomo vlll,p' 132' esas cartas conciliatorias al cabildo y al pacificación de la rebelión general del Perú por el señor D. Sebastián de Segu-
l.^?^71
olri,po; y en Miller, tomo t, pp' 15' .16' 377 ' 384' la carta pidiendo. rola,, en Arcbiuo Boliuiano de V de Ballivián citado. Véase también Colección
infiel
de traidor y rebelde
ar.ilr.. A1 obirpo le clecía: 'Á''lqt" hoy se me note de obras 1 documentos de Pedro de Angelis, tomo v, Buenos Aires, 1 836, ya ci-
t{"'i' tnno<:t' el tiempo que su vasallo
y tirano a nuestro rrro,-,ar<;a Catlos, -soy tado. Asimismo nDocumentos relativos a la rebelión de'Iúpac Amaru, en
tiranias-del reino'' Andrés'fúpac Amaru
i.. 'ip"* sólo pretendo quitar las Reuista d¿ Archiuos 1 Bibliotecas, dirigida por Carlos A. Romero y R. Rey Boza,
en r-,or,,b,. de M' Carlos ttl'; lo mis¡ro que f)iego' José tomo 4 (cartas de D. Antonio de Arriaga. Diario de los principales hechos del
hizo sus ec{ictos 'S'
Dios ni contra el rey sino
Gabriel decía lo propio: nEsta orden no es contra rebelde Túpac Amaru se§ún noticias comunicadas del Cuzco a esta capital y
Angelis, tomo IV, edición I 910, pp. 350, 351, otros documentos). Y la Memoria deJá,tregui en la colección Sebastián Loren-
contra las -al"s intro,l.,ccionesr,
353,355,410. te. Y el notable artículo del Félix Cipriano Coronel Zegata en eI Diccionario
los directores del levanta- de Mendiburu. Y la tesis de Emilio del Solar sobre 1a rebelión de Túpac Amaru.
43.
-- Véase, por e.iemplo, lo que mentalmente valían
tl como ésta: uY ¿sí cristianos Y los manuscritos de la Biblioteca Nacional).
.ortá"i.rldo .l espítitu y
-i.,-t,o,
estilo de cartas

rr5
tt4
Los levantamientos se producen intermitentes. El indio humilde, eran slno lnvasores y extraños. En el Perú, en cambio, el orden ne-
paciente, silencioso que, según Matienzo, uparticipa delarazón tamenre indígena o incaico había sido destruido. con la complicidad
-aquel
para sentilla y no para tenella o seguilla, para éI no hay mañana'; aquel decisiva de los siglos, se había producido en parre la mezcla á. ,"r"r,
qu., .egún Concolorcorvo, cuando se le pregunta si Jesucristo está real surgiendo una nueva fisonomía colectiva en el sector más conscien-
verdaderamente en la hostia responde nasí serár, y cuando se le pre-
f te del país. Ello no implica desconocer la importancia de la figura
gunta si le han robado mil carneros, aunque jamás haya tenido ninguno, de Túpac Amaru, imporrancia inmensa que tiene inclusive ..p...rr-riór-,
i.rporrd. uasí serár-, l'uélvese sanguinario y terrible cuando suenan los palpitante. Túpac Amaru, sombra patética no solo po. ..-, .d_
pututos, cuando lo mueven los cabecillas, generalmente, dice Emilio vaje, sino por sus rencores y amarguras iniciales y por "r..irr"to
su campaña
Romero44, licenciados o sirvientes en casa de ciudad. Prende fuego en frustránea, figura enhiesra en su rebeldía y en su maitirio, y también
las haciendas, roba en los almacenes llevándose lo que él mismo sembró Atr-rsparia, su hermano
a través de los siglos, sirven para hacernos ver que
y cosechó, se embriaga de alcohol y, de sangre; y es diezmado
a veces, el problema humano, que el problema indígena, son capitales y que
luego por la gendarmería, llevado a la cárcel de la provincia, empapelado deben ser abordados para evitar largas y tremendas injustiáas y br.,ro y
por el tremendo expedienteo judicial' Levantamientos aislados que, a sangrientas rebeliones. Pero ni a-mbos caudillos ,i quienes siguieron su
pesar de producir tipos formidables como Atusparia, el rebelde de Hua- huella pueden ser un modelo. Y si de buscar se trara u." fig,r.a rutelar
raz, Ia Historia no registra y la capital ignora; levantamientos fugaces que para referirnos al indigenismo benéfico, incorporado ara iÁizacíóny a
interrumpen aquella vida monótona como los cerros elevadísimos la nacionalidad sin desmedro de su conciencia y de su dignidad dr rá^,
que enmarcan la lontananza, terrible como los precipicios colindan- cabría mencionar a Mateo Pumacahua, el cacique de chincheros, rebel-
,.. .or-r los senderos estrechos y con los sembríos que pintarrajean de de en 1 B 14. ¡Sin mengua de ningún ideal ni concepro básicos pod.emos
amarillo o verde el ancho paisaje azul y oro de la sierra. acompañar a Pumacalrua en su rebeldía y soñar en que debió vencer y
crear un gobierno neramente peruano, ni extranjerizado ni regresivol

Estos levantamientos, si surgen puros, autónomos, locos, sin plan fijo,


netamente campesinos y antiurbanos, no pueden ser sino locales y Se ha dicho que si lo agrario no esrá en desacuerdo con el espíritu
con un significado fatal de urebeldía contra la civilización', por más que industrial, la preocupación técnica, el dinamismo, la prosperidad, en
sus jefes tengan un altísimo relieve de conciencia. Cosa muy distinta cambio lo rural manriene al hombre pegado a ta gleba o.gári."-..r-
que con nuestros levantamientos indígenas ocurre con los hechos te como un ingrediente del paisaje, sin engañarlo con lo distante,
análogos en países como Ia India y Egipto; por ejemplo, las subleva- haciéndole ignorar la nación, el Estado, hasta que le cobran el impues-
ciones de los cipayos y de Nana Sahib en lB57 y las de El Mahdi en ro, lo reclutan para el cuartel o ve llegar a los soldado, .*,.rrr^;..o,
1885. Suponiendo que dichas sublevaciones, además de justas hu- que a veces no cometen mayores excesos que los soldados propios.
bieran sido benéficas, en caso de triunfar habrían reiniciado un orden El Perú fue, en ese senrido, rural y no agrarioa5. Así el señoi frfriUlp
de cosas estructurado y autónomo dentro del cual los blancos no

45. cuenta Raimondi que durante sus viajes por la sierra, aI verle apuntar sus obser-
44. nlevantamiento de indiosr, Reuista Peruana dc Ciencias Jurídicas 1 Sociales' vaciones meteorológicas, los indios creían que eran para imponerles alguna
N." 2. 1928. contribución o para saber el número de reclutas; y qr..,.strdo d.
"--b.i"-
tt6 f17
Perú' del mundo. lJnjamos, por eso, a la nacionalidad peruana integral, re-
Ainsworth Means, en sus notas sobre la sociología campestre del
exteriores de la pitiendo como un leitmotiu, para rodos los pensamientos sobre la
observaba en el presente siglo, como características
ler' patria, que el Incanato fue tan solo el terreno y el Coloniaje ran solo
población de los'distrito, á.,,t"tos, la mente malhumoraday
suciedad' la insalubridada6' el aluvión de los cuales ha salido, va a salir, la cosecha ópima.
á", p.r"d" e inerte, Ia mala nutrición, la

¿Pe- ."be esPerar un remedio a esto, cabe confiar en que dé algún


iesultado la preocupación por el indio?
por
La tesis .rp"ñoiirt" máxima, sostenida entre los cronistas
el indio no tiene remedio' es Hasta aquí las proyecciones generales derivadas de los factores de
Sarmiento de^Gamboa, es pesimista:
no hay sino que carácter primordialmente rural que impidieron la realización del asi-
un enorme peso muerto sobre el país' Contra ella
milismo, o sea la identificación enrre la Colonia y Europa, y la homo-
repetir .l de la apuesta planteado por Pascal a los que
".g.r-.nto en favor' decía' apostad' porque
de Dios. Apostad
geneidad de la Colonia en su vida interna, haciendo perdurar la falta
niigr.t 1".*iierrci"
un pre.mio de síntesis social en el Perú. Pero al lado de estos factores rurales, y en
si perdéis, nada o muy poco perdéis, y si ganáis' ganáis
fbrma divergente, actúa también otro, cuyo desarrollo se efectuó prin-
i.r"ot-.tr,rrable. La te.is i,,di^t'itta máxima es igualmente unilate-
de los cipalmente en las ciudades. Dicho factor predominantemenre urbano
ral. uEl ps¡/t», se ha llegado a decir, uno fue bajo el dominio
se basó también en la diferencia de medio y de razay fue la aparición
R.y.. d. España una Cálonia sino el Incario sin el Inca' aprisionado
de lo criollo. Políticamente comenzó a surgir humillado y altivo en la
L"p f" f"r.á m"ll, de un Estado de factura euroPea»; «tres millones
minoría Colonia, por el sistemático otorgamienro de los altos puestos a los
de amerindios, señores de la tierra, fueron cercados Por una
españoles nativos. Aunque el criollo tenía abiertos ante é1, el claustro
de advenedizos, los blancos y luego los mestizos occidentalizados''
conventual, la Universidad y el comercio, no le era sino en rarísi-
f.- ,ig,ri..tdo esta lógica, ¿por qué llamar señores legítimos a los rnos casos accesible el empleo, la alta dignidad de funcionario con
serranas y aun
incas, que a su vez conquistaron la costa-y las regiones
todos sus atributos de consideración, prestigio y aun riqueza, en ma-
.l ,rismo Cuzco? ¿Por iué se afirma la fusión operada al cabo de los
que análoga fusión se vor grado estimados por esta raza decorativa, sin sentido reverencial
siglos entre lo, q,r..hrr", y la tierra y t: litgl la del trabajo, y más aun en América, y sobre todo en el Perú, donde
híy" op.."do ., .l ."ro á.1 mestizo? Ni el Incario fue tampoco
la tendencia burocrática tenía que acentuarse porque la sociedad no
otra cosa que-una realidad
-á*i-" perfección ni es en gran partemúltiples han borrado en el había nacido de una evolución natural de la familia, sino la sociedad y
muerta. A-"1g"-", y.o.glJ-ttados
la familia habían nacido precisamenre del Estado o de quienes direc-
mundo .l ,".rtfoo fisico de lá palabra 'tazi) en cambio' la
superviven-
dan al concepto ta o indirectamente lo representaban. AI lado del conrenido político
cia geográfica y el desarrollo histórico de los Estados
"un Variadísimos elementos clel surgimiento de este espíritu criollo, había un contenido social por
dr íu uri" , b"." de conciencia, de alma'
más homogéneos Ia desigualdad establecida de hecho; y un contenido económico sus-
humanos formaron en Francia a uno de los pueblos
citado por el régimen de monopolio; y uno literario en la aparición de
trn género epigramático y popular frente a la engolada literatura ofi-
las dificultades que los indios
guez se volvían peligrosos. Enumera asimismo cial; y hasta un contenido típico en el vestido y en la comida.
pur, ál ,.á,-rrporre, asi como su creencia de que recoger cráneos
es
i..rr.b".t Unos versos de Terralla dedicados a los criollos confirman lo que
.or" d. br,r;or, ,tcéteri 1El P"l' tomo t' lB74' pp' 46-50)'
rambién textualmente dicen Juan y Ulloa y son harro significativos a
campestre del
46. I'}hillip Ainsworth Means, nBreves apuntes sobre la sociología ( ste respecto:
Perú,. M. P., agosto 192i.
tr9
lt8
La propiedad más laudable
que saca el niño, en efecto,
es ser mortal enemigo
de cualquier hombre euroPeo,
pues a cada instante dice:
Si yo supiera de cierto
la vena por donde corre
sangre de esPañoles, luego
La revolución americana y, por ende, la peruana comenzaron primero
sin duda me Ia sacara47.
por el descontento, fenómeno que se produce siempre en los pueblos
más conservadores, porque allí los intereses creados no se defienden con
Está terminando con ello toda una época. Hasta entonce§ en
Ia so-
clases supe- la más poderosa de sus armas que es la concesión. Entonces en aquellos
ciedad que creara la Colonia había, por lo menos en las
de una pueblos surge el típico proceso prerrevolucionario: el desequilibrio que
riores, ,rrridad de principios' normas, ideas o modos' «Vivir era'
u otra suerte, aPoyarse en ese sólido régimen y dejar cada uno qYt.tt seva creando paulatinamente entre las necesidades individuales que se
desarrollan sin cesar y Ia insuficiencia en los medios para sarisfacerlas.
su interior funcionase aquel estilo colectivo»' Todo ello redundaba'
La lucha entre criollos y españoles en las elecciones de provincia-
dentro del tempera-.rio de los hombres y dentro de las manifes-
que les de los conventos viene a ser como el estiramiento de la muscula-
taciones sociales, en una sencillez, una quietud, una seguridad
ha de venir desde Ia Eman- tura, como la concentración de miembros dispersos para formar un
nuestro tiempo ignora. La diferenciación
nuevo tipo de multitud: la multitud criolla. Oídos de muy suril recep-
cipación, y d.rd."..,torrces Ia vida ha de implicar innumerables proble-
itr.g.rridades, dudas, luchas, prisas, complicaciones' congojas' tividad pudieron quizás atisbar en aquellas algaradas el germen, aún
-"r, risible, de algo formidable. La multitud criolla se precisa más en la
asperezas, acritudes.
plaza de Armas de Lima el 5 de julio de 17 3l , día de la ejecución de
Antequera. Fracasadas las gestiones de la comunidad de San Francis-
co, la audiencia, el cabildo, la lJniversidad, la nobleza y las mujeres
de la aristocracia y del pueblo, al llegar los reos al cadalso gritó operdón,
un franciscano, lo secundaron orros frailes y el pueblo se lanzó sobre
la guardia. Se presentó el virre¡ pero Ia multitud siguió aventando
piedras contra Ia tropa y conrra el séquito oficial. Vacilaban los cus-
todios del reo cuando el virrey dio la orden de nsoldados, fuegor, y de
América' edición de 1826' resultas del tiroteo murie¡on Antequera y varias personas másl. No
47. Jorge Juan y Antonio de ÍJlloa, Noticias secretas de

ioi¿r"r, p;. 415 y ss. Lima por dentro 7 fuera, Simón Ayanque' Madrid' 1798'
pp. 96-97-. l. A. tlarcía, L) ciudad Indiana, qrtinra edición'
Buenos Aires'
ZZI y ,r. ¡o.g. Guillermo Leguía ha hecho el cuadro de la vida de Lima l. Memoria de Castelfue¡te, etcétera, pp. 311 y ss. Manuel de Mendiburu, tomo r,
OO.
de las ideas de dignidad pp. 351 y ss. Antequera fue cantado en innumerables versos inéditos, clandes-
..,.1 ,iglá wrrr, eipecialmente a trulvés de la infiltración
colectiv, errtre los criollos en Litna en el siglo nuL Editorial Euforión,7921.
tinos, algunos de ios cuales están en la Biblioteca Nacional (Luis Alberto Sánchez,

120 IZl
esta asona- mó en 1 8 13 el día que fue leído el decreto de extinción del tribunal de
surge aquí, por cierto, la multitud netamente política' pero
de convento y las rebeldías la Inquisición y que, entrando en la cárcel de ella, destruyó o sacó a la
da es una transición entre los disturbios
serían palpables' calle o robó los papeles e instrumentos que allí había3. Y en todos aque-
q*"..f. al cabo de más de medio siglo
'* S.rl'p." Ias gt"t"'-'.áe maniobrar primero sobre las
revolucior'tt
llos años, en las retretas de palacio, Ia plebe oía con frío desdén las toca-

cimas. ú Sociedad de Am""tet del País' con su preocupación por tas de la lujosa banda del Regimiento de la Concordia, compuesto de
limeña fueron des- españoles, aplaudiendo, en cambio, y festejando con cohetes a los mo-
i;.;r". peruanas, los conciliábulos de la nobleza
destos pitos y clarines del Fijo de Lima, batallón criollo que era acom-
de fines áel siglo xvtIl y principios del xrx augurios de esa iniciación
en Io alto. Y comienzan l"t "t'olttiones
taml¡ién' siempre al influjo pañado muchas veces por grupos numerosos hasta sus cuartelesa.
El procescl del descontento necesita una larga y lenta maduración.
lJ .;.-pf. y de las ideologías extranjeras' inspirándose y adornándo- La tradición tiene siempre el apoyo de los recuerdos y de los hábitos,
se con ellas, en este ."ro tít""-'"das por
Francia y Estados Unidos' a
l"t sociedades culturales' del conscientes y subconscientes, de todo lo que proviene de la costumbre,
través de las cxpediciones científicat' dt
los comerciantes ame- de Ia herencia, de la educación, de Ia religión, del orgullo familiar o
contrabando ie libros, de la propaganda de
criollos en Europa' de la local, del miedo a Io desconocido. La sociedad en general, salvo mo-
ricanos, de las impre.iottt di lot "I"it'ot
mentos fugaces e intermitentes, aspira más a la tranquilidad que a la
expedición de los ingleses a Buenos Aires'
agitaciones de.la,ciudad justicia. Muchos que juvenilmente se contagian con las ideas libera-
Un proceso mayor de crecimiento explica las
en 7783 y 1784' por Rectorado de la Uni-
.r,,t.r" .l.r"rrdo lucharon
el doras se van quedando a medio camino, vencidos por la desilusión,
representante de los elementos por el interés inmediato, por Ia vejez, por el temor o por la vanidad;
versidad, don José Baquíjano y Carrillo'
Miguel Villalta' escolástico y tradi- a veces resultan, con saña derivada de su ímpetu frustrado, combatientes
ióvenes e innovadorer, .át do'José
E.p.aña de donJosé de las ideas que antes amaron.
:t;;;lt.;ias fiestas hechas con motivo del viaje a
vez algo que después
l"l,r\".o'y Carrillo, quien encarna por primera
erróneamente se
.. h" ,.p.aido, r.rn pr.riigio de cátedra y de ideas que
asonada que se for- no se embarcó, mientras se producía en España la reacción absolutista que
q*i.r. ,l*pf"r,", " l, "á"'' Y un año más tarde la barrió con la Constitución y todos sus organismos, y murió en Sevilla (Breue
descripción de las festas celebra¿las con motiuo de k promoción del Excmo. Sr. Dr.
D. José Baquíjano al Supremo Coruejo de Estado, por José Antonio Miralla, Li-
pp' 261 y ss) Ver
Los poetas de Lt Colonia,Lima' Eclitorial Euloriór.r' 1921' nra, Imprenta de los Huérfanos, 1 B 12; Manuel de Mendiburu , Diccionario;
tambiér-r ula ejecución de Antequera''
por J ' A' de Lavalle' Reuism de Lima' Vicuña Mackenna, La reaolución de la Independencia; Pagado¡ Floresta pe-
tomo l, 1860 y ElAt'n'o de Lima' tomo u'
1886' ruano-espafiola; Riva Agüero, uDon José Baquíjano y Carrillo,.
Consejcro de Estado' La noti-
2.
- En lebrero de 1812, tsaquíjano fue nombrado El23 de setiembre de 1813 fue promulgado decreto expedido en Cádiz por
e1
las lelicitaciones de sus amigos'
Jl .r"r¿ gran júbilo tn'l'i"-'" y cmpezaron
desde la Univer-
virtud del cual se abolía la
las Cortes del Reino el 22 de febrero de aquel año, en
y p""idtt'in.,' .e.las corpo"cio'res'
,.ir.i.""¿'á., p.ot.giclot y del pue-
Inquisición. El pueblo se precipitó en masa en la cárcel y el archivo saqueán-
estlat'ot' de la noblez'a
sidad de San Marcos t-'t'i"'l"' colradías de dolos. Al día siguiente, el arzobispo de Lima se constituyó en la Catedral y
lf cabildo cie Lima decretó tres días de fiesta' el 4'
blo, de hombre, y decla¡ó excomulgados a todos los que retuviesen algún papel o prenda del tri-
'"'j"tt'' como en los tiempos
y a 6 cle julio' Poi la' r'ochet había iluminaciones' bunal de la Fe. Pero muy poco fue lo que se recuperó. Véase J. Toribio Medina,
"Ll
.n-q'.r. ," sole-t-tiz"ba a la Purísima Concepción o al nuevo virre¡ decorán-
Historia de la Inquisicióz y demás obras citadas a propósito de este tril¡unal.
l"' ut''t"'''"' y,b"ltones de muchas
.i.ri f ft""ot' tmbién Reuolución del Peni d¿sde 1809 a I B 19 y lx Memorias de Stevenson.
"aorr-,,ir',.1o,t
:1T ^iT::
al mismo tiempo' parece que tomo
baile regio en palacio y'otot' Abe'cal'
se descubrió entonces' Baquíia- 4. Vicuña Mackertna, La reuolucitín de la Independencia, p.60.
medidas para reprirnir un cornplot que dícese
tzJ
la sus intrigas de agitador activísimo, agitador más que caudillo, defen-
En aquellos largos años que van de 1810, más o menos' a 1818'
renova' dido por su posición y por la influencia de sus parientes y relacionados.
agitación patriótica quedó en Lima reducida a la enseñanza
los En la casa de Riva Agüero, en la del conde de la Vega, en casas de los
d"o.r, conciliábulo, al fantasear clandestino, al contacto con
"l suburbios, en la platería de Petateros, reuniones sigilosas... Divul-
insurgentes de afuera, a la conspiración loca' Aulas del Convictorio'
gación de noticias alarmantes, de ideas nuevas, de críticas y epigramas
del Anfiteatro Anatómico, convertido más tarde en colegio de
San
y conven- contra el régimen españoI... De cuando en cuando, persecuciones,
Fernando; claustros del Oratorio de San Felipe Neri de los
Allí prisiones, destierros, confinamientos, ejecuciones.
tos; salas de las parroquias, salones lina.iudos; cuarteles odiosos" '
Corría el tiempo, en ranto el vendaval insurgente en América amai-
fue naciendo entre intermitencias, contfastes e infidencias, el nuevo
naba a veces, retrocedía otras, pero perduraba y se afranzabay tenía
espíritu en minorías insignifi cantes.
una invencible virtud contagiosa. Thntos gasros y exacciones hacían
La nobleza estaba errgreída con la importancia que' a pesar de
vislumbrar la miseria y el cansancio en Lima. A esto se agregó la res-
todo, no habían per¿ido il*, y el Virreinato; había muchas familias
Ia burocracia; tauración del absolutismo en España ¡ por consiguiente, en sus colo-
españolas, sobre iodo dentro del comercio y dentro de
que no oyera nias. Pero ya el Virreinaro, y sobre todo Lima, se había converrido en
la capital tenía una situación de holgura' ¿Qué mucho
1810 h¿ dicho' un formidable arsenal de parque, municiones, maesrranza y soldados,
Lima la primera campanada revolucionaria de -5s entre los cuales dejaron indeleble vaho de cuadra y de raberna los faci-
,"rón-, qrré m,rcho que no despertara de su embelesado sueño'
.o.r
nerosos nTalaverasr.
cuando .l toqtre del sublime a rebato era tan distinto del repique
La Constitución de 1812 había sido un ensayo tardío para dar
matinal o,r.rp.rtir,o que marcaba a sus pobladores el sueño de la ma-
ciertos derechos a las colonias. Antes de ella, pero con morivo de ella,
drugada y ef sueño de la siesta? Empréstitos, dádivas y Presentes
hubo ya ocasión para que se realizaran las primeras elecciones, en
noticia de la prisión del amado
-r.".h"ro., a la Península ante la 1809 y 1 8 10, de diputados a Corres. Con la concesión hecha por ellas
Fernando o ingresaron en las arcas virreinales para armar' sostener
e

virrey tan sobre la libertad de imprenta, aparecieron los primeros periódicos


incrementar l, def"t t" de la metrópoli que Abascal' el
dedicados a glosar las novedades públicas: El Peruano, El Wrdadero
querido y esdmado por su sagacidad, Por sY eficiencia' por su ener-
Perudno, El Satélite del Peruano, El Argos Constitucional, El Inuesti-
gir, i.ri.i"b". Errtorr..s Lima tuvo el cuartel de Santa Catalina' arsenal
Lle- gador, El Peruano Liberal y orras hojas más fugaces, más anónimas.
i b"1,.r"r,. formidable. Se habilitaron los tres castillos del Callao.
sacer- La aparición de los periódicos tiene un valor coincidente, paralelo,
g".on d. tierras vecinas obispos, oidores, brigadieres, mercaderes,
análogo al de la aparición del café, aludida en párrafos posteriores.
áor., .*p.rl.ados por el vendaval insurgente que parecíales absurdo Pero el principal interés que, desde el punto de vista de nuesrra
heraldo á.1 ."or. Marchaban los soldados Peruanos a Quito con
Mon-
la costa con r:evisión, había tenido la Constitución de 1812, había sido el intento
tes, al Alto Perú con Ricafort y Goyeneche, a la sierra y
de hacer resurgir los municipios mediante la elección de los pueblos.
Ramírez, y llegaban las noticias de sus victorias, que eran celebradas
Se ha dicho, sin embargo, con razón, que bien poco podía esperar el
con festejos.
municipio de la filosofía liberal del Estado, ya que era concebido éste
Largos años en que primaron las delaciones, las persecuciones'
apa- como una agregación inmediata de individuos. Y que no fue, en ver-
los planes aislados e incautos, los castigos implacables' Entonces
logias de la dad, el espíritu de la genuina tradición foral española, de los muni-
,..., y se entronizan en el Perú las sociedades secretas:
cipios medievales, el que llegó a la Constitución gaditana, sino el de
finalidad patriótica. La presencia de
-"ror,..í" oficial o logias de mera la simétrica administración francesa. Se dio de lado, además, a la
Riva Agüero desde 1 á 10 aviva la clandestina actividad sediciosa con
125
tz+
6'' de la Constitución habló Pero este ensayo, con todas sus limitaciones, había sido una crea-
región y se inventó la provincia' El título
«para el gobierno inte- ción. Con la restauración del absolutismo en 1 8 14, vino una era som-
d."lo, Áy.r.ttamientos. Según el artículo JQ) '
compuestos de alcalde o bría, sin periódicos, sin instituciones electorales, dejados a un lado los
.¡t-¿. ío. ptr.blo, hrb,á Ay"tttamientos cabildos, restablecida la Inquisición.
*i""ld"., los regidore, y.l p'o""rador síndico»; pero agregando:
por".l;.f. potitlt" donde lo hubiere'' Según el artículo
"p.*iJiát. ser nom-
irr,lor"l."id.r, ,.gido..t, procuradores y síndicos debían Ayun-
de los
t."do, por elección en los pueblos' Y las.atribuciones
y En la capital privilegiada, engreída, remolona, apenas surgían el co-
,r-i.ni., comprendían la policía; la salubridad; la comodidad
nato y el deseo; en provincias estallaron las intentonas precursoras
r.S"ttd"¿ p"r.orr"l y de los blt"'
de los vecinos; la conservación del
contra abusos, más que contra usos, con caracteres circunscritos e
.r?." priUii.o; la aáministración o inversión de los caudales y arbi- inmediatos. Ya en los últimos años del siglo xvil habían surgido en
la vigilan-
trior; .i repartimiento y recaudación de las contribuciones;
y demás Arequipa y Lambayeque asonadas, con mestizos y mulatos como pro-
.ir rob.. lr. ..c,rel"s de primeras letras, los hospitales' hospicios
y reparación tagonistas, con motivo del aumento o de la implantación de contri-
establecimiento, d. b.r-r"fi.encia; el cuidado' construcción
buciones. Tácna en 1811, Huánuco en 1812, Tácna en 1813, Cuzco
J. lor."-i.ros, calzadas, puentes, cárceles' etcétera; las ordenanzas en 1814, extendiéndose hasta Arequipa, forman esos estallidos pre-
y el comercio' Pero según
fr.* prorrro,rer la agricult*", L' industrias desempeñar todos. estos maturos de la Independencia en gestación. El fracaso proviene de Ia
.l ,rii".rlo 323,loi Ayuntamientos debían traición interna, de la inferioridad de las tropas colectivas o bisoñas
encargos bajo la inspección de la diputación
provincial' a quien debían
frente a las tropas virreinales vereranas y bien armadas, del carácter
cada año de los caudales públicos-que hu-
,.rrdii.r.r.í,, jrr.tifi.rd"
provincial estaba presi- aislado o local de los movimientos. Entre todos ellos, el más impor-
bieren recaudado e invertido. Y Ia diputación
central' Ruedas que tante es, sin duda, el de Pumacahua, cuyos caracteres de peruanidad
did" po. el.iefe superior y era hechuia {e] noder
giraban por integral ya han sido mencionados. El triunfo de la causa de Puma-
..rgrr.,"b"í Io prorir.i"iy Io municipal las diputaciones
cahua fue deseable por ello y porque hubiera significado el enrroni-
.l i"mptrl.o d. i, imponente del Estado5'
^r.to zamiento del anticentralismo. El fracaso de los golpes provincianos,
para cuyos cabecillas queda solo la dolorosa gloria póstuma de los pre-
Colección dz decretos 7 órdenes que han expedido
ks Cortes Generales 7 Extraor'
5. hasta 24 de mayo de 1812'
cursores, afr.anza Ia superioridad jerárquica de Lima en los años de la
dirunas desd^e su
-**lrir,¿, insta'lación e" i4 rJ"aie*bre de 1811
Emancipación, que teóricamente habrían podido ser los más propicios
II' Cádiz' Imprenta Nacional'
prtl¡roú, o"l'" d' las mismas' tomo
Almagro' tomo nt Orígenes del tégimen conrti-tucio- para esta ciudad de ocapitalidad, originariamente artificial.
1 B I 3. Melchor Fernández

,)t rn *pnnr,Colección Labor, [p 134 y ss Adolfo Posada' Euolución legisla'


(En Ia
,;ro Art iag;-r, local en España,üadtid' ic r o' R'f"a attamira' España
de Cam- lo menos de las plazas togaclas en las audiencias del Perú se reservaran nece-
Hirtrrio irl *urdo ,, ta E'lod Modema' plólicada por la Universidad
sariamente a los peruanos, que se declarara que ningún criollo tenía impedi-
bridg., ,o-o wrr). Historia de Espana 1' de la ciuilización española' Barcelona'
mento para servir empleos judiciales en su región nativa y que no se conce-
tomo
- lv.
cabildo de dieran en lo sucesivo las mercedes reales por el virrey sin consulta de la au-
f"qri¡"ro había si<lo portador en l77l de ciertos pedidos del diencia y del Ayuntamierito. La gestión de Baquíjano fue inútil (Libro 39 de
y privilegios y consideracio-
Lima ante la Coror-ra, no 'olo ptdido' de honores
letrados formaran un uolegro de cabildos en el Archivo de la Municipalidad. José de la Riva Agüero, «Don
nes. Pretendía asimismo el cabildo que los
hubiera alternativa José Baquíjano y Carrillo, (capítulos de1 estudio del mismo nombre, refundi-
AL;g.d*, que en las elecciones del tribunal del Consulado ción del anterior, publicado en Boletín del Museo .Boliuariano, N." 12, 1929).
y los americanos, que la tercera parte por
.r-r,rá lo, coir-rerci"ntes peninsulares
r27
o6
la multitud recibe de que entonces los criollos eran insultados yvejados en las calles. En las
La acción de los agitadores y el contagio que
de los círculos selectos palabras ruidosas del púlpito, del palacio, del salón, del café, Osorio
su esperanza mesiá-'nica,igt'án a la inquietud
del café en aque- era calificado como superhombre. No tardó en llega¡ sin embargo,
f ,l J".rifi"io de los precrirsores' La entronización junto con el propio Osorio la noticia de que había sido vencido por
i" épo." tiene gran irrrpo't"ttti" p-"t1 desenvolvimiento de la opi-
:l los insurgentes en Maipú. En el púlpito, en el palacio, en el salón, en
nión pública Li*r, i, fottd" dtl C'b"llo Blanco en la calle lateral
"i el café, fue tildado enronces de ignorante y cobardeT.
á. Sá Agustín; la de Bartolollue, a la vuelta de la calle Judíos'
de

áorrd. ," i-í" en vajilla dt pl"i"; el Cafe del Comercio' en Bodego- Ya en 1 8 19 cuenra Stevenson que la voz general en Lima era: «Cuán-
en estos cuartos con do se acabará esto». Solo en 1820 llegó la expedición libertadora,
nes. Café, refrescos, Iicores y helados vendíanse
algunas lámparas' animados en los cuya morosidad militar después del desembarco contrasró con una
fo.", -..r, y sillas, ,r, -o't"do¡ agigan- profunda y activísima acción de propaganda. Ser patriota púsose a
áí", .ol.-r,.s con música y bailes' Allí nacían o circulaban'
sobre toros' muje- la moda. Lo que años anres pareció utopía absurda, volviose realidad
,¿.r¿or., las ubolas,; había iiscusiones y disputas
trinidad sobre Ia que siempre tiene que inminente. Los mismos que habían loado a los virreyes preparáronse
res o polític"
-profana a los criollos; grita- a loar a los libertadores. Forjose un momenro de dinámica colectiva
hablarse en el cafe-; amenazaban los chapetones
quizás era espía de lapolicía en que el egoísmo consuetudinariamente entronizado comenzó a ser
ba su criollismo algún mozalbete que
virreinal; al ruido de las copas y át l"t tazas mezclábase el de las desplazado por el altruismo anónimo a base de un sentimienro semi-
tabaco' Es típica en aq19l patológico: la uneofiliar, el amor a lo nuevo. Creyose que Ia felicidad
voces; a la luz de las lámparas, tl ú**o del
á .r. ."fé el nmentidero' de la calle había llegado y que a todos daría sus más pródigos favores.
momento una escena
un español y Después de que el virrey La Serna evacuó la capital seguido por
Bodegones-: se arma de pronto una discusión entre
la riña parece los funcionarios, partidarios o allegados al antiguo régimen con sus
,rr, .o'iegirl de San Carlos que defiende la libertad;
pero la respectivas familias, útiles y enseres, se convocó a un cabildo abierto,
inevitable; el auditorio .,..,th' y comenta animadamente'
el primero después de tantos siglos. Allí encontró Basilio Hall, ma-
ii-.ñ, agiudezade un fraile h"tt qttt todo-concluya entre-risas; ocul- rino inglés de visita entonces en Lima, a un símbolo de| meneur, del
bajo el disfraz de
to en un rincón, indiferenre, está un hombre que
el canje o auxilio. de agitador, del jinete del monstruo con cabeza de niño que es la multi-
pacífico comerciante, o como emisario para
en alguna playa solitaria y tud: entre rostros consternados, alarmados, indecisos o jubilosos vio
i.i.io..ro, o audazmente desembarcado a un hombre de quien le dijeron que sus intrigas habían sido decisivas
..r."n", ha sido enviado por San Martín6'
por Osorio a parala evolución del sentimiento público; embozado en una viejay
En plena g.rt" ,.,rol.,.ionaria, los trofeos tomados
procesión a la igle- oscura capa española, con sombrero amarillo de anchas alas puesto
lo, irr.rr.g.tteí en Chile fueron llevados en solemne
sia de Santo Domingo para ser depositados
al pie de la imagen del negligentemente en un ángulo, enseñando el rostro sucio con rapé que
anun- en su agitación tomaba a puñados, revelando una inteligencia superior
Ro.".io. Repiques d-. ."rnp"t"s, Tedeums' paradas militares
Cancha Rayada; cuenta Stevenson en el brillo de sus ojos y en su expresión sarcástica8.
ciaron después Lvictoria española de

7. Stevenson, Historical and Desuiptiue Narration ofTuenty Years Residence in


dedicado al Cen-
6. Ver: Raúl Porras Barrenechea, «Lima»' en La Crónica'nílmero South America, vol. I, London, 1829, pp. 45 y ss., t27, 128 y 138.
Peruano' edición de Manuel Atanasio
tenario de Ayacucho, 1924' Mercurio
p' 378' Apuntes históricos' folleto de Manuel de Men- 8. Basilio Hall, El general San Martín en el Peni (edición de La Cultura Argen-
Fuentes, 1 864, tomo vlrt ,
cit' tina), pp. 106-114.
diburu, citado. Beniamín Vicuña Mackenna' ob'

rz8 rz9
y la ceremonia sim- pósito de los liberales o republicanos de deshacerse de tan temible
Después vinieron la entrada de San Martín
vestida de ban- partidario de la monarquía, por la insurgente ambición de Riva Agüero,
U¿fi., áA 28 de julio de 1821 ' La ciudad amaneció que sigue intrigando, ahora presidente del departamento. Y, más tarde,
de San Martín fueron
deras, las calles parecían iglesias, las palabras
aquella tarde' las esa multitud es de pavor en los años 23 y 24 ante el peligro renovado
.1".", y sencillas como 1" 1]t'' Y al peiderse de vista de los españoles, cuando se ve que Ia Independencia no ha traído la
cuando ya con-
..rl"t", bruñidas, las cureñas, los chispazos de música felicidad sino muchas amarguras y peligros. Y esa multitud es de apo-
que deja el
.i"i" f" ceremonia dejaron tl dt'g"tt"miento bendito
teosis nuevamente después de Ayacucho, cuando en las iglesias se carlta
aradoe. junto con el Evangelio: uNos diste a Bolívar, gloria a ti gran Dios».
antes:
Apar..ió definitivamente un tipo de multitud desconocida Pero la revolución peruana no fue dirigida ni conducida por Ia
2t
l, -rrltitud política. Esta multituá en Lima es de apoteotk :l 1821 1: multitud: ella no fue sino un sismógrafo de las horas ilusas o de las
j"fr" I iff;il;yes de fervor combativo eI7 de setiembre de
'".r,. .l amagan la horas tremendas o de las horas victoriosas. No hubo masacres, saqueos,
de que las tropas españolas de Canterac
"n.rrr.io incendios, robos, como en el Terror, fruto del desenfreno de los instin-
."fi,A. Y es de odioiuego Mott""gudo (julio de 1822)' contra
""tt su despotismo' por el pro-
tos primitivos y de Ia sensación del poder ilimitado que tuvieron allí,
;;;;;. ,l," r, t..r*,rltá por el horror de
como ejerciendo un derecho sagrado, el odio, la envidia, la avidez. No
imperó una mentalidad jacobina. La Emancipación fue una empresa
de la entrada de San Martín en de ejércitos más que de pueblos, de caudillos más que de ciudadanosl0.
9. La Jura de la Independencia fue consecuencia
del cabildo abierto realizado
Lima, recibido con gran ¡fUit", y zut consecuencia Los ejércitos contendores representan la técnica y el espíritu urba-
situación' Fue entonces cuando se 6rmó el
Jii a.;"fi. p"r" d".libo" sobre la
nos, que muchas veces han cogido y transformado a elementos rurales
busto y armas del rey y de la lápida
acta, hubo ..piq,,. g.nt'J, dt'ttuttió'l del
La ceremonia pública de la jura de la para convertirlos en soldados: los más escogidos, los más sobrios, los
de la Constitució. .,, l" fi"'", etcétera'
arcos triun-
l-a.p."a...i" para el 28' hal¡iéndose erigido para ella
lue frjada más abnegados acaso. La utilización de esos elementos rurales no sólo
de artificios Abundaron las
fales, ornament"do l" t"""'y preparado iuegos se realiza por los patriotas, sino también , y quizá primordialmente,
l"'-edallas Ánmemorativas' los repiques' la
poesías y canciones prt,iótit"', por los españoles que se repliegan en 1821 a la sierra. La actividad
y argentinas' A'las 10
exhibición de cintas, escarapelas y banderas nacionales
acompañado del goberna- bélica netamente campesina no tiene sino un valor concomitante,
de la mañana del 28, salió irr-, Mrrtírl del
palacio
de Montemira y del Estado Mayor' Presidíales una atxiliar o secundario; puede decirse que halla su expresión máxima en
dor de la ciudad, marqués
los prelados
."-i.i", formada po' l' U'-tit'"ttidad con sus cuatro colegios' ric¿men- las montoneras. Hay cierto alejamiento del campo, que se acenrúa
la nobleza' todos a caballo
t.ü;.., lor;.L, áilit"ttsJ gran parte de
por la condición y la sicología del indio. Y es así cómo Ia tribu belicosa
E1 colegio de abogados y muchos
te enjaezaclos' O.,r¿, -""í''^ba ei ejército'
no pudieron cabalgar en el acompa- de los iquichanos, en Huanta, siguió combatiendo por el rey después de
¡f..-a..i"i"rt y miembros de la
"oble'a construido tablados especiales Ayacucho, después de la capitulación de Rodil en el Callao y solo
ñamiento por la escasez de caballos' Habíanse
corteio detuvoprimero en el de la plaza de Armas' iue pacificada en 1828.
." f", p.i"lip"f.s plazas' El se
el paÉelón peruano que llevaba el mar-
se apeó San Martín, tomó en San Martín cometió el grave error de creer que la posesión de
"""r'o agitó el pabellón varias veces y dijo
qués de Montemira, ,r,iió tabladillo'
Lima era la posesión de Ia victoria en la guerra conrra los españoles.
"1
las inmortales palabras 1" lib"'t'd del"Perú' La esctn" se repitió en las de-
'obtt y sarao en e1 A1'untamiento' El día siguien-
;;¡rr*' Por'la noche hubo fuegos
en l" Caiedial y en la noche otro sarao y banquete'
t., f.r. I" misa de
--i*r gracia
0. Ver el contraste que en este sentido hay entre la Revolución francesa y la Revo-
pruenc.iales, por Jorge 1

Zt ZA de ¡u1io de 1821 seg)n reliciones de testi.gos lución peruana, comparando esto con e1 libro de Gustavo Le Bon, La Réuolu-
Editores; Basilio Hall, ob cit'; Mariano
M. Corbacho, Lima, 1911, San"marti tion Franqaise et la Psjrchologie des Réuo/utions.
Historia del Perú intlependiente' Lima' 1870)'
F.lip. P", Soidán'
IJI
rlo
Lima era el centro del virreinato. Pero Lima había sido originariamen-
de Francia:
te una capital artificial. l,a posesión de París decide la suerte
y en
en t 8 t4, t S i 5 y lB7 l,París se pierde y pierde a Francia; en 92
17

1914, París se salva y salva a Francia' En cambio' ocupada


Lima
en 1821 , los españoles se repliegan a la sierra, se rehacen y amenazan

constantemente la suerte d. l, E-"t "ipación' Thmbién en


1839 ha
de ser necesario que, Para que la Confederación Peruano-Boliviana
caiga, su derrota r. prádrrro en la sierra' Y en la guerra con-Chile'
el
has-
tri,info de la conquis ta paraconsolidarse necesita llegar también
ta los Andes. Al iniciarse la República, la nobleza de las viejas ciudades coloniales
A los españoles, los Andes, con sus pendientes abruptas y difíciles' conservó el poder social y económico que le daban la tradición y sus
Ies sirvieron de muros y de bastiones mejores que los
del Real Felipe' propiedades rústicas o urbanas; y la clase militar reunida en gran
lo general, a realizarse en las llanuras. El ene- parte medianrcla fuerza del reclutamiento y jefes -tropa
y oficiales de rivales
Las guerras tienden, por
*igá, superior án número, nunca vence definitivamente en las ambiciones- asumió el poder político en turbulencias casi ininte-
",rn por otras alternativas si rrumpidas que no alteran el fondo de la vida aún impregnada del
-át"ñ"r. Quizá las cosas hubieran pasadoque como amenaza anun- espíritu de la Colonia que tiene, entre otros exponenres, el toque de la
los españoles, menos fieles a su rey, teilizanlo
ció eigeneral Valdés a San Martín después del fracaso de las negocia- oración, las tapadas. Más tarde se produce un auge económico que
.io.r.r de Punchauca: proclamar a algún descendiente incaico' vincular no se basa en el desenvolvimiento de las posibilidades generales del
no
su suerte con la población de la sierra. Pero no realízaton esto; país con raíz en la tierra, la campiña, sino en el guano de las islas de
podían hacerlo. Era una monstruosidad en relación con todo
el Chincha, lo que da origen a una nueva clase enriquecida que se alía
espíritu y toda la tendencia de la dominación española en América' con parte de la nobleza colonial y desplaza brevemenre, con el favor
Y..r,orr..r, en el caso de los españoles, no ocurrió 1o que ocurrió popula¡ invocando principios liberales, a la casta militar con la que
con los vascos, montenegrinos o suizos, nunca vencidos del todo; antes solo habían podido emerger los civiles como ministros y conse-
no se trataba, por cierto, áe los regnícolas u originarios perseguidos jeros y secuaces o como contendores estériles. La fala de comunica-
la Eman-
por los conquistadores. El espíritu netamente continental de ciones, apenas atenuada al producirse esta transición, no solo favorece
cipaciOn reanimó la, e*ha,rsim fuerzas de las filas peruanas;
el impul- a las turbulencias, pues permite que los prefectos sean ran escasamente
so criollo, urbano, mestizo alcanzó épicas proyecciones bélicas
y fieles como gatos custodiando una despensa, sino también produce
Si
vino la campaña final que culmina con Junín y con Ayacucho' una enorme desvinculación en el país, que se hace clamorosa en el
esas
venido
batallas hubier".r sido áesfavorables para los patriotas, habrían caso de las relaciones entre Lima e Iquitos; a mediados del xx, Iquitos

horas tremendas y sacrificios incalculables, pero a la larga no h.u- empieza a surgir para llegar a una bonanza pasajera con el auge del
en las caucho, hasta principios de este siglo.
biesen tenido sino un valor análogo a las victorias españolas
campañas de intermedios. Las batallas decisivas se hubieran
librado El tipo de Estado que surgió con la República es el que se ha conve-
en otros camPos y en posteriores fechas, dando siempre la victoria nido en llamar el Estado liberal. Sus atriburos fueron, primordialmente,
final a la EmanciPación. el dogma de la soberanía popular reglada por una Constitución, la
división de poderes, el Ejecutivo y el Legislativo formados por el

r12 111
la tendencia al tipo de
Su funcionamiento se realizó primordialmente en las ciudades,
sufragio, el Ejecutivo muy limitado en su acción' médicos, militares, buró-
por el carácter de clase media
p"ái ro, el garantizar al individuo frente al Estado'
;;;;t"; ^fánde como cratas- que tuvieron quienes -abogados,
surgieron en las revoluciones. Y se rea-
i".t,o ..t .i ,errtido político, Áediante las garantías individuales' lizó sobre todo en las ciudades de la costa, mejor dicho, en Lima, por
del Estado frente a
en el sentido económico, mediante la inhibición
esto como reacción
razones derivadas del carácter criollo de la Emancipación, de la desigual
las relaciones económicas y sociales, etcétera' Todo
soberanía de los repartición de la cultura en el país, de las dificultades geográficas, de
.or-r,." lo que imperaba á el siglo xvIII: autocracia'
la preponderancia que tomó un producto costeño: el guano. Y por
reyes, el pu"blo.o*o..p..,ador, víctima o.instrumento' la concen-
ese predominio costeño o, mejor dicho, limeño, el centralismo per-
trá.iór, d. pod.r., ,rr"r,,o. del Ejecutivo, el desprecio a los derechos
..
económico- duró, se entronizó. Pero si triunfo el tipo de Estado liberal desde el
indivi<luales, la intervención del Estado en las relaciones
etcétera' momento en que se proclamó y comenzó a practicarse la Repúbli-
sociales mediante los reglamentos de gremios'
que el libe- ca, y si dicho canon estatal reacciona contra la concentración de
La historia del siglo ñx.tt todo el mundo comprueba
1''' su limitación poderes, ¿por qué perduró y se entronizó el centralismo? ¿No se ha
ralismo de aquel .iglá tuvo, sobre todo, dos defectos:
sobre 1a realiáad; y 2'" '
dicho que la máxima aspiración de la derecha, de los sectores socia-
de la autoridad, qtie produjo su falta de freno
económicos y socia- les y políticos que aún estaban inficionados de las tendencias del siglo
su inhibición o irrdii...tt.ia ante los problemas
pues no había aquí una
anterior y que en el Perú fueron vencidos, era Ia monarquía; mientras
Ies. Esto se hacía más grave en nuestros países'
que la máxima aspiración de la izquierda, de los sectores sociales y po-
,rigo.or" tral¡azónd. i'ír.ulos y jerarquías, y la nación no estaba en-
dis- líticos netamente liberales, ilusionados con las doctrinas emergidas
,Ábl"d" en sus institu.io.,e'-"i tealizada mediante una densa
estancos; y en el siglo xix, triunfantes en el Perú en 1822, era el federalismo? ¿Por
ciplina social. El Perú era una serie de compartimentos
no articulaba con qué no se implantó el federalisrno? Este problema tiene estrecha rela-
.l ,.nti, y el pensar de la mayoría de su población se
ción con el estudio de las ciudades en la historia del Perú: no solo
síntesis social. De
el sentir y el pensar nacionales, no contribuía a la Lima, sino Arequipa, Cuzco,Thujillo y otras ciudades regionales hu-
,odo .r,o vint el malestar de los primeros años republicanos' bieran sido inmensamente afectadas por un ensayo federal.
De los defectos del Estado liberal, sl u¡6 limitaciones en su
-l¿5
aunque imperfecta e Las ideas federalistas puras, sobre todo en los momentos de gé-
acción política- fue compensado y rectificado'
o nesis política, que van de 1 821 a 1828, no surgieron ostensiblemente
i.rrprr."-..rae, en el plano circunscrito de la ascensión' descenso fuera de Lima ni contra Lima: surgieron en Lima. Los liberales lime-
conservación .r, .l pád"., por las revoluciones y el
caudillaje' fenó-
en ños si no todos por su nacimiento, por el radio de su
meno social que convirtiólntermitentemente a la Constitución' -limeños,
acción- no fueron infieles a su credo: para ellos, el centralismo era
pro indíge-
su parte política, en algo tan ilusorio como Ia legislación
odioso, porque se acerca a la monarquía y porque suscita más co-
," j. h óolonia,. En ámbio, el otro defecto -la inhibición ante los rrupción, mientras que el federalismo era preferible, porque en él los
sociales y económicos- casi no tuvo atenuantes.
El Esta-
problemas
pueblos retienen más su soberanía y porque la autonomía local pro-
io lib.ralquedó así sin aptitud para afrontar los numerosos problemas
duce leyes más adecuadas. Pero encontraron innumerables dificul-
pr..irr-..tt. de orden social y económico que dejó la Colonia' tades para la implantación federal inmediata.
F,n 1822, fecha en que se reunieron en el primer Congreso Cons-
Véase el desarrollo de la teoría del caudillaje como
forma elemental de lo que
1. tituyente para dar la primera Constitución de la República, la guerra
llama uacción directa', en Jorge Basadre' La iniciación de k Re'
el sindicalismo con los españoles estaba en plena sazón; y se limitaron a cercenar las
púbtica, tomo i, I,ima, 1929, pp' 123 y ss.
r7t
114
una Cámara única, a instituir las juntas Constituyenrc de 1827-28 optaron por un poder central moderado,
funciones del Ejecutivo, a crear
cuidaron de dar a las juntas departamentales una serie de atribuciones
departamentales, germen de futuros parlamentos regionales' a otorgar
iná.p.nd.ncia al poder municipal, quedando solo Sánchez Carrión federales, confiaron que en un futuro inmediato la situación del país
fuera más favorable y por eso ordenaron que en 1833 se reuniera
.r.r".rdo .., ,t', ,.g,r.rd a cartadel osolitario de Sayán' y en la tribuna
una Convención Nacional para revisar la Constitución2. Pero, a poco,
del Congreso ProPuso el federalismo. Esta Constitución no llegó
a
intestinos (disputas entre volvió a surgir el militarismo, encumbrando al caudillaje de Gamarra,
..rr*y"rrÉ potqtr.1l.grron los trastornos
RivaAgi.iero y.i Co,g..to, intrigas a favor de Bolívar, dualidad de
man- hostil a los liberales y a sus ideas, vino una intensa lucha política y
los la Convención de 1833-34, embargada en su afán de desplazar a la
do entie Torre Tágl. y Riva Agtiero), y por Ia guerra misma contra
endio- oligarquía militar creada por Gamarra, apenas se preocupó en debates
españoles. VinieÁn luego Ia campaña final de Ayacucho' el
doctrinarios, y en la Constitución que dictó, plagiada en parte de la
,"..ri.rr,o de Bolívar, h Clnstitución Vitalicia (1824-1826). Al impul-
de 1828, con modificaciones menores y con gran número de artículos
so de sentimientos de orden nacionalista y democrático ,la
armazón
destinados a impedir un nuevo despotismo soldadesco, omitió a las
bolivariana o vitalicia fue derribada y los liberales alcanzaron un segun-
1827- juntas departamentales.
do encumbramiento' Entonces, en el Congreso Constituyente de
28, discutieron largamente las ventajas y los inconvenientes del Aquí concluye el esfuerzo más visible pro federalismo puro en el
Pizarro' Perú. AI lado de ese federalismo nacional, que más tarde ha de emerger
federalismo. Teóricamente, los principales oradores
-lu¡¿ tímidamente en los documentos de la revolución de 1854, y en riem-
Vidaurre, Gómez Sánchez, Llosa Benavids5- s5¡uvisron de acuerdo
la falta pos posteriores en la nominal declaración de principios de los partidos
con é1. Pero unos alegaban, para no implantarlo de inmediato'
de luces y virtudes J.t l" g..t.trlidad de la población, que implica- Demócrata y Liberal y de la Unión Nacional y en la acción aislada de
ba la difitultad de encontrar «manos puras y cerebros lúcidos,
en el publicistas y agitadores de temple en el Sur (sobre todo, Francisco
hecho Mostajo y Modesto Málaga), hubo un federalismo supranacional y
número necesario; la escasa densidad geográfica que hubiera
más difícil la diferenciación de los distintos Estados o cantones; la un federalismo infranacional. El federalismo supranacional surge
riqueza; la ausencia de estadísticas' que impedía la determina- con Bolívar en su plan de unir la Gran Colombia, el Perú y Bolivia en
escasa
la Constitución Vitalicia (1826); y fracasa por motivos nacionalis-
ción sagaz de los linderos regionales de acuerdo con la población y con
tas y democráticos, como se ha dicho. En los años siguientes, renace
lo, ,..Irrro, naturales y eÁnómicos; Ia excesiva complicación del
sistema federal que hubiera facilitado sediciones frecuentes.
Ante menos ambicioso, más realizable, unido a la ambición de Santa Cruz,

todas estas razones manifestó no hallarse acorde Luna Pizarro, el líder dentro del plan de la Confederación Peruano-Boliviana. El federalismo
hombre de pensamien- infranacional es más clandestino: ansía separar el sur del Perú y formar
más prominente de esa asamblea, es decir el
,o -L decisivo en ella. La única razón que Luna Pizarro halló valedera
otra República independienre o unirlo a Bolivia. (Planes de los pre-
fectos del Sur en 1826 cartas entre Sanra Cruz, presidente de Bolivia
para no instaurar el federalismo en el Perú fue una razón netamente
.ir.u.rrt".t.ial. Había muchos peligros para el país y para el régimen y sus amigos del Sur-Perú en 1829; campaña periodística de ElYana-
que se había iniciado; Bolívar podía volver Para restaurar su plan de
cocba, periódico dirigido por Juan Gualberto Valdivia en lB37; planes
de Iguaín en pos de una República Hanseática en el primer gobierno de
óonstitución Vitalicia, en sus manos estaban no solo Ia Gran Colom-
bia, sino también la famante república de Bolivia' No convenía una
mudanza tan radical en las instituciones, porque hubiera abierto una
serie de posibilidades al bolivarismo. En resumen, los liberales de
la 2. Yer el periódico El Eco de la Opinión ¿lel Perti, N." 1, 2 y 3, 1827.

$6 f)7
Bailivián' San Román yTo- La Constitución de 1834 suprimió las juntas departamentales,
Castilla; quizá también la conspiración de
como ya se ha visto. En ello cometió un tremendo error a más de una
rrico en eie mismo gobierno, etcétera)'
extensas preocupacio- flagrante claudicación, pues lo que debió fue corregir sus deféctos y
Si bien ,ro ,. i*fh.ttó el federalismo' hubo
departamentales encuadrarlas dentro de las funciones para las que se habían mostrado
nes por los organismos regionales o locale^s: iuntas
L" Conititución de 1823' que no llegó a fun-cionar' aptas. Támbién fueron omitidas por la Constitución de 1839, que
y."i".ipdldid.r.
visto' La Consti- encargó a los intendentes de policía el cuidado de la prosperidad ma-
l.*Uf..if las juntas departamentales, como se ha
del 28' volvieron terial de los pueblos. Esta Constitución duró, con más o menos inter-
tución bolivariana las suprimió' En la Constitución
elegidos por mitencias, quince años. En 1856 se reunió una Convención Nacional
a aparecer. Estaban .o-pt"""t, según.ella'
por vocales
forma que los re- de tipo liberal e incluyó, dentro de la Constitución que llegó a formu-
p"*, y Por cuatro "ños pot las provincias' en,igual
la influencia lar, las juntas departamentales udestinadas a promover los intereses
pr...á,"r-ra., Corrg..,o, y """b"tt p'otegidas contra
" públicos' etcéte- del departamento en general y los de las provincias en particular»,
á" lo, pr.f".to., fr,r".io,-t,tio' dt policía'-empleados
con amplias atribu- pero dejó a una ley especial lo referente a las elecciones, a las atribu-
,r. Oáim supervigilar lo' o'g"'-'it-os locales'
de la educación de los indígenas; acusar ciones deliberativas, consultivas y.iurisdiccionales que les competía
ciones prr"
"lio; ".t.r,g"t"
, lo."i"ftactores de la Constitución; observar las para el fomento de todos los medios de progreso dentro del depar-
"n,. "l'Cor.g..ro elegir sena- tamento, a los fondos <lestinados para el cumplimiento de dichas fun-
cuentas min-isteriales en lo referente a su departamento;
por los colegios electorales ciones. Esta ley especial se llegó a promulgar, pero en las postrimerías
dores, escogiendo entre los designados
y subprefectos e de la Convención, cuando se había producido entre ella y el militaris-
provinciales'; presentar lo' t"'-'Jid'tos a prefectos
" realizar- idén- mo caudillesco de Castilla encaramado en el gobierno, una situación
irrflui. en la i.sigrr"ción de los otros cargos análogos'
Sus rentas' sin embargo' de crisis y cuando ardíalaguerra civil en el país (ley de24 de diciem-
tica función .r-, lá to.".tt. al Poder Judicial'
y pontazgo' de los bre de 1856). Y las juntas no llegaron a plantificarse. Y así, sin que
eran escasas: provenían de los derechos de portazgo
del sobrante de las contaran un día de existencia, fueron suprimidas en la reforma cons-
Ui.rr", y ..rrr", de las comunidades indígenas'
dispo- titucional de tipo conservador moderado, efectuada en 1860.
..rr,". á,r,-ri.ipales deducidos los gastos comunales' pudiendo
d.l prgo obligatorio áe arbitrios para el aumlnlo^{1sus La Constitución del 67, de tipo liberal, también las menciona
ner también
criticando la Constitución de 1828 en subordinánd<¡las a una ley; pero esto no se cumplió porque dicha Cons-
fondos. Po.ol;
"áoJd.,pt'l', se detuvieron ante las.iuntas departamen- titución fue derogada.
detalle, periociistas .-i,,""tt'
de.instrumentos Cuando el Partido Civil llegó al pode¡ consecuente con el senti-
t.1"., h"ll".on en ellas una promiscuidad ambigua
veces con papel de gobernan- do liberal que había tenido, planteó la organización de la guardia na-
fiscales y de asamble". ttp"ittt'"tivas' a
Constitución peruana habían cional, los registros civiles ¡ también, la descentralización administrativa.
tes, a veces meros cuerPos científicos' A la
española' que.a Ésta fue abordada por la ley de7-9 de abril de 1873. Según ella, la
sido trasegados estos o,g""i'to' de la Constitución ]a
del régiiten francés, cuyo objeto en general
había. sido administración local de la República quedaba dividida en departamen-
..r rr., l"rio-ó
había consistido en tal, provincial y de distrito. La administración departamental tenía
antitético al sentido qí.,t lt' dio en el Perú' pues
por objeto efectuar los servicios del departamento, fiscalizar la admi-
multiplicar hasta 1o sumo los agentes del poders'
nistración provincial, recaudar las rentas departamentales. Análoga
era, dentro de su órbita propia, la de la administración provincial.
crítica a la Constitución del 28' [,as funciones respectivas debían estar desempeñadas por el concejo
3. Véase L¿Wrd.¿d,periódico de 1832' en su
139
rl8
departamental, el concejo provincial y el concejo de distrito' Hibil
En el Congreso de 1886, el diputado don Arturo Garcia, en unión
de otros colegas suyos, presentó un proyecto de descentralización fiscal.
jeárquía entre ellos y revisión sucesiva de sus acuerdos, tocándole al
Este proyecto pretendía regularizar las rentas de la República y asegura-r
gobi.iro revisar los del concejo departamental. Aparte de las atribu-
su aplicación en provecho de las localidades. Respondía dijo su
iiorr.. que expresa o tácitamente se ha mencionado, los concejos
o rechazar los reglamentos o autor en los debates que entonces se suscitaron- a-según
una necesidad
departamentales tenían las de aprobar
política porque las provincias vivían en abandono, y a una necesi-
a.bitrio. y las de supervigilar 1o relacionado con la policía y gendarmería,
dad económica para aumentar las rentas y disminuir los gastos del
poder reglam.r,ariio, instrucción primaria y media, caminos y obras
fisco. Por eso, debían haber rentas departamentales, aquellas cuyo
pribli."r, .rrrpleos departamenrales, representación del interés colec-
viaje a la caja central causaría molestias y peligros; debían manrenerse
ii,ro del d.p"rtrme.rto, etcétera. Se componían de un presidente,
los mismos funcionarios de recaudación; y debía crearse como garanda
vicepresidente, contralores de rentas y gastos, inspectores' La junta
una junta de vigilancia de dicha recaudación y de su aplicación a las
directiva de los concejos departamentales era un agente de ejecución, de
necesidades departamentales. Se rraraba, pues, de la descentralización
vigilancia de examen e inspección, de progreso, de preparación y de
fiscal y no de la descentralización adminisrrariva: un término medio
nominación. Tenían rentas ordinarías (213 de contribuciones sobre fun-
entre ésta y el régimen centralizado. Por eso, algunos dieron a este
dos, contribuciones industriales y de patentes, el producto de los bienes
proyecto el nombre de uclasificación de renras y pagos». Se quería así
y establecimientos departamentales, las rentas propias y el producto de
imponer a los departamentos el deber de contribuir a la satisfacción
i^ p.rrior.. e inscripciones en los colegios de media, el2o/o adicionaJ
de las propias necesidades en cuanro lo permitieran los recursos de que
,obi. -.rcaderías extranjeras de importación, Ios fondos de multas, el
concejo provincial, el20/o deherencias, legados cada uno disponía. Las juntas departamentales, aunque con algunos
50/o delas entradas del
elementos ajenos al gobierno, eran un agenre del poder adminisrrati-
y donaciones a colaterales, el4o/o deherencias, legados y donaciones a
vo general, simples órganos vigilantes.
.*t."ñor, el2o/o delproducto de timbres, las capellanías legas de libre
Después de interesante discusión, el proyecto fue aprobado, saris-
disposición vacanres, los bienes de los convenros supreso§ o sin dueño,
faciéndose en parre a quienes temían ver en él un germen de disocia-
el ieajeyel poftazgo,las herencias que pertenecieran al fisco, los subsi-
ción y de desorden: se acenruó la infuencia del gobierno en las juntasa.
diás fiscales). y rentas extraordinarias (fondos provenientes de impues-
tos que votaran los concejos departamentales o el congreso, donaciones
y le[ados, el producto de los bienes enajenados, los empréstitos)' Los 4. El proyecto fue presentado el 4 de agosto de 1886 en Diputados. Inciuía ia
gastos eran ordinarios y obligatorios. El personal de los concejos se creación o la legalización que en algunos departamentos no era crea-
ción- de la contribución -puesto
personal. Para unos, se trataba simple y llanamente de
iombraba por los colegios electorales y por los concejos provinciales. implantar la federación en el Perú. Entre los opositores estuvo también don
Los concejos departamentales eran un calco de análogos organis- José María Químpe¡ para quien el proyecto era desorganizador. Po¡ medio de
mos creados por la ley francesa de 1871. Pero nuestra vida es distinta. la intervención del doctor Valcárcel se acentuó la infuencia del gobierno en
Su personal era excesivo (el de Lima tuvo 100 miembros) y ello cau- las juntas, no solo con la presidencia de los prefectos, sino con la revisión de sus
actos por el gobierno. La discusión terminó en Diputados el25 de agosto. En
saba problemas y dificultades. La junta directiva formaba un poder
el Senado empezó el27 de setiembre. La.apoyó vigorosamente el señor Can-
de reunirse y de actuar. En su adminis-
.j..,riiro pluripersonal difícil damo, quien sejactó de ser auror de la idea y tuvo que defenderse de las críti-
tiación se introdujo el desorden. La dictadura del 80 los suprimió, cas de los señores Morales Alpaca y Chacaltana conrra la injerencia de los
reviviendo el sistema antiguo (Decreto de 14 de enero de 1880, Re- prefectos. El 5 de octubre terminó la discusión; el proyecto fue aprobado,
pero con algunas modificaciones, por lo cual volvió a Diputados, donde su
glamento de 23 de marzo).
140 r4t
juntas depamamenta- fiscalismo suspicaz y pueril que había caracterizado a su personal las
La ley tiene fecha 13 de noviembre de 1886' A las
hacía más dañosas. Sus sesiones habían sido irregulares; su acción, in-
l"s qu.d"ro., destinadas las rentas provenientes de contribuciones
suficienre. Por último, el gobierno envió un nuevo oficio diciendo que
p..-nd, predial, industrial y eclesiástica; impuestos de serenazgo'
ir"..r.i"r,^.rajenaciones, papel sellado y sal; multas judiciales; he- ellas eran anticonstitucionales, pues sus funciones no eran compari-
arrenda- bles con la atribución que el presidente de la República tenía de dar
rencias que antes .orr.rpo.,ii"ron al fisco; el producto.del
a cada órdenes para la recaudación e inversión de las renras públicas de acuer-
miento á. ,ali.".; el de los bienes nacionales correspondientes
do con la ley (según el gobierno, esta palabra se refería a la ley de pre-
departamento, salvo el de aquellos que, como las comunicaciones'
frá."r, necesarios a Ia vida interdepartamental; los bienes de los con- supuesto). Para los defensores de las juntas, la descentralización era
estar com- una necesidad en el Perú. Los pueblos pagarían con disgusto sus conrri-
ventos supresos y los bienes sin dueño' Las iuntas debían
provinciales y su buciones el día que supieran que ellas marchaban a Ia capital. Los
puestas po. d.lág"dos elegidos por los.concejos
i,rr".i¿., debía ser I" d" .-,r"tto anos' El prefecto tenía el cargo de defectos eran naturales dentro de toda institución nueva y la mayor

presidente, con la más alta autoridad dentro de lajunta'


Los gastos parte de ellos habían sido causados por los malos manejos de los pre-
departamental-en Io fectos. En un país donde nadie se había acostumbrado a pagar contri-
a cubrirse debían comprender todo el servicio
concerniente a las f.rrr.io.t., primordiales de su vida; y quedaban buciones, no eran raras las irregularidades. Los pueblos se entre,aban
para las funciones cívicas en esros organismos. Dejar al prefecto solo
clasificados en obligatorios y facultativos'
era peor, porque no es sino un funcionario fugaz, precario, exrraño, y
En los años siguiÁtes, primó la tendencia de las juntas departamentales
a ensanchar ,r'r, f*.t.ion.r' Inclusive, por ley de
14 de octubre de 1892' era obvio tener más confianza en las personas de la localidad. En muchos

,dq,ri.i..on supervigilancia sobre las municipalidades' y por ley de departamentos las juntas habían actuado satisfactoriamente. La tacha de
funciones inconstitucionalidad era improcedenre, porque la palabra 'ley' del
24 de octsbre Je 1gg3 los prefectos fueron privados de sus
los actos mu- artículo de la Constitución invocado por el ejecutivo era un término
presidenciales. Llegaron a tener las juntas la revisión de
'rri.ipil.r, ,to-Ü.r-iento de sus empleados' Ia propuesta de los genérico, que se refería a la ley de presupuesto como a orras que se
"l dieran o se habían dado sobre asunros fiscales, hallándose esra tesis
tesoreros departamentales.
comprobada por el hecho de que durante largos años las juntas habían
EllgdesetiembredelBg5,elministrodeHaciendaBresanise
juntas funcionado aceptadas por el Ejecutivo y por el Congreso5. El pedido
dirigió alaCámatade Diputados pidiendo la supresión de las
d.p""rt"-.rrrales. Ellas .".,,* de irregularidades en los servicios
"r"r,
p,itli"or; la recaudación de impuestos, el pago del Poder Judicial y
d" la policía sufría por su culpa; sus Presupuestos eran ilusorios
5. Entre los discursos pronunciados entonces, ruvo gran relieve el del doctor Ger-
",rn un lar- mán Leguía y Martínez, defendiendo a las junras. uNo me explico como hayan
y llenos ¿. ¿¿A.it; ,rr. ...r,r. eran exiguas' Se produjo entonces represenrantes de provincirrs peruarlas que se arrevan a pedir la supresión de
de las.iuntas'
guísimo debate sobre la conveniencia o la inconveniencia esas juntas, que son en el organismo nacional lo que cn el organismo animal es

ñ.r"..r. impugnadores, las razones dadas por el gobierno eran incon- la sangre,, llegó a decir. El oficio sobre la inconstitucionalidad tiene fecha24
sus rentas
movibles. il.g".ott a Presentarse cifras testificando que en
de octubre de 1895. El discurso del doctor Mariano H. Cornejo fue magistral.
El A quienes a6rmaban que las juntas no habian correspondido , l"
había el ."o, qrr. Ias cantid.des que adeudaban eran cuantiosas'
i cifrada en ellas, respondió que se suprimiera la ¡evo]ución del 95 que,"o,ifirrrr"
rampoco
había correspondido a todas las esperanzas de los pueblos. Recordó.1
Senado y de k que ellas habían dado a aquel movimiento y el criterio de fe en la aptitud "port.
tramitación no tuvo ya importancia (vet Diario de Debates del áe los
Lima, 1886)' pueblos que envolvía la autonomía municipal, a la que también debía, siguiendo
Cámara de DiPutddos'

r4L r43
Ia^s funciones de las iun-
Laley tiene fecha 21 de octubre de 1896. Con fecha de 9 de no-
del gobierno quedó rechazado' Sin embargo' viembre de lB97 se dio una ley ampliando las rentas departamentaies
tas fueron mañosamente mermadas,
cuando se dio la ley de 3 de enero'
de Ia a la contribución de predios y la eclesiástica, la industrial y de pa-
J. ftqe, autorizando al Ejecutivo para hacer en el presupuesto tentes, con exclusión de Lima y Callao; el impuesto de serenazgo,
que creyera convenlen-
República las autorizaciones y modificaciones con análoga exclusión; las multas judiciales; las herencias que corres-
de esta le¡ se Ie autoriza también para
te. En uno de los artículos pondieran al fisco; el 4o/o de las herencias, donaciones y legados a
juntas departamentales
uaprobar los presupuestos que remitan las
Beneficencia y subven- personas extrañas y el2o/o de las herencias donaciones y legados a los
referentes a los servicio, dt bb'"' Públicas' parientes transversales; los bienes de los conventos supresos y los mos-
únicos que correrán a sucargo;
ciones a la instrucción primaria y media' trencos o sin dueño.
las contribuciones de pre-
contando con los ingresos p'o"enie"tes de Más tarde, por las leyes de 5 de diciembre de 1905 (N." 162) y 2323,
y eclesiástica' de m'iltas
áio, ,úrri.o, y.rrb"rr"o,, dt p"tt"tt'' industriai de 3 de noviembre de 1916, Ias juntas contribuyeron con el 30o/o y eI
a extraños'
j";1.tr1.. y á+vrde las herencias' donaciones y legados 20o/o de sus ingresos, respectivamente, al sostenimiento de la instruc-
'y demás rentas serían
,12'¡o" io, prri.r,tes transversales'' Todas las
ción primaria y a la construcción de caminos, servicios cuya ejecución
incluidas en el presupuesto general' depende del gobierno. Con arreglo alaley l78,de 17 de enero de1907,
establecida de hecho des-
Esta situación de c"rá"ttriransitorio fue
el cobro de sus rentas quedó a cargo de la Compañía Recaudadora
en octubre de 1896' Quedó
pués de las discusiones en las Cámaras' de Impuestos, la que proponía a los empleados respectivos. Las juntas
juntas departamentales a
circunscrita la acción administrativa de las se limitaron, así, a ser «organizaciones destinadas a revisar los actos de
los ramos de Instrucción, Beneficencia
y obras Públicas en sus respec-
departamentales (las los concejos provinciales, sujetas a la obligación de concurrir a los
tivas territorialidades; 'e 'eñalaron las rentas fondos generales de instrucción y caminos y con rentas 656¿5¿5r. La
general'
de l"r r"li""', las subvenciones del PresuPuesto
f.""."J",., no Pertenecieran.a las mu- reforma constitucional de 1919las suprimió y su lunción debió ser
ii pr"a".." de las licencias y multas-que recogida por los Congresos RegionalesT.
los arbitrios que
,riá,p"iiara.s y a los particulares, el producto de Las municipalidades han seguido una evolución análoga a la de
y as:gu;
,. .r."r.n), qr.r.d"ro.t "t'mentados el número de delegados las juntas departamentales. Con más fijeza que a ellas, las Constitu-
de las oficinas departamentales6'
rada la organización independiente ciones de tipo liberal las incluyeron: vale decir que figuran en las de
1823,1828,1834,1856y 1867. La Constitución de 1839, que, como
tesis de que-la sociedad'es se ha dicho, dejó el cuidado de los intereses locales en manos de los
el criterio del gobierno, suprimirse' Desarrolló-la
t""t la historia de las
un organismo, t,,;''-t'"' órganos suyos'.Recordando intendentes de policía, no las mencionó; pero en 9 de diciembre de
de la uida del país' exclamó: "Bendita
iuntas, producto d. lib?rales 1853 se dio una ley creándolas. Esta creación, sin embargo, no mante-
^o**,o, cuya existencia señala la aureola de nuestros
;"*#;,;.;;tes diputados'
nía el principio de la autonomía municipal, y por sus rentas, por su
grr.rd., triunfos y dt'"p"itió" rn"tt* la noche tenebrosa de nuestras
"t'yt personal, por los límites de su acción, las municipalidades eran
tristesdecadencirr.g".dit"inrtitución,quebrotasiemprequedominalaidea
<le los estadistas o Ia palabra de los
tribunos y que sucumbe cuando domina simples dependencias del Poder Ejecutivo. La ley de 29 de noviem-
la espada de los dictaáores y el cetro de los
obispos'' bre de 1856 les clevolvió su amplia autonomía. La ley de 3 de mayo
de la contribución personal'
Meses más tarde, el g;;ití"" pidió la supresión
una de las que sustentaba l"'l'nt"'' y el Congreso la aprobó'
' 7.
Diputados' Y del 20 de Juan José Calle, Legislación de las juntas departamentales codificada. Carlos
6. Sesiones 16, 17 y 18 de octubre en la Cámara de
de Concha, nEl régimen local, (.Reuista Uniuersitaria, l9l B, 2." rrimestre).
octubre de 1896 en la Cámara de Senadores'
t4t
f44
crean los concejos ellas se limitaron a la búsqueda de instituciones políticas (federalismo,
de 1861 las reorganiza.En 1873, alavezque se
centralismo o centralismo moderado) o de instituciones administra-
departament"l.ri. señalan las características de las municipalidades'
tivas o fiscales (juntas departamentales, concejos departamentales,
iJi;y de descentralización fiscal deja vigente esta Parte de la ley municipios, etcétera). Su punto de vista fue, más que todo, formalista.
del73.
que' con pequeñas En tanto la experiencia consagraba el predominio netamente centra-
La ley orgáni ca de 74 de octubre de 1892 fue la
es Ia lizador, los órganos departamentales o locales no llegaron a funcionar
modifl.í.iáes, quedó rigiendo' Una de cstas modificaciones
con autonomíay ala larga se subordinaron al E,stado. Por eso se ha
J" Urcy N." 1072, de 6 áe mafzo de 1909' que establece el proce-
se refiere a algunos puntos sentido siempre el vago malestar inherente al centralismo.
dimiento electoral, Pero que también
.., directa y pública, habiendo conce- Al Perú hubiera podido aplicársele la comparación que ya en 1740
susrantivos. La elección d.lría
con dos años de duración' En los con- hacía D'Argenson respecto a Francia: wa araia de gruesa cabezay
1o, fro,rln.i"les y de distrito, para ser largos brazos delgados. El sistema circulatorio del centralismo fran-
..1o. p.orrirr.iales hay delegados de los distritos' Se requiere'
leer' escribir y ser vecino' cés y del centralismo en general, inclusive el nuestro, es insuficiente
.o..i"1, solo ser mayor áe ed"d, saber porque la enorme potencia ardorosa del corazón no basta para impe-
de los
Los .án..jo, d. p.o,rin.ia inspeccionan los procedimientos
las juntas depar- dir que las extremidades se hielen. Y cuando el centralismo es a la
de distrito y conocen en revisión de sus resoluciones;
respecto de los francesa, pero sin ese foco maravilloso de París y con diferencias racia-
tamentales, excepto en Lima, ejercían iguales Íirnciones
les, geográficas y sociológicas dentro del país, la realidad es peor. Así
d. prorrir.ir, oi..,do al Ministerio Fiscal; el concejo provincial
de
tenía.una. fun- surge el «resentimiento» de la provincia respecto a la capital, esa irri-
LiÁa estaba su.f eto a revisión del gobierno' El gobierno
tación que sabe lo que no quiere pero no sabe lo que quiere.
Jó.r g.rr.r"1 uigil"rrt., dominando así a los concejos' Sus atribuciones
Hay que distinguir entre federalismo, descentralizacióny regiona-
.obrJpr.rrp.rá,or, arbitrios, empleos, bases de remate' empréstitos'
iismo. EI federalismo es una fórmula netamente política por medio
.,.¿,.r", d.bi"., quedar sancionados por la junta departamental o de la cual un Estado debe subdividirse en pequeños Estados o cantones,
es ob-
p"t gáUi..rro. S*. <lemás atribuciones -cuya enumeración
"f cada uno con su Constitución propia, debiéndose ocupar el poder
,ri"- á.bi"n ser llenados por el alcalde, síndico o inspectores o Por central tan solo del interés general, de las relaciones exteriores. Respec-
la Corporación en Pleno.
juntas to del federalismo, el regionalismo tiene la diferencia de que no es una
O.rd. 1919, las funciones municipales están llenadas por
que hubo también f-órmula netamente política y que, si bien reivindica la autonomía
de notables, nombradas por el gobierno' régimen
de la región, la considera como parte del todo nacional y respeta la
entre los años 1895 Y 18978.
autoridad suprema del Estado. La descentralización puede ser po-
lítica, en cuanto establece la autonomía provincial y municipal y la
existencia de autoridades intermediarias entre los organismos locales y
resolver el proble- la autoridad central y administrativa, aunque esa autonomía y esas
El gran vacío de las concepciones formuladas Para
en que autoridades no se relacionan con el Poder Ejecutivo y sus funciones
-r"d. la interacción entre la capital y las provincias estuvo
políticas, que quedan sujetas al poder central; y Ia descentralizactón
es fiscal en cuanto se trata simplemente de la recaudación y de la inver-
municipales El régimen
8.
" Ver para conocer el sentido actual de los problemas sión de las rentas departamentales o provinciales dentro del mismo
Madrid Stárez' 7929;
*"i;rrpA a, b ciudatl mo¡lerz'za, por Adolfo Posada' 'Y' departamento o provincia. El regionalismo se diferencia de la descen-
y la bibliografía citada en ese libro'
r47
r46
a la provincia' el ni sociológicas: como gesto estético, moral o biliar. No se explica en
tralización en que ésta puede referirse simplemente
región' que es una rea- mentalidades socialistas. Los problemas que abarca el socialismo no
departamento á el municipio, sin abarcar a la
muchas veces distinta y cuyas características
son geográficas' son geográficos, ni meteorológicos, ni locales: son sociales y econó-
Iiád
se limita a lo micos. Las injusticias y los dolores sociales no son patrimonio de
sociales y económica.. Ad"Áát, la descentralizacíón
poti,i.o y lo y el regionalismo puede comprender LLna raza o de una circunscripción territorial; Ios priviiegios indebidos
" "d-inistrativo,
I*, pero debe incluir asimismo los económicos' sociales' y oprobiosos no se adquieren por el hecho del nacimiento en una ciudad
"rp.oos, determinada, aunque sea la capital. En cualquier provincia remora
etcéterae.
política cabe hacer sufrir la injusticia y en la capital cabe sufrirla. Además, los
El federalismo, ral como lo concibió al menos la filosofía
anticuado' AVenezuela' a México no derechos y los intereses de Ia colectividad, cuyas reivindicaciones cons-
del siglo xx, resulta hoy un mito
nacional. Su radio de acción se limita a 1o formulís- tituyen la injusticia social, tienen tantos y tan numerosos enemigos
,r"¡o"r.r.t" mejora
con
ticá, lo politico, sin abordar 1o social: se ha dicho Por eso'
a 11s--
dentro y fuera, que hay que comenzar por afirmar la necesidad de una
fuerte unidad como previo postulado para abordarla, convirtiéndo-
,.rr, qrr. ,u, b"nefi.ios se localizarían en los gamonales de provincialo'
Sus mismas bases teoréticas están hoy en
revisión, como lo está la se así en auténticamente disociadora toda prédica que pretenda derri-
barla en nombre de prejuicios geográficos o raciales.
doctrina del parlamento a base de elecciones por
circunscripciones

g..g.in*t, .o-o lo está la doctrina de la prescindencia del Estado En tesis general, el regionalismo realiza una necesaria reacción
serie de problemas sociales, como lo están
otras doctrinas contra la tendencia a seguir los patrones extraños (sobre todo francés
;;,;
"""
que fueron contemporáneas de este federalismo'
Acaso el federalismo' o yanqui en el pasado, yanqui, ruso o italiano en nuesrros días) por-
que Para separar que enfoca los problemas peculiares de la realidad circundante. Por
quc sirvió siempre más bien para unir 1o separado
fórmula de cierto, existe también un legítimo regionalismo limeño que reivindi-
li r.rrtido, ", "pú."bl. en América, Por eso' mejor como.
distanciados' primero ca los problemas y necesidades de la gente que sufre y que trabaja en
relación s.rpr"n".ional, para unir Estados hoy
Lima y que no debe ser olvidada. De allí a encastillarse en el amor
.o.t .".á"t", parcial y más bien económico que político'
resulta in- exclusivo a Lima tradición colonial, como se ha podido ver a
A su vez, i" d....r,t."lización política o administrativa -cuya no es muy digna de admiración- hay mu-
regionalismo' ¿Pero lo largo de esta revisión,
suficiente, modesta, parcial' Queda entonces el
.1 regionaiismo? Algunos lo nombran aI realizat cha distancia; y nada más irritante que aquella frase infame: «Lima
qué es, en concreto,
geográficas o' mejor dicho' litera- es el Perú y el jirón de la Unión es Limar.
Jrr" p.eal., motivada po"t '"'ot"t
rias condenarrdo a Lima y St explicaba esta prédica en escri-
l" to't"' El regionalismo es una reivindicación integral de los valores que
" mentales económicas constituyen una comarca. De acuerdo con é1, y después de estudios
tores de cultura ,r.a"rr.rrr. artística, sin bases
y experimentos inspirados por é1, hay que planrear una nueva organi-
zación de las divisiones territoriales del Estado, menos artificial, menos
Sánchez de Toca' uRegionalismo, municipalismo'
centralización'' Bibliote- intrincada, más vasta, basada en las necesidades de producción y de
J.
'ca
extranjeros'Y"] ¡4¡¡1f6¡d' «The
sociológica dz autores ispañoles 7 T'Y
Sociologial
:t*it
Reuieu' enero y abril de
intercambio de cada comarca; y cabe pensat en general, en nuevas
,i."ty practice ofR.gion"lism ', The
agrupaciones dentro de la política, la administración y la economía,
"i¿
i9Jgl i."ár"t' uRegionilism ancl Irregionali sm"' idem' octubre de 7927 '
Chrrl., Sr.rl, l,e Refionalisme' Vidal de la Bl"cht' Principles
of Human Geogra- según las necesidades intereses también- de cada comarca y según
G.dd"', The Coming Poliqt' el género de
-los
trabajo y de vida de la población. Pero conseruando siem-
phie.Y. Branford y P'
el legado más sagrado que nos deja nuestra Historia: la unidad
10. Toribio Pacheco, Cuestiones constitucionales' Lima' 1 855' ¡rre

r48 r49
ña; tampoco a una convencional y frívola división entre norte, centro
quedó incólume a pesar
nacional, que por una triunfal predestinación y sur. A especialistas y técnicos corresponde señalar con precisión la
de todas las convulsiones y de iod"t
l"s inestabilidades que asecharon
región auténtica: tarea ajena a esta síntesis histórica. Sobre esas bases,
---
nuestra gesta.
no ha cabe la descentralización administrativa y fiscal y una nueva distribu-
i" ,fti0" como base administrativa' social y económica ción de las instituciones del Estado. Pero, por encima de todo, la
ideológico del siglo
,p"...idí en la historia-del Perú' En el despertar unidad, la peruanidad.
ñ,r,, 0". el sigloxtx siguió, se tuvo fe. absoluta en la omnipotencia
a pesar de la teoríade
i.i. fino. d?l ""ro l"[i'l"ti'o, <le lafórmula',y
l"?nflu"'-'tia del medio físico' se creyó que
las
ü."lrq*i.u sobre
provenían única y
¿if.r.r-t.i", entre los pueblos y entre las regiones En la Colonia, la tierra alcanzó, dentro de la economía de la ciudad,
exclusivamente del hombre. Ei siglo
xx fue el siglo de las grandes ciu-
una jerarquía primordial por ser la propiedad rústica o urbana la
de las grandes industrias' del gran
comercio; pero a conse-
J"d.., principal fuente de riquezas. La nobleza tuvo haciendas, huertas que
;;";i" d. "qill* ideas, la tierra fue Áit'd' como simple
escenario'
por parte de tt"- en gran parte ella misma no trabajó; y solares donde vivió holgadamen-
menospreciárrdo.. .r.,t leyes y sus características' 11 te. El comercio fue mirado, sobre todo en los primeros tiempos de la
Se ignoró las realidades
dades, de los industriatt', ¿t los legisladores' Colonia, con desdén, tanto que Solórzano, de acuerdo con los santos
los recursos' los tipos
básicas, los contornos, las áreas de vegetación' padres, lo condenó porque nada crea, nada produce, coincidiendo con
o se les usó en forma ciega'
de influencia del territorio sobre el hombre la tesis marxista; aunque las necesidades crecientes del tesoro español
nuevos continentes e
Ai p..i.¿" lejano de los descubrimientos de admitieron la compra de títulos. Si bien el Virreinato entró en deca-
sin medida o de abandono supi-
islas siguieron épocas de explotación dencia en el siglo xvtl, Lima continuó siendo ula fuente de las pro-
solo en forma artística en
no. La reivindicación de la región' iniciada videncias; la factoría universal de toda suerte de tráficos y finalmente
siglo xtx, tiende i'hoy una realidad
económico-admi-
.i-ir*o " la común dispensadora de cuanto necesitan los pueblos de su depen-
nistrativa. dencia y confinantes para su fomento, conservación y arreglorrr. El
sus contor-
Una región perfila por su estructura geológica' por
se
Estado intervino con criterio restrictivo en los negocios particulares
el suelo' la vegetación y
nos, por .i .li-", ,odo t cual condiciona mediante prohibiciones, reglamentos y ordenanzas, aunque protegió
en forma defini-
la fauna. El hombre viene después a caracterizarla al latifundio; y los corregidores, y aun el cabildo, adoptaron medidas
económicas y creando su tradición'
dva acmando sobre sus posibilidades sobre el suministro de los artículos de primera necesidad. Hubo exceso
y el desarrollo de las
La distribución de Ia población' la creación de monopolios y acaparamientos en beneficio de particulares con
de Ia
ciudades, Ia implantación de industrias' el desenvolvlmtento carácter caprichoso y en desmedro del comercio minorista. El contra-
las funciones repre-
la división política y administrativa' bando originó fortunas; el número de funcionarios cómplices o de-
"gri.r.rt,.r.", seguir o resPetar t:tl:1r
.Jrr,",i r", y gubernativas deben conocer' 1^ lincuentes fue grande. Los oficios no fueron estimados y sufrieron
regionales es' sohre todo' baslco
El fomentá i. lm lut''"t' de recursos también los rigores del impuesto, de los que estaba exento el caballe-
en el regionalismo' no Para que cada
región se baste a sí misma' sino para
ro: el sistema de gremios, con sus requisitos de premios, .justificaciones
del país' del con-
qr. su misión típit" t" el balance general
"ápf"
tinente y del mundo'
en el Perú no se limita I L Memorid de Táboada (Obras de Undnue, cit., tomo, II, p. 6). Ricado Levene, In-
En síntesis, pues, ante todo la región' Ella uestigaciones at'erca de la historid cconómica de La Pl¿ta, La Plata, 1927 , t<tmo t.
entre costa' sierra y monta-
a la conocida y r..t' simplista división
" r57
I50
Por 1o demás' en Lima se a veces por sus gobiernos. Enrique Meiggs, capitalista privado y finan-
de competencia, etcétera, los constriñó' ciero, podría tener un valor intermedio: benéfico y funesto. Pero, a
y más tar-
.ra"bl..i..on primero industrias como la de sombrereros pesar del aporte extranjero, la economía de la ciudad y del campo sufre
los empleados en 1o
cle desaparecieron. Aparte de los comerciantes'
en los primeros años de la República un descenso. La guerra de la
y de los médicos' abogados' escribanos'
-ifior, p.firico y haándario el resto de la población se entregaba Emancipación y las guerras civiles han traído la ruina a las haciendas
papelistas, artesanos y .,tl"ot, por el paso de tropas proditorias, por los cupos, por el pillaje, por la
ello se planeó e inició en los
al ocio, inclusive las mujeres blancas' Para
algo- destrucción de sembríos y cosechas, por Ia disminución de brazos.
;ñ; tiempos cle la óolonia la fábrica de medias y calcetas de y el tra- Esa situación se proyecta también sobre el comercio y sobre la propie-
para las mujeres;
dón, mantelerías y trencillas y las costuras dad en general. La pobreza es la característica de la vida hasta 1844,
Eran numerosas las
;;i; ;. i;t vagos y delincuentes en las minas' llega- más o menos, en que empiezan a tomar desarrollo las especulaciones
sexos que d'e la Península o de las
provincias
p"lrorr". ,1" con el guano.
"ñbo. la potlación en ella. no aumentaba en la proPor-
["" " f" capital; pero El cielo opalino de la capital no se ensució hasta principios del
.i¿., d.bid", por.l |""'it'o número de conventos' por la mortalidad
"*á el penoso trabajo.de siglo >c< con el humo de las fábricas. Hasta muy avanzada la Re-
p.p,r.ni.rr,. de lás te'remotos periódicos' Por pública subsistió el régimen de los gremios que históricamente
de éstos)' por la crecida
los esclavos (en lo que resPect; al número originara el encarecimiento de la obra de mano por la falta de compe-
mortalidad infantil. Sin embargo' el lujo subsistió' tencia, la disminución de productos, el contrabando por parte de
y la vida econó-
Con la Emancipación y la Répública' el comercio
desarrollo con quienes no podían trabajar en público, así como el monopolio, la falta
mica en general ,.rt i.to" út"t'iáttttt oportunidad
de
inglesa y francesa de emulación, la situación desesperada para el indigente sin dinero
.L de Ia población extranjera' sobre todo
^r*.íro para obtener el título. Pretendiose, sin embargo, conciliar los gremios
re{iere al capital metálico' el apor-
en los primeros tiempos' En lo que se
la neuropeización' con la libertad de industria, para consultar la buena fe y la eficiencia
,. *,á";.- frr. f.l,li"-tt't"l p"t" el progreso' para de los individuos en los gremios e igualmente para establecer el apren-
podría encarnarse en
Liprr.. ff símbolo de ese capitalismo benéfico dizaje de las diversas artes y ramos de la industria mecánica (decreto
la concesión para implantar la
el nombre de'Wheelwright, qttt obtuvo Sobre los gremios se pagaban, primero, la
que trajo los primeros vapores' de29 dejulio de 1840).
navegación a vaPor en nuestras costas y orga-
cuanclo el capitalismo contribución industrial, luego la contribución de patentes, y se
el Chile y el Perúen 1840' Pero' en cambio' nizó a veces la guardia nacional. Una ley reglamentó extensamente a los
decir vinculados al Es-
.*t."r-rj".o adquiere caracteres financieros' es gremios en 21 de diciembre de lB49.la Constitución de 1860 reconoció
tado, entonces en su rol seprecisan' al lado-de elementos benéficos'
explícitamente que podía ejercerse en el país todo oficio, industria o
prodigalidad.., dÁmtdtos en la soberanía; contribuye aquí
;r*.;, fabulosos profesión que no se opusieran a la moral, a la salud ni a Ia seguridad
,.t"4r, l" rdLirrir,ración pública' conduce a empréstitos
" " pública. Desde 1860 se constata la extinción de los gremios en sus rígi-
;;;;.",e liquidados lná' tt"lt d"espués de tremendas crisis; el
tVheelwright' podría encarnarse en Dreyfus' das formas. El tribunal del consulado, Ios tribunales de minería, Ios
símbolo cle ello, opuesto al de
1869' cuya diputados mineros, son rezagos de esa organización gremial''.
.i rt.go.i"n,. .ot-t .l guano y con-los empréstitos desde El fenómeno del indüstrialismo comenzó a influir en las ciudades
financie-
signiñcación .ir-t .áb"tgo, -"tho menor que capitalistas
"., individuo
puesto qit Drtft" era un aventurero' un
ros más recientes,
aislado y éstos ligados con vastos intereses que
.. h"llt" ott'lt"-t"t" 12. Jorge Basadre, ula riqueza territorial, las actividades comerciales e
industriales

económica' protegida en los primeros años de la Repúblicar, Mercurio Peruano, enero de 1928.
eiecutan una sistemática política de exfansión
r51
152
del Perú, sobre todo en la capital, desde mediados del siglo xx' Pero Concesiones industriales no dejaron de hacerse; pero pocas de
el caso nuestro fue entonces en su origen, como lo ha sido después, introdujo el primer
ellas se plantificaron. En Lima, en 1847, recién se
un caso muy distinto al de Europa, sobre todo al de Inglaterra, país telar con la maquinaria correspondiente para la fábrica de hilados
manufacturero, cuna del capitalismo' ante cuya expansión Carlos y tejidos de algodón de Santiago e hijos, Cagigao y Casanova. En 1848
Marx, viviendo también allí, en Inglaterra, escribió El capital' Si Car- se instaló en la casa-molino antiguo de la Perricholi una nueva má-

los Marx hubiera vivido en alguna de nuestras ciudades en esa época, quina. El 30 de octubre de 1848, la primera muestra de tocuyo fue
habría llegado a las conclusiones a que presentada al presidente Castilla. Desde 184B se instaló la primera
¿habría escrito dicho libro o
en él llegó? fábrica de papel de Villota, erigida por los editores de El Comercio,
La primera influencia del industrialismo sobre la vida de nuestras periódico que desde el27 dejunio de 1848 salió con papel fabrica-
ciudade, estuvo en el desplazamiento que sus productos fueron ha- do en Lima; esta industria continuó a pesar del empirismo que tenía
ciendo de los producros de los gremios nacionales. La competencia el personal técnico, de la falta de protección del gobierno, de la difi-
era imposible porque el productor de ultramar tenía vida barata, cultad para la obtención de las aguas necesarias para las máquinas. De
instrucción técnica, máquinas que le hacían ganar tiempo y dar arte- 1B4B dató igualmente la f;íbrica de velas y blanqueo de cera de Lario-
factos mejores, mienrras el productor nacional tenía vida cara, nocio- sa yTorcello; desde 1841, la f;íbrica de cristales de Moreto; por esos

nes intuitivas y retardatarias, insrrumenros anricuados. Además de estas años, la cría de gusanos de seda y la fíbrica de tejidos de Sarratea y
causas económicas derivadas ello tiene importancia trascenden- Navarrete, instalada en 1849, completaban la fisonomía industrial li-
-y
tal- cle la <lesigualdad en que se verifica el desarrollo de la civilización, meña. Pero la gran mayoría de estas intentonas industriales fracasaron
había causas morales, políticas, geográfica, etcétera' La inercia, más y tuvieron que liquidarra.
que la impotencia legislativa, creafon una situación de crisis que estalló El período de intensidad económica por el que atravesó el país
e., las de 21 y 22 de diciembre de 1858, cuando los artesa- desde 1869 con los grandes negociados tuvo no un carácter industrial
"rorr"das ni territorial, sino un carácter fiscal y bursátil. Sin embargo, es enton-
nos de Lima y callao destruyeron las puertas y venranas importadas
de Europa para el ferrocarril de Lima a Chorrillosls' ces que se realizaron en Lima las primeras huelgas por jornales: los
obreros que se ocupaban de la demolición de las murallas y prepara-

E1 malestar quiz-á tiene relación con las leyes de 2l de noviembrc de


13. 1856, 29
de noviembre de 1856, 6 de lcl¡rero de 1817 sobre irnportación de víveres sin tinadas a Chorrillos, y ya empezaban los empleados del ferrocarril a desembar-
pagar c{erechos. A1 Congreso de 1B5B se presentaron los artesanos pidiendo carlas cuando una multitud, [a mayoría carpinteros, se arro.jó para impedirlo,
ia lrohibición de varios artelactos extran.ieros: algunos quisieron ponerles un haciendo pedazos las maderas y botándolas al rnar. Hubo choque.s etrtre la
g.rrr.,r-t.r, de90o/o. Una comisión especial, en un lúcido informe (29 cle marzo tropa y los artesanos en las calles. El tren que iba a Lima a conducir otras ma-
iB59), ..."pitrló la situación y pidió otros remedios: un banco de habilitación deras de esta especie fue atacado. El propio presidente Castilla tuvo que acudir
para abrir tl ,-,-,.n.rtr"l los almacenes de Europa, con capitales tomados del a la refriega. Cuando el tren llegó a Lima, después de las labores de desembarco
de cornestibles,
i.r".o y r.r"urr.les en los departamentos, la libre inrroclucción y carguío en el Ca11ao a1 amparo de la tropa, los carros fueron incendiados.
la creación de escuelas técnicas, exposiciones periódicas con premios' exone- Entre los gritos de ]a asonada se oyó mucho s[ de «¡Viva el pueblo!,. E1 capi-
r:rciones de derecl'ros para materias prin.ras, la cornpra de máquinas por el talista del ferrocarril a Chorrillos era don Pedro Candamo (ver periódicos de
Estado y la venta a su costo, la preferencia cle los artesanos del país en contra- la época y el lolleto de José Silva Santisteban sobre el asunto).
tos clel Éstaclo, etcétera. Esto no fue discutido ¡ror el Congrcso, preocupado
1)()r ¿sui.rros políticOs. F]n la t:rrcle clel 2l clc novicmLrre de 1858 había 14.
llegaclo uGuía de Forasterosr, Manuel Atanasio Fllentes, Est¿distic¿ ¿l.c [.iw,t. r,¡r. 536
,,,,,,"11. .1"1 C"li"o un,r l¿ncha carg:rcla con las puerras y otrirs lnader:rs cles- Y SS.
"l
r54 rtt
Pero no es la mujer lo único que alegró aquella vida, a pesar de que
ción del refreno para las nuevas avenidas las iniciaron en setiembre de
los nostálgicos de la Colonia la veían en plena decadencia. Lima con-
1872. Asimismo, las obras públicas y la construcción de ferrocarriles
servaba su ambiente de fiesta: amaba las corridas de Acho, en las que
a La Oroya trajeron fugazmente un numeroso proletariado industrial,
nació Ia «suerte nacional, hecha de esguinces de un hombre a caballo
que en buena parte no fue Peruano.
frente al toro y que enrraron en competencia con la ópera italiana
cuando, entre 1840 y 1844, se difundió el gusto por ella; las funciones
de ópera y de drama, primero, de zarzuelay de ópera bufa después; Ias
jugadas de gallos; los nacimientos de Navidad; los títeres y volantines;
No extraño que, acaso con significado único en América, abunda-
es
los fuegos artificiales; las procesiones; los paseos a Amancaes. Las
ran en Lima entonces quienes senrían la nostalgia de los días colonia-
procesiones más importantes eran la de Santa Rosa, donde las guir-
Ies. En ellos había habido más alegría, más felicidad, más tranquilidad,
naldas de rosas blancas y rojas que festoneaban las sayas femeninas
más moral, más boato. La capital conservó, sin embargo, su ambiente
parecían anunciar la primavera; y la de Corpus Christi, en que se
original hasta 1850, más o menos, seduciendo incesantemente a los
sumaba a la multitud el presidente de la República, cirio en mano y
,ri"j.ro.. Las mujeres mantuvieron hasta mediados del siglo su vestido
la cabeza descubierta, seguido por todo el clero de Lima, por mujeres
típico, variando solo sus características menores: colores, según la esta-
de toda condición, por las cofradías de esclavos, por el ejército enre-
ción y según el caudillo de moda; saya estrecha o saya desplegada' En
ro, mientras, al pasar las andas recamadas, de los balcones, adornados
la saya y -"rr,o está la expresión del estatismo social de aquella vida,
profusamente, llovían flores sobre el cortejo, y al rumor de los cánti-
porque esa perduración va contra Ia mudabilidad que por antonomasia
cos y de los rezos se sumaban las fanfarrias militares y el tronar de las
caracterizaa la moda; y está la expresión tan-rbién de una ciudad en que
salvas de artillería. En algunas procesiones estilábanse también los
impera el espíritu de predominio femenino, de clandestinidad, de chis-
gigantes, figuras colosales de madera dentro de las cuales iban hom-
Inor..o. cuando en años posteriores se entroniza entre las mujeres la
bres cargándolas; la danza de los diablos, compuesra por negros y
crinolina, para seguir todas las otras oscilaciones del vestido del segun-
sirvientes, vestidos de modo extravagante, cubiertos los rostros con
do Imperiá y de la corte isabelina y luego de Europa en general, puede
máscaras de diablos y animales, bailando desaforadamente y con rudo
decirse que Lima se ha orienrado definitivamenre hacia ultramar,
estrépito; yla danza de moros y cristianos, donde, con el propósito de
que se convierte o pretende convertirse en una provincia euroPea'
celebrar las bajadas y posruras de las cruces de los cementerios de las
La mujer revive a veces aquellos tiempos lejanos en que en Ia costa
parroquias en mayo, reuníanse los negros aguadores y se dividían en
sedante gobernaran las capullanas. No es solo escénicamente el perso-
l¡andos en medio de declamaciones soeces y jolgorio estragado, super-
naje principal, en Ia Plaza"Mayor, en los portales, en las iglesias, en el
vivencia quizá de añejos «auros sacramentales, a la vez que eslabón
puente, en Acho y en el teatro. Abundan los casos en que se nota su
trata de conseguir para el folclor y el teatro peruanos'6. Los carnavales se jugaban con
influencia social y política; inclusive cuando se
puestos o sueldos, su empeño palabra que revela uno de los
-¡típica
criollal- es decisivol5.
matices de la sicología
16. Manuel Atanasio Fuentes, Lima y Estadística de Lima. Entre orras cosas, ha-
blando de la afición de los limeños a los roros, cuenra que cualquier sacrificio
era pequeño ante la necesidad que sentían de ir a las corridas y que como el
15. Todos los viajeros dan decisiva importancia a la mujer. consúltese, sobre todo,
circo se poblaba desde 1as mañanas los días domingos, Jas autoridades eclesiás-
Flora tistán, Pérégrinatións ¿'une parie, tomo ll; Ma-x Radiguet, St¡uuenirs de
ticas notaron que las obligaciones religiosas eran descuidadas y obtuvieron
lAmérique Espagnole; Archibald Smith, Peru ¿s it is'
rt7
ry6
frenos sociales y de San Juan, cuando empezaba a florecer en las lomas la amarilla flor
frenesí, rompiéndose con ese Pretexto una serie de
jóvenes-con.botellas que al iniciarse la estación húmeda anuncia la vegetación; en la llanu-
cayéndose .r, Io li."rr.ioso: invadían turbas de
transeúnte peligraba' exhi- ra cubierta de carpas, el son de las guitarras se unía al hervor de las
y ii,rrrr.", cualquier casa, la seguridad-del
los cocinas, los bailes de ademanes ya sensuales, ya grotescos, con las vian-
tá.rr. turbas .-p"p"d". y piitadas, las calles volvíanse charcos'
p"r.o. a Amancaes se realizaban desde el día das suculentas y el aguardiente embriagador, y en los desfiles de re-
balcones cararatas'7. Lo,
greso, los hombres y las mujeres, los carruajes y las cabalgaduras
hasta los primeros
cabalios de paso cuyos jinetes exhibían su garbo- llevaban
que las corridas se hicieran los clías lunes' práctica seguida -señoriales
triunfalmente la flor campesina. Pero al mismo tiempo primaba un
*años de la RePública.
n,-t lo qt" ,.rp..,, a la afición al teatro' después de
que amenguó.la rivali- espíritu cerrado y pequeño. El estatismo social cla lugar a los dos tipos
éi, sobre todo los aficionados a la ópera, y a los toros, más pintorescos que exhibe la literatura de entonces: Ña Catita, la
dad entre 1os ,6cio,1rdos a
rivalidacl enrre los aficionados al drama y los aficionados a la ópera'
existió la beata chismosa, y el niño Goyito que pintó Pardo, en quien se encarna
partidarios de la
En 1 852 hubo frecuentes escándalos en e1 teatro entre los el conservadorismo, el retardarismo, el limeñismo enemigo del viaje
actor <lramático o,Loghlin, incidentes donde menudea-
áira Barilli y los del
ron l"s bofet"das, los garrotazos y hasta '"lit'on a relucir
estoques y arlas.de y del intercambio, la ucandidez, engreída y mimada que hay en las
a la ópera había clases altas limeñas. Cuando Ia imaginación evoca aquella época, se
ft,.go, ir-tt.r,ririendo la genciarmtrí"' A"n entre los aficionados
¿i.,'"rU¡, porq.r. .r,"b-",t separados según sus-afecciones' ya sea por la Barilli detiene en los portales o en el puente; ellos son para Lima el centro de
por.t riral la Bis.ac.irrt,i o po' Catalina Hllet.A una representación
en
o reunión que después se desplazó al jirón de la Unión y al Paseo Colón.
el presidente Castilla cuando se produjo' por
q,i....rnoU" S, námbuld,asistL
anotadas, un barullo t'-t ti tt""o y Castilla se paró y gritó:
uAmigos Y allí en los portales o en el puente está también otro tipo fundamen-
l'",
"".rr., siempre aquí la multi- tal de Lima entonces: el indefinido, el estratega de corrillo, el crítico
y enemigos, siler-rcio' y todos le obedecieron' Pero no
como la de 16 de mayo de 1853'
i.J .r" ¿1 g..,.r.'I"-l-,ié,, [o fue de apoteosis' omnisapiente del gobierno, el que inventa o propala las ubolasr. Y
coche particular de cuatro
.r-,-q.r" t" n"ir.".cianti lue conducida al teatro por un todavía hay otros personajes más para completar este tinglado: los
Artillería, quemán-
.ub^llor, al lado de las l¡andas del batallón Pichincha y de
noche dos castillos de fuegos artificiales' Los cocheros
y lacayos
áor"
"q,r.tt" de la época; Diccionario teatral'
.."r-, p"rro,r", aristocráticas de Lin-ra (pttlódito'
de Manuel Moncloa Y Covarrubias)' ¡A1! ¡que hs uence 1,a su ligereza!
y los llegó a alcanzar; y por mojallos
les rompió una botella en la cabeza
17. Seguradedicóalcarnavalclosartículosjocososnarrandosusdesgraciasenél'
que en
Páo y A1i"ga, una sátira ceñuda, y al reproducirla en sus Obras advirtió t...1
nada había exagerado: leuantando una uieja celosia
damisela gentil de cuello enhiesto
Emb¿razando el Paso, inPerrinente ajustada cintura, pelo rubio,
ui la Plebe en las calles agitada fruncida boca 7 remilgado gesto,

a estímulo quizá del aguardiente; cual si del hondo 1 célebre Danubio


dando aquel gritos )) con mano ¿irada las fu e n res o p i osis i mas ro.m p i,'ra
la jeringa cargando 1 descargando desde un abo balcón me echó un diluuio
innunda en agutts ?uercas a su amada; t...1
d"senuuelta mulata concit¿ndo las salds mira en lodazal trocadas
la tropa mujeril ua con Presteza y en fiegonas inmundas las srnoras
tras d¡ dos caleseros galoPando' tl
r59
ri8
de umixturas'' de agua' Y Marinos ingleses, franceses y americanos resguardaron el orden. El
pregoneros, ya sea de tamales, de flores'
higiénicas y que orla populacho, en cuyas tendencias hacia el saqueo se habían basado mu-
irrriUl¿r, .l g"llir,rro que realiza las funciones
de repiques, Ias chas alarmas siempre (sobre todo en lo que respecta a los negros y demás
el cielo l..lio.o, la, tár.e. de las iglesias pobladas
podría sintetizarse en- gente de color), reveló, antes y después, gran continencia. Desde me-
portadas de las casonas. Lo- típico de Lima'
',or..., tapada + Goyito + Ñá Catita + indefinido + pregonero + ga- ses antes, Lima había estado sufriendo mucho: revoluciones sucesivas,
Ios montoneros acentuando su condición de mal endémico en los
llinazo.
el corsario; en la alrededores, exacciones y violencias de Salaverr¡ abandono posterior.
El ucuco, de Lima fue en Ia Colonia el pirata o
Chorrillos' lugar preferido Todo ello había suscitado un estado colectivo de nerviosa inseguridad,
República 1o es el montonero' El camino a
en Llna cueva de susceptibilidad mórbida. lJna nube de polvo o el humo de ramas
poi .t y por el tapete también verde' está convertido
-rt más aun el de las hacien- secas quemadas en las haciendas vecinas eran para la gente sendas
llena de asechanzas; también el del Callao' y
la capital misma e inte- señales de escaramuzas o de peligros. Si venía un negrito galopando
das vecinas; a veces los montoneros entran a
en su rústica cabalgadura por los callejones cercanos, no faltaba algún
rrumpen las tertulias.
pregonero que daba la alarma: u¡El negro Escobar y los montoneroslr.
Se oía un ruido confuso de portones, cadenas y trancas en las casas
y las calles quedaban abandonadas como en una ciudad muerta. León
la capital fue pasi- Escobar, el negro montonero que, según es tradición, llegó entonces
En cuanto a la política, en la mayoría de los casos'
(1827 a sentarse por un día en el sillón presidencial a consecuencia de esa
va frente lo, p.ot .r..iamientos de cuartel que en ella estallaron '
" de que hubo mani- situación equívoca, hasta que aparecieron las tropas santacrucinas del
en contra de ia Constitución Vitalicia, a Pesar
1842' pot Torrico; general Vdal, fue por fin cogido y ejecutado enla plaza, bajo los bal-
festaciones a posteriori; 1829, por La Fuente;
encerrado en unas es- cones del arzobispado: debajo de ellos el día anterior había paseado
1856, por F.r-fn Castillo), estado de ánimo
caracoleando en un hermoso caballo negro sacado de las cuadras del
trofas de FeliPe Pardo Aliaga:
arzobispors.
Otras veces estallaron tumultos capitolinos con anuencia del ejérci-
Y aPenas tienen del motín barrunto
to: así en abril de 1831, cuando pobladas embriagadas se pasearon
gritan los ciudadanos: n¡Cierra puertas!'
poco antes de que el prefecto Eléspuru, coludido con doña Francis-
y calles vense Y Plazas en un Punto
ca Gamarra, enviara tropa a casa del vicepresidente La Fuente para
como por golpe eléctrico desiertas'
apresarlo, escapando La Fuente por los techos merced a la serenidad
que el mandarín Presunto
¿Qué extraño Pues de su esposa, que detuvo por algún tiempo a los apresadores; en abril
las puertas halle del poder abiertas
de 1844,la muchedumbre se congregó debajo de los balcones de la
si al anunciar su criminal emPeño
casa del vicepresidente Figuerola, instándole para que dejara el man-
sólo tranca las suYas el limeño?
do, pues la opinión del país quería la presidencia de Vivanco, a lo
el que transcurrió
Ningún momento más original el est: sentido que
antes de iniciar
.., .i".o de 1836. L" gu".iitión dejada por Salaverry I B. Archibald Smith, Peru a¡ it is,I-nndres, 1839, tomo u, pp. 183 y ss. Smith, que
tras de las residió por mucho tiempo en el Perú, ha hecho un cuadro interesante sobre
,., ."-p"n" fin"l co.áa Santa Cruz se retiró a guarecerse
enemigas' todo en lo que respecta a la vida social y las supersticiones.
*.r."11r, del callao ante la noticia del avance de tropas
t6t
r6o
que arrojara Ia banda por están al pueblo abrumando.
que Figuerola accedió mandando a su hija
tumulto enlaplazade armas' Si Gamarra allí los pierde,
.'iU"fá"t en noviembre de 1865, un dicen unos: Luego, Pasco
encargado consti-
i.rrtig"do por el ejército, bastó para que Canseco'
y otros ricos minerales
;;"i;J-'."te del pod."t'p"Lo, iei^taaPrado con el carácter de los repondrán de contado
di.t"dor,talcomolore.larn"b"lasituacióndelpaísfrentealconfic-
y vámonos divirtiendo
to con España.
militarismo: en 1834' con toros, danzas y gallos
Pero por tres veces se irguió T ima contra el
de enero de 183 4' Pata compren- y que viva el presidente,
1 844 y tb7 Z. La primeta vez fueel 28
años vivan los juegos y toros.
á..oi. estallido epiléptico hay que retroceder a los cuatro largosilega- Para invadi¡ a Bolivia
g*i"Ur" gob.rrr"do^G ^*^"^t"t" pt"ttt'ciones' destierros' esos todo el Perú transformado
lo ocurrido
lidrd.r. Li*,rrn anónima había dicho comentando
se mira en un carnpamento
años:
porque el jefe boliviano
no es amigo de Gamarra
Gamarra, asqueroso cholo'
y éste está muy enojado.
un motín caPitaneando,
En el Perú, nadie dice
aPrisiona al Presidente,
el origen de este daño,
Ie echa a Palses lejanos
sólo por la paz se clama
y casi Pone Ia Patria
con el mayor entusiasmo,
a merced del colombiano'
por la paz, porque sin ella
En la misma fecha, en Lima
no hay samacueca ni canto
echan al gobierno abajo,
ni paseos a Lurín
no como a La Mar en Piura'
o a las lomas ni fandangos.
sino con Pocos soldados
La mujer del presidente,
y en el Perú todos dicen:
más que el marido, soldado
estémonos como estamos
en complot con Benavides,
porque Ia quietud se altera
prefecto y otros malvados
si hacemos algún reclamo'
en la capital seduce
y sin quietud, se escasea
las tropas y el resultado
la harina, el malz morado
esdeponer al gobierno
de que él se hace rr,azamorÍa
con fuego y bayonetazos.
tan suaYe Y sabroso Plato'
Esta noticia se esparce
t...1
por todo el suelo peruano
El Presidente en Chorrillos
dados
y si algunos hablan de elia
Pierde miles a los
es haciendo tanto caso
mientras las contribuciones
r63
t6z
como del fin de un paseo vala cerviz inclinando
a Amancaes o al Callao. al yugo que le preparen
Allá en Lima, me parece un corredor como gamo
que los estoy escuchando que se llama presidente,
después que alguno critica un ministro esrrafala¡io
el suceso como malo: y una mujer...
¡Gua! ¡Qué cándido! ¿Qué imPorta y unos cuanros perdularios.
que hayan a La Fuente echado? ¡Y aquesto se llama pueblo
¿Nos ha de faltar por eso y pueblo republicano!
el arroz con dulce y sango? Esto es insultar al siglo,
¿Son sin La Fuente peores llámese mejor rebaño1e.
de Aguedita los helados?

¿No habrá en la picantería Ya ante la sucesión presidencial de Gamarra, la opinión pública apoyo
ricas jaleas, ajiaco, a la oposición. Las elecciones populares no llegaron a producirse o
seviche de camarones, se dispersaron y el Congreso extraordinario convocado para exami-
buena chicha y buen tostado? narlas no se reunió. Se derivó sobre la Convención, cuerpo consri-
¿Dejará ñor Juan José tuyente reunido en obedecimiento de un artículo de la Carta de 1B2B
de hacer cena y buenos platos para reformar a ésta, la facultad electoral; y la oposición, de carácrer
y de divertirnos mucho rivaagüerino, lafuentino y liberal, se unificó alrededor de un candida-
con chistes y dicharachos? to nuevo, Orbegoso, con el apoyo de la opinión. Orbegoso fue elegido;
Hablemos pues de otra cosa, pero la oligarquía militar que Gamarra había creado no podía verse
vamos a dar un vistazo despojada tranquilamente de sus posiciones e inspiró el motín de 3 de
al portal y a las fresqueras, enero de 1834, que proclamó a Bermúdez, el candidato vencido. El
después iremos al teatro atentado tuvo una concreción objetiva en la disolución de la Con-
porque esta noche Teresa vención por la tropa, que hirió a su centinela, soldado de la guardia
bailará muy bien meneado nacional. Lima tomó un aspeco de ciudad sitiada desde el 4. No se
y será una candidez tocó una sola campana. No hubo corridas de toros ni comedias ni
que perdamos tan buen rato. fresquerías. Al Callao, donde se había refugiado Orbegoso, marchaban
t...1 hombres, provisiones, armas, dinero. En el propio ejército de Ber-
Y el Perú viéndolo todo múdez y Gamarra, que nominalmente sitiaba al Callao, abundaron
habla de toros, de teatros, Una de ellas, la de la anillería monrada, con el comand.an-
las deserciones.
del Hércules y sus juegos, te Luján ala cabeza, decidió el plan de retirada; Gamarra, en ranto,
de Massoni y su violín'
tlt...1 19. nlnmutabilidad peruana,, hoja anónima impresa en 1831 (Colección de la Bi-
La Patria así poco a poco blioteca Nacional).

164 új
se suPo en Lima el 28' partida de montoneros del Callao; y a las 8 y media del29, Orbego-
había marchado a pacificar Chancay' Todo esto
empavesados: so, de cuya apoteosis el pintor Merino ha dejado un cuadro20.
Corrió la voz de q.r. ..t el Callao los buques estaban
voz también de que Gamarra Se realizó el 28 de enero de l834lo que Thrde dice sobre la muche-
señal de alguna buena noticia. Corrió la
la tarde; pero no ter- dumbre. oUna muchedumbre es un agregado de elementos heterogéneos
..trb" p..á. El cierra puertas se inició a las 2 de
del Callao' desconocidos los unos a los otros, y sin embargo, no bien una chispa
minó con el ajetreo' La gent. se imaginó que los sitiadores
la ciudad' de pasión que brote de cuzüquiera cle ellos electriza a esre montón de
.i.¡Jr.l,. d. á..*úder,"r" ..tit"b" ptto qt" "t"ts saquearía individuos, se produce súbitamente una especie de organización, algo
t-legO .t coronel Guillén y fue silbadoenla plaza' Quizá Por eso o
así como una generación espontánea. La incoherencia se cambia en
po."qrr. el pueblo, en Ia-plaza a causa de Ia lotería o de una
"gr.rp"áo cohesión, el confuso rumor se convierte en voz claray distinta, y de
iorrio.",ori, a.l prlf.ao bermudista, se estaba acercando a Palacio'
pronto aquel conjunto de hombres, que antes tenían distintos senti-
,o*pi..o.t el fu.io los soldados parapetados en los techos' E'l pueblo
cuantos mientos y distintas ideas, no forma más que una sola bestia, una fiera
,. ."iiró ., d.ro.á..r, pero regresó armado con piedras y ungs innominada y monstruosa. La mayoría había venido por pura curiosi-
resto de la primera
fusiles. Parte de la tropa se cáiocó tras de la pila'
continuó tan dad, pero la fiebre de algunos pocos se ha apoderado rápidamente del
Lima colonial; pero deipués de algunas horas el combate
Desde corazón de todos y en todos se eleva igualmente hasta el delirior2l.
intenso q.r. htrbo de reti.,rst h"st" 1" calle de la Pescadería'
desde los portales dis- La muchedumbre del 28 de enero de 7834, no premeditada, suges-
i" fif", d.sde los balcones de la municipalidad'
también fueron ocu- tionada, simplista, autoritaria, fervorosa, fue, sin embargo, en cierto
p".ábr.. sobre Palacio; las torres de Ia Catedral
con el ruido de las modo original. No batalló por reformas sociales realizadas o por rea-
i"a". y el repicar de sus campanas se mezclaba lizar; ni por un misticismo religioso; ni por causas económicas, como
á;;ú".. Barriles de alquitrán iluminaban las esquinas' Desde el implantación o alza de impuestos, alteración de moneda, pauperismo,
Ar.o d".l Puente también había paisanos que combatían' Grupos
de
abiertos pidiendo armas' etcétera. Fue netamente política: como protesta conrra una oligarquía
paisanos cruzaban otras calles tott lot brazos
'I-{.r-r.rábr.tse ma- de la que se sentía harta, con cierto vago civilismo y antimilitarismo,
en Ia lucha artesanos, gente ínfima' comerciantes'
con informe demagogia. Thmpoco se precisó en ella esa predisposición
extranjeros, niños' L"s mljtttt los alentaban por
todas
gistrados,
al mal, esa tendencia homicida primordial que en la muchedumbre
i...... A las 9 de la noche llegó en auxilio de los atacados el ejército
cn general han encontrado algunos teóricos como Sighele; porque sus
sirirdordelCallaomandadoporBermúdez'DoiaFranciscaGamarra
actos de crueldad no fueron desmesurados ni aun en medio de la
habíaidoatraerlodesuscampamentosPararegresarencabezándolo.
que avan- embriaguez de la victoria y muchos de los personajes del bando venci-
Entró este ejército en Lima formado en cuatro columnas
Bodegones' Mercaderes y Mantas do, algunos de ellos protagonistas de la lucha, se quedaron luego im-
zaron por lrs ..11e. Santo Domingo,
y desde punemente en Lima. Támpoco tuvo la nota de la veleidad, que algunos
con la caballería atrás, siendo ...ibidot desde las bocacalles
e incitando a los solda- encuentran como otra característica en la multitud en general.
las casas con disparos. A caballo, disparando
vesdda de hombre'
dos y a los oficiales, estaba doña Francisca Gamarra'
.ontr.t, capaazuly Sranabordada en oro' Lograron entrar las cuatro Jorge Basadre, La iniciación de la República, tomo I, pp. 308 y ss. A 1a rela-
columnas .n l"plrr., i.rcorporándoseles la tropa de Palacio' y emprendie- ción hecl'ra allí han sido agregados algunos datos tomados de la crónica de los
con varias sucesos publicada en El Penitente, N." 398, de27 de febrero de 1834. Ver la bi-
ron en seguida el camino de la retirada hacia Ia sierra bliografía de estos sucesos, citada cn dicho libro.
mulas de J"rg", dejando algunos fusiles y pertrechos' dos pie-
",.rrrq.re entró triunfante una 21 Gabriel Thrcie, La Philosophie Pénale, pp.320.
zas de artillelí" y dirre.o. A la una de la mañana
167
t66
Cuando se consumó la actitud del pueblo de Lima, cuyo espíritu' urgentemente, replicó que avanzaría sobre la capital, asegurando que
infiltrándose en las filas mismas del e.iército de Gamarra y Bermúdez' no quería combatir y que regresaría luego a sus cantones. Violenta y
fogosamente proclamó a la capital el famante encargado del Poder
ocasionó las sucesivas deserciones que acabaron con la campaña, hubo
una credulidad general sobre el progreso que el civismo había alcanzado
Ejecutivo, declarando al departamento en estado de asamblea. Esta
en el Perú, una confianza ingenua en el poder del pueblo para impe-
declaración significaba la suspensión de los trabajos en las oficinas
dir en lo sucesivo cualquier despotismo. Pero el gesto de enero del 28 públicas y particulares, almacenes, tiendas y talleres, alistando a los
no fue sino un gesro epiléptico. El pueblo de Limavolvió a sumirse en hombres hábiles para tomar las armas, señalando los toques de alarma
Ia apatía. y los sitios donde deblan concurrir los ciudadanos, declarando trai-
É,1 ,.grr.tdo gesto análogo que asumió fue el conocido
con el nom- dores a los que trabajasen en favor de los invasores y culpables a los
que rehusaran prestar los servicios a que fuesen llamados. Los emplea-
bre de nr.-"."-"gna, de 1844, nombre que es adaptación de una
dos públicos, los colegios, las corporaciones formaron regimientos.
efemérides de la vida de París en 1830, por cierto que mucho más
relevante que este modesto episodio de nuestra historia' Aquí, más que
Mayor del regimiento de empleados públicos fue nombrado el vocal
de la Corte Suprema y frgtra culminante de la vida nacional doctor
la multitud, llegó a actuar tan solo el espíritu colectivo beligerante.
Don Domingo Elías había quedado como prefecto de Lima encar- Francisco Javier Mariátegui. Quienes tenían grados, entorchados y
medallas por las campañas con San Martín y Bolívar pidieron el fusil
gado de los depártamentos del norte mientras Vivanco
-uniforme del soldado; la columna Defensores del Orden y las Leyes formose
iojo, .apa de armiño, sombrero de plumas- marchaba a combatir con
con jefes y soldados vencedores de Ia Independencia. En tanto, reci-
Castilla, cuya revolución estaba durando demasiado' En vez de obte-
biose en Lima la noticia de que Tiujillo, Áncash y Piura habían reco-
ner rápidamente la victoria, Vivanco inició una serie de movimientos
ertratégi.os que prolongaron la campaña por varios meses más' lJn nocido el nuevo orden de cosas. El 6 entraron por la portada del
.r,r.uo-.orrtit g.t ,. de trop"s tuvo que salir de Lima al mando del Callao los guardias nacionales de Pisco, Ica y Callao. Los colegiales
de San Carlos hicieron la guardia de EIías. Se improvisaron trincheras
coronel Echenique. El 17 de junio de 1844, en una tarde de calma'
en las calles.
frente a un auditorio revoloteante y numeroso pero callado, sobre todo
Echenique, que ya se había movilizado hasta San Mateo, fijó fecha,
compuesto por tapadas, en el salón de actos de Palacio, Elías se pro-
,r,r.r.ió. Según él,1os pueblos no tenían ya interés por Ia prevalencia el 9, y luga¡ Pariacha, para una entrevista (6 de julio). EI 8 Elías
replicó públicamente esta carta particular, porque estando ansiosa la
de las banderías armadas, y como Ia lucha parecía Perpetuarse con
todo su séquito de sacrificios, ellos ansiaban lapaz;y él creíaque debía población por la llegada del propio, usiendo mi política la del pueblo,
los elementos en su poder para cumplir ese deseo' Y en mi posición obra del pueblo, mis recursos los del pueblo, yo no pue-
"pror.ch"rpor el que se invistió el poder, declaró que lo conservarla do tener secretos para élr. A la nota un poco bonachona de Echenique
.i d..r.ao
hasta la instalación de un congreso a convocarse en cesando las hos-
respondió con dicterios, acusándole de pretender ultrajar, escarnecer
tilidades; y ofreció remitir comisionados a los dos campamentos, y si ylacerar a la capital, de acuerdo con Ia actitud insolente que ciertos
alguno rehusase, considerarlo enemigo de la patria y hacerle Ia guerra' militares usaban desde tiempo ha para el pueblo; sin tener en cuenta
la cólera popular, el odio y las resistencias del ciudadano que mante-
EJhenique refutó desde Huancayo exrensamente la actitud de Elías,
la suspensión de hostilidades (29 de junio)' Más nía al soldado. La única conciliación, terminaba, efa acatar el manda-
",rrrq,r. "..ptando to de Lima. EI 9, nueva intimación de J. M. Tirado, secretario de
.*a..rr"*..t,e le respondió Elías anunciando que, si no se le unía, no
le auxiliaría con recursos y elementos. Echenique, que los necesitaba
EIías, a Echenique, anunciándole el pronunciamiento de Thujillo

Í69
r68
y Piura y el entusiasmo guerrero de la capital, donde desde los estu- ultramontana. Sucesivos complots revolucionarios, que conraron con
diantes de San Carlos hasta los vocales de la Corte Suprema de Jus- parte del ejército, habían fracasado en gran parre por Ia actitud leal
ticia formaban cuerpos de ejército, custodiando éstos las cárceles y del núcleo de los coroneles Gutiérrez. Pero la transformación econó-
hospitales. Desde Chaclacayo, otra nota de Echenique abulta más mica operada entonces por el mismo gobierno había favorecido el
este epistolario, preguntando si se someterá al entusiastno de Lima anhelo por la renovación política; cansaban ya los militares en el
por Elías, de Arequipa por Vivanco, de Moquegua por Castilla; agre- pode¡ durante tantos años; los grandes caudillos de Ia Independencia
gando que optará por esperar la resolución de los ejércitos, insistiendo habían desaparecido y a la decadencia caudillisra que se encarna en
en sus deseos de paz. El 10, tras de una nueva profesión de fe, Tirado Prado, y aun en el mismo Balta, se sumaba la madurez de la clase ca-
aceptó la venida de comisionados hasta el 1 1. El 13 se derogó el de- pitalista nacional. Todos estos factores se arremolinaron anre el proble-
creto que suspendió los trabajos. ma de la sucesión de Balta, precisándose al aparecer tres candidaturas:
El mismo 11 emprendió Echenique la retirada convencido, dice la de Echenique, con carácter oficial después de haber sido retirada,
oficialmente, de que se pretendió humillarlo y deseoso de exhibir sus según dicen unos, por infujos del ministro Piérola, la de Juan Fran-
intenciones pacíficas sin aceptar la autoridad que Elías se adjudicara. cisco Balta; Ia de lJreta, que se había lanzado ya en Ias elecciones
Y el l3 de junio vino un decreto furibundo: uTodos los pueblos, todas anteriores y que representaba un civilismo de clase media con cierto
Ias autoridades civiles y militares, todos los cuerpos de tropas y, en fin, contenido ético,y la de Manuel Pardo, con el partido llamado civil.
todos los particulares en toda la extensión de la República están auto- En las elecciones para los colegios electorales primaron las violencias
rizados y obligados a hacer la guerra a Echenique» y son nulos los y Balta convocó a otras e inició también, como candidarura de rransac-
empleos, promociones, grados, cantidades, etcétera, que tome. Ber- ción, la de don Antonio Arenas, hombre integérrimo, culto, indepen-
múdez fue nombrado prefecto de Junín. Sin que fuese turbada la re- diente y moderado, candidatura que solo fue acogida por Echenique,
drada de Echenique a Pasco, la siguiente noticia que recibió la capital que se retiró. El partido de Pardo, a pesar de la oposición del gobier-
fue dos semanas más tarde, cuando arribó e[ 27 el Perú conduciendo no y de las dualidades y trialidades, tuvo el apoyo popular y consiguió
a Vivanco y otros jefes vencidos en Carmen Alto y trayendo la noticia la buena voluntad de la Comisión Permanente, llamada a calificar
del completo triunfo de Castilla. Elías se sometió a Poco a é1, puesto los votos, y así en el Congreso que se iniciaba primaron los pardistas,
que fue restaurada la Constitución. Llamado el último presidente según se dice, inclusive porque Tomás Gutiérrez, ministro de Guerra,
legal, Menén dez, aI pode¡ convocó a elecciones y fue elevado Casti- colaboró en ello para precipitar a Balta a un golpe de Estado. El triun-
lla a la presidencia por los votos populares22. fo de Arenas se hizo ya imposible y parece que preparando ese golpe
Los antecedentes de los sucesos de 1872 se eslabonan a lo largo Tomás Gutiérrez, el primero de cuatro hermanos, antiguos arrieros
del gobierno de Balta. Había éste herido intereses, sobre todo de los de Majes, Arequipa, dividió en secciones la artillería que no le inspi-
consignatarios, con sus medidas financieras; algunos actos al margen raba confianza, distribuÉndola entre los cuerpos de infantería; trasla-
de la constitucionalidad, entre ellos la clausura eventual de periódicos dó a Palacio el escuadrón volante de aquella arma y las ametralladoras;
como El Nacional, El Comercio,le habían enajenado las simpatías de desarmó los buques de la escuadra porque la Marina era en buena
los espíritus legalistas; otros actos comprobaban también la injerencia parte pardista; y repuso en el mando del batallón Pichincha a su herma-
no Silvestre, enjuiciado por el delito de flagelación que cometió con
22. El Penuno y El Conrcrcio de la época. Max Radiguet, Souuenirs de I'Amérique un jefe enemigo suyo cierta vez que se encontró con él en la calle.
Espagnole" Sus hermanos Marcelino y Marceliano tenían también mando de

faa 171
to de tomar el coche que lo llevó, se dirigió a un grupo de curiosos que
rropa. Tomás había también aumentado el Ejército a casi ocho mil
se había parado en la puerta y les dijo ulos que yo creíamis hijos me
hombres bien armados, que hacían numerosas revistas, ejercicios
han apresado», pero Silvestre le impidió que siguiera hablando, empu-
de fuego, etcétera. En medio de las prodigalidades en que les tocó
jándolo para que enrrara al coche. Entonces se escucharon algunos
vivir, lás Gutiérrez habían sido honrados. En la campaña electoral
gritos de oviva Baltar, uviva Pardor¡ ((Íluerarr los Gutiérrez». Marce-
el partido civil había agitado la bandera del antimilitarismo. Gente
liano, en el atrio de la Catedral, no dio mucha importancia a esros
sencilla, ellos veían un desasrre en el posible advenimiento de Pardo:
gritos, pero como la gente fue aproximándose a la tropa, con su clara
gente recta en medio de todo, no podían Pensar en plegársele' El qú-
voz de mando ordenó: «Zepita, oído a mi voz», y con lo estentóreo
Éli.o lo, miraba con cierro miedo no exenro de respeto. Eran soldados
de sus grandes ocasiones agregó a poco uZepita, preparen armas» y
auténticos, no improvisados: Tomás, corpulento, brusco, ignorante,
luego napun», y con el ruido de los soldados al obedecer estas órde-
resuelto; Marceliano, mulato alto, atlético, brusco también, con un
nes la gente huyó. En ranto, el coronel Manuel Ventura Díaz, que
defecto en el ojo derecho, por Io que usaba el quepis muy caído de
se habla encontrado con el presidente a la salida, fue a contar todo
ese lado y era conocido con el apodo de nEl Tuerto», con una Yoz
a Pedro Balta, que mandaba la guarnición del Callao y que estaba
poderosísima y una presencia imponente que atraían al público para
casado con una hermana de los Gutiérrez y luego se dejó quitar
,r., Ir. maniobras de las tropas que él dirigía en Ia alameda de Acho;
fácilmente el mando. Pedro Balta exclamó:
Marcelino, apacible de carácter; Silvestre, alto, más delgado, blanco,
de cabello ...ipo, más inteligente e ilustrado, pero duro, apodado oCa- ¿Mi hermano no esrá metido en esro?
-¡Cómol
El Congreso, reunido en juntas preparatorias que fue a disolver
beza Rotar. Parece, aunque don Ricardo Palma, secretario de Balta
un batallón, alcanzó a firmar una proresra en la que puso al dictador
lo niega, que éste, que si bien era violento de caráctet también era
fuera de la ley; encabezó Ia protesta el general Echenique, presidente
d.r.o.tfi"áo y vacilante, aceptó primero el plan del golpe de Estado,
de las juntas. Un destacamenro se dirigió a la casa de Manuel pardo
pero que luego se arrepintió por consejos de amigos suyos que tam-
para prenderlo, pero avisado Pardo por un joven desconocido de que
ti¿" to .r".r á. Pardo, como don Enrique Meiggs. En la mañana del
definitivamente a ese plan en una estaban retirando el batallón que custodiaba el Congreso, se refugió
ltnes 22 de julio, Balta se negó
en la legación del Brasil, pasó por los tejados a orra casa y a las cua-
borrascosa entrevista con Tomás, pero éste' según parece, cedió a los
tro de la tarde del día siguiente salió de Lima hacia el litoral vestido de
consejos de su hermano Silvestre, quien lo instó a que no esperara más,
blusa de mezclilla, conduciendo un carretón de mudanza.
pr", .l congreso estaba en vísperas de concluir sus rareas calificado-
Por la noche, el silencio sepulcral de la ciudad fue solo interrumpi-
,n, y .l .r-bio de gobierno debía hacerse el2 de agosto' A las 2 de la
do por el ir y venir de las patrullas. Vino el día23, con las tiendas a
tarde, Silvestre, comandante del batallón Pichincha, entraba en Pa-
medio cerrar, los quehaceres callejeros abandonados, traficar de mi-
Iacio al frente de dos compañías de su batallón a relevar las guardias;
litares, aglomeración de curiosos en la plaza de Armas. La patria dio
de pronto se dirigió a las habitaciones del presidente, y ante su esPosa
-uyo las noticias en globo. El Comercio, El Nacional, La Nación no apare-
y r* t l;, Daría, matrimonio debía realizarse aquella noche, le
cieron. La Sociedad dedicaba su editorial a las cruzadas. Algunos
intimó prisión, produciéndose una escena violenta entre las dos seño-
grupos fueron disueltos en los portales. Había una sensación de vacío
ras y Silvestre. Marceliano, en tanro, al frente de su batallón proclamó
general ante la dictadura. En la tarde, Tomás Gutiérrez llamó a Fer-
a su hermano Tomás jefe supremo de la República en la plaza de Armas.
nando Casós, tribuno liberal que había estado en la intimidad de Balta
Balta, preso, fue llevado al cuartel de San Francisco; al salir de Palacio
cuando se decidió a no dar el golpe de Estado y que había reconocido
el guardia le hizo aún honores de presidente. Parece que en el momen-

172 f71
en cartas a su amigo Héctor Varela la fuerza popular de Pardo e impetra- y numerosos. silvestre volvió a salir y, furioso, sacudió el fuete por un
do el apoyo de algunos amigos de éste para que se aceptara su elección momenro y lo arrojó al suelo, y sacando su revólver lo descargá sobre
de senador en las juntas preparatorias. Gutiérrez le ofreció Ia secretarÍa de uno de los grupos, tras de lo cual sacó orro y disparó una ,iez más.
la dictadura, y Casós, en fatal momento de debilidad, la aceptó, según é1, Pero de la muldtud también le hicieron f,r.go, p"i... que por la es-
previo compromiso de que se ocuparía de todo lo político y de que las palda, y el temerario Silvestre cayó. Entonces fue ,,"."do tiros, a
legaciones, que estaban llenas de asilados, serían respetadas; quiso evitar, palos y pedradas. Sus ropas fueron hechas pedazos. En son de " mitin,
dice también en su justificación, que Pardo fuera asesinado, tras de lo cual los asesinos avanzaron luego triunfalmente hacia la plaza deArmas,
hubiera venido Ia restauración legal. Casós llamó a los gerentes de los llevando algunos en alto jirones de la ropa. El dinero que llevaba,
bancos para pedirles fondos, que fireron entregados. así como un gran número de despachos en blanco para ascender a
EI23 enla noche empezaron las deserciones en las filas del Ejérci- oficiales a los sargentos de los batallones que combatían en el ca.llao,
to y hubo un combate en Barbones. La Marina había rechazado desaparecieron. Por la tarde, ya generalizado el combare, vino una
desde el primer momento a la dictadura. Numerosos empleados ha- patrulla a recogerlo, pero como no lo pudo poner en un coche, lo
bían hecho abandono del puesto. Según los enemigos del pardismo, dejó. Don Guillermo Kilkpatrick, jefe del ferrocarril, lo llevó a la
éste prodigó dinero y utrlizó su organización a consecuencia de la cam- iglesia de los Huérfanos.
paña electoral que acababa de desarrollarse. El 24 enla noche se su- A1 saber la noticia, el dictador escribió a Marceliano, que custodia-
blevaron dos batallones en Guadalupe. El25 en la noche ya se oyeron ba a Balta en el cuarrel de san Francisco, un papel que textua-lmente
algunos vivas a Pardo en el hotel Morin, contestados con descargas. decía: uMarceliano. An muerto a Silvestre, asegúrate. Tu hermano,
Silvestre, esa noche, alacalseza de su batallón, se dirigió al Callao, Tomás Gutiérrezr. Marceliano fue formando su rropa en la calle.
donde el pueblo ya se había amotinado, pero encontró que la línea Según Casós, Marceliano había sido bondadoso con su prisionero,
había sido cortada y regresó solo a Lima. Fue a Palacio y pidió dinero pero había manifestado siempre molestia por el hecho de tenerlo a su
para gradficar a la tropa y le fireron dados 1 5.000 pesos destinados para cargo, porque le significaba un estorbo. Dos anriguos presidiarios y
Balta, a quien se le iba a mandar al extranjero. A las 10 del día siguien- un sargenro mayot Narciso Nájar, lo custodiaban. Este Nájar era ene-
te salió Silvestre y yahabía grupos amenazadores en los portales. Pasó migo jurado de Balta por agravios que había tenido con él en campaña.
sereno; vestía su uniforme de coronel de infantería, levita abierta con Alguno de estos hombres informó a Marceliano que silvestre había
botones de militar, chaleco abotonado hasta el cuello: llevaba Ia mano sido asesinado por un hijo de Balta, y enronces Marceliano mandó
izquierda apoyada en Ia empuñadura de su espada, en la mano un a Nájar, al capitán Espinoza y al teniente patiño que mararan al pre_
fuete, como acostumbraban los jefes de cuerpo, el quepis ligeramen- so. Estaba éste en ropas blancas, echado en su cama, q,r..." d. lo,
te echado hacia atrás. Atravesó el portal sin que nadie le dijera ni llamados carres de campaña, y Nájar y patiño dispararon sus rifles
le hiciera nada y avanzó hasta la estación de San Juan de Dios. El \Tinchester sin intimación alguna. Balta debió saltar de ra cama con
convoy que debía llevarlo no estaba listo y se puso a pasear en el los brazos rígidos hacia adeJante, cayendo luego exánime sobre el piso.
andén. Pero la multitud 1o siguió, dividida en dos grupos. Se oyeron La noticia del asesinato fue repartida por las rabonas del cuarteique
entonces algunos gritos: nMueran los Gutiérrez, abajo los Gutiérrez, salieron en úopa a la calle dando gritos. El primero que entró ,l .r".-
viva Pardo, viva Baltar. Silvestre salió algunos pasos fuera de la esta- tel fue don Tomás capella, industrial muy amigo d. B"lta que había
ción en actitud violenta, agitando el fuete y volvió a entrar al andén. estado rondando en las vecindades para hablar con él o serre útir.
Minutos después volvieron a escucharse los mismos gritos, más fuertes Este hecho precipitó la reacción popular. Casós se apresuró a

174 17t
renunciar a su Secretaría General y se asiló en la legación del Ecuador, tló." po_. las turbas y colgados de las torres cle la Catedral,
exponién_
y por su colaboración con la dictadura y por acusaciones de orden dolos desnudos y cubiertos de horrorosas heridas.
económico que él rechazó, derivándolas sobre el señor Velarde, que-
H"bí"'q;i;;,
encaramado en una de las torres, hacía mecer
con un palo el ."dá,r.,
dó ya lapidado políticamente. Se precisó la aparición de la multitud de Tom¿ís' Más o menos a las once de la mañana
der2i satióla comu-
de odio, de la multitud delincuente. Tomás, consternado, resolvió nidad de Santo Domingo con la cruz alta, y uno
cle los sacerd.otes,
trasladarse al cuartel de Santa Catalina, abandonando el Palacio y en forma suplicatoria, pidió que ,. 1., .,rt.Lgara
los ."dáu"... p".,
la intendencia, que fueron ocupados por el pueblo entre febriles ma- da.rles sepultura crisriana; p.io l, ...pl.r.r,""f.,e
nifestaciones. Marceliano se dirigió con su batallón al Callao y murió
dada ." l.r-il;;,
nafuera los frailes, no queremos frailes,
defendiéndose en el castillo. Mucha tropa había desertado desde el
a colgar a los frailesr, y h á*r-
nidad tuvo que retirarse..poco después se eslpa..ió
principio, recibiendo vestidos de paisano y entregando las armas. Sis-
uqu.-".
el grito d.
a los Gudérrezu .rt. propósiá, el pueb"lo ,. l"rrá .ob..
y, generalizdo
temáticamente, el grito generalizado era nviva Pardor. El dictador una panadería en la calle pescadería y exu"jo gr*á..
canddades cle leña
quedó sin más poder que el que tenía en el cuartel de Santa Catalina, de algarrobo con la que delante de una dá lrl
to.... se formó una pira
sitiado por masas cadayez más compactas. A las diez de la noche una a la que se echó el cadáver <Ie Silvestre y luego
se dejó ."., d. gálp.
pequeña fuerza hizo una salida disparando por las bocacalles; apro- el cadáver de Tomás, que al chocar .on .l .",r.to
práa.,;" ;,'"iá;
vecharon entonces Tomás y Marcelino para salir en fuga con algu- sordo, abriéndose el vientre para dejar salir una
na gente de confianza. Ambos se separaron a pocos, divergiendo sobre negra' Luego fue llevado también a la hoguera,
-"rr.h" de sangre
que se convirrió en una
el camino que debían toma! y Marcelino halló a poco refugio en una inmensa columna de fuego y de humo ,.g.o
.rpr..iendo un nausea_
casa amiga. En la calle Núñez, Tomás fue reconocido por el coronel bundo olor a carne asada. En la tarde, r" h"ogu.ra que
ya se esraba ex-
Domingo Ayarza, incorporado a los asaltantes, y se entregó a é1. La tinguiendo fue avivada para dar cabida d .Jáu..
á. ú"...1r"ro, q*
noticia se esparció y se fue forman{o tras de ellos un grupo cada vez fue exraído del cementerio de Bellavista y conducido
a Lima, tt.rr"io
más numeroso. A Ayarzalse unió como custodio el contralmirante a rasrras por las calles hasta la plaza. Manuer pardo
hizo lu.go .u .rr,."-
Montero, pero también él fue sintiéndose impotente para evitar la da a Lima en forma apoteósica y des«le la misma
plaza califijlo.s sucesos
agresión inminente a los gritos de omuera Ayarza, mvera Montero, ocurridos como hecho de justicia popula¡ como lección
mueran los traidoresr. Gutiérrez, dominado por el terro¡ no camina-
*._.ra" p.*
necesaria; y tal era el desquicio, que no vio sobre
ras oleadas de las turb".
ba, era casi arrastrado por sus apresadores. Al llegar a la esquina de el morrión de un solo ordenanza para da¡ sus primeras
disposiciones.
Espaderos, encontraron la botica de Valverde (donde esruvo después Uno solo de los Gutiérrez se salvó, pues, Marcelino,
el mejor de
el almacén Smart) y este boticario, pardista furioso, les dio asilo. Gutié- ellos, y quedó con el nombre triste cle uÉl Sobrado,ri.
rrez fue llevado a un pequeño altillo que había en la trastienda, don-
de se Ie tapó con una tina vacía. Pero el pueblo penetró violentamente
23' vease en los periódicos de la época, la reración
del coronel Aya rzty d,erboticario
y pocos momentos después el cadáver de su víctima era arrojado a la Valverde. Además, La reuo,¿ción de julio, p.r
GLrillermo A. S;.""., ai;;,
calle. Aquella noche todo el ejército se dispersó; los cuarteles quedaron Imp. El Nacional, 1873, complet" y d.r"li"d, narración,
aunque ; p".;
vacíos. El cadáver de Tomás y el de Silvestre, este último sacado de Ia favorable a Pardo. Reuorución )e Lima, reseña
de /os ¿contecimientos de jurio,
iglesia de los Huérfanos, fueron arrastrados ala plaza deArmas y col- por Héctor Varela, parís, 1g72, Imp. Hispano_América,
con un artículo de
Emilio Castelar sobre estos sucesos, considerándolos
gados de sendos faroles. AI amanecer el día27, ambos cadáveres, que un t¡iunfb de la democra_
cia, y una biogralla de Pardo por Héctor
yahabíansido recogidos y llevados a Palacio, fueron sacados en proce- J. Varela, así como también .on
nos grabados que presentan al pueblo de Lirna "lgu_
en actitud i,lrpon.r.,-t..
176
177
No cabe aquí entrar en consideraciones partidaristas. Para unos, propicio para un movimiento más trascendente. Los sucesos políticos
la muchedumbre del 26 y 27 de julio de 1872 es una muchedumbre que antecedieron a la intervención multitudinaria habían tenido más
épica que con castigos ejemplares defiende la inviolabilidad del su- raigambre popular y había más conciencia colectiva; se rraraba de
fragio, el respeto a la opinión pública, la soberanía nacional frente al una oligarquía militar enrronizada que no quería perder el pode¡ pero
despotismo cuartelesco, felón y criminal, con su protector Balta; y para aquí tras de una sangrienta y enconada lucha electoral y no de una
otros, ella es una muchedumbre delincuente, azuzada por el dinero y elección pacífica por una Convención, como ocurrió en 1834. Los
por el alcohol hasta los más horrendos exrravíos para sarisfacer pasio- caracteres de la crisis del72 fueron mucho más dramáticos desde el
nes e intereses de quienes se resguardaron del peligro. En relación con primer insranre, por los vínculos que había habido enrre los Gutiérrez
la muchedumbre del 28 de enero de 1834, tuvo esta muchedumbre y Balta, por el asesinato de Silvestre, que predispuso a las turbas a una
muchos motivos diferenciales. La vida en Lima a través de cuarenta degeneración moral e intelectual, exacerbándose con el histerismo in-
años era mucho más compleja: los trabajos del ferrocarril habían atraí- dignado que provocó el inesperado y horroroso asesinaro de Balta.
do un numeroso contingente de braceros, es decir, había sedimento Aquí sí la muchedumbre comprobó su disposición homicida primor-
dial que sus anreriores manifestaciones en Lima, no solo en Ia Colonia
sino aun en la Emancipación y en la República2a, parecían haber
Apasionado folleto, en que el autor satislace su enemistad contra Balta: don
fu.".do Palma, secretario de éste, ha llenado de advertencias y de rectificaciones
el ejemplar de la Biblioteca Nact'onal. Las jornadas drl 261 27 de julio: Reflexio' 24. Aparte del 28 de enero, donde solo el combate mismo y el saqueo de una casa
nri arriro d, lr, ,ausas y consecuencias de los horrore¡ cometidos en est,s mem,rdbles revelaron esa disposición criminal de la multitud, había habido en Lima otras
días, por nUn Creyenter,Lima,1872. Su autor fue don Federico Panizo: su multitudes de odio, pero que también, mfu que nada, habían sido de amenaza.
piedad cristiana se exalta ante los horrores cometidos, a los que atribuye como Tá1, 1a que se formó contra el ministro Monteagudo en julio de lB22 y, antes,
.r.rr.1, g"rl..".ión social. En este lolleto se establece la relación entre el asesi- la que se lanzó a las calles el 7 de setiembre de 1821 en conrra de los españoles:
nato delo, Gutiérrez y el ulibidinoso can-can», mencionado párrafos más multitud esta que esruvo presidida por sacerdores, cruz en mano. eue se había
de julio de t BT2, por Faustino Silva, Lima, l 924' Recuer-
adelante. La reuolucititt producido una diferencia social entre I 872 y los años precedentes, lo revelan
dos de un testigo presencial: el señor Silva, cuya honorabilidad y posición las páginas del lolleto de don Fed.erico Panizo, ya mencionado. Relacionando
personal le dan el relieve de un testigo de excepción, ha hecho un relato muy éste las costumbres nuevas con el asesinato de los Gutiér¡ez, escribía: nl-as ini-
animado y muy interesante y es lástima que no haya perseverado en este géne- quidades cometidas el 26 y 27 de julio, unidas a la confusión en todo linaje de
ro de evocaciones históricas. Véase también La reuolución de julio en el Perú, principios y de ideas, a la perversidad moral llevada hasta el exüemo de cambiar
para la historia, drfensa de Fernando Casós, abogado de los tribunales )t dnigul el sentido de las palabras, apellidando negocios a los robos desca¡ados, a la impa-
-miembro
liberal del Congreso, Valparaíso, Imprenta dcl Mercurio, \872'Y \a videz con que se pasean por las calles públicas los defraudado¡es del tesáro
biografía de Manuel Pardo, por Ben.jamín Vicuña Mackenna, donde hay algu- nacional, a la solicitud y amabilidad con que nuestra sociedad recibe a éstos, al
nos datos tomados de referencias del propio Pardo. Támbién son documentos indecente y libidinoso can-can que hasta hace poco se ha bailado en nuesrros
de la época dos fotografías: en una de ellas se ve dos cuerpos colgados de las teatros [...] todo esto y mucho más ¿qué puede ser sino corrupción social?
torres de la catedral, éstas, así como sus techos, ocupadas por mucha gente, ¿Qué otra cosa es sino corrupción el espectáculo que presentan los cafees invadi-
que también se han encaramado a los andamios que penden de la torre que da dos de muchachos que pasan la noche apurando las copas de coñac y mien-
a la calle Judíos. La multitud llena, sobre todo, el lado de la plaza entre la puer- tras tanto los colegios desiertos, concurridos solo a las horas de clase...?,,.
ta del sagrario y la puerta central; el resto de la plaza se ve vacío o con corrillos Si el cambio en las costumbres dio lugar (en caso de ser cierta la tesis del
en actitua de espectadores. La otra fotografia reproduce desde más lejos el rnis- señor Panizo) a los horrores cometidos con los Gutié¡¡ez, en nuestra época, en
mo cuadro, pero no se ven los cuerPos colgados. Debo el conocimiento de que el cancán resulta inocente al lado del jazzy en que los jóvenes van mucho
estas dos preciosas reliquias históricas y la posesión de una de ellas a mi amigo más lejos de aquello que él comenta con ranra indignación, debería haber en
muy estimado Ricardo Vegas García. las calles escenas diarias de antropofagia...

178 179
hasta
conüadicho. Comprobó, asimismo, su exageración paulatina
su catácter de juguete de excitacio-
llegar al delirio, su iugestibilidad,
.,.í .rt..io..., ,, inále."ncia, su autoritarismo' su retrogradación
Manifestaciones colectivas de menor relieve en Lima, son algunos he-
al primitivismo Y al salvajismo.
chos esporádicos en que intervinieron lo que criollamente se llaman
Después d. ío, tr..rr*dos acontecimientos de 26 y 27
de iúio
28 de enero de 1834' upobladasr. Entre otras, hay que mencionar el mitin convocado por
d,e fi7)no faltaron quienes, como ante los del
opinión publica en la vida el párroco Carasa en la plaza Bolívar, en abril de 1867 como conse-
predijeran el nacimiáto del influjo de Ia
exhibió cuencia de las discusiones religiosas en la Constituyente donde se
,rr.io."l. uAsí siempre con los tiranos', fue un letrero llue se
siguientes atacó a algunos diputados liberales, sobre todo al doctor Celso Bam-
entonces. Sin embaigo, ese influjo no se realizó en los años
o eventual. La multitud luchó aquí, en barén. El mitin de 20 de setiembre de 1871, convocado por elementos
o se realizó en forma tenue
rrez eÍat't una floración liberales enemigos del gobierno de Balta para manifestar su discon-
primer lugar, contra el militarismo' Los Gutié
tardí, d. io q.r. el militarismo tiene de imponente como poder au- formidad con la prohibición hecha por el gobierno a la celel¡ración
d..o."tismo y como bravura; con ellos nuestro caudi-
.o-o que la colonia italiana había querido hacer para conmemorar el pri-
tónomo,
primó' por mer aniversario de la toma de Roma; mitin que fue disuelto violen-
llaje alcanzoalgunos vislumbres del caudillaje bárbaro que
elevado al poder después tamente por los celadores. La asonada ocurrida el 20 de agosto de
.j.-plo, .,, Báli ri". Pero el propio Pardo,
sucesos, cayendo.^ fl,gt"tt claudicación' dejó el.mando 1876, pocos días después de que Manuel Pardo dejó el poder, para
d.
"qrr.llo. .l g.rr.r"l Prado, aunque es verdad que en Prado no se protestar contra el acuerdo de treinta y nueve diputados pardistas que
.r.r'tnili,"r,
" habían rechazado el gabinete presidido por don Antonio Arenas
encarnaba el genuino militarismo caudillesco'
La multitr]d de .iulio de l}T2luchó también a favor del
respeto con que Prado había querido inaugurar su gobierno; la turba se pre-
al sufragio popular. Los Gutiérrez, como antes Bermúdezy
Gamatta' cipitó sobre la casa de Pardo, cuya reja anterior al patio pudo ser ce-
rrada, limitándose entonces a apedrearla por dos horas, llegando a
.o-o Áár1"rde Cáceres, encabezaban una oligarquía o grupo que
No es insultar hasta a Prado y a sus ministros Araníbar y Benavides y sien-
pretendía oponerse a la opinión manifiesta en forma evidente'
q,r. l" opi,riOn impere si"-p,. a Ia larga; muchas veces ha sido bur- do al fin disuelta a balazos. Cuando el 30 de mayo de 1877 se supo
fuerza o la astucia. Pero, a veces, esa opinión inaugura un que el monitor Huáscar, en el que se había sublevado Piérola, había
t"a" poil"
de dinámica colectiva, ya sea porque es az;.:zada oportu- combatido con dos buques ingleses, corrió el rumor de su hundimiento
-oÁ..,o hay hechos y el pueblo se aglomeró en las calles centrales, avanzando hacia la
namente o Porque surge un caudillo auténtico o Porque
qire contribuyeron a despertarla y a exacerbarla' plaza entre gritos de «mueran los inglesesr, y fue una comisión a pedir
visibles,
"r-r..dóii.o., explicaciones al gobierno, comisión que quedó en Palacio presa;
Y a esos momentos .á.r..po.rd.n los hechos áe 1834' de 7872'
de

1895;y,en nuestro tiempo hubiera ocurrido algo análogo' en contras- continuaron los alborotos en los días siguientes, ya con carácter se-
te con la situación en 1903, 1904 y 1908, si en l9l2la opinión dicioso, con algunos incidentes saltantes, como la agresión de la
a
fuerza pública a los universitarios; casi simultáneamente estalló un
favor de Billinghurst hubiera sido contrariada'
Pero la multitud de 1872, en cuyo origen estuvo seguramente motín en el Callao. Y cuando el 19 de julio llegaron los tripulantes
no luchó del Huáscar, fueron recibidos con flores, coronas y aclamaciones. Si
el azuzamiento de los elementos que rodeaban a Pardo'
so- la multitud de lB72 fue pardista, las multitudes de 1876 y 1877 son
por sí, no luchó por efectivas necesidades, por auténticos ideales
ciales.
indicios de la transición popular hacia el pierolismo.
r8r
r8o
de éxito (u¡A las islaslr, u¡A las islaslr, era el grito común); el descon-
tento contra el gobierno de Pezet porque no sarisfizo el sentimiento
público y procedió cautelosa y prudentemente. Quedaron en divor-
Aparte de estos casos de multitud beligerante, hubo en 1862 y 1866, y cio la opinión y el gobierno, éste, si bien no fue delincuente y fue
luego en 1.879,lamultitud patriótica' Cuando se produjo la intervención antes bien patriota, incurrió en el error de no llamar a los ministerios
francesa-española en México, conYertida luego en solo intervención a gente que encarnara la mayor suma de prestigio popular. La demos-
francesa, y cuando se realizaron los sucesos de Santo Domingo, Améri- tración de aquel divorcio y del descontento con que fue recibida la
ca Latina ¡ sobre todo el Perú, se conmovieron. Periódicos y so- solución que implicó el tratado Vivanco-Pareja, está en la asonada del
ciedades suscitaron esa agitación. Comicios, veladas, discursos, himnos 5 de febrero de 1865, pocos días después de firmado dicho tratado.
la expresaron. Luego, el propio Perú sufrió las consecuencias del Ese domingo bajaron a tierra los guardiamarinas francos de servicio y
ensayo, que en aquella época se intentó, por parte de Europa, para in- los individuos de clase: 184 españoles, en total. En Lima y en el Callao
tervenir en América y la multitud reflejó la indignación ante la ocu- se produjo el choque entre los marinos y el pueblo, azuzado éste por

pación de las islas de Chincha por la escuadra española sin presentar Ios enemigos del gobierno. El origen fue banal: un marino pidió
previamente un pliego de reclamos25; el clamor Para que esa afrenta fuego a un muchacho que fumaba un cigarro, el muchacho huyó y el
fuera castigada; la ilusión de un combate sin medir sus posibilidades marino le echó una piedra que le hizo caer en tierra. Los resrigos de
esta escena creyeron que el muchacho había muerro y apedrearon a ese

de las islas, por una


marino y a otros que pasaban por allí. Claro que había la hostilidad
2r. El 16 de abril áe 1864, dos días después de la ocupación
invitación de la sociedad Defensores de la Independencia se reunieron más inicial; el 29 de enero de 1865, al día siguiente del tratado, habíanse
de dos mil ciudadanos baio la presidencia de don José Gálvez, vicepresidente oído gritos contra los españoles, y al desembarcar los marinos habían
de esa Sociedad, firmándose un acta en que se olrecía la vida y haciendas de sido ya provocados por el populacho. La lucha se generalizó; los ma-
los presentes al gobierno, pronunciando Gálvez un discurso en que pidió fir-
rinos tuvieron que defenderse o refugiarse donde pudieron; partidas de
meza y cordura. Las actas, versos y manifestaciones menudearon, entre éstas una
en la noche del 17, en que se reunieron los ciudadanos al son de las campanas genda-rmes fireron mandadas para protegerlos y conducirlos a la prefec-
de la Catedral. Clemente Althaus escribla entonces: tura para que estuvieran a salvo, pero ellos, creyendo que se trataba de
aprcsarlos, se resistían a acompañar a los gendarmes; palos y piedras
La acción nombre merece de española,
menudearon sobre los marinos; los botes que fueron a recogerlos
sóh España la pudo cometer
y es digno a la uerdad de EsPaña sola Iireron recibidos igualmente con pedradas; en el Callao hubo gente
tan tor?e y tan infame Proceder que esperó con intenciones siniestras a los que habían ido a Lima, pero
t...1 avisado el gobierno, no los dejó embarcarse ese día; a las seis de Ia tarde,
A combatir, a triunfar nos lleua;
cuando el desorden se había aplacado, el cabo de mar Esteban Fradera
empiece ya el cañón a retuTnbdr;
es tiempo que española sangre beba
fue agredido y murió en la lucha26. Al lado de los gritos hostiles contra
1a
nuestro ofendido e iracundo mar. los españoles hubo muchos mueras al gobierno. La revolución esralló
en Arequipa, días después, el 28 de febrero de 1865.
Luego las reuniones tuvie¡on como mira la lormación de cuerpos de guardia
nacional o agradecer la solidaridad de los pueblos vecinos' Desde e1 24 de mayo
las manilestaciones tomaron un sesgo hostil al gobierno, cuando un grupo de 26. Periódicos de [a época. Novo y Colson, Historia de la guena de España en el Pa-
jóvenes se dirigió a casa de los ministros a pedirles su renuncia. ctfco, Madrid, 1883, pp. 278 y ss.

t8z r8l
nla Revolución Mendiburu, jefe leal a Pezet, que narró de la revolución de Arequipa. La dictadura firmó tratados de alianza
-escribió de entonces-, que estaba en
folleto sin firma los acontecimientos con países vecinos y ante el bombardeo de Valparaíso empezó el
en un
todos los ánimos y cuyas causas no nos roca escudriñar, estalló en todas artillamiento del Callao, cuyas antiguas fortalezas servían de depó-
partes casi simultáneamente. No hubo pueblo ni guarnición del ejérci- sitos para el comercio extranjero. El 25 de abril de 1866 se anunció
to que no la hiciese suya de una manera violenta; y en poco tiempo la llegada de la escuadra española, que ancló en el cabezo de la isla
.. ,ri.o hasta las murallas de Lima sin vacilación en ningún punto' Si de San Lorenzo. Se componía de once barcos, entre ellos la fragata
unos hombres no la hubieran acaudillado en diferentes lugares, la blindada Numancia, con 275 cañones de grueso calibre en total. El
habrían acaudillado orros». Y refiriéndose a la situación en el ejército almirante español Méndez Núñez anunció el bloqueo del Callao
gobiernista en Lima, cuando se aproximó el ejército revolucionario, el 26. En tanto, los trabajadores en las fortificaciones aumenraron
uNo hubo día en que no se cruzase algún plan de conspiración y los ofrecimientos de personas y bienes fueron incontables. Desde
"g..g", la noticia del bombardeo de Valparaíso, la población del Callao,
y1r, qrr. no se recibiesen nuevas desagrables; no hubo día en que la
dtu ytu¡" de jefes y oficiales en los cuerpos no revelara las sospechas mujeres, niños, ancianos, había empezado a trasladarse a Lima, lo
y las denuncias. ¿Qué cuerPo no tuvo una y otra vez que separar in- que se acentuó ante la llegada de la escuadra española. Todos los mili-
diüduos de tropa y vigilar a las mujeres? ¿De qué cuerpo no se deserta- tares ofrecieron sus servicios; hubo generales ocupando puestos ínfi-

ban y pasaban a las filas contrarias? i...] A los cuarteles se introducían mos, vestidos de gala, confundidos con el pueblo. Los jefes que habían
p"rqrin.. y proclamas, diferentes de las que se regaban por las calles, acompañado aPezer y que habían sido borrados de la lista militar,
dirigidas a la tropa, excitándola a la revolución y hasta a matar a sus formaron una compañía a la que fue confiada una batería. Los jóve-
jefes, sin que hubiera podido iamás probarse o descubrirse quiénes nes que no encontraron colocación en la marina o el ejército se orga-

ni cómo las introducían o circulaban,. Y así, el desenlace de la con- nizaron en compañías de bomberos, quedando así vestidos con ese
tienda, en que sin ser sentido el ejército revolucionario entró a Lima uniforme estudiantes de San Carlos, Santo Toribio, Guadalupe, de
burlando aiu enemigo, lo atribuye a la falta de apoyo general para el Artes, dependientes de casas de comercio, pracricanres de abogados,
gobierno2T. etcétera. Los extranjeros ayudaron eficazmente en los prepararivos
C)cupada la capital por los revolucionarios, una soldadesca desban- de defensa y ataque. Las subscripciones para el socorro de las fami-
dada junto con una multitud del bajo pueblo se entregó en el callao lias de los que cayeran en Ia contienda fueron numerosas. Las mu-
jeres, inclusive las de los conventos, hilaron y cosieron para el ejército.
al pillaje y al saqueo, derribando puertas a balazos y a hachazos, que-
muebles, Iibros y documentos de Las rogativas de las iglesias y las prédicas de los sacerdores contribu-
-rrrdo, rompiendo y destruyendo
más de treinta casas extranjeras, sitt tocar en lo menor a ninguna de yeron a precisar la unanimidad del entusiasmo público. Dos cañones
la de los hi.ios del país. Pero aquí no acabó la intervención popular, fueron colocados en sus parapetos, llamándose por carteles al pueblo,
como ocurriera en el 54. El gobierno establecido por Canseco co- y acudieron más de diez mil hombres, incluyéndose en esa labor con
menzó a actuar «como si el país viviera en Paz octaviana', dice Val- el barro, la arena y las piedras, gente de levita y guanres. Desde el
divia. Yel 28 de noviembre de 1865, después de un comicio en la 30 de abril, en Lima nadie se ocupó de asuntos parriculares, para-
plaza de Armas, fi,re proclamada la dictadura del coronel Prado, iniciador lizándose las oficinas, las tiendas y los talleres, y hasta onadie se acor-
dó de cobrar ni de pagarr, y las casas estaban embanderadas. EI l.' de
mayo, día anunciado para el bombardeo, las autoridades recorrieron
2/ . Apuntes relatiuos en los últimos sucesos ocutridos en la gtena ciuil por un ofcial que
El Comertio' las baterías y grupos de hombres armados las recorrieron también
fue del E. M. G.,Lima, 1866, Imprenta de

r84 r8t
en forma segura y rápida como en los golpes de Estado limeños; tienen
cantando. El combate empezó a las diez y media de la mañana del
Lima por escenario, a veces, todo el territorio nacional. Pero Lima es siempre
2 de mayo, y a los primeros disparos un enorme gentío salió de
Los el objetivo, y en su camino se decide Ia victoria. Y si ella se aplaza has-
dirigiéndose al callao, siendo deteni<lo por la fuerza en Bellavista.
tarde, sin que se silenciaran ta sus portadas, ocurre solo en 1895 que los combates surgen en las
fu"io. .on.lry.ron antes de las cinco de la
calles; se traban en las afueras, en La Palma, en 1855; y cuando en
hs Úaterías del Callao, a pesar de que voló la torre de La Merced ¡ con
1867 el ejército de Prado nhuaripampea, al de Pezet, que había to-
ella el ministro de Ia guerra José Gálvez. Las naves españolas se re-
mado posesiones en Lurín, la simple ocupación de la capital, no
tiraron. El 3 recibió el pueblo de Lima con frenético entusiasmo' al
obstante la heroica resistencia de las tropas de Palacio de Gobierno,
dictador Prado y a los marinos, artilleros' solclados y bomberos que
liquida la guerra civil. Pero mientras nada se ha decidido, la vieja
habían actLlado en el Callao y el 20 se realizó un almuerzo monstruo
ciudad asiste entonces como simple espectador; y se entera del con-
en los Descalzosts.
vulso ritmo de las marchas y contramarchas en los mentideros de los
Nunca como entonces la actuación de la multitud fue tan pro-
cafés, de los corrillos de los portales y del puente, que nadie mejor
nunciada, tan persistente y, al final, tan heroica, con heroicidad helé-
que Segura ha reflejado en sus artículos uEl Puente, y "EI Cafe de la
nica, porque el día del combate fue un día de fiesta' Hay que tener en
Bola de Oro», este último no incluido en sus Obras, y que alguna
..r"rrá paia explicar esto, el carácter general y vital que tiene el senti-
vez tuve oportunidad de exhumar.
miento patrióti.o po, encima de otros sentimientos colectivos' la lar-
Cuatro movimientos populares auténticos hubo en el siglo xx en
g".itu".ió., d. .rpe." humillante desde abril de 1864, la presencia
el Perú, como causas para guerras civiles; el de 1834, contra Gamarra,
iri.rt.rr.r-pida de la escuadra española en nuestras costas, la iustifica-
el de 1854, contra Echenique; el de 1865, contra Pezet; el de 1895,
ción absoluia de la causa del Perú, la solidaridad y simpatía de los otros
contra Cáceres. En todos ellos, el gobierno pretendió sostener una
pueblos, el rescoldo de la lucha de la Emancipación, también contra
'E.p"Rr. situación desprestigiada, oponerse a innovadoras corrientes populares
Por lo demás, hay que dejar en claro que, en 1866 al menos'
que tuvieron o que buscaron su caudillo. En todos ellos, el ejército
l" e..,r"d." española no quería reconquistar el Perú, sino dar honrosa
organizado apoyó al gobierno y la revolución hubo de improvisar
solución, de acuerclo con su altivez nacional, a la situación creada por
el suyo propio. Se contagiaron en todo el país el descontento, los
la imprudencia de unos, por el interés de otros, en la deuda del Perú
a

E.práa, por los alardes imperialistas imitados de Napoleón III' factores místicos afectivos, la hipnosis que dieron a la intervención
popular un valor decisivo; valor que quedó reducido en otros casos a
lo concomitante, a lo secuaz, a 1o frustrado. Pero en ninguno de esos
cuatro movimientos el pueblo alcanzó ventajas de orden social2e.
Las revoluciones con carácter de guerra civil surgen fuera de la capi-
tal. Allí, lejos de la vigilancia del gobernante y de quienes tienen sus 29. Vulgarmente que solo Ia revolución del 95 lue acompañada por el apoyo
se cree

intereses i,i. lig"do. a é1, estallan; pero entonces su suerte no se decide popular ¡ como visto, no lue así. Gor-rzález Prada llegó a decir: uEn 1as re-
se ha
voluciones de Castilla contra Echenique y de Prado contra Pezet, hubo formida-
bles y espontáneos levantamientos de provincias enteras, eiércitos sometidos a
pública, la disciplina y combates humanos aunque sangrientos; pero en 1 894 los pue-
28. cuestión saqueo tfu 6 de nouiembre de l865 en el Callao ante la opinión
la historia del I'erú, por J. blos se mantuvieron en completa indiferencia y solo vimos hord¿s de montone-
I-ima, Imp. Porrgue, 1 866. Ltna ptigina gloriosll ?drn
ros capitaneadas por bandidos, imponedores de cupos, taladores de haciendas,
Urrea, Irnp. Mont"mayor, 1866. Éolleto sobre el cincuentenario del u2 dt'
flageladores de reclutas. . ., (Conferencia sobre los partidos y la Unión Nacional).
Mayo,. Periódicos de [a éPoca.
187
r86
miento de hombres y cosas; y su fuerza quedó, en realidad, pronto rc-
Las multitudes se entregaron con fervor sensual y al mismo tiempo
ducida a Arequipa, por causas que han de sintetizarse en párrafos
místico, sobre todo, a Orbegoso' a Vivanco, a Castilla y a Piérola'
posteriores dedicados a esta ciudad, uhija de volcanes y madre de revo-
orbegoso (su actuación rranscurrió entre 1834 y 1838) tuvo un signi-
lucionesr. Casdlla tiene atractivo menos decorativo, más lentamente
ficado inicial de antimilitarismo, de anticaudillismo, con ciertos contor-
formado, a base de su instinto y de su experiencia, que le daban au-
nos demagógicos, en oposición a la oligarquía creada por Camarra;
dacia sin locuras, tenacidad sin testarudez, exactitud para mirar la
p..o lrr"go fue inficionado por tendencias federalistas en el sur, y por
realidad, patriotismo, honradez, magnanimidad le permitían preocu-
.tto, y pár lo crítico de su situación frente a la rebelión de salaverry,
parse por las situaciones como por los problemas. Y por último Piéro-
abriólas puertas del país a santa cruzy colaboró en la confederación
la, después de haber sido seminarista, profesor y periodista, surge
P.rrr.rro-Boliviana, de la que luego, en momentos graves, se decla-
como financista, opera desde arriba una revolución porque corta los
ró enemigo, aunqlle sin solidarizarse tampoco con Ia expedición res-
tentáculos con que los consignatarios habían apresado el erario y se
trrrr"dor" chilena, Porque para él los chilenos eran peores que los
suscita por eso inmensos odios; se lanza virilmente luego al destierro
boliüanos y porque allí estaba su enemigo Gamarra, retirándose luego
de la política, sin siquiera la sombra de su popularidad inicial. Buen-
y a las renitentes intentonas revolucionarias, que a veces son des-
aristocrático, fue Orbegoso una mezcla deligerezay cabelladas, pero que también a veces alcanzan relieve romancesco,
lnoro,
"..ogrnte, como su actitud ante los dos barcos ingleses en Pacocha; a su valor y
presunción, de ingenuidad, y falsía, de preocupaciones y veleidades,
a su audacia sirve de estímulo su vanidad; alcanza la dictadura en horas
de desinterés y orgullo, de patriotismo y ceguera, de generosidad y
sombrías para el país amenazado por la invasión extranjera y hace un
odio, de energía e imbecilidad, de benevolencia y rencor; y así,. en los
gobierno decorativo y algo necio, pero que organizasiquiera la resis-
revueltos tiempos en !lue, por desgracia, le tocó actuar, siendo honra-
tencia nacional; se convierte más tarde en símbolo de redención po-
do parece, rré..r, con actitudes de traición, como ocurrió también
" pular, lleva a los pueblos a la victoria, aunque transando con su
con Riva Agüero, a quien se semeja en algo. La gran lección de su
enemigo de otrora, el civilismo, del que no está separado por ideas
patética viáa está en que siguió por senderos a los que no estaba
sino por intereses; crea una administración honrada y organizadora.,
il"-"do por la naturaleza; pudo ser un excelente padre de familia, un
rompe otravez con el civilismo y se orienta a cierto apostolado cívi-
magnífico hacendado, pero su desgracia lo arrastró a ese infierno
co a base de discursos y manifiestos, mientras sus contendores, menos
.mf.drrdo de buenas intenciones que es nuestra vida política en los
populares por cierto, van ganando las elecciones. Aristócrata, clerical,
p.i-..o, años del siglo xx. orbegoso había creído que su popularidad
sin actitud ante el problema agrario y el problema obrero, ambicioso
Labía sido un simple usufructo remuneratorio y no un préstamo de
de éxitos personales, Piérola, sin embargo, aparece con civismo, con
confianza que había que pagar actuando acertadamente; para vivanco
capacidad para enfervorizar, con honradez, como lo revela su destar-
era un contrato irrescindible en que, a priori, debían aceptarse todas
talada casa de la calle del Milagro, agitada rantas veces por Ia gritería
y cada una de las medidas que é1 tuviera a bien adoptar como cau-
de los comicios.
dillo y como gobernante. Vivanco, con su aspecto medio de peti-
metre, medio de mosquetero, hombre de salón y de cenáculo más que
de cuartel, que no pudo llegar en forma estable a la presidencia de la
La actuación de las ciudades en la política no deja de tener un con-
República, pero llegó a ser el primer académico de la lengua en el Perú;
tenido de interés y los párrafos siguientes hacen brevemente su recuen-
u.iboro, p.rlido, honrado, apático, con bruscas transiciones de rigidez,
to, refiriéndose, sobre todo, a la época anterior a la guerra con Chile.
tenía dei caudillo auréntico el don de fascinar, pero no el conoci-

r88 r89
Mención especial merece el Callao por el significado que ini- el alarde inconscienre, porque crece en el peligro y en el infortu,io
cialmente tuvo el castillo, teatr<¡ del último acto de la campaña de Ia y llega a fabricar municiones y cañones y a improvisar trincheras y
Emancipación, símbolo que, por cierto, no merece el homenaje de fuertes que sirven de muralla a la ciudad. No es la mera clefensa del
la restauración, ya que fue una ergástula para los partidarios de Ia li- terruño frente al invasor, porque sabe avanzar triunfalmente hasta la
bertad. El castillo del Real Felipe, llamado después castillo de la capital en 1854y 1865 y porque sabe ir a la derrota, como en el ataque
Independencia, continúa complicado en Ia vida nacional cuando al callao en 1857 - No proviene solo de la confianza en la victoiia,
Orbegoso se refugia en él en 1834, ante Ia confabulación de Gamarra porque surge también en asonadas inúriles, como la de noviembre de
y Bermúdez con el ejército de Lima, y se refugia también en 1838, al 1849 y la de abril de 1851, cuando una bandera celebraba el triunfo
separarse de la Confederación y al no poder entenderse con Gamarra de Echenique. No es únicamente rampoco el ímpetu multitudinario,
y B,,rlr.r, recién desembarcados en Ancón, después de verse obligado porque partidas dispersas e innumerables de paisanos salían espon-
a librar la batalla de Guía. En 1835, es teatro de las conspiraciones táneamente a combatir en los asedios de l85z y <te r g67 (sobre uno
de La Fuente contra Orbegoso, que Salaverry debela penetrando te- de tales incidentes está basado un episodio de El conspirado¿, de Mer-
merariamente en él; Salaverry luego se proclama a sí mismo y vende cedes Cabello de Carbonera).

los cañones de bronce del castillo a los carlistas españoles para poder Arequipa ya aparece protestando conrra el legicidio de Bermúdez
aprovisionar a su ejército. Más tarde el Callao, que de haber tenido en 1834, encabezada por Nieto, a cuyo favor parecían inclinarse sus
ei perú una escuadra apreciable hubiera tenido papel decisivo en las sufragios para la presidencia de la República enronces. Más tarde se
revoluciones, pues todo el trayecto penoso por los caminos de la sierra entrega a Santa cruz, quien le debe su triunfo sobre salaverry3,; triun-
hacia Lima habríanlo muchas veces ahorrado los buques sublevados, fante, ve avanzar a Salaverry en marcha al patíbulo de la plaza Mayor
adquiere difusamente esa significación con el asalto de que fue obje- y lo ve levanrarse después de la primera descarga balbuceando uDios
,o por parte de tropas desembarcadas de la escuadra rebelde (22 de me ampara», e impide el paso a Fernandini, que rrara de fugar. pero
d. 1857), empeñándose en un combate que duró de 5 a 8 de desde 1841 aparece rodeando a Vivanco. F,n lB42lo proclama, al
"bill recibir la noticia de la derrota de Ingavi y lo recibe po.o,
la mañana; vencidos los revolucionarios, el Callao adquirió Por eso -.r.,
el título de uProvincia Constitucionalr. Y en 1866 fue escenario de la después en forma apoteósica, haciéndole mandar sin noÁbramiento,

bella y gallarda jornada del 2 de mayo. cayendo por eso en rebeldía pasiva e inerte frente a la invasión bori-
En la Constitución realista que rige nuestra vida de entonces ha- viana, para lo cual Nieto, prefecro y comandante general, desespe-
bría que haber reconocido a Arequipa el derecho de iniciativa revo- rado, ruvo que refugiarse en el Cuzco3l. En 1843, estando
Vivanco, lo proclama por fin ante la conspiración de Deustua. ",.,r.r-r,.
lucionaria. Como el Cuzco en la época prehispánica y como Lima en En
la época colonial, es Arequipa Ia ciudad más representativa y pinto- 1844, melllado el Directorio por el curso incier-to de sus campañas conrra
los insurgentes que se habían extendido desde Moquegua hasta la sien:a d.el
resca de la República. Con su campiña de belleza eglógica, con sll
catolicismo tradicional, con su desvinculación del extranjero y del sur y del centro' así como por la deferción de EIías en Lima, le da las joyas

resto de la República, con sus gentes puntillosas' levantiscas, Arequi-


pa tiene entonces un interés único. Si en Lima hay ucierrapuertas»
oyen disparos, en Arequipa la gente sale armada pregun- 10. santa cruz 1o reconoce e. su manifiesro de 1840, p. l 01 en la edición <Ie
cuando se óscar
de Sanra Cruz.
tando u¿Por quién combatimos?»' Hay algo de mórbido en esta locura
mística que culmina cuando las campanas tocan a rebato. No es solo ]l Juan Gualberto Valdivia, ,nReuistd de Arequipa,, pp. 244 a 254.

190 191
las muche- y esta actividad de interés, de participación en los asuntos públicos
de sus mujeres Para sostener al ejército y las súplicas de
dumbres cuando Vivanco quiso abdicarsz' Luego Arequipa' después no estaba enervada por la corte, como en Lima, y estaba, antes bien,
de combatir en Carmen Alto, mientras Vivanco miraba el reloj de acompañada por una típica exaltación temperamental. La distancia
la iglesia de Cayma, dirige en 1849 un menvje de gratitud. al pue- geográfica cooperaba a la eficacia de sus actitudes exacerbadas por el

blo ecuatoriano de Manabí, porque había dado hospitalidad a su aislamiento, porque no podíase enviar con tiempo fuerzas que las
caudillo; aclama a éste en las masacres de 1849; lo elige presidente copasen o previniesen. Agitadores fascinantes ----el de¿ín Valdivia, Do-

de la República, y diputado en 1850' F'n 1854 y lB55 se entrega mingo Gamio, los Masías, la mujer de Vivanco, Alvizuri, Busramanre,
a

la revolución contra Echenique creyendo, como era lógico' que


Vi- Manrique y otros- fomentaban sucesivamente un orgullo localista que

vanco la encabezaría, y Io techaza fieramente el I '' di-


de se acrecentaba ante la defensa del propio terruño y de su tradición.
".r.q,r.
ciembre de 7854, bien pudo llarnarlo, como a los arequipeños que Y había, además, vinculación previa con los caudillos que se pro-
combatían contra Ar"q.rip", mdcca mAma, 'pegador de su madre''
Y clamaba: Vivanco no tenía el hecho del nacimiento en Arequipa,
Constitución Liberal' lo pero había vivido allá sus mejores años, era casado con arequipeña,
por fin, para sublevarr. .á.t.., Castilla y la
inrro., * tS;Ot lo sostiene cuando la revolución ha sido vencida en tenía afinidades tradicionalistas y sus consejeros íntimos
-Andrés
todo el país y con terquedad insensata resiste el asedio; triunfal en Martínez, Gómez Sánchez, Ureta, Pacheco, etcétera- le proyectaban
luego un matiz más acentuado de localismo; todo Io cual vino a ser alarga-
Yumina, da a su caudi[á el título de Mariscal de Yumina y pelea
barrio por barrio, casa Por casa. Acabado Vivanco, Arequipa todavía do y ahondado con la falta de sagacidad gubernativa que culminó en
...rb.r, la revolución áe Prado en 1865 en nombre del honor na- las inútiles matanzas del 49 y del 5 1; para la génesis de los afectos po-

cional, y la <le Canseco, en 1867, en nombre de intereses religiosos' pulares, hay que estudiar también sus factores negativos. Nieto tenía
pierde su tradicional combatividad' en 1834 el apoyo de Valdivia y la reacción contra Gamarra. En Prado
'peroE.luego
.i to inabordable de su alma histórica que Arequipa resulta y Canseco había, respectivamente, vinculación personal con Arequi-
ante
así ucaudillo colectivo, del país. El análisis se encuentra aquí pa; vinculación que conjuntamente favoreció a la revolución de 1865,

uno de aquellos inexplicables hechos que la vida ofrece a menudo' facilitada, además, por el cargo de prefecto que Prado ocupaba; pero
Naturalmente que ciicunstancias telúricas y sicológicas infuyeron que era más honda por razones de nacimiento y parentela en Canse-
en esto. Según Fiancisco Mostajo, el desierto y el volcán explican
algo co y por eso permitió, unida a factores de orden religioso, la rebelión
psicolágía arequipeña. EI <lesierto, interpuesto entre la ciudad y posterior contra el propio Prado o, mejor dicho, contra la Constitu-
esta
l".o.tr, le dio aislamiento, orgullo, uniformidad en la opinión y cos- ción del 67. Porque había un sentimiento profundamente religioso
tumbres. El volc¿ín fue maestro de ascetismo, de piedad, de fanatismo. en este pueblo, sentimiento que ernergió claramente en aquella re-
Más tarde, otro personaje interrumpe en este pueblo con campiña volución y en Ia del56. Y si el 54 y el65 auspició rebeliones que la
de égloga Ia histÁria que parece fábula: el ferrocarril aplasta
con sus historia califica de liberales, hay que tener en cuenta la confusión de
,,r.d", Io que le dio el desierto, hace con su jadear incesante retraerse motivos propia de la época, la falta de definición doctrinaria inicial
a 1o que le dio el volcán. Sin un fondo indígena determinante' Are- que tales movimientos tu.vieron, aparentemente producidos contra
quipa tenía a un pueblo conscienre, arento a los hechos que se sucedían; una administración derrochadora y débil, el uno, y contra una admi-
nistración claudicante en sus deberes patrios, el otro. El sello liberal
fue impreso en ellos posteriormente, por obra de unos cuantos conse-
Vivanco, i 854 jeros o uálidos de los caudillos; y no es audaz afirmar que Arequipa
32. Manifiesto de

t9a Í91
y 1865, Tácna secundó a Arequipa (3 de maÍzo y 4 de marzo, res-
conscientemente, determinantemente' nunca hubiera enarbolado
pectivamente), bajo la dirección de Cesáreo Vargas y Felipe Osorio,
entonces el pendón rojo.
no siem- ia prim.r" vez,y de Carlos Zapata,José Joaquín Inclán, Gárate, OIa-
En cuanto a motivos relacionados con el interés material,
influyeron ,áLd,,l^segunda. Con Vigil, Inclán, Belisario Gómez, con su actitud
pre se constata en las actitudes de Arequipa' Sobre todo
Confederación' ya que' triunfante frente a la ocupación chilena, Thcna trajo hermosa contribución a la
i[o, .n Ia época de las luchas de la
política y económica' historia del civismo en el Perú.
ésta, fuequipa hubiera aumentado en importancia
haber No está dentro de los propósitos del Presente esquema hacer la
En las luthas posteriores los motivos materialistas no parecen
historia detallada del aporte de nuesrras ciudades al proceso de nues-
sido determin".ta.r, salvo en forma vaga e implícita'
más tra evolución política. Con una mención de Lima y de Arequipa, el
Fue el cansancio' fue el advenimiento de nuevas generaciones
fue.el ferrocarril a Mollen- cuadro tiene sus pinceladas principales. Dedúcese, por Io demás, que
prácticas, fue el ambiente generaldel país,
los caudillos suelen reclutar sus mejores auxiliares en sus lugares na-
io, qr. la puso ..t .or,r.,o con la vida exterior y acentuó el centra-
No perdió tales. Elías se subleva en Ica en 1853; Castilla' en trapacá, en 1867 ,
[smá, lo qu. surt.".io a Arequipa de la vida revolucionaria'
tot"l-..rt" su espíritu, sin embargo; y si la ocupación chilena tt.plo en la última de sus correrías.
Las ciudades del norte conservan más el sosegado espíritu colonial
dujo en ella siniesistencias, ft'e pot una eventualidad desgraciada;
como lJ¡- o son pospuestas por su poca importancia militar o tienen en su carác-
y .r, ,,,, actitud belicosa de 1895, y en agitadores populares
Mostajo, Meneses, reviven intermitentemente los ter agrícola un preservativo: así las vemos inclusive en la guerra con
q,ri.,", Málaga,
Chile. No viven en paz, sin embargo, y son teatro de conmociones
acerados hombres de otrora.
Tacna prematuras, derivadas o auxiliares. Piura ve los azares de la guerra con
Al lado de Arequipa' aunque por cierto sin su relieve'
en quien Colombia, la ignominia de la deposición de La Mar; más tarde es el
merece una alusión, no Por filial engaño, que sería explicable
una vez más que su objetivo de las asechanzas de Santa Cruz y Orbegoso desde Guaya-
Ia ama tanto, sino en justicia estricta para repetir
La quil, que dan lugar a las expediciones de 1841 y de 1842, al mando
ligamen con el Perú es el muy hondo de la vinculación histórica.
después de las rebeldías Je Angulo y de Hercelles; molesta siempre con los bandoleros; y el
Ñepública dio aThcna rrn bl"ión democrático
57, coiCaravedo, derrama sangre en sus calles yLaCoterala decla-
pr...rrrorm deZelay Paillardelli; blasón democrático que se presti-
se

del que ra neutral. Más tarde, es teatro de las legendarias hazañas de los Se-
iir.on el hecho d. h"be, iniciado Moquegua, departamento minario, que necesitan una novela. Tiujillo es foco de las primeras
?".t" era Ia capital, la rebelión contra los planes autocráticos de
Repú- inquietudes de Salaverry; permite a Nieto pronunciarse contra la
Vivanco. nEstos heroicos habitantes', dijo el presidente de la
para no Confederación y los chilenos; tiene repercusiones trascendentes de
blica don Manuel Menéndez, uhan prestado un argumento
cuando ven- las revoluciones de 1854y de 1856. Cajamarca auspicia aGálvez,
tener por fabulosas las hazañas de los pueblos antiguos
que pretendían arrebatarles su en 7854 y en 1856 a Toribio Casanova, que lucha con los Osores
cían a eiércitos fuertes y aguerridos
la patria' y vosotros contra los Gálvez dentro de una vida que conserva hasta ahora reza-
libertad. Este departamento merece mucho de
inmortali- gos de feudalidad. Chachapoyas, lugar donde Salaverry fue interna-
lo tomaréis en consideración para decretarle honores que
En 1854 do en 1833, presencia su sublevación en agosto de ese año; pero no
cen su fama y la trasmitan de generación en generación'33'
puede ayudarlo por escasez de gente, de armas, de espíritu, y por eso
es fácil doblegar al rebelde; y posteriormente lo llega a odiar porque
se siente por primera v ez amagada por las venganzas políticas' Hasta
33. Memoria al Congreso d'e 1845 ' p' 7'

f9t
194
morochucos e iquichanos, al margen de la política propiamente dicha.
Moyobamba llegan los ecos de la revuelta clerical en 1856. chiclayo
en 7867 , y Por Io general, se limita a sufrir que se le arranque soldados, bestias,
es ei bastión de Balt" contra Pezet en 1865 y contra Prado
forraje, dinero. Sigue durmiendo su misoneísmo inmóvil, ceñuda,
los acordes de la canción de La coruga aún siguen sonando en Ia tra-
conservando casas, trajes, usos de la Coloniay aveces de antes. Pasan
dición de don Ricardo Palma. supe y Barranca tienen honrosa actua-
grupos de hombres mal armados y se van siempre tras de Ia francache-
ción en 1833, cuando Ia montonera de Nestares a consecuencia del
la, el tiroteo y las exacciones.
motín de Suárez, habiéndose armado los hacendados'
Pero silencioso, permanentemente, el norte ha cumplido una mi-
El ocabildo abierto, fue una de las formas de la contribución de
las ciudades a las revoluciones. Reuníase el cabildo abierto para ini-
sión de preservación de la unidad nacional contra pruritos separatis-
ciar Ia obra sediciosa, se escuchaban en él discursos fogosos y se adop-
t", o p.lig.o.os ensayos de crear un Estado de distinto formato' En el
taban deliberaciones plebiscitarias. Es de recordar que en Lima, en
norte se lril"ro., Ios partidos de lB23 y \824, murió el régimen de
1827, consumó la caída de los planes bolivarianos y del que nos ha
Bolívar, cayó la Confederación Peruano-Boliviana'
dejado una relación una carta de un testigo (evoquemos a Vidaurre
Como el pat. está lleno de compartimientos estancos, Ia falta de
en un discurso profuso, a Mariátegui preguntándole, entre las risas
comunicaciorr., y .l prurito combativo explican ciertas rivalidades
del pueblo, al prefecto que protestó en nombre de la Constitución,
regionales. L" má, notable de ellas es la que existió entre morochu-
entre Huanta y cuál de Ias Constituciones que había jurado invocaba, a Pando qui-
co-s e iquichanos. Los iquichanos, bárbaros residentes
descendientes de los pokras, tribus de taza chanca, estuvieron
tándose el sombrero y saludando cuando se leyó el acta en que se le
La Mai
deponía del ministerio)34.Y es de recordar también el cabildo abier-
en armas hasta 1828, por el rey. Llegaron aatacar Huanta, ocupán-
to de Arequipa en 1834, en el que penetrarnos al abrir las páginas de
dola el 12 de junio de 1827 ;y no obstante las benévolas disposiciones
las Revoluciones de Valdivia; y aquel otro, también en Arequipa, el 26
que el Congreso y el presidente La Mar manifestaron para con ellos'
de noviembre de 1824 en el convento de San Agustín, donde, merced
ofrecié.tdol.s el suministro de medios de trabajo y de vida, dispen-
sándoles del pago de contribuciones, atacaronAyacucho
(29 deno' a Ia gestión de José Gregorio Paz Soldán, que el día antes había llega-
do de Bolivia, quedó rectificada una anterior proclamación de Vivanco
viembre ae §21) y Huanta nuevamente (18 de noviembre de 1828)'
a raíz de haberse recibido la noticia de la derrota de Ingavi, firmándo-
colaboraron enrusiastamenre en la represión de los iquichanos, los
se un acta de unión al gobierno, de ofrecimiento de bienes y medios
morochucos de Cangallo especialmente, que habíanse distinguido
parala defensa nacional; segunda reunión que no está mencionada
por su fidelidad patriJtica que diera lugar al.incendio de Cangallo por
por Valdivia.
io, .."lirt", y al sacrificio del héroe morochuco Basilio Auqui'
Acostumbrose también declarar uen estado de asamblea,, a la capi-
Lambayeque yTiujillo, Thcna y Moquegua (recuérdase de esta riva-
tal o a cualquier departamento cuando las circunstancias críticas así lo
Iidad la jornaáa de Intiorco en sedembre de 1842, cuando los tacneños
demandaban, teniendo por consecuencia esta declaración el necesario
rechazarona los moqueguanos en el Alto del Sol y entraron en Moque-
ingreso a las filas de todos los ciudadanos, hecho relacionado con
gua, de donde fu.ro.r arrojados a poco) muestran otros casos de esos
los trastornos y originaron episodios pintorescos. la institución de la Guardia Nacional. (Salaverry declaró en estado de
l.lo, q.r. acenruaron
asamblea a los departamentos libres de la República el 25 de agosto
El aporte de las ciudades destaca el carácter esencialmente coste-
ño de la política republicana. La sierra es un lugar de tránsito para
lr, ..',rolrr.io.t.r, ,r." formidable base estratégico únicamente' Cuando
la sierra interviene de por sí en las luchas, es, como en el caso de los
r97
rg6
por ejemplo). Curiosa es sobremanera Ia ordenanza del general Par-
de 1835, Riva Agüero en 1838 y Elías en 1844)' Paralelamente al
do deZela, comandante de armas de Lima, ante el inminente avan-
Ejército permanente existió la Guardia Nacional, transformación de
ce del ejército chileno, disponiendo que todo ciudadano reconociera
las milicias cívicas surgidas en los últimos años de Ia Colonia.
Los
capitán en el término de 24horas, presentándose los del arma de in-
patriotas usaron .r,r, Áili.i", desde los primeros meses de la entrada
fantería a los conventos de Santo Domingo, la Merced o San Juan de
d. S"n Martín en Lima, como lo demuestran las disposiciones sobre
I'a Dios, y los que se hallasen montados, al de San Francisco; quien no
los cuerpos cívicos de pardos y negros de agosto de 182i y otras'
cumpliera tal orden podía ser enrolado en el ejército sin lugar a re-
Constitución del 28 las menciona en su artículo 147,llamándolas
clamo (agosto 15, 1838). Los alistamientos eran otras veces convo-
Milicia Nacional y diciendo que debe formarse en todas las provin-
cados en los locales destinados para las elecciones. Los capitanes de
cias. La constitución del 34, acarando el decreto de 24 de
febrero
y dispuso que no podría la guardia nacional solían ser elegidos por cada gremio, disponién-
de ese año, la llamó ya Guardia Nacional
in- dose que se cerraran las tiendas y talleres de los artesanos nacionales
salir de los límites de su provincia sino en el caso de sedición o
que integraban las filas; a veces también ello comprendía a los de nacio-
vasión, y con anuencia del Consejo de Estado (artículos 138
y
(artículos 14 1 y nalidad extranjera en las horas de ejercicios. Un decreto de febrero
l4l) . L'a d,el 39 consigna idénticas disposiciones
haber de 1840 dispone que los alcaldes de aguadores, carretoneros y demás
150); la del 56 insiste en que en cada provinciano deiaráde
gremios cuidaran de que los individuos libres no trabajen sin hallarse
po, Io *.rros un Cuerpo dá Milicirt (artículo 120); Ia del67 subor-
a una ley (artículo 8) ' afiliados a Ia Guardia Nacional. En 1840 se hizo nombrar jefes de su
Ji.r" ,,, organización 11
batallón a los comerciantes, quienes luego, con los propietarios, for-
Cuandá el ejército salía a campaña o cuando no podía abastecer
Na- maron el batallón Comercio. Asambleas de Ia Guardia Nacional se
a las necesidades públicas, reuníanse los cuerpos de la Guardia
perma- mandaron establecer e¡ lB45 en Piura, La Libertad, Ancash, Huan-
cional; en pos de tranquilidad hubo la tendencia a adiestrar
cavelica, Ayacucho, Cuzro, Puno, Moquegua, Arequipa y Lima, forman-
nentemente a estos cuerPos para cuando llegase el caso necesario'
do en total 44.
Las disposiciones sobre Ia Guardia Nacional no podían s9r más
La Guardia Nacional fue reorganizada en 1856,y la Convención
rigurosas: iodos los habitantes del fuero común, desde la edad de 15
Nacional dio una larga ley reglamentaria. Esta ley de 2 de marzo de
d eO años, debían presenrarse en el término de cuatro días para
^\Oenrolados, salvo algunos altos empleados, los médicos' maestros' 1857, planteada y redactada porJosé Gálvez, revela el carácter avan-
ser
zado invívito en el espíritu de esta institución eminentemente de-
etcétera, y los imposibilitados, previa comprobación' En 1830
el alis-
en disposiciones anterio- mocrática que los convencionales de ese año nimbaron con su fe. Se
tamiento se ..d.rjo a los peruanos, mientras
y hasta dispone en esta ley que todos los peruanos, excepto los ordenados iz
res estaba implícita ,"-Úiét la obligación de los extranjeros'
, d"rr. decretos subiendo el porcentaje de los derechos de im- sauis,los que hubiesen hecho votos monásticos, los menores de die-
llegaron
quienes no alistasen' En 1834 se excep- ciocho años, los mayores de sesenta, los valetudinarios, los inhábiles,
poitación a los artículos de se
los individuos del ejército y Ia armada, formarán la Guardia Nacio-
iuó a los extranjeros europeos que no estuvieran empleados en las
nal. Algunos funcionarios empleados, artesanos y sirvientes estaban
profesiones y ejeicicios reservados por Ia ley a los peruanos; y a
los ex-
exceptuados del ejército, pero no de la Guardia Nacional, y su ex-
i.rnj.ro, americanos cuando en sus países estuvieran exceptuados
cepción militar debía ser compensada por una indemnización de
lo, p.r,rrtor. Posteriormente, las resoluciones al respecto solo hablan
uno a tres pesos y contraste con la novísima ley de conscripción
d. t. p.r,r*os. A veces se concedió fuero militar a la Guardia Na- -¡oha su renta por cada mes de servicio de guarnición
cional; sobre todo, durante las guerras civiles (1834, 1835 y 1839'
viall- en proporción
199
rg8
peruanos no exceptuados, Io convierte en reserva del ejército perma-
y en cuota mayor Por cada mes de servicio en camPaña' La orqani-
'zaciónfue nente, debiendo la Guardia Nacional Activa ser auxiliar del ejército
hecira .r, for*" diferente a la que había determinado San-
y del Poder Ejecutivo para la defensa del orden público, y la Guar-
taCruzen su decreto de26 demayo de 1837, según las ocupaciones'
dia Nacional Pasiva intervenir en la guerra exterior. El Ejecutivo debía
En esta ley la división fue según la edad de los alistados: los de 18 a
organizar a ambas y nombrar sus jefes y oficiales.
35 aíosformaban la Guardia Móvil, que debía ser llamada en primer
La Guardia Nacional es una institución parecida alas camisas negras
lugar y solo a veces podía ser llevada fuera de su provincia; los de 35 a
en se- fascistas y alos komsomol rusos, de las que se diferencia, sin embargo,
50] la'Guardia Nacional permanenre, que debía ser llamada
los de 50 a 60 años' la porque éstas representan a un partido, a una minoría, a la vanguardia
gundo rugar y más fácilmente movilizada;
determinaban actuante del país, con rígida disciplina, y no al pueblo todo.
óu"rdi" ñ".io."1 sedentaria. Los jefes y oficiales se

por elección de los cuerpos resPectivos ante juntas presididas por la


autoridad política. Expresamente se determina en el artículo 28 que
En otra forma colaboran también las ciudades en la vida política: en
Guardia Nacional está obligada a defender la soberanía de la Na-
"la las elecciones. Realizáronse numerosas elecciones parlamentarias y pre-
ción, la integridad de su territorio, la Constitución y las leyes y con-
sidenciales durante el siglo xlx: en 1840, 1842,1845, 1851, 1855,
servar el orden públicor. Esta le¡ que hubo de aplicarse por lo
menos
t862, 7867, t868, 1872, 1876, 1886, 1890, 1895, 1899. En 1840,
en parre de la revolución de 1857-58, fue tácitamente derogada por
1845, 1855, 1868, 1886, 1895, fueron simples fórmulas Para con-
la óonstitución de 1860. En tiempo de Manuel Pardo, la institución
solidar un triunfo bélico. En 1842 no llegaron a completarse Porque
de la Guardia Nacional recibió un gran impulso' Según la ley áe 7
civi- los candidatos se adelantaron por medio de golpes de cuartel. Solo en
de noviembr e de 1872, dada el mismo año de la ascensión del
1872 tritnfó un candidato de oposición (Manuel Pardo), Pues no
lismo al poder, los ciudadanos de veintiuno a veinticinco años que
el pueblo sino la Convención dio una victoria al oposicionismo pre-
.ro ..,,rri^"rrn enrolados en el ejército activo o en la reserva debían
sidencial cuando eligió presidente provisorio a Orbegoso, en 1833.
formar la Guardia Nacional de cada provincia, excluyendo a los in-
Por lo general, antes o inmediatamente después de las elecciones,
capaces y ordenados in sacris e incluyendo a los extranjeros que
reu-
fueron siempre corrientes las conspiraciones y revoluciones.
nieran las condiciones de vecindad. El nombramiento de jefes y oficiales
Según la Constitución de 7823, el presidente de la República debía
debía ser hecho por el Ejecutivo. La Guardia Nacional en campaña
ser elegido por el Congreso. Según la de 1826, por única vez, por el
debía recibir el sueldo y sujetarse a las ordenanzas del ejército. De
Poder Legislativo. La elección indirecta mediante colegios electora-
Ia movilización quedaban excluidos los extranjeros, el hiio único- y
La les estuvo estatuida en las Constituciones de 1828, 1834, 1839.La
el viudo en ciertas condiciones, los estudiantes y los profesores.
instrucción debía ser penada' Fuera de elección directa solo fue establecida por la de 1856 y la de 1867 -
inasistencia a los ejercicios de
no obliga- Pero después se restablecieron los colegios electorales hasta 1895.
su provincia o departamento, la Guardia Nacional estaba
El doctor Manuel Vicente Villarán ha estudiado35 el régimen de
d" a ..r,rir po. ..rá, de seis meses' El Reglamento de 11 de diciembre
nuestras primeras elecciones. La víspera se reunían, en los locales ubi-
de lS12fijata dieciséis batallones de infantería en Lima y 4 en el Callao.
cados en las cercanías de las plazas pública"s, bandas de plebe asalariada.
Esta organización prestó utilísimos servicios durante la revolución de
Piérola en el sur, en 1874; pero fue descuidada en los años siguientes'
La decadencia de la Guardia Nacional se revela en la ley de 15 de
35. uCostumbres electoralesr, Mercurio Peruano, N." 1, 1918
octubre de 1887, que si bien obliga a inscribirse en ese cuerPo a los

200
despuntal el
Allí, durante Ia noche, eran armadas y embriagadas y al
tenía las l-a campiña, aparte de su valor de paisaje, de camino, de venero, de esce-
día se disputaban a viva fuerza las mesas y las ánforas' Quien
expulsar.de la nario, estuvo lejos de la lucha política. En el Perú no apareció un
-..", hil" ganado la elección, ylaparaello
había que
el pueblo eligiese ideólogo del tipo de Rivadavia que planeara una nueva distribu-
plaza albr.d'o contrario, ya que ley quería que
au- ción de la tierra. Hubo falta de banderías agraristas en las guerras
I" mesa momentánea la mesa Permanente de sufragios' I-as
"rrt. o sin disfraz civiles.
toridades eran un factor d.ecisivo. Soldados disfrazados
como eran de los derechos pú- En Ia campiña de la costa, sobre todo alrededor de la capital, flo-
intervenían. Felipe Pardo ya dijo que,
votar al ciudadano' El recieron las montoneras. Ellas tenían Permanentemente un significa-
blicos garant.., .r-t..ñ"b"n, ."tlt tt' mano' a
al clásico cie- do bandoleril que volvía inseguro el camino a Chorrillos y al Callao;
vecindário, ante tales tumultos, apelaba una vez más
ciudadanos iniciaran el Rey del Monte, Filósofo, Agustín el Largo, Mundofeo, fueron un-
rrapuertas. Y la ley disponía, en cambio, que los
que el Espíritu Santo los fa- gidos por una pasajera notoriedad de terror, y el padre Abregú, pá-
.1 electoral áy.táo una misa Para
".,o rroco de Barranco, para poder ir tranquilo de Lima a visitar a su grey
voreciese con su gracia'
convino con los montoneros en que llevaría un sombrero de teja para
Reunido el iolegio Electoral Provincial en la municipalidad'
reunían clandesti- que Ie pudieran reconocer. Pero a veces los montoneros se unían a los
mientras los adversarios abandonaban la lucha o se
de autoca- bandos políticos en lucha y revivían el significado insurgente que tu-
nalrente para simular una dualidad, venía un Proceso breve
la última instancia' vieron en la Emancipación las cabalgatas épicas de Ninavilca y de
lificación y luego la elección' Era el Congreso
Ata- Vidal, sirviendo para hostilizar al enemigo, adquirir recursos, preparar
El to-o seg"undo delos Aletazos del murciélago' de Manuel
procesos elec- el terreno. Alguna vez moviose desde los matorrales su imperio hecho
nasio Fuentes es muy útil para el estudio de nuestros
hicieron las elecciones para la de lanzas, ocupando Lima, y en Ios salones de Palacio imperó duran-
torales. Pertenece l^ épo* en que se
" libérrima de nuestras te un día el negro León Escobar con su astrosa facha de fbrajido.
Convención Nacional, en 1855, a raíz de la más
seguramente' La montonera no implicó en el Perú el conficto entre la ciudad
revoluciones. Y, sin embargo, refleia con exageración'
electoral por y el campo, como en la Argentina. Mientras aquí el predominio de
p..o .on un fondo d. e*"cti-tt'd, la corrupción del proceso
candidatos' la inútil gran- la agricultura, que es esencialmente sedentaria y civil, produjo hom-
i".o-p." de votos, la mediocridad de los
bres gregarios, las manadas innumerables de vacas, toros, yeguas y Po-
ser diputado' Típica es la caricatura que inserta'
titulada uEs-
¡..f" a. representa el tros extendiéndose libremente en los pastizales y en las PamPas dieron
tado político del Perú', donde una rlesa con botellas
ulas garantías in- lugar a gente ecuestre, guerrera, individualista, así como a la estancia
o.l"-.rto de popularid¿d», urr armario con armas'
y al mismo tiempo a la montonera, y sobre todo al gaucho, indio por
dividualesr, un barril, uel espíritu público'j"'
y no ele- el mate, las boleadoras, el poncho y las vinchas, y español por el caba-
Lo ocurrido en 1903, tgb¿, tlOA con Piérola' popular
legales' es gra- IIo y la guitarra3T.
gido porque no tenía a su disposición los organismos
No se puede hablar de la campiña en la historia republicana y omi
í" d"io .r-, .o.t,r" de la efectividad del sufragio en el Perú'
tir a Ios negros. Su situación fue, en los primeros tiempos de la Repú-
blica, estacionaria pero tolerable. Tiabajaban en las haciendas de la

Fuentes, Aletaz'ls del murciékgo' p'74 37. A. ZumFelde, El proceso hisnirico del Uruguay.
36. Manuel Atanasio
zol
202
costa, sobre todo de Nazca a Santa. Recientemente Enrique López N' Ia libertad absoluta con indemnízación, atribuyenclo a la esclavitud
bújar ha retratado en la novela Matalaché suvida en las haciendas del una de las causas de la falta de espíritu público que había permitido
norte en los últimos años de la Colonia; y si el final de la obra es cruel, la mala situación del país (3 de diciembre de 1854). Cuando el e.iérci-
proviene de una aventura personal del protagonista, siendo de todos to libertador llegó a Cañete, dos o tres mil negros quedaron liberados.
modos su ambiente mucho menos sombrío que el que rettata La El reglamento rural de7 de abril de 1855 completó esra reforma,
cabaña del tío Tbm18. Además de peón de hacienda, el negro fue sir- aunque hay error en sus incisos, pues establece un precio igual para
viente en las casas grandes. La descendencia española se crió entre los esclavos y para los libertos.
nodrizas negras; negras hubo que se sentaron en el carruaje con las Con la libertad, los negros volviéronse insolentes: u¡Oh, qué liber-
señoras. Algunos heredaron; otros se dedicaron a la medicina. Vende- tad tan negra, exclama El Murciélago al narrar algunas de sus fechorías.
dores ambulantes, carretoneros, aguadores, caleseros fueron en Lima Pero otras críticas vinieron. Se dijo que Ia manumisión trajo el au-
negros. Támbién hubo muchos negros ladrones. Las cofradías de negros mento del bandolerismo, pero la estadística del crimen en 1855 fue
fueron algo interesante en Lima. Los cantos y bailes como la resbalosa menor que en el año anterio¡ salvo cinco asesinatos en el ejército;
y la zamacueca provienen de los negros; ellos fueron los maestros de que hizo aumentar el precio de los víveres por la falta de brazos, pero
baile más afamados. En conjunto, el aporte de esta taza fue de exu- a esto se ha respondido diciendo que la sociedad se redimió de un cri-

berancia vital, de sensualidad y de superstición. men pagando un poco más por sus productos y que había pocos negros
Si se hubiera aplicado el decreto de San Martín sobre libertad de en los cultivos de granos y plantas tuberosas que sirven de alimento
los esclavos que vinieren, libertad de los hijos de esclavos nacidos des- al pobre. Lo que sí fue tachable en la acción del Estado entonces fue
de 28 de julio de 1821 y manumisión de los demás por sorteo, en 7854 cierto despilfarro en el pago de Ia manumisión, así como la ñlta de
no hubiera habido un esclavo; con el agravante de que análogas dispo- una política agraria que favoreciese la agricultura y trajera la inmigra-
siciones fueron repetidas en las Constituciones de 1828 y 1834. ción deseable3e.

Pero como el esclavo ignoraba sus derechos y no tenía medios o deseos La falta de brazos acentuada por la abolición de la esclavitud, la
para defenderlos, esta legislación fue tan ilusoria como la legislación psicología feudal de los hacendados, la inercia del Estado, ayudadas por
española sobre los indios. facilidades geográficas respecto de Asia, dan lugar a la inmigración
La Constitución de Huancayo suprimió el artículo sobre que na- china: desfilan constantemente por las calles, provenientes de Macao,
die nace esclavo en el Perú. El tráfico de esclavos fue permitido en el culíes de trenzas, zapatos de fieltro y amplios vestidos, traídos por la
período de 1845 a 1847. El Código Civil dio a los esclavos ciertos fuerzao el engaño: población laboriosa, aunque no vigorosa ni aspi-
derechos, como la facultad de cambiar de amo, ciertos modos de pro- rante, que pocas veces llega a Ia sierra y más bien se queda en la
piedad, además de la manumisión; pero no lo equipató alaPersona. costa, sobre todo en las haciendas de azúcar, determinando un alto
En plena campaña revolucionaria de 1854, Echenique dio un
clecreto declarando libre al esclavo que se enrolase en sus filas por dos
años (18 de noviembre); y el gobierno revolucionario respondió con 39. Santiago Távara, folleto sobre manumisión de los esclavos, \855. Reglamento
costa,Lima, 1825. Reckmación d.e los uulnerados derechos de
de las haciendas de la
los hacendados ante el Conuención Nacional, Lima, 1834 (folleto deJosé María

38. FloraTi.istán,lervorosaantiesclavista,reconocequeenelPerúelesclavoloera Pando). Alberto Ulloa, Organización social y legal del trabajo en el Peni. César
sobre todo para su amo, Pero no para el extraño, como ocurría en Áftica (Péré- Antonio Ugarre, Historia económica. Francisco García Calderón, Diccionarict
grinations d'une parie, tomo II, p. 400). de k legislación ?erulzn¿1, palabra uesclavitudr.

zo4 zo5
renacimiento agrícola o, si no, libertada de su labor esclavizada, se Colonia. Esto no implica que el caudillaje engendrara Ia gran propie-
dedica en la ciudad al comercio al por menor. dad, como dice Vasconcelos; Salaverry, Castilla, Piérola, Vivanco y orros
Mientras se juega a chino por ficha de rocambor en Chorrillos, se caudillos peruanos fueron pobres. EI caudillaje solo fávoreció a la
produce un nuevo mestizaie, no en las clases altas, a las que aquél no gran propiedad en el Perú en el sentido de que absorbió el interés ge-
il.g" po. su hurañez y su pobreza, sino en las clases bajas, a pesar del neral en largas luchas personalistas y porque no fue un freno.
odio que le profesa el negro, como los levantamientos de Cañete en En cuanto a la tributación, el indio fue objeto de disposiciones
febrero de 1881 lo comprueban' contradictorias. San Martín declaró abolido el tributo (27 de agosro
En lo que respecta al indio, no vio en forma nítida la transición de de 1821, ordenando que se hablase de peruanos, pero no de indios
la Colonia a la República. La legislación republicana, refejo del indi- naturales); y abolió también el servicio personal (28 de agosto 1821).

vidualismo de la Revolución Francesa, atacó ala comunidad, querien- lJn decreto de Bolívar de 30 de mayo de 1825 prohibió igualmente
do disolverla con el reparto de las tierras (decretos de 8 de abrtl de 1824 el tributo; y otro de 4 de julio de 1825 niveló a los indígenas en ma-
y de 4 de julio de 1825). Los códigos no legislaron sobre la comunidad teria de gravámenes con los demás ciudadanos, de acuerdo con el
porque no legislaron sobre ella el Derecho Romano, las Partidas ni artículo 129 de la Constitución de ls23.Lacontribución indígena,
el Código Napoleónico; su individualismo importado fue contra ellas' o sea el tributo, fue reestablecida por ley de 1 1 de agosto de 1826,
Pero disminuida por Ia prescindencia o la hostilidad legislativa, y que estableció también la contribución de casras. Versátiles dispo-
sobre todo por el aumento del latifundio, la comunidad subsiste en siciones de 1829 y 1830 se sucedieron a este respecto hasta que se
forma agrícola o agrícola ganaderao de pastos o aguas o de usufruc- volvió al punto de partida de 1826. La supresión de la contribución
tuación: subsiste con su hogar en que la mujer guarda la casa, pastea el de castas se volvió a efectuar por ley de 22 de noviembre de 1839,
ganado, hila, se engancha en el trabajo en que se engancha el marido, mandándose cumplir por ley de25 de setiembre de 1840, quedando
vende en las ferias sus artefactos; con sus ritos matrimoniales, entre exentos de todo pago quienes no eran indígenas, pues el tributo con-
los que están comprendidos a veces el matrimonio a prueba, el repu- tinuó cobrándose. Un decreto de B de agosto de l&42larefirndió den-
dio y el encierro de los novios mientras Ia concurrencia inicia su orgía; tro de la contribución de jornales ¡ suprimida esta contribución por
con sus mitos, supersticiones y creencias, en gran parte emanadas ley de 19 de noviembre de 1845,la contribución de indígenas que-
del culto de los muertos; con su música a base de la tiryta o pequeño dó otra vez vigente y aislada. Muy interesanre es una observación de
tamboril, el pincullo o flauta, la antara; con sus bailes del cóndor, García del Río, en su Memoria de Hacienda, de 7847, sobre los in-
el del pavo, el de los corcovados o jergacunos, el de
-el
los tunantes o convenientes que para el fisco tenía permitir la libre ena.jenación de
huamanguinos o chupaquinos, el auquis'danza. entre otros-; con las tierras de indios: uEl Congreso notará la diferencia que hay entre

su arte o industria incipientes; la comunidad, en fin, estudiada en las contribuciones que satisfacen los poseedores de tierras y los que

un libro reciente por Hildebrando Castro Pozo: la comunidad, ad- carecen de ellas. Permitida la libre enagenación, se trasmitirá el do-
mirable base para cooperativas de producción y de consumo. minio a las otras castas, quedarán los indígenas de simples proletarios
En Ia República, Ia gran propiedad aumentó. La legislación se fue y no pudiendo imponérséles entonces la tasa que hoy pagan, habrá
contra la comunidad, pero no contra la gran propiedad. No hubo lí- una baja en el Tesoro. Vendidos los terrenos a las castas (es decir los
mites para el derecho de adquisición ni sanciones para la falta o el no indios) no puede exigírseles otra contribución que la predial y ésta
atraso del cultivo, ni siquiera Ia sanción indirecta del impuesto. La no tendrá lugar porque el avalúo del producto neto de ellos no exce-
República fue, en medidas teóricas favorables al indio, inferior a la derá de los 50 pesos que tiene por tasa este impuestor. Y el mismo

zo6 207
nConsiderando:
García del Río en su «Memoria, de 1849, dice que el sistema de con-
tribuciones no está arreglado a la pauta equitativa de la igualdad pro-
porcional. Confirmando esto, decía Torrico en st Memoria de 1851:
I. Que la independencia, conquisrada con tanros sacrificios,
uH"y,.rt-t" clase en el país sobre la que pesa generalmente el gravamen es un vano nombre para la mayoría de los peruanos, que
establecido para subvenir a los gastos del Estado: Pero hay otra que
viven en la más dura esclavitud y el más completo envileci-
goza el privilegio de no contribuir a pesar de que en su inteligencia
miento;
y en las ventajas de su posición encuentra más facilidades y recursos
II. Que la causa primordial de este fenómeno deplorable y que
tantos daños causa a la República es la contribución de in-
para trabajar con provechor.
Narciso Aréstegui dice en su novela de ambiente cuzqueño El dígenas, rechazada por la política y por la Economía, como
padre Horrln, contestando a la tesis de que el pago del tributo provelía
injusta y destructora de todo germen de progresos;
de que los indios disfrutaban de una porción de terreno que se les había
III. Que la Providencia ha salvado con el recurso extraordinario
s.ñalado, uEn el reparro de la porción de terreno de un distrito los del guano el déficit de las rentas, único refugio inventado
para sostener la capitación, como una de las entradas comu-
indios que pertenecen a él llegan a optar un techo de escasas varas
nes del Estado.
cuadradas; nada más que el que su cacique les ha señalado. Además de
IV. Que emancipada la raza indígena del humillante tributo
Ias faenas a que se les obliga, como son el cultivo de las chacras del
cacique, el de la pertenencia del alcalde, el de Ia iglesia tal, la chacra
impuesto sobre su cabeza hace tres y medio siglos y elevada
señalada para dar culto al santo cual, tienen que seParar el quinceno
por el natural efecto de Ia civilización, el Perú ganaría una po-
de sus escasos productos fuera de las primicias. Aún están sujetos a blación numerosa y productora que, indudablemente, la
ofrecería una contribución más rica y no bañada en las lágri-
mil otras cargas, ya concejiles y que les quitan el tiempo aun para
mas y en la sangre del contribuyente;
cultivar la porción que les cuPo en el repartimiento; ya del momen-
to, como el ser,rir con sus Personas y animales, sí los tienen, al VQue la regeneración política, proclamada por los pueblos
tránsito de tropas, con peligro de su misma existencia. Sin garantías para corregir los abusos monsrruosos de la administración
para ser enrolados en el ejército; casi siempre despotizados por los del general Echenique, tiene el fin esencial de hacer prácti-
cos los derechos de libertad, igualdad y prosperidad escritos
últirro, mandones de su provincia, preguntamos ¿estos infelices indios
tributarios están suficientemenre indemnizados con esa porción de en la Constitución de la República y de hacer en adelante
terreno que trabajan para alimentarse ellos y sus hijos? ¿Y qué diremos imposibles las dictaduras deshonrosas, fundadas sobre el
luego de esos indios tributarios sin goce de tierras que se conocen con
envilecimiento de las masas:
nombre de forasteros? ¿Y de esos jóvenes indios que aun antes de cum-
plir 1B años ya pagan tributo con la denominación de próximos en-
trantes?rao.
Decreto:
El tributo fue suprimido en 1854 por el gobierno revolucionario
de Castilla, con el decreto que textualmente dice:
Art. 1."- Desde el año 1855, queda suprimida la contribución
denominada de indígenas, quienes no contribuirán desde
entonces, sino en los mismos casos y en la misma forma que

40. El padre Horán, totrro ttl en la edición de Lima de 1848 los demás habitantes del Perú.

zo8 209
Art..2."- Para sostener el Eiército de ciudadanos que han de dar rogada parcialmente, la ley de centralización fiscal de 1886 le dio
libertad a sus hermanos, se adelantará como último y más fuerzalegal hasta que fue suprimida en 189641.
fructuoso sacrificio el semestre de Navidad del presente La abolición del tributo por la revolución del 54 ningún efecto
año. tuvo sobre los indios. Prueba de ello es la sublevación de 5 de noviem-
Art. 3."- El gobierno, por decretos especiales, asignará oPortu- bre de 1866 en Huancané. Según la versión oficial, esa sublevación
namente el sueldo de los subprefectos y gobernadores que fue primero política, derivada de la que había ocurrido en el Cuzco
ahora se cobra de la contribución; y dispondrá el modo de y a los gritos de u¡Viva Castillalr; pero pacificado el Cuzco, retrocedie-
reemplazar, ventajosamente, para el servicio de hospitales, ron muchos y quedaron solos los indígenas, convirtiéndose entonces
la parte denominada tomín, que les está aplicada' la cuestión no ya en política sino en social. La pacificación fue
Art. i."- Se publicará este decreto con toda la solemnidad que efectuada por una división al mando del coronel Caravedo. En una
corresponde a su inmensa importancia; verificándose Por representación hecha por los insurrectos, se dio como causas de su
bandos en todos los pueblos, celebrándose Por tres días con- actitud ula opresión y el absolutismo con que nuestras autoridades
secutivos y dejándose fijadas copias, por dos meses al menos, locales han llegado a exacerbar ya nuestro genial sufrimientor. Se
en los lugares de costumbre. enumeraba en seguida el pongaje, el trabajo sin remuneración, Ias exi-
gencias para el pago del empréstito nacional y para limosnas en favor
Dado en Ia Casa del Supremo Gobierno en Ayacucho, a 5 de de la Catedral, la contribución personal, el mantenimiento de las au-
toridades abusivas a pesar de representaciones hechas contra ellas,
iulio de 1854.
la represión sangrienta, etcétera. A consecuencia de los acontecimientos
RAMÓN CAS.III,I-A de Huancané, Ios diputados al Congreso del 67 Quiñones, Luna y
p¡ono cÁlv¡z Riquelme presentaron un proyecto de ley pidiendo el envío de tropas
y el traslado ad perpétuam a los puntos habitados de las montañas
de Carabaya a las comunidades o parcialidades más sanguinarias;
Echenique dice en su manifiesto que después de este decreto las in- con otras medidas preventivas y represivas, aplicables a casos análogos
en otras partes del país. ul-a ley del terror», como fue llamada, suscitó
diadas I. ,r.g"ro.r auxilios y noticias, suministrándoselos a castilla y
a su ejército. una fuerte oposición y un antiguo diputado Juan Bustamante, aPo-
si bienIa vida fiscal del país se había mantenido anteriormente, derado de los indígenas de Huancané, emprendió campaña a favor de
ellos y formó la sociedad Amigos de los Indios, que fue presidida por el
y se mantendría durante algunos años todavía, no a base de una tri-
tutación científica sino primordialmente por el renglón extraordi-
nario y eventual del guano, en el porcentaje que presupuestalment.e 41. Folleto de Federico Távara sobre el tributo, Lima, 1855. Abelardo Solís, Ante el
co.rp.tí" a las contribuciones, Ia de indígenas había sido primordial' problema agraril Peraano, Lima, Sanmarti edit., 1928. José Mariátegui' 7 Ensa'
7as citados. Alberto
lJlloa, La organización social y legal del trabajo, cir. César
Em i"., fuerte el desnivel en la proporción de la tributación de los
A¡tonio \)garte, Historia ecoruimica, cit. Folletos de 1867 sobre 1a sublevación
indios en comparación con la de las demás clases, que la supresión del de Huancané. Francisco Lazo en su Agtinaldo para señoras del Peni (París, 1854)
tributo vino a desequilibrar más los presupuestos. La contribución per- pinta a la upobre Mañuquita, indígena umueble o animal, que un diputado
sonal fue intentada por el propio Castilla en 1856 y por Prado en o subprefecto regalara a una familia. Yer también Aues sin nido, novela de Clo-

1866, sin éxito durable, hasta el gobierno de don Manuel Pardo' De- rinda Matto de Türner.

zro
general José Miguel Medina y don Manuel Amunátegui y compues- sultó que Sáenz no había sido el autor y Atusparia, presionado orra vez,
L d. g.rrt. de buena voluntad, como los señores Manuel de Aparicio, nombró a García Gonzales, que ya había fugado. Esto ocurrió a fines
R"-J. Vargas Machuca, Manuel Morote, Rudecindo Beltrán, anti- de febrero. El27 ó 28, Noriega se fue a Aija a cobrar una fuerte suma del
gl.ro. p..f..ios, conocedores de Ia situación en Puno y Cuzcoa2' hacendado Antúnez, como depositario en un pleito. El 1.' de marzo,
"
¡iZ de marzo de 1BB5 estalló en Huaraz la sublevación indígena los gobernadores norificaron a los alcaldes de las estancias la orden
conocida con el nombre de sublevación de Atusparia. causas de ella de cobrar y entregar las contribuciones de las suyas respectivas en pla-
fueron los desmanes del prefecto Noriega. Las rentas municipales fue- zo breve y perentorio. Los alcaldes respondieron que la indiada se
ron manejadas por él; varió los padroncillos de las contribuciones, pe- negaba, y fueron presos y maltratados y a uno de ellos se le cortó la
nando cor, -,rltas y latigazos a los que no se inscribieran; dio boletos trenza, señal de autoridad y de dignidad; ya anres Noriega, en Carhuaz,
de ocupación para todo individuo de más de 12 años, y cuando expi- había hecho cinchas para su caballo con las trenzas de otros indios.
ró el plazo para adquirirlos, mandó a la cárcel a cuanto transeúnte El 2 de marzo entraron aHuaraz los indios en bandadas a pedir la
había sin boleto; intensificó la realización de obras públicas cogiendo libertad de los presos. En lugar de adoptar una actitud conciliadora,
arbitrariamente el material y haciendo trabajar a los indios con ru- los sicarios de Noriega iniciaron una lucha conrra ellos, lucha que fue
deza y sin remuneración, sobre todo en la construcción de un panteón sostenida hasta que con auxilio de los distritos cercanos los sublevados,
,ru.,rt, a[anó la casa del hacendado Schreiber, enemigo suyo; cambió a las 3 de la tarde del día siguiente, ocuparon la ciudad comeriendo
la numeración de las casas y cobró precios excesivos por los nuevos algunos excesos, entre ellos el saqueo a los chinos y la destrucción
números. Por último, restableció la contribución personal para el de los documentos de Ia Caja Fiscal y de Ia secretaría de la prefecrura
departamento, con el especioso pretexto de que su producto serviría para que desaparecieran los padrones de contribuyenres. El prefecto
p"i" r.st"bl.cer la Corte Superior de Huaraz. Los alcaldes indígenas Noriega, que regresaba de Aija, encontró a su genre en retirada ¡
presentaron entonces un memorial en el que, según parece, pedían aunque fue perseguido, pudo fugar viniendo a Lima, donde publicó
g"r".rtí"s en general, Ia supresión del trabajo gratuito ¡ si no la exo- una exposición atribuyendo el origen del levantamienro a su morali-
ieración, il Á.rros la rebaja en Ia contribución, invocando el decreto zadoraobra de rescatar para el fisco unos inmuebles que le pertenecían
de Castilla, el carácter onefoso de los boletos de ocupación, el tiem- pero que estaban en propiedad particular y a la acción del hacendado
po que les quitaban las tareas en el panteón, la mala fisonomía del año Schreiber. Los sublevados, que reconocían como jefe aAtusparia, nom-
d" .rt". perdidas muchas sementeras. Estaba preso y aherro- braron como prefecto a un abogado Mosquera, famoso por sus bo-
".",r.,
jado el alcalde de indios Atusparia por haberse negado atraer pila-pata rracheras, quien parece no mantuvo buenas relaciones con un grupo
i" ,r-"d" del cuartel, alegando que los indios se resistían a trabalar netamente indígena, que los periódicos de Lima simbolizan en Gra-
gratis y con maltratos y multas. Atusparia fue interrogado y tortura- nados, antiguo soldado de gendarmes que volvió a dejarse crecer rren-
áo y,. le hizo declarar que el autor del memorial había sido don Manuel zay avestir el traje nacional y que se había distinguido por su valor.
Sáenz Cámara. El prefecto Noriega hizo llamar a Sáenz y se cuenta Las familias acomodadas comenzaron a salir de Huaraz. Los suble-
que le dijo: oUsted es el prefecto y va a decretar sobre este escrito'' vados realizaron saqueos en Carhuaz, Chanchán y Llanca, aunque
intimidándolo para luego hacerlo apresar con amenazas terribles. Re- Atusparia quiso impedir los desmanes inútiles. En Yungay surgió una
lucha entre indios y blancos, y vencidos los indios, llamaron a los de
Huaruz, conquisando éstos la victoria y regresando con no despreciable
42. Periódicos de la época. véase sobre todo la exposición hecha porJuan Busta-
mante, Lima, Imprenta Monterola, 867'
'1
botín. Los cupos que imponían eran perentorios. Frecuentemenre

zfz zrl
se escuchaban en las calles de lF'uaraz gritos de amenazas contra vecindario estaba armado en la uguardia urbanar; y las señoras de Hua-
raz dieron a Iraola, a sus oficiales y a la tropa una medalla en señal de
los blancos y los ricos, ya sea su degüello Para casarse después los
indios con las blancas, ya repafio de las propiedades' Dos me-
sea sobre gratitud por su actuación. Vencido Uchcu Pedro, una comisión fue a
ses duró esta situación. El gobierno de Lima envió una expedición a
pedirle que se rindiera, a lo que se negó. Sus correrías y depredaciones
cargo del coronel José Iraola, que se dirigió primero a Casma y avan- le dieron un prestigio legendario, convirtiéndose en el ncuco, de los
zó luego por Quillo en dirección a Yungay. Mosquera y los suyos blancos y mestizos durante algunos meses. Al fin don Francisco Ar-
fueron a interceptarle el paso; pero Mosquera no pudo resisti¡ según teaga, vecino de Quillo, que había sufrido mucho por culpa de Uchcu,

cuenta una relación, a la fascinación de una juerga en Carhuaz que lo hizo que un compadre suyo invitara a éste a saquear dicho pueblo, y
detuvo tres días. Iraola ocupó Yungay y los indios lo sitiaron en nú- el día convenido el vecindario se apostó convenienremente para co-
mero que se calcula Ilegaba a diez mil. Hubo muchos combates par- gerlo, lo que ocurrió tras de corta refriega. Uchcu Pedro fue llevado a
ciales; en uno de ellos fue mortalmente herido, mientras examinaba Casma, donde salió a verlo un gran gentío y donde el subprefecto
Ias posiciones de sus enemigos, Montestruque, escritor al servicio de
ignoraba todo. El 29 de setiembre fue ejecutado y hasta los últimos
los rebeldes que redactó un periódico llamado El sol de los Incas. Por momentos demostró un gran valor. Cáceres lo había nombrado co-
fin Mosquera fue derrotado después de que desafió inútilmente a mandante general de guerrilleros de Áncash. Su estarura era pequeña,
Iraola a un combate en camPo libre fuera de Yungay; los muertos su silueta gorda, tenía alrededor de sesenta años, vestía chaqueta y pan-

fueron más de 1.000, sobre todo fusilados. EI 3 de mayo, las fuerzas talón azul y su sombrero era blanco con cinta roja. Dícese que Atuspa-
de Iraola llegaron ahrsaraz, sorprendiendo a los indios que celebraban
ria, cuya generosidad y nobleza durante la sublevación los mismos
una fiesta, y casi no necesitaron combatir. Como prisionero traian a blancos y mestizos reconocieron, murió también violentamente por
Atusparia, herido; Iraola 1o fue a visitar y le ofreció garantías' Algunos obra del encono de los otros indios, a los que había querido alejar de
dcaláes ordinarios, como Norabuena y Flores, depusieron su actiud las depredaciones con que celebraban sus triunfosa3.

también a cambio de garantías. Además Iraola ofreció solemnemente En otras épocas, en otros departamentos, Ias sublevaciones indí-
la supresión de Ia contribución personal y del reclutaje. Pero se había genas volvieron a surgir. Así, en tiempo de Piérola, en Ilave y Huan,

incoiporado a los rebeldes Pedro Cochachín, minero de Uchcu, lla- ta. Posteriormente, en Huancané, Azángaro, La Mar, Ayacucho, Puno,
mado nUchcu Pedror, y prometiendo la victoria se había hecho jefe etcéteraaa.

de los indios que querían proseguir Ia lucha. A la otra orilla del San-
ta estaba Justo C. Solís, jefe de las guerrillas de la banda de Huanchac
y Uchcu Pedro le envió un mensaje Para que atacase las entradas de El mestizaje en gran escala se produce, en la ciudad y en el campo; en
Htarazincendiando y degollando. Solís entonces pidió al prefecto la costa y en la sierra, entre indios y blancos; y en menor grado, con
que nombrara comisionados para abrir negociaciones; a lo que el
p..f..to accedió, firmándose un convenio en el que, a cambio de la 43. Periódicos de la época. Véase sobre todo la exposición de Noriega, nota del
.rr,..g" de las armas, el grupo allí representado recibía la seguridad de cliputado M. G. det Riego, la rectificación de Francisco de P Secada y la del
que la contribución personal sería abolida. Uchcu Pedro, por su Par- lracendado Schreiber y las crónicas del corresponsal de El Comercio en Huaraz.
LJn escritor joven y muy culro, ancashino de origen, Ernesto Reina, prepara
le, realizó su ataque por Calicanto, penetrando hasta la plazuela de
;r r , ,,t,r.]i,r. rjtli: aiirí.).]ll-ll1r)aIir sr:r;i il¡t*rcsr'tirtísirn0, :lobre cst¡ ¡cv0lución.
Huaripampa, empeñándose sangriento combate en el que a los indios
les faltó rifes, no valor y decisión. Nueve días de asedio vinieron' El 44. Yéxe m:ís atrás, p¡t. 117-122.

214 215
participación de los negros, en la costa. A pesar de todo el sentido máximo desarrollo de la mente técnica surge la utilización del clima
áirolr.rrt" que se atribuye al mestizaje, no debe olvidarse que él cons- cálido por elhombre blanco.
tituye la -ás g.tui,r" originalidad de América; que casi todos los Dentro de este párrafo cabe considerar la revolución federal de
grandes hombres de la historia continental tuvieron su sello; que es Loreto en 1896 porque no es la consecuencia de un movimiento ideo-
un producto de amor y de fusión de castas; que su formación y pro- lógico estructurado ni de la interwención activa o beligerante de de-
...á ir-,i.i"l coincidió con la decadencia de la civilización española, terminada ciudad, sino simplemente del aislamiento en que vivía la
por lo cual no hay que atribuirle en forma exclusiva taras complejas; región amazónica. El 18 de mayo de 1896, por una noticia de fuo de
q*" ,r.", cuantas décadas nada significan en la trayectoria de los Janeiro, que a su vez transmitía otra de Pará, vino a tener conocimien-
pueblos y menos para senrenciar definitivamente a experimentos ra- to el gobierno de Lima del cambio político efectuado en Iquitos el
ciales acaso nimbados por una inmensa predestinación' 2 de ese mes. Encabezó dicho cambio don Mariano José Madueño,
que se había dirigido a Pará como cónsul del Perú y que había estado
mandando correspondencias de viaje a El Comercio, en la última de

Extraña a la evolución nacional quedó la montaña. con murallas vivas Ias cuales, pocos días antes del golpe, se jactaba de que en Loreto lo

y opacas han sido comparadas las selvas: troncos enormes, macizos, habían esperado varias veces como prefecto por su conocimiento del
prodigiosamente altos y apretados, Iigados por bajo y como encemen- medio y afirmaba que todo estaba allí por hacer. Reunida en Iquitos
i"do. ,r.o, con otros por un entrelazado formidable de lianas, epifi- una manifestación por instigaciones de Madueño, se pidió el más alto
ros, arbusros que buscan la manera de trepar hasta la corona del bosque. cargo del nuevo gobierno para é1, pero lo desechó poniendo como go-
Pero, en el fondo, desierto vestido de verdor, con suelo pobre por ser bernador al coronel Ricardo Seminario, jefe de la Guardia Civil, a pesar
cenagoso y ardiente. Lacazay Ia ganadería' raras, a Pesar de los rep- de que éste no quiso aceptar el cargo en el primer momento y quedan-

tiles,lnsectos, fieras y pájaros; la agricultura, rudimentaria, no sólo por do como ministro general tan sólo para los efectos de nombrar secre-
descuido sino por los enemigos que acechan a la planta, inclusive el tarios de Estado a los señores Cecilio Hernández, Juan C. del Águila
clima. Los alimentos espontáneos, pobres' Los ríos caudalosos, con- y Ezequiel Burga Cisneros; más tarde Madueño ocupó el cargo de
centrando sus aguas en los pongos, se precipitan en las cachuelas y comandante en jefe de las fuerzas fluviales y terrestres del Estado
engendran inundaciones y pantanos inmensos. Dentro de esta situación federal. Los revolucionarios no desconocieron al gobierno de Piérola
ecánómica esrá una de las explicaciones del canibalismo en algunas y, antes bien, invocaron el hecho de que este caudillo había propicia-
tribus amazónicas"5. do en su declaración de principios el federalismo; pero dieron un
De Ia montaña resultan maravillosamente explotables, sin embar- Estatuto Provisorio, según el cual, mientras la República adoptaba el
go, Ia ceja, los comienzos. EI porvenir puede ofrecer inmensas sorPre- gobierno federal, Loreto asumía los poderes y derechos de un Estado
ias todavía si es que pueden aprovecharse los recursos allí concentrados, y las relaciones de Loreto con el gobierno central serían conforme a
todos los que el sol, Ia tierra y el agua pueden reunir; si es que en utt las exigencias de la situación.
La población de Loreto tuvo indiferencia ante el flamante gobier-
no federal, a pesar de que él se extendió hasta Yurimaguas y Moyo-
45. Literariamenre, el arractivo y la hostilidad de las selvas ha sido expresado pttr bamba (2 de junio). El gobierno de Lima despachó tres expediciones
el aventurero alemán De Graff en su interesantísimo libro Los cazadores lt
sucesivas, en una de las cuales, a bordo del Constitución, qrte dio la
cabezas del Am¿zLnas y pof el novelista colombiano -|osé Eustasio Rivera en
stt

difundida novela La uorrlgine. vuelta al estrecho de Magallanes, fue el ministro de Guerra, coronel
2r7
zt6
Juan Ibarra. El 16 de julio se recibió la noticia de que Madueño y Hayen Huánuco un episodio conocido con el nombre de uel hombre
Seminario habían abandonado Iquitos en fuga. Al instalarse el Congre- de la banderar, que Enrique lopez Albújar ha perennizado en un cuen-
so de 1896, Piérola pudo anunciar la pacificación después de hablar to.Allí está el símbolo del villorio y de la campiña propiamente dicha
de uun puñado de hombres de aventura prostituyendo hermosa enseña ante la invasión chilena: la indiferencia primero, la sorpresa luego, la in-
que será luego condición de vida, no ya sólo Para rlosotros. para mi- dignación más tarde, la actitud combativa desesperada e inútil en se-
llares de otras gentes y servirá luego a resolver más de un problema guida.
sudamericanor. El Congreso dio amnistía a los procesados por esta re- Lima conoció, durante tres años, las humillaciones de la ocupación.
volución mediante la ley de 7 de noviembre de 189646. La bandera invasora flameando en el Palacio de Gobierno; funciona-
rios extraños; el fusilamiento y el suplicio para el que osara erguirse
ante la situación creada; nostalgia y angustia para los seres queridos
Sobre la multitud, la ciudad y el campo en la guerra del Pacífico, va perdidos en la contienda o emigrados para proseguirla en la Breña;
a tener este trabajo una deliberada sobriedad. Primero Ia multitud en clandestino envío de dinero, armas y hombres; obligatoria y amarga
la ciudad fue de esperanzay de fervor, como en todas las guerras, como obediencia a las órdenes del ocupante. La capital orgullosa salió de
en todas partes. «¡A Santiago!», gritose en Lima, y o¡A Limalr, en San- la ocupación empobrecida, entristecida.
tiago. Luego, vino la guerra misma. Notose en el lado peruano Ia El tratado de pazdio lugar con el correr del tiempo a un tipo cons-
deficiencia en la organización colectiva, compensada a veces, no en tante de multitud: la multitud patriótica. El nombre de Tacna y
el éxito sino en la gloria, por el heroico gesto individual. Por el lado fuica, al que con las ilusiones ingenuas que contagiaron a todo el país
chileno, en cambio, acaso hubo menos floraciones de actos individua- al concluir la guerra en 1918 fugazmente se unió el nombre de Tá-
les y más eficiencia de conjunto, aportando esto último la victoria. rapacá, hizo olvidar muchas veces el divisionismo político y las je-
El ejército peruano fue más multitud, más improvisado, más desar- rarquías sociales y lanzar a la multitud a la calle con fervor de oración.
ticulado, menos unificado, menos conectado con el comando gene- Pero el paso inflexible del tiempo, el advenimiento de nuevas ideas,
ral: y en la guerra, el ejército debe ser lo menos multitud posible para más materialistas en ciertos sectores y más definidas ideológicamente
volverse mccanismo técnico. en otros, el cansancio ante el abuso que de tan sagrados sentimientos
La campaña de Tárapacá, Tácna y Arica liquidó el Fiército propia- hicieran explotadores y usufructuarios de é1, la conciencia de que no
mente dicho. La campaña de lima inició el Ejército a base principalmen- hay entre el Perú y Chile diferencias radicales, el vago influjo del
te del vecindario de las ciudades, renaciendo en la defensa de la capital ambiente internacionalista y hasta pacifista que, a pesar de todo, ha
la organización por gremios. Las campañas posteriores de la ocupación dado lugar la posguerra desde 1 9 1 8, han de hacer, en lo que al odio a
dieron lugar al ejército de los villorios y de la campiña remota. Chile como país, como conjunto de hombres, sin distinguir entre sus
castas y sus hombres, respecta, que ese odio sea algún día mirado con
el mismo carácter de lejanía con que hoyvemos el odio que en 1821,
46. Periódicos de la época. Véase sobre todo El Comercio de 22de junio de 1896, lB24 y 1866 fue prodigado a los españoles.
con los docutnentos de la revolución. Véanse, asimismo, el mensaje de Piérola
y las rnemorias de gobierno y gucrra ante el Congreso cle 1896' Curioso es men-
cion:rr r¡n soncfo de k-,¡é Sentos (lhr¡r:ano corrtrr I{'}! revnlttcicnt¡ios,;lfirman-
, i. ,' , .:. l l,f,,,l..l ,,rri,.,..all l l: !,.,rli;l.i l,:'ir:ll..l.:.. ... j-- 1 r -r,.i.,.1 .f.'.tgu.Ls La capital había recibido una transformaciór¡ entrc 1870 r. I878, srnl¡re
,
a sus orígenes. todo por obra de Meiggs y Balta, con la apertura de las avenidas de

zt9 2r9
circunvalación, el establecimiento del Palacio y jardines de la Exposición, En la década que aún no ha cerrado y cuyo estudio desborda los
Ia destrucción de las murallas, el comienzo de nuevas urbanizaciones. límites de la presente recapiulación, se produce un creciente desenvol-
Tias la estagnación producida por la crisis fiscal anterior a la guerra, por vimiento de las funciones del Estado, el cual se convierte en el foco
la guerra misma y sus consecuencias, se anuncia desde 1895 la trans- de la uoccidentalización, del país, compensando, auxiliado por el
formación de la que es un exponente nostálgico: Una Lima que se ua, capital extranjero, la incipiencia de la iniciativa individual. Esto re-
por José Gá'Jvez. Se van el faite, la jarana, el mataperro, el conversar de percute inclusive en la vida urbana, tendiendo el Estado también a
los vecinos de balcón a balcón, lapalizada, el pregonero, la tertulia. absorber los servicios municipales y tendiendo a resolver los proble-
Algunas de las cosas antiguas se refugian en las provincias, inclusive en mas de higiene y ornato citadinos; e iniciando, sobre todo en Lima,
la sierra, demostrándose la huella colonial en ella: el aroma del hoga¡ mediante la pavimentación y las urbanizaciones, la transición hacia la
los decires arcaicos, los servidores leales de las familias viejas, el rosario, la urbe tentacular. A la campiña también llega a veces el impulso diná-
hora de la oración, las serenatas, Ias romerías. En cambio, llegan la luz mico. En la costa, al mismo tiempo que la explotación industrial, se
eléctrica, la pavimentación, el üanvía, el automóvil, el cinema. La mu- precisa la dedicación de los cultivos según las necesidades del mer-
jer comienza a salir no sólo a misa y a «tiendas», sino a visitas a las cado extranjero y a veces bajo la influencia del comercio y del crédi-
confiterías, hasta que en nuestro tiempo, fuma, bebe y conduce su to extranjeros también.
uoiturete. Los restaurantes tienden a reemplazar a las fondas; los días La «occidentalización, crecienre, que ha acentuado, por lo demás,
de recepción heterogéneos y de menor intimidad, a la tertulia y al sarao; la diferencia entre la capital y las provincias, encuenrra un espíriru
a la polka y la mazurca, el vals, y más tarde el tango y el jazz. La moda definido. Así, Lima no desmiente aquellas frases de Calancha sobre
francesa en las mujeres y la inglesa en los hombres sufre Ia competencia sus habitantes variables aunque nobles, de buenas entrañas, amigos

de Norte américa. El centro de gravitación de la capital, que primero de hablar mucho y de burlarse, huyendo de ocasiones de pesadumbre
había estado en el puente y los portales, pasa al jirón de Ia Unión y al yvenganza, precoces e inclinados a saber; Cuzco conserva el orgullo
Paseo Colón. Por las noches no hay sólo el ruido del sereno que anun- de su tradición imperial y el recelo conrra la costa; Arequipa riene su
cia cada hora y al que reemplaza el ucelador risible, y, en nuestros días, diáfana belleza telúrica por la cual allá parece como que se ve, se oye
el policía marcial y sobre el que no cabe broma; surgen al tráfico y el y se respira mejor y las cosas están más cerca; Tlujillo no olvida sus
vivir noctámbulos; y el amanecer sorprende siempre en las calles a blasones coloniales.
rostros macilentos y cansados. Se enraíza la afición a las carreras de Pero el proceso de introducción capitalista, que todavía no perre-
caballos y al futbol. El cable suscita el interés por la vida cotidiana del nece a Ia historia, ha de coincidir seguramente al fin con la reafirmación
mundo. Hay un incipiente industrialismo: fábricas de tejidos, dezapa- de la nacionalidad, debe coincidir con ella: hay que decirlo con prisa,
tos, de fideos, de chocolates y caramelos, de velas y jabones, de aguas con vehemencia, con angusria. Y el limo de la nacionalidad esrá en
gaseosas, de sombreros, de fosforos, de cemento, de cigarros, de vidrios, la masa, históricamente formada no sólo por Ia multitud incaica o
molinos, fundiciones, curtiembres, etcétera. Al mismo tiempo, comien- por la multitud de la Colonia o por la multitud de la Independencia
za a surgir un proletariado fabril, y el nparo general, se introduce en o por la multitud de la República, sino por todas y cada una de ellas,
1 9 12, haciendo a veces que el burgués no tenga alumbrado ni tranvías
y más que nada por las fusiones y los lazos que surjan en el porvenir,
ni viandas suculentas, por lo que, indignado piensa él que debe acabar- una vez encarados todos los problemas colectivos que legaron el In-
se a balazos con quienes dan lugar a estas pequeñas incomodidades, sin cario y la Colonia y que las anteriores generaciones de la República
tratar de averiguar ni de comprender las causas efectivas del malestar. no supieron o no pudieron encarar.

22O zLt
cultura españolas, realizó una nueva formación social, aunque no
llegó a barrer del todo la antigua. Surgieron, además, la capital coste-
ña; la desvinculación entre la ciudad y el campo; el espíritu rural, pero
6 no agrario, de éste; la feudalidad económico-social, aunque no polí-
tica. La ciudad, cumpliendo una ley inexorable, asumió su función
directiva y todas las rebeldías del campo fueron infecundas, y aunque
no lo hubieran sido, habríanse convertido en funestas. Pero la ciudad no
debe permanecer aprovechando y sustentándose del campo únicamen-
te. Es necesario que vaya al campo a aproximarlo a la justicia y al
lo largo de este estudio? bienesta¡ alrnque el campo no lo quiera, y a adquirir rambién vitali-
¿Qué nota uniforme hay a
En lo que respecta a la ciudad y al campo, reivindica la función de dad en él; al no suceder esto, se produjo y ahondó un fundamental
ambos factores que histórica y sociológicamente deben considerarse malestar.
como se considera también la acción de las clases sociales, del medio La civilización maquinista ha hecho más patenre el conflicto. Su
geográfico, de la peripecia individual. mentalidad es minera, es decir, afanosa de extraer tan sólo, aunque
La ciudad fue una creación semita, resultado de la edificación hiera o deteriore, imprevisora, jugadora, sin sensibilidad; en contrapo-
con piedra, de comarcas fertiles, de pueblos agricultores y no pastores. sición con la mentalidad campesina, que extrae el producto cuando
A Grecia, y por ende a Roma, llegó por los fenicios, aunque sublimán- está en sazón y restaura y extiende y ama el cultivo. En el período en
dose al aparecer el ágora, el discutir libremente, la opinión pública. que se ha vivido en el siglo xx y principios del rx, período paleotéc-
En el Perú, por obra de inmigraciones lejanas o de análogas condicio- nico, o del carbón negro, y período neotécnico, o del carbón blanco,
nes, los españoles hallaron también ciudades. Pero en ellas había una o sea el petróleo, el hombre ha hecho sufrir como jamás lo hiciera la
ventaja para la casta gobernante, un contenido político y religioso, belleza del paisaje, a las bases económicas de la tierra y ha creado
un centro estratégico más que nada; y las posibilidades del comercio, inmensas aglomeraciones deteriorantes, debilitantes, urgidas por
de la industria y del arte mismo, que son productos típicamente ur- Io mecanístico y lo pecuniario. La mente urbana es más fina y más
banos, estaban limitadas, lo mismo que el ágora, la discusión, la opinión desarrollada; pero está limitada por el mercado, la bolsa y Ia oficina.
pública. Además no existía ruptura entre el camPo y la ciudad y el La mente rlrral es más atrasada y más lenta; pero es más vital, pues se
Perú era esencialmente labriego. orienta al crecimiento de la vida. Ambas se pueden completar y auxiliar.
Vino Ia Conquista. Con ella, el influjo de una civilización que, La ciudad debe ser compañera del campo y de la región en general. Por
además del aporte urbano a través de su acentuación en Roma, había ello, la región debe servir de base administrativa y económica a la
recibido el influjo germano que, esencialmente rural, sirvió de base unidad nacional, desplazando las formulas teóricas que abordan el
miis tarde no ya al Estado-ciudad sino al Estado-nación. Políticamen- problema de las relaciones entre la capital y las provinciasl.
te vivía en ese momento España el entronizamiento de la monarquía
centralista y burocrática que quitó sus fueros a las ciudades, aunque
l. En su libro sobre el régimen municipal, en la ciudad moderna, ya citado, Posa-
ellas progresaron materialmente al convertirse en asiento de consu- da hace una síntesis de1 llamado urbanismo. nEn el movimiento, a la vez doc-
midores, de comerciantes, de lujo suntuario. EI aluvión de la Con- trinal y práctico, provocado por la creciente complejidad de los problemas de
quista con tales elementos, venidos conjuntamente con la razay la las ciudades destácase --{ice- e1 esfLerzo concurrenre de l¿s más dilerenciadas

zL2 LL)
Se dirá que no es lícito ni justo dar un valor esencial a la masa dentro
de la nacionalidad. El pueblo es zafio, grosero, feo, sucio, cuando no
lo engrandecen los grandes fervores que en él son siempre intermiten-
Y ahora, ¿en cuanto a la multitud? tes y pasajeros y a veces equivocados. No é1, sino a veces mientras él
La multitud, que no es un ser, como llegó a creer el cientificismo rezonga, blasfema o se resiste, minorías audaces guiadas por geniales
organicista, y que sólo es indicio, exponente, sismógrafo, representa la hombres representativos encauzan el rumbo de la Historia. Hay algo
forma más visible, más impura, más eventual del espíritu colectivo' que se llama influencia del medio, espíritu del tiempo, necesidad de la
pero ojalá pueda su evocación servir como preludio para estudios sobre época, marcha objetiva de las cosas o, en fin, acción individual, que
ese espíritu colectivo, que es donde debe fijarse nuestra mirada cuando vale más que la masa. Las ideologías, por más generosas, por más am-
,. rr.r.l r" hacia el Perú. Porque el nacionalismo-problema, el estudio plias que sean, pertenecen a un plano ajeno a la acción y ésta es impul-
de las cuestiones que afectan al país en general, debe primar sobre el so en el fondo inconsciente y a veces inmoral.
nacionalismo-pasatiempo, meramente recreativo; y éste debe servirle Quizás esto sea verdad. Aceptemos que lo es. Pero el pueblo es algo
solamente de pretexto, de compañía, de amenidad, salvo en el arte, más que lo zafio,lo grosero y lo sucio. Es lo que mediante la comuni-
donde no caben más reglas que las de la autónoma creación personal. dad de idioma, de traba.io, de fiestas, de esperanzas llena nuestros ojos,
nuestros oídos y nuestra mente de ideas, recuerdos, panorarnas, soni-
dos y produce una comunidad revelada en las horas de pasión gene-
especialidades enderezado a elaborar una concepción de la ciudad, generadora
ral, que serían inexplicables sin un fondo inadvertido de impresiones
de una disciplina merced a la cual se logre unificat en una verdadera síntesis
dinámica, las direcciones y labores del municipalismo, de la ingenierla munici- acumuladas en Io que hay de permanente dentro de la vida cotidiana.
pa1 o cívica, de la higiene de la ciudad, de la arquitectura de 1a habitación, de Si bien se requiere que haya minorías y grandes hombres para que
lr, de administrar, de la reforma social, etcétera. Se aspira, en definitiva, a una nación realice su mensaje, de otro lado, ese grande hombre, esas
"rr.,
construir una sociología aplicada al vivir urbano'. Para el urbanismo, nla ciudad
minorías nada valen por sí, si no encarnan y expresan necesidades y
debe ser centro de atracción y de irradiación, al propio tiempo, en su comarca
y el núcleo vital en que el hombre que la forma y se forma en ella encuentre las
problemas colectivos, si no se enraízan en Ia masa que para ellos tiene
mejores condiciones para su existencia según 1o que demande el ideal de la que ser lo que es el barro para el alfarero, lo que la planta para eI jar-
ciudadanía o como lo permitan los avances técnicos'. Prescindiendo de los dinero, lo que la musa para el poeta. Existe eso que se llama influencia
medios empleados para esto (adecuación en 1a estructura urbana, en cuanto a
del medio, espíritu del tiempo, necesidad de la época, marcha obje-
sus vías, hatitaciones y casas; distribución de los centros de cultura, jardines,
tiva de las cosas. Pero el medio es un factor que infuye pasivamente,
parques, etcétera; organización sanitaria, lucha contra la miseria, 1os vicios
sociales, la injusticia, etcétera), no debe olvidarse que dentro de esta concepción en tanto que el hombre es el único elemento activo en la historia, y las
debe venir la compenetración de [a ciudad y e1 campo, ucondición esencial necesidades, sentimientos y tendencias individuales, combinándose,
Posada- para la formación del país propio de un Estado verdadera- dan vida a las fuerzas sociales que, reunidas en el espacio y en el tiem-
-dice
mente civilizado,. Sin embargo, Posada no da la importancia debida al sociólo-
po, pueden ser consideradas como objetivas. A su vez, esos aportes
go escocés Patrick Geddes, que ha creado una sociología provista de una
teoría actuante de la civilización en sus Procesos de avance y retroceso, Preocu- individuales, en forma conjunta, determinan la nueva acción indivi-
pada sobre todo del diagnóstico de 1as enfermedades rurales y urbanas' Geddes dual, que no tiene eficacia histórica sino con la condición de correspon-
iie.re .olabor"dores como Vctor Branford. El órgano de la Sociological Society
der a la tendencia fundamental de las fuerzas históricas profundas.
de Londres, Sociological Reuiezz, dirigido por Branlord, publica constantemente
Y si bien el mundo de las doctrinas está lejos del mundo de los hechos,
trabajos alusivos a esta orientación que investiga las características de la ciudad
y el campo y busca su armonización. ello no quiere decir que debe exaltarse al cínico, al menguado; porque

224 zz5
cabe actuar en la medida de lo posible, de 1o que permiten el momento
y la realidad en beneficio de las ideas que, a su vez, benefician a los
más, aunque fracasen las rígidas teorías catastróficas, palingenésicas,
absoluras. Índice
Pueblo: numen de la nacionalidad' No el pueblo en un sentido
literario: el paria, el andrajoso. No el pueblo en el sentido unilateral y
sombrío de una clase predestinada y providencial. El pueblo abarcan-
do todas las clases que aportan algo productivo en la vida social, cada
una en su esfera y dentro de su personalidad'
Pueblo: numen de la nacionalidad. Él está, hay que repedrlo sin
blasfemos desdenes de renegado o de inconsciente, en la historia, pues
en su udevenir, se forma, y sólo quienes en alguna forma colaboran en
ello pueden considerarse salvados. Está en eso que es como el vaho
que exhala nuestro territorio y que diferencia hasta su aroma, su mú-
sica, su paisaje. Está, además, en muchas cosas impalpables' aunque
en la vida diaria, empujados por lo mezquino o lo vano, lo olvidemos
con frecuencia. Y hay que volver a decirlo por lo mismo que implica
algo diferente a lo que ocurre en Europa y en Asia, hay que volver a
decirlo pasando victoriosamente sobre cualquier nostalgia decrépita
y sin dejarse arrastrar tampoco por ninguna alucinación febril: con
pedazos de nuestras almas tenemos también que hacerlo, porque él
estará, sobre todo, en el Porvenir.

zz6

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