Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Caserón Encantado
Caserón Encantado
Padre: - Familia, esto no puede seguir así. Nos aburrimos muchísimo. Esta vida que llevamos,
tan ociosa, no hay quién la aguante.
Hija 1: - Sí, es cierto. Yo también me aburro y por eso tenéis que comprarme un móvil nuevo.
Hija 3: - Para nada. Yo, para no aburrirme, necesito que me compréis una bicicleta nueva.
Padre: - ¿Un móvil, una bici y una consola? Eso está hecho. Mañana mismo las compro.
Madre: - Cariño, así vamos a malcriar a las niñas, lo mejor que puedes hacer es comprarme a
mí un coche nuevo. El mío tiene ya 3 meses.
Padre: - ¡Vaya, vaya! ¡Qué de cosas! Bueno, no importa. Mañana cojo mi avión privado y me
voy a la ciudad y lo compro todo.
Padre: - Desde luego. Hay que hacer algo, pero algo que nos entretenga a todos. Yo quiero salir
de este aburrimiento tan grande.
Madre: - Ya lo creo, cariño, la gente cree que es difícil ser pobre, pero lo difícil es ser rico.
Hija 1: - Y tanto. Ser rico puede ser muy aburrido.
Hija 3: - Sí, y no hay que esperar: ¿que quieres algo?, pues lo tienes enseguida.
Padre: - No sé, no sé. Hay que pensar en algo. A ver, familia: ¿qué podríamos hacer para
divertirnos todos y salir de este rollo de vida?
Padre: - ¿Otro? Ya tenemos 5, y no los usamos. Al principio sí, pero ahora ya no.
Padre: - Vaya rollo. ¿Qué vamos a hacer? ¿De payasos o de trapecistas? Ni hablar.
Hija 3: - Podríamos comprarnos un cine y ver todas las películas de Star Wars.
Hija 2: - Nos podemos vestir de princesas sin tener que comprar un castillo.
Padre: - Pues sí, porque yo diría que los castillos encantados no deben ser muy fáciles de
encontrar.
Madre: - Claro que no, cariño. Es que a lo mejor crees otra cosa, pero los fantasmas no existen.
Hija 3: - Espero que no, que no haya ninguno por ningún sitio.
Padre: - Sí, claro. Ahora mismo voy a llamar a mi agente inmobiliario para que me busque un
castillo encantado.
Madre: - Muy bien, muy bien. Llama a Carlos, que es un agente maravilloso.
Hija 4: - Cojamos el avión de papi y vayamos a hacer una visita al Carlos ése.
Vampira: - Sí, y si les gustamos a los dueños, a lo mejor se quedan con nosotras.
Chica 3: - Yo creo que nos hemos perdido. Las monitoras no tienen ni idea de dónde estamos.
Chica 4: - ¿Tú crees? Pues qué bien, porque aquí no hay nada a la vista. Ni casas, ni gente…
Monitora 2: - ¿Qué estáis hablando ahí? Venid a sentaros, que vamos a tomar un sándwich.
Monitora 1: - Vamos a un castillo muy conocido. Por lo visto está en ruinas, pero es muy
bonito. Y muy antiguo.
Monitora 2: - Lo que pasa es que aún nos quedan un par de kilómetros. Así que comed, que
hay que coger fuerzas.
Chica 2: - ¡Qué ignorante! Son restos del pasado. Es nuestra historia y hay que conocerla.
Chica 4: - Eso es. ¿A quién le importa saber cómo vivía la gente antes?
Monitora 1: - Lo que pasa, chicas, es que este castillo tiene algo más interesante.
Monitora 2: - Mucho más interesante: se dice que el castillo al que vamos es un castillo
encantado.
Chica 2: - Tú ves muchas películas. No existen los fantasmas. Mira que eres tonta.
Chica 4: - ¿Por qué estás tan segura? ¿Acaso has visto uno?
Monitora 1: - Bueno. Basta de discusiones. Os hemos gastado una broma. Claro que no
existen.
Monitora 2: - Lo que sí es verdad es que circulan muchas leyendas sobre el castillo al que
vamos: el castillo de Cracovia.
Chica 3: - Es verdad, cuando me apunté a este campamento no podía ni imaginar que incluía la
visita a un castillo encantado.
Chica 4: - Y dale, pero si han dicho las monitoras que es una leyenda, que no está encantado.
Monitora 1: - Pues no, así que vamos a reemprender la marcha. Ya hemos descansado un
poco.
Monitora 2: - Bueno, por lo menos con la tontería del castillo encantado hemos conseguido
animaros algo porque estabais hartas de la excursión, con lo bonita que es.
Chica 4: - Donde esté una buena televisión o una buena vídeo consola.
Monitora 1: - Venga, menos tonterías. Vuestros padres os han apuntado a este campamento
precisamente por eso. Porque no hacéis más que ver una pantalla u otra.
Monitora 2: - Este campamento es muy saludable. Tanto para el cuerpo como para la mente.
Chica 2: - Sí, chicas, cuando las monitoras hablan de las cosas saludables…
Monitora 2: - Niñas, a ejercitar músculos y tendones. Ya sabéis: mens sana in corpore sano
Monitora 1: - Venga, menos quejas. Por lo menos hemos tomado un reconfortante sándwich.
Monitora 2: - Así es. Y ya sabéis: mens sana in corpore sano. Por lo tanto…
Monitora 2: - Ala, vamos, continuamos el viaje. Según este mapa hay que continuar hacia el
oeste. ¿Dónde está el oeste?
Chica 4: - Por aquí. (Cada una señala uno de los puntos cardinales)
Monitora 2: - Ellas no tienen ni idea, pero ¿nosotras sabemos por dónde tenemos que ir? (Se
oyen voces fuera que dicen: “el oeste está en la dirección del castaño más alto del bosque)
Chica 4: - No. Son los fantasmas del castillo encantado que nos marcan el camino.
Monitora 1: (Cerca del borde del escenario) Es cierto. Mirad allí a lo lejos se ve un castaño más
alto que los demás árboles.
Monitora 2: - Sí. Ya lo veo. Y un poco más lejos, justo detrás de él, ¿veis lo que yo veo?
Vampira: - Está en ruinas, cierto, pero aquí pone que se vende, así que a lo mejor lo reforman
Fantasma 2: - Sí, aunque no sé por qué les hemos dicho que vinieran para acá.
Vampira: - Para entretenernos un poco, hombre. Hace ya tanto tiempo que no asustamos a
nadie.
Fantasma 1:- Voy a buscar una cadena por ahí o algo parecido.
Padre: - Bueno, bueno, habrá que reformar un poco: una cosita por aquí, otra por allá.
Madre: - Habrá que tirar todos los muros y levantarlos de nuevo, cariño. Yo aquí no me quedo.
Hija 2: -Ah, ¿pero nos vamos a quedar a pasar la noche en esta birria?
Hija 3: -Yo diría que Carlos, el espléndido agente inmobiliario, te ha tomado el pelo.
Padre: - Un poco de calma, chicas. Es cierto que está un poco peor de lo que me había dicho.
Hija 2: - Peorísimo.
Padre: - Bueno, ya está bien. Ahora no tiene arreglo. No hay más remedio que quedarse aquí
esta noche. El avión no nos puede recoger hasta mañana a las 8.
Madre: - Por lo menos tendrá fantasmas, ¿no cariño? Porque si no, no sé para qué hemos
pagado tantísimo dinero por el dichoso castillito.
Hija 2: - Eso digo yo. Yo no creo en los fantasmas, pero como encima haya uno.
Hija 4: - ¿Seguro? Bueno. No hay más alternativa. Entremos que se hace de noche.
LEYENDA
Escena 1: En la fortaleza romana.
Emperadora: - Hijas mías: esta fortaleza es muy resistente. No tenemos nada que temer.
Hija 3:- Y las señales indican que los bárbaros están cerca.
Emperadora: - A las sacerdotisas es mejor no hacerles mucho caso. Les encanta asustarnos.
Hija 2: - Pero, ¿por qué vienen? Que se queden en su casa y nos dejen tranquilas
Emperadora: - Que no dan tortas, hijas. Me parece que leéis demasiados libros de guerras y
aventuras.
Hija 2:- Pues yo creo que sí, para eso hemos construido esta fortaleza.
Hija 3:- Menuda fortaleza. Hace un frío terrible y es todo muy incómodo
Emperadora: - Hijas, hoy estáis muy quejicas. ¿Por qué no me dejáis un rato a solas?
Emperadora: - No, no me cansáis. Es que tengo que pensar con calma a quién voy a dejar...
Hija 1:- ¿Dejar? ¿Te refieres a quién vas a dejar el gobierno de la fortaleza?
Emperadora: - ¿Cómo que tengo una edad? Estoy muy joven y muy fuerte.
Emperadora: - Vaya, vaya. Os veo con muchas ganas de conseguir el poder. Cuánta ambición.
Hija 2:- ¡Qué va, mami! A mi ser la procuradora de Roma no me dice nada.
Hija 3:- Ni a mí. ¿Gobernar este territorio del imperio…? Menudo rollo.
Hija 2:- Mis hermanas y yo. Yo, por lo menos con toda seguridad, sólo queremos tu bienestar.
Hija 3:- Eso es: que seas feliz, que descanses, que viajes, que vuelvas a Roma…
Emperadora: - No me gusta ni un pelo vuestra actitud. Voy a pedir consejo a las sacerdotisas.
Hija 2:- Ahora nada. A esperar a ver qué tontería dicen las dichosas sacerdotisas.
Hija 3: - Si es que no puede ser. Es que sois más ambiciosas….
Escena 2: en el templo
Sacerdotisa 1: - Ese pájaro que vuela tan bajo es anuncio de que vienen los bárbaros.
Sacerdotisa 3:-¡Calla, tú no tienes ni idea! Significa que los bárbaros están más lejos que nunca.
Sacerdotisa 1: - De eso nada. Sería así si los pájaros volaran muy, muy alto.
Sacerdotisa 3: - Qué cosa más tonta. ¿Cómo van a cantar las ranas?
Sacerdotisa 2: - Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Qué significan las señales que vemos?
Sacerdotisa 3:- Eso. ¿Dónde podemos averiguar cuántos vienen? ¿En qué señal nos fijamos?
Sacerdotisa 1: - Lo mismo puede significar que vienen los bárbaros como cualquier otra cosa.
Sacerdotisa 2: - Sí, y a saber cuáles son las señales. Un pájaro, una flor, una nube… Ni idea.
Sacerdotisa 2: - Tampoco es para tanto. Lo que hay que hacer es no decir las cosas claras.
Sacerdotisa 3:- Sí. Podemos decir por ejemplo: el vuelo bajo del pájaro…
Sacerdotisa 1: - Lo malo es que la virreina quiere saber cuál de sus hijas debe ser su heredera.
Sacerdotisa 3:- En ningún sitio. Le decimos que las tres son estupendas para el cargo.
Escena 3: en la frontera
Soldado 3:- No, tranquila. Estamos en el lugar correcto. Por aquí tienen que venir los bárbaros.
Soldado 3:- ¡Madre mía! No pillas una. Son unos colegas estupendos, sí.
Soldado: - Oh, yes. I like my country and I like Roman Empire too.
Soldado 1: - A mí me dan un miedo horroroso. Yo no sé qué hago aquí. Esto es muy arriesgado.
Soldado 2: - ¿Arriesgado? ¿Que vengan los despiadados ésos? ¿Pero no son nuestros colegas?
Soldado 4: - I miss my family and my friends. Dou you want to be my best friend?
Soldado 2: - Pero si no somos guardianas. Somos defensoras de las fronteras del imperio.
Soldado 3:- ¿Y qué diferencia hay entre una cosa y otra, mona?
Soldado 1: -¿Pero qué dice? No comprendo nada. ¿Por qué no hablas latín como nosotras? Yo
creo que no he pasado más miedo en mi vida.
Soldado 3:- Madre mía. Nos van a invadir los bárbaros. No hay duda.
Soldado 4: - As you can see I speak a very fluent latin. Don´t you think so?
Soldado 3:- Vamos a ver qué es… Nada, era un conejo o un jabalí. Ya se ha ido.
Soldado 3:- Me parece que voy a pedir un traslado en unos pocos días.
Soldado 4: - Oh, what a lovely night. There are a lot of stars in the sky.
Soldado 3:- No es eso. Es que aquí mucha acción que digamos no hay.
Soldado 1: - Pues mira. Yo agradezco mucho que haya tan poca acción.
Soldado 3:- Por el monte Olimpo, ¿es que tú nunca dices nada sensato?
Soldado 1: - Por fin entiendes algo, hija. Se está haciendo de noche. Madre mía esto va a ser
terrible.
Soldado 3:- Claro, claro. Tendrán que ir a quitarse los disfraces a sus casas.
Extranjera 1: - Caramba, llegar hasta aquí para encontrar lo mismo que en casa…
Extranjera 2:- No sé, supongo que habrá que ver algo más.
Extranjera 2: - Bueno, nos entenderemos por señas. Espero que nos dejen pasar.
Extranjera 2: - Eso es verdad. Y lo cierto es que Bretorix nos pone por las nubes.
Extranjera 1: - Chica, nosotras somos muy listas. Para eso éramos las consejeras del jefe.
Extranjera 1: - Sí. Nos cansamos de ese trabajo y por eso quisimos viajar.
Extranjera 2:- Muy bien. Vamos a acercarnos a esa caseta de guardianes. A ver qué tal.
Escena 5: las extranjeras y las guardianas
Extranjera 1: - Mira. Aquí hay unas cuantas guardianas que nos cortan el paso.
Extranjera 2: - Preparémonos para combatir. Seguro que no nos van a dejar pasar.
Soldado 1: - Mirad. Ahí vienen dos bárbaras. ¡Qué horror! ¡Qué aspecto tan terrible tienen!
Soldado 2: - Anda, mira. Dos extranjeras. ¿Les damos los bocadillos que nos han sobrado?
Soldado 3: - ¡Maldita sea! Dos extranjeras. No nos van a dejar dormir tranquilas. Preparadas
para el combate.
Extranjera 1: - Nos miran con odio. Son muy poco amistosas. Vaya con los romanos.
Extranjera 2: - Menuda bienvenida nos van a dar. Pues no queda más remedio que luchar
como sabemos.
Soldado 1: - ¡Qué espanto! Creo que no voy a ser capaz ni de sujetar la espada.
Soldado 2: - Nos miran como enfadadas. ¿Pero qué les habéis hecho, chicas?
Soldado 3: - No hace falta hacerles nada. Ellas solitas vienen ya enfadadas. Vamos, guardianas.
A la batalla.
Soldado 1: - ¿Nos vamos a pelear con ellas? ¿No es mejor salir corriendo ahora mismo?
Soldado 3: - Por Júpiter, no te enteras de nada. Yo creo que el imperio romano está listo con
vosotras dos, y más aún con esta guardiana que no habla ni latín.
Extranjera 1: -Están discutiendo entre ellas. Mejor. Así podremos ganarles con más facilidad.
Soldado 2: - ¿Te vas? Yo también me voy contigo. Aquí no parece que se vaya a jugar a nada.
Soldado 3: - ¡Quietas aquí las dos, por Neptuno! El imperio nos necesita a todas en su puesto.
Soldado 4: - I want to go to bed. I am very , very tired.
Extranjera 2: - Vamos a darles con las mazas en plena cocorota. (Les dan una paliza tremenda)
Soldado 1: - ¡Madre, mía! ¡Qué paliza nos han dado! Hasta se me ha quitado el miedo y todo.
Soldado 3: - Estas bárbaras son unas auténticas bárbaras. ¡Qué paliza más tremenda!
Extranjera 2: - Bueno, sí. Seguro que ahora son más amables que antes.
Soldado 2: - Yo como quieran seguir jugando, les voy a decir que no.
Soldado 3: - Tenemos que recomponernos. Tenemos que dar buena imagen. Somos guardianas
de la frontera. No podemos olvidarlo.
Extranjera 1: -ffffff
Extrnjera 2: --nnnn
Soldado 1: -jhhhjjj
Soldado 2: - jnisdcbidc
Soldado 3: - ohsooh
Soldado 4: - Ey, ey. Stop. Stop. Listen to me. Listen to me. I have an idea. Please, let´s speak
latin.
Extranjera 1: - ¿En latín? De acuerdo. Intentemos hablar en latín, a ver si nos entendemos.
Soldado 1: - Correcto.
Soldado 3: - Correcto.
Soldado 4: - Correcto.
Soldado 2: - ¿Armorum?
Soldado 1: - Confiscadas.
Soldado 3: - Confiscadas.
Soldado 4: - Confiscadas.
Extranjera 1: - Turistorum
Extranjera 2: - Trabajorum.
Soldado 2: -A dormir.
Sacerdotisa 1: - Compañeras, la procuradora nos ha citado aquí porque quiere una respuesta.
Procuradora: - Os agradezco que hayáis venido tan pronto. Mis hijas están muy pesadas.
Hija 1: - No estamos pesadas, mami. Es que necesitamos que te decidas de una vez.
Sacerdotisa 1: - Los bárbaros no van a venir. No hemos visto ninguna señal que lo indique.
Sacerdotisa 3: - MI compañera quiere decir que no hemos visto ninguna señal que indique…
Procuradora: - Bueno, ya está bien. Me tenéis un poco harta. A ver: ¿quién será mi sucesora?
Hija 1: - Cualquiera, mami. Todas lo haríamos muy bien. Yo un poco mejor, eso sí.
Hija 2: - Sí, claro. De eso nada. Yo lo haría infinitamente mejor.
Hija 3:- ¡Uy, qué equivocadas estáis! Yo soy, sin duda, la más apropiada.
Sacerdotisa 1: - Pues, nada, nada. Vamos a ver quién es la elegida. Mi compañera tiene un
método infalible.
Procuradora: - ¿Qué es esto? ¿Hay método o no hay método? Estoy empezando a cansarme
Hija 2: - Es cierto. A mami no la enfadéis porque os puede mandar a galeras ahora mismo.
Sacerdotisa 1: - Bien, bien. No nos pongamos nerviosas. Veamos, el método es, es…
Sacerdotisa 2: - El método es muy fácil. Las señales dicen que la más indicada es…es…
Hija 1: - Pues no. A lo mejor es un método muy bueno. Infalible han dicho ellas.
Hija 2: - Seguro que es bueno. Mirad, mirad. Yo soy la más alta, ¿no lo veis?
Sacerdotisa 1: - La más alta es la que ve más allá, la que tiene más visión para gobernar.
Sacerdotisa 2: - Claro, claro. La más alta es la que ve más lejos que las otras.
Procuradora: - Ese método infalible es una enorme tontería. Y no hay forma de ver quién es la
más alta. Tenéis que buscar otra manera de elegir a mi sucesora. Y pronto.
Hija 2: - No conviene, claro que no, porque os puede mandar a galeras ahora mismo.
Sacerdotisa 1: - Bueno, bueno. No nos pongamos así. Lo cierto es que hay otro sistema,
¿verdad?
Hija 1: - Naturalmente. Y yo soy la más fuerte de las tres. ¿No, mami? Tú siempre lo has dicho.
Hija 2: - Mamá no ha dicho eso nunca. Y no lo ha dicho porque la más fuerte soy yo.
Hija 3: - Tú qué vas a ser la más fuerte. No hay más que verme a mí para darse cuenta.
Sacerdotisa 3: - De mover esa columna. (Lo intentan los 3 sin ningún éxito)
Hija 2: - Tenéis que decirnos cómo elegir a la sucesora de mamá porque ya nos estamos
enfadando.
Sacerdotisa 1: - Sí, sí, ya. Si no, a galeras o a la cárcel. Bueno, pues yo creo que una buena
procuradora debe…
Sacerdotisa 1: - ¡Caramba!, pues tus hijas no parecen muy listas que digamos, ¿no?
Procuradora: - No. Son bastante brutas. Bueno, ¿y ahora qué? Estamos peor que antes.
Extranjera 1: - Pues ya hemos visto todo lo que se puede ver por aquí, y la verdad, tampoco…
Sacerdotisa 2: - Nos van a mandar a galeras, nos van a meter en la cárcel, nos van a…
Extranjera 1: - ¿Qué queréis de nosotras? No somos magas, pero somos muy listas
Extranjera 2: - Si necesitáis algo, decidlo pronto porque nos vamos a casa. Vuestro imperio no
nos gusta mucho.
Sacerdotisa 1: - Un momento, un momento. Ellas nos van a decir porque son muy sabias,
bastante más que nosotras, quién será la sucesora de la procuradora.
Extranjera 2:- A cambio de nuestro consejo, os pedimos que nos deis un carro lleno de oro.
Procuradora: - ¿Un carro? ¿De oro? Ja, ja, ja. Muy bien. Las sacerdotisas pagan. Adelante.
Extranjera 1 y 2: ¡¡Por el gran Tutatis y todos los elfos del bosque!! ¡¡Convocamos al gran elfo
de todos los elfos para que nos diga cuál de estas tres hijas es la más indicada!!!
Extranjera 1 (con la voz del gran elfo) Soy el gran elfo de todos los elfos y mi decisión es que la
más indicada es la que señale mi dedo…..¡Tú!
Sacerdotisa 1: - Uy, gran elfo. Te has equivocado. Yos soy una sacerdotisa.
Extranjera 1: - ¡¡¡Tú!!!!
Hija 1: - ¿Yo? Por supuesto, ya sabía que sería yo la elegida. (Las hermanas se pelean. Las
guardianas también. Van al proscenio la extranjera y la sacerdotisa)
Extranjera 1: - Por supuesto, romana, pero que quede entre tú y yo. A partir de ahora todo el
mundo hablará de la extranjera sabia, y me convertiré en leyenda. Mira qué bien suena: la
leyenda de la extranjera sabia. Venga, dame mi oro, que me marcho a casa.
(FIN DE LA LEYENDA)
Escena 7
Escena 6: hoguera de campamento.
Monitora 1: - Ya hemos llegado. Éste es el famoso castillo. Mirad qué bonito es.
Chica 1:- A mí eso no me suena de nada. Aún no hemos llegado. Estamos en la Edad Media.
Chica 2:- Pero, ¿qué dices? La Edad Media es después de los romanos.
Chica 3:- ¿Después de los romanos? Madre mía, ¡qué bruta eres!
Chica 4: - No sabéis ni una palabra de historia. Los romanos son de la época de los egipcios.
Monitora 1:- Uff, qué empanada tenéis en Historia. Vuestros profesores tienen mucho trabajo.
Monitora 2:- Bueno, vale. El castillo o fortaleza es muy antiguo. Lleva siglos y siglos en pie.
Chica 2:- Yo sí que estoy en la ruina. Me he gastado todos mis ahorros en este campamento.
Chica 4:- Pues yo estoy aquí como castigo por mis notas.
Monitora 1:- Este campamento no es ningún castigo. Es una gran oportunidad para vosotras.
Monitora 2:- Sí. Para entrar en contacto con la naturaleza. Para hacer amigas, para entrenar el
cuerpo y la mente.
Chica 2:- Ya te digo. Y con las voces que hemos oído en el campo, no veas…
Monitora 1:- Por supuesto. Vamos a poner las tiendas dentro del castillo.
Chica 1:- Pasaremos el mismo frío. ¿No veis que no hay ni paredes ni techos?
Monitora 1:- Chicas. No seáis cobardicas. Vamos a hacer una hoguera para contar historias.
Monitora 1:- Esta fortaleza tiene una leyenda muy bonita, aunque da un poco de miedo.
Monitora 2:- No puede ser cierta, pero sí lo es que aquí hubo una procuradora romana.
Chica 4: - ¿Y qué pasa? ¿Que su espíritu se pasea por la noche por aquí?
Monitora 2:- Y no, no se pasea ningún espíritu que sepamos. (Aparece un fantasma de pronto)
Chica 1:- ¿Simpático? ¿Dónde está la simpatía de ese fantasma? No la veo por ningún sitio.
Chica 3:- Son seres que asustan y dan mucho, mucho miedo.
Chica 4: - Seguro que no quiere nada bueno. Es mejor salir corriendo ahora que aún podemos.
Monitora 1:- Hay que ver: qué de cosas quiere este pobre fantasma.
Monitora 2:- ¿No contesta, señor fantasma? Le aseguro que estamos aquí para ayudarle.
Chica 1:- ¿Para ayudar a un fantasma? Pero, ¿qué clase de campamento es éste?
Chica 2:- ¿No íbamos a ayudar a los senderistas y a los animalitos del bosque?
Chica 3:- Eso es: a los castores, a los mapaches, a las ardillitas…
Monitora 1:- Uy, no sé qué decís. En fin, amigo fantasma, que si necesita usted algo.
Monitora 2:- Nada. No contesta. Es un fantasma mudo. También es mala suerte.
Chica 4: - Yo tengo más miedo que curiosidad, pero en fin… Vamos a ver qué quiere. (Salen)
Monitora 2: - Ahora volverán, digo yo. Vamos a encender el fuego y me cuentas la leyenda de
la fortaleza. Yo no la conozco y estoy intrigada. ¿Cómo es?
Monitora 1: - Pues verás: hace mucho, mucho tiempo, una procuradora romana tenía tres
hijas…
Hija 4:- Como echo de menos mi habitación. (Se tumban. Fuera, los fantasmas observan)
Franki:- Hace mucho que nos asustamos a nadie. A ver qué tal se nos da.
Tía: - Pufff. A lo mejor la idea del castillo no es tan buena. Qué duro está esto.
Hija 4: - Callaos de una vez. Vamos a intentar dormir como sea. (Los fantasmas hacen un corro)
Vampira: - Somos fantasmas y vampiros y todo lo que haga falta para asustar.
Hija 1: - O sea, que era verdad. Tenía razón el agente inmobiliario: hay fantasmas.
Franki: - No todas somos fantasmas. Yo, por ejemplo, soy una monstruita terrible
Hija 2: - Qué horror. Son fantasmas, vampiros, monstruos. Aquí hay de todo.
Hija 3:- Ya nos ha costado caro, ¿verdad, tía? Este castillo no ha salido nada barato
Fantasma 2: - No gastes bromas, niña. O desataremos toda nuestra furia sobre vosotras.
Madre:- ¿Ricachona ella? ¡Qué va! Lo que pasa es que tiene unos pocos ahorros.
Vampira: - ¿Qué dices, niña? Nosotras asustamos y asustamos. Ese es nuestro trabajo.
Franki: - Me parece a mí que os han puesto incluso menos cerebro que a mí. Sois un poco
tontas.
Fantasma 1: -Ella no os insulta. Está describiendo una realidad. Decís muchas bobadas.
Tía: - Perdone, señorita fantasma, pero es que mucho, mucho, no nos asustan.
Fantasma 1: - ¿No se asustan? ¿Cómo puede ser? ¿Qué pasa aquí? (Se reúnen en corrillo)
Hija 4: - Si no nos asustan, ¿qué culpa tenemos nosotras? Que lo hagan mejor.
Franki: - Vamos, chicas. A por ellas. (Hacen un corro y las asustan de un modo un tanto
ridículo. La familia Pradens responde con unos gritos exagerados)
Franki: - Se acabó, amigas. No valemos para nada. Mejor será que nos vayamos.
Madre: - Yo creo que sí. Mirad, se han dado cuenta y parece que se van
Hija 4: - Sí, lo que pasa es que no hacen su trabajo muy bien que digamos.
Fantasma 1: - Nos vamos. Aquí ya no tenemos nada que hacer.
Madre: - No es culpa vuestra. Es que ya no nos asustan muchas cosas. Bueno, sí, las facturas
Vampira: - Humillante no sé por qué. La verdad es que yo estoy ya un poco harta de ir por ahí
chupando sangre y asustando a todo el mundo.
Madre: - Eso es. Os quedáis. Pero habrá que arreglar estas ruinas, ¿no?
Franki: - Chicas, tenemos a las del campamento al otro lado. ¿Qué hacemos con ellas?
Chica 4: - Seas quienes sean, parece que nos quieren asustar. ¡Mirad! (Empieza el baile de
Triller, y todas se van incorporando)
Fantasma 2: - A mí también
Chica 4: - Por supuesto. La aventura en este castillo encantado ha sido muy chula, pero como
en casa, no se está en ningún sitio.
Tía: - Entonces, a casa todo el mundo. La extranjera sabia estaría encantada de saber que
vosotras os quedáis con el castillo de Cracovia.
Monitora 2: - Por cierto, ¿la hija elegida por la extranjera fue una buena procuradora?
Monitora 1: - Uy, buena lo que se dice buena… Pero esa ya es otra historia…. (FIN)