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EL CASTILLO ENCANTADO

Escena 1: en casa de los Pradens

(En el salón principal de la casa, la familia Pradens está reunida)

Padre: - Familia, esto no puede seguir así. Nos aburrimos muchísimo. Esta vida que llevamos,
tan ociosa, no hay quién la aguante.

Madre: - Es verdad, cariño. Ser tan asquerosamente rico a veces es un petardo.

Hija 1: - Sí, es cierto. Yo también me aburro y por eso tenéis que comprarme un móvil nuevo.

Hija 2: - Aquí no hay cobertura, no sé para qué quieres otro móvil.

Hija 3: - Para nada. Yo, para no aburrirme, necesito que me compréis una bicicleta nueva.

Hija 4: - Pues yo necesito que me compréis una consola nueva.

Padre: - ¿Un móvil, una bici y una consola? Eso está hecho. Mañana mismo las compro.

Madre: - Cariño, así vamos a malcriar a las niñas, lo mejor que puedes hacer es comprarme a
mí un coche nuevo. El mío tiene ya 3 meses.

Hija 1: - ¿3 meses? ¡Qué barbaridad! ¡Pobre mamá! Eso es mucho tiempo.

Hija 2: - Vamos, papi, cómprale un coche nuevo a mami.

Hija 3: - Claro, papi, y una bici para mí.

Hija 4: - Claro, papi, y una consola para mí.

Padre: - ¡Vaya, vaya! ¡Qué de cosas! Bueno, no importa. Mañana cojo mi avión privado y me
voy a la ciudad y lo compro todo.

Madre: - Mira qué bien. Y de paso, cómprate algo para ti.

Hija 1: - Sí, papi, así se te pasará el aburrimiento.

Hija 2: - Eso es. Cómprate un avión nuevo, por ejemplo.

Hija 3: - O cómprate una casa nueva. Ésta está ya muy vista.

Hija 4:- Es verdad, llevamos viviendo aquí mucho tiempo.

Padre: - Desde luego. Hay que hacer algo, pero algo que nos entretenga a todos. Yo quiero salir
de este aburrimiento tan grande.

Madre: - Ya lo creo, cariño, la gente cree que es difícil ser pobre, pero lo difícil es ser rico.
Hija 1: - Y tanto. Ser rico puede ser muy aburrido.

Hija 2: - Claro. Lo tienes todo en cuanto quieras.

Hija 3: - Sí, y no hay que esperar: ¿que quieres algo?, pues lo tienes enseguida.

Hija 4: - Por supuesto. Papi lo paga.

Padre: - No sé, no sé. Hay que pensar en algo. A ver, familia: ¿qué podríamos hacer para
divertirnos todos y salir de este rollo de vida?

Madre: - Podríamos hacer un viaje a algún sitio bonito.

Padre: - Negativo. Estoy harto de viajar.

Hija 1: - Podríamos comprarnos un yate.

Padre: - ¿Otro? Ya tenemos 5, y no los usamos. Al principio sí, pero ahora ya no.

Hija 2: - Podríamos comprar un circo y actuar en él

Padre: - Vaya rollo. ¿Qué vamos a hacer? ¿De payasos o de trapecistas? Ni hablar.

Hija 3: - Podríamos comprarnos un cine y ver todas las películas de Star Wars.

Padre: - Ni loco. Estoy harto de esos petardos.

Hija 4: - Podríamos comprarnos un castillo.

Padre: - ¿Un castillo? ¿Para qué queremos un castillo?

Madre: - Uy, qué buena idea. Podemos comprarlo y mudarnos enseguida.

Hija 1: - Podríamos vestirnos de princesas.

Hija 2: - Nos podemos vestir de princesas sin tener que comprar un castillo.

Hija 3: - Además, en los castillos hace mucho frío.

Hija 4: - Hace mucho frío y son muy oscuros.

Padre: - Es una idea tonta, a no ser que…

Madre: - ¿A no ser qué?

Hija 1: - Creo que entiendo lo que papi quiere decir.

Hija 2: - Yo también creo que lo entiendo.

Hija 3: - Pues yo no sé de qué estáis hablando.

Hija 4: - Ni yo tampoco. ¿Por qué no os explicáis?

Padre: - A no ser que compremos un castillo encantado.


Madre: - Pero, cariño, ¿quieres decir con sus fantasmas y todo?

Hija 1: - Por supuesto, con fantasmas y armaduras que se mueven.

Hija 2: - Con fantasmas con cadenas que se arrastran.

Hija 3: - Uy, habría preferido seguir sin saber de qué hablabais.

Hija 4: - Y yo. A mí esta idea me parece una locura.

Padre: - Pues sí, porque yo diría que los castillos encantados no deben ser muy fáciles de
encontrar.

Madre: - Claro que no, cariño. Es que a lo mejor crees otra cosa, pero los fantasmas no existen.

Hija 1: - ¿Estás segura?

Hija 2: - A lo mejor queda alguno por ahí.

Hija 3: - Espero que no, que no haya ninguno por ningún sitio.

Hija 4: - ¿Estamos hablando en serio de esto?

Padre: - Sí, claro. Ahora mismo voy a llamar a mi agente inmobiliario para que me busque un
castillo encantado.

Madre: - Muy bien, muy bien. Llama a Carlos, que es un agente maravilloso.

Hija 1: - Pues no sé cómo lo vas a hacer porque aquí no hay cobertura.

Hija 2: - Seremos muy ricos, pero no podemos ni hablar por teléfono.

Hija 3: - Qué rollo ser rico y no poder comportarse como un rico.

Hija 4: - Cojamos el avión de papi y vayamos a hacer una visita al Carlos ése.

Padre: - Bien pensado. Vamos ahora mismo.

Madre: - Aprovecharé para comprarme unas cuantas joyas.

Hija 1: - Papi, tienes que arreglar el tema de la cobertura.

Hija 2: - Claro, porque ella quiere un móvil de 8ª generación.

Hija 3: - De paso, compramos una superbici.

Hija 4: - Sí, y a mí una enorme consola.

Padre: - De acuerdo, de acuerdo, pero lo primero es lo primero.

Madre: - Cierto: lo primero es que Carlos nos busque un castillo encantado.


Escena 2: los fantasmas en la calle

(En plena calle, como mendigos)

Fantasma 1: - ¡Qué bajo hemos caído!

Fantasma 2: - No se puede caer más bajo, es verdad.

Vampira: - Si seguimos bajando más, llegaremos al centro de la tierra.

Franki: - Llegaríamos al centro de la tierra y seguiríamos cayendo aún más.

Fantasma 1: - Eso es. Llegaríamos al punto opuesto de la Tierra.

Fantasma 2: - Sí. Llegaríamos a las antípodas.

Vampira: - ¿Qué son las antípodas?

Franki: - El punto opuesto de la tierra del que ahora estamos.

Fantasma 1: - ¡Qué vida tan difícil llevamos!

Fantasma 2: - No tenemos ni un triste euro que llevarnos a la boca.

Vampira: - No tenemos ni un triste bocadillo que llevarnos a la boca.

Franki: - No tenemos ni una triste cama que llevarnos a la boca.

Fantasma 1: - No tenemos dinero.

Fantasma 2: - No tenemos comida.

Vampira: - No tenemos casa.

Franki: - No tenemos ni dinero, ni casa ni comida.

Fantasma 1: - No tenemos trabajo.

Fantasma 2: - Hace años que no tenemos trabajo.

Vampira: - Y no podemos continuar así.

Franki: - No podemos seguir viviendo en la calle.

Fantasma 1: - Comiendo los restos de comida de los cubos de basura.

Fantasma 2: - Pidiendo limosna a la gente que pasa.

Vampira: - Durmiendo entre cartones.

Franki: - Lavándonos sólo cuando llueve.

Fantasma 1: - Hay que encontrar trabajo como sea.


Fantasma 2: - Desde que nos despidieron del castillo los marqueses de Piñón, no hemos vuelto
a trabajar en nada.

Vampira: - Pero, ¿dónde encontramos otro castillo como ése?

Franki: - No tiene por qué ser tan bueno como aquel.

Fantasma 1: - Es verdad. Aunque sea una torre pequeña o un torreón.

Fantasma 2: - O un caserón o un cobertizo. No sé. Lo que sea.

Vampira: - Es verdad. Estamos muy, muy necesitados.

Franki: - Yo no quiero pasarme la vida tirada como un trapo.

Fantasma 1: - Bueno, entonces, ¿qué hacemos?

Fantasma 2: - A buscar trabajo, chicas. No se hable más.

Vampira: - Mirad. Aquí hay un periódico.

Franki: - Veamos: se ofrece trabajo de auxiliar de enfermería en el sanatorio de importante


doctor. Uy, no. Quita, quita. A ver si éste va a ser el doctor Frankenstein.

Fantasma 1: - A ver: se ofrece trabajo de modelo para importante fotógrafo.

Fantasma 2: - No sigas. Ya sabes que tú y yo no salimos en las fotos.

Vampira: - Cierto. Yo, por no salir, no salgo ni en los espejos.

Franki: - Es que estamos muy limitadas, chicas. Así no va a haber forma.

Fantasma 1: - Vamos a buscar un castillo sin más, y nos metemos.

Fantasma 2: - Buena idea. Nos metemos aunque no nos contraten.

Vampira: - Sí, y si les gustamos a los dueños, a lo mejor se quedan con nosotras.

Franki: - No sé. Trabajar por la cara no me hace ninguna gracia.

Fantasma 1: - Pues tú dirás lo que hacemos.

Fantasma 2: - Desde luego, la situación es desesperada.

Vampira: - Aquí hay varios anuncios.

Franki: - Mirad éste. Está un poco lejos, ¿no? En Cracovia.

Fantasma 1: - Qué más da la distancia. Es un sitio donde meterse.

Fantasma 2: - Un castillo es un castillo, chicas.

Vampira: - Mirad: aquí pone que lo van a vender.


Franki: - O sea que aún está vacío. Pues, nada chicas. Allá vamos.

Escena 3: en pleno campo

(Un grupo de girls scauts: 2 monitoras y 4 niñas)

Monitora 1: - Chicas, este sitio es muy bueno para hacer un alto.

Chica 1: - Menos mal, ya estábamos agotadas.

Chica 2: - ¡Qué paliza nos hemos dado!

Chica 3: - Yo creo que nos hemos perdido. Las monitoras no tienen ni idea de dónde estamos.

Chica 4: - ¿Tú crees? Pues qué bien, porque aquí no hay nada a la vista. Ni casas, ni gente…

Monitora 2: - ¿Qué estáis hablando ahí? Venid a sentaros, que vamos a tomar un sándwich.

Chica 1: - Profe: ¿queda mucho para llegar?

Chica 2: - ¿Para llegar a dónde?

Chica 3: - ¿A dónde va a ser? Al castillo.

Chica 4: - Ah, ¿pero es que vamos a un castillo?

Monitora 1: - Vamos a un castillo muy conocido. Por lo visto está en ruinas, pero es muy
bonito. Y muy antiguo.

Monitora 2: - Lo que pasa es que aún nos quedan un par de kilómetros. Así que comed, que
hay que coger fuerzas.

Chica 1: - ¿Para qué vamos a verlo si está en ruinas? Vaya rollo.

Chica 2: - ¡Qué ignorante! Son restos del pasado. Es nuestra historia y hay que conocerla.

Chica 3: - ¿Conocerla para qué?

Chica 4: - Eso es. ¿A quién le importa saber cómo vivía la gente antes?

Monitora 1: - Lo que pasa, chicas, es que este castillo tiene algo más interesante.

Monitora 2: - Mucho más interesante: se dice que el castillo al que vamos es un castillo
encantado.

Chica 1: - ¿Encantado? ¿Con fantasmas y todo eso?

Chica 2: - Tú ves muchas películas. No existen los fantasmas. Mira que eres tonta.

Chica 3: - No la llames tonta. Los fantasmas existen, ya lo creo que existen.

Chica 4: - ¿Por qué estás tan segura? ¿Acaso has visto uno?
Monitora 1: - Bueno. Basta de discusiones. Os hemos gastado una broma. Claro que no
existen.

Monitora 2: - Lo que sí es verdad es que circulan muchas leyendas sobre el castillo al que
vamos: el castillo de Cracovia.

Chica 1: - No sé, pero a mí se me están quitando las ganas de ir por si acaso.

Chica 2: - A mí no. Al contrario: ahora me apetece mucho más esta excursión.

Chica 3: - Es verdad, cuando me apunté a este campamento no podía ni imaginar que incluía la
visita a un castillo encantado.

Chica 4: - Y dale, pero si han dicho las monitoras que es una leyenda, que no está encantado.

Monitora 1: - Pues no, así que vamos a reemprender la marcha. Ya hemos descansado un
poco.

Monitora 2: - Bueno, por lo menos con la tontería del castillo encantado hemos conseguido
animaros algo porque estabais hartas de la excursión, con lo bonita que es.

Chica 1: - Hombre, bonita, bonita… Sólo hemos visto árboles y montañas.

Chica 2: - Pero, tía, ¿qué otra cosa quieres ver en el campo?

Chica 3: - Eso es lo que pasa, que no nos gusta el campo.

Chica 4: - Donde esté una buena televisión o una buena vídeo consola.

Monitora 1: - Venga, menos tonterías. Vuestros padres os han apuntado a este campamento
precisamente por eso. Porque no hacéis más que ver una pantalla u otra.

Monitora 2: - Este campamento es muy saludable. Tanto para el cuerpo como para la mente.

Chica 1: - Oh, no. Cuando las profes dicen eso…

Chica 2: - Sí, chicas, cuando las monitoras hablan de las cosas saludables…

Chica 3: - Es que toca lo que toca…

Chica 4: - Pero es que toca con mucha frecuencia, ¿no?

Monitora 1: - Niñas: a hacer gimnasia. La rutina de siempre.

Monitora 2: - Niñas, a ejercitar músculos y tendones. Ya sabéis: mens sana in corpore sano

Chicas: - Mens sana in corpore sano.

Monitora 1: - Sentadillas: un, dos, un dos, un dos…

Monitora 2: - Flexiones: un, dos, un dos…

Monitora 1: - Abdominales: un, dos, un dos…


Chica 1: - Madre mía, no puedo más…

Chica 2: - ¿Pero no habíamos parado para descansar?

Chica 3: - Yo ahora estoy más cansada que antes de parar

Chica 4: - Pues sí. Habría sido mejor no haber parado.

Monitora 1: - Venga, menos quejas. Por lo menos hemos tomado un reconfortante sándwich.

Monitora 2: - Así es. Y ya sabéis: mens sana in corpore sano. Por lo tanto…

Chica 1: - No, no. Ya nos movemos.

Chica 2: - Vamos, chicas. De pie y a continuar la caminata.

Chica 3: - Sí, chicas, que andar es muy saludable también.

Chica 4: - Desde luego es preferible a estar haciendo gimnasia todo el día.

Monitora 1: - Muy bien. Nos alegra que estéis tan dispuestas.

Monitora 2: - Ala, vamos, continuamos el viaje. Según este mapa hay que continuar hacia el
oeste. ¿Dónde está el oeste?

Chica 1: - Por aquí.

Chica 2: - Por aquí.

Chica 3: - Por aquí.

Chica 4: - Por aquí. (Cada una señala uno de los puntos cardinales)

Monitora 1: - Vaya, no tenéis ni idea.

Monitora 2: - Ellas no tienen ni idea, pero ¿nosotras sabemos por dónde tenemos que ir? (Se
oyen voces fuera que dicen: “el oeste está en la dirección del castaño más alto del bosque)

Chica 1: - ¿Habéis oído eso, chicas?

Chica 2: - Sí, por supuesto. Con toda claridad.

Chica 3: - Muy alto y muy claro, sí.

Chica 4: - Pero, ¿quién lo ha dicho?

Monitora 1: - Quiénes, mejor dicho, porque yo he oído muchas voces.

Monitora 2: - Muchas, y por aquí no se ve a nadie.

Chica 1: - Son los duendes del bosque.

Chica 2: - Son los gnomos del bosque.


Chica 3: - Son las brujas del bosque.

Chica 4: - No. Son los fantasmas del castillo encantado que nos marcan el camino.

Monitora 1: (Cerca del borde del escenario) Es cierto. Mirad allí a lo lejos se ve un castaño más
alto que los demás árboles.

Monitora 2: - Sí. Ya lo veo. Y un poco más lejos, justo detrás de él, ¿veis lo que yo veo?

Chicas: - Sí, lo vemos: el castillo encantado.

Escena 4: los fantasmas llegan al castillo

(Se ha descorrido el telón y vemos la entrada principal del castillo)

Fantasma 1:- Bueno, pues este es el castillo de Cracovia.

Fantasma 2: - No parece gran cosa, ¿no?

Vampira: - No, pero vamos, no estamos en condiciones de exigir mucho más.

Franki: - Claro que no. Es infinitamente mejor que dormir en la calle.

Fantasma 1:- Ya, pero no tiene techos.

Fantasma 2: - Bueno, en realidad, no tiene ni paredes.

Vampira: - Está en ruinas, cierto, pero aquí pone que se vende, así que a lo mejor lo reforman

Franki: - A lo mejor lo compran las monitoras y las niñas del campamento.

Fantasma 1: - Menudo susto les hemos dado, ¿verdad?

Fantasma 2: - Sí, aunque no sé por qué les hemos dicho que vinieran para acá.

Vampira: - Para entretenernos un poco, hombre. Hace ya tanto tiempo que no asustamos a
nadie.

Franki: - Es verdad, ya teníamos añoranza de un sitio y de gente a la que asustar.

Fantasma 1:- Las niñas del campamento llegarán en breve.

Fantasma 2: - Sí, hay que entrar y tomar posiciones.

Vampira: - Pronto se va a oscurecer y tendrán que quedarse en el castillo a pasar la noche.

Franki: - Una noche en el castillo y con gente… Esto promete.

Fantasma 1:- Voy a buscar una cadena por ahí o algo parecido.

Fantasma 2: - Yo voy a buscar un candelabro, que también sirve.

Vampira: - Yo voy a ver si encuentro un ataúd o algo parecido.


Franki: - Pues démonos prisa, que por ahí ya viene alguien.

Escena 5: la familia Pradens viene a comprar su castillo.

Padre: - Ya hemos llegado. Familia: este es nuestro nuevo hogar.

Madre: - Cariño, este castillo está hecho una porquería.

Hija 1: - Está muy viejo. Es un castillo pasado de moda.

Hija 2: - No tiene techos, no tiene ni paredes.

Hija 3: - ¿Dónde está el puente levadizo?

Hija 4: - Pero si hasta las torres están en ruinas

Padre: - Bueno, bueno, habrá que reformar un poco: una cosita por aquí, otra por allá.

Madre: - Habrá que tirar todos los muros y levantarlos de nuevo, cariño. Yo aquí no me quedo.

Hija 1: - Ni yo. Menudo frío vamos a pasar esta noche.

Hija 2: -Ah, ¿pero nos vamos a quedar a pasar la noche en esta birria?

Hija 3: -Yo diría que Carlos, el espléndido agente inmobiliario, te ha tomado el pelo.

Hija 4: -Mucho, papi, te ha estafado de lo lindo.

Padre: - Un poco de calma, chicas. Es cierto que está un poco peor de lo que me había dicho.

Madre: - ¿Peor? No es peor. Es lo siguiente.

Hija 1: - ¿Qué es lo siguiente de “peor”?

Hija 2: - Peorísimo.

Hija 3: - Una porquería, vamos.

Hija 4: - Una absoluta basura.

Padre: - Bueno, ya está bien. Ahora no tiene arreglo. No hay más remedio que quedarse aquí
esta noche. El avión no nos puede recoger hasta mañana a las 8.

Madre: - Por lo menos tendrá fantasmas, ¿no cariño? Porque si no, no sé para qué hemos
pagado tantísimo dinero por el dichoso castillito.

Hija 1: - No gastes bromas, mami. Lo que faltaba.

Hija 2: - Eso digo yo. Yo no creo en los fantasmas, pero como encima haya uno.

Hija 3: - Imposible. Aquí no vienen ni los fantasmas.

Hija 4: - ¿Seguro? Bueno. No hay más alternativa. Entremos que se hace de noche.
LEYENDA
Escena 1: En la fortaleza romana.

Emperadora: - Hijas mías: esta fortaleza es muy resistente. No tenemos nada que temer.

Hija 1:- Esperemos que sea así, pero no estamos tranquilas.

Hija 2: - Las sacerdotisas han visto señales.

Hija 3:- Y las señales indican que los bárbaros están cerca.

Emperadora: - A las sacerdotisas es mejor no hacerles mucho caso. Les encanta asustarnos.

Hija 1:- Ya, mamá, pero ¿y si tienen razón?

Hija 2:- Es verdad, ¿y si los terribles bárbaros están a punto de venir?

Hija 3: - Dicen que son muchos y muy brutos en las peleas

Emperadora: - Claro, claro. Son unos bárbaros, unos brutos.

Hija 1:- ¿De dónde vienen?

Hija 2: - Pero, ¿por qué vienen? Que se queden en su casa y nos dejen tranquilas

Hija 3: - Bueno, y si vienen, que no vengan dando tortas.

Emperadora: - Que no dan tortas, hijas. Me parece que leéis demasiados libros de guerras y
aventuras.

Hija 1:- El imperio romano es fuerte, pero no va a durar eternamente, digo yo

Hija 2:- Pues yo creo que sí, para eso hemos construido esta fortaleza.

Hija 3:- Menuda fortaleza. Hace un frío terrible y es todo muy incómodo

Emperadora: - Hijas, hoy estáis muy quejicas. ¿Por qué no me dejáis un rato a solas?

Hija 1:- ¿Por qué? ¿Es que te cansamos?

Hija 2:- ¿Ya quieres que nos vayamos a jugar?

Hija 3:- ¿O es que quieres que nos vayamos ya a dormir?

Emperadora: - No, no me cansáis. Es que tengo que pensar con calma a quién voy a dejar...

Hija 1:- ¿Dejar? ¿Te refieres a quién vas a dejar el gobierno de la fortaleza?

Hija 2: - ¿Ya nos toca gobernar a nosotras? Yo quiero.

Hija 3:- Yo también. Soy la más indicada.


Emperadora: - ¿Os dais cuenta? Fijaos si tengo que pensarlo con mucho cuidado.

Hija 1:- Es que, mami, ya es hora de que te retires del gobierno.

Hija 2:- Es cierto: ser la representante de Roma es muy cansado.

Hija 3:-Claro, ya tienes una edad y tienes que jubilarte.

Emperadora: - ¿Cómo que tengo una edad? Estoy muy joven y muy fuerte.

Hija 1:- Por supuesto, ¿pero no te apetece descansar?

Hija 2:- Claro, viajar, ver mundo. Volver a tu casita en Roma.

Hija 3:- Estos años aquí han sido muy duros.

Emperadora: - Vaya, vaya. Os veo con muchas ganas de conseguir el poder. Cuánta ambición.

Hija 1:- ¿Ambiciosa, yo? Para nada.

Hija 2:- ¡Qué va, mami! A mi ser la procuradora de Roma no me dice nada.

Hija 3:- Ni a mí. ¿Gobernar este territorio del imperio…? Menudo rollo.

Emperadora: - Ya me doy cuenta. En cuanto he planteado la posibilidad, habéis saltado como


buitres.

Hija 1:- Pero, mami. ¿Qué opinión tienes de nosotras?

Hija 2:- Mis hermanas y yo. Yo, por lo menos con toda seguridad, sólo queremos tu bienestar.

Hija 3:- Eso es: que seas feliz, que descanses, que viajes, que vuelvas a Roma…

Emperadora: - Ya, ya. Veo muy claramente lo que vosotras queréis...

Hija 1:- Entonces, ¿cuándo vas a dejar el gobierno?

Hija 2:- ¿Cuándo vas a nombrar a tu sucesora?

Hija 3:- Exacto, ¿cuándo te vas a decidir por alguna de nosotras?

Emperadora: - Como sigáis así, me parece que no me voy a jubilar en la vida.

Hija 1:- ¡Qué tontería! ¿Cómo vas a hacer eso?

Hija 2:- Además, cualquiera de nosotras lo haría muy bien.

Hija 3:- Claro que sí. Cualquiera, pero sobre todo yo

Emperadora: - No me gusta ni un pelo vuestra actitud. Voy a pedir consejo a las sacerdotisas.

Hija 1:- Pues qué bien. ¿Y ahora qué?

Hija 2:- Ahora nada. A esperar a ver qué tontería dicen las dichosas sacerdotisas.
Hija 3: - Si es que no puede ser. Es que sois más ambiciosas….

Escena 2: en el templo

Sacerdotisa 1: - Ese pájaro que vuela tan bajo es anuncio de que vienen los bárbaros.

Sacerdotisa 2: - ¡Qué manía con los bárbaros y con los pájaros!

Sacerdotisa 3: - Es verdad. ¡Qué manía! No significa eso.

Sacerdotisa 1: - ¿Ah, no? ¿Entonces qué significa, lista?

Sacerdotisa 2: - Pues, significa, significa… significa que…

Sacerdotisa 3:-¡Calla, tú no tienes ni idea! Significa que los bárbaros están más lejos que nunca.

Sacerdotisa 1: - De eso nada. Sería así si los pájaros volaran muy, muy alto.

Sacerdotisa 2: - Sí, o si las ranas cantasen en vez de croar.

Sacerdotisa 3: - Qué cosa más tonta. ¿Cómo van a cantar las ranas?

Sacerdotisa 1: - Las ranas croan, y no hay más que hablar.

Sacerdotisa 2: - Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Qué significan las señales que vemos?

Sacerdotisa 3:- Y yo que sé. Yo ya me estoy haciendo un lío.

Sacerdotisa 1: - Pues yo lo veo claro: los bárbaros están a punto de llegar.

Sacerdotisa 2: - ¿Ah, sí? ¿Y cuántos bárbaros van a venir?

Sacerdotisa 3:- Eso. ¿Dónde podemos averiguar cuántos vienen? ¿En qué señal nos fijamos?

Sacerdotisa 1: - Es fácil. Si el pájaro se enfrenta al águila que se acerca y consigue escapar…

Sacerdotisa 2: - Es cierto: ahí viene un águila enorme.

Sacerdotisa 3:- Si el pájaro logra escapar, ¿qué significa?

Sacerdotisa 1: - Significa… ¡Anda, mira! El águila lo ha cazado y se lo lleva.

Sacerdotisa 2: - Claro, ¿y qué esperabas?

Sacerdotisa 3:-Bueno, ¿y qué pasa con los bárbaros?

Sacerdotisa 1: - No sé. Se me ha olvidado.

Sacerdotisa 2: - A mí me parece que te lo inventas todo.

Sacerdotisa 3:- Y tú también. No te digo.

Sacerdotisa 1: - Seamos sinceras, chicas. Seremos sacerdotisas, pero no tenemos ni idea.


Sacerdotisa 2: - La verdad es que no. No sabemos interpretar las señales.

Sacerdotisa 3:- Nada. Ni la más remota idea.

Sacerdotisa 1: - Lo mismo puede significar que vienen los bárbaros como cualquier otra cosa.

Sacerdotisa 2: - Sí, y a saber cuáles son las señales. Un pájaro, una flor, una nube… Ni idea.

Sacerdotisa 3:- Esto de ser sacerdotisas adivinadoras es un rollo enorme.

Sacerdotisa 1: - Ya lo creo. Yo prefiero ser cocinera o costurera.

Sacerdotisa 2: - Tampoco es para tanto. Lo que hay que hacer es no decir las cosas claras.

Sacerdotisa 3:- Sí. Podemos decir por ejemplo: el vuelo bajo del pájaro…

Sacerdotisa 1: - Significa que los bárbaros están por ahí.

Sacerdotisa 2: -Más o menos cerca de la frontera.

Sacerdotisa 3:-Muy bien. Sin concretar demasiado.

Sacerdotisa 1: - Lo malo es que la virreina quiere saber cuál de sus hijas debe ser su heredera.

Sacerdotisa 2: - Bueno… ¿Y qué hacemos? ¿Dónde buscamos señales?

Sacerdotisa 3:- En ningún sitio. Le decimos que las tres son estupendas para el cargo.

Escena 3: en la frontera

Soldado 1: - ¿Quién me mandaría a mí hacerme guardiana de la frontera?

Soldado 2: - ¿Qué frontera? ¿Es que nos hemos equivocado de sitio?

Soldado 3:- No, tranquila. Estamos en el lugar correcto. Por aquí tienen que venir los bárbaros.

Soldado 4: - I like flowers and mountains and valleys, do you?

Soldado 1: - No te entiendo. Si vienen. Cosa que espero que no suceda nunca.

Soldado 2: - ¿Quién va a venir? ¿Esperamos a alguien?

Soldado 3:- Chica, no te enteras de nada: los brutales y despiadados bárbaros.

Soldado 4: - And where are you from?. I am from Ireland

Soldado 1: - ¡Calla, calla! No digas eso. No serán tan peligrosos, ¿no?

Soldado 2: - ¿Los bárbaros quiénes son? ¿Amigos nuestros?

Soldado 3:- ¡Madre mía! No pillas una. Son unos colegas estupendos, sí.
Soldado: - Oh, yes. I like my country and I like Roman Empire too.

Soldado 1: - A mí me dan un miedo horroroso. Yo no sé qué hago aquí. Esto es muy arriesgado.

Soldado 2: - ¿Arriesgado? ¿Que vengan los despiadados ésos? ¿Pero no son nuestros colegas?

Soldado 3:- ¡Por Júpiter! Pero, ¿tú de dónde has salido?

Soldado 4: - I miss my family and my friends. Dou you want to be my best friend?

Soldado 1: - Chica, habla claro que no te entendemos. ¿Quién me mandaría a mí hacerme


guardiana de la frontera?

Soldado 2: - Pero si no somos guardianas. Somos defensoras de las fronteras del imperio.

Soldado 3:- ¿Y qué diferencia hay entre una cosa y otra, mona?

Soldado 4: - Why not? I think I am cheerful and friendly.

Soldado 1: -¿Pero qué dice? No comprendo nada. ¿Por qué no hablas latín como nosotras? Yo
creo que no he pasado más miedo en mi vida.

Soldado 2: - Yo cuando pasé miedo fue durante la instrucción.

Soldado 3:- Yo lo que no entiendo es cómo habéis pasado vosotras la instrucción.

Soldado 4: - I am ready to fight. Where are our enemies?

Soldado 1: - Claro, claro. Ahora vas a decir que tú no tienes miedo.

Soldado 2: - Yo si tuve, pero ahora estoy aquí tan a gusto.

Soldado 3:- Madre mía. Nos van a invadir los bárbaros. No hay duda.

Soldado 4: - As you can see I speak a very fluent latin. Don´t you think so?

Soldado 1: - ¿Habéis oído? Hay alguien escondido por ahí.

Soldado 2: - Yo no he oído nada. Es que tampoco estaba escuchando.

Soldado 3:- Vamos a ver qué es… Nada, era un conejo o un jabalí. Ya se ha ido.

Soldado: - Oh. It´s a pity. I was waiting for a fighter.

Soldado 1: - ¿Y si resulta que es un bárbaro disfrazado de conejo o de jabalí?

Soldado 2: - ¿Los bárbaros están en carnaval? ¡Qué bien, qué divertido!

Soldado 3:- Me parece que voy a pedir un traslado en unos pocos días.

Soldado 4: - Oh, what a lovely night. There are a lot of stars in the sky.

Soldado 1: - ¿No quieres estar con nosotras, eh?


Soldado 2: - Es que ella es una defensora de la frontera como Júpiter manda.

Soldado 3:- No es eso. Es que aquí mucha acción que digamos no hay.

Soldado 4: - It´s wonderfull to speak with you.

Soldado 1: - Pues mira. Yo agradezco mucho que haya tan poca acción.

Soldado 2: - Ya que estamos en Carnaval, ¿por qué no nos disfrazamos un poco?

Soldado 3:- Por el monte Olimpo, ¿es que tú nunca dices nada sensato?

Soldado 4: The Olimpus mountain? Oh, I like it very much.

Soldado 1: - Por fin entiendes algo, hija. Se está haciendo de noche. Madre mía esto va a ser
terrible.

Soldado 2: - Podemos ir a dormir. Nuestros colegas los bárbaros ya no van a venir

Soldado 3:- Claro, claro. Tendrán que ir a quitarse los disfraces a sus casas.

Soldado 4: - I don´t know when I´ll be coming home.

Soldado 1: - Me da miedo la frontera, los enemigos, la noche. No sé qué hago aquí.

Soldado 2: - Podemos contar historias de miedo para entretenernos.

Soldado 3:- Una idea fabulosa. Venga, chicas. Vamos a dormir.

Soldado 4: - Oh, great! Let´s make a party.

Escena 4: vienen las extranjeras

Extranjera 1: - ¡Qué viaje más largo! Creí que no llegábamos nunca.

Extranjera 2: - Ha sido un viaje difícil y duro, pero aquí estamos.

Extranjera 1: - No parece gran cosa. ¿Esto es el imperio romano?

Extranjera 2: - Por lo visto. No parece gran cosa, no.

Extranjera 1: - Pero si no hay nada. Sólo se ven árboles y piedras.

Extranjera 2:- Es muy parecido a nuestra tierra, la verdad.

Extranjera 1: - Caramba, llegar hasta aquí para encontrar lo mismo que en casa…

Extranjera 2:- No sé, supongo que habrá que ver algo más.

Extranjera 1: - Pues sí. Alguna ciudad o algo. Un castillo, o algo así.

Extranjera 2: - Allí a lo lejos se ve una caseta. Debe ser un puesto de guardianes.

Extranjera 1: - Romanos que vigilan las fronteras, ¡qué interesante!


Extranjera 2: - ¿Nos entenderán? No hablan nuestro idioma, claro.

Extranjera 1: - No. Hablan latín, por lo visto.

Extranjera 2: - Bueno, nos entenderemos por señas. Espero que nos dejen pasar.

Extranjera 1: - Tenemos los papeles en regla.

Extranjera 2: - ¿Qué papeles? No tenemos ningún papel.

Extranjera 1: - Tenemos las cartas de recomendación de nuestro jefe de tribu.

Extranjera 2: - Eso es verdad. Y lo cierto es que Bretorix nos pone por las nubes.

Extranjera 1: - Chica, nosotras somos muy listas. Para eso éramos las consejeras del jefe.

Extranjera 2: - Y dábamos unos consejos magníficos. Hasta que nos cansamos.

Extranjera 1: - Sí. Nos cansamos de ese trabajo y por eso quisimos viajar.

Extranjera 2: - Quisimos hacer turismo. Visitar sitios desconocidos.

Extranjera 1: - Ya lo creo. La aventura, chica, es la aventura.

Extranjera 2: - Pues eso. Ahí vamos. Armadas con nuestros cerebros.

Extranjera 1: - Con nuestros cerebros y nuestras mazas, por si acaso.

Extranjera 2:- Muy bien. Vamos a acercarnos a esa caseta de guardianes. A ver qué tal.
Escena 5: las extranjeras y las guardianas

Extranjera 1: - Mira. Aquí hay unas cuantas guardianas que nos cortan el paso.

Extranjera 2: - Preparémonos para combatir. Seguro que no nos van a dejar pasar.

Soldado 1: - Mirad. Ahí vienen dos bárbaras. ¡Qué horror! ¡Qué aspecto tan terrible tienen!

Soldado 2: - Anda, mira. Dos extranjeras. ¿Les damos los bocadillos que nos han sobrado?

Soldado 3: - ¡Maldita sea! Dos extranjeras. No nos van a dejar dormir tranquilas. Preparadas
para el combate.

Soldado 4: - Puff. I don´t like to take a walk in the midnight.

Extranjera 1: - Nos miran con odio. Son muy poco amistosas. Vaya con los romanos.

Extranjera 2: - Menuda bienvenida nos van a dar. Pues no queda más remedio que luchar
como sabemos.

Soldado 1: - ¡Qué espanto! Creo que no voy a ser capaz ni de sujetar la espada.

Soldado 2: - Nos miran como enfadadas. ¿Pero qué les habéis hecho, chicas?

Soldado 3: - No hace falta hacerles nada. Ellas solitas vienen ya enfadadas. Vamos, guardianas.
A la batalla.

Soldado 4: - Puff. I don´t feel like to fight just now. I am sleepy.

Extranjera 1: - Y yo que pensaba que los romanos eran gente civilizada.

Extranjera 2: - Es verdad, y luego dicen que nosotros somos las bárbaras.

Soldado 1: - ¿Nos vamos a pelear con ellas? ¿No es mejor salir corriendo ahora mismo?

Soldado 2: - Ah, ¿es que ahora vamos a jugar al pilla pilla?

Soldado 3: - Por Júpiter, no te enteras de nada. Yo creo que el imperio romano está listo con
vosotras dos, y más aún con esta guardiana que no habla ni latín.

Soldado 4: - Eh, wait a minute! I speak a totally correct english.

Extranjera 1: -Están discutiendo entre ellas. Mejor. Así podremos ganarles con más facilidad.

Extranjera 2: - Pues menos hablar y más tortas. A por ellas.

Soldado 1: - Ahí vienen. Qué horror. Yo me largo ahora mismo.

Soldado 2: - ¿Te vas? Yo también me voy contigo. Aquí no parece que se vaya a jugar a nada.

Soldado 3: - ¡Quietas aquí las dos, por Neptuno! El imperio nos necesita a todas en su puesto.
Soldado 4: - I want to go to bed. I am very , very tired.

Extranjera 1: - ¡Vamos, vamos! ¡A por las romanas! ¡Vamos a por ellas!

Extranjera 2: - Vamos a darles con las mazas en plena cocorota. (Les dan una paliza tremenda)

Soldado 1: - ¡Madre, mía! ¡Qué paliza nos han dado! Hasta se me ha quitado el miedo y todo.

Soldado 2: - A mí este juego no me ha gustado mucho, ¿y a vosotras?

Soldado 3: - Estas bárbaras son unas auténticas bárbaras. ¡Qué paliza más tremenda!

Soldado 4: - Oh mom, I wish you were here.

Extranjera 1: - Vamos a hablar con ellas.

Extranjera 2: - Bueno, sí. Seguro que ahora son más amables que antes.

Soldado 1: - ¿Qué van a hacer con nosotras? ¡Qué espanto!

Soldado 2: - Yo como quieran seguir jugando, les voy a decir que no.

Soldado 3: - Tenemos que recomponernos. Tenemos que dar buena imagen. Somos guardianas
de la frontera. No podemos olvidarlo.

Soldado 4: - I was so happy in my life, in the Green Ireland…

Extranjera 1: -ffffff

Extrnjera 2: --nnnn

Soldado 1: -jhhhjjj

Soldado 2: - jnisdcbidc

Soldado 3: - ohsooh

Soldado 4: - Ey, ey. Stop. Stop. Listen to me. Listen to me. I have an idea. Please, let´s speak
latin.

Extranjera 1: - ¿En latín? De acuerdo. Intentemos hablar en latín, a ver si nos entendemos.

Extranjera 2: - ¡Qué lista eres! ¿Sabes hablar latín?

Soldado 2: - A ver: ¿papelorum? (Les entregan las cartas)

Soldado 1: - Correcto.

Soldado 3: - Correcto.

Soldado 4: - Correcto.

Soldado 2: - ¿Armorum?
Soldado 1: - Confiscadas.

Soldado 3: - Confiscadas.

Soldado 4: - Confiscadas.

Soldado 2: - ¿Motivorum visitae imperio romanorum?

Extranjera 1: - Turistorum

Extranjera 2: - Trabajorum.

Soldado 2: - Bien. Todo correcto. Pasorum.

Soldado 1: - Bienvenidas, señoritas bárbaras. Están en su casa.

Soldado 3: - ¿Luego podemos jugar a otro juego?

Soldado 4: - Menos mal. Ya podemos irnos a dormir.

Soldado 2: - Anda, mira. Ya no habla raro.

Soldado 1: - Hay que ver. ¡Qué lista! ¡Qué rápido aprende!

Soldado 2: -A dormir.

Escena 6: sacerdotisas y procuradoras

Sacerdotisa 1: - Compañeras, la procuradora nos ha citado aquí porque quiere una respuesta.

Sacerdotisa 2: - ¿Sobre quién debe ser su heredera?

Sacerdotisa 3: - Pues qué bien. ¿Y ahora qué le decimos?

Procuradora: - Os agradezco que hayáis venido tan pronto. Mis hijas están muy pesadas.

Hija 1: - No estamos pesadas, mami. Es que necesitamos que te decidas de una vez.

Hija 2: - No vaya a ser que lleguen los bárbaros y te hagan prisionera.

Hija 3: - Claro. Es verdad. Porque entonces, ¿quién iba a gobernar la fortaleza?

Sacerdotisa 1: - Los bárbaros no van a venir. No hemos visto ninguna señal que lo indique.

Sacerdotisa 2: - Bueno, en realidad. No hemos visto ninguna señal.

Sacerdotisa 3: - MI compañera quiere decir que no hemos visto ninguna señal que indique…

Procuradora: - Bueno, ya está bien. Me tenéis un poco harta. A ver: ¿quién será mi sucesora?

Hija 1: - Cualquiera, mami. Todas lo haríamos muy bien. Yo un poco mejor, eso sí.
Hija 2: - Sí, claro. De eso nada. Yo lo haría infinitamente mejor.

Hija 3:- ¡Uy, qué equivocadas estáis! Yo soy, sin duda, la más apropiada.

Sacerdotisa 1: - Pues, nada, nada. Vamos a ver quién es la elegida. Mi compañera tiene un
método infalible.

Sacerdotisa 2: - ¿Yo? ¿Un método? ¿Qué método?

Sacerdotisa 3: - El método, chica, el método, ¿pero es que no te acuerdas?

Procuradora: - ¿Qué es esto? ¿Hay método o no hay método? Estoy empezando a cansarme

Hija 1: - Y no conviene hacer enfadar a mami.

Hija 2: - Es cierto. A mami no la enfadéis porque os puede mandar a galeras ahora mismo.

Hija 3: - También os puede meter en la cárcel de la fortaleza.

Sacerdotisa 1: - Bien, bien. No nos pongamos nerviosas. Veamos, el método es, es…

Sacerdotisa 2: - El método es muy fácil. Las señales dicen que la más indicada es…es…

Sacerdotisa 3: - La más alta de las tres.

Procuradora: - Pero, ¿qué tontería es esa? ¿La más alta?

Hija 1: - Pues no. A lo mejor es un método muy bueno. Infalible han dicho ellas.

Hija 2: - Seguro que es bueno. Mirad, mirad. Yo soy la más alta, ¿no lo veis?

Hija 3: - Te estás poniendo de puntillas. Yo soy la más alta.

Sacerdotisa 1: - La más alta es la que ve más allá, la que tiene más visión para gobernar.

Sacerdotisa 2: - Claro, claro. La más alta es la que ve más lejos que las otras.

Sacerdotisa 3: - Por supuesto. Eso decían las señales. No cabe duda.

Procuradora: - Ese método infalible es una enorme tontería. Y no hay forma de ver quién es la
más alta. Tenéis que buscar otra manera de elegir a mi sucesora. Y pronto.

Hija 1: - Pronto. No conviene hacer esperar a mami.

Hija 2: - No conviene, claro que no, porque os puede mandar a galeras ahora mismo.

Hija 3: - Eso es. O también os puede meter en la cárcel de la fortaleza.

Sacerdotisa 1: - Bueno, bueno. No nos pongamos así. Lo cierto es que hay otro sistema,
¿verdad?

Sacerdotisa 2: - Sí, claro. Otro sistema muy bueno es…es….

Sacerdotisa 3: - Es ver quién es la más fuerte.


Procuradora: - Bueno. Eso no está mal pensado. Una procuradora ha de ser muy fuerte.

Hija 1: - Naturalmente. Y yo soy la más fuerte de las tres. ¿No, mami? Tú siempre lo has dicho.

Hija 2: - Mamá no ha dicho eso nunca. Y no lo ha dicho porque la más fuerte soy yo.

Hija 3: - Tú qué vas a ser la más fuerte. No hay más que verme a mí para darse cuenta.

Sacerdotisa 1: - No hay que discutir. Hacemos una prueba y ya está.

Sacerdotisa 2: - La sucesora será la que sea capaz de… de….

Sacerdotisa 3: - De mover esa columna. (Lo intentan los 3 sin ningún éxito)

Procuradora: - No pueden moverla, claro. No decís más que tonterías.

Hija 1: - Tenéis que encontrar un método de una vez.

Hija 2: - Tenéis que decirnos cómo elegir a la sucesora de mamá porque ya nos estamos
enfadando.

Hija 3: - Y debe ser un método totalmente eficaz. Porque si no…

Sacerdotisa 1: - Sí, sí, ya. Si no, a galeras o a la cárcel. Bueno, pues yo creo que una buena
procuradora debe…

Sacerdotisa 2: - Debe ser inteligente y culta.

Sacerdotisa 3: - Exacto. Y para ver quién es mejor, os haremos unas preguntas.

Procuradora: - Muy bien. A ver si salimos de dudas de una vez.

Sacerdotisa 1: - Veamos: ¿quién escribió la Odisea?

Hija 1: - ¿La Odisea? Pues Cervantes, seguro.

Sacerdotisa 2: -¿Cervantes? ¿Quién es ése? A ver: ¿quién era Elena de Troya?

Hija 2: - Elena de Troya era la madre de Cervantes.

Sacerdotisa 3: - ¡Qué barbaridad! En fin… ¿Quién es Aquiles?

Hija 3: - El herrero de la madre de Cervantes, ¿no?

Sacerdotisa 1: - ¡Caramba!, pues tus hijas no parecen muy listas que digamos, ¿no?

Procuradora: - No. Son bastante brutas. Bueno, ¿y ahora qué? Estamos peor que antes.

Hija 1: - Las sacerdotisa no valen para nada.

Hija 2: - No tienen ni idea de nada.

Hija 3: - Que las lleven a galeras o la cárcel.


Procuradora: - Tenéis una hora para encontrar una solución. Ni un minuto más. (salen)

Escena 7: las extranjeras son la solución

Extranjera 1: - Pues ya hemos visto todo lo que se puede ver por aquí, y la verdad, tampoco…

Extranjera 2: - Es cierto. Tanto imperio romano, tanto imperio… y ya ves tú.

Extranjera 1:- Tan feo como nuestro país.

Extranjera 2: - Eh, ni siquiera, que nuestro país no es feo.

Sacerdotisa 1: - ¿Qué hacemos, qué hacemos?

Sacerdotisa 2: - Nos van a mandar a galeras, nos van a meter en la cárcel, nos van a…

Sacerdotisa 3: - Eh, mirad: 2 bárbaras.

Sacerdotisa 1: - Así que al final han venido.

Sacerdotisa 2: - A lo mejor pueden ayudarnos.

Sacerdotisa 3: - No creo porque tienen una pinta de brutas…Eh, mirad: guardianas.

Soldado 1:- ¿Sois sacerdotisas?

Soldado 2: - ¿Os habéis perdido?

Soldado 3: - Venimos siguiendo a las extranjeras porque no nos fiamos de ellas.

Soldado 4: - Son muy peligrosas y muy agresivas.

Sacerdotisa 1: - Es igual: vamos a pedirles ayuda

Sacerdotisa 2: - ¿De dónde venís, extranjeras?

Sacerdotisa 3: - ¿Entendéis algo de magia?

Sacerdotisa 4: - ¿Sabéis leer las señales?

Extranjera 1: - ¿Qué queréis de nosotras? No somos magas, pero somos muy listas

Extranjera 2: - Si necesitáis algo, decidlo pronto porque nos vamos a casa. Vuestro imperio no
nos gusta mucho.

Soldado 1: - No os fieis de ellas.

Soldado 2: - Sus juegos son muy brutos.

Soldado 3: - Y en seguida se enfadan

Soldado 4: - Y os dan una paliza de campeonato. Hablamos por experiencia.

Sacerdotisa 1: - Necesitamos ayuda.


Sacerdotisa 2: - La procuradora quiere saber cuál de sus hijas es la que debe sustituirla.

Sacerdotisa 3:- Y hay que decírselo ya o se enfadará muchísimo.

Extranjera 1:- Bueno, no os preocupéis. Nosotras os ayudaremos.

Extranjera 2: - A ver: ¿dónde está la procuradora ésa?

Procuradora: - Aquí estoy. ¿Quiénes sois vosotras?

Hija 1: - Son bárbaras, mamá. ¿Es que no se nota?

Hija 2: - ¿Ves, mami? Al final han venido.

Hija 3: - Pues que se vayan. No las necesitamos para nada.

Sacerdotisa 1: - Un momento, un momento. Ellas nos van a decir porque son muy sabias,
bastante más que nosotras, quién será la sucesora de la procuradora.

Procuradora: - ¿Es que sois magas?

Extranjera 1: - Más o menos.

Extranjera 2:- A cambio de nuestro consejo, os pedimos que nos deis un carro lleno de oro.

Procuradora: - ¿Un carro? ¿De oro? Ja, ja, ja. Muy bien. Las sacerdotisas pagan. Adelante.

Extranjera 1 y 2: ¡¡Por el gran Tutatis y todos los elfos del bosque!! ¡¡Convocamos al gran elfo
de todos los elfos para que nos diga cuál de estas tres hijas es la más indicada!!!

Extranjera 1 (con la voz del gran elfo) Soy el gran elfo de todos los elfos y mi decisión es que la
más indicada es la que señale mi dedo…..¡Tú!

Sacerdotisa 1: - Uy, gran elfo. Te has equivocado. Yos soy una sacerdotisa.

Extranjera 2: Gran elfo, céntrate y dinos quién será la sucesora.

Extranjera 1: - ¡¡¡Tú!!!!

Soldado 1: - Pero, gran elfo, si yo soy una guardiana.

Extranjera 2: - Gran elfo, concéntrate….

Extranjera 1: - Pues entonces, tú misma.

Hija 1: - ¿Yo? Por supuesto, ya sabía que sería yo la elegida. (Las hermanas se pelean. Las
guardianas también. Van al proscenio la extranjera y la sacerdotisa)

Sacerdotisa 1: - Tú no tienes ni idea tampoco, ¿verdad? Te lo has inventado, ¿a que sí?

Extranjera 1: - Por supuesto, romana, pero que quede entre tú y yo. A partir de ahora todo el
mundo hablará de la extranjera sabia, y me convertiré en leyenda. Mira qué bien suena: la
leyenda de la extranjera sabia. Venga, dame mi oro, que me marcho a casa.
(FIN DE LA LEYENDA)
Escena 7
Escena 6: hoguera de campamento.

Monitora 1: - Ya hemos llegado. Éste es el famoso castillo. Mirad qué bonito es.

Monitora 2:- Admirad su estructura y su solidez. Ha durado siglos. Es de la época romana.

Chica 1:- ¿Es italiano? Pero, ¿no estamos en Cracovia?

Chica 2:- ¡Qué va a ser italiano! Dice que es de la época romana.

Chica 3:- Pues eso. ¿Es que no está Roma en Italia?

Chica 4: - Ya lo creo. Es la capital. Yo he estado. Preciosa ciudad.

Monitora 1:- Es de la época de los romanos. ¿No lo habéis estudiado en el colegio?

Monitora 2:- Los emperadores romanos, la república, el senado, patricios y plebeyos…

Chica 1:- A mí eso no me suena de nada. Aún no hemos llegado. Estamos en la Edad Media.

Chica 2:- Pero, ¿qué dices? La Edad Media es después de los romanos.

Chica 3:- ¿Después de los romanos? Madre mía, ¡qué bruta eres!

Chica 4: - No sabéis ni una palabra de historia. Los romanos son de la época de los egipcios.

Monitora 1:- Uff, qué empanada tenéis en Historia. Vuestros profesores tienen mucho trabajo.

Monitora 2:- Bueno, vale. El castillo o fortaleza es muy antiguo. Lleva siglos y siglos en pie.

Chica 1:- Está de pie, pero hecho polvo. Está en la ruina.

Chica 2:- Yo sí que estoy en la ruina. Me he gastado todos mis ahorros en este campamento.

Chica 3:- A mí, menos mal, me lo han pagado mis padres.

Chica 4:- Pues yo estoy aquí como castigo por mis notas.

Monitora 1:- Este campamento no es ningún castigo. Es una gran oportunidad para vosotras.

Monitora 2:- Sí. Para entrar en contacto con la naturaleza. Para hacer amigas, para entrenar el
cuerpo y la mente.

Chica 1:- Ya, ya. Mens sana in corpore sano.

Chica 2:- ¡Calla, calla! No les des ideas.

Chica 3:- Mi mens y mi cuerpo están sanos de sobra.

Chica 4: - Por supuesto. ¿Quién necesita hacer más gimnasia?

Monitora 1:- Bueno. Antes de preparar la cena que tomaremos aquí…


Monitora 2:- Vamos a tonificar un poco el cuerpo.

Chica 1:- No, no, por favor. Si ya estamos tonificadas.

Chica 2:- No podemos hacer más sentadillas ni abdominales, ni….

Chica 3:- Además, nos hemos dado una caminata terrible.

Chica 4:- Si casi no podemos ni movernos.

Monitora 1:- Está bien. Lo dejaremos por hoy. A cenar, entonces.

Monitora 2:- Saquemos los bocadillos de las mochilas.

Chica 1:- A mí este castillo me da un mal rollo.

Chica 2:- Ya te digo. Y con las voces que hemos oído en el campo, no veas…

Chica 3:- Es de noche y aquí nos quedamos.

Chica 4: - Pero, ¿vamos a pasar la noche aquí?

Monitora 1:- Por supuesto. Vamos a poner las tiendas dentro del castillo.

Monitora 2:- Estaremos más protegidas y no pasaremos tanto frío.

Chica 1:- Pasaremos el mismo frío. ¿No veis que no hay ni paredes ni techos?

Chica 2:- Y encima, seguro que hay fantasmas.

Chica 3:- Seguro que por aquí anda al Conde Drácula.

Chica 4: - Seguro. O el monstruo de Frankenstein o el hombre lobo.

Monitora 1:- Chicas. No seáis cobardicas. Vamos a hacer una hoguera para contar historias.

Monitora 2:- Eso es. Historias de magia y misterio.

Chica 1:- Lo que faltaba. Casi prefiero hacer flexiones.

Chica 2:- A mí sólo me gustan las historias de risa. Nada de misterios.

Chica 3:- Yo me sé muchos chistes. ¿Os cuento uno?

Chica 4: - Como aparezca un fantasma, ya veréis si nos da la risa a todas.

Monitora 1:- Esta fortaleza tiene una leyenda muy bonita, aunque da un poco de miedo.

Monitora 2:- No puede ser cierta, pero sí lo es que aquí hubo una procuradora romana.

Chica 1:- ¿Le ocurrió algo malo?

Chica 2:- ¿Era una fantasma romana?


Chica 3:- ¿Vivió aquí mucho tiempo?

Chica 4: - ¿Y qué pasa? ¿Que su espíritu se pasea por la noche por aquí?

Monitora 1:- ¡Vaya, qué de preguntas! Ahora os la contamos, a ver si os gusta.

Monitora 2:- Y no, no se pasea ningún espíritu que sepamos. (Aparece un fantasma de pronto)

Chica 1:- ¿Qué, qué…. qué es eso?

Chica 2:- ¡Mirad, mirad! Es un fantasma terrorífico.

Chica 3:- Viene hacia aquí. Estamos perdidas.

Chica 4:- ¡Corred, chicas! Ya sabéis: mens sana in corpore sano

Monitora 1:- ¡Un momento, un momento! No parece peligroso. No huyáis.

Monitora 2:- Vamos a hablar con él. Parece un fantasma simpático.

Chica 1:- ¿Simpático? ¿Dónde está la simpatía de ese fantasma? No la veo por ningún sitio.

Chica 2:- Los fantasmas no son simpáticos. Son terroríficos.

Chica 3:- Son seres que asustan y dan mucho, mucho miedo.

Chica 4: - Seguro que no quiere nada bueno. Es mejor salir corriendo ahora que aún podemos.

Monitora 1:- Tranquilas, tranquilas, nosotras le preguntamos qué quiere.

Monitora 2:- Señor fantasma: ¿qué quiere usted?, ¿necesita algo?

Chica 1:- ¿Qué va a querer? Quiere nuestras almas.

Chica 2:- Quiere llevarnos al más allá.

Chica 3:- Quiere que le acompañemos al mundo de los espíritus malignos.

Chica 4: - Quiere que le sigamos en su eterno vagar por el mundo.

Monitora 1:- Hay que ver: qué de cosas quiere este pobre fantasma.

Monitora 2:- ¿No contesta, señor fantasma? Le aseguro que estamos aquí para ayudarle.

Chica 1:- ¿Para ayudar a un fantasma? Pero, ¿qué clase de campamento es éste?

Chica 2:- ¿No íbamos a ayudar a los senderistas y a los animalitos del bosque?

Chica 3:- Eso es: a los castores, a los mapaches, a las ardillitas…

Chica 4: - ¿Qué necesita un fantasma, si no tiene cuerpo corpóreo?

Monitora 1:- Uy, no sé qué decís. En fin, amigo fantasma, que si necesita usted algo.
Monitora 2:- Nada. No contesta. Es un fantasma mudo. También es mala suerte.

Chica 1: - Mira. Nos hace señas. Quiere que le sigamos.

Chica 2: - ¿Seguirle? Tú estás loca. ¿Cómo lo vamos a seguir?

Chica 3: - Pues yo, a pesar de todo, tengo muchísima curiosidad.

Chica 4: - Yo tengo más miedo que curiosidad, pero en fin… Vamos a ver qué quiere. (Salen)

Monitora 1:- ¡Anda, se han ido! Qué niñas más imprevisibles.

Monitora 2: - Ahora volverán, digo yo. Vamos a encender el fuego y me cuentas la leyenda de
la fortaleza. Yo no la conozco y estoy intrigada. ¿Cómo es?

Monitora 1: - Pues verás: hace mucho, mucho tiempo, una procuradora romana tenía tres
hijas…

Escena 7: asustando a la familia Pradens

Tía: - Vamos a intentar dormir un poco.

Madre:- Esto está muy sucio y muy frío

Hija 1:- Qué castillo tan encantador.

Hija 2:- Se supone que es un castillo encantado, no encantador

Hija 3:- Es encantadoramente desagradable.

Hija 4:- Como echo de menos mi habitación. (Se tumban. Fuera, los fantasmas observan)

Fantasma 1:- Bueno. Ahí están. Ya podemos empezar

Fantasma 2:- He llevado a las del campamento a la estancia de al lado.

Vampira:- Muy bien hecho. Luego las asustamos a ellas también.

Franki:- Hace mucho que nos asustamos a nadie. A ver qué tal se nos da.

Tía: - Pufff. A lo mejor la idea del castillo no es tan buena. Qué duro está esto.

Madre: - Desde luego no es muy confortable, no.

Hija 1:- Esto es un horror. En mi vida he sufrido tantas molestias.

Hija 2:- Es verdad. Aquí no vamos a pegar ojo.

Hija 3:-Además, hace un frío espantoso.

Hija 4: - Callaos de una vez. Vamos a intentar dormir como sea. (Los fantasmas hacen un corro)

Fantasma 1: - UHHHHH. Habéis llegado a un castillo encantado.


Tía: - Anda, mira un montón de fantasmas o algo así

Fantasma 2: - Este castillo es muy peligroso y debéis marcharos.

Madre: - Oh, cielos. A mí esto me da mucho miedo.

Vampira: - Somos fantasmas y vampiros y todo lo que haga falta para asustar.

Hija 1: - O sea, que era verdad. Tenía razón el agente inmobiliario: hay fantasmas.

Franki: - No todas somos fantasmas. Yo, por ejemplo, soy una monstruita terrible

Hija 2: - Qué horror. Son fantasmas, vampiros, monstruos. Aquí hay de todo.

Fantasma 1: - Habéis llegado a nuestro castillo y eso os va a costar caro.

Hija 3:- Ya nos ha costado caro, ¿verdad, tía? Este castillo no ha salido nada barato

Fantasma 2: - No gastes bromas, niña. O desataremos toda nuestra furia sobre vosotras.

Hija 4: - Ay, madre, qué miedo. No las provoques, por favor.

Vampira: - Os voy a chupar un poco la sangre, como un mosquito muy pesado.

Tía: - A mí no creo que puedas. Se me ha congelado toda en las venas.

Fantasma 1:- ¿Te crees muy graciosa, eh mujer ricachona?

Madre:- ¿Ricachona ella? ¡Qué va! Lo que pasa es que tiene unos pocos ahorros.

Fantasma 2:- Tenéis pinta de tener mucho dinero. No seas mentirosa.

Hija 1: - Entonces, ¿qué es esto? ¿Es que nos queréis robar?

Vampira: - ¿Qué dices, niña? Nosotras asustamos y asustamos. Ese es nuestro trabajo.

Hija 2: - A lo mejor quieren secuestrarnos y pedir un rescate por nosotras.

Franki: - Me parece a mí que os han puesto incluso menos cerebro que a mí. Sois un poco
tontas.

Hija 3: - No nos insultes monstruita. Asústanos si quieres, y ya está.

Fantasma 1: -Ella no os insulta. Está describiendo una realidad. Decís muchas bobadas.

Hija 4: - Pero, ¿qué queréis de nosotras?

Fantasma 2: - Que os asustéis mucho. UHHHHHHHH

Tía: - Perdone, señorita fantasma, pero es que mucho, mucho, no nos asustan.

Vampira: - Eso no puede ser. UHHHHHH

Madre: - No hemos asustado un poquito, al verlas aparecer, pero ahora…


Franki: - Que no puede ser. Hay que asustarse. UHHHHH

Hija 1: - ¿Qué le vamos a hacer? Yo, la verdad, ya no tengo miedo

Fantasma 1: - ¿No se asustan? ¿Cómo puede ser? ¿Qué pasa aquí? (Se reúnen en corrillo)

Hija 2:- ¿Qué les pasa? ¿De qué estarán hablando?

Fantasma 2: - Chicas, no se asustan. Estamos perdiendo facultades.

Hija 3: - Yo creo que se están enfadando porque no logran asustarnos.

Vampira: - ¿Cuándo se ha visto una cosa así? ¡Qué desastre!

Hija 4: - Si no nos asustan, ¿qué culpa tenemos nosotras? Que lo hagan mejor.

Franki: - Pues estamos apañadas. Si ya ni asustamos, ¿para qué servimos?

Tía: - A lo mejor hay que fingir un poco.

Fantasma 1: - Tenemos que hacerlo mejor.

Hija 2: - Sí. Es verdad. Finjamos que nos asustamos muchísimo.

Fantasma 2: - Tenemos que dar lo mejor de nosotras.

Hija 3: - Lo fingimos, sí. No vaya a ser que se enfaden con nosotras.

Vampira: - Tenemos que darles el susto de sus vidas.

Hija 4:- Yo voy a gritar mucho. De acuerdo.

Franki: - Vamos, chicas. A por ellas. (Hacen un corro y las asustan de un modo un tanto
ridículo. La familia Pradens responde con unos gritos exagerados)

Fantasma 1: - Un poco exagerado, ¿no?

Fantasma 2: - Desde luego. No es para tanto.

Vampira: - Nos toman el pelo, chicas.

Franki: - Se acabó, amigas. No valemos para nada. Mejor será que nos vayamos.

Tía: - Uy. A lo mejor nos hemos pasado un poco.

Madre: - Yo creo que sí. Mirad, se han dado cuenta y parece que se van

Hija 1: - ¿Se van? ¿A dónde? Pobrecillas, ¿no?

Hija 2: - Pues sí, pobrecillas. Ellas sólo querían asustarnos un poco.

Hija 3: - Es verdad. Ellas hacían su trabajo lo que mejor que saben.

Hija 4: - Sí, lo que pasa es que no hacen su trabajo muy bien que digamos.
Fantasma 1: - Nos vamos. Aquí ya no tenemos nada que hacer.

Fantasma 2: - Nos vamos a buscar trabajo en otro sitio.

Vampira: - Nos vamos a otro castillo por ahí.

Franki: - A ver si sus habitantes no son tan difíciles como vosotras.

Tía: - No os marchéis. Sentimos no habernos asustado

Madre: - No es culpa vuestra. Es que ya no nos asustan muchas cosas. Bueno, sí, las facturas

Hija 1: - Sí. Y quedarme sin cobertura o sin móvil.

Hija 2: - A mí me asustan las notas de matemáticas.

Hija 3: - Es verdad. A mí me asusta mi madre cuando se enfada.

Hija 4: - A mí me asustan los madrugones por las mañanas.

Fantasma 1: - Nos tenemos que ir. No queda más remedio.

Fantasma 2:- Claro, aquí no tenemos trabajo.

Vampira: - Llevamos mucho tiempo paradas y nos vamos a buscar un empleo.

Franki: - Es una mala racha, pero ya pasará.

Tía: - Os podéis quedar aquí. Este castillo es mío.

Madre: - Es cierto. Mi hermana ha comprado esta fortaleza con sus ahorrillos.

Hija 1: - Es que la tía tiene muchos ahorrillos.

Hija 2: - Os puede dar trabajo, seguro.

Hija 3: - Aunque no nos asustéis, podéis charlar con nosotras.

Hija 4: - O podemos jugar a las cartas o al parchís. No sé…

Fantasma 1: - No es mala oferta, pero es un poco… En fin…

Fantasma 2: - Un poco humillante. Dilo. Esa es la palabra.

Vampira: - Humillante no sé por qué. La verdad es que yo estoy ya un poco harta de ir por ahí
chupando sangre y asustando a todo el mundo.

Franki: - A mí me pasa igual. Prefiero hacer otras cosas.

Tía: - Pues, no se hable más. Os quedáis

Madre: - Eso es. Os quedáis. Pero habrá que arreglar estas ruinas, ¿no?

Hija 1: - Por supuesto. Yo no me quedo aquí si no se reforma todo.


Hija 2: - Yo me pido la torre del homenaje.

Hija 3: - Yo me pido la primera planta.

Hija 4: - Bueno, pues cuando se haga, yo me pido la segunda planta.

Fantasma 1:- Bien. Nos quedamos con vosotras.

Fantasma 2:- Ya hablaremos de las condiciones de nuestros contratos.

Vampira: - Sí, de las vacaciones, horas extras y todo lo demás.

Franki: - Chicas, tenemos a las del campamento al otro lado. ¿Qué hacemos con ellas?

Tía: - Seguro que se os ocurre algo ¿Podemos acompañaros?


Escena : fin de la historia

Monitora 1: - Mirad. Ahí viene alguien

Monitora 2:- ¡Caramba, este castillo está lleno de gente!

Chica 1:- ¡Mirad: gente normal y gente no tan normal!

Chica 2:- ¿Qué queréis? ¿No os gusta que estemos aquí?

Chica 3:- Seguro que no. Deben ser los dueños.

Chica 4: - Seas quienes sean, parece que nos quieren asustar. ¡Mirad! (Empieza el baile de
Triller, y todas se van incorporando)

Tía: - ¡Qué bonito! ¿Por qué no bailamos otra cosa?

Madre: - Es cierto. Ha sido muy divertido.

Hija 1: - Ha estado bien, pero yo quiero volver a casa.

Hija 2: - Yo también. Han sido muchas emociones por hoy.

Hija 3: - Sí, demasiadas cosas para nosotras

Hija 4: - Es que estamos acostumbradas a una vida más tranquila

Fantasma 1: - Se me ocurre una idea

Fantasma 2: - A mí también

Vampira: - ¿Por qué no nos dejáis a nosotras el castillo?

Franki: - Sí, os pagaremos un alquiler.

Monitora 1: - Eh, nosotras también nos quedamos

Monitora 2:- Sí, organizaremos fiestas, contaremos leyendas a los visitantes

Chica 1:- Y les haréis hacer gimnasia, ¿verdad?

Chica 2:- Por supuesto: men sana in corpore sano

Chica 3:- Nosotras nos vamos a casa, ¿no, chicas?

Chica 4: - Por supuesto. La aventura en este castillo encantado ha sido muy chula, pero como
en casa, no se está en ningún sitio.

Tía: - Entonces, a casa todo el mundo. La extranjera sabia estaría encantada de saber que
vosotras os quedáis con el castillo de Cracovia.

Monitora 2: - Por cierto, ¿la hija elegida por la extranjera fue una buena procuradora?
Monitora 1: - Uy, buena lo que se dice buena… Pero esa ya es otra historia…. (FIN)

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