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Universidad Nacional Abierta y a Distancia


Vicerrectoría Académica y de Investigación
Curso: Investigación en Ciencias Sociales
Código: 400001

Anexo - 4 Marco referencial

Presentado por:
Alex Márquez Rodríguez -
Grupo colaborativo No. 400001_7

Presentado a
Dra. Leonor Hernández Fox

Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD


Escuela de Ciencias Jurídicas y Políticas ECJP
Programa de Ciencias Políticas
Investigación en Ciencias Sociales
Barranquilla
Abril de 2022
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Título provisional:

PREGUNTA PROBLEMA:

OBJETIVO GENERAL:

ANTECEDENTES:

En un artículo de la revista, la manzana de la discordia


(adscrita al Centro de Estudios de Género de la Universidad del
Valle desde los años ochenta), se publicó en el año 2017 un estudio
de género que se basa en la descripción y el análisis de la
participación de mujeres y hombres en el sistema de condiciones de
excepción para la comunidades afrocolombianas en la Universidad
del Valle. Este artículo hace énfasis en las acciones afirmativas
empleadas por el claustro universitario público más importante del
Suroccidente de Colombia. Y, en ese sentido, recalca sobre la
condición del acceso de la población afrocolombiana a la
Universidad del Valle, y sobre cuál es el nivel de ingreso de las
mujeres afrocolombianas a ese claustro universitario.
Según el artículo, el cual fue escrito por la doctora en Ciencias
Sociales Anny Ocoró Loango, en ese claustro universitario, si bien
se han empleado mecanismos de inclusión a la educación terciaria
para disminuir la desigualdad y las barreras raciales, sin embargo,
en cuanto a la equidad de género, el número de mujeres
afrodescendientes que acceden a la Universidad del Valle, todavía
es menor con respecto a la población masculina (Ocoró Loango,
2017).
La autora hace un análisis preliminar en una investigación
titulada Educación Superior y afrodescendientes. Un análisis de los
cupos especiales en la Universidad del Valle. En esa investigación,
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la autora toma como objeto de análisis a los postulantes, mujeres y


hombres, de comunidades afrocolombianas que aspiran a ingresar a
cursar una carrera en la Universidad del Valle. En concordancia con
lo anterior, la doctora Ocoró Loango enfocó su metodología de
investigación de forma cualitativa, pero, como la misma autora
menciona, también introdujo algunos datos cuantitativos,
representados en tablas y gráficos, para respaldar su investigación.
En cuanto al tipo de estudio, la autora menciona que su
investigación se basa en la descripción y el análisis del nivel de
participación en el sistema de cuotas (acciones afirmativas)
establecidas por la Universidad del Valle para que los hombres y
mujeres pertenecientes a las comunidades afrodescendientes
colombianas ingresen a ese claustro universitario (Ocoró Loango,
2017).
En función de los hallazgos, la autora menciona que, si bien
las acciones afirmativas en Colombia tienen su fundamento en la
Constitución colombiana, exactamente en el artículo 13; en
sentencias de la Corte Constitucional y en documentos CONPES
(Ocoró Loango, 2017), las políticas efectivas en torno a acciones
afirmativas que permiten el acceso a espacios de educación
superior para comunidades afrodescendientes todavía está por
debajo del nivel de otros países que utilizan mecanismos
afirmativos de inclusión social. Específicamente, en la Universidad
del Valle las políticas de inclusión para las comunidades
afrodescendientes requieren de fortalecimiento y, además, en lo
que tiene que ver con el acceso de las mujeres afrodescendientes a
la educación terciaria en ese claustro universitario. Ahora bien,
según la autora, la Universidad del Valle, en el año 2003, por la vía
del Consejo Académico, empezó a establecer la cuotas de
participación para aspirantes de comunidades afrodescendientes en
Colombia, los cual se configuró a través de la Resolución 097/03
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(Ocoró Loango, 2017).


Asimismo, se podría inferir que en la investigación de la
autora subyace una crítica a las dilaciones para poner en marcha
las acciones afirmativas en Colombia, pues sólo hasta principios del
siglo XXI entraron en vigor dichas políticas, cuando en los Estados
Unidos empezaron las acciones afirmativas en los años sesenta
(Ocoró Loango, 2017). Por otro lado, la autora sostiene que esos
logros parciales en términos de las acciones afirmativas no se han
conseguido por iniciativa de la Universidad del Valle, sino que ha
sido producto de las manifestaciones y de la resistencia de
movimientos sociales afrodescendientes, ya que “la educación no
fue pensada para la población negra y menos para las
mujeres de esta comunidad, de modo que su presencia en la
vida universitaria es producto de luchas familiares y personales”
(Ocoró Loango, 2017, p. 91).

MARCO TEÓRICO – MARCO CONCEPTUAL:

Es un hecho evidente que vivimos en un mundo en el que los


seres humanos nos caracterizamos por construir territorios
comprendidos por culturas diferenciadas. Más allá de que la
globalización intentó una supuesta unificación de la cultura, lo cual
era una entelequia, y que el mundo de hoy en día se ha conectado
globalmente -aunque hay un proceso de desglobalización en la
actualidad-, eso no quiere decir que hayamos renunciado a la
propia cultura para caer en una especie de aculturación. Si bien el
surgimiento de la globalización, en la última década del siglo XX,
traía consigo una especie de universalización en varios frentes, ese
fenómeno no pudo prescindir de las especificidades culturales de
cada pueblo (Ipiña Melgar, 1998).
Ahora bien, en concordancia con lo anterior, ese mundo que
abrió la fronteras supuso más bien un choque de civilizaciones
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(Huntington, 1996) que generaron espacios de conflicto entre las


diferentes identidades culturales. En ese sentido, en un escenario
caracterizado por las relaciones transfronterizas, se hace necesario
analizar el comportamiento social en términos de la cooperación, la
integración, el diálogo y la comunicación entre los individuos
culturalmente diferenciados. A ese respecto, un concepto que
contribuyó a analizar ese fenómeno fue el de la interculturalidad.
Ahora bien, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de
interculturalidad? A primera vista, pareciera que ese concepto nos
estuviera indicando que sólo se trata del contacto entre culturas
diferenciadas. No obstante, lo que realmente subyace en el fondo
de ese concepto es la construcción del respeto y el reconocimiento
del otro, reconociéndolo distinto, pero con el fortalecimiento de la
integración cultural que trae consigo el aprendizaje de la variedad
de culturas, rechazando la discriminación y las prácticas exclusivas
y dominantes.
En ese orden de ideas, para Walsh (2005, p. 4), “la
interculturalidad debería ser entendida como un proceso
permanente de relación, comunicación y aprendizaje entre
personas, grupos, conocimientos, valores y tradiciones distintas,
orientada a generar, construir y propiciar un respeto mutuo…, por
encima de sus diferencias culturales y sociales”.
En nuestro país, el concepto de interculturalidad se ve
reflejado en la constitución Política de 1991, ya que esa Carta
Política, en el artículo 7, propugna por el reconocimiento, valoración
y protección de la diversidad étnica y cultural en Colombia (Const.,
1991, art. 7). Por lo tanto, la Carta Política colombiana establece
como uno de sus principios fundamentales la protección de las
poblaciones étnicas, contribuyendo al fortalecimiento de su
reconocimiento, para disminuir las asimetrías sociales existentes
entre grupos cultural y étnicamente diferenciados, lo que también
coadyuva a la denuncia y a la inadmisión de prácticas
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discriminatorias.
La interculturalidad puede ser vista desde tres perspectivas,
teniendo en cuenta el aspecto relacional, funcional y crítico de ese
concepto. El aspecto relacional de la interculturalidad corresponde
al hecho del contacto y el intercambio entre individuos que
pertenecen a culturas diferenciadas, lo cual quiere decir que sólo
hace énfasis en las relaciones y el encuentro entre los individuos,
pero no pone atención a los aspectos económicos, políticos, sociales
y epistémicos en los que se reproducen prácticas homogeneizarte y
dominantes (Pérez Ruíz, 2016).
Desde el punto de vista funcional, para Tubino (2005), el
concepto de interculturalidad si bien atañe a asuntos que
propugnan por la inclusión, el reconocimiento y el diálogo como
creadores de espacios para poblaciones excluidas, no hay que dejar
de lado otros aspectos relevantes que tienen que ver la exclusión
económica y política, ya que en términos de la justicia distributiva y
las relaciones de poder los mecanismos propios del neoliberalismo
persisten en nuestras sociedades.
Aunado a lo anterior, la interculturalidad crítica reconoce los
aspectos que se abordaron en los dos apartados anteriores, pero
plantea que se debe hacer un abordaje deconstructivo y decolonial
para crear mecanismos políticos, económicos, epistémicos y
ontológicos que reconstruyan las estructuras, las relaciones y las
instituciones eurocéntricas que nos rigen por siglos, y se
establezcan dinámicas propias en nuestros territorios (Walsh,
2012).
Por otro lado, el concepto de interculturalidad puede ser
enfocado desde una perspectiva de género. En ese sentido,
teniendo en cuenta que hemos hecho una aproximación aceptable
de lo que significa el concepto de interculturalidad, es necesario
conocer algunas aproximaciones teóricas sobre el género. De ese
modo, podemos señalar que los estudios de género empezaron a
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desarrollarse en Estados Unidos en los años sesenta, con la llamada


tercera ola del feminismo, como reacción y crítica de la realidad
social construida desde una perspectiva masculinizante, pero
también como crítica a una sociedad en la que la mujer ocupaba
espacios sociales secundarios, algo que aumentaba la violencia
hacia las mujeres, la precarización y estigmatización sociales
(Judith Lorber, 2010).
Ahora bien, fue una autora francesa, Simone de Beauvoir, la
que abanderó lo que se llamó la tercera ola feminista o también
llamada cultural o neomarxista, ya que su obra “El segundo sexo”
estableció un paradigma crítico sobre la posición y la condición de
las mujeres en una sociedad construida desde un imaginario
androcéntrico, y que desde allí surgieron posturas teóricas de
género que abrevaron de los postulados de la autora francesa. A
respecto, Simone de Beauvoir (2015) sostiene que:
No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico,
psíquico, económico, define la imagen que reviste en el seno
de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la
civilización elabora este producto intermedio entre el macho y
el castrado que se suele calificar de femenino (p. 371).

La autora estadounidense Kate Millet (1995) abrevó de las


ideas de Simone de Beauvoir y elaboró su teoría de género desde
la perspectiva de la categoría de patriarcado. Según Millet, la
religión, la ciencia y la opinión popular son dimensiones
permeadas por aspectos que fortalecen la presencia masculina en
la sociedad, pues en esos ámbitos la figura de lo masculino
prevalece frente a lo femenino, lo cual, según la autora, fue algo
impuesto cultural y socialmente y, por ende, aceptado por la
sociedad.

Para Marta Lamas (2000), la cuestión del género va más allá


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de verlo simplemente desde el punto vista sexual y/o biológico. Eso


sería caer en reduccionismos semánticos. Ese concepto implica
también analizar cómo ha sido construido cultural y socialmente el
escenario andrógino y masculinizante que socava la libertad
femenina, lo cual creó imaginarios colectivos y simbolismos que
estigmatizan y subyugan la condición de las mujeres.

Referencias Bibliográficas

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1991. (Colombia).
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De Beauvoir, S. (2015). El segundo sexo. Sexta edición. Madrid,


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https://cursoshistoriavdemexico.files.wordpress.com/2018/09/beau
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Huntington, S. P. (2001). El choque de civilizaciones y la


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Millet, K. (1995). Política sexual. Madrid, España. Ediciones


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Ipiña Melgar, E. (1998). Globalización e interculturalidad. Chasqui.


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Revista Latinoamericana de Comunicación, 0(64).


https://doi.org/10.16921/chasqui.v0i64.1254

Ocoró Loango, A. (2018). Educación Superior y afrodescendientes.


Un análisis de los cupos especiales en la Universidad del Valle. La
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https://doi.org/10.25100/lamanzanadeladiscordia.v12i2.6229

Pérez Ruiz, Ramón (2016). Procesos interculturales en una


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Tubino, F. (2005). Del interculturalismo funcional al


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Walsh, C. (2005). La interculturalidad en la educación. Lima, Perú.


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Walsh, C. E. (2012). Interculturalidad y (de)colonialidad.


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Florianópolis. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?
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