Está en la página 1de 99

Bajo el sol

Margaret Mayo

Bajo el sol (2006)


Título Original: At the Spaniard's convenience (2006)
Editorial: Harlequin Ibérica
Sello / Colección: Bianca 1704
Género: Contemporáneo
Protagonistas: Lucio Masterton y Kirstie Rivers

Argumento:
Después de dieciséis años, seguía haciéndole sentir lo mismo…
En cuanto descubrió que tenía una hija de la que no sabía nada, Lucio
Masterton reaccionó de inmediato. Lo primero que tenía que hacer era
enfrentarse a la madre, Kirstie Rivers, y descubrir por qué lo había
engañado.
Kirstie creía que Lucio sólo deseaba una cosa: dinero. El millonario le había
hecho mucho daño y no quería que su hija pasase por lo mismo.
Sin embargo, bajo el sol de España, Kirstie iba a descubrir lo difícil que
resultaba resistirse a los encantos de Lucio… y al placer que le daba.
https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 1
Kristie se quedó mirando el teléfono. Sabía que tenía que hacer esa llamada, se
lo debía a Becky, aunque fuera lo más difícil que hiciera en su vida. Quince años, casi
dieciséis, era mucho tiempo. ¿La recordaría él?
Ella recordaba a Lucio Masterton como si fuera el día que se separaron. Pelo
moreno, casi dos metros de alto, desesperantemente guapo, un cuerpo imponente y
unos ojos marrón oscuro como no había visto otros. Con una mirada podía arrebatar
a cualquier mujer y hacer que le temblaran las rodillas y rezara para que se la llevara
a la cama. Ella había sido la afortunada. Al menos, eso había creído.
No duró mucho. El único interés de Lucio era hacerse millonario. Acostarse con
las mujeres era secundario. Cuando ella intentó que la cosa fuese en serio, él la
despidió de una patada. Sin embargo, tenía que hablar con él.
Ya era multimillonario. Sin embargo, su meteórica ascensión había sido fruto de
mucho trabajo y no de la suerte. Ella había seguido de cerca su carrera durante años
y pese al resentimiento por el trato que le había dado, lo admiraba por su tenacidad.
Según cierta prensa, era uno de lo solteros de oro de Europa y no era difícil verlo con
alguna belleza colgada del brazo, aunque ninguna hubiera llegado a ser la señora
Masterton. No podía dejar de preguntarse si las trataría con el mismo desprecio con
el que la había tratado a ella. ¿Habría alguna mujer digna de él? ¿Habría alguna
mujer que él no se tomara como una amenaza a su forma de vida? Kristie levantó el
auricular. Si no lo hacía en ese momento, no lo haría nunca.
—LMT… —una cantarina voz de mujer saludó a Kristie.
—Querría hablar con Lucio Masterton…
—¿De parte de quién?
—De Kristie Rivers.
—¿De qué empresa llama?
—Es una llamada personal.
—Lo siento, pero el señor Masterton no atiende llamadas personales que no
figuren en la lista de personas autorizadas.
¿Tenía una lista de amiguitas…? Era muy interesante.
—Muy bien —replicó ella—, soy Kristie Rivers de Venture Applications.
No sabía de dónde se había sacado ese nombre, pero a lo mejor colaba.
—¿A qué se dedica su empresa?
—¿Qué es esto? —preguntó Kristie con tono airado—. ¿Es un tercer grado?
Lucio me conoce. Si usted tiene algún aprecio a su puesto de trabajo, dígale que estoy
al teléfono —Kristie se la jugó porque era incapaz de volver a intentarlo.
—Soy Masterton.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 2—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

La chica le había puesto con él sin anunciarla.


—Lucio… —dijo ella con un susurro de espanto.
—¿Quién es? —preguntó él con tono de impaciencia. Ella recordaba bien
aquella voz profunda que estremecía hasta la medula a cualquier mujer que la
escuchaba. Irradiaba autoridad incluso cuando tenía diecinueve años, pero en ese
momento, ella podía imaginarse que aterrorizaría a cualquier persona que se le
acercara. Kristie se aclaró la voz.
—Soy Kristie Rivers.
Silencio. La había olvidado. Ella podía imaginarse su tupido ceño fruncido y los
ojos entrecerrados mientras intentaba hacer memoria.
—¡Kristie…!
No la había decepcionado. Sin embargo. ¿Estaría él sonriendo por el recuerdo?
A los diecinueve años era uno de los más guapos de la universidad, pero a los treinta
y cuatro era cautivador y espléndido. Cuando veía una foto suya en algún periódico,
ella la observaba atentamente. Si aparecía en televisión, ella escuchaba aquella voz y
sentía que le corría lava por las venas. Kristie sabía que era un disparate, pero no
podía evitarlo. El había sido su primer amor y su primer amante. No había sido el
único, aunque no hubiera habido muchos, pero ninguno lo había igualado.
—¿A qué debo este placer?
Placer no era la palabra más adecuada. Sobre todo cuando él oyera lo que iba a
decirle. Kristie notó un nudo en el estómago, pero se convenció de que tenía que
decirlo inmediatamente o no lo diría jamás. Lo había pospuesto durante años, pero
Becky había crecido e insistía cada vez más. Aunque no sabía cómo se lo tomaría él.
—¿Qué tal estás? —le preguntó ella.
—Estoy seguro de que no me has llamado para interesarte por mi salud —
contestó él con brusquedad—. Estoy muy ocupado, Kristie… Me alegro de haber
hablado contigo, pero dentro de un par de minutos tengo una reunión. A lo mejor
podemos quedar a tomar algo una noche para recordar los viejos tiempos. ¿Te parece
el jueves?
Kristie sabía que si no se lo decía en ese momento, perdería el valor y
defraudaría a su hija. Además, no quería ver su cara y notar su ira, quería sentirse
segura con una línea telefónica de por medio.
—¿Qué quieres decir? ¿Que no puedes el jueves o que no quieres verme?
—Quiero decir que tengo que hablar contigo ahora —a ella se le secó la
garganta y se le quebró la voz—. Lucio, tienes una hija.
Ya lo había dicho. No de la forma que había ensayado tantas veces, pero por fin
había desvelado su secreto.
Silencio. Hasta que el mundo explotó en mil pedazos.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 3—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 2
Kristie se sentía desasosegada mientras se acercaban a casa de Lucio. El se había
empeñado. No quería seguir hablando por teléfono ni verla en un restaurante. Tenía
que ser en su casa, donde la privacidad estaba garantizada. Una mansión palaciega
que ella veía por primera vez.
Por teléfono, había dado un grito que casi la había dejado sorda. No fue enfado,
fue una furia que puso la línea telefónica al rojo vivo.
—No puedo cancelar la reunión —había mascullado él cuando se convenció de
que ella decía la verdad—, pero sí puedo cancelar una cena esta noche. Ven a mi casa
a las siete. Te mandaré un coche.
El había colgado el teléfono. Kristie se había quedado paralizada durante diez
minutos. Había esperado que él le hiciera todo tipo de preguntas, que lo negara y
que intentara escabullirse, pero no lo hizo.
—Tengo que verla —había declarado él al enterarse.
—Todavía no —había replicado ella tajantemente—. Becky no sabe que me he
puesto en contacto contigo. Primero tenemos que hablar. No quiero que la asustes.
Eso no era verdad, su hija estaría encantada de conocerlo por fin, pero ella no
iba a decírselo a Lucio. Afortunadamente, Becky se había ido a casa de una amiga y
no le haría preguntas cuando el coche fuera a recogerla. Un Bentley nada menos.
Kristie se dejó caer en la tapicería de cuero y cerró los ojos hasta que se paró delante
de la casa de Lucio. Ella no tenía ni idea de dónde estaban. Se había dejado llevar por
los pensamientos con miedo, como si hubiera deseado poder dar marcha atrás en el
tiempo. ¿Habría llegado Lucio donde estaba si ella se hubiera presentado en su casa a
los dos meses de romper y le hubiera dicho que estaba embarazada? ¿Se habría
casado él y habría renunciado a sus grandes ideas o había aceptado lo innegable pero
habría sido un padre ausente porque se habría pasado todas las horas trabajando
para levantar un imperio? Lo más aterrador de todo, ¿la habría rechazado?
La recibió un hombre muy envarado de cincuenta y tantos años, el pelo canoso
y un gesto amable. Kristie supuso que sería el mayordomo de Lucio.
—Pase por aquí.
Ella lo siguió hasta una habitación que daba al jardín. Era una habitación
enorme. Kristie la observó con atención, pero no le dijo nada de Lucio. Era
completamente impersonal. ¿Cómo podía ser él feliz viviendo en un sitio tan
anodino? Se quedó mirando por el ventanal y dio un respingo al oír la voz de Lucio.
—¿Por qué no te sientas?
Kristie se volvió y por primera vez en dieciséis años volvió a ver aquellos ojos
oscuros que entonces hacían que todo su cuerpo se estremeciera de deseo. Ella había
esperado que esa sensación se hubiera disipado con el tiempo, pero notó una
conmoción. ¡El conservaba toda su fuerza! Todo su cuerpo reaccionó con vehemencia
y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para dominarse. Ya no quería a ese

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 4—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

hombre; debería odiarlo. El le había destrozado la vida o al menos eso pensó en su


momento. En realidad, Becky había sido una bendición. Entonces, ¿qué estaba
sintiendo? ¿Era deseo por un hombre atractivo? Quizá lujuria, pero no otra cosa. Las
piernas casi ni la sujetaban, pero consiguió sentarse en el borde de un sofá tapizado
con terciopelo. Lo miró con los ojos color amatista abiertos de par en par. Sin
embargo, ella volvió a levantarse de un salto al comprobar que él no se sentaba y la
miraba con el ceño fruncido.
—Di lo que tengas que decir y acabemos con este asunto —dijo ella
rotundamente.
Esa no era la conversación que ella había pensado tener. Ella había pensado ser
juiciosa y transmitirle que lo que había pasado no había sido culpa de ella.
El le puso una mano en el hombro y la obligó a sentarse mientras la miraba
desde arriba. El calor de la mano permaneció en el hombro incluso después de que él
la apartara, como un recordatorio de que si se lo proponía, él podría lastimarla
fácilmente.
—¿Por qué no me dijiste nunca que tenía una hija? ¿Por qué no me dijiste que
estabas embarazada? —los ojos de Lucio la atravesaron como un rayo láser—. ¿Por
qué me lo dices ahora? ¿Necesitas dinero? Tengo entendido que las quinceañeras
salen caras y luego irá a la universidad con todo lo que supone…
—No se trata de dinero —lo interrumpió Kristie con furia— ¿Cómo te atreves a
insinuarlo?
—Entonces, te ruego que me digas por qué has elegido este momento —replicó
él con un gesto gélido—. En el supuesto, naturalmente, de que sea mi hija.
—¿Crees realmente que te mentiría?
—Hay mujeres que lo harían si creyeran que sacarían algo.
—Yo no quiero nada de ti —le espetó ella.
El corazón le latía como un tambor que amenazaba con volverla loca. ¿Cómo
podía pensar él que era tan mezquina? ¿Acaso no la había conocido durante los
meses que pasaron juntos? El permanecía de pie, con los brazos cruzados sobre el
pecho y con un aire autoritario y regio. Era imponente. Seguramente se consideraría
la cabeza de un imperio empresarial.
—Entonces, te lo repito, ¿por qué me lo dices ahora?
Parecía como si tener una hija no le interesara lo más mínimo. La idea hacía que
a Kristie le hirviera la sangre.
—¿No quieres saber nada de ella? ¿No quieres saber cómo se llama o cómo es?
¿No quieres saber si se parece a ti?
Se parecía muchísimo a él. Tenía la misma forma de ojos y casi el mismo color,
aunque los de Becky eran algo más claros. Tenía la misma nariz recta y las bocas
también se parecían mucho. No había duda de que era su hija y él mismo lo
comprobaría cuando… Kristie hizo un esfuerzo para no seguir por ese camino. Lucio

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 5—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

no mostraba mucho interés en Becky y estaba más preocupado por lo que ella podría
estar intentando sacar de todo eso.
—Claro que quiero saber algo de ella —afirmó él con tono burlón—, pero
primero tengo que estar seguro de que es mi hija. Cualquier madre con amor propio
habría buscado antes al padre; habría llamado a su puerta en cuanto supiera que
estaba embarazada. ¿Por qué no lo hiciste?
Kristie lo miró con un brillo de desprecio en los ojos.
—¿Realmente piensas que lo habría hecho después de que me expulsaras de tu
vida como lo hiciste?
—Yo no te expulsé —rugió él—. Tú te marchaste. Yo no podía casarme y lo
sabías.
—Pero sí podías utilizar mi cuerpo —replicó ella llena de ira.
—Que yo recuerde, a ti te apetecía tanto como a mí —él le clavó los ojos como si
la desafiara a negarlo.
Naturalmente, él sabía que no podía hacerlo. Habían sido insaciables. Habían
pasado en la cama casi todo el tiempo libre que habían tenido. Ella se ruborizó al
recordarlo. No se avergonzaba, había creído en el amor de Lucio por ella.
—Sí, me apetecía porque creía que me querías. No me di cuenta de que estabas
más enamorado de la idea de hacerte millonario. Yo no podía competir con eso,
¿verdad? Sin embargo, me dejaste un legado.
—Y tú no tuviste el decoro de decírmelo —replicó él sin inmutarse—. Además,
todavía sigo sin saber si intentas engañarme.
Kristie agarró su bolso, sacó una foto y se la arrojó a la cara.
—Ahora, dime que no crees que sea tu hija.
El la miró con tanto detenimiento y durante tanto tiempo que Kristie empezó a
molestarse.
—¿Qué pasa? ¿No ves el parecido?
Cuando Lucio volvió a mirarla, tenía los ojos como ascuas.
—Creo que le has contado mentiras sobre mí a mi hija.
—¿Cómo dices? —balbuceó ella—. ¿Por qué iba a hacer tal cosa?
De repente, había pasado a ser su hija, él había aceptado que era verdad.
—¿Eso dímelo tú? ¿Nunca ha preguntado por mí? No puedo creerme que no
haya querido encontrar a su padre.
—Claro que ha preguntado, pero ¿crees sinceramente que yo podía decirle que
su padre estaba más interesado en enriquecerse que en su paternidad?
El endureció el gesto hasta que su cara pareció tallada en piedra.
—Eso no puedes saberlo.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 6—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿No? —replicó ella con tono irónico—. ¿Qué habrías dicho si yo hubiera
aparecido en tu puerta para decirte que estaba embarazada?
El no contestó y se limitó a mirar la foto otra vez.
—¿Qué le has dicho de mí? —le preguntó Lucio más tranquilamente.
—No mucho. Le he dicho que una vez te amé, no quería que ella pensara que
me había acostado contigo porque sí, pero también le he dicho que ya no sabía dónde
vivías.
—Pero podrías haberme encontrado, como has hecho ahora —la miró
implacablemente.
—Podría…
—Entonces, ¿por qué no lo hiciste?
Kristie lo miró con los ojos rebosantes de ira.
—Porque no sabía si querrías saber algo de mí. Ya había quedado claro que yo
era un estorbo en tu vida, ¿qué habrías dicho si aparecemos las dos en la puerta de tu
casa? Me habrías culpado de quedarme embarazada, tú no habrías tenido nada que
ver. Habrías dicho que yo tiraba por tierra todos tus planes; incluso podrías haber
dicho que lo había hecho intencionadamente para que te casaras conmigo. Lucio, me
di cuenta de que no te conocía en absoluto y no quería correr el riesgo de que me
rechazaras una segunda vez.
Lucio se quedó en silencio y mirándola con los ojos entrecerrados. Hasta que
Kristie no aguantó más, se levantó y se habría ido de la habitación, pero él la agarró
del brazo y la giró para que lo mirara. Fue la primera vez desde hacía quince años
que estaba tan cerca de él, tan cerca que podía oler su aroma embriagador y
peligroso.
—Ni se te ocurra largarte después de haber tirado esta granada de mano —la
amenazó él entre dientes—. Sabes perfectamente que no puedo volver atrás en el
tiempo, pero sí puedo recuperar el tiempo perdido. Quiero conocer a mi hija y creo
que ahora es un buen momento. Te llevaré a tu casa y…
—¡No!
Lucio frunció el ceño con un surco profundísimo.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que Becky no está en casa. Se ha quedado a dormir en casa de
una amiga.

A Lucio le costaba creer que Kristie hubiera decidido ocultar a su hija tanto
tiempo. Sin embargo, todavía era más desconcertante que hubiera decidido decírselo
en ese momento. ¿Qué la había impulsado a buscarlo después de quince años? Con
una mera llamada de teléfono, ella había dado un vuelco a toda su vida.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 7—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

El había logrado todas sus ambiciones. Su empresa de informática había tenido


un éxito como él nunca se había imaginado y lo había logrado solo, sin socios. Había
absorbido otras empresas y se había hecho enemigos, pero también buenos amigos.
Vivía bien, hasta que Kristie irrumpió como un torbellino. Eso era peor que cualquier
problema profesional. ¡Tenía una hija de quince años! Se había perdido lo mejor de
su vida; no había oído sus primeras palabras; no la había visto dar sus primeros
pasos; nunca lo había llamado papá…
Cerró los ojos y soltó a Kristie. Sintió una opresión en el pecho. Sabía que él le
había hecho daño al decirle que no quería casarse, pero ella tendría que haber sabido
que él no la habría rechazado si hubiera sabido que estaba embarazada. Eso era lo
que más le costaba asimilar. Quería ver a su hija inmediatamente. No podría
recuperar los años perdidos, pero todavía podía ofrecerle muchas cosas. Supo que
era su hija en cuanto vio la foto. Fue como haber visto una vieja foto de su madre
cuando tenía la edad de Becky. Se preguntó a qué nombre correspondería el
diminutivo de Becky. Seguramente sería Rebecca, que él prefería. Sonaba más adulto.
Sintió como si ella necesitara un nombre nuevo para esa nueva etapa juntos. Su hija
empezaría llamarse Rebecca.
—Entonces, ¿cuándo podré verla? —preguntó con cierta irritación.
—No lo sé —contestó ella con unos ojos acerados clavados en él—. Ni siquiera
le he dicho a Becky que iba a venir a verte.
Lucio volvió a fruncir el ceño. ¿Acaso había temido que él no quisiera saber
nada? ¿Habría pensado que él rechazaría a Rebecca como la había rechazado a ella?
El tuvo sus motivos entonces, pero no lo haría en ese momento y menos a su hija.
¿Sería eso lo que había frenado a Kristie? Si era así, Kristie tuvo que reunir mucho
valor para llamarlo esa mañana. ¿Qué pasaría a partir de ese momento? La bomba
había estallado y él se alegraba. Era el momento de pararse un poco y de prestar
atención a su vida privada, no sólo a su empresa y a sus cientos de empleados. Quizá
fuera el momento de delegar, algo que siempre se había negado a hacer.
Naturalmente, tenía directivos de su confianza, pero siempre tomaba la última
decisión. Su empresa ni siquiera exigía muchos viajes. Podía utilizar la tecnología
que ellos mismos elaboraban y estar al tanto de todo desde su despacho de Londres.
—Corrígeme si me equivoco, ¿fue ella quien quiso conocerme?
—Efectivamente —contestó Kristie—, pero yo quería hablar antes contigo y
cerciorarme de que la aceptarías en tu vida.
—¿Lo dudaste? —Lucio se sintió dominado por la ira—. ¿Dudaste que aceptaría
a mi hija? ¿Dónde está, Kristie? ¡Quiero que la traigas inmediatamente!
—Se lo diré cuando yo decida. Me niego a precipitarlo todo. Volveré a ponerme
en contacto contigo dentro de unos días. Prefieres que te llame a la oficina o a aquí.
Lucio se quedó mirándola fijamente. Unos días!
—¡No voy a esperar tanto tiempo! —bramó él—. ¡Mañana! La traerás aquí
mañana por la noche y se acabó.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 8—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 3
Kristie se pasó todo él día pensando cómo decirle a su hija que había
encontrado a su padre y que esa noche lo conocería. Becky volvería en cualquier
momento del colegio y el corazón le latía desbocado. No había hecho nada en todo el
día, había dejado que su competente ayudante se ocupara de todo y ella se había
quedado en el dormitorio con una supuesta migraña. Llevaba una empresa de
software desde su casa, ya que había sido la única forma de trabajar y ocuparse de
Becky, y marchaba muy bien. Sin embargo, ese día su cabeza era un hervidero de
pensamientos. Estaba segura de que Becky estaría deseando conocer a su padre, pero
ella estaba preocupada. Lucio era tan rico que ella temía que intentara comprar el
cariño de Becky con regalos. Estaba segura de que no cedería tiempo por ella. Quizá
lo hiciera al principio, pero pronto volvería a ganar más dinero. El dinero era su dios,
su todo… Había leído en las revistas que él hacía donaciones a obras de caridad y
tenía fama de ser muy generoso, pero podía permitírselo. Además, seguramente le
desgravaría impuestos. Kristie comprendió que su amargura no ayudaría a Becky e
intentó serenar sus tumultuosos pensamientos. Sería un día feliz para su hija y ella
también tenía que estar feliz. Se dio una ducha, se cepilló la melena castaña, se puso
un traje verde musgo y esbozó la mejor de sus sonrisas.
Cuando llegó, su hija no notó la agitación que abrumaba a su madre.
—Estás muy guapa, mamá. ¿Vas a algún lado?
Kristie abrazó a su hija.
—Vamos a salir las dos, más tarde, pero antes tengo que decirte algo.
Cuando Kristie terminó, los ojos de Becky estaban empañados de lágrimas.
—¿Por fin voy a conocer a mi padre? ¿Cómo es? Dime algo de él.
Kristie no podía decirle gran cosa. Al fin y al cabo, sólo lo había conocido
durante unas semanas. El había cambiado mucho. De joven le pareció atractivo, pero
en ese momento era un hombre impresionante; ella diría que nunca había visto un
hombre más guapo. No pudo evitar preguntarse por qué no se había casado. Quizá
él se hubiera dado cuenta de que sus novias sólo lo querían por el dinero y ella podía
entender el motivo. Lucio transmitía la sensación de que el dinero era lo que más le
importaba en el mundo. El las invitaría a salir, les compraría todo tipo de caprichos y
se acostaría con ellas, pero no sentiría amor. En realidad llevaba una vida triste.
Aunque ella no sentía lástima por él.
Cuando llegó el Bentley de Lucio, Becky se quedó impresionada.
—Mamá… Debe de ser un hombre muy rico. Ya verás cuando se lo diga a mis
amigas.
Becky pensó que ya vería ella cuando llegara a su casa. Efectivamente, Becky se
quedó muda cuando entraron en el camino flanqueado por árboles y se quedó
boquiabierta cuando vio la casa. Cuando les recibió el mayordomo, los ojos se le
salían de las órbitas.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 9—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Las condujeron a la misma habitación impersonal del día anterior y Kristie se


puso furiosa cuando Lucio las hizo esperar unos minutos. El estaba ansioso de
conocer a su hija, pero no podía estar esperándola. A Becky no pareció importarle,
iba de un lado a otro tocando cosas y dejando escapar exclamaciones, hasta el punto
de que Kristie no pudo seguir enfadada.
—¿Todo esto es de mi padre? —preguntó ella en un susurro.
—Sí.
Ninguna de las dos lo había oído. Kristie se dio la vuelta. El parecido entre los
dos era increíble. Ya no le extrañó que nunca hubiera podido olvidarlo, todos esos
años había tenido un magnífico recordatorio.
—Lucio, te presento a Becky —consiguió decir Kristie—. Becky… —miró a su
hija con los ojos empañados de lágrimas—…te presento a tu padre.
Becky, quieta como una estatua, lo miró con unos ojos rebosantes de curiosidad
y se quedó en silencio. Los dos se miraron durante unos segundos eternos, como si se
preguntaran por qué acababan de conocerse, por qué habían pasado tantos años sin
saber nada el uno del otro. A Kristie le dolió el corazón porque sabía que había sido
culpa suya. En ese momento se dio cuenta del flaco favor que había hecho a su hija.
También a Lucio, pero él era suficientemente adulto para asimilar las cosas. Becky
estaba en una edad muy delicada y Kristie esperó que Lucio no la decepcionara.
Becky había deseado un padre con toda su alma, a su verdadero padre. Ese era su
sueño hecho realidad, pero ¿estaría Lucio a la altura de las circunstancias?
—Rebecca…
Kristie frunció el ceño. ¿De dónde se había sacado ese nombre? Nadie llamaba
así a su hija. En realidad, Becky lo detestaba.
Lucio abrió los brazos y Kristie contuvo la respiración.
Pasó un siglo hasta que Becky fue hacia ellos lenta y cautelosamente sin dejar
de mirarlo. A Kristie se le hizo un nudo en la garganta. Era un momento que nunca
había creído que fuera a presenciar. Se había imaginado que si alguna vez llegaban a
conocerse, los dos se sentirían incómodos. Sin embargo, Becky parecía muy dispuesta
a aceptarlo. Quizá fuera porque había anhelado mucho conocerlo.
Lucio la abrazó y cerró los ojos. También era un momento emocionante para él.
Cuando soltó a Becky, Kristie pudo notar que parpadeaba para secarse las lágrimas.
—Bienvenida a mi vida, Rebecca. Tenemos que conocernos. ¿Te gustaría pasar
las vacaciones en mi casa de España?
Kristie se sintió dominada por el pánico, pero la niña puso un gesto de
entusiasmo y miró a su madre interrogadoramente antes de volver a mirar a su
padre. Había aceptado a su padre inmediatamente y sin reservas. ¡Era increíble! ¿O
quizá no lo fuera?
Becky sabía que su madre confiaría en él o, si no, nunca habría organizado ese
encuentro. Sin embargo, ¿la habría obnubilado su evidente riqueza? ¿Lo habría
aceptado tan inmediatamente si hubiera sido pobre? ¿Estaría imaginándose todo lo

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 10—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

que podría ofrecerle? Kristie se dio cuenta de que tendría que hablar seriamente con
su hija antes de tomar cualquier decisión.
—Creo que es demasiado pronto siquiera para pensar en algo así —intervino
Kristie.
Lucio frunció el ceño y Becky se puso de morros, pero Kristie fue inflexible.
—Me parece, Rebecca, que tu madre y yo tenemos que comentar un par de
cosas —dijo Lucio—. ¿No te apetece explorar la casa?
—¿Puedo? —le preguntó Becky con los ojos como platos—. ¿Puedo ir a
cualquier sitio?
—Claro, pero no toques los ordenadores.
—No lo haré, lo prometo. Es fantástico, mamá —Becky salió dando saltos.
—¿Cómo te atreves a proponer alejar a Becky de mí? —le preguntó Kristie sin
disimular su furia.
—No voy a alejarla de ti. Pienso que nosotros…
—Ese es el problema, que no estás pensando. Becky no te conoce. Está
impresionada por lo que representas, pero necesita amor. Necesita unos padres
cariñosos y nunca lo serás. Si Becky viviera contigo, sería una ilusión fugaz. No vas a
llevarla a ninguna parte.
—¿Vas a negarme el placer de conocer a mi hija?
El rostro de Lucio empezó a reflejar una ira poco contenida.
—Efectivamente. Si eso supone llevártela a España.
—Tú la has tenido quince años, pero ¿yo no puedo estar unos días a solas con
ella?
—Ni siquiera la conoces todavía y ella tampoco te conoce. No vas a llevarla a un
país extranjero donde yo no podré ni verla. Puedes conocerla aquí. ¿Acaso estarás
demasiado ocupado? —le preguntó ella burlonamente a la vez que sentía un
estremecimiento de excitación—. Los dos sabemos cuánto tiempo dedicas a tu
trabajo. La niña se dará cuenta muy pronto de que no eres el ídolo que se imagina.
Está impresionada por todo esto, pero puedes estar seguro de que…
—¡Basta! —los ojos negros eran como ascuas—. Voy a conocer a mi hija, puedes
estar segura. Ya has hecho bastante daño.
—¿Daño? —preguntó ella indignada.
—Sí. Al mantenerla alejada de mí. El curso termina dentro de unos días y
quiero que vaya a España conmigo.
—¿Te da igual si tenemos nuestros planes?
—¿Los tenéis?
—La verdad es que no.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 11—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Becky ya no quería ir de vacaciones con ella y prefería ir con sus amigas. Hacía
poco habían tenido una buena discusión por ese asunto porque Kristie creía que su
hija era demasiado joven para estar lejos del control de su madre.
—Entonces, no entiendo cuál es el inconveniente —la mirada de él se había
suavizado, como si hubiera decidido que era mejor ser convincente—. A no ser que
creas que voy a secuestrar a mi hija para que no vuelvas a verla.
A Kristie no se le había pasado esa idea por la cabeza, pero le entró la duda.
—¿Lo harías?
—Claro que no. ¿Por quién me has tomado? —él se acercó a ella y le pasó el
dorso de un dedo por la mejilla—. Sólo quiero lo mejor para nosotros dos, pero si
quieres complicar las cosas… —sus palabras escondían una amenaza velada—.
Tengo que llegar a conocer a mi hija y estoy seguro de que lo entiendes.
Kristie asintió con la cabeza e intentó disimular el estremecimiento que había
sentido.
—Sólo quiero lo mejor para Becky —afirmó ella con cierta tensión—. Ella está
muy emocionada por conocerte, pero me niego a que vaya a España… a no ser que
vaya conmigo.
Aquello era lo último que querría haber dicho, pero lo había dicho. El tendría
que tomarlo o dejarlo. O iban las dos o no iba ninguna.
Lucio sonrió.
—Serás muy bien recibida.
Kristie lo había sorprendido con su propuesta. El había pensado que tendría
mucho trajín con Rebecca y no le importaba que su madre los acompañara.
Kristie había sido una amante insaciable, un poco posesiva al final, pero una
fiera en la cama. A él le bullía la sangre sólo de recordarlo. Se había arrepentido de
muchas cosas, pero había conseguido olvidarlas al concentrarse en levantar su
empresa. Cuando volvió a verla el día anterior, él se sintió indefenso ante el eco de
aquellos sentimientos; si además iba a España con ellos…
Naturalmente, había tenido otras relaciones, pero ninguna lo había apasionado
como Kristie y seguía haciéndolo. Tenía que tener cuidado o la asustaría antes de que
ella se uniera al grupo.
—Yo me ocuparé de todo —se ofreció él con un tono despreocupado.
Si ella intuyera lo que estaba pasándosele por la cabeza, saldría corriendo. Ella
había dejado muy claro que no iba a dedicarle ni un minuto; que sólo lo hacía por su
hija.
—Entonces, iremos —replicó ella mientras se daba la vuelta.
—¿No quieres darte una vuelta por Europa?
Lo dijo como una broma, pero captó que a ella no le hizo gracia y lo lamentó.
Estaba orgulloso de lo que había conseguido y le habría gustado que ella también lo
disfrutara.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 12—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¡Becky! —Kristie estaba al pie de la gran escalera y miraba hacia arriba—.


Becky, estoy preparada para irme.
Detestaba aquella casa y no le impresionaba lo más mínimo. A ella le iba bien y
también tenía una casa bonita, pero aquélla era un exceso.
—¿Lucio, estás contento en un sitio como éste? —Kristie no pudo evitar la
pregunta.
—¿Por qué no iba a estarlo? —le preguntó él con el ceño fruncido.
—Es muy desmesurada para un hombre solo —Kristie se encogió de
hombros—. ¿Acaso me equivoco en la suposición? ¿Hay alguna señora Masterton?
Ella sabía que no la había, lo habría leído en alguna revista, pero no quería que
se diera cuenta de que estaba al tanto de todo lo que se escribía de él.
—No… no hay ninguna…
Ella notó que él vacilaba y supuso que habría alguna en la recamara, pero que
no quería hablar de ella.
—Entonces, ¿para qué quieres una casa tan grande?
—Porque tengo muchas obligaciones sociales por mi trabajo. He recorrido
mucho camino desde que me conociste. Muchos tratos se han cerrado aquí. No
lamento tener un sitio así. Siento que no te guste.
—No he dicho eso.
—Pero no te gusta, ¿verdad?
—No coincidimos en el gusto, nada más.
—¿Cuál es tu gusto? Te llevaré a tu casa y lo comprobaré. Mira, aquí está
Rebecca…
—Tendrías que ver la sala de baile… Puedes hacer una discoteca fabulosa…
—Tú también —Lucio sonrió y mostró sus dientes perfectos—. Puedes celebrar
aquí tu próximo cumpleaños, puedes invitar a todos los amigos que quieras y…
—Me parece que no —intervino Kristie tajantemente—. No vas a comprar el
cariño de tu hija, Lucio. Lo prohíbo terminantemente. Vámonos, Becky.
Kristie cruzó las puertas montada en cólera y Becky tuvo que correr para poder
seguirla. El Bentley las esperaba fuera. Kristie abrió la puerta y entró antes de que
Lucio pudiera hacer algo por ayudarla.
—¿Puedo ponerme delante? —preguntó Becky con mucha ilusión.
—Claro —contestó Lucio.
—Claro que no —le contradijo Kristie.
No quería que Becky estuviera en medio de sus discusiones, pero la niña estaba
emocionada por haber encontrado a su padre y quería pasar tiempo con él para
conocerlo.
—Perdona— se retractó Kristie—. Claro que puedes.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 13—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

El coche era tan grande que Kristie se sentía a miles de kilómetros de ellos. Ni
siquiera podía oír lo que decían, de modo que se recostó en el asiento y cerró los ojos.
No tenía ganas de invitar a Lucio a su casa, pero sabía que tendría que hacerlo. Era
normal que quisiera saber dónde vivía su hija. El viaje pasó en un abrir y cerrar de
ojos.
—Mamá, ¿puede entrar papá? —le preguntó Becky.
Kristie se quedó impresionada de la forma tan natural con que dijo papá. Ella
captó la mirada de Lucio en el espejo y supo que no podría negarle eso a su hija.
Su casa no era pequeña, pero Lucio la llenó con su presencia y a ella le costó
respirar. Afortunadamente, Becky lo llevó al piso de arriba a ver su habitación con su
ordenador y sus luces de discoteca. Sin embargo, en cuanto bajaron, él parecía
sentirse como en su casa. Ella se acordó del piso de estudiante que él compartía con
otro chico. Era un cuchitril, pero a él no le importaba. En ese momento, parecía tan
contento en su cocina como en su monumental mansión.
—Tienes una casa muy bonita —reconoció él.
Kristie no se la había enseñado y él no sabía que tenía allí la oficina, pero ella
tampoco quería que supiera todavía que dirigía una empresa. Ni que tenía tratos con
la empresa de él. En ese momento se trataba sólo de su hija y no había que mezclar
las cosas.
—A mí me gusta y Becky parece a gusto. Sus amigos viven cerca y entran y
salen todo el rato.
También quería que tuviera muy claro que no iba a permitir que tentara a Becky
para que se fuera de allí.
—Creo que tengo que irme —dijo él para alivio de Kristie—. ¿Dónde está
Rebecca?
—Me imagino que en su ordenador. Estará escribiendo a sus amigas el fabuloso
padre nuevo que tiene.
—Me alegro de caerle bien —Lucio parecía complacido—. Es una niña
encantadora y dice mucho a tu favor.
El se acercó y Kristie temió que fuera a besarla. El pulso se le aceleró. Cuando él
bajó la boca hasta tocar la de ella, Kristie supo que nada había cambiado.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 14—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 4
El beso no duró más de unos segundos, pero tan poco tiempo fue suficiente
para que Kristie reviviera todo lo que había sentido por Lucio y se asustara tanto que
se apartó bruscamente.
—¿Cómo te atreves? —le preguntó a punto de darle una bofetada.
¿Acaso no había aprendido todavía que Lucio jugaría con sus sentimientos y la
dejaría tirada como una colilla? Lo miró indignada y comprobó que tenía algunas
canas en las sienes y algunas arrugas en la cara. ¿Sería el precio de tanto trabajo o el
de las noches en vela con una mujer hermosa en la cama? Quizá fuera que el paso del
tiempo no perdonaba a nadie. En cualquier caso, ante su sorpresa, sintió unas ganas
irreprimibles de pasarle los dedos por esas arrugas. ¡Incluso la lengua! Se enfureció
más todavía. ¿Cómo podía sentir algo por ese hombre? Era un hombre increíble—
mente sexy y podía excitarla sólo con la mirada, pero tenía que resistirlo y
demostrarle que ya no significaba nada para ella, que sería el padre de su hija, pero
nada más. El esbozó una sonrisa muy leve y cínica.
—Si crees que podemos volver donde lo dejamos, entonces es que tu vanidad te
ha sorbido el seso —explotó ella con la esperanza de que él no hubiera notado su
reacción.
Le ofendía que Lucio pensara que sólo servía para una cosa y si no hubiera sido
por su hija, lo habría expulsado de su casa y nunca habría vuelto a verlo. Sin
embargo, no podía hacerle eso a Becky. Nunca la había visto tan ilusionada. Estaba
deseando conocer a su padre y unas vacaciones en España serían la guinda del
pastel.
—Nunca se me ocurriría —replicó él—. Me has privado de ver crecer a mi hija,
¿crees que no te lo tengo en cuenta? Era un beso de despedida, como el que daría a
mi madre.
Kristie no se lo creyó. La había puesto a prueba y habría estado perdida si se
hubiera dejado llevar. Por encima de todo, no quería que él supiera que sólo de mirar
ese cuerpo casi perdía el sentido. Se apartó el pelo de la cara, salió al pasillo y abrió la
puerta de la calle. El no se resistió a salir.
—Antes, me gustaría despedirme de mi hija.
Kristie lo miró. No quería alargar esa situación ni un segundo más.
—¡Becky! —gritó—. Tu padre se marcha.
La niña bajó las escaleras a saltos y, para fastidio de Kristie, se arrojó en brazos
de Lucio. ¿Tenía que estar tan encantada de haberlo conocido? Se preguntó Kristie.
¿Por qué no se reservaba sus manifestaciones hasta que lo conociera mejor? Esa
demostración de amor la preocupaba.
Cuando Becky volvió a su habitación, el rostro de Lucio pasó de la delicada
satisfacción a la indiferencia granítica.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 15—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Me voy a España por la mañana. Estaré algún tiempo en mi oficina de allí. Te
informaré de los detalles del viaje.
Lo dijo como si se tratara de un asunto de trabajo y eso desquició a Kristie, pero
no dijo nada para no estropearle los planes a su hija, aunque le habría encantado. Ella
seguía creyendo que ir a España con él no era la mejor idea. Para su hija sería
maravilloso, pero para ella sería un infierno. ¿Notaría Becky la antipatía entre ellos?
¿Se estropearían las vacaciones por eso? Lo vio montarse en el Bentley y poner el
motor en marcha. Lo odió, pero, al mismo tiempo, se reconoció que todavía podía
alterar todos sus sentidos.

Una vez en el avión privado que las llevaba de vacaciones, Kristie comprobó
que su animadversión hacia Lucio no había disminuido ni un ápice. Había pasado
varias noches sin pegar ojo por lo que la esperaba y estaba pagándolo caro. El avión
privado era la última demostración de la opulencia de Lucio. Vivía en un mundo
muy distinto al suyo y no lo quería para Becky. Su hija, en cambio, estaba
disfrutándolo al máximo. Estaba tan emocionada que no podía quedarse sentada,
pero para Kristie, él sólo intentaba impresionarla. Kristie quería avisarla, pero sabía
que su hija no aceptaría que dijera nada malo de él. Después del primer encuentro,
estuvieron hablando y Becky no podía entender que su madre se hubiera separado
de él. Ella creía que era un padre impresionante y Kristie supo que Becky tendría que
aprender sola que para él las relaciones afectivas eran secundarias. No obstante,
estaba decidida a hacer cualquier cosa para proteger a su hija. ¿No sería ella la que
necesitaba protección? Lucio era una amenaza. Sabía perfectamente el efecto que
tenía en el sexo contrario. Ella no se había creído en absoluto que aquel beso fuera
algo inocente. El seguramente creía que podría conseguir a cualquier mujer, pero con
ella no iba a conseguirlo.
El avión empezó a descender y el corazón de Kristie lo acompañó en la bajada.
Esas vacaciones le espantaban.
Kristie había supuesto que una vez en el aeropuerto habría un coche con chófer
esperándolas, pero cuando pasaron la aduana se quedó pasmada al ver a Lucio.
Llevaba unos vaqueros y un polo negros y estaba de cortar la respiración. Tenía el
pelo algo despeinado, como si se hubiera pasado los dedos mientras las esperaba.
Para él, el tiempo era dinero y ella debería estar halagada de que hubiera hecho ese
esfuerzo.
Becky también lo vio y salió corriendo. A Kristie le fastidió que se le acelerara el
pulso.
—Bienvenida —la saludó él con su voz profunda y sexy—. Mi coche está
esperándonos.
Lucio se hizo cargo del equipaje y todos se pusieron en marcha. Fuera, hacía
calor y humedad, pero en el coche de Lucio, un aerodinámico monstruo blanco, hacía
un fresco muy de agradecer.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 16—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Qué tal el vuelo?


Lucio llevaba gafas de sol, pero cuando la miró por el retrovisor, Kristie sintió
que se le helaba la sangre. Ese hombre era demasiado peligroso para la paz de su
espíritu. ¿Cómo era posible que lo odiara y se sintiera atraída por él a la vez? No
tenía sentido. Como tampoco tenía sentido que estuviera montada en su coche
camino de su casa en España.
—Muy cómodo, gracias —contestó ella cautelosamente.
No quería parecer demasiado entusiasmada. Nunca había montado en un avión
privado y había sido algo impresionante. En vez de filas de asientos, tenía
habitaciones atendidas por solícitas azafatas. También tenía un cuarto de baño
increíble, una biblioteca, un despacho y una sala de juntas con una gran mesa
ovalada.
—¿Os han atendido bien?
Kristie se preguntó si rodarían cabezas en el caso de que contestara que no.
—Sí, muy bien, gracias.
Esa vez, Becky iba sentada al lado de ella, pero no escuchaba y estaba absorta
por el paisaje que pasaba por la ventanilla. Ya habían estado en otra ocasión en
España, pero nunca en esa zona montañosa y hasta la propia Kristie empezaba a
sentirse emocionada.
—¿Adónde vamos?
—A mi refugio en la montaña —contestó él mientras la miraba desafiantemente
por el retrovisor.
Al menos a ella le pareció desafiante y la palabra refugio tampoco la
entusiasmaba.
—¿Qué quieres decir?
—Tengo dos casas aquí. Una en Barcelona, cerca de mis centros operativos de
Europa y la otra aquí, para poder escapar de todo.
Escapar de todo… Kristie no se creía lo que acababa de oír. El era un adicto al
trabajo. ¿Para qué quería escapar? Además, la idea de ir a un sitio aislado la aterraba.
—¿No es injusto para Becky? —preguntó ella cortantemente.
—No te preocupes. Hay un pueblo cerca donde no nos faltará la compañía.
Además, el propósito de estas vacaciones es que yo llegue a conocer a mi hija.
—¿Qué te parece, Becky? —le preguntó su madre—. ¿Te apetece ir a un sitio
aislado en las montañas o prefieres la vida bulliciosa de una ciudad?
—¿Tienes piscina en el refugio de la montaña? —preguntó Becky a Lucio.
—Sí.
—¿Y caballos?
—Sí.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 17—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Entonces, voto por la montaña.


Kristie supo que había perdido.
Lucio estaba deseando conocer a su hija y se alegró de que ella aprobara sus
planes. Había tenido mucho miedo al primer encuentro porque no estaba seguro de
que los dos fueran a congeniar. Nunca se había planteado la posibilidad de
encontrarse con una hija de quince años caída del cielo. Sin embargo, su
preocupación había sido injustificada. Era una niña encantadora que lo había
aceptado sin reservas. Su mundo había cambiado de un día para otro.
Cuando les había dado la noticia a sus padres, su madre la recibió con un
abatimiento mudo, pero su padre se rió encantado. Habían conocido a Kristie cuando
salió con Lucio y su madre no la había aceptado bien. Los padres de Lucio vivían en
España, que era el país de origen de su madre, y él estaba deseando presentarle a su
nieta. Sin embargo, también quería pasar un tiempo solo con Rebecca. Quería saber
muchas cosas de su hija y ella tendría mucha curiosidad. Tenía casi dieciséis años.
Kristie tenía diecisiete cuando se conocieron. Casi no había diferencia de edad, pero
los separaba un abismo en la forma de afrontar la vida. Kristie era muy tímida, pero
tan hermosa que él no pudo dejar de mirarla. Tenía unos impresionantes ojos color
amatista, grandes, expresivos y con unas pestañas muy tupidas. También tenía una
melena castaña que le caía sobre los hombros como una cascada de cobre. En cuanto
la vio, supo que la deseaba. Ella se abrió como una flor en primavera cuando
empezaron a salir juntos y su timidez fue desvaneciéndose en cuanto lo conoció
mejor. El fue su primer amor y cuando por fin se acostaron, ella sacó a relucir un
apetito sexual voraz y nunca se saciaba de él. Ni él de ella, para ser sinceros. Desde
entonces, él no había conocido a ninguna igual.
Miró a Kristie por el retrovisor y se preguntó por qué habría sido tan tonto de
dejarla marchar. Seguramente, él habría podido conjugar la diversión y el trabajo.
Aunque, quizá, habría estado tan concentrado en su trabajo que no habría nutrido su
relación. ¿La habría perdido en cualquier caso? ¿Habría sido todo más doloroso si
hubieran pasado unos años juntos? Estaba muy enfadado con ella por haberle
ocultado a Rebecca, pero a pesar de eso, seguía encontrándola impresionantemente
atractiva. Cuando había avanzado hacia él en el aeropuerto, alta y orgullosa con un
vaporoso vestido malva, él volvió a sentirse maravillado por su belleza. Una hora
más tarde, llegaron a su destino. La casa estaba en una ladera cubierta de pinos y
Becky saltó del coche casi antes de que parara.
—Hemos llegado —Lucio se volvió para mirar a Kristie que no se había
movido.
—Está muy aislada.
—El pueblo está a un kilómetro y medio.
—¿Pasas mucho tiempo aquí?
—Algunas semanas al año.
—Estoy asombrada.
—Me lo imaginaba.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 18—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Ella estaba de uñas contra él y tenía metido en la cabeza que era un adicto al
trabajo que nunca descansaba ni un minuto. Lucio también se preguntó si no habría
cometido un grave error, si ese ambiente no sería perjudicial para su hija. Quizá
hubiera sido preferible llevarlas directamente a Barcelona, donde sus padres podrían
haberlo ayudado a disimular las desavenencias entre ellos.
Kristie siguió a Lucio en silencio. La casa tenía tres pisos y ella supuso que
desde el último habría unas vistas preciosas del paisaje. En otras circunstancias,
estaría emocionada. Podía oír el murmullo de un riachuelo y lo vislumbró entre los
árboles. Era un sitio idílico… para personas enamoradas. Había que querer mucho a
una persona para vivir en un paraje tan remoto. ¿Iría solo allí o sería su nido de
amor? Seguramente nunca lo sabría. Además, ¿quería saberlo?
Las habitaciones eran espaciosas y casi sin muebles. A Kristie le gustó más que
la casa de Londres. En la planta baja había una zona de estar exenta y una cocina
impresionante. En la primera planta había dos dormitorios con cuarto de baño.
—Para ti y para Rebecca —les aclaró Lucio mientras les enseñaba la casa.
Toda la planta superior estaba ocupada por el dormitorio principal, rodeado de
ventanales y una terraza enorme que, como había imaginado Kristie, tenía unas
vistas maravillosas.
—¿Qué os parece? —preguntó él.
—¡Es fabulosa! —exclamó Rebecca—. Mira, mamá, ahí está la piscina. Es
fantástica.
La piscina salía de la casa hacia una terraza con tumbonas muy tentadoras.
—Puedes ir a explorarlo todo —le propuso Lucio—. Vete a donde quieras.
Becky salió corriendo y Kristie hizo el gesto de seguirla. Empezaba a darse
cuenta del tiempo que tendría que pasar sola con él. Podría ser angustioso.
—Creo que voy a deshacer las maletas —comentó ella sin fuerzas en la voz.
Lucio le puso la mano en el hombro, un contacto inocente que a ella le pareció
abrumador.
—No quiero que haya ninguna tensión entre nosotros —él se giró para
mirarla—. Rebecca es una niña muy sensible y lo notaría enseguida. Quiero que lo
pase bien aquí.
—Lo pasará bien —replicó ella lacónicamente mientras se apartaba de él.
¿Por qué sabía que Becky era sensible? Además, su hija lo pasaría bien aunque
no quisiera. Tenía una piscina y un caballo a su disposición, aunque no lo hubiera
visto todavía. Ella sería la única persona que no lo pasaría bien. Nunca le había
hablado de una casa aislada en la montaña.
—¿Tenías planeado traernos aquí?
—Sí —la miró con los ojos entrecerrados—. ¿Tienes algún inconveniente?
Claro que lo tenía, era demasiado íntimo. Ella no podía eludirlo de ninguna
manera.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 19—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—No es lo que yo me esperaba. Creo que podrías habérmelo avisado.


—A Rebecca le gusta.
—Así que estás haciendo lo que más me temía; estás comprando su afecto. Estás
tentándola con una piscina, un caballo y con vaya usted a saber los ases que tienes en
la manga.
Lo miró con unos ojos violetas que brillaban como estrellas que quisieran
atravesarlo, como si quisiera golpearlo en el pecho con las manos, pero sabía que si lo
intentaba, él la agarraría, la estrecharía contra sí y… seguramente, la besaría.
Se sintió dominada por un torbellino de sensaciones. Detestaba tener que
reconocerlo, pero aquello era lo que más miedo le daba. Estaría a su merced si él se
atrevía a posar sus labios en la piel de ella. El contacto más leve la desmoronaría.
Kristie se fue a otro ventanal para dejar de pensar en esas cosas.
—Esta es mi vida, Kristie. Yo esperaba que estuvieras orgullosa de que hubiera
llegado tan lejos.
—Estoy impresionada —reconoció ella—, pero no puedo dejar de preguntarme
a qué precio —se dio la vuelta para mirarlo—. No te has casado. Que yo sepa, tienes
tres casas, quizá tengas más, pero vives solo. ¿Qué vida es ésa?
Se hizo un silencio y Kristie creyó que le había tocado alguna fibra sensible.
—¿Quién eres tú para criticar mi vida? —le preguntó él con una mirada
gélida—. ¿Hay algún hombre en tu vida? Creo que no. Me parece que nos parecemos
bastante. Si yo fuera tú, me lo pensaría dos veces antes de criticarme.
—No estaba juzgándote —Kristie se puso digna—. Sólo constataba un hecho.
—¿De verdad? —él cruzó los brazos sobre el pecho—. Yo he captado cierto
resentimiento. Quizá lamentes haberme dejado. Quizá pienses que si hubieras
aguantado un poco, todo esto sería tuyo.
Kristie sacudió la cabeza con todas sus fuerzas. Aquella conversación no llevaba
a ninguna parte. Tenía que deshacer el equipaje y comprobar que Becky estaba bien.
Sin embargo, Lucio, provocativamente, se había colocado entre ella y la puerta
y supo que no la dejaría marcharse. No sabía lo que él podría querer, pero el corazón
se le desbocó y dio un respingo cuando él le apartó el pelo de la cara.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 20—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 5
Kristie encontró a Becky sentada en el borde de la piscina con los pies metidos
en el agua. Se quitó las sandalias y se sentó al lado de ella.
—¿Qué te parece todo esto, cariño?
—Es increíble, mamá. Papá debe de ser muy rico, ¿verdad?
—¿Te gusta por su dinero?
Kristie no pudo evitar la pregunta, como no podía evitar que detestara que lo
llamara papá.
—Me daría igual que no tuviera un céntimo. Es mi padre. Llevo años rezando
para conocerlo. No voy a desperdiciar ni un segundo del tiempo que estemos juntos.
Kristie sintió un vacío en el estómago. Su hija la había puesto en su sitio por
haberla mantenido alejada de su padre hasta ese momento. Estaban reprochándoselo
por todos lados y empezaba a arrepentirse de haberlos puesto en contacto.
Cuando Lucio le había apartado el pelo lenta e insinuantemente, todo su cuerpo
se estremeció ante lo que la esperaba. Los ojos de él, duros como el pedernal, se
habían clavado en los de ella y los habían atrapado completamente. El,
premiosamente, le había tomado la barbilla con una mano fría pero que le abrasó la
piel, le había levantado la cabeza y la había mirado fijamente.
—Ya sé que no quieres estar aquí, Kristie, pero ya que estás, mi consejo sería
que le sacaras el máximo partido.
—¿Qué implica exactamente eso? —preguntó ella incisivamente—.
¿Entregarme a ti?
Lo preguntó antes de que pudiera morderse la lengua y se sonrojó.
—Si es lo que quieres, puedo darte ese gusto encantado de la vida —contestó él
despreocupadamente, pero sin un rastro de sonrisa—. Aunque no es lo que yo me
proponía. Quiero que lo pases bien. Son unas vacaciones para Rebecca y para ti.
Creía que te gustaría venir. Es más pequeño, más acogedor y más…
Lucio no terminó la frase y le soltó la barbilla, pero Kristie no pudo moverse. Su
mirada la tenía cautiva y sentía el calor de su cuerpo implacablemente cerca. Sus
pechos se endurecieron, sus pezones se agrandaron y sus zonas más íntimas
palpitaron de excitación. Había algo invisible e intangible que la ataba a él. No podía
mover ni un músculo. Cuando oyó el suspiro de Lucio, cuando olió su aroma al
acercarse, Kristie supo que no tenía escapatoria. Cerró los ojos como si así pudiera
evitar lo inevitable. Porque pasara lo que pasase. no sería ella quien lo provocaría.
Era como si una fuerza todopoderosa se hubiera apoderado de ella y le dijera que lo
correcto era dejarse llevar, que él no era su enemigo, que era su ex amante, un
amante fantástico, y que podía volver a serlo. ¿Acaso no había gozado con su
cuerpo? ¿Acaso no había tenido un apetito voraz por el sexo? ¿Acaso no quería sentir
la palpitante dureza dentro de ella y alcanzar límites con los que nunca había

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 21—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

soñado? La respuesta era: sí, pero sólo en sueños. No allí, donde su hija podría
aparecer en cualquier momento.
Sin embargo, cuando se sintió estrechada contra su poderoso pecho, cuando
notó los latidos enloquecidos de su corazón, cuando sintió su dureza contra el
vientre, toda firmeza se desmoronó como un castillo de naipes, todo temor y toda
duda de disiparon.
La abrazó con fuerza y se movieron al ritmo del viento que corría entre los
pinos. Sólo estaban separados por la ropa. Kristie sabía que en otras circunstancias ya
se la habrían quitado. Ya habían estado en otra situación muy parecida y habían
acabado en la cama. Al recordarlo, Kristie salió de aquel trance hipnótico y puso las
manos en el pecho de él.
—¿Qué demonios haces?
El la soltó inmediatamente, pero esbozó una leve sonrisa, aunque su mirada
seguía siendo dura y turbadora.
—Si uno no quiere, dos no se pelean…
—¿Por esto nos has traído aquí? —le preguntó ella con una indignación
profunda—. Sabía que estaba cometiendo un error. En realidad, el error lo cometí al
decirte que tenías una hija. Si no fuera porque Becky está muy ilusionada, me
marcharía en este instante.
—Hay un buen trecho…
—En eso confías, ¿verdad? Estamos atrapadas.
—Estás mucho más guapa que cuando tenías diecisiete años.
El repentino cambio de tema sorprendió a Kristie.
—No vas a conseguir nada con halagos.
—Y yo espero que dijeras en broma que preferirías no haberme hablado de
Rebecca —él apretó las mandíbulas—. Bastante hiciste con ocultármela durante
quince años. Si lo hubiera descubierto antes, tu vida habría sido un infierno. ¿Qué
clase de madre eres? Le ocultas el padre a tu hija y la hija al padre. ¿En qué estabas
pensando?
El no esperó la respuesta, se dio la vuelta y se marchó. Kristie tardó unos
minutos en reunir fuerzas para ir al dormitorio a deshacer el equipaje. Luego, había
ido a la piscina con su hija.
—¿Qué estás pensando, mamá?
—Que este sitio es precioso —mintió ella.
—Pareces triste.
—Son recuerdos.
—¿De mi padre?
Kristie asintió con la cabeza.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 22—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Ojalá no hubierais roto. El es el padre que siempre he querido.


Kristie pensó que todavía no lo conocía. Era guapo y rico, pero ¿tenía
sentimientos? A ella no le constaba. Sus únicas sensaciones eran físicas. Tenía mucho
atractivo sexual y las revistas siempre lo retrataban con una mujer del brazo.
Además, su relación, también, se había limitado al sexo. Ella era muy joven y no se
dio cuenta. Ella pensó que la quería y que ella lo quería a él, pero sólo hubo una
atracción física que, desgraciadamente, no había desaparecido. Lucio no dudaría en
aprovecharse.
—Tendrás tiempo de conocerlo —replicó Kristie delicadamente.
—Que vosotros rompierais no quiere decir que él y yo no podamos llevarnos
bien. Espero que no quieras estropearme las cosas, mamá.
—Claro que no. Quiero que quieras a tu padre y que él te quiera a ti. Sólo digo
que ha pasado poco tiempo. Es un hombre muy ocupado; no podrá estar todo el rato
contigo.
—No soy tonta, mamá. Ya sé que está haciendo un esfuerzo para conocerme y
lo agradezco. También sé que pasaré semanas sin verlo porque él estará de viaje de
trabajo. No tienes que preocuparte.
—Bien dicho.
Lucio había vuelto a pillarlas desprevenidas y Kristie se preguntó qué habría
oído. Acto seguido, él se lanzó a la piscina. Las dos lo miraron mientras buceaba
durante mucho rato. Cuando salió, se apartó el pelo de la cara.
—¿Nadie me acompaña? —preguntó él.
—Yo —contestó Becky inmediatamente—. Dame dos segundos para que me
cambie.
—¿Tú no te animas? —le preguntó a Kristie con tono sensual.
—Hoy, no —contestó ella.
No con él, no después de la excitación que sintió hacía un rato y que casi la
consume. Todo su cuerpo se puso en tensión cuando lo miró involuntariamente. Su
cuerpo había madurado espléndidamente. Era más ancho y musculoso que antes y
estaba bronceado, lo que daba una idea del tiempo que pasaba al aire libre. Quizá allí
mismo. ¿Con quién? Kristie no podía aguantar la curiosidad. Le costaba creer que
pasara el tiempo solo.
Ella miraba hipnotizada las gotas de agua que le caían del pelo y le resbalaban
por el poderoso pecho. Se sintió tentada de inclinarse un poco para acariciarle la piel
y volver a sentir su virilidad. No se dio cuenta de que se le había entrecortado la
respiración hasta que vio que Lucio la miraba casi burlonamente. Se acercó con tanta
naturalidad que no se dio cuenta hasta que él apoyó las manos en el borde de la
piscina a los lados de ella. El aire se espesó y ella habría dado cualquier cosa por
poder escapar. Se le aceleró el pulso y, automáticamente, alargó las manos para
empujarlo de los hombros. Fue un esfuerzo inútil. Lucio era mucho más fuerte. Tenía
los ojos clavados en los de ella y le enviaban señales inequívocas de anhelo, le decían

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 23—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

que, aunque ya no podía hacer nada, hacía no mucho tiempo él quiso renovar la
relación con su cuerpo.
Kristie sintió un escalofrío por todo el cuerpo.
—¿Tienes frío? —le preguntó él con un levísimo tono irónico.
Toda la terraza estaba protegida del sol por toldos de lona, pero hacía fresco,
aunque no tenía nada que ver con lo que ella sentía por dentro.
—En absoluto —contestó ella—. Sólo ha sido un escalofrío sin motivo.
—Me parece que no te creo —replicó él delicadamente—. La intensa atracción
que sentimos una vez sigue muy viva, ¿verdad?
Kristie se había puesto una camiseta y unos pantalones cortos y se dio cuenta de
que los pezones se le habían endurecido por la ardiente mirada de Lucio.
—Quizá sí, quizá no, pero sienta yo lo que sienta, no pienso volver a liarme
contigo. Seremos amigos por el bien de Becky, pero nada más.
—A lo mejor no puedes evitarlo.
La agarró de las muñecas y le acarició la parte interior con los pulgares.
—A lo mejor te aburres de intentarlo —Kristie intentó mirarlo con firmeza, pero
supo que no lo había conseguido.
El pulso le latía a toda velocidad y tenía la boca seca. Deseó estar a un millón de
kilómetros de allí. Lució la miró provocativamente a la boca y acercó la cabeza a la de
ella.
—¡No! —exclamó Kristie.
Se liberó de las manos de él y otra vez arremetió contra el muro de su pecho. El
esfuerzo volvió a ser inútil. El la rodeó con sus brazos y Kristie cerró los ojos cuando
la boca de él reclamó la de ella. La batalla estaba perdida. Sintió que se abrasaba por
dentro, una sensación que había creído que no volvería a notar. También sintió que
se hundía cada vez más en un mar de sensaciones desatadas. Entonces, se dio cuenta
de que Lucio la había metido en la piscina y la besaba debajo del agua y la acariciaba
por todo el cuerpo con manos insaciables. Era un tormento exquisito y ella se
preguntó si eso sería como ser una sirena y hacer el amor debajo del mar. La llevó al
borde de la locura antes de que los pulmones exigieran algo de oxígeno y tuvieran
que salir a la superficie. Ella tomó unas bocanadas entrecortadas de aire. El cuerpo le
palpitaba enfebrecido y con el rabillo del ojo vio que su hija se acercaba.
—Es un disparate, ¿qué vamos a decirle? —siseó ella.
—Yo me ocupo —contestó él sin perder la calma—. Ella pensará que nos hemos
besado y que estamos reconciliándonos.
—No quiero que piense eso.
El frunció el ceño profundamente.
—¿Por qué? ¿No sería lo mejor para ella?

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 24—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Eso es lo que quieres? —le espetó ella mientras se agarraba al borde de la


piscina—. ¿Quieres que seamos unos padres de verdad? ¿Quieres que nos casemos y
demos a Becky una familia estable?
—Yo no he hablado de casarnos —contestó él con seriedad.
Los ojos de Kristie centellearon.
—Ni yo lo he creído. El matrimonio no está entre tus prioridades. Disfrutas con
la caza y captura, pero nada más. Eres un canalla de la peor especie.
Una sombra atravesó el rostro de él.
—No fuerces tu suerte, Kristie.
¿Forzar su suerte? Estaba hundida en la miseria por él y porque había tenido la
osadía de besarla y de hacer que su sangre hirviera como la lava. Quería arañarlo
como una gata entre la espada y la pared.
—¿Qué ha pasado, mamá? —Becky la miró con cierta preocupación—. ¿Por qué
estás en el agua con ropa?
—Porque yo la he tirado —respondió Lucio entre risas.
—¿Por qué?
—Porque yo dije que no quería bañarme —intervino Kristie que no se fiaba de
lo que él pudiera decir—. Tu padre tiene unas grandes dotes de persuasión —ella
también consiguió reírse—, pero creo que ya he tenido bastante —salió de la piscina
y sonrió a su hija—. Puedes quedártelo para ti sola.
—¿Estabais discutiendo, mamá? —le preguntó Becky suavemente.
—¡En absoluto!
Becky no pareció muy convencida y Kristie suspiró mientras iba a su cuarto
dejando un reguero de agua en el suelo y deseando que Lucio se resbalara y se
rompiera el cuello.
Kristie no se sintió mejor ni después de ducharse y supo que tenía que
marcharse de esa casa, aunque fuera un rato. Daría un paseo y dejaría que Becky
conociera mejor a su padre. Se fue sin decir nada y a los diez minutos estaba en el
pueblo. Un grupo de ancianos que jugaba a las cartas en un bar la miró con
curiosidad. Al otro lado de la carretera, una serie de casas cúbicas ascendían por la
ladera de la montaña, pero ninguna era tan bonita como la de Lucio y ella se
preguntó qué pensaría aquella gente de ese medio inglés medio español que vivía allí
una parte del año. Entró en la farmacia y la recibieron con la misma mirada de
curiosidad que le habían dispensado los ancianos.
—Quiero algo para las picaduras de insectos, por favor —pidió ella en español.
Durante la otra visita con Becky había aprendido algunas palabras de español y
ya le habían picado unos mosquitos durante el paseo.
—¿Es inglesa? —le preguntó la señora en inglés desde el otro lado del
mostrador.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 25—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Sí —respondió ella.


—Yo hablo inglés —la señora parecía orgullosa—. ¿Está de vacaciones?
—Sí, con Lucio Masterton, en la casa grande de la montaña.
—Ah, sí —ella esbozó una amplia sonrisa—. Es encantador, gasta dinero en el
pueblo. ¿Es su mujer?
—¡No! —Kristie sacudió la cabeza vigorosamente.
—Una amiga… ya entiendo.
La mujer dejó muy claro que la tomaba por la última conquista de Lucio.
—¿Tiene repelente para insectos? —le pidió Kristie que no quería seguir
hablando de Lucio.
—Sí —contestó la señora mientras le daba un aerosol. Entonces, Kristie cayó en
la cuenta de que no había llevado euros.
—Lo siento, pero no puedo pagar, sólo tengo dinero inglés.
—No se preocupe, ya pagará la próxima vez.
Kristie pensó que el nombre de Lucio era suficiente y se marchó después de
darle las gracias. Si no hubiera estado tan enfadada con él, se habría quedado
impresionada.
Volvió lentamente hacia la casa y se encontró que Lucio iba como un loco en el
coche hacia ella. Frenó en seco.
—¿Qué estás haciendo?
—He ido a comprar algunas cosas —contestó ella despreocupadamente—, pero
me he olvidado los euros. La mujer de la farmacia me ha dicho que ya pagaré la
próxima vez.
—Móntate —le ordenó Lucio con el ceño fruncido.
—Prefiero pasear.
—He dicho que te montes.
El gesto de él era de furia contenida y Kristie prefirió no discutir. Lucio fue
hasta la farmacia, entró y volvió a montarse en el coche.
—La próxima vez que quieras ir a alguna parte, dímelo primero.
Lucio arrancó a toda velocidad en dirección hacia la casa.
—No sé qué tiene de malo lo que he hecho. No he ido tan lejos.
—Suficientemente lejos para que yo me preocupara.
—¿Por qué? ¿Qué podía pasarme?
—Maldita sea, Kristie, podrían haberte pasado muchas cosas. Podrías haberte
perdido o haberte caído y roto una pierna. Habríamos tardado horas en encontrarte.
—Pero no ha pasado nada, ¿no? —replicó ella subiendo el tono.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 26—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

El se comportaba como si ella le importara o, ¿sería porque se sentía


responsable de ella? Claro, la había llevado hasta allí y tenía la obligación de
devolverla sana y salva.
—¿Dónde está Becky?
Sabía que era una pregunta tonta y que ella estaría perfectamente, pero quería
intentar que él sintiera algún remordimiento.
—Becky está muy bien, preocupada por ti, pero muy bien.
Llegaron a la casa y su hija fue corriendo hacia ella.
—Mamá, ¿dónde te habías metido? Estábamos preocupados.
—He ido hasta el pueblo dando un paseo, cariño. No teníais que asustaros.
Quería un repelente contra los insectos.
—Que yo tengo en mi botiquín… —le informó Lucio—. La próxima que vayas
de paseo, dímelo antes —le repitió él antes de entrar en la casa.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 27—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 6
Lucio estaba completamente furioso y subió las escaleras de dos en dos. Sabía
que Kristie estaba allí a desgana, que había ido para no perder de vista a su hija. Sin
embargo, él seguía sin entender que ella le hubiera ocultado la existencia de Becky
durante tanto tiempo. Era una espina que llevaba clavada en el corazón. Además,
Kristie había dejado muy claro que no quería estar en la misma casa que él, de modo
que mucho menos querría una proximidad más personal. Sin embargo, ¿era
necesario que mostrara su disgusto delante de Rebecca? ¿No se daba cuenta de lo
que estaba haciendo a su hija? Rebecca había estado a punto de echarse a llorar
cuando se dieron cuenta de que ella no estaba y le confesó que les había oído discutir
cuando llegó a la piscina. El hizo lo posible por convencerla de que su madre y él no
eran enemigos mortales, pero no tuvo mucho éxito. Tampoco pudo reprochárselo. La
animadversión entre ellos era evidente y no sólo por parte de Kristie. Para él, ella
había hecho algo imperdonable y nunca lo olvidaría. Sin embargo, no entendía por
qué ella sentía tanta aversión por él. ¿La habría arrastrado desde que descubrió que
estaba embarazada? No podía entender que no se lo hubiera dicho. ¿Realmente
pensaba ella que le habría dado la espalda? Eso demostraba lo poco que lo conocía.
El había adorado a Kristie, pero no se había sentido preparado para comprometerse
seriamente en una relación. Tenía diecinueve años y tenía que pensar en su porvenir
profesional. Para él era importante triunfar y que su mujer e hijos pudieran tener
todas las comodidades. En el fondo de su alma, siempre había tenido la ligera
esperanza de que algún día volverían a estar juntos, pero nunca se había imaginado
que sería de aquella manera.
Se duchó y se vistió para le cena, pero cuando bajó sus pensamientos seguían
siendo sombríos y amargos.
Kristie no salió de su habitación hasta que Becky llamó a su puerta y le dijo que
le cena estaba preparada. Tuvo ganas de quedarse, no le apetecía nada comer. Sólo
podía pensar en que había cometido un gran error al ir allí. Habría sido preferible
que Becky hubiera ido sola, aunque ella se habría preocupado más todavía.
La maldita atracción que seguía sintiendo por Lucio estaba destrozándole los
nervios y podía acabar con su cordura. Allí no podría escapar de él, no podría hacer
nada que no fuera con él. Si Becky hubiera preferido ir a Barcelona, por lo menos
podría haber visitado la ciudad por su cuenta.
—Me encantaría que siguieras queriendo a papá —le dijo Becky mientras
bajaban la escalera.
—¿Qué te ha contado? —le preguntó ella con una mirada penetrante.
—Nada —Becky se encogió de hombros—, pero está muy claro que estás
descontenta. Yo pensé que… —la niña no terminó la frase.
—¿Qué pensaste?
—Que cuando os encontrarais, todo se arreglaría. Tuviste que amarlo una vez y
tengo la sensación de que él todavía te quiere.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 28—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¡Bobadas! —exclamó Kristie—. Tu padre nunca me ha querido y deberías


saber que nunca lo hará. Tu padre sólo quiere al trabajo, a hacer dinero. Eso no le ha
hecho muy feliz, pero…
—Pero me tuvisteis —a Becky se le quebró la voz—. El tuvo que sentir algo por
ti y tú por él.
—La gente no siempre tiene hijos porque está enamorada. Ya eres mayor para
saber eso. Cometí un gran error con tu padre. Yo creí que estaba enamorada, es
verdad, pero no lo estaba. Yo era muy joven para saber qué significaba eso. Espero,
cariño, que nunca cometas el mismo error.
—No lo haré, mamá. Te lo prometo, pero si no estás enamorada de mi padre,
¿sería mucho pedir que fuerais amigos?
Kristie se sintió como si la hubieran reprendido por ser una niña mala. Su hija
estaba sufriendo por su egoísmo y ella no lo había visto.
—No somos enemigos —replicó Kristie con una sonrisa forzada—, te lo
aseguro.
Kristie comprendió que su hija no sabría nunca lo que ella sentía por Lucio.
Eran unos sentimientos demasiado íntimos que dominaban cada centímetro de su
cuerpo cuando estaba cerca de él y que abrumaban sus pensamientos cuando él no
estaba cerca. Eso la alteraba completamente y fingir que no pasaba nada, por el bien
de su hija, iba a ser un esfuerzo sobrehumano.
Kristie supuso que Lucio cocinaría la cena, lo recordaba cocinando cuando era
estudiante, y se sorprendió al ver una mujer en la cocina.
—Kristie, te presento a Dolores. Viene a ocuparse de todo cuando estoy aquí.
Dolores sonrió y la miró con curiosidad. Kristie se preguntó cuántas mujeres
habría conocido. Dolores tenía cuarenta y muchos años, era delgada y seguramente
había sido muy guapa, pero su sonrisa seguía iluminándole todo el rostro.
—Dolores no habla inglés —le explicó Lucio antes de volverse y decirle algunas
palabras en español.
Kristie se quedó impresionada, aunque si tenía dos casas allí y una sede de su
empresa, lo normal era que supiera el idioma.
—He pensado que podríamos cenar al aire libre —le comentó Lucio con una
mirada escéptica.
Kristie sonrió con agrado al recordar las palabras de su hija.
—Me parece muy bien. En Inglaterra no tenemos muchas ocasiones de hacerlo.
¿Puedo hacer algo?
El frunció el ceño como si le extrañara que fuera tan simpática repentinamente.
—Nada en absoluto —contestó él—. Espero que tengas hambre. Dolores ha
hecho cena para un regimiento.
—Yo me muero de hambre —intervino Becky.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 29—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Kristie prefirió no decir nada. En realidad, no creía que pudiera probar bocado.
La mesa estaba puesta en la terraza junto a la piscina. Tenía la montaña de
fondo y Kristie pudo comprender que Lucio hubiera elegido ese sitio. El se sentó a la
cabecera de la mesa y Kristie y Becky cada una a un lado de él. Kristie lo notaba
demasiado cerca para estar cómoda; notaba el calor que emanaba de él, aunque quizá
fuera al revés. La incomodidad subió varios grados cuando él tomó su mano y la de
Becky.
—Vosotras habéis llenado mi vida —declaró él secamente.
Kristie se puso en guardia, pero cuando miró a su hija vio que ella estaba
radiante. Lucio, como si hubiera adivinado que Kristie no sería tan receptiva, le
apretó la mano cariñosamente y ella consiguió esbozar una sonrisa, aunque fuera
forzada, y se soltó del apretón en cuanto pudo.
—¿Te dejan tomar vino? —le preguntó él a Becky mientras sacaba una botella
de vino blanco de una cubitera.
Becky miró a su madre y sacudió la cabeza.
—Todavía no. Tengo que cumplir dieciocho años. Tomaré agua.
—¿Te han hecho esta casa según tus indicaciones? —le preguntó Kristie para
aliviar la tensión que empezaba a pesar como una losa.
—Sí. ¿Te gusta?
La expresión de él no indicaba que siguiera enfadado con ella y su sonrisa era
muy agradable. Si ella seguía el juego, Becky no sospecharía la animadversión
soterrada.
—Es preciosa —aseguró ella con tono de entusiasmo—. Aunque nunca me
habría imaginado que estarías contento en un sitio así. Tengo la idea de que eres un
hombre de negocios que va de reunión en reunión y que no tiene tiempo para
relajarse.
—Todo el mundo necesita relajarse.
Lucio la miró intensamente, como si supiera el esfuerzo que estaba haciendo
ella. Kristie sintió un escalofrío de excitación y cuando miró a su hija, comprobó que
ella estaba observándolos. Si quería que su hija estuviera contenta, tendría que actuar
y no había actuado nunca.
—Claro —concedió Kristie desenfadadamente—. Este sitio es perfecto, me
encanta.
—¿Tú te tomas muchas vacaciones?
—Una vez al año, cuando Becky termina el curso.
—¿Adónde vais?
—Antes íbamos en una caravana por Inglaterra, pero últimamente hemos
viajado por Europa. Sobre todo a España, a Benidorm o a algún sitio animado para
Becky.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 30—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Te gusta España? —le preguntó Lucio a Becky.


—Me encanta —contestó su hija con una sonrisa de oreja a oreja—. Me encanta
cualquier sitio del extranjero.
—¿No te gusta Inglaterra?
—Claro que sí, papá, ya sabes lo que quiero decir.
—Efectivamente —Lucio se rió—. Ahora podrás tenerlo todo.
Kristie sintió un vacío en el estómago. Estaba tentándola con su dinero.
—No te olvides de que la educación de Becky es más importante que las
vacaciones.
—Claro, nunca la apartaría de eso, Kristie. Tienes mi palabra.
La sonrisa de Lucio era resplandeciente y muy franca. Kristie también sonrió.
Sus sentimientos estaban virando hacia algo más cálido y embriagador, hacia un
sentimiento que ella conocía bien y que podía apoderarse de todo su cuerpo. El
estaba haciéndolo intencionadamente y ella lo sabía, pero aun así, le daba resultado.
Su hechizo se adueñaba de ella y hacía que se estremeciera desde la base del cuello
hasta la fuente de su anhelo. Sin embargo, no podía hacer nada con su hija delante.
Tuvo ganas de salir corriendo, pero vio que Dolores se acercaba.
—Qué aproveche —les deseó ella mientras dejaba las fuentes.
La comida estaba deliciosa y Kristie le hizo justicia, sobre todo para el poco
apetito que tenía. También bebió más vino del prudencial y se sintió contenta y
sonrojada.
Se sorprendió cuando Becky anunció que se iba a la cama, aunque supuso que
era una excusa para dejarlos solos. A medida que iban bebiendo vino, Lucio y ella
fueron sintiéndose más cómodos y su hija debió de haberlo notado.
Dolores recogió la mesa y se fueron a otra parte de la terraza con unas butacas
de cuero dispuestas de forma muy íntima.
—Lo tienes todo muy pensado, ¿no? —comentó ella.
—Me gusta sentirme cómodo.
Ella pensó que aquélla no era una casa de soltero precisamente, pero intentó
pensar en otra cosa. Al fin y al cabo, ¿qué le importaba? Nada, le respondió su parte
más racional, aunque la parte más emotiva, estimulada por el vino, sintió una
punzada de celos. Algo absurdo cuando llevaban dieciséis años sin verse.
—¿Quieres beber algo más? Puedo abrir otra botella de vino o…
—No, gracias —lo interrumpió Kristie—. Ya he bebido más de lo que estoy
acostumbrada.
—Si te ayuda a relajarte… Te noto más cómoda.
La virilidad arrebatadora de su rostro y su sonrisa deslumbrante le aceleraron el
pulso.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 31—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Lo hago por Becky —replicó ella inexpresivamente.


—Aun así, está bien.
Lucio acercó un poco su butaca y el olor de su colonia en el calor de la noche la
atrajo hacia él. Era un disparate. Ella no podía moverse, casi no podía respirar y sólo
pensaba en que tendría que haberse ido con su hija. El día había sido agotador y eso
habría bastado como excusa.
Sin embargo, las estrellas que tachonaban el cielo y el olor de los pinos
mezclado con el de la colonia de Lucio hacían que fuera una noche perfecta para
unos enamorados. Kristie sintió un escalofrío.
—¿Tienes frío? —le preguntó él con tono grave y preocupado.
—Estoy cansada —contestó ella con la esperanza de que él captara la indirecta.
La situación estaba poniéndose demasiado íntima. Ella prefería cuando estaban
a la gresca.
—No me extraña —replicó Lucio—, pero ahora puedes relajarte. Rebecca se ha
ido a la cama, lo noche es joven y tenemos que hablar de muchas cosas.
—¿De qué? —le preguntó ella con el ceño fruncido.
¿De qué tenían que hablar? ¿Estaba pensando en arrebatarle a Becky? ¿Iba a
deslumbrarla con su riqueza y hacerle una oferta que no pudiera rechazar?
—De ti.
—¿De mí? —algunos de los temores de Kristie se evaporaron.
—Quiero saber qué has hecho todos estos años, aparte de criar a mi hija, claro.
Criar a su hija… Le fastidiaba muchísimo que dijera eso, pero lo pasó por alto.
—Tienes una casa muy bonita —siguió él—. Habrás sacado el dinero de alguna
parte. Querías ser profesora, ¿no?
Kristie se quedó asombrada de que todavía se acordara.
—Sí, pero lo deseché. Trabajo… —dudó un segundo—… en el sector de la
informática.
El se irguió un poco y la miró fijamente.
—Qué interesante, los dos estamos en el mismo negocio. ¿Qué haces?
Kristie miró las estrellas para no mirarlo a él y habría preferido hablar de lo
bonito que estaba el cielo porque sabía adónde iba a llevar todo eso.
—Elaboro programas de software.
—¡Caray! —efectivamente, había captado su atención—. ¿Eres buena?
—Hay quien dice que sí.
—¿Quieres un trabajo?
La pregunta sorprendió a Kristie.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 32—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Trabajar para ti? No, gracias.


—Lo dices como si fuera espantoso —Lucio frunció el ceño—. Pago muy bien.
—Estoy segura de ello. También obtienes buenos beneficios. Tu éxito ha sido
impresionante.
—De modo que has estado al tanto de mi carrera —comentó él con una mirada
devoradora. Kristie se maldijo para sus adentros.
—Es imposible no leer algo de ti. Tus asuntos salen por todos lados. La prensa
tiene mucho tema contigo.
—Desgraciadamente, pero estamos yéndonos por las ramas. Estábamos
hablando de ti. ¿En qué empresa trabajas?
—Trabajo por mi cuenta —contestó ella en voz muy baja.
Tuvo la esperanza de que él no la hubiera oído y pasaran a hablar de otra cosa,
pero no tuvo suerte. Lucio giró la butaca para ponerse de frente a ella.
—Esto se pone más interesante cada vez. ¿Estás por tu cuenta? Enhorabuena,
me alegro por ti. Nunca me di cuenta de que también tenías ambiciones.
—No se trató de ambiciones —le rebatió ella con un destello en los ojos—, fue
necesidad. No quería salir a trabajar fuera y dejar a Becky en manos de otra persona.
Durante un tiempo trabajé para otros desde casa, pero luego decidí que era mejor
crear mi empresa que enriquecer a los demás.
Lucio apretó los labios en un gesto que ella empezaba a conocer muy bien.
—Nadie te obligó a ser madre soltera.
—Lo sé. Fue una decisión mía.
—Maldita sea, Kristie. Podrías haberte ahorrado la decisión, tendrías que
habérmelo dicho.
—Es agua pasada. Ya no tiene sentido darle más vueltas. Hice lo que me
pareció oportuno en ese momento. Seamos sinceros, no te habría hecho ninguna
gracia que yo apareciera con una hija cuando todavía estabas en la universidad.
Habría sido un portazo a tus estudios y a tu profesión. Me habrías odiado.
El no contestó y endureció el gesto. Kristie supo que tenía razón.
—Cuéntame más cosas de tu empresa —dijo él al cabo de un momento de
silencio.
—No hay nada más que decir.
—¿Cómo se llama? A lo mejor la conozco. Esa era la pregunta que más temía
ella.
—KR Software.
El entrecerró los ojos.
—¿KR Software? —preguntó él muy lentamente.
Ella asintió con la cabeza.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 33—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Eres KR Software?
—Sí. K de Kristie y R de Rebecca.
Hacía unos años ella había elaborado un programa para personas que se
iniciaban en el mundo de los ordenadores. Sólo tenían que introducir el disco y
seguir los pasos. En ese momento, ella estaba pensando en sus padres, pero,
desgraciadamente, ellos murieron antes de que saliera al mercado. Su programa
revolucionó la forma de aprender a usar un ordenador y fue un gran éxito. La
empresa de Lucio quiso comprar los derechos del programa y Kristie lo rechazó de
plano. Le ofrecieron muchísimo dinero, pero ya no habría sido su creación. Lo
conservó y los beneficios fueron suficientemente grandes.
—¿Tú hiciste Conozca su ordenador?
—Sí.
Lucio frunció el ceño con un gesto de ira.
—¿Y te negaste intencionadamente a concederme los derechos?
Ella asintió con la cabeza sin dejar de mirarlo a los ojos. Para ella era un placer
que todavía lo enfureciera.
Quiso herirlo, quiso devolverle todo el daño que le había hecho y parecía que lo
había conseguido con creces.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 34—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capitulo 7
Kristie levantó la barbilla con gesto desafiante.
—¿No vas a darme la enhorabuena?
—¿La enhorabuena? —bramó él—. Podría estrangularte.
Naturalmente, él no podía darle enhorabuena, había perdido una gran
oportunidad para su empresa. Ella, en realidad, se sintió muy orgullosa de haberle
metido ese tanto al gran Lucio Masterton.
—Kristie estás llena de sorpresas. ¿Hay algo más que no me hayas contado?
¿Hay algún novio agazapado por ahí? ¿Hay alguien más que esté criando a mi hija?
—el tono era peligrosamente duro y acusador.
—¿Si lo hubiera? —preguntó ella sin rebajar la actitud desafiante—. No puedes
hacer nada.
Lucio se inclinó hacia delante hasta que las rodillas se encontraron, la agarró de
las manos y la atrajo hacia sí.
—Puedo hacer todo lo que quiera. Tenlo muy presente, Kristie.
La cólera entre ellos era palpable y Kristie quiso soltarse y marcharse a su
habitación, pero aguanté su mirada y ante su espanto comprobó que la furia dejaba
paso a la excitación. Le abrasó las venas y llenó su cuerpo con un deseo irresistible.
Ya no podía moverse, sólo podía esperar que Lucio no se hubiera dado cuenta de lo
que había conseguido.
—¿Quién dirige tu negocio mientras estás fuera? —le preguntó Lucio.
—Es un detalle por tu parte que pienses en eso —respondió ella con cierto tono
burlón—. Tengo un ayudante muy bueno que puede ocuparse de casi todo. Además,
tiene mi número de móvil por si surge algo.
—¿Un? —repitió Lucio mientras le soltaba la mano con el ceño fruncido.
Kristie disfrutó su enojo.
—Sí, Jonathon.
Lo conocía de siempre, habían sido vecinos cuando eran niños y habían ido al
mismo colegio. Eran buenos amigos y cuando lo echaron del trabajo ella le ofreció
uno. En ese momento, ella no sabría qué hacer sin él.
—También tengo un financiero que se ocupa de la parte administrativa y legal.
Cuando quieras arruinarme, tendrás que verte con él.
Lucio entrecerró los ojos.
—Nunca he intentado tal cosa. Los negocios son los negocios.
—Pero no querías que alguien tuviera un producto que pudiera competir
contigo. ¿Siempre te limitas a comprar las ideas de otros? ¿Les ofreces cantidades
disparatadas de dinero para hacerte con más millones?

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 35—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Lucio sacudió la cabeza desesperadamente.


—¿Por qué piensas que el dinero es lo más importante en mi vida?
—¿Acaso no lo es? ¿Acaso no dejaste de casarte conmigo por eso?
—Quería seguridad. —los ojos de Lucio irradiaban incredulidad—. Creo que no
es malo.
—Pero sí querías algo más. Es algo que no tiene fin, ¿verdad? No te bastaba con
vivir…
Kristie no pudo terminar la frase. Fue un beso ardiente y voraz que le anunció
una noche rebosante de pasión, aunque ella no supo por qué se le ocurrió semejante
idea.
—Ya está bien de hablar de esas cosas.
Kristie quiso apartarlo de sí, pero sabía que no tenía ni fuerzas ni ganas. Era una
noche ideal para los amantes. Los envolvía una noche aterciopelada. Los pinos los
protegían y el agua de la piscina era el fondo perfecto para un entorno seductor.
Ella se relajó y correspondió al beso. Lucio tomó aire y la puso de pie. Estaba
atrapada contra su cuerpo, duro y excitante, contra su aroma viril que la embriagaba,
contra su boca y su lengua que no desfallecían.
Toda resistencia se disipó cuando él le tomó el trasero entre las manos y la
estrechó contra sí, cuando consiguió que ella captara con toda crudeza su deseo
rampante. Ella se contoneó sin control. Hacía muchos años, Lucio había sido un
amante imaginativo. ¿Cómo lo sería en ese momento? ¿Qué le habría enseñado la
experiencia? ¿Quería saberlo? Entre sus planes no estaba hacer el amor con él.
Seguramente, sólo llevaría a una segunda fase de destrucción. Entonces, ¿por qué
correspondía a su beso con un abandono que le haría pensar que estaba deseando ser
su pareja?
El corazón le latía desbocadamente. Su arrebato era ardiente y desenfrenado.
Kristie supo que si no lo detenía, todo su mundo se desmoronaría. La idea de acabar
en la cama con él la espantaba y apasionaba a la misma vez.
Al parecer, Lucio pensó lo mismo porque ella se encontró libre de repente. La
cabeza le dio vueltas un instante, hasta que oyó la voz ronca de él.
—Ha sido una tontería imperdonable por mi parte.
Kristie no dijo nada. ¿Qué podía decir? Había tenido tanta culpa como él.
—Eres una mujer demasiado atractiva, Kristie…
Sin embargo, no había sido tan atractiva como para casarse con ella. Quiso su
cuerpo, pero no su amor.
—Me voy a la cama —afirmó ella con la esperanza de que las piernas la
sujetaran.
—No es necesario, la noche sigue siendo joven —replicó él con el ceño fruncido.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 36—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Tan joven que él podría seguir intentándolo. Era un riesgo que ella no quería
correr. Cualquier contacto, su mirada, la alteraban hasta perder el control. Era
desesperante que él pudiera seguir alterándola de esa manera después de tantos
años. Sólo podía confiar en estar lejos de él. En adelante, se retiraría cuando lo hiciera
Becky.
—Creo que es lo mejor. Ha sido un error dejarte que me besaras. No creas que
voy a permitir que se repita.
Los ojos de Lucio se tornaron tan gélidos y acerados como antes habían sido
delicados y seductores.
—La verdad es que me había parecido que te había gustado tanto como a mí.
Pero tienes razón —siguió él antes de que ella pudiera rebatirlo—, ninguno de los
dos queremos tener una aventura con nuestra hija delante. La haríamos muy infeliz,
¿no?
El sarcasmo la hirió como un cuchillo.
—¡Canalla! —exclamó ella—. Estoy segura de que no estabas pensando en
Becky cuando me besaste. Sencillamente, lo intentaste, quisiste comprobar si todavía
puedes hechizarme.
—¿Y puedo? —le preguntó Lucio con un brillo burlón en los ojos—. No hace
falta que contestes. Ya lo sé. Nada ha cambiado, ¿verdad? Sigues ardiendo de deseo
por mí. Puedes negarlo todo lo que quieras, pero oculta bajo ese precioso cuerpo hay
una tigresa que quiere liberarse. La misma tigresa que yo liberé hace tantos años.
Quizá ahora no sea el momento de volver a liberarte, pero un día de éstos, pronto…
Kristie se quedó sin aliento.
—¿Es una amenaza o una promesa?
Quiso golpearlo en el pecho y decirle que estaba muy equivocado, pero no lo
estaba. Tenía mucha razón. Había bastado un beso para que ella se diera cuenta de
que se sentía tan atraída sexualmente hacia él como siempre. Si él volvía a tocarla o
besarla, ella no podría detenerlo. Lucio sonrió arrebatadoramente al notar lo
incómoda que se sentía.
—Es lo que quieras que sea, mi apasionada amiga.
—Quiero que me dejes en paz. Limítate a conocer a tu hija. Estas vacaciones son
para eso, no para nosotros. Es más no hay un «nosotros».
—¿De verdad? —le preguntó Lucio con una ceja arqueada.
Ella no podía asegurarlo. Su cuerpo se debilitaba por segundos. Era un ser
rastrero, estaba muy seguro de sí mismo, sabía que la tenía donde él quería. Tendría
que hacer algo para demostrarle que se equivocaba.
Durmió mal. Se despertó varias veces y cada vez que conciliaba el sueño soñó
con Lucio. En uno de los sueños ella estaba en la cama de él, estaban casados y unos
niños gemelos les fastidiaban la diversión. En otro sueño estaban en pleno maratón
sexual y probaban distintas posturas. Todos los sueños eran haciendo el amor con
Lucio y cuando se despertaba estaba sudando y con el pulso acelerado, como si

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 37—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

hubiera sido real. Era un disparate. Un beso la había llevado a un estado de


excitación febril.
A la mañana siguiente, durante el desayuno, Lucio, para alivio de ella, estaba
indiferente y distante. Ella no sabía si era porque Becky estaba delante o porque ella
le había pedido que la dejara en paz. Por un lado se alegraba, pero por otro le
fastidiaba ver a Becky que los miraba con ganas de que se dieran un beso y se
reconciliaran. Si supiera lo que la alteraban los besos de Lucio…
Durante los días siguientes, Lucio no intentó besarla ni tocarla, aunque ella se lo
encontró varias veces mirándola, incluso cuando él estaba hablando con Becky. Cada
vez que sus ojos se encontraban, ella sentía un escalofrío de excitación.
Sin embargo, le alegraba que Becky y él se llevaran tan bien. Aunque era
soltero, parecía saber instintivamente cómo tratarla. Lo cual era una virtud porque
Becky, como casi todas las chicas de su edad, estaba en una fase en la que se creía que
era adulta y que podía hacer lo mismo que los adultos. Kristie y ella habían tenido
algunas discusiones últimamente. Sin embargo, Becky hacía todo lo que dijera Lucio.
Kristie no sabía muy bien si lo hacía por la novedad o porque él representaba el
papel masculino que su hija había querido tanto. Fuera lo que fuese, le gustaba verlos
tan contentos. Sin embargo, también se preguntaba qué pasaría cuando volvieran a
casa y Lucio ya no estuviera con Becky veinticuatro horas al día. ¿Añoraría su hija al
padre que acababa de conocer? ¿Reprocharía a su madre haberlos mantenido
separados tantos años? ¿Volverían a ser tan felices como antes o Becky se sentiría
insatisfecha después de haber conocido algo tan diferente? Sólo el tiempo lo diría.
Hacía calor y todos los días pasaban horas en la piscina. También daban paseos
por los alrededores y Lucio las impresionaba con el conocimiento de la zona. Era una
experiencia nueva para Kristie y, pese a que no quería estar allí, disfrutaba de cada
instante. Algunas veces, Lucio y Becky se iban a cabalgar y ella se quedaba sola en la
casa. Eran sus mejores momentos y podía hacer lo que quisiera sin estar sometida a
la mirada constante de Lucio. Estaba segura de que él estaba esperando el momento
propicio para volver a besarla. El se conformaba con esperar, sabía que ella se había
dejado llevar y sabía que podría tenerla cuando quisiera. Lucio le había propuesto
que los acompañara a montar a caballo, pero ella lo había rechazado. Además, los
caballos le daban miedo, aunque no se lo había dicho a él. Concha, una chica del
pueblo, cuidaba los caballos de Lucio y se los llevaba cuando él los necesitaba. A
Kristie le hacía gracia darse cuenta de que Concha parecía enamorada de Lucio.
Tenía unos dieciocho años y no dejaba de mirarlo con sus enormes ojos marrones.
Lucio parecía no darse cuenta, seguramente estaría muy acostumbrado a que las
mujeres lo admiraran. A veces, Concha y Becky se iban juntas a cabalgar. Entonces,
Lucio y ella se bañaban o iban al pueblo por víveres, pero él no volvió a besarla.
—¿Nunca te cansas cuando estás aquí? —le preguntó ella una vez que fueron a
unas cascadas que eran su paseo favorito—. ¿No tienes ganas de volver a trabajar?
—¿Teniéndote aquí? —preguntó mientras arqueaba burlonamente una ceja—.
¿Teniendo a mi hija? Mi vida ha cambiado. Mis prioridades son otras. En este
momento, mi prioridad es haceros felices, a ti y a… Rebecca.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 38—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

La breve pausa que hizo antes de decir Rebecca llamó la atención de Kristie.
¿Estaba insinuando que ella, no su hija, era lo que más le interesaba? No le gustó, en
realidad, la desasosegó, justo cuando ella empezaba a serenarse. La tensión sexual se
disparó entre ellos como una bomba de relojería que esperaba explotar.
Era el día más caluroso hasta el momento y cuando por fin llegaron a la
cascada, Kristie echó a correr.
—Voy a meterme debajo, estoy achicharrada.
Llevaba unos pantalones cortos y una camiseta y no le importaba que se le
mojaran. Se quitó las sandalias y subió a una roca que había junto a la cascada más
grande. Se metió debajo y empezó a reírse. Levantó los brazos y la cara y cerró los
ojos para concentrarse completamente en el placer de dejarse empapar por el agua
fría y cristalina. Soltó un grito cuando unos brazos poderosos la agarraron de la
cintura y la estrecharon contra un cuerpo granítico y palpitante. No se había dado
cuenta de que Lucio se había acercado y no había esperado que la abrazara de
aquella forma. Sabía que él también iría debajo de la cascada, pero si había pensado
que ella estaba insinuándose, estaba muy equivocado.
—¡Suéltame, Lucio! —exclamó ella mientras se secaba los ojos.
—Tenías que saber que este momento llegaría —Lucio la abrazó con más
fuerza—. Ha estado gestándose desde que te besé. Has estado volviéndome loco,
Kristie, ¿no te has dado cuenta? Es el momento de rematar.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 39—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 8
Lucio no sabía qué lo había impulsado a hacer aquello, sólo sabía que no había
podido evitarlo. No lo tenía previsto cuando salieron de paseo, pero cuando la vio
como un ángel en pleno vuelo, el corazón se le desbocó y se encontró junto a ella casi
sin darse cuenta. En ese momento, bajó la palma de la mano, podía notar el corazón
de Kristie a mil por hora. Durante los últimos días, ella lo había alterado mucho, pero
se había propuesto no tocarla porque sabía, desde el beso, que eso podría estropearlo
todo. Ella podría ofenderse definitivamente y regresar a Inglaterra con su hija.
El quería llegar a conocer a Rebecca y estaba disfrutando más de lo que se había
imaginado. Era una chica encantadora. Sin embargo, lo más importante era que
estaba disfrutando de volver a conocer a Kristie. Había madurado y estaba más
hermosa y elegante. Su melena castaña era más larga y le encantaba cuando la
llevaba suelta. Cuando salían, se la ataba en una cola de caballo, pero en ese
momento se le había soltado y caía libremente sobre los hombros. Además, sus ojos
color amatista nunca habían dejado de maravillarlo. Tenían un color tan especial…
Quería mirarlos para siempre. Había tenido cientos de mujeres persiguiéndolo,
entonces, ¿por qué deseaba a ésa en concreto? Sobre todo cuando estaba tan
enfadada con él. Ella era parte del pasado; había vivido sin ella durante más de
quince años. Volvería a formar parte de su vida por Becky, pero nada más. Sería un
error querer algo más de ella. El problema era que ella lo alteraba tanto que no podía
pensar con claridad y había pasado a la acción en cuanto la había visto como si fuera
a levantar el vuelo. El no se había parado a pensar en las consecuencias y ya era tarde
porque la sangre le hervía inconteniblemente.
Kristie se dio cuenta de que había llegado el momento. Lucio la tenía abrazada
y la miraba con unos ojos oscuros, ardientes y voraces. Iba a hacerle el amor debajo
de la cascada. ¿Qué podía hacer? ¿Se resistía o se relajaba y disfrutaba? Ella sabía que
ese momento llegaría y que cuando llegara ella no sería capaz de resistirse. Durante
los últimos días, Lucio la había mantenido en ascuas. Cada mirada suya estaba
rebosante de provocación y su cuerpo se estremecía de excitación. ¿Se habría
levantado esa mañana dispuesta que ése fuera el día D? ¿Por eso la había llevado
allí? El sabía que le encantaba. Sabía que para ella era una situación muy
sobrecogedora. Sin embargo, sentir el poderoso cuerpo de Lucio contra ella la
sobrecogía por otros motivos. ¡Volvería a sentirlo dentro de ella! Hasta ese momento,
no se había dado cuenta de lo mucho que lo anhelaba. El era un tormento para su
espíritu. Era el único hombre que había amado de verdad. ¿Podría volver a amarlo?
¿Podría perdonarlo? No tenía las respuestas, pero sí tenía un deseo abrasador. El
buen juicio no cabía allí. Deseaba a Lucio tanto como él la deseaba a ella. Sus ojos
ardían con un brillo que la asustaban tanto como excitaban y el pecho le subía y
bajaba al ritmo de la respiración entrecortada. Lucio le pasó un dedo por los labios
insinuantemente y la miró fijamente. Sabía que ella estaba dejándose arrastrar. Lucio
iba lentamente, con una lentitud exasperante, mientras que Kristie notaba que el
deseo aumentaba dentro de ella con la fuerza de un huracán y se preguntó si llegaría
al clímax antes de que él estuviera preparado. Cerró los ojos para no mirarlo más,
echó la cabeza hacia atrás y le lamió el dedo para que él lo introdujera en la boca

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 40—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

como un adelanto de todo lo que podía ofrecerle. Cuando él apartó la mano, ella se
sintió privada de un placer y fue a protestar, pero sintió sus dedos en la cintura. Todo
el cuerpo le vibró ardientemente cuando él le subió la camiseta y ella levantó los
brazos. El sujetador siguió el mismo camino. El la giró para tenerla de espaldas y le
tomó los pechos con las manos, le acarició los pezones con los pulgares y le besó el
cuello hasta que el deseo la dominó arrebatadoramente. Volvió a girarla y los labios
tomaron el lugar de los dedos. Se metió un pezón en la boca y luego el otro y los
mordisqueó. Kristie creyó que iba a enloquecer. Podía notarlo ardiente y duro contra
ella y un anhelo insoportable se apoderó de sus entrañas.
—¡Lucio, hazme el amor!
—Cada cosa en su momento, cariño —susurró él—. ¿Por qué vamos a precipitar
el mayor placer que se haya inventado?
El siguió besándola, acariciándola, lamiéndola, mordiéndola, arrastrándola
cada vez más lejos. En su momento fue maravilloso, pero entonces lo era mil veces
más. Lucio estaba haciéndole cosas increíbles. Todo su cuerpo le pertenecía a él.
Podía hacer lo que quisiera y tomar lo que quisiera con tal de que satisficiera su
deseo.
Sus dedos pasaron al botón de la cinturilla del pantalón, lo desabrocharon
diestramente y le bajaron la cremallera con un movimiento muy lento. ¿Por qué le
hacía eso cuando ella anhelaba que le arrancara la ropa y le acariciara su más
profunda intimidad?
El agua no dejaba de caer sobre ellos. Si abría los ojos, podía ver el azul del cielo
y el verde de los árboles entre las gotas que chocaban contra ellos.
Por fin se quedó completamente desnuda, pero antes de acariciarla, Lucio
empezó a desabotonarse la camisa. Kristie no podía permitirlo. El la había
desnudado y le tocaba desnudarlo a él. Ya lo había hecho otras veces, pero nunca
debajo de una cascada y en ese estado de excitación. Los dedos le temblaron cuando
empezaron su labor y todo se complicó cuando Lucio la abrazó y le tomó el trasero
entre las manos con movimientos sensuales. La camisa estaba empapada y eso
dificultaba las cosas. Sin embargo, Lucio no tenía prisa, estaba dispuesto a esperar el
tiempo que fuera necesario. Le pasaba los dedos por las vértebras como si tocara el
piano. Kristie nunca se había imaginado que la espina dorsal pudiera ser una zona
sensible, pero él consiguió que se sintiera poseída por una oleada del más profundo
deseo. El siguió acariciándola de arriba abajo mientras ella intentaba desnudarlo. El
botón del pantalón fue fácil y la cremallera bajó sin dificultades. Bajárselo no fue tan
fácil. El algodón mojado se pegaba a él como una segunda piel y Lucio tuvo que
ayudarla. Un vez desnudo como Dios lo trajo al mundo, él le tomó el trasero entre las
manos y la estrechó contra sí. Ella suspiró de placer y anhelo y bajó la mano entre
ellos para agarrarlo. Estaba duro y grande y la piel era aterciopelada, pero lo quería
dentro de ella. Sin embargo, Lucio no tenía prisa.
—Espera, cariño, primero te toca a ti —él le retiró la mano—. Me he olvidado de
lo bien que te sientes —susurró él mientras seguía recorriendo todo su cuerpo.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 41—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Kristie pensó que quizá él temiera perder el control demasiado pronto y a ella
no le importaba porque en ese momento él estaba acariciándole su zona más delicada
y la estremecía de placer, hacía que jadeara y se aferrara a sus hombros hasta hacerle
sangre con las uñas. La llevó hasta el límite y paró. Kristie ya había sentido varias
veces que estaba a punto de traspasar la línea.
—Eres increíble, Kristie —susurró él contra su boca mientras la lengua arrasaba
con sus sentidos—. Me acuerdo de lo dispuesta que estabas siempre a hacer el amor,
siempre dispuesta a probar algo nuevo, pero nunca habías estado tan ardiente y
apasionada como ahora. ¿Será porque estás en un país mediterráneo o porque me
has echado de menos?
Kristie no contestó. Ni siquiera se entendía a sí misma —Sólo quiero que me
hagas el amor —susurró ella con un hilo de voz.
—Y yo quiero hacerte el amor, cariño, si estás segura de que es lo que quieres.
Kristie asintió con la cabeza y con los ojos clavados en los de él. Lucio la agarró
de la mano y la llevó a una cueva que había detrás de la cortina de agua. Estaba
fresca, oscura y húmeda, pero no le importó. Las paredes y el suelo era muy lisos y
Lucio la puso de espaldas contra una pared. Ella estaba tan excitada que ni siquiera
se dio cuenta de lo fría que estaba. Todos sus sentidos estaban dirigidos hacia los
sentimientos que se disparaban entre ellos. La miró a los ojos con la apremiante
necesidad de liberarse del anhelo que los había dominado desde que llegaron allí.
Primero la besó. Empezó como un beso delicado, pero no tardó en convertirse en un
beso ávido y antes de que ella pudiera darse cuenta, él estaba disponiéndose a
penetrarla.
—¿Estás preparada? —le preguntó con un tono ronco.
—Sí —consiguió decir ella que en realidad temía que fuera a pasarle algo si él
no lo remediaba.
La levantó con sus poderosos brazos y Kristie le rodeó las caderas con las
piernas. Era erótico, excitante y desenfrenado y los dos alcanzaron un clímax tan
desmedido como el agua que los rodeaba.
Lucio creyó que las contracciones que le recorrían el cuerpo no terminarían
nunca y se oyó a sí mismo gemir como un animal herido. Seguía agarrando a Kristie
con todas sus fuerzas aunque ella había puesto los pies en el suelo. Pudo notar que
las oleadas de placer también se habían adueñado del cuerpo de ella.
Tardaron varios minutos en recuperar el aliento.
—¿Qué tal estás? —le preguntó él.
—Me siento distinta. ¿Se nota?
—Mucho. Irradias una belleza serena —contestó él—. Estás más cálida y
delicada. Nunca te había visto tan guapa.
Los dos estaban secos, pero Kristie cayó en la cuenta de que la ropa seguía
debajo de la cascada.
—¿Qué vamos a hacer con la ropa? —preguntó ella.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 42—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

En realidad, no tenía ningunas ganas de vestirse, sólo quería que Lucio le


hiciera el amor una y otra vez. Sin embargo, ésa era la parte demente de su cabeza.
Sabía que había sido un error y que se arrepentiría cuando recuperara el juicio. Aun
así, había sido algo sobrenatural.
—Tenemos dos alternativas —contestó él—. Podemos ponérnosla y que el sol la
seque sobre nuestros cuerpos o podemos ponerla a secar y esperar mientras
nosotros…
Kristie notó que la sangre volvía a bullirle. Quería volver a gritar del placer,
pero la cordura se lo impidió.
—Creo que deberíamos ponérnosla.
—Tu decides —Lucio se encogió de hombros.
Se pusieron la ropa empapada entre risas y bajaron lentamente la ladera.
Cuando llegaron a la casa, estaban secos.
Aunque no volvieron a hacer el amor, fue el principio de una nueva fase de su
relación. Becky reclamaba mucho tiempo a Lucio y Kristie podía verlo cada vez más
entregado a su hija. Algunas veces, cuando los oía hablar del futuro, notaba una
punzada en el corazón. ¿Estaría Lucio intentando arrebatarle a Becky? No, era una
tontería. El no tenía tiempo para ocuparse de una hija quinceañera. Estaba
imaginándose las cosas. Seguramente estaba celosa porque él pasaba más tiempo con
Becky que con ella. Al menos, Lucio y ella ya no eran enemigos. Hasta Becky lo había
comentado.
—Me alegro de que papá y tú os llevéis tan bien —le dijo una vez su hija en el
desayuno.
Habían llamado a Lucio para que atendiera una llamada urgente de la oficina
de Barcelona. Puso un gesto de ira y le dijo a la persona que estuviera al otro lado de
la línea que había dado instrucciones muy claras de que sólo podían molestarlo en
circunstancias excepcionales.
Kristie había esperado encontrarse un despacho en la casa, al menos un
ordenador, pero no había nada. Aunque podía tener un ordenador portátil en el
dormitorio y trabajar cuando nadie se enterara.
—Eso parece —replicó Kristie—, pero no te hagas demasiadas ilusiones. Nunca
seremos nada más que amigos.
Kristie sintió como si se ruborizara por dentro. Todas las noches, cuando se
acostaba, repasaba la escena de la cascada y sabía que quería más. Sin embargo,
aquello era un breve paréntesis. Cuando hubiera terminado, los dos volverían a sus
vidas. Los dos tenían que dirigir sus empresas y no podían dedicarse tiempo el uno
al otro. Sobre todo, Lucio. Si él hubiera estado dispuesto a casarse, hacía tiempo que
habría sentado la cabeza. Disfrutaba con lo que hacía, con el trabajo, con los retos,
con el desfile de chicas. Kristie apretó los labios. Sería mejor que recordara que era
una de tantas. Era increíble que se dejara arrastrar hasta ese punto cuando Lucio la
había tratado tan espantosamente. Además, estaba confundiendo deseo y amor.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 43—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Es una pena, mamá —se lamentó Becky—. Me encantaría que fuéramos una
familia normal. No sabes lo horrible que era decir en el colegio que no sabía quién
era mi padre.
Kristie tomó la mano de su hija y tragó el nudo que se le hizo en la garganta.
—Lo siento, cariño. No sabía que estuvieras pasándolo tan mal.
—No podía decir nada —Becky esbozó una sonrisa forzada—, pero ahora las
cosas están arreglándose. Estoy más contenta que nunca. He encontrado a mi padre y
podré pasar algún tiempo con él. ¿Crees que conoceremos su otra casa en España?
—No lo sé, cariño. No sé qué planes tiene Lucio.
Esa noche, después de que Becky se hubiera acostado, Lucio y Kristie se
sentaron fuera para ver la luna en el cielo cuajado de estrellas. Kristie pensó que era
una noche perfecta para el amor. Lucio le había hecho el amor con la mirada todos
los días; la había mantenido permanentemente expectante y en ese momento, estuvo
tentada de tomarle la mano, de demostrarle que quería algo más.
—Mañana tengo que ir a Barcelona —le comunicó él con un tono
apesadumbrado—. Lo siento, no puedo evitarlo.
—No tienes que disculparte. Entiendo que el trabajo te llame.
En realidad, se sintió aliviada. Sus pensamientos habían estado a punto de
jugarle una mala pasada. No podía olvidarse de que ya la había mandado a paseo
una vez y que no dudaría en hacerlo otra vez si ella se atrevía a proponer una
relación más permanente. El era un hombre muy viril y ella había estado dispuesta
cuando había necesitado una mujer. Era así de sencillo. Si se había imaginado otra
cosa, sería mejor que se olvidara.
—Becky y yo hemos pasado unas vacaciones maravillosas y yo también tengo
que volver al trabajo.
—No estoy diciendo que os vayáis a casa —replicó él inmediatamente—.
Quiero que las dos vayáis a Barcelona conmigo. Es más —se volvió hacia ella y la
agarró de las manos—, no tenía pensado pedírtelo tan pronto, pero me veo obligado,
Kristie. Quiero que te cases conmigo.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 44—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 9
El corazón de Kristie empezó a latir a mil por hora. Era lo último que podía
haberse esperado.
—¿Por qué? —le preguntó ella sin saber qué decir. Naturalmente, ella no podía
aceptar después de todos los razonamientos que se había hecho y, además, creía que
la propuesta de Lucio tenía algún motivo oculto.
—¿Por qué un hombre pide matrimonio a una mujer?
—Normalmente, porque la ama —contestó ella—, pero ése no es tu motivo.
Hasta el momento no he visto ninguna demostración de que me quieras. Es posible
que desees mi cuerpo, pero nada más.
Lucio suspiró y la miró con ojos tristes.
—Tienes razón. Estaba pensando en Rebecca. He oído lo que te dijo antes sobre
no conocer a su padre y he querido enmendar ese fallo.
—¿Te casarías conmigo sólo por eso? —le preguntó ella con incredulidad.
—Creo que saldría bien. Todavía nos atraemos después de quince años.
—Pero ha cambiado lo que siento por ti. Una vez quise casarme contigo, Lucio,
ya lo sabes. Lo quise con toda mi alma, pero he cambiado y tú has cambiado. No
saldría bien.
—Entonces, ¿lo rechazas? —la miró con los ojos entrecerrados.
Ella asintió con la cabeza y retiró la mano de la de él. Lució tomó aire y se
levantó.
—A lo mejor tienes que pensártelo dos veces, Kristie. Pensé que te alegraría,
aunque sólo fuera por Rebecca. Va a sentirse muy desgraciada cuando se entere.
—¿Vas a decírselo? —ella también se levantó con un gesto de furia—. ¿Vas a
decirle que te he rechazado? ¿Qué clase de monstruo eres?
Tenía el pulso a cien y echaba chispas por los ojos. No podía creerse lo que
acababa de oír ni que fuera el mismo hombre que le había hecho el amor tan
maravillosamente.
—Uno que se preocupa por su hija. Quizá tú hayas preferido mantenerla al
margen de mí durante quince años, pero yo no tengo un corazón tan duro. Quiero
que formemos una familia de la que Rebecca pueda estar orgullosa.
—¿Quieres decir que estás pensando en tu propia reputación? —le preguntó
ella bruscamente—. Si se hiciera público que tienes una hija de quince años, tu
imagen se resentiría, pero si te casaras con su madre, todo cambiaría, ¿verdad? Te da
igual no estar enamorado de mí ni que no lo esté de ti. Sólo piensas en ti mismo.
Kristie se marchó. Estaba atónita. ¿Estaría Lucio dispuesto a casarse con ella
para darle a Becky el padre que tanto deseaba? ¿Se casaría con una mujer a la que no
había querido nunca? No parecía de las cosas que Lucio haría sin más.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 45—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Se acostó dándole vueltas y cuando se despertó todavía estaba pensando en lo


mismo. Sin embargo, la respuesta a la proposición de Lucio seguía siendo la misma.
¿Qué sentido tenía casarse con un hombre por los motivos equivocados? Sabía que su
hija sería muy feliz, pero no era la solución. No se casaría sólo por eso. Las relaciones
sexuales entre ellos podían ser fantásticas, pero ¿cuánto durarían? ¿Cuándo
empezaría él a buscar otra chica guapa para acostarse con ella? Casarse con Lucio era
abocarse al desastre y no quería arriesgarse. Ella le dejaría que viera a Becky siempre
que quisiera, que no sería muy frecuentemente por el trabajo, pero no pensaba
comprometerse a nada más. Una voz en su interior le dijo que era una mentirosa. Sin
embargo, no le hizo caso. Lo que la empujaba a Lucio sólo era lujuria y no iba a
casarse por eso.
Durante el desayuno, Lucio anunció a Becky que irían a Barcelona.
—Qué bien —contestó ella con una sonrisa—. Estaba deseando conocer tu casa.
Ayer se lo pregunté a mamá.
—¿Qué dijo ella?
—Que no sabía qué planes tenías.
—Mi plan era quedamos aquí todo el tiempo posible. Tú y yo tenemos que
recuperar muchas cosas, pero, desgraciadamente, un asunto urgente de trabajo me
reclama y he pensado que podíais ir conmigo.
Kristie quería volver a Inglaterra. La propuesta de Lucio la preocupaba porque
sabía que si él le decía algo a Becky, su hija le insistiría para que aceptara. Becky sería
la chica más feliz del mundo y ¿cómo podría decepcionarla?
Después de desayunar, un coche los recogió y los llevó al aeropuerto. Ella había
pensado que irían en coche y se sorprendió cuando montaron en su avión privado.
Ya no sintió el mismo placer por el lujo que la vez anterior. Se sentía utilizada.
Becky no dejó de hablar con su padre, pero Kristie permaneció en silencio. De
vez en cuando notaba que Lucio la miraba con el ceño ligeramente fruncido, pero su
hija volvía a reclamar su atención y no pudo hablar con ella personalmente.
Kristie, por su parte, no tenía nada de qué hablar. Ella había tomado una
decisión y si Lucio no podía aceptarla, lo sentía por él. Sin embargo, tenía la
sensación de que intentaría aprovechar la atracción física entre ellos para salirse con
la suya y lo tenía muy fácil. Por lo tanto, durante el breve trayecto, hizo un hatillo
con sus emociones, las ocultó en el rincón más remoto de su corazón y se prometió
que no permitiría que Lucio volviera a verlas.
Otro coche que estaba esperándolos los llevó a la casa de Lucio en las afueras de
Barcelona. Era una villa enorme de color terracota con arcos, balconadas rebosantes
de buganvillas y patios con geranios. Parecía acogedora, pero Kristie no estaba
dispuesta a dejarse impresionar. Lucio les presentó al ama de llaves antes de
marcharse.
—No sé cuándo volveré, pero Marieta se ocupará de vosotras y os enseñará
vuestros dormitorios.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 46—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Kristie dejó escapar un suspiro de alivio cuando el coche desapareció entre el


polvo.
—Es increíble que papá tenga todas estas casas. ¡Es impresionante! —exclamó
Becky.
—Supongo que no tiene nada mejor en lo que gastarse el dinero —replicó
Kristie.
—¡Mamá…!
—Perdona, pero no quería venir aquí. Habría preferido volver a casa y
comprobar que todo va bien.
—¿No tenías curiosidad?
—La verdad es que no.
—Papá sigue sin caerte muy bien, ¿verdad? ¿Qué ha pasado? Os llevabais
bastante bien.
¿Cómo iba a decirle que habían hecho el amor y él le había propuesto
matrimonio?
—Es una historia muy larga. A lo mejor te la cuento alguna vez.
—¿Cuándo sea mayor? —le preguntó Becky con rabia—. Ya soy mayor, mamá,
¿Cuándo te darás cuenta?
—Hay cosas que son personales —replicó ella tranquilamente antes de seguir a
Marieta.
Los dormitorios eran enormes, frescos y tenían una terraza que daba a una
piscina gigantesca. Otro motivo de entusiasmo para Becky, se dijo Kristie con
desesperación.
Después de deshacer el equipaje. Becky, como había supuesto Kristie, fue hacia
la piscina. Intentó animar a su madre, pero Kristie no estaba de humor para nadar.
No estaba de humor para nada que no fuera irse a su casa.
Recorrió la enorme villa y volvió a preguntarse por qué habría elegido vivir
solo en un sitio como aquél. ¿Cuánto tiempo pasaba allí? ¿Sería cuestión de que al
tener el dinero sólo podía conformarse con lo mejor? La mansión de Londres la había
impresionado, pero aquello no tenía sentido para ella. La casa de la montaña era algo
más proporcionada para un hombre solo, aunque tenía tres dormitorios.
Evidentemente, recibía muchas visitas y no hacía falta ser un genio para saber su
sexo. ¿No estaría siendo innecesariamente cruel? Quizá estuviera resentida porque él
no había querido casarse con ella y en ese momento ella volvía a formar parte de su
vida sólo porque le había presentado a su hija. Además, quería casarse con ella, pero
por lo motivos equivocados. Su cabeza daba vueltas como un torbellino mientras
asomaba la cabeza por todas las habitaciones. Su detuvo cuando llegó al dormitorio
de Lucio. Era la única habitación netamente masculina de toda la casa. Era
absolutamente minimalista, no tenía ningún objeto que la relacionara con él, pero
supo instintivamente que era su habitación. Entró, pasó la mano por la colcha gris y
abrió el armario, en el que vio una fila perfectamente ordenada de chaquetas,

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 47—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

camisas y pantalones. El cuarto de baño estaba cubierto de pequeños armarios


hechos con espejos y parecía sin usar, lo cual no le extrañó porque supuso que no
había pasado por allí desde hacía tiempo.
Salió de la casa y se encontró que a un lado de la casa principal había otra casa
más pequeña. Supuso que sería la vivienda del ama de llaves y se dirigió hacia allí.
Era preciosa y pensó que ella habría sido mucho más feliz en esa casa. Quizá no fuera
del ama de llaves; quizá fuera para los invitados. Entonces, ¿por qué no las había
alojado allí? En ese momento, se abrió la puerta y apareció una mujer mayor, vestida
de negro y con un moño en lo alto de la cabeza, que se dirigió hacia Kristie. Ella tardó
unos segundos en comprender quién era. ¡La madre de Lucio! La había conocido en
Londres cuando empezó a salir con Lucio y ella no disimuló que Kristie no le
gustaba. Al parecer, su opinión no había cambiado en todos esos años.
—Lucio me ha avisado de que ibas a venir. También me ha hablado de su hija,
del secreto que habías mantenido durante todos estos años. ¿Cómo has podido
hacerle eso?
Bonita Masterton tenía unos ojos oscuros, penetrantes, fríos y críticos. Era una
mujer baja de sesenta y muchos años, pero todo lo que le faltaba de estatura, le
sobraba de temperamento. Se puso en jarras delante de Kristie.
—¿No tienes nada que decir?
—Creo… —empezó a decir lentamente Kristie, que quería elegir muy bien las
palabras—. Creo que su hijo tiene tanta culpa como yo. No me quería. Lo dejó muy
claro.
En ese momento, Kristie pensó que era posible que hubiera sido su madre quien
lo instigó para que se deshiciera de ella.
—No le dijiste nada del bebé y eso es pecado —la mujer miraba a Kristie muy
fijamente—. Un pecado a los ojos de Dios y de los hombres.
Kristie sintió un escalofrío por todo el cuerpo y maldijo a Lucio por no haberle
avisado de que su madre estaba allí.
—¿Cree sinceramente que Lucio habría recibido bien la noticia cuando estaba
concentrado en labrarse un porvenir profesional?
—¡Bah! ¿Desde cuándo es más importante una profesión que criar a tu hijo? Yo
lamento haber tenido sólo un hijo, pero estaba deseando tener nietos. Mira lo que has
hecho, no sólo se lo has usurpado a mi hijo, sino que a mí también.
—Siento que lo tome de esa manera, pero hice lo que me pareció mejor. Lucio
me habría odiado si me hubiera presentado embarazada. Lo hice por él.
—¡Tonterías! No lo hiciste por él, lo hiciste por rencor.
Kristie hizo un esfuerzo por mantener un tono sereno de voz.
—Lo hice por Lucio porque yo sabía lo mucho que quería triunfar en el mundo
empresarial. ¿Cómo podría haberlo hecho si tenía que ocuparse de una mujer y un
hijo? Puede parecerle despiadado, pero le aseguro que yo…

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 48—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¡Basta! —exclamó la mujer—. No quiero seguir oyendo mentiras. ¿Dónde está


mi nieta? Quiero conocerla. Quiero ver qué clase de niña has criado sin un padre. Los
niños ya no respetan a sus padres como antes. Si Lucio hubiera…
—Becky es una chica perfectamente educada —esa vez le tocó a Kristie
interrumpirla.
—¿Becky? Lucio me dijo que se llama Rebecca.
—Becky es el diminutivo de Rebecca y ella lo prefiere. En este momento está
nadando. Iré a buscarla.
—No hace falta, yo iré.
Recorrieron en silencio la distancia hasta la piscina y se quedaron mirándola.
Sus brazadas eran potentes y seguras. Kristie pensó que esa piscina tenía que ser un
paraíso para su hija y se dio cuenta, con tristeza, que sería una pena alejarla de todo
aquello.
—Es una buena nadadora —comentó Bonita.
Kristie asintió con la cabeza.
—Como su padre —añadió la mujer.
—Es posible —Kristie se encogió de hombros.
—¿Tú también nadas?
—Sí, pero no tan bien como Becky.
—Entonces, ha salido a su padre.
La mujer lo afirmó orgullosamente y Kristie no quiso discutir. La madre de
Lucio tenía una personalidad indomable, al revés que su padre, que era un inglés de
trato amable que casi nunca discutía con su mujer. Kristie se había llevado bien con
él.
Se acordó de la primera vez que los conoció. Lucio la llevó a casa de sus padres
y su madre la miró de arriba abajo. Inmediatamente, decidió que no valía para su
hijo.
—Eres demasiado joven y guapa —le dijo ella en cuanto estuvieron solas—.
Serás un obstáculo para el éxito de mi hijo. Tendrá la cabeza llena de pájaros en vez
de centrarse en lo que tiene que hacer. Quiero que rompas con él.
Kristie no dijo nada, tenía diecisiete años y se sintió intimidada, pero tampoco
tuvo intención de hacer lo que acababa de ordenarle. Era curioso que la madre de
Lucio hubiera cambiado el tono. Seguramente, se sintió aliviada cuando ellos
rompieron, pero en ese momento, al descubrir que tenía una nieta de quince años
que no había visto crecer, seguía considerando que Kristie era la mala de la película.
Becky llegó al extremo de la piscina y al ver a su madre, salió y se acercó a ella.
—Me encanta esta piscina, mamá. Es la mejor.
Kristie sonrió, pero sentía un vacío en el estómago por tener que presentarle a
esa mujer tan complicada.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 49—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Becky, quiero presentarte a tu… mmm… abuela.


Fue una tortura tener que decir esa palabra, pero no podía impedir que se
conocieran. Becky tenía derecho a formarse una opinión de Bonita.
Becky la miró con una sorpresa evidente y Bonita también la miró sin pestañear.
—No sabía que viviera aquí —dijo Becky con una sonrisa—. Papá no me había
dicho que iba a conocerla.
Becky alargó la mano y la mujer la tomó entre las suyas sin dudarlo. Le mostró
mucho más afecto del que nunca había mostrado a Kristie.
—Me alegro de conocerte. Me entristece no haberlo hecho antes.
—A mí también me entristece —reconoció Becky ante la sorpresa de Kristie—.
Muchas veces me preguntaba quién sería mi padre, pero nunca pensé en sus padres.
¿También tengo abuelo?
—¿Quieres conocerlo?
—Sí, por favor —contestó Becky con un gesto de emoción mientras miraba a su
madre.
Kristie esbozó lo que esperó que pareciera una sonrisa de satisfacción y las
acompañó.
—¿Por qué no me habías dicho nada de ella? —le susurré Becky a su madre
cuando Bonita entró en la casa.
—Porque no sabía que vivía aquí. Además, nunca me llevé bien con ella cuando
vivía en Inglaterra.
—A mí me parece que no está mal. Estoy emocionada de encontrarme con toda
una familia.
Entraron y Bonita le presentó a su marido.
—George, tu nieta quiere conocerte.
—Mi nieta —lo dijo con lágrimas en los ojos—. Creía que estaba destinado a no
tener nietos. Acércate, deja que te mire.
Kristie se quedó impresionada de lo viejo y enfermo que parecía George. Lo
recordaba alto y viril y siempre se había imaginado que Lucio sería como él cuando
tuviera su edad, pero estaba encogido, canoso y con la cara surcada por arrugas de
dolor. En una esquina había una silla de ruedas.
Becky se acercó a él, le rodeó el cuello con los brazos y le dio un beso en la
mejilla.
—Hola —dijo ella nerviosamente.
El sonrió y le tomó una mano entre las suyas, como había hecho Bonita. Kristie
se preguntó si debería dejar sola un rato a Becky para que pudieran conocerse, pero
George también le alargó la mano.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 50—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Me alegro de volver a verte, Kristie. No has cambiado nada, sigues igual de
guapa. Tu hija también es muy guapa. Gracias por haberla traído para que la
conociéramos.
Bonita, en cambio, no parecía nada agradecida y la miró con antipatía. Kristie
decidió marcharse.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 51—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 10
Había pasado la hora de comer, pero Kristie no tenía hambre, aunque Marieta
había preparado una fuente de jamón y quesos. Estaba tumbada en la cama con los
ojos cerrados y seguía dándole vueltas a las envenenadas palabras que le había dicho
Bonita sobre su hija. Si además añadía la propuesta de matrimonio de Lucio, su
cabeza era un torbellino. Entonces, tuvo la sensación de que no estaba sola. Abrió los
ojos y se encontró a Lucio que la miraba.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó ella mientras se sentaba de un salto.
—Vivo aquí —contestó él con una levísima sonrisa.
—Quiero decir, ¿qué haces en mi cuarto?
No le hacía ninguna gracia que hubiera entrado sin su permiso.
—He venido a buscarte.
—¿Por qué?
—La casa está vacía. Me he enterado de que Rebecca está conociendo a mis
padres y…
—¿Por qué no me has avisado de que viven aquí? —lo interrumpió ella con
furia—. Sabes que tu madre nunca me aceptó.
—Mi madre nunca te aceptó, en tiempo pasado. Ahora, las cosas son distintas.
—¿Por Becky? —gritó ella—. No lo creas. Me ha despellejado por habérosla
ocultado.
—¿No crees que te lo mereces? Sólo Dios sabe lo enfadado que estoy contigo
por haberme privado de ver crecer a mi hija.
Kristie volvió a cerrar los ojos y tomó aire lentamente. Si todo el mundo estaba
contra ella, ¿qué hacía allí?
—Para empezar, tienes suerte de que me pusiera en contacto contigo —le
espetó ella mientras se levantaba—. Además, si lo único que voy a sacar de ti y de tu
madre son reproches, te negaré el derecho a volver a verla.
Los ojos de Lucio soltaron un destello de ira.
—No puedes hacerlo. Los tribunales no te lo permitirán, no tengo miedo. Si lo
intentas, te llevaré a juicio.
Kristie sabía que lo haría y que ganaría. No tenía sentido dejarse llevar por la
ira cuando trataba con él, pero tampoco iba a someterse. Tenía su escala de valores y
Lucio no iba a alterársela.
—Esta conversación no lleva a ninguna parte. ¿Por qué has venido?
—¿No te parece evidente? —él arqueó una ceja—. Tenemos asuntos pendientes
y he pensado que ya que Rebecca no está cerca, sería un buen momento para hablar.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 52—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Lucio había estado tan convencido de que Kristie accedería a casarse con él, que
la negativa lo había desconcertado. En realidad, lo había enfurecido. Le había hecho
una oferta inigualable. Tenía que ser muy difícil criar sola a Rebecca y en ese
momento, más que nunca, la chica necesitaba la mano firme de un padre. Tenía
amigos con hijas de esa edad y sabía lo complicadas que podían ser. Aunque tenía
que reconocer que Rebecca parecía muy equilibrada, amable e inteligente. Además,
le había dicho que quería ser terapeuta ocupacional, lo cual le había impresionado
mucho. Sin embargo, aparte Rebecca, Kristie también necesitaba un hombre y en las
montañas ella le había demostrado que él podía ser ese hombre. Al hacer el amor con
ella había vuelto a sentir todo lo que había sentido siempre y sabía que a ella le había
pasado lo mismo. Entonces, ¿qué tenía contra él? ¿Seguía resentida o tenía miedo?
¿Tendría miedo de la reacción de su cuerpo al de él? ¿Tendría miedo de mostrar sus
sentimientos después de tanto tiempo? ¿Sería orgullo?
Era una pena que lo hubieran reclamado porque allí no tenían la misma
intimidad que en la montaña.
—Puedes hablar todo lo que quieras —los ojos color amatista brillaron con
firmeza—. Ya te di una respuesta y no voy a cambiarla.
Estaba tan guapa que Lucio sintió ganas de tumbarla en la cama y hacer el amor
con ella una y otra vez. Lo excitaba sólo con mirarlo. ¡La deseaba! Deseaba que
Kristie fuera su mujer y estaba dispuesto a conseguirlo como fuera.
—¿Por qué? —le preguntó él—. Nuestra relación sexual puede ser perfecta.
—El matrimonio no es sólo sexo. También tiene que haber una conexión mental
y me temo que nuestras mentes están en distintas longitudes de onda.
—¿A qué te refieres?
Lucio sabía a qué se refería. Siempre se reducía al dinero y la forma en que la
había rechazado para alcanzar su ambición. Quizá se hubiera equivocado, pero
casarse con ella habría significado renunciar a planes que llevaba años albergando.
El, sin embargo, no había esperado que ella hubiera desaparecido de su vida. Había
pensado que podrían seguir siendo amantes y en ese momento no iba a cometer el
mismo error. No iba a dejar que se escapara.
—Me refiero a que mi cabeza no se mueve por impulsos del dinero. Si
hubiéramos vuelto a encontramos y no tuvieras un céntimo, me habría casado
contigo.
—Lo cual es la mayor estupidez que he oído en mi vida —bramó él.
Sin embargo, también cayó en la cuenta de que si decía eso, tenía que quererlo y
si lo quería, ¿qué diferencia había entre casarse con un hombre rico u otro pobre?
¿Qué tenía ella contra el dinero? El no tenía que contar cada céntimo como habían
hecho sus padres cuando se casaron. Tampoco era derrochador, aunque sabía que
Kristie pensaba lo contrario. Pagaba muy bien a sus empleados, se ocupaba de su
padre y su madre y daba dinero a obras benéficas. ¿Qué tenía eso de malo? Sólo le
faltaba una mujer. Además, sabía que Kristie no pasaba penurias. Su pequeña
empresa le iba muy bien. Si en su momento hubiera sabido que ella era la autora de

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 53—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

aquel brillante software, se habría puesto en contacto con ella. Juntos habrían
conquistado el mundo.
—A lo mejor soy estúpida, pero soy feliz. ¿Puedes decir sinceramente que eres
feliz siendo un soltero que se acuesta con cientos de mujeres y no se casa con
ninguna? Casi todos los hombres han formado una familia a tu edad. Tu madre
esperaba un montón de nietos. Está muy decepcionada contigo.
—No para de repetírmelo. A lo mejor tú y yo podríamos hacer algo para que su
sueño se haga realidad.
—Será tu sueño, Lucio. Empiezo a estar harta de esta conversación. ¿Te
importaría marcharte? Quiero darme una ducha.
—La verdad es que sí me importa. Todavía hay algo que tenemos que hablar.
Kristie levantó la barbilla y lo miró descaradamente con aquellos ojos
arrebatadores.
—¿Qué tengo que hacer para convencerte de que no voy a casarme contigo?
—Quiero a mi hija.
A Kristie se le heló la sangre. Lucio solía conseguir lo que quería. Se había
convertido en un hombre poderoso que creía que podía comprar cualquier cosa con
dinero. Sin embargo, no podría comprar a su hija y lo sabía. Por eso quería casarse
con ella. No era porque la amara. Las buenas relaciones sexuales eran secundarias,
un añadido. Lo miró sin parpadear.
—Quieres a Becky. Parece como si fuera algo que puedes comprar. No puedes
comprar el amor de los demás. A Becky le encantaría que me casara contigo, ya lo sé,
pero está obnubilada por tu dinero. No te conoce de verdad. No conoce al hombre
que nunca estaría a su lado; el hombre que piensa más en su empresa que en los seres
queridos. Yo, por lo menos, tuve la consideración de trabajar en casa para no dejarla
sola.
—Pero no tuviste la consideración ni la deferencia de decirme que estabas
embarazada —la miró con ojos acusadores—. No eres ninguna santa, Kristie.
Una punzada de remordimiento le atravesó el corazón. Era verdad, pero lo
había hecho con buena intención, pensó sinceramente que él se enfurecería, que la
culparía a ella. Quiso evitárselo a Lucio. Para ella, la vida habría sido un infierno si él
no hubiera alcanzado sus ambiciones.
—La verdad es que pienso que te hice un favor, Lucio.
—No es la cuestión —replicó él implacablemente—. Estamos hablando de aquí
y ahora.
Claro que no era la cuestión, él sabía perfectamente que ella tenía razón.
—No voy a casarme contigo sólo para que Becky pueda tener un padre que no
necesita.
—Me necesita —afirmó él vehementemente—. ¿Acaso no fue el motivo para
que fueras a verme? Ya no puedes cambiar el argumento, Kristie.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 54—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Estaba acorralándola contra una esquina. Kristie cerró los ojos y se arrepintió en
cuanto notó su aliento y su boca que rozaba la de ella. Sin embargo, no iba a
conseguir nada con artimañas físicas. Lo había decidido, nunca se casaría con Lucio
Masterton.

Su beso fue cálido, lento y embriagador. La derritió e hizo que se estremeciera


hasta el tuétano. Un resquicio de cordura le dijo que lo cortara antes de que fuera
demasiado tarde. Sin embargo, ya era demasiado tarde. La estrechó contra sí con un
brazo y con la otra mano le sujetó la nuca para que no tuviera escapatoria. Su lengua
la devoró y Kristie se sintió dominada por el deseo. Lucio sabía perfectamente cómo
excitarla profundamente, pero si creía que podría salirse con la suya, estaba… muy…
El deseo se apoderó de ella. Su lengua se deleitó con la de él, paladeó toda su
virilidad electrizante, sintió un anhelo irresistible, se apretó contra él y contoneó las
caderas con un ritmo febril. El no se saldría con la suya, no se casaría, pero en ese
momento, creía que tenía que aceptar lo que él le ofrecía. Eso le pedía el cuerpo, pero
era una batalla sin cuartel contra su cabeza. Era un disparate, significaba dar indicios
equivocados a Lucio. Además, si él la mantenía así de excitada, acabaría haciendo lo
que no quería hacer.
No obstante, necesitó toda la fuerza de voluntad que no tenía para poner las
manos en su palpitante pecho y alejarlo de sí. Al menos, eso fue lo que intentó. No
salió bien porque él le agarró las manos y siguió asolándola con la boca hasta que
sólo quiso que Lucio le hiciera el amor. Había narcotizado sus sentidos hasta el punto
de perder la cordura.
La empujó delicadamente hasta que ella notó la cama detrás de las rodillas. El
corazón se le había desbocado y ella sabía que eso era irreversible. En ese instante
oyó a Becky que la llamaba.
—¡Mamá! ¿Dónde estás?
Lucio la soltó, pero lo hizo con una sonrisa de satisfacción.
—Estoy aquí, cariño.
La había llevado hasta donde él había querido y sabía que podría volver a
hacerlo cuando quisiera. No le importaba la interrupción.
Becky se paró en seco al ver a Lucio en él dormitorio de su madre, aunque sus
caras no podían denotar que hubieran hecho algo que no fuera hablar. Al menos eso
esperaba Kristie. Desde luego, la expresión de Lucio no indicaba que hubiera estado
a punto de hacerle el amor. Eso le hizo pensar hasta qué punto había sido espontáneo
o sólo una treta para salirse con la suya. Agradeció la interrupción de Becky y se juró
que nunca volvería a dejar que se acercara tanto.
—No sabía que habías vuelto, papá. La abuelita quiere llevarme de compras.
¿Puedo ir?
—A mí me parece bien —contestó Lucio.
¡Abuelita! ¿Ya llamaba abuelita a la madre de Lucio?

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 55—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Para qué quiere llevarte de compras? —le preguntó Kristie implacablemente.


Le pareció que era otra Masterton que quería comprar a su hija. Becky hizo una
mueca de disgusto y Kristie se preparó para la discusión.
—Déjala que vaya —intervino Lucio—. Es importante que llegue a conocer a su
abuela.
—No hace falta que se gaste el dinero en ella para conocerla. Parece como si tu
madre quisiera comprar su amistad, como haces tú.
Los ojos de Lucio se endurecieron, pero mantuvo el tono sereno.
—Creo que no tenemos por qué mantener esta conversación delante de
Rebecca.
Kristie supo que tenía razón e hizo un gesto con la cabeza a Becky.
—Muy bien, puedes ir, pero… —estuvo a punto de decirle que no pidiera nada,
pero cambió de idea—. Diviértete.
—Sí, mamá. Gracias.
—¿Por qué tu familia piensa que gastarse el dinero en alguien comprará su
amor? —le preguntó Kristie antes de que Lucio pudiera decir algo.
—No es verdad, te equivocas al pensarlo —contestó él con cierta tensión—. Nos
gusta y nuestra recompensa es comprobar la reacción, la felicidad, la ilusión… No se
trata de comprar el amor de alguien como dices tan crudamente.
—Ya…
—Bueno, ¿por dónde íbamos?
Kristie lo miró con una expresión de espanto.
—¡Eres increíble! ¿De verdad crees que voy a seguir donde lo dejamos? Me
alegro de que Becky nos interrumpiera. Ahora me doy cuenta de que me había
vuelto loca.
—No te habías vuelto loca, mi maravillosa Kristie, seguías el dictado de tu
corazón.
—¿Mi corazón? Mi maldito cuerpo me traicionó.
—¿Cuerpo? ¿Corazón? —se burló él—. Son lo mismo, no puedes resistirte a mí
y lo sabes.
—¿Crees que porque mi cuerpo no pueda resistirse a ti voy a casarme contigo?
Piénsalo bien, Lucio.
—No he parado de pensar en ti desde que volviste a aparecer en mi vida —
respondió él con una ligera sonrisa.
—Porque quieres hacerte con tu hija —replicó ella echando chispas por los
ojos—. Soy un medio para un fin, nada más.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 56—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Estaba harta de darle vueltas a lo mismo. ¿Por qué no aceptaba un no por


respuesta y las dejaba seguir su vida? Aunque esa vida ya no volvería a ser la
misma…
Becky siempre querría ver a su padre y estar con él. Su mundo había dado un
vuelco y ella, Kristie, tendría que volver a enderezarlo y conseguir que su hija saliera
ilesa.
Kristie fue hasta la puerta y la abrió para indicarle que se fuera.
—Esta conversación no conduce a nada y me gustaría darme una ducha.
Ella no esperó que se fuera, en realidad, estaba segura de que volvería a intentar
besarla.
El se detuvo a unos centímetros y Kristie notó un estremecimiento que se
apoderaba de ella. Lucio era una auténtica amenaza animal. Hacía que se le erizara el
vello del cuerpo. Lo temía. Le había demostrado que era vulnerable a su atractivo. El
le pasó un dedo por la mejilla y sonrió.
—Tenemos toda la casa para nosotros. Rebecca nos ha brindado una ocasión de
oro. ¿Por qué no dejas la ducha para más tarde?
Su voz rebosaba provocación y Kristie sintió un cosquilleo en el estómago.
—Si estás insinuando que hagamos el amor, olvídalo:
—¿Por qué si te gusta tanto?
A él le gustaba aquella conversación. Sabía que la tenía en la palma de la mano
y que si la rozaba, la tendría. Ella quiso mirarlo con ira, pero era casi imposible
cuando quería abrazarlo y besarlo. ¿Por qué no se olvidaba ella de las consecuencias
y se lanzaba al vacío? Sin embargo, ¿cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía tirar por la
borda su vida tan cómoda para vivir con Lucio y sufrir cuando él estuviera lejos? No
tenía sentido, Tenía que acordarse de que él la quería por Becky. Sólo la quería para
la cama, si no la habría seguido cuando se marchó hacía tantos años. Sólo quería
salvar la reputación cuando tuviera que reconocer que tenía una hija de quince años.
—Es posible que me guste, pero no es la cuestión. Estás muy equivocado si
crees que voy a casarme contigo.
El rostro de Lucio se endureció y sus ojos se tornaron gélidos.
—Es tu respuesta definitiva, ¿no?
—Sí.
—Entonces, tendré que pensar en otra forma de conseguir a mi hija.
Lucio se dio la vuelta y salió del cuarto.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 57—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 11
Kristie se quedó sin aire y con la mirada clavada en la puerta. Quiso ir detrás de
Lucio, pero supo que no serviría de nada. Dijo muy en serio que le arrebataría a
Becky y estaba asustada. Era muy capaz, pero ¿cómo? Becky estaba tan ilusionada
con su padre que la convencería fácilmente para que pasara tiempo con él y una vez
que la tuviera no la soltaría nunca. Kristie maldijo el día que lo llamó por teléfono.
Lucio conseguía todo lo que se proponía sin importarle el medio y se había marcado
un objetivo: su hija.
Durante el resto de la tarde, hasta que Becky volvió de sus compras, Kristie no
salió de su habitación. No dejó de pensar en una posible escapatoria. ¿Tendría que
emigrar a la otra punta del mundo? Desaparecería con Becky. Sin embargo, no quería
dejar la comodidad de su casa, era muy feliz y tenía un negocio. ¿Por qué iba a
permitir que Lucio la asustara? No podía llevarse a Becky contra su voluntad y si la
avisaba de la situación, su hija se pondría en guardia. Aunque también era posible
que Becky quisiera vivir con su padre. ¿Aprovecharía la ocasión?
Tenía la cabeza como un bombo, se tomó dos pastillas y se tumbó en la cama.
Cuando oyó que se abría la puerta, miró asustada al pensar que era Lucio otra vez.
—Hola, mamá, ¿qué tal estás? ¿Te sientes mal? Me lo he pasado de maravilla.
Barcelona tiene unas tiendas maravillosas y la abuelita me ha comprado un top
fantástico.
—Habría preferido que no se lo hubieras permitido —Kristie se levantó de un
salto.
—¿Por qué? —le preguntó Becky con un gesto de decepción.
—No quiero que ella piense que yo no puedo permitirme vestirte.
—No seas tonta, mamá. Ella no pensará eso. Es adorable.
Kristie no habría utilizado esa palabra para describir a la madre de Lucio.
—¿Qué te pasa, mamá? ¿Por qué estás tumbada en la cama? ¿Dónde está papá?
He creído que la casa estaba vacía. He pensado que os habíais ido juntos a algún
sitio.
—No sé dónde está tu padre. Me duele la cabeza.
—¿Habéis discutido? No parecíais muy contentos cuando vine antes.
—Hemos discutido un poco, sí —le pareció que no tenía sentido mentir.
—¿De qué?
—De nada que deba preocuparte.
—Ya dijiste eso la otra vez. Quiero saber qué está pasando.
—No voy a decírtelo, Becky. Es algo personal.
¿Cómo iba a contarle que su padre pensaba raptarla? No la creería.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 58—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¡Nunca me dices nada! —exclamó Becky mientras se marchaba de la


habitación.
Kristie se llevó las manos a la cabeza. Iba a explotarle. Le dolía todo el cuerpo
por la furia y la desesperación. Querría darse un paseo al aire libre y añoró las
montañas. Un baño en la cascada le haría olvidarse de todo. Sin embargo, también
quería olvidarse de los recuerdos de Lucio haciéndole el amor allí, pero las imágenes
y las sensaciones la dominaron. Golpeó la puerta con los puños mientras se
preguntaba por qué su mundo había dado un vuelco tan espantoso.
—Mamá, ¿qué te pasa?
Era Becky. Ella había creído que se había ido al piso de abajo, pero seguía en la
habitación y parecía preocupada por ella.
—Nada. Creo que voy a darme un paseo.
—Podrías darte un baño conmigo —le propuso Becky—. Yo voy a la piscina…
Parecía una buena idea. Mejor que perderse en una ciudad desconocida.
—A lo mejor no está mal. Bajaré enseguida.
—A ver si es verdad —replicó su hija.
Kristie sonrió. Era lo que ella le decía siempre cuando Becky aseguraba que
haría algo más tarde. Evidentemente, su hija estaba creciendo.
El baño le sentó muy bien. Se le pasó el dolor de cabeza y la furia se le disipó
por el cansancio de nadar varios largos de aquella piscina enorme. En realidad,
estaba empezando a pasárselo bien… hasta que apareció Lucio.
Llevaba un bañador negro y estaba claro que iba a meterse en la piscina con
ellas. Su cuerpo impresionante captó toda su atención. El era de la opinión que
triunfar en los negocios iba acompañado de mantener una magnífica forma física.
Ella se imaginó que la necesitaría para aguantar todas las horas que trabajaba.
Lucio tampoco le quitaba los ojos de encima y ella sintió una descarga eléctrica
por todo el cuerpo. Se maldijo por esa reacción tan disparatada después de que la
amenazara. Sin embargo, no había ni rastro de ello en la cara de Lucio, que sonrió
cálidamente.
—¿Os importa que os acompañe?
—Claro que no —contestó Becky antes de mirar nerviosamente a su madre.
—Haz lo que quieras —Kristie se encogió de hombros.
Notó que Becky la miraba con aire preocupado e intentó sonreír mientras él
nadaba hacia ellas.
—¿Mi madre te ha colmado de caprichos? —le preguntó él a Becky.
—No se lo habría permitido —respondió Becky—. Pero lo he pasado muy bien
con ella. Siento que tu padre no salga mucho. El también es muy simpático.
—Eres muy amable. Mis padres se sintieron emocionados cuando supieron que
tenían una nieta y quieren recuperar el tiempo perdido. Tienes que perdonarlos si se

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 59—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

exceden un poco. Sobre todo mi madre. Es muy impresionable, como ya habrás


notado.
Kristie pensó que también estaba dispuesta a castigarla por haberle ocultado a
Becky. No compartía la admiración de Becky hacia su abuela y Bonita tampoco sentía
ningún afecto por ella. Si Bonita se enterara de las intenciones de su hijo, lo apoyaría
con toda su alma. Nada le gustaría tanto como arrebatarle a Becky.
—Estás muy callada, Kristie —Lucio le tocó un brazo y la miró
penetrantemente—. ¿Sigues teniendo dolor de cabeza?
Ella frunció el ceño. No le había dicho que le doliera la cabeza.
—Lo noté en tus ojos, por eso te dejé que descansaras —añadió él.
Era un mentiroso, no había notado nada. Sólo había pensado en dos cosas
cuando fue a su cuarto. Una era acostarse con ella y la otra decirle que si no se casaba
con él, le quitaría a Becky. Ella se estremeció y lo miró a los ojos.
—Estoy mejor —contestó ella sin levantar el tono.
El le pasó unos dedos por la frente y ella cerró los ojos. Parecía no importarle
que su hija estuviera mirándolos. ¿Acaso lo hacía precisamente por eso? ¿Querría que
ella pensara que volvían a ser grandes amigos?
—Mmm… Es muy agradable —dejó escapar Kristie antes de poder evitarlo—.
A lo mejor deberías ser masajista, sabes exactamente dónde tocar…
—Desde luego.
El lo dijo con una voz grave, aterciopelada y cargada de intención. Kristie notó
que se ruborizaba. ¿Qué pensaría Becky? Sin embargo, cuando abrió los ojos
comprobó que su hija se había alejado nadando. ¡Su hija estaba siendo discreta!
—¿Quieres que te toque en algún otro sitio?
Kristie no podía creerse que él estuviera actuando como si no hubiera pasado
nada.
—¿Aquí, por ejemplo?
Elle acarició los pechos por debajo del agua y se le endurecieron los pezones.
—¿Por qué haces esto? —le preguntó ella casi sin aliento.
—¿No te gusta?
—Sabes que me gusta —reconoció ella con resignación.
—No puedes resistirte a mí, ¿verdad?
—No me hagas esas preguntas —siseó ella entre dientes—. Sabes que sólo te
aprovechas para salirte con la tuya.
—Te equivocas —él esbozó una sonrisa que quiso parecer inocente, pero que
era mortífera—. Lo hago porque no puedo resistirme a ti. Eres muy hermosa.
—Entonces, ¿estás jugando conmigo?

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 60—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—No como tú crees. No hay motivos para no llevar una buena vida amorosa,
aunque no estemos de acuerdo en ciertas cosas.
Mientras hablaba, Lucio le tomó los pezones entre los dedos. Ella abrió los ojos
como platos y dejó escapar un leve gemido de excitación. Entonces, antes de que ella
pudiera decir algo, él bajó la mano e introdujo los diestros dedos en la parte inferior
del bikini hasta encontrar la ardiente esencia que palpitaba de anhelo. Ella se
estremeció sin control y tuvo la irresistible necesidad de aferrarse a él, pero no lo hizo
al pensar que su hija podría verlos. Quiso apartarlo de un empujón, pero tampoco
quería que Becky lo viera. Lucio lo sabía y por eso se aprovechaba. Cada centímetro
de su cuerpo palpitaba de placer voraz y se estrechaba contra la mano de él mientras
se sentía al borde del abandono más desenfrenado.
—¿Te gusta?
—Sí… —jadeó ella—, pero si no paras en este instante, mi hija se dará cuenta…
—¿Tan cerca estás?
—Lo sabes perfectamente.
—¿Puedo ir a tu cama esta noche?
—¡Sí! —exclamó ella antes de tener un destello de cordura—. ¡No! Por favor,
Lucio, para.
Era una tortura no lanzarse contra él y dejarse llevar por las devastadoras
sensaciones que se adueñaban de ella. Quería sentir la erección y alcanzar el clímax
entre sus brazos. Quería que él sintiera su excitación, que formara parte de ella.
—¿Realmente quieres que pare? —le preguntó él tranquilamente mientras sus
dedos la derretían.
—¡No! ¡Sí! No lo sé…
Ya era demasiado tarde. Se estremeció en un clímax silencioso aunque no supo
cómo consiguió no gritar. Lucio la estrechó contra sí y si Becky estuviera mirándolos,
no se daría cuenta de que su madre había tenido unos de los orgasmos más
fantásticos de su vida. Kristie quiso hundirse hasta el fondo de la piscina para gozar
de cada oleada de placer que la dominaba. Cada mínimo movimiento era un mundo
de sensaciones y cada vez que se estrechaba contra Lucio, él la apretaba más entre los
brazos.
—¿Te ha gustado?
Ella asintió con la cabeza al no poder articular palabra.
—Eres fantástica, ¿lo sabías?
—Lo único que sé es que no tengo fuerzas para moverme.
—No importa. Podemos seguir así todo el tiempo que quieras.
—¿Dónde está Becky?

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 61—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Sigue al otro lado de la piscina —la tranquilizó él—. No sabe lo que está
pasando. Sonríe de felicidad. Le gusta que nos llevemos bien. Y vamos a llevarnos
bien durante el resto de sus vacaciones, ¿verdad?
Kristie no supo si eso era una amenaza, pero asintió con la cabeza llevada por la
euforia.
—Así me gusta.
El siguió abrazándola y acariciándole el pelo hasta que notó que a ella le
abandonaban las fuerzas. Cuando Becky se reunió con ellos, Kristie ya se sentía casi
normal. Seguía sintiendo como un resplandor por dentro, pero por fuera no se
notarían las violentas erupciones que la habían abrumado. Sin embargo, hacía mucho
tiempo que no se sentía tan feliz y se olvidó de lo que le esperaba en el futuro.
Parecían una familia feliz y sintió cierta tristeza cuando Lucio dijo que era suficiente.
Fueron a sus habitaciones, se ducharon y se cambiaron. Durante la cena, Lucio
estuvo muy cariñoso y nada dejó traslucir que le había dado un ultimátum. Kristie
no podía dejar de pensar si luego iría a su cama. Sabía que no debería permitírselo,
que eso significaría claudicar físicamente y en cualquier otro sentido. Por otro lado,
también sabía que no tendría fuerzas para impedírselo. Sólo de pensar en lo que
había pasado en la piscina, se le tensaban los músculos de las ingles y todo el cuerpo
le vibraba. Durante la cena, él la había mirado provocativamente y ella había
intentado no hacer caso por su hija, pero una vez sola en su habitación, todo su
cuerpo anhelaría tenerlo entre los brazos.
Pasó exactamente como se había imaginado.
Abrió la puerta cuando él llamó levemente con los nudillos, sus miradas se
encontraron y ella se apartó para dejarlo entrar. No hicieron falta las palabras. Sus
cuerpos estaban ardientes y se arrojaron en brazos del otro. Las bocas se devoraron y
sus cuerpos se fundieron e hicieron el amor una y otra vez.
Se convirtió en un ritual de todas las noches. Durante el día, Lucio estaba con
ellas, aunque había veces que se encerraba en el despacho. Se lo había enseñado a
Kristie y ella se quedó profundamente impresionada. Tenía las últimas novedades
ideadas y fabricadas por su propia empresa. Con sólo apretar un botón, podía
ponerse en contacto, oral y visual, con cualquier parte del mundo. Toda la casa
disfrutaba de una tecnología parecida. Todo funcionaba con control remoto o al
apretar un botón en un panel de la pared. Las puertas de la calle se cerraban
automáticamente y se abrían con la voz. También tenía guardaespaldas, tan discretos
que Kristie no los notó en un primer momento, un jardinero y un encargado de la
piscina. A Kristie no le gustaría vivir así. Durante las cenas, a las que a veces se
apuntaban los padres de Lucio, él estaba encantador, les contaba anécdotas de su
trabajo y Becky escuchaba absorta todas sus palabras. A Kristie la preocupaba qué
podría pasar cuando volviera a su vida más modesta y anodina en Inglaterra.
Lucio no volvió a decir nada de quedarse con Becky y Kristie se preguntó si
habría cambiado de idea o si esperaba que fuera ella quien cambiara de idea; si
esperaba que ella echara tanto de menos aquellas sesiones de amor desenfrenado que
decidiera casarse con él.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 62—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Durante una cena, a la que sólo había asistido su madre porque su padre no se
encontraba muy bien, llamaron a Lucio al teléfono. Becky también se había ido a ver
el correo electrónico en el ordenador que Lucio le había puesto en su cuarto.
—Mi hijo me ha dicho que te ha pedido que te cases con él y lo has rechazado
—le dijo Bonita sin preámbulos.
Kristie se quedó espantada de que Lucio se lo hubiera contado a su madre.
Bonita estaba chapada a la antigua y no le gustaba que él hubiera tenido un hijo fuera
del matrimonio.
—Efectivamente —reconoció Kristie a regañadientes—. Lucio no me lo ha
pedido por amor, me lo ha pedido porque quiere quedarse a Becky. ¿Qué mujer en
su sano juicio se casaría con un hombre que no la quiere?
—¿Quieres tú a mi hijo?
Se lo preguntó tan directamente que Kristie se ruborizó. Estaba enamorada de
Lucio como amante, pero no de Lucio como hombre y padre. Amarlo no tenía
sentido. Daba igual lo que su madre pensara o quisiera, Lucio no la había querido
nunca para casarse con ella, ni siquiera hacía dieciséis años. Sus motivos eran
egoístas.
—No, no quiero a Lucio —contestó ella despreocupadamente.
—Entonces, ¿por qué has vuelto a meterte en su vida?
—¡Lo hice por Becky! Ella quería conocer a su padre.
—¿Y ahora?
—No sé qué quiere decir.
—¿Ahora vas a volver a llevártela?
Kristie levantó la barbilla y la miró altivamente.
—No puedo vivir con un hombre al que no quiero.
—¿Ni por tu hija?
—No voy a impedir que lo vea.
—¿Verlo? Sigues siendo tan egoísta como siempre. Ojalá mi hijo no te hubiera
conocido.
—¿Cree que no he deseado lo mismo cientos de veces?
—¿No quieres a tu hija? —le preguntó la mujer con los ojos entrecerrados.
—Claro que quiero a Becky. No puedo imaginarme mi vida sin ella.
—Como Lucio no puede imaginarse la suya sin su hija.
—¿Le ha pedido que intervenga en su nombre? —le preguntó Kristie llena de
ira.
—Mi hijo no sabe que estoy hablando contigo, se pondría furioso. Es mayor y
sabe defenderse solo.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 63—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Me alegro de que se haya dado cuenta —replicó Kristie irónicamente—, pero
si piensa que su intervención facilitará las cosas, está muy equivocada. Lucio y yo
solventaremos este asunto a nuestra manera.
—Hasta el momento no te va muy bien.
—¿Por qué sabes eso? —le preguntó Kristie.
—Sé lo que veo.
Los había visto jugar a las familias felices, pero no los había visto hacer el amor
por la noche. Salvo que… Kristie sintió un escalofrío. Salvo que los hubiera visto en
la piscina y hubiera captado lo que Lucio podía hacer con ella. El escalofrío dio paso
a la furia.
—No ha visto nada. Lucio y yo nunca coincidiremos.
—Ya lo sé y, sinceramente, no te quiero de nuera, pero quiero que mi hijo sea
feliz. Si casarse contigo le hace feliz, eso es lo que tienes que hacer, aunque no lo
ames.
Kristie no daba crédito a lo que estaba oyendo. Era como si toda la familia
Masterton la tuviera acorralada contra una esquina. Además, si se lo planteaba a
Becky, su hija también querría que se casara con Lucio. Más aún, Becky se sentiría
destrozada cuando tuvieran que irse.
—No necesito que me hagas ningún plan —Lucio había entrado en la
habitación y miraba a su madre con los ojos rebosantes de furia—. Puedo ocuparme
yo solo.
Su madre se encogió de hombros, farfulló algo en español, se levantó y se
marchó.
—Te pido disculpas. Mi madre no tiene derecho a meterse en nuestros asuntos.
—Las madres se preocupan.
—Claro, pero deberían saber cuándo morderse la lengua.
Kristie pensó que a ella se lo iban a contar. Bonita era la mujer más indiscreta
que había conocido. A veces costaba entender que George se hubiera casado con ella
y siguieran juntos. Ella había ido a verlo, cuando sabía que Bonita estaba fuera, y la
había recibido muy cariñosamente.
—¿Qué te ha dicho exactamente mi madre aparte de proponerte matrimonio en
mi nombre? —le preguntó Lucio mientras volvía a sentarse a la mesa y mirándola a
los ojos.
Ella sintió un estremecimiento en las entrañas que se convertiría en anhelo si
seguía mirándola de aquella manera. A veces tenía la sensación de que él podía leer
todo lo que ella pensaba y sentía.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 64—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 12
Lucio estaba furioso con su madre por hablar con Kristie de cosas tan
personales. Quién sabía qué podría haberle dicho si él no hubiera aparecido.
Efectivamente, pensaba que Rebecca necesitaba un padre y que Kristie tenía que
casarse con él por la seguridad de su hija, pero su madre no podía entrometerse y se
lo diría en cuanto la viera. Pero no lo haría esa noche cuando todavía estaba furioso.
Esa noche necesitaba a Kristie en su cama como no la había necesitado nunca, podría
entregarse a su cuerpo y olvidarse de todo el mundo. Había conocido a otras
mujeres, pero ninguna había despertado sus sentimientos más profundos como
Kristie. Ella hacía que perdiera el sentido de deseo. Era como si sus cuerpos
estuvieran hechos el uno para el otro. Ella se apoderaba de su alma y él estaba
deseando entregársela por completo.
Estaba muy decepcionado porque ella había rechazado casarse con él, había
dicho en serio que quería que Becky formara parte de su vida en el futuro. No la
había disfrutado durante los primeros quince años y quería estar con su hija. Si
Kristie no cambiaba de idea antes de marcharse de allí, él tomaría cartas en el asunto.
Sin embargo, era posible que estuviera precipitándose. Si su relación física era un
dato a tener en cuenta, tenía muchas esperanzas para el futuro.
—¿Qué tenía que decir tu madre? —le preguntó Kristie como si hubiera leído
sus pensamientos.
Lucio lo oyó como si le hablara desde muy lejos y no contestó. Ella se levantó y
él la tomó bruscamente entre los brazos.
—Me da igual lo que tuviera que decir, vamos a la cama.
Mucho tiempo después, cuando sus cuerpos estaban lánguidos y Kristie
apoyaba la cabeza en el hombro de él, que le pasaba los largos dedos por los pechos,
Lucio habló.
—Creo que podríamos ir a Barcelona. Es una ciudad preciosa y no te la he
enseñado.
—Me encantaría. ¿Puede venir Becky?
—Claro, pero antes creo que tengo que hacer otro reconocimiento de tu cuerpo.
No salieron hasta media mañana. Lucio estaba muy orgulloso de esa ciudad
que era como un segundo hogar para él. La Rambla era una calle ancha y larga que
discurría hacia el mar. Era muy bulliciosa y estaba llena de turistas y lugareños. La
arquitectura era incomparable y había una gran diversidad de tiendas, quioscos de
periódicos, puestos de flores, cafés y muchas otras cosas. Lucio quiso llevarlas a un
restaurante muy buen, pero Kristie se empeñó en sentarse en una terraza para ver
pasar a la gente.
—Rambla quiere decir torrente en árabe —les comentó Lucio mientras tomaban
un refresco—. Corría por aquí sobre un lecho arenoso antes de que lo pavimentaran.
—¡Es increíble! —exclamó Kristie que miraba a todos lados.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 65—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Después de comer vieron algunos museos y fueron al puerto. Sin embargo,


Becky quiso ir de compras y, pese a la resistencia de Kristie, Lucio le compró todo un
guardarropa.
De vuelta a la casa, cenaron ligeramente y antes de acostarse, Becky rodeó el
cuello de Lucio con los brazos y le dio un sonoro beso en la mejilla.
—Eres el mejor padre del mundo. Soy muy afortunada de haberte encontrado.
Kristie hizo una mueca de contrariedad y pensó en lo brutal que iba ser alejarla
de esa vida. Ella no la quería, pero en el caso de Becky era distinto. Había encontrado
el padre que había anhelado y todo un mundo nuevo con él.
Luego, cuando Lucio fue a su cuarto, le preguntó si lo había pasado bien.
—Ha sido maravilloso, gracias —contestó ella—. He disfrutado de cada
instante, pero habría preferido que no te hubieras gastado tanto dinero en Becky. No
debes malcriarla.
—Es mi chica favorita y se merece que la malcríe —replicó él con una sonrisa
despreocupada—. Después de ti, naturalmente.
Kristie ya se había duchado y se había puesto una bata de seda rosa. Sabía que
no tenía sentido ponerse nada más porque él se lo quitaría inmediatamente. A veces
se duchaban juntos, pero esa noche Kristie estaba cansada y, a juzgar por el pelo
mojado de él, Lucio también se había duchado. Desprendía un olor maravilloso y
cuando él se puso detrás de ella y le quitó la bata, Kristie se sintió extasiada. Sin
embargo, en vez de acariciarla, en vez de empezar a seducirla, ella notó algo frío
alrededor del cuello. El la llevó hasta el otro lado del cuarto para que pudiera verse
en el espejo de cuerpo entero.
—¡Lucio! —exclamó ella al ver el collar de oro y diamantes.
Era precioso y larguísimo. Lo acarició, pero, súbitamente, apartó la mano.
—No puedo aceptarlo —declaró con una voz que no parecía la suya—. No voy
a permitir que te gastes tanto dinero conmigo. Ya está bien que te lo gastes con
Becky, pero supongo que existe la excusa de que es tu hija. Yo no soy nada para ti y
yo…
—Eres algo, Kristie —la dio la vuelta y la miró a los ojos—. Nunca pienses eso.
La besó y el beso borró cualquier idea de rechazo. Llenó todo su cuerpo de
dulzura e hizo que se diera cuenta de lo que se perdería si insistía en no volver a
verlo una vez en Inglaterra. Repentinamente comprendió que no podría hacerlo.
Quería pasar toda su vida con Lucio. Pero no pensaba decírselo todavía. Tenía que
pensarlo antes de tomar la decisión definitiva e irrevocable. Sin embargo, esa noche
llevaría el collar y harían el amor desenfrenadamente.
Cuando se despertó a la mañana siguiente, Kristie seguía llevando el collar. El
otro lado de la cama estaba vacío, pero seguía caliente. Ella sonrió. Lucio siempre se
escabullía antes de que Becky apareciera en el cuarto. A ella le habría encantado
encontrárselo allí, pero a Kristie le habría parecido mal cuando no tenía intención de
casarse con él.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 66—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Sin embargo, todo había cambiado. Lo había pensado detenidamente la noche


anterior, cuando Lucio se durmió, y se dio cuenta de que podría ser peor. El amor no
era algo muy importante en ese caso y darle un padre a Becky sí lo era. Además, era
posible que el amor volviera a brotar entre ellos. La verdad era que la ira que había
sentido hacia él iba disipándose lentamente.
Bajó a desayunar con una sonrisa en los labios y llena de esperanza y comprobó
que Lucio se había ido. Había dejado una nota en la que le explicaba que volvería lo
antes posible y que esa noche iba a hacer una fiesta para celebrar el cumpleaños de
Becky.
—No creía que fuera a acordarse —dijo una Becky radiante—. No me atrevía a
recordárselo para que no pensara que le pedía otro regalo. Es tan generoso… Mis
amigas están verdes de envidia.
Kristie también había creído que se había olvidado. Ella le había comprado un
reloj bastante caro a su hija, pero ya le parecía una nimiedad en comparación con
todas las molestias y gastos de Lucio. Le habría gustado que Lucio le hubiera dicho
lo de la fiesta. ¿Quién iba a ocuparse de todo? La pobre Marieta estaría desbordada.
Sin embargo, apareció un batallón de gente que transformó el jardín con
farolillos, construyó una plataforma para que tocara un conjunto, instaló una pista de
baile y levantó una gran carpa. Más tarde llegaron la comida y la bebida.
Lucio seguía sin dar señales de vida, pero Becky no cabía en sí de emoción.
—Soy la chica más afortunada del mundo. ¿Crees que también invitará a otros
jóvenes?
—Estoy segura de que tu padre ha pensado en todo —contestó Kristie con
cierta sequedad.
Becky la miró con cara rara, pero no dijo nada.
Eran casi las seis cuando apareció Lucio. Parecía satisfecho de que todo
estuviera montado, como había ordenado.
—¿Una sorpresa agradable? —preguntó él a Kristie.
—Una conmoción, más bien.
—¿Qué dice Rebecca? —volvió a preguntar él con el ceño fruncido.
—Está entusiasmada.
—Entonces, ¿qué tiene de malo?
—Creo que, por lo menos, podrías haberme dicho lo que habías planeado.
—¿Por qué? ¿No te gustan las sorpresas? No te he pedido que hicieras algo.
Efectivamente. Todo había funcionado como un reloj. Nunca había visto tanta
perfección, pero no podía evitar preguntarse cuánto le habría costado. Aunque para
él, el dinero no importaba durante esos días. Ella había pasado de decidir que no era
tan espantoso casarse con él a pensar que él estaba en otro mundo. Si ése era el tipo
de fiesta que él daba habitualmente, entonces esa forma de vida no era para ella.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 67—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Sonríe y disfruta —siguió él—. Voy a darme una ducha. ¿Quieres venir
conmigo?
Kristie negó con la cabeza.
—Vamos, no te pongas de morros —él le pasó un dedo por la barbilla y le
hirvió la sangre—. No vamos a estropeárselo a Rebecca. ¿No te has dado cuenta de lo
contenta que está porque nos llevamos bien? No vamos a estropearle el cumpleaños,
¿verdad?
Lucio se inclinó y la besó en los labios. Kristie se sintió perdida. Lucio era
irresistible cuando se ponía así.
Kristie se vistió especialmente para la fiesta. Tenía un brillo especial y una
sonrisa imborrable en los labios por haber hecho el amor. No se había llevado nada
que se pareciera a un vestido de fiesta, pero tenía una blusa negra de seda y unos
pantalones vaporosos también negros que con un cinturón dorado y unas sandalias
de tacón alto le sacarían del apuro. Estaba buscando el collar en el cajón cuando entró
Lucio.
—Permíteme —se ofreció él.
Kristie tuvo tanto miedo de que él quisiera volver a hacer el amor que estuvo a
punto de rechazarlo. No era nada sensato dejar que Lucio la tocara y desencadenara
toda una reacción en su cuerpo que ella no pudiera detener. Además, él lo sabía.
Lo miró en el espejo mientras le abrochaba el collar. Luego, él le tomó los
pechos entre las manos y le acarició los pezones. Kristie se sintió desbordada por una
oleada de placer, lo cual no dejaba de ser sorprendente, si se tenía en cuenta que
habían hecho el amor hacía muy poco tiempo. Lucio lo conseguía, hacía que se
sintiera mujer. Sería un delito dejarlo escapar.
—Lucio, si seguimos así, nunca iremos a la fiesta —le avisó ella con una sonrisa.
Entonces, llamaron a la puerta y entró Becky.
—Mamá, papá, ya estoy arreglada. ¿Qué os parece?
No pareció sorprenderse de encontrarlos tan juntos y Kristie se preguntó si
sabría que él se colaba todas las noches en su dormitorio.
—Estás impresionante, cariño —la alabó ella.
—Muy mayor… —añadió Lucio.
Llevaba uno de los vestidos que le había regalado Lucio y Kristie comprendió
que él había tenido presente la fiesta cuando la llevó de compras. El vestido sin
tirantes la hacía más esbelta y mayor que los dieciséis años que había cumplido.
Tenía el pelo oscuro suelto y estaba levemente maquillada. En los pies llevaba un par
de zapatos con unos tacones ridículamente altos. También llevaba el reloj que le
había regalado Kristie y Lucio sacó una caja muy fina del bolsillo.
—Feliz cumpleaños, cariño.
—Pero papá, me has comprado un montón de cosas y has organizado la fiesta.
No quiero nada más.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 68—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Kristie se sintió orgullosa de ella.


—Insisto, Rebecca. No es gran cosa, sólo es un recuerdo de tu cumpleaños.
No era gran cosa… Dentro del estuche de cuero había unos pendientes con una
R que resplandecía provocadoramente. Evidentemente, él los había encargado
especialmente y tuvieron que costarle un dineral… como el collar.
—¡Papá, son maravillosos! —exclamó Becky mientras le daba un beso y un
abrazo—. Los guardaré como un tesoro. Mira, mamá, ¿no te parecen perfectos?
—Son preciosos, cariño —Kristie esbozó una sonrisa forzada—. Eres muy
afortunada, espero que te des cuenta.
—Claro que me doy cuenta. Voy a ponérmelos.
Becky salió de la habitación.
—No lo apruebas, ¿verdad? —le preguntó Lucio a Kristie.
—No —contestó ella lacónicamente—. No me gusta que te gastes tanto dinero
en ella. He intentado enseñarle el valor del dinero y estás estropeándolo todo. Está
empezando a darse cuenta de que puede tener lo que pida y eso no está bien.
Siempre la he animado para que ahorre y pueda comprarse lo que quiera. Tiene una
cuenta en el banco y…
—De acuerdo —Lucio la tomó de la mano—. Me hago una idea, pero podrás
entender mi punto de vista.
—Lo entiendo, pero no lo comparto. No quiero que sigas malcriándola.
—¿Sabes lo maravillosa que te pones cuando te enfadas? —replicó él con un
suspiro—. Quiero que esa pasión no la emplees contra mí. Quiero acostarme contigo
en este instante —la agarró de los brazos con una fuerza que la hizo daño—.
Quiero…
La puerta se abrió de golpe y apareció Becky con los pendientes puestos.
—Mirad, son… Perdón, no quería molestar —Becky sonrió—. Seguid, olvidaos
de mí. Bajaré a ver si han llegado algunos invitados.
—Creo que nosotros también deberíamos bajar —dijo Lucio con tono serio—.
No estaría bien que Rebecca se encuentre con gente que no conoce. A lo mejor luego
podemos escaparnos un rato.
Kristie pensó, divertida, que había sonado como si tuvieran una aventura ilícita,
como si él no fuera todas las noches a su cama.
Lucio estaba impresionante con unos vaqueros negros y una camisa de manga
corta, un atuendo muy adecuado para la fiesta de una quinceañera.
—¿Te había dicho que tú también estás maravillosa? —le preguntó él mientras
le tomaba la mano.
—Los dos vamos de negro. ¿Crees que debo cambiarme?
—Sólo si me dejas que lo haga yo.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 69—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Me parece que no tenemos tiempo.


—Entonces, iremos así.
Llegaron al jardín justo a tiempo para saludar a los primeros invitados, Los
había jóvenes y mayores. Algunos eran amigos de sus padres y otros amigos de él
con sus hijos. Becky estaba en su salsa, no se sentía cohibida y utilizaba las pocas
palabras de español que sabía. Los jóvenes se pusieron a bailar enseguida y Lucio y
Kristie se mezclaron con los demás invitados. Muchos la miraban con curiosidad y
estaba segura de que habría bastantes habladurías sobre la súbita aparición de una
hija de Lucio de dieciséis años. A él le daba igual y alardeaba de ella con orgullo.
También estaba orgulloso de presentar a Kristie.
La fiesta estaba en todo su apogeo cuando una última invitada hizo su entrada
triunfal. Era muy morena y hermosa y llevaba un vestido granate con un escote hasta
el ombligo. Avanzó con mucha altivez y sus ojos buscaban a una persona. Esa
persona era Lucio. Kristie lo intuyó inmediatamente. El no la había visto todavía
porque estaba hablando con un amigo de su padre. Kristie se había apartado de él
para ver bailar a Becky con un grupo de chicas y chicos. Lo estaban pasando muy
bien y se lo agradecía a Lucio.
Cuando la recién llegada encontró a su presa, sus ojos resplandecieron y lo
llamó en voz alta. Lucio se volvió y sonrió de oreja a oreja. Kristie seguía
observándolos. Esperó que la belleza granate se abalanzara sobre él, pero no lo hizo y
fue Lucio quien se acercó a ella sin quitarle los ojos de encima. Kristie se preguntó
qué relación habría entre ellos.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 70—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capitulo 1 3
Forman una pareja impresionante, ¿verdad?
—Kristie se volvió y se encontró con la madre de Lucio—. Lucio conoce a
Simona desde hace mucho tiempo. Yo creía que llegarían a casarse.
—¿Sigue deseándolo?
Kristie vio a Lucio que la abrazaba y la besaba en los labios. Era evidente que
los dos se gustaban.
—Quiero que mi hijo sea feliz, decida lo que decida.
Kristie no creía que la diplomacia fuera el punto fuerte de Bonita y receló.
—Creía que usted quería que se casara conmigo…
—Sería lo mejor —replicó la mujer con resignación—, aunque él quiere a
Simona.
A Kristie se le cayó el alma a los pies. Los besos y abrazos de Lucio y Simona
confirmaban las palabras de Bonita. Kristie supo que si bien había albergado la idea
de casarse con él, eso ya era imposible.
—Discúlpeme —le pidió a Bonita.
Kristie desapareció entre la multitud con la sonrisa en los labios y sin dejar
entrever que su mundo se había derrumbado. Unos minutos más tarde notó la mano
cálida de Lucio sobre su hombro.
—Kristie, me gustaría que conocieras a alguien. Kristie se volvió sin dejar de
sonreír aunque el esfuerzo estuviera matándola.
—Te presento a Simona Carrasco, una amiga mía de toda la vida. Simona, te
presento a Kristie Rivers, la madre de mi hija.
Simona clavó los ojos en la cara de Kristie descaradamente y con un odio
evidente.
—Qué interesante —dijo ella con una voz muy modulada.
A Kristie no le salió la voz. Sonrió y miró a Lucio con rabia. ¿La madre de su
hija? No era su amiga ni su amante, era la madre de su hija, como si ella le hubiera
prestado un servicio al tener una hija. Lucio, sin embargo, le sonrió cariñosamente.
—Simona ha vuelto hoy del Caribe. No creía que fuera a venir.
Kristie pensó que habría preferido que no hubiera ido. Supuso que había ido
porque había oído hablar de Becky y su madre y había querido verlo con sus propios
ojos. También era evidente que no le había gustado lo que había visto.
—Vamos a bailar —le propuso Simona cuando la música pasó a ser lenta y
romántica.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 71—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Agarró a Lucio de la mano y lo arrastró hasta la pista de baile. El puso los ojos
en blanco y miró a Kristie disculpándose. Ella sonrió y se dio la vuelta para no ver la
escena. El padre de Lucio se acercó a ella.
—Vamos a sentamos —dijo él mientras dirigía la silla de ruedas hacia una zona
alejada de la música—. Ya veo que has conocido a Simona.
Kristie asintió con la cabeza y apretó los labios para no decir nada por si acaso a
él también le gustaba esa mujer.
—No le hagas mucho caso. Hace mucho tiempo que se fijó en Lucio, pero a él
no le interesa.
Kristie pensó que a ella no le había parecido lo mismo.
—Sale con ella cuando viene aquí —siguió George—, pero no hay nada más.
Simona mantiene la esperanza mientras él siga estando soltero. Ha tenido que ser un
golpe muy fuerte para ella enterarse de tu existencia y de la de Becky. Yo apuesto por
ti.
Kristie posó la mano en la de él.
—Gracias, eres muy amable.
Sin embargo, Kristie no tuvo el valor de decirle que no creía que eso fuera a
pasar.
—Tantos años desperdiciados —él le tomó la mano entre las suyas y la miró con
sus ojos azules—. Es muy triste. Al ver a Becky me acuerdo de ti en aquellos tiempos.
Tan joven y llena de vida, no es que ahora no lo estés, pero estabas tan enamorada…
Yo quería que te casaras con Lucio, aunque no sirvió de nada. El era demasiado joven
y ambicioso para sentar la cabeza.
—Siento no haberos dicho nada del bebé. El rechazo de Lucio me dolió mucho y
no quise volver a pasar por lo mismo. Pensé que se enfadaría y que incluso podría
decir que me había quedado embarazada intencionadamente.
—Y criaste sola y valerosamente a Becky. Te admiro, Kristie. Ella te honra.
—Gracias, George —con el rabillo del ojo vio un destello granate que
desaparecía por un rincón del jardín. Miró a la multitud y no vio a Lucio. Se sintió
dominada por la ira—. Perdona. Tengo que ir a comprobar una cosa.
—Me parece bien —asintió George con una sonrisa—. No permitas que Simona
piense que va a salirse con la suya.
Kristie sonrió y se sintió mucho mejor al saber que contaba con el apoyo de
George. Sin embargo. Becky la abordó por el camino.
—Mamá, tienes que conocer a mis amigos.
Pasaron bastantes minutos antes de que pudiera ir a buscar a Lucio. No estaba a
la vista y no pudo evitar pensar que se había ido con Simona a su dormitorio. Le
partía el corazón pensar que en ese momento podía estar haciendo al amor
apasionadamente con ella. Se cubrió el cuerpo con los brazos y decidió que él no
volvería a tocarla.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 72—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Volvió desalentada a la fiesta e intercambió una mirada con George. Sacudió la


cabeza, pero no se acercó a él. Tenía los ojos rebosantes de lágrimas; lágrimas de
furia, amargura y tristeza. Era hora de volver a casa.
No le faltó compañía. Todo el mundo quería conocer a la persona que había
tenido una hija con Lucio y se la había ocultado. Todos eran amables, pero ella no
bajó la guardia.
Al cabo de un rato, que a ella le parecieron horas, los vio volver a la fiesta.
Simona parecía satisfecha, pero Lucio echó una ojeada a la gente y en cuanto
encontró a Kristie, fue hacia ella.
—Lo siento, te he dejado abandonada —le dijo él con una de sus sonrisas
irresistibles—. He tenido que poner al día a Simona de todo lo que se ha perdido
durante su ausencia.
—No entiendo —Kristie frunció el ceño.
—Trabaja para mí.
—Ya… —Kristie no se lo había esperado y tragó Saliva—. ¿Es tu secretaria
personal e intransferible?
—¿Capto el resquemor de los celos? —Lucio arqueó una ceja.
Efectivamente, era así, pero ella no lo reconoció y se encogió de hombros.
—En absoluto. Me sorprende que mezcles el placer con el trabajo. Seguro que
podría haber esperado.
—Simona es muy concienzuda. ¿Estás pasándotelo bien?
—Sí, gracias. Tu padre me ha dicho que Becky le recuerda a mí cuando nos
conocimos.
—Tiene razón —confirmó Lucio—. Es joven, impulsiva y libre. ¿Por qué dejaría
yo que te marcharas?
La habría abrazado, pero Kristie lo detuvo con la mano. Olió el perfume de
Simona en él y se le revolvieron las tripas. Si Lucio creía que podía jugar a varias
bandas, estaba muy equivocado.
La música cesó y todo el mundo fue hacia las mesas de comida. Kristie se dejó
arrastrar por el gentío y aunque sabía que no podría comer nada, se llenó el plato.
Simona había vuelto a reclamar a Lucio y ella se fue a su cuarto después de vaciar el
plato en un cubo de basura. Le aterraba pensar que había estado a punto de aceptar
el matrimonio con Lucio. No le había dado ningún indicio de que había otra mujer en
su vida. Quería creer que Simona sólo era una empleada suya, pero no podía. No la
habría recibido como había hecho. Estaba mintiendo y lo odiaba por eso.
Kristie se quedó un buen rato en su cuarto antes de volver a la fiesta de mala
gana. Tampoco la habían echado de menos. Desde luego, Lucio no lo había hecho o
habría ido a buscarla. Ni siquiera se había acordado de ella cuando estaba con
Simona. Era un canalla y lo odiaba.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 73—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

En lo alto de la escalera se encontró con Simona que la miró con los ojos como
ascuas.
—Vaya, justo la persona que estaba buscando.
Kristie levantó la barbilla y se preparó para la batalla.
—No sé de qué podemos hablar.
—Puedes estar segura de que yo tengo muchas cosas que decirte. ¿Vamos a tu
habitación?
—No. Aquí estamos muy bien.
—¿Sabrás que Lucio está enamorado de mí? —le espetó Simona sin rodeos.
—No, no lo sabía. ¿Estás segura? A casi todos los hombres les gusta alardear de
su vida amorosa. Lucio no me ha hablado de ti.
Simona frunció levísimamente el ceño.
—Porque es discreto, pero si estás haciéndote ilusiones, que sepas que sólo eres
la madre de su hija —Simona lo dijo con tono de burla—. Creo que tengo que
advertirte de que estás perdiendo el tiempo. Lucio y yo estábamos pensando en
casarnos antes de que aparecieras en escena. Me había hablado de ti y de cómo le
suplicaste que se casara contigo cuando no eras mayor que tu hija ahora; de cómo le
ocultaste a su hija durante todos estos años —sus expresivos ojos irradiaban
hostilidad—. Te odia por eso. Está siendo amable contigo por Rebecca, pero está
deseando que te vuelvas a Inglaterra y lo dejes seguir con su vida.
—Una vida que te incluye, supongo… —le preguntó Kristie con gelidez.
Kristie se sentía como una estatua de hielo y se preguntó si se derretiría cuando
Simona se hubiera ido o se quedaría así para toda la vida. Sabía que la mujer de
granate estaba siendo hiriente, pero lo que decía tenía parte de verdad.
—Sí —contestó Simona—. No puedo imaginarme la vida sin Lucio. Cuando él
está en Inglaterra, mi corazón sufre un poco, aunque hablamos todos los días.
—Aun así, te fuiste de vacaciones sin él —Kristie no pudo disimular la sorna—.
¿O hay algún otro hombre que te consuela cuando no está él?
Un fugaz destello en los ojos de Simona le dijeron que había tocado una fibra
sensible, pero su voz no lo reflejó.
—¿Para qué iba a querer a alguien más si tengo a Lucio? Aproveché que él
estaba en Londres para tomarme unas vacaciones. Lucio incluso me ha pagado, es un
hombre muy generoso. Me hace regalos constantemente.
Kristie pensó que por eso se agarraba a él, que sólo le interesaba su cuenta
bancaria, que temía perder el mundo de lujo que se había imaginado. Sin embargo,
Kristie no necesitaba advertencia alguna. Ya había comprobado lo mucho que esa
provocadora mujer de granate atraía a Lucio y se tocó el collar de diamantes que
llevaba colgado del cuello.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 74—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Efectivamente, es muy generoso —vio con gran placer que Simona fruncía el
ceño—. Si has terminado, me gustaría seguir con la fiesta. Becky se preguntará dónde
estoy.
—Un segundo —Simona le cortó el paso—. Yo creo que Rebecca no es hija de
Lucio, que tú lo dices porque quieres aprovecharte de su fortuna.
Kristie nunca había querido pegar a una mujer como en aquel momento, pero
se contuvo sin saber cómo lo consiguió.
—Es posible que tú mientas para conseguir a un hombre, pero sería lo último
que yo haría.
La apartó de un empujón y bajó las escaleras con la cabeza muy alta sin
importarle lo que Simona pudiera hacer.
—¡Eh! ¿Qué prisa tienes? —Lucio la agarró entre sus brazos cuando salió como
alma que lleva el diablo—. Estaba buscándote.
—Una necesidad corporal —Kristie esbozó una sonrisa—. ¿Dónde está Becky?
—Está bailando. Todos los chicos hablan inglés, pero a Rebecca se le da muy
bien el español.
—Sí, habla francés y sabe algo de alemán.
¿Por qué estaba hablando de eso cuando sólo quería decirle que iba a marcharse
y que podía quedarse con Simona? Seguía furiosa con la insinuación de que ella
quería cazar a Lucio. Era absurdo. Simona era quien quería cazar a Lucio, como
demostraba su provocador vestido granate. ¿Por qué eran tan débiles los hombres?
Sintió un escalofrío.
—¿Te pasa algo, Kristie? —le preguntó él—. Pareces congestionada. ¿Te sientes
mal?
—La verdad es que me siento fatal, pero no digas nada porque no quiero
estropear la fiesta de Becky.
—¿Quieres una aspirina o un vaso de agua?
—No, gracias, pero me gustaría que me dejaran en paz.
Kristie no notó el dolor en los ojos de él.
—Tienes razón. Quizá deberías estar tranquila. Allí está mi padre, ¿quieres
acompañarlo?
Kristie asintió con la cabeza. Lucio la tomó del brazo y la llevó con su padre.
—Kristie no se siente bien. ¿Te ocuparías de ella un rato? Tengo que hablar con
alguien.
—Siempre el trabajo —se quejó su padre aunque Lucio no lo oyó—. El tendría
que estar sentado contigo. No te preocupes, siéntate y cuéntamelo todo.
—Esa mujer es un bicho —afirmó ella mientras miraba a Lucio que se alejaba.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 75—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Ella no pudo evitar fijarse en sus caderas estrechas y en su trasero apretado. Era
el hombre más impresionante que había conocido y el más mortífero. Era un
seductor y le habría gustado no haber salido nunca con él.
—¿Quién? ¿Simona?
—Sí.
—¿Te ha incordiado?
—Más o menos. Me ha acusado de mentir sobre la paternidad de Becky. Me ha
dicho que sólo quiero el dinero de Lucio. Casi le pego.
George se rió y le puso una mano en la rodilla.
—Me habría encantado verlo. Es una pécora, pero no deberías dejar que te
altere. Lucio te quiere a ti, aunque es posible que él no lo sepa.
Kristie resopló de incredulidad, pero George siguió hablando.
—Es como todos los hombres de sangre ardiente, le gustan las mujeres guapas.
A mí también me gusta mirar a Simona —añadió entre risas—, sobre todo con ese
vestido. Pero no le des importancia, Lucio sólo tiene ojos para ti.
Kristie pensó que George se engañaba. Lucio sólo quería a Becky.
—¿Qué más te ha dicho la perversa Simona? —añadió George al ver que se
quedaba en silencio.
—La verdad es que preferiría no seguir hablando de eso.
—Muy bien. Entonces, háblame de ti. ¿Qué has hecho todos estos años? Aparte
de criar a mi maravillosa nieta, claro. Mírala.
Becky estaba rodeada de chicos que no se perdían una palabra de lo que decía.
El corazón de Kristie reventó de orgullo. Becky no era tímida, pero estaba en un país
distinto y se comportaba como si los conociera de siempre. Era morena y tenía los
ojos de su padre y parecía como si estuviera en su casa. De repente, captó la mirada
de su madre y la saludó con la mano. Kristie contestó al saludo. Al menos había
alguien que era feliz.
—Es encantadora y te honra. Espero que no vuelvas a alejarla de nosotros.
Kristie sacudió la cabeza.
—Tiene que ir al colegio, claro, pero siempre están las vacaciones. Creo que me
costaría mucho mantenerla alejada. Adora a Lucio y a él le encantaría que ella viviera
con él.
—Pero Becky sólo sería feliz si tú también vivieras con ellos —aventuró George.
Kristie asintió con la cabeza y él le dio una palmada en la rodilla.
—Quién sabe lo que nos deparará el futuro… —sentenció el padre de Lucio.
Kristie se alegró cuando terminó la fiesta. Los invitados fueron marchándose
hasta que sólo quedó Simona. Parecía como si no tuviera intención de marcharse
hasta que se quedara a solas con Lucio.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 76—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Bonita y George habían vuelto a su casa y él se había despedido con un guiño


de complicidad y tranquilizador. Becky estaba agotada y había subido a su
habitación con una sonrisa y después de darle las gracias a Lucio.
Kristie intentó a ayudar a recoger, pero Lucio no se lo permitió.
—He pagado para que lo hagan. Todavía tienes mal aspecto, Kristie. Creo que
deberías irte a la cama.
Kristie vio con el rabillo del ojo la sonrisa de satisfacción de la mujer de granate.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 77—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 14
Lucio estaba preocupado por Kristie. Estaba tan contenta y de repente se había
sentido fatal. El quiso que se fuera a la cama, pero sabía que no lo haría mientras
siguiera la fiesta. Quería estar pendiente de su hija y no podía reprochárselo. El sintió
lo mismo.
No había esperado que Simona volviera ese día y tampoco sabía cómo se había
enterado de la fiesta. Sabía perfectamente que estaba enamorada de él, pero él no
estaba enamorado de ella. Era muy guapa y cualquier hombre estaría orgulloso con
ella del brazo, pero también era muy insistente. Le había dicho muchas veces que no
se casaría con ella, pero seguía rondándolo. A ella no le había hecho gracia enterarse
de que él tenía una hija de dieciséis años y lo había atosigado a preguntas. «¿Estás
seguro de que es tuya? ¿Por qué Kristie no te lo dijo antes? ¿Cómo pasó?»
El siempre intentaba deshacerse de ella amablemente porque la apreciaba, pero
esa noche había colmado su paciencia y habría preferido que no se hubiese quedado
hasta el final. Le habría gustado cerciorarse de que Kristie estaba bien.
En ese momento estaba obligado a llevarla a su casa.
—Mi chófer te acercará —le había dicho él cuando ella se lo pidió.
Sin embargo, Simona se quejó remolonamente y le pidió que la llevara él.
Cuando llegaron a su casa, ella lo invitó a entrar y quedó patente que también
lo invitaba a su cama. No era la primera vez que lo hacía y seguramente no sería la
última, pero esa noche, él quería volver con Kristie. Estaba preocupado y esperaba
que no se hubiera hundido por algo.
—¿De verdad tienes que irte? —le había preguntado ella seductoramente.
—Sí —contestó él lacónicamente mientras la apartaba—. Quiero ver qué tal está
Kristie.
—A mí me pareció que estaba muy bien cuando hablé con ella…
—Es posible —concedió él al pensar que se refería a cuando se la presentó—,
pero tiene fiebre y no quiero que empeore.
—¿Vas a casarte con ella? —fue la siguiente pregunta cargada de intención.
—Es una posibilidad.
—¿Porque es la madre de tu hija y te parece lo correcto? —él no contestó y ella
siguió—. No saldría bien. Kristie y tú sois polos opuestos. Mientras que tú y yo
somos tal para cual…
—Querida Simona, sabes que eso no es verdad. ¿Desde cuándo nos conocemos?
Ya ni me acuerdo. Somos y siempre seremos buenos amigos. Buenas noches.
—¡Lucio! —exclamó ella cuando él alcanzó la puerta—. ¿Se ha acabado?
Lucio volvió y le acarició los hombros.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 78—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Siempre seremos amigos, puedes estar segura.


—Pero yo quiero otra cosa —ella le tomó la mano y la metió en su vestido—.
Hazme el amor. Quédate esta noche, déjame que pase una última noche de placer
contigo.
El no habría sido humano si no hubiera sentido una reacción y la necesidad de
hacer lo que ella le pedía, de penetrarla hasta caer agotado. Había pensado pasar esa
noche con Kristie y su cuerpo necesitaba desahogarse. Sin embargo, Simona no era la
mujer que quería o necesitaba. Estaba enamorado de Kristie y ninguna otra mujer le
valía. En efecto, estaba sinceramente enamorado de ella.
—Lo siento, Simona, pero no puedo hacerlo.
Apartó la mano y dio un paso atrás. Era guapa, sexy e increíblemente deseable,
pero su corazón pertenecía a otra mujer y estaba dispuesto a casarse con ella como
fuera.
—Vas a casarte con esa zorra, ¿verdad? ¿Cómo sabes que esa mocosa es tuya?
Estás loco. Ella sólo quiere sacarte lo que pueda. Ya lo verás. Pero cuando te des
cuenta y vengas arrastrándote, no esperes que esté esperándote. ¡Lárgate!
Lucio pensó que no había ira comparable a la de una mujer despechada. Se dio
la vuelta y se marchó. No lamentaba haberse librado de Simona. Últimamente se
había puesto un poco pesada. Nunca se habría casado con ella, independientemente
de Kristie.
De vuelta a su casa, se olvidó de Simona y empezó a pensar en Kristie. Tenía
tantas ganas de estar con ella que apretó el acelerador a fondo. Derrapó en una curva
y comprendió que no le serviría de nada a Kristie si acababa en un hospital.
Cuando llegó, subió las escaleras de dos en dos y abrió silenciosamente la
puerta del cuarto de Kristie. Las cortinas estaban echadas y a la tenue luz de la luna
comprobó que ella estaba dormida. Su cara parecía pálida, pero al tocarle la frente
notó que la temperatura parecía normal. Sintió un alivio enorme. Estuvo tentado de
meterse en la cama, pero se quedó mirándola un buen rato. Hasta que comprendió
que era la mujer con la que quería pasar el resto de su vida. Sintió una gran tristeza
por haberla rechazado implacablemente una vez. También comprendió que Rebecca
era su hija, dijeran lo que dijesen. Simona no había sido la única en insinuar que
Kristie podría estar engañándolo, pero era muy evidente que había mucho de él en
Rebecca. Estaba muy orgulloso del comportamiento de su hija esa noche. Había
temido que se sintiera incómoda y la había observado constantemente dispuesto a
intervenir si notaba algún signo de disgusto, pero no hizo falta.
También sabía que Kristie estaba preocupada porque él podía malcriar a
Rebecca y le habría encantado hacerlo, pero controlaría ese impulso y respetaría los
deseos de Kristie. Así, ella nunca podría acusarlo de querer comprar el amor de su
hija.
Se fue a su dormitorio y se sintió muy solo después de tantas noches con
Kristie. Quizá debiera deslizarse a su cama y darle una sorpresa cuando se

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 79—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

despertara. Sin embargo, intuyó que sería un error. No tenía fiebre, pero quizá
todavía estuviera desanimada y sin ganas de hacer el amor.
Cuando Kristie se despertó, estiró el brazo para buscar a Lucio. El otro lado de
la cama estaba vacío y frío. Entonces se acordó de que él había llevado a Simona a su
casa. Desde la ventana había visto cómo la ayudaba a montarse en el coche. Se quedó
tumbada en la cama y esperando a que él volviera, pero acabó durmiéndose y no
sabía si él había vuelto a casa o no. Si había vuelto, sería la primera noche que no
había dormido con ella. ¿Le habría tentado Simona y se habría acostado con ella?
Kristie se llevó las manos a la cabeza para no imaginárselo.
Lucio estaba a la mesa cuando ella bajó a desayunar. El plato vacío le indicó que
él ya había comido. Parecía radiante y animado. Evidentemente, había pasado una
gran noche, se dijo ella con amargura.
—Buenos días, Kristie. ¿Qué tal estás? Tienes mejor aspecto.
Lucio se levantó y la habría abrazado, pero ella le dio la espalda.
—Estoy bien —contestó ella mientras se sentaba en una silla.
—¿Te pasa algo? —le preguntó Lucio con el ceño fruncido.
—Sí —contestó ella con brusquedad—. ¿Quiero irme a mi casa? Ya llevamos
aquí demasiado tiempo.
El volvió sentarse con los ojos entrecerrados.
—¿Puedo saber a qué viene eso?
—¿Tiene que haber algún motivo? Creo que ha llegado el momento. No puedo
dejar indefinidamente la empresa a mi ayudante.
—Yo creía que era don perfecto —ironizó él—. Creo que hay algo más. Ayer
estabas más contenta que nunca hasta que de repente tuviste fiebre, aunque me
parece que fue por furia, no por enfermedad. ¿Qué pasó? ¿Hice o dije algo?
Kristie negó con la cabeza porgue no quería contarle los comentarios de
Simona. El pensaría que estaba celosa y no era verdad, Sin embargo, tampoco iba a
quedarse para presenciar esa repugnante relación.
—No tiene nada que ver contigo —mintió ella—. Te olvidas de que tengo un
negocio.
—¿Has pensado en Rebecca? ¿Quiere irse ella?
—No se lo he preguntado ni pienso hacerlo. Sencillamente, le diré que hay que
volver.
—Espero que no estés pensado en llevarte a mi hija para siempre.
Su voz denotó rabia y sus ojos brillaban de recelo. Tenía todo el cuerpo en
tensión.
—Claro que no —contestó ella—. Podrás verla, no soy tan cruel.
Aunque ella no pensaba volver a estar con él, ya tenía a Simona para satisfacerle
sus necesidades físicas.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 80—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Rechazas categóricamente mi propuesta de matrimonio?


Kristie asintió con la cabeza y con un vacío en el estómago.
—¿No vas a darme una explicación?
Lucio tenía los puños apretados y Kristie sintió cierta satisfacción.
—Porque no saldría bien. Así de sencillo —respondió ella tajantemente.
—¿Por qué no saldría bien? —le preguntó él mientras llenaba la taza de café de
Kristie—. Hemos comprobado que somos compatibles.
—Quizá en la cama, pero no en otros aspectos. No quiero un marido que trabaja
veinticuatro horas al día siete días a la semana. Quiero un marido con un horario
laboral. Ya te lo he dicho otras veces. Quiero a alguien con quien pueda contar, y su
hija también.
—Kristie no quería abrir más frentes.
El la miró para replicar algo, pero Kristie se adelantó.
—Sé que ahora estás cerca, pero sólo porque quieres conocer a Becky. Aunque
el trabajo ya te reclama. Algún día estarás muy ocupado. Es mejor que nos vayamos
mientras Becky pueda llevarse un buen sabor de boca.
Lucio se dejó caer en el respaldo de la silla y la miró fijamente. Ella temió lo que
se avecinaba.
—Es una decisión muy repentina. Habíamos decidido que os quedaríais todo el
verano.
—Quizá eso sea lo que tú pensaste —ella lo miró con los ojos como ascuas—.
No recuerdo haber prometido nada. Ya nos hemos quedado bastante tiempo.
—Querrás decir que ya te has quedado bastante tiempo —rugió él agarrándose
a la mesa—. Siento que te lo parezca. No creía que…
—Que me haya acostado contigo no quiere decir que haya cambiado mi
opinión sobre ti —lo interrumpió ella—. Sólo ha sido sexo, nada más. Ya me lo he
pasado bien y quiero irme.
Kristie captó el arrebato de ira, a él se le oscurecieron los ojos y la miró
fijamente.
—Vas a arrepentirte de haber dicho eso —masculló él mientras se levantaba—.
Vas a arrepentirte más de lo que te imaginas.
Lucio se fue de la habitación y Kristie contuvo el aliento unos segundos. Sería
un alivio irse de allí, alejarse de él, quitárselo de la cabeza. Sólo la alteraba y podía
ahorrárselo. Lucio nunca sería un hombre de una sola mujer. Trabajaba mucho y se
arriesgaba. Seguramente necesitaba mujeres, pero ella no participaría en ese juego.
En cuanto reservara el vuelo, se iría, quisiera Becky o no.
Terminó el café y subió a su habitación, pero cuando descolgó el teléfono, no
había línea. Se preguntó si Lucio tendría algo que ver. Fue al dormitorio de él, pero

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 81—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

estaba vacío. Bajó a su despacho, pero él tampoco estaba allí. Encontró a Marieta en
la cocina.
—¿Dónde está Lucio? —le preguntó sin más preámbulo.
—Se fue hace unos diez minutos —contestó ella con gesto de cautela—. No dijo
adónde iba, pero parecía de muy mal humor.
—¿Por qué no funciona el teléfono?
—No lo sé —descolgó el teléfono de la cocina y frunció el ceño—. Llamaré a
alguien para que lo arregle.
Becky se despertó tarde y pasaron el día junto a la piscina. Ya no quedaba nada
que les recordara la fiesta.
—Fue una fiesta fantástica, ¿verdad? —le preguntó Becky mientras se bañaba.
—Sí, me alegro de que te lo pasaras bien.
—Hice muchos amigos y me han invitado a muchos sitios —a Kristie le dio un
vuelco el corazón.
—Lo siento, Becky, pero no vamos a quedarnos. Estoy organizando la vuelta.
—¿Qué? —su hija la miró con incredulidad—. ¿Por qué? Creía que pasaríamos
todas las vacaciones. ¿Qué ha pasado para que hayas cambiado de idea?
—Nada. Estoy preocupada por la empresa. Nunca la había dejado…
—No te creo —la interrumpió Becky llena de ira—. Es por mi padre, ¿verdad?
Has vuelto a romper con él. ¿Qué os pasa? Está muy claro que os queréis y no paráis
de discutir.
—No quiero a tu padre —afirmó Kristie rotundamente—. Es un…
—¿Un qué? Es bueno, amable y cariñoso. Si tú te vuelves a Inglaterra, yo no.
Estoy pasándomelo como nunca y no puedes obligarme a ir.
Kristie cerró los ojos. Se lo había temido.
—No tienes alternativa, Becky. Nos vamos las dos y no hay discusión posible.
—¿Qué opina papá? Kristie resopló.
—No se lo has dicho, ¿verdad? Vas a salir corriendo para que él se entere más
tarde. ¿Dónde está? Quiero hablar con él.
—Tu padre se ha ido.
—Entonces, lo llamaré.
—Los teléfonos no funcionan.
—Te odio, mamá.
Kristie sintió como si le hubiera clavado un cuchillo en el corazón. Nunca había
pensado que oiría eso a su hija.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 82—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Volverás a ver a tu padre, cariño. No te prohíbo que lo veas. Sólo creo que las
vacaciones ya han sido demasiado largas. El también está ansioso de volver al
trabajo, lo sabes.
Becky nadó hacia el otro extremo de la piscina y pasó el resto del día en silencio.
Eran casi las nueve de la noche cuando Lucio volvió. Parecía cansado y abatido,
pero Kristie no sintió compasión.
—¿Qué has hecho con los teléfonos? —le preguntó Kristie bruscamente.
—¿Qué he hecho?
—No funcionan.
—Haré que los arreglen.
—Lo mismo dijo Marieta, pero siguen igual.
—¿A quién querías llamar?
—Al aeropuerto.
—Así que no has cambiado de idea…
—No.
—¿Y Rebecca?
Kristie se encogió de hombros.
—No le hace gracia, ¿verdad? —le preguntó él secamente—. No me extraña. No
sé qué tontería se te ha metido en la cabeza, pero nuestra hija no tendría que pagar
las consecuencias. Si te empeñas en irte, ¿por qué no la dejas conmigo? La llevaré
cuando acaben las vacaciones.
—No puedo —contestó Kristie aterrada por La idea.
—¿Por qué?
—Porque nunca la he dejado en ningún sitio.
—Entonces, va siendo hora de que lo hagas. Ya es mayor y sabes que aquí está
segura.
Kristie se preguntó si se atrevería, sabía que Becky sería feliz, pero no estaba
segura de que Lucio fuera a mantener su palabra.
—¿Tienes pensado quedarte en Barcelona el resto del verano?
El asintió con la cabeza y la miró fijamente.
—Veré lo que dice Becky —dijo ella en voz baja.
Lucio sonrió y todo el cansancio desapareció de su rostro.
—Vamos a buscarla.
—Está en su cuarto.
Subieron y Becky los miró con cansancio. Tenía lágrimas secas en las mejillas y
los ojos enrojecidos. Kristie fue a abrazarla.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 83—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Tu padre dice que si quieres quedarte, a él le parece bien.


Becky miró a su padre por encima del hombro de Kristie.
—¿Puedo, papá?
El asintió con la cabeza.
—Gracias, gracias a los dos. Siento haberte dicho que te odio, mamá. No es
verdad, estaba furiosa.
—Ya lo sé, cariño.
Kristie abrazó con más fuerza a su hija antes de que Becky fuera a abrazar a su
padre.
—Tu padre ha prometido llevarte de vuelta cuando vayas a empezar el curso.
Ocúpate de que lo haga.
Cuando Kristie se acostó, sólo podía ver la sonrisa triunfal de Lucio.
Tres días más tarde, volvió sola a Londres.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 84—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 15
—No puedo entenderlo —comentó Kristie después de repasar otra vez los
pedidos.
Creía que todo estaba a salvo en manos de Jonathon, pero algo había ido
espantosamente mal. Llevaba varios días en casa y había repasado las cifras hasta
que la cabeza le dio vueltas. Las ventas habían caído y habían cancelado pedidos.
—¿Qué está pasando? —le preguntó a su ayudante.
—Si lo supiera, te lo diría —Jonathon se encogió de hombros—. Estoy tan
preocupado como tú.
Era un hombre delgado de treinta y pocos años con aspecto tímido, pero era un
mago de la contabilidad y atendía muy bien el teléfono. Conocía perfectamente el
negocio y sólo él podía llevarlo en ausencia de ella.
—¿Has hablado con estas personas y les has preguntado por qué han cancelado
el pedido?
—Sí, pero sólo he conseguido respuestas vagas. Nadie me ha dicho nada.
Kristie frunció el ceño y se le aceleró el pulso. Era su vida, no podía perder ese
negocio. Si las ventas se hundían, ¿qué sería de ella? Tenía una hipoteca tremenda y
una hija que tenía que ir a la universidad. Se agarró la cabeza con las manos.
Además, durante los tres últimos días en Barcelona Lucio le había hecho la vida
imposible al cuestionar constantemente su decisión.
—Tiene que haber una respuesta.
Llegó a pensar que Jonathon tenía algo que ver, pero llevaba años con ella, era
un buen amigo y no haría nada para perjudicar a su empresa. Salvo que le hubiera
gustado la idea de llevar una empresa y estuviera pensando en montar una propia…
Sintió un escalofrío. ¡Era imposible!
—¿Hay fallos en nuestros programas? —le preguntó ella—. ¿Se ha quejado
alguien? ¿Los has comprobado últimamente?
—He hecho todo lo que se me ha ocurrido.
—Pero no se te ocurrió llamarme a Barcelona para decirme lo que estaba
pasando.
—No quería preocuparte. Pensé que podría arreglarlo.
Kristie no tenía más remedio que creerlo, pero decidió hacer algunas llamadas.
No sacó nada en claro. Gente con la que había tenido una gran relación durante años,
no estaba dispuesta a decir nada.
Pasaron las semanas y todo fue a peor hasta que comprendió que tendría que
venderlo todo, hasta la casa. Cuando llamaba Becky ella ponía una voz de alegría y le
decía lo mucho que la quería y la echaba de menos. No preguntaba por Lucio ni él
hizo nada por hablar con ella, lo cual agradeció. Podía imaginarse lo contento que se

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 85—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

pondría si se enterara de que su empresa se hundía. Seguramente le ofrecería


comprársela a un precio irrisorio o quedarse con los derechos de los programas
informáticos. Aunque ya no le servirían de mucho cuando las ventas eran ridículas.
Casi no dormía por las noches y algunas veces se dejaba llevar por el recuerdo
de cuando hacía el amor con Lucio. Entonces, su cuerpo le abrasaba y se preguntaba
si no habría cometido un error, hasta que aparecía la mujer de granate…
Al final de verano, su situación económica tocó fondo. Cerró la empresa y puso
a la venta la casa. Temía tener que decirle a Becky que se mudarían a una casa más
pequeña porque su hija le propondría que fueran a vivir con Lucio. Pero ella no
quería su compasión, no podría soportarlo.
El día que volvía Becky, limpió la casa y puso una cara radiante. Esperó que la
llevara el chófer de Lucio y no el propio Lucio. Sus esperanzas no se cumplieron.
Cuando lo vio salir del coche, el alma se le cayó a los pies, pero cuando vio a su
hija, se olvidó de él y fue a recibirla con los brazos abiertos.
—Te he echado mucho de menos.
—Yo también a ti, mamá. ¿Por qué hay un cartel de «se vende»?
Kristie se maldijo por no acordarse del cartel que había en el jardín.
—No estarás pensando en salir corriendo, ¿verdad? —le preguntó
delicadamente Lucio que la atravesaba con la mirada.
Llevaba un traje gris y una camisa blanca y estaba arrebatadoramente atractivo.
—¿Por qué iba a hacerlo? —preguntó ella a la defensiva.
—Tú sabrás —él se encogió de hombros.
Entraron todos en la casa y fueron al salón. Kristie quería decir que no quería
largarse, que la obligaban a venderla, pero no quería que Lucio supiera lo que había
pasado.
—Qué morena estás —le dijo a Becky.
—Deberías haberte quedado, mamá. Papá me ha llevado a sitios preciosos y he
ido a muchas fiestas. Me lo he pasado muy bien.
Kristie esperó que no se lo hubiera pasado tan bien como para no querer volver
a casa. Se sorprendió de que Lucio la hubiera llevado a sitios, había pensado que él
volvería al trabajo y que Becky tendría que entretenerse sola.
—Me alegro de que te hayas divertido, cariño.
—¿Qué tal tú? —le preguntó Lucio que se había sentado en una butaca como si
fuera a quedarse—. ¿Qué has hecho? ¿Qué tal el negocio? ¿Por qué vendes la casa?
¿Vas a comprarte otra mejor? ¿Tan bien te van las cosas?
—No está mal.
—¿Sólo eso?
—Me voy al cuarto, mamá —los interrumpió Becky.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 86—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Te subiré las cosas —se ofreció Lucio mientras se levantaba de un salto.
Kristie se alegró de quedarse un rato sola. Necesitaba algo de tiempo para
decidir qué le diría a Lucio. ¿Le decía la verdad o una mentira? ¿Acaso era de su
incumbencia?
—¿Quieres decirme qué pasa? —él había vuelto y estaba sentado en la butaca.
Parecía tan preocupado que a Kristie le falló su fuerza de voluntad.
—He perdido la empresa —confesó ella con la voz quebrada y lágrimas en los
ojos.
—¿Qué ha pasado? —Lucio se irguió con el ceño fruncido.
Entre sollozos, Kristie le contó todo lo que se había encontrado a su vuelta.
—¿Por eso vendes la casa?
—No me queda nada.
—Entonces, ven a vivir conmigo —Kristie intentó replicar, pero Lucio la
detuvo—. Es lo único que puedes hacer. En mi casa cabe una docena de familias.
Podemos llevar vidas independientes si quieres, pero podré ver a mi hija
habitualmente y será bueno para ella.
—Me siento arrinconada —contestó Kristie lentamente—, como si no tuviera
alternativa.
—¿Tan horrible sería? —le preguntó él amablemente.
—Supongo que no.
Becky estaría en su salsa y Simona no andaría cerca. Aunque eso no significara
que no hubiera otras chicas,
—Entonces, ¿vendréis?
¿Captaba un brillo de júbilo en sus ojos o estaba imaginándoselo? Podría ser
mucho peor. Podría acabar en un piso diminuto que odiarían Becky y ella.
—Lo intentaré. Tengo un comprador y si sale la venta me mudaré
provisionalmente. Si estamos contentas, me quedaré. Si no, me compraré algo más
pequeño.
—Trato hecho.
Lucio se levantó y extendió la mano y Kristie vio perfectamente un destello de
felicidad en sus ojos diabólicos. Antes de estrecharle la mano pensó que su caída era
un premio para él.
—Me ocuparé de que no lo lamentes y Becky va a estar encantada. Esta mañana
me dijo que me echaría de menos, pero no volveré a España hasta dentro de un
tiempo, así que podrá verme lo que quiera.
Cuando él se fue, Kristie empezó a preguntarse si había hecho lo correcto.
Becky estaría feliz, pero ella seguía teniendo reservas y una de ellas era si Lucio no
estaría planeando un ataque frontal contra sus defensas. Cuando le había estrechado

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 87—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

la mano, había notado un estremecimiento. Se había olvidado de la atracción tan


fuerte que había entre ellos. ¿Qué pasaría si vivían en la misma casa? ¿Acabaría
inexorablemente en su cama o respetaría él su deseo de llevar vidas separadas?
Durante las semanas siguientes, mientras se concretaba la venta, Kristie sentía
un recelo constante. Su hija iba de un lado a otro feliz por lo que la esperaba, pero
ella tenía la sensación de que había cometido un error monumental. Lucio se
presentaba frecuentemente y se ocupaba de almacenar todas las cosas que no quería
llevarse. El día de la mudanza estaba esperándolas a la entrada de su casa.
—Bienvenidas a mi casa —las saludó con una sonrisa de oreja a oreja—. Espero
que también sea la vuestra.
Era una casa un poco majestuosa para que Kristie lo sintiera, pero él había
redecorado sus habitaciones de la primera planta y no eran tan imponentes como las
habitaciones principales. Los colores eran delicados y los muebles modernos. Becky
lanzó un grito de alegría, sobre todo cuando vio el equipo informático de última
generación que tenía en su dormitorio.
—Eres el mejor padre del mundo —declaró mientras se colgaba de su cuello.
Lucio sonrió de satisfacción y Kristie se preguntó hasta cuándo iba a malcriarla.
Tendría que tener otra charla con él.
Los días siguientes, Lucio las dejó completamente solas, en realidad fue como si
él no estuviera nunca en casa. Becky se lamentó, pero para ella era la situación ideal.
—Así es él —le dijo Kristie cuando Becky se quejó por no verlo—. El trabajo lo
es todo.
—Pues yo no voy a soportarlo —declaró Becky—. Voy a decírselo. Ahora
vivimos juntos como una familia y él tendrían que estar con nosotras.
—No creo que seamos eso. Tu padre nos ha dado un techo muy amablemente,
pero no vivimos juntos en el sentido estricto de la expresión. Hablaré con él si
quieres.
Becky asintió con la cabeza y esa noche, como por ensalmo, Lucio llegó pronto a
cenar y todos se sentaron en el comedor.
—Papá, ¿por qué estás todo el día fuera? —le preguntó Becky antes de que
Kristie pudiera abrir la boca—. Casi no te he visto desde que vinimos aquí.
Kristie la miró con cierto reproche. Sabía cómo era su hija cuando se enfadaba.
—Cariño, estoy muy ocupado —él no pareció ofenderse—. Además, creo que
necesitáis algún tiempo para instalaros.
—Pues ya nos hemos instalado y quiero estar tranquilamente con mi padre. ¿Es
mucho pedir?
Becky era mucho menos diplomática de lo que habría sido Kristie, pero parecía
dar resultado. Lucio sonrió indulgentemente a su hija.
—Entonces, es lo que tendrás.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 88—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Más tarde, cuando Becky se fue a su habitación a hacer los deberes, Lucio le
preguntó a Kristie si tomaría algo con él.
—Seguramente te sientas muy sola en tu habitación todos los días mientras
Becky hace los deberes.
—En casa pasaba lo mismo —Kristie se encogió de hombros—. A veces salgo al
jardín. Es muy bonito, Lucio, y dice mucho de ti.
—Gracias, pero yo no hago el trabajo arduo —reconoció él con una sonrisa
mansa.
Claro, pensó Kristie, él sólo sabía imaginarse nuevas maneras de conseguir
dinero.
—¿Quieres dar un paseo? Hace una noche preciosa.
Kristie dudó unos segundos.
—De acuerdo.
Ese año, septiembre era muy cálido y parecía como si el otoño fuera a
retrasarse. Sin embargo, cuando empezaron a bajar la ladera de césped hacia el
bosquecillo, Kristie empezó a arrepentirse de haber aceptado la invitación. Caminaba
tan cerca de él que podía notar todo su aroma masculino y hacía que se diera cuenta
de lo mucho que él la atraía y de que estaba en grave peligro.
—¿Ya estáis instaladas?
—Sí, gracias.
—¿Necesitáis algo?
—No, has pensado en todo.
—¿Qué haces durante todo el día?
Era una conversación trivial que a ella no le interesaba. ¿Por qué le importaba a
él? Estaba tan distante que ella podría estar pudriéndose y él no se enteraría. La
verdad era que estaba buscando un trabajo. El dinero por la venta de la casa estaba
en el banco y no pensaba tocarlo por si acaso la estancia en casa de Lucio no salía
bien. Sin embargo, tampoco quería aprovecharse de él.
—¿De verdad te importa?
—Naturalmente —él frunció el ceño—. No quiero que te aburras.
—Dado que has dado instrucciones a tu cocinera para que nos dé de comer y tu
doncella nos hace los cuartos y la colada, yo no tengo mucho que hacer aparte de
aburrirme, ¿no?
El pareció sorprenderse de ese arrebato de temperamento.
—Creía que sería una ayuda.
—¡Maldita ayuda! No tienes ni idea. Empiezo a pensar que fue un error
tremendo aceptar tu hospitalidad. Es posible que empiece a buscar un sitio para
nosotras.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 89—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Rebecca también está descontenta? —lo dijo con una mezcla de ira y
desconcierto.
—No, ella está encantada. Sólo se queja de que no estás nunca.
—Creía que no querías que estuviera cerca.
—No hablo de mí. Tu hija te quiere mucho y se siente dolida por este súbito
abandono.
—Como yo me sentí dolido cuando te marchaste corriendo.
—Sabes por qué lo hice —replicó ella— y me alegro de haberlo hecho porque si
llego a esperar un poco más podría estar en un aprieto muy grave. Por lo menos he
pagado todo y no tengo deudas.
—Podrías trabajar en mi empresa.
—No necesito más caridad tuya.
El pareció ofendido, pero no lo demostró.
—Eres una profesional muy buena.
—¡No, gracias! Si quiero un trabajo, lo buscaré. Además, no seré tan buena
cuando mis ventas se derrumbaron. Creo que me dormí en los laureles. No debería
haberlo dejado en manos de Jonathon.
—¿Lo culpas a él?
—¿A quién si no? —le preguntó con una mirada penetrante.
Inmediatamente, deseó no haberlo mirado porque se encontró con unos ojos
cargados de deseo.
Ella avanzó unos pasos precipitadamente. Estaban en el bosque. A ella le
encantaba porque era fresco durante el día y muy agradable a esa hora. Además,
entre las ramas se filtraba luz suficiente para ver por dónde iban. Sin embargo,
Kristie estaba pensando en Lucio, no en a dónde iba. Esa fugaz visión de su deseo
había desatado todas sus emociones. Todo su cuerpo vibraba de energía y hacía un
esfuerzo sobrehumano por reprimir su anhelo creciente. Eso no debería haber
pasado. No podía ceder a esa oleada de sentimientos que la abrumaba. Sin embargo,
en su prisa por poner tierra de por medio, tropezó con una rama caída y acabó en el
suelo. Lucio apareció inmediatamente a su lado con gesto de preocupación.
—Kristie, ¿te has hecho daño?
—Creo que no —extendió los miembros para comprobarlo.
—Déjame que te ayude.
—No, estoy bien —se negó tajantemente.
No quería que la tocara, no quería tenerlo cerca.
—Qué tontería.
Lucio se arrodilló y extendió los brazos. Kristie previó lo que se avecinaba, pero
fue demasiado tarde para evitarlo. La tomó entre los brazos para sentarla y la besó

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 90—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

con un gemido. Fue un beso tierno, pero al no encontrar resistencia, lo profundizó


con una lengua ávida y poderosa. Todos los sentidos se le despertaron y Kristie se
encontró perdida en un mundo donde nada importaba. Era un beso arrebatador. La
tumbó sobre el suave lecho del bosque y él se tumbó al lado. Le acarició las mejillas,
los párpados, la nariz y la boca. El deseo impedía respirar a Kristie. Ella le succionó
un dedo, él dejó escapar otro gemido y sustituyó el dedo por la lengua. Los ojos le
ardían de anhelo y el cuerpo le abrasaba. Cuando las manos de Lucio empezaron a
recorrerle el cuerpo, Kristie se abandonó a lo inevitable. Un beso siguió a otro, besos
voraces que le produjeron sensaciones que ella desconocía, que hicieron que la
sangre pareciera hierro fundido mientras los dedos le acariciaban los pechos para
despertarle muchas otras sensaciones. Sabía perfectamente la presión justa que tenía
que hacer en los pezones para que ella se retorciera bajo él. Sabía hasta dónde llegar y
cuándo parar para darle un respiro. Cuando él deslizó la mano debajo de la falda
hasta alcanzarle la esencia del deseo con sus diestros dedos, Kristie exclamó.
—¡Lucio! ¿Qué estás haciéndome?
—¿Quieres que pare?
Paró un instante y la miró con ojos implacables e interrogadores a la vez.
—No… —contestó ella con un hilo de voz.
Le costó reconocerlo, pero él ya había llegado demasiado lejos, había
despertado en ella sensaciones recónditas que exigían una satisfacción plena.
—Es posible que éste no sea el mejor sitio —dijo él con voz ronca—. Se me
ocurre algo más cómodo como mi cama.
Su rostro irradiaba deseo, como el de ella, y los ojos eran como dos ascuas que
abrasaban el corazón de Kristie. Ella no quería que parara, no quería que esas
sensaciones se disiparan. Se había olvidado de la maestría de Lucio para despertarle
sus instintos más primitivos. La sangre le bullía y no quería parar. Quería que él
terminara lo que había empezado, quería sentirlo dentro de ella, quería una
satisfacción plena y enloquecedora. Como respuesta, ella le bajó la cara para besarlo
y su mano buscó y encontró la palpitante virilidad. Lucio gimió una y otra vez.
—¿Sabes lo que estás haciendo, Kristie?
—Mmm…
Eso fue lo único que ella pudo contestar. Su cuerpo ardía del tal forma que
podría incendiar el bosque. En el tiempo que ella tardó en tomar aliento, Lucio le
quitó las bragas y se colocó sobre su cuerpo expectante. Kristie soltó un grito cuando
él la penetró.
—¿Te he hecho daño? —le preguntó.
—¡No! ¡Jamás! Es delirante. Ámame, Lucio, ámame como no has hecho nunca.
No tuvo que pedírselo dos veces. Los cuerpos se fundieron con el fuego que
brotaba de sus vientres y pronto, demasiado pronto, todo terminó. Lucio quedó
tumbado con la respiración entrecortada y entre espasmos, como ella. Kristie
mantuvo los ojos cerrados un buen rato y cuando los abrió, casi había oscurecido.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 91—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Lucio la miraba apoyado en un codo. La luz de la luna se filtraba entre las ramas y
teñía de plata su cara y sus hombros.
—¿Estás bien, Kristie?
—Nunca he estado mejor en mi vida —ella sonrió de felicidad.
Era verdad, aunque en su interior empezaba a rondar el remordimiento. Lo
aniquiló como si fuera una mosca incordiante.
—Estarás incómoda…
—Un poco.
—Te ayudaré.
Lucio se levantó de un salto y extendió las manos.
Cuando la levantó, la tomó entre sus brazos cálidos y posesivos. La besó suave
y cariñosamente y la miró a los ojos.
—¿Para ti ha sido tan maravilloso como para mí?
—Sí —susurró ella—. Quería apartarte de mí, pero hay algo en mi interior que
no me deja.
—Me alegro de oírlo porque algo en mi interior se niega a dejar que te marches
—la tomó de la mano—. Volvamos a casa.
Esa noche durmieron juntos, como todas las siguientes. Lucio empezó a volver
a casa a una hora prudencial y todo el mundo fue feliz. Hasta el día que Kristie
contestó el teléfono y oyó la melosa voz de Simona que preguntaba por Lucio. Se le
heló la sangre.
—Lo siento, no está —contestó Kristie.
Había esperado, había rezado para que Lucio hubiera terminado con ella. No
había mencionado su existencia ni una vez durante las últimas semanas, entonces,
¿por qué llamaba? Salvo que fuera por motivos de trabajo. Su corazón se animó un
poco, pero volvió a hundirse. Si lo llamaba por trabajo, ¿por qué no lo llamaba a la
oficina?
—¿Con quién hablo? —preguntó Simona con impaciencia.
—¿No reconoces mi voz, Simona? Soy Kristie.
Kristie oyó una exclamación de incredulidad.
—¿Qué haces ahí?
Kristie sonrió. Estaba disfrutando.
—Ahora vivo aquí.
Se hizo un silencio hasta que Simona pronunció unas palabras que aturdieron a
Kristie.
—Ya me he enterado de que tu empresa se ha ido a pique, pero no sabía que
hubieras ido a vivir con Lucio. ¿Qué ha pasado? ¿Se ha compadecido de ti?

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 92—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¿Cómo sabes lo de mi negocio? ¿Te lo ha contado Lucio?


Él no tenía derecho, era algo muy personal y doloroso y no quería que lo
supiera todo el mundo. Simona tardó en contestar y Kristie casi pudo ver su gesto de
satisfacción.
—¿Cómo lo sé? Es muy sencillo. Fue una maniobra rastrera de Lucio.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 93—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Capítulo 16
La sangre helada se convirtió en lava.
—¿Lucio te ha dicho que él fue el responsable del hundimiento de mi empresa?
—No, no me lo ha dicho Lucio. Me enteré por mi cuenta. Escuché sus llamadas
telefónicas; ojeé algunos documentos… Yo dejé de significar algo para él cuando tú
apareciste. Te deseaba absolutamente, pero cuando te fuiste, cuando le diste a
entender que no querías volver a verlo, él tramó toda la maniobra. Pensó que si te
quedabas en la calle, no tendrías otra alternativa que volver con él. Parece que el plan
ha dado resultado —reconoció ella entre dientes—. ¿Dormís juntos? ¿Sois una familia
ejemplar? ¿Sois…?
Kristie ya no la oía. ¡Lucio le había arruinado la empresa! ¡La había arruinado a
ella! ¡Encima, había fingido ayudarla y la había engatusado para llevársela a la cama!
Colgó el teléfono sin decir nada más.
Cuando Lucio volvió esa noche, ella estaba esperándolo. Becky había llamado
para decir que se quedaba a dormir en casa de una amiga y ella aceptó encantada de
la vida.
Lucio la miró y supo que pasaba algo. No la había visto tan furiosa desde que
rechazó casarse con ella hacía casi diecisiete años. Se quedó petrificado. Todo había
ido como la seda durante las últimas semanas y había pensado volver a pedirle que
se casara con él. Incluso llevaba el anillo de compromiso.
—¿Qué pasa? —preguntó él mientras se desabotonaba el botón de la camisa.
Quiso abrazarla y decirle que fuera lo que fuese, él lo solucionaría, pero por
algún motivo que desconocía, ella estaba furiosa con él.
—¿Cómo has podido hacerme eso?
—¿Qué he hecho? —Lucio frunció el ceño.
—¡Has hundido mi negocio!
El corazón estuvo a punto de salírsele del pecho. ¿Cómo se había enterado?
—No intentes negarlo —gritó ella—, porque sé que es verdad.
—Efectivamente, es verdad —reconoció él.
Ella se quedó paralizada y mirándolo fijamente. El nunca la había visto tan
hermosa. Sus maravillosos ojos amatista estaban fuera de las órbitas y su rostro
congestionado le daba un resplandor increíble. En el coche, mientras volvía a casa,
había soñado con hacer el amor con ella, algo que a ella le gustaba tanto como a él.
Era una amante insaciable y él se había dado cuenta de lo mucho que la había
añorado.
—¿Por qué lo hiciste? —le preguntó ella—. ¿Por qué me has arruinado?
—No te he arruinado, cariño. Yo…

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 94—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—¡No me llames cariño! No soy tu cariño y voy a largarme de aquí en cuanto


encuentre otro sitio.
Lucio gruñó para sus adentros. Había esperado que ella no se enterara porque
sabía cuál sería su reacción.
—Lo hice por nosotros —replicó él.
—¿Por nosotros? ¿Cómo se explica eso?
—No se me ocurrió otra forma de que volvieras conmigo.
—Eres un canalla egoísta —le habría dado una bofetada si él no le hubiera
agarrado la muñeca—. Te odio con toda mi alma.
—Kristie —la tomó de las manos—. Escucha lo que tengo que decirte.
—No servirá de nada —espetó ella echando chispas por los ojos.
Estaba maravillosa, habría querido besarla en vez de discutir con ella. Sobre
todo, quería hacer el amor con ella para que se olvidara de todo.
—Kristie, te quiero.
Ella dejó de forcejear y lo miró boquiabierta.
—¿Me quieres y me has arruinado? ¿Qué lógica disparatada es ésa?
—Te quiero y quiero que seas mi mujer. Te largaste de España porque no
podías desatender tu negocio. Yo no podía competir con eso. Tuve que encontrar una
solución.
—Y destruiste mi negocio. ¿Sabes lo que creo? Creo que sólo quieres casarte
conmigo por Rebecca. Disfrutamos con el sexo, lo reconozco, pero nada más.
—Te equivocas, Kristie. Te quiero con toda mi alma. Fui un idiota al dejarte
marchar.
—Y yo fui una idiota al admitirte en mi cama, pero no volverá a ocurrir nunca
más.
El sintió una punzada en las entrañas y empezó a pensar en alguna forma de
convencerla de que decía la verdad, pero Kristie tampoco estaba dispuesta a
escucharlo.
—¿Cómo te has enterado? —le preguntó él.
—Me lo ha dicho una buena amiga tuya —Kristie solté una carcajada llena de
amargura—. Al menos lo era, porque dudo que vuelvas a hablarle después de esto.
Lucio pensó que era imposible. El se había asegurado de que nadie se enterara.
—¿Quieres que te lo diga? —le preguntó ella con un brillo de placer perverso en
los ojos—. ¿O prefieres que te dé tres oportunidades de adivinarlo?
—Déjate de rodeos.
Lucio estaba a punto de perder los nervios. Había decidido que si Kristie no
aceptaba su propuesta de matrimonio, no volvería a intentarlo y todo iba
espantosamente mal.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 95—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Fue Simona —le comunicó ella fríamente—. Tu querida amiga Simona.


—¿Simona? —le preguntó él sin dar crédito.
—La misma.
—¿Te ha llamado?
—Te llamó a ti, pero no estabas y contesté yo. Se sorprendió bastante, aunque,
quizá, sería más exacto decir que se horrorizó. No le gustó que yo viviera contigo y
me dio cierta información convencida de que me haría salir corriendo. Acertó.
—¿Cómo lo supo? —Lucio estaba rojo de ira—. Yo no se lo dije.
—Sencillamente, te espió. Estaba celosa por el caso que me hacías. Tú no lo
sabes, pero en la fiesta de Becky tuvimos una discusión sobre el asunto.
—¿De verdad? —Lucio iba de sorpresa en sorpresa.
—Me dijo que era tu ayudante personal. Me dijo que estaba enamorada de ti y
que pensabas casarte con ella antes de que yo apareciera. Estaba muy molesta, no me
extraña que fisgara en tus asuntos privados.
—¡Es una mentirosa! —bramó Lucio.
—¿Vas a negarme que te acostaste con ella el día de la fiesta de Becky?
—¿Que hice qué? —farfulló él—. ¿Te ha dicho ella eso?
—No hizo falta que me dijera nada. Yo misma vi lo que pasó. Desaparecisteis
en la casa y cuando volvisteis a aparecer, ella estaba arreglándose la ropa. Parecía
muy contenta.
—Por Dios, Kristie, estuvimos hablando de trabajo.
—¿Esperas que me lo crea?
—Simona está enamorada de mí, no voy a negarlo —reconoció él con un
suspiro—. Me ha perseguido durante años. Yo he tenido parte de culpa. Le di el
puesto de ayudante personal mientras María estaba de baja maternal, pero ya ha
vuelto y Simona vuelve a estar sin trabajo, aunque no lo necesita porque su padre es
muy rico. Ella…
—Ella lo aceptó para estar cerca de ti. Según ella, has sido muy generoso…
—Le habré comprado un par de chucherías —Lucio se encogió de hombros.
—Y le has pagado las vacaciones.
—Eso es mentira —afirmó él categóricamente—. No quería que se fuera
mientras María estaba de baja, pero se empeñó y ya tenía las reservas.
—Eres tan considerado cuando se trata de una mujer guapa… Ahórrame los
detalles.
Lucio comprendió que esa conversación no llevaba a ninguna parte. Fue al
mueble bar y se sirvió un whisky. Se lo bebió de un trago y se sirvió otro.
—¿Quieres beber algo? —le preguntó él con desesperación.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 96—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Kristie negó con la cabeza.


—¿Fue Simona el motivo para que te marcharas? —le preguntó él—. ¿Creías
que estaba enamorado de ella?
Si fuera así, quizá aún tuviera alguna posibilidad. Podría convencerla de que la
amaba y de que quería casarse con ella. Quizá, si sacara el anillo, podría servir de
algo, pero decidió no hacerlo. Primero tenía que tranquilizarla.
—Sí —reconoció ella con más calma que antes y cierta palidez.
—¿Por qué no te sientas? —le preguntó él amablemente.
Ella obedeció y él también se sentó frente a ella. Hacía muchos años, su padre le
dijo que estaba cometiendo un error, pero él no lo escuchó. Su madre, en cambio, se
alegró. Admiraba la ambición de su hijo y no quería que ninguna mujer se
interpusiera en su camino. Además, Kristie no le gustaba, aunque no tuviera
motivos. Dio otro sorbo.
—Ya que hemos puesto las cartas sobre la mesa, ¿volverías a pensarlo? Te
quiero y estoy muy, muy arrepentido de todo lo que he hecho. Estaba desesperado y
me pareció la única forma de recuperarte. Nunca volveré a hacerte daño mientras
viva. Te querré y te adoraré siempre.
La miró fijamente y vio todos los sentimientos que cruzaban su cara: ira,
tristeza, arrepentimiento y, por fin, una leve sonrisa.
—Creo que después de todo, beberé algo.
No era exactamente la respuesta que él había esperado, pero se levantó y le
sirvió una ginebra con tónica, que sabía que era su bebida favorita. Le concedería
todo el tiempo que ella quisiera si acababa aceptándolo.
Con mucho cuidado, él sacó el estuche de cuero del bolsillo, tomó el anillo y lo
movió entre los dedos para que ella pudiera apreciar los destellos del diamante más
grande que había podido encontrar.
—Es para ti, cariño. Dilo y…
Kristie se levantó lentamente y se acercó a él.
—Lucio… ¿Por qué nos hemos hecho esto? No puedo seguir torturándome así.
—¿Torturándote?
—Tienes que saber que yo también te quiero. Te he querido siempre, aunque
haya intentado convencerme de que no. Me has hecho más daño del que puedas
imaginarte, pero entiendo por qué lo hiciste.
—¿Podrás perdonarme?
—¿Podrás perdonarme tú por haberte ocultado a Becky? —le preguntó Kristie.
Lucio suspiró y le pasó un dedo por la mejilla.
—Me parece que los dos hemos sido injustos. ¿Qué te parece si empezamos de
cero? Te quiero, Kristie, ¿te casarías conmigo?

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 97—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

Kristie miró fijamente al hombre que tenía enfrente esbozó una sonrisa.
—Sí, Lucio.
Le rodeó el cuello con los brazos y lo besó.
—Tienes que quererme mucho para gastarte tanto dinero en un anillo —
comentó ella.
—Con toda mi alma. Además, te mereces hasta el último céntimo.
Esa noche, cuando se acostaron, hicieron el amor como nunca antes y al día
siguiente empezaron a planear la boda. Sería por todo lo alto y contrataron a un
especialista para que se ocupara de los detalles.

Ese día, Kristie estaba increíblemente guapa con un vestido de seda bordado en
cristal y perlas. Ella sólo tenía ojos para él y todo el mundo se maravilló de que por
fin estuvieran juntos en la riqueza y en la pobreza; en la salud y en la enfermedad
hasta que la muerte los separara.
—Te quiero —le dijo ella mientras caminaban por el pasillo de la iglesia.
—Yo te quiero con toda mi alma —le replicó Lucio.
Becky también estaba radiante con un vestido color amatista y una diadema de
perlas, pero su sonrisa eclipsaba todo.
Fuera había fotógrafos y las fotos estarían en todos los periódicos y en la
televisión al día siguiente, pero a Kristie no le importaba. Estaba con el hombre que
amaba. Su vida sería distinta, pero podría sobrellevarlo con Lucio al lado.
Los padres de Lucio y otros familiares fueron a la boda y su madre se acercó a
Kristie durante el festejo.
—Kristie, quiero disculparme por mi hijo.
Kristie frunció el ceño.
—Acabo de enterarme de lo que te hizo, es más, me lo ha dicho él mismo. No
tenía derecho a arruinarte. Estoy avergonzada. Sé que lo hizo llevado por el amor,
pero hizo muy mal. Yo también te he juzgado mal, Kristie. Creía que no eras
suficiente para mi hijo. Estaba muy equivocada. Eres todo lo que podía soñar como
nuera y espero que aceptes mis disculpas más sinceras por haberte tratado así.
Era un arrepentimiento muy impresionante en boca de la madre de Lucio.
—Lo acepto de todo corazón —dijo ella con lágrimas en los ojos—. Usted sólo
quería ser una madre protectora, como yo con Becky. Estoy segura de que yo me
opondré a sus novios.
Los ojos de la mujer también se empañaron de lágrimas.
—Gracias, Kristie. Espero que Lucio y tú seáis muy felices.
George también se acercó a felicitarla.

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 98—99


https://www.facebook.com/novelasgratis

—Por fin has entrado en la familia.


Esa noche Lucio la sorprendió al decirle que iba a llevársela de luna de miel.
—No lo sabía —balbuceó ella—. Ya me has dado una boda que sería el sueño de
cualquier mujer. No necesito, ir a ninguna parte. Estoy feliz aquí contigo.
El insistió y se fueron en el avión privado al sur de Francia e hicieron el amor
día y noche. A veces paraban para comer o dar un paseo, pero si se lo hubieran
preguntado. Kristie habría dicho que el paraíso era eso. Hasta que una mañana se
levantó con náuseas.
—Te has intoxicado con las ostras de anoche —aseguró Lucio antes de llevarla a
un hospital.
—Se curará enseguida —le dijo el médico—. La buena noticia es que el bebé
está bien.
—¿El bebé? —preguntó Kristie con estupor—. ¿Quiere decir que estoy
embarazada?
—¿No lo sabía?
—No… Es verdad que he tenido alguna falta, pero la he achacado al estrés.
—Bueno, señora Masterton —el médico sonrió—. Permítame ser el primero en
felicitarla. Está embarazada de unos tres meses.
Kristie miró a Lucio que sonreía de oreja a oreja. Se acercó a ella y la abrazó.
—La historia se repite, cariño, pero esta vez pienso ocuparme de criar a mi hijo.
—¿Hijo? —le preguntó ella con incredulidad.
—Hijo o hija, me da igual. Sólo quiero que sea tan bueno y feliz como Rebecca.
¿No sabías que estabas embarazada?
Ella negó con la cabeza mientras veía con el rabillo del ojo que el médico se
marchaba.
—Tuvo que ser cuando hicimos el amor detrás de la cascada. Lo recordaré para
siempre.
—Te quiero, señora Masterton.
—Y yo a ti, Lucio. Hemos pasado por tantas cosas que nuestro amor es muy
fuerte.
—Estoy de acuerdo.
La besó y Kristie supo que por fin le esperaba una vida plena de felicidad.

Fin

Escaneado por Corandra y corregido por Liliana Nº Paginas 99—99

También podría gustarte