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Traductoras:
Nico Robin
CrisCras
Chachii
Staff Correctoras:
Kass :) Zafiro
Anelynn Moderadora: BlancaDepp
Liz Holland Lalu ♥
Monikgv Anna Banana Carolyn ♥
Demoiselle
Nat_Hollbrook
Larosky_3
Chachii
Danny_McFly
Juli Violet~
♥…Luisa…♥ Vericity
Mitzi.C Verito

Diseño:
Dunadae CrisCras
Annabelle JessiRedondo
Buty Maddox
Majo_Smile ♥ Hanna Marl val_mar

loveandheartts Clau ^.^


Joha quinto noelia051282
Eddesmile Chio
Akires Innogen D.
Noely Melky2012
Keren03
itxi
dana.kirei7
Juli
Jessy.
betza18 Melii
noenatale
3

LilikaBaez
Página

Nina_Ariella
Perpi27
Akires
Jessy. Recopilación & Lectura Final:
Anna Banana
Mery St. Clair & Annabelle
Mel Cipriano
tamijimflower
Sinopsis
É
l guardaba un secreto que destrozó su mundo.
Todo lo que ella sabía ya no era cierto.
Blaire no podía dejar de amarlo, pero sabía que nunca podría
perdonarlo. Ahora estaba de vuelta en casa y aprendiendo a vivir de nuevo.
Continuando con su vida… Hasta que algo sucede y pone a girar su mundo una
vez más.
¿Qué haces cuando la única persona en la que nunca puedes volver a confiar
es en la que tienes que confiar tan desesperadamente?
Mientes, te escondes, lo evitas y rezas para que tus pecados nunca te
encuentren.
Too Far, #2
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Hace 13 años…
Traducido por Anna Banana
Corregido por Zafiro

Rush

H
ubo un golpe en la puerta y luego sólo el pequeño arrastrar de
pies. Mi pecho dolía. Mi madre me había llamado de camino a
casa para decirme lo que había hecho y que ahora saldría a tomar
algunos cócteles con amigos. Yo sería quien tendría que
tranquilizar a Nan. Mi madre no podía manejar el estrés que eso implicaba. O eso
es lo que me dijo cuándo llamó.
—¿Rush? —La voz de Nan llamó con un hipo. Había estado llorando.
—Estoy aquí, Nan —dije mientras me levantaba de donde yo había estado
sentaoa en la esquina. Era mi escondite. En esta casa necesitabas un escondite. Si
no tenías uno, cosas malas sucedían.
Mechones de los rizos rojos de Nan se pegaban a su cara mojada. Su labio
inferior tembló mientras me miraba con esos ojos tristes. Casi nunca los veía
felices. Mi madre sólo le daba atención cuando necesitaba vestirla y presumirla. El
resto del tiempo era ignorada. Excepto por mí. Hice mi mejor esfuerzo para hacerla
sentir querida.
—No lo vi. Él no estaba allí —susurró mientras un pequeño sollozo escapó.
No tuve que preguntar quién era “él.” Lo sabía. Mam{ se había cansado de oír a
Nan preguntar por su padre. Así que decidió llevarla a verlo. Desearía que me lo
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hubiera dicho. Desearía poder haber ido. La mirada afligida en el rostro de Nan
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provocó que mis manos se cerraran en puños. Si alguna vez veía a ese hombre iba
a darle un puñetazo en la nariz. Quería verlo sangrar.
—Ven aquí —le dije, extendiendo la mano y tirando de mi hermana
pequeña hacia mis brazos. Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me
apretó con fuerza. En momentos como este era difícil respirar. Odiaba la vida que
le habían dado. Por lo menos, yo sabía que mi padre me quería. Pasaba tiempo
conmigo.
—Tiene otras hijas. Dos. Y son… hermosas. Sus cabellos son como el cabello
de un ángel. Y tienen una mamá que las deja jugar afuera en la tierra. Usaban
zapatos tenis. Y estaban sucios. —Nan tenía envidia de unos zapatos sucios.
Nuestra madre no le permitía ser menos que perfecta todo el tiempo. Ni siquiera
tenía un par de zapatos tenis.
—No pueden ser más hermosas que tú —le aseguré, porque lo creía
firmemente.
Nan sollozó y luego se apartó de mí. Levantó su rostro y me observó con sus
enormes ojos verdes. —Lo son. Las vi. Pude ver fotografías en la pared de ellas y
un hombre. Las quiere… Él no me quiere.
No podía mentirle. Tenía razón. No la quería.
—Él es un estúpido idiota. Me tienes a mí, Nan. Siempre me tendrás.
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Traducido por Anna Banana
Corregido por BlancaDepp

Blaire

T
iempo presente…
Veinticuatro kilómetros fuera de la cuidad era lo suficientemente
lejos. Nadie venía tan lejos de Sumit para visitar una farmacia. A
menos que tuvieran diecinueve años y necesitaba algo que no querían que el
pueblo se enterara que compraste. Todo lo que comprara en la farmacia local se
esparciría por toda la pequeña ciudad de Sumit, Alabama, en menos de una hora.
Especialmente si eras soltera y comprabas condones… o una prueba de embarazo.
Puse las pruebas de embarazo en el mostrador y no hice contacto visual con
el empleado. No pude. El miedo y la culpa en mis ojos era algo que no quería
compartir con un completo extraño. Esto era algo que ni siquiera le conté a Cain.
Desde que obligué a Rush que saliera de mi vida hace tres semanas, poco a poco
volvía a mi rutina de pasar todo el tiempo con Cain. Fue fácil. No me presionaba
para hablar, pero cuando lo hacía siempre escuchaba.
—Dieciséis dólares y quince centavos —dijo la mujer del otro lado del
mostrador. Podía oír la preocupación detrás de su voz. No era de extrañar. Esta era
la compra de la vergüenza que todas las adolescentes temían. Le entregué un
billete de veinte dólares sin levantar los ojos de la pequeña bolsa que había puesto
delante de mí. Ésta sostenía la única respuesta que necesitaba y aterrorizaba.
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Ignorar el hecho de que mi período tenía dos semanas de retraso y fingir que esto
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no ocurría era más fácil. Pero tenía que saberlo.


—Tres dólares con ochenta y cinco centavos es tu cambio —dijo mientras
extendí la mano y tomé el dinero que me extendía.
—Gracias —murmuré y tomé la bolsa.
—Espero que todo salga bien —dijo la mujer en tono suave. Levanté la vista
y me encontré con un par de simpáticos ojos marrones. Era una extraña que nunca
volvería a ver, pero en ese momento me ayudó que alguien más lo supiera. No me
sentía sola.
—Yo también —le contesté antes de dar la vuelta y caminar hacia la puerta.
De regreso al sol caliente de verano.
Di dos pasos hacia el estacionamiento cuando mis ojos se posaron en el lado
del conductor de la camioneta. Cain estaba recargado sobre ella con sus brazos
cruzados sobre el pecho. La gorra de beisbol gris que llevaba tenía una A de la
Universidad de Alabama que ocultaba sus ojos.
Me detuve y lo miré fijamente. No había manera de mentir sobre esto. Él
sabía que no había venido hasta aquí para comprar condones. Sólo había una
razón m{s. Incluso sin poder ver la expresión de sus ojos sabía… que él lo sabía.
Tragué el nudo en mi garganta con el que había estado luchando desde que
entré en mi camioneta está mañana y me dirigí fuera de la cuidad. Ahora ya no era
sólo la extraña detrás del mostrador y yo las que lo sabíamos. Mi mejor amigo
también lo sabía.
Me obligué a mí misma a poner un pie delate del otro. Él haría preguntas y
yo tendría que responder. Después de las últimas semanas se merecía una
explicación. Se merecía la verdad. ¿Pero cómo explicaba esto?
Me detuve a unos metros delante de él. Me alegró que la gorra ocultara su
rostro. Sería mucho más fácil de explicar si no podía ver los pensamientos
destellando en sus ojos.
Nos quedamos en silencio. Quería que hablara primero, pero después de lo
que parecieron varios minutos sin decir nada, supe que él quería que yo dijera algo
primero.
—¿Cómo supiste dónde estaba? —pregunté finalmente.
—Estás quedándote en la casa de mi abuela. En el momento que te
marchaste actuando extrañamente, ella me llamó. Me preocupé por ti —respondió.
Las lágrimas picaron mis ojos. No iba a llorar sobre esto. Ya había llorado
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todo lo que tenía que llorar. Apretando la bolsa que guardaba la prueba de
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embarazo, enderecé mis hombros. —Me has seguido —le dije. No era una
pregunta.
—Por supuesto que sí —respondió, luego sacudió la cabeza y volvió su
mirada lejos de mí para concentrarse en otro cosa—. ¿Ibas a decírmelo, Blaire?
¿Iba a decírselo? No lo sabía. No había pensado en eso todavía. —No estoy
segura que haya nada que decir aún por el momento —le contesté con sinceridad.
Cain negó con la cabeza y dejó escapar una risita baja sin humor. —¿No
estás segura, eh? ¿Has venido hasta aquí porque no estás segura?
Estaba enojado. ¿O estaba herido? No tenía por qué estarlo. —Hasta que no
tome está prueba no estoy segura. Tengo un retraso. Eso es todo. No hay ninguna
razón por la que debería decirte esto. No es de tu incumbencia.
Lentamente, Cain volvió su cabeza para nivelar su mirada en mí. Levantó la
mano e inclinó su gorra hacia atrás. La sombra desapareció de sus ojos. Había
incredulidad y dolor en ellos. No quería ver eso. Era casi peor que ver el juicio en
sus ojos. En cierto modo, el juicio era mejor.
—¿En serio? ¿Eso es lo que sientes? ¿Después de todo por lo que hemos
pasado así es como te sientes honestamente?
Lo que habíamos pasado estaba en el pasado. Él era mi pasado. Había
atravesado por muchas cosas sin él. Mientras él disfrutaba de sus años de instituto
yo luchaba por que mi vida no se desmoronara. ¿Qué era exactamente lo que creía
que había sufrido? La ira hirvió lentamente en mi sangre y levanté mis ojos para
mirarlo.
—Sí, Cain. Así es como me siento. No estoy segura de qué es exactamente lo
que hemos pasado. Éramos mejores amigos, después fuimos novios, luego mi
mamá enfermó y tú querías que tu polla fuera consentida, así que me engañaste.
Me hice cargo de mi madre enferma sola. Sin nadie con quien apoyarme. Luego
ella murió y me mudé. Mi corazón y mundo fueron destrozados y volví a casa. Has
estado aquí para mí. No te lo pedí, pero lo has hecho. Y te lo agradezco, sin
embargo eso no hace que todas las cosas desaparezcan. No compensa el hecho de
que me abandonaste cuando más te necesitaba. Así que discúlpame si cuando mi
mundo está a punto de desmoronarse de debajo de mis pies y tú no eres la primera
persona a la que corro. Aún no te lo has ganado.
Respiraba con dificultad y las lágrimas que no había querido derramar
corrían por mi rostro. Maldita sea, no quería llorar. Cerré la distancia que nos
separaba y usé toda mi fuerza para alejarlo fuera de mi camino para así poder
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agarrar la manija de la puerta y abrirla. Necesitaba salir de aquí. Alejarme de él.


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—Muévete —grité mientras me esforzaba por abrir la puerta con su peso


aún contra ella.
Esperé que discutiera conmigo. Esperé cualquier cosa excepto que hiciera lo
que le pedí. Me subí en el asiento del conductor y arrojé la bolsa de plástico en el
asiento a mi lado antes de echar andar la camioneta y salir del estacionamiento.
Aún podía ver a Cain de pie allí. No se había movido mucho. Sólo lo suficiente
para que pudiera entrar a la camioneta. No me estaba mirando. Observaba el suelo
como si tuviera todas las respuestas. No podía preocuparme por él ahora. Tenía
que salir de aquí.
Tal vez no debería haberle dicho esas cosas. Tal vez debí haberlas dejado en
mi interior donde habían estado enterradas todos estos años. Pero ya era
demasiado tarde. Me confrontó en el momento equivocado. No me sentiría mal
por esto.
Tampoco podía volver a la casa de su abuela. Ella sospechaba. Era probable
que él la llamara para decirle. Si no le decía la verdad, entonces se enteraría por
otra persona. No tenía ninguna otra opción. Iba a tener que tomar una prueba de
embarazo en el baño de una estación de servicios. ¿Podría esto ponerse peor?
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2
Traducido por Nico Robin
Corregido por BlancaDepp

Rush

L
as olas rompiendo contra la orilla me calmaban. Había estado sentado
y mirando el agua en el patio desde que era niño. Siempre me ayudaba
a encontrar una mejor perspectiva de las cosas. Eso no estaba
funcionándome ahora.
La casa estaba vacía. Mi madre y… y el hombre a quien quería pudrir en el
infierno por toda la maldita eternidad se habían ido tan pronto como llegué de
Alabama hace tres semanas. Yo había estado enojado, roto, salvaje. Después de
amenazar la vida del hombre que se casó con mi madre, les exigí que se fueran. No
quería ver a ninguno de ellos. Tenía que llamar a mi madre y hablar con ella, pero
no quería hacerlo por el momento.
Era más fácil decir que perdonaría a mi mamá que hacerlo. Nan, mi
hermana, vino varias veces y me pidió que hablara con ella. Esto fue culpa de Nan,
pero tampoco podía con ella acerca de esto. Ella me recordaba lo que perdí. Lo que
yo apenas tuve. Lo que yo nunca esperé encontrar.
Un fuerte estruendo proveniente de dentro de la casa rompió en mis
pensamientos. Me giré y noté que alguien estaba en la puerta cuando el timbre
sonó seguida de otro golpe. ¿Quién diablos era? Nadie había venido a excepción
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de Nan y Grant desde que Blaire se fue.


Puse la cerveza en la mesa junto a mí y me levanté. Quienquiera que fuese
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necesitaba una buena razón para venir aquí sin invitación. Caminé por la casa que
seguía limpia desde la última visita de Henrietta, la sirvienta. Sin vida social era
fácil mantener las cosas ordenadas. Me gustaba mucho más esto. Los golpes
comenzaron de nuevo cuando llegué a la puerta y la abrí de golpe listo para decirle
a quien quiera que estuviera ahí que se fuera a la mierda cuando las palabras me
fallaron. No era alguien a quien yo hubiera esperado ver otra vez. Sólo conocí al
hombre una vez y al instante lo odie. Ahora estaba aquí, quería agarrarlo por los
hombros y sacudirlo hasta que me dijera como estaba ella. Si ella estaba bien.
¿Dónde vivía? Dios, esperaba que no viviera con él. ¿Y si él…? no, no, no, eso no
había ocurrido. Ella no lo haría. No mi Blaire.
Mis manos se apretaron en puños con fuerza a los costados.
—Necesito saber una cosa —dijo Cain, el ex de Blaire, cuándo me le quedé
viendo confundido—. ¿Tu… —se detuvo y tragó saliva—, te… la jod…? —se quitó
la gorra y se pasó una mano por el pelo. Me di cuenta de los círculos oscuros bajo
los ojos y la expresión cansada, muy cansada en su cara.
Mi corazón se detuvo. Lo tomé del brazo y lo sacudí. —¿Dónde está Blaire?
¿Está bien?
—Ella est{ bien… quiero decir, ella est{ bien. Suéltame antes de que me
rompas el brazo. —espetó Cain, apartando su brazo lejos de mí—. Blaire está viva
y bien en Sumit. No es por eso que estoy aquí.
Entonces, ¿por qué él estaba aquí? Teníamos una sola conexión: Blaire.
—Cuando se fue de Sumit, ella era inocente. Muy inocente. Yo había sido su
único novio. Sé lo inocente que era. Hemos sido mejores amigos desde que éramos
niños. La Blaire que regreso no es la misma que se fue. Ella no habla de ello. No
quiere hablar de ello. Solo necesito saber si tú y ella… si ustedes… Solo voy a decir
esto, ¿Te la follaste?
Mi visión se tornó borrosa mientras me movía sin ningún pensamiento que
no fuera asesinarlo. Había cruzado una línea. No le permitiría hablar de Blaire así.
No le permitiría hacer ese tipo de preguntas o dudar de su inocencia. Blaire era
inocente, maldita sea. No tenía derecho.
—¡Santa mierda! ¡Rush, hermano, bájalo! —la voz de Grant me estaba
llamando. Lo oía, pero estaba demasiado lejos, como dentro de un túnel. Yo me
concentraba en el chico delante de mí conectando con mi puño y la sangre
corriendo de su nariz. Estaba sangrando. Yo necesitaba hacerlo sangrar. Yo
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necesitaba hacer a alguien sangrar.


Dos brazos se enrollaron a mi alrededor por detrás y me apartaron cuando
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Cain tropezó hacia atrás, levantando las manos hacia su nariz con una mirada de
pánico en sus ojos. Bueno, uno de sus ojos. El otro ya estaba cerrado por la
hinchazón.
—¿Qué demonios le dijiste? —preguntó la persona detrás de mí. Era Grant
quien me tenía en una tenaza.
—Ni se te ocurra decirlo —rugí cuando Cain abrió la boca para responder.
No podía oírle hablar así de ella. Lo que había hecho era más que sucio y
equivocado. Él actuaba como si yo la hubiera ensuciado. Blaire era inocente. Tan
increíblemente inocente. Lo que había hecho no lo cambiaba.
Los brazos de Grant me apretaron tirándome contra su pecho. —Te tienes
que ir ya. Solo puedo retenerlo por poco tiempo. Tiene seis kilos más que yo y esto
no es tan fácil como parece. Tienes que salir de aquí, amigo. No vuelvas. Tienes
una jodida suerte de que yo haya aparecido.
Cain asintió con la cabeza, y luego se tambaleó hacia su camioneta. La ira se
había consumido en mis venas, pero todavía se sentía. Quería herirlo más. Para
eliminar cualquier pensamiento en su cabeza de que Blaire no era tan perfecta
como lo había sido cuando salió de Alabama. No sabía todo por lo que había
pasado. Toda la mierda que mi familia le había hecho pasar. ¿Cómo iba a cuidar de
ella? Ella me necesitaba
—Si te libero, ¿Vas a perseguir su camioneta o estamos bien? —preguntó
Grant mientras aflojaba su agarre sobre mí.
—Estoy bien. —Le aseguré, me encogí de hombros liberándome de sus
brazos y me acerqué a la barandilla para agarrarme y tomar varias respiraciones
profundas. El dolor volvió con toda su fuerza. Me las había arreglado para
enterrarlo hasta que solo latía un poco, pero al ver al cobarde me lo recordó todo.
Esa noche. De lo que nunca me recuperaría. La que me marcaría para siempre.
—¿Puedo preguntar por qué demonios me ibas a golpear a mí también? —
preguntó Grant poniendo alguna distancia entre nosotros.
Él era mi hermano en todos los aspectos y propósitos. Nuestros padres se
habían casado cuando éramos niños. Lo suficiente como para formar ese vínculo.
A pesar de que mi mamá tuvo más maridos, desde entonces, Grant era mi familia.
Me conocía lo suficiente para saber que se trataba sobre Blaire.
—El ex novio de Blaire—contesté sin mirarlo.
Grant se aclaró la garganta. —Así que, uh, ¿vino a presumir? ¿O solamente
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consiguió una nariz sangrante por que la toco?


Las dos cosas. Ninguna. Negué con la cabeza. —No, él vino a hacer
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preguntas sobre mí y Blaire. Cosas que no le incumbían. Preguntó la cosa


equivocada.
—Ah, ya veo. Eso tiene sentido. Bueno, pago por ello. El tipo probablemente
tiene una fractura en la nariz junto con ese ojo cerrado.
Por fin levanté la cabeza y miré a Grant. —Gracias por separarme de él.
Perdí el control.
Grant asintió con la cabeza y abrió la puerta. —Vámonos. Veamos un juego
y bebamos cerveza.
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3
Traducido por CrisCras
Corregido por Lalu♥

Blaire

L
a tumba de mi madre era el único lugar al que podía pensar ir. No
tenía casa. No podía regresar a donde Granny Q. Ella era la abuela de
Cain.
Probablemente, él estuviera allí, esperándome. O quizás no estuviera.
Quizás le había empujado demasiados lejos. Me senté a los pies de la tumba de mi
madre. Tiré de mis rodillas bajo mi barbilla y rodeé mis piernas con mis brazos.
Había vuelto a Sumit porque era el único lugar que conocía para regresar.
Ahora necesitaba marcharme. No podía quedarme aquí. Otra vez, mi vida
estaba a punto de tomar un giro repentino. Uno para el que yo no estaba
preparada. Cuando había sido una niña, mi madre nos llevo un domingo a la
escuela de la iglesia Baptista local. Recuerdo un pasaje de la Biblia que nos leyeron
acerca de que Dios no pone en nuestro camino más de lo que podemos soportar.
Comenzaba a preguntarme si eso era sólo para aquellas personas que iban a la
iglesia cada domingo y rezaban antes de irse a la cama por las noches. Porque él no
se estaba conteniendo a la hora de lanzarme golpes.
Sentir lástima por mí misma no me ayudaría. No podía hacer esto. Tenía
que resolverlo también. Mi estancia con Granny Q y dejar que Cain me ayudara a
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lidiar con el día a día había sido temporal. Supe cuando me mudé a la habitación
de invitados que no podía quedarme mucho tiempo. Había demasiada historia
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entre Cain y yo. Historia que no tenía la intención de repetir.


El momento de marcharse estaba aquí, pero todavía no tenía ni idea de a
dónde iba a ir y qué iba a hacer igual que había estado tres semanas atrás.
—Me gustaría que estuvieras aquí, mamá. No sé qué hacer y no tengo nadie
a quien preguntarle —susurré mientras estaba allí sentada en el silencioso
cementerio. Quería creer que ella podía oírme. No me gustaba la idea de ella
estando bajo tierra, pero después de que mi hermana gemela, Valerie, hubiera
muerto me había sentado aquí en este lugar con mi madre y nos gustaba hablar
con Valerie. Mamá había dicho que su espíritu estaba pendiente de nosotras y que
podía oírnos. Así que quería creer eso ahora.
—Soy solo yo. Te echo de menos. No quiero estar sola… pero lo estoy. Y
tengo miedo. —El único sonido era el susurro de las hojas en los árboles—. Una
vez me dijiste que si escuchaba realmente fuerte sabría la respuesta en mi corazón.
Estoy escuchando, mamá, pero estoy tan confundida. ¿Tal vez podrías ayudarme
señalándome en la dirección correcta de alguna manera?
Descansé la barbilla sobre mis rodillas y cerré los ojos, negándome a llorar.
—¿Recuerdas cuando dijiste que tenía que contarle a Cain cómo me sentía
exactamente? Que no me sentiría mejor hasta que lo dejara salir todo. Bueno, justo
hice eso hoy. Incluso si él me perdona, nunca será lo mismo. No puedo seguir
confiando en él para las cosas, de cualquier modo. Es el momento de que resuelva
las cosas por mi cuenta. Es solo que no sé cómo.
Solo preguntárselo me hizo sentir mejor. Saber que no obtendría una
respuesta parecía no importar.
La puerta de un coche se cerró de golpe rompiendo la paz y dejé caer mis
brazos de mis piernas y me giré hacia atrás para mirar hacia el aparcamiento, vi un
coche demasiado caro para esta pequeña ciudad. Girando mis ojos para ver quién
se había bajado del coche, abrí la boca y me puse de pie de un salto. Era Bethy.
Estaba aquí. En Sumit. En el cementerio… conduciendo un coche que parecía muy,
muy caro.
Su largo cabello marrón estaba recogido sobre su hombro en una coleta. Una
sonrisa tiraba de sus labios cuando mis ojos se encontraron con los suyos. No me
podía mover. Tenía miedo de que me estuviera imaginando cosas. ¿Qué estaba
Bethy haciendo aquí?
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—No tienes un teléfono móvil, ¿cómo diablos se supone que voy a llamarte
y a decirte que voy a patearte el culo si no tengo un número al que llamar, eh? —
Sus palabras no tenía sentido, pero solo oír su voz me hizo recorrer a la carrera la
Página

distancia entre nosotras.


Bethy se rió y abrió sus brazos cuando me arrojé en ellos. —No puedo creer
que estés aquí —dije después de abrazarla.
—Sí, bueno, yo tampoco. Fue un largo viaje. Pero tú lo vales y ya que dejaste
el teléfono móvil en Rosemary, no tenía ninguna manera de hablar contigo.
Quería contárselo todo, pero no podía. Todavía no. Necesitaba tiempo. Ella
ya sabía sobre mi padre. Sabía sobre Nan. Pero el resto… yo sabía que ella no lo
conocía.
—Estoy contenta de que estés aquí, ¿pero cómo me has encontrado?
Bethy sonrió e inclinó la cabeza hacia un lado. —Conduje por la ciudad
buscando tu camioneta. No fue tan difícil. Este lugar tiene como una luz roja. Si
hubiera parpadeado dos veces lo habría pasado por alto.
—Ese coche probablemente llama un poco la atención en la ciudad —dije
mirando más allá de ella.
—Es de Jace. Esa cosa se conduce como un sueño.
Aún estaba con Jace. Bueno. Pero me dolía el pecho. Jace me recordaba a
Rosemary. Y Rosemary me recordaba a Rush.
—Me gustaría preguntarte cómo estás, pero chica, tienes la figura de un
palo. ¿Has comido algo desde que te marchaste de Rosemary?
Mis ropas colgaban flojas sobre mí. Comer había sido difícil con el gran
nudo que se mantenía apretado en mi pecho en todo momento. —Han sido unas
semanas difíciles, pero creo que estoy cada vez mejor. Superando las cosas.
Lidiando con ello.
Bethy desvió la mirada hacia la tumba detrás de mí. Hacia ambas. Pude ver
la tristeza en sus ojos mientras leía sus lápidas. —Nadie puede quitarte tus
recuerdos. Tienes eso —dijo apretando mi mano entre las suyas.
—Lo sé. No les creo. Mi padre es un mentiroso. No les creo a ninguno de
ellos. Ella, mi madre, no habría hecho lo que ellos dicen. Si alguien tiene la culpa,
ese es mi padre. Él causó este dolor. No mi madre. Nunca mi madre.
Bethy asintió y sostuvo mi mano en las suyas. Solo tener a alguien
escuchándome y saber que me creía, que creía en la inocencia de mi madre, ayudó.
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—¿Tú hermana se parecía mucho a ti?


El último recuerdo que tenía de Valerie era de su sonrisa. Esa brillante
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sonrisa que era mucho más bonita que la mía. Sus dientes eran perfectos sin ayuda
de aparatos de ortodoncia. Sus ojos eran más brillantes que los míos. Pero todo el
mundo decía que éramos idénticas. Ellos no veían la diferencia. Siempre me
pregunté por qué. Yo podía verla tan claramente.
—Éramos idénticas —respondí. Bethy no entendería la verdad.
—No puedo imaginarme dos Blaire Wynns. Ustedes debieron de haber roto
un montón de corazones en esta pequeña ciudad. —Estaba tratando de aligerar el
ambiente después de preguntar por mi difunta hermana. Yo apreciaba eso.
—Solo Valerie. Yo estuve con Cain desde que era joven. No rompí ningún
corazón.
Los ojos de Bethy se ampliaron un poco, luego apartó la mirada antes de
aclararse la garganta. Esperé hasta que se volvió hacia mí. —A pesar de que verte
es impresionante y que podríamos sacudir totalmente esta ciudad, vine aquí con
un propósito.
Supuse que así era, solo no podía imaginarme qué propósito sería
exactamente.
—De acuerdo —dije esperado más explicación.
—¿Podemos hablar de esto en alguna cafetería? —Frunció el ceño y miró de
nuevo hacia la calle—. O tal vez en el Dairy K, ya que es el único lugar que he visto
mientras conducía a través de la ciudad.
Ella no parecía cómoda manteniendo una conversación entre tumbas como
yo. Eso era normal. Yo no lo era. —Sí, está bien —dije y me acerqué para recoger
mi bolso.
—Ahí está tu respuesta —susurró una voz suave, tan bajo que casi pensé que
lo había imaginado. Me giré para mirar hacia atrás, a Bethy, quien sonreía con las
manos metidas en los bolsillos delanteros.
—¿Dijiste algo? —pregunté confundida.
—Uh, ¿te refieres a después de que sugiriera ir al Dairy K? —preguntó.
Asentí con la cabeza. —Sí. ¿Susurraste algo?
Ella arrugó la nariz, luego miró a su alrededor con nerviosismo y sacudió la
cabeza.
18

—No… eh… ¿por qué no salimos de aquí? —dijo estirando la mano para
coger mi brazo y tirando de mí detrás de ella hacia el coche de Jace.
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Volví la vista hacia la tumba de mi madre y una paz se asentó sobre mí. ¿Eso
había sido…? No. Seguramente, no. Sacudiendo la cabeza, me di la vuelta y me
subí en el lado del copiloto antes de que Bethy me lanzara dentro.
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Traducido por Chachii
Corregido por Carolyn ♥

Rush

E
ra el cumpleaños de mamá. Nan ya me había llamado dos veces
pidiéndome que le llamase. No podía hacerlo. Ella estaba en una
playa de las Bahamas con él. Esto no la afecto en lo absoluto. Una vez
más, se había fugado para disfrutar de su vida, mientras dejaba a sus
hijos para que resolvieran las cosas.
—Nan llamó otra vez. ¿Quieres que le conteste y le diga que te deje en paz?
—Grant caminó dentro de la sala, tendiéndome mi celular en su mano mientras
sonaba.
Ambos peleábamos como hermanos reales. —No, dámelo a mí —respondí
mientras me tiraba el teléfono—. Nan —dije en forma de saludo.
—¿Vas a llamar a mamá o no? Me ha llamado dos veces hasta ahora,
preguntándome si hablé contigo y si recuerdas su cumpleaños. Se preocupa por ti.
No dejes que esa chica arruine todo, Rush. Me apuntó con una pistola, por el amor
de Dios. Una pistola, Rush. Está loca. Ella…
—Detente. No digas nada más. No la conoces. No quieres conocerla. Así que
detente. No voy a llamar a mamá. La próxima vez que lo haga, dile que no quiero
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escuchar su voz. Me importa una mierda su viaje o qué quiere por su cumpleaños.
—Auch —murmuró Grant mientras se sentaba en el sofá frente a mí y
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apoyaba las piernas sobre la mesa.


—No puedo creer que hayas dicho eso. No te entiendo. Ella no puede ser
tan buena en…
—No, Nannette. La conversación terminó. Llámame si tú me necesitas. —
Presioné finalizar, lancé mi celular en el asiento junto a mí, y recosté mi cabeza
contra el almohadón.
—Salgamos. Bebe un poco. Bailemos con algunas chicas. Olvida esta mierda.
Todo —dijo Grant. Sugirió esto varias veces en las pasadas tres semanas. O al
menos desde que dejé de romper cosas y él se sintió lo suficientemente seguro para
hablar.
—No —contesté sin mirarlo. No había razón para actuar como si estuviera
bien. Hasta que supiera que Blaire estaba bien, yo nunca estaría a estar bien. Ella
no me puede perdonar. Infiernos, nunca me mirará de nuevo, pero necesitaba
saber que seguía adelante. Necesitaba saber algo. Lo que sea.
—He sido realmente bueno no entrometiéndome. He dejado que
enloquezcas, le gruñas a todo lo que se mueve y te pongas de mal humor. Creo que
es tiempo de que me digas algo. ¿Qué ocurrió cuando fuiste a Alabama? Algo tuvo
que haber pasado. No volviste igual.
Quería a Grant como un hermano, pero no había forma que le dijera acerca
de la noche en la habitación del hotel con Blaire. Ella estaba herida y yo
desesperado. —No quiero hablar acerca de eso. Pero necesito salir. Dejar de mirar
esas paredes y recordarla… sí, necesito salir. —Me paré y Grant salió de su lugar
en el sofá. El alivio en sus ojos era obvio.
—¿De qué tienes ganas? ¿Cervezas? ¿Chicas? ¿O ambas?
—Música alta —contesté. Realmente no necesitaba ninguna cerveza y las
chicas… simplemente no estaba listo para eso.
—Tendremos que ir al centro de la ciudad. ¿Tal vez a Destin?
Le lancé mis llaves del auto. —Seguro, guíame.
El timbre sonó deteniéndonos a ambos. La última vez que había tenido un
invitado inesperado no terminó bien. Es muy probable que sean unos policías que
vienen a arrestarme por golpear el rostro de Cain. Por extraño que parezca, no me
importó. Estaba indiferente.
—Yo abro —dijo Grant, mirándome con el ceño fruncido en preocupación.
20

Estaba pensando lo mismo.


Volví a sentarme en el sofá y apoyé los pies sobre la mesa de café. Mi mamá
Página

odiaba cuando lo hacía. La había comprado durante uno de sus viajes


internacionales de compras y la trajo hasta aquí. Sentí una repentina punzada de
culpa por no llamarla, pero lo ignoré. Toda mi vida hice feliz a esa mujer y me hice
cargo de Nan. Se acabó.
—Jace, ¿qué sucede? Estábamos a punto de salir. ¿Quieres venir con
nosotros? —dijo Grant retrocediendo y dejando que Jace entrara a la casa. No me
levanté. Quería que se fuera. Ver a Jace me recordaba a Bethy, quien me recordaba
a Blaire. Jace necesitaba irse.
—Uh, no, yo uh… necesitaba hablar contigo sobre algo —dijo Jace,
arrastrando los pies y metiendo las manos en sus bolsillos. Parecía listo para salir
corriendo por la puerta.
—Está bien —contesté.
—Puede que hoy no sea el mejor día para hablar con él, hombre —dijo
Grant, parándose frente a él y centrándose en mí—. Íbamos a salir. Vamos. Jace
puede desnudar su alma después.
Ahora tenía curiosidad. —No soy una bala perdida, Grant. Siéntate. Déjalo
hablar.
Grant dejó escapar un suspiro y sacudió la cabeza. —Bien. Lo que quieras
decir, solo dilo.
Jace lo miró nerviosamente y luego volvió hacia mí. Caminó y se sentó en la
silla más alejada. Observé mientras se metía el pelo detrás de la oreja y me
pregunté qué tenía para decir que fuese gran cosa.
—Bethy y yo vamos algo serios —comenzó. Ya sabía eso. No me importaba.
Sentí el dolor abriendo mi pecho y apreté los puños. Tenía que concentrarme en
forzar el aire hacia mis pulmones. Bethy había sido amiga de Blaire. Ella sabría
cómo estaba—. Y eh… bueno, el alquiler de Bethy aumentó y de todos modos era
una mierda ese lugar. No me sentía seguro con ella quedándose ahí. Así que, hablé
con Woods y dijo que su papá tenía dos habitaciones disponibles si quería alquilar
eso. Yo eh, las conseguí para ella, pagué el depósito y todo eso. Pero cuando la
llevé a ver se enojó. Bastante. No quiso que pagara su renta. Dijo que la hacía sentir
barata. —Suspiró y la mirada de disculpa en sus ojos seguía sin tener sentido. No
me importaba su pelea con Bethy.
—Es dos veces m{s cuanto mucho… o, al menos, Bethy cree que son dos
21

veces que su último lugar. Y en realidad son cuatro. Le hice jurar a Wood que sea
discreto. Estoy pagando la otra parte sin que ella lo sepa. De todas formas. Ella,
uh…. ella… fue hoy hacia Alabama. Le encanta el condominio. Quiere vivir en la
Página

propiedad del club sobre la playa. Pero la única persona que alguna vez
consideraría tenerla como compañera es… Blaire.
Me puse de pie. No podía estar sentado.
—Guau, hombre… siéntate —saltó Grant y me hizo señas con la mano.
—No estoy alterado… sólo necesito aire —dije, mirando por las ventanas de
cristal hacia las olas rompiendo contra la orilla. Bethy fue a buscar a Blaire. Mi
corazón latía. ¿Vendría?
—Sé que ustedes tuvieron un mal final. Le pedí que no, pero ella se cabreo y
no quise molestarla. Dijo que extrañaba a Blaire y que ella necesitaba a alguien.
Ella, eh, también habló con Woods acerca de devolverle su trabajo a Blaire para
conseguir que regrese.
Blaire. Regresando…
No volvería. Me odia. Odia a Nan. Odia a mi mamá. Odia a su padre. No
volvería aquí… pero Dios, quería que lo hiciera. Me volteé y miré a Jace.
—No regresará —dije. El dolor en mi voz era innegable. No me preocupé
por esconderlo. Ya no más.
Jace se encogió.
—Ella ha tenido bastante tiempo para lidiar con las cosas. ¿Y si vuelve?
¿Qué harás? —me preguntó Grant.
¿Qué haría?
Suplicaría.
22
Página
5
Traducido por kass :)
Corregido por Lalu♥

Blaire

B
ethy salió del coche de Jace en el aparcamiento de Dairy K. Vi el
pequeño Volkswagen azul de Callie y decidí no salir del coche. Sólo
había visto dos veces a Callie desde que regresé y ella había estado a
punto de arañar mis ojos. Ella había puesto los ojos en Caín desde la secundaria.
Entonces, yo regresé a casa y fastidié cualquier tipo de relación que ellos
finalmente habían logrado tener. Yo no había querido eso. Ella podía quedarse con
Caín.
Bethy comenzó a salir del coche y yo la agarré del brazo. —Hablemos en el
coche —le dije, deteniéndola.
—Pero quiero un helado con Oreos —se quejó.
—No puedo hablar en ese sitio. Conozco a mucha gente —le expliqué.
Bethy suspiró y se recostó en su asiento. —Está bien. Mi culo no necesita
nada de helado y galletas, de todos modos.
Sonreí y me relaje, agradecida por los oscuros cristales tintados. Sabiendo
que no estaba en exhibición cuando la gente se detenía y se quedaba mirando el
23

coche de Jace. Nadie de por aquí conducía estos coches.


—No voy a andar con rodeos, Blaire. Te echo de menos. Nunca he tenido
una amiga cercana antes. Nunca. Entonces, llegaste y luego te fuiste. Odio que te
Página

hayas ido. El trabajo es una mierda sin ti. No tengo a nadie para hablar de mi vida
sexual con Jace y lo dulce que es él, que es algo que no tendría si no te hubiera
escuchado. Te extraño.
Sentí las lágrimas picando mis ojos. Sentirse extrañada se sentía bien. La
extrañaba demasiado. Me perdí un montón de cosas. —Yo también te extraño —le
respondí, con la esperanza de que no me dieran ganas de llorar.
Bethy asintió con la cabeza y una sonrisa se asomó en sus labios. —Eso está
bien. Porque necesito que regreses a vivir conmigo. Jace me dio un apartamento
frente al mar en la propiedad del club. Yo, sin embargo, me niego a dejar que él lo
pague. Así que necesito una compañera de piso. Por favor, vuelve. Te necesito. Y
Woods dijo que tendría tu trabajo de inmediato.
¿Volver a Rosemary? Donde Rush estaba... y Nan... y mi papá. No podía
regresar. Yo no podía verlos. Estarían en el club. ¿Mi papá llevaría a Nan a jugar al
golf? ¿Podría soportar ver eso? No, yo no podría. Sería demasiado.
—No puedo —Estaba conmovida. Ojalá pudiera. No sabía a iría ahora que
sabía que estaba embarazada, pero no podía ir a Rosemary y tampoco podía
quedarme aquí.
—Por favor, Blaire. Él te echa de menos, también. Él nunca sale de su casa.
Jace dijo que él da lastima.
La herida de rabia en mi pecho cobró vida. Sabiendo de Rush sufría
también. Me lo imaginaba teniendo fiestas en su casa y siguiendo adelante. Yo no
quería que él siguiera triste. Sólo necesitaba que nosotros siguiéramos adelante.
Pero quizás yo nunca lo haría. Yo siempre tendría un recuerdo de Rush.
—No puedo verlos. A ninguno de ellos. Sería demasiado duro —me detuve.
No podía decirle a Bethy sobre mi embarazo. Apenas había tenido tiempo de
asimilarlo. Yo no estaba dispuesta a contárselo a nadie. Nunca podría decírselo a
alguien que no fuera Caín. Me iría de aquí muy pronto. Cuando me vaya no
conoceré a nadie. Comenzaría de nuevo.
—Tu... uh, papá y Georgianna no están allí. Se fueron. Nan está pero es más
tranquila ahora. Creo que está preocupada por Rush. Sería difícil al principio, pero
después de que te quites el vendaje seguirás adelante. Sobre todo. Además, los ojos
de Woods se iluminaron cuando le mencioné tu regreso, podrías distraerte con él.
Él está más que interesado.
24

Yo no quería a Woods. Y a nadie para distraerme. Bethy no lo sabía todo.


No podía decirle eso. Hoy no.
Página

—Por mucho que me quieras... yo no puedo. Lo siento.


Yo lo sentía. Mudarme con Bethy y trabajar en el club sería la respuesta a
mis problemas, casi.
Bethy dejó escapar un suspiro de frustración, puso su cabeza hacia atrás en
el asiento y cerró los ojos. —Está bien. Lo entiendo. No me gusta, pero lo entiendo.
Estiré mi mano y apreté su mano con fuerza. Yo deseaba que las cosas
fueran diferentes. Si Rush fuera solo un tipo con el que había roto, lo serían. Pero él
no lo era. Él nunca lo sería. Era más. Mucho más de lo que podía entender.
Bethy me apretó la mano. —Voy a dejar pasar esto por hoy. Pero no voy a
buscar otra compañera de habitación de inmediato. Te doy una semana para
pensar en esto. Entonces, tendré que buscar a alguien que me ayude a pagar las
cuentas. ¿Podrías considerarlo?
Asentí con la cabeza, porque sabía que era lo que ella necesitaba, aunque yo
sabía que su espera era inútil.
—Bien. Voy a ir a casa y orar, si Dios se acuerda de quién demonios soy.
Ella me guiñó un ojo y luego se inclinó sobre el asiento para abrazarme. —
Come un poco de comida por mí, ¿de acuerdo? Te estás volviendo demasiado flaca
—dijo.
—Está bien —le contesté, preguntándome si eso sería posible.
Bethy se echó hacia atrás. —Bueno, si no vas a empacar y regresar a
Rosemary conmigo, por lo menos salgamos. Tengo que pasar la noche aquí antes
de regresarme. Podemos ir a buscar un poco de diversión en algún lugar y luego
quedarnos en un hotel.
Asentí con la cabeza. —Sí. Eso suena bien. Pero nada de clubs de música
country. —Yo no podía entrar en otro de esos. Por lo menos, no tan pronto.
Bethy frunció el ceño. —Está bien... pero ¿hay algo más en este Estado?
Ella tenía razón. —Sí... podemos conducir a Birmingham. Es la ciudad más
cercana.
—Perfecto. Vamos a pasar un buen rato.
Cuando nos detuvimos en el camino de entrada de la abuela Q, ella estaba
sentada en el pórtico desgranando guisantes. Yo no quería enfrentarme a ella, pero
25

ésta me había dado un techo sobre mi cabeza durante tres semanas sin
condiciones. Se merecía una explicación si la quería. No estaba segura de sí Caín le
había dicho algo. Su camioneta no se encontraba aquí y yo estaba inmensamente
Página

agradecida.
—¿Quieres que me quede en el coche? —me preguntó Bethy. Sería más fácil
si lo hacía, pero la abuela Q la vería y me llamaría grosera por no dejar que mi
amiga entrara.
—Puedes venir conmigo —le dije y abrí la puerta del coche.
Bethy caminó alrededor de la parte delantera del auto y se puso a mi lado.
La abuela Q todavía no había levantado la vista de sus guisantes, pero yo sabía que
nos había escuchado. Ella estaba pensando en lo que iba a decir. Caín debió de
habérselo contado. Joder.
Miré de reojo mientras ella seguía desgranando los guisantes en silencio. Su
cabello corto negro balanceándose era todo lo que podía ver de ella. No hay
contacto visual. Sería mucho más fácil ir dentro y tomar ventaja de que ella no me
había hablado. Pero esta era su casa. Si ella no me quería aquí, yo necesitaba hacer
las maletas y marcharme.
—Hola, abuela Q —le dije y me detuve, esperando a que levantara la cabeza
para mirarme.
Silencio. Ella estaba molesta conmigo. Decepcionada o enojada, yo no estaba
seguro de cuál de las dos. Odiaba a Caín en este momento por decírselo.
¿Él no podía mantener la boca cerrada?
—Ésta es mi amiga Bethy. Ella vino a verme hoy —continué.
La abuela Q finalmente levantó la cabeza y le dio una sonrisa a Bethy y
luego volvió sus ojos a mí. —Ofrécele un buen vaso de té helado y dale una de las
empanadas fritas que están enfriándose sobre la mesa. Luego, ven aquí y habla
conmigo un minuto, ¿De acuerdo? —Eso no fue una petición. Fue una demanda
sutil. Asentí con la cabeza y dirigí a Bethy al interior.
—¿Has enfadado a la anciana? —susurró Bethy cuando estábamos a salvo
en el interior.
Me encogí de hombros. Yo no estaba segura. —No lo sé todavía —le
contesté.
Fui al armario y cogí un vaso grande y le serví a Bethy un vaso de té helado.
Yo ni siquiera le pregunte si tenía sed. Sólo intenté obedecer lo que la abuela Q me
había dicho.
26

—Aquí tienes. Bébete esto y comete una empanada frita. Volveré en unos
minutos —le dije y me apresuré a salir. Tenía que terminar con esto.
Página
6
Traducido por Anelynn
Corregido por Nat_Hollbrook

Blaire

L
os tablones de madera crujieron debajo de mis pies mientras
retrocedí un paso en el pórtico de la casa de Granny Q. Dejé que la
puerta de tela metálica se cerrara detrás de mí con un ruidoso golpe
antes de recordar que era vieja y sus resortes hace mucho tiempo
estaban oxidados. Había pasado muchos días de mi niñez en este pórtico
bombardeando guisantes con Cain y Granny Q. No quería que ella se molestara
conmigo. Mi estómago se retorció.
—Siéntate, niña, y deja de lucir como si estuvieras a punto de llorar. Dios
sabe que te amo como si fueras mía. Pensé que lo serías algún día. —Sacudió su
cabeza—. Estúpido chico, no pudo ponerse las pilas. Esperaba que se hubiera dado
cuenta antes de que fuera demasiado tarde. Pero no lo hizo, ¿lo hizo? Te fuiste y
encontraste a alguien más.
Esto no había sido lo que yo esperaba. Tomé el asiento enfrente de ella y
comencé a bombardear guisantes, así no tendría que mirarla. —Cain y yo
terminamos hace tres años. Nada de lo que está pasando ahora le afecta. Él es mi
amigo, eso es todo.
Granny Q pronunció un “umm” y se movió en el columpio del pórtico
27

donde estaba sentada. —No creo eso. Ustedes eran inseparables de niños. Incluso
de niño no podía quitarte los ojos de encima. Era gracioso de ver cuánto te adoraba
Página

y él ni siquiera se daba cuenta. Pero los chicos llegan a la adolescencia y se olvidan


momentáneamente de sus intereses. Odié que lo hiciera. Odié que te perdiera,
niña. Porque no habrá otra Blaire para Cain. Tú eras para él.
Ella no había mencionado mis pruebas de embarazo. ¿Siquiera sabía que las
había comprado? No quería recapitular mi pasado con Cain. Seguro teníamos
historia, pero había mucha tristeza y arrepentimiento que yo no quería tocar. Vivi
en una mentira que mi padre construyó en ese entonces. Recordarlo dolía.
—¿Cain se ha pasado por aquí hoy? —pregunté.
—Sí. Vino esta mañana a buscarte. Le dije que no habías regresado a casa
desde que te marchaste en la mañana. Él lucía preocupado, se fue sin decirme nada
más. Aunque había estado llorando. No creo haberlo visto llorando alguna vez.
Por lo menos, no desde que era un niño.
¿Había estado llorando? Cerré mis ojos y dejé caer los guisantes en el balde
grande que Granny Q estaba usando. No se suponía que Cain se molestara. No se
suponía que llorara. Me había dejador ir hace mucho tiempo. ¿Por qué esto era tan
difícil para él? —¿Hace cuando fue de eso? —pregunté, pensando sobre las horas
que habían pasado desde que le había desnudado mi alma en el estacionamiento
de la farmacia.
—Ah, hace como nueve horas, creo. Era temprano. Él era un desastre, niña.
Al menos ve a buscarlo y habla con él. No importa cómo te sientas sobre él ahora,
necesita escuchar de ti que las cosas están bien.
Asentí. —¿Puedo usar tu teléfono? —pregunté, poniéndome de pie.
—Claro que puedes. Come una de esas tartas fritas mientras estas ahí. Hice
suficientes para un ejército después de que saliera corriendo esta mañana. Son de
tu sabor favorito —dijo.
—Cereza —repliqué y ella me dio una sonrisa. Podía ver tantas cosas en los
ojos de ella. Conocía a Cain. Nada de él me sorprendía. Lo entendía. Teníamos un
pasado. Amaba a su familia y ellos obviamente también me amaban. Eso era
seguro.
Bethy estaba parada en el otro lado de la puerta sorbiendo de su vaso de té
helado y tendiéndome el teléfono. Ella había está escuchando. No me sorprendía.
—Llama al chico. Termina con eso —dijo.
Tomé el teléfono y entré a la sala de estar para darme algo de privacidad
antes de marcar el número de Cain. Lo sabía de memoria. Él tenía el mismo
28

número desde que obtuvo su primer celular cuando tenía dieciséis.


—Hola —Vino su respuesta. Podía escuchar la vacilación en su voz. Algo
Página

andaba mal. Sonaba como si hablara a través de su nariz.


—¿Cain? ¿Está bien? —pregunté repentinamente preocupada por él.
Hubo una pausa entonces un largo suspiro. —Blaire. Sí… estoy bien.
—¿Dónde estás?
Aclaró su garganta. —Estoy, uh... Estoy en Rosemary Beach.
¿Estaba en Rosemary? Me hundí en el sofá detrás de mí y agarré el teléfono
más fuerte. ¿Le estaba diciendo a Rush? Mi corazón se golpeó contra mi pecho y
cerré mis ojos apretadamente antes de preguntar—: ¿Por qué estás en Rosemary?
Por favor, dime que tu no… —No podía decirlo. No con Bethy en la otra habitación
y era más que probable que me estaba escuchando.
—Necesitaba ver su rostro. Necesitaba ver si él te ama. Necesito saber…
porque, solo necesito saber. —Eso no tenía ningún sentido.
—¿Qué le dijiste? ¿Cómo lo encontraste? ¿Lo encontraste? —Tal vez no lo
había encontrado. Tal vez podía detenerlo.
Hubo una risita dura al final de la otra línea. —Sí, lo encontré, vale. No fue
realmente difícil. Este lugar es pequeño y todos saben donde vive el hijo de la
estrella del rock.
Oh Dios, oh Dios, oh Dios… —¿Qué le dijiste? —pregunté lentamente como
si el horror me invadiera.
—No le dije. No te haría eso. Dame algo de crédito. Te engañé porque yo era
un idiota adolescente caliente, pero maldita sea, Blair, ¿cuándo vas a perdonarme?
¿Pagaré por ese error el resto de mi vida? ¡Lo siento! DIOS, estoy tan jodidamente
arrepentido. Volvería atrás y lo cambiaría todo si pudiera. —Se detuvo e hizo un
gruñido que sonó como si estuviera herido.
—¿Cain, que está mal contigo? ¿Estás bien? —pregunté. No quería admitir
lo que había dicho. Sabía que estaba arrepentido. Yo también. Pero no, nunca iba a
dejar pasar eso. Perdonar era una cosa. Olvidar era otra.
—Estoy bien. Solo estoy un poco golpeado. Digamos que al tipo no le alegro
verme, de acuerdo.
El tipo. ¿Rush? ¿Lo había herido Rush? Eso no sonaba como Rush en
absoluto. —¿Qué tipo?
Cain suspiró. —Rush.
29

Mi mandíbula cayó abierta mientras miraba fijamente al frente. ¿Rush había


herido a Cain? —No lo entiendo.
Página

—Está bien. Conseguí una habitación para la noche y estoy durmiendo para
olvidar eso. Estaré en casa mañana. Tenemos cosas que hablar.
—Cain. ¿Por qué te hirió Rush?
Otra pausa y luego un suspiro cansado. —Porque le pregunté algunas cosas
que él pensó que no son de mi incumbencia. Estaré en casa mañana.
Le preguntó. ¿Qué tipo de preguntas?
—Blaire, no tienes que decirle. Yo cuidaré de ti. Sólo… necesitamos hablar.
¿El cuidará de mí? ¿De qué estaba hablando? No iba a dejarlo cuidar de mí.
—¿Dónde estás exactamente? —pregunté.
—En algún hotel justo a las afueras de Rosemary. Ellos piensan que todo
aquí es de mejor calidad. Todo aquí cuesta cinco veces mucho más.
—Bien. Quédate en cama y te veré mañana —repliqué, entonces colgué.
Bethy dio un paso en la habitación. Levantó una de sus oscuras cejas
mientras me miraba, esperando. Ella había estado escuchando. Sabía que lo haría.
—Necesito un aventón a Rosemary —Le dije levantándome. No podía dejar
a Cain tumbado y herido en la habitación de un hotel, no podía arriesgarme a que
regresara y tratara de hablar con Rush otra vez. Si Bethy pudiera llevarme ahí, yo
podría checarlo y después llevarlo a casa.
Bethy asintió y una pequeña sonrisa tiró en sus labios. Podía decir que
intentaba ocultar lo feliz que estaba de escuchar eso. No me quedaría allí. Ella no
debía hacerse ilusiones. —Esto es solo por Cain. No estoy… no puedo quedarme
allá.
No aparentó creerme. —Seguro. Lo sé.
No estaba de humor para convencerla. Le entregué el teléfono y regresé a mi
habitación temporal para empacar algunas cosas.
30
Página
7
Traducido por Liz Holland
Corregido por Zafiro

Rush

G
rant por fin se había dado por vencido conmigo y se fue a bailar con
una de las chicas que había estado coqueteando con nosotros desde
que entramos al club. Él había venido aquí por un poco de diversión
y yo necesitaba la distracción, pero ahora que estaba aquí, sólo quería irme.
Tomando un trago de mi cerveza, traté de no hacer contacto visual con nadie.
Mantuve la cabeza baja y el ceño fruncido. No fue difícil hacerlo.
Las palabras de Jace siguieron repitiéndose en mi cabeza. Tenía miedo…
No, estaba aterrorizado de permitirme creer que ella volvería. Había visto su cara
aquella noche en la habitación del motel. Estaba vacía. La emoción en sus ojos
había desaparecido. Había acabado, conmigo, con su padre, con todo. El amor era
cruel. Tan malditamente cruel.
El taburete junto a mí chirrió contra el suelo mientras era movido hacia
atrás. No lo miré. No quería que nadie me hablara.
—Por favor, dime que esa fea mueca en tu bonita cara no es por una chica.
Podrías romper mi corazón. —La suave voz femenina me era familiar.
Incliné la cabeza hacia un lado lo suficiente como para ver su cara. Aunque
31

ahora era mayor, la reconocí de inmediato. Hay algunas cosas que un hombre no
olvida en la vida y la chica con quien perdió la virginidad es una de ellas. Meg
Carter. Había sido tres años mayor que yo y estaba visitando a su abuela el verano
Página

que cumplí catorce años. No había sido una relación amorosa. Más bien una
lección de vida.
—Meg —contesté, aliviado de que no era otra mujer desconocida que estaba
aquí para arrojarse sobre mí.
—Y recuerdas mi nombre. Estoy impresionada —dijo ella y luego miró al
camarero y le sonrió—. Jack con Coca-cola, por favor.
—Un chico no olvida a su primera.
Se movió en su taburete, cruzando las piernas e inclinando la cabeza para
mirarme haciendo que su largo cabello oscuro cayera sobre un hombro. Todavía lo
llevaba largo. En aquel entonces me había fascinado.
—La mayoría de los chicos no, pero tú has llevado una vida diferente a la de
la mayoría de los chicos. La fama ha tenido que cambiarte a lo largo de los años.
—Mi padre es famoso, no yo —espeté, odiaba cuando las mujeres querían
hablar de algo sobre lo que no sabían nada. Meg y yo habíamos follado un par de
veces, pero no sabía mucho acerca de mí en aquel entonces.
—Umm, lo que sea. Entonces, ¿por qué estás tan triste?
No estaba triste. Yo era un desastre. Pero ella no era alguien con la que
pretendía desahogarme.
—Estoy bien —contesté y miré a la pista de baile con la esperanza de captar
la atención de Grant. Estaba listo para irme.
—Te ves como si tuvieras el corazón roto y no supieras qué hacer con él—
dijo ella alcanzando su Jack con Cola.
—No voy a hablar contigo de mi vida personal, Meg. —Dejé que el borde de
advertencia en mi voz es escuchara alto y claro.
—Para ahí, guapo. No intento molestarte. Solo tenemos una pequeña charla.
Mi vida personal no era una pequeña charla. —Entonces, pregúntame sobre
el jodido clima —dije con un gruñido.
No respondió y me alegré. Tal vez se iría. Me dejaría en paz.
—Estoy en la ciudad cuidando a mi abuela. Está enferma y yo necesitaba
hacer algo con mi vida. Acabo de pasar por un divorcio problemático. Necesitaba
un cambio de escenario de Chicago. Estaré aquí por lo menos durante seis meses.
¿Crees que serás intratable todo el tiempo que yo esté aquí o vas a volverte más
32

agradable en un futuro próximo?


Quería verme. No. No estaba preparado para eso. Empecé a responder
Página

cuando mi teléfono me alertó de un mensaje de texto. Aliviado de tener una


interrupción para poder pensar cómo iba a responderle, lo saqué de mi bolsillo.
No reconocí el número. Pero el “Hola, soy Bethy” me llamó la atención y
dejé de respirar cuando abrí el mensaje para leer todo el asunto.
Hola, soy Bethy. Si no eres un estúpido cabrón, entonces te despertarás y
seguirás el plan.

¿Qué demonios significaba eso? ¿Qué me estaba perdiendo? ¿Blaire estaba


en Rosemary? ¿Eso es lo que significaba? Me puse de pie y dejé suficiente dinero
en la barra para pagar mi cerveza y la bebida de Meg.
—Me tengo que ir. Fue agradable verte. Cuídate —le dije como un
pensamiento tardío mientras acechaba a través de la multitud hasta que encontré a
Grant casi follando con alguna pelirroja en la pista de baile.
Sus ojos se encontraron con los míos y asentí hacia la puerta.
—Ahora —dije, y me volví para dirigirme hacia la puerta. Lo dejaría aquí si
no me había alcanzado para cuando llegase a mi Range Rover. Ella podría estar
aquí. Iba a averiguarlo. Preguntarle a Bethy que quería decir con ese jodido
mensaje era inútil.
33
Página
8
Traducido por Monikgv
Corregido por Chachii

Blaire

E
stiré la mano y le di un codazo a Bethy en la pierna para despertarla.
Había estado dormida por las últimas dos horas. Estábamos fuera de
Rosemary Beach y necesitaba que ella manejara, así yo podría buscar
la camioneta de Cain en todos los moteles baratos.
—¿Ya llegamos? —murmuró soñolienta y se sentó en su asiento.
—Ya casi. Necesito que manejes. Voy a buscar la camioneta de Cain.
Bethy dejó escapar un suspiro de cansancio. Yo sabía que ella estaba
haciendo esto sólo con la esperanza de traerme a Rosemary y mantenerme allí. No
le importaba encontrar a Cain. Pero yo necesitaba un aventón. Iba a viajar con Cain
a casa. Y nosotros íbamos a hablar. Él no tenía por qué haber venido a buscar a
Rush. Sólo esperaba que no le hubiera dicho sobre lo que me a encontró
comprando.
No era que quisiera ocultárselo a Rush. Era sólo que aún no he asimilado
nada. Necesitaba procesarlo. Averiguar lo que quiero hacer. Luego contactaría a
Rush. Cain yendo detrás de él como un loco no era lo que yo quería. Aún no podía
creer que lo había hecho.
34

—Detente allí. Necesito entrar y tomar un café con leche primero —instruyó
Bethy. Hice lo que me pidió y estacioné el auto frente a Starbucks.
Página

—¿Quieres algo? —preguntó Bethy mientras abría la puerta. No estaba


segura de si la cafeína era buena para el… para el bebé. Negué con la cabeza y
esperé hasta que ella saliera del auto antes de dejar escapar el sollozo en mi pecho
que no había estado esperando. No había pensado sobre lo que significaban esas
dos rayas de color rosa. Un bebé. El bebé de Rush. Oh, Dios.
Salí del auto y caminé alrededor de la parte delantera para sentarme en el
lado del pasajero. Para el momento en que estaba dentro y con el cinturón de
seguridad, Bethy se dirigía hacia el auto. Ya se veía un poco más despierta. Alejé
los pensamientos sobre mi bebé y me concentré en la búsqueda de Cain. Podría
pensar en mi futuro, en el futuro de mi bebé, después.
—De acuerdo. Tengo cafeína. Estoy lista para buscar a este tipo.
No la corregí. Sabía que ella sabía su nombre. Yo lo había usado varias
veces. Sólo estaba negándose a reconocerlo. Esta era su forma de rebelión. Cain
representaba a Sumit, y ella no me quería en Sumit. En lugar de irritarme, me
gustaba. Me quería con ella y eso se sentía bien.
—Él dejó Rosemary por los precios de las habitaciones de hotel. Así que,
está en algún lugar accesible. ¿Puedes llevarme a algunos de esos? —pregunté.
Asintió pero no me miró. Estaba enviando un mensaje de texto. Genial.
Necesitaba que se concentrara y ella muy posiblemente estaba diciéndole a Jace
que ya casi llegamos. No quería que Jace supiera algo.

***

Manejamos por treinta minutos, yo revisaba los estacionamientos de los


moteles baratos en la ciudad. Esto estaba volviendo frustrante. Él tenía que estar
aquí en algún lado. —¿Puedo usar tu teléfono? Voy a llamarlo de nuevo y hacerle
saber que lo estoy buscando. Me dirá dónde está cuando sepa que he conducido
hasta aquí.
Bethy me dio su teléfono y rápidamente marqué el número de Cain. Sonó
dos veces.
—¿Hola?
—Cain. Soy yo. ¿Dónde estás? Estoy en las afueras de Rosemary y no puedo
encontrar tu camioneta.
35

Hubo un silencio, luego—: Maldita sea.


—No te enojes. Necesitaba ver cómo estabas. Vine aquí para llevarte a casa.
Página

—Sabía que estaría frustrado de que hubiese venido tan cerca de Rosemary
nuevamente.
—Te dije que estaría en casa una vez que durmiera, Blaire. ¿Por qué no
podías quedarte donde estabas? —La irritación en su voz me enojó. Pensarías que
él no estaba feliz de que hubiera venido a ver cómo estaba.
—¿Dónde estás, Cain? —pregunté de nuevo. Luego lo escuché. Una voz
femenina de fondo. El teléfono fue tapado. No hacía falta ser un genio para darse
cuenta que Cain estaba con una chica y trataba de esconderlo. Esto me molestó. No
porque pensaba que Cain y yo teníamos una oportunidad, si no porque él me
había dejado pensar que estaba herido y solo en una ciudad extraña. Idiota.
—Escucha. No tengo tiempo para más de tus estúpidos juegos, Cain. Ya he
pasado de ellos. La próxima vez, intenta no fingir como si me necesitaras cuando
es obvio que no.
—Blaire, no. Escúchame. No es lo que piensas. No pude dormir después de
que llamaste así que volví a la camioneta y regresé a casa. Quería verte.
Un grito de enojo por parte de la chica vino del otro lado del teléfono.
Estaba cabreando a quien sea que estaba con él. El chico era un idiota.
—Haz que tu compañía se sienta mejor. No necesito una explicación. No
necesito nada de ti. Nunca lo necesité.
—¡BLAIRE! ¡NO! Te amo, nena. Te amo mucho. Por favor, escúchame —
suplicó, y la chica con él se puso más histérica—. ¡Cállate, Callie! —rugió y supe
entonces que estaba de vuelta en Sumit. Estaba con Callie.
—¿Fuiste con Callie? ¿Volviste a casa, dejándome preocupada, y fuiste a ver
a Callie? Eres ridículo, Cain. ¿En serio? Esto no me lastima. Ya no puedes hacerme
daño. Pero detente y piensa sobre los sentimientos de otros, para variar. Sigues
arrastrando a Callie con tu comportamiento y eso está mal. Deja de pensar con tu
pene y madura.
Terminé la llamada y le di a Bethy su teléfono. Sus ojos estaban muy
abiertos mientras me miraba. —Él volvió a Sumit —le dije en forma de explicación.
—Sí… escuché esa parte —dijo Bethy lentamente. Ella esperaba que
agregara más. Merecía más. Me había traído hasta aquí. También era la única
amiga verdadera que tenía. Cain no era un amigo. No uno verdadero. Un amigo
36

verdadero no seguiría haciendo cosas estúpidas como las que él hacía.


—¿Puedo dormir en tu casa esta noche? No creo que vaya a volver allí. Iba a
Página

irme pronto de todos modos. Averiguaré a dónde voy a ir mañana y luego, cuando
llegué allí, haré que Granny Q me envíe el resto de mis cosas. No es que tenga
mucho, de todos modos. Mi camioneta está en el cementerio. Nunca haría el viaje
de nuevo.
Bethy asintió y arrancó el auto, luego salió hacia la carretera. —Puedes
quedarte conmigo todo el tiempo que necesites. O más —respondió.
—Gracias —dije antes de apoyar mi cabeza hacia atrás en el asiento y tomar
una respiración profunda. ¿Qué iba a hacer ahora?

***

El olor del tocino se hizo más espeso cuando más lo inhalaba. Era como si el
tocino estuviera apoderándose de mis sentidos. Mi garganta se estrechó. Mi
estómago gruñó por el delicioso olor de éste. La grasa chisporroteaba en algún
lugar a la distancia. Antes de que pudiera abrir los ojos completamente, mis pies
estaban en el suelo y corría hacia el baño.
Por suerte, el apartamento de Beth no era tan grande y no tenía mucho que
correr.
—¿Blaire? —llamó la voz de Beth desde la cocina, pero no podía detenerme.
Cayendo sobre mis rodillas en frente del inodoro, agarré el asiento de
porcelana con ambas manos y comencé a vomitar todo en mi estómago hasta que
nada más que nauseas sacudían mi cuerpo. Cada vez que pensaba que había
terminado, olía la grasa del tocino mezclada con mi vómito y comenzaba de nuevo.
Estaba tan débil que mi cuerpo temblaba cuando trataba de vomitar y nada
más salía. Un paño frío estaba en mi cara y Bethy se encontraba de pie junto a mí
para tirar de la cadena y luego recostándome contra la pared.
Sostuve el paño sobre mi nariz para bloquear el olor. Bethy lo notó y cerró la
puerta del baño. Después de encender el ventilador, colocó sus manos en las
caderas y me miró. La incredulidad en su cara me confundía. Me enfermé. ¿Qué
tenía de extraño eso?
—¿Tocino? ¿El olor del tocino te hace vomitar? —Negó con la cabeza, aún
mirándome como si no pudiera creerlo—. No me lo ibas a decir, ¿cierto? Ibas a
37

poner tu loco culo en algún maldito autobús y largarte. Tú sola. No te lo puedo


creer, Blaire. ¿Qué pasó con la chica lista que me enseñó a no dejar que un hombre
me usara, eh? ¿A dónde diablos se fue? Porque tu plan apesta. Mucho. No puedes
Página

huir. Tienes amigos aquí. Vas a necesitar amigos… y yo esperaría que tuvieras la
intención de decirle a Rush sobre esto también. Te conozco lo suficientemente bien
como para saber que ese es su bebé.
¿Cómo lo sabía? Sólo vomité. Muchas personas se contagian de virus. —Es
un virus —murmuré.
—No me mientas. Era el tocino, Blaire. Estabas durmiendo tan
pacíficamente en el sofá y al minuto que comencé a cocinar el tocino comenzaste a
hacer sonidos extraños y a dar vueltas en el sofá. Luego saliste disparada como una
bala para vomitar hasta las tripas. No es ciencia espacial, nena. Quita esa mirada
de sorpresa de la cara.
No le podía mentir. Ella era mi amiga. Posiblemente la única ahora. Tiré de
mis rodillas hasta mi barbilla y envolví mis brazos alrededor de mis piernas. Esta
era mi manera de mantenerme en una pieza. Cuando sentía que el mundo estaba
quebrándose a mí alrededor y no podía controlarlo, siempre me mantenía unida de
esta manera.
—Por eso Cain vino aquí. Me encontró comprando pruebas de embarazo
ayer. Sé que es por eso que vino aquí. Para preguntarle a Rush… para preguntar
sobre la relación entre Rush y yo. Es algo de lo que me niego a hablar con Cain. En
lo absoluto. Luego tuve un retraso. Dos semanas de retraso. Pensé que compraría
un par de pruebas y saldrían negativas y todo estaría bien. —Detuve la explicación
y apoyé la mejilla contra mis rodillas.
—Las pruebas… ¿fueron positivas? —preguntó Bethy.
Asentí pero no la miré.
—¿Ibas a decirle a Rush? ¿O en serio ibas a escapar?
¿Qué haría Rush? Su hermana me odiaba. Su madre me odiaba. Odiaban a
mi madre. Y yo odiaba a mi padre. Para que Rush sea parte de la vida de este bebé
él tendrá que dejarlas. Yo no podía pedirle que deje a su mamá y su hermana.
Incluso si ellas son malvadas. Las amaba. Y no dejaría a Nan. Ya había aprendido
que cuando se trataba de mí o de Nan, él elegiría a Nan. Lo había hecho al final.
Cuando yo había descubierto todo. Él guardó su secreto. Él la había escogido a ella.
—No se lo puedo decir —dije en voz baja.
—¿Por qué no? Él querría saberlo y su culo necesita ser un hombre y estar
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allí para ti. Esa mierda de escapar es estúpida.


Ella no lo sabía todo. Sólo sabía un poco. Había sido la historia de Nan la
Página

que se contó, y la de nadie más a los ojos de Rush. Pero yo no estaba de acuerdo.
También era mi historia. Nan aún tenía a sus padres y su hermano. Yo no tenía a
nadie. Mi madre estaba muerta. Mi hermana estaba muerta. Y mi padre podría
también estar muerto. Así que esta historia era tanto mía como de ella. Tal vez
hasta más.
Levanté mi cabeza y miré a Bethy. Ella era mi única amiga en el mundo y si
yo iba contar esta historia, entonces era ella a quién quería contársela.
9
Traducido por Demoiselle
Corregido por Violet~

Rush

H
abían pasado tres semanas, cuatro días y doce horas desde que la
había visto. Desde que ella rompió mi corazón. Si yo hubiera
estado bebiendo, me gustaría echarle la culpa al alcohol. Tenía que
ser una ilusión, una desesperada ilusión. Pero no había estado
bebiendo. Ni una gota. No había ninguna duda sobre Blaire. Era ella. Ella estaba
realmente aquí. Blaire estaba de vuelta en Rosemary. Ella estaba en mi casa.
Había pasado cinco horas anoche conduciendo por todo el maldito lugar
buscando a Bethy, esperando que ella me llevara a Blaire. Pero no había
encontrado a ninguna de ellas. Llegar a casa y admitir la derrota había sido
doloroso. Me convencí a mi mismo que Bethy aún seguía en Sumit con Blaire. Que
tal vez el texto de Bethy había sido un mensaje borracho y nada más.
Me empapé los ojos de ella. Ella estaba más delgada y no me gustaba eso.
¿No estaba comiendo? ¿Había enfermado?
—Hola, Rush —dijo ella, rompiendo el silencio. El sonido de su voz casi me
envía de rodillas. Dios, había extrañado su voz.
—Blaire —Pude decir, aterrorizado de espantarla lejos solo con hablar.
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Se estiró y envolvió un mechón de su cabello alrededor de su dedo y tira de


él. Ella estaba nerviosa. No quiero hacer que se ponga nerviosa. Pero, ¿qué puedo
Página

hacer yo para hacer esto más fácil?


—¿Podemos hablar? —preguntó en voz suave.
—Sí. —Doy un paso atrás para dejarla entrar—. Entra
Hizo una pausa y miró más allá de mí, hacia mi casa. El miedo y el dolor
destellando en sus ojos, haciéndome maldecirme en silencio. Ella había sido herida
aquí. Su mundo fue destruido en mi casa. Maldita sea. No quería que se sintiera así
de mi casa. No cuando había buenos recuerdos aquí también.
—¿Estás solo? —preguntó. Sus ojos volviendo hacia mí.
Ella no quería ver a mi mamá o a su papá. Lo entendía ahora. No era la casa.
—Los obligué a irse el día en que te fuiste —Le contesté, mirándola con
atención.
Sus ojos se abrieron de par en par. ¿Por qué esto la sorprendía? ¿No lo
entendía? Ella era lo primero. Yo le había dicho tanto en esa habitación de hotel.
—Oh, no lo sabía… —Su voz se fue apagando. Ambos sabíamos que ella no
lo sabía porque me había sacado de su vida.
—Soy solo yo. A excepción de las visitas ocasionales de Grant, siempre solo
yo. —Ella necesitaba saber que no me había mudado. No me estaba mudando.
Blaire entró a la casa y apreté los puños cuando su dulce y familiar esencia
la siguió. Tantas noches me senté aquí y soñé con ver su camino de vuelta a mi
vida. Mi mundo.
—¿Puedo conseguirte algo para tomar? —pregunté, pensando que lo que
realmente quería hacer era rogarle que hablara conmigo. Que se quede conmigo.
Que me perdone.
Blaire negó con la cabeza y se volvió para mirarme.
—No, estoy bien. Yo… Yo solo… Estaba en la ciudad y bueno… —Arrugó la
nariz y luché contra la urgencia de alcanzarla y tocar su rostro—. ¿Golpeaste a
Cain?
Cain. Mierda. Ella sabía sobre Cain. ¿Estaba aquí para hablar de Cain?
—Él preguntó cosas que no debería tener. Dijo cosas que no debería —le
contesté con dientes apretados.
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Blaire suspiró.
—Puedo imaginarlo —murmuró y sacudió la cabeza—. Siento que viniera
Página

aquí. Él no piensa las cosas. Actúa solo por impulso.


No lo defendía. Se disculpaba por él. Ese no era su trabajo. El estúpido hijo
de puta no era su responsabilidad o su culpa.
—No te disculpes por él, Blaire. Eso me hace querer cazar su culo —gruñí,
incapaz de controlar mi reacción.
—Es mi culpa que él estuviera aquí, Rush. Eso es porque pido disculpas. Lo
molesté y él supuso que era todo por ti, así que el vino corriendo aquí antes de
hablar las cosas conmigo.
¿Hablar las cosas con ella? ¿Qué carajos tenia Cain que hablar con ella?
—Él tiene que retroceder. Si ha…
—Rush. Cálmate. Somos viejos amigos. Nada más. Le dije algunas cosas que
necesitaba decir desde hace mucho tiempo. No le gustó. Fui cruel pero necesitaba
decirlo. Estaba cansada de proteger sus sentimientos. Me presionó demasiado. Eso
es todo.
Tomé una respiración profunda pero el martilleo de mi cabeza se había
vuelto más fuerte.
—¿Viniste para verlo? —Necesitaba saber si esa era la razón por la cual ella
estaba aquí. Si esto no tenía nada que ver conmigo, mi corazón necesitaba tratar
con eso.
Blaire caminó hacia las escaleras en vez de ir hacia la sala de estar. Me di
cuenta. Entendí. Ella podría haber estado en mi casa, pero no podía entrar ahí y
hacerle frente a las cosas. No todavía. Tal vez nunca.
—Pudo haber sido mi excusa para entrar al auto con Bethy —Hizo una
pausa y dejó escapar un suspiro—, pero él se había ido cuando yo llegué aquí. Me
quedé por otras razones. Yo… Yo necesito hablar contigo.
Vino a hablar conmigo. ¿Fue el tiempo suficiente? Utilicé hasta la última
gota de fuerza de voluntad que poseía para no levantarme y tirarla sobre mis
brazos. No me importaba lo que ella tenía que decir. El hecho de que ella quería
verme era suficiente.
—Me alegro de que hayas venido —dije simplemente.
El pequeño ceño estaba de vuelta y Blaire no miraba directamente hacia mí.
41

—Las cosas siguen siendo las mismas. No he sido capaz de dejarlo ir. Nunca
seré capaz de confiar en ti. Incluso… incluso si lo quiero. No puedo.
Página

¿Qué demonios significaba eso? El golpeteo en mis oídos se hizo más fuerte.
—Me voy de Sumit. No puedo quedarme. Tengo que hacerlo por mi cuenta.
¿Qué? —¿Te estás mudando con Bethy? —pregunté, preguntándome si yo
todavía estaba durmiendo y esto era un sueño.
—No. No iba a hacerlo. Pero esta mañana hablé con Bethy y pensé que si tal
vez te veía y hablaba contigo y enfrentaba… esto, yo sería capaz de quedarme con
ella durante un tiempo. No sería permanente; Me iré en un par de meses. Solo
hasta que tenga tiempo para decidir a donde voy a ir.
Todavía pensaba irse. Necesitaba cambiar eso. Tenía un par de meses si se
quedaba aquí. Por primera vez, desde que me dijo que dejara la habitación de
hotel, tenía esperanza.
—Creo que eso es inteligente. No hay razón por la cual tomar una decisión
precipitada cuando se tiene una opción aquí. —Ella podía quedarse en mi casa de
forma gratuita. En mi cama. Conmigo. Pero no podía ofrecer eso. Ella nunca estaría
de acuerdo.
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Página
10
Traducido por Larosky_3
Corregido por Vericity

Blaire

E
staré trabajando en el club. Nos… uh… veremos en ocasiones.
Conseguiría trabajo en otro lado, pero necesito la plata que el club
paga. —Explicaba esto tanto a mí como a Rush. No estaba segura de
qué iba a decir cuando lo viera. Sólo sabía que tenía que enfrentarlo. Al principio,
Bethy me rogó que le contara sobre el embarazo. Aunque, después de que
escuchara exactamente lo que había pasado con mi padre y Nan y su madre ese
día, ya no estaba en el equipo Rush como antes. Acordó que no era necesario
decirlo de inmediato.
Conseguir el valor suficiente para volver a esta casa luego de la forma que
me había ido hace tres semanas y media fue duro. La esperanza de que mi corazón
no reaccionara cuando viera a Rush fue inútil. Mi pecho estaba tan apretado que
era una maravilla que pudiera respirar. Menos hablar. Estaba embarazada con su
bebé… nuestro bebé. Pero las mentiras. El engaño. Quien era. Todo eso me
mantuvo de decir las palabras que se merecía. No podía. Estaba mal. Estaba siendo
egoísta. Lo sabía. Eso no cambiaba nada. Podía ser que el bebé nunca lo conociera.
No podía dejar que la forma en que me sentía sobre él nublara mis decisiones para
mi futuro… el futuro de nuestro bebé. Mi padre, su madre y hermana nunca serían
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parte de la vida de mi bebé. No lo permitiría. No podía.


—Por supuesto. Sí, trabajar en el club es buena plata. —Se detuvo y pasó
una mano por su cabello—. Blaire, nada ha cambiado. No para mí. No necesitas mi
Página

permiso. Esto es exactamente lo que quiero. Tenerte aquí de vuelta. Ver tu rostro.
Dios, nena, no puedo hacer esto. No puedo fingir que no estoy jodidamente
emocionado de que estés en mi casa.
No podía mirarlo. No ahora. No esperaba que dijera nada de eso. Esperaba
más una charla artificial y nerviosa. Era lo que quería. Mi corazón no podía
soportar nada más. —Tengo que irme, Rush. No puedo quedarme más, sólo quería
estar segura de que estabas bien con que estuviera en la ciudad. Mantendré mi
distancia.
Rush se movió tan rápido que no lo noté hasta que estuvo parado entre la
puerta y yo. —Lo siento. Intenté estar tranquilo. Intentaba ser cuidadoso y me
quebré. Lo haré mejor. Ve a lo de Bethy. Olvida lo que dije. Seré bueno. Lo
prometo. Sólo… no te vayas. Por favor.
¿Qué le contestaba a eso? Se las había arreglado para que quisiera
confortarlo. Disculparme. Él era letal a mis emociones y buen sentido. Distancia.
Necesitábamos distancia. Asentí y lo rodeé. —Yo… uh… probablemente te veré
por ahí. —Me las arreglé para graznar antes de abrir la puerta y salir de la casa.
No miré hacia atrás pero sabía que me estaba mirando ir. Era la única razón
por la cual no empecé a correr. Espacio… necesit{bamos espacio. Y yo necesitaba
llorar.

***

Era como si nunca me hubiera ido. Ya había decidido ir directo al comedor y


buscar a Jimmy. Supuse que sabría donde encontrar a Woods. Pero Woods me
estaba esperando en la puerta cuando abrí la entrada trasera del club.
—Y ella vuelve. Sinceramente, no pensé que lo harías. —Woods arrastró las
palabras mientras la puerta se cerraba tras de mí.
—Por poco tiempo, quizás —respondí.
Woods me guiñó y luego asintió hacia el pasillo que guiaba a su oficina. —
Vayamos a hablar.
—Está bien —dije mientras lo seguía.
—Bethy ya me llamó do veces hoy. Queriendo saber si ya te había visto.
44

Asegurándose de que tuvieras tu trabajo de vuelta —dijo Woods mientras abría la


puerta de su oficina y la sostenía para que pudiera pasar—, lo que no esperaba es
Página

la llamada que recibí hace diez minutos. Me ha sorprendido. Por la forma en que te
fuiste hace tres semanas y dejaste a Rush en la miseria, no esperaba que llamara a
tu favor. No es que lo necesitara, fíjate. Ya había aceptado devolverte tu trabajo.
Me detuve y lo miré. ¿Lo había escuchado bien? —¿Rush? —pregunté, casi
asustada de que hubiera alucinado el comentario.
Woods cerró la puerta y caminó hasta pararse delante de su escritorio. Se
inclinó contra la madera brillante que se veía costosa y cruzó los brazos sobre su
pecho. La sonrisa que tenía cuando llegué se había ido. Se veía preocupado.
—Sí, Rush. Sé que la verdad salió a la luz. Jace me contó una parte. Lo que
sabe, al menos. Pero yo ya sabía quién eras. O quien Rush y Nan creían que eras.
Te advertí que la elegiría a ella. Ya la había elegido cuando te di la advertencia. ¿De
verdad quieres volver a todo esto? ¿Es Alabama tan malo?
No. Alabama no era tan malo. Aunque ser una madre soltera de diecinueve
años sin familia lo era. Aunque no era algo que iba a compartir con Woods.
—Volver aquí no es exactamente f{cil. Ver… verlos, tampoco ser{ f{cil. Pero
necesito descubrir que voy a hacer. No hay nada para mí en Alabama. No me
puedo quedar y pretender que lo hay. Es tiempo de que encuentre una nueva vida.
Y Bethy es mi única amiga. Mis opciones son limitadas.
Las cejas de Woods se dispararon hacia arriba.
—Auch. ¿Yo qué soy? Pensé que éramos amigos.
Sonriendo, caminé y me paré detrás de la silla en frente suyo.
—Lo somos pero bueno… no amigos cercanos.
—No porque no lo intentara —Una pequeña risa salió y Woods sonrió—. Es
bueno escuchar eso. Lo extrañé.
Quizás volver no sería tan difícil.
—Puedes tener tu trabajo de vuelta. Es tuyo. Tuve pesimas chicas de carritos
y Jimmy todavía está malhumorado. No se lleva bien con los otros meseros. Él
también te extraña.
—Gracias —contesté—, lo aprecio. Aunque quiero ser honesta contigo. En
cuatro meses, planeo irme. No puedo quedar aquí para siempre. Tengo…
—Tienes una vida a la que volver. Sí, te escuché. Rosemary no es donde
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pretendes echar raíces. Lo tengo. Por cualquier lapso de tiempo, tienes el trabajo.
Página
11
Traducido por Danny_McFly
Corregido por Verito

Rush

L
lamé una vez antes de abrir la puerta del condominio de Nan y
caminar dentro. Su coche estaba estacionado afuera. Yo sabía que ella
se encontraba aquí. Sólo quería asegurarme de que sabía que yo
estaba aquí. Cometí el error de no tocar una vez y pillé a mi hermana a horcajadas
en el regazo de un tipo.
Quise llenar de cloro mis ojos y mi cerebro después de esa experiencia.
—Nan, soy yo. Tenemos que hablar —dije en voz alta y luego cerré la puerta
detrás de mí.
Entré en la sala y el sonido de más de una voz apagada y pasos que venían
desde el dormitorio principal casi me hizo dar la vuelta y marcharme. Pero no iba a
hacerlo. Esto era más importante. Su invitado de pijamada tenía que irse a casa
ahora de todos modos. Eran más de las once.
La puerta de su habitación se abrió y se cerró. Interesante. El que sea que
estaba aquí, se alojaba aquí. Tendríamos que salir al balcón para hablar. Yo no
hablaría de Blaire delante de nadie. Probablemente conocía al hombre en ese
cuarto. Sería la única razón por la que lo mantendría oculto allí.
46

—¿Has oído hablar de llamar antes de venir? —replicó Nan mientras


entraba en la sala de estar vestida con una bata de seda corta.
Página

Se parecía más y más a nuestra madre mientras más mayor se hacía.


—Es casi el almuerzo, Nan. No puedes mantener al hombre en la cama todo
el día —le contesté y abrí las puertas que daban a la terraza con vistas al golfo—.
Necesito hablar contigo y no quiero que tu compañero de dormitorio pueda oírnos.
Nan rodó sus ojos y salió.
—Me parece extraño que he estado tratando de que hables conmigo durante
semanas y ahora que tú quieres hablar vienes irrumpiendo como si yo no tuviera
vida. Por lo menos yo te llamo primero. —Comenzaba a sonar como nuestra
madre.
—Soy propietario de este condominio, Nan. Puedo venir en cualquier
maldito momento si quiero. —Le recordé. Ella se estaría yendo de aquí a mediados
de agosto para regresar a su casa de hermandad y su aún indecisa carrera. La
universidad era una función social para ella. Ella sabía que yo iba a pagar sus
cuentas y matrícula. Yo siempre me había preocupado de todo para ella.
—Que sarcástico. ¿De qué se trata esto? No he tenido mi café todavía. —No
tenía miedo de mí.
Yo no quería que ella lo tuviera, pero ya era hora de que madurara. No iba a
dejar que obligara a Blaire a huir. En un mes, Nan se habrá ido. Normalmente yo
también me iría. Este año no. Me estaría quedando en mi residencia en Rosemary.
Mi madre tendrá que elegir otro lugar. Ella tendría esta casa libre para el resto del
año.
—Blaire ha vuelto —le dije sin rodeos.
Había tenido tiempo de ver las cosas desde otro ángulo. Yo no sentía que
Nan fuera la víctima en esto, ya no. Ella era una niña, pero también lo era Blaire.
Nan se tensó mientras sus ojos brillaban con el odio que pertenecía a los ojos
de su padre en lugar de Blaire.
—No digas nada. Permíteme hablar primero o voy a acompañar a tu amigo
de pijamada fuera de mi apartamento. Tengo el poder aquí, Nan. Nuestra madre
no tiene nada. Las apoyo a las dos. Nunca te he pedido nada. Nunca. Pero ahora te
voy a pedir... no, te voy a ordenar que me escuches y que sigas mis condiciones.
La ira de Nan se había desvanecido y ahora la niña mimada estaba allí,
mirándome. A ella no le gusta que le digan qué hacer. No podía culpar a mi madre
47

por su conducta, no del todo. Lo hice también. La sobrecompensación había


arruinado a Nan.
Página

—La odio —La ira hervía.


—Te dije que me escuches. No asumas que eres inocente, Nan. Porque esta
vez has jodido algo que me importa. Esto me afecta, así que escucha y cierra la
boca.
Sus ojos pasaron de la ira al shock. Estaba seguro de que nunca había
hablado con ella de esa manera. Estaba un poco sorprendido de mí. Oír el odio en
su voz dirigida a Blaire me puso alerta.
—Blaire se está quedando con Bethy. Woods le ha regresado el trabajo a
Blaire. Ella no tiene nada en Alabama. No tiene a nadie. El padre que ustedes dos
comparten es un inútil. Para ella bien podría estar muerto. Ha vuelto para saber
donde encaja y qué hacer después. Ella estaba haciendo eso antes, pero cuando la
verdad salió, su mundo se derrumbó y tuvo que correr. Es un puto milagro que
está de vuelta aquí. Yo la quiero de vuelta aquí, Nan. Puede que no quieras oír
esto, pero la amo. Nada me va a detener para asegurarme de que este a salvo.
Quiero que se sienta segura y nadie y me refiero a nadie, ni siquiera mi hermana, le
hará sentirse indeseada. Tú te vas pronto. Puedes mantener tu odio fuera de lugar
si quieres, pero un día, espero que madurez lo suficiente como para darte cuenta
de que sólo hay una persona que odiar aquí.
Nan se sentó en una de las sillas que colocó aquí para pasar el tiempo y leer
libros. Yo también la amaba ella. La protegí de toda mi vida.
Decirle esto y amenazarla era duro, pero no podía permitir que dañara a
Blaire por más tiempo. Tenía que parar esto. Blaire nunca me daría otra
oportunidad, siempre y cuando Nan estuviera atormentando su vida.
—Así que la estás eligiendo antes que a mí —susurró Nan.
—Esto no es un concurso, Nan. Deja de actuar como si lo fuera. Tienes a su
padre. Ella lo perdió. Tú ganaste. Ahora supéralo.
Nan alzó los ojos y las lágrimas se aferraban a sus pestañas.
—Ha hecho que me odies.
Maldito puto drama. Nan vivía una telenovela en su cabeza.
—Nan, escúchame. Te quiero. Eres mi hermana pequeña. Nadie puede
cambiar eso. Pero yo estoy enamorado de Blaire. Puede ser un problema
importante en tus planes de conquistar y destruir, pero bebé, es hora de dejar que
tus problemas sigan. Hace tres años que regresó. Necesito que lo superes.
—¿Qué pasa con la familia en primer lugar? —Espetó.
48

—No vayas allí. Tú y yo sabemos que yo te he puesto primero toda mi vida.


Tú me necesitabas y yo estaba allí. Pero ahora somos adultos, Nan.
Página

Se secó las lágrimas que se habían filtrado de sus ojos y volvió a levantarse.
Nunca pude saber si sus lágrimas eran reales o falsas. Ella podía encenderlas y
apagarlas a voluntad.
—Está bien. Quizás vuelva a la escuela antes de lo previsto. Tú no me
quieres aquí, de todos modos. Las has escogido a ella.
—Yo siempre te quiero cerca, Nan. Pero esta vez quiero que juegues limpio.
Piensa en alguien más para variar. Tú tienes un corazón. Yo lo he visto. Ahora es el
momento de usarlo.
Nan se puso rígida.
—Si terminaste aquí, ¿podrías irte de tu apartamento?
Asentí con la cabeza.
—Sí, he terminado —le contesté y me dirigí hacia el interior.
Sin otra palabra que oyera por la puerta principal. El tiempo ahora diría si
yo tenía que seguir adelante con mis amenazas para enseñarle a mi hermana una
lección. Realmente esperaba que no.
49
Página
12
Traducido por Juli
Corregido por Chachii

Blaire

N
ecesitaba mis cosas y tenía que vender mi camioneta. Nunca haría
esto de nuevo. Caín la había revisado por mí la semana pasada
después de que se descompuso y dijo que temporalmente podría
arreglarla. El costo para arreglar todo lo que andaba mal costaría más de lo que yo
podía permitirme gastar. Llamar y pedirle a Granny Q o Caín que enviaran mis
cosas y vendieran mi camioneta parecía mal. Se merecían una explicación... o al
menos la merecía Granny Q. Me había dado un techo, una cama y me dio de comer
durante tres semanas. Iba a tener que volver a Sumit a recoger mis cosas y
despedirme. Woods me había dado unos días para instalarme antes de empezar a
trabajar.
Bethy se había tomado unos días para llevarme y que solicitará la asistencia
médica gratuita. Era momento de que viera a un médico, pero requeriría el seguro
medico primero. Hoy la había oído por casualidad decirle a Jace que esperaba con
impaciencia su cita esta noche. Yo había estado monopolizando todo su tiempo
llevándome a todas partes. Comenzaba a sentirme como una carga. Odié aquel
sentimiento. Podría tomar un autobús. Sería económico y no sería una carga sobre
Bethy. Abrí su ordenador portátil para googlear el horario del autobús.
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Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos. Dejé mi búsqueda de


una estación de autobuses y fui a abrir la misma. Rush allí de pie, con las manos
metidas en la parte delantera de sus jeans y una de sus camisetas apretadas no era
Página

lo que había estado esperando. Alzó la mano y se quitó las gafas de sol de aviador.
Deseaba que las hubiera mantenido. El color plateado de sus ojos en la luz del sol
era aún más impresionante de lo que recordaba.
—Hola, vi a Bethy en el club. Dijo que estabas aquí —explicó Rush. Lucía
nervioso. Nunca había visto a Rush nervioso.
—Sí... um, Woods me dio un par de días para recoger mis cosas de Sumit
antes de empezar a trabajar.
—¿Tienes que ir a buscar tus cosas?
Asentí. —Sí. Las dejé allí. Sólo traje una bolsa de viaje conmigo. No había
pensado en quedarme.
Rush frunció el ceño. —Entonces, ¿cómo vas a regresar? No veo tu
camioneta.
—Justo estaba googleando las estaciones de autobuses y ver dónde está la
más cercana.
El ceño de Rush se hizo más profundo. —Es a cuarenta minutos. Durante
todo el camino en Fort Walton Beach.
Eso no fue tan malo como me temía.
—Un autobús no es seguro, Blaire. No me gusta la idea de que tomes un
autobús. Deja que te lleve. Por favor. Llegaremos más rápido y es gratis. Puedes
ahorrar tu dinero.
¿Viajar con él? ¿Todo el camino a Sumit y de regreso? ¿Era una buena idea?
—No sé... —Me detuve porque honestamente no lo sabía. Mi corazón no
estaba preparado para Rush.
—Ni siquiera tenemos que hablar... o podemos si lo deseas. Te dejaré elegir
la música y no voy a quejarme.
Si volviera con Rush, entonces Caín no discutiría conmigo. O, de nuevo, tal
vez lo haría. Podría decirle a Rush sobre el embarazo. ¿Pero lo haría? Nunca le
confirmé a Caín que estaba embarazada.
—Sé que no puedes perdonar las mentiras y el daño. No te estoy pidiendo
eso. Tú sabes que lo siento y si pudiera volver atrás y cambiar las cosas, lo haría.
Por favor, Blaire, sólo como un amigo que quiere ayudarte y mantenerte a salvo de
51

los hombres locos que podrían lastimarte en un autobús, déjame llevarte.


Pensé en lo poco probable que era que fuera lastimada en el autobús. Y
Página

luego pensé en el hecho de que ya no sólo tenía que mantenerme a salvo a mí


misma. Tenía otra vida dentro de mí para proteger.
—Está bien. Sí. Me gustaría un viaje.

***
Jace estaba tumbado en el gran sillón de peluche azul que se encontraba en
la sala de Bethy con sus pies apoyados sobre la otomana y Bethy se acurrucó en su
regazo. Yo estaba en el sofá sintiéndome como un experimento científico, ya que
ambos me miraron con confusión.
—¿Así que estás de acuerdo con que Rush te lleve a Sumit mañana para
recoger tus cosas? Me refiero a que no te sientes extraña o... —Bethy se detuvo.
Sería extraño. También afectaría sólo estar cerca de él, pero necesitaba un
aventón. Bethy necesitaba trabajar, no tomarse otro día libre para ayudarme esta
semana. —Él se ofreció. Necesitaba un aventón y le dije que sí.
—¿Y fue así de fácil? ¿Por qué no me lo creo? —se preguntó Bethy.
—Porque ella está dejando de lado las partes donde él rogó y suplicó —dijo
Jace con una sonrisa.
Tiré de la manta hacia arriba sobre mis hombros. Tenía frío. Tenía mucho
frío últimamente, lo que era extraño porque era verano en Florida. —No rogó —le
contesté, sintiendo la urgencia de defender a Rush. Incluso si realmente hubiera
rogado, no era asunto de Jace.
—Sí, claro. Si tú lo dices. —Jace tomó un sorbo del té dulce que Bethy le
había preparado.
—No es asunto nuestro. Déjala en paz, Jace. Tenemos que decidir qué hacer
con el contrato de alquiler de este lugar que termina en una semana.
Yo no estaría aquí mucho tiempo. Le había dicho eso. Mudarme a un
apartamento más caro no era una buena idea. Mi mitad del alquiler no estaría
cubierto después de que me marche y ella se quedaría con la deuda.
Jace besó la mano de Bethy y le sonrió. —Te dije que me encargaría de las
cosas. Si sólo me lo permitieras. —Le guiñó un ojo a ella y volví la cabeza. No
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quería verlos. Rush y yo nunca habíamos sido así. Nuestra relación había sido
corta. Intensa y breve. Me pregunté cómo se habría sentido tener la libertad para
acurrucarme en sus brazos en cualquier momento que quisiera. Para saber que
Página

estaba a salvo y que me amaba. Nunca había tenido esa oportunidad.


—Y yo te dije que no voy a dejar que pagues mi alquiler. Lo siento. Nuevo
plan. Oh, Blaire, ¿por qué no vamos a buscar apartamentos mañana?
Un golpe en la puerta interrumpió antes de que pudiera estar de acuerdo.
Luego Grant abrió la puerta y caminó dentro.
—No puedes entrar en el apartamento de mi chica sin permiso. Podría haber
estado desnuda —espetó Jace a Grant.
Grant rodó los ojos y luego esbozó una sonrisa en mi dirección. —Vi tu auto
aquí, idiota. Cálmate. He venido a ver si puedo convencer a Blaire de dar un paseo
conmigo.
—¿Estás tratando de conseguir que te patee el culo? —preguntó Jace
Grant sonrió y negó con la cabeza antes de mirar de nuevo hacia mí. —
Vamos, Blaire, demos una vuelta y pongámonos al día.
¿Grant había estado involucrado en la mentira? Seguramente se había
enterado. No podía decirle que no. Incluso si lo hubiera sabido, él también fue la
primera persona amable que conocí aquí. Había llenado mi tanque de gasolina. Se
preocupó por mí durmiendo bajo las escaleras. Asentí y me levanté. —Estos dos
necesitan un tiempo a solas, de todos modos —le contesté, mirando hacia atrás a
Bethy. Ella me estudiaba muy de cerca. Le di una sonrisa tranquilizadora y pareció
relajarse.
—No nos dejes por nuestra cuenta. Tenemos que decidir dónde vamos a
vivir en una semana —dijo Bethy mientras yo caminaba hacia la puerta.
—Ustedes pueden hablar de eso más tarde, Beth Ann. Blaire se fue hace casi
un mes. Tienes que compartirla —replicó Grant, abriendo la puerta para que yo
caminara afuera.
—Rush va a enloquecer —gritó Jace justo antes de que Grant cerrara la
puerta amortiguando lo que fuera que Bethy había comenzado a decir.
Bajamos las escaleras en silencio. Una vez que estuvimos en la acera miré a
Grant. —¿Sólo me echabas de menos o hay algo que quieras decirme? —le
pregunté.
Grant sonrió. —Te extrañé. He tenido que aguantar el mal humor de Rush.
Así que créeme, te extrañé un infierno.
53

Me di cuenta por su tono que había querido hacer una broma. Pero pensar
en el malestar de Rush no me hizo sonreír. Simplemente me recordó todo. —Lo
Página

siento —murmuré. No estaba segura de qué más decir.


—Sólo me alegro de que hayas vuelto.
Esperé. Sabía que había algo más que quería decir. Podía sentirlo. Se tomaba
su tiempo y pensé que trataba de decidir exactamente cómo decir lo que fuera que
quería decirme.
—Lo siento por lo que pasó. Cómo sucedió. Y Nan. Puede actuar como la
peor perra del mundo, pero ha tenido una infancia jodida. Eso la traumo o algo así.
Si hubieras vivido con Georgianna como tu madre lo entenderías. Rush era un
niño, así que no resultó tan malo. Pero Nan, maldita sea, su mundo estaba jodido.
No es una excusa, sólo una explicación.
No respondí. No tenía nada que decir a eso. No sentía simpatía alguna por
Nan. Es evidente que los hombres de su vida lo hacían. Debía ser agradable.
—A pesar de todo eso, lo que hizo estuvo mal. Cómo te lo ocultó fue
realmente una mierda. Lamento no haberte dicho nada, pero sinceramente, ni
siquiera era consciente de que tú y Rush tenían algo hasta esa noche en el club
cuando se volvió loco. Sabía que se sentía atraído por ti, pero también lo estaban la
mayoría de los hombres en esta ciudad. Pensé que era el único tipo que no haría un
movimiento contigo debido a su lealtad a Nan... y bueno, lo que representabas
para ellos dos. —Grant se detuvo y me volví para mirar sobre sus hombros.
—Nunca lo había visto así. Nunca. Es como si estuviera vacío. No puedo
llegar a él. No sonríe. Ya ni siquiera finge que disfruta de la vida. Es diferente
desde que te fuiste. A pesar de que no fue honesto y parece que sólo trataba de
proteger a Nan... ustedes dos no tuvieron tiempo suficiente. Nan ha sido su
responsabilidad desde que era un niño. Eso era todo lo que sabía. Luego, entraste
en su mundo y al parecer lo sacudiste de la noche a la mañana. Si hubiera tenido
más tiempo, te lo habría dicho. Sé que él lo hubiera hecho. Pero no lo hizo. No era
justo para él. Se estaba enamorando de esta chica de la que siempre pensó que
había sido la razón de que su hermana estuviera sin un padre. Su sistema de
creencias cambió, pero también era difícil para él adaptarse.
Sólo lo miré fijamente. No porque no estuviera de acuerdo. Yo ya había
comprendido todo esto en mi cabeza. Comprendí lo que decía. El problema era...
que no cambiaba las cosas. Incluso si me lo hubiera estado por decir, no cambiaba
quién era él o quien era Nan. Lo que representan para mí. Los últimos tres años de
mi madre en esta tierra fueron un infierno mientras ellos vivían en sus casas de
54

lujo y saltaban de un evento social a otro. Su creencia en las mentiras que me


habían dicho era la única cosa que no creí poder superar.
Página

—Maldita sea. Probablemente estoy metiendo la pata aún más. Sólo quería
hablar contigo y asegurarme de que sabías que Rush... te necesita. Lo lamenta. Y
creo que nunca te va a superar. Si trata de hablar de ello mañana, por lo menos
escúchalo.
—Lo he perdonado, Grant. Pero no puedo olvidar. Lo que sea que éramos o
podríamos haber sido se ha terminado. Nunca volverá a ser de nuevo. No puedo
permitirlo. Mi corazón no me lo permite. Pero siempre voy a escucharlo. Me
preocupo por él.
Grant dejó escapar un suspiro de cansancio. —Supongo que eso es mejor
que nada.
Eso era todo lo que yo tenía para ofrecer.
55
Página
13
Traducido por ♥...Luisa...♥
Corregido por CrisCras

B
laire salió caminando del apartamento de Bethy sosteniendo dos tazas
de café antes de que yo pudiera salir del coche. Abrí la puerta y salí
del Range Rover. Llevaba el pelo suelto y colgando por su espalda. Me
encantaba ese estilo. Sus pantalones cortos apenas cubrían sus piernas y sería
difícil concentrarme cuando estuviera sentada en mi coche. Se subirían hasta sus
muslos. Alejé mis ojos de sus piernas y me encontré con su mirada fija. Estaba
forzando una sonrisa.
—Te he traído un poco de café ya que saliste de la cama tan temprano por
mí. Sé que despertar temprano no es lo tuyo. —Su voz era suave e insegura
mientras hablaba. Iba a ser mi misión cambiar eso en este viaje por carretera.
Quería que se sintiera cómoda conmigo de nuevo.
—Gracias —le contesté con una sonrisa que esperaba aliviara sus nervios
mientras abría la puerta del lado del pasajero para ella. Había sido incapaz de
dormir desde las tres de la mañana. Me sentía ansioso. Estaba bastante seguro de
que había pasado por dos ollas de café desde entonces. No le confesaría eso, sin
embargo. Ella me trajo café. Una verdadera sonrisa tiró de mis labios mientras
cerraba la puerta y me dirigía de nuevo a mi lado.
56

Sostenía su taza cerca de su boca mientras tomaba pequeños sorbos cuando


la miré. —Si quieres música, prometo que es toda tuya —le recordé. Ella no se
Página

movió, pero una sonrisa levantó las comisuras de sus labios.


—Gracias. Confía en mí, lo recuerdo. Estoy bien en este momento. Puedes
escuchar algo si quieres. Tengo que despertar primero.
No me importa la radio. Sólo quería hablar con ella. Lo que hemos hablado
no ha sido importante. Hablar con ella era todo lo que importaba.
—Entonces, ¿cuál es el plan? ¿Sabe Cain que vamos a buscar tus cosas? —
pregunté.
Se removió en su asiento y me obligué a mantener los ojos en la carretera y
no en sus piernas. —No. Quería explicarle a él y a su abuela, Granny Q, acerca de
esto. También tengo que convencerlo de vender mi camioneta por mí y envíame el
dinero. No regresará aquí de nuevo. Está en mal estado.
Su camioneta era vieja. La idea de que no estuviera dando vueltas en ella era
un alivio. Sin embargo, no me agradaba la idea de ella sin un vehículo. Cómo
demonios se suponía que debía arreglar eso, no lo sabía. Nunca me aceptaría un
coche. Tal vez su camión podía arreglarse y hacerse seguro.
—Puedo tomarlo y llevarlo a revisar mientras tú empacas. Puede que solo
necesite que le hagan un par de cosas.
Ella suspiró. —Gracias, pero no te molestes. Cain ya lo llevó a revisar. Lo
arregló para que yo pudiera llegar a la ciudad, pero dijo que era un arreglo
temporal. Necesita más trabajo de lo que yo puedo pagar.
Aferré el volante con fuerza. La idea de que Cain hubiese estado cuidando
de ella me volvía loco. Odiaba que él hubiese sido quien se encargara de su
camión. Que fuese su familia quienes la ayudaron cuando más lo necesitaba. La
mía le había jodido la vida. No estaba allí para ayudarla cuando llamara
necesitando ayuda.
—¿Así que Cain y tú...? —¿Qué demonios estaba preguntando? ¿Eran qué?
Mierda. No quería escuchar esto.
—Somos amigos, Rush. Lo hemos sido toda nuestra vida. Mis sentimientos
hacia él no han cambiado.
Bajé mis manos del volante y pasé una de mis palmas sudorosas por mis
vaqueros. Maldita sea, ella me volvía loco. Si iba a hacerla sentir cómoda conmigo
de nuevo necesitaba calmarme. Empezaría conmigo no golpeando a Cain cuando
57

lo viera.
Antes de que pudiera decir nada más, Blaire se inclinó hacia delante y
Página

encendió la radio. Encontró una estación de radio country y luego se echó hacia
atrás en su asiento y cerró los ojos. Había presionado demasiado. Fue su manera
educada de pedirme que me callara. Podía darme por aludido.
Treinta minutos de silencio pasaron antes de que mi teléfono sonara. El
nombre de Nan apareció en la pantalla. El maldito iPhone estaba programado para
el coche. Normalmente, esto era útil y hacia que tuviera las manos libres. Pero
tener a Blaire viendo el nombre de Nan no era bueno. No quería un recordatorio.
Mi plan era hacer que este día estuviera libre de recuerdos. Hice clic en ignorar y la
radio empezó a sonar de nuevo.
No miré a Blaire, pero sentí sus ojos sobre mí. Fue muy difícil no
encontrarme con su mirada.
—Podrías haber hablado con ella. Es tu hermana —dijo Blaire tan
suavemente que casi se perdió con la música.
—Lo es. Pero representa cosas en las que no quiero pensar hoy.
Blaire no dejó de mirarme. Tomó toda mi fuerza para seguir casual. Detener
el coche y girarme para enfrentarla y decirle lo importante que era y lo mucho que
la amaba no era lo que necesitaba en estos momentos.
—Estoy mejor, Rush. He tenido tiempo para asimilarlo todo. Veré a Nan en
el club. Estoy preparada para eso. Me estás ayudando hoy. Podrías estar haciendo
otra cosa en vez de decidir tomarte el día para ayudarme. No quiero impedirte
recibir las llamadas telefónicas de personas que te importan. No me voy a romper.
Mierda. Esto era todo en cuanto a dejarlo casual y fácil. Me acerqué a la
orilla de la carretera y detuve el Rover en el arcén. Mantuve mis manos para mí
mismo, pero le di toda mi atención a Blaire. —Decidí tomarme el día de hoy
porque no hay nada que prefiera hacer que estar cerca de ti. Estoy conduciendo
porque soy un hombre desesperado que hará lo que sea que tenga que hace para
pasar tiempo contigo —Perdí el control y extendí la mano para pasar mi pulgar
sobre su mejilla y luego por su sedoso pelo, que me había fascinado desde que
había puesto los ojos en ella—. Haré cualquier cosa. Cualquier cosa, Blaire, sólo
para estar cerca de ti. No puedo pensar en nada más. No puedo concentrarme en
nada. Así que no creas que me estás incomodando. Si me necesitas, estoy ahí. —Me
detuve. Sonaba patético incluso para mis propios oídos. Dejando caer mi mano de
su rostro puse el Rover en marcha y volví a la carretera.
Blaire no dijo nada. No la culpo. Soné como un loco. Probablemente ahora
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estaba asustada de mí. Infiernos, yo lo estaría.


Página
14
Traducido por Mitzi.C
Corregido por Jessi Redondo

Blaire

M
i corazón latía tan fuerte que estaba segura de que él podía
escucharlo. Esto había sido una mala idea. Estar cerca de él era
tan confuso. Era fácil olvidar quien era él. Que me tocara, incluso
si era solo mi cara, me hacía sentir ganas de llorar. Quería más que eso. Lo
extrañaba. Todo sobre él y estaría mintiendo si dijera que la idea de estar tan cerca
de él todo el día no me mantuvo despierta la mayor parte de la noche.
Rush encendió la radio cuando yo no dije nada. Debería decir algo después
de eso, pero ¿qué? ¿Cómo respondo a eso que está causándonos más dolor? Decirle
que lo extraño y lo quiero no haría las cosas más fáciles. Solo sería más duro.
Esta vez, cuando el teléfono sonó, la pantalla del ordenador en su coche
destelló el nombre “Grant.” Rush presionó algún botón y luego recogió su celular.
—Hola —dijo en el teléfono. Por casualidad, miré hacia él ya que su
atención no estaba en mí. Las duras líneas de expresión en su cara me
entristecieron. No las quería ahí.
—Sí. Estamos en camino —respondió al teléfono—. No creo que esa sea una
buena idea. Te llamaré cuando vuelva —Apretó su mandíbula y sabía que lo que
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sea que Grant le decía estaba molestándolo—. Dije que no —gruñó y terminó la
llamada antes de lanzarlo en su portavasos.
Página

—¿Estas bien? —pregunté antes de poder pensar en ello.


Ladeó su cabeza para mirarme. Fue como si estuviera sorprendido de que
yo estuviera hablándole —Uh, sí. Estoy bien —respondió en un tono más calmado,
luego regreso los ojos a la carretera.
Esperé unos minutos, luego decidí decir algo sobre lo que me había dicho. Si
no empezaba a hablar de esto con él, siempre tendríamos este tonto silencio entre
nosotros. Incluso si lo dejara en cuatro meses y nunca lo viera de nuevo… No,
tendría que verlo de nuevo. Tendría que hacerlo, ¿no te parece? ¿Podría nunca
contarle sobre este bebé? Empujé eso al fondo de mi mente. No había ido al doctor
aun. Cruzaría ese puente cuando llegara a él. Incluso si había vomitado otra vez
esta mañana cuando abrí el compactador de basura y me llegó un olorcillo del
pescado frito que Jace arrojó la noche anterior. No era normalmente tan sensible. El
té de jengibre caliente que había estado bebiendo cuando Rush me recogió ayudó a
aliviar mi estómago. Podría fingir que la prueba de embarazo estaba mal o afrontar
la verdad.
—Sobre lo que dijiste, yo, uh, realmente no sabía cómo responder a eso.
Quiero decir, sé lo que siento y deseo que las cosas fueran diferentes, pero no lo
son. Yo quiero que nosotros… quiero que nosotros encontremos una forma de ser
amigos… quiz{. No lo sé. Eso suena tonto. Después de todo —Me detuve porque
mi intento de hablar con él sonaba confuso. ¿Cómo podríamos ser amigos? Así fue
como todo comenzó y aquí estoy yo, enamorada y embarazada de un hombre con
el que no podía construir un futuro.
—Seré lo que sea que tú me permitas ser, Blaire. Solo no me dejes fuera de
nuevo. Por favor.
Asentí. Está bien. Le daría tiempo a esta cosa de amigos. Luego… luego le
diría sobre él bebé. Él huiría como si le persiguiera el diablo o querría ser parte de
la vida de nuestro bebé. De cualquier forma, yo necesitaba tiempo para
prepararme. Porque no dejaría a mi hijo tener algo que ver con esta familia, nunca.
Eso estaba fuera de cuestión. Odiaba a los mentirosos… pero estaba a punto de
volverme una por un tiempo. Esta vez, era yo la que tenía un secreto que ocultar.
—De acuerdo —respondí pero no dije más. Mis ojos estaban volviéndose
pesados y la falta de sueño de la noche anterior y el hecho de que no puedo beber
cafeína para despertarme estaban apoderándose a mí. Cerré mis ojos.
—Tranquila, dulce Blaire. Tienes sueño y un calambre en el cuello si te
duermes así. Recuestaré sobre mí —Un profundo susurro le hizo cosquillas a mi
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oído y me estremecí. Giré hacia él pero estaba tan adormecida que no pude
despertar completamente. Algo suave rozó mis labios y luego caí de nuevo en mis
sueños.
Página

—Necesitas despertar, dormilona. Estoy aquí, pero no tengo idea de dónde


ir —La voz de Rush acompañada de su mano apretando suavemente mi brazo me
despertó. Me froté los ojos y los abrí. Estaba acostada. Miré a Rush y él sonrió—.
No podía dejarte lastimar tu cuello. Además, estabas durmiendo tan profundo que
quise que estuvieras cómoda —Se desabrochó y se inclinó para jugar con un botón
en el lado de mi asiento. Poco a poco se echó para atrás y pude ver el semáforo en
Sumit, Alabama delante de mí.
—Lo siento. Dormí todo el camino. Tuvo que ser un viaje aburrido.
—Tengo el control de la radio, así que no fue un fracaso —respondió Rush
con una sonrisa y luego miró de regreso al semáforo—. ¿A dónde voy desde aquí?
—Derecho hasta que veas el gran cartel de madera que está pintado de rojo
que dice: Productos frescos y leña para la venta y luego gira a la izquierda. Será la
tercera casa a la derecha, pero es sobre un kilómetro y medio por ese camino. La
carretera se volverá grava después de aproximadamente un cuarto de milla —
Rush siguió mis indicaciones y no dijimos mucho. Estaba aún despertando y mi
estómago se sentía mareado. No había comido aun y sabía que ese era el problema.
Tenía las galletas en mi bolso que Bethy me había dado, pero comerlas frente de
Rush era una mala idea. Las galletas eran un regalo importante.
En el momento en el que nos detuvimos en la entrada de la abuela, yo ya
comenzaba a sudar frío. Estaría enferma si no comía algo. Abrí la puerta para salir
antes de que Rush pudiera ver mi rostro. Estaba probablemente verde o pálida por
lo menos.
—¿Quieres que vaya contigo o es mejor si me quedo aquí? —preguntó.
—Oh, um… quiz{ deberías quedarte aquí —respondí. El camión de Cain
estaba aquí, así que eso significaba que probablemente habría tensión. No quería
que Rush y Cain se metieran en más peleas. Tampoco confiaba en Cain para
mantener su boca cerrada sobre la prueba de embarazo. Cerré la puerta del coche y
me dirigí a la casa.
Cain abrió la mosquitera y salió antes de que incluso llegara al último
escalón. Su rostro era una mezcla de preocupación e ira. —¿Por qué está él aquí?
Te trajo a casa, ahora puede irse —gruñó Cain, mirando más allá de mí hacia Rush.
Sí, fue una buena idea de Rush mantenerse en el coche. Mi estómago se enrollo y
61

luché contra las náuseas.


—Porque él me dará un aventón de regreso. Cálmate, Cain. No tienes que
pelear con él. Tú eres mi amigo. Él es mi amigo. Vamos adentro. Necesito recoger
Página

mis cosas.
Cain dio un paso atrás y me dejó pasar, luego me siguió dentro dejando que
el mosquitero se cerrara detrás de él.
—¿Qué quieres decir con que vas a regresar con él? ¿La prueba resulto
positiva? ¿Corriste de regreso a él incluso aunque te rompió el corazón tan fuerte
que llegaste aquí hace tres semanas hecha un lio? Yo cuidaré de ti, Blaire. Sabes
eso.
Levanté mis manos para detenerlo. —Esto no se trata de mi embarazo, Cain.
Él es un amigo que me dio un aventón. Si, fuimos m{s antes… cosas pasaron, pero
ahora no lo somos. No corrí hacia él. Conseguí mi trabajo de vuelta en Rosemary y
viviré con Bethy por un tiempo. Luego iré a algún lugar más y empezare de nuevo.
Yo no me puedo quedar aquí.
—¿Por qué no puedes quedarte aquí? Demonios, Blaire. Me casaré contigo
hoy. Sin hacer preguntas. Te amo. Más que a mi vida. Tienes que saberlo. Metí la
pata cuando éramos más jóvenes y esa cosa con Callie, ella no significa nada. Es
solo una chica con la que paso el rato. Tú eres todo lo que yo quiero. He estado
diciéndote eso por años. Por favor, escúchame —suplicó.
—Cain, detén esto. Eres mi amigo. Lo que nosotros teníamos murió hace
mucho tiempo. Te pillé en el momento en el que le hacías cosas que no deberías a
otra chica. Esa noche todo cambio. Te quiero, pero no estoy enamorada de ti y
nunca lo estaré de nuevo. Necesito hacer las maletas y seguir con mi vida.
Cain golpeó su mano contra la pared. —¡No digas eso! No ha terminado. No
puedes simplemente irte sola. No es seguro —Hizo una pausa—. ¿Estas
embarazada? —preguntó.
No respondí. En su lugar, regresé a la habitación en la que había estado
viviendo mientras estaba aquí y comencé a empacar mi maleta —Lo estás—dijo,
siguiéndome a la habitación.
No respondí. Estaba concentrada en mis cosas. —¿Él lo sabe? ¿El hijo de la
estrella de rock se hará responsable? Está mintiendo, B. El bebé nacerá y huirá. No
será capaz de manejarlo. Un bebé no encaja en su vida. Sabes eso. Infiernos, todo el
mundo lo sabe. Él bien podría ser una estrella de rock. Vi su casa en la playa. No
parece ser alguien que estará ahí cuando las cosas se pongan difíciles. No les
gustan los niños. Puede que yo lo haya jodido, pero no voy a huir. Siempre estaré
62

aquí.
Me di la vuelta. —Él no lo sabe, vale. Ni siquiera estoy segura de si se lo
Página

diré. No quiero a alguien que me cuide. Yo puedo hacer esto. No estoy indefensa.
Empezó a abrir la boca para discutir cuando la abuela entró a la habitación.
No me había dado cuenta de que ella estaba aquí.
—Deja de rogarle, Cain. Has hecho tu cama, hijo, ve a acostarte en ella. Ella
siguió su camino. Su corazón ha seguido adelante. Terminó mostrándonos a todos
que puede ir a la escuela y cuidar a su mamá enferma y de sí misma—Miró de
Cain a mí y una sonrisa triste tocó sus labios—. Me rompe el corazón que tengas
otro obstáculo cuando eres tan joven, sin embargo esta habitación es tuya si lo
necesitas. Pero si decides irte, entonces te deseo lo mejor. Solo quiero que estés
segura —Caminó más y me atrajo en un abrazo—. Te quiero como si fueras mi
propia hora. Siempre lo he hecho—susurró en mi cabello.
Lágrimas picaron mis ojos. —Yo también te amo.
Se apartó e inhaló. —Mantente en contacto —dijo y comenzó a salir, luego
miró de vuelta a mí—. Cada hombre merece saber que tiene un bebé. Incluso si no
será parte de su vida, él necesita saberlo. Mantén eso en mente.
Salió de la habitación dejándonos a Cain y a mí solos de nuevo. Puse lo
último de mis cosas en mi maleta y cerré la cremallera. Agarrando la manija. La
recogí. Mis nauseas se habían vuelto peores. Cubrí mi boca con una mano.
—Mierda, B. no puedes hacer eso. Dámelo. No se supone que carges cosas
pesadas. Ves, no puedes hacer esto. ¿Quién va a asegurarse de cuidarte?
El mejor amigo que he tenido en toda mi vida estaba de vuelta y el chico
loco que pensó que estaba enamorado y listo para sacrificar su vida se había ido.
—Tengo a Bethy. Ella sabe y yo soy cuidadosa. No estaba pensando. Todo
esto es nuevo para mí. Y creo que me voy a enfermar.
—¿Qué puedo hacer? —preguntó con una mirada de pánico en su cara.
—Galletas ayudarían.
Dejó la maleta en el piso y salió corriendo de la habitación para conseguirme
galletas. Regresó en menos de un minuto con una caja de galletas saladas y un
vaso.
—La abuela te escuchó. Ya tenía la caja fuera y un vaso de refresco servido.
Dijo que calmaría tu estómago.
—Gracias —respondí y me senté en la cama para comer la galleta y beber el
63

refresco. Ninguno de los dos hablo. Mis nauseas empezaron a ceder y aprendí de
la experiencia de no comer demasiado. Si comía de más lo vomitaría pronto.
Poniéndome de pie, le entregué la caja y el vaso a Cain.
Página

—Solo déjalo allí. Lo buscare después —Recogió mi malet—. Dame esa caja
también. No puedes cargarla —dijo recogiendo la caja de cosas que ni siquiera
había desempacado. Levanté la última pequeña bolsa en mi brazo y me dirigí a la
puerta sin otra palabra. Lo seguí rezando para que no hiciera algo estúpido cuando
viera a Rush.
Llegamos al mosquitero que da al pórtico y se detuvo. Poniendo la maleta
en el piso, se dio la vuelta para mirarme.
—No tienes que ir con él. Te dije que puedo arreglar esto. Tú me tienes, B.
Siempre me has tenido.
Cain lo decía en serio. Lo podía ver en su cara. Pero yo no. Si necesitaba un
amigo, Cain estaría ahí, pero él no era salvador de nadie. Yo no necesitaba uno, de
todas formas. Me tenía a mí misma. Levanté mi bolsa más arriba de mi hombro y
pensé cuidadosamente como explicarle esto una vez más. Había tratado todo. No
entendería la verdad. Sacara relucir como me falló cuando mi mamá estaba
enferma y yo estaba tan sola solo le lastimaría.
—Necesito hacer esto.
Caín dejó escapar un gruñido de frustración y se pasó una mano por su
cabello. —No confías en mí para cuidarte. Eso me duele —Dejó escapar una risa
derrotada—. Pero entonces, ¿Por qué deberías? Te fallé antes. Con tu mam{… yo
era un chiquillo, B. ¿Cuántas veces tengo que decirte que las cosas son diferentes
ahora? Sé lo que quiero. Yo… Dios, B, yo te quiero. Siempre has sido tú.
Un nudo se formó en mi garganta. No porque lo amaba, si no porque me
preocupaba por él. Cain fue una gran parte de mi vida. Estuvo conmigo desde que
podía recordar. Cerré la distancia entre nosotros y alcancé su mano. —Por favor,
entiende. Esto es algo que tengo que hacer. Tengo que afrontar esto. Déjame ir.
Cain dejó escapar un suspiro cansado. —Siempre estoy dejándote ir, B. me
has pedido eso antes. Sigo intentándolo, pero eso poco a poco está destruyéndome.
Un día me agradecerá por dejarte.
—Lo siento, Cain. Pero necesito irme. Está esperándome.
Cain recogió la maleta y abrió el mosquitero con su hombro. Rush se
apresuró a salir del Rover tan pronto como nos vio. —No le digas nada, Cain —
susurré.
64

Cain asintió y lo seguí por las escaleras. Rush nos encontró en la parte
inferior y me miró. —¿Son todas tus cosas? —preguntó.
Página

—Si —respondí.
Cain no hizo movimiento de darle la maleta y la caja. Un musculo en la
mandíbula de Rush saltó y supe que intentaba ser bueno.
—Dale la maleta, Caín —dije, dándole un codazo en la espalda.
Cain suspiró y le entregó la caja y la maleta a Rush, quien los tomó y se
dirigió hacia el auto.
—Necesitas decirle—murmuró Cain cuando él se dio vuelta para mirarme.
—Lo haré, con el tiempo. Tengo que pensar en ello.
Caín miró más allá de mí hacia mi camión. —¿Dejas tu camión?
—Tenía la esperanza de que puedas sacarlo del taller y ponerle un cartel de
venta. Tal vez consiga mil por él. Luego puedes quedarte con la mitad y enviarme
la otra mitad.
Caín frunció el ceño. —Venderé la camioneta, B, pero no tomaré nada de
dinero. Enviaré todo.
No discutí con él. Necesitaba ser capaz de hacer esto y continuar. —Está
bien, está bien. Pero, ¿podrías darle a la abuela algo de ello, por lo menos? Por
dejarme quedar aquí y todo eso.
Las cejas de Caín se dispararon. —¿Quieres que mi abuela monte su culo a
Rosemary para broncear su piel?
Sonriendo, cerré la distancia entre nosotros y aferrándome a sus hombros
me puse de puntillas y le di un beso en la mejilla. —Gracias por todo —le susurré.
—Puedes volver si me necesitas. Siempre —Su voz se quebró y supe que
tenía que irme. Di un paso atrás y asentí con la cabeza antes de caminar hacia el
Rover.
Rush tenía la puerta abierta del lado del pasajero cuando llegué allí y la
cerró detrás de mí. Vi como miró a Caín antes de ir a su lado. Realmente lo estaba
haciendo. Dejando de lado lo seguro y dando el primer paso para encontrar mi
lugar en el mundo.
65
Página
15
Traducido por Dunadae
Corregido por Carolyn ♥

Rush

P
arecía que ella estaba a punto de llorar y me daba miedo preguntarle
si estaba bien. Mi miedo a que cambiara de idea y se quedara en
Sumit me mantuvo callado hasta que estuvimos seguros fuera de los
límites de la ciudad. Ver sus manos fuertemente enlazadas en su regazo me
molestó. Deseaba que dijera algo.
—¿Estás bien? —le pregunté, incapaz de detenerme. Mi necesidad de
protegerla me superó.
Asintió. —Sí. Es sólo un poco aterrador, supongo. Esta vez, sé que no voy a
volver. También sé que no tengo a un padre esperando para ayudarme. Marcharse
fue más difícil esta vez.
—Me tienes a mí —respondí.
Inclinó su cabeza a un lado y me miró. —Gracias, necesitaba escuchar eso
ahora mismo.
Diablos, lo grabaría para que ella pudiera escucharlo una y otra vez si eso
ayudaba. —Nunca pienses que estás sola.
66

Me dio una débil sonrisa y volvió su atención de nuevo a la carretera. —


Sabes que yo podría conducir si quieres dormir esta vez.
La idea de ser libre para mirarla todo lo que quisiera era tentadora. Pero
Página

esperaría que yo durmiera y no desperdiciaría nada del tiempo que tuviera a su


lado durmiendo. —Estoy bien. Aunque gracias.
Pasé por un establecimiento para autos y conseguí algo para comer mientras
yo conducía de vuelta. Ella había estado durmiendo y no quise molestarla, pero
debía tener hambre.
—Tengo hambre. ¿Qué te apetece? —pregunté, volviendo a la interestatal
que nos llevaría de vuelta a Florida.
—Um… yo… no sé. Sopa quiz{s.
¿Sopa? Esa era una petición extraña. Pero diablos, si quería sopa le
conseguiría sopa.
—Sopa será. Mantendré mis ojos abiertos para encontrar un restaurante que
crea que tiene sopa.
—Si estás hambriento, por favor, sólo para en donde quieras. Puedo
encontrar algo para comer en cualquier lugar. —Sonó nerviosa de nuevo.
—Blaire, te voy a conseguir sopa —repetí, observándola. Me aseguré de
sonreír para que supiera que quería conseguirle su sopa.
—Gracias —dijo y se estudió las manos que estaban en su regazo otra vez.
No hablamos por un rato, pero se sentía bien el solo tenerla en el coche
conmigo. No quería que sintiera que tenía que hablar.
Señalé el primer establecimiento con menú. —Parece que allí hay buenas
opciones. Escoge un lugar —le dije.
Se encogió de hombros. —No importa. Si quieres seguir en carretera puedo
comer algo en el coche.
Quería alargar este día tanto como pudiera. —Vamos a conseguirte sopa.
Una risita me sobresaltó y la miré para verla realmente sonriendo. Hacerla
hacer eso más seguido era mi nueva meta.

***

Blaire estaba dormida de nuevo cuando entramos en el garaje del


67

apartamento de Bethy tarde esa noche. Cuidadosamente, mantuve nuestra


conversación sencilla. Después de un rato, se instaló un cómodo silencio y luego se
Página

quedó dormida.
Aparqué el Rover y me recosté, mirándola. Le había lanzado miradas para
verla durmiendo un millón de veces de camino a casa. Sólo por unos minutos
quería la libertad de observarla dormir. Los círculos oscuros bajo sus ojos me
preocupaban. ¿No dormía lo suficiente? Bethy podría saberlo. Podía hablar de eso
con ella. Preguntarle a Blaire algo como eso ahora mismo probablemente no sería
muy inteligente.
Un suave golpe en la ventana llevó mi atención de Blaire a Jace, quien estaba
de pie fuera del coche con una mirada divertida en la cara. Abrí la puerta y salí
antes que la despertara. Yo quería despertarla y no quería audiencia cuando lo
hiciera.
—¿Planeas despertarla o estás considerando el secuestro? —preguntó Jace.
—Cállate, idiota.
Rió entre dientes. —Bethy está esperando a que lleguen y poder escuchar
todo sobre el viaje. Te ayudaré con sus cosas si la despiertas y la llevas dentro.
—Está cansada. Bethy puede esperar hasta mañana. —No quería que
despertara para estar con la entrometida de Bethy. Obviamente, ella necesitaba
más horas de sueño y más comida. Apenas tocó su sopa antes. Intenté alimentarla
de nuevo pero dijo que no tenía hambre. Eso tenía que cambiar. Era como esos
jodidos sándwiches de mantequilla de maní otra vez.
—Entonces, dile eso a Bethy —respondió Jace mientras yo ponía la caja en
sus manos y sacaba la maleta de la parte trasera.
—Yo llevo la maleta, tú lleva la caja dentro y la despertaré.
—¿Momento privado? —Jace sonrió y empujé la caja en sus manos un poco
demasiado fuerte. Lo hice tropezar y cacarear de la risa.
Lo ignoré y caminé hacia el asiento del pasajero. Despertarla y permitirle
que se fuera no era exactamente lo que quería hacer. Me inquietaba. ¿Qué pasaba si
esto era todo? ¿Qué si Blaire nunca me dejaba acercarme a ella así de nuevo? No.
No podía dejar que eso pasara. Lo haría despacio, pero me aseguraría de que este
no fuera nuestro final. Aunque con haberla tenido todo el día iba a ser realmente
difícil volver a la normalidad.
Le quité el cinturón. Apenas se movió. Un mechón de pelo había caído en su
cara, así que cedí a la tentación de tocarlo. Lo coloqué detrás de su oreja. Ella era
tan jodidamente hermosa. Yo nunca podría superar lo nuestro. No era posible.
68

Tenía que encontrar la manera de que volviera conmigo. Ayudarla a sanar.


Abrió los ojos y nuestras miradas se quedaron fijas.
Página

—Estamos aquí —susurré, sin querer sobresaltarla.


Se sentó y me sonrió tímidamente. —Lo siento, me quedé dormida de
nuevo.
—Necesitabas un descanso. No me importó. —Quería quedarme allí y
mantenerla en mi coche, pero no podía hacer eso. Me aparté para que pudiera salir.
Tenía justo en la punta de la lengua el preguntarle si podría verla mañana. Pero no
lo hice. No estaba lista para eso. Tenía que darle espacio—. Te veré por ahí —dije,
y su sonrisa vaciló.
—Bien, uh, sí, nos vemos. Y gracias de nuevo por ayudarme hoy. Te pagaré
la gasolina.
Como el infierno. —No, no lo harás. No quiero tu dinero. Me hizo feliz
ayudarte.
Empezó a decir algo pero cerró bruscamente la boca. Con un gesto tenso se
dio la vuelta y fue hacia el apartamento.
69
Página
16
Traducido por Annabelle
Corregido por val_mar

Blaire

E
l primer día de vuelta al trabajo Woods me asignó el comedor. En los
turnos de desayunos y almuerzos. No era bueno. Me encontraba
afuera de la cocina, preparándome mentalmente para no pensar en el
olor. Me había despertado un poco mareada y me obligué a comer un par de
galletas saladas y algo de té de jengibre, pero eso era todo lo que podía manejar.
En el momento en que entrara a la cocina, el olor me golpearía. El tocino…
oh ,Dios, el tocino…
—¿Sabes, dulzura? Tienes que entrar para poder trabajar —dijo Jimmy
detrás de mí. Me giré, sobresaltada por mi batalla interna, para verlo sonriéndome
con una mueca divertida—. Los cocineros no son tan malos. Te acostumbrarás al
griterío en un dos por tres. Además, la última vez los tenías enamorados a todos,
babeando detrás de tus pies.
Forcé una sonrisa. —Tienes razón. Puedo hacer esto. Es solo que, no estoy
preparada para que la gente me haga preguntas, supongo. —No era exactamente la
verdad, pero tampoco era mentira.
Jimmy abrió la puerta y el olor me pegó de golpe. Huevos, tocino,
70

salchichas, grasa. Oh, no. Mi cuerpo comenzó a sudar frío y mi estómago se


revolvió. —Yo, uh, necesito usar el baño primero —expliqué y me dirigí hacia el
baño de empleados tan rápido como pude sin salir corriendo. Eso solo se vería aún
Página

más sospechoso.
Cerré la puerta detrás de mí y puse el cerrojo para luego caer de rodillas
sobre el frío azulejo. Agarré el inodoro mientras devolvía todo lo que había comido
anoche y esta mañana.
Varias arcadas después, me levanté sintiéndome débil. Mojé una toalla de
papel para limpiarme. Mi camisa blanca se encontraba toda pegada a mi cuerpo
luego del ataque de sudor que se había apoderado de mí. Necesitaba cambiarme.
Me enjuague la boca con el enjuague bucal que estaba sobre el mesón y
enderecé mi blusa lo mejor que pude. Quizá nadie lo notase. Podía hacer esto.
Simplemente sostendría el aliento mientras estuviese en la cocina. Eso funcionará.
Tomaré aire profundamente cada vez que tuviera que entrar. Tenía que resolver
esto.
Cuando abrí la puerta, mi mirada se encontró con la de Woods. Se
encontraba apoyado contra la pared frente al baño, con los brazos cruzados sobre
su pecho, observándome. Iba tarde.
—Lo lamento. Sé que voy tarde. Sólo necesitaba un momento antes de
comenzar. Prometo que no volverá a suceder. Me quedaré hasta tarde para
compensarlo.
—A mi oficina. Ahora —interrumpió y se giró para dirigirse por el pasillo.
Mi corazón se aceleró, y lo seguí rápidamente. No quería que Woods
estuviera enojado conmigo. Este trabajo había sido mi solución para los próximos
meses. En verdad no quería irme ahora que me había convencido a mi misma de
quedarme aquí y descifrar lo que iba a hacer. Aún no.
Woods me abrió la puerta y entré.
—En verdad lo siento mucho. Por favor, no me despidas todavía. Yo sólo…
—No voy a despedirte. —Woods me interrumpió.
Oh…
—¿Has ido a ver a un doctor? Asumo que es de Rush. ¿Lo sabe? Porque si es
así y estás aquí trabajando para mí en esta condición, personalmente iré a romperle
el jodido cuello.
71

Lo sabía. Oh no, oh no, oh no. Sacudí la cabeza frenéticamente. Tenía que


detener esto. Woods no podía saberlo. Nadie más que Bethy debía saberlo. —No sé
de qué estás hablando.
Página

Woods alzó una ceja. —¿En serio? —La incredulidad en su voz era
desconcertante. No iba a creerse la mentira. Pero yo tenía un bebé que proteger.
—No lo sabe. —La verdad salió de mi boca antes de poder detenerla—. Y
aún no quiero que lo sepa. Necesito encontrar alguna manera de hacer esto por mi
cuenta. Ambos sabemos que Rush no quiere esto. Su familia lo odiaría. No puedo
permitir que mi bebé sea odiado por nadie. Por favor, compréndeme —supliqué.
Woods murmuró una maldición y pasó sus manos a través de su cabello. —
Merece saberlo, Blaire.
Sí, así era. Pero cuando este bebé fue concebido, no sabía cuán manchados
estaban nuestros mundos. Lo imposible que sería para nosotros tener una relación.
—Ellos me odian. Odian a mi mamá. No puedo. Sólo, por favor, dame tiempo para
demostrar que puedo hacerlo sin ninguna ayuda. Eventualmente se lo contaré,
pero necesito estar estable y preparada para irme luego de hacerlo. Esta vez, lo que
yo o él queramos no es prioridad. Voy a hacer lo que es mejor para este bebé.
El ceño de Woods se pronunció. Nos quedamos en silencio por algunos
minutos.
—No me parece, pero tampoco me corresponde decírselo. Ve a cambiarte y
anda a ver a Darla. Hoy puedes hacer las rondas en el auto. Hazme saber cuando el
olor de la cocina no sea tanto problema.
Quería lanzar mis brazos a su alrededor y abrazarlo. No me iba a obligar a
contárselo a nadie y me daba la oportunidad de salir del turno en la cocina. Solía
amar el tocino, pero ahora… Simplemente no podía lidiar con él. —Gracias. En la
cena no es tan malo. Sólo es en las mañanas y a veces a los mediodías.
—Copiado. Sólo te pondré en el comedor para los turnos de las tardes. Esta
semana sólo trabajaras en las rondas. Pero no pases demasiado calor. Mantén algo
de hielo y eso para refrescarte. ¿Puedo decirle a Darla?
—No —respondí incluso antes de que pudiera terminar la pregunta—. No
puede saberlo. Nadie puede enterarse. Por favor.
Woods suspiró y luego asintió. —De acuerdo. Mantendré tu secreto. Pero si
necesitas cualquier cosa, es mejor que me lo digas… si no quieres que Rush se
entere.
—Está bien. Gracias.
Woods me dio una sonrisa tensa. —Te veré más tarde, entonces.
72

Y me permitió irme.
Página

***

El horario para el resto de la semana me tuvo trabajando en el carro de las


bebidas. Dentro de más o menos una semana habría un torneo, y tendría que
trabajar todo el día. No podía estar más feliz al respecto. El dinero sería genial. Y
aunque el calor era intenso al estar en el campo de golf todo el día, era mucho
mejor que estar en el aire acondicionado con olor a tocino o cualquier otra carne
grasienta para luego salir corriendo a vomitar.
Progresivamente, el club había adoptado más demanda desde que me fui.
Según Darla, los miembros que sólo venían durante las vacaciones de verano,
ahora todos eran residentes. Bethy y yo teníamos que conducir dos autos para
poder mantener a todos hidratados. Woods casi nunca estaba en el campo, así que
no tenía que inquietarme por su mirada preocupada. Estaba ocupado trabajando.
Jace le había dicho a Bethy que Woods intentaba demostrarle a su papá que estaba
listo para un ascenso.
Luego de abastecer el carro por tercera vez hoy, me dirigí de nuevo al
primer hoyo para mi siguiente ronda. Reconocí de inmediato la parte trasera de la
cabeza de Grant. Se encontraba jugando con… Nan. Sabía que este día llegaría,
pero no me encontraba preparada para ello. Bien podría saltarme este hoyo, y
hacer que Bethy los atendiera en su próxima ronda, pero eso sólo retrasaría lo
inevitable.
Estacioné el carro y Grant se giró en mi dirección. Lucía como si estuviese en
medio de una muy seria conversación con Nan. El ceño frustrado sobre su frente
no era para nada reconfortante. Sonrió, pero pude notar que era forzado.
—Estamos bien, Blaire. Puedes ir directo al siguiente hoyo —dijo Grant. La
cabeza de Nan saltó de pronto al oír mi nombre, y la mueca de odio en su rostro
me hizo poner el auto en reversa. Tal vez mis primeros instintos habían estado en
lo correcto. No debí haberme detenido.
—Espera. Quiero algo. —Al escuchar la voz de Rush, mi corazón dio un
pequeño saltito que sólo él era capaz de provocar. Giré mi rostro hacia el sonido de
su voz para verlo trotar hacia mí con un par de pantaloncillos azul claro y un polo
blanco. Nunca dejaba de sorprenderme que siempre luciera tan ridículamente bien
en un conjunto tan estirado. Los chicos en Alabama jamás se vestirían de esta
73

manera, sin importar la ocasión. Jugaban golf en sus vaqueros, gorras de béisbol y
cualquier camisa con suerte o de franela que hayan sacado de la secadora ese día.
Pero Rush los lucía como algo tan sexy que te aguaba la boca.
Página

—Necesito una bebida —dijo con una sonrisa al llegar a mi auto. Se detuvo
justo frente a mí. No lo había visto en un par de días. No desde nuestro viaje.
—¿Lo usual? —pregunté al salir del carro, sólo para estar aún más cerca de
él. No se apartó, y nuestros pechos casi se tocaban. Subí la mirada hacia él.
—Sí. Eso sería genial —respondió, pero no se movió. También mantuvo su
mirada pegada a la mía. Uno de nosotros tendrá que moverse y acabar con este
concurso de miradas. Sabía que debía ser yo. No podía permitir que creyera que
las cosas habían cambiado.
Pasé a su lado y caminé hasta la parte trasera del carro para buscarle una
Corona. Me incliné para sacar una del hielo y lo sentí moverse detrás de mí.
Demonios. No me lo estaba poniendo sencillo.
Enderezándome, no miré hacia atrás ni me giré. Estaba demasiado cerca. —
¿Qué estás haciendo? —pregunté en voz baja. No quería que ni Grant ni Nan nos
escucharan.
—Te extraño. —Fue su respuesta.
Cerrando con fuerza los ojos, tomé aire profundamente e intenté calmar el
frenesí al que estaba enviando a mi corazón. También lo extrañaba. Pero eso no
hacía que la verdad cambiara.
Decirle que lo extrañaba no era astuto. No necesitaba que comenzara a creer
que las cosas podían volver a ser como antes.
—Toma tu bebida y vámonos —soltó Nan detrás de él. Fue suficiente para
hacer que me moviera. No me encontraba de humor para aguantarme los ataques
verbales de Nan. Hoy no.
—Apártate, Nan —gruñó Rush, y le tendí la Corona para luego caminar
rápidamente hasta el lado del conductor—. Blaire, espera —dijo Rush,
siguiéndome una vez más.
—No hagas esto —supliqué—. No puedo lidiar con ella.
Contrajo su rostro en una mueca y luego asintió antes de apartarse. Aparté
mi mirada de él y puse el auto en reversa. Sin mirar atrás, me dirigí al siguiente
hoyo.
74
Página
17
Traducido por Buty Maddox
Corregido por Clau ^.^

Rush
¿ No recuerdas lo que te pedí el otro día, Nan? —gruñí una vez que
Blaire y su carro se perdieron de vista.
—Te veías tan patético. Intenté ayudarte a no parecer un perdedor
enamorado.
Me di la vuelta y me dirigí hacia ella. Ella me estaba presionando. Nunca
sentí el consumidor enojo que la mayoría de los hermanos tienen de dañar
físicamente a sus hermanas cuando éramos niños. Pero en este momento lo estaba
experimentando.
Grant se puso delante de mí, poniendo una barrera entre nosotros.
—Guau. Necesitas retroceder y calmarte.
Cambié mi mirada de Nan a Grant. ¿Qué demonios estaba haciendo?
Odiaba Nan. —Muévete. Esto es entre mi hermana y yo —le recordé. Nunca la
había reclamado antes. Incluso cuando su padre se había casado con mi madre, se
aseguró de que todos supiéramos que él odiaba Nan. Jamás hubo una conexión
remota de hermanos entre los dos.
75

—Y tendrás que pasar sobre mí para llegar a tu hermana —respondió Grant


dando un paso hacia mí—. Porque ahora mismo no estás pensando en los
Página

sentimientos de nadie sino en los de Blaire. ¿Recuerdas cómo afecta la presencia de


Blaire a Nan? Ya lo sabes.
¡Qué mierda! ¿Estaba alucinando? ¿Desde cuándo Grant comenzó a
defender Nan? —Sé exactamente cómo afecta Blaire a Nan. Pero esto no es culpa
de Blaire. Nan ha odiado a la persona equivocada durante tanto jodido tiempo que
no lo puede superar. ¿Qué demonios está mal contigo, de todos modos? ¡Ya lo
sabías! Tú fuiste quien defendió a Blaire cuando apareció por primera vez aquí.
Nunca creyeron que esto era culpa de ella. Sabías de su inocencia desde el
principio.
Grant se movió incómodo y luego volvió a mirar a Nan, cuyos ojos se
habían abierto tan redondos como platos. —Te has concentrado en ella siempre.
Toda su vida la has protegido. Ella confió en ti. Entonces, tú vas y la olvidas y
centras toda tu atención en Blaire y esperas que Nan esté bien. Puede que ella sea
un adulto, pero ha sido tan dependiente en ti toda su vida que no sabe vivir de otra
manera. Si no estuvieras tan concentrado en conseguir que Blaire vuelva verías
esto.
Empujé Grant fuera de mi camino y me encontré con la mi hermana. No
necesitaba este sermón de él, incluso si había algo de verdad en ello. En el fondo,
me complacía que estos dos finalmente hubieran encontrado un terreno común.
Quizás Grant se preocupaba por ella después de todo. Habíamos vivido en la
misma casa desde hace años. Habíamos sido descuidados juntos.
—Te amo, Nan. Tú lo sabes. Pero no puedes pedirme que elija. No es justo.
Nan puso ambas manos en las caderas. Era su posición desafiante. —No se
puede amar a dos. Nunca voy a aceptarla. ¡Ella me señaló con una pistola, Rush!
Tú la viste. Está loca. Iba a matarme. ¿Cómo puedes amarla y amarme a mí? Eso no
tiene sentido.
—Nunca te habría disparado. También le apuntó a Grant. Se puso encima
de él. Y sí que yo puedo amar a las dos. Te quiero de otra manera.
Nan desvió la mirada hacia Grant y le dio una sonrisa triste. Eso era aún
más extraño. —Él no me escucha, Grant. Me doy por vencida. Él escogió su amor
por ella sobre mí y mis sentimientos.
—Nan, sólo escúchalo. Vamos. Tiene razón —Le dijo Grant en un tono
suave que nunca le había oído usar con ella. Me sentía en la zona desconocida.
Nan pisoteó su pie. —No. La odio. No puedo soportar mirarla. Le está
76

haciendo daño ahora y la odio más por eso —gritó Nan. Miré a mí alrededor para
ver si alguien la había oído y vi a Woods caminando hacia nosotros. Mierda.
Página

Grant dio media vuelta y siguió mi mirada. —Ah, diablos —murmuró.


Woods se detuvo frente a nosotros y miró a Nan, Grant y luego a mí. —Ya
oí lo suficiente para saber lo que trata esta conversación —dijo, manteniendo su
enfoque bloqueado en mí—. Déjame hacer esto más claro para mí. Todos hemos
sido amigos la mayoría de nuestras vidas. Conozco la dinámica de su familia—
Desvió la mirada hacia Nan con un gruñido de disgusto y luego de vuelta a mí—.
Si alguien tiene un problema con Blaire, entonces también lo tienen conmigo. Ella
trabaja aquí. Puede que a ninguno de los tres les gusta, pero a mí personalmente
me importa un carajo. Así que superarlo. Ella no necesita está mierda.
Tranquilícense. ¿Estamos entendidos?
Lo estudié. ¿Qué quiso decir y por qué estaba actuando como protector de
Blaire? No me gustó. Mi sangre comenzó a hervir y empuñe mis manos a mis
costados. ¿Él pensaba que podía hacer su movimiento ahora? ¿Aprovecharse ahora
que ella era débil y ser el héroe? Diablos, no. Eso no sucederá. Blaire era mía.
Woods no esperó una respuesta. Se alejó en su lugar.
—Parece que tienes competencia —dijo Nan arrastrando las palabras.
Grant se acercó a ella y la puso detrás de él otra vez. —Ya es suficiente, Nan
—susurró y luego me miró.
Terminé con esto. No podía hacer frente a los dos en estos momentos. Lancé
mi cerveza y fui tras de Woods.
O bien me oyó o sintió la ira saliendo en ondas de mí, porque se detuvo
justo antes de llegar a la casa club y se dio vuelta para mirarme. Una de sus cejas se
alzó como si la situación le fuera divertida. Eso me molestó más.
—Los dos queremos lo mismo. ¿Por qué no tomas unas cuantas
respiraciones profundas y te calmas? —dijo Woods cuando cruzó los brazos sobre
el pecho.
—Aléjate de ella. ¿Me oyes? Retrocede. Blaire me ama, ella está confundida
y herida. Ella también es muy vulnerable. Con la ayuda de Dios, incluso si tú
piensas aprovecharte de su actual estado, voy a acabar contigo.
Woods, inclinó la cabeza hacia un lado y frunció el ceño. No parecía
afectado de mi advertencia. Tal vez debería ser más claro. —Sé que la amas. Yo
nunca te he visto actuar de esta forma en tu vida. Lo entiendo. Pero Nan la odia. Si
te gusta Blaire, entonces protégela del veneno que gotea en los colmillos de tu
hermana. O yo lo haré.
77

Sentí si me hubiera abofeteado en la cara. Antes de que pudiera responder,


él abrió la puerta y entró. Me quedé mirando la puerta cerrada durante varios
Página

minutos antes de continuar. Iba a perder a una de ellos. Amaba a mi hermana, pero
con el tiempo ella me perdonaría. Yo podría perder a Blaire para siempre. No iba a
permitir que eso ocurra.
18
Traducido por Majo_Smile ♥
Corregido por Noelia051282

Blaire

B
ethy se acercó y me apretó la mano. Estaba de pie a mi lado mientras
me sentaba sobre la mesa del doctor, esperando. Había orinado en
una taza y ahora esperamos a conocer los resultados oficiales. Mi
corazón latía. Había una pequeña posibilidad de que no pudiera estar embarazada.
Lo había googleado anoche. Las pruebas de embarazo caseras podrían haber
estado equivocadas y podría haberme estado enfermando porque mi cabeza
pensaba que estaba embarazada.
La puerta se abrió y una enfermera caminó dentro, sonriendo mientras
miraba de Bethy a mí.
—Felicitaciones. Es positivo. Estás embarazada.
Bethy apretó mi mano con más fuerza. Ya lo sabía, pero en el fondo, el sólo
oír a la enfermera decirlo lo hacía más real. No iba a llorar. Mi bebé no tenía por
qué saber que lloré cuando me enteré de que estaba embarazada. Quiero que él o
ella se sintiera amado siempre. Esto no era algo malo. Nunca podría ser una mala
cosa. Yo necesitaba familia. Pronto tendría una nueva. Alguien que me amara
incondicionalmente.
78

—El médico vendrá a comprobar tu estado dentro de unos minutos.


Tenemos que hacer un análisis de sangre también. ¿Ha experimentado algún
calambre o sangrado?
Página

—No. Sólo nauseas. Los olores me hacen vomitar —le expliqué.


La enfermera asintió y escribió eso en su portapapeles.
—Tal vez no lo desees, pero eso es una buena señal. Estar enferma es bueno.
Bethy resopló.
—No la has visto vaciar todo. No hay nada bueno en ello.
La enfermera sonrió.
—Sí, recuerdo aquellos días. No es divertido —Cambió su mirada hacia
mí—. ¿El padre estará involucrado?
¿Lo estaría? ¿Podría decirle? Negué con la cabeza.
—No, no creo que lo estará.
Me dio una sonrisa triste mientras asentía con la cabeza e hizo otra nota en
su portapapeles, me dijo que veía esto muy a menudo.
—¿Utilizabas alguna forma de control de la natalidad al concebir? ¿La
píldora tal vez? —preguntó la enfermera.
No miré a Bethy. Quizá no la quiero aquí después de todo. Negué con la
cabeza.
La enfermera alzó las cejas.
—¿Nada? —preguntó ella.
—No, nada. Me refiero a que utilizamos condón un par ocasiones, pero
hubo un par de veces que no lo hicimos. Lo sacó fuera una vez... pero una vez no
lo hizo.
Bethy se tensó a mi lado. Sabía lo que estaba pensando. ¿Cómo pude haber
sido tan estúpida?
La enfermera asintió.
—Está bien. El médico vendrá en breve —dijo ella y salió de la habitación.
Bethy tiró de mi brazo haciendo que la mirase.
—¿Él no usó un condón? ¿Está loco? ¡Maldita sea! Tendría que haber
pensado en preguntarte si estabas embarazada. Qué idiota. Aquí estoy yo,
sintiendo pena porque no sabe que va a ser papá, y él no usó un maldito condón.
Tendría que haber estado en contacto contigo dentro de cuatro semanas para
79

asegurarse de que no estuvieras embarazada. Qué idiota.


Bethy se paseaba delante de mí ahora. Sólo la miré. ¿Qué digo de esto? Yo
Página

estaba igual de equivocada en esta situación. Fui la primera en desnudarse, subirse


encima de él y follarlo hasta el cansancio. Era un hombre y la última cosa en su
mente había sido detenerse para ponerse un condón. No le había dado mucho
tiempo para pensar. Pero compartir los detalles con Bethy de mí vida sexual con
Rush no iba a suceder. Así que mantuve la boca cerrada.
—Se merece esto. Él debería preguntarte si hubo consecuencias. No le digas
al idiota. Si cree que puede usar esa cosa y no poner una protección sobre él,
entonces que viva en la ignorancia. Yo estaré aquí para ti. Tú y yo. Podemos con
ello. —Bethy parecía dispuesta a conquistar el mundo en este momento. Eso me
hizo sonreír. No estaría en Rosemary cuando el bebé naciera. Ojalá pudiera estarlo.
Quería que mi bebé tuviera a alguien que lo ame. Bethy sería una excelente tía. La
idea me entristeció. Mi sonrisa desapareció.
—Lo siento. No era mi intención molestarte —dijo Bethy, dejando caer las
manos de su cintura con una mirada de preocupación en su rostro.
—No. No lo hiciste. Sólo deseo... Sólo deseo que no tuviera que irme. Quiero
que mi bebé te conozca.
Bethy se acercó y envolvió sus brazos alrededor de mis hombros apretando.
—Tú me dirás dónde vives y voy a visitarlos todo el tiempo. O bien, podrías
quedarte a vivir conmigo. Cuando el bebé nazca, Rush está destinado a
desaparecer. No se queda en Rosemary pasado el verano. Tendremos el tiempo
necesarios para que ustedes se acomoden en la vida antes de que él vuelva. Sólo
piensa en ello. No te preocupes por nada en estos momentos.
¿Rush se marcharía? ¿Se daría por vencido conmigo y dejaría Rosemary? ¿O
se quedaría? Mi corazón dolía de pensar en él alejándose de mí. Por mucho que
supiera que no iba a funcionar, quería que él luchara por mí. Quería que
encontrara una manera de que pudiéramos estar juntos, aunque yo sabía que era
imposible.

***

Dos horas más tarde, estábamos de regreso en el apartamento de Bethy y


tenía vitaminas prenatales y varios folletos sobre tener un embarazo saludable. Los
escondí en mi maleta. Necesitaba un baño caliente y una siesta.
80

Bethy golpeó una vez en la puerta del baño y entró. Estaba sosteniendo su
teléfono en una mano y sonriendo como una idiota.
—No vas a creer esto —Hizo una pausa y sacudió la cabeza como si
Página

estuviera todavía incrédul—. Woods acaba de llamar. Dijo que el condominio es


nuestro por el mismo precio que estoy pagando ahora en este apartamento. Dijo
que es una gratificación de trabajo, ya que tener dos de sus empleadas sobre el
terreno del club será de utilidad. También que ambas estaríamos sin trabajo si
tratamos de rechazar su oferta.
Me hundí en el asiento cerrado del inodoro y miré fijamente hacia ella. Él
hacía esto porque estaba embarazada. Era su manera de ayudarme. Quería gritarle
y abrazarlo del cuello todo al mismo tiempo. Las lágrimas picaron mis ojos.
—¿Todavía está en el teléfono? —pregunté cuando me di cuenta de que
Bethy seguía sosteniéndolo cerca de su oído.
—No, es Jace. Dijo que esto tiene que ver contigo. Tú no estás como...
saliendo con él o algo, ¿cierto? —preguntó lentamente. Eso debió haber sido la
pregunta de Jace. Ella lo estaba repitiendo, como si no lo creyera incluso mientras
lo decía.
—¿Puedes silenciar el teléfono? —pregunté en voz baja.
Sus ojos se agrandaron y asintió. Una vez que lo silenció, me miró como si
no me reconociera. ¿Qué pensaba? ¿Que estaba engañando a Woods mientras
estaba embarazada con el bebé de Rush? No puede ser.
—Bethy, él sabe. Woods lo sabe.
La comprensión cayó sobre ella y su boca se abrió.
—¿Cómo? —Preguntó.
—Me puso en el turno de la mañana en el comedor. La cocina... olía a tocino.
Bethy hizo un gran "O" con la boca y asintió. Lo entendía. Levantó la mano y
activo su teléfono.
—No ocurre nada con Woods y Blaire. Es su amigo y quiere ayudarla. Eso
es todo.
Bethy rodó sus ojos por algo que dijo Jace, lo llamó loco y colgó.
—Está bien, así que él sabe que estás embarazada de Rush ¿y aún así nos
está dando un condominio baratísimo? Esto es lo mejor del mundo. Espera a ver
este lugar. ¡Si nos permite quedarnos después de que el bebé nazca, tu habitación
es lo suficientemente grande para una cuna! Es perfecto.
81

No podía pensar tan lejos. Ahora sólo falta ir a buscar a Woods y hablar con
él. Si realmente me marchaba en cuatro meses, no quería que este acuerdo
Página

desapareciera para Bethy. Tenía que asegurar eso antes de que ella se emocionara
demasiado.
19
Traducido por loveandheartts.
Corregido por Chio

Rush

J
ace llamó para decirme que las chicas se estaban mudando al
departamento en la propiedad del club hoy. No la había visto desde el
incidente en el campo de golf. No por falta de intentos. Intenté ponerme
en su trayectoria en el club varias veces y nunca funcionó. Incluso pasé ayer y ya se
había ido. Darla había dicho que ella y Bethy estaban fuera del trabajo, así que
asumí que se habían ido a hacer algo juntas.
Me detuve en el departamento de Bethy y al instante noté el coche de
Woods. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí? Abrí la puerta de golpe y me dirigí
hacia la entrada cuando oí la voz de Blaire. Dándome la vuelta, caminé hacia el
auto de Woods, hasta que lo vi apoyado en la pared del estacionamiento a su lado
y escuchaba a Blaire con una sonrisa en su cara. Una que estaba a punto de
borrarle.
—Si estas seguro, entonces gracias —dijo Blaire en voz baja, como si no
quisiera que nadie más la escuchara.
—De acuerdo —respondió Woods mientras sus ojos se alzaban para
encontrarse con los míos. La sonrisa en su rostro desapareció.
82

Blaire volvió la cabeza para mirar sobre su hombro. La sorpresa en su cara


mientras sus ojos encontraban a los míos dolió. Tal vez no debería estará aquí
ahora. No quería perder la cordura y asustarla con mis celos, pero estaba bastante
Página

cerca de entrar en una rabia ciega. ¿Por qué estaban hablando solos? ¿Sobre que estaba
él de acuerdo?
—¿Rush? —dijo Blaire, alejándose de Woods y acercándose a mi—. ¿Qué
estas haciendo aquí?
Woods se echo a reír y sacudió la cabeza, luego abrió la puerta del auto. —
Estoy seguro de que vino a ayudar. Me iré antes de que me pulverice con esa fea
mirada.
Se iría. Bien.
—¿Viniste a ayudarnos con la mudanza? —preguntó, mirándome con
atención.
—Si, a eso vine —le contesté. La tensión me abandonó mientras el BMW de
Woods volvía a la vida y se iba.
—¿Cómo te enteraste que nos estábamos mudando?
—Jace me llamó —le respondí.
Movió los pies con nerviosismo. Odiaba ponerla nerviosa.
—Quería ayudar, Blaire. Lamento lo de Nan el otro día. He hablado con ella.
No sera...
—No te preocupes por eso. No te tienes que disculpar por ella. No estoy en
contra tuyo. Lo entiendo.
No, no lo hacía. Podía verlo en sus ojos que no lo entendía. Me incliné y
tomé su mano. Sólo necesitaba tocarla de alguna manera. Tembló mientras mis
dedos rozaron su palma. Sus dientes mordieron su labio inferior de la misma
manera en la que yo quería morderlo.
—Blaire —dije y me detuve porque no estaba seguro de que más decir. La
verdad era demasiado ahora mismo.
Levantó los ojos de nuestras manos y pude ver el deseo en ellos. ¿En serio?
¿Estaba soñando, inventando esto, o ella... realmente lo quería? Deslicé un dedo
por su palma y acaricié la parte inferior de su muñeca. Se estremeció de nuevo.
Mierda. Mis caricias le afectaban. Di un paso cerca de ella y pasé la mano
lentamente por su brazo. Esperaba que me empujara y pusiera distancia entre
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nosotros.
Cuando llegué lo suficientemente alto mi pulgar, le rocé el costado de su
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pecho y me agarró el brazo libre mientras se estremecía.


¿Qué carajo?
—Blaire —susurré, presionando su espalda hasta que estuvo contra la pared
de ladrillo del edificio de apartamentos y mi pecho a centímetros de tocar el de
ella.
No me empujó y sus parpados se veían pesados mientras mirada mi pecho.
Su respiración era pesada. El escote que el pequeño vestido rosa pálido mostraba
estaba allí, debajo de mi nariz. Subiendo y cayendo como una invitación. Una
imposible. Algo estaba mal aquí.
Puse mi otra mano en su cintura y lentamente la deslicé por su cuerpo hasta
que estuvo escondida debajo de su pecho. No estaba usando sostén. Sus pezones
estaban duros y empujando contra la fina tela de su vestido. No podía detenerme.
Liberé mi mano y cubrí su pecho derecho, apretándolo suavemente. Blaire gimió y
sus rodillas comenzaron a debilitarse. Dejó caer la cabeza en la pared y cerró los
ojos. La sostuve y metí mi pierna entre las suyas para impedir que se hundiera en
el suelo.
Con la otra mano, cubrí el pecho izquierdo y pasé las yemas de mis dedos
sobre sus pezones firmes.
—Oh, Dios, Rush —gimió, abriendo los ojos y mirándome a través de sus
pestañas caídas. ¡Madre mía! Estaba en algún tipo de paraíso torturador. Si este
era otro sueño, me cabrearía mucho. Se sentía tan real.
—¿Se siente bien, nena? —pregunté, bajando mi cabeza para susurrárselo al
oído.
—Si —susurró, hundiéndose aún más en mi rodilla. Cuando su centro
cálido se presionó contra mi pierna, se quedó sin aliento y se agarró más fuerte de
mis brazos—. Ahhhh —gritó.
Iba a venirme en mis pantalones. Nunca había estado tan caliente en mi
vida. Algo era diferente. Esto no era lo mismo. Estaba casi desesperada. Podía
sentir su miedo, pero su necesidad era más fuerte. —Blaire, dime que quieres que
haga. Haré lo que sea que necesites —le prometí, besando la suave piel debajo de
su oreja. Olía tan malditamente bien. Amasé sus pechos en mis manos otra vez y
ella dejó escapar un gemido suplicante. Mi dulce Blaire estaba increíblemente
caliente. Esto era real. Esto no era un maldito sueño. ¡Santo cielo!
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—¡Blaire! —La estridente voz de Bethy fue como un balde de agua helada
lanzada sobre Blaire. Se puso rígida y se levantó, dejando caer las manos de mí y se
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alejó. No podía mirarme.


—Yo... Eh... Lo siento. No sé... —Sacudió la cabeza y se apuró a alejarse de
mí. La observe hasta que llegó a la puerta y Bethy le regañó con severidad. Blaire
estaba asintiendo con la cabeza. Una vez que estuvieron adentro, golpeé ambas
manos contra el ladrillo y mascullé una cadena de maldiciones mientras intentaba
controlar mi erección.
Después de unos minutos, la puerta se abrió de nuevo y me volví para ver a
Jace caminar afuera. Me miró y soltó un silbido. —Maldita sea hombre, trabajas
rápido.
Ni siquiera respondí eso. No sabía de lo que estaba hablando.
Blaire había estado hambrienta por mi toque. No me había rechazado. Casi
me había estado rogando en silencio. No tenía sentido, pero me deseaba. Dios sabe
que yo la deseo. Siempre la deseo.
—Vamos. Tenemos un sofá que mover. Necesito tu ayuda —dijo Jace,
manteniendo la puerta abierta.
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Traducido por Joha quinto
Corregido por Vericity

Blaire
¿ Qué pasa conmigo? Volví a la habitación de Bethy y cerré la puerta.
Necesitaba un minuto para calmarme. Había estado lista para
suplicarle a Rush que me follara allí mismo. Era por ese estúpido
sueño. De acuerdo, quizás el sueño de anoche no fue estúpido, pero si fue
extremadamente intenso. Recordarlo me hacía apretar mis piernas.
¿Por qué hacía esto ahora? Los sueños sexuales eran algo que podía
controlar antes, pero ahora eran potentes y tan reales que básicamente me venía en
mi cama. Era una locura. Ni una sola vez en Sumit estuve tan excitada. Pero
también Rush no había estado en Sumit.
Me dejé caer sobre el colchón de Bethy que ya había desmontado por la
mudanza. Tenía que calmarme cuando él estuviera cerca de mí. Incluso cuando no
había hecho un movimiento, yo ya estaba jadeando salvajemente esperando que
sus dedos tocaran mi mano. Qué vergüenza. Mirarlo después de esto iba a ser
difícil.
La puerta se abrió y Bethy entró con una pequeña sonrisa en su rostro. ¿Por
qué sonreía ahora? Ella se había abalanzado sobre mí cuando me pilló.
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—Tus hormonas de embarazada están haciendo efecto —dijo después de


que la puerta estuviera firmemente cerrada detrás de ella.
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—¿Qué? —pregunté confundida.


Bethy ladeó su cabeza hacia un lado. —¿No has leído alguno de esos folletos
que el doctor te envió? Estoy segura que uno de ellos te habla sobre esto.
Aún estaba confundida. —¿Sobre el hecho de que no puedo controlarme
cerca de Rush?
Bethy se encogió de hombros. —Sí. Supongo que él ha sido el único para ti.
Pero te excitas cuando te embarazas, Blaire. Sé eso porque mi primo solía hacer
bromas sobre su esposa cuando ella estaba embarazada. Decía que tenía
dificultades siguiéndole el ritmo y todo.
¿Excitar? ¿El embarazo estaba haciéndome excitar? Simplemente genial.
—Probablemente sólo va a ser un problema con Rush. Me imagino que es la
única persona que te atrae y quieres de esa forma. Así que sólo va a ser más
intenso cerca de él. Tal vez deberías decirle y disfrutar eso. No tengo duda alguna
de que él ayudaría.
No podía decirle. Aún no. No estaba lista y tampoco lo estaba él. Nan estaría
furiosa y yo no podría manejar a Nan justo ahora. Además, Rush elegiría a Nan y
no podría manejar tampoco eso otra vez.
—No. Él no necesita saberlo. No en este momento. Estaré bien.
Bethy se encogió de hombros. —Bien. Esa era mi opinión. No quieres
decirle, entonces no lo hagas. Pero cuando confieses y lo folles hasta dejarlo
descerebrado, ¿podrías no hacerlo en público? —preguntó con una sonrisa de
suficiencia, luego abrió la puerta y salió de nuevo.
—¡Necesitan envolverlo en una sábana primero! Van a arruinar mi cojín —
gritó Bethy a los chicos.
No podía enfrentarlo. Él no sabía sobre esto. Actuaría como si nada
sucediera. Además necesitaba ayudar a hacer algo. Podía terminar de empacar la
cocina.

***

Rush estaba observándome. Todo el tiempo volvía al apartamento para


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mover algo más, sus ojos me encontraban. Dejé caer un tazón, derramé una caja de
cereal y tiré una caja de cubiertos debido a esas miradas intensas. ¿Cómo se
suponía que iba a concentrarme y no ser una idiota desastrosa con él mirándome
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así?
Cuando entró de nuevo al apartamento, esta vez decidí que mejor iría a
empacar las cosas del baño. Ellos estarían moviendo la mesa de la cocina y después
las sillas y no podía lidiar con eso. Probablemente quebraría cada vaso que tenía
Bethy.
Me metí dentro del baño y repentinamente había un cuerpo detrás de mí,
moviéndome más adentro. El calor del pecho de Rush pulsando contra mi espalda
me hizo temblar. Demonios. No iba a ser capaz de manejar esto.
La puerta del baño se cerró y el familiar sonido de la cerradura haciendo clic
en su lugar sólo hizo que mi corazón latiera más rápido. Él quería más de lo que
había pasado afuera y yo estaba tan excitada por estar cerca de él que no iba a ser
capaz de pensar con claridad.
Su mano apartó el cabello en mi cuello y lo movió sobre mi hombro. Cuando
el calor de sus labios tocó mi piel desnuda, gemí. Sus dos manos descansaban
sobre mis caderas y me jaló contra él aún más.
—Me estas volviendo loco, Blaire. Totalmente loco, nena. Jodidamente loco
—susurró en mi oído. Tomó toda mi fuerza de voluntad no dejar caer mi cabeza
hacia atrás sobre su pecho.
—¿Qué fue eso de afuera? Me tenías tan malditamente excitado que no
podía pensar claramente. Todo lo que podía ver era a ti.
Sus manos ascendieron a mis costados y luego se movieron sobre mi
estómago. Sus manos cubriéndome, a pesar de que él no tenía idea de lo que estaba
protegiendo, me llenó de lágrimas los ojos. Quería que lo supiera. Pero también
quería que me eligiera… y a nuestro bebé. No creía que él pudiera hacer eso. Él
amaba a su hermana. Estaba aterrorizada de esa clase de rechazo y me rehusaba a
dejar a mi bebé ser rechazado.
Comencé a salir de su abrazo cuando sus manos se movieron hasta ahuecar
mis pechos y su boca comenzó a mordisquear la curva de mi cuello. Oh, diablos.
No podía confiar en él con mi corazón ,pero realmente quería confiar en él con mi
cuerpo. Incluso si era sólo esta vez.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté sin aliento.
—Rezándole a Dios que no me detengas. Soy un hombre hambriento, Blaire.
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—Hizo una pausa esperando mi respuesta. Cuando no lo hice, levantó el brazo y


bajó los tirantes de mi vestido sin mangas hasta que mis pechos estuvieron
desnudos. Se sentían hinchados todo el tiempo y los sentía tan sensibles. Andaba
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sin un sujetador cada vez más. Mi sujetador no me quedaba bien ahora y no había
querido gastar dinero en uno nuevo si estos grandes senos no duraban por mucho
tiempo.
—Demonios, nena. Se ven más grandes —dijo mientras sus manos los
cubrían.
Humedad inmediatamente se acumuló en mis bragas y mis rodillas se
debilitaron. Agarré la pared para apoyarme. Nada se había sentido alguna vez así
de bien. Un sonido necesitado salió de mi boca, no estaba segura de qué era.
De repente estaba siendo levantada y volteada. Luego mi trasero estuvo
sobre el tocador antes de que la boca de Rush cubriera la mía y sus manos fueran
directo de nuevo a mis pechos. No sería capaz de detener esto. Quería eso como a
mi siguiente respiración. Nunca necesité sexo de ninguna clase antes, pero esto era
algo que no podía controlar.
El beso de Rush era salvaje y tan descontroladamente hambriento como yo
me sentía. Mordió mi labio inferior y jaló mi lengua dentro de su boca y la
succionó. Luego tiró de mis pezones y perdí el control. Necesitaba su camisa fuera
ahora. Tratando de agarrarla, tiré hasta que retrocedió un centímetro y la jalé
bruscamente por encima de su cabeza. Después él devoró mi boca otra vez.
Sus manos estaban haciendo cosas deliciosas a mis pechos y no podía
acércalo lo suficiente.
Un golpe sonó en la puerta y Rush me acercó contra su pecho hasta que mis
pechos estuvieron presionados contra él. Me estremecí y cerré mis ojos por el
placer. Él giró su cabeza hacia la puerta.
—Vete al demonio —gruñó a quienquiera que estaba ahí afuera.
Un risa ahogada fue todo lo que oímos antes de que Rush estuviera besando
un rastro hacia abajo de mi cuello y a través de mi clavícula, hasta que su boca
merodeaba sobre mi pezón derecho. El calor de su aliento me hizo temblar y agarré
su cabello y obligué a su cabeza a acercarse más con mi suplica silenciosa. Él se rió
entre dientes, luego tiró mi pezón dentro de su boca y comenzó a chupar. La
humedad en mis piernas se encendió o al menos se sintió como si lo hubiera hecho.
Si no hubiera estado abrazándome con su cuerpo, yo podría haberme disparado
hasta el techo.
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—¡Oh, Dios! —grité, sin importarme si alguien me escuchaba. Sólo


necesitaba esto. Mi reacción volvió a Rush más codicioso. Se movió a mi otro
pezón y comenzó a darle el mismo tratamiento mientras su mano se movía al
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interior de mi muslo. La idea de que él estaba apunto de tocar mi mojada e


hinchada área me asustó y excitó al mismo tiempo. ¿Se enteraría de algo que no
sabía? ¿Podría saber que yo estaba diferente allí abajo también? Entonces, sus
dedos corrieron a lo largo del exterior de mis bragas y simplemente ya no me
importó.
—Mierda. Estás empapada —gimió y escondió su cabeza en mi cuello. Su
respiración era fuerte y erótica—. Tan empapada. —Sus dedos se deslizaron dentro
de la entrepierna de mis bragas hasta mis hinchados pliegues, causando que
fuegos artificiales encendieran mi cuerpo. Me agarré de sus hombros. Mis uñas
enterrándose dentro de su piel, pero no podía evitarlo.
—Un coño tan dulce. Es mi coño, Blair. Siempre será mío. —Sus pícaras
palabras mientras que sus dedos se deslizaban dentro y fuera de mí me enviaron
cerca del borde otra vez.
—Rush, por favor —imploré, arañándolo.
—¿Por favor, qué? ¿Quieres que bese ese dulce coño? Porque se siente tan
jodidamente caliente y jugoso que necesito una probada. —Estaba quitándome mis
bragas y yo levanté mi trasero para permitírselo. Luego, levantó mi vestido y yo
alcé mis manos para dejar que lo sacara.
—Recuéstate —ordenó, moviéndome al mismo tiempo hasta que mi espalda
tocó la pared. Después tomó mis dos piernas y las dobló hacia arriba hasta que mis
pies estuvieron sobre el tocador y yo estuve completamente abierta a él—.
Demonios, esa es la cosa más caliente que he visto en mi vida —susurró antes de
caer de rodillas y cubrirme con su boca. La primera lamida de su lengua y ya
estaba viniéndome otra vez.
—Oh, Dios, Rush por favor, oh Dios, ahhhhh —grité mientras retenía su
cabeza, incapaz de dejarlo detenerse. Era demasiado bueno. El movimiento de su
lengua sobre mi clítoris era increíble. Necesitaba más. Quería que nunca terminara.
Su dedo se deslizó a través de mi apertura y después la mantuvo abierta mientras
lamía y me besaba allí.
—Mío. Es mío. No puedes dejarme otra vez. Necesito esto. Hueles tan
jodidamente perfecto. Nunca nada va a ser tan malditamente perfecto para mí —
murmuró mientras me probaba. Estaría de acuerdo con cualquier cosa que él
quisiera.
—Necesito estar dentro de ti —dijo, levantando sus ojos para mirarme. Sólo
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asentí.
—No tengo un condón —Se detuvo y cerró sus ojos severamente—, pero lo
sacaré.
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No importaba ahora. Pero no podía decirle eso. Sólo asentí otra vez.
Rush se levantó con sus pantalones abajo al instante. Agarró mis caderas y
me regresó al borde del tocador hasta que la cabeza de su erección estuvo
tocándome. La pregunta en sus ojos era inconfundible, incluso si no lo decía en voz
alta. Alcancé y guié su erección dentro de mí.
—Mierda —gimió mientras empujaba el resto del camino hasta que estuve
llena. Completamente llena de Rush. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y
lo retuve. Por sólo un segundo, necesitaba retenerlo. Esto ya no se trataba sobre
mis locas hormonas. Ahora que estaba dentro de mí me sentía en casa. Completa, y
yo estaba a punto de echarme a llorar.
Antes de que pudiera avergonzarme a mi misma y confundirlo, levanté mi
cabeza y susurré en su oído—: Fóllame.
Era como si hubiera apretado el gatillo de un arma cargada. Rush tomó mis
caderas con sus dos manos y dejó salir un gruñido, empujando dentro y fuera de
mí. La subida hacia la espiral que yo sabía que vendría inició de nuevo y me aferré.
Disfrutando su momento de rendición y el completo desenfreno en su rostro
mientras nos acercábamos cada vez más al clímax que necesitábamos.
—Te amo, Blaire. Te amo tanto que duele —jadeó, luego bajó su cabeza para
chupar mi pezón. Mi cuerpo explotó y grité su nombre. Rush levantó su cabeza, y
mirándome a los ojos, comenzó a retirarse y sujeté mis piernas alrededor de su
cintura. No quería que se retirara. La comprensión de lo qué quería lo golpeó y dijo
mi nombre en un susurro antes de echar la cabeza hacia atrás mientras bombeaba
su liberación en mí.
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Página
21
Traducido por eddesmile
Corregido por Nat_Hollbrook

Rush

B
laire me empujó hacia atrás y bajó de un salto del mostrador antes de
que yo pudiera aclarar mi cabeza de ese orgasmo.
—Espera, necesito limpiarte —Le dije. En realidad, quería limpiarla.
Me gustó. No, maldita sea, me encantó. Saber que yo estuve allí y cuidaba de ella,
eso me agradaba.
—No hace falta que me limpies. Estoy bien —respondió mientras se vestía
de nuevo sin hacer contacto visual conmigo. Mierda. ¿La entendí mal? Creí que
ella quería esto. No. Yo sabía que ella lo quería. Había estado tan malditamente
hambriento de ella.
—Blaire, mírame.
Se detuvo y recogió su ropa interior. Tragué saliva mientras entraba en ellas
y se las deslizó de nuevo en su cuerpo. La necesitaba otra vez. No podía alejarse de
mí ahora. No sería capaz de vivir sin ella.
—Blaire, por favor, mírame —Le supliqué.
Poniéndose de pie, tomó una respiración profunda y luego levantó los ojos
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hacia los míos. La tristeza estaba mezclada con otra cosa. ¿Vergüenza? No podía
ser. Estiré la mano y le cogí la cara con ella.
—¿Qué pasa? ¿Hice algo que no querías que yo hiciera? Porque intenté no
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perder el control. Intenté con todas mis fuerzas mantener mis manos lejos de ti.
—No. Tú... tú no has hecho nada malo. —Bajó sus ojos de los míos otra
vez—. Sólo tengo que pensar. Necesito un poco de espacio. Yo no... yo no... no debí
haber hecho eso.
Una puñalada en el pecho habría sido menos dolorosa. Quería tirarla
encima de mí y volverme todo hombre de las cavernas, alegando que ella era mía y
no podía dejarme. Pero si lo hacía la perdería. No podía pasar por eso otra vez.
Tenía que hacerlo a su manera. Dejé caer mi mano de su rostro y di un paso atrás
para que pudiera salir.
Blaire levantó la cara para mirarme de nuevo. —Lo siento —susurró, luego
abrió la puerta y escapó. Tuvimos sexo increíblemente caliente y ella lo lamentaba.
Fantástico.
Cuando por fin salí del cuarto de baño, Blaire se había ido. Jace sonrió y
Bethy inventó excusas para irse. No quería estar allí tampoco. Después de que me
aseguré que toda la materia pesada fuera movida y la maleta de Blaire y la caja
fueron guardadas, me fui. No podía quedarme allí mientras ellos dos me
observaban. Nos habían escuchado. Blaire había sido ruidosa. No me avergonzaba,
estaba cansado de ellos mirándome y esperando a que dijera algo para explicar la
salida de Blaire.

***

Le di Blaire un par de días para venir a mí. No lo hizo. No me sorprendió.


Pero ella pidió su espacio y le di todo el espacio que yo podía manejar. No llamé a
nadie para jugar una partida de golf conmigo. No quería a nadie alrededor cuando
Blaire apareciera. Teníamos que hablar. Sin distracciones o excusas para que ella se
alejara.
Sonó como un plan firme, pero después de seis agujeros y que ninguna
chica de carrito apareciera, comencé a dudar. Justo cuando estaba a punto de
entrar en el hoyo siguiente, escuché el sonido del carrito. Me detuve y me di la
vuelta. La sangre que comenzó a bombear a través de mis venas por el
pensamiento de ver a Blaire aquí y tenerla sola se congeló cuando noté que era esa
chica rubia que había visto entrenar un par de veces con Bethy. Mierda.
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Negué con la cabeza y me saludó con la mano. No quería que me atendiera.


Ella sonrió y siguió conduciendo hasta la siguiente parada.
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—Hace calor¿Seguro que no quieres nada? —preguntó la voz de Meg y miré


hacia atrás para verla caminar hasta nosotros vestida con una falda de tenis y polo
blanco. Era muy buena en el tenis hace diez años.
—Chica de carrito equivocada —Le contesté, y esperé a que continuara su
camino.
—¿Sólo le compras a una?
—Sí.
Meg se quedó pensativa y luego asintió. —Ya veo. Tienes algo por una chica
de carrito.
«Algo» ni siquiera arañaba la superficie. Puse mi bolsa de golf en mi hombro
y comencé a caminar al siguiente hoyo. No iba a responder a ese comentario.
—Y eres sensible al respecto —bromeó Meg. Eso me molestó.
—O no es asunto tuyo.
Ella dejó escapar un silbido. —Así que es más que una cosa.
Me detuve y nivelé mi mirada con ella. El hecho de que ella fuera mi
primera cogida no quería decir que teníamos algún tipo de vínculo o amistad. Esto
me estaba fastidiando.
—Supéralo —Le advertí.
Meg se puso las manos en sus caderas y su mandíbula se abrió. —Oh mi
Dios... Rush Finlay se ha enamorado. ¡Mierda! Nunca pensé que vería el día.
—No me has visto en diez años, Meg. ¿Cómo diablos sabes algo de mí? —El
gruñido molesto en mi voz ni siquiera la hizo estremecerse.
—Escucha, Finlay. Sólo porque no me has visto en diez años no quiere decir
que no he visto ni oído hablar de ti. He estado en la ciudad varias veces, pero
siempre había una fiesta en tu casa y te acostabas con cada modelo de cuerpo
perfecto que llamara tu atención. No creí necesario competir con ellas. Pero sí, sé
que eres un mujeriego que desechas a todas las mujeres después de conseguir lo
que quieres.
Sonó superficial. No me gustó la imagen que pintó de mí. ¿Blaire me veía
así? Ella podría no confiar en mí para escogerla y protegerla, pero debía creer que
yo volvería a enamorarse y salir con más chicas.
—Ella es increíble. No... Es perfecta. Todo en ella es jodidamente perfecto —
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dije en voz alta y luego cambié mi mirada a Meg—. No sólo la quiero, ella es mi
dueña. Completamente. Haría cualquier cosa por ella.
Página

—¿Pero no siente lo mismo? —Se preguntó Meg.


—La lastimé. No es la forma en que estás pensando tampoco. Mi forma de
lastimarla es difícil de explicar. Hay tanto dolor en lo que pasó que yo no sé si
alguna vez podré recuperarla.
—¿Ella es una chica de carrito?
Insistió en el asunto del carrito.
—Sí, lo es —Me detuve y me pregunté si debía decirle exactamente quién
era Blaire. Decirlo en voz alta a alguien y admitirlo podría ayudarme a darle
sentido a esto—. Ella y Nan tienen el mismo padre. —No quise decirlo así.
—Mierda —murmuró Meg—. Por favor, dime que no es parecida a tu
malvada hermana menor.
Nan tenía muy pocos seguidores. Ni siquiera me inmuté ante la acusación
de que era malvada. Había hecho honor a su nombre.
—No. Ella no es nada como Nan.
Meg se quedó en silencio un momento y me pregunté si aquí terminaba la
conversación. Entonces, señaló hacia la casa club. —¿Por qué no vamos a comer
algo y me puedes decir todo acerca de esta situación tan extraña, y yo veré si
puedo decirte alguna sabiduría o algún consejo femenino.
Cualquier consejo era bueno. No había mujeres en mi vida a las que podría
pedir ayuda.
—Sí, está bien. Suena bien. Me das algún consejo que yo puedo utilizar y
almuerzas conmigo.
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Traducido por Akires
Corregido por Innogen D.

Blaire

E
ste era el segundo día que me había despertado sin enfermarme.
Incluso le pedí a Bethy que cocinara tocino para comprobar que me
sentía bien antes de entrar en el turno del almuerzo. Pensé que si
podía sobrevivir al tocino, entonces yo podría hacer esto. Mi estómago se había
revuelto y tuve náuseas, pero no había vomité. Estaba mejorando.
Llamé a Woods y le aseguré que estaría bien. Me dijo que no me fuera
porque estaban cortos de personal y que me necesitaban. Jimmy estaba de pie en la
cocina sonriendo cuando entré treinta minutos antes del turno del almuerzo.
—Esa es mi chica. Me alegro de que el virus se haya ido. Parece que has
perdió diez kilos. ¿Cuánto tiempo estuviste enferma? —Woods le había dicho a
Jimmy y a cualquier otro que le preguntó, diciendo que tenía un virus y que me
estaba recuperando. Yo sólo trabajaba dos turnos en el campo y nunca me reunía
con el personal de la cocina mientras estaba en los carros.
—Probablemente perdí algo de peso. Estoy segura de que voy a recuperarlo
muy pronto —le contesté y lo abracé.
—Será lo mejor o meteré rosquillas por tu garganta hasta que pueda
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envolver mis manos alrededor de tu cintura y mis dedos dejen de tocarse entre sí.
Eso sería más pronto de lo que él pensaba.
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—Me vendría muy bien una dona ahora.


—Es una cita. Después del trabajo. Tú, yo, y un paquete de doce. La mitad
cubierta de chocolate —dijo y me entregó mi delantal.
—Me parece bien. Puedes venir a ver mi nuevo lugar. Me quedo con Bethy
en un condominio en la propiedad del club.
Las cejas de Jimmy se alzaron.
—No me lo digas. Bueno, bueno, bueno, no eres pomposa.
Até mi delantal y metí mi bolígrafo y libreta en el bolsillo delantero.
—Me quedo con la primera ronda si tú preparas las ensaladas y el té dulce.
Él hizo un guiño.
—Trato.
Me dirigí al comedor y por suerte los únicos huéspedes eran dos señores
mayores que había visto antes, pero no conocía sus nombres. Anoté sus órdenes y
les serví a ambos una taza de café antes de volver a comprobar las ensaladas.
Jimmy ya tenía dos listas cuando entré a la cocina.
—Aquí tienes, cariño —dijo.
—Gracias, precioso —le respondí llevando las ensaladas al comedor.
Entregué las ensaladas y tomé la orden de bebidas de algunos nuevos huéspedes.
Entonces regresé de nuevo a conseguir el agua con gas y agua de manantial con
limón. Nadie pedía agua por aquí.
Jimmy se dirigía hacia la puerta de la cocina cuando llegué allí.
—Acabo de ver a dos mujeres que parecen salir de las pistas de tenis. Creo
que vi a Hillary... ¿no es la anfitriona hoy? De todos modos, creo que la vi
hablando con más invitados, así que deben estar esperando a ser atendidas.
Me saludó y se dirigió al comedor.
Rápidamente terminé las aguas especiales y puse las dos órdenes de sopa de
cangrejo que los hombres habían solicitado en mi bandeja, luego regresé al
comedor cuando la expresión de pánico de Jimmy me llamó la atención.
—Yo lo hago —dijo él, cogiendo mí bandeja.
—No sabes ni a que mesa va. Puedo llevar una bandeja, Jimmy —le contesté
rodando los ojos. Él ni siquiera sabía que estaba embarazada y ya estaba siendo
97

tonto.
Entonces, lo vi... a ellos. Jimmy no estaba siendo tonto. Él me protegía. La
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cabeza de Rush estaba inclinada hacia adelante mientras hablaba sobre algo que
causó esa intensa y seria expresión en su rostro. La mujer tenía el pelo largo y
oscuro. Era preciosa. Sus pómulos eran altos y perfectos. Pesadas, largas pestañas
esbozaban sus ojos oscuros. Quería vomitar. Mi bandeja traqueteaba y Jimmy la
cogió. Lo dejé. Estaba a punto de caérseme.
Él no era mío. Pero... yo llevaba a su bebé. Él no lo sabía. Pero... me había
hecho el amor, no, me folló en el baño de Bethy tan sólo hace tres días. Eso dolió.
Tanto. Tragué saliva, pero mi garganta se sentía casi cerrada. Jimmy me decía algo,
pero no lo podía entender. No podía hacer nada más que mirarlos. Se inclinó tan
cerca de ella como si no quisiera que nadie escuchara lo que le decía.
Sus ojos se movieron de Rush, y se encontraron con los míos. La odié. Era
hermosa y refinada, todo lo que yo no era. Ella era una mujer. Yo era una niña.
Una niña patética. Necesitaba salir de este infierno y dejar de hacer una escena.
Aunque se trataba de una escena en silencio, yo todavía estaba de pie congelada,
mirándolos. Ella me estudió y le apareció un pequeño ceño arrugado la frente. No
quería que le preguntara a Rush acerca de mí y me señalara. Me di la vuelta y huí
del comedor.
Tan pronto como estuve fuera de vista de los clientes, choqué directamente
al duro pecho de Woods.
—Hola, cariño. ¿A dónde vas corriendo? Creo que esto es demasiado para ti
—preguntó, poniendo el dedo bajo mi barbilla y levantando mi cabeza para poder
ver mi cara.
Negué con la cabeza y se me escapó una lágrima. No iba a llorar por esto,
maldita sea. Me pidió volver con él. Lo rechacé. Lo abandoné después del sexo
increíble. ¿Qué esperaba? Que se sentara esperándome y suspirando por mí. No lo
creo.
—Lo siento, Woods. Sólo dame un minuto y estaré bien. Te lo prometo. Sólo
necesito un momento para componerme.
Asintió y pasó su mano de arriba hacia abajo por mi brazo de una manera
reconfortante.
—¿Está Rush ahí? —preguntó casi tímidamente.
—Sí —Me ahogaba, obligué a las lágrimas en mis ojos irse. Respiré hondo y
parpadeé. Yo no iba a hacer esto. Controlaría mis locas emociones.
—¿Está con alguien? —preguntó.
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Me limité a asentir. No quería decirlo.


—¿Quieres ir a mi oficina y relajarte un poco, esperar hasta que se marchen?
Página

Sí. Quería esconderme de esto, pero no podía. Tenía que aprender a vivir
con ello. Rush estaría en Rosemary por un mes más. Tenía que aprender a lidiar.
—Puedo hacer esto. Fue una sorpresa. Eso es todo.
Woods levantó su mirada de la mía y una fría expresión apareció en su
rostro.
—Vete. Esto no es lo que ella necesita en este momento —dijo Woods en un
tono muy molesto.
—Aleja tus putas manos de ella —dijo Rush.
Di un paso atrás de los brazos de Woods y bajé la mirada. No quería verlo
pero tampoco quería que pelearan. Woods parecía dispuesto a pelear por mi
honor. No tenía ni idea de cómo se veía Rush porque no le había dirigido la
mirada.
—Estoy bien Woods. Gracias. Volveré a trabajar —murmuré y comencé a
regresar a la cocina.
—Blaire, no lo hagas. Habla conmigo —declaró Rush.
—Tú ya has hecho lo suficiente. Déjala sola, Rush. Ella no necesita lidiar
contigo. Ahora no —ladró Woods.
—Tú no sabes nada —gruñó Rush, y Woods dio un paso en dirección a
Rush. Woods iba a dejar escapar que estaba embarazada, ya que era muy evidente
que sabía algo, o iba a irse a golpes contra Rush. Fue una vez más el momento
adecuado de decírselo.
Me di la vuelta y me detuve en frente de Rush. Miré a Woods.
—Está bien. Sólo dame un minuto con él. Estará bien. No hizo nada malo.
Sólo estaba siendo emocional. Eso es todo —le dije.
La mandíbula de Woods se contrajo de un lado a otro mientras apretaba los
dientes. Mantener su boca cerrada le estaba resultando difícil. Finalmente, se alejó.
Tenía que enfrentar a Rush ahora.
—Blaire —dijo suavemente mientras su mano se estiró y agarró la mía—.
Por favor, mírame.
Yo podría hacer esto. Tenía que hacer esto. Me di la vuelta, dejando que
Rush tomara mi mano entre las suyas. Debía apartarla, pero no podía. Lo había
99

visto con una mujer que probablemente mantendría su cama caliente esta noche
mientras yo seguía alejándolo. Lo estaba perdiendo. Pero era nuestro bebé.
Página

Alcé los ojos y me encontré con una mirada preocupada. No le gustaba


molestarme. Me gustaba eso de él.
—Está bien. Yo exageré. Estaba, um, sorprendida es todo. Debí haber sabido
que te continuaste tu camino. Yo sólo…
—Detente —Rush me interrumpió y me acercó a él—. No he continuado
nada. Lo qué crees que viste no lo es. Meg es una vieja amiga. Eso es todo. Ella no
significa nada para mí. He venido a buscarte. Necesitaba verte y fui a jugar golf.
Pero no te vi allí. Me encontré con Meg y sugirió que almorzamos. Eso es todo. No
tenía idea de que estabas aquí trabajando. Nunca lo hubiera hecho. A pesar de que
no hacía nada malo. Te amo, Blaire. Sólo a ti. No estoy con nadie. Yo nunca lo
estaré.
Quería creerle. Tan egoísta y equivocada como lo estaba, yo quería creer que
él me amaba lo suficiente como para no necesitar a nadie más. Incluso si lo alejaba
constantemente de mí. Yo le estaba mintiendo. Odiaba a los mentirosos. Él me
odiaría por no habérselo dicho antes. Yo no quería que me odiara. Pero no podía
confiar en él. ¿Mentir por eso estaba bien? ¿Mentir alguna vez estaba bien? ¿Cómo
podía él confiar en mí nuevamente?
—Estoy embarazada —Las palabras salieron antes de que comprendiera lo
que decía. Me tapé la boca con horror mientras los ojos de Rush se desviaban.
Entonces, me volví y corrí como si el diablo me persiguiera.
100
Página
23
Traducido por noely
Corregido por Verito

Rush

M
is pies se encontraban pegados al suelo. No podía moverme,
incluso al mirar a Blaire huyendo de mí.
¿Acaso había sido sólo un sueño? ¿Una alucinación desesperada?
¿Así de mal me encontraba?
—Si no vas tras ella, yo lo haré —irrumpió la voz de Woods a través de mis
pensamientos, despejando toda esa neblina de asombro.
—¿Qué? —pregunté, mirándolo. Lo odiaba. Golpearlo en la cara era algo
con lo que de pronto me encontraba fantaseando.
—Dije, que si no va tras ella, lo haré yo. En estos momentos necesita a
alguien. Por mucho que yo no quiera que seas tú, porque creo que no la mereces,
necesitas ser tú.
—¿Sabías que estaba embarazada? —Mi sangre comenzó a hervir. ¿Le había
dicho a Woods que estaba embarazada y a mí no?
—Yo estuve aquí la primera mañana que vino a trabajar y el olor del tocino
la envió directo baño a vomitar. Así que, sí, yo ya lo sabía. Quita ese loco brillo
101

posesivo de tus ojos y ve por ella. —El tono de Woods estaba plagado con
disgusto.
—¿Ha estado enferma? —N sabía que se había estado sintiendo mal. Me
dolía el pecho. Había estado enferma sola, la dejé sola y había estado sufriendo. De
Página

pronto, el oxígeno no llegaba hasta mis pulmones.


—Sí, pedazo de mierda, ha estado enferma. Eso pasa en su situación. Pero
está mejorando. Ahora estoy a punto de cumplir mi promesa e ir tras ella. Haz tu
movimiento —advirtió Woods.
Me eché a correr.
No fue hasta que salí del edificio por la parte de atrás y miré hacia arriba de
la colina que la encontré. Aún estaba corriendo. Se dirigía hacia los condominios.
Iba de vuelta a su casa. Me fui tras ella.
Estaba embarazada. ¿Debería estar corriendo así? ¿Y si era malo para el
bebé? Tenía que ir más despacio.
—Blaire, detente. Espera —le grité cuando estaba lo suficientemente cerca.
Ella aminoró la marcha y finalmente se detuvo cuando me reuní con ella.
—Lo siento —sollozó con el rostro entre sus manos.
—¿Por qué lo sientes? —pregunté, cerrando la distancia entre nosotros y
tirando de ella contra mí. Ya no me preocupaba asustarla. No la dejaría ir a
ninguna parte.
—Esto. Todo. Yo estando embarazada —susurró ella, rígida en mis brazos.
Ella lo sentía. No, no iba a disculparse por eso.
—No tienes nada que lamentar. No vuelvas a pedirme disculpas de nuevo.
¿Me escuchas?
Parte de la tensión de su cuerpo se alivió, apoyando su cuerpo contra mí.
—Pero no te lo dije.
No, no lo había hecho, pero lo entendía. Apestaba pero entendía. —Deseo
que lo hubieses hecho. Nunca te hubiera permitido estar enferma por tu cuenta. Yo
habría cuidado de ti. Debo cuidar de ti, voy a cuidar de ti. Te lo juro.
Blaire negó con la cabeza y se apartó de mí.
—No. No puedo. No podemos hacer esto. Yo no te lo dije por una razón.
Nosotros... tenemos que hablar.
Yo estaba cuidando de ella y ella no me dejaba. Pero si necesitaba hablar de
102

ello entonces, se lo permitiría.


—Está bien. Vamos a tu casa, ya que estamos cerca.
Blaire asintió con la cabeza y volvió a caminar hacia el apartamento al cual
Página

había estado huyendo hace un momento. Jace había dicho que Woods les estaba
permitiendo quedarse allí por el mismo precio que el viejo apartamento de Bethy.
Creía que Woods había estado pensando en usarlo como una deducción de
impuestos o algo así. Ahora lo entendía. Él había estado haciendo eso por Blaire.
Había estado cuidando de ella. Ya no lo haría más. Yo cuidaba de lo que era mío.
No necesitaba a Woods haciéndolo. Me gustaría ir a hablar con el después, tendría
que pagar el monto real por alquiler de este lugar. Woods ya no cuidaría de Blaire.
Ella era mía.
Vi como ella se agachaba y sacaba la llave debajo del felpudo. Ese tenía que
ser el peor lugar para esconder una llave. Más tarde también me gustaría lidiar con
ello. No iba a poder dormir por la noche sabiendo que ella tenía una llave
escondida bajo la alfombra de la puerta delantera, para que cualquiera pudiese
entrar. Blaire abrió la puerta y dio un paso atrás.
—Entra.
Entré y tomé su mano cuando pasé a su lado. Puede que ella quiera decirme
todas las razones por las que no podemos estar juntos, pero yo iba a tocarla
mientras hablaba. Necesitaba saber que estaba bien. Tocarla me calmaba.
Cerró la puerta y me dejó tirar de ella hacia el sofá. Me senté y la arrastré a
mi lado. Quería ponerla en mi regazo, pero la mirada preocupada y nerviosa en su
rostro me detuvo. Necesitaba hablar y yo la iba a dejar.
—Yo debería habértelo dicho. Lamento no haberlo hecho. Iba a hacerlo; tal
vez no de la manera en que lo hice hoy, pero iba a decírtelo. Sólo necesitaba tiempo
para decidir a dónde iría y lo que haría con mi vida. Quería ahorrar e ir a algún
lugar para comenzar de nuevo. Para el bebé. Pero te lo iba a decir.
¿Ella me lo iba a decir y luego me iba a dejar? El pánico se apoderó de mí.
No podía hacer eso. —No puedes dejarme —dije tan claramente como pude. Tenía
que entender eso.
Blaire dejó caer su mirada de la mía y estudió sus manos. Había entrelazado
mis dedos con los suyos. Era lo único que me mantenía tranquilo en este momento.
—Rush —dijo en voz baja—. Yo no quiero que mi bebé se sienta siempre
indeseado. Tu familia... —se interrumpió y su rostro se había puesto pálido.
—Mi familia va a aceptar lo que les diga. Si no lo hacen, voy a llevarte a ti y
103

a mi bebé lejos, y dejaré que ellos mismos paguen sus malditas facturas. Tú vienes
primero, Blaire.
Ella sacudió la cabeza y soltó mi mano ala levantarse. —No. Eso lo dices
Página

ahora, pero no es cierto. No era cierto hace un mes y no es cierto ahora. Siempre los
eliges sobre mí. O por lo menos a Nan, y eso está bien. Lo entiendo; pero
simplemente no puedo vivir con ello. No puedo quedarme aquí.
No decirle sobre su papá iba perseguirme por el resto de mi vida. Mi
necesidad de proteger a Nan había jodido lo único importante para mí. Me puse de
pie y caminé hacia ella mientras ella retrocedía hacia atrás, hasta quedar contra la
pared. —Nadie. Está. Antes. Que. Tú.
Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas, y negó con la cabeza.
Odiaba que no pudiera creerme.
—Te amo. Cuando entraste en mi vida, no te conocía. Nan era mi primera
prioridad. Pero eso cambió. Ha cambiado todo. Iba a contartelo, pero mi madre
llegó a casa antes de tiempo. Estaba tan asustado de perderte que te perdí de todos
modos. Nada te va a apartar de mí. Pasaré el resto de mi vida demostrándote que
te amo. A ti y este bebé —toqué su estómago plano y ella tembló—, vienen
primero.
—Quiero creerte —dijo a través de un sollozo.
—Permíteme demostrartelo. Abandonándome no me dejas probarte nada.
Tienes que quedarte conmigo, Blaire. Tienes que darme una oportunidad.
Una lágrima se deslizó y rodó por su rostro. —Voy a ponerme grande y
gorda. Los bebés lloran toda la noche y cuestan dinero. No será lo mismo.
Nosotros no seremos lo mismo. Te arrepentirás.
Ella realmente no tenía ni idea. No importa cuántas veces se lo diga, no me
creerá. Había perdido a todos los que alguna vez había querido y confiado en su
vida. ¿Por qué iba a creerme? Los únicos hombres en su vida la habían dejado.
Traicionándola. Ella no esperaba otra cosa.
—Este bebé te trajo de nuevo a mí. Es una parte de nosotros. Nunca me
arrepentiré. Y puedes volverte tan grande como una ballena, y aún así, voy a amar
de todos modos.
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios. —Espero no volverme tan grande
como una ballena.
Me encogí de hombros. —No importa.
Su sonrisa se disolvió rápidamente. —Tu hermana. Va a odiar esto. A mí. Al
104

bebé.
Lidiaría con Nan luego. Si no podía aceptarlo, tomaría a Blaire y nos iríamos
a algún lugar lejos de mi hermana. Blaire se había molestado bastante. Ya no
permititía que nadie la lastimara. —Confía en mí para protegerte y ponerte en
Página

primer lugar.
Blaire cerró los ojos y asintió. Mi pecho se hinchó y yo quería gritar al
mundo que esta mujer era mía. Pero en lugar de eso la alcé. —¿Dónde está tu
habitación? —pregunté.
—La última habitación a la izquierda.
Caminé hacia allí. No haría el amor con ella hoy, pero quería sostenerla
durante un rato.
Abrí la puerta y me congelé. La habitación era de buen tamaño para un
apartamento, pero la manta en el suelo con una almohada individual era sólo un
golpe más contra mí. Cuando yo les ayudé a mudarse, había notado que Blaire no
tenía cama. Ella había estado durmiendo en el sofá. Pero yo había estado tan
absorto en recuperarla que no había pensado en su necesidad de una cama.
—No tengo cama todavía. Podría solo haber dormido en el sofá, pero yo
quería dormir en mi propia habitación —murmuró, tratando de bajar de mis
brazos. No la dejaría ir. La abracé con más fuerza contra mí. Anoche había
dormido en el duro suelo mientras yo había estado durmiendo en mi gran cama
tamaño king. Mierda.
—Estás temblando, Rush. Bájame —dijo, tirando de mi brazo.
Sin ponerla en el suelo, me di la vuelta y fui de nuevo a la sala de estar y
luego hacia la puerta. Cerrando la puerta detrás de mí con llave y metí la llave en
mi bolsillo. No la dejaría de nuevo bajo esa alfombra de mierda.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Blaire.
Mi coche no estaba aquí. Entonces la llevé de vuelta por la colina y hacia mi
Rover. —Te voy a llevar a conseguir una cama. Una cama malditamente grande.
Una que cueste una maldita fortuna —gruñí.
Estaba furioso porque no había notado un problema tan grande. No era de
extrañar que Woods hubiera estado cuidando de ella. Yo había fracasado. No iba a
fallar de nuevo. Me gustaría asegurarme de que lo tenía todo.
—No necesito una cama cara. Voy a conseguir una pronto.
—Sí, muy pronto. Esta noche —le contesté entonces incliné la cabeza y la
105

besé la nariz—. Vamos a hacer esto. Tengo que hacer esto. Necesito el dinero
invertido en la mejor cama que pueda comprar. ¿De acuerdo?
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios. —Está bien.
Página
24
Traducido por Keren03
Corregido por Carolyn ♥

Blaire

N
o necesitaba más que una cama de tamaño completo. Sin embargo,
Rush se negó a comprar cualquier cosa que no fuera una cama
tamaño King, dos mesas de noche y un tocador con un espejo a
juego precioso. Cometí el error de mirar demasiado tiempo una manta lavanda y
fundas a juego.
Antes de que supiera lo que estaba pasando, él estaba comprando el juego
de cama completo con sábanas y almohadas nuevas. Discutí durante todo el
tiempo, pero él actuaba como si yo no estuviera hablando. Sólo me guiñó un ojo y
siguió haciendo sus órdenes y dando instrucciones al vendedor.
Para el momento en que volvimos de cenar, ya que también estuvo decidido
a darme de comer, los muebles ya estaban siendo entregados. Bethy se encontraba
sonriendo junto a la puerta cuando llegamos. Le encantaba todo esto.
—Gracias por permitirme hacer eso hoy. Lo necesitaba. No puedes
entenderlo, pero tenía que hacerlo —dijo Rush antes de abrir la puerta del coche.
Lo miré. —¿Necesitabas comprarme un dormitorio completo y ropa de
cama costosos? —le pregunté confundida.
106

—Sí, lo necesitaba.
No entendía, pero asentí. Si tenía que hacerlo, entonces iba a apreciarlo.
Todavía no podía creer que todo era mío. Me iba a sentir como una princesa en mi
Página

habitación. —Bueno, gracias por todo. No esperaba nada más que un colchón. No
estaba dispuesta a ser consentida.
Rush se inclinó hacia adelante y me dio un beso al lado de la oreja. —Eso no
es ni siquiera cerca de ser mimada. Pero tengo la intención de mostrarte
exactamente lo que es consentirte.
Me estremecí y apreté el pomo de la puerta. No iba a permitirle comprarme
nada más. Tenía que parar esto, pero los besos alrededor de mi oreja hacían difícil
concentrarse.
—Vamos a ver cómo se ve —dijo mientras se inclinaba hacia atrás.
Espacio. Teníamos que conseguir un poco de espacio. Estaba lista para saltar
sobre él en estos momentos. No era algo bueno. Control. Las hormonas del
embarazo querían tomar el control.
Rush pasó corriendo frente de la Rover cuando abrí la puerta y comencé a
salir. Estaba frente de mí tomando mis manos y ayudándome a bajar, como si
estuviera indefensa y no pudiera hacer un movimiento para bajar por mi cuenta.
—Puedo salir por mí misma, sabes —le dije.
Él sonrió. —Sí, pero ¿qué hay de divertido en eso?
Riendo, pasé junto a él y me dirijí a Bethy, que nos miraba como si fuéramos
una de sus series de televisión favoritas.
—Parece que Pottery Barn1 decidió descargar su último embarque en tu
dormitorio —dijo ella, sonriendo como un niño en una tienda de dulces—. ¿Puedo
dormir contigo en la gran cama esta noche? ¡El colchón es increíble!
—No. Ella necesita descansar. No hay compañeros de cama —dijo Rush,
caminando detrás de mí y envolviendo un brazo protector alrededor de mi cintura.
Los ojos de Bethy se quedaron en mi cintura y luego de vuelta a Rush. —Lo
sabes —dijo ella, mirando muy contenta.
—Sí, lo sé —respondió. Y se puso tenso.
Me sentí horrible. Una persona más a la que le había dicho de mi embarazo
antes que a él. Tenía todo el derecho a estar lastimado. Era una mentirosa. ¿Se
daría cuenta y me dejaría?
107

—Bien —dijo Bethy y dio un paso a un lado para que pudiéramos entrar.
—¿Por qué no vas a asegurarte de que están colocando todo donde tú
quieres? —me dijo Rush cuando entramos.
Página

—Buena idea. —Lo dejé allí para ir a ver los muebles. Si estaba enojado
conmigo tendría tiempo para calmarse.

1Pottery Barn: es una tienda de muebles y artículos para el hogar de Estados


Unidos.
Los chicos de entrega estaban haciendo un buen trabajo con la instalación,
así que no me molesto. Estaba feliz con el lugar donde se estaban poniendo las
cosas.
Caminando de regreso a la sala oí susurrar a Bethy y me detuve.
—Ella está mejor. Ha estado bastante enferma, pero no ha vomitado estas
últimas dos mañanas.
—Me llamas al segundo que parezca que podría enfermarse. —Rush incluso
llegó a hacer sonar su susurro como una demanda.
—Sí, yo te llamo. No fue del todo mi idea “no se lo digas a Rush”. Tú le
hiciste esto. Tienes que estar ahí para ella.
—No voy a ninguna parte —respondió.
—Será mejor que no.
Rush se rió. —Si ella no quiere vivir conmigo entonces por lo menos tengo
que protegerla.
—Maldita sea. No creas que no la ayudaré a desaparecer si te vuelves una
mierda de nuevo. La lastimas y se irá.
—Nunca voy a hacerle daño otra vez.
El pecho me dolía. Quería creerle. Quería confiar en él. Este era nuestro
bebé. Había tantas cosas que eran difíciles de olvidar, pero necesitaba aprender. Lo
amaba. Estaba segura de que siempre lo haría.
Entré en la habitación y sonrío. —Sí, están instalando las cosas justo donde
las quiero.
Rush se acercó y me llevó a sus brazos. Estaba haciendo mucho eso
últimamente. No dijo nada. Sólo me sostuvo. Bethy salió de la habitación y envolví
108

mis brazos alrededor de él y nos quedamos así durante mucho tiempo. Era la
primera vez que no me sentía sola en un largo tiempo.
***
Página

Rush no me había preguntado si podía quedarse en la noche. Estaba un


poco sorprendida. No había hecho nada más que darme un beso antes de irse. Eso
no había hecho mucho para refrescar mis sueños. Me despierté de nuevo justo
antes de un orgasmo, muy frustrante. Eché atrás mis sábanas y me senté sobre la
cama. Hoy tenía que cambiar el turno del almuerzo otra vez.
Anoche había llamado a Woods y me disculpé por dejarlo guindando, pero
entendió y me preguntó si las cosas estaban bien. Rush había estado allí
escuchando todo lo que dije, por lo que había tenido prisa por colgar el teléfono.
Hoy me gustaría encontrar a Woods a solas y hablar con él. Estaba siendo muy
comprensivo.
Me puso en el comedor el resto de la semana. El único día que me tenía en el
campo era el sábado por el torneo. Se espera que todo el mundo trabajara fuera.
Cuando por fin me dirigí a la cocina, una caja de donas me dio la
bienvenida. Una pequeña nota estaba incluida en la parte superior. Sonriendo, la
recojí y leí.
Te perdiste anoche. No podía comer esto solo. Espero que las cosas estén mejor. Con
cariño, Jimmy.
¡Mierda! Me había olvidado de la cita de donas. Otra persona con la que
tenía que disculparme. Pero primero, quería un poco de leche y donas.
109
Página
25
Traducido por dana.kirei7
Corregido por Melky2012

Rush

M
e senté en una de las sillas de piel al otro lado del escritorio de
Woods. Él estaba estudiándome y eso me molestaba. Yo había
sido quien lo llamó y arregló este encuentro. ¿Porque estaba tan
malditamente divertido?
—Voy a pagarte la cantidad completa por el alquiler del condominio. Yo sé
cuál es la tarifa y te hice un cheque por todo un año de alquiler. Aunque, Blaire
probablemente no va a estar viviendo allí mucho tiempo. Al lograr que confíe en
mi, voy a hacer que se mude conmigo —Deslicé un cheque por su escritorio.
Woods miró abajo hacia él y luego de vuelta a mí. —Asumo que esto es
porque tú no quieres que me esté haciendo cargo de lo que es tuyo.
—Eso es correcto.
Woods asintió y recogió el cheque. —Bien. Yo no debería tener que hacerme
cargo de Blaire o tú bebé. Pero lo haría. Tú podrías no creerme, pero estoy feliz de
que estés enterado del embarazo. Solo no jodas las cosas. Tú tendrás que
asegurarte de que Nan mantenga sus garras dentro.
No necesitaba a Woods diciéndome lo que hice y lo que no necesitaba hacer.
110

Nada de esto era asunto suyo. Sin embargo, aún no había terminado con él, así que
hacerlo enojar era mala idea.
—No quiero que trabaje turnos dobles o afuera en el calor. Se niega a dejar
Página

de trabajar pero sus horas necesitan ser acortadas.


Woods se cruzó de brazos sobre su pecho y se inclinó hacia atrás en su
asiento. —¿Ella sabe sobre esto? Porque lo último que supe, necesitaba todas las
horas que pudiera conseguir.
—Lo último que supiste era que yo no sabía que ella estaba cargando mi
bebé. Nada puede sucederle, Woods. No puedo permitir que nada más le pase.
Él asintió y dejó salir un profundo suspiro. —Bien. Estoy de acuerdo. No me
gusta que me digan que hacer pero estoy de acuerdo.
—Una cosa más —dije antes de levantarme—. Jimmy es gay, ¿Cierto?
Woods soltó una carcajada y entonces asintió. —Si, lo es, pero guárdate eso
para ti mismo. A las mujeres les gusta venir solo para mirarlo. Recibe buenas
propinas solo por eso.
Bien. Yo creí que él lo era pero su fijación a Blaire me molestaba. —Entonces
supongo que él puede revolotear sobre mi chica.
Woods esbozó una sonrisa maliciosa. —No creo que pudieras detenerlo aún
si lo intentaras.
Mi teléfono sonó mientras caminaba hacia mi Range Rover. Esto me recordó
que Blaire no tenía teléfono. Así que no sería ella llamándome. Iba a visitarla ahora.
Hablaríamos del asunto entonces. Sacando mi teléfono, vi el nombre de mi madre
en la pantalla. La había ignorado durante cuatro semanas. Yo tenía a Blaire de
vuelta pero aún no me encontraba listo para hablar con mamá. Presione el botón
de Ignorar y guarde mi teléfono de vuelta en mi bolsillo.
Una vez que estuve en lo de Blaire revisé debajo del tapete y estuve feliz de
ver que no había una llave escondida. Había hablado con ella y Bethy la noche
anterior sobre lo inseguro que era eso. Golpeé la puerta y escuche los pasos en el
otro lado. El auto de Bethy había estado en el club cuando me fui, así que sabía que
Blaire estaba sola. Solo pensar en tener algo de tiempo a solas con ella me hizo
sonreír.
La puerta se abrió y una “recién arrastrada de la cama” Blaire se asomó en el
otro lado sosteniendo una dona. El rubor en sus mejillas era adorable. La pequeña
diminuta camiseta sin mangas cubriendo esas grandes y hermosas tetas suyas y los
pequeños shorts bóxer tomaban lo adorable y la convertían en ardiente.
111

Entré y cerré la puerta detrás de mí. —Maldición, nena —murmuré mientras


la regresaba al sofá—. Por favor, no vuelvas a abrir la puerta luciendo de esta
manera.
Página

Ella bajó la mirada y una sonrisa tiro de sus labios. —Continúan


volviéndose más grandes. Yo creo que es por el embarazo —dijo a modo de
explicación—. Olvide que se veían así…
Envolví un mechón de su cabello alrededor de mi dedo. —No es solo la
diminuta camiseta sin mangas pero esto del cabello “recién salido de la cama” es
sexy y… —deslicé mi mano hacia abajo sobre su trasero apenas cubierto—. Esto
necesita ser más cubierto también.
—Las personas normalmente no se detienen en esas cosas por las mañanas
—Blaire se escuchó sin aliento. Me gustaba saber que la afectaba.
—Bien —repliqué—. ¿Cómo fue dormir en tu cama? —le pregunté dando
una mordida al lóbulo de su oreja.
—Uh… yo uh… dormí bien —dijo, nerviosa. Tire de vuelta y la miré. ¿Por
qué se escuchaba nerviosa?
—¿Solo bien? —pregunté, mirando como sus mejillas se volvían rojo
brillante.
Blaire cambio su pie y bajo su mirada al suelo. —Los sueños de embarazada
pueden ser um…
—¿Sueños de embarazada? ¿A qué te refieres? —ahora tenía curiosidad. El
hecho de que su rostro entero era de un rojo brillante y ella se veía lista para
arrastrarse debajo de la mesa y esconderse de mí, solo me hizo querer saber más.
Comenzó a moverse y tomé sus caderas para mantenerla mantuve atrapada
entre mí y el sofá. —Oh, no, no lo harás. No puedes decirme cosas como esa y no
explicarte.
Blaire dejó salir una corta risa insegura y sacudió su cabeza. —Puedes
mantenerme aquí todo el día pero no voy a decirte.
Deslicé mis manos debajo de su camiseta y comencé a hacerle cosquillas.
Intente realmente fuerte no concentrarme en los senos perfectamente abultados
justo a mi alcance. No quería que Blaire pensara que sólo me importaba por el
sexo. Antes había basado nuestra relación en sexo. Quería probarle que era más
que eso. Incluso si estaba tomando duchas frías y masturbándome pensando en lo
dulce ella había sabido el otro día.
Blaire se reía y retorcía mientras le hacía cosquillas —¡Para! —chilló y
112

empujó contra mí. Cuando intentó de revolverse lejos de mí, mi mano se deslizo
arriba y masajeó su seno izquierdo, haciéndola congelarse. Un pequeño sonido
vino de su garganta, que se escuchó realmente cercano a un gemido. Froté la yema
de mi pulgar sobre su pezón y ella se presionó contra mí. A la mierda la cosa de
Página

nada de sexo. ¿Cómo se suponía que ignorara esto?


—Por favor, Rush. Yo te necesito, para —rogó.
¿Ella me necesitaba? Espera… eran sus sueños… —Blaire, nena, ¿Tus sueños
son sobre sexo?
Ella gimoteó y asintió mientras yo pinchaba su pezón entre mis dedos. —Sí,
y estoy cansada de despertarme cachonda —murmuró.
Mierda. Tome la dona de sus manos y la recosté en la mesa, luego chupé el
glaseado de sus dedos. Su respiración se detuvo. La tomé y la levanté. Ella
envolvió sus piernas alrededor de mi cintura y yo devoré su boca mientras nos
encaminaba de vuelta a su dormitorio. En esta ocasión había una gran cama para
mí para que la pusiera y la mantuviera en ella todo el día, haciéndole el amor si eso
era lo que ella necesitaba.
La recosté en la cama y tire sus pequeños shorts y bragas fuera antes de
arrastrarme encima de ella. —Quítate esa camiseta —dije mientras tiraba de ella
hacia arriba y sobre su cabeza. Me detuve y la miré. Solo la semana pasada creí que
nunca la volvería a ver así otra vez. Sostenerla era algo con lo que soñaba al
dormir. Ahora ella estaba allí y yo quería apreciar cada pequeña porción de su
cuerpo.
—Rush, por favor. Te necesito dentro de mí —Se retorció y declaró. Por
mucho que quería adorar su cuerpo parecía como que no iba a conseguirlo. No iba
a ser capaz de rechazar a una Blaire necesitada.
—¿Puedo probarte primero? —le pregunté, besando su boca otra vez y
entonces corriendo besos por todo su cuerpo.
—Sí, lo que sea. Solo necesito que me toques —suspiró cuando mi mano
encontró sus pliegues húmedos y deslice un dedo al interior—. ¡Oh Dios! ¡Sí!
Ahhhh —gritó mientras comenzaba a tocarla.
Blaire loca por el sexo iba a ser divertida. Era como si hubiera ganado la
jodida lotería. Empuje sus muslos más separados y baje mi boca para besar el
pequeño clítoris escondido allí. Ella se disparó y comenzó a rogar otra vez.
Pegando mi lengua afuera, la corrí por encima de su dulce e hinchado sexo. Sus
dos manos tomaron mi cabello y me sostuvieron. No pude evitar sonreír.
—Por favor, Rush, por favor. Tú lo haces sentir tan bien. Por favor —sus
113

sexys, pequeñas suplicas estaban a punto de hacerme explotar. La quería tan o más
como ella me quería a mí pero yo también estaba disfrutando esto. Me concentré
en hacerla venirse con mi boca mientras ella comenzaba a retorcerse y gemir en la
cama. Cuando finalmente gritó mi nombre y se comenzaba a venir, salté y me quité
Página

la ropa en un tiempo récord.


Ya no necesitábamos más un condón. Me recosté sobre ella y con una simple
estocada ya estaba dentro. Blaire sujetó mis hombros y yo tiré de su cabeza hacia
abajo. Si así era como todas las mujeres embarazadas eran, ¿Por qué carajos los
hombres no las mantenían embarazadas? Esto era ardiente. Tan ardiente que no
me importaría hacerlo mucho tiempo.
—Cógeme, Rush. Realmente duro —Blaire jadeó.
—Nena, sigue diciendo cosas así y me voy a correr antes de que tú quieras
que lo haga.
Ella sonrió maliciosamente hacia mí. —Te tendré duro otra vez. Lo prometo.
Ahora, hazlo duro. En mis sueños, tú me cubrías y me cogías hasta que me
encontraba gritando y arañando en la cama, rogándote para que nunca pararas.
Justo antes de que me viniera, me desperté.
No solo había estado teniendo sueños sexuales sobre mí, sino sueños sucios
sobre mí. Me tiré fuera de ella y la volteé sobre su estómago, luego alce sus caderas
al aire —¿Quieres coger, dulce Blair? Yo hare a mi chica sentirse mejor —Susurré
mientras corría mis manos gentilmente sobre su trasero desnudo. Ella comenzó a
retorcerse y nalgueé su coño, haciéndola boquear con sorpresa—. Si lo quieres
duro nena, entonces te lo voy a dar duro —le prometí.
Tomando su cadera, arremetí dentro de ella y casi disparo mi carga.
Estaba tan jodidamente apretada. Los desesperados lloriqueos de placer
viniendo de Blaire no estaban ayudando. Recordando que necesitaba hacer que
Blaire se viniera de nuevo era difícil cuando mis bolas estaban volviéndose
apretadas y mi miembro palpitaba.
—Más fuerte —Blaire gimió y lo perdí. Comencé a golpear dentro de ella
con la misma salvaje necesidad desenfrenada que la consumía. Cuando su ceñido
calor comenzó a apretarme y mi nombre vino rasgando fuera de su boca, cerré los
ojos y me deje llevar.
114
Página
26
Traducido por Jessy
Corregido por Itxi

Blaire

R
ush se encontraba de espaldas, tirándome hacia él cuando me vine
en un orgasmo que estaba bastante segura, me había hecho
desmayar. Me acurruqué en sus brazos y suspiré de alivio. Había
hecho muy felices a mis necesitadas partes. Más que felices. Estaba dolorida por
todas partes y me encantaba.
—Creo que puede que me hayas roto. —Ahogó una risa contra mi sien y
colocó allí un beso.
—Espero que no, porque cuando tenga energía para moverme, me gustaría
hacerlo de nuevo —le contesté tan dulcemente como pude.
—¿Porque de pronto me estoy sintiendo utilizado? —preguntó.
Pellizqué la piel que cubría sus abdominales. —Lo siento si te sientes
utilizado, pero con un cuerpo como el tuyo, ¿qué esperas?
Rush rió y me puso de espaldas antes de cubrirme con su cuerpo. Sus ojos
plateados brillaron al mirarme.—¿Eso crees?
Solo asentí. Temía que diría algo más si hablaba. Como el hecho de que
115

estaba enamorada de él.


—Eres tan hermosa —susurró mientras bajaba la cabeza para besar mi
rostro, como si fuera algo para adorar.
No era hermosa. Él lo era, pero no señalé ese dato. Si quería pensar que lo
Página

era, entonces lo dejaría. Sus manos corrieron bajo mi cuerpo haciéndolo zumbar de
placer. —¿Despiertas así cada mañana? —preguntó con un brillo en sus ojos.
Podría mentir, pero había tenido suficiente de eso. —Sí. A veces en medio
de la noche también.
Rush levanto una ceja. —¿En medio de la noche?
Asentí.
Extendió la mano y peinó los mechones fuera de mi rostro. —¿Cómo se
supone que te ayude en medio de la noche si no estás conmigo? —su voz sonaba
realmente preocupada.
—No me quieres despertándote cada noche por sexo —le dije.
—Nena, si te despiertas caliente quiero estar listo y disponible —su voz bajó
y deslizo una mano hacia abajo para ahuecarla entre mis piernas—. Esto es mío, y
yo cuido de lo que me pertenece.
—Rush —advertí.
—¿Si?
—Voy a montarte aquí mismo y exprimir tus sesos si no dejas de decir cosas
como esa.
Rush sonrió.
—Eso no es una gran amenaza, dulce Blair.
Volví la cabeza para sonreír y el reloj en mi mesita de noche me llamo la
atención. ¡Oh mierda! Empuje a Rush. —Tengo que estar en el trabajo en diez
minutos —le grité a modo de explicación.
Rush se apartó de mí y salté fuera de la cama, sólo para darme cuenta que
me encontraba bastante desnuda, y que Rush estaba tendido en la cama con una
sonrisa, viéndome entrar en pánico.
—Por favor, no me importa. La vista es estupenda desde aquí —dijo con
una sexysonrisa.
Negué con la cabeza y agarré un par de bragas limpias y un sujetador, luego
corrí al baño.
***
116

—Parece que alguien tuvo suerte o ¿esa sonrisa de felicidad es por todas
esas donas que te llevé? —Jimmy arrastré las palabras mientras entraba a la cocina
con un minuto de retraso.
Página

Mi cara se sentía como si estuviera en llamas —Me encantan las donas.


Gracias, y lo siento, lo olvide anoche. Fue un uh… día loco —contesté, eligiendo un
delantal, asustada de hacer contacto visual con él.
—Nena, si acabara de salir de la cama de Rush Finlay estaría sonriendo
como loco también. De hecho, estoy terriblemente celoso. Sé que mis donas no
pusieron ese brillo de satisfacción en tus ojos.
Comencé a reír y cogí un lápiz y una libreta. —Es bastante asombroso.
—Oh, por favor, dame detalles. Pondré atención a cada palabra —rogó
Jimmy saliendo hacia el comedor junto a mí.
—Ve a coquetear con mujeres y deja de fantasear con mi… mi…—¿Qué era
Rush? No era mi novio. Era el padre de mi bebé y eso apenas sonaba justo.
—Es tu hombre. Dilo porque es verdad. El chico adora tu altar.
No respondí. No estaba segura de que contestar. Ya había mesas llenas y
tenía trabajo que hacer. Woods, Jace y Thad, el rubio con cabello rizado de cuyo
nombre me había enterado hace poco, estaban sentados en una de mis mesas. Fui a
tomar las órdenes de bebidas del señor Lovelady y de su acompañante de hoy.
Siempre tenía chicas con él que parecía que podían ser sus nietas, pero nunca lo
eran. Según Jimmy, el señor Lovelady era más rico que Dios. A pesar de ello, era
viejo. Lo que era sencillamente asqueroso.
Después de tomar sus órdenes de bebidas me dirigí a la mesa de Woods.
Los tres chicos me sonrieron cuando me acerqué, y Thad me guiñó un ojo. Era el
chico guapo a quien le gustaba coquetear, y todos lo sabían. Por lo que ignorarlo
fue fácil. —Buenos días, muchachos. ¿Qué puedo traerles para beber? —pregunté
mientras colocaba sus vasos de agua en frente a ellos.
—Luces alegre esta mañana. Es bueno verte sonreír otra vez —dijo Thad
mientras tomaba su vaso de agua y bebía un sorbo.
El sonrojo volvió a mis mejillas. Podía sentirlo. Eché un vistazo hacia
Woods, quien me observaba con una mirada cómplice. Era lo suficientemente listo
para entenderlo. —Quiero un café —fue la única respuesta de Woods. Estaba muy
agradecida de que no estuviera de humor para tomarme el pelo.
—Bethy no me dejó tocar las donas que Jimmy trajo esta mañana. No me di
cuenta que las donas te ponían de tan buen humor —la sonrisa de satisfacción en el
rostro de Jace dijo que sabía exactamente qué había sucedido. ¿Acaso, ahora todo
117

el club iba a saber sobre mi vida sexual? ¿Era así de interesante?


—Sucede que me encantan las donas —respondí, estudiando mi libreta en
vez de mirar a cualquiera de ellos.
Página

—Apuesto que lo haces —Jace se rió entre dientes—. Tráeme una Honey
Brown, por favor.
—Siento como que me estoy perdiendo de algo aquí y odio sentirme
excluido —dijo Thad apoyándose en la mesa e inspeccionándome más de cerca.
—Aléjate y pide tu maldita bebida —le espetó Woods.
Thad rodó los ojos y se echó hacia atrás en su asiento. —Todos están tan
sensibles. Quiero una botella de agua mineral.
Lo anoté y luego miré hacia Woods. —¿Les gustaría que les traiga frutas
frescas a la mesa?
Asintió. —Por favor.
Contenta de haber terminado con esos tres, me dirigí a la cocina luego de
haber sido detenida por la Sra. Higgenbotham, la cual quería una Mimosa para ella
y su hija, quien parecía tener unos dieciocho años.
Jimmy estaba cargando su bandeja cuando entré a la cocina. Me miró por
encima de su hombro. —Sé que estoy siendo entrometido pero tengo que
preguntar, ¿quién es la chica que Rush dejo aquí ayer al salir corriendo?
Meg. No sabía nada más sobre ella. Solo Meg, una vieja amiga. De hecho
había olvidado que Rush la había dejado aquí. —Es una vieja amiga suya. No sé
mucho más.
—Woods la conoce bien también. Fue y habló con ella después de que
ustedes salieran corriendo. Supuse que no era nueva si ambos la conocían.
Me recordé a mí misma que era parte de su pasado. No tenía razón para
sentir celos de ninguna manera. Eran viejos amigos. Solo porque era una de ellos
no significaba que tuviera que sentirme inferior.
Puse las frutas de Woods en mi bandeja y cogí las bebidas que todos habían
pedido antes de volver a entrar al comedor.
Me concentré en la entrega de bebidas a mis mesas antes de hacer un
barrido mientras caminaba hacia la mesa de Woods. Vi a Woods entrecerrar sus
ojos desde mi dirección hacia una mesa a mi izquierda. Estaba en el área de Jimmy.
Miré hacia atrás para ver si eso era una pista para que ayudara a alguien, cuando
118

mis ojos se encontraron con los de Rush. Me detuve. Estaba aquí. Una sonrisa
comenzó a formarse en mis labios cuando mis ojos se movieron para ver a Nan
sentada a su lado, con una mueca de enfado en su rostro. Giré mi atención de
nuevo hacia Woods y decidí pretender que no estaban aquí.
Página

—Aquí está su fruta —podía oír el tono nervioso en mi voz y rogué que los
chicos no se dieran cuenta—. Y aquí están sus bebidas. ¿Todos listos para ordenar
ahora? —pregunté, forzando una sonrisa. Los tres se me quedaron mirando,
haciendo todo aún más incómodo. Era algo que iba a tener que aprender a superar.
Nan era su hermana. Estaría en mi vida si Rush lo estaba. Aprender a vivir con
alguien odiándome era una parte de la vida que necesitaría saber aceptar.
—Es su hermana. Haces esta cosa con él y tienes que lidiar con ella también
—me dijo Jace como si no lo supiera. No me gustaba sentir como si cada emoción
que tenía estuviera a la vista. Siempre había sido una persona reservada. Esto era
demasiado.
Lo ignoré, sacando mi libreta y mirando deliberadamente a Woods. Aclaró
su garganta y ordenó. Los otros también lo hicieron sin más palabras de sabiduría.
119
Página
27
Traducido por Betza18
Corregido por Itxi

Rush

T
e llamé para preguntarte si podrías desayunar conmigo. ¿Por lo
menos podrías darme treinta minutos de tu atención? Hace semanas
que no nos hemos visto. Te echo de menos—. Me afectó el dolor en la
voz de Nan. Tenía razón. La estaba ignorando. Incluso no estaba seguro de lo me
había dicho desde que Blaire entró en el comedor. Estaba tan concentrado en que
no cargara nada pesado y que nadie la estuviera molestando… o coqueteando con
ella, que no me quedaba mucho tiempo en el almuerzo con mi hermana.
—Sí, lo siento —le dije, viendo la puerta por donde había visto a Blaire
entrar.
—Otra vez cuéntame del torneo de navegación que estabas haciendo con el
chico nuevo… me dijiste que su nombre era Charles.
Nan sonrió cuando le mencioné el nombre del chico y luego asintió. Me
recordó a la pequeña niña que se entusiasmaba hablando de algo que le interesaba.
No como un adulto enojado cuando crecía. —Sí. Es el nieto de los Kellars. Es de
Cape Cod y es un experto en navegación. Navegó hasta aquí durnate el verano.
Como sea, entró a un torneo y quiere llevarme con él. Sólo será por unos días.
120

Escuché mientras hablaba de Charles y su velero, pero era muy difícil no


mirar alrededor y buscar a Blaire. Necesitaba encontrar un balance entre estas dos
mujeres en mi vida. Primero estaba Blaire, pero amaba a mi hermana y me
necesitaba. Incluso si en el desayuno la escuchaba hablar acerca de su última
Página

conquista. No tenía con quien hablar. Dejó de hablar y frunció su ceño por algo
que pasaba detrás de mi hombro.
—Necesita concentrarse en su trabajo y dejar de mirarte. Dios, no sé por qué
Woods no la despide.
Miré hacia atrás para ver a Woods, Jace y Thad sonriendo y bromeando con
Blaire, que se encontraba sonrojada.
—No está mirando ahora. Está demasiado ocupada coqueteando con los
chicos. Sólo le importa el dinero. Realmente es patético. Me gustaría que vieras lo
ridículo que es su intento. Quiero decir, los estoy viendo y…
—Nan, cállate —gruñí. No quería escuchar todas las tonterías que Nan decía
respecto a Blaire, tampoco quería ver a los chicos coquetear con ella, y que la
hicieran sonrojar era más de lo que podía manejar. Iba a asegurarme de cada uno
de esos hijos de puta comprendieran que era mía.
—¿Vas a dejarme por ella? Está coqueteando con ellos, Rush. No puedo
creer que simplemente te levantarás durante el desayuno para ir con el público que
tiene esa puta barata. —El ataque de celos que había tenido inmediatamente me
había distraído y me había olvidado de mi hermana. Una neblina roja se apoderó
de mí, y me giré hacia ella.
—¿Qué demonios acabas de decir? —le pregunté susurrando y
levantándome sobre ella. Abrió la boca para hablar, pero sabía que si decía algo
malo de Blaire iba a perder el control.
—No lo hagas. Si es que quieres salir de aquí con un poco de dignidad. Si
alguna vez vuelves a decir algo malo acerca de Blaire ya no voy a volver a verte.
Maldita sea, ¿lo entiendes?
Los ojos de Nan se abrieron. Nunca le había hablado de esa manera. Pero
esta vez había llegado demasiado lejos. Se levantó de un salto y tiró su servilleta a
la mesa.
—No puedo creerlo. Soy tu hermana. Ella sólo… ella sólo…
—Es la mujer de la que estoy enamorado. Necesitas recordarlo —dije
terminando su oración.
Los ojos de Nan destellaron odio mientras se daba la vuelta y salía del club.
No me importaba. Necesitaba que se fuera antes de que dijera alguna otra
121

estupidez. No quería hacerle daño. La amaba, pero odiaba cada una de las palabras
que salían de su boca. Una mano me tocó el brazo y me sacudió, antes de que lo
hiciera, sabía que era Blaire. Sus ojos azules estaban llenos de preocupación. Esto
era a lo que tenía miedo. El odio de Nan hacia ella. No podía culparla, pero no
Página

podía vivir sin Blaire. Pero en este momento necesitaba estar solo.
—Lo siento —le dije susurrando, luego aparté mi mano para sacar el dinero
y ponerlo en la mesa antes de salir a perseguir a Nan fuera del comedor.
Pasé las siguientes tres horas en el gimnasio. Mi cuerpo estaba físicamente
listo para golpear a quien sea para el momento en que llegué allí. Pero ahora mi ira
se había desvanecido. En este momento sólo quería ver a Blaire. Su turno ya había
terminado y quería abrazarla. Se merecía una disculpa. Nunca debí haber
permitido que Nan escogiese el club para desayunar. Me había pedido que me
encontrara con ella en el club, así que fui. Incluso me había asegurado que
estaríamos en la sección de Jimmy. No había querido incomodar a Blaire. Pero de
todos modos había fracasado. Esta es la última vez que le permitía a Nan acercarse
a ella. No lo hará y Blaire no se lo merece.
Toqué la puerta y esperé. Nadie vino. Metí la mano en mi bolsillo y saqué
mi teléfono sólo para recordar que Blaire no tenía celular. Maldita sea. Iba a coger
el teléfono de mi casa e iba a obligarla a tomarlo de nuevo. ¿Y si estaba herida? ¿Y
si se había ido de aquí y no pensaba regresar?
—Salió con Jimmy —dijo Bethy detrás de mí. Me di la vuelta para ver a
Bethy caminando desde el campo de golf—. Me la encontré después de que
terminó su turno y me dijo que ella y Jimmy tenían una cita caliente.
—¿Por qué no me lo dijo? —Porque no sabía en dónde encontrarme, eso si
es que me hubiera querido decir. Había huido de ella—. ¿A qué hora llegará? —le
pregunté cuando Bethy se puso delante de mí y abrió la puerta.
—No lo sé. Estaba enojada. ¿Sabes algo de eso? —preguntó Bethy con voz
agria, mientras empujaba la puerta.
No le pregunté si podía entrar, sólo seguí adentro. —Nan y yo fuimos a
desayunar hoy al club. Y no nos fue muy bien.
Bethy arrugó la nariz con disgusto. —¿Eso crees? ¿Para qué? No puedo
imaginar a la perra de tu hermana haciendo algo para disgustar a Blaire —Bethy
arrojó su bolso y murmuró una maldición—. No necesita que la estresen, lo sabes
muy bien. Está embarazada y está decidida a permanecer de pie la mayoría del
tiempo y a llevar bandejas todo el día. Tú estás añadiendo más drama familiar, y
no necesita eso. La próxima vez que quieras tener una reunión familiar con la
122

malvada bruja, asegúrate de que sea en otro sitio.


Tenía razón. No debería haber dejado que Blaire viera a Nan. Nunca debí
haber creído en la amabilidad de Nan. O por lo menos en que se hubiera querido
comportar. Esto fue mi culpa y necesitaba encontrar a Blaire.
Página

—¿En dónde está? —le pregunté


Bethy se dejó caer en el sofá. —Consiguiendo un descanso de esta vida de
mierda en la que ha vivido últimamente —si Bethy quería hacerme daño, estaba
haciendo un excelente trabajo. Estaba dispuesto a rogarle cuando la puerta se
abrió.
—Siento llegar tarde. Fuimos a… —se detuvo cuando sus ojos se
encontraron con los míos—. Hola.
—Hola —le dije acercándome para quedar enfrente de ella, pero con miedo
a tocarla—. De verdad lo siento. Por favor vamos a tu cuarto y déjame explicártelo
—hizo el primer movimiento y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura.
—Está bien, no estoy molesta —me iba a consolar. Otra vez. Esto es lo que
siempre hace: preocuparse por lo demás.
—No, no lo está —le respondí y tomé su mano para llevarla a su cuarto.
Lejos de Bethy que en estos momentos no era mi mayor fan.
—Ve y deja que se arrastre. Lo necesita. Mierda. Necesito que lo haga —dijo
Bethy desde el sofá, tomando el control remoto de la televisión.
123
Página
28
Traducido por noenatale
Corregido por CrisCras

Blaire

R
ush continuó empujándome dentro de mi habitación hasta que la
puerta estaba cerrada detrás de nosotros y él estuvo sentado sobre
mi cama conmigo en su regazo. Había estado molesta antes, pero
ahora estaba bien. Él había estado en una horrible situación y Nan se había
alterado. Estaba segura de que Woods se encontraba abstante contento con que no
hubiera habido una gran escena conmigo involucrada.
—Rush, te prometo que todo está bien. Estoy bien —le aseguré, ahuecando
su rostro en mis manos. Lidiar con Nan y su odio era parte del trato. Lo sabía e iba
a tener que vivir con eso si quería a Rush en mi vida.
Negó con la cabeza. —Nada sobre hoy estuvo bien. Nunca debería haber
accedido a almorzar con ella allí. Sabía que no. Nunca debería haber confiado en
que ella se comportaría como una persona normal. Lo lamento mucho, bebé. Te
juro que eso nunca volverá a suceder.
Cubrí su boca con la mía y lo empujé hacia atrás en mi cama. —Te lo dije,
está bien. Deja de disculparte —susurré contra sus labios.
Las manos de Rush deslizaron hasta mi camisa y encontraron mi sujetador,
124

que ahora era dos tallas demasiado pequeño. Los tirantes cortaban mi piel después
de haberlo usado todo el día. Lo desabrochó, después pasó sus manos sobre la piel
marcada por la presión del sujetador mal ajustado.
—Necesitas un nuevo sujetador —dijo, rozando sus dedos ida y vuelta
Página

sobre mi espalda, haciéndome temblar de placer.


—Mmmm, si prometes hacer eso todas las noches, estaré bien —le aseguré
inclinándome para besarlo otra vez.
Se retiró. —¿Por qué no me dijiste? —preguntó con una voz dolorida.
¿Decirle qué? Puse mis manos a cada lado de su cabeza y me levanté hasta
que me cernía sobre él. —¿Qué es lo que supone que tenía que decirte? —pregunté,
confundida.
Rush deslizó sus manos alrededor de mis costados hasta que se deslizaron
bajo mis pechos y olvidé que estábamos teniendo una conversación. Eso se sentía
tan bien. Gimiendo, empuje mi pecho en sus manos, lista para rogar.
—Tu piel se cortó por ese jodido sujetador, Blaire. ¿Por qué te lo pusiste? Te
hubiera conseguido uno nuevo. Voy a conseguirte uno antes de que vayas a algún
otro lado.
Todavía estaba hablando sobre mi sujetador. —Rush, necesito que me
toques ahora. No te preocupes por mi sostén. Sólo, por favor…. —Incliné mi
cabeza y le di pequeños piquitos en su hombro y besé un camino hacia su pecho.
—Tan bien como se siente eso, no puedes distraerme. Quiero saber por qué
no me dijiste que tu maldito sujetador estaba lastimándote. No quiero que te
lastimes.
Levanté la cabeza y lo estudié. Estaba frunciendo el ceño. Esto realmente lo
molestaba. Nunca nadie se preocupó por mí de esta manera. No estaba
acostumbrada a ello. Mi corazón se hinchó, me incline y me quité la camisa y el
sujetador. —Rush, necesito un nuevo sostén. Este ha quedado demasiado pequeño.
¿Podrías llevarme a conseguir uno? ¿Por favor? —bromeé mientras sus manos
subieron y cubrieron mis hinchados senos, haciendo que mis bragas se hicieran
crema, aún más.
—Tetas tan jodidamente perfectas como estas necesitan ser cuidadas. No
puedo soportar la idea de ellas estando doloridas —Me sonrió—, a menos, por
supuesto, que sea yo el que cause el dolor. —Pinchó ambos pezones duro y grité.
—Estas tetas son mías, Blaire. Yo cuido lo que es mío —susurró antes de
125

meterse un pezón dentro de su boca.


Solo asentí y me mecí contra él. Su erección estaba presionando contra mi
hinchado clítoris y si me frotaba solo un poco más me iba a venir. Realmente
necesitaba venirme.
Página

—Despacio chica. Déjame quitarte esos shorts primero —dijo repartiendo


besos hacia mi estómago, donde se demoró y lo besó dulcemente. Sus ojos se
levantaron para mirarme, mientras desabrochaba lentamente mis shorts y
comenzaba a empujarlos para bajarlos por mi cuerpo–. Parece que alguien necesita
algo de atención. Estás toda hinchada y húmeda. Goteando. Joder eso es caliente —
murmuró mientras separaba mis piernas y miraba hambrientamente entre ellas.
Se puso entre mis piernas hasta que su boca estaba tan cerca de mi clítoris
que podía sentir su cálido aliento sobre él. —Esta noche me voy a quedar aquí. No
puedo dormir de noche sabiendo que quizás despiertas así y me necesites. La idea
me vuelve loco. —Su voz se convirtió en un sonido ronco que siempre me excitaba.
Observé como sacaba su lengua y brillaba la barra de plata antes de que pasara su
lengua a través de mis pliegues, deslizándola luego en mi interior.
Agarré su cabeza y comencé a suplicarle por más, mientras me daba no uno,
sino dos orgasmos antes de que levantara su cabeza y me sonriera maliciosamente.
—Eso es jodidamente adictivo. Nadie debería saber tan dulce, Blaire. Ni siquiera
tú.
Se puso de pie y se quitó la camiseta y los pantalones. Estaba de vuelta
sobre mí antes de que pudiera admirar la vista durante mucho tiempo.
—Quiero que me montes —dijo, besándome otra vez mientras su erección se
deslizaba entre mis piernas.
Lo empujé de vuelta y rodó fácilmente, de forma que pudiera subirme
encima.
Mirarle mientras tomaba mi cuerpo lentamente, me encendía más que las
palabras traviesas que siempre me susurraba al oído para hacerme venir.
Podría amar a este hombre y ser feliz con él el resto de mi vida. Sólo
esperaba tener la oportunidad.
El resto de los días fueron como un cuento de hadas. Fui a trabajar, Rush
aparecía y me distraía con su fantástica presencia; terminábamos en algún lugar en
el que no deberíamos estar, teniendo sexo salvaje, antes de volver a mi
apartamento o a su casa, y hacer el amor en una cama. La segunda vez siempre era
dulce. La primera vez siempre era intensa y necesitada por parte de ambos. Estaba
bastante segura de que Woods nos había oído el día que habíamos terminado en el
126

armario de alquiler desgarrándonos la ropa.


Todavía estaba tratando de decidir si esto era por las hormonas del
embarazo o si siempre iba a querer a Rush así. Un toque suyo y estaba
desesperada. Hoy, sin embargo, haríamos una pausa. Yo iba a trabajar todo el día
Página

en el torneo anual de golf. Había tenido que pelear con ambos, Woods y Rush,
para que me dejaran trabajar hoy. Ninguno de ellos había creído que fuera seguro,
pero por supuesto gané.
Nuestro uniforme de chicas del carrito fue pedido especialmente para hoy.
Vestiríamos todo de blanco, como los golfistas. Nuestros shorts fueron
remplazados con faldas que hacían juego con nuestros polos. Excepto, por
supuesto, por Jimmy. Él iría en shorts. Era el único hombre en los carritos de
bebidas hoy. Aparentemente también había sido pedido especialmente.
—Hay quince equipos. Blaire, tú tomas los primeros tres equipos. Luego
Bethy, tú tienes los tres siguientes. Carmen, tu tomas los tres siguientes. Natalie, tú
tomas los tres próximos y Jimmy, tú tomas los tres últimos. Están todas las
mujeres, quienes te han pedido específicamente. Este será todo un día de evento,
mantengan a los golfistas felices y no agoten las bebidas. Vuelvan aquí a
reabastecerse antes que se queden sin algo. Sus carros han sido pre-stockeados con
las bebidas de elección de los golfistas que seguirán hoy. Cada uno tiene un
walkie-talkie en su carro para contactarme en caso de emergencia. ¿Alguien tiene
alguna pregunta? —Darla estaba de pie en el pórtico de las oficinas con las manos
en las caderas, mirándonos desde arriba.
—Bien. Ahora tomen sus lugares. Blaire, estarás ocupada de buenas a
primeras. El resto de ustedes tiene que esperar y chequear sus equipos mientras
ellos están a la espera de dar el primer golpe. Si quieren una bebida denles una. Si
quieren comida, consigan un mesero. ¿Lo tienen?
Todos asentimos. Darla nos despidió y volvió a las oficinas.
—Odio los torneos. Solo espero que no tenga que lidiar con Nathan Ford. Es
tan malditamente molesto. —Bethy gruñó mientras íbamos a tomar nuestros carros
y a asegurarnos de que teníamos todo antes de encabezarnos hacia el primer hoyo.
—Quizás conseguirás a Jace —dije, esperando animarla.
Bethy frunció el ceño. —Nop. Ni una oportunidad. La tía Darla hizo el
recorrido. Ella no me habría dado a Jace.
Ah. Bien, en ese caso yo tampoco tendría a Rush. Probablemente una buena
cosa. Necesitaba enfocarme en el trabajo. No en como de bien lucía Rush en shorts
y polo.
127

Estacioné el carro en el primer hoyo y fui a encontrar a mi primer grupo.


Eran rostros familiares y eran un grupo más viejo. Serían lo suficientemente fáciles
y eran excelentes dando propinas. Después de llevarles a todos botellas de agua,
fui hasta mi siguiente grupo. Sorprendentemente estaba Jace, Tad y Woods. No
Página

había esperado tenerlos en mi grupo. —Hola chicos, ¿no soy una suertuda? —me
burlé.
—Estaba seguro de que tendríamos a Bethy. Demonios, mi día solo se está
poniendo mejor —respondió Tad.
—Callate –gruñó Jace y le dio un codazo en el costado.
—No soy tan estúpido como para dejar que Bethy tenga a Jace. Ella
ignoraría a todos los demás —explicó Woods.
Le dí a los tres una botella de agua. —Estoy feliz de serviros, incluso si no
soy Bethy —dije, sonriéndole a Jace.
—Si no puedo tener a Bethy, tú eres definitivamente mi sub campeón —dijo
Jace con una sonrisa torcida. No pude evitarlo, me gustaba el chico. Se había
probado a si mismo de sobra con sus sentimiento por Bethy.
—Bien. Ahora, todos ustedes háganme sentir orgullosa —animé mientras
me dirigía a mi siguiente grupo. Este era mi primer grupo femenino. Las reconocí,
pero no estaba segura de quiénes eran exactamente. Creía que la elegante rubia
alta era la esposa del alcalde.
Una vez que tuvieron sus aguas cristalinas con rodajas de lima, me dirigí de
nuevo al frente. Era casi la hora de empezar. Miré hacia atrás y busqué a Rush,
pero no lo vi. No estaba segura de en qué equipo se encontraba, pero sabía que
estaba jugando. Asumí que Grant estaría con él, pero tampoco lo vi.
128
Página
29
Traducido por LilikaBaez
Corregido por Melky2012

Rush

I
ba a matar a Grant mientras dormía. O tal vez aquí en público con
testigos. Golpeé mis palos contra el piso y el caddie2 rápidamente los
agarró, lo cual era bueno. Ya comenzaba a prepararme para lanzar algo.
—¿Meg? ¿En serio, Grant? ¿Le preguntaste a Meg? —gruñí, mirando más
allá de Grant para ver a Meg registrarse y señalar el camino.
—Necesitábamos tres. Cabreaste a Nan, así que nos quedamos cortos. Todo
el mundo ya estaba ocupado. Meg quería jugar. ¿Cuál es el problema? —Grant
entregó su bolsa al caddie y me lanzó una mirada molesta.
Blaire era el gran problema. No le había dicho que Meg estaría en mi
equipo, porque no lo sabía. Es decir, si nos ve puede pensar que estaba tratando de
ocultárselo. Necesitaba encontrarla.
—¿Puedo ofrecerles agua? —preguntó una chica pelirroja cuyo nombre no
podía recordar. Supuse que Woods se aseguró de no ponerme a Blaire. Eso habría
ayudado. Podría haberle explicado la situación y ella podría haber sido capaz de
ver que era completamente inocente.
—Sí, por favor, Carmen —contestó Grant. Le dedicó una sonrisa fugaz y ella
129

le bateó las pestañas. Probablemente se había acostado con ella. Si no, lo haría esta
noche—. Dale una botella al gruñón también. Tiene que hidratarse a sí mismo —
bromeó Grant.
Página

—¿Listos para patear traseros? —preguntó Meg, caminando hacia nosotros.


No, estaba dispuesto a encontrar a Blaire y explicarle esto. Miré por encima
de la chica. —¿Dónde es la alineación de Blaire? —pregunté.
Ella hizo una mueca enfurruñada. —¿No soy lo suficientemente buena?

2 Ayudante de golfista.
—Sí, caramelo, eres perfecta. Él sólo tiene ojos para Blaire. No es nada
personal —explicó Grant, guiñándole un ojo. Ella le sonrió de nuevo.
—Ella tiene el primer grupo. Creo que el señor Kerrington está en ese grupo.
El joven Kerrington. La Sra. Darla dijo algo sobre que el señor Kerrington había
solicitado a Blaire —respondió la chica con una sonrisa de satisfacción.
Woods era un idiota. No lo dudaba.
—Buenos días, Meg. Lo siento, pero tenemos a un malhumorado Rush en
nuestras manos —dijo Grant en forma de saludo a Meg, quien había olvidado se
había unido a nosotros.
—Puedo verlo. Voy a tomar un riesgo aquí y asumir que Blaire es la chica
que persiguió dejándome sola, sin una explicación el otro día.
—Si persiguió a una chica, entonces sí, era Blaire —contestó Grant.
No les hice caso y comencé a caminar hacia la parte delantera de la línea,
cuando vi al primer grupo. El carrito de Blaire también se alejaba al mismo tiempo.
Mierda.
—¿Quieres calmarte? Blaire no es la que se pone celosa. Ese eres tú —Se
quejó Grant, luego tomó un trago de agua.
—Está bien, ¿es problema que esté jugando con ustedes dos? ¿De eso se
trata? —preguntó Meg, mirándome directamente.
—No quiero molestar a Blaire —respondí y miré hacia atrás en la dirección
que había conducido.
—Oh. Bueno, es sólo golf, no una cita —dijo Meg.
Tenía razón. Estaba haciendo el ridículo. No estábamos en la secundaria y
podía jugar al golf con una mujer. Blaire ahora sabía que Meg era una vieja amiga
y estábamos con Grant. No era como si estuviéramos sólo nosotros dos. Esto
130

estaría bien.
—Estoy al borde. Lo siento. Tienes razón. No es la gran cosa —estuve de
acuerdo decidí relajarme y disfrutar del día. Al menos Blaire ya estaba adelantada.
Página

Estaría terminando y entrando pronto. Esa fue probablemente la razón por la que
Woods la había solicitado. Así no estaría fuera en el sol tanto como las demás.
En el momento en que había hecho el sexto hoyo me había relajado y estaba
disfrutando. A excepción de la ocasional preocupación por Blaire estando en el
calor, me sentía bien. Sabía que Woods la estaba cuidando y tan molesto como era,
también era un alivio.
—Vamos Grant, hasta el momento Rush es el mejor de los tres, y yo soy la
mejor de los dos. Éste es amigo tuyo. Puedes hacerlo —Meg se burló de él mientras
se establecía para poner un par.
Grant le lanzó una mirada de advertencia. Embocar no era el punto fuerte
de Grant y no le había tomado mucho tiempo a Meg darse cuenta de eso. Si él
lograba meterla, sería un milagro.
—Creo que necesita un poco de ayuda, Meg. Tal vez podrías ir a darle una
lección —sugerí. La mirada de enojo en el rostro de Grant nos dio risa. Maldición,
era demasiado fácil—. Es posible que desees retroceder, Meg. Parece a punto de
estallar. Si su palo sale volando no quieres estar en la línea de fuego.
Meg retrocedió y se detuvo a mi lado. —¿Realmente lanza palos?
—preguntó ella con una sonrisa esperanzada.
—No te emociones demasiado. Si está lo suficiente enojado como para tirar
palos entonces está jodidamente loco.
—No estoy asustada. Tienes los brazos más grandes —dijo Meg lanzando
otra sonrisa hacia Grant. Ella lo estaba aguijoneando.
—¡Él no tiene brazos más grandes! —ladró Grant, poniendo recta su postura
con una mirada defensiva en el rostro.
Meg se acercó y me apretó el brazo. —Um, sí, son bastante impresionantes.
Muéstrame lo que tienes —molestó a Grant un poco más.
Grant tiró su camisa y se acercó para pararse frente a Meg flexionando sus
músculos. —Siente eso, nena. Él no tiene nada contra mí. No es más que un chico
guapo.
Rodando mis ojos me puse a caminar de regreso al carrito de golf. Grant se
extendió y agarró mi brazo. —No. Este es un concurso que malditamente voy a
131

ganar. Flexiona tus brazos raquíticos. Vamos a ver quién es más caliente.
No tenía ganas de ganar este concurso. —Ganaste. Soy bueno con eso. Él
tiene los brazos más grandes, Meg —dije, sacudiendo los brazos de su agarre.
—No, así no. No estabas flexionando cuando sentí los tuyos y estoy segura
Página

que eran más grandes —respondió ella con una sonrisa maliciosa. Estaba seguro
de que esto era una mala idea. No creía que estuviera coqueteando, pero no estaba
seguro.
—¡Eso es mentira! Flexiona el brazo, Rush. Estoy probando esto. Tengo las
mejores armas.
—Sí, así es. Está bien —contesté.
—Flexiónalos ahora, lo digo en serio —exigió Grant. Ahora me encontraba
en un concurso de mear. Uno, que con mucho gusto estaba dispuesto a dejarle
ganar. Estaba listo para pasar al siguiente hoyo.
—Bien —estuve de acuerdo—. Si esto te hace pasar la pelota para que
podamos pasar al siguiente hoyo, voy a flexionar mi brazo.
Grant sonrió y extendió el brazo otra vez para que ella los sintiera. Ella
estaba esperándome. Flexioné y la dejé que sintiera. Esto era ridículo.
—Lo siento Grant, él gana esto —dijo Meg apretando mis brazos un poco
demasiado tiempo. Dejé caer mi brazo y me dirigí al carrito.
—Mete la bola, Grant —grité.
—¡No ganaste! Ella te escogió porque se siente leal a ti ya que fue tu primer
polvo —respondió.
Sacudí la cabeza hacia alrededor para ver si alguien lo había oído. Por
suerte, parecía que nadie lo había hecho.
132
Página
30
Traducido por Nina_ Ariella
Corregido por val_mar

Blaire

M
e senté mientras subían a su carrito y conducían al siguiente hoyo.
Se suponía que debía conseguir más bebidas. Mi deseo de ver a
Rush se había llevado lo mejor de mí y había tomado un pequeño
tour hasta encontrarlo. Ahora, deseaba no haberlo hecho. Por primera vez esta
semana me sentía enferma del estómago otra vez. No me había dicho que Meg
había sido su primera. Solo había dicho que eran viejos amigos.
Saber qué clase de viejos amigos eran no ayudaba. Era muy consciente de
que Rush tenía una cadena de chicas con las que había dormido. Era algo que sabía
cuando había ido a su cama la primera vez. Pero verlo con ella. La que había sido
su primera, me resultaba doloroso.
Ella había estado coqueteando con él, y él lo había hecho de vuelta.
Intentando impresionarla con sus músculos. Eran lo suficientemente
impresionantes sin que los flexionara y los mostrara. ¿Por qué había hecho eso?
¿Quería que ella se sintiera atraída hacia él? ¿Tenía curiosidad de cómo era ella en
la cama ahora?
Mi estómago se revolvió y obligué a mi carrito a andar y me alejé de los
árboles tras los que me había estado escondiendo. No había pretendido
133

esconderme. Había tomado un atajo para ver si Rush estaba en este hoyo. Pero
cuando lo había visto sonriéndole a Meg y luego dejarla tocarlo había parado. No
pude seguir.
Página

Ella era parte de su mundo. Ella cabía en su mundo. En lugar de conducir


un carrito de bebidas estaba jugando golf con él. Él no me podría haber invitado.
Para comenzar no tenía ni idea de cómo jugar y luego, por supuesto, yo trabajaba
aquí. No podía jugar. ¿Qué estaba haciendo él conmigo? Su hermana me odiaba.
No podía ser parte de su vida. No realmente. Siempre estaría mirando desde el
exterior. Odiaba como se sentía esto.
Estar con él era asombroso. En la privacidad de su casa o en mi condominio
era fácil pretender que podíamos ser algo más. Pero, ¿qué pasa cuando se me note?
¿Cuándo esté muy embarazada y esté conmigo? La gente lo sabrá. ¿Cómo lo
manejará? ¿Puedo esperar que lo haga?
Llené el carrito y dejé que mi mente jugara con todos los escenarios que
podrían sucedernos. Ninguno de ellos terminaba felizmente. No pertenecía a la
élite. Era solo yo. La semana anterior me había permitido jugar con la idea de
quedarme. Criar este bebé con Rush. Aunque verlo con Meg había dolido, había
sido el despertar que necesitaba. Nadie vivía en un cuento de hadas. Especialmente
yo.
Para el momento en que volví, mi grupo había llegado hasta el último
tramo. Sonreí y serví las bebidas e incluso bromeé con los golfistas. Nadie iba a
saber que estaba molesta. Este era mi trabajo. Iba a ser buena en ello.
No le diría nada a Rush esta noche. No tenía sentido. Él no estaba pensando
con claridad. Solo pondría algo de distancia entre nosotros. No podía permitirme
creer que él era mi “felices para siempre”. Era m{s lista que eso.
***
No había sido capaz de llegar al final del día sin enfermarme. El calor me
había afectado, pero maldita sea si Woods se enteraba. No necesitaba que pensara
que no podía hacer mi trabajo. Bethy sostuvo mi cabello mientras vomitaba en el
sanitario detrás de las oficinas. De verdad la amaba.
—Te excediste —regañó mientras levantaba la cabeza de mi última arcada.
No quería admitirlo pero probablemente tenía razón. Tomé la toalla
húmeda que me estaba tendiendo y limpié mi cara antes de sentarme en el suelo y
recostarme contra la pared.
—Lo sé. Pero no le digas a nadie —le pedí.
134

Bethy se sentó junto a mí. —¿Por qué?


—Porque necesito este trabajo. El dinero es bueno. Si voy a marcharme una
vez que comience a notarse entonces necesito todo el dinero que pueda ahorrar.
Página

No será fácil conseguir trabajo mientras estoy embarazada.


Bethy volvió su cabeza y me miró. —¿Todavía estás planeando irte? ¿Qué
hay de Rush?
No quería que Bethy se enojara con él. Recién comenzaba a ser amable con
él de nuevo. —Lo vi hoy. Estaba divirtiéndose. Encaja. Está donde pertenece. Yo
estoy donde pertenezco. No encajo en su mundo.
—¿No tiene derecho a opinar en esto? Si tú dices la palabra, él te hará
mudarte a su casa y se encargará de todo. No estarías trabajando en este club y
estarías a su lado en todas partes. Tienes que saber eso.
No me gustaba la idea de ser una vividora más. Su madre y hermana hacían
eso. No quería serlo también. No me importaba su dinero. Solo me importaba él. —
No soy su responsabilidad.
—Discúlpame si difiero. Cuando te embarazó te convertiste en su máxima
responsabilidad —dijo Bethy con un bufido.
Conocía la verdad sobre la noche que habíamos tenido sexo sin condón. Yo
había ido hacia él. Lo había atacado. No había sido su culpa. Todas las otras veces
él fue cuidadoso. No se lo había permitidi esa noche. Fue mi error, no el suyo.
—Confía en mí cuando te digo que todo esto es mi culpa. No estuviste la
noche que me embaracé. Yo sí.
—No todo puede ser tu culpa. No puedes quedar embarazada sola.
No iba a discutir con ella. —Solo no le digas a nadie que estuve enferma. No
quiero que se preocupen.
—Bien. Aunque no estoy feliz por ello. Haces esto de nuevo y lo diré —
advirtió.
Apoyé mi cabeza sobre su hombro. —Trato —acordé.
Bethy golpeó mi cabeza. —Eres una chica loca.
Sólo me reí, ya tenía razón.
135
Página
31
Traducido por perpi27
Corregido por Chio

Rush

T
an pronto como el torneo había terminado, me fui a casa para
ducharme y arreglarme. Ni siquiera perdí el tiempo colgando el
trofeo de segundo lugar. Abandoné a Grant y Meg, quienes querían
celebrar. No me importa un carajo. Sólo participé en el torneo porque había
quedado con Nan y Grant a principios del verano. Lo hacíamos todos los años. Era
por una buena causa.
Cuando me había detenido por las oficinas donde los carros estaban
estacionados, Darla me dijo que Blaire se había ido con Bethy hacía una hora.
Llamé a Bethy, pero no obtuve respuesta. Pensé que el tiempo en que duraba
duchándome y cambiando ya estarían de vuelta de donde sea que fueron.
El coche de Bethy se encontraba en el estacionamiento cuando llegué a su
apartamento. Blaire estaba en casa. Gracias a Dios. La había echado de menos
como loco todo el día. Llamé tres veces y esperé con impaciencia a que abriera.
Bethy me dio una sonrisa tensa. No era a quien quería ver.
—Hey —dije, dando un paso.
—Ya está dormida. Fue un día largo —dijo Bethy, todavía de pie
136

sosteniendo la puerta abierta, como si quisiera que me fuera en ese momento.


—¿Está bien? —Le pregunté, mirando por el pasillo hasta la puerta cerrada
de su habitación.
Página

—Sólo cansada. Déjala dormir —respondió Bethy.


No me iba a ir. Podía cerrar la maldita puerta. —No voy a despertarla, pero
tampoco voy a irme. Así que puedes cerrar la puerta —le dije antes de dirigirme a
la habitación de Blaire.
Eran sólo las seis de la tarde. No debería estar dormida tan temprano a
menos que estuviera enferma. La idea de su agitado día hizo que mi corazón se
acelerara. Debería haber insistido en que no trabajara hoy. Esto no era seguro para
ella o el bebé.
Abrí la puerta lentamente y entré. Entonces cerré con llave detrás de mí.
Blaire estaba acurrucada en el centro de la enorme cama. Parecía perdida allí. Tenía
tendido su cabello largo y rubio sobre las almohadas, y una de sus largas piernas
desnudas se había salido de las sabanas. Me quité la camisa y luego la arrojé por
encima de la cómoda antes de desabrochar mis vaqueros y quitármelos. Cuando
estuve en mis boxers retiré la sabana y me subí detrás de ella. La abracé contra mí
y vino con mucho gusto. Un suspiro suave y un poco de saludo entre dientes era el
sonido más adorable que jamás había escuchado. Sonriendo, enterré mi cara en su
cabello y cerré los ojos.
Este era el único lugar en el que alguna vez quería estar. Deslicé mi mano y
la puse sobre su estómago plano. La idea de lo que tenía en la mano en ese
momento era abismante.
Un rastro suave por mi brazo y después a través de mi pecho trajo una
sonrisa a mi cara cuando abrí los ojos. Blaire se dio la vuelta frente a mí ahora.
Tenía los ojos abiertos mientras miraba mi pecho y pasó el dedo sobre cada uno de
mis pectorales, luego hacia arriba y al otro lado de mi hombro. Levantó los ojos y
una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
—Hola —le susurré.
—Hola.
Ya estaba oscuro afuera, pero no tenía ni idea de lo tarde que era. —Te
extrañé hoy.
Su sonrisa se desvaneció y desvió su mirada de mí. Esa era una extraña
reacción. —Yo también —respondió, sin mirarme.
Extendí la mano y tomé su barbilla para que pudiera volver la mirada hacia
137

mí. —¿Qué está mal?


Forzó una sonrisa. —Nada.
Mentía. Algo estaba definitivamente mal. —Blaire, dime la verdad. Te ves
Página

molesta. Algo anda mal.


Comenzó a alejarse de mí, pero la abracé.
—Dime, por favor —Supliqué.
La tensión en su cuerpo se alivió un poco cuando le dije por favor. Tenía que
recordar que ella era débil cuanto a esa palabra se refería.
—Te vi hoy. Te estabas divirtiendo... —Se fue apagando.
¿Era ése el problema? Oh... espera. Vio a Meg. —Esto se trata de Meg. Lo
siento, no sabía hasta que llegué allí que Grant le había pedido que remplazara a
Nan. Mi hermana se echó atrás en último momento y Grant le pidió a Meg que
tomara su lugar. Te hubiera dicho antes, si lo hubiera sabido.
La tensión en su cuerpo estaba de vuelta. Mierda. Pensé que lo explicaba.
¿Estaba molesta por eso?
—Fue tu primera —La voz de Blaire era tan suave que casi la perdí.
Alguien le había dicho. Joder. ¿Quién sabía, aparte de Grant? No era como si
compartiera mi historia sexual con la gente. ¿Quién podría haberle dicho? Tomé su
cara entre mis manos. —Y tú eres la última.
Sus ojos se suavizaron. Me estaba volviendo bueno en esta cosa de hablar
dulcemente. Antes, no me había preocupado mucho por decir lo correcto a las
mujeres. Era fácil con Blaire. Sólo estaba siendo honesto.
—Yo... —Se detuvo y se retorció en mis brazos—. Tengo que ir al baño —
dijo. Estaba seguro de que no era lo que iba a decir al principio, pero la dejé
levantarse.
Llevaba una camiseta amarilla y un par de bragas de color rosa que sabía
que las chicas se referían como bóxer. A pesar de que ningún hombre que
conociera usara algo así. Sus caderas parecían más grandes y la idea de acostarla
sobre la cama y enterrarme en esas caderas me puso duro como una roca. Tenía
que concentrarme. Estaba molesta por algo y no me estaba diciendo lo que era.
Tenía que arreglar esto. No quería molestarla.
Mi teléfono sonó y estiré la mano para agarrarlo de la mesita de noche. Era
Nan. No era con quien quería hablar en este momento. Pulsé ignorar. Después de
desviar la llamada, miré la hora. Eran sólo las nueve con diez minutos.
138

Blaire salió del baño y sonrió tímidamente. —Estoy un poco hambrienta.


—Entonces, vamos a alimentarte —le dije levantándome y agarrando mis
jeans.
Página

—Tengo que ir a la tienda. Iba a ir antes, pero tenía sueño, así que pensé en
tomar una siesta primero.
—Te voy a llevar a cenar y luego iremos de compras por la mañana. No hay
tiendas abiertas a esta hora por aquí.
Blaire parecía confundida. —No hay ningún restaurante en la ciudad abierto
tampoco.
—El club está abierto hasta las once. Sabes eso. —Tiré de la camisa por
encima de mi cabeza y luego me acerqué a ella. Me estaba estudiando como si no
entendiera.
—¿Qué? —Le pregunté agarrando su cintura y tirando de su cuerpo casi
desnudo contra mí.
—La gente te verá conmigo en el club. Personas además de tus amigos —
dijo lentamente, como si lo dejara asentarse.
—¿Y? —Le pregunté.
Inclinó la cabeza hacia atrás para poder mirarme. —Y trabajo allí. Saben que
trabajo allí.
Todavía no entendía lo que estaba diciendo. —No te entiendo.
Blaire dejó escapar un suspiro exasperado. —¿No te importa que los demás
miembros del club te vean cenando con un empleado?
Me quedé helado. ¿Qué? —Blaire —dije lentamente, asegurándome de que
la había oído bien—. ¿Acabas de preguntarme si me importa si alguien me ve
comer contigo? Por favor, dime que no he entendido bien.
Se encogió de hombros.
Dejé caer mis manos de su cintura y me acerqué a la puerta. Tenía que ser
una broma. ¿Cuándo alguna vez le había hecho creer que me avergonzaba de ella?
La miré de nuevo. Cruzó los brazos sobre su pecho mientras me miraba.
—¿Cuándo alguna vez te he hecho creer que no quería ser visto contigo?
Porque si fue así entonces te juro que voy a ir a arreglarlo.
Se encogió de hombros otra vez. —No lo sé. Realmente, nunca hemos ido a
una cita. Quiero decir, fuimos al bar de country ese día, pero en realidad no era
139

una cita. Tus eventos sociales normalmente no me incluyen a mí.


Mi pecho se contrajo. Tenía razón. Nunca la había llevado a ninguna parte
que no fuera para comprar muebles y un paseo a Sumit y de regreso. Joder. Era un
idiota. —Tienes razón. Apesto. Nunca te he llevado a ningún lugar especial —dije
Página

en voz baja y luego sacudí la cabeza. En realidad nunca había tenido una relación
antes. Me cogía a las chicas y luego las enviaba a casa.
—¿Así que todo este tiempo pensaste que me avergonzaba de ti? —
pregunté, sabiendo que no quería oír la respuesta. Iba a doler como un hijo de
puta.
—No exactamente avergonzado. Sólo... sólo pensaba que no encajaba en tu
mundo. Eso lo sé. Sólo porque estoy embarazada de nuestro bebé no significa que
tengas que reclamarme de cualquier modo. Estás siendo de apoyo.
—Blaire. Por favor. Detente ahora. No puedo escuchar nada más —Cerré la
distancia que había puesto entre nosotros—. Tú eres mi mundo. Quiero que todos
lo sepan. No sé cómo ir a citas, así que nunca llegué a pensar en llevarte a una.
Pero puedo prometer ahora mismo, voy a estar llevándote a tantas malditas citas
que no va a haber una persona en esta ciudad que no sepa que adoro la tierra que
pisas —prometí extendiendo mi mano y tomando la suya—. Perdóname por ser un
idiota.
Blaire parpadeó para contener las lágrimas y asintió. Me pregunté cuántas
veces iba a meter la pata antes de acertar en esto.
140
Página
32
Traducido por Nico Robin.
Corregido por Chio

Blaire

E
l teléfono que Rush había comprado para mi estaba en la barra de la
cocina cuando salí de mi habitación. Esta era la tercera vez en la
semana que lo dejaba por ahí para que yo lo encontrara. Esta vez
también había una nota.
La recogí.
Piensa en el bebé. Es necesario para las emergencias.
Eso fue un golpe bajo. Sonriendo cogí el teléfono y lo puse en mi bolsillo. No
iba a darse por vencido hasta que lo aceptara.
Hoy fue mi segundo chequeo médico. Le dije eso a Rush en nuestra tercera
cita el lunes en la noche. Había estado muy decidido a llevarme a citas toda la
semana. Anoche le había rogado quedarnos en casa y ver una película. Había
hecho su punto. Todos en el pueblo nos habían visto juntos. Estaba segura de que
todos estaban hartos de vernos juntos a estas alturas. La idea me hizo sonreír aún
más.
Saqué el teléfono de mi bolsillo. Me había olvidado de recordarle a Rush de
la consulta de hoy. Ahora tenía un teléfono para llamarlo. Su nombre era el
141

primero en mi lista de contactos FAVORITOS. No me sorprendía.


El teléfono sonó tres veces antes de que contestara.
—Oye, te llamo de vuelta —la voz de Rush sonaba molesta.
Página

—Bien, pero… —empecé a decir cuando el amortiguo el teléfono para


hablar con otra persona. ¿Qué estaba pasando?
—¿Estas bien? —espetó.
—Si, estoy bien pero…
—Entonces, te llamo después —me interrumpió antes de que pudiera
terminar, y cortó la llamada.
Me senté allí y me quedé mirando el teléfono. ¿Qué había sucedido? Tal vez
debería haber preguntado si estaba bien. Cuando no volvió a llamar en los
próximos diez minutos, decidí que mejor si vestía para mi cita. Seguramente
volvería a llamar antes de que fuera hora de irse.
Una hora más tarde y todavía no había llamado. Debatí entre llamarlo o no.
Tal vez había olvidado de que llamé. Siempre podía pedir prestado el coche de
Betty e ir a mi cita. El lunes, cuando le dije, parecía emocionado por ir. No podía
dejarlo.
Apreté su número de nuevo. Sonó cuatro veces esta vez.
—¿Qué? —la voz de Nan me sorprendió, ¿estaba con Nan?
—Uh, um… —No estaba segura de que decirle. No podía contarle lo de mi
cita —¿Esta Rush por ahí? —le pregunté nerviosamente.
Nan dejó escapar una risita dura. —Increíble. Te dijo que llamaría de nuevo
¿por qué no le das un poco de espacio para respirar? Rush no te necesita. Esta
visitando a su familia. Mi mamá y mi papá están aquí. Nos estamos preparando
para ir a un almuerzo familiar. Cuando esté listo para hablar contigo, lo hará. —
Entonces, me colgó.
Me dejé caer sobre la cama. Esta teniendo un almuerzo familiar con su
madre, su hermana y mi papá. ¿Por eso me colgó? No quería que supiera que estaba
con ellos. Su comida familiar venía antes que el bebé y yo. Esto era lo que esperaba,
pero luego había sido tan dulce y protector. ¿Estaba siendo necesitada? No era una
persona necesitada, si no que me había convertido en una. ¿No? De pie, puse el
teléfono en la cama. No lo quería más. La voz odiosa de Nan se estaba burlando de
mí cuando dijo que estaba comiendo con su padre. Cogí mi bolso. Tuve tiempo de
ir a las oficinas y pedir prestado el coche de Bethy.
Al momento que llegué a las oficinas, estaba sudando. Demasiado para
142

parecer linda en mi cita. No me importó. Era el menor de mis problemas. Subí las
escaleras y Darla me encontró cuando salía por la puerta.
—No trabajas hoy —dijo en cuanto me vio.
Página

—Lo sé. Tengo que pedir prestado el coche de Bethy. Tengo una cita medica
en Destin que… uh… olvidé —Odiaba mentir, pero decirle la verdad era más de lo
que podía manejar.
Darla me observó un momento y luego metió la mano en el bolsillo de sus
pantalones y sacó sus llaves. —Llévate mi coche. Voy a estar aquí todo el día. No lo
necesito.
Quería abrazarla, pero no lo hice. No esta segura de que acostumbrara tener
ese tipo de reacción por una cita médica. —Muchas gracias. Le llenaré el tanque —
le aseguré.
Asintió con la cabeza y me corrió. Corrí por las escaleras, me metí en su
Cadillac y me dirigí hacia Destin.
El viaje de ida no fue tan malo, y sólo tuve que esperar quince minutos antes
de que me llamaran a la sala de exámenes. La enfermera era toda sonrisas mientras
sacaba una maquina con una pantalla pequeña.
—Solo tienes diez semanas, para oír el latido del bebé vamos a tener que
hacer un ultrasonido. Debemos de escuchar el latido del bebé y ver un pequeño
destello aquí también.
Iba a ver a mi bebé y oír el latido de su corazón. Esto era real. Las pocas
veces que me imaginé este momento no lo hice estando sola. Había pensado que
alguien estaría conmigo. ¿Y si no encuentran su latido? ¿Qué pasa si algo va mal? No
quería pasar por esto sola.
El médico entró con una sonrisa reconfortante. —Pareces aterrorizada. Este
es un momento feliz. Todos tus signos vitales están bien. No hay necesidad de
estar tan nerviosa —me aseguró—. Ahora recuéstate —hice lo que me dijo y la
enfermera puso mis piernas en los estribos.
—No estás lo suficiente avanzada para hacer esto externamente y ser capaz
de ver u oír al bebé. Tenemos que hacer un ultrasonido vaginal que significa que
tenemos que ir por esa vía. No duele. Sentirás un poco de presión por la varita, eso
es todo —explicó la enfermera.
No los veía. La idea de él metiéndome una varita solo me puso peor. Me
concentré en la pantalla.
—Muy bien, aquí vamos. Sencillo, estate quieta —me instruyó el doctor.
143

Miré a la pantalla en blanco y negro, esperando pacientemente a algo que pareciera


un bebé.
Un pequeño golpeteo llenó la sala y se sentía como si mi corazón hubiera
Página

dejado de latir.
—¿Eso es…? —le pregunté, repentinamente incapaz de decir nada más.
—Sí. Latiendo justo ahí. Lindo y fuerte —dijo el doctor.
Me quedé mirando la pantalla y la enfermera señaló lo que parecía un
pequeño guisante. —Aquí está él o ella. Tamaño perfecto para diez semanas.
No podía tragar el nudo en mi garganta. Las lágrimas rodaron por mi cara,
pero no me importaba. Me quedé paralizada mirando el pequeño milagro en la
pantalla, mientras sus latidos llenaban la sala.
—El bebé y tú lo están haciendo excelente —dijo el doctor mientras
lentamente sacaba el instrumento de mi interior y la enfermera me bajaba la bata y
me dio la mano para levantarme el ánimo.
—Un poco de flujo sanguíneo es perfectamente normal después de este
procedimiento, así que no te alarmes —dijo el doctor, poniéndose de pie y
acercándose al lavabo para lavarse las manos.
—Sigue tomando estas vitaminas prenatales y ven a verme otra vez en
cuatro semanas.
Asentí con la cabeza. Seguía impresionada.
—Aquí tienes —dijo la enfermera y me entregó unas pequeñas fotos de mi
ultrasonido.
—¿Son mías? —le pregunté mirando las fotos de mi bebé.
—Por supuesto que si —respondió con un tono divertido.
—Gracias —le dije mientras miraba cada una de ellas y miraba al pequeño
chicharito que sabía estaba vivo dentro de mí.
—De nada —me dio una palmadita en la rodilla—. Puedes vestirte ahora.
Todo se ve muy bien.
Asentí con la cabeza y me enjugué una lágrima que se había escapado y
ahora corría por mi mejilla.
144
Página
33
Traducido por dana.kirei7
Corregido por Chio

Rush
¿ Dónde está, Bethy? —Demandé, saliendo de la habitación de Blaire
sosteniendo su teléfono celular. Lo había dejado aquí.
Bethy me gruñó y azotó la puerta de uno de los gabinetes de la cocina.
—El hecho de que tu penoso trasero no sepa dónde está solo me hace odiarte más.
¿Qué demonios estaba mal con ella? Había tenido un día del infierno.
Diciéndole a mi madre que tendría que conseguirse otra casa y diciéndole que iba a
pedirle a Blaire que se casara conmigo los había mandado a todos a una rabia
salvaje. Bueno, no a todos. El padre de Blaire se había visto bien con ello. Nan y mi
madre se habían vuelto locas. Habíamos pasado varias horas gritándonos los unos
a los otros y había hecho amenazas que planeaba mantener. Se suponía que Nan
iba a irse de vuelta a la escuela el lunes. No iba a estar hasta vacaciones de
invierno3 y estaba seguro de que ella terminaría en Vail con amigos entonces. Eso
era lo que hacía cada año. Normalmente yo también, pero no este año.
—He tenido que lidiar con mi madre y hermana por las pasadas cuatro
horas. Correr a Georgianna de la casa e informarles a ella y Nan que planeo pedirle
a Blaire que se case conmigo no es exactamente una batalla sencilla. ¡Así que
perdóname si necesito un poco de ayuda recordando donde esta Blaire!
145

Bethy golpeó la botella de agua en la barra y su gruido molesto se convirtió


más en un ceño de disgusto. Creí que una vez que escuchara que iba a proponerme
a Blaire iba a estar feliz. Aparentemente no.
Página

—Espero que no le hayas comprado un anillo —fue su única respuesta.


Estaba cansado de sus juegos —Dime donde esta —bramé.
Bethy puso ambas manos en la barra y se inclinó hacia delante dándome un
ceño furioso, no sabía de lo que era capaz la chica —Vete. Al. Carajo.

3 En el original: Winter Break.


Joder. ¿Qué había hecho?
La puerta se abrió y Blaire entró caminando sonriendo hasta que sus ojos se
encontraron con los míos. Entonces su sonrisa se desvaneció. Estaba molesta
conmigo también. No era bueno.
—Blaire —dije mientras caminaba hacia ella y comenzó a hacerse hacia
atrás.
—No —replicó, sosteniendo en alto ambas manos para detenerme de
acercarme más. Estaba sosteniendo algo. Se veía como fotografías. ¿De qué demonios
tenía ella fotografías? ¿Algo de mi pasado? ¿Estaba molesta por una chica con la que había
hecho algo una vez?
—¿Eso es lo que creo que es? —Bethy preguntó empujándome para pasarme
y corriendo hacia Blaire.
Blaire asintió y le entregó las fotografías. Bethy se cubrió la boca —Oh Dios
mío. ¿Escuchaste el latido del corazón?
Ante las palabras latido del corazón mi pecho cayó como si acabara de ser
rasgado de par en par. La comprensión llegó mi. Hoy era jueves. Era la cita de
Blaire con el doctor. Me había llamado para recordármelo y le colgué.
—Blaire, mierda, nena, lo siento tanto. Yo estaba lidiando con mi…
—Tu familia. Lo sé. Nan me lo dijo cuando llamé de vuelta. No quiero
escuchar tus excusas. Solo quiero que te vayas —su voz era plana. No había
emoción en ella.
Regresó su atención de vuelta a las fotografías y señaló algo—: Justo allí.
¿Puedes creer que eso está dentro de mí?
Bethy volvió su ceño de odio de mi a la fotografía y una suave sonrisa tocó
su rostro. —Es asombroso.
146

Estaban paradas ahí mirando las fotografías de mi bebé. Blaire había


escuchado su latido hoy. Sola. Sin mí.
—¿Puedo ver? —pregunté, asustado de que me dijera que no o peor, me
Página

ignorara.
En su lugar, tomó las fotografías de Bethy y me las pasó. —Es la cosita
pequeñita que se ve como un chícharo. Ese es… nuestro bebé —terminó. Se había
visto renuente a llamarlo nuestro bebé. No podía culparla.
—¿Su corazón esta bien? Quiero decir, ¿late apropiadamente y todo? —
pregunté, mirando fijamente la fotografía en mi mano.
—Si. Dijeron que todo esta perfecto —replicó—. Si quieres puedes quedarte
con esa. Tengo tres. Pero ahora me gustaría que te fueras.
No me iba a ir. Bethy haciendo guardia no me iba a detener tampoco. Iba a
decirlo todo delante de Bethy si tenía que hacerlo, pero me negaba a dejar este
condominio.
—Mi madre y tu padre se aparecieron sin avisar hoy. Nan se va a la
universidad el lunes. Mamá pensó que me iría también así que regresó para
mudarse por el resto del año. Le informé que no me iría y que necesitaba encontrar
otra casa. También les dije que iba a quedarme hasta que decidieras que nos
mudáramos a cualquier otro lugar. Que tenía la intención de pedirte que te casaras
conmigo —hice una pausa y miré su rostro pálido. No era la reacción que estaba
esperando—. Eso no salió muy bien. Hubo muchos gritos. Horas de gritos y
amenazas. Cuando me llamaste acababa de anunciarles a los tres que me iba a
casar contigo. Todo el infierno se había desatado. Iba a llamarte de vuelta una vez
que tuviera a mi madre y Abe de vuelta en sus carros y encaminados de vuelta al
pueblo. No quería que tuvieras que encararlos también. Pero mi madre no se va sin
una pelea. Nan empacó todo y se fue a la universidad esta tarde. Se niega a
hablarme nunca más —me detuve y tomé aliento—. No puedo decirte cuanto lo
lamento. El hecho de que olvidé la cita de hoy es imperdonable. Tengo que
disculparme contigo. Desearía que pudiera dejar de joderlo todo.
—¿No ibas a tener un almuerzo con tu familia? —preguntó.
—¿Mi familia? ¿Qué? ¡No!
La rígida postura se relajó. —Oh —dijo con un suspiro.
—¿Por qué creías que almorzaría con ellos? No te dejaría colgada para ir a
pasar tiempo con ellos.
—Nan —replicó con una triste sonrisa.
147

—¿Nan? ¿Cuándo demonios hablaste con Nan? —había estado hablando


con Nan toda la mañana.
—Cuando te llamé de nuevo. Nan respondió y dijo que no tenías tiempo
Página

para mí porque ibas a comer con tu familia.


Mi mentirosa hermanita mejor se alegraba de que su trasero estuviera
encaminado de vuelta a la costa este porque si no iría a anillar su cuello si pudiera
poner mis manos en ella.
—¿Te fuiste a esa cita pensando que los había mandado a volar a ti y a
nuestro bebé por ellos? ¡Joder! —Empujé a un lado a Bethy y tiré de Blair hacia mis
brazos—. Eres mi familia, Blaire. Tú y éste bebé. ¿Me comprendes? Me perdí de
algo hoy de lo cual nunca me perdonaré a mí mismo. Quería estar allí y escuchar el
latido de su corazón. Quería sostener tu mano cuando lo vieras por primera vez.
Blaire inclinó su cabeza atrás y sonrió hacia mi —Sabes que puede ser una
niña.
—Seh, lo sé.
—Entonces deja de llamar a nuestro bebé un Él —replicó.
Seguiría llamando al bebé un él. Sonriendo, besé su frente. —Podemos ir a
tu habitación y me cuentas de la cita. Quiero saberlo todo.
Asintió y miro hacia Bethy. —¿Vas a seguir frunciéndole el ceño o vas a
perdonarlo?
Bethy se encogió de hombros. —No estoy segura aún.
148
Página
34
Traducido por ♥...Luisa...♥
Corregido por Chio

Blaire

L
a escuela había comenzado. Los turistas y los visitantes del verano se
habían ido a casa. El club tenía mucho menos tráfico y debido a esto
las propinas también decayeron. Lo más importante era que Rush no
había mencionado lo del matrimonio de nuevo desde la noche en el apartamento,
cuando me había contado que era lo que había dicho a su madre, su hermana y mi
padre. Ni siquiera los mencionó de nuevo. A veces me preguntaba si había
cambiado de opinión o si me lo había imaginado.
Si no fuera por Bethy preguntándome cada semana si Rush había sacado el
tema a colisión, volvería a pensar que había sido un invento de mi imaginación.
Cada vez que le decía que no lo había hecho, se ponía más y más agitada. Por no
hablar de que mi corazón dolía un poco más. Tenía miedo de que lo hubiese
pensado y decidido que era un error. Antes de que lo hubiese mencionado esa
noche ni siquiera me había dejado creer que querría casarse conmigo. Pensé que
criaría al bebé desde dos casas diferentes. Si mis pensamientos volaban hacia el
futuro, los bloqueaba. No era algo que quería esperar.
Mis horas se estaban reduciendo debido a la cada vez más lenta temporada,
y me preguntaba si necesitaría conseguir un segundo trabajo. No había mucho
149

para elegir por aquí. Y también era muy probable que Rush no se lo tomara bien.
Cuando entré en mi habitación había dos cosas que me llamaron la atención.
Había pétalos de rosa sobre la cama y en el centro de ellas había un sobre con mi
Página

nombre escrito claramente en la parte delantera. Lo cogí y lo abrí. El papel se sentía


caro y tenía un Finlay en relieve sobre la parte superior.

Encuéntrame en la playa.
Con amor
Rush
Su letra anormalmente perfecta me hizo sonreír. Fui a mi armario y saqué
un vestido blanco que tenía dos rayas negras a lo largo del dobladillo. Si había
planeado algo romántico en la playa no iba a usar mi ropa de trabajo.
Después de cepillar mi pelo y retocar mi maquillaje me dirigí hacia las
puertas francesas que daban al abismo y me dirigí a la playa. Rush estaba vestido
con unos pantalones cortos color caqui y una camisa de botones. Me alegró
haberme cambiado. Estaba de espaldas a mí y tenía las manos en los bolsillos
mientras miraba el mar. Quería detenerme y admirarlo mientras observaba el
agua, pero también estaba ansiosa por verlo. Se había ido cuando me desperté esta
mañana.
Bajé por el camino hacia la arena. Estaba extrañamente desierta excepto por
nosotros dos. A pesar de que las multitudes se redujeron, aún estábamos a treinta
y un grados, y era soleado fuera. Al mirar hacia abajo me di cuenta de algo en la
arena. Alguien había escrito en ella. Había un palo acostado a un lado.
Me detuve y leí en voz alta —Blaire Wynn, ¿quieres casarte conmigo? —
Mientras las palabras me calaban, Rush caminó a través de ellas, y se arrodilló
sobre una rodilla delante de mí.
Una pequeña caja apareció en su mano y la abrió lentamente, mostrando un
anillo de diamante que capturaba los rayos del sol. Parecía que cobraba vida, ya
que brillaba. Estaba sucediendo. ¿Quería esto? Sí. ¿Confiaba en él?... Sí.
¿Estaba él preparado? No estaba segura. No quería que esto fuera algo que
hacía porque se sentía presionado. Sería fácil llegar abajo y poner el anillo en mi
dedo. Pero ¿era lo que Rush realmente quería?
—No tienes que hacer esto —me obligué a decir con la mirada fija en él. No
había hablado con su hermana o su madre en las últimas semanas. Por mucho que
150

me disgustaran... no las odiaba y no quería ser lo que se interpusiera entre él y su


familia.
Rush negó con la cabeza. —No, no tengo que hacer nada. Pero quiero pasar
el resto de mi vida contigo. Nadie más que tú.
Página

Sus palabras eran las adecuadas. Todavía sentía como que algo andaba mal.
No podía realmente querer esto. Era joven, rico y hermoso. No tenía nada que
ofrecerle. Lo ataría. Cambiaría su mundo. —No puedo hacer esto. No puedo
arruinar tu futuro. Puedes ir a hacer cualquier cosa. Te prometí que dejaría que
formaras parte de la vida de nuestro bebé. Eso no va a cambiar cuando sientas que
estás listo para irte. Siempre te dejaré.
—No digas una palabra más. Lo juro Blaire, estoy a segundos de tirar tu
culo en ese océano. —Se levantó y su mirada firme sostuvo la mía—. Ningún
hombre ha amado a una mujer tanto como yo te amo. Nada vendrá antes que tú.
No sé qué más tengo que hacer para demostrarte que no te fallaré de nuevo. No
voy a hacerte daño. No tienes que estar sola nunca más. Te necesito.
Tal vez esto no estaba bien y tal vez estaba cometiendo un error, pero sus
palabras tiraron de los rincones de mi corazón que de alguna manera no había
logrado tocar hasta ese momento. Tomé la caja de su mano y levanté el anillo libre.
—Es hermoso —le dije. Debido a que lo era. No era demasiado llamativo o
exagerado. Era perfectamente simple.
—Nada menos que eso sería digno de tu dedo —respondió y tomó el anillo
de mi mano. Luego volvió a arrodillarse y sus ojos se encontraron con los míos.
—Por favor, Blaire Wynn, ¿quieres ser mi esposa?
Quería esto. A él.
—Sí —le dije y puso el anillo en mi dedo.
—Gracias a Dios —susurró cuando se puso de pie de nuevo y capturó mi
boca en un beso hambriento. Esto era real y tal vez no sería para siempre, pero era
mío por ahora. Me gustaría encontrar una manera de dejarlo ir si quería. Pero lo
amaba. Eso nunca iba a cambiar.
—Múdate conmigo —rogó.
—No puedo. Tengo que pagar mi mitad del arrendamiento —le recordé.
—He pagado el contrato de arrendamiento en su totalidad durante un año.
Cada centavo que has dado, Woods lo ha metido en una cuenta de ahorros con tu
nombre en él. Lo mismo para Bethy. Ahora, por favor, vive conmigo.
Quise enojarme, pero ahora mismo no podía. Apreté otro beso en sus labios
151

y asentí.
—Y por favor, deja de trabajar —agregó.
—No —le contesté. No haría eso.
Página

—Eres mi prometida ahora. Vas a ser mi esposa. ¿Por qué quieres trabajar
en un club de campo? ¿No quieres hacer algo más? ¿Qué pasa con la universidad?
¿Quieres hacerlo? ¿Existe algún título que quieras? No estoy tratando de quitarte
tus opciones, quiero darte más.
Iba a ser su esposa. Esas palabras se hundieron en mí mientras lo miraba a
los ojos. No tenía que renunciar a la universidad como había hecho con la
secundaria. Podría obtener un título y tener una profesión.
—Quiero eso. Es sólo que... déjame acostumbrarme. Es mucho, demasiado
rápido —le dije, envolviendo mis brazos a su alrededor.
152
Página
35
Traducido por Akires
Corregido por Verito

Rush

B
laire se encontraba decidida a elaborar un aviso de dos semanas con
Woods. No iba a discutir con ella. Ya había accedido a todo lo que le
pedí. Y no estaba dispuesto a empujar mi suerte. Me senté a la mesa
con mi ordenador portátil y una taza de café esperando a que ella terminara su
turno.
Woods había dejado de hablar conmigo durante unos minutos, pero aparte
de eso había sido una tarde tranquila. Casi todo el mundo se había ido de la
ciudad. Jace estaba dando vueltas por Bethy pero no estaba seguro de que lo fuera
hacer por mucho tiempo más. Había visto la mirada inquieta de sus ojos, el otro
día cuando habíamos jugado una ronda de golf. No estaba acostumbrado a estar
en esta ciudad más de un verano.
—¿Este asiento está ocupado? —Miré hacia arriba para ver a Meg ocupar el
asiento frente a mí. No la había visto mucho desde el torneo de golf. Miré hacia
atrás para ver a Blaire recargar el agua de alguien, pero sus ojos estaban sobre mí.
—Sí, lo está —contesté sin mirar a Meg.
—Sé que estás comprometido con la rubia. Todo el mundo lo sabe. No estoy
153

aquí para joderte —respondió ella.


Blaire me sonrió y luego se volvió para caminar de regreso a la cocina.
Mierda. ¿Qué significaba esa sonrisa?
Página

—Tiene un gran maldito diamante en su mano. No tiene nada de qué


preocuparse y ella lo sabe. Cálmate, amigo. Estás volviéndote loco por nada.
Enfoqué mi atención en Meg. —Ella sabe que tú fuiste mi primera. Le
molesta.
Meg se rió entre dientes. —Puedo asegurar que los recuerdos que tengo de
nuestra experiencia y de la realidad que ella está viviendo son completamente
diferentes. Tuve el virgen cachondo. Ella tiene el profesional experimentado.
Miré hacia atrás para ver si Blaire estaba de vuelta aquí. No quería que
escuchara esto. —Sólo tienes que sentarte en otro lugar. Está bastante emocional en
estos momentos. No quiero molestarla.
Nadie sabía que estaba embarazada todavía. Había estado dejando que
Blaire decidiera cuándo decirle a la gente.
—Ella no está hecha de porcelana. No se romperá. ¿Sabe que la tratas como
a una maldita muñeca?
—Sí, lo sé. Estamos trabajando en eso —dijo Blaire mientras se acercaba a
nuestra mesa y me sirvió más café en mi taza—. No creo que hayamos sido
oficialmente presentadas. Soy Blaire Wynn.
Meg dio un rápido vistazo asustado hacia mí y luego se volvió a Blaire. —
Meg Carter.
—Es un placer conocerte al fin, Meg. ¿Puedo ofrecerle algo de beber?
Esto no era lo que yo había estado esperando. No es que no me gustara,
porque lo hacía. Significaba que estaba haciendo que se sintiera más segura
conmigo.
—¿Si pido una coca-cola light él va a tomar un oscilación en mí? —se
preguntó Meg.
Blaire se rió y negó con la cabeza. —No. Va a ser un buen chico. Te lo
prometo. —Entonces ella me miró—. ¿Tienes hambre?
—Estoy bien —le aseguré.
Ella asintió con la cabeza y se dirigió a la cocina.
—Yo podría estar un poco enamorada de ella. Es ardiente. Pero entonces, si
alguien te va a atar a ti tendría que ser un paquete completo.
154

Sonriendo tomé un sorbo de mi café. Luego volvió a mirar a la puerta


esperando a Blaire que caminara de regreso. No podía esperar a llegar a casa para
tener su pequeño y sexy culo.
***
Página

Blaire se mantuvo inclinada sobre el asiento presionando besos en mi cuello


y mordisqueando mi oído. Fue realmente muy duro para mí mantener la
concentración al conducir de vuelta a casa.
—Estoy a punto de parar y coger a mi caliente novia si no se detiene —le
advertí pellizcando su labio inferior cuando me besó muy cerca de la boca.
—Eso suena más como una promesa que una amenaza —bromeó ella,
deslizando su mano entre mis piernas y ahuecando mi erección.
—Mierda nena, me estás volviendo loco —gruñí, apretándolo en su mano.
—¿Si lo chupo te puedes concentrar lo suficiente para conducir? —preguntó
ella mientras empezaba a desabotonar mis pantalones vaqueros.
—Lo más que probable es que nos estrellemos contra una palmera, pero me
importa una mierda en estos momento —le contesté mientras su mano se deslizó
por la parte delantera de mi ropa interior.
Por suerte, no tendríamos que averiguarlo. Entré en la calzada y frenéel
coche en el aparcamiento justo cuando Blaire llegó a mi pantalón desabrochado. Mi
teléfono se disparó por tercera vez. Lo tenía en vibrador y en privado para que no
nos molestase por el parpadeo en la pantalla. Mi madre me había llamado más
temprano, mientras yo había estado esperando por Blaire, y no estaba de humor
para contestar. Una vez que se detuvo empezó de nuevo. Maldita sea.
Iba a tener que apagarlo o lidiar con ella. Blaire tenía mi polla en sus manos,
así que estaba pensando que apagarlo funcionaría mejor. Al mirar hacia abajo me
di cuenta de un número de la ciudad a través de mi pantalla, parpadea. El código
de área era familiar, pero no podía ubicarlo.
—¿Quién es? —Preguntó Blaire.
—No estoy seguro, pero están determinados.
Blaire dejó de tocarme. —Responde. Me portaré bien durante unos minutos.
Apreté respuesta. Tenía que deshacerme de ellos y tener a mi chica dentro.
Pero antes de que pudiera saludar a mi madre, empezó a hablar y mi mundo fue
arrancado debajo de mis pies.
155
Página
36
Traducido por Jessy.
Corregido por Nat_Hollbrook

Blaire

L
a cara de Rush se puso pálida. Cogí su mano, pero no reaccionó. Se
quedó allí sentado escuchando hablar a la persona en la otra línea.
Cuanto más hablaban más blanco se volvía. Mi corazón estaba
acelerado. Algo terrible había pasado. Me quede esperando a que él dijera algo.
Cualquier cosa. Pero no lo hizo.
—Estoy en camino —dijo con una voz plana antes de dejar caer su teléfono
en su regazo y moviendo su mano de mi agarre para sujetar el volante.
—¿Hay algún problema? —pregunté más asustada ahora de lo que había
estado mientras él estuvo al teléfono.
—Entra a la casa, Blaire. Me tengo que ir. Nan ha tenido un accidente. Algún
maldito velero —Cerró sus ojos fuertemente y masculló una maldición—. Solo
necesito que salgas del auto y vayas adentro. Te llamare cuando pueda pero tengo
que irme, ahora.
—¿Esta herida? ¿No puedo ir contigo?
—¡NO! —rugió, sin dejar de mirar hacia el frente—. No puedes venir
conmigo. ¿Por qué siquiera preguntarías eso? Mi hermana está en la UCI y no
156

responde. Tengo que ir a verla y necesito que salgas del auto.


Estaba herido y asustado. Entendía eso. Pero quería estar ahí para él. Lo
amaba y no lo quería sufriendo solo. —Rush, por favor déjame ir contigo…
Página

—¡SAL DEL AUTO! —gritó tan fuerte que mis oídos escocieron. Busqué a
tientas por el pomo de la puerta y agarré mi bolso.
Aceleró el motor y siguió mirando hacia el frente mientras sus nudillos se
volvían tan blancos como su rostro, resultado de agarrar el volante tan fuerte.
Quería decir más pero él estaba tan alterado, que estaba asustada de lo que haría.
No quería oírme hablar ni tampoco quería mirarme.
No quería llorar en frente de él. Eso no era lo que necesitaba en este
momento. Salí del auto tan rápido como pude. Antes de poder cerrar la puerta por
completo, tiró el auto en reversa y dio la vuelta fuera del camino de entrada. Me
quedé allí, viendo cómo se alejaba. No podía ayudarlo. No era necesaria.
Las lágrimas ahora corrían libremente por mi cara. Estaba sufriendo. Mi
corazón se rompió por él. Una vez que llegará ahí y la viera, me llamaría. Tenía
que creer eso. Quería llamarlo y obligarlo a hablarme pero mis oídos aún
zumbaban y mi corazón seguía herido por sus palabras.
Finalmente giré a mirar atrás en la casa. Era grande, extensa y oscura. Nada
era acogedor en ella sin Rush. No quería estar aquí sola, pero tampoco tenía un
auto para manejar donde Bethy. No debería haberme mudado. Había sido
demasiado pronto. Todo con Rush se movía demasiado rápido. Ahora, todo estaba
a punto de ser probado. No estaba segura sí estaba lista para esa prueba. Aún no.
Llamar a Bethy y decirle que necesitaba un aventón al trabajo y que Rush se
había ido no era algo para lo que estaba preparada esta noche. Ella encontraría
algo malo con esto y me haría sentir incluso peor. Entendía el miedo de Rush y el
modo en que reaccionó y se fue, pero Bethy no lo haría. Al menos no creía que lo
hiciera. Rush había ganado algunos puntos a su favor cuando puso el anillo en mi
dedo en frente de ella y quería mantenerlo de ese modo.
Abrí mi bolso para sacar las llaves cuando me di cuenta que no las había
traído. Rush me había llevado al trabajo. No había creído necesitarlas. Mirando
hacia atrás a la oscura casa, estaba casi aliviada de que no tendría que estar allí sola
esta noche. El club estaba tan solo a cinco kilómetros de aquí. Podía caminar.
Entonces el departamento de Bethy estaba a solo un corto paseo desde el club. La
brisa de la tarde había calmado los ánimos y no estaba tan mal. Puse la cartera
sobre mi hombro y comencé a bajar por el sendero de ladrillo pavimentado hacia la
calle.
157

Tomó cerca una hora y cincuenta minutos llegar donde Bethy. Su auto no se
encontraba en el estacionamiento. Había una gran posibilidad de que estuviera
quedándose con Jace esta noche. Supongo que debería haber pensado en eso. Me
detuve y miré a la puerta del departamento. No tenía la energía para caminar de
Página

vuelta. Mi terquedad de no llamar por un aventón estaba mordiéndome el trasero.


Me agaché y levanté el tapete. Ahí en la alfombra estaba la llave de
repuesto. Debió haberla puesto de nuevo después que me mude. Solamente había
dejado de esconderla allí porque yo se lo había pedido. Esta noche vino
extremadamente útil. De todos modos, dudaba que ella fuera a llegar hasta
mañana. No tenía que contarle sobre todo esto esta noche.
Llevé la llave adentro conmigo y luego me dirigí de nuevo hacia mi baño a
tomar una ducha. Rush insistió que ella mantuviera la cama que él había
comprado en el segundo dormitorio en vez de quitarla cuando me mude. Otra cosa
que podía agradecer por esta noche.
***
Me las arreglé para llegar al trabajo sin que Bethy supiera que había
necesitado pasar la noche en su departamento. No era que pensara que le
importaría, pero no estaba preparada para responder sus preguntas o escuchar sus
opiniones.
Después de ponerme un uniforme limpio del cuarto de suministros me
dirigí hacia la cocina. Justo antes de llegar a la puerta, Woods salió y apunto su
mirada hacia mí.
—Estaba esperándote —dijo y movió su cabeza hacia el pasillo que conducía
a su oficina—. Necesitamos hablar.
Lo más probable es que supiera sobre Nan. Estaba segura de que todos en
su círculo ya sabían. ¿Iba a preguntarme sobre ella? Realmente esperaba que no lo
hiciera. Admitiendo eso sabía que nada me haría sonar como si no me preocupara.
¿Rush pensaba que no me preocupaba? ¿Era mi responsabilidad llamarlo? Él era el
herido. Su reacción la noche anterior me había asustado, pero si me necesitaba
tendría que olvidarme de eso.
—¿Has dormido? —preguntó Woods mirando atrás hacia mí.
Asentí. En verdad no había dormido muy bien pero había logrado dormir
un poco. La caminata de cinco kilómetros había ayudado a agotarme a tal punto
que no pude mantener mis ojos abiertos una vez que me acosté.
Wood abrió su puerta y la sostuvo para que yo pudiera entrar. Ingresé y
caminé hasta ubicarme al lado de las sillas frente a su escritorio. Él se paró frente a
158

éste y se sentó en el borde mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.


Un ceño arrugó su frente mientras me estudiaba. Estaba empezando a
preguntarme si esto era acerca de otra cosa. Había pensado que era sobre Nan,
Página

pero quizás no lo era. ¿Había hecho algo mal?


—Recibí una llamada de Grant esta mañana. Está en el hospital y está
preocupado por ti. Dijo que Rush apareció en medio de la noche y estaba furioso.
Viendo como por primera vez en su vida Nan y Rush no están en buenos términos
y ahora ella está en ese estado, Rush no se lo está tomando bien. Grant estaba
preocupado en cuanto al modo en que te dejo y se preguntaba si estabas bien.
Mi corazón dolió. Odiaba saber que Rush sentía tanto dolor y no había nada
que pudiera hacer. No me llamaba y eso solo me hacía creer que no quería hablar
conmigo. Yo era el motivo de su distanciamiento con Nan. Era el motivo por el
cual él no había hablado con ella en semanas. Yo era el motivo por el cual él pasaba
por esto. Lágrimas picaron mis ojos. Por mucho que no quisiera admitirlo, yo era el
motivo de que esto fuera aún más duro para Rush. Si no hubiera causado su pelea
entonces él no estaría viviendo con la culpa en la que sabía estaba nadando en
estos momentos.
Esto era porque Rush y yo nunca funcionaríamos. Pretender que los cuentos
de hadas eran reales había sido increíble. Pero no había sido real. Habíamos estado
aguardando hasta el momento que el hecho de que no encajábamos en este mundo
nos desmoronará. Necesitaba a su familia en estos momentos. Yo no era su familia.
Ni siquiera era aceptada por su familia. ¿Cómo encajaba yo en todo esto?
—No… no sé qué hacer —Me ahogué, odiando que Woods fuera a verme
llorar. No quería que me viera llorar. No quería que nadie me viera.
—Él te ama —dijo Wood suavemente. No estaba segura siquiera si él creía
esas palabras. No ahora. Tal vez Rush había pensado que me amaba pero ¿Cómo
podría seguir amándome? Lo había provocado a volverse en contra de Nan y
ahora él podría perderla.
—¿En verdad es así? —Era una pregunta que yo necesitaba responder, no
Woods.
—Sí, nunca lo había visto de la manera que es contigo con alguien más.
Ahora mismo… No obstante, los próximos días o semanas, el tiempo que esto
dure, es probable que no lo parezca. Pero lo hace. No estoy diciéndote esto por
Rush. Él es un imbécil y no le debo nada. Estoy diciéndote esto por ti. Es la verdad
y necesitas oírla en este momento.
159

Sacudí la cabeza. No necesitaba escucharlo. Pensar claramente y decidir qué


era lo mejor para mí y mi bebé era lo que necesitaba hacer. ¿Podía traer un bebé a
una familia que podría nunca aceptarlo? ¿Si yo nunca encajé entonces como lo
haría mi bebé?
Página

—No puedo decirte que creer. Pero si necesitas cualquier cosa, estoy aquí.
Sé que Rush tiene un garaje lleno de autos pero si no puedes manejar uno entonces
puedo llevarte al médico o a la tienda. Solo llámame si me necesitas.
Mi próxima cita con el medico era en 5 días. ¿Cómo iba a lograr entrar a la
casa? Y él nunca me había mostrado donde estaban las llaves de su auto o dado
permiso para manejarlos.
—Me quede fuera de la casa. Él pensó que tenía mi llave cuando se fue —Le
dije.
—¿Dónde te quedaste anoche? —Me preguntó bajando sus manos de su
pecho y poniéndose de pie. Parecía enfadado. No tenía intención de hacerlo enojar.
Solamente estaba exponiendo que tenía un problema. Todas mis ropas estaban en
la casa de Rush.
—Donde Bethy.
—¿Cómo llegaste ahí?
—Caminé.
—¡Mierda! Blaire, eso son al menos cinco kilómetros. Estaba oscuro anoche
cuando Rush te dejo. Tienes un teléfono ahora, úsalo —Estaba gritando.
—Quería caminar. Necesitaba caminar. No me grites —Levanté la voz y le
di una mirada enojada.
La tensión en los hombros de Woods se fue y suspiró. —Lo siento. No
debería haberte hablado de ese modo. Es que estas tan jodidamente determinada a
ser independiente. Déjame explicarme. Llámame si alguna vez necesitas un
aventón. Me gusta pensar que somos amigos. Ayudo a mis amigos.
Necesitaba amigos. —También me gusta pensar que somos amigos —
contesté.
Él asintió —Bien, pero como tu jefe no te voy a dejar trabajar hoy. Te quiero
en la casa de Rush dentro de una hora. Te llevaré allí.
Antes de que pudiera preguntarle cómo, ya tenía su teléfono en su oreja.
—La tengo en mi oficina. No puede entrar a la casa —Hizo una pausa.
—No, mierda. Camino hasta el departamento de Bethy anoche. Voy a
160

llevarla allí si puedes conseguir que la empleada de la limpieza vaya a abrir el


lugar —Hizo una pausa otra vez.
—No hay problema. Feliz de ayudar. Mantenme informado. Estoy
pensando en todos —Colgó y me miró—. Grant mandará a la empleada a abrir la
Página

casa. Ve a buscar algo para comer de la cocina y luego podemos dirigirnos hacia
allá. Dijo que le daría cerca de veinte minutos.
No tenía hambre pero asentí. —Está bien—Emprendí camino hacia la
puerta, entonces paré y me giré para volver a mirarlo—. Gracias.
Woods hizo un guiño. —Es un placer.
37
Traducido por Majo_Smile ♥
Corregido por Violet~

Rush

N
o había sido capaz de cerrar los ojos. Me senté en el sillón de cuero
junto a la cama del hospital y miré fijamente a mi hermana menor.
Ella aún no había abierto los ojos. Los monitores parpadearon y
emitieron un pitido diciéndome que estaba viva. Su forma sigue sobre la cama con
una gasa envuelta alrededor de la cabeza y las agujas en sus brazos lo hacían sentir
como si se hubiera ido. Las últimas palabras que le había dicho habían sido duras.
Parecían crueles ahora. Sólo había querido que madurara. Ahora eso nunca podría
suceder.
La rabia que había sentido cuando llegué había sido arrancada de mí
cuando puse los ojos en ella. Sólo viéndola tan rota y desválida me estaba
matando. Yo no podía comer ni dormir. Sólo necesitaba que abriera los ojos. Tenía
que decirle que la amaba y que lo sentía. Le prometí que siempre me tendría. No
importara lo que pasara. Luego había tirado esto en ella. Porque no podía aceptar a
Blaire.
Mi estómago se anudó pensando en cómo había dejado a Blaire. Sus ojos
habían estado abiertos y aterrorizados. Me había alejado dejándola mal también,
pero estaba asustado. No podía llamarla todavía. No mientras Nan estuviese así.
161

Ya había puesto a Blaire antes que a Nan y mira dónde terminé. Esta vez Nan tenía
que venir primero. Si ella sabía que estaba aquí sentado esperando, abriría sus ojos.
Sabía que lo haría.
Página

La puerta se abrió y Grant dio un paso dentro. Sus ojos se abrieron al


instante por Nan. El dolor que brilló en ellos no me sorprendió. A pesar de que
actuaba como si no le cayera bien, sabía que él se preocupaba por Nan. Ella había
sido la pequeña mocosa necesitada que era imposible de no amar cuando
estábamos creciendo. Esos tipos de vínculos son imposibles de romper.
—Acabo de hablar con Woods. Blaire está bien. No pudo entrar a la casa
anoche, pero se quedó dónde Bethy. Llamé a Henrietta y abrió la casa para ella. —
habló en voz baja como si fuera a despertar a Nan o la molestara al hablar de
Blaire.
Yo la había dejado sola de pie en la calzada a altas horas de la noche.
Gracias a Dios que tenía un teléfono. La idea de ella siendo abandonada en la
oscuridad era más de lo que podía manejar en estos momentos.
—¿Está enojada? —Lo que realmente quería preguntar era si estaba molesta
conmigo. ¿Cómo podía no estar molesta conmigo? La había abandonado después
de gritarle para que se fuera de mi coche. Cuando mamá me había dicho sobre
Nan, algo en mí había cambiado y lo había perdido.
—Él me dijo que iba a cuidar de ella... —Grant se fue apagando. Yo sabía lo
que estaba pensando. Dejar que Woods cuidara de Blaire era peligroso. Él era rico,
exitoso y su familia no la odiaba. ¿Y si ella se daba cuenta que yo era un
desperdicio de su tiempo?
—Está embarazada —le dije. Tenía que contárselo a alguien.
—Oh infiernos —murmuró, y se dejó caer en la dura silla de plástico que
estaba recostadaen un rincón de la habitación—. ¿Cuándo te enteraste?
—Me contó poco después de que volviera.
Grant cubrió su boca y sacudió la cabeza. No había sido algo que había
esperado oír. Pero entonces no sabía que estábamos comprometidos tampoco. Él
había dejado Rosemary ya cuando me había comprometido. No le había dicho.
—¿Es por eso que te comprometiste? —En realidad no era una pregunta. Era
más bien un comunicado.
—¿Cómo sabes eso?
Movió los ojos a Nan. —Nan me dijo.
Nan había necesitado ventilarse, estaba seguro. El hecho de que ella hubiese
162

elegido a Grant para desahogarse era interesante. Normalmente, los dos


apuntaban hacia la garganta del otro. Rara vez pasaban tiempo de calidad juntos.
—Ella no estaba feliz por eso —le dije.
Página

—No, no lo estaba —Concordó.


Miré por encima hacia ella y deseaba que Dios pudiera cambiarme de lugar
con ella en ese momento. Odiaba que me necesitara, y esto era algo que no podía
arreglar para ella. Había estado arreglando sus problemas durante toda su vida. Y
ahora, cuando más me necesitaba todo, lo que podía hacer era sentarme aquí y
mirarla fijamente con impotencia.
—Ella piensa que has perdido la cabeza. Si supiera sobre el bebé pensaría
que le preguntaste a Blaire sólo por el bebé.
—No le pregunté por el bebé. Le pregunté porque no puedo vivir sin ella.
Sólo necesito que Nan entienda eso. Me he pasado la vida haciendo a Nan feliz.
Tratando de hacer lo imposible por arreglar sus problemas. Yo era su madre y su
padre. Y ahora que he encontrado lo que me hace feliz, ella no lo puede aceptar. —
Sentí que mi garganta se cerraba y sacudí mi cabeza. No iba a llorar—. Yo sólo
quería que aceptara que Blaire me hace feliz.
Grant dejó escapar un profundo suspiro.
—Creo que con el tiempo lo hará. Nan quiere que seas feliz también. Ella
cree que sabe lo que es mejor para ti. Al igual que tú crees que sabes lo que es
mejor para ella. —El tono de su voz cuando dijo la última parte estaba apagado. Él
había querido decir algo más profundo de lo que estaba diciendo. O yo estaba
exhausto y necesitaba tomar una siesta.
—Eso espero —le contesté, y luego recosté mi cabeza contra la silla y cerré
mis ojos—. Necesito una siesta. No puedo seguir con esto. Mi cabeza está confusa.
La silla en la que había estado sentado raspo a través del piso mientras se
levantaba. Yo escuché mientras caminaba a través de la habitación de vuelta hacia
la puerta.
—Está pendiente a Blaire por mí. Por favor —pedí, abriendo mis ojos para
asegurarme de que seguía allí y me escuchara.
—Lo haré —me aseguró, después salió por la puerta.
***
Dos días más tarde y todavía no había señales de mejora. Nan no estaba
despertando. Me había levantado para tomar una ducha y cambiarme, porque mi
163

madre insistió. No podía lidiar con ella y preocuparme por Nan. Sólo hice lo que
me pidió para que se callara.
Hoy Grant se había sentado aquí conmigo la mayor parte del día. No
habíamos hablado mucho, pero después de haber tenido a alguien más aquí,
Página

ayudó. Mi madre dijo que no podía manejarlo y se quedaba en el hotel la mayoría


del tiempo. De vez en cuando Abe intervendría para ver cómo estaba, pero no me
esperaba nada más de él. Tampoco se preocupaba por la hija que había criado. Al
hombre le faltaba un órgano vital, un corazón.
—Hablé con Blaire hoy —dijo Grant, rompiendo el silencio. Sólo escuchar su
nombre me hizo doler. La echaba de menos. La quería aquí, pero sólo podría
alterar a todo el mundo. Necesitaba a Nan mejor. Cuando se despertara no tenía
por qué saber que Blaire estuvoaquí. Sólo la trastornaría.
—¿Cómo sonaba? —¿Ella me odia?
—Bien. Supongo. Tal vez triste. Está preocupada por ti y Nan. Pregunta por
Nan antes de preguntar por ti. Ella también... también preguntó si su padre estaba
bien hoy. No sé por qué le importa, pero lo hizo.
Porque Blaire se preocupaba más de lo que debería por todo el mundo. Yo
incluido. Era demasiado buena para mí y yo sólo iba a seguir haciéndole daño. Mi
familia no la aceptaría. El padre que la abandonó a ella y a su madre se había
casado con mi mamá. Yo había comenzado con esa pelota girando en toda la
maldita foto. Todo lo que siempre haría es hacerle daño a largo plazo.
—Tiene cita con el médico hoy. Woods me dijo que él la llevará. No sabe
qué sé del bebé.
Otra cita del médico que me iba a perder. ¿Cuánto tiempo más ella
aguantaría esto? Yo le había dicho que ella y nuestro bebé eran lo primero, pero
esta era la segunda vez que mi familia vino antes de su cita con el médico. ¿Y por
qué demonios estaba Woods llevándola?
—¿Por qué Woods, la lleva? Tengo tres vehículos en el garaje.
Grant me dio un ceño molesto.
—Sí, así es. Pero nunca le diste permiso para conducir uno y nunca le dijiste
dónde podía encontrar las llaves, así que ella no puede tocarlos. Woods ha sido su
chófer durante toda la maldita semana.
Joder.
—Sé que estás sufriendo a causa de Nan. Ella es como tu hija. Tú eres el
único padre verdadero que ha tenido. Pero si no te ajustas fuera de esto y te pones
164

en contacto con Blaire no estoy seguro de que ella y su bebé van a estar cerca
cuando decidas ir a casa. Seguro que no quiero que mi sobrina o sobrino tenga el
apellido Kerrington —espetó y salió de la habitación.
Página
38
Traducido por Chachii
Corregido por Violet~

Blaire

M
e senté en la sala de espera y me esforcé en no mirar a las otras
mujeres embarazadas que también estaban esperando. Había tres
de nosotras. La mujer delante de mí se acurrucó contra el brazo
de su marido. Él le susurraba cosas en el oído, haciéndola sonreír. Su mano nunca
dejó su estómago. No había una actitud posesiva. Sólo protectora. Era como si él
estuviese protegiendo a su esposa e hijo con ese simple gesto.
La otra mujer estaba mucho más lejos de cualquiera de nosotras, y su bebé
se estaba moviendo. Su marido tenía ambas manos en su estómago y la miraba con
asombro. Había una dulce mirada de adoración en su rostro. Ellos estaban
compartiendo un momento y el sólo mirar en esa dirección me hacía sentir como si
me estuviera entrometiendo.
Entonces, ahí estaba yo. Con Woods. Le había dicho que no necesitaba que
viniera conmigo pero él había dicho que le gustaría hacerlo. No entraría a la sala
de examen porque en lo absoluto lo dejaría verme casi desnuda en una pequeña y
delgada bata de algodón, por lo que iba a sentarse en la sala de espera.
Se las había arreglado para conseguir una taza de café complementario y
desde que sólo le había dado un sorbo, asumí que sabía horrible. Extrañaba el café.
165

Probablemente sería delicioso para mí. Necesitaba comprar algo de café


descafeinado.
—Blaire Wynn —llamó la enfermera desde la puerta que conducía a las
Página

salas de examen.
Me levanté y le sonreí a Woods. —No debería tardar mucho.
Él se encogió. —No tengo prisa.
—Tu esposo puede venir contigo —dijo la enfermera alegremente. Mi cara
estuvo instantáneamente caliente. Supe, sin mirar mis mejillas, que estaba
ruborizada.
—Es sólo un amigo —le corregí rápidamente.
Esta vez fue ella quién se sonrojó. Obviamente no había leído mi registro
para ver que estaba soltera.
—Lo lamento. Uh, bueno él puede venir también si quiere oír el latido del
corazón.
Sacudí la cabeza. Eso era demasiado personal. Woods era un amigo pero yo
no estaba lista para compartir algo tan importante como los latidos del corazón de
mi bebé con él. Rush ni siquiera lo había hecho aún.
—No, así está bien.
No me volteé hacia Woods porque estaba avergonzada de nosotros dos. Él
sólo me estaba ayudando. Ser etiquetado como el papá del bebé no había sido con
lo que había contado.
***
El examen no se hizo esperar. Esta vez había sido capaz de oír los latidos del
bebé sin tener una varita atorada en mi interior. Fue tan fuerte y dulce como antes.
El embarazo estaba progresando bien y estaba limpia para ir con una cita dentro de
cuatro semanas a partir de ahora.
Caminando de regreso a la sala de espera, encontré a Woods leyendo la
revista Parenting. Él levantó la mirada y me sonrió tímidamente.
—El material de lectura aquí es limitado —explicó.
Ahogué la risa.
Se paró y caminamos juntos hasta la puerta.
Una vez que estuvimos en el auto él miró en mi dirección.
—¿Tienes hambre?
166

En realidad sí tenía, pero entre más tiempo pasaba con Woods más
incómoda me sentía. No pude evitar la sensación de que a Rush no le gustaría esto.
Nunca le ha gustado que este mucho alrededor de Woods. A pesar de que
Página

necesitaba el aventón, estaba comenzando a preocuparme de que esto haya sido


una mala idea. Sería mejor si Woods solamente me deja de regreso en la casa de
Rush.
—Estoy más cansada que otra cosa. ¿No podrías simplemente dejarme en
donde Rush? —pregunté.
—Por supuesto —contestó con una sonrisa. Woods era muy fácil de
manejar. Me gustaba eso. No estaba de humor para lo difícil.
—¿Todavía no has hablado con Rush? —preguntó él.
Esa no era una pregunta que quisiera responder. Demasiado para no
ponerse difícil. Yo sólo sacudí la cabeza. Él no necesitaba una explicación y si lo
hacía, pues muy mal porque yo no tenía una. Me había rendido y hace dos noches
llamé a Rush para ir directamente al buzón de voz. Le dejé un mensaje pero no me
había devuelto la llamada. Estaba comenzando a preguntarme si él tenía la
esperanza de que yo me fuera cuando él regresara. ¿Cuánto tiempo se supone que
estaría en su casa?
—No está lidiando bien con esto, imagino. Te llamará pronto —dijo Woods.
Podía darme cuenta por el tono de su voz que ni siquiera creía lo que estaba
diciendo. Sólo era para hacerme sentir mejor. Cerré mis ojos y pretendí dormir, así
él no diría nada más. No quería hablar de eso. No quería hablar de nada.
Woods encendió la radio y conducimos en silencio por el resto del camino
hacia Rosemary. Cuando el coche se detuvo, abrí mis ojos para ver la casa de Rush
frente a mí. Estaba de regreso.
—Gracias —dije, mirando en dirección a Woods. Su expresión era seria.
Podía decir que estaba pensando en algo que no quería compartir conmigo. No
necesitaba preguntar para saber qué era. Piensa que yo debería irme también. Rush no
iba a llamarme y había una posibilidad de que no fuese a volver. No podía
simplemente vivir en su casa.
—Llámame si necesitas algo —dijo Woods reuniéndose con mi mirada.
Asentí pero ya estaba decidida a no llamarlo más. Incluso si a Rush no le
importaba lo que hiciera, no se sentía correcto. Abrí la puerta del auto y di un paso
hacia afuera. Con un saludo final, me dirigí hacia la puerta del frente y de vuelta a
la casa vacía.
167
Página
39
Traducido por Monikgv
Corregido por Juli

Rush

S
iete días y Nan aún no había abierto sus ojos. Mi madre pasaba cada
vez menos. Grant comenzaba a ser el único visitante que se quedaba y
se mostraba regularmente. Abe pasaba una vez al día por sólo unos
minutos a la vez. Éramos Nan y yo contra el mundo una vez más.
—Necesitas llamarla —dijo Grant, rompiendo el silencio. Sabía de quién
hablaba. Blaire estaba constantemente en mi mente. Me sentía culpable mientras
me sentaba allí mirando a mi hermana y todo en lo que podía pensar era Blaire.
—No puedo —respondí, incapaz de mirarlo. Él vería que me había dado por
vencido si lo hacía.
—Esto no es justo para ella. Woods dijo que no está yendo allá y que no ha
lo llamado en tres días. Él sigue chequeando las cosas a través de Bethy pero
incluso Bethy no está segura de que Blaire se va a quedar por más tiempo. Tú
necesitas llamarla.
Dejarme sería la mejor cosa que ella haría. ¿Cómo podría yo ser lo que
merece si estaba dividido entre mi hermana y ella todo el tiempo? No podía
mantener a Nan a salvo. ¿Cómo podía confiar en mí para mantenerla a ella y al
168

bebé a salvo?
—Merece algo mejor —manejé decir en voz alta. En vez de sólo decirlo en
mi cabeza.
Página

—Sí, probablemente es así. Pero te quiere a ti.


Dios, eso dolía. Yo también la quería. Quería a nuestro bebé. Quería esa vida
que me dejé pretender que podía tener. ¿Cómo podría darle eso si mi hermana
nunca despertaba? Estaría lleno de culpa y dolor. No sería el hombre que merece.
Esto eventualmente me comería hasta que no valga nada para nadie.
—No puedo —fue todo lo que manejé decir.
Grant maldijo y se levantó, lanzando su chaqueta en el piso antes de salir de
la habitación y cerrar la puerta de golpe. Él no entendía. Nadie lo hacía. Sólo me
quedé mirando la pared frente a mí. Comenzaba a entumecerme. Estaba perdiendo
todo lo que me había dejado amar una vez.
La puerta se abrió y miré esperando ver a Grant. En vez de él era Abe. No
estaba de humor para verlo. Él había abandonado a las dos personas que más
amaba en el mundo en algún momento de sus vidas.
—¿Por qué carajo vienes aquí? A ti no te importa una mierda —gruñí.
Abe no respondió. Caminó hacia la silla que Grant había dejado vacía y se
sentó. Nunca se sentaba ni se quedaba por un largo tiempo. El hecho de que iba a
hacerlo ahora no me pareció bien. Necesitaba estar solo.
—Me importa. Tu madre no sabe que estoy aquí. No aprobaría lo que estoy
a punto de decirte. Pero creo que mereces saberlo.
No había nada que ese hombre tuviera que decir que quisiera escuchar pero
me quedé en silencio y esperé. Mientras más rápido dijera lo que quería, más
pronto se iría.
—Nanette no es mi hija. Tu madre siempre ha sabido eso. Ella quería que
Nan fuera mía pero los dos sabíamos cuando quedó embarazada que eso era
imposible. Habíamos terminado por casi ocho meses cuando me llamó. Acababa
de darse cuenta que estaba embarazada y estaba asustada. Aún estaba enamorada
de tu papá, que fue por lo que terminamos para empezar. Yo no podía superar a la
leyenda que era Dean Finlay. Quería ser suficiente para alguien. Nunca lo sería
para Georgianna. Pero la amaba y ella estaba preocupada sobre cómo iba a
manejar otro hijo. Yo era joven y estúpido así que volví con ella y hablamos sobre
matrimonio. Le dije que tendría que pensar sobre ello. —Se detuvo y me miró. Aún
no me recuperaba del hecho de que él no era el papá de Nan.
169

—Una vez que llegué, Georgie estaba dejándote con Dean cuando fuera que
podía y aún salía con amigas como si no estuviera embarazada. No me diría quién
era el papá. Yo acababa de llegar mi límite cuando Rebecca vino de visita. —Sus
ojos se suavizaron y los cerró brevemente. Nunca había visto al hombre mostrar
Página

tanta emoción.
—Era hermosa. Largo cabello rubio que parecía como si fuera tejido por los
ángeles. Los ojos verdes más grandes que había visto y tan malditamente dulce.
Ella te amaba. No le gustaba que tu madre te llevara con Dean. Le preocupaba que
no estuvieras a salvo con un montón de estrellas de rock. Se quedaba contigo
cuando tu madre salía. Te hacía estos panqueques con orejas de Mickey Mouse que
te encantaban. Fui atraído por ella y no podía alejarme. Tu madre nos usó a los dos
por un tiempo. Rebecca no se iría porque se preocupaba por ti. Y yo no me iría
porque me había enamorado de Becca. —Esta no era la historia que mi madre me
había contado. Esta no era la historia que me habían hecho creer todos estos años
pero ahora que he conocido a Blaire… que la conocía… esto tenía mucho m{s
maldito sentido.
—Tu mamá vino a casa ebria una noche. No estaba muy adelantada en su
embarazo y anunció que Dean también era el papá de este bebé. Yo estaba furioso
de que ella había estado tomando y aún más furioso de que tu padre había hecho
esto de nuevo sin intención de hacerle bien a Georgie. Así que lo llamé y le dije que
quería hablar con él. La charla no salió bien. Dijo que el bebé no era suyo. Si fuera
de él, encantado lo clamaría pero no lo era. Ella había estado acostándose con el
cantante de Slacker Demon por cerca de un mes. El bebé era de Kiro y bueno,
creciste alrededor de Kiro. Lo conoces lo suficientemente bien para saber que no es
de material de padre.
¿Kiro era el papá de Nan? Enterré mi cara en mis manos mientras diferentes
recuerdos venían a mí. Kiro viniendo tarde a gritarle y maldecir a mi mamá por
robar a su hija. Kiro llamando a mam{ puta barata y esperando que “su chica” no
terminara de la misma manera. Había olvidado esas cosas. O sólo las bloqueé.
—A través de eso Becca y yo nos acercamos. Dean te tomó y juró que iba a
hacerse cargo de lo que era suyo. Tu madre maldijo y empujó a Becca por las
escaleras llamándola de formas que no voy a repetir y nos dijo a ambos que nos
fuéramos después de que me vio besando a Becca una noche. Nos fuimos después
de eso. Becca lloró demasiado porque estaba preocupada por ti. Siempre se
preocupaba por ti.
Cuando él hablaba sobre Becca todo lo que yo podía ver era el rostro de
Blaire. Su rostro dulce e inocente y mi pecho sentía como si estuviera a punto de
explotar.
170

—Le pedí a Becca que se casara conmigo. Aceptó. Semanas después de


nuestra luna de miel nos dimos cuenta de que estaba embarazada de gemelas. Esas
niñas eran mi mundo. Adoraba el suelo por el que caminaban casi tanto como
adoraba a su madre. Nunca pasó un día sin que estuviera agradecido por la vida
Página

que me habían dado. —Se detuvo y ahogó un sollozo.


—Entonces un día Val y yo conducíamos de vuelta de las compras.
Habíamos ido a comprarle unos zapatos para voleibol. Sus pies habían crecido en
el verano pero los de Blaire no. Eran casi idénticas pero comenzaba a parecer como
que Blaire podría ser la más chica de las dos. Estábamos riendo porque yo cantaba
junto con una tonta banda de chicos en la radio. No vi… no vi la luz roja. Fuimos
golpeados por el lado del auto donde estaba Val por un camión que iba a ciento
treinta kilómetros por hora. —Se detuvo y pasó una mano sobre su cara para
limpiar las lágrimas y soltar otro sollozo.
—Perdí a mi bebé. No había estado prestando atención. Con ella, perdí a mi
esposa, quien no podía mirarme y a mi otra hija quiera era sólo una cáscara de la
chica que había sido. Luego te presentaste con la fotografía de Nanette y en vez de
quedarme y ser el hombre que mis chicas necesitaban que fuera, huí. Me dije a mí
mismo que necesitaban más de lo que yo podía darles. Nunca seré capaz de
perdonarme a mí mismo. Nunca sería capaz de seguir adelante y verme sólo las
lastimaría más. Así que las dejé. Me odiaba en ese momento; me odio ahora. Pero
soy un hombre débil. Debí haberme quedado. Cuando me enteré de que Becca
estaba enferma fui a beber en exceso. La idea de un mundo sin Becca era imposible
para mí de aceptar. Pero ir a ver a mi vibrante esposa, a quien amaba y siempre
voy a amar, acostada allí muriendo no era algo que podía hacer. Había enterrado a
mi hija. No podía enterrar a mi esposa. Porque era débil dejé a mi bebé que
enterrara a su mami. Nunca me perdonaré por eso. —Finalmente miró en mi
dirección.
—Todo lo que ves es un hombre egoísta que sólo piensa en sí mismo. Tienes
razón. No merezco el amor de nadie o el perdón. No lo quiero. Tu madre y Nan me
querían. Las dos actuaban como si me necesitaran. Yo podía pretender con ellas. La
verdad es que tu madre está tan perdida y rota como lo estoy yo. Tal vez por
diferentes razones pero los dos estamos vacíos por dentro. Yo iba a aclarar todo
esto y decirle a Nan hace tres meses. No podía continuar con esta farsa. Sólo quería
ir y sentarme al lado de la tumba de mi esposa y llorar. Pero luego Blaire me llamó.
Me necesitaba, pero no tenía nada que darle. Así que le mentí. No sabía mucho del
hombre en el que te convertirías pero sabía una cosa. Amabas apasionadamente.
Harías lo que fuera por tu hermana. No tenía dudas en mi mente de que el
momento en que pusieras tus ojos en Blaire, llegaría hasta ti. El espíritu gentil y
171

dulce que había en su madre está en Blaire. Val era como yo. Pero Blaire… es mi
Becca. Es muy parecida a ella. Ningún hombre puede estar cerca de ella y no
amarla. Yo quería alguien fuerte y capaz de cuidarla. Así que la envié hacia ti. —Se
limpió el resto de las lágrimas y se puso de pie. Yo estaba sin palabras.
Página

—No te vuelvas como yo. No la decepciones como lo hice yo. Sólo mereces
lo que te haces a ti mismo ser digno de tener. Haz lo que no pude. Sé un hombre.
—Abe se dio la vuelta y salió sin otra palabra.
40
Traducido por Joha quinto
Corregido por Juli

Blaire

N
o había estado durmiendo por mucho rato cuando mi teléfono
sonó. Era media noche y sólo unas pocas personas tenían mi
número. Mi estómago se anudaba mientras alcanzaba mi teléfono.
Era Rush.
—Hola —dije casi asustada, temiendo lo qué había llamado para decirme.
—Hola, soy yo. —Su voz sonaba como que había estado llorando. Oh
Dios… por favor no dejes que Nan esté muerta.
—¿Ella está bien? —pregunté, esperando que esta vez Dios realmente haya
oído mi plegaria.
—Está despierta. Está un poquito desorientada pero me reconoció cuando
abrió sus ojos, así que su memoria está bien.
—Oh gracias a Dios. —Me senté sobre la cama y decidí que necesitaba
intentar esa cosa de rezar un poco más a menudo.
—Lo siento, Blaire. De verdad lo siento. —Su voz estaba ronca. Podía oír el
dolor atado en sus palabras y no tenía que preguntar qué quería decir. Había
172

llegado el momento. Simplemente no podía decirlo.


—Está bien. Sólo cuida a Nan. En serio me alegro de que esté bien Rush. Tal
vez puede que no me creas eso pero he estado rezando. Quería que estuviese bien.
—Necesitaba que me creyera.
Página

Aún si no hubo amor perdido entre Nan y yo, ella era importante para él.
—Gracias —dijo—. Ya voy para la casa. Estaré allí a más tardar mañana por
la noche.
No estaba segura si eso significaba que él quería que me fuera para entonces
o si nos despediríamos en persona. Escapar sería mucho más fácil. No tener que
enfrentarlo. Ya dolía suficiente por el teléfono. Ver su rostro iba ser muy difícil,
pero no podía dejar que me destruyera. Tenía que pensar en nuestro bebé. Esto ya
no era sólo sobre mí.
—Hasta entonces —respondí.
—Te amo. —Oír las palabras me lastimaba más que cualquier otra cosa.
Quería creer que lo hacía, pero no era suficiente. El amor que podría sentir por mí
no era suficiente.
—También te amo —respondí y colgué el teléfono antes de hacerme un
ovillo y llorar hasta quedarme dormida.
***
El timbre de la puerta sonó justo mientras salía de la ducha. Agarré la ropa
que me había preparado para ponerme y rápidamente me vestí antes de envolver
mi cabello en una toalla y bajar a toda prisa las escaleras.
Cuando abrí la puerta y vi a mi padre parado allí, no estaba segura de qué
pensar. ¿Lo había enviado Rush para deshacerse de mí? No. Rush no haría eso.
Pero ¿por qué estaba aquí?
—Hola, Blaire. Yo, uh, vengo para hablar contigo. —Se veía como si no
hubiese dormido en días y su ropa se encontraba toda arrugada. Al ver a la hija
que amaba en el hospital debía haber sido duro para él. Rechacé esa amargura. No
iba a pensar eso. Era el papá de Nan también. Al menos, él estaba allí para ella
ahora aún si había jodido la primera parte de su vida.
—¿Sobre qué? —pregunté, sin moverme para dejarlo entrar. No estaba
segura si había algo que tenía que decir que yo quisiera escuchar.
—Es sobre Nan… y tú.
Sacudí mi cabeza. —No me importa. No estoy de humor para escuchar
cualquier cosa que tengas que decir. Tu hija despertó. Me alegra que no haya
173

muerto. —Empecé a cerrar la puerta.


—Nan no es mi hija —dijo las únicas palabras que me habrían detenido de
cerrar la puerta de un portazo en su cara. Dejé que sus palabras penetraran
mientras lentamente abría la puerta de nuevo. ¿Qué quiso decir con que Nan no
Página

era su hija?
Sólo lo miré fijamente. Esto no tenía sentido.
—Necesito decirte la verdad. Rush va a decírselo a Nan cuando esté
preparada. Pero quería ser quien te lo dijera.
¿Qué sabía Rush? ¿Había estado mintiéndome? No estaba segura de que
pudiera respirar. —¿Rush? —pregunté, retrocediendo en caso de que no pudiera
respirar profundamente y me desmayara. Necesitaba sentarme.
—Le conté todo a Rush ayer. Había sido informado de la misma mentira
que tú, pero ahora sabe la verdad.
La verdad. ¿Cuál era la verdad? ¿Había una verdad o mi existencia entera
era una mentira? Me senté en las escaleras y miré al hombre que pensé que era mi
padre mientras entraba y cerraba la puerta tras él.
—Siempre he sabido que Nan no era mi hija. Lo que es más importante, tu
madre sabía que Nan no era mi hija. Tienes razón, tu madre nunca me hubiera
permitido dejar a mi novia embarazada y huir con ella. Por nada del mundo. Casi
no me dejó abandonar a mi ex novia ,quien estaba embarazada de otro miembro de
los chicos de Slacker Demon porque le preocupaba lo que pasaría con Rush. Su
corazón era simplemente tan grande como sabes que era. Nada de lo que sabías era
una mentira, Blaire. Nada. El mundo que conocías no era una mentira.
—No entiendo. Sé que mi mamá no estaba involucrada en nada de esto. Eso
nunca fue un interrogante en mi mente. Pero no comprendo. Si no eres el papá de
Nan, ¿por qué nos abandonaste por ellas?
—Conocí a tu mamá al tiempo que trataba de ayudar a mi ex novia a lidiar
con su último problema. Tu mamá también había venido para ayudar a su amiga.
Ambos nos preocupamos por Georginna. Nos había necesitado y tratamos de
ayudarla. Pero mientras ella estaba de fiesta y actuando como si no tuviera un niño
pequeño en casa para cuidar y un embarazo que ignoraba, me enamoré de tu
madre. Ella era todo lodo lo que Georgianna no era. La adoraba, y por cualquier
razón, se enamoró de mí. Cuando nos marchamos, Dean había venido para
llevarse a Rush y Kiro, el vocalista de Slaker Demon y el verdadero padre de Nan,
habían intervenido para ofrecer su ayuda. Georgianna se enteró sobre Becca y yo.
174

Nos envió a hacer las maletas y con gusto nos fuimos. Tu madre se preocupaba por
Rush y llamó a Dean para que viera cómo estaba durante un tiempo.
—¿Mamá conocía a Rush? Imaginar a mi mamá cuidando de Rush como un
Página

pequeño niño atascado con dos padres jodidos hizo que se me llenaran los ojos de
lágrimas. Él había conocido cuan maravillosa era mi madre antes aún si no lo
recordaba.
—Sí. Él le decía Beck Beck. La prefería a ella que a Georgianna y eso
tampoco se acomodó bien con Georgie. Cuando Georgianna recuperó de nuevo a
Rush, se rehusó a dejar que tu madre viera cómo estaba. Tu madre lloró durante
semanas preocupándose por el pequeño niño que había llegado a amar. Pero esa
era tu mamá. Siempre preocupándose demasiado. Su corazón era más grande que
el de cualquiera que jamás haya conocido… hasta ti. Eres como ella, cielo.
Levanté mis manos para detenerlo. No nos uniría esto. No lloraba porque
sabía que mi madre era inocente de las mentiras que había escuchando antes.
Estaba llorando porque ella había querido a Rush antes también, su niñez entera
había sido solitaria.
—Casi he terminado. Déjame terminar, luego me iré y nunca me veras de
nuevo. Lo juro.
Él sabía que también me iba. Que esta cosa con Rush y yo había terminado.
El dolor agudo en mi pecho era casi demasiado.
—La muerte de Val fue mi culpa. Pasé esa luz roja. No había estado
prestando atención y perdí una de mis niñas ese día. Pero te perdí a ti y a tu madre
también. Fueron heridas demasiado y fue todo mi culpa. No fui lo suficientemente
hombre para quedarme y soportar verlas a las dos en tanto dolor. Así que huí. Dejé
que te encargaras de Becca cuando debí haber sido yo pero era demasiado débil.
No podía soportar la idea de ver a mi Becca enferma. Me acabaría. Me emborraché
hasta quedar inconsciente. Era la única manera de permanecer insensible. Luego
llamaste y dijiste que había muerto. Mi Becca no estaba más en esta tierra. Iba a
decirle a Nan la verdad sobre su padre e iba a marcharme. No estaba seguro de a
donde iría pero no me importaba si vivía o moría.
Entonces llamaste y me necesitaste. No era ni siquiera un hombre. Era
despreciable. Pero no podía defraudarte. Ya te había hecho sufrir tanto sola. Te
envié hacia Rush. No era exactamente el tipo de chico que un hombre quiere
alrededor de su hija pero sabía que vería en ti lo que vi en Becca. Un sustento. Una
razón para vivir. Una razón para luchar. Una razón para cambiar. Él era fuerte.
Podía protegerte y sabía que si lo presionaba lo haría.
175

Todo esto era demasiado. No podía hacer que tuviera sentido. ¿Me había
enviado hacia Rush? ¿El chico que adoraba a su hermana que me odiaba y me
culpaba por todo lo malo en su vida?
—Él me odia —le dije—. Odiaba lo que yo era.
Página

La sonrisa de mi padre era triste. —Sí, odiaba a quien pensaba que eras,
pero luego te conoció. Estaba a tu alrededor y eso fue todo lo que se necesitó. Eres
excepcional, Blaire. Justo como lo era tu madre. No hay muchas personas en este
mundo tan fuerte como lo eres tú. Tan llena de amor y dispuesta a perdonar.
Siempre envidiaste la forma en que Val podía cautivar una habitación. Pensaste
que ella tenía lo mejor de las dos. Pero lo qué Val sabía y lo qué yo sabía era qué
éramos afortunados porque teníamos a personas como tú y tu madre en nuestras
vidas. Val te adoraba. Vio que tú eras quien tenía el espíritu de tu madre. Nosotros
estábamos asombrados con las dos. Aún lo estoy y aunque todo lo que he hecho es
lastimarte desde el día que perdimos a tu hermana, te he amado. Siempre lo haré.
Eres mi pequeña niña. Mereces lo mejor en este mundo y no soy lo mejor. Voy a
irme y jamás voy a molestarte otra vez. Necesito vivir por el resto de esta vida solo.
Recordando lo que alguna vez tuve.
El dolor en sus ojos destrozaba mi alma. Tenía razón. Nos había
abandonado a mí y a mamá cuando más lo necesitábamos. Pero tal vez nosotras lo
habíamos abandonado también. No habíamos ido detrás de él. Sólo lo habíamos
dejado irse. El día que perdimos a Valerie había marcado todas nuestras vidas.
Mamá y Val se habían ido ahora y nosotros nunca podríamos recuperarlas. Pero
estábamos aquí. No quería vivir el resto de mi vida sabiendo que mi padre se
encontraba ahí afuera en algún lugar solo. Mi mamá no querría eso. Nunca quiso
que estuviera solo. Lo amó hasta que inhaló su última respiración. Val no querría
eso. Había sido una niña de papi.
Me puse de pie y di un paso hacia él. Las lágrimas contenidas en sus ojos
comenzaron a correr lentamente por su rostro. Era una sombra del hombre que
una vez fue pero era mi papá. Un sollozo corrió por mi pecho y me lancé en sus
brazos. Cuando me envolvieron y me sostuvieron firmemente dejé en libertad todo
el dolor. Lloré por la vida que habíamos perdido. Lloré por él porque no era lo
suficientemente fuerte y lloré por mí porque era el momento.
176
Página
41
Traducido por Mel Cipriano.
Corregido por Juli

Rush

L
a casa estaba a oscuras y en silencio cuando abrí la puerta y entré.
¿Blaire habría apagado todas las luces si estuviera aquí sola? Había
estado tan concentrado en llegar a casa con ella después de hablar
con Nan, que no había considerado el hecho de que podría haberme dejado. ¿Me
había dejado?
Me volví y subí de a dos escalones a la vez. Una vez que llegué al escalón
más alto, empecé a correr. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. No podía
haber desaparecido. Le dije que la amaba. Le había dicho que iba a venir a casa.
Tenía que estar aquí. Tenía que contarle todo. Tenía que decirle que las cosas
serían diferentes. Decirle que me recordaba a su madre. Que me acordaba de sus
panqueques de Mickey Mouse. Tenía que decirle que iba a ser el hombre que
necesitaba. Iba a ser el mejor padre que el maldito mundo había conocido.
Tiré de la puerta que conducía a mi habitación y me precipité por las
escaleras, necesitando verla. Dios, deja que esté allí. Por favor, que esté allí.
La cama estaba vacía. No. ¡NO! Recorrí la habitación en busca de sus cosas.
Algo que me dijera que no me había abandonado. No podía haberse ido. La
perseguiría. Me pondría de rodillas y me arrastraría. Sería su maldita sombra hasta
177

que cediera y me perdonara.


—¿Rush? —Su voz quebró el silencio y el martilleo en mi cabeza. Me di la
vuelta para verla sentada en el sofá. Su pelo era una maraña y su rostro soñoliento
Página

era perfecto.
—Estás aquí. —Me caí de rodillas ante ella y dejé caer mi cabeza en su
regazo. Estaba allí. No me había abandonado.
Sus manos tocaron mi cabeza mientras pasaba las manos por mi cabello. —
Sí, estoy aquí —respondió con voz insegura. La estaba asustando pero sólo
necesitaba un minuto para asegurarme de que no me había dejado. Que no había
arruinado esto por completo. No quería ser como su padre. El hombre perdido y
vacío que había visto ayer no era quien siempre quise ser. Y sabía que lo sería sin
Blaire a mi lado—. ¿Estás bien? —preguntó.
Asentí, pero mantuve mi cabeza en su regazo. Continuó tratando de
calmarme, acariciándome suavemente. Cuando estuve seguro de poder hablar sin
romperme completamente, levanté la cabeza para mirarla.
—Te amo. —La forma en que lo dije fue tan feroz que casi sonaba como si
estuviera maldiciendo.
Una sonrisa triste y pequeña tiró de sus labios. —Lo sé y no pasa nada.
Entiendo. No voy a hacerte elegir. Sólo quiero que seas feliz. Te mereces ser feliz.
He tenido mucho tiempo para pensar en ello y voy a estar bien. No tienes que
preocuparte por mí. Soy fuerte. Puedo hacer esto por mi cuenta.
No estaba siguiendo lo que decía. ¿Qué hacía por su cuenta? —¿Qué? —
pregunté, repitiendo sus palabras en mi cabeza.
—Hablé con mi papá hoy. Lo sé todo. Es difícil de comprender, pero todo
tiene más sentido ahora.
¿Abe había venido aquí? Vino y le contó todo. Ella sabía... pero lo que decía
todavía no tenía sentido.
—Bebé, tal vez es porque no he dormido mucho en los últimos ocho días, o
porque estoy tan aliviado de que estés aquí, pero no entiendo lo que estás tratando
de decirme.
Una lágrima brillaba en sus ojos. Me levanté de un salto y tiré de ella en mi
regazo. No quería hacerla llorar. Pensé que esto era una cosa feliz. Ella sabía la
verdad, siempre la había sabido, su mamá era tan pura y sincera como creía. Yo
estaba en casa y listo para ser todo lo que se merecía en su vida. Moriría para
hacerla feliz.
178

—Te amo, y porque te amo te estoy dejando ir. Quiero que hagas de tu vida
lo que quieres. No quiero ser una cadena alrededor de tu pierna.
—¿Qué acabas de decir? —pregunté cuando las palabras “dejarme ir” se
Página

hundieron en mí. Como el infierno que me dejaría ir.


—Ya me oíste, Rush. No hagas esto más difícil de lo que es —susurró.
La miré con incredulidad. Ella realmente quería decir lo que decía. La había
dejado aquí, pensando todo tipo de cosas mientras me sentaba en el hospital con
Nan. Debería haber llamado, pero no lo hice. Por supuesto, estaba confundida.
—Escúchame, Blaire. Si tratas de ir a ninguna parte, voy a perseguirte. Voy a
ser tu sombra. No voy a dejarte fuera de mi vista, porque no puedo vivir sin ti.
Cometí tantos malditos errores que no quiero ni contarlos, pero voy a empezar a
hacer las cosas bien de aquí en adelante. Te juro que esto no volverá a suceder.
Ahora sé que aquí es donde se supone que debo estar. No más mentiras. Sólo
nosotros.
Sollozó y enterró su cabeza en mi hombro. La tiré con más fuerza contra mí.
—Lo digo en serio. Te necesito. No me puedes dejar.
—Pero no encajo. Tu familia me odia. Puedo hacerte la vida difícil.
Ahí es donde se equivocaba. —No. Tú eres mi familia. Mi madre nunca ha
sido mi familia. Nunca ha tratado de serlo. Mi hermana no podía venir, pero sí me
dijo que te preguntara si podía ser capaz de ser parte de la vida de su sobrina o
sobrino. Así que lo está intentando. Y en cuanto a hacer mi vida más difícil, tú,
Blaire Wynn, haces mi vida completa.
La boca de Blaire cubrió la mía mientras agarraba puñados de mi camisa. Su
lengua se deslizó en mi boca y la saboreó. La había extrañado tanto. Cómo pude
haber pensado por un minuto que podía sobrevivir sin esto... Sin ella, no lo sé.
179
Página
42
Traducido por Mel Cipriano
Corregido por Melii

Blaire

N
ecesito estar dentro de ti —susurró Rush en mi oído mientras
besaba a lo largo de mi mandíbula y deslizaba sus manos debajo de
mi camiseta de tirantes.
—Bien —le contesté, tratando de alcanzar su camisa y tirando de ella por
encima de su cabeza. Él se rió y levantó las manos para que me fuera más fácil,
después me quité la parte de arriba también.
—Maldita sea, han crecido desde que me fui —murmuró, ahuecando cada
uno de mis pechos en sus manos—. ¿Hay... leche en ellos ya? —preguntó.
—No —me reí.
—Estoy tratando muy duro de no ser un hombre sobre esto, pero no puedo
evitarlo. Estoy jodidamente emocionado al respecto —admitió ante mirándome a
través de sus pestañas mientras ponía un pezón en su boca.
—Oh —gemí y agarré su cabeza para mantenerlo allí. De alguna manera, se
habían puesto aún más sensibles. Con cada tirón de su boca, mi clítoris palpitaba.
Era como si hubiera una línea directa entre ambos.
180

—Quitemos esas bragas —dijo Rush con la boca llena mientras tiraba de mis
bragas. Me relajé y las deslicé hacia abajo con su ayuda. Él dejó de chupar un
pezón sólo para ir al otro.
—Mierda —gruñó, deslizando un dedo dentro de mí—. Estás mojada.
Página

Siempre tan húmeda y lista.


Alcancé su hebilla y comencé a desabrochar sus vaqueros. Yo quería que
estuviera desnudo también.
—Todavía no —dijo, moviéndome de su regazo, y recostándome en el
sofá—. Necesito probarte.
Lo observé mientras empujaba mis piernas y bajaba la cabeza para lamer
justo a través del centro de mis pliegues.
—¡Oh Dios! ¡Rush! —grité, levantando mis caderas para estar más cerca de
su boca. La barra se deslizó sobre mi clítoris mientras él lo tiraba contra mi yema
hinchada, una y otra vez. Me volvía loca.
—Me encanta cuando te retuerces —dijo con una sonrisa maliciosa. A mí me
encantaba cuando él me hacía retorcer.
Su dedo se deslizó en mi calor mientras él continuaba la tortura en mi
clítoris con el piercing de su lengua. Ese hombre sexy y salvaje era mío. Era difícil
de entender a veces, pero yo estaba tan contenta de haberme presentado en su
puerta hacía cuatro meses.
Se puso de pie y empujó sus pantalones y calzoncillos boxer hasta salir de
ellos. Me miró a los ojos. Era hermoso. Dejé que mis ojos recorrieran su cuerpo.
Nada podía hacerlo más perfecto. Excepto... —¿Rush?
—¿Sí?
—¿Podrías perforar tus pezones? —le pregunté, sorprendiéndome a mí
misma por el pedido.
Rush rió mientras volvía sobre mí. —Ahora quieres mis pezones perforados,
¿cierto?
Asentí con la cabeza, deslicé las manos por su pecho y corrí mis pulgares
sobre sus pezones. —Me gustan tus otros piercings.
Besó mi cuello y pasó la mano por mi pierna hasta que enganchó su brazo
por debajo de la rodilla y tiró de ella. —¿Vas a besarlos y hacer que se sientan
mejor? Porque estoy pensando que va a doler como la mierda.
—Te prometo que haré que se sientan muy bien. —Sonreí.
181

—Todo lo que quieras, bebé. Eso sí, no me pidas que perfore nada al sur de
mi cintura.
Levanté las cejas. Yo no había pensado en eso. Antes de que pudiera decir
Página

nada más, Rush estaba empujando dentro de mí, y todos los otros pensamientos se
alejaron. Me estaba llenando y estirando, y todo fue perfecto en el mundo otra vez.
—¡Mierda! ¿Cómo llegaste a estar tan apretada? —jadeó Rush por encima de
mí, mientras sus brazos temblaban teniendo mi espalda.
Tiré mi cabeza hacia atrás y levanté las caderas. Era mejor. No había
pensado que eso podría mejorar. —Es más sensible —logré decir con un grito
ahogado.
—¿Te duele? —preguntó, tirando hacia atrás. Me agarró el culo y me
sostuvo.
—¡NO! Es bueno. Es muy bueno. Más duro, Rush. Por favor. Se siente
increíble.
Rush gimió y se terminó de hundir en mi interior. —No voy a durar mucho
tiempo. Estás muy apretada. Me voy a venir. —Él dejó de moverse, y poco a poco
se echó hacia atrás. Yo estaba tan cerca. No quería que fuera más despacio. La
sensación que cada embestida enviaba a través de mí era increíble. Necesitaba más
de él. Lo empujé hacia atrás con toda la fuerza que tenía. Se sentó, mirándome
mientras yo rápidamente me subía sobre él y me dejaba caer duro y rápido.
—¡Santa MIERDA! —gritó agarrando puñados de mi cabello.
Me moví hacia arriba y hacia abajo en él, mientras mi cuerpo se encontraba
cada más cercano al éxtasis.
—Bebé, me voy a venir, ¡ARRRRGGGGHHHH! —gritó Rush. Entonces,
agarró mi cara y me besó con una fiereza que me envió al borde con él. Gritando en
su boca, fui golpeada con la liberación mientras él me abrazaba con fuerza,
saboreando y chupando mi lengua en su boca. Me dejé caer sobre él y me abracé a
su cuerpo. Nos quedamos allí, jadeando en silencio. Mi vagina se mantenía
contraída como si mi cuerpo estuviera experimentando réplicas. Cada vez que lo
hacía, Rush gemía.
Cuando estuve segura de poder hablar de nuevo, incliné mi cabeza hacia
atrás y lo miré. —¿Qué acaba de pasar? —pregunté.
Él se rió y negó con la cabeza. —No lo sé. Sólo sacaste el jodido el infierno
182

fuera de mí. Te lo juro, ese va directo al libro, bebé. No creía que podría ser mejor y
acabas de demostrarme que estaba equivocado. Santo infierno, eres salvaje.
Enterré mi cara en su pecho y me eché a reír con él. Yo había estado un poco
Página

fuera de control.
—Más vale que esto no sea una cosa de las embarazadas, o tu pequeño culo
caliente va a vivir embarazado durante los próximos treinta años.
43
Traducido por Anna Banana
Corregido por Melii

Rush

S
ostenía la mano de Blaire entre la mía y miraba por encima de su
hombro mientras ella hojeaba una revista paternal. Todas las
fotografías de pañales y artículos para bebés eran terroríficas. No se lo
quería admitir, pero la idea de un bebé estaba empezando a asustarme. Los senos
grandes, el sexo en medio de la noche y dulces caderas de Blaire eran grandes
ventajas y era fácil de olvidar exactamente por qué eso estaba sucediendo.
—Blaire Wynn. —La enfermera llamó su nombre y miré el diamante en su
dedo. En dos semanas ese nombre iba a cambiar. Estaba listo para ello. No me
gustaba que la llamaran Wynn. Ella ya era Blaire Finlay para mí.
—Esos somos nosotros —dijo, sonriéndome antes de ponerse de pie. Muy
apenas su barriga se notaba. No estaba seguro cómo era que íbamos a poder ver
algo más grande que un chícharo pero Blaire me aseguraba que en realidad
podríamos ver al bebé. Que ya tenía brazos y piernas, tan loco como eso sonara.
No solté su mano mientras nos guiaban a la sala de examen. La enfermera
me miró varias veces. Más vale que no estuviera a punto de decirme que no iba a
poder entrar porque yo iba a estar presente le guste o no. Ya era hora de que viera
a mi bebé.
183

—Aquí —dijo la enfermera, dando un paso atrás e indicándonos que


entráramos a la habitación—. Adelante, quítate todo y ponte el vestido. El Doctor
Nelson va a tener que hacer un examen vaginal también el día de hoy. Pero
Página

primero va a hacer el ultrasonido.


Blaire no actuaba como si fuera la gran cosa el hecho de que estaba a punto
de desnudarse. La enfermera me miró de nuevo. —¿Está bien que éste sí esté aquí?
¿Éste? ¿Qué rayos significaba eso?
Blaire sonrió y me miró. —Sí, éste es el padre.
La enfermera se enderezó y me dio una sonrisa enorme y llena de alivio. —
Eso es maravillo. Odiaba la idea de que alguien tan joven como tú que pasara por
esto sola.
Blaire se sonrojó y se dirigió a una pequeña habitación con una cortina por
delante. Una vez que la enfermera se fue me acerqué y entré en lo que parecía ser
un pequeño vestidor.
—¿Qué quiso decir con “éste”? —le pregunté.
Se mordió el labio inferior y cerró los ojos con fuerza. —¿Tengo que
responder a esa pregunta?
—Uh, sí. Especialmente después de ese comentario. —Estaba preparándome
para que no me gustara la respuesta.
—Woods me acompañó a mi última cita. Ellos le dijeron que podía entrar y
yo les dije que no, que él sólo era un amigo.
Casi me había olvidado de eso. Sabía por qué ella había tomado un aventón
con él. Yo no estaba con ella. Pero saber que otro hombre había estado allí con ella
cuando me necesitaba era difícil de digerir. Me di cuenta que su rostro palideció y
me incliné para besar sus labios. —Está bien. Debería haber estado aquí. No lo
estuve.
Ella asintió con la cabeza. —Lo siento.
—No lo estés. Soy yo quien lo siente.
La puerta de la sala de examen se abrió de nuevo y asomé la cabeza fuera
del vestuario.
La enfermera estaba sonriéndome y tirando de una máquina con una
pantalla pequeña en ella. —¿Está ella casi lista? —La sonrisa divertida en el rostro
de la enfermera era graciosa.
184

—Ya casi —le dije antes de mirar a Blaire quien estaba de un color rojo
brillante. No pude evitar reírme—. Cámbiate, sexy. Voy a estar al otro lado.
Blaire asintió y salí de detrás de la cortina.
Página

Me acerqué a la mesa y miré a la máquina. —¿Así que es de esta forma en


que vemos el bebé? —le pregunté preguntándome cómo lo hacían exactamente.
—Sí. Debido a que Blaire sólo tiene Medicaid tenemos que usar esto. Esto es
todo lo que Medicaid cubre. Tenemos una nueva en 3D que utilizan la mayoría de
las mamás y realmente deseo que Medicaid cubriera ésta porque se puede ver al
bebé con claridad. Pero no lo hace.
Hice una pausa y miré de la máquina a la enfermera. ¿Blaire tenía
Medicaid? ¿Qué rayos? Ni siquiera había pensado en el hecho de que ella
necesitaba seguro. Siempre había tenido lo mejor que el dinero podía comprar; eso
no era algo sobre qué pensar.
—Quiero la máquina 3D. Voy a pagar lo que sea que cueste ahora mismo,
pero quiero lo mejor que este hospital pueda proporcionar.
La enfermera observó mis aretes y luego mi camiseta la cual había visto
mejores días. Era una que mi papá me dio después de una de sus giras hace casi
cinco años. Me gustaba porque me quedaba ajustada y Blaire parecía gustarle las
camisetas apretadas. —Yo…eh…no creo que entiendes cu{nto los ultrasonidos
como ese cuestan. Es muy dulce de tu parte querer darle esa experiencia a Blaire
pero es muy…
—Puedo cubrir todo procedimiento disponible. Te dije que pagaría por él
ahora. Quiero el mejor ultrasonido para Blaire y mi bebé.
La enfermera comenzó a abrir la boca cuando Blaire salió de la habitación
llevando un vestido de algodón fino. —Por favor, no discutas con él. Va a causar
problemas si lo haces. Sólo dame la ecografía 3D.
La enfermera se encogió de hombros. —Está bien, si eso quieren, pero va a
tener que pagar por adelantado.
Abrí mi billetera y le entregué mi tarjeta de color negro American Express.
Sus ojos se abrieron y asintió con la cabeza antes de salir de la habitación.
—Debo decirte que estaba perfectamente bien con un ultrasonido regular
pero eso sería una mentira. He visto las fotografías de los ultrasonidos 3D en las
revistas para futuros padres y realmente quería uno.
Blaire estaba sonriendo como el niño que estaba a punto de ir a Disney
World por primera vez. Diablos, para verla sonreír así compraría la máquina 3D.
185

—Mi chica y mi bebé van a tener lo mejor. Siempre.


La puerta se abrió otra vez y la enfermera entró mirándome como si
estuviera soñando. Me entregó mi tarjeta. La tomé y la metí de nuevo en mi
Página

billetera.
—¿Eres el hijo de Dean Finlay? —preguntó, por fin.
—Sí. Ahora vamos a ver a mi bebé —respondí.
La mujer asintió entusiasmadamente y se volvió para ver a Blaire. —La
máquina 3D está en una habitación especial. ¿Estás cómoda caminando a través del
pasillo en eso?
—¿Alguien va a verla? —le pregunté poniéndome enfrente de Blaire,
porque yo no estaba cómodo con eso.
La enfermera abrió la puertita de un gabinete y tiró de una manta. —Toma,
envuélveme esto alrededor de ella.
La envolví hasta que estuvo completamente cubierta. Blaire presionó sus
labios tratando de no sonreír. Le guiñé un ojo y le di un beso en la nariz.
Caminamos por un largo pasillo donde pasamos a otra pareja y al doctor de Blaire,
quien preguntó por qué estábamos cambiando de habitación. La enfermera
rápidamente le dijo que yo había pagado por el ultrasonido 3D y el doctor parecía
muy complacido mientras nos siguió a la habitación.
Blaire se acostó en una mesa y comenzaron a prepararla mientras yo me
senté a esperar pacientemente. Una vez que tuvieron su estómago descubierto, la
enfermera puso un poco de gel transparente en él y luego se volvió hacia mí.
—¿Quieren saber el sexo del bebé?
—Pregúntale a la madre —le respondí, molesto porque me preguntó a mí en
lugar de Blaire.
—Me gustaría saberlo —dijo Blaire, mirándome.
—Yo también —dije.
Luego el doctor comenzó a mover algo sobre el estómago de Blaire y un
ruido de latidos pequeños llenó la habitación. Era más rápido de lo normal. —¿Es
ese el latido de mi bebé? —pregunté, poniéndome de pie porque estar sentado ya
era imposible. Mi corazón latía tan fuerte como el de la pantalla.
—Sí, lo es —respondió el médico—. Y allí…allí est{ él —dijo.
Me quedé mirando la pantalla mientras una pequeña vida comenzó a tomar
forma.
186

—¿Él? —preguntó Blaire.


—Sí, es definitivamente un niño —dijo el doctor.
Extendí mi mano y tomé la de Blaire, incapaz de apartar los ojos de la
Página

pantalla. Ese era nuestro bebé. Iba a tener un hijo. Joder…Estaba a punto de llorar.

Fin
Escena Extra
187
Página
Grant
Traducido tamijimflower

Corregido por Mery St. Clair

E
ra un niño. Un bebé. El bebé de Rush. ¿Cuán jodidamente loco sonaba
eso? Era algo que yo nunca pensé que vería. Rush, siendo papá,
parecía la cosa más absurda del planeta. Claro que estuvo ahí para
Nan toda su vida, sin embargo esto era diferente. Este era realmente su bebé.
Me encontraba de pie al otro lado de la barra, viéndolo mostrar a cualquiera
que se detuviera el tiempo suficiente la foto en su mano. Él y Blaire consiguieron
una de esas cosas donde se ve al bebé en su vientre. Ahora, Rush tenía una
colección de fotos de su hijo y se las presumía a todo el mundo. ¿Quién hubiera
pensado que una maldita mujer podría volverlo tan suave? No es que me quejara.
Me gustaba el nuevo Rush. Él tenia algo por que vivir ahora.
Me moría de ganas de salir a la calle y fumarme un cigarrillo a escondidas.
Tenía los nervios de punta. Había llamado a Nan dos veces en los últimos dos días
y aun no me devolvía ninguna de mis llamadas. Desde que fue dada de alta del
hospital, ella estuvo diferente. Todo era diferente. Yo no estaba de acuerdo con eso
y si ella quería seguir así me vería en la necesidad de perseguirla.
—Que significa esa expresión en tu cara —Me preguntó Blaire mientras se
188

detenía a mi lado. Su voz siempre con ese fuerte acento. No podías saber si era una
chica dura del sur o una dulce chica que te hacía pensar en cosas traviesas al
escuchar su voz.
Me obligué a apartar los pensamientos de Nan de mi cabeza. Ya trataría con
Página

ella más tarde. Esta noche, era de mi hermano, su prometida y el bebé que traerían
al mundo en unos pocos meses.
—Lo siento. Necesito un cigarrillo. Supongo que se nota —susurré. Blaire
conocía mi secreto. También sabía que Rush odiaba que yo fumara, así que lo
mantenía en secreto. Un pronunciado ceño tocó su frente, pero no me regaño.
—Ese bebé tendrá mucha atención. Será algo divertido de ver —le dije
asintiendo con la cabeza hacia el hombre que los dos mirábamos mientras él
volvía a contar la historia de las pataditas del bebé durante el ultrasonido.
—Nunca esperé esto... Ya sabes, este tipo de reacción. Si no estuviera ya
completamente enamorada de él, esto haría que lo amara mucho más —respondió
ella con voz soñadora.
—Oí que habrá una boda en un par de semanas, en lugar de meses. Eso es
emocionante —Otra cosa que me desconcierta. Rush emocionado por ser padre era
una cosa, pero Rush casándose era otra. El hombre estaba loco por esta chica.
—No quiero verme enorme y gorda en mi vestido de novia. Rush puede
cambiar de opinión si me ve contoneándome así hacia el altar —El tono burlón de
su voz enmascaraba un miedo real. Lo podía saber por la forma en que se quebró
su voz.
Aparté la mirada de mi hermano y la miré. —Espero que estés bromeando.
Porque nada obligaría a Rush a alejarse de ti. Tienes que saberlo. Él te eligió.
Cuando tuvo que elegir, fue a ti a quien escogió. Estoy orgulloso de él por pensar
en sí mismo por una vez y hacer lo que quería. Eres buena para él, Blaire. Nunca
ha tenido a nadie que cuide de él de la manera en que tú lo haces. Quiero decir, le
quiero y todo, pero esto es diferente.
Lágrimas poblaron sus ojos y sollozo. Mi intensión no fue molestarla. Sólo
fui honesto. El chico la necesitaba como si fuera el aire para respirar. Su vida giró
en estar disponible para todos y contener la locura que corría por las venas de su
madre. Con Blaire, sencillamente era feliz. Me gustaba verlo feliz.
—No llores, por favor. Piensa en mí y en cuan fuerte me golpeara Rush si se
da cuenta que estoy haciéndote llorar —Le supliqué mientras tomaba su mano y le
daba un pequeño apretón.
189

Una risa suave escapó de sus labios y sollozó nuevamente, luego se limpió
la lágrima que se había deslizado. —Son lágrimas de felicidad. Sucede mucho
últimamente. Son las hormonas del embarazo.
Blaire cambió su atención de mí a Rush. La diversión en su mirada me hizo
Página

preguntarme cual era la razón. Jimmy, un empleado del club, estaba coqueteando
abiertamente con Rush. Él no lo hacía en serio. Sabía que Rush tenía dueña y era
obvio que Jimmy adoraba a Blaire.
—Tengo que ir a rescatar a Rush. Jimmy tiene una vena maligna. Hace esto
solo para poner a Rush en aprietos. Desearía que no fumaras, pero si necesitas
tomar un descanso yo te cubro —dijo con una pequeña sonrisa antes de ir hacia
Rush.
190
Página
Woods
R
ush Finlay de verdad estaba haciendo esto. Actuaba como un padre
orgulloso. Me alegré. Él debía estarlo. Luchó por la chica y la
consiguió. Yo nunca tuve ninguna oportunidad. Desde que estuvo
embarazada, no quise nada más. Solo quería que Rush se hiciera cargo. No era
justo para ella hacer frente a todo esto sola.
Blaire era como un pequeño pajarito herido que necesitaba cuidados
especiales. Los hombres se sentían atraídos por eso. Diablos, yo me sentía atraído
por eso. El gen masculino necesita proteger. Pero la responsabilidad que viene con
ello no es algo que todos queremos, por lo menos yo no. Ni siquiera si incluye una
hermosa rubia.
Prefiero divertirme con una mujer fuerte y salvaje que solo quiera pasarla
bien. En este momento, es todo lo que yo necesito. Con lo estresado que me siento
por la forma en que mi padre me está acosando sobre este trabajo y la necesidad de
probarme ante él, no puedo cuidar a una mujer frágil. Pero necesito una
distracción. Una sexy distracción en forma de chica mala con unas piernas muy
largas.
Tomando un sorbo de Bourbon, salí de detrás de la barra del club y fui
hacia Rush y Blaire. Ya era hora de felicitarlos apropiadamente y mirar las fotos de
las que estaban tan orgullosos.
Los ojos verdes de Blaire se encontraron con los míos al mismo tiempo que
191

yo me acercaba. Era difícil no perderse en ellos. Ese fue mi primer error con Blaire.
Quedar atrapado por la forma en que te veían. La chica tenía los genes de su
madre, por que su padre no era muy atractivo que digamos.
─Déjame verlo ─dije y el rostro de Blaire se iluminó con una sonrisa y me
Página

acercó la foto que sostenía en su mano. No pasé desapercibida la manera en que


Rush deslizó su brazo alrededor de su cintura y la atrajo hacia su lado, ni como
apartó su atención de la conversación que tenía con Jace para mirarme a mí.
Estaba siendo protector con Blaire o un loco celoso, tal vez ambas cosas,
pero no podía culparlo.
─Veamos al bebé ─repetí y tomé la foto que sostenía hacia mí. Era
sorprendentemente clara. Obviamente, Rush pagó por uno de esos en 3D de los
que había oído.
─Así que es varón. ¿Crees poder manejar dos Rush Finlay? ─Le pregunté a
Blaire.
Ella rió. ─Sí, creo que podré manejarlo. Solo espero que sea tan lindo como
su papá.
Rush se aclaró la garganta. ─Yo no soy lindo, nena. Deja de llamarme así.
Blaire suspiró y sacudió la cabeza con exasperación. ─Me dijiste que deje de
llamarte hermoso. Nunca dijiste que no podía decir que eras lindo.
─Ambos están fuera de limites ─respondió.
Blaire movió sus pies y miró a Rush fijamente. ─Entonces, ¿cómo debo
llamarte?
Rush sonrió con arrogancia. ─Extremadamente sexy o jodidamente
atractivo. Cualquiera de los dos sirven ─Blaire se rió y golpeó a Rush en el brazo.
Los envidié. Un poco. No lo suficiente como para quererlo para mí. Era
complicado. Tenían un montón de asuntos que superar aún. La madre de Rush,
Nan, un recién nacido, el papá de Rush, el dolor de Blaire, el papá de Blaire y la
lista seguía… Tenía la esperanza de que tendrían un futuro feliz. Aunque parecía
que tuvieran una montaña de obstáculos en su camino.
192
Página
Rush
S
i no hubiera estado tan enamorado por Blaire y la forma en que
ilumina la habitación, lo habría visto entrar. Pero no lo hice. No fue
hasta que la conversación a nuestro alrededor se detuvo y todos los
ojos miraban fijamente hacia la puerta a mi espalda, que comprendí que algo
sucedía. Bajé la mirada hacia Blaire, quien seguía hablando con Woods, ajena del
cambio en la habitación. La moví hacia atrás como medida de protección antes de
darme la vuelta para ver lo que capto la atención de todos.
Los mismos ojos plateados con los que me encontraba todos los días frente
al espejo se centraron en mí. Había pasado bastante tiempo desde que vi a mi
padre. Normalmente, nos mantenemos en contacto, pero cuando Blaire entró a mi
mundo y lo puso patas arriba, no tuve suficiente tiempo y energía para perseguir a
mi padre y comunicarme con él. Parecía que había venido a buscarme esta vez.
─Ese es tu padre ─dijo Blaire suavemente a mi lado. Se había movido de
donde yo la había dejado y se aferraba a mi brazo ahora.
─Sí, lo es ─respondí.
193
Página
Twisted Perfection
La vida afuera de su casa es una nueva
experiencia para Della Sloane. Los oscuros
secretos de su pasado no eran algo que ella
quisiera compartir con nadie. Nunca lo
entenderían. Nadie nunca se acercaría lo
suficiente como para averiguarlo. Además,
siempre había la posibilidad de que ella se
volvería loca mucho antes de lo que esperaban…
Woods Kerrington nunca había sido de los que se
sienten atraídos por las mujeres frágiles. Ellas
parecen ser demasiado trabajo. Él no estaba para
el trabajo, sólo para el placer. Una noche llena de
diversión traviesa había sido exactamente lo que
tenía en mente cuando puso sus ojos en la
pequeña chica caliente que no sabía cómo
bombear gas y necesitaba un poco de ayuda.
Lo que él no sabía es que ella fuera tan frágil.
La chica despreocupada que decía lo que pensaba y no le importaba lo que el
mundo pensara de ella era m{s fr{gil de lo que él jam{s podría imaginar…
194
Página
Abbi Glines
Abbi Glines puede ser encontrada saliendo con
estrellas de rock, paseando en su yate los fines de
semana, haciendo paracaidismo o surfeando en Maui.
Está bien, quizá ella necesita mantener su
imaginación sólo enfocada en su escritura. En el
mundo real, Abbi puede ser encontrada acerrando a
niños (que siempre suelen aparecer que no le
pertenecen a ella) a todos sus eventos sociales,
escondida bajo las sábanas con su MacBook con la
esperanza de que su marido no la descubra viendo a
Buffy en Netflix de nuevo, y escabulléndose a Barnes & Noble para pasar horas
perdida en libros.
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Página
Traducido, Corregido y
Diseñado por:

http://www.librosdelcielo.net
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Página

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