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Abbi Glines - (Trilogia Too Far) (2) Never Too Far
Abbi Glines - (Trilogia Too Far) (2) Never Too Far
Traductoras:
Nico Robin
CrisCras
Chachii
Staff Correctoras:
Kass :) Zafiro
Anelynn Moderadora: BlancaDepp
Liz Holland Lalu ♥
Monikgv Anna Banana Carolyn ♥
Demoiselle
Nat_Hollbrook
Larosky_3
Chachii
Danny_McFly
Juli Violet~
♥…Luisa…♥ Vericity
Mitzi.C Verito
Diseño:
Dunadae CrisCras
Annabelle JessiRedondo
Buty Maddox
Majo_Smile ♥ Hanna Marl val_mar
LilikaBaez
Página
Nina_Ariella
Perpi27
Akires
Jessy. Recopilación & Lectura Final:
Anna Banana
Mery St. Clair & Annabelle
Mel Cipriano
tamijimflower
Sinopsis
É
l guardaba un secreto que destrozó su mundo.
Todo lo que ella sabía ya no era cierto.
Blaire no podía dejar de amarlo, pero sabía que nunca podría
perdonarlo. Ahora estaba de vuelta en casa y aprendiendo a vivir de nuevo.
Continuando con su vida… Hasta que algo sucede y pone a girar su mundo una
vez más.
¿Qué haces cuando la única persona en la que nunca puedes volver a confiar
es en la que tienes que confiar tan desesperadamente?
Mientes, te escondes, lo evitas y rezas para que tus pecados nunca te
encuentren.
Too Far, #2
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Hace 13 años…
Traducido por Anna Banana
Corregido por Zafiro
Rush
H
ubo un golpe en la puerta y luego sólo el pequeño arrastrar de
pies. Mi pecho dolía. Mi madre me había llamado de camino a
casa para decirme lo que había hecho y que ahora saldría a tomar
algunos cócteles con amigos. Yo sería quien tendría que
tranquilizar a Nan. Mi madre no podía manejar el estrés que eso implicaba. O eso
es lo que me dijo cuándo llamó.
—¿Rush? —La voz de Nan llamó con un hipo. Había estado llorando.
—Estoy aquí, Nan —dije mientras me levantaba de donde yo había estado
sentaoa en la esquina. Era mi escondite. En esta casa necesitabas un escondite. Si
no tenías uno, cosas malas sucedían.
Mechones de los rizos rojos de Nan se pegaban a su cara mojada. Su labio
inferior tembló mientras me miraba con esos ojos tristes. Casi nunca los veía
felices. Mi madre sólo le daba atención cuando necesitaba vestirla y presumirla. El
resto del tiempo era ignorada. Excepto por mí. Hice mi mejor esfuerzo para hacerla
sentir querida.
—No lo vi. Él no estaba allí —susurró mientras un pequeño sollozo escapó.
No tuve que preguntar quién era “él.” Lo sabía. Mam{ se había cansado de oír a
Nan preguntar por su padre. Así que decidió llevarla a verlo. Desearía que me lo
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hubiera dicho. Desearía poder haber ido. La mirada afligida en el rostro de Nan
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provocó que mis manos se cerraran en puños. Si alguna vez veía a ese hombre iba
a darle un puñetazo en la nariz. Quería verlo sangrar.
—Ven aquí —le dije, extendiendo la mano y tirando de mi hermana
pequeña hacia mis brazos. Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me
apretó con fuerza. En momentos como este era difícil respirar. Odiaba la vida que
le habían dado. Por lo menos, yo sabía que mi padre me quería. Pasaba tiempo
conmigo.
—Tiene otras hijas. Dos. Y son… hermosas. Sus cabellos son como el cabello
de un ángel. Y tienen una mamá que las deja jugar afuera en la tierra. Usaban
zapatos tenis. Y estaban sucios. —Nan tenía envidia de unos zapatos sucios.
Nuestra madre no le permitía ser menos que perfecta todo el tiempo. Ni siquiera
tenía un par de zapatos tenis.
—No pueden ser más hermosas que tú —le aseguré, porque lo creía
firmemente.
Nan sollozó y luego se apartó de mí. Levantó su rostro y me observó con sus
enormes ojos verdes. —Lo son. Las vi. Pude ver fotografías en la pared de ellas y
un hombre. Las quiere… Él no me quiere.
No podía mentirle. Tenía razón. No la quería.
—Él es un estúpido idiota. Me tienes a mí, Nan. Siempre me tendrás.
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Página
1
Traducido por Anna Banana
Corregido por BlancaDepp
Blaire
T
iempo presente…
Veinticuatro kilómetros fuera de la cuidad era lo suficientemente
lejos. Nadie venía tan lejos de Sumit para visitar una farmacia. A
menos que tuvieran diecinueve años y necesitaba algo que no querían que el
pueblo se enterara que compraste. Todo lo que comprara en la farmacia local se
esparciría por toda la pequeña ciudad de Sumit, Alabama, en menos de una hora.
Especialmente si eras soltera y comprabas condones… o una prueba de embarazo.
Puse las pruebas de embarazo en el mostrador y no hice contacto visual con
el empleado. No pude. El miedo y la culpa en mis ojos era algo que no quería
compartir con un completo extraño. Esto era algo que ni siquiera le conté a Cain.
Desde que obligué a Rush que saliera de mi vida hace tres semanas, poco a poco
volvía a mi rutina de pasar todo el tiempo con Cain. Fue fácil. No me presionaba
para hablar, pero cuando lo hacía siempre escuchaba.
—Dieciséis dólares y quince centavos —dijo la mujer del otro lado del
mostrador. Podía oír la preocupación detrás de su voz. No era de extrañar. Esta era
la compra de la vergüenza que todas las adolescentes temían. Le entregué un
billete de veinte dólares sin levantar los ojos de la pequeña bolsa que había puesto
delante de mí. Ésta sostenía la única respuesta que necesitaba y aterrorizaba.
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Ignorar el hecho de que mi período tenía dos semanas de retraso y fingir que esto
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todo lo que tenía que llorar. Apretando la bolsa que guardaba la prueba de
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embarazo, enderecé mis hombros. —Me has seguido —le dije. No era una
pregunta.
—Por supuesto que sí —respondió, luego sacudió la cabeza y volvió su
mirada lejos de mí para concentrarse en otro cosa—. ¿Ibas a decírmelo, Blaire?
¿Iba a decírselo? No lo sabía. No había pensado en eso todavía. —No estoy
segura que haya nada que decir aún por el momento —le contesté con sinceridad.
Cain negó con la cabeza y dejó escapar una risita baja sin humor. —¿No
estás segura, eh? ¿Has venido hasta aquí porque no estás segura?
Estaba enojado. ¿O estaba herido? No tenía por qué estarlo. —Hasta que no
tome está prueba no estoy segura. Tengo un retraso. Eso es todo. No hay ninguna
razón por la que debería decirte esto. No es de tu incumbencia.
Lentamente, Cain volvió su cabeza para nivelar su mirada en mí. Levantó la
mano e inclinó su gorra hacia atrás. La sombra desapareció de sus ojos. Había
incredulidad y dolor en ellos. No quería ver eso. Era casi peor que ver el juicio en
sus ojos. En cierto modo, el juicio era mejor.
—¿En serio? ¿Eso es lo que sientes? ¿Después de todo por lo que hemos
pasado así es como te sientes honestamente?
Lo que habíamos pasado estaba en el pasado. Él era mi pasado. Había
atravesado por muchas cosas sin él. Mientras él disfrutaba de sus años de instituto
yo luchaba por que mi vida no se desmoronara. ¿Qué era exactamente lo que creía
que había sufrido? La ira hirvió lentamente en mi sangre y levanté mis ojos para
mirarlo.
—Sí, Cain. Así es como me siento. No estoy segura de qué es exactamente lo
que hemos pasado. Éramos mejores amigos, después fuimos novios, luego mi
mamá enfermó y tú querías que tu polla fuera consentida, así que me engañaste.
Me hice cargo de mi madre enferma sola. Sin nadie con quien apoyarme. Luego
ella murió y me mudé. Mi corazón y mundo fueron destrozados y volví a casa. Has
estado aquí para mí. No te lo pedí, pero lo has hecho. Y te lo agradezco, sin
embargo eso no hace que todas las cosas desaparezcan. No compensa el hecho de
que me abandonaste cuando más te necesitaba. Así que discúlpame si cuando mi
mundo está a punto de desmoronarse de debajo de mis pies y tú no eres la primera
persona a la que corro. Aún no te lo has ganado.
Respiraba con dificultad y las lágrimas que no había querido derramar
corrían por mi rostro. Maldita sea, no quería llorar. Cerré la distancia que nos
separaba y usé toda mi fuerza para alejarlo fuera de mi camino para así poder
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Rush
L
as olas rompiendo contra la orilla me calmaban. Había estado sentado
y mirando el agua en el patio desde que era niño. Siempre me ayudaba
a encontrar una mejor perspectiva de las cosas. Eso no estaba
funcionándome ahora.
La casa estaba vacía. Mi madre y… y el hombre a quien quería pudrir en el
infierno por toda la maldita eternidad se habían ido tan pronto como llegué de
Alabama hace tres semanas. Yo había estado enojado, roto, salvaje. Después de
amenazar la vida del hombre que se casó con mi madre, les exigí que se fueran. No
quería ver a ninguno de ellos. Tenía que llamar a mi madre y hablar con ella, pero
no quería hacerlo por el momento.
Era más fácil decir que perdonaría a mi mamá que hacerlo. Nan, mi
hermana, vino varias veces y me pidió que hablara con ella. Esto fue culpa de Nan,
pero tampoco podía con ella acerca de esto. Ella me recordaba lo que perdí. Lo que
yo apenas tuve. Lo que yo nunca esperé encontrar.
Un fuerte estruendo proveniente de dentro de la casa rompió en mis
pensamientos. Me giré y noté que alguien estaba en la puerta cuando el timbre
sonó seguida de otro golpe. ¿Quién diablos era? Nadie había venido a excepción
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necesitaba una buena razón para venir aquí sin invitación. Caminé por la casa que
seguía limpia desde la última visita de Henrietta, la sirvienta. Sin vida social era
fácil mantener las cosas ordenadas. Me gustaba mucho más esto. Los golpes
comenzaron de nuevo cuando llegué a la puerta y la abrí de golpe listo para decirle
a quien quiera que estuviera ahí que se fuera a la mierda cuando las palabras me
fallaron. No era alguien a quien yo hubiera esperado ver otra vez. Sólo conocí al
hombre una vez y al instante lo odie. Ahora estaba aquí, quería agarrarlo por los
hombros y sacudirlo hasta que me dijera como estaba ella. Si ella estaba bien.
¿Dónde vivía? Dios, esperaba que no viviera con él. ¿Y si él…? no, no, no, eso no
había ocurrido. Ella no lo haría. No mi Blaire.
Mis manos se apretaron en puños con fuerza a los costados.
—Necesito saber una cosa —dijo Cain, el ex de Blaire, cuándo me le quedé
viendo confundido—. ¿Tu… —se detuvo y tragó saliva—, te… la jod…? —se quitó
la gorra y se pasó una mano por el pelo. Me di cuenta de los círculos oscuros bajo
los ojos y la expresión cansada, muy cansada en su cara.
Mi corazón se detuvo. Lo tomé del brazo y lo sacudí. —¿Dónde está Blaire?
¿Está bien?
—Ella est{ bien… quiero decir, ella est{ bien. Suéltame antes de que me
rompas el brazo. —espetó Cain, apartando su brazo lejos de mí—. Blaire está viva
y bien en Sumit. No es por eso que estoy aquí.
Entonces, ¿por qué él estaba aquí? Teníamos una sola conexión: Blaire.
—Cuando se fue de Sumit, ella era inocente. Muy inocente. Yo había sido su
único novio. Sé lo inocente que era. Hemos sido mejores amigos desde que éramos
niños. La Blaire que regreso no es la misma que se fue. Ella no habla de ello. No
quiere hablar de ello. Solo necesito saber si tú y ella… si ustedes… Solo voy a decir
esto, ¿Te la follaste?
Mi visión se tornó borrosa mientras me movía sin ningún pensamiento que
no fuera asesinarlo. Había cruzado una línea. No le permitiría hablar de Blaire así.
No le permitiría hacer ese tipo de preguntas o dudar de su inocencia. Blaire era
inocente, maldita sea. No tenía derecho.
—¡Santa mierda! ¡Rush, hermano, bájalo! —la voz de Grant me estaba
llamando. Lo oía, pero estaba demasiado lejos, como dentro de un túnel. Yo me
concentraba en el chico delante de mí conectando con mi puño y la sangre
corriendo de su nariz. Estaba sangrando. Yo necesitaba hacerlo sangrar. Yo
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Cain tropezó hacia atrás, levantando las manos hacia su nariz con una mirada de
pánico en sus ojos. Bueno, uno de sus ojos. El otro ya estaba cerrado por la
hinchazón.
—¿Qué demonios le dijiste? —preguntó la persona detrás de mí. Era Grant
quien me tenía en una tenaza.
—Ni se te ocurra decirlo —rugí cuando Cain abrió la boca para responder.
No podía oírle hablar así de ella. Lo que había hecho era más que sucio y
equivocado. Él actuaba como si yo la hubiera ensuciado. Blaire era inocente. Tan
increíblemente inocente. Lo que había hecho no lo cambiaba.
Los brazos de Grant me apretaron tirándome contra su pecho. —Te tienes
que ir ya. Solo puedo retenerlo por poco tiempo. Tiene seis kilos más que yo y esto
no es tan fácil como parece. Tienes que salir de aquí, amigo. No vuelvas. Tienes
una jodida suerte de que yo haya aparecido.
Cain asintió con la cabeza, y luego se tambaleó hacia su camioneta. La ira se
había consumido en mis venas, pero todavía se sentía. Quería herirlo más. Para
eliminar cualquier pensamiento en su cabeza de que Blaire no era tan perfecta
como lo había sido cuando salió de Alabama. No sabía todo por lo que había
pasado. Toda la mierda que mi familia le había hecho pasar. ¿Cómo iba a cuidar de
ella? Ella me necesitaba
—Si te libero, ¿Vas a perseguir su camioneta o estamos bien? —preguntó
Grant mientras aflojaba su agarre sobre mí.
—Estoy bien. —Le aseguré, me encogí de hombros liberándome de sus
brazos y me acerqué a la barandilla para agarrarme y tomar varias respiraciones
profundas. El dolor volvió con toda su fuerza. Me las había arreglado para
enterrarlo hasta que solo latía un poco, pero al ver al cobarde me lo recordó todo.
Esa noche. De lo que nunca me recuperaría. La que me marcaría para siempre.
—¿Puedo preguntar por qué demonios me ibas a golpear a mí también? —
preguntó Grant poniendo alguna distancia entre nosotros.
Él era mi hermano en todos los aspectos y propósitos. Nuestros padres se
habían casado cuando éramos niños. Lo suficiente como para formar ese vínculo.
A pesar de que mi mamá tuvo más maridos, desde entonces, Grant era mi familia.
Me conocía lo suficiente para saber que se trataba sobre Blaire.
—El ex novio de Blaire—contesté sin mirarlo.
Grant se aclaró la garganta. —Así que, uh, ¿vino a presumir? ¿O solamente
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Blaire
L
a tumba de mi madre era el único lugar al que podía pensar ir. No
tenía casa. No podía regresar a donde Granny Q. Ella era la abuela de
Cain.
Probablemente, él estuviera allí, esperándome. O quizás no estuviera.
Quizás le había empujado demasiados lejos. Me senté a los pies de la tumba de mi
madre. Tiré de mis rodillas bajo mi barbilla y rodeé mis piernas con mis brazos.
Había vuelto a Sumit porque era el único lugar que conocía para regresar.
Ahora necesitaba marcharme. No podía quedarme aquí. Otra vez, mi vida
estaba a punto de tomar un giro repentino. Uno para el que yo no estaba
preparada. Cuando había sido una niña, mi madre nos llevo un domingo a la
escuela de la iglesia Baptista local. Recuerdo un pasaje de la Biblia que nos leyeron
acerca de que Dios no pone en nuestro camino más de lo que podemos soportar.
Comenzaba a preguntarme si eso era sólo para aquellas personas que iban a la
iglesia cada domingo y rezaban antes de irse a la cama por las noches. Porque él no
se estaba conteniendo a la hora de lanzarme golpes.
Sentir lástima por mí misma no me ayudaría. No podía hacer esto. Tenía
que resolverlo también. Mi estancia con Granny Q y dejar que Cain me ayudara a
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lidiar con el día a día había sido temporal. Supe cuando me mudé a la habitación
de invitados que no podía quedarme mucho tiempo. Había demasiada historia
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—No tienes un teléfono móvil, ¿cómo diablos se supone que voy a llamarte
y a decirte que voy a patearte el culo si no tengo un número al que llamar, eh? —
Sus palabras no tenía sentido, pero solo oír su voz me hizo recorrer a la carrera la
Página
sonrisa que era mucho más bonita que la mía. Sus dientes eran perfectos sin ayuda
de aparatos de ortodoncia. Sus ojos eran más brillantes que los míos. Pero todo el
mundo decía que éramos idénticas. Ellos no veían la diferencia. Siempre me
pregunté por qué. Yo podía verla tan claramente.
—Éramos idénticas —respondí. Bethy no entendería la verdad.
—No puedo imaginarme dos Blaire Wynns. Ustedes debieron de haber roto
un montón de corazones en esta pequeña ciudad. —Estaba tratando de aligerar el
ambiente después de preguntar por mi difunta hermana. Yo apreciaba eso.
—Solo Valerie. Yo estuve con Cain desde que era joven. No rompí ningún
corazón.
Los ojos de Bethy se ampliaron un poco, luego apartó la mirada antes de
aclararse la garganta. Esperé hasta que se volvió hacia mí. —A pesar de que verte
es impresionante y que podríamos sacudir totalmente esta ciudad, vine aquí con
un propósito.
Supuse que así era, solo no podía imaginarme qué propósito sería
exactamente.
—De acuerdo —dije esperado más explicación.
—¿Podemos hablar de esto en alguna cafetería? —Frunció el ceño y miró de
nuevo hacia la calle—. O tal vez en el Dairy K, ya que es el único lugar que he visto
mientras conducía a través de la ciudad.
Ella no parecía cómoda manteniendo una conversación entre tumbas como
yo. Eso era normal. Yo no lo era. —Sí, está bien —dije y me acerqué para recoger
mi bolso.
—Ahí está tu respuesta —susurró una voz suave, tan bajo que casi pensé que
lo había imaginado. Me giré para mirar hacia atrás, a Bethy, quien sonreía con las
manos metidas en los bolsillos delanteros.
—¿Dijiste algo? —pregunté confundida.
—Uh, ¿te refieres a después de que sugiriera ir al Dairy K? —preguntó.
Asentí con la cabeza. —Sí. ¿Susurraste algo?
Ella arrugó la nariz, luego miró a su alrededor con nerviosismo y sacudió la
cabeza.
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—No… eh… ¿por qué no salimos de aquí? —dijo estirando la mano para
coger mi brazo y tirando de mí detrás de ella hacia el coche de Jace.
Página
Volví la vista hacia la tumba de mi madre y una paz se asentó sobre mí. ¿Eso
había sido…? No. Seguramente, no. Sacudiendo la cabeza, me di la vuelta y me
subí en el lado del copiloto antes de que Bethy me lanzara dentro.
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Traducido por Chachii
Corregido por Carolyn ♥
Rush
E
ra el cumpleaños de mamá. Nan ya me había llamado dos veces
pidiéndome que le llamase. No podía hacerlo. Ella estaba en una
playa de las Bahamas con él. Esto no la afecto en lo absoluto. Una vez
más, se había fugado para disfrutar de su vida, mientras dejaba a sus
hijos para que resolvieran las cosas.
—Nan llamó otra vez. ¿Quieres que le conteste y le diga que te deje en paz?
—Grant caminó dentro de la sala, tendiéndome mi celular en su mano mientras
sonaba.
Ambos peleábamos como hermanos reales. —No, dámelo a mí —respondí
mientras me tiraba el teléfono—. Nan —dije en forma de saludo.
—¿Vas a llamar a mamá o no? Me ha llamado dos veces hasta ahora,
preguntándome si hablé contigo y si recuerdas su cumpleaños. Se preocupa por ti.
No dejes que esa chica arruine todo, Rush. Me apuntó con una pistola, por el amor
de Dios. Una pistola, Rush. Está loca. Ella…
—Detente. No digas nada más. No la conoces. No quieres conocerla. Así que
detente. No voy a llamar a mamá. La próxima vez que lo haga, dile que no quiero
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escuchar su voz. Me importa una mierda su viaje o qué quiere por su cumpleaños.
—Auch —murmuró Grant mientras se sentaba en el sofá frente a mí y
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veces que su último lugar. Y en realidad son cuatro. Le hice jurar a Wood que sea
discreto. Estoy pagando la otra parte sin que ella lo sepa. De todas formas. Ella,
uh…. ella… fue hoy hacia Alabama. Le encanta el condominio. Quiere vivir en la
Página
propiedad del club sobre la playa. Pero la única persona que alguna vez
consideraría tenerla como compañera es… Blaire.
Me puse de pie. No podía estar sentado.
—Guau, hombre… siéntate —saltó Grant y me hizo señas con la mano.
—No estoy alterado… sólo necesito aire —dije, mirando por las ventanas de
cristal hacia las olas rompiendo contra la orilla. Bethy fue a buscar a Blaire. Mi
corazón latía. ¿Vendría?
—Sé que ustedes tuvieron un mal final. Le pedí que no, pero ella se cabreo y
no quise molestarla. Dijo que extrañaba a Blaire y que ella necesitaba a alguien.
Ella, eh, también habló con Woods acerca de devolverle su trabajo a Blaire para
conseguir que regrese.
Blaire. Regresando…
No volvería. Me odia. Odia a Nan. Odia a mi mamá. Odia a su padre. No
volvería aquí… pero Dios, quería que lo hiciera. Me volteé y miré a Jace.
—No regresará —dije. El dolor en mi voz era innegable. No me preocupé
por esconderlo. Ya no más.
Jace se encogió.
—Ella ha tenido bastante tiempo para lidiar con las cosas. ¿Y si vuelve?
¿Qué harás? —me preguntó Grant.
¿Qué haría?
Suplicaría.
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Página
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Traducido por kass :)
Corregido por Lalu♥
Blaire
B
ethy salió del coche de Jace en el aparcamiento de Dairy K. Vi el
pequeño Volkswagen azul de Callie y decidí no salir del coche. Sólo
había visto dos veces a Callie desde que regresé y ella había estado a
punto de arañar mis ojos. Ella había puesto los ojos en Caín desde la secundaria.
Entonces, yo regresé a casa y fastidié cualquier tipo de relación que ellos
finalmente habían logrado tener. Yo no había querido eso. Ella podía quedarse con
Caín.
Bethy comenzó a salir del coche y yo la agarré del brazo. —Hablemos en el
coche —le dije, deteniéndola.
—Pero quiero un helado con Oreos —se quejó.
—No puedo hablar en ese sitio. Conozco a mucha gente —le expliqué.
Bethy suspiró y se recostó en su asiento. —Está bien. Mi culo no necesita
nada de helado y galletas, de todos modos.
Sonreí y me relaje, agradecida por los oscuros cristales tintados. Sabiendo
que no estaba en exhibición cuando la gente se detenía y se quedaba mirando el
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hayas ido. El trabajo es una mierda sin ti. No tengo a nadie para hablar de mi vida
sexual con Jace y lo dulce que es él, que es algo que no tendría si no te hubiera
escuchado. Te extraño.
Sentí las lágrimas picando mis ojos. Sentirse extrañada se sentía bien. La
extrañaba demasiado. Me perdí un montón de cosas. —Yo también te extraño —le
respondí, con la esperanza de que no me dieran ganas de llorar.
Bethy asintió con la cabeza y una sonrisa se asomó en sus labios. —Eso está
bien. Porque necesito que regreses a vivir conmigo. Jace me dio un apartamento
frente al mar en la propiedad del club. Yo, sin embargo, me niego a dejar que él lo
pague. Así que necesito una compañera de piso. Por favor, vuelve. Te necesito. Y
Woods dijo que tendría tu trabajo de inmediato.
¿Volver a Rosemary? Donde Rush estaba... y Nan... y mi papá. No podía
regresar. Yo no podía verlos. Estarían en el club. ¿Mi papá llevaría a Nan a jugar al
golf? ¿Podría soportar ver eso? No, yo no podría. Sería demasiado.
—No puedo —Estaba conmovida. Ojalá pudiera. No sabía a iría ahora que
sabía que estaba embarazada, pero no podía ir a Rosemary y tampoco podía
quedarme aquí.
—Por favor, Blaire. Él te echa de menos, también. Él nunca sale de su casa.
Jace dijo que él da lastima.
La herida de rabia en mi pecho cobró vida. Sabiendo de Rush sufría
también. Me lo imaginaba teniendo fiestas en su casa y siguiendo adelante. Yo no
quería que él siguiera triste. Sólo necesitaba que nosotros siguiéramos adelante.
Pero quizás yo nunca lo haría. Yo siempre tendría un recuerdo de Rush.
—No puedo verlos. A ninguno de ellos. Sería demasiado duro —me detuve.
No podía decirle a Bethy sobre mi embarazo. Apenas había tenido tiempo de
asimilarlo. Yo no estaba dispuesta a contárselo a nadie. Nunca podría decírselo a
alguien que no fuera Caín. Me iría de aquí muy pronto. Cuando me vaya no
conoceré a nadie. Comenzaría de nuevo.
—Tu... uh, papá y Georgianna no están allí. Se fueron. Nan está pero es más
tranquila ahora. Creo que está preocupada por Rush. Sería difícil al principio, pero
después de que te quites el vendaje seguirás adelante. Sobre todo. Además, los ojos
de Woods se iluminaron cuando le mencioné tu regreso, podrías distraerte con él.
Él está más que interesado.
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ésta me había dado un techo sobre mi cabeza durante tres semanas sin
condiciones. Se merecía una explicación si la quería. No estaba segura de sí Caín le
había dicho algo. Su camioneta no se encontraba aquí y yo estaba inmensamente
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agradecida.
—¿Quieres que me quede en el coche? —me preguntó Bethy. Sería más fácil
si lo hacía, pero la abuela Q la vería y me llamaría grosera por no dejar que mi
amiga entrara.
—Puedes venir conmigo —le dije y abrí la puerta del coche.
Bethy caminó alrededor de la parte delantera del auto y se puso a mi lado.
La abuela Q todavía no había levantado la vista de sus guisantes, pero yo sabía que
nos había escuchado. Ella estaba pensando en lo que iba a decir. Caín debió de
habérselo contado. Joder.
Miré de reojo mientras ella seguía desgranando los guisantes en silencio. Su
cabello corto negro balanceándose era todo lo que podía ver de ella. No hay
contacto visual. Sería mucho más fácil ir dentro y tomar ventaja de que ella no me
había hablado. Pero esta era su casa. Si ella no me quería aquí, yo necesitaba hacer
las maletas y marcharme.
—Hola, abuela Q —le dije y me detuve, esperando a que levantara la cabeza
para mirarme.
Silencio. Ella estaba molesta conmigo. Decepcionada o enojada, yo no estaba
seguro de cuál de las dos. Odiaba a Caín en este momento por decírselo.
¿Él no podía mantener la boca cerrada?
—Ésta es mi amiga Bethy. Ella vino a verme hoy —continué.
La abuela Q finalmente levantó la cabeza y le dio una sonrisa a Bethy y
luego volvió sus ojos a mí. —Ofrécele un buen vaso de té helado y dale una de las
empanadas fritas que están enfriándose sobre la mesa. Luego, ven aquí y habla
conmigo un minuto, ¿De acuerdo? —Eso no fue una petición. Fue una demanda
sutil. Asentí con la cabeza y dirigí a Bethy al interior.
—¿Has enfadado a la anciana? —susurró Bethy cuando estábamos a salvo
en el interior.
Me encogí de hombros. Yo no estaba segura. —No lo sé todavía —le
contesté.
Fui al armario y cogí un vaso grande y le serví a Bethy un vaso de té helado.
Yo ni siquiera le pregunte si tenía sed. Sólo intenté obedecer lo que la abuela Q me
había dicho.
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—Aquí tienes. Bébete esto y comete una empanada frita. Volveré en unos
minutos —le dije y me apresuré a salir. Tenía que terminar con esto.
Página
6
Traducido por Anelynn
Corregido por Nat_Hollbrook
Blaire
L
os tablones de madera crujieron debajo de mis pies mientras
retrocedí un paso en el pórtico de la casa de Granny Q. Dejé que la
puerta de tela metálica se cerrara detrás de mí con un ruidoso golpe
antes de recordar que era vieja y sus resortes hace mucho tiempo
estaban oxidados. Había pasado muchos días de mi niñez en este pórtico
bombardeando guisantes con Cain y Granny Q. No quería que ella se molestara
conmigo. Mi estómago se retorció.
—Siéntate, niña, y deja de lucir como si estuvieras a punto de llorar. Dios
sabe que te amo como si fueras mía. Pensé que lo serías algún día. —Sacudió su
cabeza—. Estúpido chico, no pudo ponerse las pilas. Esperaba que se hubiera dado
cuenta antes de que fuera demasiado tarde. Pero no lo hizo, ¿lo hizo? Te fuiste y
encontraste a alguien más.
Esto no había sido lo que yo esperaba. Tomé el asiento enfrente de ella y
comencé a bombardear guisantes, así no tendría que mirarla. —Cain y yo
terminamos hace tres años. Nada de lo que está pasando ahora le afecta. Él es mi
amigo, eso es todo.
Granny Q pronunció un “umm” y se movió en el columpio del pórtico
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donde estaba sentada. —No creo eso. Ustedes eran inseparables de niños. Incluso
de niño no podía quitarte los ojos de encima. Era gracioso de ver cuánto te adoraba
Página
—Está bien. Conseguí una habitación para la noche y estoy durmiendo para
olvidar eso. Estaré en casa mañana. Tenemos cosas que hablar.
—Cain. ¿Por qué te hirió Rush?
Otra pausa y luego un suspiro cansado. —Porque le pregunté algunas cosas
que él pensó que no son de mi incumbencia. Estaré en casa mañana.
Le preguntó. ¿Qué tipo de preguntas?
—Blaire, no tienes que decirle. Yo cuidaré de ti. Sólo… necesitamos hablar.
¿El cuidará de mí? ¿De qué estaba hablando? No iba a dejarlo cuidar de mí.
—¿Dónde estás exactamente? —pregunté.
—En algún hotel justo a las afueras de Rosemary. Ellos piensan que todo
aquí es de mejor calidad. Todo aquí cuesta cinco veces mucho más.
—Bien. Quédate en cama y te veré mañana —repliqué, entonces colgué.
Bethy dio un paso en la habitación. Levantó una de sus oscuras cejas
mientras me miraba, esperando. Ella había estado escuchando. Sabía que lo haría.
—Necesito un aventón a Rosemary —Le dije levantándome. No podía dejar
a Cain tumbado y herido en la habitación de un hotel, no podía arriesgarme a que
regresara y tratara de hablar con Rush otra vez. Si Bethy pudiera llevarme ahí, yo
podría checarlo y después llevarlo a casa.
Bethy asintió y una pequeña sonrisa tiró en sus labios. Podía decir que
intentaba ocultar lo feliz que estaba de escuchar eso. No me quedaría allí. Ella no
debía hacerse ilusiones. —Esto es solo por Cain. No estoy… no puedo quedarme
allá.
No aparentó creerme. —Seguro. Lo sé.
No estaba de humor para convencerla. Le entregué el teléfono y regresé a mi
habitación temporal para empacar algunas cosas.
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Página
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Traducido por Liz Holland
Corregido por Zafiro
Rush
G
rant por fin se había dado por vencido conmigo y se fue a bailar con
una de las chicas que había estado coqueteando con nosotros desde
que entramos al club. Él había venido aquí por un poco de diversión
y yo necesitaba la distracción, pero ahora que estaba aquí, sólo quería irme.
Tomando un trago de mi cerveza, traté de no hacer contacto visual con nadie.
Mantuve la cabeza baja y el ceño fruncido. No fue difícil hacerlo.
Las palabras de Jace siguieron repitiéndose en mi cabeza. Tenía miedo…
No, estaba aterrorizado de permitirme creer que ella volvería. Había visto su cara
aquella noche en la habitación del motel. Estaba vacía. La emoción en sus ojos
había desaparecido. Había acabado, conmigo, con su padre, con todo. El amor era
cruel. Tan malditamente cruel.
El taburete junto a mí chirrió contra el suelo mientras era movido hacia
atrás. No lo miré. No quería que nadie me hablara.
—Por favor, dime que esa fea mueca en tu bonita cara no es por una chica.
Podrías romper mi corazón. —La suave voz femenina me era familiar.
Incliné la cabeza hacia un lado lo suficiente como para ver su cara. Aunque
31
ahora era mayor, la reconocí de inmediato. Hay algunas cosas que un hombre no
olvida en la vida y la chica con quien perdió la virginidad es una de ellas. Meg
Carter. Había sido tres años mayor que yo y estaba visitando a su abuela el verano
Página
que cumplí catorce años. No había sido una relación amorosa. Más bien una
lección de vida.
—Meg —contesté, aliviado de que no era otra mujer desconocida que estaba
aquí para arrojarse sobre mí.
—Y recuerdas mi nombre. Estoy impresionada —dijo ella y luego miró al
camarero y le sonrió—. Jack con Coca-cola, por favor.
—Un chico no olvida a su primera.
Se movió en su taburete, cruzando las piernas e inclinando la cabeza para
mirarme haciendo que su largo cabello oscuro cayera sobre un hombro. Todavía lo
llevaba largo. En aquel entonces me había fascinado.
—La mayoría de los chicos no, pero tú has llevado una vida diferente a la de
la mayoría de los chicos. La fama ha tenido que cambiarte a lo largo de los años.
—Mi padre es famoso, no yo —espeté, odiaba cuando las mujeres querían
hablar de algo sobre lo que no sabían nada. Meg y yo habíamos follado un par de
veces, pero no sabía mucho acerca de mí en aquel entonces.
—Umm, lo que sea. Entonces, ¿por qué estás tan triste?
No estaba triste. Yo era un desastre. Pero ella no era alguien con la que
pretendía desahogarme.
—Estoy bien —contesté y miré a la pista de baile con la esperanza de captar
la atención de Grant. Estaba listo para irme.
—Te ves como si tuvieras el corazón roto y no supieras qué hacer con él—
dijo ella alcanzando su Jack con Cola.
—No voy a hablar contigo de mi vida personal, Meg. —Dejé que el borde de
advertencia en mi voz es escuchara alto y claro.
—Para ahí, guapo. No intento molestarte. Solo tenemos una pequeña charla.
Mi vida personal no era una pequeña charla. —Entonces, pregúntame sobre
el jodido clima —dije con un gruñido.
No respondió y me alegré. Tal vez se iría. Me dejaría en paz.
—Estoy en la ciudad cuidando a mi abuela. Está enferma y yo necesitaba
hacer algo con mi vida. Acabo de pasar por un divorcio problemático. Necesitaba
un cambio de escenario de Chicago. Estaré aquí por lo menos durante seis meses.
¿Crees que serás intratable todo el tiempo que yo esté aquí o vas a volverte más
32
Blaire
E
stiré la mano y le di un codazo a Bethy en la pierna para despertarla.
Había estado dormida por las últimas dos horas. Estábamos fuera de
Rosemary Beach y necesitaba que ella manejara, así yo podría buscar
la camioneta de Cain en todos los moteles baratos.
—¿Ya llegamos? —murmuró soñolienta y se sentó en su asiento.
—Ya casi. Necesito que manejes. Voy a buscar la camioneta de Cain.
Bethy dejó escapar un suspiro de cansancio. Yo sabía que ella estaba
haciendo esto sólo con la esperanza de traerme a Rosemary y mantenerme allí. No
le importaba encontrar a Cain. Pero yo necesitaba un aventón. Iba a viajar con Cain
a casa. Y nosotros íbamos a hablar. Él no tenía por qué haber venido a buscar a
Rush. Sólo esperaba que no le hubiera dicho sobre lo que me a encontró
comprando.
No era que quisiera ocultárselo a Rush. Era sólo que aún no he asimilado
nada. Necesitaba procesarlo. Averiguar lo que quiero hacer. Luego contactaría a
Rush. Cain yendo detrás de él como un loco no era lo que yo quería. Aún no podía
creer que lo había hecho.
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—Detente allí. Necesito entrar y tomar un café con leche primero —instruyó
Bethy. Hice lo que me pidió y estacioné el auto frente a Starbucks.
Página
***
—Sabía que estaría frustrado de que hubiese venido tan cerca de Rosemary
nuevamente.
—Te dije que estaría en casa una vez que durmiera, Blaire. ¿Por qué no
podías quedarte donde estabas? —La irritación en su voz me enojó. Pensarías que
él no estaba feliz de que hubiera venido a ver cómo estaba.
—¿Dónde estás, Cain? —pregunté de nuevo. Luego lo escuché. Una voz
femenina de fondo. El teléfono fue tapado. No hacía falta ser un genio para darse
cuenta que Cain estaba con una chica y trataba de esconderlo. Esto me molestó. No
porque pensaba que Cain y yo teníamos una oportunidad, si no porque él me
había dejado pensar que estaba herido y solo en una ciudad extraña. Idiota.
—Escucha. No tengo tiempo para más de tus estúpidos juegos, Cain. Ya he
pasado de ellos. La próxima vez, intenta no fingir como si me necesitaras cuando
es obvio que no.
—Blaire, no. Escúchame. No es lo que piensas. No pude dormir después de
que llamaste así que volví a la camioneta y regresé a casa. Quería verte.
Un grito de enojo por parte de la chica vino del otro lado del teléfono.
Estaba cabreando a quien sea que estaba con él. El chico era un idiota.
—Haz que tu compañía se sienta mejor. No necesito una explicación. No
necesito nada de ti. Nunca lo necesité.
—¡BLAIRE! ¡NO! Te amo, nena. Te amo mucho. Por favor, escúchame —
suplicó, y la chica con él se puso más histérica—. ¡Cállate, Callie! —rugió y supe
entonces que estaba de vuelta en Sumit. Estaba con Callie.
—¿Fuiste con Callie? ¿Volviste a casa, dejándome preocupada, y fuiste a ver
a Callie? Eres ridículo, Cain. ¿En serio? Esto no me lastima. Ya no puedes hacerme
daño. Pero detente y piensa sobre los sentimientos de otros, para variar. Sigues
arrastrando a Callie con tu comportamiento y eso está mal. Deja de pensar con tu
pene y madura.
Terminé la llamada y le di a Bethy su teléfono. Sus ojos estaban muy
abiertos mientras me miraba. —Él volvió a Sumit —le dije en forma de explicación.
—Sí… escuché esa parte —dijo Bethy lentamente. Ella esperaba que
agregara más. Merecía más. Me había traído hasta aquí. También era la única
amiga verdadera que tenía. Cain no era un amigo. No uno verdadero. Un amigo
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irme pronto de todos modos. Averiguaré a dónde voy a ir mañana y luego, cuando
llegué allí, haré que Granny Q me envíe el resto de mis cosas. No es que tenga
mucho, de todos modos. Mi camioneta está en el cementerio. Nunca haría el viaje
de nuevo.
Bethy asintió y arrancó el auto, luego salió hacia la carretera. —Puedes
quedarte conmigo todo el tiempo que necesites. O más —respondió.
—Gracias —dije antes de apoyar mi cabeza hacia atrás en el asiento y tomar
una respiración profunda. ¿Qué iba a hacer ahora?
***
El olor del tocino se hizo más espeso cuando más lo inhalaba. Era como si el
tocino estuviera apoderándose de mis sentidos. Mi garganta se estrechó. Mi
estómago gruñó por el delicioso olor de éste. La grasa chisporroteaba en algún
lugar a la distancia. Antes de que pudiera abrir los ojos completamente, mis pies
estaban en el suelo y corría hacia el baño.
Por suerte, el apartamento de Beth no era tan grande y no tenía mucho que
correr.
—¿Blaire? —llamó la voz de Beth desde la cocina, pero no podía detenerme.
Cayendo sobre mis rodillas en frente del inodoro, agarré el asiento de
porcelana con ambas manos y comencé a vomitar todo en mi estómago hasta que
nada más que nauseas sacudían mi cuerpo. Cada vez que pensaba que había
terminado, olía la grasa del tocino mezclada con mi vómito y comenzaba de nuevo.
Estaba tan débil que mi cuerpo temblaba cuando trataba de vomitar y nada
más salía. Un paño frío estaba en mi cara y Bethy se encontraba de pie junto a mí
para tirar de la cadena y luego recostándome contra la pared.
Sostuve el paño sobre mi nariz para bloquear el olor. Bethy lo notó y cerró la
puerta del baño. Después de encender el ventilador, colocó sus manos en las
caderas y me miró. La incredulidad en su cara me confundía. Me enfermé. ¿Qué
tenía de extraño eso?
—¿Tocino? ¿El olor del tocino te hace vomitar? —Negó con la cabeza, aún
mirándome como si no pudiera creerlo—. No me lo ibas a decir, ¿cierto? Ibas a
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huir. Tienes amigos aquí. Vas a necesitar amigos… y yo esperaría que tuvieras la
intención de decirle a Rush sobre esto también. Te conozco lo suficientemente bien
como para saber que ese es su bebé.
¿Cómo lo sabía? Sólo vomité. Muchas personas se contagian de virus. —Es
un virus —murmuré.
—No me mientas. Era el tocino, Blaire. Estabas durmiendo tan
pacíficamente en el sofá y al minuto que comencé a cocinar el tocino comenzaste a
hacer sonidos extraños y a dar vueltas en el sofá. Luego saliste disparada como una
bala para vomitar hasta las tripas. No es ciencia espacial, nena. Quita esa mirada
de sorpresa de la cara.
No le podía mentir. Ella era mi amiga. Posiblemente la única ahora. Tiré de
mis rodillas hasta mi barbilla y envolví mis brazos alrededor de mis piernas. Esta
era mi manera de mantenerme en una pieza. Cuando sentía que el mundo estaba
quebrándose a mí alrededor y no podía controlarlo, siempre me mantenía unida de
esta manera.
—Por eso Cain vino aquí. Me encontró comprando pruebas de embarazo
ayer. Sé que es por eso que vino aquí. Para preguntarle a Rush… para preguntar
sobre la relación entre Rush y yo. Es algo de lo que me niego a hablar con Cain. En
lo absoluto. Luego tuve un retraso. Dos semanas de retraso. Pensé que compraría
un par de pruebas y saldrían negativas y todo estaría bien. —Detuve la explicación
y apoyé la mejilla contra mis rodillas.
—Las pruebas… ¿fueron positivas? —preguntó Bethy.
Asentí pero no la miré.
—¿Ibas a decirle a Rush? ¿O en serio ibas a escapar?
¿Qué haría Rush? Su hermana me odiaba. Su madre me odiaba. Odiaban a
mi madre. Y yo odiaba a mi padre. Para que Rush sea parte de la vida de este bebé
él tendrá que dejarlas. Yo no podía pedirle que deje a su mamá y su hermana.
Incluso si ellas son malvadas. Las amaba. Y no dejaría a Nan. Ya había aprendido
que cuando se trataba de mí o de Nan, él elegiría a Nan. Lo había hecho al final.
Cuando yo había descubierto todo. Él guardó su secreto. Él la había escogido a ella.
—No se lo puedo decir —dije en voz baja.
—¿Por qué no? Él querría saberlo y su culo necesita ser un hombre y estar
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que se contó, y la de nadie más a los ojos de Rush. Pero yo no estaba de acuerdo.
También era mi historia. Nan aún tenía a sus padres y su hermano. Yo no tenía a
nadie. Mi madre estaba muerta. Mi hermana estaba muerta. Y mi padre podría
también estar muerto. Así que esta historia era tanto mía como de ella. Tal vez
hasta más.
Levanté mi cabeza y miré a Bethy. Ella era mi única amiga en el mundo y si
yo iba contar esta historia, entonces era ella a quién quería contársela.
9
Traducido por Demoiselle
Corregido por Violet~
Rush
H
abían pasado tres semanas, cuatro días y doce horas desde que la
había visto. Desde que ella rompió mi corazón. Si yo hubiera
estado bebiendo, me gustaría echarle la culpa al alcohol. Tenía que
ser una ilusión, una desesperada ilusión. Pero no había estado
bebiendo. Ni una gota. No había ninguna duda sobre Blaire. Era ella. Ella estaba
realmente aquí. Blaire estaba de vuelta en Rosemary. Ella estaba en mi casa.
Había pasado cinco horas anoche conduciendo por todo el maldito lugar
buscando a Bethy, esperando que ella me llevara a Blaire. Pero no había
encontrado a ninguna de ellas. Llegar a casa y admitir la derrota había sido
doloroso. Me convencí a mi mismo que Bethy aún seguía en Sumit con Blaire. Que
tal vez el texto de Bethy había sido un mensaje borracho y nada más.
Me empapé los ojos de ella. Ella estaba más delgada y no me gustaba eso.
¿No estaba comiendo? ¿Había enfermado?
—Hola, Rush —dijo ella, rompiendo el silencio. El sonido de su voz casi me
envía de rodillas. Dios, había extrañado su voz.
—Blaire —Pude decir, aterrorizado de espantarla lejos solo con hablar.
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Blaire suspiró.
—Puedo imaginarlo —murmuró y sacudió la cabeza—. Siento que viniera
Página
—Las cosas siguen siendo las mismas. No he sido capaz de dejarlo ir. Nunca
seré capaz de confiar en ti. Incluso… incluso si lo quiero. No puedo.
Página
¿Qué demonios significaba eso? El golpeteo en mis oídos se hizo más fuerte.
—Me voy de Sumit. No puedo quedarme. Tengo que hacerlo por mi cuenta.
¿Qué? —¿Te estás mudando con Bethy? —pregunté, preguntándome si yo
todavía estaba durmiendo y esto era un sueño.
—No. No iba a hacerlo. Pero esta mañana hablé con Bethy y pensé que si tal
vez te veía y hablaba contigo y enfrentaba… esto, yo sería capaz de quedarme con
ella durante un tiempo. No sería permanente; Me iré en un par de meses. Solo
hasta que tenga tiempo para decidir a donde voy a ir.
Todavía pensaba irse. Necesitaba cambiar eso. Tenía un par de meses si se
quedaba aquí. Por primera vez, desde que me dijo que dejara la habitación de
hotel, tenía esperanza.
—Creo que eso es inteligente. No hay razón por la cual tomar una decisión
precipitada cuando se tiene una opción aquí. —Ella podía quedarse en mi casa de
forma gratuita. En mi cama. Conmigo. Pero no podía ofrecer eso. Ella nunca estaría
de acuerdo.
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Página
10
Traducido por Larosky_3
Corregido por Vericity
Blaire
E
staré trabajando en el club. Nos… uh… veremos en ocasiones.
Conseguiría trabajo en otro lado, pero necesito la plata que el club
paga. —Explicaba esto tanto a mí como a Rush. No estaba segura de
qué iba a decir cuando lo viera. Sólo sabía que tenía que enfrentarlo. Al principio,
Bethy me rogó que le contara sobre el embarazo. Aunque, después de que
escuchara exactamente lo que había pasado con mi padre y Nan y su madre ese
día, ya no estaba en el equipo Rush como antes. Acordó que no era necesario
decirlo de inmediato.
Conseguir el valor suficiente para volver a esta casa luego de la forma que
me había ido hace tres semanas y media fue duro. La esperanza de que mi corazón
no reaccionara cuando viera a Rush fue inútil. Mi pecho estaba tan apretado que
era una maravilla que pudiera respirar. Menos hablar. Estaba embarazada con su
bebé… nuestro bebé. Pero las mentiras. El engaño. Quien era. Todo eso me
mantuvo de decir las palabras que se merecía. No podía. Estaba mal. Estaba siendo
egoísta. Lo sabía. Eso no cambiaba nada. Podía ser que el bebé nunca lo conociera.
No podía dejar que la forma en que me sentía sobre él nublara mis decisiones para
mi futuro… el futuro de nuestro bebé. Mi padre, su madre y hermana nunca serían
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permiso. Esto es exactamente lo que quiero. Tenerte aquí de vuelta. Ver tu rostro.
Dios, nena, no puedo hacer esto. No puedo fingir que no estoy jodidamente
emocionado de que estés en mi casa.
No podía mirarlo. No ahora. No esperaba que dijera nada de eso. Esperaba
más una charla artificial y nerviosa. Era lo que quería. Mi corazón no podía
soportar nada más. —Tengo que irme, Rush. No puedo quedarme más, sólo quería
estar segura de que estabas bien con que estuviera en la ciudad. Mantendré mi
distancia.
Rush se movió tan rápido que no lo noté hasta que estuvo parado entre la
puerta y yo. —Lo siento. Intenté estar tranquilo. Intentaba ser cuidadoso y me
quebré. Lo haré mejor. Ve a lo de Bethy. Olvida lo que dije. Seré bueno. Lo
prometo. Sólo… no te vayas. Por favor.
¿Qué le contestaba a eso? Se las había arreglado para que quisiera
confortarlo. Disculparme. Él era letal a mis emociones y buen sentido. Distancia.
Necesitábamos distancia. Asentí y lo rodeé. —Yo… uh… probablemente te veré
por ahí. —Me las arreglé para graznar antes de abrir la puerta y salir de la casa.
No miré hacia atrás pero sabía que me estaba mirando ir. Era la única razón
por la cual no empecé a correr. Espacio… necesit{bamos espacio. Y yo necesitaba
llorar.
***
la llamada que recibí hace diez minutos. Me ha sorprendido. Por la forma en que te
fuiste hace tres semanas y dejaste a Rush en la miseria, no esperaba que llamara a
tu favor. No es que lo necesitara, fíjate. Ya había aceptado devolverte tu trabajo.
Me detuve y lo miré. ¿Lo había escuchado bien? —¿Rush? —pregunté, casi
asustada de que hubiera alucinado el comentario.
Woods cerró la puerta y caminó hasta pararse delante de su escritorio. Se
inclinó contra la madera brillante que se veía costosa y cruzó los brazos sobre su
pecho. La sonrisa que tenía cuando llegué se había ido. Se veía preocupado.
—Sí, Rush. Sé que la verdad salió a la luz. Jace me contó una parte. Lo que
sabe, al menos. Pero yo ya sabía quién eras. O quien Rush y Nan creían que eras.
Te advertí que la elegiría a ella. Ya la había elegido cuando te di la advertencia. ¿De
verdad quieres volver a todo esto? ¿Es Alabama tan malo?
No. Alabama no era tan malo. Aunque ser una madre soltera de diecinueve
años sin familia lo era. Aunque no era algo que iba a compartir con Woods.
—Volver aquí no es exactamente f{cil. Ver… verlos, tampoco ser{ f{cil. Pero
necesito descubrir que voy a hacer. No hay nada para mí en Alabama. No me
puedo quedar y pretender que lo hay. Es tiempo de que encuentre una nueva vida.
Y Bethy es mi única amiga. Mis opciones son limitadas.
Las cejas de Woods se dispararon hacia arriba.
—Auch. ¿Yo qué soy? Pensé que éramos amigos.
Sonriendo, caminé y me paré detrás de la silla en frente suyo.
—Lo somos pero bueno… no amigos cercanos.
—No porque no lo intentara —Una pequeña risa salió y Woods sonrió—. Es
bueno escuchar eso. Lo extrañé.
Quizás volver no sería tan difícil.
—Puedes tener tu trabajo de vuelta. Es tuyo. Tuve pesimas chicas de carritos
y Jimmy todavía está malhumorado. No se lleva bien con los otros meseros. Él
también te extraña.
—Gracias —contesté—, lo aprecio. Aunque quiero ser honesta contigo. En
cuatro meses, planeo irme. No puedo quedar aquí para siempre. Tengo…
—Tienes una vida a la que volver. Sí, te escuché. Rosemary no es donde
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pretendes echar raíces. Lo tengo. Por cualquier lapso de tiempo, tienes el trabajo.
Página
11
Traducido por Danny_McFly
Corregido por Verito
Rush
L
lamé una vez antes de abrir la puerta del condominio de Nan y
caminar dentro. Su coche estaba estacionado afuera. Yo sabía que ella
se encontraba aquí. Sólo quería asegurarme de que sabía que yo
estaba aquí. Cometí el error de no tocar una vez y pillé a mi hermana a horcajadas
en el regazo de un tipo.
Quise llenar de cloro mis ojos y mi cerebro después de esa experiencia.
—Nan, soy yo. Tenemos que hablar —dije en voz alta y luego cerré la puerta
detrás de mí.
Entré en la sala y el sonido de más de una voz apagada y pasos que venían
desde el dormitorio principal casi me hizo dar la vuelta y marcharme. Pero no iba a
hacerlo. Esto era más importante. Su invitado de pijamada tenía que irse a casa
ahora de todos modos. Eran más de las once.
La puerta de su habitación se abrió y se cerró. Interesante. El que sea que
estaba aquí, se alojaba aquí. Tendríamos que salir al balcón para hablar. Yo no
hablaría de Blaire delante de nadie. Probablemente conocía al hombre en ese
cuarto. Sería la única razón por la que lo mantendría oculto allí.
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Se secó las lágrimas que se habían filtrado de sus ojos y volvió a levantarse.
Nunca pude saber si sus lágrimas eran reales o falsas. Ella podía encenderlas y
apagarlas a voluntad.
—Está bien. Quizás vuelva a la escuela antes de lo previsto. Tú no me
quieres aquí, de todos modos. Las has escogido a ella.
—Yo siempre te quiero cerca, Nan. Pero esta vez quiero que juegues limpio.
Piensa en alguien más para variar. Tú tienes un corazón. Yo lo he visto. Ahora es el
momento de usarlo.
Nan se puso rígida.
—Si terminaste aquí, ¿podrías irte de tu apartamento?
Asentí con la cabeza.
—Sí, he terminado —le contesté y me dirigí hacia el interior.
Sin otra palabra que oyera por la puerta principal. El tiempo ahora diría si
yo tenía que seguir adelante con mis amenazas para enseñarle a mi hermana una
lección. Realmente esperaba que no.
49
Página
12
Traducido por Juli
Corregido por Chachii
Blaire
N
ecesitaba mis cosas y tenía que vender mi camioneta. Nunca haría
esto de nuevo. Caín la había revisado por mí la semana pasada
después de que se descompuso y dijo que temporalmente podría
arreglarla. El costo para arreglar todo lo que andaba mal costaría más de lo que yo
podía permitirme gastar. Llamar y pedirle a Granny Q o Caín que enviaran mis
cosas y vendieran mi camioneta parecía mal. Se merecían una explicación... o al
menos la merecía Granny Q. Me había dado un techo, una cama y me dio de comer
durante tres semanas. Iba a tener que volver a Sumit a recoger mis cosas y
despedirme. Woods me había dado unos días para instalarme antes de empezar a
trabajar.
Bethy se había tomado unos días para llevarme y que solicitará la asistencia
médica gratuita. Era momento de que viera a un médico, pero requeriría el seguro
medico primero. Hoy la había oído por casualidad decirle a Jace que esperaba con
impaciencia su cita esta noche. Yo había estado monopolizando todo su tiempo
llevándome a todas partes. Comenzaba a sentirme como una carga. Odié aquel
sentimiento. Podría tomar un autobús. Sería económico y no sería una carga sobre
Bethy. Abrí su ordenador portátil para googlear el horario del autobús.
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lo que había estado esperando. Alzó la mano y se quitó las gafas de sol de aviador.
Deseaba que las hubiera mantenido. El color plateado de sus ojos en la luz del sol
era aún más impresionante de lo que recordaba.
—Hola, vi a Bethy en el club. Dijo que estabas aquí —explicó Rush. Lucía
nervioso. Nunca había visto a Rush nervioso.
—Sí... um, Woods me dio un par de días para recoger mis cosas de Sumit
antes de empezar a trabajar.
—¿Tienes que ir a buscar tus cosas?
Asentí. —Sí. Las dejé allí. Sólo traje una bolsa de viaje conmigo. No había
pensado en quedarme.
Rush frunció el ceño. —Entonces, ¿cómo vas a regresar? No veo tu
camioneta.
—Justo estaba googleando las estaciones de autobuses y ver dónde está la
más cercana.
El ceño de Rush se hizo más profundo. —Es a cuarenta minutos. Durante
todo el camino en Fort Walton Beach.
Eso no fue tan malo como me temía.
—Un autobús no es seguro, Blaire. No me gusta la idea de que tomes un
autobús. Deja que te lleve. Por favor. Llegaremos más rápido y es gratis. Puedes
ahorrar tu dinero.
¿Viajar con él? ¿Todo el camino a Sumit y de regreso? ¿Era una buena idea?
—No sé... —Me detuve porque honestamente no lo sabía. Mi corazón no
estaba preparado para Rush.
—Ni siquiera tenemos que hablar... o podemos si lo deseas. Te dejaré elegir
la música y no voy a quejarme.
Si volviera con Rush, entonces Caín no discutiría conmigo. O, de nuevo, tal
vez lo haría. Podría decirle a Rush sobre el embarazo. ¿Pero lo haría? Nunca le
confirmé a Caín que estaba embarazada.
—Sé que no puedes perdonar las mentiras y el daño. No te estoy pidiendo
eso. Tú sabes que lo siento y si pudiera volver atrás y cambiar las cosas, lo haría.
Por favor, Blaire, sólo como un amigo que quiere ayudarte y mantenerte a salvo de
51
***
Jace estaba tumbado en el gran sillón de peluche azul que se encontraba en
la sala de Bethy con sus pies apoyados sobre la otomana y Bethy se acurrucó en su
regazo. Yo estaba en el sofá sintiéndome como un experimento científico, ya que
ambos me miraron con confusión.
—¿Así que estás de acuerdo con que Rush te lleve a Sumit mañana para
recoger tus cosas? Me refiero a que no te sientes extraña o... —Bethy se detuvo.
Sería extraño. También afectaría sólo estar cerca de él, pero necesitaba un
aventón. Bethy necesitaba trabajar, no tomarse otro día libre para ayudarme esta
semana. —Él se ofreció. Necesitaba un aventón y le dije que sí.
—¿Y fue así de fácil? ¿Por qué no me lo creo? —se preguntó Bethy.
—Porque ella está dejando de lado las partes donde él rogó y suplicó —dijo
Jace con una sonrisa.
Tiré de la manta hacia arriba sobre mis hombros. Tenía frío. Tenía mucho
frío últimamente, lo que era extraño porque era verano en Florida. —No rogó —le
contesté, sintiendo la urgencia de defender a Rush. Incluso si realmente hubiera
rogado, no era asunto de Jace.
—Sí, claro. Si tú lo dices. —Jace tomó un sorbo del té dulce que Bethy le
había preparado.
—No es asunto nuestro. Déjala en paz, Jace. Tenemos que decidir qué hacer
con el contrato de alquiler de este lugar que termina en una semana.
Yo no estaría aquí mucho tiempo. Le había dicho eso. Mudarme a un
apartamento más caro no era una buena idea. Mi mitad del alquiler no estaría
cubierto después de que me marche y ella se quedaría con la deuda.
Jace besó la mano de Bethy y le sonrió. —Te dije que me encargaría de las
cosas. Si sólo me lo permitieras. —Le guiñó un ojo a ella y volví la cabeza. No
52
quería verlos. Rush y yo nunca habíamos sido así. Nuestra relación había sido
corta. Intensa y breve. Me pregunté cómo se habría sentido tener la libertad para
acurrucarme en sus brazos en cualquier momento que quisiera. Para saber que
Página
Me di cuenta por su tono que había querido hacer una broma. Pero pensar
en el malestar de Rush no me hizo sonreír. Simplemente me recordó todo. —Lo
Página
—Maldita sea. Probablemente estoy metiendo la pata aún más. Sólo quería
hablar contigo y asegurarme de que sabías que Rush... te necesita. Lo lamenta. Y
creo que nunca te va a superar. Si trata de hablar de ello mañana, por lo menos
escúchalo.
—Lo he perdonado, Grant. Pero no puedo olvidar. Lo que sea que éramos o
podríamos haber sido se ha terminado. Nunca volverá a ser de nuevo. No puedo
permitirlo. Mi corazón no me lo permite. Pero siempre voy a escucharlo. Me
preocupo por él.
Grant dejó escapar un suspiro de cansancio. —Supongo que eso es mejor
que nada.
Eso era todo lo que yo tenía para ofrecer.
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Página
13
Traducido por ♥...Luisa...♥
Corregido por CrisCras
B
laire salió caminando del apartamento de Bethy sosteniendo dos tazas
de café antes de que yo pudiera salir del coche. Abrí la puerta y salí
del Range Rover. Llevaba el pelo suelto y colgando por su espalda. Me
encantaba ese estilo. Sus pantalones cortos apenas cubrían sus piernas y sería
difícil concentrarme cuando estuviera sentada en mi coche. Se subirían hasta sus
muslos. Alejé mis ojos de sus piernas y me encontré con su mirada fija. Estaba
forzando una sonrisa.
—Te he traído un poco de café ya que saliste de la cama tan temprano por
mí. Sé que despertar temprano no es lo tuyo. —Su voz era suave e insegura
mientras hablaba. Iba a ser mi misión cambiar eso en este viaje por carretera.
Quería que se sintiera cómoda conmigo de nuevo.
—Gracias —le contesté con una sonrisa que esperaba aliviara sus nervios
mientras abría la puerta del lado del pasajero para ella. Había sido incapaz de
dormir desde las tres de la mañana. Me sentía ansioso. Estaba bastante seguro de
que había pasado por dos ollas de café desde entonces. No le confesaría eso, sin
embargo. Ella me trajo café. Una verdadera sonrisa tiró de mis labios mientras
cerraba la puerta y me dirigía de nuevo a mi lado.
56
lo viera.
Antes de que pudiera decir nada más, Blaire se inclinó hacia delante y
Página
encendió la radio. Encontró una estación de radio country y luego se echó hacia
atrás en su asiento y cerró los ojos. Había presionado demasiado. Fue su manera
educada de pedirme que me callara. Podía darme por aludido.
Treinta minutos de silencio pasaron antes de que mi teléfono sonara. El
nombre de Nan apareció en la pantalla. El maldito iPhone estaba programado para
el coche. Normalmente, esto era útil y hacia que tuviera las manos libres. Pero
tener a Blaire viendo el nombre de Nan no era bueno. No quería un recordatorio.
Mi plan era hacer que este día estuviera libre de recuerdos. Hice clic en ignorar y la
radio empezó a sonar de nuevo.
No miré a Blaire, pero sentí sus ojos sobre mí. Fue muy difícil no
encontrarme con su mirada.
—Podrías haber hablado con ella. Es tu hermana —dijo Blaire tan
suavemente que casi se perdió con la música.
—Lo es. Pero representa cosas en las que no quiero pensar hoy.
Blaire no dejó de mirarme. Tomó toda mi fuerza para seguir casual. Detener
el coche y girarme para enfrentarla y decirle lo importante que era y lo mucho que
la amaba no era lo que necesitaba en estos momentos.
—Estoy mejor, Rush. He tenido tiempo para asimilarlo todo. Veré a Nan en
el club. Estoy preparada para eso. Me estás ayudando hoy. Podrías estar haciendo
otra cosa en vez de decidir tomarte el día para ayudarme. No quiero impedirte
recibir las llamadas telefónicas de personas que te importan. No me voy a romper.
Mierda. Esto era todo en cuanto a dejarlo casual y fácil. Me acerqué a la
orilla de la carretera y detuve el Rover en el arcén. Mantuve mis manos para mí
mismo, pero le di toda mi atención a Blaire. —Decidí tomarme el día de hoy
porque no hay nada que prefiera hacer que estar cerca de ti. Estoy conduciendo
porque soy un hombre desesperado que hará lo que sea que tenga que hace para
pasar tiempo contigo —Perdí el control y extendí la mano para pasar mi pulgar
sobre su mejilla y luego por su sedoso pelo, que me había fascinado desde que
había puesto los ojos en ella—. Haré cualquier cosa. Cualquier cosa, Blaire, sólo
para estar cerca de ti. No puedo pensar en nada más. No puedo concentrarme en
nada. Así que no creas que me estás incomodando. Si me necesitas, estoy ahí. —Me
detuve. Sonaba patético incluso para mis propios oídos. Dejando caer mi mano de
su rostro puse el Rover en marcha y volví a la carretera.
Blaire no dijo nada. No la culpo. Soné como un loco. Probablemente ahora
58
Blaire
M
i corazón latía tan fuerte que estaba segura de que él podía
escucharlo. Esto había sido una mala idea. Estar cerca de él era
tan confuso. Era fácil olvidar quien era él. Que me tocara, incluso
si era solo mi cara, me hacía sentir ganas de llorar. Quería más que eso. Lo
extrañaba. Todo sobre él y estaría mintiendo si dijera que la idea de estar tan cerca
de él todo el día no me mantuvo despierta la mayor parte de la noche.
Rush encendió la radio cuando yo no dije nada. Debería decir algo después
de eso, pero ¿qué? ¿Cómo respondo a eso que está causándonos más dolor? Decirle
que lo extraño y lo quiero no haría las cosas más fáciles. Solo sería más duro.
Esta vez, cuando el teléfono sonó, la pantalla del ordenador en su coche
destelló el nombre “Grant.” Rush presionó algún botón y luego recogió su celular.
—Hola —dijo en el teléfono. Por casualidad, miré hacia él ya que su
atención no estaba en mí. Las duras líneas de expresión en su cara me
entristecieron. No las quería ahí.
—Sí. Estamos en camino —respondió al teléfono—. No creo que esa sea una
buena idea. Te llamaré cuando vuelva —Apretó su mandíbula y sabía que lo que
59
sea que Grant le decía estaba molestándolo—. Dije que no —gruñó y terminó la
llamada antes de lanzarlo en su portavasos.
Página
oído y me estremecí. Giré hacia él pero estaba tan adormecida que no pude
despertar completamente. Algo suave rozó mis labios y luego caí de nuevo en mis
sueños.
Página
mis cosas.
Cain dio un paso atrás y me dejó pasar, luego me siguió dentro dejando que
el mosquitero se cerrara detrás de él.
—¿Qué quieres decir con que vas a regresar con él? ¿La prueba resulto
positiva? ¿Corriste de regreso a él incluso aunque te rompió el corazón tan fuerte
que llegaste aquí hace tres semanas hecha un lio? Yo cuidaré de ti, Blaire. Sabes
eso.
Levanté mis manos para detenerlo. —Esto no se trata de mi embarazo, Cain.
Él es un amigo que me dio un aventón. Si, fuimos m{s antes… cosas pasaron, pero
ahora no lo somos. No corrí hacia él. Conseguí mi trabajo de vuelta en Rosemary y
viviré con Bethy por un tiempo. Luego iré a algún lugar más y empezare de nuevo.
Yo no me puedo quedar aquí.
—¿Por qué no puedes quedarte aquí? Demonios, Blaire. Me casaré contigo
hoy. Sin hacer preguntas. Te amo. Más que a mi vida. Tienes que saberlo. Metí la
pata cuando éramos más jóvenes y esa cosa con Callie, ella no significa nada. Es
solo una chica con la que paso el rato. Tú eres todo lo que yo quiero. He estado
diciéndote eso por años. Por favor, escúchame —suplicó.
—Cain, detén esto. Eres mi amigo. Lo que nosotros teníamos murió hace
mucho tiempo. Te pillé en el momento en el que le hacías cosas que no deberías a
otra chica. Esa noche todo cambio. Te quiero, pero no estoy enamorada de ti y
nunca lo estaré de nuevo. Necesito hacer las maletas y seguir con mi vida.
Cain golpeó su mano contra la pared. —¡No digas eso! No ha terminado. No
puedes simplemente irte sola. No es seguro —Hizo una pausa—. ¿Estas
embarazada? —preguntó.
No respondí. En su lugar, regresé a la habitación en la que había estado
viviendo mientras estaba aquí y comencé a empacar mi maleta —Lo estás—dijo,
siguiéndome a la habitación.
No respondí. Estaba concentrada en mis cosas. —¿Él lo sabe? ¿El hijo de la
estrella de rock se hará responsable? Está mintiendo, B. El bebé nacerá y huirá. No
será capaz de manejarlo. Un bebé no encaja en su vida. Sabes eso. Infiernos, todo el
mundo lo sabe. Él bien podría ser una estrella de rock. Vi su casa en la playa. No
parece ser alguien que estará ahí cuando las cosas se pongan difíciles. No les
gustan los niños. Puede que yo lo haya jodido, pero no voy a huir. Siempre estaré
62
aquí.
Me di la vuelta. —Él no lo sabe, vale. Ni siquiera estoy segura de si se lo
Página
diré. No quiero a alguien que me cuide. Yo puedo hacer esto. No estoy indefensa.
Empezó a abrir la boca para discutir cuando la abuela entró a la habitación.
No me había dado cuenta de que ella estaba aquí.
—Deja de rogarle, Cain. Has hecho tu cama, hijo, ve a acostarte en ella. Ella
siguió su camino. Su corazón ha seguido adelante. Terminó mostrándonos a todos
que puede ir a la escuela y cuidar a su mamá enferma y de sí misma—Miró de
Cain a mí y una sonrisa triste tocó sus labios—. Me rompe el corazón que tengas
otro obstáculo cuando eres tan joven, sin embargo esta habitación es tuya si lo
necesitas. Pero si decides irte, entonces te deseo lo mejor. Solo quiero que estés
segura —Caminó más y me atrajo en un abrazo—. Te quiero como si fueras mi
propia hora. Siempre lo he hecho—susurró en mi cabello.
Lágrimas picaron mis ojos. —Yo también te amo.
Se apartó e inhaló. —Mantente en contacto —dijo y comenzó a salir, luego
miró de vuelta a mí—. Cada hombre merece saber que tiene un bebé. Incluso si no
será parte de su vida, él necesita saberlo. Mantén eso en mente.
Salió de la habitación dejándonos a Cain y a mí solos de nuevo. Puse lo
último de mis cosas en mi maleta y cerré la cremallera. Agarrando la manija. La
recogí. Mis nauseas se habían vuelto peores. Cubrí mi boca con una mano.
—Mierda, B. no puedes hacer eso. Dámelo. No se supone que carges cosas
pesadas. Ves, no puedes hacer esto. ¿Quién va a asegurarse de cuidarte?
El mejor amigo que he tenido en toda mi vida estaba de vuelta y el chico
loco que pensó que estaba enamorado y listo para sacrificar su vida se había ido.
—Tengo a Bethy. Ella sabe y yo soy cuidadosa. No estaba pensando. Todo
esto es nuevo para mí. Y creo que me voy a enfermar.
—¿Qué puedo hacer? —preguntó con una mirada de pánico en su cara.
—Galletas ayudarían.
Dejó la maleta en el piso y salió corriendo de la habitación para conseguirme
galletas. Regresó en menos de un minuto con una caja de galletas saladas y un
vaso.
—La abuela te escuchó. Ya tenía la caja fuera y un vaso de refresco servido.
Dijo que calmaría tu estómago.
—Gracias —respondí y me senté en la cama para comer la galleta y beber el
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refresco. Ninguno de los dos hablo. Mis nauseas empezaron a ceder y aprendí de
la experiencia de no comer demasiado. Si comía de más lo vomitaría pronto.
Poniéndome de pie, le entregué la caja y el vaso a Cain.
Página
—Solo déjalo allí. Lo buscare después —Recogió mi malet—. Dame esa caja
también. No puedes cargarla —dijo recogiendo la caja de cosas que ni siquiera
había desempacado. Levanté la última pequeña bolsa en mi brazo y me dirigí a la
puerta sin otra palabra. Lo seguí rezando para que no hiciera algo estúpido cuando
viera a Rush.
Llegamos al mosquitero que da al pórtico y se detuvo. Poniendo la maleta
en el piso, se dio la vuelta para mirarme.
—No tienes que ir con él. Te dije que puedo arreglar esto. Tú me tienes, B.
Siempre me has tenido.
Cain lo decía en serio. Lo podía ver en su cara. Pero yo no. Si necesitaba un
amigo, Cain estaría ahí, pero él no era salvador de nadie. Yo no necesitaba uno, de
todas formas. Me tenía a mí misma. Levanté mi bolsa más arriba de mi hombro y
pensé cuidadosamente como explicarle esto una vez más. Había tratado todo. No
entendería la verdad. Sacara relucir como me falló cuando mi mamá estaba
enferma y yo estaba tan sola solo le lastimaría.
—Necesito hacer esto.
Caín dejó escapar un gruñido de frustración y se pasó una mano por su
cabello. —No confías en mí para cuidarte. Eso me duele —Dejó escapar una risa
derrotada—. Pero entonces, ¿Por qué deberías? Te fallé antes. Con tu mam{… yo
era un chiquillo, B. ¿Cuántas veces tengo que decirte que las cosas son diferentes
ahora? Sé lo que quiero. Yo… Dios, B, yo te quiero. Siempre has sido tú.
Un nudo se formó en mi garganta. No porque lo amaba, si no porque me
preocupaba por él. Cain fue una gran parte de mi vida. Estuvo conmigo desde que
podía recordar. Cerré la distancia entre nosotros y alcancé su mano. —Por favor,
entiende. Esto es algo que tengo que hacer. Tengo que afrontar esto. Déjame ir.
Cain dejó escapar un suspiro cansado. —Siempre estoy dejándote ir, B. me
has pedido eso antes. Sigo intentándolo, pero eso poco a poco está destruyéndome.
Un día me agradecerá por dejarte.
—Lo siento, Cain. Pero necesito irme. Está esperándome.
Cain recogió la maleta y abrió el mosquitero con su hombro. Rush se
apresuró a salir del Rover tan pronto como nos vio. —No le digas nada, Cain —
susurré.
64
Cain asintió y lo seguí por las escaleras. Rush nos encontró en la parte
inferior y me miró. —¿Son todas tus cosas? —preguntó.
Página
—Si —respondí.
Cain no hizo movimiento de darle la maleta y la caja. Un musculo en la
mandíbula de Rush saltó y supe que intentaba ser bueno.
—Dale la maleta, Caín —dije, dándole un codazo en la espalda.
Cain suspiró y le entregó la caja y la maleta a Rush, quien los tomó y se
dirigió hacia el auto.
—Necesitas decirle—murmuró Cain cuando él se dio vuelta para mirarme.
—Lo haré, con el tiempo. Tengo que pensar en ello.
Caín miró más allá de mí hacia mi camión. —¿Dejas tu camión?
—Tenía la esperanza de que puedas sacarlo del taller y ponerle un cartel de
venta. Tal vez consiga mil por él. Luego puedes quedarte con la mitad y enviarme
la otra mitad.
Caín frunció el ceño. —Venderé la camioneta, B, pero no tomaré nada de
dinero. Enviaré todo.
No discutí con él. Necesitaba ser capaz de hacer esto y continuar. —Está
bien, está bien. Pero, ¿podrías darle a la abuela algo de ello, por lo menos? Por
dejarme quedar aquí y todo eso.
Las cejas de Caín se dispararon. —¿Quieres que mi abuela monte su culo a
Rosemary para broncear su piel?
Sonriendo, cerré la distancia entre nosotros y aferrándome a sus hombros
me puse de puntillas y le di un beso en la mejilla. —Gracias por todo —le susurré.
—Puedes volver si me necesitas. Siempre —Su voz se quebró y supe que
tenía que irme. Di un paso atrás y asentí con la cabeza antes de caminar hacia el
Rover.
Rush tenía la puerta abierta del lado del pasajero cuando llegué allí y la
cerró detrás de mí. Vi como miró a Caín antes de ir a su lado. Realmente lo estaba
haciendo. Dejando de lado lo seguro y dando el primer paso para encontrar mi
lugar en el mundo.
65
Página
15
Traducido por Dunadae
Corregido por Carolyn ♥
Rush
P
arecía que ella estaba a punto de llorar y me daba miedo preguntarle
si estaba bien. Mi miedo a que cambiara de idea y se quedara en
Sumit me mantuvo callado hasta que estuvimos seguros fuera de los
límites de la ciudad. Ver sus manos fuertemente enlazadas en su regazo me
molestó. Deseaba que dijera algo.
—¿Estás bien? —le pregunté, incapaz de detenerme. Mi necesidad de
protegerla me superó.
Asintió. —Sí. Es sólo un poco aterrador, supongo. Esta vez, sé que no voy a
volver. También sé que no tengo a un padre esperando para ayudarme. Marcharse
fue más difícil esta vez.
—Me tienes a mí —respondí.
Inclinó su cabeza a un lado y me miró. —Gracias, necesitaba escuchar eso
ahora mismo.
Diablos, lo grabaría para que ella pudiera escucharlo una y otra vez si eso
ayudaba. —Nunca pienses que estás sola.
66
***
quedó dormida.
Aparqué el Rover y me recosté, mirándola. Le había lanzado miradas para
verla durmiendo un millón de veces de camino a casa. Sólo por unos minutos
quería la libertad de observarla dormir. Los círculos oscuros bajo sus ojos me
preocupaban. ¿No dormía lo suficiente? Bethy podría saberlo. Podía hablar de eso
con ella. Preguntarle a Blaire algo como eso ahora mismo probablemente no sería
muy inteligente.
Un suave golpe en la ventana llevó mi atención de Blaire a Jace, quien estaba
de pie fuera del coche con una mirada divertida en la cara. Abrí la puerta y salí
antes que la despertara. Yo quería despertarla y no quería audiencia cuando lo
hiciera.
—¿Planeas despertarla o estás considerando el secuestro? —preguntó Jace.
—Cállate, idiota.
Rió entre dientes. —Bethy está esperando a que lleguen y poder escuchar
todo sobre el viaje. Te ayudaré con sus cosas si la despiertas y la llevas dentro.
—Está cansada. Bethy puede esperar hasta mañana. —No quería que
despertara para estar con la entrometida de Bethy. Obviamente, ella necesitaba
más horas de sueño y más comida. Apenas tocó su sopa antes. Intenté alimentarla
de nuevo pero dijo que no tenía hambre. Eso tenía que cambiar. Era como esos
jodidos sándwiches de mantequilla de maní otra vez.
—Entonces, dile eso a Bethy —respondió Jace mientras yo ponía la caja en
sus manos y sacaba la maleta de la parte trasera.
—Yo llevo la maleta, tú lleva la caja dentro y la despertaré.
—¿Momento privado? —Jace sonrió y empujé la caja en sus manos un poco
demasiado fuerte. Lo hice tropezar y cacarear de la risa.
Lo ignoré y caminé hacia el asiento del pasajero. Despertarla y permitirle
que se fuera no era exactamente lo que quería hacer. Me inquietaba. ¿Qué pasaba si
esto era todo? ¿Qué si Blaire nunca me dejaba acercarme a ella así de nuevo? No.
No podía dejar que eso pasara. Lo haría despacio, pero me aseguraría de que este
no fuera nuestro final. Aunque con haberla tenido todo el día iba a ser realmente
difícil volver a la normalidad.
Le quité el cinturón. Apenas se movió. Un mechón de pelo había caído en su
cara, así que cedí a la tentación de tocarlo. Lo coloqué detrás de su oreja. Ella era
tan jodidamente hermosa. Yo nunca podría superar lo nuestro. No era posible.
68
Blaire
E
l primer día de vuelta al trabajo Woods me asignó el comedor. En los
turnos de desayunos y almuerzos. No era bueno. Me encontraba
afuera de la cocina, preparándome mentalmente para no pensar en el
olor. Me había despertado un poco mareada y me obligué a comer un par de
galletas saladas y algo de té de jengibre, pero eso era todo lo que podía manejar.
En el momento en que entrara a la cocina, el olor me golpearía. El tocino…
oh ,Dios, el tocino…
—¿Sabes, dulzura? Tienes que entrar para poder trabajar —dijo Jimmy
detrás de mí. Me giré, sobresaltada por mi batalla interna, para verlo sonriéndome
con una mueca divertida—. Los cocineros no son tan malos. Te acostumbrarás al
griterío en un dos por tres. Además, la última vez los tenías enamorados a todos,
babeando detrás de tus pies.
Forcé una sonrisa. —Tienes razón. Puedo hacer esto. Es solo que, no estoy
preparada para que la gente me haga preguntas, supongo. —No era exactamente la
verdad, pero tampoco era mentira.
Jimmy abrió la puerta y el olor me pegó de golpe. Huevos, tocino,
70
más sospechoso.
Cerré la puerta detrás de mí y puse el cerrojo para luego caer de rodillas
sobre el frío azulejo. Agarré el inodoro mientras devolvía todo lo que había comido
anoche y esta mañana.
Varias arcadas después, me levanté sintiéndome débil. Mojé una toalla de
papel para limpiarme. Mi camisa blanca se encontraba toda pegada a mi cuerpo
luego del ataque de sudor que se había apoderado de mí. Necesitaba cambiarme.
Me enjuague la boca con el enjuague bucal que estaba sobre el mesón y
enderecé mi blusa lo mejor que pude. Quizá nadie lo notase. Podía hacer esto.
Simplemente sostendría el aliento mientras estuviese en la cocina. Eso funcionará.
Tomaré aire profundamente cada vez que tuviera que entrar. Tenía que resolver
esto.
Cuando abrí la puerta, mi mirada se encontró con la de Woods. Se
encontraba apoyado contra la pared frente al baño, con los brazos cruzados sobre
su pecho, observándome. Iba tarde.
—Lo lamento. Sé que voy tarde. Sólo necesitaba un momento antes de
comenzar. Prometo que no volverá a suceder. Me quedaré hasta tarde para
compensarlo.
—A mi oficina. Ahora —interrumpió y se giró para dirigirse por el pasillo.
Mi corazón se aceleró, y lo seguí rápidamente. No quería que Woods
estuviera enojado conmigo. Este trabajo había sido mi solución para los próximos
meses. En verdad no quería irme ahora que me había convencido a mi misma de
quedarme aquí y descifrar lo que iba a hacer. Aún no.
Woods me abrió la puerta y entré.
—En verdad lo siento mucho. Por favor, no me despidas todavía. Yo sólo…
—No voy a despedirte. —Woods me interrumpió.
Oh…
—¿Has ido a ver a un doctor? Asumo que es de Rush. ¿Lo sabe? Porque si es
así y estás aquí trabajando para mí en esta condición, personalmente iré a romperle
el jodido cuello.
71
Woods alzó una ceja. —¿En serio? —La incredulidad en su voz era
desconcertante. No iba a creerse la mentira. Pero yo tenía un bebé que proteger.
—No lo sabe. —La verdad salió de mi boca antes de poder detenerla—. Y
aún no quiero que lo sepa. Necesito encontrar alguna manera de hacer esto por mi
cuenta. Ambos sabemos que Rush no quiere esto. Su familia lo odiaría. No puedo
permitir que mi bebé sea odiado por nadie. Por favor, compréndeme —supliqué.
Woods murmuró una maldición y pasó sus manos a través de su cabello. —
Merece saberlo, Blaire.
Sí, así era. Pero cuando este bebé fue concebido, no sabía cuán manchados
estaban nuestros mundos. Lo imposible que sería para nosotros tener una relación.
—Ellos me odian. Odian a mi mamá. No puedo. Sólo, por favor, dame tiempo para
demostrar que puedo hacerlo sin ninguna ayuda. Eventualmente se lo contaré,
pero necesito estar estable y preparada para irme luego de hacerlo. Esta vez, lo que
yo o él queramos no es prioridad. Voy a hacer lo que es mejor para este bebé.
El ceño de Woods se pronunció. Nos quedamos en silencio por algunos
minutos.
—No me parece, pero tampoco me corresponde decírselo. Ve a cambiarte y
anda a ver a Darla. Hoy puedes hacer las rondas en el auto. Hazme saber cuando el
olor de la cocina no sea tanto problema.
Quería lanzar mis brazos a su alrededor y abrazarlo. No me iba a obligar a
contárselo a nadie y me daba la oportunidad de salir del turno en la cocina. Solía
amar el tocino, pero ahora… Simplemente no podía lidiar con él. —Gracias. En la
cena no es tan malo. Sólo es en las mañanas y a veces a los mediodías.
—Copiado. Sólo te pondré en el comedor para los turnos de las tardes. Esta
semana sólo trabajaras en las rondas. Pero no pases demasiado calor. Mantén algo
de hielo y eso para refrescarte. ¿Puedo decirle a Darla?
—No —respondí incluso antes de que pudiera terminar la pregunta—. No
puede saberlo. Nadie puede enterarse. Por favor.
Woods suspiró y luego asintió. —De acuerdo. Mantendré tu secreto. Pero si
necesitas cualquier cosa, es mejor que me lo digas… si no quieres que Rush se
entere.
—Está bien. Gracias.
Woods me dio una sonrisa tensa. —Te veré más tarde, entonces.
72
Y me permitió irme.
Página
***
manera, sin importar la ocasión. Jugaban golf en sus vaqueros, gorras de béisbol y
cualquier camisa con suerte o de franela que hayan sacado de la secadora ese día.
Pero Rush los lucía como algo tan sexy que te aguaba la boca.
Página
—Necesito una bebida —dijo con una sonrisa al llegar a mi auto. Se detuvo
justo frente a mí. No lo había visto en un par de días. No desde nuestro viaje.
—¿Lo usual? —pregunté al salir del carro, sólo para estar aún más cerca de
él. No se apartó, y nuestros pechos casi se tocaban. Subí la mirada hacia él.
—Sí. Eso sería genial —respondió, pero no se movió. También mantuvo su
mirada pegada a la mía. Uno de nosotros tendrá que moverse y acabar con este
concurso de miradas. Sabía que debía ser yo. No podía permitir que creyera que
las cosas habían cambiado.
Pasé a su lado y caminé hasta la parte trasera del carro para buscarle una
Corona. Me incliné para sacar una del hielo y lo sentí moverse detrás de mí.
Demonios. No me lo estaba poniendo sencillo.
Enderezándome, no miré hacia atrás ni me giré. Estaba demasiado cerca. —
¿Qué estás haciendo? —pregunté en voz baja. No quería que ni Grant ni Nan nos
escucharan.
—Te extraño. —Fue su respuesta.
Cerrando con fuerza los ojos, tomé aire profundamente e intenté calmar el
frenesí al que estaba enviando a mi corazón. También lo extrañaba. Pero eso no
hacía que la verdad cambiara.
Decirle que lo extrañaba no era astuto. No necesitaba que comenzara a creer
que las cosas podían volver a ser como antes.
—Toma tu bebida y vámonos —soltó Nan detrás de él. Fue suficiente para
hacer que me moviera. No me encontraba de humor para aguantarme los ataques
verbales de Nan. Hoy no.
—Apártate, Nan —gruñó Rush, y le tendí la Corona para luego caminar
rápidamente hasta el lado del conductor—. Blaire, espera —dijo Rush,
siguiéndome una vez más.
—No hagas esto —supliqué—. No puedo lidiar con ella.
Contrajo su rostro en una mueca y luego asintió antes de apartarse. Aparté
mi mirada de él y puse el auto en reversa. Sin mirar atrás, me dirigí al siguiente
hoyo.
74
Página
17
Traducido por Buty Maddox
Corregido por Clau ^.^
Rush
¿ No recuerdas lo que te pedí el otro día, Nan? —gruñí una vez que
Blaire y su carro se perdieron de vista.
—Te veías tan patético. Intenté ayudarte a no parecer un perdedor
enamorado.
Me di la vuelta y me dirigí hacia ella. Ella me estaba presionando. Nunca
sentí el consumidor enojo que la mayoría de los hermanos tienen de dañar
físicamente a sus hermanas cuando éramos niños. Pero en este momento lo estaba
experimentando.
Grant se puso delante de mí, poniendo una barrera entre nosotros.
—Guau. Necesitas retroceder y calmarte.
Cambié mi mirada de Nan a Grant. ¿Qué demonios estaba haciendo?
Odiaba Nan. —Muévete. Esto es entre mi hermana y yo —le recordé. Nunca la
había reclamado antes. Incluso cuando su padre se había casado con mi madre, se
aseguró de que todos supiéramos que él odiaba Nan. Jamás hubo una conexión
remota de hermanos entre los dos.
75
haciendo daño ahora y la odio más por eso —gritó Nan. Miré a mí alrededor para
ver si alguien la había oído y vi a Woods caminando hacia nosotros. Mierda.
Página
minutos antes de continuar. Iba a perder a una de ellos. Amaba a mi hermana, pero
con el tiempo ella me perdonaría. Yo podría perder a Blaire para siempre. No iba a
permitir que eso ocurra.
18
Traducido por Majo_Smile ♥
Corregido por Noelia051282
Blaire
B
ethy se acercó y me apretó la mano. Estaba de pie a mi lado mientras
me sentaba sobre la mesa del doctor, esperando. Había orinado en
una taza y ahora esperamos a conocer los resultados oficiales. Mi
corazón latía. Había una pequeña posibilidad de que no pudiera estar embarazada.
Lo había googleado anoche. Las pruebas de embarazo caseras podrían haber
estado equivocadas y podría haberme estado enfermando porque mi cabeza
pensaba que estaba embarazada.
La puerta se abrió y una enfermera caminó dentro, sonriendo mientras
miraba de Bethy a mí.
—Felicitaciones. Es positivo. Estás embarazada.
Bethy apretó mi mano con más fuerza. Ya lo sabía, pero en el fondo, el sólo
oír a la enfermera decirlo lo hacía más real. No iba a llorar. Mi bebé no tenía por
qué saber que lloré cuando me enteré de que estaba embarazada. Quiero que él o
ella se sintiera amado siempre. Esto no era algo malo. Nunca podría ser una mala
cosa. Yo necesitaba familia. Pronto tendría una nueva. Alguien que me amara
incondicionalmente.
78
***
Bethy golpeó una vez en la puerta del baño y entró. Estaba sosteniendo su
teléfono en una mano y sonriendo como una idiota.
—No vas a creer esto —Hizo una pausa y sacudió la cabeza como si
Página
No podía pensar tan lejos. Ahora sólo falta ir a buscar a Woods y hablar con
él. Si realmente me marchaba en cuatro meses, no quería que este acuerdo
Página
desapareciera para Bethy. Tenía que asegurar eso antes de que ella se emocionara
demasiado.
19
Traducido por loveandheartts.
Corregido por Chio
Rush
J
ace llamó para decirme que las chicas se estaban mudando al
departamento en la propiedad del club hoy. No la había visto desde el
incidente en el campo de golf. No por falta de intentos. Intenté ponerme
en su trayectoria en el club varias veces y nunca funcionó. Incluso pasé ayer y ya se
había ido. Darla había dicho que ella y Bethy estaban fuera del trabajo, así que
asumí que se habían ido a hacer algo juntas.
Me detuve en el departamento de Bethy y al instante noté el coche de
Woods. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí? Abrí la puerta de golpe y me dirigí
hacia la entrada cuando oí la voz de Blaire. Dándome la vuelta, caminé hacia el
auto de Woods, hasta que lo vi apoyado en la pared del estacionamiento a su lado
y escuchaba a Blaire con una sonrisa en su cara. Una que estaba a punto de
borrarle.
—Si estas seguro, entonces gracias —dijo Blaire en voz baja, como si no
quisiera que nadie más la escuchara.
—De acuerdo —respondió Woods mientras sus ojos se alzaban para
encontrarse con los míos. La sonrisa en su rostro desapareció.
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cerca de entrar en una rabia ciega. ¿Por qué estaban hablando solos? ¿Sobre que estaba
él de acuerdo?
—¿Rush? —dijo Blaire, alejándose de Woods y acercándose a mi—. ¿Qué
estas haciendo aquí?
Woods se echo a reír y sacudió la cabeza, luego abrió la puerta del auto. —
Estoy seguro de que vino a ayudar. Me iré antes de que me pulverice con esa fea
mirada.
Se iría. Bien.
—¿Viniste a ayudarnos con la mudanza? —preguntó, mirándome con
atención.
—Si, a eso vine —le contesté. La tensión me abandonó mientras el BMW de
Woods volvía a la vida y se iba.
—¿Cómo te enteraste que nos estábamos mudando?
—Jace me llamó —le respondí.
Movió los pies con nerviosismo. Odiaba ponerla nerviosa.
—Quería ayudar, Blaire. Lamento lo de Nan el otro día. He hablado con ella.
No sera...
—No te preocupes por eso. No te tienes que disculpar por ella. No estoy en
contra tuyo. Lo entiendo.
No, no lo hacía. Podía verlo en sus ojos que no lo entendía. Me incliné y
tomé su mano. Sólo necesitaba tocarla de alguna manera. Tembló mientras mis
dedos rozaron su palma. Sus dientes mordieron su labio inferior de la misma
manera en la que yo quería morderlo.
—Blaire —dije y me detuve porque no estaba seguro de que más decir. La
verdad era demasiado ahora mismo.
Levantó los ojos de nuestras manos y pude ver el deseo en ellos. ¿En serio?
¿Estaba soñando, inventando esto, o ella... realmente lo quería? Deslicé un dedo
por su palma y acaricié la parte inferior de su muñeca. Se estremeció de nuevo.
Mierda. Mis caricias le afectaban. Di un paso cerca de ella y pasé la mano
lentamente por su brazo. Esperaba que me empujara y pusiera distancia entre
83
nosotros.
Cuando llegué lo suficientemente alto mi pulgar, le rocé el costado de su
Página
—¡Blaire! —La estridente voz de Bethy fue como un balde de agua helada
lanzada sobre Blaire. Se puso rígida y se levantó, dejando caer las manos de mí y se
Página
Blaire
¿ Qué pasa conmigo? Volví a la habitación de Bethy y cerré la puerta.
Necesitaba un minuto para calmarme. Había estado lista para
suplicarle a Rush que me follara allí mismo. Era por ese estúpido
sueño. De acuerdo, quizás el sueño de anoche no fue estúpido, pero si fue
extremadamente intenso. Recordarlo me hacía apretar mis piernas.
¿Por qué hacía esto ahora? Los sueños sexuales eran algo que podía
controlar antes, pero ahora eran potentes y tan reales que básicamente me venía en
mi cama. Era una locura. Ni una sola vez en Sumit estuve tan excitada. Pero
también Rush no había estado en Sumit.
Me dejé caer sobre el colchón de Bethy que ya había desmontado por la
mudanza. Tenía que calmarme cuando él estuviera cerca de mí. Incluso cuando no
había hecho un movimiento, yo ya estaba jadeando salvajemente esperando que
sus dedos tocaran mi mano. Qué vergüenza. Mirarlo después de esto iba a ser
difícil.
La puerta se abrió y Bethy entró con una pequeña sonrisa en su rostro. ¿Por
qué sonreía ahora? Ella se había abalanzado sobre mí cuando me pilló.
86
***
mover algo más, sus ojos me encontraban. Dejé caer un tazón, derramé una caja de
cereal y tiré una caja de cubiertos debido a esas miradas intensas. ¿Cómo se
suponía que iba a concentrarme y no ser una idiota desastrosa con él mirándome
Página
así?
Cuando entró de nuevo al apartamento, esta vez decidí que mejor iría a
empacar las cosas del baño. Ellos estarían moviendo la mesa de la cocina y después
las sillas y no podía lidiar con eso. Probablemente quebraría cada vaso que tenía
Bethy.
Me metí dentro del baño y repentinamente había un cuerpo detrás de mí,
moviéndome más adentro. El calor del pecho de Rush pulsando contra mi espalda
me hizo temblar. Demonios. No iba a ser capaz de manejar esto.
La puerta del baño se cerró y el familiar sonido de la cerradura haciendo clic
en su lugar sólo hizo que mi corazón latiera más rápido. Él quería más de lo que
había pasado afuera y yo estaba tan excitada por estar cerca de él que no iba a ser
capaz de pensar con claridad.
Su mano apartó el cabello en mi cuello y lo movió sobre mi hombro. Cuando
el calor de sus labios tocó mi piel desnuda, gemí. Sus dos manos descansaban
sobre mis caderas y me jaló contra él aún más.
—Me estas volviendo loco, Blaire. Totalmente loco, nena. Jodidamente loco
—susurró en mi oído. Tomó toda mi fuerza de voluntad no dejar caer mi cabeza
hacia atrás sobre su pecho.
—¿Qué fue eso de afuera? Me tenías tan malditamente excitado que no
podía pensar claramente. Todo lo que podía ver era a ti.
Sus manos ascendieron a mis costados y luego se movieron sobre mi
estómago. Sus manos cubriéndome, a pesar de que él no tenía idea de lo que estaba
protegiendo, me llenó de lágrimas los ojos. Quería que lo supiera. Pero también
quería que me eligiera… y a nuestro bebé. No creía que él pudiera hacer eso. Él
amaba a su hermana. Estaba aterrorizada de esa clase de rechazo y me rehusaba a
dejar a mi bebé ser rechazado.
Comencé a salir de su abrazo cuando sus manos se movieron hasta ahuecar
mis pechos y su boca comenzó a mordisquear la curva de mi cuello. Oh, diablos.
No podía confiar en él con mi corazón ,pero realmente quería confiar en él con mi
cuerpo. Incluso si era sólo esta vez.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté sin aliento.
—Rezándole a Dios que no me detengas. Soy un hombre hambriento, Blaire.
88
sin un sujetador cada vez más. Mi sujetador no me quedaba bien ahora y no había
querido gastar dinero en uno nuevo si estos grandes senos no duraban por mucho
tiempo.
—Demonios, nena. Se ven más grandes —dijo mientras sus manos los
cubrían.
Humedad inmediatamente se acumuló en mis bragas y mis rodillas se
debilitaron. Agarré la pared para apoyarme. Nada se había sentido alguna vez así
de bien. Un sonido necesitado salió de mi boca, no estaba segura de qué era.
De repente estaba siendo levantada y volteada. Luego mi trasero estuvo
sobre el tocador antes de que la boca de Rush cubriera la mía y sus manos fueran
directo de nuevo a mis pechos. No sería capaz de detener esto. Quería eso como a
mi siguiente respiración. Nunca necesité sexo de ninguna clase antes, pero esto era
algo que no podía controlar.
El beso de Rush era salvaje y tan descontroladamente hambriento como yo
me sentía. Mordió mi labio inferior y jaló mi lengua dentro de su boca y la
succionó. Luego tiró de mis pezones y perdí el control. Necesitaba su camisa fuera
ahora. Tratando de agarrarla, tiré hasta que retrocedió un centímetro y la jalé
bruscamente por encima de su cabeza. Después él devoró mi boca otra vez.
Sus manos estaban haciendo cosas deliciosas a mis pechos y no podía
acércalo lo suficiente.
Un golpe sonó en la puerta y Rush me acercó contra su pecho hasta que mis
pechos estuvieron presionados contra él. Me estremecí y cerré mis ojos por el
placer. Él giró su cabeza hacia la puerta.
—Vete al demonio —gruñó a quienquiera que estaba ahí afuera.
Un risa ahogada fue todo lo que oímos antes de que Rush estuviera besando
un rastro hacia abajo de mi cuello y a través de mi clavícula, hasta que su boca
merodeaba sobre mi pezón derecho. El calor de su aliento me hizo temblar y agarré
su cabello y obligué a su cabeza a acercarse más con mi suplica silenciosa. Él se rió
entre dientes, luego tiró mi pezón dentro de su boca y comenzó a chupar. La
humedad en mis piernas se encendió o al menos se sintió como si lo hubiera hecho.
Si no hubiera estado abrazándome con su cuerpo, yo podría haberme disparado
hasta el techo.
89
asentí.
—No tengo un condón —Se detuvo y cerró sus ojos severamente—, pero lo
sacaré.
Página
No importaba ahora. Pero no podía decirle eso. Sólo asentí otra vez.
Rush se levantó con sus pantalones abajo al instante. Agarró mis caderas y
me regresó al borde del tocador hasta que la cabeza de su erección estuvo
tocándome. La pregunta en sus ojos era inconfundible, incluso si no lo decía en voz
alta. Alcancé y guié su erección dentro de mí.
—Mierda —gimió mientras empujaba el resto del camino hasta que estuve
llena. Completamente llena de Rush. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y
lo retuve. Por sólo un segundo, necesitaba retenerlo. Esto ya no se trataba sobre
mis locas hormonas. Ahora que estaba dentro de mí me sentía en casa. Completa, y
yo estaba a punto de echarme a llorar.
Antes de que pudiera avergonzarme a mi misma y confundirlo, levanté mi
cabeza y susurré en su oído—: Fóllame.
Era como si hubiera apretado el gatillo de un arma cargada. Rush tomó mis
caderas con sus dos manos y dejó salir un gruñido, empujando dentro y fuera de
mí. La subida hacia la espiral que yo sabía que vendría inició de nuevo y me aferré.
Disfrutando su momento de rendición y el completo desenfreno en su rostro
mientras nos acercábamos cada vez más al clímax que necesitábamos.
—Te amo, Blaire. Te amo tanto que duele —jadeó, luego bajó su cabeza para
chupar mi pezón. Mi cuerpo explotó y grité su nombre. Rush levantó su cabeza, y
mirándome a los ojos, comenzó a retirarse y sujeté mis piernas alrededor de su
cintura. No quería que se retirara. La comprensión de lo qué quería lo golpeó y dijo
mi nombre en un susurro antes de echar la cabeza hacia atrás mientras bombeaba
su liberación en mí.
91
Página
21
Traducido por eddesmile
Corregido por Nat_Hollbrook
Rush
B
laire me empujó hacia atrás y bajó de un salto del mostrador antes de
que yo pudiera aclarar mi cabeza de ese orgasmo.
—Espera, necesito limpiarte —Le dije. En realidad, quería limpiarla.
Me gustó. No, maldita sea, me encantó. Saber que yo estuve allí y cuidaba de ella,
eso me agradaba.
—No hace falta que me limpies. Estoy bien —respondió mientras se vestía
de nuevo sin hacer contacto visual conmigo. Mierda. ¿La entendí mal? Creí que
ella quería esto. No. Yo sabía que ella lo quería. Había estado tan malditamente
hambriento de ella.
—Blaire, mírame.
Se detuvo y recogió su ropa interior. Tragué saliva mientras entraba en ellas
y se las deslizó de nuevo en su cuerpo. La necesitaba otra vez. No podía alejarse de
mí ahora. No sería capaz de vivir sin ella.
—Blaire, por favor, mírame —Le supliqué.
Poniéndose de pie, tomó una respiración profunda y luego levantó los ojos
92
hacia los míos. La tristeza estaba mezclada con otra cosa. ¿Vergüenza? No podía
ser. Estiré la mano y le cogí la cara con ella.
—¿Qué pasa? ¿Hice algo que no querías que yo hiciera? Porque intenté no
Página
perder el control. Intenté con todas mis fuerzas mantener mis manos lejos de ti.
—No. Tú... tú no has hecho nada malo. —Bajó sus ojos de los míos otra
vez—. Sólo tengo que pensar. Necesito un poco de espacio. Yo no... yo no... no debí
haber hecho eso.
Una puñalada en el pecho habría sido menos dolorosa. Quería tirarla
encima de mí y volverme todo hombre de las cavernas, alegando que ella era mía y
no podía dejarme. Pero si lo hacía la perdería. No podía pasar por eso otra vez.
Tenía que hacerlo a su manera. Dejé caer mi mano de su rostro y di un paso atrás
para que pudiera salir.
Blaire levantó la cara para mirarme de nuevo. —Lo siento —susurró, luego
abrió la puerta y escapó. Tuvimos sexo increíblemente caliente y ella lo lamentaba.
Fantástico.
Cuando por fin salí del cuarto de baño, Blaire se había ido. Jace sonrió y
Bethy inventó excusas para irse. No quería estar allí tampoco. Después de que me
aseguré que toda la materia pesada fuera movida y la maleta de Blaire y la caja
fueron guardadas, me fui. No podía quedarme allí mientras ellos dos me
observaban. Nos habían escuchado. Blaire había sido ruidosa. No me avergonzaba,
estaba cansado de ellos mirándome y esperando a que dijera algo para explicar la
salida de Blaire.
***
dije en voz alta y luego cambié mi mirada a Meg—. No sólo la quiero, ella es mi
dueña. Completamente. Haría cualquier cosa por ella.
Página
Blaire
E
ste era el segundo día que me había despertado sin enfermarme.
Incluso le pedí a Bethy que cocinara tocino para comprobar que me
sentía bien antes de entrar en el turno del almuerzo. Pensé que si
podía sobrevivir al tocino, entonces yo podría hacer esto. Mi estómago se había
revuelto y tuve náuseas, pero no había vomité. Estaba mejorando.
Llamé a Woods y le aseguré que estaría bien. Me dijo que no me fuera
porque estaban cortos de personal y que me necesitaban. Jimmy estaba de pie en la
cocina sonriendo cuando entré treinta minutos antes del turno del almuerzo.
—Esa es mi chica. Me alegro de que el virus se haya ido. Parece que has
perdió diez kilos. ¿Cuánto tiempo estuviste enferma? —Woods le había dicho a
Jimmy y a cualquier otro que le preguntó, diciendo que tenía un virus y que me
estaba recuperando. Yo sólo trabajaba dos turnos en el campo y nunca me reunía
con el personal de la cocina mientras estaba en los carros.
—Probablemente perdí algo de peso. Estoy segura de que voy a recuperarlo
muy pronto —le contesté y lo abracé.
—Será lo mejor o meteré rosquillas por tu garganta hasta que pueda
96
envolver mis manos alrededor de tu cintura y mis dedos dejen de tocarse entre sí.
Eso sería más pronto de lo que él pensaba.
Página
tonto.
Entonces, lo vi... a ellos. Jimmy no estaba siendo tonto. Él me protegía. La
Página
cabeza de Rush estaba inclinada hacia adelante mientras hablaba sobre algo que
causó esa intensa y seria expresión en su rostro. La mujer tenía el pelo largo y
oscuro. Era preciosa. Sus pómulos eran altos y perfectos. Pesadas, largas pestañas
esbozaban sus ojos oscuros. Quería vomitar. Mi bandeja traqueteaba y Jimmy la
cogió. Lo dejé. Estaba a punto de caérseme.
Él no era mío. Pero... yo llevaba a su bebé. Él no lo sabía. Pero... me había
hecho el amor, no, me folló en el baño de Bethy tan sólo hace tres días. Eso dolió.
Tanto. Tragué saliva, pero mi garganta se sentía casi cerrada. Jimmy me decía algo,
pero no lo podía entender. No podía hacer nada más que mirarlos. Se inclinó tan
cerca de ella como si no quisiera que nadie escuchara lo que le decía.
Sus ojos se movieron de Rush, y se encontraron con los míos. La odié. Era
hermosa y refinada, todo lo que yo no era. Ella era una mujer. Yo era una niña.
Una niña patética. Necesitaba salir de este infierno y dejar de hacer una escena.
Aunque se trataba de una escena en silencio, yo todavía estaba de pie congelada,
mirándolos. Ella me estudió y le apareció un pequeño ceño arrugado la frente. No
quería que le preguntara a Rush acerca de mí y me señalara. Me di la vuelta y huí
del comedor.
Tan pronto como estuve fuera de vista de los clientes, choqué directamente
al duro pecho de Woods.
—Hola, cariño. ¿A dónde vas corriendo? Creo que esto es demasiado para ti
—preguntó, poniendo el dedo bajo mi barbilla y levantando mi cabeza para poder
ver mi cara.
Negué con la cabeza y se me escapó una lágrima. No iba a llorar por esto,
maldita sea. Me pidió volver con él. Lo rechacé. Lo abandoné después del sexo
increíble. ¿Qué esperaba? Que se sentara esperándome y suspirando por mí. No lo
creo.
—Lo siento, Woods. Sólo dame un minuto y estaré bien. Te lo prometo. Sólo
necesito un momento para componerme.
Asintió y pasó su mano de arriba hacia abajo por mi brazo de una manera
reconfortante.
—¿Está Rush ahí? —preguntó casi tímidamente.
—Sí —Me ahogaba, obligué a las lágrimas en mis ojos irse. Respiré hondo y
parpadeé. Yo no iba a hacer esto. Controlaría mis locas emociones.
—¿Está con alguien? —preguntó.
98
Sí. Quería esconderme de esto, pero no podía. Tenía que aprender a vivir
con ello. Rush estaría en Rosemary por un mes más. Tenía que aprender a lidiar.
—Puedo hacer esto. Fue una sorpresa. Eso es todo.
Woods levantó su mirada de la mía y una fría expresión apareció en su
rostro.
—Vete. Esto no es lo que ella necesita en este momento —dijo Woods en un
tono muy molesto.
—Aleja tus putas manos de ella —dijo Rush.
Di un paso atrás de los brazos de Woods y bajé la mirada. No quería verlo
pero tampoco quería que pelearan. Woods parecía dispuesto a pelear por mi
honor. No tenía ni idea de cómo se veía Rush porque no le había dirigido la
mirada.
—Estoy bien Woods. Gracias. Volveré a trabajar —murmuré y comencé a
regresar a la cocina.
—Blaire, no lo hagas. Habla conmigo —declaró Rush.
—Tú ya has hecho lo suficiente. Déjala sola, Rush. Ella no necesita lidiar
contigo. Ahora no —ladró Woods.
—Tú no sabes nada —gruñó Rush, y Woods dio un paso en dirección a
Rush. Woods iba a dejar escapar que estaba embarazada, ya que era muy evidente
que sabía algo, o iba a irse a golpes contra Rush. Fue una vez más el momento
adecuado de decírselo.
Me di la vuelta y me detuve en frente de Rush. Miré a Woods.
—Está bien. Sólo dame un minuto con él. Estará bien. No hizo nada malo.
Sólo estaba siendo emocional. Eso es todo —le dije.
La mandíbula de Woods se contrajo de un lado a otro mientras apretaba los
dientes. Mantener su boca cerrada le estaba resultando difícil. Finalmente, se alejó.
Tenía que enfrentar a Rush ahora.
—Blaire —dijo suavemente mientras su mano se estiró y agarró la mía—.
Por favor, mírame.
Yo podría hacer esto. Tenía que hacer esto. Me di la vuelta, dejando que
Rush tomara mi mano entre las suyas. Debía apartarla, pero no podía. Lo había
99
visto con una mujer que probablemente mantendría su cama caliente esta noche
mientras yo seguía alejándolo. Lo estaba perdiendo. Pero era nuestro bebé.
Página
Rush
M
is pies se encontraban pegados al suelo. No podía moverme,
incluso al mirar a Blaire huyendo de mí.
¿Acaso había sido sólo un sueño? ¿Una alucinación desesperada?
¿Así de mal me encontraba?
—Si no vas tras ella, yo lo haré —irrumpió la voz de Woods a través de mis
pensamientos, despejando toda esa neblina de asombro.
—¿Qué? —pregunté, mirándolo. Lo odiaba. Golpearlo en la cara era algo
con lo que de pronto me encontraba fantaseando.
—Dije, que si no va tras ella, lo haré yo. En estos momentos necesita a
alguien. Por mucho que yo no quiera que seas tú, porque creo que no la mereces,
necesitas ser tú.
—¿Sabías que estaba embarazada? —Mi sangre comenzó a hervir. ¿Le había
dicho a Woods que estaba embarazada y a mí no?
—Yo estuve aquí la primera mañana que vino a trabajar y el olor del tocino
la envió directo baño a vomitar. Así que, sí, yo ya lo sabía. Quita ese loco brillo
101
posesivo de tus ojos y ve por ella. —El tono de Woods estaba plagado con
disgusto.
—¿Ha estado enferma? —N sabía que se había estado sintiendo mal. Me
dolía el pecho. Había estado enferma sola, la dejé sola y había estado sufriendo. De
Página
había estado huyendo hace un momento. Jace había dicho que Woods les estaba
permitiendo quedarse allí por el mismo precio que el viejo apartamento de Bethy.
Creía que Woods había estado pensando en usarlo como una deducción de
impuestos o algo así. Ahora lo entendía. Él había estado haciendo eso por Blaire.
Había estado cuidando de ella. Ya no lo haría más. Yo cuidaba de lo que era mío.
No necesitaba a Woods haciéndolo. Me gustaría ir a hablar con el después, tendría
que pagar el monto real por alquiler de este lugar. Woods ya no cuidaría de Blaire.
Ella era mía.
Vi como ella se agachaba y sacaba la llave debajo del felpudo. Ese tenía que
ser el peor lugar para esconder una llave. Más tarde también me gustaría lidiar con
ello. No iba a poder dormir por la noche sabiendo que ella tenía una llave
escondida bajo la alfombra de la puerta delantera, para que cualquiera pudiese
entrar. Blaire abrió la puerta y dio un paso atrás.
—Entra.
Entré y tomé su mano cuando pasé a su lado. Puede que ella quiera decirme
todas las razones por las que no podemos estar juntos, pero yo iba a tocarla
mientras hablaba. Necesitaba saber que estaba bien. Tocarla me calmaba.
Cerró la puerta y me dejó tirar de ella hacia el sofá. Me senté y la arrastré a
mi lado. Quería ponerla en mi regazo, pero la mirada preocupada y nerviosa en su
rostro me detuvo. Necesitaba hablar y yo la iba a dejar.
—Yo debería habértelo dicho. Lamento no haberlo hecho. Iba a hacerlo; tal
vez no de la manera en que lo hice hoy, pero iba a decírtelo. Sólo necesitaba tiempo
para decidir a dónde iría y lo que haría con mi vida. Quería ahorrar e ir a algún
lugar para comenzar de nuevo. Para el bebé. Pero te lo iba a decir.
¿Ella me lo iba a decir y luego me iba a dejar? El pánico se apoderó de mí.
No podía hacer eso. —No puedes dejarme —dije tan claramente como pude. Tenía
que entender eso.
Blaire dejó caer su mirada de la mía y estudió sus manos. Había entrelazado
mis dedos con los suyos. Era lo único que me mantenía tranquilo en este momento.
—Rush —dijo en voz baja—. Yo no quiero que mi bebé se sienta siempre
indeseado. Tu familia... —se interrumpió y su rostro se había puesto pálido.
—Mi familia va a aceptar lo que les diga. Si no lo hacen, voy a llevarte a ti y
103
a mi bebé lejos, y dejaré que ellos mismos paguen sus malditas facturas. Tú vienes
primero, Blaire.
Ella sacudió la cabeza y soltó mi mano ala levantarse. —No. Eso lo dices
Página
ahora, pero no es cierto. No era cierto hace un mes y no es cierto ahora. Siempre los
eliges sobre mí. O por lo menos a Nan, y eso está bien. Lo entiendo; pero
simplemente no puedo vivir con ello. No puedo quedarme aquí.
No decirle sobre su papá iba perseguirme por el resto de mi vida. Mi
necesidad de proteger a Nan había jodido lo único importante para mí. Me puse de
pie y caminé hacia ella mientras ella retrocedía hacia atrás, hasta quedar contra la
pared. —Nadie. Está. Antes. Que. Tú.
Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas, y negó con la cabeza.
Odiaba que no pudiera creerme.
—Te amo. Cuando entraste en mi vida, no te conocía. Nan era mi primera
prioridad. Pero eso cambió. Ha cambiado todo. Iba a contartelo, pero mi madre
llegó a casa antes de tiempo. Estaba tan asustado de perderte que te perdí de todos
modos. Nada te va a apartar de mí. Pasaré el resto de mi vida demostrándote que
te amo. A ti y este bebé —toqué su estómago plano y ella tembló—, vienen
primero.
—Quiero creerte —dijo a través de un sollozo.
—Permíteme demostrartelo. Abandonándome no me dejas probarte nada.
Tienes que quedarte conmigo, Blaire. Tienes que darme una oportunidad.
Una lágrima se deslizó y rodó por su rostro. —Voy a ponerme grande y
gorda. Los bebés lloran toda la noche y cuestan dinero. No será lo mismo.
Nosotros no seremos lo mismo. Te arrepentirás.
Ella realmente no tenía ni idea. No importa cuántas veces se lo diga, no me
creerá. Había perdido a todos los que alguna vez había querido y confiado en su
vida. ¿Por qué iba a creerme? Los únicos hombres en su vida la habían dejado.
Traicionándola. Ella no esperaba otra cosa.
—Este bebé te trajo de nuevo a mí. Es una parte de nosotros. Nunca me
arrepentiré. Y puedes volverte tan grande como una ballena, y aún así, voy a amar
de todos modos.
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios. —Espero no volverme tan grande
como una ballena.
Me encogí de hombros. —No importa.
Su sonrisa se disolvió rápidamente. —Tu hermana. Va a odiar esto. A mí. Al
104
bebé.
Lidiaría con Nan luego. Si no podía aceptarlo, tomaría a Blaire y nos iríamos
a algún lugar lejos de mi hermana. Blaire se había molestado bastante. Ya no
permititía que nadie la lastimara. —Confía en mí para protegerte y ponerte en
Página
primer lugar.
Blaire cerró los ojos y asintió. Mi pecho se hinchó y yo quería gritar al
mundo que esta mujer era mía. Pero en lugar de eso la alcé. —¿Dónde está tu
habitación? —pregunté.
—La última habitación a la izquierda.
Caminé hacia allí. No haría el amor con ella hoy, pero quería sostenerla
durante un rato.
Abrí la puerta y me congelé. La habitación era de buen tamaño para un
apartamento, pero la manta en el suelo con una almohada individual era sólo un
golpe más contra mí. Cuando yo les ayudé a mudarse, había notado que Blaire no
tenía cama. Ella había estado durmiendo en el sofá. Pero yo había estado tan
absorto en recuperarla que no había pensado en su necesidad de una cama.
—No tengo cama todavía. Podría solo haber dormido en el sofá, pero yo
quería dormir en mi propia habitación —murmuró, tratando de bajar de mis
brazos. No la dejaría ir. La abracé con más fuerza contra mí. Anoche había
dormido en el duro suelo mientras yo había estado durmiendo en mi gran cama
tamaño king. Mierda.
—Estás temblando, Rush. Bájame —dijo, tirando de mi brazo.
Sin ponerla en el suelo, me di la vuelta y fui de nuevo a la sala de estar y
luego hacia la puerta. Cerrando la puerta detrás de mí con llave y metí la llave en
mi bolsillo. No la dejaría de nuevo bajo esa alfombra de mierda.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Blaire.
Mi coche no estaba aquí. Entonces la llevé de vuelta por la colina y hacia mi
Rover. —Te voy a llevar a conseguir una cama. Una cama malditamente grande.
Una que cueste una maldita fortuna —gruñí.
Estaba furioso porque no había notado un problema tan grande. No era de
extrañar que Woods hubiera estado cuidando de ella. Yo había fracasado. No iba a
fallar de nuevo. Me gustaría asegurarme de que lo tenía todo.
—No necesito una cama cara. Voy a conseguir una pronto.
—Sí, muy pronto. Esta noche —le contesté entonces incliné la cabeza y la
105
besé la nariz—. Vamos a hacer esto. Tengo que hacer esto. Necesito el dinero
invertido en la mejor cama que pueda comprar. ¿De acuerdo?
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios. —Está bien.
Página
24
Traducido por Keren03
Corregido por Carolyn ♥
Blaire
N
o necesitaba más que una cama de tamaño completo. Sin embargo,
Rush se negó a comprar cualquier cosa que no fuera una cama
tamaño King, dos mesas de noche y un tocador con un espejo a
juego precioso. Cometí el error de mirar demasiado tiempo una manta lavanda y
fundas a juego.
Antes de que supiera lo que estaba pasando, él estaba comprando el juego
de cama completo con sábanas y almohadas nuevas. Discutí durante todo el
tiempo, pero él actuaba como si yo no estuviera hablando. Sólo me guiñó un ojo y
siguió haciendo sus órdenes y dando instrucciones al vendedor.
Para el momento en que volvimos de cenar, ya que también estuvo decidido
a darme de comer, los muebles ya estaban siendo entregados. Bethy se encontraba
sonriendo junto a la puerta cuando llegamos. Le encantaba todo esto.
—Gracias por permitirme hacer eso hoy. Lo necesitaba. No puedes
entenderlo, pero tenía que hacerlo —dijo Rush antes de abrir la puerta del coche.
Lo miré. —¿Necesitabas comprarme un dormitorio completo y ropa de
cama costosos? —le pregunté confundida.
106
—Sí, lo necesitaba.
No entendía, pero asentí. Si tenía que hacerlo, entonces iba a apreciarlo.
Todavía no podía creer que todo era mío. Me iba a sentir como una princesa en mi
Página
habitación. —Bueno, gracias por todo. No esperaba nada más que un colchón. No
estaba dispuesta a ser consentida.
Rush se inclinó hacia adelante y me dio un beso al lado de la oreja. —Eso no
es ni siquiera cerca de ser mimada. Pero tengo la intención de mostrarte
exactamente lo que es consentirte.
Me estremecí y apreté el pomo de la puerta. No iba a permitirle comprarme
nada más. Tenía que parar esto, pero los besos alrededor de mi oreja hacían difícil
concentrarse.
—Vamos a ver cómo se ve —dijo mientras se inclinaba hacia atrás.
Espacio. Teníamos que conseguir un poco de espacio. Estaba lista para saltar
sobre él en estos momentos. No era algo bueno. Control. Las hormonas del
embarazo querían tomar el control.
Rush pasó corriendo frente de la Rover cuando abrí la puerta y comencé a
salir. Estaba frente de mí tomando mis manos y ayudándome a bajar, como si
estuviera indefensa y no pudiera hacer un movimiento para bajar por mi cuenta.
—Puedo salir por mí misma, sabes —le dije.
Él sonrió. —Sí, pero ¿qué hay de divertido en eso?
Riendo, pasé junto a él y me dirijí a Bethy, que nos miraba como si fuéramos
una de sus series de televisión favoritas.
—Parece que Pottery Barn1 decidió descargar su último embarque en tu
dormitorio —dijo ella, sonriendo como un niño en una tienda de dulces—. ¿Puedo
dormir contigo en la gran cama esta noche? ¡El colchón es increíble!
—No. Ella necesita descansar. No hay compañeros de cama —dijo Rush,
caminando detrás de mí y envolviendo un brazo protector alrededor de mi cintura.
Los ojos de Bethy se quedaron en mi cintura y luego de vuelta a Rush. —Lo
sabes —dijo ella, mirando muy contenta.
—Sí, lo sé —respondió. Y se puso tenso.
Me sentí horrible. Una persona más a la que le había dicho de mi embarazo
antes que a él. Tenía todo el derecho a estar lastimado. Era una mentirosa. ¿Se
daría cuenta y me dejaría?
107
—Bien —dijo Bethy y dio un paso a un lado para que pudiéramos entrar.
—¿Por qué no vas a asegurarte de que están colocando todo donde tú
quieres? —me dijo Rush cuando entramos.
Página
—Buena idea. —Lo dejé allí para ir a ver los muebles. Si estaba enojado
conmigo tendría tiempo para calmarse.
mis brazos alrededor de él y nos quedamos así durante mucho tiempo. Era la
primera vez que no me sentía sola en un largo tiempo.
***
Página
Rush
M
e senté en una de las sillas de piel al otro lado del escritorio de
Woods. Él estaba estudiándome y eso me molestaba. Yo había
sido quien lo llamó y arregló este encuentro. ¿Porque estaba tan
malditamente divertido?
—Voy a pagarte la cantidad completa por el alquiler del condominio. Yo sé
cuál es la tarifa y te hice un cheque por todo un año de alquiler. Aunque, Blaire
probablemente no va a estar viviendo allí mucho tiempo. Al lograr que confíe en
mi, voy a hacer que se mude conmigo —Deslicé un cheque por su escritorio.
Woods miró abajo hacia él y luego de vuelta a mí. —Asumo que esto es
porque tú no quieres que me esté haciendo cargo de lo que es tuyo.
—Eso es correcto.
Woods asintió y recogió el cheque. —Bien. Yo no debería tener que hacerme
cargo de Blaire o tú bebé. Pero lo haría. Tú podrías no creerme, pero estoy feliz de
que estés enterado del embarazo. Solo no jodas las cosas. Tú tendrás que
asegurarte de que Nan mantenga sus garras dentro.
No necesitaba a Woods diciéndome lo que hice y lo que no necesitaba hacer.
110
Nada de esto era asunto suyo. Sin embargo, aún no había terminado con él, así que
hacerlo enojar era mala idea.
—No quiero que trabaje turnos dobles o afuera en el calor. Se niega a dejar
Página
empujó contra mí. Cuando intentó de revolverse lejos de mí, mi mano se deslizo
arriba y masajeó su seno izquierdo, haciéndola congelarse. Un pequeño sonido
vino de su garganta, que se escuchó realmente cercano a un gemido. Froté la yema
de mi pulgar sobre su pezón y ella se presionó contra mí. A la mierda la cosa de
Página
sexys, pequeñas suplicas estaban a punto de hacerme explotar. La quería tan o más
como ella me quería a mí pero yo también estaba disfrutando esto. Me concentré
en hacerla venirse con mi boca mientras ella comenzaba a retorcerse y gemir en la
cama. Cuando finalmente gritó mi nombre y se comenzaba a venir, salté y me quité
Página
Blaire
R
ush se encontraba de espaldas, tirándome hacia él cuando me vine
en un orgasmo que estaba bastante segura, me había hecho
desmayar. Me acurruqué en sus brazos y suspiré de alivio. Había
hecho muy felices a mis necesitadas partes. Más que felices. Estaba dolorida por
todas partes y me encantaba.
—Creo que puede que me hayas roto. —Ahogó una risa contra mi sien y
colocó allí un beso.
—Espero que no, porque cuando tenga energía para moverme, me gustaría
hacerlo de nuevo —le contesté tan dulcemente como pude.
—¿Porque de pronto me estoy sintiendo utilizado? —preguntó.
Pellizqué la piel que cubría sus abdominales. —Lo siento si te sientes
utilizado, pero con un cuerpo como el tuyo, ¿qué esperas?
Rush rió y me puso de espaldas antes de cubrirme con su cuerpo. Sus ojos
plateados brillaron al mirarme.—¿Eso crees?
Solo asentí. Temía que diría algo más si hablaba. Como el hecho de que
115
era, entonces lo dejaría. Sus manos corrieron bajo mi cuerpo haciéndolo zumbar de
placer. —¿Despiertas así cada mañana? —preguntó con un brillo en sus ojos.
Podría mentir, pero había tenido suficiente de eso. —Sí. A veces en medio
de la noche también.
Rush levanto una ceja. —¿En medio de la noche?
Asentí.
Extendió la mano y peinó los mechones fuera de mi rostro. —¿Cómo se
supone que te ayude en medio de la noche si no estás conmigo? —su voz sonaba
realmente preocupada.
—No me quieres despertándote cada noche por sexo —le dije.
—Nena, si te despiertas caliente quiero estar listo y disponible —su voz bajó
y deslizo una mano hacia abajo para ahuecarla entre mis piernas—. Esto es mío, y
yo cuido de lo que me pertenece.
—Rush —advertí.
—¿Si?
—Voy a montarte aquí mismo y exprimir tus sesos si no dejas de decir cosas
como esa.
Rush sonrió.
—Eso no es una gran amenaza, dulce Blair.
Volví la cabeza para sonreír y el reloj en mi mesita de noche me llamo la
atención. ¡Oh mierda! Empuje a Rush. —Tengo que estar en el trabajo en diez
minutos —le grité a modo de explicación.
Rush se apartó de mí y salté fuera de la cama, sólo para darme cuenta que
me encontraba bastante desnuda, y que Rush estaba tendido en la cama con una
sonrisa, viéndome entrar en pánico.
—Por favor, no me importa. La vista es estupenda desde aquí —dijo con
una sexysonrisa.
Negué con la cabeza y agarré un par de bragas limpias y un sujetador, luego
corrí al baño.
***
116
—Parece que alguien tuvo suerte o ¿esa sonrisa de felicidad es por todas
esas donas que te llevé? —Jimmy arrastré las palabras mientras entraba a la cocina
con un minuto de retraso.
Página
—Apuesto que lo haces —Jace se rió entre dientes—. Tráeme una Honey
Brown, por favor.
—Siento como que me estoy perdiendo de algo aquí y odio sentirme
excluido —dijo Thad apoyándose en la mesa e inspeccionándome más de cerca.
—Aléjate y pide tu maldita bebida —le espetó Woods.
Thad rodó los ojos y se echó hacia atrás en su asiento. —Todos están tan
sensibles. Quiero una botella de agua mineral.
Lo anoté y luego miré hacia Woods. —¿Les gustaría que les traiga frutas
frescas a la mesa?
Asintió. —Por favor.
Contenta de haber terminado con esos tres, me dirigí a la cocina luego de
haber sido detenida por la Sra. Higgenbotham, la cual quería una Mimosa para ella
y su hija, quien parecía tener unos dieciocho años.
Jimmy estaba cargando su bandeja cuando entré a la cocina. Me miró por
encima de su hombro. —Sé que estoy siendo entrometido pero tengo que
preguntar, ¿quién es la chica que Rush dejo aquí ayer al salir corriendo?
Meg. No sabía nada más sobre ella. Solo Meg, una vieja amiga. De hecho
había olvidado que Rush la había dejado aquí. —Es una vieja amiga suya. No sé
mucho más.
—Woods la conoce bien también. Fue y habló con ella después de que
ustedes salieran corriendo. Supuse que no era nueva si ambos la conocían.
Me recordé a mí misma que era parte de su pasado. No tenía razón para
sentir celos de ninguna manera. Eran viejos amigos. Solo porque era una de ellos
no significaba que tuviera que sentirme inferior.
Puse las frutas de Woods en mi bandeja y cogí las bebidas que todos habían
pedido antes de volver a entrar al comedor.
Me concentré en la entrega de bebidas a mis mesas antes de hacer un
barrido mientras caminaba hacia la mesa de Woods. Vi a Woods entrecerrar sus
ojos desde mi dirección hacia una mesa a mi izquierda. Estaba en el área de Jimmy.
Miré hacia atrás para ver si eso era una pista para que ayudara a alguien, cuando
118
mis ojos se encontraron con los de Rush. Me detuve. Estaba aquí. Una sonrisa
comenzó a formarse en mis labios cuando mis ojos se movieron para ver a Nan
sentada a su lado, con una mueca de enfado en su rostro. Giré mi atención de
nuevo hacia Woods y decidí pretender que no estaban aquí.
Página
—Aquí está su fruta —podía oír el tono nervioso en mi voz y rogué que los
chicos no se dieran cuenta—. Y aquí están sus bebidas. ¿Todos listos para ordenar
ahora? —pregunté, forzando una sonrisa. Los tres se me quedaron mirando,
haciendo todo aún más incómodo. Era algo que iba a tener que aprender a superar.
Nan era su hermana. Estaría en mi vida si Rush lo estaba. Aprender a vivir con
alguien odiándome era una parte de la vida que necesitaría saber aceptar.
—Es su hermana. Haces esta cosa con él y tienes que lidiar con ella también
—me dijo Jace como si no lo supiera. No me gustaba sentir como si cada emoción
que tenía estuviera a la vista. Siempre había sido una persona reservada. Esto era
demasiado.
Lo ignoré, sacando mi libreta y mirando deliberadamente a Woods. Aclaró
su garganta y ordenó. Los otros también lo hicieron sin más palabras de sabiduría.
119
Página
27
Traducido por Betza18
Corregido por Itxi
Rush
T
e llamé para preguntarte si podrías desayunar conmigo. ¿Por lo
menos podrías darme treinta minutos de tu atención? Hace semanas
que no nos hemos visto. Te echo de menos—. Me afectó el dolor en la
voz de Nan. Tenía razón. La estaba ignorando. Incluso no estaba seguro de lo me
había dicho desde que Blaire entró en el comedor. Estaba tan concentrado en que
no cargara nada pesado y que nadie la estuviera molestando… o coqueteando con
ella, que no me quedaba mucho tiempo en el almuerzo con mi hermana.
—Sí, lo siento —le dije, viendo la puerta por donde había visto a Blaire
entrar.
—Otra vez cuéntame del torneo de navegación que estabas haciendo con el
chico nuevo… me dijiste que su nombre era Charles.
Nan sonrió cuando le mencioné el nombre del chico y luego asintió. Me
recordó a la pequeña niña que se entusiasmaba hablando de algo que le interesaba.
No como un adulto enojado cuando crecía. —Sí. Es el nieto de los Kellars. Es de
Cape Cod y es un experto en navegación. Navegó hasta aquí durnate el verano.
Como sea, entró a un torneo y quiere llevarme con él. Sólo será por unos días.
120
conquista. No tenía con quien hablar. Dejó de hablar y frunció su ceño por algo
que pasaba detrás de mi hombro.
—Necesita concentrarse en su trabajo y dejar de mirarte. Dios, no sé por qué
Woods no la despide.
Miré hacia atrás para ver a Woods, Jace y Thad sonriendo y bromeando con
Blaire, que se encontraba sonrojada.
—No está mirando ahora. Está demasiado ocupada coqueteando con los
chicos. Sólo le importa el dinero. Realmente es patético. Me gustaría que vieras lo
ridículo que es su intento. Quiero decir, los estoy viendo y…
—Nan, cállate —gruñí. No quería escuchar todas las tonterías que Nan decía
respecto a Blaire, tampoco quería ver a los chicos coquetear con ella, y que la
hicieran sonrojar era más de lo que podía manejar. Iba a asegurarme de cada uno
de esos hijos de puta comprendieran que era mía.
—¿Vas a dejarme por ella? Está coqueteando con ellos, Rush. No puedo
creer que simplemente te levantarás durante el desayuno para ir con el público que
tiene esa puta barata. —El ataque de celos que había tenido inmediatamente me
había distraído y me había olvidado de mi hermana. Una neblina roja se apoderó
de mí, y me giré hacia ella.
—¿Qué demonios acabas de decir? —le pregunté susurrando y
levantándome sobre ella. Abrió la boca para hablar, pero sabía que si decía algo
malo de Blaire iba a perder el control.
—No lo hagas. Si es que quieres salir de aquí con un poco de dignidad. Si
alguna vez vuelves a decir algo malo acerca de Blaire ya no voy a volver a verte.
Maldita sea, ¿lo entiendes?
Los ojos de Nan se abrieron. Nunca le había hablado de esa manera. Pero
esta vez había llegado demasiado lejos. Se levantó de un salto y tiró su servilleta a
la mesa.
—No puedo creerlo. Soy tu hermana. Ella sólo… ella sólo…
—Es la mujer de la que estoy enamorado. Necesitas recordarlo —dije
terminando su oración.
Los ojos de Nan destellaron odio mientras se daba la vuelta y salía del club.
No me importaba. Necesitaba que se fuera antes de que dijera alguna otra
121
estupidez. No quería hacerle daño. La amaba, pero odiaba cada una de las palabras
que salían de su boca. Una mano me tocó el brazo y me sacudió, antes de que lo
hiciera, sabía que era Blaire. Sus ojos azules estaban llenos de preocupación. Esto
era a lo que tenía miedo. El odio de Nan hacia ella. No podía culparla, pero no
Página
podía vivir sin Blaire. Pero en este momento necesitaba estar solo.
—Lo siento —le dije susurrando, luego aparté mi mano para sacar el dinero
y ponerlo en la mesa antes de salir a perseguir a Nan fuera del comedor.
Pasé las siguientes tres horas en el gimnasio. Mi cuerpo estaba físicamente
listo para golpear a quien sea para el momento en que llegué allí. Pero ahora mi ira
se había desvanecido. En este momento sólo quería ver a Blaire. Su turno ya había
terminado y quería abrazarla. Se merecía una disculpa. Nunca debí haber
permitido que Nan escogiese el club para desayunar. Me había pedido que me
encontrara con ella en el club, así que fui. Incluso me había asegurado que
estaríamos en la sección de Jimmy. No había querido incomodar a Blaire. Pero de
todos modos había fracasado. Esta es la última vez que le permitía a Nan acercarse
a ella. No lo hará y Blaire no se lo merece.
Toqué la puerta y esperé. Nadie vino. Metí la mano en mi bolsillo y saqué
mi teléfono sólo para recordar que Blaire no tenía celular. Maldita sea. Iba a coger
el teléfono de mi casa e iba a obligarla a tomarlo de nuevo. ¿Y si estaba herida? ¿Y
si se había ido de aquí y no pensaba regresar?
—Salió con Jimmy —dijo Bethy detrás de mí. Me di la vuelta para ver a
Bethy caminando desde el campo de golf—. Me la encontré después de que
terminó su turno y me dijo que ella y Jimmy tenían una cita caliente.
—¿Por qué no me lo dijo? —Porque no sabía en dónde encontrarme, eso si
es que me hubiera querido decir. Había huido de ella—. ¿A qué hora llegará? —le
pregunté cuando Bethy se puso delante de mí y abrió la puerta.
—No lo sé. Estaba enojada. ¿Sabes algo de eso? —preguntó Bethy con voz
agria, mientras empujaba la puerta.
No le pregunté si podía entrar, sólo seguí adentro. —Nan y yo fuimos a
desayunar hoy al club. Y no nos fue muy bien.
Bethy arrugó la nariz con disgusto. —¿Eso crees? ¿Para qué? No puedo
imaginar a la perra de tu hermana haciendo algo para disgustar a Blaire —Bethy
arrojó su bolso y murmuró una maldición—. No necesita que la estresen, lo sabes
muy bien. Está embarazada y está decidida a permanecer de pie la mayoría del
tiempo y a llevar bandejas todo el día. Tú estás añadiendo más drama familiar, y
no necesita eso. La próxima vez que quieras tener una reunión familiar con la
122
Blaire
R
ush continuó empujándome dentro de mi habitación hasta que la
puerta estaba cerrada detrás de nosotros y él estuvo sentado sobre
mi cama conmigo en su regazo. Había estado molesta antes, pero
ahora estaba bien. Él había estado en una horrible situación y Nan se había
alterado. Estaba segura de que Woods se encontraba abstante contento con que no
hubiera habido una gran escena conmigo involucrada.
—Rush, te prometo que todo está bien. Estoy bien —le aseguré, ahuecando
su rostro en mis manos. Lidiar con Nan y su odio era parte del trato. Lo sabía e iba
a tener que vivir con eso si quería a Rush en mi vida.
Negó con la cabeza. —Nada sobre hoy estuvo bien. Nunca debería haber
accedido a almorzar con ella allí. Sabía que no. Nunca debería haber confiado en
que ella se comportaría como una persona normal. Lo lamento mucho, bebé. Te
juro que eso nunca volverá a suceder.
Cubrí su boca con la mía y lo empujé hacia atrás en mi cama. —Te lo dije,
está bien. Deja de disculparte —susurré contra sus labios.
Las manos de Rush deslizaron hasta mi camisa y encontraron mi sujetador,
124
que ahora era dos tallas demasiado pequeño. Los tirantes cortaban mi piel después
de haberlo usado todo el día. Lo desabrochó, después pasó sus manos sobre la piel
marcada por la presión del sujetador mal ajustado.
—Necesitas un nuevo sujetador —dijo, rozando sus dedos ida y vuelta
Página
en el torneo anual de golf. Había tenido que pelear con ambos, Woods y Rush,
para que me dejaran trabajar hoy. Ninguno de ellos había creído que fuera seguro,
pero por supuesto gané.
Nuestro uniforme de chicas del carrito fue pedido especialmente para hoy.
Vestiríamos todo de blanco, como los golfistas. Nuestros shorts fueron
remplazados con faldas que hacían juego con nuestros polos. Excepto, por
supuesto, por Jimmy. Él iría en shorts. Era el único hombre en los carritos de
bebidas hoy. Aparentemente también había sido pedido especialmente.
—Hay quince equipos. Blaire, tú tomas los primeros tres equipos. Luego
Bethy, tú tienes los tres siguientes. Carmen, tu tomas los tres siguientes. Natalie, tú
tomas los tres próximos y Jimmy, tú tomas los tres últimos. Están todas las
mujeres, quienes te han pedido específicamente. Este será todo un día de evento,
mantengan a los golfistas felices y no agoten las bebidas. Vuelvan aquí a
reabastecerse antes que se queden sin algo. Sus carros han sido pre-stockeados con
las bebidas de elección de los golfistas que seguirán hoy. Cada uno tiene un
walkie-talkie en su carro para contactarme en caso de emergencia. ¿Alguien tiene
alguna pregunta? —Darla estaba de pie en el pórtico de las oficinas con las manos
en las caderas, mirándonos desde arriba.
—Bien. Ahora tomen sus lugares. Blaire, estarás ocupada de buenas a
primeras. El resto de ustedes tiene que esperar y chequear sus equipos mientras
ellos están a la espera de dar el primer golpe. Si quieren una bebida denles una. Si
quieren comida, consigan un mesero. ¿Lo tienen?
Todos asentimos. Darla nos despidió y volvió a las oficinas.
—Odio los torneos. Solo espero que no tenga que lidiar con Nathan Ford. Es
tan malditamente molesto. —Bethy gruñó mientras íbamos a tomar nuestros carros
y a asegurarnos de que teníamos todo antes de encabezarnos hacia el primer hoyo.
—Quizás conseguirás a Jace —dije, esperando animarla.
Bethy frunció el ceño. —Nop. Ni una oportunidad. La tía Darla hizo el
recorrido. Ella no me habría dado a Jace.
Ah. Bien, en ese caso yo tampoco tendría a Rush. Probablemente una buena
cosa. Necesitaba enfocarme en el trabajo. No en como de bien lucía Rush en shorts
y polo.
127
había esperado tenerlos en mi grupo. —Hola chicos, ¿no soy una suertuda? —me
burlé.
—Estaba seguro de que tendríamos a Bethy. Demonios, mi día solo se está
poniendo mejor —respondió Tad.
—Callate –gruñó Jace y le dio un codazo en el costado.
—No soy tan estúpido como para dejar que Bethy tenga a Jace. Ella
ignoraría a todos los demás —explicó Woods.
Le dí a los tres una botella de agua. —Estoy feliz de serviros, incluso si no
soy Bethy —dije, sonriéndole a Jace.
—Si no puedo tener a Bethy, tú eres definitivamente mi sub campeón —dijo
Jace con una sonrisa torcida. No pude evitarlo, me gustaba el chico. Se había
probado a si mismo de sobra con sus sentimiento por Bethy.
—Bien. Ahora, todos ustedes háganme sentir orgullosa —animé mientras
me dirigía a mi siguiente grupo. Este era mi primer grupo femenino. Las reconocí,
pero no estaba segura de quiénes eran exactamente. Creía que la elegante rubia
alta era la esposa del alcalde.
Una vez que tuvieron sus aguas cristalinas con rodajas de lima, me dirigí de
nuevo al frente. Era casi la hora de empezar. Miré hacia atrás y busqué a Rush,
pero no lo vi. No estaba segura de en qué equipo se encontraba, pero sabía que
estaba jugando. Asumí que Grant estaría con él, pero tampoco lo vi.
128
Página
29
Traducido por LilikaBaez
Corregido por Melky2012
Rush
I
ba a matar a Grant mientras dormía. O tal vez aquí en público con
testigos. Golpeé mis palos contra el piso y el caddie2 rápidamente los
agarró, lo cual era bueno. Ya comenzaba a prepararme para lanzar algo.
—¿Meg? ¿En serio, Grant? ¿Le preguntaste a Meg? —gruñí, mirando más
allá de Grant para ver a Meg registrarse y señalar el camino.
—Necesitábamos tres. Cabreaste a Nan, así que nos quedamos cortos. Todo
el mundo ya estaba ocupado. Meg quería jugar. ¿Cuál es el problema? —Grant
entregó su bolsa al caddie y me lanzó una mirada molesta.
Blaire era el gran problema. No le había dicho que Meg estaría en mi
equipo, porque no lo sabía. Es decir, si nos ve puede pensar que estaba tratando de
ocultárselo. Necesitaba encontrarla.
—¿Puedo ofrecerles agua? —preguntó una chica pelirroja cuyo nombre no
podía recordar. Supuse que Woods se aseguró de no ponerme a Blaire. Eso habría
ayudado. Podría haberle explicado la situación y ella podría haber sido capaz de
ver que era completamente inocente.
—Sí, por favor, Carmen —contestó Grant. Le dedicó una sonrisa fugaz y ella
129
le bateó las pestañas. Probablemente se había acostado con ella. Si no, lo haría esta
noche—. Dale una botella al gruñón también. Tiene que hidratarse a sí mismo —
bromeó Grant.
Página
2 Ayudante de golfista.
—Sí, caramelo, eres perfecta. Él sólo tiene ojos para Blaire. No es nada
personal —explicó Grant, guiñándole un ojo. Ella le sonrió de nuevo.
—Ella tiene el primer grupo. Creo que el señor Kerrington está en ese grupo.
El joven Kerrington. La Sra. Darla dijo algo sobre que el señor Kerrington había
solicitado a Blaire —respondió la chica con una sonrisa de satisfacción.
Woods era un idiota. No lo dudaba.
—Buenos días, Meg. Lo siento, pero tenemos a un malhumorado Rush en
nuestras manos —dijo Grant en forma de saludo a Meg, quien había olvidado se
había unido a nosotros.
—Puedo verlo. Voy a tomar un riesgo aquí y asumir que Blaire es la chica
que persiguió dejándome sola, sin una explicación el otro día.
—Si persiguió a una chica, entonces sí, era Blaire —contestó Grant.
No les hice caso y comencé a caminar hacia la parte delantera de la línea,
cuando vi al primer grupo. El carrito de Blaire también se alejaba al mismo tiempo.
Mierda.
—¿Quieres calmarte? Blaire no es la que se pone celosa. Ese eres tú —Se
quejó Grant, luego tomó un trago de agua.
—Está bien, ¿es problema que esté jugando con ustedes dos? ¿De eso se
trata? —preguntó Meg, mirándome directamente.
—No quiero molestar a Blaire —respondí y miré hacia atrás en la dirección
que había conducido.
—Oh. Bueno, es sólo golf, no una cita —dijo Meg.
Tenía razón. Estaba haciendo el ridículo. No estábamos en la secundaria y
podía jugar al golf con una mujer. Blaire ahora sabía que Meg era una vieja amiga
y estábamos con Grant. No era como si estuviéramos sólo nosotros dos. Esto
130
estaría bien.
—Estoy al borde. Lo siento. Tienes razón. No es la gran cosa —estuve de
acuerdo decidí relajarme y disfrutar del día. Al menos Blaire ya estaba adelantada.
Página
Estaría terminando y entrando pronto. Esa fue probablemente la razón por la que
Woods la había solicitado. Así no estaría fuera en el sol tanto como las demás.
En el momento en que había hecho el sexto hoyo me había relajado y estaba
disfrutando. A excepción de la ocasional preocupación por Blaire estando en el
calor, me sentía bien. Sabía que Woods la estaba cuidando y tan molesto como era,
también era un alivio.
—Vamos Grant, hasta el momento Rush es el mejor de los tres, y yo soy la
mejor de los dos. Éste es amigo tuyo. Puedes hacerlo —Meg se burló de él mientras
se establecía para poner un par.
Grant le lanzó una mirada de advertencia. Embocar no era el punto fuerte
de Grant y no le había tomado mucho tiempo a Meg darse cuenta de eso. Si él
lograba meterla, sería un milagro.
—Creo que necesita un poco de ayuda, Meg. Tal vez podrías ir a darle una
lección —sugerí. La mirada de enojo en el rostro de Grant nos dio risa. Maldición,
era demasiado fácil—. Es posible que desees retroceder, Meg. Parece a punto de
estallar. Si su palo sale volando no quieres estar en la línea de fuego.
Meg retrocedió y se detuvo a mi lado. —¿Realmente lanza palos?
—preguntó ella con una sonrisa esperanzada.
—No te emociones demasiado. Si está lo suficiente enojado como para tirar
palos entonces está jodidamente loco.
—No estoy asustada. Tienes los brazos más grandes —dijo Meg lanzando
otra sonrisa hacia Grant. Ella lo estaba aguijoneando.
—¡Él no tiene brazos más grandes! —ladró Grant, poniendo recta su postura
con una mirada defensiva en el rostro.
Meg se acercó y me apretó el brazo. —Um, sí, son bastante impresionantes.
Muéstrame lo que tienes —molestó a Grant un poco más.
Grant tiró su camisa y se acercó para pararse frente a Meg flexionando sus
músculos. —Siente eso, nena. Él no tiene nada contra mí. No es más que un chico
guapo.
Rodando mis ojos me puse a caminar de regreso al carrito de golf. Grant se
extendió y agarró mi brazo. —No. Este es un concurso que malditamente voy a
131
ganar. Flexiona tus brazos raquíticos. Vamos a ver quién es más caliente.
No tenía ganas de ganar este concurso. —Ganaste. Soy bueno con eso. Él
tiene los brazos más grandes, Meg —dije, sacudiendo los brazos de su agarre.
—No, así no. No estabas flexionando cuando sentí los tuyos y estoy segura
Página
que eran más grandes —respondió ella con una sonrisa maliciosa. Estaba seguro
de que esto era una mala idea. No creía que estuviera coqueteando, pero no estaba
seguro.
—¡Eso es mentira! Flexiona el brazo, Rush. Estoy probando esto. Tengo las
mejores armas.
—Sí, así es. Está bien —contesté.
—Flexiónalos ahora, lo digo en serio —exigió Grant. Ahora me encontraba
en un concurso de mear. Uno, que con mucho gusto estaba dispuesto a dejarle
ganar. Estaba listo para pasar al siguiente hoyo.
—Bien —estuve de acuerdo—. Si esto te hace pasar la pelota para que
podamos pasar al siguiente hoyo, voy a flexionar mi brazo.
Grant sonrió y extendió el brazo otra vez para que ella los sintiera. Ella
estaba esperándome. Flexioné y la dejé que sintiera. Esto era ridículo.
—Lo siento Grant, él gana esto —dijo Meg apretando mis brazos un poco
demasiado tiempo. Dejé caer mi brazo y me dirigí al carrito.
—Mete la bola, Grant —grité.
—¡No ganaste! Ella te escogió porque se siente leal a ti ya que fue tu primer
polvo —respondió.
Sacudí la cabeza hacia alrededor para ver si alguien lo había oído. Por
suerte, parecía que nadie lo había hecho.
132
Página
30
Traducido por Nina_ Ariella
Corregido por val_mar
Blaire
M
e senté mientras subían a su carrito y conducían al siguiente hoyo.
Se suponía que debía conseguir más bebidas. Mi deseo de ver a
Rush se había llevado lo mejor de mí y había tomado un pequeño
tour hasta encontrarlo. Ahora, deseaba no haberlo hecho. Por primera vez esta
semana me sentía enferma del estómago otra vez. No me había dicho que Meg
había sido su primera. Solo había dicho que eran viejos amigos.
Saber qué clase de viejos amigos eran no ayudaba. Era muy consciente de
que Rush tenía una cadena de chicas con las que había dormido. Era algo que sabía
cuando había ido a su cama la primera vez. Pero verlo con ella. La que había sido
su primera, me resultaba doloroso.
Ella había estado coqueteando con él, y él lo había hecho de vuelta.
Intentando impresionarla con sus músculos. Eran lo suficientemente
impresionantes sin que los flexionara y los mostrara. ¿Por qué había hecho eso?
¿Quería que ella se sintiera atraída hacia él? ¿Tenía curiosidad de cómo era ella en
la cama ahora?
Mi estómago se revolvió y obligué a mi carrito a andar y me alejé de los
árboles tras los que me había estado escondiendo. No había pretendido
133
esconderme. Había tomado un atajo para ver si Rush estaba en este hoyo. Pero
cuando lo había visto sonriéndole a Meg y luego dejarla tocarlo había parado. No
pude seguir.
Página
Rush
T
an pronto como el torneo había terminado, me fui a casa para
ducharme y arreglarme. Ni siquiera perdí el tiempo colgando el
trofeo de segundo lugar. Abandoné a Grant y Meg, quienes querían
celebrar. No me importa un carajo. Sólo participé en el torneo porque había
quedado con Nan y Grant a principios del verano. Lo hacíamos todos los años. Era
por una buena causa.
Cuando me había detenido por las oficinas donde los carros estaban
estacionados, Darla me dijo que Blaire se había ido con Bethy hacía una hora.
Llamé a Bethy, pero no obtuve respuesta. Pensé que el tiempo en que duraba
duchándome y cambiando ya estarían de vuelta de donde sea que fueron.
El coche de Bethy se encontraba en el estacionamiento cuando llegué a su
apartamento. Blaire estaba en casa. Gracias a Dios. La había echado de menos
como loco todo el día. Llamé tres veces y esperé con impaciencia a que abriera.
Bethy me dio una sonrisa tensa. No era a quien quería ver.
—Hey —dije, dando un paso.
—Ya está dormida. Fue un día largo —dijo Bethy, todavía de pie
136
—Tengo que ir a la tienda. Iba a ir antes, pero tenía sueño, así que pensé en
tomar una siesta primero.
—Te voy a llevar a cenar y luego iremos de compras por la mañana. No hay
tiendas abiertas a esta hora por aquí.
Blaire parecía confundida. —No hay ningún restaurante en la ciudad abierto
tampoco.
—El club está abierto hasta las once. Sabes eso. —Tiré de la camisa por
encima de mi cabeza y luego me acerqué a ella. Me estaba estudiando como si no
entendiera.
—¿Qué? —Le pregunté agarrando su cintura y tirando de su cuerpo casi
desnudo contra mí.
—La gente te verá conmigo en el club. Personas además de tus amigos —
dijo lentamente, como si lo dejara asentarse.
—¿Y? —Le pregunté.
Inclinó la cabeza hacia atrás para poder mirarme. —Y trabajo allí. Saben que
trabajo allí.
Todavía no entendía lo que estaba diciendo. —No te entiendo.
Blaire dejó escapar un suspiro exasperado. —¿No te importa que los demás
miembros del club te vean cenando con un empleado?
Me quedé helado. ¿Qué? —Blaire —dije lentamente, asegurándome de que
la había oído bien—. ¿Acabas de preguntarme si me importa si alguien me ve
comer contigo? Por favor, dime que no he entendido bien.
Se encogió de hombros.
Dejé caer mis manos de su cintura y me acerqué a la puerta. Tenía que ser
una broma. ¿Cuándo alguna vez le había hecho creer que me avergonzaba de ella?
La miré de nuevo. Cruzó los brazos sobre su pecho mientras me miraba.
—¿Cuándo alguna vez te he hecho creer que no quería ser visto contigo?
Porque si fue así entonces te juro que voy a ir a arreglarlo.
Se encogió de hombros otra vez. —No lo sé. Realmente, nunca hemos ido a
una cita. Quiero decir, fuimos al bar de country ese día, pero en realidad no era
139
en voz baja y luego sacudí la cabeza. En realidad nunca había tenido una relación
antes. Me cogía a las chicas y luego las enviaba a casa.
—¿Así que todo este tiempo pensaste que me avergonzaba de ti? —
pregunté, sabiendo que no quería oír la respuesta. Iba a doler como un hijo de
puta.
—No exactamente avergonzado. Sólo... sólo pensaba que no encajaba en tu
mundo. Eso lo sé. Sólo porque estoy embarazada de nuestro bebé no significa que
tengas que reclamarme de cualquier modo. Estás siendo de apoyo.
—Blaire. Por favor. Detente ahora. No puedo escuchar nada más —Cerré la
distancia que había puesto entre nosotros—. Tú eres mi mundo. Quiero que todos
lo sepan. No sé cómo ir a citas, así que nunca llegué a pensar en llevarte a una.
Pero puedo prometer ahora mismo, voy a estar llevándote a tantas malditas citas
que no va a haber una persona en esta ciudad que no sepa que adoro la tierra que
pisas —prometí extendiendo mi mano y tomando la suya—. Perdóname por ser un
idiota.
Blaire parpadeó para contener las lágrimas y asintió. Me pregunté cuántas
veces iba a meter la pata antes de acertar en esto.
140
Página
32
Traducido por Nico Robin.
Corregido por Chio
Blaire
E
l teléfono que Rush había comprado para mi estaba en la barra de la
cocina cuando salí de mi habitación. Esta era la tercera vez en la
semana que lo dejaba por ahí para que yo lo encontrara. Esta vez
también había una nota.
La recogí.
Piensa en el bebé. Es necesario para las emergencias.
Eso fue un golpe bajo. Sonriendo cogí el teléfono y lo puse en mi bolsillo. No
iba a darse por vencido hasta que lo aceptara.
Hoy fue mi segundo chequeo médico. Le dije eso a Rush en nuestra tercera
cita el lunes en la noche. Había estado muy decidido a llevarme a citas toda la
semana. Anoche le había rogado quedarnos en casa y ver una película. Había
hecho su punto. Todos en el pueblo nos habían visto juntos. Estaba segura de que
todos estaban hartos de vernos juntos a estas alturas. La idea me hizo sonreír aún
más.
Saqué el teléfono de mi bolsillo. Me había olvidado de recordarle a Rush de
la consulta de hoy. Ahora tenía un teléfono para llamarlo. Su nombre era el
141
parecer linda en mi cita. No me importó. Era el menor de mis problemas. Subí las
escaleras y Darla me encontró cuando salía por la puerta.
—No trabajas hoy —dijo en cuanto me vio.
Página
—Lo sé. Tengo que pedir prestado el coche de Bethy. Tengo una cita medica
en Destin que… uh… olvidé —Odiaba mentir, pero decirle la verdad era más de lo
que podía manejar.
Darla me observó un momento y luego metió la mano en el bolsillo de sus
pantalones y sacó sus llaves. —Llévate mi coche. Voy a estar aquí todo el día. No lo
necesito.
Quería abrazarla, pero no lo hice. No esta segura de que acostumbrara tener
ese tipo de reacción por una cita médica. —Muchas gracias. Le llenaré el tanque —
le aseguré.
Asintió con la cabeza y me corrió. Corrí por las escaleras, me metí en su
Cadillac y me dirigí hacia Destin.
El viaje de ida no fue tan malo, y sólo tuve que esperar quince minutos antes
de que me llamaran a la sala de exámenes. La enfermera era toda sonrisas mientras
sacaba una maquina con una pantalla pequeña.
—Solo tienes diez semanas, para oír el latido del bebé vamos a tener que
hacer un ultrasonido. Debemos de escuchar el latido del bebé y ver un pequeño
destello aquí también.
Iba a ver a mi bebé y oír el latido de su corazón. Esto era real. Las pocas
veces que me imaginé este momento no lo hice estando sola. Había pensado que
alguien estaría conmigo. ¿Y si no encuentran su latido? ¿Qué pasa si algo va mal? No
quería pasar por esto sola.
El médico entró con una sonrisa reconfortante. —Pareces aterrorizada. Este
es un momento feliz. Todos tus signos vitales están bien. No hay necesidad de
estar tan nerviosa —me aseguró—. Ahora recuéstate —hice lo que me dijo y la
enfermera puso mis piernas en los estribos.
—No estás lo suficiente avanzada para hacer esto externamente y ser capaz
de ver u oír al bebé. Tenemos que hacer un ultrasonido vaginal que significa que
tenemos que ir por esa vía. No duele. Sentirás un poco de presión por la varita, eso
es todo —explicó la enfermera.
No los veía. La idea de él metiéndome una varita solo me puso peor. Me
concentré en la pantalla.
—Muy bien, aquí vamos. Sencillo, estate quieta —me instruyó el doctor.
143
dejado de latir.
—¿Eso es…? —le pregunté, repentinamente incapaz de decir nada más.
—Sí. Latiendo justo ahí. Lindo y fuerte —dijo el doctor.
Me quedé mirando la pantalla y la enfermera señaló lo que parecía un
pequeño guisante. —Aquí está él o ella. Tamaño perfecto para diez semanas.
No podía tragar el nudo en mi garganta. Las lágrimas rodaron por mi cara,
pero no me importaba. Me quedé paralizada mirando el pequeño milagro en la
pantalla, mientras sus latidos llenaban la sala.
—El bebé y tú lo están haciendo excelente —dijo el doctor mientras
lentamente sacaba el instrumento de mi interior y la enfermera me bajaba la bata y
me dio la mano para levantarme el ánimo.
—Un poco de flujo sanguíneo es perfectamente normal después de este
procedimiento, así que no te alarmes —dijo el doctor, poniéndose de pie y
acercándose al lavabo para lavarse las manos.
—Sigue tomando estas vitaminas prenatales y ven a verme otra vez en
cuatro semanas.
Asentí con la cabeza. Seguía impresionada.
—Aquí tienes —dijo la enfermera y me entregó unas pequeñas fotos de mi
ultrasonido.
—¿Son mías? —le pregunté mirando las fotos de mi bebé.
—Por supuesto que si —respondió con un tono divertido.
—Gracias —le dije mientras miraba cada una de ellas y miraba al pequeño
chicharito que sabía estaba vivo dentro de mí.
—De nada —me dio una palmadita en la rodilla—. Puedes vestirte ahora.
Todo se ve muy bien.
Asentí con la cabeza y me enjugué una lágrima que se había escapado y
ahora corría por mi mejilla.
144
Página
33
Traducido por dana.kirei7
Corregido por Chio
Rush
¿ Dónde está, Bethy? —Demandé, saliendo de la habitación de Blaire
sosteniendo su teléfono celular. Lo había dejado aquí.
Bethy me gruñó y azotó la puerta de uno de los gabinetes de la cocina.
—El hecho de que tu penoso trasero no sepa dónde está solo me hace odiarte más.
¿Qué demonios estaba mal con ella? Había tenido un día del infierno.
Diciéndole a mi madre que tendría que conseguirse otra casa y diciéndole que iba a
pedirle a Blaire que se casara conmigo los había mandado a todos a una rabia
salvaje. Bueno, no a todos. El padre de Blaire se había visto bien con ello. Nan y mi
madre se habían vuelto locas. Habíamos pasado varias horas gritándonos los unos
a los otros y había hecho amenazas que planeaba mantener. Se suponía que Nan
iba a irse de vuelta a la escuela el lunes. No iba a estar hasta vacaciones de
invierno3 y estaba seguro de que ella terminaría en Vail con amigos entonces. Eso
era lo que hacía cada año. Normalmente yo también, pero no este año.
—He tenido que lidiar con mi madre y hermana por las pasadas cuatro
horas. Correr a Georgianna de la casa e informarles a ella y Nan que planeo pedirle
a Blaire que se case conmigo no es exactamente una batalla sencilla. ¡Así que
perdóname si necesito un poco de ayuda recordando donde esta Blaire!
145
ignorara.
En su lugar, tomó las fotografías de Bethy y me las pasó. —Es la cosita
pequeñita que se ve como un chícharo. Ese es… nuestro bebé —terminó. Se había
visto renuente a llamarlo nuestro bebé. No podía culparla.
—¿Su corazón esta bien? Quiero decir, ¿late apropiadamente y todo? —
pregunté, mirando fijamente la fotografía en mi mano.
—Si. Dijeron que todo esta perfecto —replicó—. Si quieres puedes quedarte
con esa. Tengo tres. Pero ahora me gustaría que te fueras.
No me iba a ir. Bethy haciendo guardia no me iba a detener tampoco. Iba a
decirlo todo delante de Bethy si tenía que hacerlo, pero me negaba a dejar este
condominio.
—Mi madre y tu padre se aparecieron sin avisar hoy. Nan se va a la
universidad el lunes. Mamá pensó que me iría también así que regresó para
mudarse por el resto del año. Le informé que no me iría y que necesitaba encontrar
otra casa. También les dije que iba a quedarme hasta que decidieras que nos
mudáramos a cualquier otro lugar. Que tenía la intención de pedirte que te casaras
conmigo —hice una pausa y miré su rostro pálido. No era la reacción que estaba
esperando—. Eso no salió muy bien. Hubo muchos gritos. Horas de gritos y
amenazas. Cuando me llamaste acababa de anunciarles a los tres que me iba a
casar contigo. Todo el infierno se había desatado. Iba a llamarte de vuelta una vez
que tuviera a mi madre y Abe de vuelta en sus carros y encaminados de vuelta al
pueblo. No quería que tuvieras que encararlos también. Pero mi madre no se va sin
una pelea. Nan empacó todo y se fue a la universidad esta tarde. Se niega a
hablarme nunca más —me detuve y tomé aliento—. No puedo decirte cuanto lo
lamento. El hecho de que olvidé la cita de hoy es imperdonable. Tengo que
disculparme contigo. Desearía que pudiera dejar de joderlo todo.
—¿No ibas a tener un almuerzo con tu familia? —preguntó.
—¿Mi familia? ¿Qué? ¡No!
La rígida postura se relajó. —Oh —dijo con un suspiro.
—¿Por qué creías que almorzaría con ellos? No te dejaría colgada para ir a
pasar tiempo con ellos.
—Nan —replicó con una triste sonrisa.
147
Blaire
L
a escuela había comenzado. Los turistas y los visitantes del verano se
habían ido a casa. El club tenía mucho menos tráfico y debido a esto
las propinas también decayeron. Lo más importante era que Rush no
había mencionado lo del matrimonio de nuevo desde la noche en el apartamento,
cuando me había contado que era lo que había dicho a su madre, su hermana y mi
padre. Ni siquiera los mencionó de nuevo. A veces me preguntaba si había
cambiado de opinión o si me lo había imaginado.
Si no fuera por Bethy preguntándome cada semana si Rush había sacado el
tema a colisión, volvería a pensar que había sido un invento de mi imaginación.
Cada vez que le decía que no lo había hecho, se ponía más y más agitada. Por no
hablar de que mi corazón dolía un poco más. Tenía miedo de que lo hubiese
pensado y decidido que era un error. Antes de que lo hubiese mencionado esa
noche ni siquiera me había dejado creer que querría casarse conmigo. Pensé que
criaría al bebé desde dos casas diferentes. Si mis pensamientos volaban hacia el
futuro, los bloqueaba. No era algo que quería esperar.
Mis horas se estaban reduciendo debido a la cada vez más lenta temporada,
y me preguntaba si necesitaría conseguir un segundo trabajo. No había mucho
149
para elegir por aquí. Y también era muy probable que Rush no se lo tomara bien.
Cuando entré en mi habitación había dos cosas que me llamaron la atención.
Había pétalos de rosa sobre la cama y en el centro de ellas había un sobre con mi
Página
Encuéntrame en la playa.
Con amor
Rush
Su letra anormalmente perfecta me hizo sonreír. Fui a mi armario y saqué
un vestido blanco que tenía dos rayas negras a lo largo del dobladillo. Si había
planeado algo romántico en la playa no iba a usar mi ropa de trabajo.
Después de cepillar mi pelo y retocar mi maquillaje me dirigí hacia las
puertas francesas que daban al abismo y me dirigí a la playa. Rush estaba vestido
con unos pantalones cortos color caqui y una camisa de botones. Me alegró
haberme cambiado. Estaba de espaldas a mí y tenía las manos en los bolsillos
mientras miraba el mar. Quería detenerme y admirarlo mientras observaba el
agua, pero también estaba ansiosa por verlo. Se había ido cuando me desperté esta
mañana.
Bajé por el camino hacia la arena. Estaba extrañamente desierta excepto por
nosotros dos. A pesar de que las multitudes se redujeron, aún estábamos a treinta
y un grados, y era soleado fuera. Al mirar hacia abajo me di cuenta de algo en la
arena. Alguien había escrito en ella. Había un palo acostado a un lado.
Me detuve y leí en voz alta —Blaire Wynn, ¿quieres casarte conmigo? —
Mientras las palabras me calaban, Rush caminó a través de ellas, y se arrodilló
sobre una rodilla delante de mí.
Una pequeña caja apareció en su mano y la abrió lentamente, mostrando un
anillo de diamante que capturaba los rayos del sol. Parecía que cobraba vida, ya
que brillaba. Estaba sucediendo. ¿Quería esto? Sí. ¿Confiaba en él?... Sí.
¿Estaba él preparado? No estaba segura. No quería que esto fuera algo que
hacía porque se sentía presionado. Sería fácil llegar abajo y poner el anillo en mi
dedo. Pero ¿era lo que Rush realmente quería?
—No tienes que hacer esto —me obligué a decir con la mirada fija en él. No
había hablado con su hermana o su madre en las últimas semanas. Por mucho que
150
Sus palabras eran las adecuadas. Todavía sentía como que algo andaba mal.
No podía realmente querer esto. Era joven, rico y hermoso. No tenía nada que
ofrecerle. Lo ataría. Cambiaría su mundo. —No puedo hacer esto. No puedo
arruinar tu futuro. Puedes ir a hacer cualquier cosa. Te prometí que dejaría que
formaras parte de la vida de nuestro bebé. Eso no va a cambiar cuando sientas que
estás listo para irte. Siempre te dejaré.
—No digas una palabra más. Lo juro Blaire, estoy a segundos de tirar tu
culo en ese océano. —Se levantó y su mirada firme sostuvo la mía—. Ningún
hombre ha amado a una mujer tanto como yo te amo. Nada vendrá antes que tú.
No sé qué más tengo que hacer para demostrarte que no te fallaré de nuevo. No
voy a hacerte daño. No tienes que estar sola nunca más. Te necesito.
Tal vez esto no estaba bien y tal vez estaba cometiendo un error, pero sus
palabras tiraron de los rincones de mi corazón que de alguna manera no había
logrado tocar hasta ese momento. Tomé la caja de su mano y levanté el anillo libre.
—Es hermoso —le dije. Debido a que lo era. No era demasiado llamativo o
exagerado. Era perfectamente simple.
—Nada menos que eso sería digno de tu dedo —respondió y tomó el anillo
de mi mano. Luego volvió a arrodillarse y sus ojos se encontraron con los míos.
—Por favor, Blaire Wynn, ¿quieres ser mi esposa?
Quería esto. A él.
—Sí —le dije y puso el anillo en mi dedo.
—Gracias a Dios —susurró cuando se puso de pie de nuevo y capturó mi
boca en un beso hambriento. Esto era real y tal vez no sería para siempre, pero era
mío por ahora. Me gustaría encontrar una manera de dejarlo ir si quería. Pero lo
amaba. Eso nunca iba a cambiar.
—Múdate conmigo —rogó.
—No puedo. Tengo que pagar mi mitad del arrendamiento —le recordé.
—He pagado el contrato de arrendamiento en su totalidad durante un año.
Cada centavo que has dado, Woods lo ha metido en una cuenta de ahorros con tu
nombre en él. Lo mismo para Bethy. Ahora, por favor, vive conmigo.
Quise enojarme, pero ahora mismo no podía. Apreté otro beso en sus labios
151
y asentí.
—Y por favor, deja de trabajar —agregó.
—No —le contesté. No haría eso.
Página
—Eres mi prometida ahora. Vas a ser mi esposa. ¿Por qué quieres trabajar
en un club de campo? ¿No quieres hacer algo más? ¿Qué pasa con la universidad?
¿Quieres hacerlo? ¿Existe algún título que quieras? No estoy tratando de quitarte
tus opciones, quiero darte más.
Iba a ser su esposa. Esas palabras se hundieron en mí mientras lo miraba a
los ojos. No tenía que renunciar a la universidad como había hecho con la
secundaria. Podría obtener un título y tener una profesión.
—Quiero eso. Es sólo que... déjame acostumbrarme. Es mucho, demasiado
rápido —le dije, envolviendo mis brazos a su alrededor.
152
Página
35
Traducido por Akires
Corregido por Verito
Rush
B
laire se encontraba decidida a elaborar un aviso de dos semanas con
Woods. No iba a discutir con ella. Ya había accedido a todo lo que le
pedí. Y no estaba dispuesto a empujar mi suerte. Me senté a la mesa
con mi ordenador portátil y una taza de café esperando a que ella terminara su
turno.
Woods había dejado de hablar conmigo durante unos minutos, pero aparte
de eso había sido una tarde tranquila. Casi todo el mundo se había ido de la
ciudad. Jace estaba dando vueltas por Bethy pero no estaba seguro de que lo fuera
hacer por mucho tiempo más. Había visto la mirada inquieta de sus ojos, el otro
día cuando habíamos jugado una ronda de golf. No estaba acostumbrado a estar
en esta ciudad más de un verano.
—¿Este asiento está ocupado? —Miré hacia arriba para ver a Meg ocupar el
asiento frente a mí. No la había visto mucho desde el torneo de golf. Miré hacia
atrás para ver a Blaire recargar el agua de alguien, pero sus ojos estaban sobre mí.
—Sí, lo está —contesté sin mirar a Meg.
—Sé que estás comprometido con la rubia. Todo el mundo lo sabe. No estoy
153
Blaire
L
a cara de Rush se puso pálida. Cogí su mano, pero no reaccionó. Se
quedó allí sentado escuchando hablar a la persona en la otra línea.
Cuanto más hablaban más blanco se volvía. Mi corazón estaba
acelerado. Algo terrible había pasado. Me quede esperando a que él dijera algo.
Cualquier cosa. Pero no lo hizo.
—Estoy en camino —dijo con una voz plana antes de dejar caer su teléfono
en su regazo y moviendo su mano de mi agarre para sujetar el volante.
—¿Hay algún problema? —pregunté más asustada ahora de lo que había
estado mientras él estuvo al teléfono.
—Entra a la casa, Blaire. Me tengo que ir. Nan ha tenido un accidente. Algún
maldito velero —Cerró sus ojos fuertemente y masculló una maldición—. Solo
necesito que salgas del auto y vayas adentro. Te llamare cuando pueda pero tengo
que irme, ahora.
—¿Esta herida? ¿No puedo ir contigo?
—¡NO! —rugió, sin dejar de mirar hacia el frente—. No puedes venir
conmigo. ¿Por qué siquiera preguntarías eso? Mi hermana está en la UCI y no
156
—¡SAL DEL AUTO! —gritó tan fuerte que mis oídos escocieron. Busqué a
tientas por el pomo de la puerta y agarré mi bolso.
Aceleró el motor y siguió mirando hacia el frente mientras sus nudillos se
volvían tan blancos como su rostro, resultado de agarrar el volante tan fuerte.
Quería decir más pero él estaba tan alterado, que estaba asustada de lo que haría.
No quería oírme hablar ni tampoco quería mirarme.
No quería llorar en frente de él. Eso no era lo que necesitaba en este
momento. Salí del auto tan rápido como pude. Antes de poder cerrar la puerta por
completo, tiró el auto en reversa y dio la vuelta fuera del camino de entrada. Me
quedé allí, viendo cómo se alejaba. No podía ayudarlo. No era necesaria.
Las lágrimas ahora corrían libremente por mi cara. Estaba sufriendo. Mi
corazón se rompió por él. Una vez que llegará ahí y la viera, me llamaría. Tenía
que creer eso. Quería llamarlo y obligarlo a hablarme pero mis oídos aún
zumbaban y mi corazón seguía herido por sus palabras.
Finalmente giré a mirar atrás en la casa. Era grande, extensa y oscura. Nada
era acogedor en ella sin Rush. No quería estar aquí sola, pero tampoco tenía un
auto para manejar donde Bethy. No debería haberme mudado. Había sido
demasiado pronto. Todo con Rush se movía demasiado rápido. Ahora, todo estaba
a punto de ser probado. No estaba segura sí estaba lista para esa prueba. Aún no.
Llamar a Bethy y decirle que necesitaba un aventón al trabajo y que Rush se
había ido no era algo para lo que estaba preparada esta noche. Ella encontraría
algo malo con esto y me haría sentir incluso peor. Entendía el miedo de Rush y el
modo en que reaccionó y se fue, pero Bethy no lo haría. Al menos no creía que lo
hiciera. Rush había ganado algunos puntos a su favor cuando puso el anillo en mi
dedo en frente de ella y quería mantenerlo de ese modo.
Abrí mi bolso para sacar las llaves cuando me di cuenta que no las había
traído. Rush me había llevado al trabajo. No había creído necesitarlas. Mirando
hacia atrás a la oscura casa, estaba casi aliviada de que no tendría que estar allí sola
esta noche. El club estaba tan solo a cinco kilómetros de aquí. Podía caminar.
Entonces el departamento de Bethy estaba a solo un corto paseo desde el club. La
brisa de la tarde había calmado los ánimos y no estaba tan mal. Puse la cartera
sobre mi hombro y comencé a bajar por el sendero de ladrillo pavimentado hacia la
calle.
157
Tomó cerca una hora y cincuenta minutos llegar donde Bethy. Su auto no se
encontraba en el estacionamiento. Había una gran posibilidad de que estuviera
quedándose con Jace esta noche. Supongo que debería haber pensado en eso. Me
detuve y miré a la puerta del departamento. No tenía la energía para caminar de
Página
—No puedo decirte que creer. Pero si necesitas cualquier cosa, estoy aquí.
Sé que Rush tiene un garaje lleno de autos pero si no puedes manejar uno entonces
puedo llevarte al médico o a la tienda. Solo llámame si me necesitas.
Mi próxima cita con el medico era en 5 días. ¿Cómo iba a lograr entrar a la
casa? Y él nunca me había mostrado donde estaban las llaves de su auto o dado
permiso para manejarlos.
—Me quede fuera de la casa. Él pensó que tenía mi llave cuando se fue —Le
dije.
—¿Dónde te quedaste anoche? —Me preguntó bajando sus manos de su
pecho y poniéndose de pie. Parecía enfadado. No tenía intención de hacerlo enojar.
Solamente estaba exponiendo que tenía un problema. Todas mis ropas estaban en
la casa de Rush.
—Donde Bethy.
—¿Cómo llegaste ahí?
—Caminé.
—¡Mierda! Blaire, eso son al menos cinco kilómetros. Estaba oscuro anoche
cuando Rush te dejo. Tienes un teléfono ahora, úsalo —Estaba gritando.
—Quería caminar. Necesitaba caminar. No me grites —Levanté la voz y le
di una mirada enojada.
La tensión en los hombros de Woods se fue y suspiró. —Lo siento. No
debería haberte hablado de ese modo. Es que estas tan jodidamente determinada a
ser independiente. Déjame explicarme. Llámame si alguna vez necesitas un
aventón. Me gusta pensar que somos amigos. Ayudo a mis amigos.
Necesitaba amigos. —También me gusta pensar que somos amigos —
contesté.
Él asintió —Bien, pero como tu jefe no te voy a dejar trabajar hoy. Te quiero
en la casa de Rush dentro de una hora. Te llevaré allí.
Antes de que pudiera preguntarle cómo, ya tenía su teléfono en su oreja.
—La tengo en mi oficina. No puede entrar a la casa —Hizo una pausa.
—No, mierda. Camino hasta el departamento de Bethy anoche. Voy a
160
casa. Ve a buscar algo para comer de la cocina y luego podemos dirigirnos hacia
allá. Dijo que le daría cerca de veinte minutos.
No tenía hambre pero asentí. —Está bien—Emprendí camino hacia la
puerta, entonces paré y me giré para volver a mirarlo—. Gracias.
Woods hizo un guiño. —Es un placer.
37
Traducido por Majo_Smile ♥
Corregido por Violet~
Rush
N
o había sido capaz de cerrar los ojos. Me senté en el sillón de cuero
junto a la cama del hospital y miré fijamente a mi hermana menor.
Ella aún no había abierto los ojos. Los monitores parpadearon y
emitieron un pitido diciéndome que estaba viva. Su forma sigue sobre la cama con
una gasa envuelta alrededor de la cabeza y las agujas en sus brazos lo hacían sentir
como si se hubiera ido. Las últimas palabras que le había dicho habían sido duras.
Parecían crueles ahora. Sólo había querido que madurara. Ahora eso nunca podría
suceder.
La rabia que había sentido cuando llegué había sido arrancada de mí
cuando puse los ojos en ella. Sólo viéndola tan rota y desválida me estaba
matando. Yo no podía comer ni dormir. Sólo necesitaba que abriera los ojos. Tenía
que decirle que la amaba y que lo sentía. Le prometí que siempre me tendría. No
importara lo que pasara. Luego había tirado esto en ella. Porque no podía aceptar a
Blaire.
Mi estómago se anudó pensando en cómo había dejado a Blaire. Sus ojos
habían estado abiertos y aterrorizados. Me había alejado dejándola mal también,
pero estaba asustado. No podía llamarla todavía. No mientras Nan estuviese así.
161
Ya había puesto a Blaire antes que a Nan y mira dónde terminé. Esta vez Nan tenía
que venir primero. Si ella sabía que estaba aquí sentado esperando, abriría sus ojos.
Sabía que lo haría.
Página
madre insistió. No podía lidiar con ella y preocuparme por Nan. Sólo hice lo que
me pidió para que se callara.
Hoy Grant se había sentado aquí conmigo la mayor parte del día. No
habíamos hablado mucho, pero después de haber tenido a alguien más aquí,
Página
en contacto con Blaire no estoy seguro de que ella y su bebé van a estar cerca
cuando decidas ir a casa. Seguro que no quiero que mi sobrina o sobrino tenga el
apellido Kerrington —espetó y salió de la habitación.
Página
38
Traducido por Chachii
Corregido por Violet~
Blaire
M
e senté en la sala de espera y me esforcé en no mirar a las otras
mujeres embarazadas que también estaban esperando. Había tres
de nosotras. La mujer delante de mí se acurrucó contra el brazo
de su marido. Él le susurraba cosas en el oído, haciéndola sonreír. Su mano nunca
dejó su estómago. No había una actitud posesiva. Sólo protectora. Era como si él
estuviese protegiendo a su esposa e hijo con ese simple gesto.
La otra mujer estaba mucho más lejos de cualquiera de nosotras, y su bebé
se estaba moviendo. Su marido tenía ambas manos en su estómago y la miraba con
asombro. Había una dulce mirada de adoración en su rostro. Ellos estaban
compartiendo un momento y el sólo mirar en esa dirección me hacía sentir como si
me estuviera entrometiendo.
Entonces, ahí estaba yo. Con Woods. Le había dicho que no necesitaba que
viniera conmigo pero él había dicho que le gustaría hacerlo. No entraría a la sala
de examen porque en lo absoluto lo dejaría verme casi desnuda en una pequeña y
delgada bata de algodón, por lo que iba a sentarse en la sala de espera.
Se las había arreglado para conseguir una taza de café complementario y
desde que sólo le había dado un sorbo, asumí que sabía horrible. Extrañaba el café.
165
salas de examen.
Me levanté y le sonreí a Woods. —No debería tardar mucho.
Él se encogió. —No tengo prisa.
—Tu esposo puede venir contigo —dijo la enfermera alegremente. Mi cara
estuvo instantáneamente caliente. Supe, sin mirar mis mejillas, que estaba
ruborizada.
—Es sólo un amigo —le corregí rápidamente.
Esta vez fue ella quién se sonrojó. Obviamente no había leído mi registro
para ver que estaba soltera.
—Lo lamento. Uh, bueno él puede venir también si quiere oír el latido del
corazón.
Sacudí la cabeza. Eso era demasiado personal. Woods era un amigo pero yo
no estaba lista para compartir algo tan importante como los latidos del corazón de
mi bebé con él. Rush ni siquiera lo había hecho aún.
—No, así está bien.
No me volteé hacia Woods porque estaba avergonzada de nosotros dos. Él
sólo me estaba ayudando. Ser etiquetado como el papá del bebé no había sido con
lo que había contado.
***
El examen no se hizo esperar. Esta vez había sido capaz de oír los latidos del
bebé sin tener una varita atorada en mi interior. Fue tan fuerte y dulce como antes.
El embarazo estaba progresando bien y estaba limpia para ir con una cita dentro de
cuatro semanas a partir de ahora.
Caminando de regreso a la sala de espera, encontré a Woods leyendo la
revista Parenting. Él levantó la mirada y me sonrió tímidamente.
—El material de lectura aquí es limitado —explicó.
Ahogué la risa.
Se paró y caminamos juntos hasta la puerta.
Una vez que estuvimos en el auto él miró en mi dirección.
—¿Tienes hambre?
166
En realidad sí tenía, pero entre más tiempo pasaba con Woods más
incómoda me sentía. No pude evitar la sensación de que a Rush no le gustaría esto.
Nunca le ha gustado que este mucho alrededor de Woods. A pesar de que
Página
Rush
S
iete días y Nan aún no había abierto sus ojos. Mi madre pasaba cada
vez menos. Grant comenzaba a ser el único visitante que se quedaba y
se mostraba regularmente. Abe pasaba una vez al día por sólo unos
minutos a la vez. Éramos Nan y yo contra el mundo una vez más.
—Necesitas llamarla —dijo Grant, rompiendo el silencio. Sabía de quién
hablaba. Blaire estaba constantemente en mi mente. Me sentía culpable mientras
me sentaba allí mirando a mi hermana y todo en lo que podía pensar era Blaire.
—No puedo —respondí, incapaz de mirarlo. Él vería que me había dado por
vencido si lo hacía.
—Esto no es justo para ella. Woods dijo que no está yendo allá y que no ha
lo llamado en tres días. Él sigue chequeando las cosas a través de Bethy pero
incluso Bethy no está segura de que Blaire se va a quedar por más tiempo. Tú
necesitas llamarla.
Dejarme sería la mejor cosa que ella haría. ¿Cómo podría yo ser lo que
merece si estaba dividido entre mi hermana y ella todo el tiempo? No podía
mantener a Nan a salvo. ¿Cómo podía confiar en mí para mantenerla a ella y al
168
bebé a salvo?
—Merece algo mejor —manejé decir en voz alta. En vez de sólo decirlo en
mi cabeza.
Página
—Una vez que llegué, Georgie estaba dejándote con Dean cuando fuera que
podía y aún salía con amigas como si no estuviera embarazada. No me diría quién
era el papá. Yo acababa de llegar mi límite cuando Rebecca vino de visita. —Sus
ojos se suavizaron y los cerró brevemente. Nunca había visto al hombre mostrar
Página
tanta emoción.
—Era hermosa. Largo cabello rubio que parecía como si fuera tejido por los
ángeles. Los ojos verdes más grandes que había visto y tan malditamente dulce.
Ella te amaba. No le gustaba que tu madre te llevara con Dean. Le preocupaba que
no estuvieras a salvo con un montón de estrellas de rock. Se quedaba contigo
cuando tu madre salía. Te hacía estos panqueques con orejas de Mickey Mouse que
te encantaban. Fui atraído por ella y no podía alejarme. Tu madre nos usó a los dos
por un tiempo. Rebecca no se iría porque se preocupaba por ti. Y yo no me iría
porque me había enamorado de Becca. —Esta no era la historia que mi madre me
había contado. Esta no era la historia que me habían hecho creer todos estos años
pero ahora que he conocido a Blaire… que la conocía… esto tenía mucho m{s
maldito sentido.
—Tu mamá vino a casa ebria una noche. No estaba muy adelantada en su
embarazo y anunció que Dean también era el papá de este bebé. Yo estaba furioso
de que ella había estado tomando y aún más furioso de que tu padre había hecho
esto de nuevo sin intención de hacerle bien a Georgie. Así que lo llamé y le dije que
quería hablar con él. La charla no salió bien. Dijo que el bebé no era suyo. Si fuera
de él, encantado lo clamaría pero no lo era. Ella había estado acostándose con el
cantante de Slacker Demon por cerca de un mes. El bebé era de Kiro y bueno,
creciste alrededor de Kiro. Lo conoces lo suficientemente bien para saber que no es
de material de padre.
¿Kiro era el papá de Nan? Enterré mi cara en mis manos mientras diferentes
recuerdos venían a mí. Kiro viniendo tarde a gritarle y maldecir a mi mamá por
robar a su hija. Kiro llamando a mam{ puta barata y esperando que “su chica” no
terminara de la misma manera. Había olvidado esas cosas. O sólo las bloqueé.
—A través de eso Becca y yo nos acercamos. Dean te tomó y juró que iba a
hacerse cargo de lo que era suyo. Tu madre maldijo y empujó a Becca por las
escaleras llamándola de formas que no voy a repetir y nos dijo a ambos que nos
fuéramos después de que me vio besando a Becca una noche. Nos fuimos después
de eso. Becca lloró demasiado porque estaba preocupada por ti. Siempre se
preocupaba por ti.
Cuando él hablaba sobre Becca todo lo que yo podía ver era el rostro de
Blaire. Su rostro dulce e inocente y mi pecho sentía como si estuviera a punto de
explotar.
170
dulce que había en su madre está en Blaire. Val era como yo. Pero Blaire… es mi
Becca. Es muy parecida a ella. Ningún hombre puede estar cerca de ella y no
amarla. Yo quería alguien fuerte y capaz de cuidarla. Así que la envié hacia ti. —Se
limpió el resto de las lágrimas y se puso de pie. Yo estaba sin palabras.
Página
—No te vuelvas como yo. No la decepciones como lo hice yo. Sólo mereces
lo que te haces a ti mismo ser digno de tener. Haz lo que no pude. Sé un hombre.
—Abe se dio la vuelta y salió sin otra palabra.
40
Traducido por Joha quinto
Corregido por Juli
Blaire
N
o había estado durmiendo por mucho rato cuando mi teléfono
sonó. Era media noche y sólo unas pocas personas tenían mi
número. Mi estómago se anudaba mientras alcanzaba mi teléfono.
Era Rush.
—Hola —dije casi asustada, temiendo lo qué había llamado para decirme.
—Hola, soy yo. —Su voz sonaba como que había estado llorando. Oh
Dios… por favor no dejes que Nan esté muerta.
—¿Ella está bien? —pregunté, esperando que esta vez Dios realmente haya
oído mi plegaria.
—Está despierta. Está un poquito desorientada pero me reconoció cuando
abrió sus ojos, así que su memoria está bien.
—Oh gracias a Dios. —Me senté sobre la cama y decidí que necesitaba
intentar esa cosa de rezar un poco más a menudo.
—Lo siento, Blaire. De verdad lo siento. —Su voz estaba ronca. Podía oír el
dolor atado en sus palabras y no tenía que preguntar qué quería decir. Había
172
Aún si no hubo amor perdido entre Nan y yo, ella era importante para él.
—Gracias —dijo—. Ya voy para la casa. Estaré allí a más tardar mañana por
la noche.
No estaba segura si eso significaba que él quería que me fuera para entonces
o si nos despediríamos en persona. Escapar sería mucho más fácil. No tener que
enfrentarlo. Ya dolía suficiente por el teléfono. Ver su rostro iba ser muy difícil,
pero no podía dejar que me destruyera. Tenía que pensar en nuestro bebé. Esto ya
no era sólo sobre mí.
—Hasta entonces —respondí.
—Te amo. —Oír las palabras me lastimaba más que cualquier otra cosa.
Quería creer que lo hacía, pero no era suficiente. El amor que podría sentir por mí
no era suficiente.
—También te amo —respondí y colgué el teléfono antes de hacerme un
ovillo y llorar hasta quedarme dormida.
***
El timbre de la puerta sonó justo mientras salía de la ducha. Agarré la ropa
que me había preparado para ponerme y rápidamente me vestí antes de envolver
mi cabello en una toalla y bajar a toda prisa las escaleras.
Cuando abrí la puerta y vi a mi padre parado allí, no estaba segura de qué
pensar. ¿Lo había enviado Rush para deshacerse de mí? No. Rush no haría eso.
Pero ¿por qué estaba aquí?
—Hola, Blaire. Yo, uh, vengo para hablar contigo. —Se veía como si no
hubiese dormido en días y su ropa se encontraba toda arrugada. Al ver a la hija
que amaba en el hospital debía haber sido duro para él. Rechacé esa amargura. No
iba a pensar eso. Era el papá de Nan también. Al menos, él estaba allí para ella
ahora aún si había jodido la primera parte de su vida.
—¿Sobre qué? —pregunté, sin moverme para dejarlo entrar. No estaba
segura si había algo que tenía que decir que yo quisiera escuchar.
—Es sobre Nan… y tú.
Sacudí mi cabeza. —No me importa. No estoy de humor para escuchar
cualquier cosa que tengas que decir. Tu hija despertó. Me alegra que no haya
173
era su hija?
Sólo lo miré fijamente. Esto no tenía sentido.
—Necesito decirte la verdad. Rush va a decírselo a Nan cuando esté
preparada. Pero quería ser quien te lo dijera.
¿Qué sabía Rush? ¿Había estado mintiéndome? No estaba segura de que
pudiera respirar. —¿Rush? —pregunté, retrocediendo en caso de que no pudiera
respirar profundamente y me desmayara. Necesitaba sentarme.
—Le conté todo a Rush ayer. Había sido informado de la misma mentira
que tú, pero ahora sabe la verdad.
La verdad. ¿Cuál era la verdad? ¿Había una verdad o mi existencia entera
era una mentira? Me senté en las escaleras y miré al hombre que pensé que era mi
padre mientras entraba y cerraba la puerta tras él.
—Siempre he sabido que Nan no era mi hija. Lo que es más importante, tu
madre sabía que Nan no era mi hija. Tienes razón, tu madre nunca me hubiera
permitido dejar a mi novia embarazada y huir con ella. Por nada del mundo. Casi
no me dejó abandonar a mi ex novia ,quien estaba embarazada de otro miembro de
los chicos de Slacker Demon porque le preocupaba lo que pasaría con Rush. Su
corazón era simplemente tan grande como sabes que era. Nada de lo que sabías era
una mentira, Blaire. Nada. El mundo que conocías no era una mentira.
—No entiendo. Sé que mi mamá no estaba involucrada en nada de esto. Eso
nunca fue un interrogante en mi mente. Pero no comprendo. Si no eres el papá de
Nan, ¿por qué nos abandonaste por ellas?
—Conocí a tu mamá al tiempo que trataba de ayudar a mi ex novia a lidiar
con su último problema. Tu mamá también había venido para ayudar a su amiga.
Ambos nos preocupamos por Georginna. Nos había necesitado y tratamos de
ayudarla. Pero mientras ella estaba de fiesta y actuando como si no tuviera un niño
pequeño en casa para cuidar y un embarazo que ignoraba, me enamoré de tu
madre. Ella era todo lodo lo que Georgianna no era. La adoraba, y por cualquier
razón, se enamoró de mí. Cuando nos marchamos, Dean había venido para
llevarse a Rush y Kiro, el vocalista de Slaker Demon y el verdadero padre de Nan,
habían intervenido para ofrecer su ayuda. Georgianna se enteró sobre Becca y yo.
174
Nos envió a hacer las maletas y con gusto nos fuimos. Tu madre se preocupaba por
Rush y llamó a Dean para que viera cómo estaba durante un tiempo.
—¿Mamá conocía a Rush? Imaginar a mi mamá cuidando de Rush como un
Página
pequeño niño atascado con dos padres jodidos hizo que se me llenaran los ojos de
lágrimas. Él había conocido cuan maravillosa era mi madre antes aún si no lo
recordaba.
—Sí. Él le decía Beck Beck. La prefería a ella que a Georgianna y eso
tampoco se acomodó bien con Georgie. Cuando Georgianna recuperó de nuevo a
Rush, se rehusó a dejar que tu madre viera cómo estaba. Tu madre lloró durante
semanas preocupándose por el pequeño niño que había llegado a amar. Pero esa
era tu mamá. Siempre preocupándose demasiado. Su corazón era más grande que
el de cualquiera que jamás haya conocido… hasta ti. Eres como ella, cielo.
Levanté mis manos para detenerlo. No nos uniría esto. No lloraba porque
sabía que mi madre era inocente de las mentiras que había escuchando antes.
Estaba llorando porque ella había querido a Rush antes también, su niñez entera
había sido solitaria.
—Casi he terminado. Déjame terminar, luego me iré y nunca me veras de
nuevo. Lo juro.
Él sabía que también me iba. Que esta cosa con Rush y yo había terminado.
El dolor agudo en mi pecho era casi demasiado.
—La muerte de Val fue mi culpa. Pasé esa luz roja. No había estado
prestando atención y perdí una de mis niñas ese día. Pero te perdí a ti y a tu madre
también. Fueron heridas demasiado y fue todo mi culpa. No fui lo suficientemente
hombre para quedarme y soportar verlas a las dos en tanto dolor. Así que huí. Dejé
que te encargaras de Becca cuando debí haber sido yo pero era demasiado débil.
No podía soportar la idea de ver a mi Becca enferma. Me acabaría. Me emborraché
hasta quedar inconsciente. Era la única manera de permanecer insensible. Luego
llamaste y dijiste que había muerto. Mi Becca no estaba más en esta tierra. Iba a
decirle a Nan la verdad sobre su padre e iba a marcharme. No estaba seguro de a
donde iría pero no me importaba si vivía o moría.
Entonces llamaste y me necesitaste. No era ni siquiera un hombre. Era
despreciable. Pero no podía defraudarte. Ya te había hecho sufrir tanto sola. Te
envié hacia Rush. No era exactamente el tipo de chico que un hombre quiere
alrededor de su hija pero sabía que vería en ti lo que vi en Becca. Un sustento. Una
razón para vivir. Una razón para luchar. Una razón para cambiar. Él era fuerte.
Podía protegerte y sabía que si lo presionaba lo haría.
175
Todo esto era demasiado. No podía hacer que tuviera sentido. ¿Me había
enviado hacia Rush? ¿El chico que adoraba a su hermana que me odiaba y me
culpaba por todo lo malo en su vida?
—Él me odia —le dije—. Odiaba lo que yo era.
Página
La sonrisa de mi padre era triste. —Sí, odiaba a quien pensaba que eras,
pero luego te conoció. Estaba a tu alrededor y eso fue todo lo que se necesitó. Eres
excepcional, Blaire. Justo como lo era tu madre. No hay muchas personas en este
mundo tan fuerte como lo eres tú. Tan llena de amor y dispuesta a perdonar.
Siempre envidiaste la forma en que Val podía cautivar una habitación. Pensaste
que ella tenía lo mejor de las dos. Pero lo qué Val sabía y lo qué yo sabía era qué
éramos afortunados porque teníamos a personas como tú y tu madre en nuestras
vidas. Val te adoraba. Vio que tú eras quien tenía el espíritu de tu madre. Nosotros
estábamos asombrados con las dos. Aún lo estoy y aunque todo lo que he hecho es
lastimarte desde el día que perdimos a tu hermana, te he amado. Siempre lo haré.
Eres mi pequeña niña. Mereces lo mejor en este mundo y no soy lo mejor. Voy a
irme y jamás voy a molestarte otra vez. Necesito vivir por el resto de esta vida solo.
Recordando lo que alguna vez tuve.
El dolor en sus ojos destrozaba mi alma. Tenía razón. Nos había
abandonado a mí y a mamá cuando más lo necesitábamos. Pero tal vez nosotras lo
habíamos abandonado también. No habíamos ido detrás de él. Sólo lo habíamos
dejado irse. El día que perdimos a Valerie había marcado todas nuestras vidas.
Mamá y Val se habían ido ahora y nosotros nunca podríamos recuperarlas. Pero
estábamos aquí. No quería vivir el resto de mi vida sabiendo que mi padre se
encontraba ahí afuera en algún lugar solo. Mi mamá no querría eso. Nunca quiso
que estuviera solo. Lo amó hasta que inhaló su última respiración. Val no querría
eso. Había sido una niña de papi.
Me puse de pie y di un paso hacia él. Las lágrimas contenidas en sus ojos
comenzaron a correr lentamente por su rostro. Era una sombra del hombre que
una vez fue pero era mi papá. Un sollozo corrió por mi pecho y me lancé en sus
brazos. Cuando me envolvieron y me sostuvieron firmemente dejé en libertad todo
el dolor. Lloré por la vida que habíamos perdido. Lloré por él porque no era lo
suficientemente fuerte y lloré por mí porque era el momento.
176
Página
41
Traducido por Mel Cipriano.
Corregido por Juli
Rush
L
a casa estaba a oscuras y en silencio cuando abrí la puerta y entré.
¿Blaire habría apagado todas las luces si estuviera aquí sola? Había
estado tan concentrado en llegar a casa con ella después de hablar
con Nan, que no había considerado el hecho de que podría haberme dejado. ¿Me
había dejado?
Me volví y subí de a dos escalones a la vez. Una vez que llegué al escalón
más alto, empecé a correr. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. No podía
haber desaparecido. Le dije que la amaba. Le había dicho que iba a venir a casa.
Tenía que estar aquí. Tenía que contarle todo. Tenía que decirle que las cosas
serían diferentes. Decirle que me recordaba a su madre. Que me acordaba de sus
panqueques de Mickey Mouse. Tenía que decirle que iba a ser el hombre que
necesitaba. Iba a ser el mejor padre que el maldito mundo había conocido.
Tiré de la puerta que conducía a mi habitación y me precipité por las
escaleras, necesitando verla. Dios, deja que esté allí. Por favor, que esté allí.
La cama estaba vacía. No. ¡NO! Recorrí la habitación en busca de sus cosas.
Algo que me dijera que no me había abandonado. No podía haberse ido. La
perseguiría. Me pondría de rodillas y me arrastraría. Sería su maldita sombra hasta
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era perfecto.
—Estás aquí. —Me caí de rodillas ante ella y dejé caer mi cabeza en su
regazo. Estaba allí. No me había abandonado.
Sus manos tocaron mi cabeza mientras pasaba las manos por mi cabello. —
Sí, estoy aquí —respondió con voz insegura. La estaba asustando pero sólo
necesitaba un minuto para asegurarme de que no me había dejado. Que no había
arruinado esto por completo. No quería ser como su padre. El hombre perdido y
vacío que había visto ayer no era quien siempre quise ser. Y sabía que lo sería sin
Blaire a mi lado—. ¿Estás bien? —preguntó.
Asentí, pero mantuve mi cabeza en su regazo. Continuó tratando de
calmarme, acariciándome suavemente. Cuando estuve seguro de poder hablar sin
romperme completamente, levanté la cabeza para mirarla.
—Te amo. —La forma en que lo dije fue tan feroz que casi sonaba como si
estuviera maldiciendo.
Una sonrisa triste y pequeña tiró de sus labios. —Lo sé y no pasa nada.
Entiendo. No voy a hacerte elegir. Sólo quiero que seas feliz. Te mereces ser feliz.
He tenido mucho tiempo para pensar en ello y voy a estar bien. No tienes que
preocuparte por mí. Soy fuerte. Puedo hacer esto por mi cuenta.
No estaba siguiendo lo que decía. ¿Qué hacía por su cuenta? —¿Qué? —
pregunté, repitiendo sus palabras en mi cabeza.
—Hablé con mi papá hoy. Lo sé todo. Es difícil de comprender, pero todo
tiene más sentido ahora.
¿Abe había venido aquí? Vino y le contó todo. Ella sabía... pero lo que decía
todavía no tenía sentido.
—Bebé, tal vez es porque no he dormido mucho en los últimos ocho días, o
porque estoy tan aliviado de que estés aquí, pero no entiendo lo que estás tratando
de decirme.
Una lágrima brillaba en sus ojos. Me levanté de un salto y tiré de ella en mi
regazo. No quería hacerla llorar. Pensé que esto era una cosa feliz. Ella sabía la
verdad, siempre la había sabido, su mamá era tan pura y sincera como creía. Yo
estaba en casa y listo para ser todo lo que se merecía en su vida. Moriría para
hacerla feliz.
178
—Te amo, y porque te amo te estoy dejando ir. Quiero que hagas de tu vida
lo que quieres. No quiero ser una cadena alrededor de tu pierna.
—¿Qué acabas de decir? —pregunté cuando las palabras “dejarme ir” se
Página
Blaire
N
ecesito estar dentro de ti —susurró Rush en mi oído mientras
besaba a lo largo de mi mandíbula y deslizaba sus manos debajo de
mi camiseta de tirantes.
—Bien —le contesté, tratando de alcanzar su camisa y tirando de ella por
encima de su cabeza. Él se rió y levantó las manos para que me fuera más fácil,
después me quité la parte de arriba también.
—Maldita sea, han crecido desde que me fui —murmuró, ahuecando cada
uno de mis pechos en sus manos—. ¿Hay... leche en ellos ya? —preguntó.
—No —me reí.
—Estoy tratando muy duro de no ser un hombre sobre esto, pero no puedo
evitarlo. Estoy jodidamente emocionado al respecto —admitió ante mirándome a
través de sus pestañas mientras ponía un pezón en su boca.
—Oh —gemí y agarré su cabeza para mantenerlo allí. De alguna manera, se
habían puesto aún más sensibles. Con cada tirón de su boca, mi clítoris palpitaba.
Era como si hubiera una línea directa entre ambos.
180
—Quitemos esas bragas —dijo Rush con la boca llena mientras tiraba de mis
bragas. Me relajé y las deslicé hacia abajo con su ayuda. Él dejó de chupar un
pezón sólo para ir al otro.
—Mierda —gruñó, deslizando un dedo dentro de mí—. Estás mojada.
Página
—Todo lo que quieras, bebé. Eso sí, no me pidas que perfore nada al sur de
mi cintura.
Levanté las cejas. Yo no había pensado en eso. Antes de que pudiera decir
Página
nada más, Rush estaba empujando dentro de mí, y todos los otros pensamientos se
alejaron. Me estaba llenando y estirando, y todo fue perfecto en el mundo otra vez.
—¡Mierda! ¿Cómo llegaste a estar tan apretada? —jadeó Rush por encima de
mí, mientras sus brazos temblaban teniendo mi espalda.
Tiré mi cabeza hacia atrás y levanté las caderas. Era mejor. No había
pensado que eso podría mejorar. —Es más sensible —logré decir con un grito
ahogado.
—¿Te duele? —preguntó, tirando hacia atrás. Me agarró el culo y me
sostuvo.
—¡NO! Es bueno. Es muy bueno. Más duro, Rush. Por favor. Se siente
increíble.
Rush gimió y se terminó de hundir en mi interior. —No voy a durar mucho
tiempo. Estás muy apretada. Me voy a venir. —Él dejó de moverse, y poco a poco
se echó hacia atrás. Yo estaba tan cerca. No quería que fuera más despacio. La
sensación que cada embestida enviaba a través de mí era increíble. Necesitaba más
de él. Lo empujé hacia atrás con toda la fuerza que tenía. Se sentó, mirándome
mientras yo rápidamente me subía sobre él y me dejaba caer duro y rápido.
—¡Santa MIERDA! —gritó agarrando puñados de mi cabello.
Me moví hacia arriba y hacia abajo en él, mientras mi cuerpo se encontraba
cada más cercano al éxtasis.
—Bebé, me voy a venir, ¡ARRRRGGGGHHHH! —gritó Rush. Entonces,
agarró mi cara y me besó con una fiereza que me envió al borde con él. Gritando en
su boca, fui golpeada con la liberación mientras él me abrazaba con fuerza,
saboreando y chupando mi lengua en su boca. Me dejé caer sobre él y me abracé a
su cuerpo. Nos quedamos allí, jadeando en silencio. Mi vagina se mantenía
contraída como si mi cuerpo estuviera experimentando réplicas. Cada vez que lo
hacía, Rush gemía.
Cuando estuve segura de poder hablar de nuevo, incliné mi cabeza hacia
atrás y lo miré. —¿Qué acaba de pasar? —pregunté.
Él se rió y negó con la cabeza. —No lo sé. Sólo sacaste el jodido el infierno
182
fuera de mí. Te lo juro, ese va directo al libro, bebé. No creía que podría ser mejor y
acabas de demostrarme que estaba equivocado. Santo infierno, eres salvaje.
Enterré mi cara en su pecho y me eché a reír con él. Yo había estado un poco
Página
fuera de control.
—Más vale que esto no sea una cosa de las embarazadas, o tu pequeño culo
caliente va a vivir embarazado durante los próximos treinta años.
43
Traducido por Anna Banana
Corregido por Melii
Rush
S
ostenía la mano de Blaire entre la mía y miraba por encima de su
hombro mientras ella hojeaba una revista paternal. Todas las
fotografías de pañales y artículos para bebés eran terroríficas. No se lo
quería admitir, pero la idea de un bebé estaba empezando a asustarme. Los senos
grandes, el sexo en medio de la noche y dulces caderas de Blaire eran grandes
ventajas y era fácil de olvidar exactamente por qué eso estaba sucediendo.
—Blaire Wynn. —La enfermera llamó su nombre y miré el diamante en su
dedo. En dos semanas ese nombre iba a cambiar. Estaba listo para ello. No me
gustaba que la llamaran Wynn. Ella ya era Blaire Finlay para mí.
—Esos somos nosotros —dijo, sonriéndome antes de ponerse de pie. Muy
apenas su barriga se notaba. No estaba seguro cómo era que íbamos a poder ver
algo más grande que un chícharo pero Blaire me aseguraba que en realidad
podríamos ver al bebé. Que ya tenía brazos y piernas, tan loco como eso sonara.
No solté su mano mientras nos guiaban a la sala de examen. La enfermera
me miró varias veces. Más vale que no estuviera a punto de decirme que no iba a
poder entrar porque yo iba a estar presente le guste o no. Ya era hora de que viera
a mi bebé.
183
—Ya casi —le dije antes de mirar a Blaire quien estaba de un color rojo
brillante. No pude evitar reírme—. Cámbiate, sexy. Voy a estar al otro lado.
Blaire asintió y salí de detrás de la cortina.
Página
billetera.
—¿Eres el hijo de Dean Finlay? —preguntó, por fin.
—Sí. Ahora vamos a ver a mi bebé —respondí.
La mujer asintió entusiasmadamente y se volvió para ver a Blaire. —La
máquina 3D está en una habitación especial. ¿Estás cómoda caminando a través del
pasillo en eso?
—¿Alguien va a verla? —le pregunté poniéndome enfrente de Blaire,
porque yo no estaba cómodo con eso.
La enfermera abrió la puertita de un gabinete y tiró de una manta. —Toma,
envuélveme esto alrededor de ella.
La envolví hasta que estuvo completamente cubierta. Blaire presionó sus
labios tratando de no sonreír. Le guiñé un ojo y le di un beso en la nariz.
Caminamos por un largo pasillo donde pasamos a otra pareja y al doctor de Blaire,
quien preguntó por qué estábamos cambiando de habitación. La enfermera
rápidamente le dijo que yo había pagado por el ultrasonido 3D y el doctor parecía
muy complacido mientras nos siguió a la habitación.
Blaire se acostó en una mesa y comenzaron a prepararla mientras yo me
senté a esperar pacientemente. Una vez que tuvieron su estómago descubierto, la
enfermera puso un poco de gel transparente en él y luego se volvió hacia mí.
—¿Quieren saber el sexo del bebé?
—Pregúntale a la madre —le respondí, molesto porque me preguntó a mí en
lugar de Blaire.
—Me gustaría saberlo —dijo Blaire, mirándome.
—Yo también —dije.
Luego el doctor comenzó a mover algo sobre el estómago de Blaire y un
ruido de latidos pequeños llenó la habitación. Era más rápido de lo normal. —¿Es
ese el latido de mi bebé? —pregunté, poniéndome de pie porque estar sentado ya
era imposible. Mi corazón latía tan fuerte como el de la pantalla.
—Sí, lo es —respondió el médico—. Y allí…allí est{ él —dijo.
Me quedé mirando la pantalla mientras una pequeña vida comenzó a tomar
forma.
186
pantalla. Ese era nuestro bebé. Iba a tener un hijo. Joder…Estaba a punto de llorar.
Fin
Escena Extra
187
Página
Grant
Traducido tamijimflower
E
ra un niño. Un bebé. El bebé de Rush. ¿Cuán jodidamente loco sonaba
eso? Era algo que yo nunca pensé que vería. Rush, siendo papá,
parecía la cosa más absurda del planeta. Claro que estuvo ahí para
Nan toda su vida, sin embargo esto era diferente. Este era realmente su bebé.
Me encontraba de pie al otro lado de la barra, viéndolo mostrar a cualquiera
que se detuviera el tiempo suficiente la foto en su mano. Él y Blaire consiguieron
una de esas cosas donde se ve al bebé en su vientre. Ahora, Rush tenía una
colección de fotos de su hijo y se las presumía a todo el mundo. ¿Quién hubiera
pensado que una maldita mujer podría volverlo tan suave? No es que me quejara.
Me gustaba el nuevo Rush. Él tenia algo por que vivir ahora.
Me moría de ganas de salir a la calle y fumarme un cigarrillo a escondidas.
Tenía los nervios de punta. Había llamado a Nan dos veces en los últimos dos días
y aun no me devolvía ninguna de mis llamadas. Desde que fue dada de alta del
hospital, ella estuvo diferente. Todo era diferente. Yo no estaba de acuerdo con eso
y si ella quería seguir así me vería en la necesidad de perseguirla.
—Que significa esa expresión en tu cara —Me preguntó Blaire mientras se
188
detenía a mi lado. Su voz siempre con ese fuerte acento. No podías saber si era una
chica dura del sur o una dulce chica que te hacía pensar en cosas traviesas al
escuchar su voz.
Me obligué a apartar los pensamientos de Nan de mi cabeza. Ya trataría con
Página
ella más tarde. Esta noche, era de mi hermano, su prometida y el bebé que traerían
al mundo en unos pocos meses.
—Lo siento. Necesito un cigarrillo. Supongo que se nota —susurré. Blaire
conocía mi secreto. También sabía que Rush odiaba que yo fumara, así que lo
mantenía en secreto. Un pronunciado ceño tocó su frente, pero no me regaño.
—Ese bebé tendrá mucha atención. Será algo divertido de ver —le dije
asintiendo con la cabeza hacia el hombre que los dos mirábamos mientras él
volvía a contar la historia de las pataditas del bebé durante el ultrasonido.
—Nunca esperé esto... Ya sabes, este tipo de reacción. Si no estuviera ya
completamente enamorada de él, esto haría que lo amara mucho más —respondió
ella con voz soñadora.
—Oí que habrá una boda en un par de semanas, en lugar de meses. Eso es
emocionante —Otra cosa que me desconcierta. Rush emocionado por ser padre era
una cosa, pero Rush casándose era otra. El hombre estaba loco por esta chica.
—No quiero verme enorme y gorda en mi vestido de novia. Rush puede
cambiar de opinión si me ve contoneándome así hacia el altar —El tono burlón de
su voz enmascaraba un miedo real. Lo podía saber por la forma en que se quebró
su voz.
Aparté la mirada de mi hermano y la miré. —Espero que estés bromeando.
Porque nada obligaría a Rush a alejarse de ti. Tienes que saberlo. Él te eligió.
Cuando tuvo que elegir, fue a ti a quien escogió. Estoy orgulloso de él por pensar
en sí mismo por una vez y hacer lo que quería. Eres buena para él, Blaire. Nunca
ha tenido a nadie que cuide de él de la manera en que tú lo haces. Quiero decir, le
quiero y todo, pero esto es diferente.
Lágrimas poblaron sus ojos y sollozo. Mi intensión no fue molestarla. Sólo
fui honesto. El chico la necesitaba como si fuera el aire para respirar. Su vida giró
en estar disponible para todos y contener la locura que corría por las venas de su
madre. Con Blaire, sencillamente era feliz. Me gustaba verlo feliz.
—No llores, por favor. Piensa en mí y en cuan fuerte me golpeara Rush si se
da cuenta que estoy haciéndote llorar —Le supliqué mientras tomaba su mano y le
daba un pequeño apretón.
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Una risa suave escapó de sus labios y sollozó nuevamente, luego se limpió
la lágrima que se había deslizado. —Son lágrimas de felicidad. Sucede mucho
últimamente. Son las hormonas del embarazo.
Blaire cambió su atención de mí a Rush. La diversión en su mirada me hizo
Página
preguntarme cual era la razón. Jimmy, un empleado del club, estaba coqueteando
abiertamente con Rush. Él no lo hacía en serio. Sabía que Rush tenía dueña y era
obvio que Jimmy adoraba a Blaire.
—Tengo que ir a rescatar a Rush. Jimmy tiene una vena maligna. Hace esto
solo para poner a Rush en aprietos. Desearía que no fumaras, pero si necesitas
tomar un descanso yo te cubro —dijo con una pequeña sonrisa antes de ir hacia
Rush.
190
Página
Woods
R
ush Finlay de verdad estaba haciendo esto. Actuaba como un padre
orgulloso. Me alegré. Él debía estarlo. Luchó por la chica y la
consiguió. Yo nunca tuve ninguna oportunidad. Desde que estuvo
embarazada, no quise nada más. Solo quería que Rush se hiciera cargo. No era
justo para ella hacer frente a todo esto sola.
Blaire era como un pequeño pajarito herido que necesitaba cuidados
especiales. Los hombres se sentían atraídos por eso. Diablos, yo me sentía atraído
por eso. El gen masculino necesita proteger. Pero la responsabilidad que viene con
ello no es algo que todos queremos, por lo menos yo no. Ni siquiera si incluye una
hermosa rubia.
Prefiero divertirme con una mujer fuerte y salvaje que solo quiera pasarla
bien. En este momento, es todo lo que yo necesito. Con lo estresado que me siento
por la forma en que mi padre me está acosando sobre este trabajo y la necesidad de
probarme ante él, no puedo cuidar a una mujer frágil. Pero necesito una
distracción. Una sexy distracción en forma de chica mala con unas piernas muy
largas.
Tomando un sorbo de Bourbon, salí de detrás de la barra del club y fui
hacia Rush y Blaire. Ya era hora de felicitarlos apropiadamente y mirar las fotos de
las que estaban tan orgullosos.
Los ojos verdes de Blaire se encontraron con los míos al mismo tiempo que
191
yo me acercaba. Era difícil no perderse en ellos. Ese fue mi primer error con Blaire.
Quedar atrapado por la forma en que te veían. La chica tenía los genes de su
madre, por que su padre no era muy atractivo que digamos.
─Déjame verlo ─dije y el rostro de Blaire se iluminó con una sonrisa y me
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