Está en la página 1de 6

Introducción

Alrededor del campo de acción de las intervenciones psicosociales existen


algunos sectores que son competencia de otras disciplinas, como, por ejemplo, los
representantes del derecho, del área de la salud y social. Áreas que no son mutuamente
excluyentes, sino que se permean y se enriquecen bidireccionalmente para alcanzar los
objetivos con mayor eficiencia y eficacia.

Para aquello, es importante que el lugar de la academia y de las instituciones


superiores en general, apunten a un mayor análisis estratégico de la situación con el fin
de no solo criticar el modelo socioeconómico imperante en la actualidad, que por sí
mismo, no es negativista sino más bien por su uso exacerbado y desregulado,
característica inherente al mismo sistema.

Por ende, las voces de la academia son esperadas para el empleo de soluciones
que permitan la reducción de los riesgos laborales ya no solo a nivel físico como se ha
ido desarrollando en los último años, sino también al nivel mental, sobre todo por el
avance tecnológico en muchas áreas, por la reducción de empleos, despidos y por el
mayor requerimiento de formación para la ocupación ya no solo también de un puesto
sino de una multifuncionalidad, situaciones que conllevan una sobrecarga a nivel físico
y mental y que se traduce el denominado distrés o estrés negativos.

Por tal razón, el presente ensayo se aboca a la consideración de dos vías de


acción en intervención psicosocial; la primera línea dirigida al análisis de las
capacidades individuales necesarias y suficientes para la realización de ciertas
actividades laborales y la segunda la valoración del sistema de producción o de
organización y clima laboral que incidan como factores de riesgo para ciertas
enfermedades psicosociales. En este punto, es menester que la voz del psicólogo se
refuerce con la de las demás disciplinas.
Desarrollo

En el ámbito laboral existen algunas cuestiones que son imprescindibles de


considerar, principalmente las relacionadas con los denominados factores psicosociales
desfavorables o de riesgo. La razón más obvia se encuentra en la producción de efectos
problemáticos dignos de atención, tales como ausentismo laboral por dificultades en la
salud en general. (Morilla, Borrego, Orgambídez, & Vásquez, 2019 , pág. 135). No
obstante, el enfoque psicosocial y en específico la intervención psicosocial se encuentra
con grandes retos, principalmente con el modelo socioeconómico imperante, al cual es
necesario transcender y no solo modificar que sería inviable, transcender significaría
pasar un límite que supuestamente es infranqueable. En este caso, tomando las palabras
de Flores Osorio Jorge (2018) “es necesario que los psicólogos denuncien las
condiciones infrahumanas de trabajo y las prácticas represivas de los empleadores
cuando los trabajadores se atreven a cuestionar la dinámica laboral de explotación”
(pág. 40).

En el estudio de Porras Velásquez & Parra D´aleman (2018) se mencionan los


cambios ya conocidos por la hipermodernidad, las obligadas adaptaciones ocurridas en
el ámbito laboral, demandas excesivas que generan malestares en el personal laboral lo
que a su vez afecta al nivel productivo de la organización o industria. Esta realidad
evidente se puede extrapolar al ámbito Universitario, donde en algunas ocasiones el
cumplimiento a un programa pensado para la obtención de profesionales capaces de
responder a las demandas del mercado capitalista sin un pensamiento crítico sobre la
cuestión genera la reproducción de un sistema muchas veces poco saludable, es decir,
genera malestares en el ámbito de trabajo o de formación e impiden la obtención de
satisfacción en sus respectivas actividades. En relación con el ámbito Universitario,
Rojas, Flores & Guaya (2021) mencionan que: “las personas pueden experimentar
estrés laboral cuando las exigencias laborales exceden sus recursos mentales y físicos,
las cuales pueden ser consideradas o no amenazantes o dañinas dependiendo de la
capacidad del individuo” (pág. 2).

En esta situación ¿Dónde se enfocaría la intervención Psicosocial? Es imperante


mencionar sobre la complejidad en relación con la percepción subjetiva de los agentes
estresores y la capacidad para responder a ellos. Por tal motivo, los anteriores
argumentos no intentan deshacerse de la responsabilidad social del profesional sino de
pensar hasta que punto puede responderse humanamente y como puede intervenir la
psicología social al respecto. En tal perspectiva, concuerdo con Martín Baró (1979) en
lo siguiente: “La universidad no puede quedarse en una simple investigación y denuncia
de la realidad, tiene que ir más lejos tiene que crear y promover modelos viables de
transformación en todos los ámbitos” (pág. 24).

En el estudio se demuestra que el reduccionismo no es una opción viable para la


aplicación de planes de intervención psicosocial. Es decir, es relevante reconocer las
formas de organización laboral que se elaboraron obligadamente para responder a la
competitividad voraz del modelo capitalista. Al respecto, Henry Laura (2018) refiere:
“los trabajadores ya no solo sufren las enfermedades y accidentes tradicionales, sino que
se han acrecentado de manera extraordinaria la incidencia de trastornos psíquicos y
emocionales” (pág. 172). En este sentido, se da a notar una clara lucha discursiva, la
competitividad exacerbada del capitalismo que postula: rendir al máximo o quedar al
margen y el ámbito intelectual, específicamente los postulados de la psicología social y
de la salud: es necesario considerar el aumento de efectos negativos en la salud por
causa de la competitividad sin límites.

América Latina ha sido denominada la cuna de los países en vía de desarrollo, lo cual
denota un claro retraso a nivel científico y productivo. Desde esta perspectiva, es clara
la desesperación a nivel de competencias socioeconómica con las demás naciones, el
problema es el costo social con el cual paga la clase obrera. Ya Becerra Gastón (2015)
otorgo una bidireccionalidad importante: “El individuo no solo es producto de su
contexto, sino que también es productor de este por medio de una praxis. La forma
resultante del vínculo es la de una estructura-estructurante” (Becerra, 2015, pág. 3). Es
decir, la intervención psicosocial posee un papel relevante y decisivo como
representante del mundo académico y promotor de las políticas saludables de las
organizaciones. Alvis Rizzo (2009) afirma lo siguiente al respecto: “La Intervención
Psicosocial es una actividad dirigida a la solución de problemáticas sociales, que
privilegia la participación de los intervenidos con los interventores en la construcción de
cambio social y emancipación” (pág. 4).
Establecer una crítica los modos exacerbados de trabajar que conllevan a un
paroxismo psicobiológico no implica ser un promotor de la mediocridad sino de evaluar
ciertas condiciones que escapan ya sea a la personalidad del trabajador, de sus
capacidades y de las posibilidades humanas. Desde un punto de vista de la personalidad,
Morilla et al., (2019 ) explican dos posibles efectos de las demandas laborales
mediados por rasgos de personalidad. El primero hace referencia al: “Engagement que
puede entenderse como ciertos aspectos que ayudan a los/as trabajadores a mostrar
entusiasmo en el desarrollo de su labor. El segundo refiere al síndrome del quemado o
Burnout caracterizado por el agotamiento o nula motivación” (pág. 135).
Como último punto, es importante considerar los efectos o alcances de la
intervención psicosocial en las políticas o formas de producción de una organización
para minimizar las consecuencias negativas de manera integral. A este respecto Peiró
José (2004) menciono que es menester considerar los “daños psicosociales como una
consecuencia de una inadecuada prevención de riesgos” (pág. 180).
Otro dato importante aportado por Peiró José (2004)es que “trabajar va siendo
cada vez menos una actividad física y pasa a ser sobre todo una actividad mental, de
procesamiento de información, de solución de problemas y de gestión de la
incertidumbre” (pág. 182). En esta perspectiva, es importante tener en cuenta el campo
de acción del profesional y de la profesión como tal en comparación con los retos, a
veces insuperables, que plantean ciertas organizaciones a sus empleados como parte de
la sociedad hiper-competitiva actual.
Es decir, le corresponde al profesional investigar hasta que punto llega su rango
de acción tanto en intervenciones en las particularidades laborales de cada empleado
como en las políticas de sistemas de trabajo que, muchas veces, desconsideran la salud
mental, emocional y anímica del empleado. Los profesionales de la psicología social en
conjunto con otras profesiones como los de derecho y salud pueden apelar al
reconocimiento de sus investigaciones y aplicar objetivamente al campo de la salud
laboral.
Conclusión
El profesional de la psicología debe poder generar y ampliar las voces de la
academia, de la educación superior, en apelación principalmente de la salud laboral y el
bienestar psicosocial de todos sus empleadores. Precisamente, los dirigentes,
administradores y demás líderes institucionales son formados por la academia, es en
está donde se puede reconsiderar formas de laborar de producir y ofrecer servicios con
el mínimo de riesgo para la salud integral.
La problemática radica en que la globalización, el fenómeno de masa y la
tecnociencia ha avanzado con desmesura generando diversos fenómenos como el
síndrome de burnout, distrés social, angustias y crisis nerviosas. Estas manifestaciones
están ubicadas en la intersección de dos sistemas, verbigracia, a nivel macro, las
políticas excesivamente demandantes de alguna organización y a nivel micro las
capacidades y deficiencias de los empleados para el desempeño de una o múltiples
funciones.
Por tal motivo, se concluye que el profesional de la psicología debe poder
organizarse multidisciplinariamente en conjunto con la academia para el alcance, previo
análisis situacional y consideración del rango de acción profesional, de los objetivos de
bienestar psicosocial y la reducción de riesgos eventuales y efectos permanentes en la
salud.

Referencias
Alvis Rizzo, A. (2009). APROXIMACIÓN TEÓRICA A LA INTERVENCIÓN. Revista Electronica de
Psicologia Social. Poiésis .

Baró, M. (1979). Haciendo Universidad. El Salvador : FUPAC.

Becerra, G. (2015). Enrique Pichon-Rivière: los orígenes de la psicología social argentina.


RELMECS.

Flores Osorio, J. M. (2018). Martín Baró descentrado de la psicología. Teoría y crítica de la


psicología. Obtenido de http://www.teocripsi.com/ojs/

Henry, M. L. (2018). Salud Laboral en el escenario prodcutivo actual. Revista de Ciencias


Sociales . doi:http://dx.doi.org/10.26489/rvs.v32i44.8

Morilla, A., Borrego, Y., Orgambídez, A., & Vásquez, O. (2019 ). ASPECTOS PSICOSOCIALES Y
CALIDAD DE VIDA LABORAL EN LOS/AS PROFESIONALES DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL .
Revista de Ciencias Sociales. Prisma Social. .

Peiró, J. (2004). El sistema de trabajo y sus implicaciones para la prevención de los riesgos
psicosociales en el trabajo . Universitas Psychologica .

Porras Velásquez, N., & Parra D´aleman, L. (2018). Creencias irracionales como riesgo
psicosocial de la adicción al trabajo desde la perspecva de la Psicología de la Salud
Ocupacional. Interacciones. Obtenido de
https://www.redalyc.org/jatsRepo/5605/560558981004/560558981004.pdf

Rojas, J., Flores, G., & Guaya, I. (2021). Principales aspectos metodológicos en el estudio del
estrés laboral en personal universitario: Una revisión sistemática. Revista Digital de
Investigación en Docencia Universitaria. doi:https://doi.org/ 10.19083/ridu.2021.1248

También podría gustarte