SEMINARIO MAYOR SAN OSCAR ARNULFO ROMERO

Catedra: Historia de la Iglesia contemporánea

Catedrático: Pbro. Mauricio Portillo
Alumno: Jose Osmel Vigil Colato fecha: 30/09/21
Revolución francesa y la Iglesia

La ilustración es el detonante mas amplísimo del que se demarca el punto de partida

de la revolución francesa. Los pensadores con sus círculos de pensamiento postulaban
cambios profundos en los cuales el pensamiento derrocaría al régimen. La razón, la
Igualdad y la libertad fueron elementos fundamentales. La desigualdad social fue la gota
que derramo el vaso, con el cual el pueblo se exaspero por la deplorable vida que
estaban llevando y e entablo la lucha para derrocar el imperio.

Luego de los esfuerzos perpetrados por el pueblo que se reflejan de sobremanera en

la toma de la Bastilla, se procedió a ejercer un nuevo camino legislativo, con la
asamblea constituyente, en el cual se establece que el poder reside en el pueblo.

La revolución francesa acaba con la monarquía, aparta el esblecimiento de lo

religioso, hay muchos sacerdotes y nobles que son asesinados en la guillotina, todo esto
en medio de crisis económicas graves para el pueblo. Se establece una constitución
laical del clero, a la cual Pio VI se opone, y al final todo acaba con Napoleón Bonaparte
quien se proclama emperador, algo que es risible, pues la revolución derroca al rey y
proclama un emperador. Esto trajo como fruto mas poder a la burguesía, capitalismo,
secularismos, se toma el elemento del bienestar social, se da una gran división en la
Iglesia francesa y asi mismo también se perpetra el anticlericalismo.

Se planteaba una sociedad sin tradición, así también, la Iglesia estaba llamada a
asumir su tradición, en este periodo de fuerte crisis surgieron también muchos mártires
y apóstoles que no desfallecieron. Estas vicisitudes provocaron no solo aspectos
negativos como la privación de privilegios y bines, sino que, fueron invitados a vivir
con una fuerza mayor el radicalismo evangélico.

En nuestra época, es importante observar tantos sucesos que se proponen como

medios de consecución de la libertad, todos generan muerte, dolor y al final siempre
terminan en lo mismo. La Iglesia debe por sobre todo permanecer fiel a los principios
evangélicos y al misterio de Cristo, esto le permitirá alumbrar en medio de las
oscuridades que el mundo ofrece.