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Seminario Mayor San Oscar Arnulfo Romero

Catedra: Eclesiología

Catedrático: Pbro. Alejandro Constante

Alumno. Josè Osmel Vigil Colato fecha: 23/09/21

«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificare mi Iglesia» (Mt 16,18). Estas palabras son
muy significativas para comprender la génesis de la eclesialidbad, quizá pedro nunca
pensó todo lo que vendría después y seguiría a lo largo de los siglos. La Iglesia ya ha
caminado bastante, experimentando a lo largo del tiempo altos y bajos, que demuestran
que camina en el tiempo. En la actualidad con el papa Francisco se han utilizado mucho
los términos: “reforma y renovación”, han surgido diversas posturas respecto a su actuar
conforme al caminar de la Iglesia. Ya hace tiempo, uno de los grandes pensadores que ha
tenido nuestra Iglesia Ives Congar había hecho uso de estas palabras explicando el
verdadero sentido de las mismas y como cada una de ellas ha hecho presencia en la
historia, a partir de su pensamiento tenemos claro una cosa: la Iglesia necesita de
renovación. Pero no cualquier renovación, ella necesita de una verdadera renovación.

Congar propone dos métodos para realizar esta renovación, que en resumidas cuentas
consiste en establecer una relación dialógica ente la tradición patrística de la cual debemos
impregnarnos y luego la actualidad, es sorprendente como pretende establecer una
simbiosis dialéctica con una clara pretensión hermenéutica (aclaro: muy aterrizada) que
busca adaptar elementos muy puntuales del pasado a las necesidades del presente. A lo
largo del tiempo han habido muchos intentos por querer “reformar” la Iglesia, pero
muchas veces esto se realiza de modo mecánico, racional que repetidas veces depara en
un cisma, por el contrario la verdadera renovación es un desarrollo continuo del don
inicial porque necesita volver a la tradición, y necesita regresar constantemente a esas
enseñanzas fundamentales, no solo con simples citas vacías o carentes de profundización,
sino con un deseo de adaptación de ello al presente, son La Sagrada Escritura, la liturgia
y la Tradición patrísticas, fermentos necesarios que ayuden a que el futuro avance con
mayor claridad, no obstante es necesario evitar el racionalismo que puede transgredir este
esfuerzo, siempre se necesita del teólogo pero también este tiene que estar lleno de la
tradición y viceversa.
La dinámica de este volver tiene que estar regulada por los principios de la tradición
que la orienten a las raíces evangélicas, que propiciara un esfuerzo continuo de un
desarrollo adaptador que propicie la unidad y el avance de la Iglesia, no de forma personal
y racional sino desde el evangelio, desde la humildad, buscando arreglar las desgatadas
sandalias de la Iglesia. Termino con una frase de San Oscar Romero que nos pone en
consonancia con el pensamiento de el gran Ives Congar y con una pregunta: «la Iglesia
no es recuerdos, no es espejo retrovisor nada más. La Iglesia va caminando hacia adelante
y necesita también de perspectivas nuevas. Demos gracias que toda una tradición nos ha
traído a este momento en que hay fe en el pueblo» (Homilía 26 de noviembre de 1978, V
pp. 318-319) ¿En el hoy de nuestra historia, en que hay una crisis de sentido y de fe, que
renovación puedo dar yo a la Iglesia?

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