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El autor también explica que existen dos formas en las que los niñ os crean enunciados,

las universalistas y las particularistas. Las primeras se refieren a aquellas que dan significado al
objeto que se quiere describlos niñ os en un mundo de significaciones y entramados simbó licos,
se diferencian entre unas y otras en la manera en la que predominan unos asuntos u otros.
Algunas escuelas está n má s enfocadas en la importancia de la creació n de sentidos, en el
desarrollo de la imaginació n de los niñ os, en el desarrollo de las emociones y la percepció n de
las mismas, etcétera, mientras que otras encuentran má s dificultades para orientar a los niñ os a
que se desarrollen de forma ó ptima.

necen a clases má s desfavorecidas, pues las familias con menos capital cultural tienen menos
capacidad para transmitir conocimientos culturales y lingü ísticos a los niñ os, y porque éstos
acuden a colegios en los que la formació n es de má s bajo nivel. Se han calificado a estos jó venes
como aquellos que tienen deficiencias lingü ísticas, culturales. A ese problema, Bernstein,
sugiere que la educació n compensatoria no es una solució n. Cuando esos niñ os no tienen
siquiera medios materiales para aprender correctamente, cuando los colegios a los que acuden
no está n preparados para ofrecer una educació n que garantice los niveles esperados, el
problema no reside en que estos niñ os nestos niñ os no dispongan de capacidades suficientes
para alcanzar los niveles esperados de formació n, sino que la formació n que se les ofrece no es
tan provechosa como la que se imparte en otros colegios a los que acuden niñ os má s
privilegiados.

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