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conflicto armado.
Gloria-Patricia Zuluaga-Sánchez - Carolina Arango-Vargas. 2013.
Eran las 5:30 a.m. Había total silencio y nos atrevimos a salir para presenciar lo
ocurrido. Lo primero que observamos fue un arroyo de sangre que corría por los
andenes. Ya cuando nos dirigimos al lugar de los hechos, nos encontramos con
semejante escena macabra.
Otra historia fue cuando nos sacaron de las casas. Formaron con nosotros dos
filas, a lado y lado de la calle, para presenciar cómo torturaban a la señora N
antes de asesinarla. A ella la sacaron de la casa; estaba bañando a la nieta de
meses de nacida, que quedó en la bañera. Luego del crimen, Juli, la hija de N,
estaba tirada en la calle gritando su dolor, y esa gente la obligó a callarse con
insultos y amenazas, también apuntándole con el fusil.
Otra fue cuando hicieron venir a un señor a pie desde la Proveedora, y sin dejarlo
descansar, lo acribillaron a balazos. La calle quedó inundada de sangre. Y, por
ese estilo, cuando menos se esperaba, encontrábamos cadáveres en los lugares
oscuros y aislados del pueblo.
Lo último fue cuando “los paras” se metieron a mi casa. Ellos buscaban al señor
Guillermo, cuñado de mi esposo. Mientras unos lo buscaban, otros me apuntaban
con el fusil a la cabeza. Mis hijos, que eran aún muy pequeños, me preguntaban si
él iba a matarme y él, muy agresivo, me reprochaba porque los niños decían esas
cosas. Yo le respondí que eso era lo que estaban presenciando en la actualidad.
Por último, me dijeron que abandonáramos el pueblo.
También recuerdo que tiempo después de toda esa violencia, y cuando los grupos
al margen de la ley abandonaron el pueblo, con unos vecinos recorrimos algunos
espacios y encontramos lugares de la escena macabros. Por ejemplo, en un
monte que bauticé El Monte de la Pasión se apreciaban árboles chorreados de
sangre, pedazos de tela ensangrentados, escarbaderos, tumbas cavadas y olores
putrefactos. En otro sector se apreciaban tumbas con personas medio enterradas:
manos asomadas, pedazos de ropa y otros. También encontramos un señor
colgando en un alambre de púas.
Gracias a Dios, hemos superado muchas cosas. Todavía hay heridas por sanar,
pero la vida continúa.”
Con ellos también se recuperan los cultivos de caña, café, cacao, maíz y fríjol, que
se comercializan gracias a nuevas placa huellas. También están motivados por la
dotación tecnológica y mobiliaria de dos centros de salud y la escuela, que hoy
recibe a nuevos estudiantes.
Esas tierras que vuelven a ser cultivadas fueron abandonadas en la época más
cruenta del conflicto armado. “La vereda Maracaibo tenía 480 habitantes y
quedaron solo tres personas. Fue una ola de violencia que se tomó a esta zona:
por donde quiera que pasaban los grupos armados dejaban solo desolación y
muerte”, recuerda la lideresa.
Por eso hay satisfacción en la comunidad por el avance de los planes de retornos
y reubicación de desplazados, que benefician a casi 300 familias de un
corregimiento y siete veredas.
Según Luis Humberto Ortega, otro habitante que regresó tras sufrir el
desplazamiento forzado, “estas obras mejoran nuestra la vida porque el transporte
hasta el pueblo demoraba 3 ó 4 horas, ahora con las placa-huellas nos
demoramos una hora y media para llevar nuestros productos. Y tenemos mejores
centros de salud y escuelas para nuestros jóvenes que quieren salir adelante”.
Por su parte, Wilson Córdoba Mena, director de la Unidad para la Reparación a las
Víctimas en Antioquia, explicó que así se “avanza en la recuperación del tejido
social en 30 municipios focalizados con 67 planes de retorno y reubicación para
que las víctimas que regresaron permanezcan en sus tierras con mejores
condiciones de vida y vuelvan a ser autónomas y las comunidades productivas”.
Gracias a estos planes, miles de familias en Antioquia se han beneficiado con
dotaciones para emprendimiento de 2.223 unidades productivas (negocios
familiares) y 247 proyectos comunitarios. Entre estos, insumos agropecuarios,
materiales para construcción de escuelas, centros de salud, acueductos, casetas
comunales, canchas deportivas, parques y placa huellas.