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El zar y la camisa

Estando enfermo un , dijo: «Daré la mitad de m i reino a quien me cure». Todos


los sabios se reunieron para buscar una manera de curarlo, pero ninguno de ellos
sabía cómo hacerlo. Solo uno de los sabios declaró que el zar podría sanar y que para
ello bastaba encontrar a u n hombre feliz, quitarle su camisa y pedirle al zar que se la
pusiera.

E l zar mandó buscar a un hombre feliz, pero sus enviados recorrieron en vano todo
el imperio. Encontrar u n hombre que estuviera contento con todo parecía imposible:
uno era rico, pero enfermo; otro tenía buena salud, pero era pobre; otro que gozaba
de buena salud y riqueza, tenía una mujer y unos hijos poco amables; todos se que-
jaban de algo.

Una tarde en que pasaba delante de una p e q u e ñ a ^ , el hijo del zar oyó a alguien en
el interior, que decía: «Gradas a Dios, trabajé bien, comí bien y ahora voy a dormir;
¿qué más puedo pedirle a la vida?». E l hijo del zar saltó de júbilo y ordenó que le
quitaran la camisa a aquel hombre, que le dieran tanto dinero como quisiera por ella
y se la Uevaran al zar. Los enviados entraron en la casa del hombre feliz para quitarle
la camisa, pero como era tan pobre n i siquiera tenía una camisa.

TOLSTOI, León. La ratonáta-niña y otros cuentos. Bogotá: Norma, 199L

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