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Este documento es una oración a San José pidiendo su protección y auxilio. Se le pide que voltee sus ojos benignos hacia la herencia de Jesucristo y socorra las necesidades de los fieles. También se le pide que proteja a la descendencia de Jesucristo, aleje toda mancha de error y corrupción, y defienda a la Iglesia santa de sus enemigos como protegió a Jesús cuando era niño.
Este documento es una oración a San José pidiendo su protección y auxilio. Se le pide que voltee sus ojos benignos hacia la herencia de Jesucristo y socorra las necesidades de los fieles. También se le pide que proteja a la descendencia de Jesucristo, aleje toda mancha de error y corrupción, y defienda a la Iglesia santa de sus enemigos como protegió a Jesús cuando era niño.
Este documento es una oración a San José pidiendo su protección y auxilio. Se le pide que voltee sus ojos benignos hacia la herencia de Jesucristo y socorra las necesidades de los fieles. También se le pide que proteja a la descendencia de Jesucristo, aleje toda mancha de error y corrupción, y defienda a la Iglesia santa de sus enemigos como protegió a Jesús cuando era niño.
A Vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra
tribulación y después de implorar el auxilio de vuestra
Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que, con su sangre, adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades. Proteged, oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, a la escogida descendencia de Jesucristo. Apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción. Asistidnos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha contra el poder de las tinieblas. Y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora defended a la Iglesia santa de Dios de las acechanzas de sus enemigos y de toda adversidad; y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir, y alcanzar en el Cielo la eterna bienaventuranza. Amén.