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BANALIDADES

(Rodrigo Hagar)

Son las que empapan el discurso habitual;


el son de gracia.

Llenos de discursos manipulados, adaptados y convenidos,


nos regocijamos de la gloria y el porvenir,
apartando la mirada de la muerte.

Porque la muerte viene a mostrar precisamente


la ausencia de brillos,
el fin de la condecoración por la actividad humana:
es el paso a lo silente,
por deriva natural
del curso de las cosas.

¿Puedo ver este porvenir


vital y marchito,
sangrado y maravilloso,
sin afanes de intencionar
alguna caída,
algún beso,
alguna necesidad de refugiarme para siempre?

Necesidades tenemos
- y grandes -
por nuestras banalidades:
discursos de gloria que elevan luces de neón
en medio de la asfixia.

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