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La noticia había llegado aquella misma mañana y era que don Juan, el
traidor hermano menor del rey Sancho IV, se había unido a los
musulmanes, ¡Traición infame! Pero lo que realmente preocupaba en ese
momento al caballero cristiano era que don Juan había tomado años antes
bajo su tutela al mismísimo hijo de don Alonso, Pedro, algo común en esa
época, y ahora lo tenía como prisionero en el campamento moro. No había
tenido más noticias, pero después de los intentos fallidos de tomar el
castillo ese día, don Alonso esperaba lo peor.
Don Alonso hizo silencio. El sacerdote gritó de indignación ante acto tan
cobarde. La guardia pidió permiso para tomar al infiel y despedazarlo. Pero
don Alonso seguía en silencio. Con un breve ademán de su brazo mandó
callar a sus hombres. No iba a permitir que se asesine a un enemigo con
bandera de parlamento, por más infame que fuera el mensaje que llevaba.
Miró a su amigo y consejero fray Francisco a los ojos y el sacerdote pudo
notar en los suyos la lucha que sufría ese valiente hombre en su interior: se
le pedía el mayor de los sacrificios. Con lágrimas en los ojos, pensando en
su hijo y en el dolor de su madre, tomó una decisión. No habría duda en su
respuesta, era delegado del rey y no entregaría la ciudad. Don Alonso le
ordenó al musulmán que desmontara de su corcel y este obedeció. El
alcalde desenvainó un puñal que llevaba en la cintura y lo entregó en
manos del mensajero:
Sería su propio puñal y no otro el que tomara la vida de su hijo, sabía que
él lo entendería. El jinete, sorprendido, tomó el arma y, ante tamaño acto de
valor y sacrificio, no pudo sino inclinar la cabeza con respeto. Montó
nuevamente de un salto y partió al galope con la respuesta. Don Alonso lo
siguió con la vista un rato y ante el silencio de todos los que lo
acompañaban, menos de fray Francisco que en voz baja elevaba una
oración por el alma del joven Pedro, ordenó regresar y preparar las
defensas para los asaltos del día siguiente.
VOCABULARIO
Almenas: cada uno de los prismas que coronan los muros de las antiguas fortalezas para
resguardarse en ellas los defensores ante ataques enemigos.
Plaza: población fortificada.
Fray: fraile.
Alazán: pelaje de caballo de matiz marrón claro, formado por mezcla de pelos amarillos
y tonos rojos, como el de la canela. El árabe afirma: “El caballo ha sido creado “alazán
tostado”.
Puñal: arma blanca de acero y de mucha punta que lleva cruz o guardia entre la
empuñadura y la hoja.