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En los siglos VII y VIII existían dos teorías de la luz, una que proponía Isaac Newton y
que explicaba la luz como un torrente infinitesimal de partículas, y otra preferida por
Cristian Huygens que decía que la luz era una onda. Ambos genios se enfrentaron en
acaloradas discusiones sobre la luz. Huygens decía que el éter era el medio elástico por
el cual se propagaba la luz como onda; y Newton respondía: ¿cómo puede explicarse el
éter si no puede percibirse?
En una época en que las ondas conocidas como el sonido solo se propagan con ayuda de
un medio elástico, el científico inglés Thomas Young fue célebre por su experimento de
la doble rendija que mostraba la naturaleza ondulatoria de la luz. En 1801 hizo pasar un
rayo de luz a través de dos rendijas paralelas sobre una pantalla generando un patrón de
bandas claras y oscuras demostrando que la luz es una onda.
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A finales del siglo XIX el físico y matemático James Clerk Maxwell propuso que
siendo la luz de una naturaleza ondulatoria, necesitaría un medio en el que propagarse
con una velocidad que dependería de la naturaleza del medio. Dada la elevadísima
velocidad con la que la luz se desplaza en el espacio, se postuló que este medio debía
ser una sustancia de una densidad inapreciable y con un coeficiente de elasticidad
enorme que permearía todo el universo. A esta sustancia se la denominó éter por su
similitud con el concepto griego original.
En 1964 Peter Higgs desarrolló un mecanismo que dotaba de masa a las partículas
dentro del modelo estándar de física de partículas. El campo de Higgs es un campo
cuántico que abarca todo el universo y que dota a las partículas de masa, debido a la
interacción del bosón de Higgs con las partículas elementales. El 4 de julio de 2012 la
Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) anunció la observación de
una nueva partícula cuyas características coincidían con el bosón de Higgs. Este
descubrimiento lleva implícito la existencia del campo de Higgs. Dicho campo sería
imponderable y se encontraría en todo el universo. Sus características recuerdan a las
del éter que había descartado Einstein a principios del siglo XX.