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La poesía española posterior a 1936

Las circunstancias políticas y sociales marcan decisivamente la poesía de este periodo. En 1939 el
panorama poético es el siguiente: Lorca y Antonio Machado, muertos; Miguel Hernández, encarcelado
hasta su muerte en 1941 (su Cancionero y romancero de ausencias, es un ejemplo de poesía íntima,
dedicada a su mujer y a su hijo, centrada en sentimientos de amor y frustración); Alberti, Salinas, Guillén,
Cernuda, Juan Ramón Jiménez y muchos otros, exiliados. De la Generación del 27 sólo permanecen en
España Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre.

1. La inmediata posguerra: años 40


Como en el resto de la cultura, en la poesía se da también una doble división: por un lado, “ La
España peregrina”, derrotada y desperdigada por el mundo; por otro, los que se quedaron en España. Éstos
comienzan a publicar en un ambiente de total ruptura con la brillante generación anterior (del 27). El primer
grupo poético de la posguerra es la Generación del 36, cuya obra se agrupa, según Dámaso Alonso, en dos
corrientes, aunque hay otras tendencias:

a) Poesía arraigada, cultivada por un grupo de poetas vinculados a la revista Escorial (revista de Falange
fundada en 1940), cuya labor continuará después en la revista Garcilaso. El ideal de los autores del
movimiento garcilasista se simboliza en la figura y en la obra de Garcilaso, poeta imperial, caballeresco y
amoroso. Los temas sobre los que van a escribir son la nostalgia por la España imperial y su paralelo en el
orden presente, el amor, la familia y el sentimiento religioso. Predominan las formas clásicas, sobre todo el
soneto. Autores: Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco, José García Nieto
y Rafael Morales.

b) Poesía desarraigada. La fecha de 1944 es clave por cuanto dos poetas del 27 impulsaron la renovación
poética de la posguerra y se funda la revista Espadaña (León).
Hijos de la ira (Dámaso Alonso) expresa la angustia del poeta, la rabia y el dolor ante la vida. Es un
grito de protesta que nada tiene que ver con la actitud serena y evasiva de los garcilasistas. Escrito con un
lenguaje inusual: léxico coloquial y versículo, en oposición al endecasílabo.
Sombra del paraíso (Vicente Aleixandre) es una exaltación del mito del paraíso perdido (infancia,
naturaleza)
Ambos libros son un revulsivo contra el afán de serenidad y perfección formal de los garcilasistas y
ofrecen una visión diferente, dolorosa y desarraigada, de la realidad.
El grupo de poetas vinculados a Espadaña está formado, además de por el propio Alonso, por José
Hierro, Victoriano Crémer,…y por las primeras obras de Blas de Otero y Gabriel Celaya.
Rasgos comunes:
■ Temas existenciales: el mundo caótico y deshecho, dominado por el sufrimiento y la angustia; la
religiosidad también está presente, pero con desesperanza y dudas
■ Es una poesía antiformalista, de estilo directo, más sencilla y menos preocupada por lo estético,
muy lejana del garcilasismo.
Este tipo de poesía contribuyó al proceso rehumanizador a través del compromiso existencial e
histórico con el hombre, lo que desembocaría en la poesía social.

c) Otras tendencias. Poetas que al margen de estas corrientes anteriores, establecen un puente entre los
movimientos de vanguardia (27 y surrealismo) y la poesía de los años 60 y 70.
● Postismo (abreviatura de postsurrealismo), fundado en 1945 por Carlos Edmundo de Ory,
reivindica la libertad expresiva, la imaginación y lo lúdico, frente a la poesía oficial dominante.
Rechaza la temática existencial y sus temas se centran en la rebeldía individual contra el
conformismo burgués.
● Grupo Cántico de Córdoba, un grupo de poetas que pretendió mantener vivo el espíritu de la
Generación del 27 a través de la reflexión intimista sobre experiencias de la vida cotidiana.

2. La poesía social: años 50


La poesía existencialista desembocó- como ocurre en la novela- en una poesía social. Los
problemas humanos se sitúan en un marco social concreto; se pasa del “yo” existencial al “nosotros”. La
nueva línea la marcan fundamentalmente tres obras: Historia del corazón de Vicente Aleixandre, Pido la
paz y la palabra, de Blas de Otero, y Cantos iberos, de Gabriel Celaya.
La poesía se define como “comunicación” (V. Aleixandre), dirigida “a la inmensa mayoría” (Blas
de Otero) y no se limita a la manifestación de un malestar íntimo o de angustia existencial, sino que aspira a
convertirse en testimonio y denuncia de la realidad histórica y social de España con el objeto de
transformarla: “La poesía es un arma cargada de futuro” o “es un instrumento, entre otros, para transformar
el mundo” (G. Celaya); “El poeta es una conciencia puesta en pie hasta el fin” (Aleixandre).
■ Los temas se basan todos en la realidad social y política: la solidaridad, la represión, las injusticias
sociales, la falta y el anhelo de libertad, el mundo del trabajo, y, sobre todo, el tema de España (el
de la España coetánea, vista con un marcado enfoque político, tal y como lo trató antes que ellos
Antonio Machado) y el inevitable recuerdo de la guerra. Algunos títulos son ilustrativos al respecto:
Que trata de España, Blas de Otero; España, pasión de vida, Eugenio de Nora.
■ Estéticamente es una poesía en la que el contenido predomina sobre la forma; esto explica el tono
narrativo y el lenguaje sencillo, coloquial y directo (“escribir como quien respira”, dice Celaya).

3. La renovación poética: años 60


Llevada a cabo por un grupo de poetas que alcanzan su plenitud poética a lo largo de los 60: Ángel
González, Jaime Gil de Biedma, Jose Ángel Valente, Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Jose
Agustín Goytisolo,…Casi todos ellos comienzan en el camino de la poesía social y evolucionan hacia otra
en la que tiene más peso el intimismo, la expresión de la experiencia personal (de aquí la denominación de
poesía de la experiencia para esta corriente).
● Temática: retorno a lo íntimo: evocación de la infancia y la adolescencia como paraíso roto
(guerra) o perdido (paso del tiempo), nostalgia, tristeza por el paso del tiempo, el amor, la amistad;
en general, los aspectos cotidianos de la vida personal, si bien con un tratamiento distanciado,
escéptico o irónico en muchas ocasiones.
● Aspectos formales: voluntad de estilo y rechazo del “prosaísmo” de la poesía social; sin embargo,
no caen en actitudes vanguardistas, sino que se quedan en un tono cálido, conversacional y
antirretórico. Es frecuente el uso del humor y la ironía como distanciamiento de lo tratado.

4. La poesía de los años 70: los “novísimos”o Generación del 68


Los novísimos son poetas nacidos tras la guerra. En su formación cultural y en sus temas ocupa un
lugar importante la cultura de los medios de comunicación de masas como el cine (Marilyn), la música
(jazz, folk, rock), los cómics, la televisión, la política (pacifismo, guerra de Vietnam, Che Guevara)… Y
todo ello reflejado con tonos graves o tonos frívolos y lúdicos. Son poetas de esta generación: Vázquez
Montalbán, Martínez Sarrión, Félix de Azúa, Ana Mª Moix, Leopoldo Mª Panero…Defienden la
autonomía del arte, la autosuficiencia del poema, frente a todo compromiso social o político. Como
consecuencia, muestran una gran preocupación por el lenguaje y sus posibilidades experimentales,
inspirándose para ello en el vanguardismo formal y, sobre todo, en el surrealismo: destrucción del discurso
lógico, imágenes sorprendentes, collage…En sus poemas podemos encontrar influencia de los medios de
comunicación de masas- mass media- la incorporación de nuevos mitos, gusto por el cine, la televisión, el
cómic, los carteles, la publicidad, la música jazz, folk, rock e incluso lo camp (pasado de moda).
Los temas personales (infancia, amor, erotismo…) alternan con ”lo público” (guerra de Vietnam, la maldad
de la sociedad de consumo). Los tonos graves de íntimo malestar alternan con la provocación y frivolidad.
La poesía de estos años es rica cantidad y calidad. Algunas de las líneas más destacadas son:
- El Culturalismo, donde destaca Antonio Colinas con una poesía serena inspirada en el arte y en
diversas manifestaciones culturales.
- El Clasicismo, destacando Luis Alberto de Cuenca, de amplia formación grecolatina, con toques
clásicos y eruditos.
- El Barroquismo, inspirado en la poesía española del XVII.
A mediados de los 70 surge una nueva promoción de poetas que abandona el esteticismo y el
preciosismo deslumbrante de la estética culturalista. Se toma un rumbo más individualista: son los
postnovísimos (Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca y Jaime Siles), que se caracterizan
por pasar del culturalismo a la vida; es decir, rechazan la frivolidad esteticista buscando un mayor
intimismo, un nuevo espíritu romántico.

Estos autores evolucionan, en torno a 1980, hacia una escritura menos experimental e irracionalista,
con un lenguaje poético más arraigado a la tradición. Su preocupación se centra en las cuestiones
existenciales del yo-poético o inquietudes espirituales más profundas. En definitiva, en ellos se advierte la
necesidad de expresar vivencias complejas o muy intensas en un lenguaje aparentemente sencillo.

5.- Últimas tendencias


En los años 80 brota una nueva sensibilidad lírica cuyos rasgos más destacados son:
- Sobriedad expresiva, el narrativismo y el tono coloquial, enlazando con la poesía de los 50, bajo el
magisterio de Gil de Biedma.
- Vuelta a la métrica tradicional (sin abandonar la práctica del verso libre) el humor, la parodia y el
gusto por lo íntimo y lo individual, que lleva a los poetas a expresar sus experiencias personales que
pueden ser comunes a las de sus lectores, con los que se establece una especie de complicidad.

En esta tendencia poética, denominada poesía de la experiencia, conviven autores a veces muy
distintos. Con todo, carácter urbano, temas realistas, intimismo, interés por lo cotidiano y tono coloquial
están presentes en los versos de Luis Alberto de Cuenca, Julio Llamazares, Felipe Benítez Reyes,
Carlos Marzal… El más conocido del grupo es Luis García Montero, autor de poemas de amor
cotidiano y compartido (Habitaciones separadas).

Por otra parte, son muchos los poetas que en los últimos años han cultivado otras dos tendencias, el
minimalismo y el conceptualismo, a menudo reunidas en una sola, también llamada poesía del
silencio. Inspirados en la poesía pura y con José Ángel Valente como uno de sus maestros, estos autores
rechazan todo exceso verbal, buscan la esencia conceptual en poemas breves y densos, y se proponen
cugerir por medio de silencios. La cultivan Andrés Sánchez Robayna, Julia Castillo y Amparo Amorós.

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