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Las circunstancias políticas y sociales marcan decisivamente la poesía de este periodo. En 1939 el
panorama poético es el siguiente: Lorca y Antonio Machado, muertos; Miguel Hernández, encarcelado
hasta su muerte en 1941 (su Cancionero y romancero de ausencias, es un ejemplo de poesía íntima,
dedicada a su mujer y a su hijo, centrada en sentimientos de amor y frustración); Alberti, Salinas, Guillén,
Cernuda, Juan Ramón Jiménez y muchos otros, exiliados. De la Generación del 27 sólo permanecen en
España Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre.
a) Poesía arraigada, cultivada por un grupo de poetas vinculados a la revista Escorial (revista de Falange
fundada en 1940), cuya labor continuará después en la revista Garcilaso. El ideal de los autores del
movimiento garcilasista se simboliza en la figura y en la obra de Garcilaso, poeta imperial, caballeresco y
amoroso. Los temas sobre los que van a escribir son la nostalgia por la España imperial y su paralelo en el
orden presente, el amor, la familia y el sentimiento religioso. Predominan las formas clásicas, sobre todo el
soneto. Autores: Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco, José García Nieto
y Rafael Morales.
b) Poesía desarraigada. La fecha de 1944 es clave por cuanto dos poetas del 27 impulsaron la renovación
poética de la posguerra y se funda la revista Espadaña (León).
Hijos de la ira (Dámaso Alonso) expresa la angustia del poeta, la rabia y el dolor ante la vida. Es un
grito de protesta que nada tiene que ver con la actitud serena y evasiva de los garcilasistas. Escrito con un
lenguaje inusual: léxico coloquial y versículo, en oposición al endecasílabo.
Sombra del paraíso (Vicente Aleixandre) es una exaltación del mito del paraíso perdido (infancia,
naturaleza)
Ambos libros son un revulsivo contra el afán de serenidad y perfección formal de los garcilasistas y
ofrecen una visión diferente, dolorosa y desarraigada, de la realidad.
El grupo de poetas vinculados a Espadaña está formado, además de por el propio Alonso, por José
Hierro, Victoriano Crémer,…y por las primeras obras de Blas de Otero y Gabriel Celaya.
Rasgos comunes:
■ Temas existenciales: el mundo caótico y deshecho, dominado por el sufrimiento y la angustia; la
religiosidad también está presente, pero con desesperanza y dudas
■ Es una poesía antiformalista, de estilo directo, más sencilla y menos preocupada por lo estético,
muy lejana del garcilasismo.
Este tipo de poesía contribuyó al proceso rehumanizador a través del compromiso existencial e
histórico con el hombre, lo que desembocaría en la poesía social.
c) Otras tendencias. Poetas que al margen de estas corrientes anteriores, establecen un puente entre los
movimientos de vanguardia (27 y surrealismo) y la poesía de los años 60 y 70.
● Postismo (abreviatura de postsurrealismo), fundado en 1945 por Carlos Edmundo de Ory,
reivindica la libertad expresiva, la imaginación y lo lúdico, frente a la poesía oficial dominante.
Rechaza la temática existencial y sus temas se centran en la rebeldía individual contra el
conformismo burgués.
● Grupo Cántico de Córdoba, un grupo de poetas que pretendió mantener vivo el espíritu de la
Generación del 27 a través de la reflexión intimista sobre experiencias de la vida cotidiana.
Estos autores evolucionan, en torno a 1980, hacia una escritura menos experimental e irracionalista,
con un lenguaje poético más arraigado a la tradición. Su preocupación se centra en las cuestiones
existenciales del yo-poético o inquietudes espirituales más profundas. En definitiva, en ellos se advierte la
necesidad de expresar vivencias complejas o muy intensas en un lenguaje aparentemente sencillo.
En esta tendencia poética, denominada poesía de la experiencia, conviven autores a veces muy
distintos. Con todo, carácter urbano, temas realistas, intimismo, interés por lo cotidiano y tono coloquial
están presentes en los versos de Luis Alberto de Cuenca, Julio Llamazares, Felipe Benítez Reyes,
Carlos Marzal… El más conocido del grupo es Luis García Montero, autor de poemas de amor
cotidiano y compartido (Habitaciones separadas).
Por otra parte, son muchos los poetas que en los últimos años han cultivado otras dos tendencias, el
minimalismo y el conceptualismo, a menudo reunidas en una sola, también llamada poesía del
silencio. Inspirados en la poesía pura y con José Ángel Valente como uno de sus maestros, estos autores
rechazan todo exceso verbal, buscan la esencia conceptual en poemas breves y densos, y se proponen
cugerir por medio de silencios. La cultivan Andrés Sánchez Robayna, Julia Castillo y Amparo Amorós.