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Esta estrategia está relacionada con la anterior, ya que busca que los niños identifiquen en los
propósitos y fines de las acciones ideas que les permitan iniciar la construcción de las nociones de
los valores éticos que reconocen en la escuela. La importancia de tales nociones —que nacen de lo
concreto— reside en que constituyen el insumo que les permitirá, en un futuro, entender el
concepto mismo de valores.
Construir nociones no es lo mismo que elaborar definiciones. Estas últimas son descripciones
cerradas, lo que nos dice el libro o el diccionario. En cambio, las nociones se construyen y, por lo
tanto, son permeables y dinámicas, van cambiando y se complejizan con cada vivencia.
ADEMAS esta estrategia consiste en que los niños observen las motivaciones e intenciones que los
llevaron a elegir sus normas de convivencia y encuentren en ellas elementos que les permitan, por
un lado, diferenciar los valores y, por otro, elaborar generalizaciones sobre estos.
Indicador: Identifica en las motivaciones, intereses y fines de las acciones ideas que le permiten
construir las nociones de los valores éticos que se practican y reconocen en su ambiente cercano
(hogar, comunidad y escuela).
Esta estrategia supone tres pasos, que detallaremos en los párrafos siguientes.
Esta estrategia presupone que hayamos construido normas de convivencia con nuestro grupo. El
primer paso consiste en revisar los acuerdos –necesitamos que estén a la vista de todos al momento
de la actividad– y recordar cómo fue su proceso de construcción: • Usar un volumen de voz que nos
permita dialogar.
Anotamos las intervenciones en la pizarra. Luego, vamos identificando algunas palabras clave que
aparecen en ellas y las anotamos en una columna aparte. Después podemos pedir a algunos
voluntarios que relacionen las palabras clave con las oraciones y que expliquen el porqué de la
relación.
• Mis cosas son mías. Si yo quiero las presto, pero si no, nadie debe tocarlas.
• A mí me gusta participar, pero a mis compañeros no les gusta que los interrumpa.
En esta etapa, dejemos que todos los que quieran participen. Mientras más relaciones establezcan,
mejor. Se darán cuenta de que detrás de lo que les gusta o de lo que les desagrada no solo hay un
valor, sino varios. Debemos decirles que pueden elaborar las relaciones que ellos consideren
apropiadas
Una vez que hayan terminado de relacionar, podemos pedirles que, en parejas, elijan dos o tres de
los valores, los que más les gusten, los que les parecen más importantes, los que creen que es
necesario trabajar en el aula… Pensemos en el criterio de elección que nos parezca adecuado para
el grupo. Una vez hecha la selección, les pedimos que piensen en ejemplos en los que se aplican
estos valores. Abramos el abanico de posibilidades y motivemos a pensar no solo en ejemplos del
aula, sino también en situaciones de la casa de cada uno o de la comunidad. l Hablamos de respeto
cuando…
En el siguiente ciclo podemos pedir a los niños que piensen cuál de los valores incluye a otros, es
decir, cuál es más general. Luego, que elaboren ejemplos que expliquen esta subordinación. Por
ejemplo:
“Cuando respetamos a una persona, la escuchamos con atención”, “Cuando respetamos a alguien,
lo tratamos con amabilidad”