Está en la página 1de 20

VIA CRUCIS

MEDITADO

1ª Estación: Jesús es condenado a


muerte

Te adoramos Cristo y te bendecimos,


que por tu santa Cruz redimiste el
mundo.

Jesús, fuiste entregado


aquella noche por Judas. Tu
cuerpo fue entregado a la muerte.
Pero… ¿Y tu Corazón?... Tú
Corazón se adelantó a
entregarse… “Yo soy”…”tengo
poder para dar la vida”…

1
Hoy, mañana, hasta el fin
de los siglos, seguirás, Jesús,
dejándote entregar a la muerte,
por Amor. Cada hombre que peca
gravemente, te hace morir en su
alma, no te permite Señor, seguir
viviendo en él. Cada pecado leve te
entrega Jesús, si no a la muerte,
sí al dolor. El pecado del mundo,
mi pecado, cada día, es noche en
que entrego Jesús a la muerte.

Judas te entregó, Señor, al


sanedrín; el sanedrín te entregó a
Pilato; fuiste entregado por Pilato
a Herodes; Herodes te entregó a
Pilato; y, éste, te entregó al pueblo.
Jesús sigue siendo entregado de
unas manos a otras… entregado a
la muerte. Cada pecado entrega a
Jesús. ¿Te entrego yo, Jesús?

2
2ª Estación: Jesús carga con la Cruz

Contra ti, contra ti solo pequé


Señor. Ten piedad y misericordia de
mi.

“El que quiera seguirme


cargue con su cruz cada día y me
siga”…

Cada hombre recorre el “vía


crucis” de su vida, llevando el
peso de su cruz. Tú, Jesús,
recorriste el Vía Crucis llevando
sobre ti el peso de todas las
cruces de todos los hombres. No
fue una sola cruz, sino la mía con
cada circunstancia dolorosa y la
de cada alma y cada cuerpo.

Tu Cruz, Señor, “como


signo”, fueron dos trozos de palo
seco, en la cruz que pesó sobre

3
tus hombros “como Misterio” iba
cada corazón oprimido y agobiado,
consecuencia del pecado. En la
cruz que llevaba y pesaba sobre ti,
iba cada historia humana.

¿Podrá medirse el peso de


la Cruz del Hijo de Dios?

¿Habrá medidas humanas


para conocer la distancia mística
entre el Pretorio y el Gólgota?
¿Quién sondeará la opresión y
sentimientos de Jesús?

3ª Estación: Primera Caída de Jesús

Cometií la maldad que aborreces,


Señor.

Jesús se anonadó, se hizo


pecado, se abajó hasta caer por

4
tierra, por el fango del pecado…;
y, levantándose, sobrellevó la
caída, quería dar la vida, llegar
hasta el fin del Amor, la Cruz.

Solo la vida divina, el Amor,


da fortaleza para levantarse en las
caídas, como se levantó Él, y
seguir adelante en el camino de la
vida, vía crucis, hasta llegar al
Calvario, donde se entrega la vida
en remisión de los pecados.

Cada alma tiene su


momento supremo, “su hora”, el
momento de su muerte, el
momento del fin del grado de
amor que haya alcanzado en la
tierra y que será el amor que
entregue al Padre en reparación
del desamor, que es el pecado.
Nada ni nadie me quitará la
vida, ni la enfermedad, ni las

5
persecuciones, peligros… ¡Tú
tienes poder para sostener mi
vida! Creo, Señor, que no me
llevarás hasta que haya llegado al
fin del amor querido para mí. Creo
en Ti, confío en Ti, me abandono
en Ti. Déjame, Señor, en cada
Eucaristía ofrecer contigo el
sacrificio incruento de mi vida,
ofrecer mi muerte, ese amor del
fin de mi vida.

4º Estación: María acompaña a


Jesús durante su Vía Crucis.

Oh Dios crea en mi un corazon


puro, renuévame por dentro con
espiritu firme!

En María ya no vive ella, es


Jesús quien vive. Ella carga la
Cruz de Jesús, con Jesús; Ella cae

6
con Jesús, se levanta con Jesús.
Ella va en el Corazón de Jesús,
Jesús va en el Corazón de su
Madre. Los dos recorren el mismo
Vía Crucis.

Haz, Señor, que mi cruz


solo sea tu Cruz. Si es tu Cruz ¡oh
Jesús!, María irá conmigo.

Que en la vía dolorosa de


mi vida, yo sienta tu compañía,
Madre mía.

Madre llena de aflicción, de


Jesucristo las llagas, grabad en mi
corazón.

5ª: Estación: El Cireneo ayuda a


Jesús a llevar la Cruz.

7
Te adoramos Cristo y te
bendecimos, que por tu santa Cruz
redimiste al mundo.

Echaron mano de un tal


Simón de Cirene…, no sabía que
llevaba… el peso de la Cruz de
Cristo. Fue el segundo, la primera
fue su Madre, en cooperar a
cargar con el peso de los pecados
del mundo.

Que no tema, Señor, mi


pobreza, mi ignorancia, la miseria
de mi alma, cuando deseo cargar
contigo los pecados del mundo.
Señor, dame tu gracia para
reconocer que, en cada pequeña
o gran penalidad, estoy llevando
tu Cruz, mi parte de cruz que tu
quieres que lleve contigo.

8
No basta un acto de la
voluntad, decir quiero llevarla
contigo, ¡no! Es necesario tomar,
coger, padeciendo la penalidad de
la cruz, reparando y expiando.

Tras las manos de las


criaturas que echarán mano de
mí, está la mano del Padre que dio
a su Hijo, a su Cuerpo Místico
para la Redención.

Alcen espiritualmente mis


manos con el sacerdote en la
Eucaristía, cada día, tu Cuerpo
Señor, que no levantes solo el
peso de la Cruz, te ayuden
nuestras manos.

6ª Estación: La Verónica enjuga el


rostro de Jesús

9
En la sentencia tendrás razón, en el
juicio resultarás inocente.

Todos se alejaron huyendo


la noche del prendimiento de
Jesús.
Cargando con la Cruz, un
alma “contemplando” tu Rostro
doliente, contemplando a Jesús,
obtuvo valor para acercarse y
enjugar tu Rostro. Fue el primer
corporal donde quedó impreso tu
Cuerpo, el Rostro de Jesús…
Tantos corporales a lo largo de la
Historia…, en cada Sacrificio de la
Misa donde se posa el Cuerpo
entregado de Jesús.

Cada vez que me acerco de


veras a la Eucaristía y le miro de
veras enjugo su Rostro doliente,
doliente sí, ahora en su Cuerpo
Místico. Una caricia hecha a

10
Jesús Sacramentado es una
caricia hecha también a todo
hombre. No dejando solo a Jesús
Sacramentado, no habrá hombre
solo en la tierra, misteriosamente.
En el alma que se acerca a
la Eucaristía quedan grabadas las
huellas del Rostro de Jesús y,
cuando sale a fuera,
resplandecen. La marca de
Jesús…TODOS UNO. El alma
eucarística sembrará unión.

Que cuantos me miren te


vean, Señor.

7ª Estación: Jesús cae por segunda


vez.

¡Señor, pequé! ¡Tened piedad y


misericordia de mií!

11
Pesan mucho los pecados
del mundo. Como el sacerdote,
una y otra vez, después de alzar a
Jesús que se entrega por
nosotros, dejar posar su Cuerpo
sobre el corporal; así el Señor,
una y otra vez, posa en tierra con
la carga de los pecados del
mundo.

Por tu inmensa compasión


borra nuestras culpas, Señor, que
somos pecadores.

8ª Estación: Lamento de las piadosas


mujeres

Enseñaré a los malvados tus


caminos, los pecadores volverán a ti.

“Mi yugo es suave y mi


carga es ligera…”

12
Si percibo que el yugo me
es suave y la carga ligera, señal es
de que llevo en mí la Cruz de
Cristo, la querida por el Padre
para mí. La Cruz de Cristo es Cruz
serena, Cruz de Amor, el amor
endulza y suaviza el dolor.

“No os lamentéis por mí,


hijas de Jerusalén”…; no os
lamentéis de la Cruz, si sois hijos
de Dios.

No me lamente por la Cruz


de Cristo, que me trae la
Salvación. Que me lamente,
Señor, por las cruces que vienen
de nosotros, pesadas y que llevan
a la perdición.

13
Devuélveme la alegría de tu
salvación, afiánzame con espíritu
generoso.

9ª Estación: Jesús cae por tercera


vez

Lava del todo mi delito, limpia mi


pecado, Señor.

Una y otra vez, a lo largo de


los siglos, Jesús cae por el peso de
nuestras caídas y vuelve a levanta
su Cuerpo, su Cuerpo Místico, con
la fuerza del Amor, ese Amor que
va dando la vida.

¿Levantaré con Él los


pecados del mundo colaborando a
la civilización del Amor, eligiendo
amar desde el no poder más…,
desde el cansancio del camino?

14
10ª Estación: Jesús se despoja de sus
vestiduras.

¡Oh Dios, crea en mí un corazon


puro!

Ha llegado la hora. El Amor


ha llegado hasta el fin. Jesús está
en la cima del monte Calvario.
Solo queda, para poder subir a la
Cruz y dar la vida, ser despojado
de todo. Solo quedará con el Amor
puro, desnudo de todo lo demás.
Toda posesión estorba para subir
a la Cruz.

Queda así al descubierto su


Cuerpo virgen. Es la primera vez
que queda a la vista de todos los
hombres su “Cuerpo expuesto”.

15
Queda al descubierto la
pobreza del hombre con la que ha
cargado,… ni vestidos, ni
criaturas,… “no llevéis báculo, ni
alforja, ni túnica de repuesto”.

Le han dejado sin nada,


ahora vive lo que proclamaron sus
labios, “no tiene ni donde reclinar
la cabeza”. Su cabeza se reclina
sobre el Padre y abandonándolo
todo, sin nada, va a morir en la
Cruz, con la única riqueza de su
Amor que brota a borbotones de
su Corazón.
11ª Estación: Jesús es clavado en la
Cruz.

Contra ti, contra ti solo pecamos,


Señor; ten misericordia de nosotros.

Ten han clavado a la Cruz.


Silencio. Jesús es el Cordero de

16
Corazón manso y humilde.
Crucificado. Silencio. Hacer
silencio y mirar al que es
crucificado con las manos abiertas
y los brazos de par en par para
acoger a todos los hombres que
viven sin ninguna esperanza.
Jesús es clavado en la Cruz para
ser contemplado. Es la mayor
declaración de amor de un Dios a
los hombres.

Así has quedado en la


Eucaristía para ser contemplado.
Clavado. Entregado. Callado.

¿Quién podrá medir la


acción misteriosa y real de éste
Jesús clavado en la Cruz, atado
en la Eucaristía, quieto,
entregado, callado? Sí, Señor, es
verdad, solo el amor es el
verdadero motor que puede mover

17
todas las cosas y hacer, construir
de veras.

12ª Estación: Jesús muere en la


Cruz.

Ha muerto el Señor. Ha
muerto con los ojos cerrados para
no ver nuestra maldad. Con los
pies clavados para esperarnos
siempre y con el Corazón abierto
de para en par, como nuestro
Salvador que da la vida para que
la tengamos en abundancia.
Acércate al Cristo muerto en la
Cruz y adora el misterio de Quien
nos ha amado hasta el extremo.

Contra ti solo pequé, Señor;


ten misericordia de mí.

18
13ª: Estación: El Descendimiento de
la Cruz y Jesús puesto en brazos de
su Madre.

Dolorosa que, junto a la


Cruz, te ofreces con Cristo
Crucificado por la redención del
mundo, acoge en tu seno virginal
a todos los hombres de nuestra
tierra que son crucificados por el
pecado, por la injusticia, por los
dramas que aquejan a nuestra
humanidad.

Ayúdanos a vivir en la
amistad con el Señor, y tú,
sostennos en tus brazos y
preséntanos a Cristo

Madre llena de aflicción, de


Jesucristo las llagas, gravad en
nuestro corazón.

19
14ª Estación: Jesús es sepultado

Un corazon quebrantado y humillado


Tu no lo desprecias, Señor.

Detrás de la muerte viene la


resurrección y la vida. Detrás de
la oscuridad viene galopando la
aurora. Aún en medio de nuestras
oscuridades y noches, siempre
hay estrellas que nos iluminan.
Cristo puesto en el sepulcro
resucitará. La muerte quedará
vencida por la vida que es Cristo.

20

También podría gustarte