Una invención es patentable si concurren en ella una serie de requisitos de
patentabilidad, tres en concreto:
Novedad, absoluta o universal. Este requisito presupone que la invención en cuestión no forme parte del llamado “estado de la técnica”, concepto que comprende toda la información a disposición del público antes de presentar la solicitud de patente. Se incluirá en el estado de la técnica todo lo que antes de la fecha de solicitud se ha hecho accesible al público a nivel mundial. Está claro que la novedad de la información que queremos proteger resultaría destruida si saliera a la luz en los medios de comunicación. Por tanto, el consejo que podemos dar es: antes de dar a conocer el resultado de una investigación (a través por ejemplo de una conferencia), primero es fundamental presentar una solicitud de patente. Actividad inventiva: requisito que subsiste cuando la invención no resulta del estado de la técnica de una manera evidente para un experto en la materia (especialista en el campo técnico correspondiente). Es decir, el experto en la materia, en el campo de la técnica a que se refiera la invención, relacionando sus conocimientos no podría llegar de una manera fácil y obvia a la invención. Por tanto, lo que se exige es un progreso tecnológico. Aplicabilidad industrial: cuando el producto o el procedimiento objeto de la patente puede ser reproducible y fabricable en cualquier sector de la industria, incluida la actividad agrícola.