Rory Miles - Serie Blood Mafia 01 - Blood Owed

TRADUCIDO POR: VALKARIN24

Si te topas con una guerra territorial y matas accidentalmente a
un lobo una vez, todo el mundo te quiere muerto.
Bueno, tal vez no en todo el mundo.
La Mafia de Sangre debería estar feliz de que yo haya eliminado
a uno de sus enemigos. En cambio, quieren usarme para su
propio beneficio.
Ahora que me han capturado, estoy decidida a escapar y
apuñalar a algunos vampiros cuando vaya saliendo. El único
problema es que mi libertad tiene un precio.
Mi corazón.
Mateo, Colt y Grayson le hablan a mi alma de una manera que
nunca esperé. Quiero odiarlos, pero no estoy segura de poder
escapar de ellos sin dejar una parte de mí atrás.

SINOPSIS ......................................................................................................................................... 3
CONTENIDO.................................................................................................................................... 4
NOTA DEL AUTOR ........................................................................................................................ 5
DEDICATORIA ................................................................................................................................ 6
CAPÍTULO UNO.............................................................................................................................. 7
CAPÍTULO DOS ............................................................................................................................ 14
CAPÍTULO TRES .......................................................................................................................... 22
CAPÍTULO CUATRO ................................................................................................................... 34
CAPÍTULO CINCO ....................................................................................................................... 37
CAPÍTULO SEIS ........................................................................................................................... 43
CAPÍTULO SIETE......................................................................................................................... 54
CAPÍTULO OCHO ........................................................................................................................ 63
CAPÍTULO NUEVE ...................................................................................................................... 69
CAPÍTULO DIEZ ........................................................................................................................... 78
CAPÍTULO ONCE ......................................................................................................................... 84
CAPÍTULO DOCE......................................................................................................................... 90
CAPÍTULO TRECE ....................................................................................................................... 94
CAPÍTULO CATORCE ............................................................................................................... 100
CAPÍTULO QUINCE .................................................................................................................. 111
CAPÍTULO DIECISÉIS.............................................................................................................. 117
CAPÍTULO DIECISIETE ........................................................................................................... 124
CAPÍTULO DIECIOCHO........................................................................................................... 141
CAPÍTULO DIECINUEVE ........................................................................................................ 147
CAPÍTULO VEINTE ................................................................................................................... 153
CAPÍTULO VEINTIUNO ............................................................................................................ 161
CAPÍTULO VEINTIDÓS ............................................................................................................ 168
CAPÍTULO VEINTITRÉS .......................................................................................................... 176
CAPÍTULO VEINTICUATRO .................................................................................................... 183
CAPÍTULO VEINTICINCO........................................................................................................ 187
CAPÍTULO VEINTISÉIS ........................................................................................................... 198
CAPÍTULO VEINTISIETE ......................................................................................................... 202
CAPÍTULO VEINTIOCHO ........................................................................................................ 208
CAPÍTULO VEINTINUEVE ...................................................................................................... 215
CAPÍTULO TREINTA ................................................................................................................. 224
NOTA DEL AUTOR .................................................................................................................... 229
ESPERA EL LIBRO # 2 ............................................................................................................ 230
EXPRESIONES DE GRATITUD ............................................................................................. 231
SOBRE EL AUTOR .................................................................................................................... 232

Hola y bienvenido al primer libro de la serie Blood
Mafia. Este es delirante. Hay temas oscuros que pueden
molestar a algunos lectores.
Espero que disfrutes de nuestra protagonista. Demi tiene

un cuchillo con tu nombre;).

Para todas las personas que desearían poder apuñalar a
alguien por ser estúpido (o imbécil), pero no lo hacen
porque prefieren no ir a la cárcel. Este es para ti, humano
violentamente hermoso.

DEMI
—¿Hola?— Dejo la comida en la isla y echo un vistazo a la sala de estar. Está
vacía, pero puedo escuchar la música de Kevin desde el dormitorio. Las
comisuras de mi boca se tiran hacia abajo cuando escucho la música que
usamos para crear el ambiente.
Alguien está azotando al mono.
Pasando un dedo por la pared de color crema, me dirijo al dormitorio. La
puerta está cerrada. No es del todo extraño, pero empiezo a tener esa
horrible sensación de hundimiento en mis entrañas.
Del tipo que te pasa cuando sabes que algo terrible está a punto de
suceder. Como en quinto grado cuando decidí usar pantalones blancos
después del Día del Trabajo. Tuve esta terrible sensación cuando terminé de
abrocharlos, pero lo ignoré. Más tarde esa mañana, tuve mi período y no me
había dado cuenta hasta que una mancha roja gigante cubrió mi trasero.
Lo que se asienta en la boca de mi estómago ahora se siente similar solo que
mil veces peor porque puedo escuchar la estúpida cabecera de madera
golpeando contra la pared.
No hay forma de que azotar al mono pueda hacer tanto ruido.
Abro la puerta con tanta fuerza que se estrella contra la pared. Entre la
música y la cama, Kevin no me ha notado. Pero ella lo hace, y la estúpida
hada me mira fijamente con una sonrisa de suficiencia. Su cabello rosado y
morado, -que se ve fabuloso en ella por cierto-, está pegado a su frente y
desordenado en la espalda.
Mis sábanas negras, mis sábanas, están arrugadas y levantadas por un lado
para revelar el colchón debajo. Se han esforzado mucho. Su piel tiene un
toque de rosa, y si no se hubiera estado tirando a mi novio, probablemente
me enamoraría de ella.
Soy así de tonta. Las hadas están entre mis tres seres Fae favoritos. Son
notoriamente malhumorados, bajos, pequeños y todo tipo de hombre las
ama. Aparentemente, Kevin no tiene inmunidad a su encanto porque aquí
está, haciendo que se le caigan los sesos.
Todavía no he dicho nada. Quiero decir, él nunca ha sido así conmigo. Él
está chocando contra ella, duro y áspero. La cama gime y cruje, amenazando
con romperse. Él no retiene su fuerza de cambiante con ella.

Lo que sea que esté haciendo parece funcionar para ella porque sus ojos se
ponen en blanco. Ella deja escapar un gemido gutural y él la acompaña. Lo
sé porque hace las cosas raras que siempre hace, aunque lo toma con más
fuerza de la que me he acostumbrado.
—Bueno, discúlpame, pero ¿qué diablos estás haciendo?— Digo, finalmente
encontrando mi voz.
Al menos lo dejé terminar. Pateo sus bóxers fuera del camino y me paro
junto a la cama, mirando al hada y al lobo. Probablemente no sea lo más
inteligente que puede hacer un humano.
—Mierda, Demi.— Kevin chilla. Sí, en realidad chilla cuando sale de su
conquista y se levanta de la cama. Cojo una de sus camisetas de banda al
azar, que nunca pone en la cesta, y se la tiro a la cabeza.
—Mierda ponte un poco de ropa —, le grito.
La hada se ríe y se sienta, dejando su cuerpo perfecto en exhibición. Sus
tetas son perfectas y alegres. Perra Hada.
—¿Esta es tu novia?— Suena tan decepcionada.
Me burlo de ella. —No me presiones, parada corta—.
—Cálmate, Demi.—
La hada se ríe de la reprimenda de Kevin.
El rojo nubla mi visión.
Empujo al hada hacia abajo y salto sobre la cama de una manera que me
sorprende incluso a mí. Levanto el puño y miro a mi exnovio y golpeó justo
en su boca. Su cabeza se mueve hacia los lados, para mi disfrute. Años de
entrenamiento en artes marciales mixtas han acumulado suficiente fuerza
como para saber que él lo siente. Puede que no se esté retorciendo de dolor,
pero lo siente.
Cuando su mirada se encuentra con la mía, brillan de color ámbar; su lobo
está cerca de la superficie.
—Oh, guárdalo, Kevin. Saca tu mierda y lárgate de mí apartamento —.
—Demi, vamos—, dice, como si él follar con alguien más, -un hada en eso-,
no fuera un motivo automático para el despido.
—Agarra. Tu. Mierda.— Grito las palabras. Mis puños están apretados y
lucho contra el impulso de golpearlo de nuevo. Puede que me haya salido

con la mía una vez, pero su lobo definitivamente hará acto de presencia si
lo golpeo de nuevo.
Toda la dinámica de poder entre los seres sobrenaturales y los humanos no
es justa. Independientemente de cuán inteligentes seamos o cuánta
tecnología desarrollemos, siempre serán más fuertes.
Estúpida mutación genética.
—Los humanos son tan emocionales—, dice el hada.
La miro por encima del hombro. Por supuesto que se está poniendo un
vestido magenta y se ve increíble en él. Los Fae y supes son diferentes. Los
Supes son humanos superiores, mientras que los Fae provienen de un
mundo completamente diferente. De ahí el cabello vibrante y la piel rosada.
¿Por qué no pudo haber elegido a alguien más feo?
¿Alguien que no sea un hada?
Kevin gruñe de acuerdo.
Hijos de putas lobos.
Cojo el libro que he estado leyendo de la mesita de noche y lo golpeo en la
cara con él.
—Te mostraré lo emocional, maldito animal—.
Antes de que pueda hacer otro swing, se movió parcialmente y me inmovilizó
contra el suelo. Su pecho palpita y sus ojos brillan más.
Mis agallas huyen, y dejo caer la mirada, sometiéndome a él antes de que
su lobo decida cortarme la cabeza de un mordisco.
—Increíble.— Su burla alborota mi cabello. Se levanta del suelo y se pone
de pie con un movimiento rápido.
—Largo.— Cierro los ojos, esperando a que se vayan.
Cuando se cierra la puerta principal, dejo escapar un gemido de
molestia. Debería haberlo castrado.
Rodando a mi lado, me levanto de la alfombra roja y me aliso el cabello
porque ahora es un desastre largo y enredado. Entro a la cocina para
agarrar mi teléfono, preguntándome todo el tiempo si iría a la cárcel por
prender fuego a mi cama. El dispositivo móvil se encuentra solo en la isla. El
saco con el que volvía a casa se ha ido.
El bastardo se llevó la comida.

Una lágrima rueda por mi mejilla.
Tenía muchas ganas de ese pollo a la naranja.
*****
Un timbre de trino llena la línea durante unos segundos antes de que una
voz familiar me reciba.
—Lexi—.
Mi mejor amiga respira entrecortadamente cuando escucha mi voz
abatida. —¿Qué hizo ese hijo de puta cambiaformas?—
—Una hada preciosa—. Miro la pared mientras hablo, sintiéndome separada
de todo.
Que se joda.
Kevin y yo salimos durante los últimos dos años. Le amaba. Yo confiaba en
él. Es difícil aceptar la completa y absoluta traición que siento. ¿Cuánto
tiempo lleva follándose con ella?
¿Una semana?
¿Un mes?
¿Más tiempo?
—Voy para allá. Dúchate y vístete —.
—No, Lex.— Digo, lloriqueando en el teléfono. ¿No puede dejarme
revolcarme en mi miseria?
—En serio, mujer. No me hagas darte una bofetada. Puedo oírte retirarte a
tu caparazón. Levántate, toma una ducha, ponte algo sexy —.
Yo suspiro. —Por favor, dime que habrá tequila—. Es posible que beber no
elimine el dolor de forma permanente, pero al menos será una buena tirita
para la noche.
—Solo lo mejor para ti, boo—.
Me río. —Okey.—
Después de la ducha más caliente que puede darme mi calentador de agua,
me envuelvo el cabello con la toalla. Me quedo desnuda frente al armario,
moviéndome entre la ropa. El club al que vayamos depende del estado de
ánimo de Lexi. La mayor parte de mi ropa para salir es modesta. En

comparación con lo que usan los sobrenaturales, mi ropa es francamente
conservadora.
La puerta de entrada se abre con un clic mientras continúo buscando algo
que Lexi apruebe. Lexi y sexy van de la mano. No porque las palabras
riman. Lexi tiene el pelo largo de color miel. Su piel está bronceada a la
perfección y la mujer tiene cejas para morirse. Además de todo eso, sus
labios son suaves, llenos y del color perfecto de rosa claro.
Mi amiga ha debilitado las rodillas de los hombres desde que cumplió la
mayoría de edad.
—Por favor, dime que no estás considerando seriamente el verde—.
Me giro, sonriendo burlonamente por el disgusto en su rostro.
—Veo que te dejas entrar—.
Agita su mano alrededor, la llave que le di brillando en el aire. —¿No era ese
el punto de esto?—
Resoplé. —Realmente no.— La llave es para emergencias o cuando salgo de
la ciudad con Kevin. En cambio, Lexi lo usa como una invitación abierta
para venir cuando quiera. Realmente no me importa; Lexi es Familia. Me
enfrento al armario de nuevo, sin importarme que ella se quede ahí mirando
mi trasero desnudo mientras elijo un atuendo.
Ella ha visto cosas peores.
Mis dedos rozan la tela negra. Lo saco de la percha y me meto en el vestido
de cuero. Es la pieza más atrevida que tengo. Un lado tiene una correa de
espagueti mientras que la parte superior del vestido se levanta y sobre el
otro brazo en una pieza más gruesa. Algunas bandas de tachuelas negras
se entrecruzan sobre mi estómago y partes de la falda están cortadas,
revelando partes de mis caderas y muslos.
Doy vueltas con las palmas hacia arriba. —Bueno, ¿lo suficientemente
bueno para ti?—
Sus labios se fruncen mientras silba. —Maldición mujer. ¿Dónde has estado
escondiendo ese número? —
—Lo estaba guardando para nuestro viaje a Las Vegas—. Frunzo el ceño,
pensando en todo el dinero que desperdicié planeando el viaje para nuestro
aniversario.
Ella entrecierra los ojos. —No más, tendrás arrugas prematuras a los
veinticuatro años si sigues poniendo esa cara. Déjame ayudarte con tu
maquillaje —.

*****
—Dos tragos de tequila y dos margaritas—, le grita Lexi por encima de la
música al barman.
Vu Ja De, el club nocturno al que Lexi me trajo, está a reventar. Las luces
estroboscópicas destellan sobre la pista de baile abarrotada, haciendo que
la gente grite y chille mientras se mueven y se presionan unos contra
otros. Este club es famoso, conocido por emborrachar a la gente como el
infierno y tener los mejores DJ. Hay tanta gente y no reconozco ni una sola
cara entre la multitud.
Honestamente, mi mejor amiga no podría haber elegido un lugar mejor para
traerme.
Nos mira a las dos con una sonrisa de complicidad. —¿Van duro esta noche,
señoras?—
—Va a ser muy duro—, dice Lexi, guiñándole un ojo.
El cantinero se sonroja ante su insinuación y se da la vuelta para tomar
nuestras bebidas.
Ella hace un sonido de agradecimiento. —¿Mirarás eso?—
Me río.
Mi amiga hace girar un mechón de mi cabello, apoyando su cuerpo
escasamente vestido contra el mío. —Apuesto a que podría romper nueces
con ese trasero—.
Poniendo mi mano sobre mi boca, ahogo una carcajada. —Eres
ridícula.— Echo un vistazo rápido a su trasero. Sí, ella no se equivoca. Esas
son unas mejillas alegres.
—Te estás sonrojando—, susurra en mi oído.
Grito y la empujo lejos. —Detente.—
—La mejor manera de superar a alguien es estar abajo de alguien nuevo—
Lexi se encoge de hombros.
Un chico a su lado me lanza una mirada inquisitiva. Muerdo mi labio y dejo
que mi mirada recorra su cuerpo. Lleva una camiseta azul marino informal
con botones y jeans lavados oscuros. Sus bíceps se hinchan cuando toma
su bebida y me saluda.
Lexi me empuja con el codo. —Maldita sea, trabajas rápido, mujer. Al menos
tomemos los tragos primero —.

El cantinero deja caer los vasos de chupito frente a nosotras, y otro desliza
nuestras margaritas por la barra.
Apartando mi mirada del apuesto extraño con la línea de la mandíbula
cincelada, agarro el vaso de chupito.
—Que se jodan los novios infieles—. Lexi choca su vasito con el mío,
derramando un poco de tequila en mi dedo.
—Sin sal, sin lima—, le canto una canción.
Ella se ríe. —Estaremos bebiendo de la botella esta noche—.
—¿Lista?—
—¡Uno, dos, tres, vamos!— ella dice todo de una vez.
Oh joder. Debería haber sabido que ella me obligaría a hacerlo. Presiono el
vaso contra mis labios y dejo que el tequila me queme la garganta; el calor
calma el dolor en mi pecho.
O tal vez esa soy yo decidiendo que no me importa un comino Kevin y el
hada, al menos no esta noche. Me preocuparé por ellos mañana.
En este momento, tengo un objetivo: estar total y completamente borracha.

DEMI
Llevar un vestido de cuero a una discoteca es una idea horrible. Después de
molerme contra Sr. Extraño apuesto por algunas canciones y bailar con
algunos otros chicos, el material es pegajoso.
Probablemente parezco un cachorro ahogado.
—Lexi—. Mis palabras son un poco arrastradas y me río. —Lexiiii, voy al
baño—.
Ella está presionada contra un chico, rodando sus caderas contra las de él.
—Vuelvo enseguida.— No estoy segura de por qué le digo, considerando que
no está prestando atención, pero lo hago. No me preocupa ir sola, tengo un
cuchillo plateado atado a mi muslo, una preparación sencilla en caso de que
Kevin decida aparecer y causar problemas.
Perdí mi oportunidad de castración antes, pero ahora estoy preparada.
Empujándome entre las masas, me dirijo al pequeño pasillo marcado como
Personal. Realmente tengo que orinar, y no tengo la menor idea de dónde
están los baños principales, así que cruzo los dedos y espero que los del
personal estén abiertos. Hay tres puertas y, lamentablemente, ninguna de
ellas está marcada. Abro la primera. Cuando veo el cubo de la fregona,
gruño y cierro la puerta de golpe.
Será mejor que haya baños aquí. Caminar con los muslos juntos para no
orinarme es ridículamente difícil con estos tacones. Me tambaleo hasta la
puerta de al lado y la abro, cerrándola de golpe con la misma rapidez. La
tercera es la vencida, ¿verdad?
Abro la última puerta, suspirando de alivio cuando veo un trono de
porcelana.
Bingo.
Me encierro y uso el baño. Cuando me lavo las manos, finalmente me miro
al espejo. A pesar de todo el sudor y el baile, mi cabello oscuro todavía tiene
un ligero rizo y mi maquillaje solo está un poco manchado. Utilizo las toallas
en las que me limpié las manos para arreglar mi delineador de ojos.
Bam.
Algo golpea y sacude las paredes del baño con fuerza.

Mi cadera choca contra el mostrador cuando salto. Siseo y froto el lugar,
escuchando los sonidos amortiguados de los gritos. Pase lo que pase, viene
de fuera del club.
La curiosidad y el tequila se apoderan de mí. Salgo sigilosamente del baño,
me deslizo hacia la puerta que no he abierto y presiono mi oído contra ella.
La carne que golpea la carne no es un sonido que uno olvide.
Especialmente después de años de entrenamiento en artes marciales.
Alguien está peleando.
Mi corazón palpita de emoción. Me encanta una buena pelea de bar; son
descuidadas y llenas de pasión. Girando suavemente la manija, abro la
puerta y me deslizo hacia la noche. La parte trasera del club se abre a un
callejón oscuro y mugriento.
Como sospechaba, hay una pelea.
Excepto que no son dos tipos borrachos.
Hay al menos quince tipos en el callejón. La mitad lleva trajes negros que
son demasiado elegantes para este club, y la otra mitad está vestida con
jeans y camisetas.
Todos se están golpeando unos a otros. La sangre salpica el suelo frente a
mí, y abro la boca, mirándola.
Un hombre del Equipo Casual aúlla, y levanto los ojos a tiempo para ver a
un hombre del Equipo Trajes clavándole un cuchillo profundamente en su
estómago. Su rostro cambia parcialmente, su nariz se alarga y sus dientes
se afilan.
Oh, mierda.
El tipo acaba de apuñalar a un cambiaformas-lobo.
¿Por qué diablos me tropecé hasta aquí?
Otro del Equipo Casual cambia a su forma de lobo, destrozando sus jeans
en el proceso y lanzándose hacia el tipo con el cuchillo, chasqueando su
mandíbula alrededor de su cuello y rasgando la piel sensible.
La sangre golpea mi muslo.
Esta vez grito porque, uno, estoy borracha, y dos, quién sabe qué tipo de
patógenos transmitidos por la sangre se deslizan por mi pierna.

La pelea se detiene por un segundo, y los hombres giran la cabeza para
mirarme. El lobo huele el aire, gruñendo mientras lo hace. Doy un paso
atrás cuando un hombre de traje se acerca a mí.
No.
Una mano grande golpea su pecho y lo empuja al suelo. Su rostro se contrae
de ira. El tipo que lo empujó salta sobre él y vuelven a pelear. El lobo
cambiado comienza a rodear al grupo, sus ojos amarillos fijos en mí. La
sangre gotea de su boca.
Bloqueo mis rodillas, luchando contra el temblor que se apodera de mi
cuerpo. Sé pelear, pero estoy borracha, y estamos hablando de un lobo.
Un lobo.
Kevin es un lobo, pero rara vez lo he visto cambiar, y cuando lo hice, no me
estaba acechando como este gran y aterrador lo hace.
Aferrándome a la puerta, trato de encontrar la manija mientras mantengo
mi mirada en el lobo. No soy idiota, no lo miro directamente a los ojos. Lo
último que necesito es activar su deseo innato de afirmar su dominio sobre
los seres más débiles. Sigo sus movimientos, maldiciendo cuando la manija
de la puerta no se mueve.
—Mierda, mierda, mierda—. Miro alrededor del callejón.
Hay una pequeña abertura entre las peleas. Puede que lo consiga antes de
que el lobo me alcance. Deslizando mis dedos entre mis piernas, saco el
cuchillo de su funda y lo abro. Cuando me acerco a la brecha, la bestia
gruñe. Dejando escapar un chillido femenino, corro. Mi tobillo gira en mis
talones y caigo antes de que pueda llegar muy lejos.
Mientras caigo, maldigo a Hollywood por hacerme pensar que tenía la
oportunidad de correr con tacones de aguja de diez centímetros. No hay
forma.
Mi cuerpo golpea el suelo con un ruido sordo y empiezo a arrastrarme como
en el ejército.
El aliento del lobo me recorre los tobillos.
Mi pecho se detiene cuando entro en pánico y empiezo a jadear. Está encima
de mí. Ruedo sobre mi espalda, balanceo mi puño tan fuerte como puedo, y
golpeo el hocico del lobo.
Grita mientras su cabeza gira hacia un lado.
Eso fue suerte. La nariz es la parte más sensible de su cuerpo.

Me pongo de pie, agarrando mi cuchillo con fuerza. Lo apuñalaré como
último recurso. Con un patético trote cojeante, me apresuro por el callejón.
A ninguno de los otros hombres parece importarle que el lobo esté a punto
de comerme, y dudo mucho que se preocupen por rescatarme cuando están
ocupados golpeándose unos a otros.
Tropezando con una guerra territorial, realmente jodidamente inteligente,
Demi.
Mi monólogo interior se interrumpe cuando la bestia golpea mi
espalda. Grito y levanto las manos para protegerme la cara. El cuchillo se
estrella entre mi pulgar y mi índice, y hago una mueca ante el repentino
mordisco de dolor.
Eso va a dejar una marca.
Realmente no importará si estás muerta.
No. Me niego a morir en este callejón asqueroso. Usando toda la fuerza que
me queda, empujo mi codo en el hocico del lobo y me muevo sobre mi
espalda de nuevo.
Hola, déjà vu.
La saliva gotea de la boca del lobo y sus ojos brillan con un dorado
vibrante. Los dientes afilados, muy afilados, brillan cuando abre las fauces.
Grito como un alma en pena y le apunto con mi arma.
El lobo aúlla de dolor cuando el cuchillo se desliza en su boca. Dejé escapar
un sollozo de alivio. Mi cuchillo es plateado, venenoso para los lobos. La
sangre se derrama sobre mi mano cuanto más la meto en su garganta. No
cederé, no hasta que sepa que está muerto. Se curan con demasiada
facilidad y, como dije, no me estoy muriendo en este callejón. El cuchillo
tiene que ir un poco más profundo antes de que me sienta segura.
Lo fuerzo más dentro del estúpido lobo, imaginando que es Kevin
ahogándose y muriendo alrededor de mi afilada navaja. Esos dientes
puntiagudos raspan mi piel. Hago una mueca y gruño por el dolor. Mi brazo
está casi completamente dentro de él cuando deja escapar un pequeño grito
herido. Finalmente, empujé el arma plateada lo suficiente para matar. La
chispa de la vida se desvanece de los ojos del supe.
Gimo y saco mi brazo de su garganta y boca. Mi propia sangre se mezcla con
la de él, pero no me preocupa que él me convierta. La luna no está llena y
no me mordió en el lugar correcto. Usando mi brazo bueno para ayudar al
herido, empujo al lobo ahora muerto fuera de mí.

Lo maté.
¿Estoy loca por dejar que una pequeña sonrisa se dibuje en mi rostro?
No me mató. Lo maté.
Un coro de rugidos y gruñidos asalta mis oídos, y me estremezco.
Oh mierda.
Me había olvidado de los demás.
Una vez más, los hombres con trajes elegantes me miran. Mis ojos se fijan
en un pequeño parche rojo oscuro bordado en el bolsillo del traje.
Trago saliva, esperando con todo mi corazón que no sea el símbolo de Blood
Mafia.
Antes de que pueda ver mejor, los otros muchachos han cambiado y están
luchando por superar al Team Casual. Doy un paso atrás, chillando cuando
mi tacón se rompe. Cuando los pateo y salgo corriendo del callejón, un lobo
aúlla.
El sonido es escalofriante.
Los escalofríos recorren mi columna vertebral, pero no miro hacia
atrás. Bombeando mis brazos tan fuerte como puedo, corro más allá de la
línea de cuerpos esperando para entrar al club, sin importarme dejar a Lexi
atrás. Ella estará bien. Gracias a Dios vivo en el centro. Corro por las calles,
sin detenerme hasta que llego a mi edificio de apartamentos a unas cuadras
de distancia. Me duelen los pies, pero no están demasiado golpeados. Cojo
mi bolso de mano, luego recuerdo que no tomé uno y tiré mis cosas en el
bolso de Lexi.
Mis llaves y mi teléfono están con Lexi.
Maldición.
Le doy una patada a un bote de basura, sin sentir mucha satisfacción por
la forma en que suena en la acera. Me acerco al costado de mi edificio, salto
y me agarro a la escalera de incendios. La escalera de metal chirría antes de
dispararse hacia el suelo.

*****
MATEO
—No se suponía que debías matar a nadie, Colt—. Mis palabras gruñidas
suenan más fuertes en la parte trasera de la camioneta en la que viajamos.
Nuestro chofer hace una mueca de dolor como si mi enojo lo lastimara, lo
cual tal vez lo haga. Después de todo, es humano; la compulsión solo hace
mucho para calmar su miedo inherente.
Mi capitán suspira profundamente. —Los lobos lo instigaron, y luego el
humano salió y estropeó las cosas. Si no hubiera matado al ejecutor, las
cosas hubieran sido un poco diferentes —.
Grayson se burla desde el asiento del pasajero. —Estaban atacando antes
de que ella lo matara—.
Colt lo mira con los ojos entrecerrados. —Habríamos encontrado una
manera de mantener la paz, sabemos cuánto significa la alianza para
usted—.
—Alianza—, escupo la palabra. —No hay alianza ahora. Richard es inestable
en el mejor de los casos. Atravesará San Francisco en un intento de hacerme
pagar, niño tonto —.
Girándose hacia nosotros, Grayson frunce el ceño. —Deberíamos haber
traído más hombres—.
Niego con la cabeza y aprieto el puño a mi lado. —Si Blaze quiere reunirse
en privado, nos veremos en privado. No necesito más hombres. Yo mismo
puedo encargarme de él si es necesario —.
—Lo sé—, dice Grayson. —Necesitamos presentar un frente fuerte—.
Colt se ríe. —El jefe que aparece con una docena de hombres no es un frente
fuerte. Mateo no necesita una demostración de fuerza, ya da bastante
miedo—.
Moviendo mi mirada hacia la suya, agacho mi cabeza en
reconocimiento. Colt se enoja más rápido que Grayson, pero es inteligente y
es parte de mi círculo íntimo por una razón. Grayson es un conversador
suave y, aunque ha estado a mi lado durante cientos de años, desde que lo
engendré, prefiere el teatro.
El humano se detiene frente a un sórdido almacén. Blaze dijo que tenía algo
importante que discutir, y aunque sospecho que habrá una guerra por la
muerte del ejecutor de Santa Cruz, no me acobardaré ante un perro. Ni
siquiera por el Heredero Alfa del suroeste de EE. UU.

Bajo la ventanilla y miro a mi alrededor. Si no fuera por mi vista
sobrenatural, podría haber perdido la forma de lobo negro de Blaze
mezclándose con las sombras. —Quédense aquí—, les digo a mis hombres.
Blaze cambia de lobo a hombre, de pie desnudo cuando me acerco a él. Es
más alto que yo y sus músculos son más grandes, pero eso no significa que
me venza en una pelea. Tengo casi cuatrocientos años y los vampiros
siempre han sido más fuertes que los lobos.
—Mateo—, dice, inclinando la cabeza respetuosamente.
Aprieto mis labios en una línea dura, esperando el momento en que intenté
afirmar su dominio. Después de un minuto de espera, dejé que una pequeña
sonrisa levantara mis labios. —Blaze.—
No hay bromas entre nosotros. Esta es una reunión de negocios, nada más
y nada menos.
—Los Mayores tienen una propuesta—.
Considérame intrigado. Levanto una ceja. —¿Oh?—
Suspira, probablemente odiando que le haga trabajar por eso. Esperaba que
me salivara con la noticia.
—Tenemos que sacar algo de basura, discretamente—.
Me cruzo de brazos. —¿Debo asumir que eres incapaz de hacer el trabajo?—
Gruñe a modo de advertencia, pero lo recupera. Lobo inteligente.
—A los Mayores les gustaría contratar a un contratista—. Levanta la mirada
para encontrarse con la mía; sus ojos brillan de amarillo en desafío.
Simplemente no pudo evitarlo.
Liberando toda la fuerza de mi mirada de vampiro, lo miro hacia abajo. Le
toma unos momentos antes de mirar por encima de mi hombro. No
exactamente sumisión, sino una admisión de menor fuerza como mínimo.
—Estoy escuchando—, digo.
—Nos gustaría que se ocupara de Richard—.
Me quedo en silencio por un momento, dejándolo pensar que me ha dejado
atónito. —¿Quieres que mate a un alfa? ¿A qué precio, la guerra? —
La sonrisa que me da es todo dientes afilados y peligro. —Dos millones de
dólares y la promesa de retirar la manada de Santa Cruz—.
El trato es bueno, pero entrecierro los ojos, esperando la trampa.

—Nosotros también queremos a la mujer—.
—¿Qué mujer?—
Deja escapar un suspiro de burla. —Sabes cuál. Tres semanas. ¿Tenemos
un trato?—
Considero su mano extendida. No tengo nada que perder, en realidad
no. Richard es un dolor en el trasero, y estoy aburrido de frustrar sus
ansiosos intentos de tomar mi ciudad. Los Mayores y yo tenemos un
acuerdo sobre el territorio desde hace mucho tiempo, pero Richard se ha
encargado de romper el acuerdo.
—Tres millones y Santa Cruz se olvida de San Francisco—.
—Trato—, dice demasiado rápido. —El dinero se enviará esta noche—.
Debería haber pedido más. Oh bien. Doy un golpe con mi mano en la suya
y nos damos la mano.
—Tres semanas.—
—¿Te parezco estúpido, Blaze?—
El alfa niega con la cabeza, todavía sin atreverse a mirarme a los ojos.
—Tendrás a tu alfa y humano muertos muy pronto. Espero que salgas de
San Francisco esta noche —.
Gruñe bajo en su pecho.
—Esta es mi ciudad. No lo olvides como Richard. Soy dueño de estas
calles—. No lo amenazo directamente, pero mataré a este alfa si no se
va. Cuanto más fuerte es la presencia de los lobos en San Francisco, más
fuertes se hacen sus intentos de tomar lo que es mío.
Blaze no me responde. En cambio, cambia a su forma de lobo, me gruñe
amenazadoramente y se aleja en la dirección opuesta.
Sonrío tras él. —Corre, pequeño lobo, antes de que el malo grande venga a
comerte—.
Es hora de atrapar a un humano y matar a un alfa.
Todo en un día de trabajo, supongo.

DEMI
Asomándome por las persianas por quinta vez en la última hora, busco
policías. Viendo que los hombres con los que me encontré anoche estaban
enredados en algún tipo de drama mafioso, dudo que llamaran a la
policía. Eso no significa que el dueño del club no lo haya hecho.
Probablemente haya imágenes de mí metiendo el cuchillo dentro del lobo. Si
las autoridades se apoderan de eso, pueden usar un software de
reconocimiento facial o algún tipo de magia vudú para encontrarme.
No quiero ir a la cárcel.
Matar al lobo fue en defensa propia; No me pueden arrestar. O al menos, no
lo creo. No he tenido el valor de llamar a Lexi. Está en su segundo año de la
facultad de derecho y sabría la respuesta.
—Demi—. Lexi llama a mi puerta antes de volver a llamarme por mi
nombre. —Demi, abre.—
Entrecierro los ojos hacia la puerta, preguntándome cómo había sabido que
necesitaba su ayuda. Su intuición no es la mejor.
Ella no va a llamar a la policía por ti. Ni siquiera sabe que mataste a un supe.
Sacudiendo mi sospecha, la dejé entrar.
Una amplia sonrisa está plasmada en su rostro, y me mira, sus labios se
tornan en un ceño fruncido. Ella agita su mano frente a mi cuerpo. —Esta
no es la cara de alguien que tuvo sexo. Si no te fuiste con un bombón, ¿a
dónde fuiste? —
Agarro el teléfono que me lanza. —Gracias—, le digo por el teléfono y la
empujo hacia adentro.
—Iba a entrar, cielos—. Se cepilla el cabello rubio miel sobre el hombro y
levanta una ceja. —¿Por qué me dejaste?—
Decidir no contarle a Lexi sobre la pelea y mi posterior asesinato de un lobo
no tiene nada que ver con la confianza, confío en ella implícitamente, tiene
más que ver con que no sienta ni una pizca de remordimiento por matar a
alguien. Sé que fue en defensa propia, pero la gente normal se siente más
conmocionada.
Ellos lloran.

No lloré cuando trepé por la escalera de incendios y me deslicé por la
ventana de mi sala de estar.
¿Hora de la confesión? Me reí.
Anoche me caí en el sofá y estallé en un ataque de risa hasta que me dolió
el estómago y me di cuenta de que estaba cubierta de sangre, luego me
levanté para darme una ducha.
Incluso hice que la tintorería viniera a recoger el vestido de cuero (después
de que lo limpié) para lavarlo.
¿Qué tipo de persona hace eso?
Es por eso por lo que mantengo el episodio psicópata y posiblemente
sociópata en secreto por ahora. Quizás el remordimiento llegue más tarde.
Lexi toma mi silencio como algo significativo y veo su mente trabajando,
persiguiendo sus propios pensamientos hasta que dice: —Kevin es un
idiota—.
Asiento con la cabeza y voy a tomar una tarrina de helado del congelador.
Lexi toma dos cucharas de mi escurridor de platos limpio y me sigue a la
sala de estar. Ni siquiera me cuestiona que quiera helado a las diez de la
mañana.
Me siento en el sofá y abro el envase, aprieto los labios y trato de preparar
algo para ella. Ella está esperando un colapso. Las rupturas requieren
helado, pero con todo lo de anoche, no puedo procesar el dolor que mi
corazón siente por la traición de Kevin.
Todo lo que puedo pensar es que soy un sociópata certificable de grado A. O
tal vez psicópata. Lloro cuando aparecen esos anuncios de perros tristes, así
que no soy un monstruo total, ¿verdad?
Lexi sumerge su cuchara en el helado Moose Tracks y suspira. —Te mereces
algo mejor que ese idiota, ¿Lo sabes?—
—Sí—, murmuro. El helado se derrite contra mi lengua, pero el sabor no me
impresiona como lo hace normalmente. Mi estómago está en demasiados
nudos por la posibilidad de ir a la cárcel.
Sí, soy una idiota. Me preocupa más enfrentar la pena de cárcel que matar
a un hombre.
Lexi se queda un rato más. Cuando va al baño, me apresuro y miro a través
de las persianas. No encuentro a ningún policía, pero mis ojos se posan en
un elegante SUV de muerte, cristales tintados de tono negro, llantas de ónix
y luces oscuras tintadas. Muerdo mi labio.

Nunca había visto este auto antes. Ninguno de mis vecinos es dueño de algo
tan bonito. No creo que los policías conduzcan autos de cien mil dólares.
No. Este auto es para alguien importante.
Más importante que yo. Por eso no hay forma de que esté aquí por
mí. Definitivamente no.
—¿Qué estás mirando?— Pregunta Lexi.
Alejándome de la ventana y golpeándome contra la pared, sostengo mi
pecho. —Jesús, Lex, me asustaste hasta la mierda—.
Ella se ríe y se pasea. Empiezo a decirle que no mire, pero me doy cuenta de
que sonará una locura. Sus ojos se abren cuando ve el auto.
—Vaya. ¿Sabes lo caro que es ese SUV? — Sus ojos azules miran
rápidamente hacia mí y su boca se abre.
Asiento con la cabeza. —Muy caro.—
Lexi resopla. —Realmente, muy caro. Como más de ciento cincuenta mil,
Demi —.
Mi garganta se mueve cuando trago. —Santo cielo.—
Ella suelta las persianas y mira alrededor de mi apartamento. —Tengo que
irme. Los exámenes son la semana que viene, así que debería dedicar algo
de tiempo al estudio. ¿Vas a estar bien? —
Yo sonrío. —Estaré bien, Lexi. Gracias por venir —. La abrazo y ella me
devuelve el apretón.
—Estoy tan feliz de que seas mi amiga, Demi—.
Derritiéndome en la comodidad de sus brazos, siento que mis ojos se
empañan.
¿Puede ser este el colapso que estaba esperando?
Lexi da un paso atrás y acaricia mi mejilla con rudeza. —Barbilla arriba,
pastelito. Te llamare mañana.—
*****
Las lágrimas nunca caen, y tan pronto como Lexi se va, me escabullo hacia
la ventana como un adicto al crack paranoico. Cuando reviso, veo que el
auto se ha ido. Suspiro y golpeó la cabeza contra la pared.

—Eres un fenómeno, Demi—, me digo.
Después de unas horas más de estar encerrada en el apartamento, llamo
para hacer un pedido del chino, ya que Kevin tomó el mío ayer, y me subo
al auto para recogerlo. Son las cuatro y media de la tarde, pero
afortunadamente consigo un lugar para estacionar a una cuadra del
pequeño restaurante.
Vivir en el área general del centro de San Francisco tiene sus
ventajas. Buena comida, increíble vida nocturna y toneladas de
tiendas. Ahora mismo, todo el hormigón y la vida son asfixiantes. Mi piel se
estremece mientras miro a mi alrededor. Hay tanta gente.
La paranoia se filtra en mi sangre y tengo que obligarme a dejar de esperar
a que aparezca la policía y me lleven.
—Todo está bien—, me digo antes de salir del coche.
Un hombre se precipita directamente hacia mí cuando entro en la acera. Él
tira del bolso de mi brazo.
—Oye, devuélveme eso—.
La gente que pasa por allí mira, pero no hace nada para evitar que el hombre
se lleve mi bolso.
Maldita sea.
¿Por qué me odia el universo?
Todo lo que quiero es un poco de pollo a la naranja, ¿es demasiado pedir?
Aprieto los ojos para cerrarlos durante un milisegundo, luego corro tras
él. Bombeando mis brazos y piernas más fuerte que anoche. Ser una estrella
de la pista en la escuela secundaria sin duda ha dado sus frutos la semana
pasada. Me estoy adelantando al cabrón rápidamente, y cuando lanza una
mirada casual por encima del hombro, sus ojos se abren con sorpresa.
—¡Te veo!— Grito y acelero el paso. Me duele el costado, pero aprieto los
dientes. No corro tanto como debería como adulto. Estoy haciendo del correr
una prioridad número uno para el fitness después de recuperar mi bolso.
Gruñe y empieza a ir más rápido, pero es demasiado tarde para él. Me
preparo para lanzarme sobre su espalda, pero un hombre se interpone en
su camino y lo detiene por mí. El ladrón intenta pelear, pero el hombre le da
un puñetazo directo en la mandíbula.
—Vaya—, le digo, admirándolo por golpear a un tipo mientras usa un traje
de negocios.

San Francisco generalmente no es increíblemente caluroso, pero hoy el
pronóstico tenía un máximo de ochenta y cinco, y definitivamente siento el
calor después de correr tan fuerte. Pongo mis manos en la parte de atrás de
mi cabeza y aspiro aire. Como mi bolso está a salvo, me tomo un segundo
para recuperar el aliento.
Mi héroe pasa por encima del tipo y me tiende el bolso.
—Gracias.— Sonrío y se lo quito. Mis ojos destellan sobre su hermoso
rostro, catalogando rápidamente las líneas nítidas, los penetrantes ojos
verdes y la pequeña cicatriz en una de sus cejas. Cuando noto el pequeño
emblema rojo en su chaqueta de traje, mi corazón da un vuelco.
Es el mismo emblema de la noche anterior y lo miro, trazando las dos letras
que están entrelazadas. BM. Blood Mafia.
Él sonríe cuando jadeo y mi mirada encuentra la suya. Esos bonitos ojos
bailan de alegría. Se acerca. Me tambaleo hacia atrás, mis Chucks raspando
la acera.
Mi pulso está saltando contra mi cuello. Me doy la vuelta y salgo corriendo,
evitando completamente mi auto, y corro por las calles, cruzando una y otra
vez hasta que estoy segura de que lo he perdido. Ni siquiera sé si me siguió,
pero es mejor prevenir que curar.
Regresaré por mi Honda mañana.
*****
Para cuando llego a mi apartamento, el sol ha empezado a ponerse y tengo
ganas de vomitar. Mi bolso pesa sobre mi hombro y estoy enojada porque
un hombre se interpuso entre mí y la comida una vez más. También estoy
sudorosa y huelo repugnante.
Escucha, nadie tiene tiempo para verse atractivo cuando se esconde de la
mafia.
Sin embargo, estoy impresionada de haber podido seguir corriendo durante
cuarenta y cinco minutos. No pueden lastimarme si no pueden atraparme,
¿verdad?
Doblo la esquina para subir las escaleras, pero me detengo en seco cuando
Kevin se aparta de la pared. Se mete las manos en los vaqueros y mira a su
alrededor.
Hoy no, Satanás.

Con una mirada entrecerrada, me pavoneo hacia él. —¿Qué diablos
quieres?— Ojalá tuviera mi cuchillo.
Sus hombros se tensan y el músculo de su mandíbula se contrae. Después
de respirar profundamente, dice: —Vine a hablar—.
—¿Dónde está el hada?—
—Vamos, Demi, no seas así—.
Una oleada de ira recorre mi cuerpo. ¿No seas así? ¿Está bromeando?
—Déjame aclarar una cosa—. Mis palabras son feroces, y me acerco a él, sin
importarme que sea un cambiaformas. —Si vuelves a venir aquí, te
apuñalaré—.
Kevin se ríe.
Me hierve la sangre.
—No me harías daño—, dice con arrogante condescendencia.
—Pruébame—, le digo, colocando mi mano contra su pecho para empujarlo
fuera de mi camino. Retrocede un paso porque no esperaba que lo
empujaran.
—Eres un verdadero trabajo, Demi. Magenta tenía razón, los humanos son
tan dramáticos —.
¿Magenta? ¿En serio? ¿Me engañó con una perra llamada Magenta?
Nunca pretendí tener un atisbo de control en lo que respecta a mi ira. Dejo
caer mi bolso, me doy la vuelta y me lanzo hacia él, lanzando un puño y
golpeándolo en la mandíbula. Gruñe, pero mi cuerpo lo golpea un segundo
después y nos estrellamos contra el suelo. El cemento raspa mis rodillas,
pero ignoro el dolor que me muerde. Aruño y golpeo a Kevin un par de veces
más antes de que se recupere de su sorpresa y me empuje lejos de él.
Aterrizo en una pila en el suelo con un umph y sacudo mi cabello de mi
cara. —Vete.—
—Maldita psicópata—. Kevin me lanza una mirada penetrante.
Mi actitud está en llamas hoy, y cuando levanto la barbilla para mirar
fijamente a sus ojos brillantes, deja escapar un gruñido bajo de advertencia.
—Ahora,— digo.
Al diablo con el lobo.
No me asusta.

Patea el mismo bote de basura que yo asalté anoche, pero esta vez vuela al
otro lado de la calle, traqueteando y rodando hasta detenerse contra
neumáticos con llantas negras. Olvidándome de mi exnovio, miro la SUV
oscura. La siniestra señal de mi inminente perdición.
Me levanto del suelo con manos temblorosas. Cuando miro de nuevo a
Kevin, lo veo alejándose. Un hombre se hace a un lado cuando pasa, una
sonrisa de complicidad juega en sus labios cuando me mira.
¿Por qué todos los hombres a los que estoy viendo últimamente están
calientes? Realmente no es justo estar rodeada de tanta sensualidad en este
momento. No estoy en la mentalidad adecuada para coquetear o hacer
movimientos cuando la mafia me acosa.
A medida que se acerca, noto algunos tatuajes alrededor de su brazo. El
extraño lleva un pantalón de chándal gris y una camisa verde oscuro que
no oculta su corte físico.
El motor de un coche arranca, recordándome a la SUV. Miro entre el
vehículo amenazador y el hombre. No puedo ver a través de las ventanas,
pero siento que alguien me observa. El peso de sus ojos me presiona y hace
que mi estómago se agite.
—¿Todo está bien?—
Me cepillo un mechón de pelo detrás de la oreja y recojo mi bolso del
suelo. —Sí, todo está bien—.
Los ojos del hombre caen a mis rodillas. —Estas sangrando.— Su frente se
arruga. —Estás herida—.
Es un poco extraño que parezca tan molesto por este hecho, pero tal vez sea
un buen tipo.
—Estaré bien.—
Intento no estremecerme cuando se acerca, pero no puedo evitarlo. Entre
Kevin y la pelea de anoche, mis nervios están fritos. Entrecierra los ojos y
pasa la palma de la mano por la sombra de las cinco en punto.
Es tan tenue que casi lo pierdo, pero en el dorso de su mano hay un
emblema de Blood Mafia tatuado. Me ahogo con mi saliva. —Oh, mierda.—
—¿Entonces estamos haciendo esto de la manera difícil?— pregunta con
toques de humor aligerando sus palabras.
¿Esto es gracioso para él? ¿Qué está haciendo exactamente aquí, y por qué
tiene un brillo determinado en esos ojos azul oscuro?

No es momento para preguntas, Demi. CORRE.
Pateo mi pie. Mi talón se conecta con su estómago, -que es duro como una
roca y no me sorprende en absoluto-, y gruñe. Lanzo mi palma hacia su nariz,
pero él agarra mi muñeca y me tira más cerca.
El motor de la SUV arranca y una piedra me cae en la boca del estómago.
Estoy completa y totalmente jodida.
Su aliento me recorre la cara y sonríe. —Los amo luchadores—.
¿Por qué este cabrón es tan encantador?
Usando mi brazo libre, muevo mi codo y golpeo su cara. Me suelta la muñeca
y maldice. Llámame grosera, pero no espero a ver si está bien. Subo
corriendo los tres tramos de escaleras, odiando lo mucho que se tambalean,
y deslizo mi llave en el pomo de la puerta.
—No tenemos que hacerlo así—, dice subiendo las escaleras. Sus pasos son
lentos y firmes, como si no le preocupara perderme.
La puerta se abre cuando giro la manija y la golpeo con el hombro. La cierro,
cierro ambas cerraduras y me apresuro a la cocina. Tiro mi bolso y llaves
sobre el mostrador.
Menos mal que me gusta cocinar. Tengo un verdadero buffet de armas para
elegir. El cuchillo de chef es, con mucho, el más afilado y resistente. El
hecho de que esta sea la segunda vez en tantos días que he tenido que
levantar un cuchillo mientras me persiguen no escapa a mi conocimiento.
Este no es mi día, mi semana, mi mes o incluso mi año.
El pomo de la puerta suena cuando intenta abrirlo, y lo escucho dejar
escapar un profundo suspiro. —Realmente no tenemos que hacer esto de la
manera difícil. Sal y hablaremos como gente civilizada —.
Sí, porque la mafia dirigida por vampiros es jodidamente civilizada.
—Estoy bien—, digo mientras camino hacia la sala de estar. Mis ojos nunca
abandonan la puerta porque mi instinto me dice que este tipo no se va a ir.
Murmura algo sobre conseguir siempre los trabajos de mierda y luego la
puerta suena ruidosamente. Con la segunda patada rompe la puerta y se
abre de par en par. Su mirada dolorosamente hermosa recorre el
apartamento antes de descansar en el cuchillo que tengo en la mano.
—Eres una buena luchadora, ¿eh?—

No, no me pavoneo, está bien, tal vez lo haga, pero no todos los días un tipo
de la mafia felicita a una mujer por sus habilidades de lucha, y mucho
menos un vampiro. Considere mi día hecho.
Bueno, tal vez el minuto esté hecho. Este día va a apestar.
—¿Realmente me apuñalarías?— Su sonrisa es desarmadora.
Es realmente atractivo.
Me aseguraré de no apuñalar esa cara bonita.
—¿Tu piensas que soy lindo?—
Oh, mierda. —¿Dije eso en voz alta?—
El hombre de la mafia da un paso adelante. Sus ojos siguen cada uno de
mis movimientos. Cuando aprieto el cuchillo con más fuerza, dice: —Tú no
estás tan mal—.
Me burlo. —Estoy cubierta de sudor y apesto—.
—Hueles delicioso—. Su voz es ronca y un escalofrío recorre mi espalda.
¿Qué diablos estoy haciendo, teniendo una conversación coqueta con el
hombre enviado a matarme? ¿Por qué más estaría aquí? A la mafia no le
gustan los hilos sueltos y eso es exactamente lo que soy: un hilo errante del
que necesitan deshacerse.
La teoría de que yo podría ser una psicópata está demostrando ser cien por
ciento correcta.
Da otro paso más cerca durante mi distracción momentánea. Su mano está
extendida y tiene una pequeña sonrisa extraña en su rostro.
—¿Eres un lector de mentes?—
—No—, dice, dando otro pequeño paso.
Yo retrocedo uno. La cortina roza mi hombro. Maldición. Me
arrinconó. —¿Por qué estás sonriendo entonces?—
El hombre irritante arquea la ceja. —¿Por qué lo estás tú?—
—No lo estoy.— Lo estoy, lo estoy totalmente. Frunciendo el ceño, borro la
sonrisa psicótica de mi rostro y lo miro con el ceño fruncido.
—Eres linda cuando estás enojada—.
Por el amor de los monstruos, necesita dejar de ser tan malditamente
encantador. Esto no es normal. Nada de esto es normal. No sintiéndome

algo excitada. No la adrenalina corriendo por mis venas, instándome a
apuñalarlo. No la forma acalorada en que su mirada se abalanza sobre mí.
¿Me está mirando?
—Ven aquí, tigre—.
Mi primera reacción es gruñir, pero eso le daría demasiada satisfacción. Al
darme cuenta de que no puedo escapar de él manteniéndome acorralada,
hago exactamente lo contrario de lo que he estado haciendo “Huir” y doy un
paso hacia él.
Sus ojos se abren un poco y el deleite cruza su rostro. —Aquí, gatita, gatita,
gatita—.
—Te voy a apuñalar—.
Se lame los labios. —No puedo esperar—.
Finalmente cediendo al lado demente, inclino la cabeza y le sonrío. —Estás
loco.— El cuchillo todavía está firmemente agarrado en mi mano. No me
tomará sin una pelea muy sangrienta.
Esos ojos azul océano se encuentran con los míos. —Tú también.—
Luego se mueve rápido como un rayo. Antes de que pueda apuñalarlo, sus
dedos se envuelven alrededor de mi muñeca y su otra mano golpea mi brazo
con fuerza, haciendo que mi puño se abra por sí solo. Él usa el agarre de mi
brazo para hacerme girar hacia un lado y alejarme del cuchillo que cae y se
clava en el piso de madera con un golpe.
Sus ojos brillan con algo que no entiendo, y agarra mi pierna, tirándola hacia
arriba mientras mi cuerpo choca contra el suyo. Es casi como si
estuviéramos bailando, excepto que él está aquí para matarme, y yo estoy
excitada a pesar de este hecho.
Cuando mira mi rodilla, que todavía está cubierta de sangre, mi corazón
golpea contra mi pecho. Los miembros de la Blood Mafia son conocidos por
ser los supervivientes más peligrosos y mortales. Los que no querrás
encontrarte en un callejón a altas horas de la noche.
Los lobos son mortales y peligrosos, pero son moscas en comparación con
los vampiros. A los vampiros les gusta la sangre. Mi rodilla está cubierta de
sangre. Mi asesino sigue mirando mi piel roja. Pasa el dedo por una gota de
sangre y se la lleva a la boca, cerrando los ojos mientras saborea el sabor.
Asqueroso.

Pelear no me va a salvar, pero no puedo dejar de intentar escapar. Está
distraído, así que me inclino y muerdo el cuello del estúpido vampiro tan
fuerte como mis patéticos dientes humanos romos me lo permiten. Se pone
rígido y gime. Esas manos fuertes me aprietan más cerca de él, y siento que
su polla se endurece en esos pantalones de chándal ridículamente calientes.
Esta no es la reacción que espero, así que muevo la boca. Cuando gruñe,
tiro de su piel más fuerte y uso mis uñas para rasgar sus brazos. Todavía
no me suelta. Un profundo retumbar en su pecho, un sonido más aterrador
que el gruñido de un lobo, me congela de terror.
Ahora lo he cabreado.
—Deja de pelear—.
Debería sentir que cada gramo de resistencia en mi cuerpo desaparece. La
compulsión vampírica es lo suficientemente fuerte como para hacer que una
persona olvide su propio nombre. Lo curioso es que no siento nada. No solo
no me derrito en un charco a sus pies, sino que me enojo aún más con él
por tratar de usar la compulsión conmigo.
El lado racional de mi cerebro me está gritando que haga algo, cualquier
cosa, para hacerle pensar que tiene la ventaja. Sin otras ideas, decido
envolver mis piernas alrededor de su cintura y enterrar mi cara contra su
cuello es suficiente para hacerme parecer complaciente.
Mientras inhalo su aroma masculino y almizclado, trato frenéticamente de
recordar lo que aprendí en la escuela sobre los diferentes seres
sobrenaturales. No debería haber jodido tanto durante la clase, pero cuando
mi maestra nos enseñó todas las locuras que pueden hacer los
sobrenaturales y lo fácil que sería para ellos matarnos a todos, concentrarse
se volvió difícil.
Vampiros. La luz del sol los afecta, aunque no se marchitarán ni se
convertirán en cenizas. Una quemadura de sol extrema y poderes
debilitados es lo más drástico que puede ser para ellos. La mayoría se queda
en el interior por esas razones. La estaca, el ajo y la plata de Buffy no los
disuadirán por mucho tiempo. Puedes apuñalar a un vampiro en el corazón,
pero el cuerpo se curará solo en unos quince minutos. Para matar de verdad
a un vampiro, tendrías que cortar la cabeza del cuerpo y quemar ambos en
diferentes lugares. Para que un humano pudiera tener la oportunidad de
hacer eso antes de que la curación sobrenatural se activara, bueno, se
necesitaría un milagro.
Sus cerebros son superiores debido a un ciclo de vida extendido y
mutaciones sobrenaturales. De ahí la compulsión. Correcto, compulsión.

Cuando un vampiro obliga a un humano, se convierte en una
marioneta. Haciendo lo que se les pida. Me estremezco cuando pienso en
todas las cosas nefastas que este extraño podría pedirme que haga. Por
supuesto, no haré esas cosas ya que no estoy bajo su hechizo, pero tendré
que hacer un espectáculo hasta que tenga la oportunidad de escapar.
Su palma arde contra mi piel cuando desliza su mano debajo de mi
camisa. Cuando me frota la columna, me muerdo el labio y entierro la
cabeza más profundamente en su cuello. Esto es ridículamente
embarazoso. Está tratando de obligarme, tacha eso, matarme , y estoy a dos
segundos de presionar mis caderas contra las suyas.
—Mucho mejor, pequeño tigre. La forma fácil siempre es menos divertida,
pero no quiero lastimarte —.
Esa es la mentira más grande que he escuchado.
Mantengo mi boca presionada en una línea firme, reprimiendo cada
estupidez que quiero decir. Soltar mi lengua solo resultará en una muerte
rápida. No estoy lista para morir.
Sus dedos flotan sobre mi piel. Esta vez el escalofrío me hace retorcerme y
lo escucho reír.
—Huelo tu excitación—.
Le golpeo el pecho, olvidándome de ser obediente, y digo: —Jódete—.
Cuando levanto la cabeza de su cuello, esos ojos azules tormentosos están
pensativos. Sus labios se contraen. —¿Tu lugar o el mío?—
—Bastardo.—
Suspira y su frente se arruga, ya sea por disgusto o decepción. —No quería
hacerte daño, recuerda eso—.
—Te diré lo que puedes ...—
Algo se estrella en la parte de atrás de mi cabeza y mi visión se
oscurece. Debo tener una conmoción cerebral porque cuando empiezo a
desvanecerme, juro que veo un destello de arrepentimiento en su rostro.

GRAYSON
Mierda.
Traté de seguir los deseos de Mateo, pero esta mujer no venía conmigo sin
pelear y ya me había atacado algunas veces. El pequeño mordisco que me
dio fue lindo hasta que comenzó a excitarme. Es obvio que nunca ha estado
mucho con vampiros si pensaba que un mordisco haría que me detuviera.
Demi tiene suerte de que no la desnude en este mismo momento y la tomé
contra la pared. A juzgar por la forma en que huele, lo habría disfrutado
tanto como lo habría odiado.
Es un pajarito confuso atrapado en una jaula. Demi sabe muy bien quién
está acechando el gato. No esperaba que ella peleara conmigo tan
salvajemente y ahora no puedo dejar de mirar a la mujer que estaba lo
suficientemente loca como para morder a un vampiro.
El apartamento en el que vive está organizado y cubierto de arte. Algunos
parecen pintados a mano, mientras que otros son claramente impresiones
producidas en masa. Demi yace en mis brazos, como una pequeña muñeca
que podría romper si aprieto demasiado fuerte. Sin embargo, esconde
mucha fuerza en su forma pequeña. Mateo se alegrará de saber que ella no
es una gritona.
Bueno, al menos no en esta situación en particular. Puedo pensar en
muchas formas, no, este no es el momento de pensar en todas las cosas que
podría hacer para hacerla gritar. Ella se ha desmayado por el amor de
Dios. Soy un vampiro, pero no un canalla.
No del todo, de todos modos.
La muevo un poco más arriba en mis brazos, y su cabeza se arrulla para
descansar contra mi pecho. Su corazón palpitante es un canto de sirena. Su
sangre huele delicioso. Tanto es así que me pregunto si el pequeño humano
esconde alguna herencia sobrenatural. La sangre humana es dulce, pero la
de Demi tiene toques especiados.
Al darme cuenta de que la he estado mirando durante demasiado tiempo,
giro sobre mis talones y la llevo hasta donde Colt está esperando con la SUV.
—¿Qué te tomó tanto tiempo?— Colt pregunta, frunciendo el ceño a la mujer
en mis brazos.

—Tenías razón, ella es una luchadora—.
—¿Por qué no la dejaste inconsciente?—
Suspiro y coloco suavemente a Demi en el asiento trasero, abrochándola con
el cinturón de seguridad del medio. El artilugio de seguridad no hará mucho
por ella en esta posición, pero mis manos ya han tirado del cinturón y lo
han colocado en su lugar antes de que pueda pensarlo mejor.
—Mateo dijo que la trajera ilesa—.
—Una conmoción cerebral apenas es daño—.
Colt es un poco idiota. Es un buen ejecutor, uno de los mejores en
realidad. Es el hombre número uno de Mateo. Yo soy el número dos. Estoy
acostumbrado a su actitud dura, así que no me molesto en discutir.
—Está en el coche, ¿no? Es más de lo que lograste antes —.
Él gruñe. —Ella me tomó por sorpresa—. Colt cierra la puerta
trasera. —Vamos.—
Me río de su enfado y subo al asiento del conductor. Cuando Colt está en el
asiento del pasajero, arqueo la ceja.
—Ella está debajo de tu piel—.
Su mirada se enfoca en algo afuera y me ignora.
—No puedo decir que te culpo. Ella es luchadora y hermosa. Me pregunto si
Mateo me dejaría tenerla ... —
—Deja de hablar.— La voz de Colt es baja y sus ojos se llenan de rabia
apenas contenida cuando me mira.
Colt usa sus emociones en sus mangas y no es ajeno a la ira. La ira es una
debilidad que no puedo permitirme, pero Colt la maneja como si fuera un
cuchillo afilado.
No estoy listo para que él me apuñale. Demi, tal vez. ¿Colt? La idea no es
tan atractiva con él en la imagen.
Mis labios se contraen. —Muy bien.— Subo el volumen y dejo que la música
llene el espacio entre nosotros. Pasan unos minutos antes de que Colt se
relaje y se acomode en su asiento, apoyando la cabeza contra el
reposacabezas. De vez en cuando, noto que su mirada flota hacia la mujer
en el asiento trasero.
Sí, ella está debajo de su piel, lo que apesta para mí porque no puedo negar
que ella también me intrigó.

La situación solo puede complicarse más a partir de aquí, ya que Mateo la
necesita para un trabajo. Colt y yo no tendremos la oportunidad de
divertirnos con ella. Qué vergüenza también; algo me dice que sería una
gata salvaje en la cama.

DEMI
Despertar con una herida en la cabeza apesta. La tenue luz sobre mi cabeza
atraviesa mi visión y el bulto en la parte posterior de mi cabeza palpita. El
extraño ridículamente guapo que también es parte de la Blood Mafia me dejó
inconsciente, me arrastró a donde sea que esté esta habitación diminuta y
lúgubre, y me encadenó a una silla plegable de metal.
¿Hijo de puta no podría haberme puesto en una silla acolchada?
Me duele el trasero, y me muevo ligeramente mientras enderezo la espalda,
gimiendo cuando el dolor me baja por el cuello.
La habitación está casi vacía. Aparte de mi patética excusa de un cuerpo y
la silla, la única otra cosa en la habitación es un gran espejo anclado en la
pared frente a mí. Correr por el centro y tener algo golpeando contra mi
cabeza ha hecho maravillas en mi apariencia. Mi cabello se cae de la cola de
caballo descuidada en la que lo tengo, mechones al azar sobresalen más que
los demás, y mi camiseta está arrugada. Todavía huelo repugnante y, para
colmo, tengo que orinar.
—¿Hola? ¿Hay alguien ahí?—
Me doy cuenta de que estoy siendo un cliché, pero ¿qué más se supone que
debes hacer cuando estás encadenada a una silla en una habitación
espeluznante?
—Tengo que orinar. ¿Hola?— Mi voz rebota en las paredes y su
reverberación hace que mi cabeza se sienta peor.
Las ataduras de metal están apretadas, y cuando empujo y tiro de ellas, los
eslabones presionan mi piel con tanta fuerza como para dejar
moretones. Esta semana realmente no puede ser peor.
Mis tobillos también están encadenados y ninguna cantidad de golpes los
afloja.
—Tengo que orinar—, digo de nuevo, esta vez en un gemido patético.
Tener que orinarme encima es otro nivel de degradación, y aprieto
obstinadamente mis muslos juntos, haciendo una mueca contra la presión.
Suena una estática antes de que una voz profunda llene la
habitación. —¿Sabes dónde estás?—

Miro a mi alrededor, buscando el intercomunicador. Cuando veo una
pequeña caja blanca debajo del espejo, me doy cuenta de que no es un
espejo normal. Alguien me ha estado mirando.
—¿Disney World? ¿Es esta una de esas vacaciones con todo incluido en las
que te torturan primero y luego te dejan ir a ver a las princesas? — La burla
que estoy usando no es bonita.
El ruido estático vuelve a sonar antes de apagarse.
Me burlo. —¿El gato te comió la lengua?—
—¿Entiendes que eres una prisionera?—
Sacudiendo las cadenas, digo: —Es un poco difícil pasar por alto las
ataduras—.
—No eres muy inteligente, ¿verdad?—
¿Quién diablos es este tipo?
Como literalmente no tengo nada mejor que hacer que burlarme del
misterioso hombre detrás del espejo, me recuesto en la silla como si
estuviéramos teniendo una conversación normal. —En realidad soy muy
inteligente. Estoy en camino de obtener mi título de posgrado con un GPA
superior a 4.0 —.
El intercomunicador hace clic y la estática llena la línea por un segundo. Es
un pensador.
Antes de que pueda decir algo más, me aclaro la garganta. —De hecho,
también me gradué como mejor estudiante de mi escuela secundaria y uno
de mis ensayos sobre los impactos de la pobreza infantil en los adultos se
publicó en Newsweek—.
No estoy mintiendo. Enmarqué la revista y la colgué en mi habitación.
—Quizás me equivoqué—, dice la voz. Su tono es tan profundo que se hunde
en la base de mi columna y descansa pesadamente contra mis nervios,
pinchándome y estimulándome. —Puede que seas inteligente, pero no eres
muy sabia—.
—Semántica.— Me encojo de hombros. —¿Por qué estoy encadenado? Solo
soy un humano —.
—Te gusta pelear—.
¿Entonces su amigo le contó eso?
—¿Asustado?—

Mi burla se encuentra con el silencio y el pequeño triunfo que había
comenzado a sentir se desvanece. Después de unos minutos más de nada,
el sonido distintivo de una puerta al abrirse llena el pequeño espacio.
Espero ver al imbécil de ojos azules que me noqueó, no al de ojos verdes que
detuvo a mi atracador. Lo miro con sospecha, entrecerrando la mirada y
presionando los labios.
Todavía lleva el ridículo traje con el emblema de Blood Mafia. También sigue
siendo increíblemente sorprendente de una manera áspera y desordenada.
En la penumbra, puedo ver la pequeña cicatriz en el medio de su ceja
derecha y una cicatriz de aspecto irregular en su cuello. En todo caso, le
dan una especie de atractivo sexual peligroso.
No me afecta en absoluto.
¿Quizás ser guapo es un requisito previo para unirse? ¿A quién estoy
engañando? Conozco el requisito previo y no tiene nada que ver con la
apariencia y todo que ver con la sangre.
—Aquí.— Coloca un balde de cinco galones frente a mí.
Miro el cubo naranja. —No puedes hablar en serio—.
Muy lentamente, la ceja llena de cicatrices se arquea, y me muestra sus
colmillos cuando sonríe. —Créeme, no encuentro nada de esto divertido—.
No es tan divertido como el otro.
Mi mirada cae a mis ataduras. —Voy a necesitar de estos—.
—No luches conmigo. No soy tan gentil como Grayson —.
Entonces el gracioso tiene un nombre.
—No hago promesas—.
Me mira cuando bato mis pestañas. —No me pongas a prueba, Demetria.—
No me sorprende que sepa mi nombre completo. A estas alturas,
probablemente ya sepan todo lo que hay que saber sobre Demetria
Barrera. Realmente es simple. Abandonada por mi madre a los cinco años
después de la muerte de mi padre. Afortunadamente para mí, una linda
pareja quería una dulce niña a la que adorar. Lo logré como un bandido en
lo que respecta a la adopción. Mamá y papá estuvieron bien y me prestaron
mucha atención para aliviar el dolor de perder a mis verdaderos
padres. Todo lo que me queda de ellos es una imagen descolorida en un
tablero de corcho en mi apartamento.

Mientras caminaba por el carril de los recuerdos, él desató las cadenas
alrededor de mis tobillos. Estiro mis piernas una a la vez mientras él
deshace las de mis muñecas. Cuando las cadenas golpean el respaldo de la
silla, salto y corro. O lo intento.
El hombre me agarra del brazo y me empuja contra la pared. Su cuerpo
presiona firmemente contra el mío, e ignoro el molesto apretón profundo
dentro de mí. Estoy tambaleándome, casi tropezando, la línea del psicópata
en toda regla. No necesito agregar el síndrome de Estocolmo a la larga lista
de cosas que están mal en mí.
Sus dedos muerden mi piel mientras sostiene mis manos sobre mi
cabeza. —Te dije que no causaras problemas—.
—Umm, no, dijiste que no luches conmigo y no me pongas a prueba, pero
nunca dijiste nada sobre causar problemas—. Hago mi voz profunda y ronca
cuando lo imito.
—¿Quieres saber qué pasaría si logras salir de esta habitación?—
Su cuerpo está pesado contra el mío y mi pecho sube y baja rápidamente. La
adrenalina mezclada con la ansiedad me ha hecho un lío nervioso.
—Si lograras salir de aquí, estarías caminando directamente hacia una
cafetería llena de vampiros hambrientos—.
Mi corazón se acelera cuando dice la palabra, y me lanza una sonrisa de
complicidad. Puede oír mi miedo.
—Nada mejor que una fresca—, deja caer su nariz en mi cuello y respira
hondo, —caliente—, apoya sus labios contra mi pulso, —vena—, termina
mientras sus labios acarician mi piel.
El escalofrío que me recorre la columna es a partes iguales miedo y
anticipación. Nunca me habían mordido antes. Una parte de mí se pregunta
cómo se sentiría. Escuché a algunas mujeres decir que es embriagador.
Aunque los informes de los medios han mostrado a otros llorando y
traumatizados por la experiencia.
Sus afilados dientes raspan mi cuello y jadeo, presionando mi espalda
contra la pared. No estoy lista para descubrir cómo se siente. Eso o mi
instinto de supervivencia finalmente está haciendo efecto y tratando de
mantenerme con vida.
La risa oscura que deja escapar flota sobre mi piel, y la piel de gallina se
eleva por todo mi cuerpo en respuesta. —Cerdito, cerdito, déjame entrar—.
Trago el nudo en mi garganta. —Eres demasiado feo para ser el lobo feroz—

Se ríe de nuevo. —Ambos sabemos que eso no es cierto—.
—Te voy a orinar si no me sueltas—.
Alejándose de mí, arruga la cara con disgusto y me empuja hacia el
cubo. —Entonces será mejor que te des prisa—.
Le frunzo el ceño. —Vete.—
Sacude la cabeza y patea la pared con el pie antes de echarse hacia
atrás. —El jefe me matará si te dejo sola y sin cadenas—.
Mi cara enrojece de vergüenza, pero mi vejiga la ahuyenta. Me bajo los
pantalones cortos y la ropa interior. Afortunadamente, no me mira. Lo miro
mientras hago mis necesidades.
—¿Sabes que los perros te vigilan cuando van al baño porque se sienten
seguros contigo y sus instintos les dicen que cuidarás sus espaldas?—
Me burlo. —No soy un perro, y no me siento segura contigo, idiota—.
—El nombre es Colt—.
—Claro que lo es.—
Me mira cuando digo eso, sus cejas se juntan con sorpresa. —¿No me
crees?—
Me encojo de hombros y me encuentro con su mirada, sin importarme que
esté en cuclillas sobre un cubo de cinco galones mientras me seco al aire. El
idiota ni siquiera trajo papel higiénico. —Literalmente, no hay ninguna
razón para que crea nada de lo que dices—.
Colt asiente. —Lo suficientemente justo.—
Pasa otro minuto antes de que me sienta lo suficientemente cómoda como
para levantarme los pantalones cortos. Colt desvía la mirada una vez
más. ¿No es extraño que un vampiro y un hombre de la mafia tengan la
amabilidad de dejarme mantener una pequeña pizca de dignidad?
—Siéntate.—
Tomare eso de vuelta. —No pelearé—.
La sonrisa de Colt es burlona y señala la silla. —Las mentiras no te llevarán
a ninguna parte rápidamente—.
Las únicas cosas que puedo usar como armas en la habitación son la silla
y el cubo lleno de orina. No me arriesgo a estar cubierta de mi propio pis,
así que la silla es.

Colt deja escapar un gruñido cuando corro a recogerla. Está un paso detrás
de mí y me da tiempo suficiente para girar con la silla de metal en
alto. Agarra el asiento con las manos, abolla el marco de metal con su fuerza
sobrenatural, y sus ojos se oscurecen por la frustración.
—Te dije que no pelearas—.
La silla se estrella contra la pared del fondo y cae al suelo en un montón
roto. Nota para mí misma: no cabrees a Colt. No es tan coqueto como
Grayson cuando está enojado.
—Tuve que intentarlo—, confieso, sin sentir ni una pizca de remordimiento.
Casi parece desconcertado por mi comentario, pero rápidamente educa su
rostro. Saca una jeringa de su bolsillo y arroja un poco de líquido
transparente.
—No, no tienes que hacer esto. Dejaré de pelear. Mira, me sentaré en el
suelo. No necesito una silla —. Estoy balbuceando, pero no quiero ningún
cóctel que tenga esperándome en la jeringa.
—Demi—. Suspira y creo que está a punto de dejar pasar mi
desobediencia. Entonces sus ojos se endurecen. —Es demasiado tarde.—
—Por favor,— le suplico justo cuando él clava la aguja directamente en mi
brazo. —No lo hagas—.
Cualquiera que sea la droga, está caliente y me quema el sistema. Mi visión
se nubla. Lo último que veo antes de colapsar es la mirada verde de Colt
ardiendo en la mía.
Voy a matarlo.

COLT
Grayson se metió en mi cabeza. Demi es hermosa y su cuerpo es caliente,
pero no soy tonto. Las cosas bonitas pueden ser peligrosas y demostró que
no es más que un problema. Mi mente sigue pensando en cómo sus ojos se
agrandaron por la sorpresa y su respiración se entrecortó cuando me sintió.
No puedo controlar mi polla, y las mujeres locas son en cierto modo mi
kriptonita. Especialmente cuando están enojadas. Para alguien tan bajo,
tiene mucha ira reprimida en su interior.
—Ha ido bien—, dice Mateo cuando entro a la oscura sala de
observación. Sus ojos son fríos y duros mientras me mira. Apoya una de sus
manos tatuadas sobre su boca, y puedo escuchar su mandíbula rechinando.
—Grayson te dijo que es una luchadora—. Me apoyo en la mesa y miro hacia
la diminuta guerrera.
Mateo mira por la ventana, sus ojos recorren su cuerpo. No me gusta la
forma en que la mira, pero no hay forma de que le diga que se detenga. Él
es el jefe. Puede hacer lo que quiera, sin importar cuánto me moleste.
No es gentil.
Demi es frágil.
La romperá como un juguete de plástico barato.
Esos ojos inquietantemente agudos se deslizan hacia mí, y él ladea
la cabeza, escuchando las respiraciones profundas que estoy
tomando. —¿Tienes algo que decirme?—
¿Y terminar con la cabeza cortada? Él me conoce mejor que eso. Llevamos
juntos en esta vida casi doscientos años, desde que me encontró haciendo
tonterías por las calles de Los Ángeles como un mendigo y me convirtió. He
recorrido un largo camino desde el patético humano que se encontró.
—No, jefe. ¿Qué quieres hacer con ella?— Extiendo mi barbilla hacia la
mujer en cuestión.
Entrecierra los ojos, esperando cuatro latidos antes de decir: —Llévala a la
sala de observación del séptimo piso—.
Asiento con la cabeza. —Llamaré a Grayson para que pueda hacer guardia—

Mateo parpadea en reconocimiento antes de volverse para mirar a Demi
nuevamente. Tomando esto como mi despedida, me dirijo hacia la puerta
para comenzar con mi tarea.
—Tú la quieres.—
Su voz retumbante me hace detenerme. Me quedo mirando hacia la puerta,
trabajando para evitar que mi corazón de no-muerto palpite y ralentice mi
respiración. No necesito respirar como vampiro, pero mi cuerpo no ha
aprendido a dejar el hábito. Mis emociones aún controlan mi respiración y
delatan mi estado de ánimo a quienes mejor me conocen. Mateo me conoce
demasiado bien.
—No puedes tenerla—.
Esas tres palabras se sienten como un clavo en un ataúd y mi reacción
inmediata es rebelarme. He aprendido a reprimir esas respuestas
instintivas, así que simplemente digo: —Entendido, jefe— y salgo de la
habitación.
Cuando cierro la puerta detrás de mí, miro el pomo y dejo que se lleve la
peor parte de la emoción. Enderezo los hombros y me deshago de cualquier
efecto que Demi tenga sobre mí. Mateo es el jefe. No puedo romper sus
reglas, especialmente no por un humano inútil.
*****
DEMI
La próxima vez que me despierto, estoy en una habitación diferente, atada
a una silla nueva. Al menos no son cadenas. La cuerda áspera también será
más fácil de manipular. Mi visión es borrosa y mi cabeza está
aturdida. Cualquiera que sea la droga que Colt haya usado, da una resaca
increíble. Ruedo la cabeza, tratando de sacudir los vestigios de mi sueño
inducido por las drogas.
Hay otro espejo en esta habitación. Lo miro, preguntándome si el mismo
hombre de antes me está mirando. Esperando a que me rompa.
No lo haré.
Me niego a dejarlos ganar.
Lentamente, comienzo a trabajar mis muñecas para aflojar la cuerda. Los
tacones repiquetean en las baldosas fuera de la habitación, y dejo de hacer
lo que estoy haciendo, escuchando atentamente mientras el clic-clic-clic se
desvanece. Luego empiezo de nuevo, tirando y separando mis brazos. Me

duele la piel de las cadenas y siento el comienzo de la quemada de la cuerda,
pero nada de esto es suficiente para detenerme.
La puerta se abre de repente y dejo escapar un chillido indigno. Grayson
entra con una sonrisa arrogante. Lleva calcetines en lugar de zapatos, lo
cual es extraño y la razón por la que no lo había escuchado
acercarse. Además, es un vampiro y probablemente está en la cima de su
juego de sigilo.
—Hola, tigre—.
Gruño y él se ríe.
—¿Qué quieres?—
Se sienta en la silla frente a mí, el único otro objeto en esta habitación, y
dice: —¿No es obvio?—
Un rubor trepa por mis mejillas cuando me guiña un ojo.
—La sangre fresca es difícil de dejar pasar—.
Oh.
No es lo que esperaba, y ahora mi cara se enciende por una razón
completamente diferente.
—No va a pasar, chico colmillo—.
Los ojos de Grayson bailan con alegría, pero sus labios permanecen
presionados en una línea cuidadosamente controlada.
—Eso fue una broma, tigre. Si quisiera tu sangre, no tendría ningún
problema en tomarla. Incluso si no estuvieras limitada, podría tirarte al
suelo y secarte en treinta segundos —.
Un escalofrío recorre mi cuerpo y mi sangre se enfría. Es un asesino.
Grayson está en la Blood Mafia, pero ante todo es un vampiro, un cazador
despiadado, y yo no soy más que un conejito para él.
—¿Qué quieres de mí?—
Tamborilea con los dedos en su pierna y me mira. —¿De qué manera,
Demetria?—
La forma en que dice mi nombre es tan sensual: envuelto en promesas
sucias y deseos oscuros. —¿Los vampiros están relacionados con los
íncubos?—
—¿Qué?—

Levanto los ojos hacia el espejo, sintiendo el familiar toque de unos ojos
pesados y penetrantes. No sé quién me está mirando, pero lo siento. —¿Los
vampiros y los íncubos están relacionados?—
Grayson se burla. —Por supuesto no. Esos pequeños seres son los hijos
descartados de las hadas. No son más que moscas en comparación con los
vampiros —.
Mi garganta se mueve cuando trago.
Esos ojos azules se cruzan con los míos y él entrecierra los ojos. —¿Por qué
preguntas?—
Me encojo de hombros y aparto la mirada, no estoy lista para darle más
munición de la que ya tiene. —¿Cuánto tiempo vas a tenerme atada a una
silla?—
—¿Cuánto tiempo vas a luchar?—
La bocanada de aire que solté es reveladora, y Grayson responde con la suya
propia.
—No te pongas descarada conmigo, tigre. Tienes una elección fácil de
hacer. Deja de pelear, aprende por qué te hemos traído aquí y haz tu parte,
o sigue peleando y mantente atada —.
Niego con la cabeza. —No puede ser tan simple—.
—¿Por qué no?— Pregunta esto de una manera tan inocente que me
pregunto si realmente tiene curiosidad.
Mi mirada se dirige al espejo. —Siempre hay una trampa—. Algo me dice
que quien me esté mirando a través del espejo es la trampa.
Grayson sigue mi mirada y mira a través del cristal. Su cabeza se inclina
ligeramente como si estuviera de acuerdo con algo que ha dicho el hombre
detrás del espejo. Dada su vista y oído sobrenaturales, probablemente lo
esté.
Malditos vampiros.
—Regreso más tarde. No te metas en problemas mientras no estoy. A menos
que te guste que te peguen —.
—Mantén tus manos alejadas de mi trasero, vampiro—.
Se ríe oscuramente y descruza los brazos. —Tienes tanto coraje para ser
humano. ¿Estás segura de que no eres un supe? —
Mis ojos se entrecierran y lo miro. —Estoy segura.—

Conteniendo la respiración cuando se acerca, espero a que me golpee o
muerda. Cuando no lo hace y apoya su palma en mi mejilla, mi estómago
da un vuelco. Su pulgar roza mi labio inferior. El acto es sensual y
demasiado familiar. Él aparta su dedo de mi boca y hace un chasquido
cuando le tiro mis dientes.
—Hasta luego, tigre—.
Grayson me deja sin mirar atrás y casi me entristece verlo irse. Casi, pero
no del todo.
*****
Pasan unas horas, o al menos parece que lo han hecho. La persona detrás
del espejo se fue poco después de Grayson, y finalmente me dejé relajar. No
me había dado cuenta de cómo la mirada escrutadora me puso rígida y
tensa.
Quien se sentaba detrás del cristal es poderoso. Alguien a quien no debería
querer conocer, pero desde que experimenté el peso de su mirada pesada,
no puedo esperar para encontrarme cara a cara con el extraño.
Aunque solo sea para darle un cabezazo por ser un idiota.
El pomo de la puerta suena y miro la puerta con cautelosa
resignación. Tarde o temprano se cansarán de jugar conmigo y tomar lo que
quieran.
Mi sangre.
Mi vida.
No espero que una pareja atraviese la puerta a trompicones, besándose y
tocándose mientras el hombre hace entrar a la mujer en la habitación. Los
ojos del hombre se posan en mí, se abren con sorpresa y luego se
entrecierran con intenciones maliciosas.
—Chelsea, nena. Mira lo que tenemos aquí.—
La camisa de la mujer está pegada a su sostén y la copa rosa brillante
contrasta con su piel más oscura. Inclina la cabeza hacia un lado y se lleva
el dedo a los labios.
—¿Me has traído un regalo?—
El chico le sonríe, mintiendo y diciendo: —¿Te gusta?—

Chelsea aplaude y ajusta su blusa blanca, que no hace nada para ocultar el
sostén rosa, y lo mete en sus pantalones cortos negros de cintura alta. Si no
estuviera a punto de morderme, la felicitaría porque se ve bien.
—¿Cuál es su nombre?— Chelsea se pavonea a mi alrededor y pasa su dedo
por encima de mi hombro.
El hombre me mira. —Agnes.—
—¿En serio?— Yo le pregunto.
Se encoge de hombros. —Encontré a Agnes en un club, tratando
desesperadamente de encontrar un vampiro que la convirtiera—.
Chelsea se ríe. —Oh. Me encantaría convertirla —.
La cuestión es que, a propósito, evitan el tema de la conversión en la
escuela. Todo lo que sé sobre la conversión es lo que he oído de fuentes poco
fiables. Algunos dicen que solo se necesita una mordida y un intercambio
de sangre para convertir a un ser humano. Otros dicen que se necesitan
cuatro y un ritual de luna llena. De cualquier manera, no estoy segura de
querer que Chelsea me convierta, y la forma en que se lame los labios me
hace sentir que no está del todo interesada en asegurarse de que yo
sobreviva a su alimentación.
—Agnes es un nombre horrible. ¿Cómo deberíamos llamarte, mascota?—
Chelsea se para detrás de mí y pasa sus manos por mi frente, llevando su
mejilla a la mía para poder mirar a su hombre.
Su mirada va de la de ella a la mía. No hace falta ser un genio para imaginar
lo que está imaginando. Comparado con Grayson, o incluso Colt, este tipo
no es a quien me gustaría en un trío con Chelsea. No es que esté pensando
en un trío con ella. No me gustan las mujeres, pero si sucediera, no elegiría
a este tipo para que sea el indicado. Honestamente, Chelsea puede hacerlo
mejor.
—¿Qué tal?— La voz de Chelsea roza mi piel, y siento sus labios curvarse
contra mi mejilla —¿Mika?—
El hombre gime. —Siempre quieres llamarlos Mika—.
¿Cuántas mujeres ha intentado engendrar Chelsea? Las campanas de
alarma suenan a todo volumen en mi mente.
Se pone de pie y me aprieta los hombros con las manos. Me muerdo la
lengua para no gritar de dolor. Su agarre es fuerte y magullado.
—Mika es un gran nombre—.

El hombre se ríe de sus gruñidos. Chelsea está vibrando de ira, y solo le
toma otro segundo de risa para lanzarse hacia él. Su ataque es cruel, todo
dientes y uñas. Se lanza por un segundo, luego comienza a contraatacar.
Trabajo mis muñecas mientras están distraídos, tratando furiosamente de
liberar mis manos. Cuando el hombre la empuja, Chelsea viene volando
hacia mí y caemos. La silla gime y se rompe por el impacto. La vampiro se
aparta de mí y corre hacia el hombre.
—Te arrepentirás de eso, Hank—, grita.
Gimo y saco mis manos de debajo de la silla. Mis muñecas están en carne
viva y rojas. Al menos están libres de las ataduras. Las sacudo, tanteando
los restos rotos de la silla en busca de algo afilado. Una de las piernas se
rompió en una punta irregular, y sonrío cuando presiono mi pulgar en la
parte superior.
Será doloroso. Es perfecto.
Chelsea tiene al hombre tendido en el suelo y casi le muerde el cuello. Ella
no siente mi acercamiento, demasiado perdida en destrozar al gilipollas.
Hank. ¿Qué tipo de nombre es ese de todos modos?
Sostengo la estaca improvisada con ambas manos y la levanto por encima
de mi cabeza antes de bajarla de un solo golpe. El vampiro deja escapar un
grito agudo cuando la madera se atasca dentro de su cuello. No la matará,
pero no estoy tratando de matarla. Estoy tratando de escapar.
—Tú, humano asqueroso—.
Le arranco la estaca del cuello y la golpeo en la mejilla. La sangre se esparce
por el suelo. Ella chilla y cae de culo.
No está muerta, pero necesitará un momento para recuperarse. Es la
oportunidad que estaba esperando.
Hora de irse.
Arranco la puerta y salgo corriendo por un pasillo oscuro. La iluminación es
intencionalmente tenue y las paredes son de color azul oscuro. La alfombra
es negra y afelpada, y mis pies se hunden en ella con cada paso apresurado.
No corro porque eso sería demasiado obvio, pero mantengo mi ritmo
reducido. Paso la mano por la pared cuando llego a una esquina.
Descanso mi espalda contra ella, me tomo un segundo para cerrar los ojos
y recuperar el aliento, escuchando a alguien que se dirija hacia mí. Pasan
unos segundos y no escucho nada. Con la firme intención de escapar, me
enderezo y doblo la esquina.

Solo hay una puerta al final de un pasillo corto. Este definitivamente no es
el camino a la salida, y no voy a jugar lo que está detrás de la puerta número
dos y arriesgarme a ser capturada por más vampiros sedientos de sangre.
—Gah—, murmuro para mí misma antes de dar la vuelta y chocar contra
un pecho duro.
Las manos de Colt ahuecan mis codos en un agarre feroz. Sus ojos verdes
revolotean sobre mi rostro y mi cuerpo. —¿Yendo a algún lugar?—
Mi corazón palpita como una mariposa atrapada en un frasco de vidrio. Me
cambia de posición para que quede presionado contra la pared; el hombro
amoratado por Chelsea protesta, y me estremezco levemente.
La cara de Colt se oscurece. —Estás herida—.
—¿Por qué te importa?—
Me mira fijamente durante unos segundos. —No lo hago—, dice con
brusquedad antes de soltar su agarre sobre mí. —¿Qué le pasó a Chelsea?—
—¿Ratones?—
Pellizca sus cejas. —La apuñalaste. Tienes la mala costumbre de apuñalar
a los sobrenaturales —.
Me burlo de él. —Ella y Hank el Tanque querían jugar conmigo, pero
aparentemente Mika mató el estado de ánimo—.
—¿Quién es Mika?— Su rostro está arrugado, y puedo decir que lo he
confundido completamente.
—No me digas que no conoces a Mika. Pensé que todos la conocían —.
Colt se da cuenta de mi sonrisa y me frunce el ceño. —Estás bromeando—.
—Yo nunca.—
Se inclina más cerca, colocando su rostro a escasos centímetros del
mío. —Mentirosa—, susurra.
Por alguna razón, esto hace que mi sonrisa se ensanche, y él se aparta,
mirándome con una mirada extraña en su rostro.
—Grayson debería haber cerrado las puertas—, murmura para sí mismo
mientras mira hacia el pasillo. Todavía me sostiene con la suficiente firmeza
como para que no pueda escapar de su agarre. Estoy un poco cansada de
que me empujen contra una pared sin tener sexo.

No quiero acostarme con este imbécil, pero normalmente cuando un hombre
arroja a una mujer contra la pared, es por sexo. Al parecer, Colt no ha
recibido ese memorando.
—Colt.—
Me mira. —¿Qué?—
—Tengo que orinar.—
—¿De nuevo?— Parece realmente sorprendido por esto.
Me río. —Soy humano, ¿recuerdas?—
—Claro, por supuesto. Vamos.— Se aleja, pero mantiene un agarre firme en
uno de mis brazos y me tira a su lado.
Colt me empuja dentro de un ascensor y aprieta el botón del piso trece.
—Pensé que el decimotercer piso era de mala suerte—.
Él se burla. —¿Le tienes miedo a los fantasmas, Demi?— Girándose para
mirarme, sonríe y muestra sus colmillos.
Me quedo mirando las puntas afiladas durante unos segundos antes de
responder. —No le tengo miedo a los fantasmas. Solo vampiros gilipollas que
necesitan echar un polvo. —
Mi espalda golpea la pared lateral del ascensor. La mano de Colt está
firmemente envuelta alrededor de mi garganta, pero no me está
asfixiando. La mirada que me envía me dice que le gustaría mucho
estrangularme. Sin embargo, él no es el jefe, y su moderación confirma que
quienquiera que sea el jefe me quiere con vida.
Pongo mis dedos en su antebrazo, ignorando los músculos y las venas que
normalmente encuentro atractivos, y clavo mis uñas en su piel. —¿Nadie te
ha dicho alguna vez que la ira es un signo de debilidad?—
Colt entrecierra los ojos. —Grayson me lo dice todo el tiempo. Sin embargo,
no se da cuenta de cómo uso la ira —.
—¿Cómo es eso?— Pregunto.
Él apretó su agarre, y aunque todavía puedo respirar, es una lucha.
Colt, que ha estado a un brazo de distancia, cierra la distancia
entre nosotros y observa mi pecho subir y bajar con una sonrisa
sardónica. —Eres una mentirosa maravillosa, Demi, pero no puedes
ocultarme tu miedo—. Sus ojos verdes miran mientras su pulgar acaricia la
columna de mi garganta.

El vampiro bastardo empuja sus caderas contra las mías y deja caer su boca
en mi cuello. Deja un beso ligero como una pluma debajo de sus dedos,
luego mueve su boca hacia mi oído. —Tampoco puedes ocultar el hecho de
que estás excitada en este momento a pesar de estar aterrorizada de que
pueda matarte—.
Sus palabras retumban a través de mi piel y me estremezco.
—No me matarás—.
—¿Qué te hace estar tan segura?— pregunta y luego me muerde la oreja.
Grito porque no esperaba que me mordiera. —Quien esté a cargo me quiere
viva. Ya me habrías matado si no —.
Cuando quita la mano y se aleja, empiezo a derrumbarme en el
suelo. Usando mis manos, me presiono contra la pared y estabilizo mis
pies. Colt me mira con una arruga entre las cejas. Lo miro, esperando
pacientemente su próximo movimiento.
—No eres tan inteligente como crees—. Luego comienza a agarrarme del
brazo.
Para ser un vampiro, es algo estúpido. Dejo que me tome del brazo, luego
acerco mi cuerpo al suyo y uso mi mano libre para golpear con la palma su
nariz.
—Mierda.—
—¿Quién es el tonto ahora?—
Las puertas del ascensor se abren y salgo corriendo por el decimotercer piso
y alejándome del enfurecido vampiro.
—No te llamé tonta—, le oigo llamarme.
Su diversión es particularmente molesta ya que le acabo de romper la
nariz. Sin embargo, es un vampiro, por lo que probablemente ya esté
curado. Lo que significa que tengo unos cuatro segundos antes de que él ...
—Atrapada.— Esta vez agarra mis dos brazos y me levanta. Pateo mientras
me empuja contra su cuerpo. —¿Dónde aprendiste a pelear, Demi?—
—Club de boxeo de Ryker—. Muevo los brazos, provocando un dolor
punzante en el hombro, pero no hago nada para ayudarme a escapar de su
agarre férreo. El gimnasio al que iba tres veces a la semana claramente no
valía los setenta y cinco dólares que pagué por lo que ellos
consideraban clases de guerreros de élite.

—No puedes luchar para salir de esto, Demetria. Eventualmente cederás —
¿Por qué tiene que decir mi nombre así?
—No lo haré—, le prometo.
Él suspira. —Todo sería mucho más fácil si lo hicieras—.
Dejo caer la cabeza y me río. Sus manos están lo suficientemente apretadas
como para que probablemente tenga moretones por la mañana. —Estás loco
si esperas que deje de luchar por mi vida. Encontraré una salida, tal vez no
ahora, pero escaparé —.
El cuchillo que dejaré en su pecho será mi regalo de despedida. Sin
embargo, todavía no necesita saberlo.

DEMI
Colt me encierra en un apartamento enorme. Le doy una patada a la puerta
e intento romper el tirador con una sartén de hierro fundido que encuentro
en la cocina. Estoy demasiado débil para romperlo o el material utilizado
para la perilla es demasiado fuerte.
—Hijo de puta.— Me doy la vuelta y arrojo la sartén a la pared. Hay una
gran abolladura donde golpeó. Voy a golpear el mismo lugar, colapsando el
panel de yeso hacia adentro y liberando una pizca de ira reprimida. Cuando
saco mi mano del agujero que creé, noto la piel partida en mis nudillos.
Como contraer una infección mientras estoy prisionera es la menor de las
preocupaciones de mis captores, lavo el polvo y la sangre con agua caliente
y jabón. Alguien tiene que preocuparse por mi salud, y seguro que no van a
ser los vampiros.
Una vez que me seco las manos y me envuelvo los nudillos con una toalla
fina, exploro el apartamento. Paso por alto la sala de estar y me dirijo hacia
el dormitorio. La puerta está abierta y está oscura. Tanteo buscando el
interruptor en la pared, parpadeando un par de veces cuando la luz brillante
se enciende una vez que lo he encontrado.
La cama negra con dosel está cubierta con un edredón rojo oscuro. Cuatro
almohadas grandes se sientan detrás de una plétora de otras más
pequeñas. Los estuches son de color negro y rojo, complementando la manta
y los pilares. La mesita de noche y el tocador también son negros y la
alfombra es gris carbón.
Revuelvo las cosas que hay encima de la cómoda. Unos trozos de papel, un
reloj, algo de dinero y una bonita navaja. Guardo el cuchillo en el bolsillo y
sigo husmeando. Cuando termine de inspeccionar el armario, sé de quien
es la habitación en la qué estoy.
Grayson.
La mayoría de la ropa es casual o para hacer ejercicio, y Colt siempre lleva
su traje Blood Mafia. Además, hay una botella de jabón en el baño que huele
a Grayson. Cedro y naranja.
Regresando a la sala de estar, decido que no hay nada de malo en quitarme
los zapatos. Desabrocho los cordones de mis Chucks y suspiro de alivio

cuando la alfombra es tan suave como parece. No me importa llevar zapatos,
pero nada mejor que estar descalza sobre una bonita alfombra.
Hago una mueca cuando veo el agujero en la pared. Grayson no va a estar
feliz con esto. Sobre todo porque dudo que se dé cuenta de que estoy
encerrada aquí. La televisión está esperando pacientemente a que alguien
la encienda, pero no estoy de humor para un programa de mierda. Todo lo
que quiero es una ducha ahora que tengo un baño a mi disposición y nadie
me mira.
Voy al baño principal y me quito la ropa sucia. Rápidamente lavo mis
pantalones cortos, camisa y ropa interior en el lavamanos. Sin querer
arriesgarme, llevo la cuchilla a la ducha de azulejos azules y cierro la puerta
de vidrio transparente. No hay una sensación real de privacidad en este
baño. El inodoro tiene una media pared que lo bloquea de mi vista, pero eso
es todo. La puerta que da al dormitorio es una puerta corredera que no tiene
cerradura.
Echo la cabeza hacia atrás, manteniendo la mirada fija en la puerta
mientras el agua tibia cae en cascada sobre mi cabello y mi cuerpo. Grayson
no tiene champú ni acondicionador, así que utilizo su delicioso jabón de olor
para lavar la fina capa de suciedad y sudor de mi cuerpo. Mis ojos revolotean
cerrados mientras el agua tibia golpea contra mí.
—Veo que te has sentido como en casa—.
Mi corazón intenta estallar en mi pecho, y agarro el cuchillo, lo balanceo
hacia la puerta de vidrio y lo sostengo listo. —Sal.—
La ceja de Grayson se levanta y sus ojos caen por mi cuerpo rápidamente
antes de volver a mi cara. —Este es mi baño—.
—Colt me encerró en tu apartamento—.
Sus ojos comienzan a desviarse de nuevo.
—A menos que quieras un cuchillo en la cara, te sugiero que mantengas tus
ojos en los míos—.
Grayson se muerde el labio inferior y vuelve a mover su mirada hacia la
mía. Esos ojos azules casi lucen doloridos. —¿Siempre estás tan enojada?—
Niego con la cabeza. —No, normalmente cago arcoíris y unicornios. Debe ser
el secuestro lo que me puso de mal humor —.
Esto lo hace sonreír. —Aquí yo pensando que no te agradaba—.

Extendiendo la mano detrás de mí, apago la ducha y dejo el
cuchillo. Exprimo el agua de mi cabello. Grayson no intenta espiar cuando
el movimiento hace que mi pecho sobresalga.
Hombre inteligente.
Cojo la navaja y abro la puerta. El agua gotea de mí mientras uso la única
toalla en la habitación para secar el arma primero. Coloco el mango seco
entre mis dientes y procedo a limpiar el agua de mi cuerpo mientras miro a
Grayson.
¿Me inclino a propósito para ponerlo a prueba?
Absolutamente.
¿Pasa la prueba?
Algo así.
Se desliza un poco y mira mi trasero por un milisegundo antes de gemir y
salir del baño.
Le sirve apropiadamente.
No me avergüenzo de mi cuerpo, y él es quien entró mientras me
duchaba. Ya me han secuestrado y me han hecho orinar en un balde. No
voy a acobardarme en la ducha desnuda y asustada. Si no puedo escapar,
los haré a todos tan miserables que me rogarán que me vaya.
No es el mejor plan, tampoco el peor. Además, no es como si tuviera algo
que perder en este momento.
A regañadientes me pongo la ropa mojada, odiando la sensación de los
pantalones cortos mojados en mi piel. Una vez que me peino con los dedos,
me dirijo al dormitorio donde Grayson está esperando. Está sentado en el
borde de la cama, sosteniendo un par de pantalones de chándal grises y una
camisa.
—No.—
Arruga la nariz y recorre con la mirada mis brazos, notando la piel de gallina
ondulando a través de mi piel. —Te estás congelando—.
—Estoy bien.—
—Vamos, tigre. Deja que te ayude. Por favor.—
Su amabilidad me desconcierta por un momento, pero no me engaño
fácilmente.

—¿Quieres prestarme tu ropa antes de matarme? Además, no soy un tigre,
deja de llamarme así —. Hago una mueca cuando casi le gruñí las palabras.
Tal vez el apodo sea apropiado, pero él y yo no estamos al nivel de los
nombres de mascotas en nuestra relación. Todavía estamos trabajando en
nuestra fase de Quiero matarte.
—Estás siendo terca—.
La audacia de este chico.
Pongo una mano en mi cadera, ignorando la forma en que el material se
aplasta. —Estás lleno de cumplidos hoy—.
Cuando Grayson suelta una verdadera risa, casi me caigo. Es alegre y suena
como si un ángel hubiera bajado para tocar la nota más baja de un arpa
para mí.
Bastardo encantador. Entrecierro los ojos y estiro mis labios en una línea
recta. —No somos amigos.—
Deja de reír y me mira sorprendido. —¿No somos?—
—¿Son todos los vampiros así de estúpidos o son específicamente los
vampiros de la Blood Mafia los que son tontos?—
Grayson toma aire, mirando hacia la esquina de la habitación. Sigo su
mirada y entrecierro los ojos ante la diminuta mancha negra.
No, ni una mancha negra.
Una cámara.
—Debes elegir tus palabras con cuidado—.
Esto me hace reír. —¿O qué, me matarás?—
Grayson no responde. Su enfoque está en la cámara y estoy empezando a
preocuparme de haber cruzado una línea con mi boca incontrolable. Para
ser justos, Colt y él son bastante arrogantes. El Sr. Mafia Boss tiene que
darse cuenta de esto.
Toco mi cadera con un dedo, haciendo un chasquido con la boca. —¿Qué
sigue en la agenda?—
Grayson se sacude su momento de seriedad y me da lo que sería una sonrisa
que derrite las bragas. Lástima que el bastardo me secuestró.
No habrá vampiro sexy D en esta V.
—A continuación, vienes conmigo para responder algunas preguntas—.

Cierro los ojos, dejo caer la cabeza hacia atrás y gimo. —No tengo nada útil
para ustedes. ¿Por qué estás prolongando esto? Mátame ahora y acaba con
esto —.
—No es tan simple, tigre. Tienes la atención de algunas personas muy
importantes —.
—Suerte la mía—, murmuro.
Vuelve a extender la ropa de abrigo. —Por favor, llévalos—. Esta vez suena
como si realmente me estuviera rogando.
—Estoy bien.—
Grayson deja escapar un suspiro de resignación y asiente. Deja la ropa en
el borde del edredón rojo oscuro. —A él no le va a gustar esto—.
—Francamente, querido, me importa un carajo—.
Gira la boca hacia un lado y niega con la cabeza. —Hazme un favor y no
cites Lo que el viento se llevó mientras te interrogan—.
Desafío aceptado.
*****
Colt está esperando en otra habitación con una de esas ventanas
unidireccionales. Frunzo el ceño ante el cristal, esperando que quienquiera
que esté al otro lado pueda sentir mi ira. Grayson se sienta junto a Colt y
me deja la silla del lado opuesto de la mesa blanca, la que mira hacia el
espejo.
—¿Qué te tomó tanto tiempo?— Colt le pregunta a Grayson.
Grayson inclina la cabeza. —Ella se estaba duchando—.
Colt me mira por primera vez desde que entré en la habitación,
entrecerrando los ojos en mi ropa húmeda. —¿Se dio una ducha vestida?—
—¡Parece como si él supiera cómo me veo sin mi camisa!—
—Demi, detente—, susurra Grayson.
—Fiddle-dee-dee—.
Colt mira a quienquiera que esté mirando.
El intercomunicador cruje y sonrío como una tonta, amando haber
presionado botones de alguna manera aunque no entiendo del todo cómo.

—Alguien que la calle antes de que yo entre y lo haga de forma permanente—
La voz es la misma de antes, profunda y llena de malicia. Amenazante. Nada
como el tono juguetón de Grayson y más cruel que la voz cuidadosamente
controlada de Colt. El hombre detrás del vidrio es lo suficientemente
amenazador solo con palabras que cierro la boca de golpe.
No quiero morir. Quiero que me dejen ir a casa. Pasan treinta y seis
segundos antes de que vuelva a hablar.
—Buena niña.—
Grayson niega discretamente con la cabeza. Cómo sabe que estoy a punto
de decir algo estúpido no viene al caso, sin embargo, presto atención a su
advertencia y me quedo en silencio.
Colt se aclara la garganta y el intercomunicador se apaga.
—¿Qué sabes sobre la manada de Santa Cruz?—
Me encojo de hombros. —Poco. Sé por las noticias que han estado
arrastrándose en territorio de Blood Mafia por un tiempo, desde que el nuevo
Alfa llegó al poder —.
Colt asiente. —El hombre lobo que mataste era Derrick Rhone, Ejecutor de
la manada—. Abre una carpeta y desliza una foto hacia mí.
Miro la imagen ensangrentada y rápidamente aparto la mirada. No necesito
una foto. Recuerdo muy bien cómo se veía antes y después de que lo matara.
—De nada.—
Grayson se ríe. Colt lo fulmina con la mirada antes de retirar la foto y
guardarla en su carpeta manila.
—¿Conoces el problema que has causado?—
Me recuesto en mi silla y me concentro en donde supongo que está parado
el hombre detrás del espejo. —Sé que he matado a uno de tus enemigos. Sé
que no estás enojado por su muerte. Lo que no sé es por qué me
secuestraste. ¿Te importaría iluminarme? —
Buen trabajo, Demi. Directo al grano.
—La manada Santa Cruz emitió un contrato por tu cabeza—.
Mierda.

Espero a que caiga el zapato porque veo a Colt colgándolo frente a mi cara,
sujetándolo de la cinta del zapato entre el pulgar y el índice y dejándolo
descender lentamente centímetro a centímetro.
Está esperando que lo averigüe. Seré honesta, no lo entiendo del todo.
—Entonces, ¿qué, me vas a entregar?—
Colt asiente. —Algo así.—
—¿Qué significa eso?—
Grayson se inclina hacia adelante. —Tranquila, tigre—.
Lo miro.
—Llevarás esto—. Colt coloca con cuidado un extraño chaleco de metal
sobre la mesa. Noto algunos puntos de salida y mecanismos, lo que significa
que se trata de algún tipo de arma.
—¿Qué es?—
Colt pasa el dedo por uno de los barriles. —Un chaleco que sostiene una
bomba cargada de plata—.
*****
MATEO
La expresión del rostro de Demetria me perseguirá por el resto de mi
vida. Está petrificada, enojada y triste a la vez. Por alguna razón
inexplicable, no puedo soportar verla tan asustada. Enojada, puedo
manejarlo. Estar triste no es mejor que estar llena de miedo.
Al menos ha dejado de citar Lo que el viento se llevó . Odio esa maldita
película, especialmente porque Torana me hizo verla cientos de veces
cuando salió por primera vez. Antes de que ella pisoteara todo mi corazón
de no-muerto.
Maldito coño.
Sin embargo, Demi no se parece en nada a Torana. Ella es un cohete, y odio
ver que su fuego se apague.
Frunzo el ceño cuando la noto temblar. Su ropa está empapada y está
helada. Grayson va a pagar por eso.
¿Por qué te importa?

Ignoro la voz molesta en mi cabeza y me concentro en las palabras de Colt.
—Usarás esto cuando te entreguemos a los lobos. Antes de que se den
cuenta de lo que es, explotará y nuestros problemas desaparecerán junto
con el alfa —.
Demi frunce el ceño. —Solo vas a hacer enojar a los Mayores de la
manada.—
¿Cómo sabe ella acerca de los Mayores?
Grayson había mencionado a un lobo enojado discutiendo con ella antes de
sacarla de su casa. Demi debe estar en la cama con ellos de alguna manera.
Razón de más para renunciar a ella. Ella ya está causando problemas.
La voz de Colt es tensa mientras explica la logística, y puedo decir que no le
gusta la idea de enviarla a la muerte. No peleará conmigo porque es un buen
capitán, pero ya no le gusta el plan.
La mirada de Demi se eleva y respiro. Es imposible, pero es como si supiera
exactamente dónde me encuentro cuando envía esas dagas visuales a través
del cristal.
Algo me dice que esta mujer no es ajena a los problemas. Grayson la trajo a
casa con una sonrisa en el rostro y odia ir a recoger la basura. Ella es
luchadora y él está intrigado.
Mis dos mejores hombres se distraen con ella. No puedo culparlos porque
me encuentro fastidiosamente fascinado con el humano que mató a un
hombre lobo y atacó a un vampiro. Ella también ha peleado con mis dos
hombres, haciéndola aún más interesante.
Demi no tiene un sentido claro de autoconservación. Eso o ella cree que en
realidad tiene posibilidades de escapar de mí.
Ella no lo hace.
Puedo perseguirla hasta los confines de la Tierra solo con su olor ahora que
ha estado cerca de mí. En su mayor parte, los vampiros y los lobos
comparten los mismos sentidos y habilidades intensificados. Si bien no
quiero aullarle a la luna, gracias a la mierda, su olor está grabado en mi
memoria y puedo rastrearla si es necesario.
—Esta es una idea horrible—, dice, mirando a Grayson. —A los Mayores no
les gustará que mates al alfa—.
Grayson murmura algo mientras Colt la mira fijamente. Él no le dice que los
Mayores no se preocupan por el alfa actual y son los que lo quieren

muerto. Tampoco menciona que nos han pagado casi tres millones de
dólares para acabarlo.
Demi clava un cuchillo en la parte superior de la mesa, los ojos arden de
rabia y odio. Mira a mis hombres con la ferocidad de un vampiro Mayor.
Me dan la espalda, pero noto su cuidadoso control sobre sus
movimientos. Intentan no reaccionar, por miedo a mi reacción. Colt la
quiere tanto como Grayson. Se han alimentado recientemente y sé que han
tenido parejas sexuales en el último mes, por lo que no se mueren de
hambre. Después de su pequeña demostración de desafío, creo que estoy
empezando a entender por qué les gusta.
Demi es aterradora, para un humano. En este punto, por lo general, están
muertos o son un desastre. Demi está loca de indignación.
Es fascinante.
Se aferra al mango de la hoja y luego vuelve a mirarme. —Los mataré a
todos—.
Mis labios se contraen en una sonrisa, algo que no hago a menudo, y sé sin
lugar a dudas que nos va a causar estragos a todos. Mi polla se contrae en
mis pantalones. Me excitan sus amenazas. No me ha excitado una mujer en
años.
Maldigo y aprieto el botón del intercomunicador. —Llévala a su habitación—
Colt mira por encima del hombro, sorprendido por la interrupción y el
cambio abrupto de planes. Él asiente con comprensión como el buen
soldado que es. Cierro la puerta de la sala de observación, mirándola
burlarse del espejo. Me desabrocho los pantalones y aprieto mi dolorida
polla en mi mano.
Demi es un problema.
No es un buen jodido problema.

DEMI
Resulta que tengo mi propia habitación. Esperaba estar encadenada a otra
silla o arrojada al mismo apartamento que antes. En cambio, me quedo en
una versión más pequeña del apartamento de Grayson. La decoración es la
misma, todos colores oscuros y decoraciones sofisticadas. La cocina está
completamente equipada con bocadillos y bebidas.
Sonrío cuando no puedo encontrar ningún cuchillo.
Lástima.
Alguien los eliminó a todos. Menos mal que Grayson me dejó quedarme con
la navaja. El arma me da una falsa sensación de seguridad y control al que
me aferro.
Me muero de hambre, así que me sirvo una manzana, queso y unas
galletas. El agua embotellada está fría y deliciosa, lo que me hace suspirar
de agradecimiento cuando tomo un gran trago.
El reloj del horno indica que son casi las nueve y media de la noche. No hay
calendario, pero he estado aquí unos días, así que es jueves o
viernes. Agarro la hoja y me la llevo al dormitorio.
Es curioso que me den un alojamiento tan elegante cuando planean
matarme con el estúpido artilugio explosivo en el pecho. Mi amenaza de
muerte no fue en vano. Encontraré una manera de matar a esos tres
vampiros. Si Colt no hubiera tenido un agarre inquebrantable en mis
muñecas de camino al apartamento, ya lo habría apuñalado.
Sobre el edredón negro hay un par de ropa limpia. Los miro con furia, pero
decido que prefiero usarlos que continuar congelándome mientras los míos
se secan al aire.
Tiro la ropa húmeda sobre la barra de la cortina de la ducha y me pongo los
suaves pantalones negros de yoga y la blusa verde oliva. La camisa es un
poco más larga y holgada de lo que normalmente uso; se siente mil veces
mejor que la camisa mojada. Empujo las mantas hacia atrás, coloco el
cuchillo debajo de las almohadas y me acuesto para descansar.
He estado subida de adrenalina durante tanto tiempo que no estoy segura
de poder dormir tranquila. Con la manta apretada en la habitación oscura,
me encuentro lentamente relajándome para dormir. Mis dedos rozan la
navaja, reconfortándome con la pequeña medida de seguridad.

No es mucho en contra de los vampiros. Tomaré todo lo que pueda para
ganar algún tipo de ventaja. Grayson y Colt se lo pensarán dos veces antes
de intentar atacarme o ponerme el chaleco. Especialmente si quieren
mantener la vista.
Con estas imágenes un poco trastornadas jugando en mi cabeza, caigo en
un sueño profundo que tanto necesito.
*****
Pasan dos días y no veo ni tengo noticias de nadie. Casi no tengo bocadillos
y me estoy quedando sin cosas para ver en la televisión. No hay libros en
este departamento y estoy cansada de ver telenovelas o reality shows
ridículos. No puedo manejar la actuación.
Es mucho mejor perderse en los libros porque obtienes una vista sin filtros
del cerebro del personaje. Las películas y la televisión eliminan gran parte
de la mejor parte: el monólogo interior.
Mi monólogo interior es una perra divagante e iracunda que está en un
noventa y siete por ciento segura de que está a punto de comenzar su
período en una semana más o menos si la hinchazón es una indicación. Lo
que significa que tendré que pedirle a uno de los estúpidos vampiros que me
consiga suministros. A menos que estén bien con sangre por todas
partes. . . que dada su naturaleza, no es del todo descabellado. Yo, por otro
lado, me importa mucho hacer un completo desastre.
La madre naturaleza tiene un extraño sentido del humor si cree que es el
momento de atacar.
Tengamos la semana del tiburón en el nido de vampiros, es un gran plan .
Alguien está abriendo la puerta principal, así que apago la televisión y agarro
el cuchillo de la mesa. He estado practicando blandir el arma y me siento
más cómoda con él que hace dos días.
Colt entra y mira a su alrededor. Su mirada se posa en las almohadas que
destrozé durante mi práctica.
—Usted ha estado ocupada.—
Es tan casual que resulta molesto.
—Quería estar preparada—.
Colt se detiene y descansa contra el mostrador donde se encuentran los
taburetes. —¿A quién planeas apuñalar, Demetria?—

Descruzando mis piernas, me paro y camino hacia él. —¿Realmente
necesitas preguntar?—
Su cuerpo entero está sobrenaturalmente quieto, haciéndome saber que
ahora no es el momento. Estoy a cuatro pasos de él cuando cambia.
—Cuidado, Demi. No quiero tener que hacerte daño —.
Me río y paso mi dedo por la hoja, silbando cuando me corta la piel y una
gota de sangre sale a la superficie. Colt levanta la mano, agarra y tira el
cuchillo antes de tirar de mi brazo y ponerme al ras con su cuerpo.
Él sostiene mi mano entre nuestras caras y ambos miramos el hilo rojo que
corre por mi dedo.
Mi corazón retumba en mis oídos.
Sus ojos verdes se oscurecen cuando mira los míos. —Tienes que tener más
cuidado, Demi. Un vampiro menor no podría controlarse a sí mismo —.
No lo digas, Demi. Mantén tu tonta y estúpida boca cerrada antes de que te
maten.
—¿No quieres probar?—
Es oficial, soy una idiota.
Colt entrecierra los ojos. —¿Quieres que te pruebe, pequeña luchadora?—
Me muerdo el labio y miro la sangre que gotea sobre sus dedos. El cuchillo
era mucho más afilado de lo que esperaba y corté más profundo de lo que
pretendía.
—No.— Exhalo un suspiro de alivio cuando me empuja.
Se lleva la mano a la boca y usa la lengua para limpiar mi sangre de su
piel. Colt gime y cierra los ojos con fuerza. Un leve temblor recorre su
cuerpo.
Mierda.
Puede que finalmente muera, y es mi culpa. Burlarse de un vampiro con
sangre. Soy ridícula. Doy un paso atrás y tropiezo conmigo misma cuando
Colt abre los ojos de golpe. Se han vuelto casi completamente negros, y
aprieta la mandíbula mientras me frunce el ceño. Estoy tratando de
escaparme, pero es increíblemente rápido. Colt me agarra por la cintura y
me lanza hacia el sofá.
Se me escapa un grito de terror. Antes de que pueda chocar contra él, me
agarra del aire y me coloca en el sofá. Todavía es rudo, pero mucho más

suave de lo que hubiera sido ser arrojada a los cojines. Me cubre con su
cuerpo, usando una mano para sostener su mitad superior hacia arriba.
Sus labios están calientes y húmedos mientras mete mi dedo en su boca. El
gemido que lanza retumba sobre mi piel y hace que mi estómago se
revuelva. Estoy temblando, atrapada debajo de él, y el cuchillo está
demasiado lejos para ser de ayuda. Sus salvajes ojos negros se clavaron en
los míos.
Estoy perdida en un mar de su oscuridad y violencia. Siento su ira ondear
sobre mí. Su odio por mí se hunde en mi médula y se hunde en mis venas
mientras trabaja la herida con su lengua para liberar más sangre.
Cuando se mueve y lentamente aparta sus labios de mi dedo, dejo escapar
un suspiro de sorpresa. Él mira el apéndice ahora limpio y yo sigo su
mirada. La herida se vuelve a unir.
—¿Cómo?— Pregunto con voz temblorosa.
—Mi saliva puede transmitir temporalmente propiedades curativas
sobrenaturales a las lesiones humanas—.
Frunzo las cejas. —¿Eso afecta la alimentación?—
Colt mueve su atención de mi dedo, que ahora está completamente curado,
a mi cara. Me estudia por un momento mientras sus ojos se desvanecen de
negro a verde. —Las heridas solo comienzan a sanar cuando dejamos de
alimentarnos. El aire fresco desencadena la curación —.
Nos miramos el uno al otro durante unos segundos más. Observo como Colt
saca la lengua para lamerse los labios. Otro rugido de agradecimiento
proviene de este extraño vampiro.
Me está probando.
Saboreándome.
¿Por qué esto me hace tan feliz?
—¿Qué sabor tengo?—
Mi pregunta atraviesa nuestro momento y él se aparta de mí y se mueve a
través de la habitación de la misma manera en que los vampiros pueden
moverse.
Colt no me mira cuando dice: —Es hora. Vamos.—
—¿Qué?— Le pregunto, esperando que no diga lo que sé que está a punto
de decir.

—Te entregaremos a la manada de Santa Cruz hoy—.
—Quieres decir que me estás matando hoy—.
Se encoge de hombros, haciendo que parezca que no le importa, pero todavía
no puede mirarme a los ojos.
—Colt.— Mi voz se rompe sobre su nombre. Odio este lado patético y débil
de mí misma. —No tienes que entregarme—.
—El trato ya está hecho, Demi. Mataste al ejecutor —. Finalmente me
mira. No hay emoción en su rostro. No siente nada.
¿Como puede ser? ¿No le gustó saborear mi sangre? Eso cuenta para algo,
¿verdad?
—Dejaré que te alimentes de mí—.
Su risa sardónica me hace estremecer.
—Demetria, si quisiera alimentarme de ti lo haría. No necesito tu permiso—
Imbécil.
Le saco el dedo. —Que te jodan, Colt. Esto está jodido, y lo sabes. Nunca
pensé que llegaría el día en que la Blood Mafia tuviera que usar a un
humano para emboscar a sus enemigos porque tenían demasiado miedo de
hacerlo ellos mismos. Son un montón de gallinas de mierda—.
Su máscara impasible se endureció. —No eres especial, Demi. Eres un peón
y el rey te envía a morir. No actúes tan sorprendida —.
*****
COLT
El rostro de Demi es su mayor debilidad. Cada pensamiento y emoción que
tiene parpadea sobre sus rasgos. Sus cejas se hunden severamente cuando
está enojada. Su boca se abre en una pequeña forma de O cuando se
sorprende. Sus fosas nasales se dilatan cuando tiene ganas de apuñalar a
alguien. Esos bonitos ojos marrones se dilatan cuando está asustada.
Ahora mismo, está cabreada.
—Eres un imbécil —.
La miro rápidamente, la arrojo sobre mi hombro como un saco de patatas y
la llevo fuera del apartamento. Me golpea la espalda con los puños e intenta

patearme. Cuando le da un bocado a mi costado y muerde, gruño y le golpeo
el culo.
El chillido que deja escapar pone una sonrisa de suficiencia en mi
rostro. Sin embargo, las nalgadas funcionaron. Ella dejó de morderme. El
humano es a la vez frustrante y seductor en su rabia. Hay algo en la forma
en que su ira hierve a fuego lento, casi como una fuerza visible que se puede
ver moviéndose debajo de su piel, que me excita y me da ganas de
estrangularla al mismo tiempo.
No creo que le importe jugar un poco con la respiración, si la última vez que
la sujeté contra la pared es una indicación. Demi no es una virgen inocente.
Está retorcida y dañada, como yo. Creo que es parte de lo que me atrae de
ella, saber que es imperfecta. Ella no esconde sus imperfecciones. . . no,
Demi las arroja a la faz del mundo con dos dedos medios en alto.
Es una pena que Mateo no haya cambiado de opinión. Nada me encantaría
más que tener tiempo para aprender a derribarla. Meterme en su cabeza,
familiarizarme con su cuerpo y quebrarla por completo. Gimo cuando mi
polla se agita en mis pantalones, y rápidamente pienso en otra cosa.
Grayson tenía razón. Esta mujer se me ha metido en la piel. No puedo
esperar para deshacerme de ella de una vez por todas.
Mentiroso.

DEMI
Quien diseñó este artilugio de muerte no había considerado las tetas. Las
mías están dolorosamente aplastadas contra mi pecho mientras Grayson
aprieta las correas y las bloquea en su lugar. Miro al vampiro cuando da un
paso atrás para ver su laborioso trabajo.
Hace una mueca cuando ve la mirada.
—No tengo otra opción—, dice en una disculpa a medias.
—Coño.—
Sus ojos se abren ante mi palabra susurrada. Algunos de los otros vampiros
que estaban cerca lanzan miradas mordaces en mi dirección. Sin embargo,
están demasiado ocupados preparándose para prestarme mucha atención.
Colt regresa a la sala de armas donde nos había dejado a Grayson y a mí. La
habitación está llena de gabinetes de armas y varios estantes que contienen
aún más armas. Los cuchillos y las pistolas están esparcidos por una mesa
en el medio de la habitación.
Colt revisa las correas, esquiva un cabezazo que le lanzo y asiente con la
cabeza. —Bien. Quítele las esposas, póngale la camisa y llévela al coche —.
Colt agarra dos Glocks de la mesa de madera, las enfunda y luego va a tomar
un AR-15 del estante.
Grayson quita las ataduras, manteniendo su mano firmemente en mi
muñeca, y me pone la camiseta de gran tamaño. Luego me lleva al
coche. Una vez que me empuja dentro, esposa mis muñecas a mis tobillos.
Maldigo cuando el chaleco de metal me muerde los muslos. —¿Qué pasa
con el cinturón de seguridad?—
—Ella es bastante bocona, Grey. ¿Te encargarás de eso o debería yo? Esto
proviene de un vampiro burlón con cabello largo y moreno. Lo lanza por
encima del hombro. —Puedo pensar en muchos usos para una boca como
esa—.
Colt vuela hacia el vampiro molesto antes de que Grayson pueda y le da un
puñetazo en la cara. El vampiro vuela hacia atrás y choca contra un
automóvil estacionado, activando rápidamente la alarma.
—Alguien apague el maldito auto—, dice Grayson.

Una mujer hurga en su bolsillo y hace clic en el llavero.
Colt mira a la pequeña tripulación de vampiros. —No estamos aquí para
hacer amenazas de agresión sexual. Estamos aquí para lidiar con la manada
de Santa Cruz. El hecho de que se vaya a morir no te da derecho a ser un
imbécil repugnante —.
El que arrojó al otro lado del estacionamiento está parado. Si no estuviera a
punto de morir, estaría preocupada por el ceño fruncido que me envía.
Esbozo una sonrisa, dejando que mis dientes lo miren. Se me cae el pelo a
la cara, pero puede verme lo suficiente como para registrar la sonrisa. Gruñe
y se aleja hacia una camioneta, saltando al asiento trasero y cerrando la
puerta.
—¡Vamos!— Colt grita, haciendo que los vampiros se pongan en acción.
Observo desde mi posición inclinada mientras suben a dos coches. Grayson
y Colt son los únicos que se suben a la camioneta en la que estoy. Colt se
da la vuelta en el asiento del pasajero mientras Grayson sale del garaje.
—¿Qué estás mirando, chupasangre?—
Entrecierra los ojos. —No lo sé, todavía no lo he descubierto—.
Polla.
Me soplo el pelo de la cara y niego con la cabeza para poder mirarlo sin
obstrucción.
—Mira largo y tendido, Colt. Esta cara te perseguirá por el resto de tu
vida. Te encontraré en tu sueño de no-muerto. Te perseguiré mientras te
follas a una idiota no muerta. Nunca volverás a cagar sin mí presente. Cada
segundo de privacidad que creas que tienes será destruido. Estaré allí para
molestarte y no hay nada que puedas hacer al respecto, supe —.
—Maldita sea—, murmura Grayson. Enciende la luz intermitente mientras
permanecemos inactivos en un semáforo.
Colt sigue mirándome. Mis palabras no lo han afectado, o al menos, no deja
que su impacto se vea. Bastardo de corazón frío.
—Gracioso, es como si pensaras que me estás amenazando. ¿Qué te hace
pensar que no quiero que me persigas? —
Miro el panel de la puerta frente a mí, ignorando el leve movimiento de su
boca.
—¿Me verás masturbarme?—

Judas Priest.
—Encontraré una manera de apuñalarte. Tiene que haber una forma de
subir de nivel a poltergeist. Cuando lo descubra, puedes besarte la polla, y
decir adiós —.
Él se echa a reír, echando la cabeza hacia atrás y dejando que su risa
estruendosa llene el auto. —¿Quién eres tú?—
Lo miro, bajando las cejas. —Soy Demetria—.
—Sé tu nombre, pero ¿quién eres? ¿Cómo llegaste a ser tan atrevida? — El
niega con la cabeza. —Me recuerdas a alguien.—
—Supongo que nunca lo sabrás, ya que voy a morir—. Luego aprieto mis
labios y lo miro.
Colt escudriña mi rostro por unos momentos, chupando sus mejillas
mientras trata de averiguar a quién le recuerdo o por qué soy como soy.
—Estamos a dos minutos—, dice Grayson, interrumpiéndonos.
Colt mira hacia adelante y comienzan a discutir el plan, ignorándome a mí
y a mi acelerado corazón humano.
Como ya no estoy distraída, solo puedo concentrarme en cómo mi sangre
corre por mis venas y ruge en mis oídos. Mi respiración es aguda y corta.
Mi visión se oscurece cuando los neumáticos crujen sobre la grava y
Grayson detiene el coche.
Las puertas se cierran de golpe y el cinturón de seguridad de Colt se retrae
cuando desabrocha la hebilla y sale. Grayson lo sigue, dejándome sola en el
coche.
Creo que estoy hiperventilando.
Todo se encoge a mi alrededor, presionándome y pesando mucho en mi
espalda. Tiro de las esposas, pero no hace nada más que causar dolor.
Ni siquiera puedo sentarme para ver cuántos de la manada están aquí.
Hay voces ahogadas que se filtran a través de las ventanas cerradas, pero
estoy demasiado asustada para distinguir alguna de las palabras.
¿Tiene algún sentido tratar de calmarse? Incluso si el chaleco no funciona,
la manada me matará en el momento en que me pongan las patas encima.
Me quieren muerta por matar al ejecutor.

Alguien camina hacia el auto. Sus pasos cuidadosamente controlados
patinan sobre la grava. Mi puerta se abre y Grayson se inclina para
desabrochar las esposas.
Intento decir algo, pero tengo la boca seca. Me lamo los labios para poder
hablar. —Por favor—, le susurro.
¿Necesito decir más?
No lo creo. Él sabe lo que estoy suplicando.
Grayson me ayuda a sentarme y sus ojos azules están llenos de
remordimiento. —Tú vas a estar bien.—
¿Desde cuándo está bien estar muerto? Es por eso por lo que los humanos
y los supervivientes no se mezclan. Les podría importar menos la muerte. La
muerte permanente de un sobrenatural es difícil de conseguir. Son tan
resistentes.
Mientras que los humanos se rompen con la cantidad adecuada de presión
y torsión del cuello. Nos arrugamos como muñecos rotos y nuestra carne se
pudre como manzanas en una pila de abono.
Los Supes se pueden curar. Pueden volver de una fractura de cuello. Pueden
curar huesos rotos.
El único consuelo que tengo es que el chaleco cargado de plata sacará
algunos de ellos.
Oye, al menos saldré con una explosión.
Un sollozo ahogado sube por mi garganta, pero lo arrastro hacia abajo. No
dejaré que me vean romperme.
Grayson me saca del coche y me tropiezo. Su brazo serpentea alrededor de
mi cintura para estabilizarme. Me lanza una mirada. Debo estar alucinando
porque veo el pánico escrito en todo su rostro.
Quizás esté teniendo un ataque de simpatía. Puede escuchar mi corazón, mi
respiración y sentir mis emociones en espiral. ¿Mis momentos finales se
arruinan con sus sentidos intensificados?
Bien. Quiero que sufra cada emoción que me ataca. Quiero que caiga de
rodillas mientras muero, sintiendo el dolor desgarrándome como si fuera el
suyo.
—Está bien, Demi.—
Intento alejarme, pero él no me deja. —Nada de esto está bien—.

Mi camisa holgada cubre el chaleco, y los hombres frente a nosotros
observan cómo Grayson prácticamente me lleva a través de este
estacionamiento de grava. Gritaría, pero no quiero darles la satisfacción.
—¿Esta es ella?— pregunta una voz ronca.
Miro al hombre frente a mí. Un surfista de aspecto desaliñado. Cabello rubio
desgreñado, un bronceado profundo y una sonrisa que normalmente diría
que es hermosa.
—¿Ella mató a Derrick? Ella es diminuta —.
Algunos de los otros lobos están de acuerdo con él. —¿Se la has metido?—
Puaj.
Por favor mátame ahora.
Reconozco la ironía del momento. No hace dos segundos no quería nada
más que vivir, pero si él quiere entrar, prefiero morir. Al darme cuenta de
que no tengo más remedio que levantarme y matar a este hijo de puta antes
de que pueda ponerme las manos encima, planto los pies y empiezo a
caminar por mí misma.
Grayson nota el cambio en mi comportamiento y afloja un poco su agarre.
Cuando me encuentro con la mirada del líder de la manada sin vacilar, deja
escapar un silbido bajo. —Ella es dura, ¿eh? Sería divertido obligarla a
someterse —.
Los dedos alrededor de mi cintura presionan dolorosamente mi piel, y miro
a Grayson. ¿Realmente tuvo que poner su mano en la única parte de mi
estómago que no estaba cubierta por el estúpido chaleco?
Supongo que si me estoy muriendo, los moretones no importarán.
—Oh, ¿ella es tu chica, hermano? No quise molestarla —.
Colt está de pie frente al alfa con los brazos cruzados sobre el pecho. Lleva
su chaqueta de traje Blood Mafia, que esconde el montón de armas
debajo. No le impresiona la boca del alfa.
Una vez que Grayson se detiene a su lado, siento el impacto total del alfa. Él
es fuerte. Mucho más fuerte que Kevin. Un estremecimiento involuntario
recorre mi cuerpo y la pequeña parte de la columna que me ha crecido se
marchita bajo el escrutinio del poderoso supe. Aprieto los dientes,
negándome a apartar la mirada de este imbécil.

Me gruñe, y un gruñido profundo se abre camino desde su pecho. —Ella es
desafiante—.
No hay humor en su voz. Antes, estaba jugando. Ahora quiere que me
acobarde ante su omnipotente poder.
Puede besar mi trasero humano. No me inclino ante nadie, ni siquiera ante
un lobo alfa.
Grayson y Colt intercambian miradas por encima de mi cabeza,
comunicando algo en silencio. Quiero saber lo que están pensando, pero
sigo mirando con dagas al alfa. Nunca he sido una buena perdedora y me
niego a morir como tal.
—Pensé que era humana—, gruñe el alfa a los hombres.
—Ella lo es—, dice Colt.
Alfa Imbécil niega con la cabeza. —Imposible. Un humano no puede
sostener mi mirada de esta manera —. Me mira con los ojos oblicuos y la
cara contraída por la ira.
Grayson se encoge de hombros. —Quizás no eres tan fuerte como crees—.
Esto no le sienta bien al perro. Gruñe y aparta la mirada de la mía para
mirar a Grayson.
—Mierda—, susurro, riendo a pesar de lo aterrorizada que debería sentirme.
Me gané la mirada. Yo lo dominaba.
Él es mi perra.
Algunos de sus compinches se mueven incómodos al darse cuenta de lo que
sucedió antes de que lo haga el alfa. Incluso si estaba enojado, todavía se
sometió a mí cediendo primero.
Él perdió.
—¿Cuál es su nombre?— Le susurro a Colt.
—Dickweed—.
Resopló, lo que atrae la atención del alfa de nuevo, pero lo ignoro y miro a
Colt. —De verdad, ¿cómo se llama?—
—Richard.—
Mis labios se curvan en una sonrisa salvaje. —¿Qué se siente al someterse
a un humano, Richard?— Me estoy burlando de él.

Me importa un carajo.
Déjalo perder la calma.
Ya ha causado una oleada de descontento entre su gente simplemente
perdiendo contra mí.
Los ojos del alfa se abren un poco a medida que la gravedad de la situación
se hunde.
No sé mucho sobre la dinámica de la manada, pero sé que el alfa no se
somete a nadie más que a su compañero o un alfa más poderoso. No soy su
compañera, lo que significa ... ¿Qué pasa, perro? Soy el alfa.
*****
GRAYSON
No hay manera.
¿Cómo demonios Demi hizo que el alfa se sometiera a ella? Es imposible.
Ella no es tan fuerte. Ella es solo humana.
Colt y yo nos miramos el uno al otro por un momento y él aprieta los labios.
Este es un acontecimiento serio, y es posible que ella se haya ocupado de
nuestro problema por nosotros. Quizás ella no tenga que morir.
Richard, el pene alfa, está furioso. Los betas alineados detrás de él se
mueven incómodos. Algunos parecen dispuestos a desafiarlo. Es su derecho
como lobo de la manada enfrentarse a él, especialmente después de que
sucumbió a Demi tan fácilmente.
Un alfa fuerte no habría desviado la mirada.
Dick1 se da cuenta de que su gente está inquieta, y mira por encima del
hombro, gruñendo a un beta que se acerca un poco más. Por lo general, a
la gente le encantan las pollas, pero parece que estos lobos no son
fanáticos. No puedo decir que los culpo. Es poderoso, puedo sentir eso, pero
tiene una arrogancia arrogante y una sobreabundancia de confianza.
El tonto quería desafiar a Mateo. Nadie desafía a Mateo. Si los Mayores lobos
no se hubieran acercado y nos hubieran ofrecido un centavo para lidiar con
Richard, Mateo lo habría sacado por su cuenta y luego habría ido por los
Mayores como represalia por dejar que el cachorro se volviera loco.
1
Lo utilizan como juego de palabras, ya que también hace referencia a la Polla o Pene.

Tal como están las cosas, estamos aquí para hacer un trabajo, y Demetria
lo hizo aún más fácil.
—Dime, Dick, ¿qué tan duro es para ti ahora mismo?—
Demi se atraganta con una risa y me lanza una mirada. No le gusta la
facilidad con la que la hago reír. Ella todavía quiere estar enojada. Íbamos a
sacrificarla, a regañadientes, pero Mateo hace las reglas y Colt y yo las
seguimos sin cuestionar. Es nuestro líder y lo ha sido durante cientos de
años. No tiraremos todo eso por una mujer que apenas conocemos hace
unos días.
No importa cuánto me encantaría probarla y burlarme de ella, las órdenes
de Mateo son lo primero.
Richard me gruñe, medio cambiando en su pérdida de control. Otro punto
más en su contra.
Sus lobos no están contentos.
Los alfas suelen tener un genio muy suave, solo se enfrentan a amenazas
graves y, a menudo, pueden aplastar a los lobos ambiciosos en el suelo con
solo una mirada de decepción en su rostro. Richard es un cañón suelto.
—Desafío.—
La respiración de Demi se acelera, y sonrío cuando me mira con ojos
interrogantes. Inclino mi cabeza hacia los lobos y hago un sonido de
silencio. Ahora no es el momento para su boca inteligente.
Un beta en la parte de atrás cambia a su forma de lobo. Las costuras de su
ropa se rompen y la tela se cae. Richard gruñe en voz alta, la fuerza es un
roce frío sobre mi piel.
Los lobos que no se han movido dan un paso atrás y bajan la mirada,
sometiéndose al poder de su alfa.
El beta continúa hacia adelante, merodeando hacia Richard con pasos
amenazadores. Una mueca fea hace que sus labios se curven hacia atrás y
la saliva gotee de esos dientes afilados.
Colt y yo ayudamos a Demi a retroceder unos pasos, dando a los lobos
espacio para dar vueltas. Demi está jadeando ahora, otro ataque de pánico
arrastrándose sobre ella.
Sus dedos se clavan en mi brazo cuando los lobos chocan entre sí, sus
mandíbulas se rompen y sus garras se golpean entre sí. La sangre vuela por
el estacionamiento, aterrizando con un chapoteo frente a nosotros.

Demi parpadea, mirando sus zapatos que tienen una pequeña salpicadura
de sangre, luego dice: —No vas a volver a enloquecer de sed de sangre,
¿verdad?—
¿De nuevo?
Miro a Colt con los ojos entrecerrados, ignorando a los lobos que luchan. El
beta ha inmovilizado a Richard en la grava, pero el alfa está haciendo su
parte justa de daño. Grandes hendiduras filtran sangre en ambos machos.
Colt no revela nada cuando me mira a los ojos. Se trata de un control frío y
calculado. ¿De qué está hablando nuestro pequeño tigre?
—No—, le susurra tan suavemente que casi lo pierdo, pero mi oído es
superior.
—Esto suena como una historia que necesito escuchar—, le murmuro a
Demi. —Colt está lleno de secretos hoy—.
Ella me mira y luego se concentra en la pelea cuando un lobo grita. Es
imposible saber quién está ganando, especialmente con la cantidad de
sangre que ambos han perdido.
Sostengo la mirada obstinada de Colt, sonriendo cuando él estrecha
ligeramente su mirada en mí como si dijera suéltalo.
Oh no, amigo. No lo dejaré caer.

COLT
Grayson está haciendo un agujero en mi mejilla con lo mucho que me está
mirando.
El cabrón escuchó lo que preguntó Demi, sabe que solo hay una explicación
y no la va a dejar pasar.
Mierda.
Mateo se enojará si esto le llega de vuelta. Me dijo que no podía tenerla, y se
refería a ella. Ni su sangre, ni su coño, ni su amor.
Sin embargo, ella nunca amaría a alguien como yo, y yo no la estoy
buscando. El jefe lo dejó claro. Ella está fuera de los límites.
Si sobrevive esta noche, no estoy seguro de lo que significa para nosotros o
para ella. Grayson está fascinado con ella, tengo el peor caso de bolas azules
por esta chica, y Mateo no nos deja tenerla.
Ha pasado mucho tiempo desde que discutí con él. . . y si insiste en ceñirse
a su ridícula regla, él y yo tendremos algunas palabras.
Si Demi vive, me la llevo. Ella me desea tanto como yo la deseo a ella, y nadie
se interpondrá en mi camino. Ni siquiera Mateo.
*****
DEMI
La cabeza de Richard se gira hacia un lado cuando el lobo que lo desafió se
mueve y lo golpea. Escucho el crujir de huesos, pero el beta no se
detiene. Richard lo golpea unas cuantas veces más con sus patas antes de
que el beta lo domine en su forma humana y lo golpee. Puñetazo tras
puñetazo brutal aplasta la cabeza de lobo de Richard contra el suelo.
El lobo lo está golpeando tan fuerte que el suelo comienza a ceder bajo la
presión, tragándose lentamente a Richard. Está jadeando, gruñendo y
poniéndole apodos a Richard. El alfa es un lío de sangre, huesos rotos y piel
destrozada.
No estoy segura de que el beta vaya a detenerse.
Richard ya no se mueve.

Uno de los otros lobos da un paso adelante y murmura algo al beta. Gira la
cabeza y muerde al lobo. Luego se inclina y le arranca la garganta a Richard
con sus propias manos. El otro lobo retrocede sigilosamente hacia los
demás. El grupo de ellos está mirando la masacre y no hace ningún
movimiento para detener al beta.
Al parecer, a ninguno de ellos le agrada Richard.
Es un gilipollas, así que tiene sentido.
Colt y Grayson retroceden dos pasos más y me arrastran con ellos. El beta
se pierde en su festín. Mi estómago se revuelve cuando veo las entrañas
colgando de su boca. Echa la cabeza hacia atrás y aúlla a la luna.
Los vampiros detrás de nosotros se acercan más, formando un grupo
apretado.
—¿Qué estamos haciendo con la basura?—
Oh, qué original.
—Cállate—, dice Colt.
—No hemos terminado todavía. Alguien arme la bomba —. Esto es del
gilipollas del estacionamiento.
Algo empuja mi espalda y el agarre de Grayson en mi brazo se vuelve más
doloroso. —No la tocarás—.
—Entendido—, dice alguien más un segundo después de que Grayson
habla.
—Joder—, dice Colt con un suspiro. —Que alguien la mate—.
La vampira, la que supongo que armó la bomba en el chaleco, chilla y se
aleja del grupo. Grayson sisea antes de empujarme hacia Colt y correr tras
ella.
Es más como volar con lo rápido que se mueve. Apenas puedo rastrearlo,
pero veo el borrón de su forma en el crepúsculo.
Colt me arranca la camisa y busca a tientas la parte mecánica. Escucho un
leve pitido, que se vuelve más persistente cuanto más se mete por ahí.
Mi corazón está tratando de estallar en mi pecho de nuevo, y estoy
respirando con escalofríos.
Esto no puede estar pasando.
Por un segundo, pensé que iba a salir con vida.

La beta ha dejado de comerse a Dick. Ahora me mira con los ojos
dilatados. Inclina la cabeza y gruñe. También escucha el pitido.
—Mátenlos a todos.—
Los lobos se mueven a sus órdenes y corren hacia nosotros.
—Joder—, murmura Colt de nuevo.
—Deberías ampliar tu vocabulario. Quítame esta mierda de encima —.
Gruñe y señala con la cabeza a los lobos. —Encárgate de ellos.—
Los vampiros se apresuran hacia adelante, alejando a los lobos
furiosos. Con los chupadores de sangre involucrados, la lucha es demasiado
rápida para seguirla. Se mueven mucho más rápido y suave que los lobos.
Es casi como si aparecieran dentro y fuera de la pelea. Desapareciendo de
la vista y reapareciendo en otro lugar. Lógicamente, sé que eso no es lo que
está sucediendo, pero mi mente y mis ojos no pueden seguir el ritmo.
Colt todavía está sacudiendo el chaleco y murmurando para sí mismo. Los
pitidos están separados por segundos y estoy segura en un noventa y siete
punto cinco por ciento de que voy a morir.
—Deberías correr—, le digo a Colt.
¿Por qué quiero que esté a salvo? Debería querer que la explosión lo
golpeara, incluso si no lo mata. Es parcialmente culpable de mi secuestro y
ahora de mi muerte.
—No.— Su tono es firme. Resopla y dice: —Esto va a doler—.
Luego, me arranca el chaleco usando su fuerza sobrenatural. El metal se
clava en mi piel, extrayendo sangre antes de que gima y se rompa bajo la
fuerza de Colt. Inspiro aire y Colt lanza el chaleco al otro lado del
estacionamiento.
Los lobos sienten que algo anda mal y cambian, huyendo de la bomba de
tiempo.
Colt les grita a los vampiros que se cubran antes de levantarme y llevarnos
al otro lado de la camioneta. La explosión sacude el vehículo y las ventanas
se rompen cuando la plata dura se dispara a través de ellas. Escucho un
grito de dolor de un lobo que no logró alejarse lo suficiente antes de que mis
oídos comiencen a sonar.
El vidrio llueve sobre Colt y yo.

Mis dedos tiemblan contra sus bíceps y lucho contra una ola de
oscuridad. El pitido de la bomba sigue resonando en mis oídos.
No, esas son las alarmas del coche.
Los vampiros se gritan entre sí y salen disparados desde detrás de los
coches. Cuando regresan, cargan a Grayson.
Está cubierto de heridas que cicatrizan lentamente. La plata no es mortal
para los vampiros como lo es para los lobos, pero aparentemente ralentiza
el proceso de curación.
Grayson gime cuando lo acuestan frente a mí y Colt. Me inclino sobre su
rostro. Mi frente se arruga con preocupación, lo que me molesta por varias
razones, la principal es la simpatía que siento por él.
Me sonríe y pasa una mano ensangrentada por mi mejilla. —Oye, tigre—.
Luego se desmaya.
Jadeo y tiro del cuello de Colt, acercándolo más. —Arréglalo—.
Colt saca mis dedos de su camisa y dice: —Está bien. Su cuerpo necesita
un segundo para sanar —.
Empiezo a mirarlo, pero me doy cuenta de lo cerca que se han vuelto los
otros vampiros. Los cuatro me miran fijamente con los ojos nublados de
negro. Sus colmillos están a la vista. Golpeo con la mano la herida más
grande del chaleco y presiono la espalda contra el coche.
Colt se pone de pie y se pone delante de mí. Mueve un poco su peso hacia
adelante y se agacha. —Sube al auto, Demi.—
No discuto porque al menos estoy un poco interesada en lo que está
pasando. Mi sangre ha desatado su hambre de vampiros, y soy un bocadillo
fácil. Humanos y débiles a pesar de poder apuñalarlos. El cuchillo no está
sobre mí, así que no tengo forma de defenderme. Al menos no de forma
eficaz.
Lucho con la manija del lado del conductor y me meto en el asiento una vez
que lo abro. Presionar el botón de bloqueo una vez que estoy adentro no
hace mucho para que me sienta segura, ya que no hay ventanas y tienen
mucha fuerza.
El estacionamiento está vacío cuando reviso; ni un lobo a la vista. Deben
haberse dividido una vez que la plata comenzó a volar. Casi segura de que
la única amenaza para mí son los chupadores de sangre, vuelvo mi atención
hacia ellos.

Su voz es apagada, pero Colt está murmurando algo a los vampiros
hambrientos. Parece que no les gusta lo que escuchan porque corren hacia
él. Colt puede ser un tipo rudo, pero cuatro contra uno no son buenas
probabilidades. Incluso para los mejores luchadores.
Cuando se mueve, es como agua furiosa sobre rápidos. Rápido y violento. Le
arranca la cabeza a uno de los machos y la tira a un lado antes de destripar
a otro. Me tapo la boca con la mano, estupefacta por la escena que se
desarrolla frente a mí.
Colt no está jugando y, en otro minuto, los otros dos vampiros están
mutilados, ya no son una amenaza para mí y mi sangre humana.
—Mierda—, le susurro cuando arroja el cuerpo del último vampiro a través
del estacionamiento y choca contra la pared de ladrillos de un edificio.
Grayson brota del suelo, haciéndome gritar de sorpresa. Me lanza una
sonrisa descarada antes de ir a Colt.
Vampiro estúpido.
Están parados fuera del vehículo, hablando y gesticulando salvajemente. No
soy el espía más sigiloso, y probablemente sepan que estoy escuchando. No
me importa y ellos tampoco porque siguen gritando.
Colt mató a cuatro vampiros por querer chuparme la sangre. Grayson mató
a la mujer por encender la bomba.
—Mierda.— Mis palabras son apenas un susurro.
*****
GRAYSON
Ser golpeado por la plata no es nada comparado con la irritación que arde
dentro de mí. Entre el momento en que me desmayé y desperté, Colt asesinó
a nuestro escuadrón.
Maté a Shelly por ser lo suficientemente estúpida como para actuar antes
de recibir una orden directa de Colt. Es el capitán y sus órdenes son las
únicas que sigue la escuadra.
—¿Qué diablos hiciste?—
Colt me mira con el pecho agitado. —Iban a pelear conmigo para llegar a
ella—.
—¿Entonces los matates a todos?—

Se encoge de hombros. —Se curarán. . . bien. Tal vez no Royce, pero los
otros tres lo harán —.
Miro la mitad inferior del cuerpo de Royce y apunto mi dedo en su
dirección. —Mateo no estará feliz con esto—.
Colt gruñe. —Bueno, a él no le habría gustado que yo dejara que la
mataran—.
Demi está escuchando con atención absorta cuando lanzo una mirada por
encima de mi hombro para ver cómo está. Gimo porque es entrometida, pero
eso no me impide reprender a Colt.
—Perdimos a cinco de nuestro escuadrón esta noche, Colt. Cinco de
ellos. ¿A quién crees que va a culpar Mateo? —
Colt aprieta la mandíbula porque lo sabe. No seremos nosotros los que
carguemos con la peor parte de su ira.
—La probaste.—
—Púdrete.—
Me río. —Mateo lo sabrá. No puedes esconderte de él. Sentirá tus
deseos. Sabes que no debes alimentarte directamente de ella —.
Él hace una mueca. —No tuve elección—.
Oh, eso es rico. —Tenías una opción. Fuiste demasiado estúpido para hacer
la correcta —.
Su mano se aprieta alrededor de mi cuello, y sonrío ante su pérdida de
control. —¿Tú también me vas a matar, Colt?—
—No.— Gruñe y arranca la mano. —Entra en el coche.—
Demi trepa por la consola y cae en el asiento trasero cuando él abre la puerta
de un tirón. Su corazón late con fuerza y su respiración es levemente
elevada. Hay un leve rastro de excitación mezclado con el olor de su miedo,
y estoy seguro de que ni siquiera se da cuenta de que una parte de ella
disfruta lo que hizo Colt.
Está más desquiciada de lo que pensé originalmente. Con el tiempo, Mateo
puede llegar a apreciar las acciones de Colt. Esta noche, sin embargo, se va
a enojar. La pérdida de control de Colt podría ser perjudicial para la Blood
Mafia, especialmente si ya está apegado a Demi después de una probada.
Miro al cielo. —Ten piedad de nuestras malditas almas, por favor—.

MATEO
La vida se ha vuelto aburrida durante los últimos cien años. El mundo ha
dejado de sorprenderme y la gente se ha vuelto dolorosamente predecible.
Incluso mis hombres. Son consistentes en sus formas y hay poco que pueda
cambiar eso.
Cuando las cámaras de mi oficina muestran a Colt regresando con Demi y
Grayson, menos dos vehículos y un escuadrón de soldados, mis cejas
golpearon la línea del cabello.
Me doy cuenta de que estoy sorprendido y trato de procesar la emoción
desconocida.
¿Dónde está mi gente?
¿Por qué el maldito humano todavía respira, y por qué Grayson mira a Colt
como si quisiera arrancarle la cabeza?
Mi mirada viaja al humano, que lleva una camisola y un par de pantalones
negros. Ella se aleja de los hombres, manteniendo una distancia segura. La
mitad de su cara está cubierta de sangre.
¿Por qué está asustada?
Tantas preguntas para las que no tengo respuestas. No me gusta
preguntarme.
No disfruto de los misterios.
Demi está empezando a hacerme enojar. Ella es humana. No debería estar
molesto por un humano. No valen la pena.
Colt la agarra del brazo y la arrastra hacia el ascensor. Ella gira su brazo y
lo golpea contra su muñeca. La deja ir a pesar de que sé que es lo
suficientemente fuerte como para resistir su ataque.
Algo en su comportamiento loco y auto-peligroso me hace sonreír.
Cuando me empiezan a doler las mejillas por sonreír con tanta fuerza,
frunzo el ceño y tiro un vaso al monitor. La pantalla se agrieta y crean las
telarañas. La taza cae al suelo con un ruido sordo. La pequeña cantidad de
sangre que había dejado dentro se derrama sobre el labio y gotea sobre el
piso de baldosas, tiñéndolo de rojo brillante.
Aprieto el puente de mi nariz con fuerza.

Esto se ha ido de las manos.
La mataré yo mismo.
*****
DEMI
Colt es lo suficientemente inteligente como para dejarme ir. Puede que sea
una prisionera, pero no me van a maltratar si puedo evitarlo. Claro, podría
haberse aferrado a mí con facilidad dada su fuerza de vampiro, pero no lo
hizo. Eso cuenta para algo.
No estoy del todo segura de cuál es mi posición con él o con Grayson en este
momento. Sé que están en conflicto porque me enviarán a la muerte.
Todavía siguieron las órdenes como buenos soldaditos hasta todo lo que
pasó con Richard.
Agradezco al lobo muerto por ser un idiota porque posiblemente me salvó la
vida.
Salir del estacionamiento de concreto y entrar en el ascensor con poca luz
se siente como un logro. Regresé ilesa de la misión. Bueno, menos las pocas
heridas.
Un altavoz cruje y una voz oscura y enojada dice: —Tráemela—.
Grayson se pone ligeramente rígido y sus dedos rozan los míos. Alejo mi
mano y cruzo los brazos. Estos hombres están jugando. Son como gatos
golpeando a un ratón de un lado a otro, pateando y arrojando al ser inferior
hasta que se aburren y deciden devorarlo.
Colt asiente y mira hacia la esquina izquierda.
Sigo su mirada y veo la pequeña lente apuntando hacia el medio del
ascensor. El espacio es lo suficientemente pequeño como para necesitar solo
uno.
Grayson presiona el botón del nivel treinta y seis. Miro el número iluminado.
Treinta y seis pisos. ¿Cómo no me di cuenta de lo grande que es el edificio
en el que estoy? Hay varios rascacielos en el centro de San Francisco. Hay
varias otras áreas de la ciudad con edificios igual de altos. No se sabe dónde
estoy, lo que significa que no puedo orientarme y escapar será más difícil. Si
salgo corriendo, tendré que tomar una decisión en una fracción de segundo
sobre qué dirección tomar una vez que salga del edificio.

Miro el llavero sujeto al cinturón de Grayson. Lleva equipo táctico, mientras
que Colt todavía usa su traje de negocios.
Robar un coche llevará tiempo, pero puede que sea mi mejor opción para
una escapada rápida. Correr no me servirá de nada, no con lo rápido que
son.
Entrecierro los ojos ante el metal reluciente. Para acercarme lo suficiente
como para robar las llaves, tendré que hacer algunas cosas que tal vez no
disfrute.
¿A quién estoy engañando?
Definitivamente disfrutaré durmiendo con Grayson. Tiene cientos de años
de experiencia. Habla sobre el juego sexual de nivel profesional. Me
estremezco y me sonrojo cuando siento que mis pezones se endurecen.
Ambos hombres miran en mi dirección y maldigo sus sentidos
sobrenaturales.
—Un centavo por tus pensamientos, pequeño tigre—.
Aprieto mi mandíbula y evito sus ojos. No tienen idea de lo que planeo
hacerles. Le daré un significado completamente nuevo a follarlos y dejarlos.
Estoy segura de que esos escenarios no suelen terminar con un cuchillo
clavado en la yugular.
Una sonrisa mortal cruza mi rostro y Colt se mueve a mi lado.
—¿En qué estás pensando ahora?—
Paso mis dedos sobre la pequeña barandilla del ascensor. —Necesito
tampones—.
Grayson tose y aparta la mirada.
Los ojos de Colt se desvían hacia la parte inferior de mi cuerpo. —¿Estas
sangrando?—
Suspirando, apoyo la cadera contra el frío metal. —No, pero lo
haré. Supongo que será un problema para todos ustedes, es mejor
mantenerlo contenido, ¿eh? —
—No nos excita ese tipo de sangre—. Grayson cubre una risa con la
mano. Sus hombros comienzan a temblar, y Colt le sonríe y suelta una risa
suave.
Si no estuviera a punto de ser arrastrada frente a su jefe como un cordero
al matadero, casi pensaría que son lindos.

Ellos no lo son.
Son unos idiotas.
—¿Por qué es eso divertido?—
Grayson educa su rostro. —No me estoy burlando de ti, lo prometo.— Sus
ojos me suplican, suplicando perdón. —No recuerdo que me hayan
preguntado si me gusta la sangre menstrual—.
Entrecierro los ojos hacia él, todavía molesta por que se rían a mis
expensas. No es una suposición estúpida.
—La sangre que las mujeres filtran de sus cuevas es totalmente diferente a
la sangre que corre por las venas. La sangre menstrual tiene menos glóbulos
y está contaminada por otras —, busca la palabra — cosas —.
Cierro los ojos y niego con la cabeza. —Hay tantas cosas malas en lo que
dijiste. Primero, ¿cuevas? Es una vagina, Colt. Coño, chocho, gatito,
diablos, llámalo coño por el amor de Dios, pero ¿una cueva? ¿En serio?—
Hace una mueca y comienza a decir algo. Le corté.
—Segundo, ¿contaminado? ¿Estás diciendo que mi caja de la gloria está
llena de desechos peligrosos, Colt? —
Grayson comienza a reír sin restricciones y Colt lo mira.
—No, no son desechos peligrosos, sino del útero ...—
—Vaya, Sally. No me expliques de períodos hombre-vampiro.
—No soy un hombre-vampiro-quejándose de nada. Me preguntaste sobre la
menstruación y yo simplemente quería ... —
—¿Explicar cómo funcionan los períodos?—
Gruñe y Grayson se inclina y apoya las manos en las rodillas cuando
escucha el sonido.
—Detente.— Colt frunce el ceño.
—¿Terminaste de explicar los períodos?—
Me fulmina con la mirada. —No te diste cuenta de por qué no nos excita la
sangre menstrual ... ¿qué más se suponía que tenía que decir?—
Le sonrío. —Vaya, no lo sé. ¿Qué tal algo como: la sangre menstrual no es lo
mismo, Demi? No tienes que preocuparte. Por supuesto que te compraré
tampones y dos pintas de helado de delicia de brownie, ¿algo para mi
reina?—

Grayson dice: —¿Reina?—
Lo señalo. —Compláceme, estoy a punto de morir—.
Ambos se ponen serios ante mis palabras.
—Estábamos teniendo un momento, y tuve que ir y arruinarlo con la
muerte—.
Grayson y Colt se miran.
—Dejen de hacer esas miradas secretas como si estuvieran conspirando algo
en mi contra. Ya me tienen, me van a llevar con su jefe. No hay necesidad
de conspirar —.
—Demi, yo ...—
Las puertas se abren con un zumbido y cortan las palabras de Colt. La piel
alrededor de sus ojos se tensa y hay algo parecido a la lástima pintado en
su rostro.
—Guarda tu compasión por algún tonto no-muerto.—
Salgo del ascensor, orgullosa de mí misma por no caer al suelo en un ataque
de lágrimas y rogar por mi vida.
Pueden matarme, pero no me romperán.
*****
COLT
Maldición.
No debería querer pelear con Mateo para mantenerla con vida. Ella es
humana. Un humano estrafalario, enérgico y ligeramente apuñalador.
No importa si su sangre canta con canela y cardamomo, picante y tan
única. Un toque de dulzura y una pizca de amargura. Una extraña
combinación de sabores que no puedo evitar querer probar de nuevo.
Su sangre no es lo único que me atrae. La forma en que me amenaza sin
inmutarse hace que mi polla se esfuerce por ella. Incluso las vampiras me
tienen terror porque saben que soy despiadado. Demi está asustada, pero
solo se ha aterrorizado de mí una vez. Cuando probé su sangre.
Me ha golpeado, me ha amenazado y quiere meterme la navaja que Grayson
le dio. No sé por qué ella es un enigma para mí. Debería ser sencillo.

Los humanos mueren.
Los vampiros sobreviven.
Demi está cambiando todo. Quiero que ella sobreviva. No quiero que Mateo
la mate y no quería atarle la bomba. Seguiré las órdenes, sean las que sean,
incluso si me hacen sentir resentimiento contra Mateo por el resto de
nuestras vidas inmortales, porque sé lo que pasa cuando desobedecemos.
Somos castigados.

DEMI
Grayson me alcanza y coloca suavemente su mano en mi codo, guiándome
hacia el final del pasillo y hacia otra sala de interrogatorios. Excepto que
esta es más siniestra. Está completamente hecha de hormigón, incluso las
sillas y las mesas.
Empiezo a alejarme de Grayson cuando me lleva hacia la silla con grilletes
atornillados. Estos son grilletes de hierro y no hay forma de que pueda
escapar de ellos una vez que me encierre.
—No.—
Me empuja contra su cuerpo con tanta fuerza que no puedo escapar,
susurra —todo estará bien— contra mi cabello y me sienta. Moviéndose a la
velocidad suya, bloquea mis tobillos en las esposas de hierro. Sus dedos
permanecen cerca de mis pantorrillas.
Pateo mi pie. Los grilletes dan bastante por lo que le clavo en las bolas.
Su rostro se pone rojo brillante y jadea. Golpeo mi cabeza hacia adelante,
pero la mano de Colt golpea mi frente, deteniéndome antes de darle un
cabezazo a Grayson.
—Cálmate.— Extiende la mano detrás de mí y coloca las muñequeras en su
lugar.
Sacudiéndome contra mis ataduras, le escupo los pies porque nunca me ha
gustado ver a la gente tener una gota de saliva en la cara y le enseño los
dientes. —Ahógate con una polla, vampiro—.
Su rostro cae, y frunzo el ceño ante esas emociones que revolotean por su
rostro. No está triste. Todo es un juego. Un estúpido juego del gato y el
ratón.
Ahora se acabó.
Grayson se ha recuperado y se mueve con elegancia hacia la puerta,
permaneciendo en el umbral mientras me mira.
—Demi-— Colt comienza, pero una vez más se interrumpe por el crepitar de
un altavoz.
—Déjanos. Me ocuparé de ustedes dos más tarde —.
Colt mira hacia la ventana del espejo.

—Continúa, Colt, sé un buen chico y escucha a tu papá—.
Gruñe y sus hombros caen. —Lo siento.—
La disculpa me toma por sorpresa, pero no cambia nada. Nada de lo que
diga cambiará lo que ha hecho. Lo que ha hecho Grayson.
Son un montón de cobardes.
Colt y Grayson salen de la habitación y cierran la puerta detrás de
ellos. Escucho el clic delator de un candado y solté una risa burlona.
—¡No es como si pudiera escapar!— Le estoy gritando al hombre oculto a la
vista, sin importarme lo loco que suene. —Sal, sal, donde quiera que estés.—
El hombre no responde.
—Deja de ser una gallina de mierda y trata conmigo tú mismo—.
El altavoz cruje. —No estás lista—.
—¿Lista para qué? Eres tan útil como un pene flácido. Haces que Colt y
Grayson hagan todo el trabajo pesado. ¿Dónde estabas cuando me llevaron
a ver al alfa? ¿Tienes miedo del lobo feroz? —
—¿Alguien te ha dicho alguna vez que hablas demasiado?—
Me burlo de la ventana. —¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres un
marica?—
El altavoz se apaga y me río, maullando en voz alta. Finalmente me estoy
volviendo loca, y me importa un bledo. Si esta noche es la noche en que me
muero, lo haré enojar.
Cuando una puerta se cierra y la pared tiembla, sonrío a la puerta de mi
habitación, esperando encontrarme con él en toda su gloria llena de rabia.
*****
MATEO
Mis pies son pesados, y los golpeo contra el suelo, atravesando el pasillo
hacia donde esperan Colt y Grayson.
El maullido de Demi resuena dentro de mi cabeza, burlándose de mí y
encendiendo un fuego dentro de mí que no puedo contener. Voy a explotar,
y no en el buen sentido.

Ella se burló de mí, acusándome de ser débil. No lo soy. Lo sé, pero quiero
que ella lo sepa. Tengo el deseo más fuerte de estrangularla. Si no pensara
que ella moriría con una sonrisa en su rostro, haría precisamente eso.
La mujer demente desea tanto la muerte que apesta a desesperación.
Tiro la puerta de la oficina. Colt y Grayson están parados al otro lado de la
habitación, listos para luchar.
Me lanzo hacia ellos, derribándolos al mismo tiempo. Soy mayor y más
rápido que los dos. No son rival para mí, especialmente cuando estoy lleno
de furia. La sangre de Colt roza mi mejilla; Los gemidos de dolor de Grayson
envían oleadas de molestia por mi columna vertebral.
—Tenías un trabajo.— Les siseo las palabras mientras continúo golpeando
mis puños en sus caras. —Un maldito trabajo. Fallaste. Supongo que el
escuadrón está muerto. ¿No ves lo que te está haciendo? —
Mis otros vehículos nunca regresaron. Los soldados están muertos, lo sé. No
importa que se curen. Han pasado casi cincuenta años desde que mis
soldados murieron durante una reunión de negocios. Demi tiene la
culpa. No sé cómo, y no le doy a Colt ni a Grayson la oportunidad de
explicarse. Ellos tienen tanta culpa como ella.
Cuando los he golpeado hasta casi morir, caigo sobre mi trasero y exhalé un
suspiro de frustración. —¿No ves lo que está haciendo?—
Esta vez no estoy seguro de si les estoy preguntando a ellos o a mí mismo.
*****
DEMI
El bastardo nunca llega. Espero y espero a que aparezca y explote, pero no
lo hace. Cuanto más espero, más muere mi ira, convirtiéndose en un
sentimiento de vacío.
¿Por qué prolongan esto? Es peor que si él viniera aquí y me partiera el
cuello o me drenase la sangre de un solo golpe.
En cambio, agonizo durante horas sobre cómo se hará, cuándo se
hará. ¿Vendrán alguna vez a hacerlo, o me verán lentamente morir de
hambre? ¿Disfrutando de mis llantos de dolor?
En algún momento me quedo dormida, solo para ser despertada por una
chica joven, probablemente de quince años en el mejor de los casos.

—¿Quién…?— Empiezo a preguntar, pero mi garganta está demasiado seca
por todos los gritos que había hecho antes.
Me lanza una mirada de lástima y me lleva un vaso de papel fino a los labios,
del tipo que se obtiene en la sala de espera de un hospital. El agua salpica
en mi boca y trago el líquido con avidez, maravillándome de lo maravilloso
que sabe y se siente.
—¿Quién eres tú?—
Ella acaricia mi brazo y usa un paño húmedo para limpiar mis heridas.
—¿Quién eres tú?— Pregunto de nuevo, cada vez más irritada con la
chica. Ella no puede ser un vampiro, está limpiando cuidadosamente mi
sangre. Sus movimientos están controlados, la tela suave y húmeda contra
mi piel ardiente. Sus pupilas no se dilatan. Ella no se ve afectada por mí.
Me muevo de un tirón en el asiento, sobresalto a la chica y grito: —¿Quién
eres tú?—
Ella hace una mueca y niega con la cabeza, antes de extender el paño
húmedo hacia mi herida. Me aparto y ella suspira profundamente.
Cuando me aparto de ella un par de veces más, gruñe de irritación antes de
tirar la toalla en mi regazo y salir de la habitación.
Agacho la cabeza, odiando la forma en que las ataduras se clavan en mis
muñecas y tobillos. Me he roto la piel donde están sujetos, la carne cruda
que se frota contra los hierros me hace temblar.
—¡Mátame!—
Grito las palabras una y otra vez hasta que mi voz se vuelve ronca. Aun así,
nadie viene. El altavoz ni siquiera cruje. Maldita caja.
—Por favor mátame.— No lloro, pero cada vez que lo digo hay un tono
distintivo de súplica. —Por favor.—
No viene nadie.
Pasan las horas de nuevo y me quedo dormida con la cabeza dolorida y el
corazón apesadumbrado.
Esperar el final es peor que la muerte.

DEMI
La próxima vez que me despierto, estoy atada a una cama. Olas de terror
patinan sobre mi piel cuando veo que alguien me ha cambiado de ropa. Llevo
un simple slip negro y nada más.
Aprieto los ojos para cerrarlos y me empujo contra las ataduras. Estas son
mucho más ajustadas y no dan tanto. Apenas puedo levantar la mano.
—Malditos chupapollas—. Mi voz se quiebra alrededor de la última palabra
y finalmente me rindo a las lágrimas.
Esto no puede ser real. No lo harían, ¿verdad?
¿Por qué diablos me atarían a una cama?
—Joder, joder, joder—, susurro y muevo mis muñecas repetidamente contra
la cuerda. Mis heridas de ayer vuelven a abrirse y un hilo de sangre corre
por mi brazo. —Mierda.—
Un altavoz crepita y muevo la cabeza de un lado a otro en busca del estúpido
pedazo de caja de mierda.
—Detente.—
Me congelo, sin querer haciendo lo que me pide porque no puedo encontrar
al hablante. Luego, cuando me doy cuenta de lo que he hecho, empiezo a
luchar contra las ataduras.
—Te vas a lastimar, detente—.
Oh, ¿no quiere tener una mujer herida?
Esto solo me da más energía para tirar y tirar mientras trato
desesperadamente de salir de estas cuerdas fuertemente atadas. —Vete a la
mierda—, grito las palabras al techo y me dejo caer en la cama.
El altavoz se apaga y las luces del dormitorio se apagan, arrojándome a una
oscuridad insoportable. La puerta se abre de golpe y me presiono contra el
colchón, tratando de dejar que me trague para poder desaparecer.
No puedo ver su cara porque está muy oscuro, pero es alto, casi 6'0 y está
agarrado. Será imposible luchar contra él. Especialmente atada. Lleva una
camisa gris de manga larga y pantalones negros suaves. Casual y fácil de
quitar. La bilis sube por mi garganta.

—Deja de hacerte daño—, gruñe.
Inclinándose cuando llega a la cama, agarra mis muñecas y las mantiene
en su lugar. Su pecho sube y baja rápidamente, mucho más rápido de lo
que debería para un vampiro.
Mis ojos se abren cuando me doy cuenta de por qué.
Estoy sangrando.
Mierda.
*****
MATEO
La maldita mujer es demasiado terca para su propio bien. Se frotó la piel en
carne viva y la sangre le corre por los brazos. Cuando me acerco lo suficiente
para agarrarla, el olor de su sangre flota en mis fosas nasales. Quise
asustarla apagando las luces, pero el miedo que inspiré mezclado con el
delicioso aroma de su sangre es casi demasiado.
Agarro sus muñecas y las mantengo firmes. Inhalando profundamente,
examino los olores familiares que me asaltan.
Canela, cobre, cardamomo y ... ¿cerezas?
La línea entre mi ceja se pellizca dolorosamente cuando frunzo el ceño
mientras trato de recordar cómo conozco su olor.
Levanto una de mis manos y deslizo un poco de su sangre en mi
dedo. Poniéndolo contra mi lengua, cierro la boca y pruebo a Demi por
primera vez.
Al instante siguiente, me alejo a trompicones de ella, derribando la mesita
de noche en mi prisa por conseguir espacio.
—Imposible—, le susurro, mirando a la mujer en estado de shock.
Me mira con ojos temerosos, abiertos como platos y llenos de lágrimas.
¿Qué está pensando ella?
¿Ella lo sabe?
Todos estaban muertos. Nix los mató a todos.
Demi no es posible.

Los cazadores están extintos; Nix se aseguró de ello. Han pasado casi treinta
años desde esa noche.
—Por favor, no lo hagas—.
Sus palabras tiran de emociones que no quiero sentir. Entonces entiendo lo
que ella piensa que está a punto de suceder. Miro la ropa que la sirvienta le
puso. ¿Por qué eligió esta de todas las ropas que tenía para elegir?
Enderezo los hombros y me mantengo erguido. —Yo nunca lo haría —, digo
con seriedad. Poniendo mi mano sobre mi corazón de no-muerto, repito las
palabras. —Yo nunca lo haría.—
Ella se relaja, apenas, antes de fruncir el rostro. —¿Por qué no me
matas? Deja de prolongarlo —.
—No quiero matarte—.
Una lágrima se desliza por su mejilla, la primera que he visto. —Tienes
que.—
Niego con la cabeza.
—No puedes mantenerme atada para siempre. No puedes —, dice las
palabras con tanta fiereza, casi como si las creyera.
Puedo hacer lo que yo quiera.
—Sí, Demi. Puedo. Especialmente ahora que te he probado. Ni siquiera
sabes lo peligrosa que eres —.
Grita por su muerte cuando salgo de la habitación y cierro la puerta.
No le daré la muerte. Planeaba mantenerla con vida por un tiempo, dejar
que se arrepintiera de la forma en que me habló.
Probar su sangre lo ha cambiado todo.
Demi es una cazadora.
Un asesino nato.
Ella solo tiene veinticuatro años; no ha alcanzado todo su potencial, pero
explica muchas cosas. Por qué pudo apuñalar a Chelsea y luchar contra
Colt y Grayson con tanta facilidad. Ella está despertando y ni siquiera lo
sabe.
Mis ojos se entrecierran mientras meto el dedo en el botón de llamada del
ascensor.

Si ella está aquí, significa que hay más de su clase. Lo que significa que
saben dónde estamos y es solo cuestión de tiempo antes de que vengan a
matarnos a todos.
*****
GRAYSON
—¿Estás seguro?— Colt le pregunta a Mateo.
Tengo cuidado de controlar las miradas que le lanzo a Mateo. No ha sido
fácil estar con él hoy. No después de que nos golpeó a Colt y a mí una y otra
vez la noche anterior. Dice que es para darnos una lección, pero lo conozco
demasiado bien para caer en eso.
Demi se ha metido debajo de su piel. No sé qué le dijo el diablillo. Fuera lo
que fuera, ella lo enfureció y usó nuestra desobediencia como excusa para
perder el control.
Claro, el plan se fue al sur y nuestro escuadrón terminó muerto y también
lo hizo el alfa. Demi no murió como se esperaba, pero la versión del beta que
desafió al alfa realmente funcionó a nuestro favor. Ahora no teníamos que
lidiar con el golpe que habría supuesto matar a los lobos. Con suerte, los
que sobrevivieron fueron lo suficientemente inteligentes como para
mantener la boca cerrada, de lo contrario pronto estaríamos cara a cara con
los lobos.
Sé que Mateo entiende esto.
Además de que Demi es ridícula y se burla de Mateo, él reveló que es una
cazadora. Un ser que creía extinto.
—Estoy seguro. Explica las cosas. . . — Mateo se apaga.
—¿Cosas como ella amenazando con apuñalarnos o sin tener ningún
sentido de autoconservación?—
Vuelve su oscura mirada hacia mí. —Los cazadores naturalmente buscan el
peligro porque eso es con lo que se enfrentan. Las amenazas, sin embargo,
son todas de Demi —.
Por alguna razón, esto me hace sonreír.
—¿Qué vas a hacer con ella?— Pregunta Colt. Sus brazos están cruzados
sobre su pecho e intenta recostarse casualmente en su silla. Es tan casual
como un toro parado frente a una bandera roja.

—Le he ordenado a la criada que la desate—.
—¿Usaste la compulsión? Si su sangre es especial, entonces ... —
Mateo me gruñe. —¿Crees que me olvidaré de algo así, Grayson?—
Entrecierro los ojos y golpeo con el dedo índice el brazo de la silla de
terciopelo oscuro en la que estoy sentado. —Claro que no, Mateo—
Inclinando mi cabeza hacia un lado, lo miro. Tiene los hombros encogidos y
las manos en puños. —Esto no es propio de ti—.
Me parpadea y me río antes de que apriete mi garganta en un apretón de
castigo. —Sensible, Mateo. ¿Me vas a matar por hacer una
observación?— Mis palabras son tensas y Colt se mueve hacia adelante en
su asiento.
¿Va a intervenir?
Mateo volverá a enfurecerse y pasaremos horas recuperándonos por ello.
No digo con mis ojos.
Colt resopla y aparta la mirada, pasando la mano por su corto cabello rubio.
Mateo me tira a un lado y aterrizo fácilmente sobre mis pies. —Ella es un
problema—, murmura.
Asiento con la cabeza. —Ella lo es. ¿Qué vamos a hacer con ella? —
—Ella necesita ser conquistada. Necesitamos cortejarla. Podemos usarla a
nuestro favor si hacemos las cosas bien —.
Colt arruga la nariz. —No me gusta fingir—.
Mateo deja escapar una risa oscura. —Has tenido una erección por esa
mujer en el momento en que amenazó con apuñalarte. No tendrás que
fingir—.
—¿Que haré yo?— Tiro de mi labio inferior. Los vampiros adultos no
deberían hacer pucheros, pero maldita sea, Colt está consiguiendo el trabajo
divertido.
Mateo me niega con la cabeza. —Todos vamos a trabajar con ella—.
—¿Todos nosotros?— Pregunta Colt.
El jefe asiente. —¿Eso va a ser un problema para ti?—
—No.— Colt aprieta sus labios en una línea firme. Nunca ha podido apartar
las emociones de sus ojos.

Me bajo en mi silla y cruzo el tobillo sobre la rodilla. —¿Y si quiero dormir
con ella?—
Mateo comienza a sisear pero se detiene. —Entonces duerme con ella. No
me importa lo que tengas que hacer, fóllala hasta que quede estúpida. Haz
que se enamore —.
Colt ajusta los puños de su traje. —Esto no terminará bien—.
—Si haces bien tu trabajo, ella nunca lo sabrá—.
Me quedo callado. Mateo ha tomado una decisión y lo que dice es
válido. Demi es más inteligente de lo que cree.
—¿Cuándo comenzamos?—
Mateo mira entre Colt y yo antes de suspirar y frotar su sombra de las cinco
con una mano tatuada.
—Ahora.—

DEMI
Me deja atada a la cama, el cabrón. Estoy confundida por su firme
declaración de que nunca me tocaría de la manera que temía.
No entiendo nada, nada tiene sentido. La forma en que él y Colt
reaccionaron a mi sangre no es normal.
Se han escrito suficientes libros y películas de fantasía sobre esto. Se lo que
significa. Soy diferente. No sé cómo ni por qué, pero lo soy y ahora que me
ha probado, algo ha cambiado.
La misma chica de antes entra a la habitación un rato después,
arrastrándose hacia mí con un cuchillo.
—Oh, vamos, ¿ni siquiera puedes hacer el trabajo tú mismo?— Grito al
techo, esperando que el bastardo me escuche llamándolo.
La chica no me mira a los ojos y no estoy segura de sí me escuchó gritar. ¿Es
muda?
Ella levanta la hoja.
—Hazlo rápido—, le digo y cierro los ojos de golpe.
Cuando el cuchillo zumba por el aire, espero sentir un dolor inmediato. En
cambio, mis muñecas caen a la cama cuando se corta la cuerda.
Jadeo y miro a la chica mientras se mueve a mis pies. Una vez que también
están libres, me empujo fuera de la cama. Mis piernas colapsan bajo mi
peso. Apretando los dientes, me levanto y me pongo de pie tambaleándome.
La chica se dirige hacia la puerta, totalmente inconsciente de mí. Me
tambaleo tras ella y agarro su cabello, tirando su cabeza hacia atrás justo
cuando coloca su mano en el pomo de la puerta. Ella no grita de sorpresa
ni hace ningún sonido. Continúa abriendo la puerta como si mis acciones
no tuvieran consecuencias.
El altavoz cruje detrás de mí, donde sea que esté la maldita caja, pero lo
ignoro mientras le arrebato el cuchillo de la mano.
Es casi demasiado fácil.
¿Es este otro juego?

Poniendo mi brazo alrededor de su pecho, sostengo el extremo afilado de la
hoja contra su cuello y me giro, mirando hacia la habitación vacía. —Déjame
ir o ella muere—.
El ruido blanco llena la habitación.
Luego habla. —Mátala entonces.—
Estúpido vampiro indiferente. Presiono el cuchillo en el cuello de la
chica. Ella todavía no protesta, aunque sé que debe doler.
—Adelante, hazlo—.
Odio que me llamen por mi farol. Tampoco quiero matarla. Especialmente
porque ella está bajo algún tipo de control mental. Compulsión
vampírica. No tiene idea de la facilidad con la que podría matarla.
Joder.
Empujo a la chica lejos de mí y me doy la vuelta para irme, empuñando el
cuchillo frente a mí.
—¿No quieres respuestas?—
Mi espalda se pone rígida. —No hice una pregunta—.
—Adiós, Demi.—
Frunzo el ceño y miro por encima del hombro, contemplando la elegante
habitación. Todavía no sé dónde está la cámara. —¿Así?—
El altavoz cruje. —Así.—
No tiene que decírmelo dos veces. Abro la puerta de una patada y entro con
cuidado en el pasillo oscuro, sosteniendo el cuchillo en alto.
Estoy casi en el ascensor cuando se me ocurre un pensamiento.
Él sabe lo que soy.
No sé lo que soy.
Él sabe que yo sé que yo no sé, y él sabe que yo sé que él sabe.
Bastardo.
Muerdo mi labio y aprieto mi cara.
¿Realmente estoy considerando quedarme? ¿Después de que me
concedieran mi libertad?

¿Podré vivir el resto de mi vida sin saber lo que soy? ¿Sin saber qué hizo que
el jefe de la mafia de vampiros me mirara con horror absoluto escrito en su
rostro?
Girando sobre mis talones, regreso a la habitación. —Si me quedo, toda esta
mierda de encadenar a Demi está terminada—.
El ruido blanco del altavoz llena la habitación cuando entro, y su risa
burlona llena el aire.
—Bienvenida a la Blood Mafia, Demi—.
*****
El altavoz se apaga.
Una puerta se abre al final del pasillo y algunos vampiros gritan y se
empujan unos a otros en su camino hacia el ascensor. Cerré la puerta en
silencio, apoyando la cabeza contra la madera.
Ahora me encierro voluntariamente dentro de esta habitación. Esto está
realmente jodido. Sé que estoy actuando como una loca. Debería correr
rápido y lejos de este lugar. Sin embargo, no puedo, no con la pequeña
pepita de información colgada ante mí.
¿Soy un hada? ¿Algo asombroso como una ninfa? No, eso no tiene sentido,
odio los cuerpos de agua, especialmente cuando no puedo ver el fondo.
¿Quizás soy un elemental? Me gustan los árboles. . . No soy hippie, pero
estoy a favor del movimiento verde. Niego con la cabeza.
No, Demi, no eres un elemental de la tierra solo porque te gustan los árboles.
El fuego es hermoso, pero no soy un pirómano.
¿Aire? No.
Mierda. No tengo idea. Que es exactamente por lo que me quedé. ¿De qué
otra manera sabré lo que soy?
Quizás no soy nada y me están engañando, usando mi curiosidad en mi
contra. Bueno, funcionó, se merecen un Globo de Oro por ese acto.
Soy tan estúpida.
Ingenua. Kevin solía llamarme así. Una humana ingenua que no sabía
cuándo mantener la boca cerrada. Por lo general, terminaba criticando esos
comentarios porque nadie, ni siquiera un supe, puede hablarme así.

Me doy la vuelta, deslizo la espalda por la puerta y dejo caer la cabeza sobre
mis rodillas. —Debería haberlo dejado hace mucho tiempo—.
—¿Dejaste a quién?— Pregunta una voz femenina a través de la
madera. Uñas golpean la puerta cuando no contesto. —¿A quién dejaste?—
Yo suspiro. —Mi exnovio infiel—.
El vampiro en el pasillo sisea. —¿Quieres que lo mate?—
—¿Qué? No, Jesús. Ni siquiera me conoces, vete. —
Ella chasquea. —No puedo hacer eso. Mateo me ha dado permiso para venir
a ver su nuevo juguete —.
¿Juguete?
Oh diablos, no.
Cojo el cuchillo del suelo, me pongo de pie, abro la puerta de un tirón y
apunto el arma hacia su cara. —No soy un juguete—, le digo a la mujer más
hermosa que he visto en mi vida.
Su cabello es de ébano y le cae hasta las caderas. Su piel es cremosa y su
rostro es suave. Sus labios son regordetes y de color ciruela. Lleva un
sencillo vestido negro y tacones que le quedan increíbles.
—Ya te odio—, le digo honestamente.
Ella me sonríe, su sonrisa es perfecta, y aplaude. —Vas a ser muy
divertida—. Ella aprieta la boca y aprieta la última palabra. No es agresiva
hasta el punto de que me preocupe por mi seguridad, es más como si ella
no puede contener su emoción.
Me acerco y acerco el cuchillo al nivel de su ojo izquierdo. —¿Qué quieres?—
—Tu sangre.— Ella me guiña un ojo.
No me río
Ella hace pucheros. —Colt dijo que eras graciosa—.
Mis cejas se elevan. —¿Lo hizo ahora? ¿También te dijo que me gusta
apuñalar vampiros? —
—Él lo mencionó—. Ella se encoge de hombros. —Honestamente, Chelsea
se lo merecía. Le quitó a Hank a Moriah y la pobre ha estado muy triste —.
—No te ofendas…— hago una pausa, esperando a que ella complete el
espacio en blanco.

—Evelyn—, dice con una gran sonrisa.
Le frunzo el ceño. Ella es terrible para leer a la gente. —No te ofendas,
Evelyn, pero vete a la mierda—.
Jadea y coloca una mano sobre su pecho, y su júbilo crece. —Oh, eres
luchadora. Me gustas.—
Gimiendo, la golpeo en la cara con el cuchillo. —Vete a la mierda,
jodecolmillos—.
Se ríe de mi insulto y golpea mi mano con su palma más rápido de lo que
puedo seguir. La hoja se me cae de las manos. La agarra antes de que golpee
el suelo y lo lanza por encima del hombro. Golpea en la punta y se pega en
el panel de yeso.
Maldita sea. Necesito aprender a hacer eso.
Evelyn pasa a mi lado, silbando mientras contempla el apartamento. Gira y
bloquea su mirada marrón oscura con la mía. Un suave pero fuerte pulso
de poder roza mi piel. Es más intenso que el de Grayson y Colt. Ella debe
ser mayor, es la única explicación lógica.
—A mi hermano ciertamente le gustas ahora, ¿no es así? Él te mantuvo con
vida, después de todo. ¿Qué edad tienes, Demetria? —
—Demi—. Ella sonríe cuando parpadeo y luego frunzo el ceño ante la
corrección automática de mi nombre.
Maldición.
¿Por qué siento que he perdido la ventaja al dejarla entrar aquí?
Sin embargo, no respondo a su pregunta; ella no es mi amiga.
Evelyn barre sus ojos marrones sobre mí. —Esa bata está caliente. ¿Es esto
lo que vestías cuando te secuestraron? —
Gruño. —No.—
Ella frunce el ceño. —Mateo debe estar volviéndose loco. Bueno, es
encantador —.
—Eso es porque es tuyo, Evelyn—.
La voz de Grayson es inesperada y me asusta. Grito y luego me maldigo por
haberme sorprendido.
—Creí reconocerlo. Bueno, Demi, puedes quedártelo. Te queda mucho mejor
que a mí —. Su mirada cae a mi pecho.

Los ojos de Grayson la siguen.
Mis mejillas se calientan.
—¿Puedes no mirar mis tetas?—
Grayson desvía la mirada.
Evelyn se pavonea hacia mí y me abraza. —Esas tetas son perfectas, Demi—
Esta es, con mucho, la conversación más extraña de la que he formado parte
y soy un caso perdido.
Ella se pavonea fuera de la habitación. —Te veré mañana, Demi—, llama
por encima del hombro.
Grayson la ve salir de la habitación con una sonrisa divertida en el rostro.
Intento que su belleza no me afecte, pero es difícil. El vampiro fácilmente
podría pasar por uno de esos modelos GQ atractivos y cuerpos de
muerte. Con colmillos, por supuesto.
—Evelyn es ...—
—¿Loca?— Le pregunto, interrumpiéndolo.
Él ríe. —No. Ella es muy amable y muy divertida. Ella ha vivido una vida
muy larga y ya no le importa una mierda. A veces eso toma a la gente por
sorpresa —.
Miro el cuchillo incrustado en la pared. Está demasiado lejos para
apuñalarlo. —¿Qué quieres?—
—Depende de a qué te refieres, tigre—. Esos letales ojos azules recorren mi
cuerpo. La pequeña bata negra de repente se siente aún más pequeña.
—Me quedaré.—
—Hm. He oído. Te gusto demasiado para irte, ¿eh? —
—Difícilmente —digo y me acerco a la cómoda. Abro los cajones uno tras
otro, frunciendo el ceño cuando los encuentro vacíos. Cierro el último de
golpe y resoplido.
Grayson se aclara la garganta. —No estás usando bragas.—
Cubriendo mi trasero con mis manos y levantándome, lanzo una mirada en
su dirección. —Bleh, no digas bragas—.

Es lo suficientemente inteligente como para mantener sus ojos en mi cara
ahora. Realmente no puedo estar enojada con él por llamar la atención, yo
soy la que se inclinó. Además, ya me ha visto completamente desnuda.
—¿Qué soy yo?—
Grayson suspira. —Se supone que no debo decírtelo—.
Colocando mis manos en mis caderas, dejé escapar un suspiro
frustrado. —Déjame adivinar, ¿el hombre detrás de la puerta número tres
te dijo que no lo hicieras?—
Sus labios se contraen. —Bueno, si estuviera aquí, diría que está detrás de
la puerta número uno, pero sí, le gustaría decírtelo él mismo—.
—¿Puedo encontrarme con él cara a cara? ¿Es feo o algo así? —
—Definitivamente no es feo, créeme—.
—Mateo, el imbécil, no es feo. Noticias maravillosas.—
Grayson niega con la cabeza, luciendo perdido en cuanto a qué hacer
conmigo. —Realmente no deberías decir cosas así. Has tenido un camino
fácil hasta ahora. . . pero somos vampiros y Mateo no disfrutará de tus
burlas como yo. —
—A Colt también le gusta—.
Grayson asiente. —Mateo no lo hará—.
—No creo que me vaya a gustar—.
—¿Así que te gustamos?—
Entrecierro los ojos. —Yo no dije eso—.
El vampiro levanta un hombro, sonriéndome y dice: —Lo suficientemente
cerca, tigre. Vamos, te llevaré a tu nueva habitación —.
Ofrece su mano. La miro, luego levanto lentamente mis ojos para
encontrarme con los suyos. Ve la expresión de mi cara y retira el apéndice
ofensivo.
—Bien, por supuesto, por aquí—.
*****

Grayson me lleva al ascensor y me lleva unos pisos abajo. Salimos por el
nivel veintisiete. Hay menos puertas en este nivel. Las habitaciones son
mucho más grandes que el otro piso.
Se detiene frente a la habitación dos mil setecientos tres. —Aquí
estamos.— Sacando una llave negra del bolsillo de sus jeans, la desliza
dentro de la puerta y la cerradura se abre.
Lo sigo al interior del apartamento y me quedo boquiabierta con lo opulento
que es. No hay alfombra, en cambio, el piso está cubierto de una hermosa
madera teñida de rojo cereza. Un hermoso diván negro se coloca contra una
pared y un sofá de cuero se sienta en diagonal desde él.
Entre ellos hay una mesita baja tallada en forma de pila de libros. Los lomos
y las cubiertas están pintados de marrón oscuro, pero las páginas son de
un bonito color crema que contrasta con los demás colores de la habitación.
—Vaya—, digo en un suspiro.
Grayson se ríe. —Bienvenida a casa.—
—Esta no es mi casa. Ninguna de mis cosas está aquí —.
—Revisa el dormitorio—.
Lo miro con sospecha antes de ir por el pasillo. Allí, sobre una alfombra
suave de color burdeos oscuro, hay una pila de maletas. —Trajiste mis
cosas.—
—Sí—, dice Grayson, demasiado orgulloso de sí mismo.
—¿Por qué hiciste eso?—
Frunce el ceño. —Porque dijiste que necesitabas cosas. Reuní esos
suministros de tu baño y la ropa interior especial —.
—¿Qué soy yo, un mormón? ¿Ropa interior especial? —
—Los desaliñados que tenías en tu tocador—.
Aprieto los dientes. —¿desaliñados?—
Levanta las manos para aplacarme y dice: —No te enojes. Incluso traje tu
alijo de regaliz negro. —
Aflojando la mandíbula, miro las bolsas con menos hostilidad. —¿En
serio?— Estaban en el armario con mis tampones. . . normalmente odio el
regaliz negro, pero cuando el estrógeno está furioso y mi útero se siente
como un saco de boxeo, dan en el clavo.

El asiente. —No estoy seguro de entender por qué te gustan, pero pensé que
podrían ayudar—.
Abro la cremallera de la maleta superior, buscando los dulces. Ahora que
soy un participante dispuesto en este espectáculo de mierda que es mi vida
con Blood Mafia y mi pánico se ha estabilizado ligeramente, mi síndrome
premenstrual ha alcanzado toda su fuerza.
—Están en la segunda bolsa—.
Gruño y murmuro gracias, lanzando la primera al suelo y rebuscando en el
segundo. El embalaje de plástico se arruga debajo de un suéter. Sonrío
cuando saco mi alijo. Grayson observa mientras muerdo un trozo de regaliz
y mastico.
—Dios, sí—. El sabor familiar me apoya. Si no estuviera atrapada en un
edificio lleno de vampiros, casi me sentiría normal.
—Entonces, Demi—, comienza Grayson, pero se detiene cuando levanto una
mano.
—No, no interrumpas mi momento. Déjame tener dos minutos de paz para
disfrutar de este regaliz, me lo debes —.
Sus dientes hacen clic cuando cierra la boca. —Estaré en la sala de estar—
Aw, creo que herí los sentimientos del vampiro.
Le doy la vuelta una vez que se pierde de vista y le doy otro mordisco a mi
caramelo. La dura textura gomosa me reconforta mientras el sabor a anís
extrañamente dulce cubre mi boca. Termino el primero y como otro, por la
propia seguridad de Grayson, y luego entro en mi baño y tomo un trago del
grifo.
Con clase, lo sé, pero prefiero hacer buches y sacar los últimos pedacitos de
regaliz de mi boca antes de ir a la sala de estar con el guapo vampiro.
—No es guapo, Demi. Es un imbécil no muerto que probablemente le chupó
la teta a Nefertiti en su día —murmuro para mí.
Hay un cepillo con la etiqueta aún pegada en el mostrador, así que lo uso
para arreglar mi cabello, que es un desastre, y ajustar mi bata. Parezco una
estrella porno abusada. Decidiendo que puede esperar un poco más, tomo
mis artículos de tocador y un par de ropa limpia y me doy una ducha larga
y caliente.
La presión del agua en esta ducha es asombrosa y no quiero salir, pero mis
dedos han comenzado a marchitarse y el agua ha pasado del fuego del
infierno caliente a tibia.

Me pongo los pantalones cortos de jean y el escote en V de Weezer y
rápidamente me trenzo el cabello en dos largas trenzas. No hay secador de
pelo y mi cabello se volverá un desastre si no lo seco.
Grayson está acostado en el diván con los ojos cerrados cuando
salgo. Respira de manera uniforme y no se mueve cuando camino hacia
él. Los vampiros no duermen siestas, así que no me engaño, pero le dejo
pensar que sí. Agarro un jarrón de la mesa de café y lo levanto por encima
de mi cabeza. Antes de que pueda aplastarlo contra su cara, sus ojos se
abren de golpe y me arrebata el vaso de la mano, tirándolo a un lado.
—No puedo culpar a una chica por intentarlo—. Sonrío y trato de sacar mi
mano de su agarre. Se mantiene fuerte.
—Si sigues así, Mateo te devolverá las ataduras más rápido de lo que puedes
decir idiota—.
Su advertencia es clara.
Dejo caer la mirada y asiento. —Te escucho.—
—Decidiste quedarte. Estás aquí y no te vas. Si su tiempo aquí es excelente
o terrible, depende de usted —.
Esta vez, cuando le doy un tirón a mi mano, me suelta. —Cálmate,
Grayson. Dije que te escuché —.
Se sienta en el sillón y coloca la mano debajo de la cabeza. La manga de su
camiseta se desliza por su brazo, revelando más tatuajes, pero no voy a
permitir que su bonita cara y sus tatuajes me distraigan.
—¿Ves algo que te guste?— Sus ojos están entrecerrados mientras me mira.
Mierda.
—Todo lo que veo es un vampiro que voy a matar algún día—.
Grayson se muerde el labio inferior.
Lo miro.
—¿Sabes lo sexy que eres cuando estás enojada?—
—¿Siempre te excitas cuando una mujer te amenaza?— Pregunto e inclino
la cabeza, dejando que una pequeña sonrisa se dibuje en mi rostro.
—Solo cuando lo haces—.
Me burlo. —Claro que sí, Grayson. ¿Qué querías decir antes? —

Da unas palmaditas en el borde del diván. Le doy una mirada y voy a
sentarme en el sofá. Con un suspiro dramático, coloca la otra mano detrás
de la cabeza. —Ya que te quedarás por un tiempo, pensé que te gustaría
aprender a usar un cuchillo—.
—No me interesan las lecciones de cocina—.
Esos ojos azules se encuentran con los míos. —No seas tímida, me ofrezco
a enseñarte cómo matar correctamente. No volveré a ofrecerme —.
Esta es una proposición increíble considerando que es uno de los vampiros
que quiero matar.
—Me gustaría eso,— digo, manteniendo mi rostro neutral.
Me estudia por un momento. —Pensé que podrías. ¿Tienes hambre?—
—Siempre.—
Grayson se pone de pie y se estira. Su camisa se levanta, revelando una V
muy tentadora de la que no puedo apartar mis ojos.
Abajo Demi, él no es la comida.
Muerdo mi mejilla y dejo caer mi mirada hacia mis uñas que están en mal
estado. El esmalte de uñas rojo se está desvaneciendo y están deformadas
por mis luchas. Mis muñecas y tobillos todavía están en carne viva y
doloridos por las cuerdas.
—¿Quieres un poco de mi saliva?—
—Ew, Grayson. No.—
Señala donde mi mano está frotando mi muñeca. —Curará esas heridas—.
Niego con la cabeza. —No quiero olvidar lo que me han hecho—.
Grayson suspira. —Colt y tú sois exactamente iguales. Eliminar las
cicatrices no eliminará el trauma —.
—¿Colt tiene un trauma?— Me río. —No somos iguales, Grayson—.
El asiente. —Sigue diciéndote eso, tigre—.

DEMI
Cuando Grayson mencionó la comida, esperaba comida para llevar. Nada
podría haberme preparado para el excelente restaurante italiano a gran
escala en el piso número uno. Entrar en un comedor lleno de clientes
elegantemente vestidos es abrumador. Mi camisa Weezer no puede competir
con vestidos negros ceñidos y trajes elegantes.
—Mateo tiene una habitación privada—, dice Grayson cuando siente mi
malestar.
No solo me veo ridícula y fuera de lugar, también sigo técnicamente
secuestrada. Bueno, no realmente desde que Mateo me dio la oportunidad
de irme. Sin embargo, sabía muy bien que no lo tomaría, no sin descubrir
qué tiene de especial mi sangre.
Dejo escapar un suave jadeo cuando Grayson agarra mi mano y me lleva a
un lado, pasando por alto las mesas llenas de parejas. Ignoro mi reacción
inmediata a golpearlo, recordándome a mí misma que ya no soy una
prisionera.
Tal vez si sigo diciéndomelo a mí misma realmente empezaré a creerlo. Todo
lo que hice al quedarme fue cambiar un tipo de cautiverio por otro. Me han
dado la bienvenida a la Blood Mafia, y algo me dice que no podré salir de
este edificio y volver a mi vida sin serias repercusiones.
Mis padres probablemente ni siquiera se den cuenta de que me he ido, ya
que están muy ocupados viajando durante su jubilación. No pueden saber
lo que pasó, nunca me mirarían igual. Mamá apenas logró mantener la
calma cuando yo seguía metiéndome en peleas cuando era más joven; ella
y papá disfrutaban de paz y tranquilidad. Mientras los escuchaba mientras
crecían, meterse en peleas no era exactamente parte de su visión familiar
perfecta. Todo este asunto del secuestro y luego optar por seguir con ellos
les daría un ataque al corazón. Ni siquiera estoy segura de que Lexi
entendería por qué me quedé después de que me secuestraron.
No hay forma de que pueda volver a ser la misma Demi.
Eso no me impedirá intentar escapar una vez que descubra lo que soy.
Llegamos al rincón más alejado del restaurante donde una pared con
paneles de vidrio separa el resto de la sala del público en general. Una gran
mesa de tamaño familiar está rodeada por una cabina de respaldo alto, la

parte posterior brinda otra capa de privacidad a la habitación. Cualquiera
que mirara solo vería la parte trasera de la cabina.
Grayson abre la puerta y mi estómago se revuelve de malestar. No sé quién
nos espera, si es que hay alguien.
Se desliza dentro de la cabina con practicada facilidad, me lanza una mirada
curiosa y palmea el asiento. —No voy a morderte, bueno, a menos que me
lo pidas—.
Decidiendo que no me importa quién pueda estar sentado al otro lado de la
cabina, me acerco a la mesa. Para mi alivio, no hay nadie en la cabina.
Los labios de Grayson se contraen. —¿Esperando compañía?—
Lo miro y me siento frente a él. —Pensé que su intrépido líder podría estar
esperándome, pero, por desgracia, todavía es demasiado idiota para mostrar
su cara—.
—¿Verlo cambiará algo?—
Su pregunta me hace detenerme y pensar por qué estoy enojada. Ponerle
cara a la persona responsable de mi secuestro no disminuirá mi rabia. En
todo caso, es probable que me cabree más. Especialmente si es tan guapo
como Colt y Grayson.
¿Por qué los calientes siempre vienen con equipaje?
—No—, finalmente me quejo.
Una camarera entra silenciosamente a la habitación. Coloca dos menús
sobre la mesa. El mío tiene un respaldo negro, mientras que el de Grayson
tiene una cubierta de color rojo oscuro.
No es difícil averiguar por qué.
Ella llena nuestras aguas, evitando todo contacto visual, y pregunta si
queremos vino.
Grayson dice que no al mismo tiempo que yo digo que sí. Vuelve a decir que
no y la mujer se va.
—Quería vino—.
Levanta la vista de su menú. —Con el tiempo, Demi—.
Aprieto los dientes. —Ya no soy tu prisionera—.
—No tú no lo eres. Puedes beber vino una vez que hayas comido algo más
que regaliz —.

Hirviendo ante su respuesta, presiono mi boca en una línea delgada y espero
a que la camarera regrese. Ya sé lo que quiero, la boloñesa.
Grayson cierra su menú y lo golpea con el dedo. —No estoy tratando de
hacerte enojar—.
—Lo estás.—
—Demi…—
Vuelve la camarera. —¿Qué puedo ofrecerle, señora?— ella pregunta, todo
el tiempo mirando su bloc de papel como si su vida dependiera de ello.
—La boloñesa, por favor—.
Garabatea en su libreta. —¿Para usted, señor?—
—El chuletón, casi crudo y un tónico de sangre—.
Las bebidas con infusión de sangre no son nuevas para mí. Los vampiros
comenzaron sus propias clínicas de sangre hace mucho tiempo, pagando a
las personas por su sangre como lo hacen las clínicas de plasma. Los seres
humanos de todos los orígenes frecuentan las clínicas. La sangre obtenida
se vende por botella. Lo he visto usado para bebidas mixtas, aderezo para
ensaladas o tomado como tragos.
—¿No bebes de la vena?—
Grayson bebe un sorbo de agua.
Los vampiros no necesitan agua ni comida para sobrevivir, pero los hábitos
humanos se mantienen para aquellos que fueron convertidos. Los vampiros
natos, los que nacieron de padres vampiros, por lo general no se molestan
en comer, ya que todo lo que conocen es sangre.
—Depende de mi estado anímico. No me gusta usar alimentadores con
mucha frecuencia y soy demasiado vago para encontrar un participante
dispuesto —.
Asiento y dejo escapar una suave bocanada de aire. —¿Importa de quién
viene? ¿A quién le importa mientras sea sangre, verdad? —
Arruga la nariz. —Importa mucho de quién y de qué viene. La sangre animal
es claramente insípida. Es preferible la sangre humana, pero cada cepa
única de ADN tiene sus propias notas de sabor. Como el vino —.
—¿Qué sabor tengo?—
Se aclara la garganta. —Problemas.—

Entrecierro los ojos ante su broma y enarco una ceja. —Hablo en serio, ¿a
qué sabe mi sangre?—
—El cobre es la nota más pesada en la sangre de cualquier ser humano. A
partir de ahí, hay una variedad de sabores y comportamientos que impactan
el sabor —.
—No es que no aprecie la conferencia, pero ¿te importaría ir al grano?—
El sonríe. —Canela, cardamomo y cerezas—.
—Ehh—, digo, jugueteando con los cubiertos enrollados. —¿Es bueno?—
¿Por qué me importa si cree que tengo buen sabor? Retiro lo que dije antes,
esta es, con mucho, la conversación más extraña de la que he formado parte.
—Se podría decir eso—, dice desviándose, mirando a la camarera
torpemente con la puerta.
Finalmente la abre, trayendo una fuente llena de comida y la bebida de
Grayson.
El vapor sale de mi plato; huele delicioso. Cojo uno de los palitos de pan y
le doy un mordisco mientras ella coloca el plato de Grayson en la mesa. Un
charco de sangre rodea la carne apenas calentada. El tónico de sangre que
ordenó es de un color rojo claro, mucho más claro que un frasco de sangre,
pero no del todo rosado.
La camarera sale corriendo de la habitación una vez más. Ignoro a Grayson
y como mi pasta, evitando cuidadosamente mirarlo en caso de que todo el
asunto de la sangre me haga perder el apetito. Me muero de hambre y ha
pasado mucho tiempo desde que comí un plato italiano decente.
Grayson da un sorbo a su bebida y el sonido atrae mis ojos hacia su boca. La
bebida mancha sus labios de rojo y limpia un goteo errante en su servilleta
de tela. Se da cuenta de que lo estoy mirando y me acerca la bebida.
—¿Te gustaría probarlo?—
Niego con la cabeza. —No—, digo y sigo comiendo.
Se encoge de hombros y comienza a comer su maldita comida. La carne
todavía está lo suficientemente cruda, no me sorprendería que se levantara
y comenzara a bailar claqué. Por eso la gente se vuelve vegetariana.
No, no la idea de la carne con claqué, la comprensión de que la carne es
repugnante. Nunca me ha dado asco el bistec, pero ahora mismo, mi
estómago comienza a agriarse. Grayson tararea de agradecimiento.

—Maldición.— Dejo caer mi tenedor y me siento. Al menos esperó hasta que
estuve casi llena antes de comenzar.
—Puedo sentir tu juicio, Demi. Esta es mi naturaleza, no me puedes culpar
por ello —.
Como el infierno que no puedo.
Verlo masticar su comida es demasiado para mí, así que me quedo con
observar a los clientes. Una mujer echa la cabeza hacia atrás y se ríe, el
gesto tan despreocupado. Su cita también se está riendo. Les frunzo el ceño.
¿Se dan cuenta de dónde están?
Luego agarro la punta puntiaguda de uno de sus colmillos. Entrecierro los
ojos e inspecciono cuidadosamente al resto de los clientes. La mayoría de
ellos son ridículamente hermosos; Veo destellos de colmillos de vez en
cuando. Este restaurante está lleno de chupasangres.
No es de extrañar que la camarera esté tan nerviosa. Sería un desastre si
tuviera que trabajar aquí sabiendo a quién sirvo.
—¿Estás llena?— La voz de Grayson está llena de preocupación.
—Lo suficientemente llena—. Miro su plato, que ahora está vacío. —¿Tú?—
Él asiente con la cabeza y se traga lo último de su bebida, suspirando
agradecido.
—¿A qué sabe eso?—
—El tónico es amargo y anula la mayor parte del sabor. Esta sangre es un
poco amarga, un poco estropeada por el consumo de drogas —.
—¿Por qué lo bebes si es asqueroso?—
El sonríe. —No dije que fuera asqueroso—.
—¿Acostumbrado?—
—¿Te gusta el requesón?—
—Algunas veces.— Tomo un sorbo de mi agua, mirándolo por encima del
vaso.
Sus ojos azules son pacientes y amables. —Es similar a eso. El sabor es
diferente, pero no necesariamente malo si se mezcla correctamente con otros
ingredientes —.
—Tomaré tu palabra—, digo después de dejar mi taza. —¿Puedo volver a mi
habitación ahora?—

—Seguro, vamos.—
*****
GRAYSON
—¿Cómo fue?— Colt pregunta cuándo lo encuentro más tarde en el estudio
leyendo un libro.
—Tan bien como se puede esperar, no va a ser cortejada fácilmente—.
Él cierra el libro de golpe y lo deja caer en su regazo. —¿Podría ser que no
eres tan encantador como crees?—
Me río. —Soy encantador. Demi va a necesitar tiempo para suavizarse —.
Colt me sonríe sombríamente.
—Dormir con ella de inmediato no la conquistará, Colt—.
—No, pero se lo pasará en grande, y estoy seguro de que querrá más—. Se
acaricia la barbilla.
—Puedes intentarlo, pero no me llores cuando te cierre la puerta en la cara—
Colt se ríe. —¿Una comida con ella y de repente la has descifrado?—
Yo suspiro. —No, no tengo la menor idea de qué es lo que mueve a esa mujer,
pero todas las mujeres son iguales y el buen sexo solo te llevará hasta cierto
punto—.
—Ya veremos.— Colt se pone de pie y vuelve a colocar su libro en el estante,
deslizándolo en el lugar que le corresponde.

DEMI
Mi habitación está completamente a oscuras cuando me despierto de un
sueño horrible. Froto mis palmas sobre mis ojos, tratando de borrar las
horribles imágenes del alfa siendo destripado por su compañero de
manada. Un profundo suspiro se escapa de mis labios, el sueño es ahora
una esperanza lejana. Ruedo sobre mi costado, tirando de la suave sábana
y el edredón conmigo.
Una figura está de pie cerca de la ventana, apoyada casualmente contra la
pared. Me pongo rígida, luego alcanzo la lámpara de la mesilla de noche.
—No lo hagas—.
Su voz es mucho más suave y profunda en persona, rodando sobre mi piel
y deslizándose en mis oídos.
Mateo.
Dudo, manteniendo mi mano medio extendida y pregunto: —¿Qué estás
haciendo aquí?—
Su forma cambia en el cuarto oscuro. —¿Qué te parece tu habitación?—
—Es genial, gracias por secuestrarme. Así es como siempre imaginé que
sería mi vida —.
—Demetria, éramos nosotros o ellos. Si el alfa se apoderaba de ti, sabes lo
que habría pasado —.
Dejo caer mi brazo sobre la cama. —Tú también me ibas a matar, Mateo—
Escupo su nombre, odiando el vil sabor que deja a su paso.
—Sobreviviste.—
—¿Qué estás haciendo aquí?— Pregunto de nuevo.
Se acerca. Me empujó hacia la cama, tratando de distanciarme de él. Algo
en él es inherentemente más amenazante que Colt y Grayson.
Mateo se detiene. —¿Me tienes miedo, Demi?—
—Estás evitando la pregunta, Mateo—.
—Hmm, tú también.—

Estoy demasiado cansada para controlar mi boca. —Al menos no tengo
miedo de mostrar mi rostro a un humano. Debes ser un hijo de puta feo
para esconderte en la oscuridad —.
Solo un suave soplo de aire indica su rápido movimiento. Para cuando giro
la cabeza, él se cierne sobre mí. Me ha tenido en posiciones más vulnerables
y no ha actuado en consecuencia, así que estoy un poco alarmada. Me ha
dado la bienvenida a la Blood Mafia, me ha dado este elegante apartamento
y ahora está acechando en mi habitación.
—¿Me tienes miedo, Mateo?—
El vampiro coloca sus rodillas en la cama, golpea sus manos a ambos lados
de mi cara y se inclina para que su nariz apenas toque la mía. La luz es
escasa, pero hay suficiente para proyectar un tenue resplandor sobre su
rostro. No puedo distinguir rasgos distintivos, pero ahora sé que no le falta
la mitad de la cara o algo extraño.
—Se comen a los pajaritos que se burlan del gato—.
Un escalofrío recorre mi espalda y mis labios se curvan.
Levanto una mano y trazo su mejilla con un dedo, arrastrándolo lentamente
por sus labios carnosos.
—Si me está ofreciendo un oral, tendrá que decir por favor—.
Dios, soy una maldita psicópata.
No responde durante unos segundos, luego una suave carcajada me recorre
la piel. —¿Quieres que te ruegue para que te lama el coño?—
Esta vez no se puede ignorar la forma en que reacciona mi cuerpo. Mateo
inhala y gime profundamente en su pecho. Gira un mechón de mi cabello
oscuro alrededor de su dedo y tira ligeramente.
Reprimo un gemido, recordando que estoy enojada con este vampiro. Ni
siquiera ha tenido las pelotas de mostrarme la cara.
—Enciende la luz.—
Mateo permanece sobrenaturalmente quieto a mis órdenes.
Los latidos de mi corazón comienzan a acelerarse. Ahora tengo miedo porque
siento su rabia que hierve lentamente a fuego lento, y está completamente
enfocada en mí.
—Deberías tener más cuidado con tus palabras. Los vampiros han sido
asesinados por menos —.

Trago, mi garganta de repente se llena de miedo, y desprecio cómo fue capaz
de hacerme desearlo y temerlo en el lapso de un minuto.
Vuelve a tirar de mi cabello, luego se baja de la cama y sale de la
habitación. Solo después de que él cierra la puerta, las oleadas de ira
disminuyen.
*****
Me despierto por la mañana gruñona y exhausta. Me había quedado
dormida de forma irregular después de regañarme a mí misma durante unas
horas. Había estado coqueteando con el enemigo número uno.
Sentada y estirando los brazos por encima de mi cabeza, elimino la tensión
de mi cuerpo. El rico y amargo aroma del café llena mis fosas nasales y se
apodera de mis pensamientos. Que se joda Mateo, necesito café.
Me dirijo a la sala de estar con mis suaves shorts de dormir y mi camiseta
sin mangas. Evelyn está sentada con su trasero en mi encimera, pateando
sus piernas hacia adelante y hacia atrás mientras me ve caminar por el
pasillo.
—Buenos días, Demetria, te traje el jugo de los dioses—.
Le refunfuño y le arrebato la copa grande de las manos. El café está a la
temperatura perfecta para beber, así que bebo la mayor parte en unos pocos
sorbos grandes. Evelyn silba y golpea la tapa de la otra taza.
—Traje refuerzos—.
Termino el primer café, le sonrío y agarro la segunda taza. Este está más
picante, así que lo bebo lentamente, saboreando los sabores profundos del
asado francés.
—¿Podemos ser amigas ahora?— pregunta con voz dulce, parpadeando
hacia mí. —Estabas tan malhumorada ayer, pero supongo que es de esperar
con todo lo que has pasado—.
—Casi volar en pedazos le hará eso a una chica—. Tomo otro sorbo de café
y miro el nombre en la taza. No reconozco el nombre, pero el café está
delicioso.
La risa aguda de Evelyn me hace estremecer. —Eres tan graciosa.—
Digo, —Ja—, y hago una mueca que solo la hace reír más.
¿Quién iba a saber que yo era una comediante?

—Una vez que hayas terminado con tu café, te llevaré de compras—.
—No.—
Ella frunce el ceño. —Demi, no seas difícil—. Su tono es de reprimenda, y
aunque agradezco que me traiga café, no estoy lista para ser su proyecto
humano.
—Evelyn, estoy segura de que tus intenciones son buenas, pero no voy a
fingir que todo está bien—. Hago un gesto entre nosotros con el café. —Esto
no va a suceder. No soy una mascota a la que puedes vestir y caminar por
la ciudad para que todos los demás vampiros puedan arrullar lo linda que
se ve el estúpido humano. No soy tu amiga y no voy a ir de compras
contigo—.
Evelyn frunce el ceño y aparta la mirada.
Casi me siento mal por lo que dije.
Luego se gira hacia mí con ojos fríos. —Un día te despertarás y te
arrepentirás de haber rechazado mi amistad, Demetria. Cuando todos se
hayan hartado de ti y hayan abusado de ese pobre corazón humano,
desearás tenerme de tu lado —.
Salta del mostrador y se va, sin molestarse en decir adiós.
Gimo de frustración. Ahora me siento mal.
Malditos vampiros.
*****
Paso el resto de la mañana preparándome y haciendo migas en mi
cocina. Alguien había entrado mientras yo me duchaba y había dejado
algunas bolsas de comida.
Extiendo el contenido de las bolsas reutilizables, ja, estos vampiros son
ecológicos, imagínate, y hago un inventario. Lo esencial para el café, una
nueva cafetera pequeña, huevos, chorizo, totopos, salsa, pan, mantequilla,
una botella de crema de avellanas, masa de galleta con chispas de chocolate,
una tarrina de mi helado favorito y una botella de vino.
Al ver el licor mientras unto mi tostada con mantequilla, me pregunto si
Grayson se siente mal por la cena de anoche y está tratando de
compensarme. Utilizo mi pie para sacar uno de los taburetes y sentarme en
la barra. Solo tengo dos bocados en mi desayuno cuando Colt entra en mi

apartamento con una expresión seria en el rostro. Él mira por encima del
desorden en el mostrador, a mi plato, y luego se encuentra con mi mirada.
—Venía a llevarte a desayunar—.
Levantando una ceja y saludándolo con mi tenedor, digo: —Todo está bien,
amiguito—.
Frunce el ceño ante el apodo. —Evelyn está molesta. Supongo que tuviste
algo que ver con eso —.
Doy un mordisco a mis huevos, mirándolo mientras mastico. Bajo la comida
con café. —Necesita encontrar otro humano para darle un cambio de
imagen; Realmente no estoy de humor para interpretar a Barbies —.
—Evelyn es agradable—. Cruza los brazos sobre el pecho, las mangas de su
elegante traje se tensan contra sus músculos abultados.
¿Cómo encaja esos brazos en la chaqueta?
—Tal vez lo sea, yo todavía no quiero ser su nuevo proyecto—.
Colt frunce el ceño. —Ella sería una buena aliada—.
Levanto una ceja. —¿Ahora necesito aliados?—
Colt descruza los brazos y da un paso hacia mí. —Necesitarás más que tú
misma si vas a sobrevivir aquí. Esta no es una fraternidad universitaria.
Blood Mafia es el hogar de los vampiros más despiadados, y aunque puedes
sentir una falsa sensación de seguridad porque Mateo te quiere viva, por
ahora, no todos van a jugar bien —.
Termino mi siguiente bocado de migas y le doy un bocado a una
tostada. Colt tiene razón. Ahora que estoy aquí, debería intentar encontrar
amigos y personas en las que confiar. El problema es que no creo que nunca
confiaré en ninguno de ellos porque al final del día, todos planearon verme
morir.
—Me disculparé con Evelyn, Colt. No necesitas sermonearme sobre los
peligros de vivir con la Blood Mafia. Creo que comprendo completamente lo
peligrosa que es mi vida en este momento —.
Se frota la cicatriz que corta la mitad de su ceja, llamando mi atención sobre
la imperfección. Mis ojos flotan hacia la cicatriz en su cuello. Grayson había
dicho que Colt era tan terco como yo, ¿las cicatrices tienen algo que ver con
eso?

Colt me sorprende entrando en la cocina y guardando los comestibles que
aún no había conseguido guardar. Me como mis migas y tostadas,
mirándolo con los ojos entrecerrados.
¿Por qué está siendo útil?
—Deja de mirarme de esa forma.—
—¿Cómo qué?—
Suspira y cierra el armario donde colocó el chocolate. —Como si estuvieras
esperando que ataque en cualquier segundo—.
Me encojo de hombros y tomo un sorbo de mi café. —Una mujer nunca
puede ser demasiado cuidadosa, especialmente porque parece que te
encanta empujarme contra la pared—.
Al notar el menor movimiento de sus labios, continúo, —y has probado mi
sangre, así que asumí que volviste por más. Se rumorea que soy deliciosa —
Colt coloca las manos sobre el mostrador y se inclina hacia adelante. Está
directamente enfrente de mí, pero sus ojos son tan cautelosos que no puedo
decir si está enojado, molesto o excitado. ¿Quizás una combinación de los
tres?
—¿Quién te dijo que eras deliciosa?—
—Grayson —digo y salto del taburete, llevando mi plato y taza al
fregadero. Se gira y apoya el trasero contra el mostrador cuando paso. —El
parecía pensar que soy un poco picante, pero soy medio latina, así que no
puedo decir que me sorprenda—.
Colt resopla. —Tus antepasados no tienen nada que ver con tu sabor—.
—Oh, ¿entonces qué lo hace?—
—Chica inteligente, cuando llegue el momento, lo resolverás—.
Frunzo el ceño mientras froto furiosamente el plato, probablemente
destruyendo la superficie por presionar las cerdas con tanta fuerza. —No
entiendo por qué todos insisten en ser misteriosos. En serio, mi amor por
los vampiros y el misterio murió cuando Spike besó a Buffy —.
—Ángel era un poco perra, ¿no crees?—
Dejo de fregar y levanto los ojos para encontrarme con los suyos, arrugando
la nariz y riendo suavemente. —¿Viste el programa?—
Inclina la cabeza hacia un lado. —Ha estado fuera durante mucho tiempo,
incluso los vampiros se aburren y ven la televisión para pasar las horas—.

Eh. Supongo que vivir por la eternidad puede ser bastante aburrido.
—Estoy feliz de que te parezcas más a Spike que a Edward. No creo que
pudiera tomarte en serio si estuvieras brillando —.
—A la mayoría de las mujeres y las niñas les encanta esa serie—.
Asiento con la cabeza. —Sí, la mayoría de ellas lo hacen. Prefiero a mis
vampiros un poco más despiadados. Me gusta ver llover la sangre —.
—¿Lo haces?— pregunta, la voz se profundiza una octava.
Dejo la taza limpia en la rejilla de secado detrás del plato y me limpio las
manos con una toalla. —No te pongas tan caliente y molesto. Esos son
vampiros ficticios. En la vida real, prefiero que mis vampiros estén
muertos—.
—Me temo que tendrás que conformarte con los muertos vivientes—.
Lanzando la toalla sobre la encimera, paso junto a él y me dirijo hacia mi
habitación. —Ya lo veremos.—
Escucho su risa suave mientras saco un par de calcetines y me pongo mis
Converse. Llevo pantalones deportivos negros y una camiseta lisa. No estoy
segura de quién buscó en mi ropa y eligió estos conjuntos, pero estoy feliz
de que eligieron algunas de mis prendas más cómodas.
Colt está sentado en el taburete de la barra cuando regreso.
—Te vienes conmigo hoy—.
Yo suspiro. —Supongo que no tengo otra opción—.
Su sonrisa es cruel y llena de colmillos.
—Bien, vámonos.— Muevo mi brazo hacia la puerta para que se mueva.

DEMI
El sonido de los cuerpos golpeando las alfombrillas me dice adónde me lleva
Colt. Llegamos al cuarto piso y ya hemos pasado por una gran piscina. Trato
de no mostrar mi malestar mientras veo a los vampiros ir y venir a través de
las aguas profundas. No es un lago, pero es lo suficientemente profundo
como para asustarme.
Colt se detiene frente a una habitación cubierta con esteras mullidas y
sostiene un rollo de cinta deportiva blanca. —Envuélvete y vámonos—.
No se molesta en protegerse las manos ya que tiene la curación
acelerada. Estoy demasiado emocionada por lo que vendrá después para
discutir.
Ha pasado aproximadamente una semana desde que estuve en el gimnasio,
y no puedo esperar para descargar mi agresión reprimida contra Colt,
incluso si me pateará el trasero cuando todo esté dicho y hecho.
Casi he terminado de tapar una mano cuando su risa me hace levantar la
vista. —¿Qué?—
Colt niega con la cabeza. —Nada.—
Entrecerrando mis ojos en él, mantengo la mayor parte de mi atención en el
vampiro que se burla de mí mientras lo hago con mi otra mano. Cuando
estoy lista, Colt se dirige al gimnasio.
Hay varias parejas de vampiros luchando y se mueven tan rápido que tengo
que prestarles toda mi atención para ver quién gana. Estoy tan ocupada
tratando de seguir el ritmo de sus movimientos ultrarrápidos que no veo que
Colt se detiene y choco contra su espalda.
—Mierda—, digo después de aterrizar sobre mi trasero. —Lo siento.—
Él sonríe. —Pensé que durarías un poco más antes de lanzarte de culo—.
Ignorando su mano extendida, me levanto del suelo y me paro. —Voy a
disfrutar golpeándote la basura—, le digo mientras comienzo mis
calentamientos. Paso por una serie de estiramientos en movimiento;
ponerme en cuclillas, luego estirar la mano, doblarme y caminar hacia una
tabla antes de arrastrarme hacia atrás y comenzar todo el proceso de nuevo.
Una vampira saluda a Colt cuando pasa antes de golpearme con una
mirada. Él no reacciona ante ella ni la saluda. Continúo mi calentamiento,

sin dejar que ella me afecte. Estoy en medio de la lagartija número siete
cuando Colt pregunta si he terminado.
—Solo unos pocos más,— digo un poco sin aliento.
Colt asiente cuando me pongo de pie. —¿Estás lista?—
—Sí, ¿primero a tres?—
El sonríe. —Claro, si crees que vas a durar tanto tiempo—.
Bastardo arrogante.
Con poca preparación, saco mi pierna y lo golpeo en el muslo. Gruñe,
sorprendido por mi ataque, pero no de dolor. Es un vampiro.
—Tramposa—, dice, agachándose y levantando las manos.
Rebote hacia adelante y hacia atrás sobre los dedos de mis pies. —¿Qué
pasa con la charla? Vamos.—
Lo que viene a continuación solo puede describirse como la peor patada en
el trasero de mi vida. Mientras me las arreglaba para dar otro golpe, porque
él me dejó, Colt me saca en tres rápidos movimientos. Un ligero puñetazo
en el estómago, un golpe con la palma abierta en la frente, y barre mis pies
debajo de mí. Aterrizo con un ruido sordo y el aire sale de mí, dejándome,
esforzándome por respirar por un segundo.
Colt se pone en cuclillas a mi lado y me ofrece la mano. Lo miro y lo aparto
de una palmada, poniéndome de pie por mi cuenta antes de agacharme.
—Otra vez—, digo porque soy un glotón de castigo. Además, si voy a ser
parte de la Blood Mafia, al menos debería entrenar para luchar contra los
vampiros.
Colt me anima cuatro rondas más antes de acabarlo. —Vamos a hacer
pesas—.
Gimo desde la alfombra y me tapo los ojos con el brazo. Estoy jadeando y ya
siento que he hecho ejercicio durante una hora. La última vez que miré el
reloj solo habían pasado quince minutos.
Hay muchos menos vampiros en la sala de pesas, y eso probablemente tenga
mucho que ver con su súper fuerza. No me sorprendería si hubiera un
campo al aire libre donde voltean autos como los humanos hacen con los
neumáticos de los tractores.
No estoy segura de por qué Colt se ha encargado de ser mi entrenador
personal, pero no me quejo. Me lleva a través de las prensas de banco,

regulares y declinadas, prensas de hombros, elevaciones laterales, algunas
cosas abdominales y, finalmente, una serie de estiramientos que me hacen
sentir como si estuviera en el cielo.
—Diablos, no—, le digo cuando deja caer el rodillo de espuma en la alfombra
a mi lado.
Entrecierra los ojos. —Lo vas a necesitar, llegaste al máximo en todo lo que
hicimos—.
Exhalo con dificultad, pero lentamente coloco el rodillo de espuma debajo
de mi cuerpo y estiro mis músculos dolorosamente, gimiendo y quejándome
todo el tiempo. Aunque desprecio la herramienta repugnante, realmente me
hace sentir mejor cada vez que la uso.
Solo cuando salimos del gimnasio y nos dirigimos al ascensor, recuerdo
quién es Colt y dónde estoy. La realidad borra la sonrisa perezosa que tengo,
y en su lugar crece un ceño fruncido.
Colt está apoyado contra el ascensor, mirándome sin un rastro de emoción
en su rostro. —¿En qué acabas de pensar?—
Aparto la mirada de él y miro los números parpadeando mientras nos
acercamos a mi piso. —Me acordé de quién eres—.
Sus ojos brillan con una emoción ilegible y luego asiente. —Probablemente
sea mejor no olvidarlo—.
—Créame, no volverá a suceder—.
Frunce el ceño ante mis palabras. —Pensé que te estabas divirtiendo—.
El ascensor suena y las puertas se abren. Entramos en el pasillo oscuro y
nos dirigimos hacia mi apartamento.
—Lo estaba—, murmuro, odiando admitirle tal cosa. —Ese es el problema.—
Abro la puerta con mi llave electrónica y giro antes de que Colt pueda entrar.
Sus ojos se oscurecen cuando inhala. —Demi—.
—No sé cuál es tu juego, Colt, pero no soy una marioneta con la que puedas
jugar. No somos amigos.—
Deslizando su mano detrás de mi espalda, le da a la puerta un ligero
empujón. Se abre y tropiezo. Colt me agarra, cierra la puerta de una patada
y me presiona contra la pared.
Inclina su cabeza hacia mi cuello, arrastrando su nariz sobre la piel
sensible. Sus labios acarician la parte inferior de mi mandíbula y me muerde

lo suficientemente fuerte como para sentir sus afilados colmillos, pero lo
suficientemente suaves como para que no rompa la piel.
Aprieto los muslos y me aferro a su camisa mientras mi cerebro intenta
ponerse al día con mi cuerpo. Todavía estoy atascada en estar molesta, pero
mi vagina traidora está suplicando que Colt sea su nueva mascota.
—Nunca mencioné nada sobre ser amigos, Demi.—
Mi espalda se arquea cuando habla, su aliento me hace cosquillas en la
oreja. Sosteniendo la parte baja de mi espalda con una mano y enredando
la otra en mi cabello, gira mi cabeza hacia un lado y presiona sus caderas
contra las mías.
Estar excitado es confuso como el infierno, porque todavía no puedo esperar
para apuñalarlo en su corazón frío y no muerto. Se supone que el sexo con
odio es increíble. Los labios de Colt rozan los míos y su lengua traza la
costura de mis labios. Gimo cuando lo dejo entrar, dejándolo devorar y
destruir cualquier apariencia de cordura que tenga.
Luego le muerdo la lengua porque no soy tonta.
Gruñe y tira de mi cabello con más fuerza. Muevo mis manos para agarrar
su cuello y clavar mis uñas. No es mucho, pero al menos es algo.
Lo miro a los ojos sin pestañear, asimilando el deseo, la frustración y el
trasfondo del salvajismo.
—Suéltame —digo, clavando mis uñas con más fuerza y extrayendo
sangre. —Ahora.—
Los ojos de Colt se vuelven negros, pero lentamente retira sus manos de mi
cuerpo. Frunzo el ceño cuando él no da un paso atrás, luego me doy cuenta
de que soy yo quien tiene mis piernas y mis manos envueltas alrededor de
él. Deshago mis piernas, dejo que mis pies caigan al suelo. Mis manos
todavía están alrededor de su cuello, y lentamente lo acompaño a la otra
pared.
No soy lo suficientemente fuerte para obligarlo a moverse, pero él me deja
hacerlo y eso es suficiente para saber quién tiene el poder en este
momento. Está al ras de la pared y sus ojos están entrecerrados, mirándome
mientras yo los miro. Una sonrisa cruel cruza mi rostro.
—No va a ser tan fácil, Colt—. Me pongo de puntillas y beso la comisura de
su boca y luego le susurro al oído: —Voy a follarte, eventualmente, pero será
en mis términos, cuando esté lista y te hayas humillado por mi perdón.—
Se lame los labios.

Lentamente, muy lentamente, relajo mi agarre y retiro mis dedos de su
cuello. Se queda contra la pared, mirándome mientras retrocedo hacia el
otro lado, colocándonos a unos metros de distancia. Nos miramos el uno al
otro durante unos minutos, los ojos de Colt se desvanecen de negro a verde,
pero permanecen entrecerrados.
—Deberías irte—, digo finalmente, mi voz ronca y demasiado reveladora.
—¿Estás segura de eso?— pregunta, aunque no parece engreído. Él está
captando mis emociones encontradas, sin duda oliendo mi excitación y
escuchando los rápidos latidos de mi corazón.
Asiento con la cabeza porque no confío en mí misma para hablar. Podría
pedirle que se quede, y esa sería una muy, muy mala decisión.
Deja caer su mirada en mis labios antes de patear la pared, llegando a
pararse a un pie de mí. —¿Te veré mañana para otra sesión?—
Asiento de nuevo, todavía sin confiar en mí misma.
Se va sin despedirse. Ni siquiera mira por encima del hombro antes de cerrar
la puerta, lo que me deja muy confundida y desconcertada. Yo soy la que lo
rechazó. Yo soy la que lo detuvo, entonces, ¿por qué siento que me quemó?
—¿Disfrutaste eso?— Mateo pregunta por un altavoz crepitante, su voz
profunda interrumpe mis pensamientos.
Busco el dispositivo, pero no lo encuentro. —¿y tú?— Pregunto.
—Me gusta verte revolotear, fingiendo ser dura cuando Colt hubiera tardado
dos segundos en matarte—.
—¿No tienes algo mejor que hacer, como dirigir una mafia o algo así?—
—Estoy en mi pausa para el almuerzo—, dice.
Miro el reloj de la pared. Es la una de la tarde. —¿Alguien te ha dicho alguna
vez que no eres muy bueno siendo vampiro? Es la mitad del día —.
Esto saca una breve risa de Mateo.
Agarro una botella de agua de la nevera y me dirijo a la ducha. La voz de
Mateo me sigue mientras camino.
—Este edificio está fortificado para protegernos de los rayos más duros, pero
la mayoría de los vampiros aquí tienen cientos de años. El sol no es tan
peligroso para nosotros como lo es para los nuevos vampiros; no nos quita
tanta fuerza —.

Guardo ese pequeño detalle de información. Tirando mi botella sobre la
cama y rasgando mi camisa, hago una pausa cuando me doy cuenta de que
él podría estar mirando. No tengo ni idea de dónde ha colocado las cámaras
y los micrófonos.
La más mínima inhalación me dice que también hay una cámara en mi
habitación.
—Esta es una invasión total de la privacidad—.
—Me gusta vigilar a mis nuevos reclutas, asegurarme de que no hagan nada
estúpido—.
Arrugo la frente. —O tal vez te diviertas viendo a la gente en sus momentos
más privados—.
Suponiendo que no se atrevería a ponerlas en el baño, cierro la puerta y me
quito la ropa. Enciendo el agua a caliente y me meto en la ducha, dejando
que el vapor suba mientras me lavo el sudor.
—Tal vez tengas razón—, su voz retumba en el pequeño baño y mi corazón
casi estalla. —Ninguno de ellos es tan entretenido como tú—.
Levanto el dedo medio y lo agito.
Él se ríe.
Maldito pervertido. Enciendo el agua aún más y espero que el vapor sea
suficiente para evitar que vea demasiado de mi cuerpo. Aunque ya me ha
visto desnuda.
—El almuerzo ha terminado, adiós—. El altavoz se apaga y suspiro.
*****
COLT
Algunos de los clientes habituales miran hacia arriba cuando entro en
Twisted Helix, el club nocturno en el subsuelo uno de nuestro edificio. La
música es baja ya que solo son las dos de la tarde, pero algunos humanos
borrachos de sangre bailan con sus vampiros en un piso iluminado con
focos.
Vic está bailando con Jennifer, su mascota recién adquirida. Las mascotas
se mantienen delirantemente felices, no están del todo vinculadas con un
vampiro, pero disfrutan del botín de beber sangre de vampiro para obtener
un breve estallido de súper fuerza y sentidos. Es un poco como el éxtasis.

Grayson está sentado en un reservado de la esquina, alimentándose de una
de las putas de sangre. Ella sonríe mientras él drena su muñeca; el aleteo
de sus párpados me dice que se está acercando a la zona de
peligro. Afortunadamente, optó por no usar las cortinas de privacidad, por
lo que fue fácil de encontrar.
Me siento frente a él, esperando que deje de alimentarse. Cuando no lo hace,
empujo su hombro para que no mate a la mujer. No es más que una
drogadicta, y ha ido demasiado lejos como para preocuparse si muere. Si se
hace correctamente, las mordeduras de vampiro pueden liberar una
avalancha de endorfinas, lo que hace que la persona mordida se sienta como
si hubiera tomado una dosis de opio puro y sin adulterar.
Grayson me sisea, pero aparta la boca de su muñeca. Él deja caer
su brazo sobre la mesa, haciendo que la vela del medio parpadee, y se
lame el labio superior antes de limpiar el resto de la sangre en una
servilleta. —¿Qué?— gruñe la pregunta y arroja la tela sobre la mesa.
La mujer se inclina contra él, agarrando su camisa. La levanta sobre su
cuerpo y la deja en el suelo. Ella se tambalea dónde está.
—Terminaste por hoy, Carly—, le dice Krik a la mujer, empujándola hacia
la sala de recuperación.
Krik, la comadreja de un vampiro, se sienta a mi lado. —¿Cuál es tu veneno
esta noche, Colt? Lynne está fresca si la quieres —.
Niego con la cabeza. —Alguien diferente, cualquiera que no sea ella lo hará—
Él sonríe. —Ella es hábil, ¿no es así?—
—Ella no es una buena puta de sangre. La van a matar uno de estos días
por manosear al vampiro equivocado —. Frunzo el ceño, pensando en la
última vez que me alimenté de ella. Me metió la mano en los pantalones
mientras yo me alimentaba.
La mayoría de las putas de sangre están demasiado preocupadas por la
próxima prisa como para preocuparse por las inclinaciones sexuales que
puede provocar una mordedura de vampiro, pero Lynne no. Ella terminará
siendo una mascota o muerta. A los vampiros no les gusta cuando la comida
tiene mente propia.
¿Qué pasa con Demi?
Frunzo el ceño, descartando el pensamiento. Demi es completamente
diferente. Ella no es una humana, es una cazadora. Ella está llena de fuego
y lucha.

Ayuda que ella no sea una puta de sangre.
Krik me da una palmada en el hombro antes de ir a agarrar un alimentador.
Grayson me está mirando.
—¿Qué?—
Se encoge de hombros. —Pareces frustrado—.
—Demi—, digo como explicación.
—Ah, nuestra pequeña alborotadora. ¿Qué ha hecho ella ahora? —
Krik empuja a una mujer a mi regazo antes de que pueda responderle. Hasta
donde yo sé, no tiene ninguna marca, así que está muy fresca. Krik no los
marca hasta la segunda semana; si no han sido reclamados como mascotas
para entonces, es probable que sigan siendo un alimentador y, por lo tanto,
se marquen con un pequeño tatuaje para mostrar que son propiedad de la
Blood Mafia.
Su corazón palpita en su pecho cuando me doy la vuelta y sonrío. Ella está
tratando de no tener miedo, lo que solo activa mi instinto de perseguir.
Combinando eso con las burlas y la negación de Demi, pierdo el control por
un momento, rasgando salvajemente la muñeca de la pobre mujer.
Ella chilla de dolor, se tranquiliza cuando recuerdo quién soy y obligo a su
cuerpo a relajarse. Sus ojos azul claro no abandonan los míos, y veo cómo
sus pupilas se vuelven completamente negras. Su boca se desliza en una
curva familiar y se deja caer contra la cabina.
Ahí está: la forma más auténtica de adicción. Esta no será una mascota, ya
puedo decir cuánto disfruta el colocón. Su sangre es suave comparada con
la de Demi, casi desagradable, pero bebo profundamente, tratando de
ahuyentar el efecto de la maldita mujer en mí.
Grayson silba. —Maldita sea, Demi debe haberte hecho un número—.
La mujer gime suavemente y me devuelve a la realidad. Lamo la herida,
ayudando a sellar las marcas de la mordedura, y coloco la mano de la mujer
en su regazo. Ella se sienta aturdida.
Grayson se ríe. —Ella es nueva—.
Asiento con la cabeza. —Vic se llevó a Jennifer, la sustituta de Molly—.
Mira hacia la pista de baile. —¿Molly?—
—Nick la mató—.

—Ah—, dice y suspira. —Tiene la mala costumbre de beber demasiado—.
—Por eso Mateo lo expulsó del club. Tres putas de sangre muertas en dos
meses es demasiado —.
Krik se ríe cuando regresa. —Hola, muñeca, ¿te sientes bien?— Me empuja
con el codo. —Ella se fue del mundo ahora mismo, ¿quieres una habitación
privada?—
Bajando mis cejas, le doy una mirada pensativa. —¿Una habitación
privada?—
Asiente como si tuviera el mayor secreto del mundo.
Grayson agarra a Krik por la nuca y golpea su cara contra la mesa.
Me inclino hacia adelante para poder hablarle al oído. —Mateo no tolera que
nadie se aproveche de las putas de sangre, Krik. ¿Has sido un mal
vampiro?—
Krik farfulla. —No, lo juro. Esta es la primera vez que lo ofrezco —.
Grayson bufó. —¿Alguien te ha dicho alguna vez que la mierda apesta?—
—El jefe va a estar muy decepcionado, Krik. Esta fue una promoción de
prueba. Fallaste.—
Palidece. —Vamos, chicos, no lo volveré a hacer—.
—Cállalo—, dice Grayson.
Soy un buen oyente, así que le rompo el cuello a Krik. Grayson suspira
dramáticamente. —No dije que lo mataras—.
Señalo a Krik. —Ya no habla, ¿verdad?—
Se pellizca el puente de la nariz. —Colt. . . sabes qué, no importa. Lo llevaré
con Mateo y me ocuparé de eso. ¿Puedes encontrar a Lawrence y ponerlo a
cargo? —
—Si, lo tengo. No empieces sin mí —.
Grayson me da una sonrisa oscura. Lo mataste, ahora tengo que esperar a
que su cuerpo se repare antes de poder hacerle daño. Supongo que tienes
treinta y nueve minutos para encontrar a Lawrence y ponerlo a cargo.
La curación de vampiros no es lo mismo para todos, por lo que lo está
estimando en función de la edad de Krik. Cuanto más joven es el vampiro,
más lenta es la curación: el ADN del vampiro evoluciona junto con el
vampiro, haciéndose más fuerte e inteligente con cada año que pasa.

—Bien, más vale que la espera valga la pena—.
*****
DEMI
Nadie viene a buscarme para cenar y no tengo opciones viables para
cocinar. Podría hacer huevos de nuevo, pero tener un buen restaurante
italiano en el mismo edificio es difícil de resistir. Me pongo un par de mallas
oscuras, un vestido largo azul con cuello en V y botas negras. Como alguien
dejó un secador de pelo en mi puerta y me arreglé el cabello antes, todo lo
que tengo que hacer es agregar un poco de rímel para no verme
completamente fuera de lugar.
El restaurante estará lleno de vampiros con ropa ridículamente cara. Mi
atuendo de ganga definitivamente se destacará, pero rezo por que el cuchillo
que llevo sea suficiente para disuadir cualquier atención no deseada. No
tengo bolso, así que meto la navaja en el centro del sostén. El asa negra que
sobresale del vestido no es el mejor accesorio. Sin embargo, no voy a dejarlo
atrás, no cuando no tengo idea de qué esperar.
Después de cerrar la puerta y asegurarme de que esté cerrada, dejo caer la
llave electrónica dentro de mi bota. Realmente necesito un bolso.
No me encuentro con nadie en el pasillo y el ascensor está vacío mientras
bajo al primer piso. Para cuando se abren las puertas, estoy segura de que
todo estará bien, siempre y cuando consiga comida lo antes posible.
Al igual que la noche anterior, el comedor está abarrotado. El bar está casi
vacío, así que me siento lo más lejos que puedo de la pareja que bebe y
mantengo la cabeza gacha mientras miro uno de los menús.
—Hola, cariño, ¿qué puedo ofrecerte?— La camarera, una mujer baja con
una mirada sensata en su rostro, pregunta. Su delantal blanco está
perfectamente colocado sobre su atuendo completamente negro.
—¿Puedo tomar el fettuccine con una copa de sauvignon?—
Coloca un vaso frente a mí y lo llena con agua y luego va a buscar mi
vino. —¿Quieres el pequeño o el regular?— pregunta cuando regresa,
dejando el vaso y un rollo de cubiertos.
—Pequeño —, le digo, tomando un sorbo de mi vino. Está fresco y
perfectamente frío.
Toma eso, Grayson.

El cantinero va a hacer mi pedido, dejándome sola en la barra. No tengo un
teléfono para desconectarme y no sé qué hacer conmigo misma. Ojalá
pudiera llamar a Lexi y hablar con ella. O a mis padres. Si no se han dado
cuenta de que estoy desaparecida, pronto lo harán.
¿Cómo sobrevivió la gente estando soltera antes de los teléfonos móviles?
Quizás el cantinero tenga un periódico. La gente todavía lee periódicos,
¿verdad?
Estoy a punto de preguntarle cuando dos hombres se deslizan sobre los
taburetes a cada lado de mí. El de mi izquierda sonríe, pensando que es
muy suave, y dice hola. El otro me lanza una mirada desinteresada y le grita
al cantinero.
Estúpido.
Bebo otro sorbo, ignorando al de la izquierda que está apoyado en sus brazos
y mirando las botellas de licor.
La cara de perra fría y descansada suele transmitir el mensaje. Me miro en
el espejo detrás de la botella, buscando mi reflejo para asegurarme de que
mi ceño fruncido es lo suficientemente malicioso. Por accidente, atrapo la
mirada del chico.
Su sonrisa se ensancha. —¿Problemas con los chicos?— pregunta, sin
apartar los ojos de los míos en el espejo.
—No—, respondo, jugueteando con los cubiertos enrollados. El cuchillo
todavía está metido en mi sostén, pero no estaría de más tener otro listo.
Escucha, no quiero que parezca que estoy predispuesta a apuñalar a la
gente, pero no estoy de humor para coquetear y todavía no puedo decir si es
un vampiro.
El cantinero vuelve y arroja posavasos frente a ellos. —Oigan, muchachos,
¿qué puedo ofrecerles?—
Desenrollo la servilleta, colocando el tenedor y el cuchillo encima de la
tela. Con una mano apoyada cerca de los utensilios, uso la otra para tomar
otro trago.
—Tomaré un Chilton de sangre—, dice el idiota.
Mierda.
—¿Y para ti, cariño?— Ella dirige su mirada hacia el otro chico, pero se
detiene cuando ve mis dedos curvarse alrededor del cuchillo. Es una pausa
momentánea, pero asiente levemente antes de mirar al de mi izquierda.

Relajo la empuñadura de mi cuchillo. Ser vampiros no es un criterio de
apuñalamiento automático.
Tranquila, Demi. Has estado rodeada de vampiros más terroríficos.
Demonios, has golpeado a vampiros más terroríficos.
—Una sangre a la antigua con Glenlivet suena genial—.
Ella sonríe. —Un Chilton sanguinolento y otro a la antigua con Glenlivet.
¿Algo más? ¿Aguas? —
Sacuden la cabeza.
—¿Estás bien, cariño?—
Asiento con la cabeza. —Genial.— Mi voz sale tensa, así que tomo otro sorbo
de vino.
El imbécil se ríe, volviéndose hacia mí. —Tu corazón late con
fuerza. ¿Primera vez con vampiros? —
Poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja, niego con la
cabeza. —No, no es mi primera vez—.
—¿Entonces vienes mucho aquí?—
—Podrías decir eso —le digo al más amable de los dos, todavía sin voltearme
para mirar a ninguno de los dos directamente a los ojos.
Se acerca más. —¿Has estado alguna vez en Twisted Helix?—
Me estremezco cuando me pasa un dedo por el brazo.
—No. No me toques —.
El gilipollas gruñe. —Eres bocona para ser humano—.
Aprieto los dientes, tratando de no apuñalarlo. En realidad, no han hecho
nada malo. Claro, uno está siendo demasiado amigable, pero ¿merece ser
apuñalado por eso? Conozco hombres humanos que son más atrevidos.
—Aquí tienes, muñeca. Ración pequeña y una canasta de palitos de pan
frescos —. Ella pone el plato frente a mí y coloca la canasta cerca del codo
del amigo, haciéndolo retroceder un paso.
—Gracias.— Doy un suspiro de alivio.
—¿Necesita algo más?— Ella inclina la cabeza y arquea una ceja.
Niego con la cabeza, dejándole saber que estoy bien por ahora.
—Está bien, cariño. Avísame cuando necesites ayuda —.

Girando mi pasta alrededor de mi tenedor, ignoro a los chicos. Como
tranquilamente durante unos minutos, disfruto del sabor de la salsa
cremosa. Odio tener fettuccine solo para decepcionarme cuando termina
siendo insípido. Este podría ser mi nuevo restaurante favorito, y
considerando que este plato costaba alrededor de treinta dólares, planeo
hacer que Mateo pague. No estoy del todo segura de que mi plan funcione,
pero si todo lo demás falla, puedo apuñalar al cantinero.
Estoy bromeando, no apuñalaré al cantinero. Bueno ... si ella toma mi vino
o mi comida antes de que termine con ellos, podría.
—Entonces, cariño, ¿qué dices? ¿Quieres venir a Twisted Helix? Estoy
seguro de que puedo hacer que valga la pena —.
Internamente encogiéndome por lo que está insinuando, me trago el bocado
que estoy masticando. —No me interesa.—
El gilipollas vuelve a gruñir.
—¿Estás bien?— Me vuelvo y le pregunto, levantando las cejas.
Me mira y se inclina más cerca. —Si yo fuera tú, diría que sí—.
El ruido en el restaurante se apaga y siento que me inclino hacia adelante,
siendo atraída a ser su esclava, excepto que soy consciente de ello. Lo cual
es extraño en sí mismo porque la mayoría de los humanos no pueden resistir
la compulsión de un vampiro, pero, de nuevo, ya no estoy tan segura de ser
humano. De cualquier manera, este imbécil ha cruzado una línea.
Sigo inclinándome hacia él, dejándolo pensar que todo lo que ha hecho está
funcionando. Sus labios se contraen y mira a su amigo por encima de mi
cabeza.
—Te dije que dejaras de perder el tiempo y solo los obligues; nunca
escuchas. —
Mientras está ocupado dando un sermón a su amigo, deslizo mi mano entre
mis pechos y saco el cuchillo, abriéndolo con un movimiento rápido. Luego
apuñaló al gilipollas en el cuello. Él ruge y me da la espalda.
El impacto de su golpe me tiene en el aire, volando por la habitación y
chocando contra una mesa.
—Maldito hijo de puta chupa pollas—, digo con un gemido cuando la
esquina se clava en la parte baja de mi espalda. Caigo al suelo mientras la
pareja que come en la mesa grita y salta de sus sillas. Los platos y vasos se
rompen en el duro suelo.
—¿Qué está pasando?— pregunta el chico.

La mujer mira la barra, horrorizada por lo lejos que he volado.
Créeme, cariño, estoy igual de asustada.
No tengo tiempo para preocuparme por lo que pasó porque el cuchillo
todavía está atascado en el cuello del vampiro y él merodea hacia mí. Mis
ojos se mueven rápidamente hacia el cantinero por un momento de
pánico. Ella está hablando frenéticamente por teléfono en el bar, y solo
puedo esperar que sea alguien que pueda ayudarme.
Dándome la vuelta y arrastrándome hacia los restos rotos de la cena de la
pareja, busco algo letal. Agarro una copa de vino rota justo antes de que me
agarre el tobillo.
Grito y balanceo el arma irregular hacia su brazo extendido. Sisea cuando
le saco sangre, pero no afloja su agarre. Antes de que pueda romperme el
tobillo, le doy una patada con el pie liberado y se lo meto en los huevos.
Nada derriba a un hombre, de ninguna especie, como una buena patada a
las nueces.
Su rostro se pone rojo brillante y aúlla de dolor. Cuando suelta mi pie, me
apresuro a ponerme de pie, manteniendo mi miserable arma en una
mano. Me resbalo sobre el mantel negro y caigo de rodillas.
—Maldita sea —digo, empujándolo y poniéndome de pie.
—Vas a pagar por eso, pequeña perra—. El vampiro ya se ha recuperado y
se dirige hacia mí de nuevo. Me agacho, pero no soy lo suficientemente
rápida para esquivar su mano. Me agarra por el cuello con un apretón
doloroso.
Gimo y apuñalo su brazo con el vidrio roto.
—Demi, ¿qué has hecho?—
Nunca me había alegrado tanto escuchar la voz de Grayson. El hombre que
me ahoga aprieta aún más mi cuello. Hago un patético sonido de náuseas y
lo pateo. Su mano golpea mi pie lejos.
—¿Qué quieres, Grayson?—
Escucho una risa oscura y zapatos crujiendo sobre vidrios rotos. Supongo
que es Grayson el que se acerca, pero no puedo verlo porque el hombre me
sostiene mirando en la otra dirección y estoy tratando de no morir.
—Creo que lo que quisiste decir es, lo siento, no quise hacer enojar a
Demetria. No tenía idea de que ella está bajo la protección de Mateo, por
favor, no me mates, Grayson —.

—¿Qué?— pregunta el idiota, aflojando su agarre lo suficiente como para
que caiga al suelo. Un trozo de porcelana roto se clava en mi palma y perfora
mi carne.
—Me escuchas.— La voz de Grayson es baja y hay poder cubriendo sus
palabras, casi como si una ola física de dominio se apoderara de mí.
—¿Mateo está protegiendo a esta perra?—
—Jackson,— escucho al buen tipo regañar al idiota. —Lo siento, hombre,
ha tomado un par de copas—.
Finalmente recupero el aliento lo suficiente como para mirar por encima del
hombro. Los ojos de Grayson se posan en los míos, notan mi aspecto
demacrado y se oscurecen hasta volverse negros.
—Grayson, hombre, por favor, no lo sabía—.
Grayson inclina la cabeza y mira fijamente al que me arrojó, el movimiento
es depredador y aunque no me está mirando, mi corazón da un vuelco.
—El último vampiro que hizo un desastre en el restaurante de Mateo
terminó siendo torturado durante cinco días. ¿Qué crees que le pasará al
vampiro que destruye el restaurante y lastima a su mujer? —
Ahora no es el mejor momento para señalarle a Grayson que no soy nada de
Mateo, pero que conste, no soy su mujer.
Se mueve antes que cualquiera de los vampiros, chasqueando sus cuellos
con dos rápidos tirones de sus manos y revoloteando hacia mí en el siguiente
segundo. Envuelve sus dedos alrededor de mi brazo y me ayuda a ponerme
de pie, sacudiendo los pedazos rotos de plato y vidrio de mis calzas.
—¿Estás bien?— me pregunta, manteniendo la voz baja.
—Sí—, gruñí, mirando a todos los vampiros y humanos mirándonos.
La mujer en cuya mesa me arrojaron está llorando. Su cita la abraza y me
mira como si yo pidiera ser atacada por un vampiro.
Un camarero se acerca y comienza a limpiar y un hombre vestido con un
bonito traje se acerca, asiente con la cabeza a Grayson antes de dirigirse a
la pareja.
—Quiero un reembolso…— escucho al hombre comenzar, pero apago el
resto de lo que está diciendo.
—Vamos a llevarte arriba—.
Asiento y dejo que me lleve fuera del restaurante. —Espera, mi comida—.

—Te traeré comida nueva, Demi. Tenemos que irnos ahora, estás sangrando
por todos lados —.
Cuando miro mi mano, veo que de hecho estoy sangrando por todas
partes. La herida en mi mano es profunda y la sangre gotea por el suelo de
baldosas. Grayson me apresura hacia el ascensor.
—¿A dónde vamos?—
—Donde Mateo—, dice, mirando por encima del hombro.
Algunos clientes han salido del restaurante. Basado en sus ojos negros y
dientes afilados, apostaría que son vampiros. —¿Qué hay de malo con
ellos?—
Grayson suspira. —Vamos, pedazo de mierda—.
Él ignora completamente mi pregunta, refunfuñando sobre el lento ascensor
mientras los vampiros continúan acercándose.
—Grayson—, le susurro. —Se están acercando—.
El ascensor suena. Grayson me empuja detrás de él. Cuando las puertas se
abren, prácticamente corro adentro. Grayson me sigue y aprieta el botón
para cerrar la puerta. Los escucho acercarse, sus zapatos golpean contra el
azulejo.
Las puertas no se cierran.
—Mierda.— Grayson vuelve a pulsar el botón.
Dejo escapar un fuerte suspiro cuando finalmente comienzan a
cerrarse. Antes de que se cierren, una vampira entra corriendo.
—Hola—, me dice con una mueca llena de colmillos, ignorando por completo
a Grayson.
Él le rompe el cuello antes de que pueda tocarme. Jadeo de alivio,
sosteniendo mi pecho y mirando al vampiro no muerto ahora muerto.
—¿Qué diablos fue eso?— pregunta, dándome una mirada severa.
—Estaba hambrienta. Nadie vino a buscarme para cenar, así que fui al
restaurante. Estaba ocupándome de mis propios asuntos con mi pequeño
plato de fetuccini cuando, de la nada, estos vampiros empezaron a ponerse
tocones —.
—¿Pequeño fetuccini?— Una sonrisa atraviesa su ceño fruncido. —¿Qué
pasó?—

Explico en detalle cómo los vampiros no captaron la indirecta y cómo el
idiota trató de usar la compulsión conmigo.
—¿Así que lo apuñalaste?—
Suspirando, me apoyo contra la pared del ascensor mientras nos dirigimos
hacia la suite del ático. —No espero que entiendas por qué lo hice. Cruzó
una línea, tratando de obligarme —.
Los ojos de Grayson abandonan los míos y se queda mirando el pequeño
espacio entre las puertas. Sus cejas bajan con fuerza.
—¿Qué?— Pregunto.
—Pero no funcionó, ¿verdad? ¿La compulsión? —
Hay un momento en el que contemplo la posibilidad de mentir, pero ya he
dicho demasiado y no se deja engañar fácilmente. —No—, confieso
finalmente.
Él frunce el ceño. —¿Te das cuenta de lo que has hecho, tigre?— La
pregunta de Grayson no es acusatoria, es casi triste o compasiva.
La verdad es que no, no sé lo que he hecho. ¿Cuánto daño pude haber
causado esta noche? ¿Mateo se arrepentirá de mantenerme con vida y me
matará ahora?

DEMI
El ático cuesta cinco veces más que la casa de mis padres. Los suelos de
mármol por sí solos probablemente sean más caros que un coche
nuevo. Hilos de blanco ondulan a través del ónix oscuro, aportando
profundidad y dimensión al suelo.
Grayson entra en un vestíbulo (¿quién tiene un vestíbulo?) Y espera a que
lo siga. Mi corazón está débil, no ha habido descanso para mi pobre órgano
entre el ataque y ser llevado al jefe. Me muerdo el labio y me pregunto si
podría presionar el botón para cerrar las puertas antes de que él pudiera
reunirse conmigo.
Ya no tengo mi navaja.
El vampiro que yace a mis pies comienza a moverse y de repente tomo una
decisión. Es mejor el enemigo que conoces que el que no conoces. Salgo
justo antes de que el ascensor se cierre y el motor zumbe con su descenso.
—Por aquí—, dice.
Me da la espalda, vampiro estúpido, y atraviesa el vestíbulo y recorre un
pasillo a la derecha. Hay un jarrón de rosas blancas, que son bastante
hermosas, en una mesa elegante a mi lado. Lo agarro y corro detrás de
Grayson. El pasillo se abre a una gran sala de estar y entra en ella por
instinto, sin prestar atención y mirando su teléfono. Tomo la abertura y
levanto el jarrón.
Una mano fuerte abraza mi muñeca. Dejo escapar un chillido indigno, y el
jarrón se me cae de la mano y se hace añicos en el mármol. Grayson gira
sobre sus talones, todavía mirando su teléfono, y suspira.
—Estoy empezando a pensar que no te agrado, tigre—.
Ignoro su comentario y miro a unos ojos tan oscuros que no puedo decir
dónde termina el límite de la pupila y comienza el iris. Me mantienen
cautiva, y toda la pelea abandona mi cuerpo cuando dice: —Relájate—.
La resistencia no es una opción, no como lo fue con el vampiro en el
restaurante. Caeré de rodillas y me arrastraré sobre el cristal irregular si me
lo pide. Esto solo es suficiente para aterrorizarme. Invade mi espacio y lleva
mi mano a su boca. Su lengua se lanza para lamer mi palma ensangrentada.
—Está herida—, dice, sin apartar los ojos de los míos.

No puedo apartar la mirada, ni siquiera para mirar la sangre que cubre el
borde de su boca, o para mirar a Grayson en busca de ayuda. Me tiene
cautivada, y no estoy del todo segura de por qué estaba enojado para
empezar.
—¿Qué pasa, Demetria?— Su pregunta es burlona y hay un destello de
malicia en sus ojos. Sus labios se curvan y lame mi palma de nuevo antes
de cerrar sus labios sobre mi herida y sacar más sangre de ella.
Gimo cuando mis rodillas golpean y mis pezones se endurecen.
Su risa roza mi piel y coloca mi palma ensangrentada en su cuello. Luego
usa su otra mano en mi cadera para guiarme hacia él, deteniéndose cuando
estoy presionada contra él.
Mi respiración se acelera.
—¿No vas a intentar pelear conmigo?—
¿Por qué suena molesto?
Encuentro mi voz. —¿Decepcionado?—
—Quizás.— Se encoge de hombros y mueve su mirada hacia
Grayson. —¿Qué pasó?—
Inhalo y se siente como la primera vez que respiro en años. Mi corazón
martillea contra mi caja torácica. Todo vuelve a mí ahora que me soltó y
encontré mi columna vertebral.
Golpeando mi cabeza hacia adelante, apunto a su mandíbula. Es demasiado
alto para que yo pueda golpearle la nariz, pero de todos modos no
importa. Debería haber sabido que él anticiparía mi movimiento. Mateo
esquiva mi cabeza, me hace girar y sujeta mi espalda contra su frente con
un brazo fuerte y tatuado.
Yo me opongo a él.
Apoya una mano firmemente contra mi estómago, deteniendo efectivamente
mi lucha. Grayson nos mira con una pequeña línea de preocupación entre
las cejas.
—Mateo, ella es ...—
—Sé exactamente lo que es—. La voz de Mateo es baja y suave, flotando
sobre mi oreja en una suave caricia que me tiene arqueando la
espalda. —Me encantaría pelear contigo otro día, Demetria, pero ahora
mismo necesito saber qué pasó—.

—¿Qué crees que pasó, Mateo?— Escupo su nombre como si tuviera un
sabor desagradable. —Los vampiros me atacaron. No soy más que un
bocadillo para los de tu clase —.
—Está bien, eres un bocadillo—, murmura Grayson.
—Déjala ir, Mateo—. Las palabras de Colt me sorprenden. Sale de detrás de
Mateo y se sienta en el borde de un sofá de cuero en la sala de estar.
Mateo se pone rígido y sus brazos se contraen, esos bíceps me aprietan más
contra su cuerpo.
Bien, probablemente sea mejor no decirle al jefe qué hacer. Especialmente
cuando es mucho más poderoso que Colt y Grayson.
—Cuidado, Colt, sabes lo que pasó la última vez que me desobedeciste—.
Aprieto la nariz, pero reprimo el impulso de preguntar qué pasó.
Ahora no es el momento de ser entrometida, Demi.
—Jackson y Bobby hicieron que Demi lo pasara mal—, dice Grayson,
apartando la atención de Mateo de Colt.
—¿La atacaron?—
Hago una mueca ante la pregunta de Mateo. —No exactamente.—
Sus dedos se flexionan contra mi estómago. El emblema de Blood Mafia
cubre el dorso de su mano.
Está demasiado cerca.
—¿Los atacaste?—
Grayson sonríe y niega con la cabeza antes de sentarse en un sillón y poner
los pies en el taburete. —¿No has oído? Demi tiene algunos problemas con
el manejo de la ira —.
Mateo no se ríe. —¿Qué pasó?— me pregunta, todavía sosteniéndome
contra su cuerpo. Su pecho está firme contra mi espalda y sus bíceps son
casi tan grandes como mis muslos. No he tenido la oportunidad de mirarlo
realmente para evaluarlo. Ya puedo decir que es más grande que Colt y
Grayson. Más viejo también.
Mas poderoso.
Trago, odiando lo seca que está mi boca. —Jackson trató de usar
compulsión conmigo—.

Mateo no dice nada, así que continúo. —El otro tipo, Bobby, me estaba
coqueteando. Lo frené unas cuantas veces porque no estaba interesada.
Jackson se molestó y trató de cautivarme —.
—¿Y luego?— Colt pregunta.
Lo miro, sosteniendo su mirada mientras le explico cómo apuñalé a Jackson
y la pelea que siguió a mis acciones precipitadas. Sus ojos se oscurecen
cuando paso por alto la parte sobre los otros vampiros que nos persiguen.
El silencio de Mateo es más sofocante que si hablara.
Colt y Grayson intercambian miradas.
—¿Jefe?— Pregunta Colt.
El vampiro detrás de mí suelta un suspiro, el aire caliente me hace
cosquillas en la oreja y lucho contra un escalofrío. —Saben que algo es
diferente, no qué—.
—¿Cuánto tiempo crees que tomará hasta que lo resuelvan?— Grayson
pregunta, tamborileando con los dedos en el muslo. —No se la puede dejar
sola ahora, ha tenido demasiada exposición. No estoy seguro de que tus
amenazas sean suficientes para disuadirlos, Mateo. Su sangre es ... —
—Nadie la probará sin mi permiso—.
Me burlo. —¿Has oído hablar del movimiento por los derechos de las
mujeres, Mateo? No puedes controlar a quién le doy mi sangre —.
Agarra mi cabello y tira de mi cabeza hacia un lado, dejando caer su boca a
mi cuello. Sus colmillos presionan contra mi garganta.
—Mateo—, dice Grayson en voz baja.
Mateo gruñe en respuesta. Respira profundamente, inhalando mi aroma.
Deja escapar un gemido, uno tan bajo que no estoy segura de que los otros
dos lo escuchen. —No darás tu sangre a ningún vampiro sin mi permiso—.
—¿Ningún vampiro?— Pregunta Colt. Sus ojos acalorados se deslizan entre
la boca de Mateo en mi cuello y mis labios entreabiertos mientras tomo una
respiración estremecida.
Estoy tan confundida por mis emociones.
Por un lado, estoy increíblemente cabreada por la forma en que me está
maltratando, y por el otro, no puedo evitar inclinarme en sus brazos.
Prácticamente le estoy rogando que me muerda.
¿Qué demonios es lo que me pasa?

Grayson tuvo el mismo efecto en mí la primera vez que lo conocí. Esa
estúpida y abrumadora oleada de lujuria me hace cosquillas en la columna.
—Ningún vampiro—, dice Mateo.
—No puedo aceptar esos términos—, dice Grayson con el ceño
fruncido. —Nosotros discutimos…—
—Sé de lo que hablamos, Grayson. He cambiado de opinión. Nadie la
tocará—.
Colt mira a Mateo con el ceño fruncido, que está demasiado ocupado
pasando su nariz por la columna de mi cuello para notar la reacción de sus
capitanes.
—Mateo—. El comportamiento de Grayson cambia de levemente divertido a
enojado. Las líneas se forman sobre sus cejas y sus ojos cambian a un negro
casi completo. Una ola de su poder se apodera de mí, recordándome la
primera vez que nos conocimos.
Mi cuerpo reacciona al poder, mi núcleo se calienta y las paredes se aprietan
con anticipación. Odio el dolor que siento por ellos. Mi vagina está psicótica,
de nuevo, yo también. Es una pareja hecha en el cielo. O al infierno, dadas
las circunstancias.
Los tres inhalan.
Estúpidos sentidos sobrenaturales.
—Vete.—
Respondo involuntariamente a la orden que da Mateo. Mis pies se mueven
por sí mismos, tratando de alejarme, pero él me detiene.
—Tú no, Demi.—
Colt y Grayson se ponen de pie, sin hacer ningún movimiento para irse.
Benditos sean sus corazones, no quieren dejarme con Mateo. Esto hace que
me gusten un poco más de lo que me gustaría admitir, casi como si los tres
nos hubiéramos unido de una manera única, lo siento, te secuestré, pero
ahora que estás aquí por tu propia elección, voy a intentar mantenerte fuera
de las garras del jefe de alguna manera.
Mateo sisea y su boca abandona mi cuello. Veo un destello de colmillo de mi
periférico y otra ola de superpoder embriagador choca contra mí y me
sacude los huesos. Aprieto los dientes y trato de mantener la respiración
uniforme.

Colt y Grayson miran a Mateo durante unos segundos.
—No me hagan repetirme—, dice Mateo con voz mortal.
Los dos vampiros que consideraba amigos, en el uso más vago del término,
abandonan la habitación. Grayson roza su hombro con el de Mateo al salir,
provocando que un gruñido aterrador salga de los grandes labios del
vampiro.
Grayson entrecierra los ojos. —No la lastimes—.
Mateo me empuja más hacia la sala de estar. —¿O qué, Gray?—
Colt lo agarra del brazo antes de que pueda responder a la burla. La mirada
preocupada de Grayson encuentra la mía antes de aceptar y dejar que Colt
lo arrastre hacia el ascensor.
Mateo me mantiene pegada a su cuerpo mientras esperan el
ascensor. Cuando las puertas se cierran y los motores se encienden, el
vampiro acciona un interruptor en la pared. Escucho un pequeño clic, lo
que supongo que es una especie de mecanismo de bloqueo de la puerta, y
trago.
Genial, estoy encerrada en el nido de víboras.
—Voy a dejarte ir, Demi. No hagas nada estúpido —.
No respondo porque no puedo prometer que no haré algo loco. Mi reflejo de
lucha o huida está firmemente puesto en marcha.
Él afloja su agarre y se aleja.
Me balanceo sobre mis pies, momentáneamente fuera de
balance. Recuperándome, niego con la cabeza y camino al otro lado de la
habitación. Luego me giro hacia él.
Mateo me mira fijamente, la alegría baila en esos ojos oscuros. —Encantado
de conocerte, Demetria—.

DEMI
Los ojos de Mateo gritan muerte y destrucción. Combina eso con el pequeño
pliegue en su frente y una ligera inclinación de sus labios, y él es, con
mucho, el supe más aterrador con el que me he encontrado.
Retiro todo lo que dije sobre él como un cobarde. Nunca me había
equivocado tanto en toda mi vida.
Mi corazón casi deja de latir cuando da un pequeño paso hacia adelante.
Y yo tomo uno igual hacia atrás. —Detente.—
Lo hace, lo que me sorprende, e inclina la cabeza. —¿Por qué?—
Porque no quiero que se acerque. No quiero sentir su abrumadora presencia
tan cerca de mí. No puedo soportar otro toque de él. Perderé todo el sentido
y lo atacaré, y no con un cuchillo.
No me arrojaré sobre el vampiro que se supone que debo odiar,
especialmente cuando se ve tan condenadamente satisfecho consigo
mismo. Que él se quede dónde está, será la única forma en que mantengo
un poco de control.
Él entrecierra los ojos mientras bajo lentamente los ojos y lo miro todo. Él
es. . . Exquisito. Su traje gris claro está ajustado, Gucci o algo igualmente
caro, y no hace nada para ocultar su volumen. La camisa azul claro debajo
de su chaqueta se extiende sobre sus duros músculos. Su cabello castaño
es corto, un poco más largo en la parte superior, pero corto de todos modos.
—Demetria—.
Mi nombre sale de su lengua y hace cosas pecaminosas en mi interior. Dejo
mi inspección y lo miro a los ojos. —¿Qué quieres de mí?—
La piel de Mateo es un poco más oscura que la de Colt y Grayson, más
italiana que alemana o inglesa.
—No lo he decidido—.
Eso es reconfortante.
Da otro paso.
Mi espalda golpea la pared y mi cabeza choca contra un cuadro.
Estoy acorralada.

Mateo se detiene cuando está a un pie de distancia. Insto al acero en mi
sangre y lo miro, negándome a marchitarme contra la pared y suplicar
piedad.
Sus labios se arquean más alto. —¿Me odias, Demi?—
—Sí—, le susurro.
—¿Estás segura? Estás empapada, podía oler tu deseo desde el otro lado de
la habitación. Me quieres.—
Cuerpo traidor.
—No, no lo hago—.
Cierra el espacio entre nosotros, presiona sus codos contra la pintura y me
enjaula. Inclino la cabeza hacia arriba, evitando mirarlo directamente a los
ojos, lo que significa que estoy mirando sus labios.
Son tentadores, pero soy más fuerte de lo que cree.
—No me gusta que me mientan, Demetria—.
Exhalé un suspiro tembloroso. —¿Quién dice que miento, Mateo?—
Se mueve tan rápido que apenas puedo hablar antes de perforar mi garganta
con sus colmillos. La euforia me inunda las venas y todo se vuelve
tecnicolor. Gimo y agarro su camisa, aferrándome a él como un salvavidas.
Su lengua está caliente contra mi cuello mientras lame la herida. Cuando
echa la cabeza hacia atrás, me maravillo de la sangre que bordea sus
labios. Mi sangre. Él sonríe oscuramente y levanto la mirada, olvidándome
por completo de mantener mi ingenio sobre mí.
Los párpados de sus ojos están bajados, y me mira con evidente hambre. Por
mi sangre o mi sexo, ¿posiblemente ambos? Levanta el brazo, usa sus
colmillos para morder su muñeca y luego me ofrece el apéndice sangrante.
—No,— digo.
Sacude la cabeza y presiona su muñeca contra mis labios. —Solo una
probada, Demi.—
¿Qué podría doler?
No puedo decir que no tenga curiosidad. Escuché lo que la sangre de
vampiro puede hacerte sentir. El torrente de fuerza sobrenatural que viene
con la ingestión de sangre de vampiro es temporal, pero se rumorea que es
una experiencia como ninguna otra.

Mateo coloca su mano en la parte de atrás de mi cabeza y presiona mis
labios contra su muñeca, como si supiera lo que he decidido a pesar de que
no expresé la decisión. Abro la boca y chupo su brazo, luego me doy cuenta
de que probablemente le estoy dando un chupetón, así que lamo las heridas.
Debería estar mortificada.
Disgustada.
No lo estoy. Sabe a centavos con un toque de azúcar, no es
asqueroso. Frunzo el ceño mientras cierro mis ojos con los de él, haciendo
rodar su sabor alrededor de mi boca y tomando más de lo que debería, dado
que soy humano.
Mateo me mira con una mirada casi estupefacta en su rostro. No esperaba
que cumpliera. ¿Había querido que yo peleara? ¿Quería obligarme?
Mi núcleo roza su endurecida longitud.
Este hijo de puta.
No he perdido todas mis canicas, sé lo que tengo que hacer. Mis dientes se
clavan en su brazo cuando muerdo, y los aprieto con tanta fuerza que me
duele la mandíbula.
Mateo gruñe. Agarra mi cabello con su mano e intenta tirar de mí hacia
atrás. Le muerdo más fuerte.
—Demetria, suficiente—, susurra con dureza.
Las palabras están llenas de superpoder, y suelto su brazo cuando me hace
rodar con él. Me lamo los labios, probándolo por última vez, y frunzo el ceño.
—No había terminado, Mateo—. Su sangre ya está funcionando a través de
mi sistema, y siento que me he bebido cuatro tazas de café seguidas.
Mi cabeza se echa hacia atrás cuando vuelve a tirar de mi cabello. Me río.
—Oh, sí, cariño, justo así—.
Él gruñe. —Eres imposible.—
Su agarre es doloroso, así que me inclino hacia él, aliviando algo de la
tensión en mi cuero cabelludo.
—¿Preferirías que llorara o suplicara por mi vida?—
—No—, dice, esos ojos negros ardiendo en los míos.
Cuando no se mueve para soltarme, arqueo una ceja. —¿Por qué me diste
tu sangre?—

—Para que nadie se meta contigo—.
Entrecierro los ojos. —¿Qué hiciste?—
Mateo deja caer sus labios sobre los míos inesperadamente, solo que no me
besa. En cambio, lame ligeramente lo que supongo que es una partícula de
sangre.
—Te marqué—.
¿Ahora qué?
La superfuerza me da ventaja por un segundo, y golpeo mi cabeza contra su
nariz y me retuerzo de su agarre, gritando cuando me arrancan un mechón
de cabello. Sin embargo, estoy demasiado enojada para que me importe, y
me lanzo de vuelta hacia él, rodeando su cintura con mis piernas y
agarrando su cuello con mis manos.
Cae al suelo con la fuerza de mi cuerpo. Mis rodillas golpean contra el suelo
y mis pies quedan atrapados debajo de su espalda, que ha levantado
ligeramente del suelo.
¿Está tratando de no lastimarme?
No, eso es estúpido. ¿Por qué tendría que hacer eso?
—Debería matarte—, siseo las palabras. —No quiero tu marca—.
—Demasiado tarde.— Su voz es tensa.
Sonriendo, aprieto más fuerte. Cuando sus ojos sangran completamente a
ónix, me doy cuenta de que, para empezar, nunca fueron negros. Eran de
color marrón oscuro.
—¿Qué soy yo?—
Él ignora mi pregunta, mueve sus caderas y rueda para quedar acostado
encima de mí y yo quede aplastada bajo su gran cuerpo. Incluso con mi
super fuerza temporal, no puedo luchar para salir de debajo de él.
—Si quieres saber, tienes que dejar de pelear—.
Me río. —No soy estúpida, Mateo. No me lo dirás si me detengo —.
Se mueve y su polla presiona contra mi muslo. Está completamente erecto
y no se avergüenza en lo más mínimo. —Te lo diré, pero solo después de que
bebas mi sangre dos veces más—.
—Déjame adivinar, ¿entonces estaré atada a ti por el resto de mi vida?—
Mateo se encoge de hombros. —Algo como eso.—

*****
MATEO
Los ojos de Demi están muy abiertos por el pánico. Ella no quiere estar
atada a mí y no puedo decir que la culpo. Soy un gilipollas.
Sin embargo, eso no me impide tratar de atarla a mí. Ella es una cazadora,
probablemente la última viva, y la quiero para mí. La quiero de mi lado.
¿Por el poder? sí.
¿Porque es hermosa, psicótica y un soplo de aire fresco en mi aburrida vida
de no-muertos? Dioses, sí.
Esta mujer es más de lo que cualquier humano podría manejar. Una vez que
cumpla un cuarto de siglo, tendrá toda su fuerza y no querrá hacer nada
más que matar y cazar a los de mi especie.
Espero que hacerla mía cambie su naturaleza inherente.
Siempre que pensaba en unir eternamente mi alma a la de otro, me
imaginaba a Torana. Nunca pensé que ofrecería un vínculo tan sagrado a
un Cazador. Nada podría haberme preparado para Demi.
Su mirada se endurece y sus labios se presionan en esa línea
obstinadamente firme.
—¿Cuál es el daño? Dos veces más y sabrás la verdad —.
—Bien, terminemos con esto—.
Niego con la cabeza y ella se burla de mí.
—No, pronto, pero no esta noche. No estás lista —.
Ella inclina la cabeza y gime de frustración. —¿Me puedo ir a casa ahora? Mi
cena se arruinó y me muero de hambre y, a diferencia de los vampiros, la
sangre no llena a los humanos ... o lo que sea que soy —.
—Puedo pedir comida para ti—.
—No—, dice con severidad. —Quiero ir a mi apartamento y comer en paz,
no se permiten vampiros malvados—.
Su mandíbula está apretada y esos ojos marrones están llenos de fuego,
desafiándome a empujarla. Quiero, pero ya la presioné esta noche. Como en
realidad me gusta, no quiero ser demasiado idiota y perderla.
—Está bien. Te llevaré a casa —.

Ella comienza a protestar, pero se calla cuando le doy rienda suelta a mi
poder. Veo la lucha que se agita dentro de ella; el Cazador acecha bajo la
superficie. ¿Ella siente su fuerza todavía?
—Bien—, concede. —Dejaré que me lleves a casa—.
Dejé escapar una risa baja. Actúa como si tuviera una opción.

DEMI
Un poco después de que Mateo me acompañó de regreso a mi apartamento,
suena un golpe en mi puerta. La abro de un tirón y sonrío a la camarera que
ha llevado mi comida al piso de arriba. Lleva una bandeja con dos platos. Me
hago a un lado y la dejo entrar para que pueda dejar la comida. Cuando
levanta las tapas de los platos, salivo al ver la pasta y los palitos de pan
recién hechos.
—Dios, creo que te amo—.
La mujer mira por encima del hombro y hace una mueca. Me doy cuenta de
que sueno loca y rápidamente trato de compensarlo.
—Tú no, la comida. Amo la comida.—
Se endereza, sonríe cortésmente y se va. Arrugo la frente; ella no me dijo
una palabra. Una bocanada de pan fresco llega hasta mí, me olvido de la
extraña interacción y llevo la bandeja al sofá.
Estoy a la mitad de mi pasta cuando el altavoz crepita.
—¿Que estás teniendo?—
Mi comida se agria en la boca cuando termino de masticar. —Fetuccini, ya
lo sabes, sin embargo, fuiste tú quien me lo ordenó. ¿Por qué me estás
mirando? —
Silencio.
Doy un mordisco a mi palito de pan. —Ya sabes—, le digo, apuntando mi
palito de pan hacia el techo. —Es de mala educación ignorar a alguien
cuando habla contigo, especialmente si has intercambiado sangre con esa
persona—.
—¿Es eso así?— Hay una levedad en su voz y lo imagino sonriendo.
Asiento con la cabeza y bebo un sorbo de agua. —Sí, pero supongo que estás
acostumbrado a ser un idiota, así que no puedo decir que me sorprenda—.
El silencio de respuesta pone una sonrisa de suficiencia en mi rostro. Estoy
enojada con Mateo por jugar. Está tramando algo, ocultándome la verdad
mientras me prepara para ser su mascota o algo igualmente nefasto. No
importa lo caliente que esté, no me acostaré con ese imbécil.
La bocina crepita cuando Mateo se aclara la garganta. —Capítulo uno.—

Hago una pausa en medio de un bocado. —¿Qué estás haciendo?—
—Leyendo mi libro favorito—.
—No me digas. ¿Drácula? —
Su burla es apenas audible a través del altavoz. —No, no es Drácula. Este
libro se llama La venganza de Van Helsing —.
Doy un mordisco, intrigada de por qué el libro favorito de los vampiros sería
sobre un infame cazador de vampiros. El mundo es ficticio, por supuesto,
pero aun así, Mateo es un vampiro. Odian a los cazadores de
vampiros. Bueno, técnicamente, Spike amaba a Buffy, pero estoy divagando.
No ha vuelto a empezar, así que agito mi tenedor para decir que continúe.
Si insiste en interrumpir mi cena, también puede leerme. De lo contrario, es
probable que diga algo de lo que me arrepentiré.
—Capítulo uno, Leyes primarias que nunca se olvidarán.
Hay dos leyes cuando se trata de vampiros. Lo primero, y más importante,
siempre corta la cabeza y quema el cuerpo si deseas matarlos. El segundo,
los vampiros son emocionalmente incapaces de amar.
Mi hermana, Beatrice, aprendió esa lección de la manera más difícil el día
que se enamoró de un hombre llamado Mikael. No tenía forma de saber que
él era un vampiro cuando se conocieron, ya que su entrenamiento aún no
había comenzado, y Mikael usó su ignorancia en su contra. Después de
varias reuniones, le reveló su verdadera naturaleza. A mi hermana le
encantaba ir contra la corriente y, como tal, creía que Mikael podía amarla,
incluso como vampiro. Ella no quería creer la verdad que le enseñaron a
nuestra familia durante generaciones.
Ella estaba equivocada. Muy, muy equivocada. Fui yo quien tropezó con su
cuerpo sin vida, solo unos momentos después de que Mikael la drenó hasta
dejarla seca. Si hubiera sido más rápido, más entusiasta como ahora, podría
haberla salvado. Estaba de luto por su cuerpo cuando comenzó a moverse,
despertando de su muerte.
Mi corazón se endureció cuando alcancé mi espada ... —
—Espera, espera, espera—, le digo, interrumpiendo a Mateo. —¿Beatrice,
hermana del notorio Van Helsing, se enamoró de un vampiro y dejó que la
convirtiera?—
—Esas son las palabras escritas en el libro—. La voz profunda de Mateo
sangra por los altavoces.

—¿Por qué haría eso?—
Le oigo suspirar.
—No conozco sus motivaciones, Demetria. ¿Continúo?—
Dejo a un lado el tenedor, agarro un palito de pan y me recuesto contra el
brazo del sofá, preparándome para la historia.
Mateo sigue leyendo. Sería un narrador de audiolibros maravilloso,
especialmente si eso significa que nunca tendría que volver a ver su rostro.
—Demi, despierta.— La voz de Mateo es más fuerte que cuando me quedé
dormida y parpadeo para despejar el sueño de mis ojos.
Van Helsing mató a su hermana y luego buscó venganza de Mikael. Mateo
acababa de comenzar un capítulo sobre la mejor manera de cortar la cabeza
de un cuerpo cuando me quedé dormida.
—¿Qué me perdí?— Pregunto, bostezando y estirando mis brazos sobre mi
cabeza. Algunas migas de pan caen por mi camisa.
—¿Volveré a leer el capítulo cuatro mañana, a la misma hora?—
Empiezo a estar de acuerdo, luego me doy cuenta de lo que está
haciendo. Está tratando de establecer un patrón para que podamos
convertirnos en amigos. Sí, eso funcionó muy bien para Beatrice.
—Tal vez—, le digo, sin descartarlo por completo. —Evelyn quería ir de
compras, así que puedo estar ocupada—.
Hmm es su respuesta.
Me siento en el sofá un momento más. —¿Puedes irte ahora? Necesito
prepararme para ir a la cama —.
El ruido blanco del altavoz se apaga y miro al techo. No se despidió.
—Gah, ¿por qué diablos te importa?— Niego con la cabeza y me dirijo al
baño para prepararme para la cama.
Una sesión de lectura para mí y Mateo ya ha comenzado a abrirse camino
dentro de mi cabeza. Culpo de mi estupidez a mi papá, solía leerme antes
de acostarme todas las noches hasta que comencé la escuela
secundaria. Entonces fui una idiota y le pedí que se detuviera. Ahora que
soy mayor, extraño escucharlo contar historias. Mateo, que me leyó, rasgueó
la cuerda del corazón con demasiada fuerza. No puedo ser como Beatrice,
tengo que ser más inteligente.
Beatrice no es real.

Frunzo el ceño ante mi reflejo. —Lo sé, pero eso no significa que no pueda
aprender de sus errores—.
El altavoz crepita y tiro mi pasta de dientes al espejo, reaccionando a la
repentina intrusión.
—¿Por qué estás hablando contigo misma?—
—Pensé que te habías ido—, digo con la boca llena de pasta de
dientes. Inclinándome y abriendo el grifo, escupo y me enjuago.
—Me olvidé de decir buenas noches—.
Descanso mis manos sobre la fría encimera, me miro en el espejo,
recordándome en silencio que no debo ser como Beatrice.
—Buenas noches, Demetria—.
—Buenas noches—, le respondo en un susurro.
Beatrice era una idiota.
*****
A la mañana siguiente , desayuno y espero a que Colt aparezca para nuestra
sesión de entrenamiento. A pesar de querer estrangularlo, disfruté del
entrenamiento y espero que se encargue de mí culo nuevamente.
Cuando no aparece, decido ir al gimnasio yo sola. Probablemente sea una
estupidez, pero espero que la protección de Mateo sea suficiente para
mantener alejados a los vampiros mientras trabajo en parte de mi agresión.
El gimnasio está bastante vacío, mis zapatillas rozan el suelo mientras
camino hacia las cintas de correr. Algunos vampiros me miran con
curiosidad, pero se mantienen alejados. Aumento la velocidad, corriendo la
primera milla en siete minutos, luego reduzco la velocidad y corro otras
dos. Una vampira salta en la cinta de correr a mi lado, estableciendo la
velocidad más rápido de lo que yo podría siquiera imaginar. No se me escapa
que no está jadeando cuando finalmente desacelera para igualar mi ritmo,
ya que ha corrido cuatro millas en el tiempo que me tomó correr el tercero.
Apartando mi mirada de su pantalla de estadísticas iluminada, meto mi
dedo en la flecha hacia abajo, ralentizando la pista para poder enfriarme y
seguir adelante. La mujer hace lo mismo, lanzándome una sonrisa.
—Hola—, dice ella.

Echo un vistazo. —Hola.— No sonrío, lo que hace evidente que no quiero
charlar con ella.
Ella no entiende la indirecta. —Soy Alissa—.
Poniendo mis manos detrás de mi cabeza y haciendo lo mejor que puedo
para no jadear fuerte, tomo unas cuantas respiraciones para recuperarme
de lo que consideré una dura sesión de cardio. Alissa avergonzó mi tiempo.
Ella es un vampiro, Demi. No puedes comparar su trabajo con el tuyo.
Oh, ahora mi mente quiere ser racional?
Oigo reír al vampiro. —Tienes un nombre, ¿verdad?—
—Demi—, digo con una sonrisa de labios apretados.
¿Cuál es la mejor manera de deshacerse de un vampiro sin ser un idiota y
arriesgar mi cuello?
—¿Quieres golpear el ring de box conmigo?—
Me burlo. —¿Entonces puedes patearme el trasero? No, gracias.—
Ella niega con la cabeza. —Prometo que iré con calma—. Alissa ve mi mirada
de desconfianza y hace una X sobre su corazón. —En serio, tendría que
tener un deseo de muerte para joderte cuando estás bajo la protección del
jefe—.
Me muerdo el labio y miro el ring de boxeo vacío. La oferta es tentadora. Colt
me había tumbado una y otra vez ayer, sería bueno trabajar con alguien que
me dejara conseguir algunos éxitos.
—Si estás mintiendo, encontraré la manera de matarte—.
Alissa sonríe. —No estoy mintiendo.—
Apagamos nuestras cintas de correr y nos dirigimos al ring. Alissa escarba
en una caja llena de guantes y saca un juego para mí y cinta adhesiva.
—¿Ninguno para ti?— Pregunto mientras me tapo las manos.
Ella niega con la cabeza. —Curación sobrenatural, ¿recuerdas?—
Agachándose entre las cuerdas, se arrastra hasta el centro del ring, saltando
sobre los dedos de los pies y estirando los brazos. Me pongo los guantes,
haciendo una mueca cuando ella ejecuta una serie de jabs de calentamiento.
Esta es una idea horrible.
Dudo fuera de la arena y ella me mira a los ojos cuando deja caer los brazos
a los lados. Sus cejas se elevan en desafío.

—¿Bien?—
—Mateo compartió su sangre conmigo—, digo mientras subo al ring.
Sus ojos se agrandan. —Cállate.—
Mierda. No había tenido la intención de convertir esto en una palabrería. Lo
había dicho como una advertencia, haciéndole saber que si tenía alguna
intención de hacerme daño, la matarían.
—Sí, así que no te hagas ninguna idea—, le advierto.
Soy lo suficientemente inteligente como para darme cuenta de que estoy
fuera de mi liga y sin duda ella podría aplastarme. Especialmente porque no
tengo cuchillo.
—No confías fácilmente—, observa, poniéndose en posición de lucha. —A
diferencia de algunos vampiros, cuando hago una promesa, la
mantengo. Ahora deja de estancarte y luchemos —.
Alissa cumple su palabra, tirando de sus golpes para que me magullen en
lugar de aplastar los huesos. Nos lo tomamos con calma, preparándonos
para el combate completo en el que me las arreglo para conseguir algunos
golpes que la hacen gruñir de apreciación. Por supuesto, no la lastimarán,
pero estoy orgullosa de ser lo suficientemente fuerte como para que ella se
dé cuenta.
—Cuando entras por el gancho de izquierda, dejas caer el codo—, dice,
esquivando un jab. —Concéntrate en eso—.
Asiento y lanzo algunos ganchos a la mezcla, asegurándome de mantener
mi codo levantado más de lo que suelo hacer. Ella los esquiva con facilidad,
pero dice: —Bien—, y seguimos luchando.
Cuando giro y le doy una patada por capricho, ella se ríe y me da un
manotazo en la pierna. Está distraída, viendo caer mi pie, así que giro y le
doy un puñetazo en la cara.
—Maldita sea—, sisea.
Me tenso, esperando algún tipo de represalia.
Sus ojos verdes se llenan de sorpresa. —Buen golpe—.
—Gracias.— Me duele el pecho por el cardio continuo.
Alissa se da cuenta de mi estado demacrado y da un paso atrás, dejando
caer los brazos. —Creo que es suficiente por hoy, te ves agotada—.

—Oh, gracias a Dios—, digo y me dejo caer sobre mi trasero. Si hubiera
querido continuar, mi orgullo no me habría dejado renunciar.
Ella se sienta a mi lado. —Estás un poco magullada, ¿te lastimé?—
Mi mirada pasa por encima de las líneas de preocupación de su rostro y
niego con la cabeza. —Estoy bien.—
—¿Estás segura?—
Asiento con la cabeza. —Sí, algunos de estos son de Colt ayer—.
Entrecierra los ojos y levanta la mano para ajustar su coleta rubia
platino. ¿Cómo es que peleamos durante casi cincuenta minutos y ella
todavía se ve fresca?
Malditos vampiros.
—No dejes que te lastime, Demi.—
Hago una pausa ante las palabras pronunciadas con fiereza. Las
intenciones de Alissa parecen genuinas y habla como si fuéramos amigas
desde hace mucho tiempo. Dudo en confiar en ella, pero no tengo a
nadie. Lexi no está aquí, no tengo forma de llamarla, e incluso si lo hiciera,
¿qué diría?
Necesito un amigo.
—No lo haré. Créame, Colt se arrepentirá de haberme puesto las manos
encima —. Froto mi brazo sobre mi frente, solo logrando untar más sudor
por mi piel. —Uf, necesito una ducha—.
Alissa se ríe. —Sí, te ves asquerosa—.
Le frunzo el ceño. —Algunos de nosotros no somos vampiros, perra.—
—Bueno, discúlpame por ser increíble. Además, no es como si hubiera
elegido convertirme en vampiro, Demi —. Su tono es sarcástico, lo que me
lleva a creer que ha aceptado que la hayan convertido contra su voluntad.
—Mierda, lo siento—, digo reflexivamente.
Ella me quita los guantes. —No es gran cosa. . . al menos ya no. En serio,
no sudes por eso —. Su nariz se arruga. —Tal vez debería haber dicho que
no te preocupes, estás empapada—.
Una sonrisa tira de mis labios. Lo estoy. —Gracias por ser amable—.

Alissa se pone de pie y me tiende la mano. —Como dije, a diferencia de
algunos vampiros, cumplo mis promesas. ¿Quieres volver a hacer ejercicio
mañana? —
Hago una mueca y le doy una palmada en la mano. —Si puedo
caminar, seguro—. Luego pienso por un momento mientras me tira hacia
arriba. —No quiero retrasarte—.
Ella rechaza mi preocupación. —Es un buen cambio de ritmo, además,
disfruto ayudando—.
Arrugo la frente mientras salimos del ring y caminamos hacia la
salida. —¿Has entrenado antes?—
—Serías mi primer cliente humano, pero sí, entreno a los nuevos reclutas—
Hmmm. Interesante. Hacer ejercicio con ella será mucho más beneficioso
que Colt me haga crema. —Sí, ¿a la misma hora?—
—Funciona para mí, nos vemos luego, Demi.—
Alissa y yo tomamos caminos separados. Cuando entro en mi apartamento,
bebo una botella entera de agua antes de ducharme sin la interrupción de
un vampiro enfurecido.
Considerándolo todo, hoy es un buen día. Hice un amigo y no he recibido
ningún comentario espeluznante de Mateo y su bocina.
Sin embargo, todavía hay tiempo para que todo se vaya a la mierda.

DEMI
Cuando llega la cena y todavía no he visto a Grayson o Colt, empiezo a
irritarme. No quiero verlos, pero estoy aburrida y los programas de televisión
son entretenidos durante un tiempo. Los libros son mucho mejores, pero no
tengo ninguno aquí y Mateo aún no me ha hablado, así que dudo que esté
listo para continuar donde lo dejó.
¿Les dijo a Colt y Grayson que se mantuvieran alejados? Recuerdo que él
les dijo que no tenían permitido tocarme, pero eso no se extiende a que
vengan a verme, ¿verdad?
No tengo ninguna intención de permitir que las advertencias de Mateo me
impidan tomar lo que quiero de Colt y Grayson. Han dejado en claro que
están interesados y no me avergüenza usarlos ni a sus pollas
sobrenaturales para correrme.
Oye, una mujer tiene necesidades y Grayson no empacó mis vibradores. Sí,
plural. Toda mujer necesita al menos tres. Un teaser de clítoris, un vibrador
de conejito y luego uno grueso que requiere un poco de trabajo extra pero
que al final vale la pena.
Estoy reflexionando sobre mi falta de entretenimiento cuando alguien llama
a mi puerta.
—Por fin.— Dejo escapar un suspiro y espero unos segundos más antes de
abrir. No quiero parecer ansiosa.
—Oh, eres tú—, digo cuando veo la cara sonriente de Evelyn.
Sus labios bajan levemente. —Veo que todavía estas de mal humor. He
venido a ver si habías cambiado de opinión y quieres ir de compras —. Agita
una tarjeta. —Yo invito.—
Aunque no estoy segura de que me guste Evelyn, cualquier cosa es mejor
que quedarse encerrada en este apartamento.
—Claro, pero puedo pagar mis propias cosas. ¿Podemos pasar por mi
apartamento real? —
Ella chasquea la lengua. —Eres terca, ¿no?—
Aprieto mis labios, ignorando cómo me habla como si fuera un niño
insolente, y me encojo de hombros. —Sé que es mejor no estar en deuda con
un vampiro—.

La sonrisa de Evelyn es brillante y cegadora. —Demetria, ya estás
endeudada, mi amor.—
Cerrando los ojos y negando con la cabeza, lucho por mantener los puños
cerrados a mi lado. —¿De qué estás hablando?— Finalmente pregunto.
Envolviendo sus dedos alrededor de mi brazo, me saca del apartamento,
uniendo sus brazos con los míos.
Decidí que caminar es mejor que ser arrastrada y mover los pies para no
caerme de cara.
—¿Qué crees que mi hermano quiere contigo?—
—Mateo quiere usarme—, le digo, luego agrego un gruñido, —todavía no sé
para qué—.
Ella acaricia mi brazo. —Ahí, ahí. Todo tendrá sentido muy pronto —.
—¿Sabes lo que soy?—
—Quizás—, dice con una sonrisa molesta. —No es mi historia para contar—
Por supuesto que no lo es. Mateo quiere guardar su pequeña sorpresa hasta
que esté listo para contarme todo. Solo puedo esperar que sea honesto. Todo
lo que tengo es una pequeña esperanza de que todo lo que me diga sea cierto.
Pienso en sus palabras y en su recordatorio de que no soy más que una
herramienta. Aunque me sacaron de mi casa y me mantuvieron prisionera
durante unos días, de alguna manera, tengo una deuda con la Blood Mafia.
Algo me dice que pagar será casi imposible. O al menos, algo de lo que me
arrepentiré profundamente.
*****
Salimos al piso más bajo, nivel B3, y sigo a Evelyn hasta un estacionamiento
apenas iluminado lleno de costosos y llamativos autos y SUV. La Blood
Mafia no escatima en cambios cuando se trata de atracciones, y trato de no
dejar que mi mandíbula se abra cuando Evelyn se desliza en el asiento de
un Lamborghini Diablo verde lima.
Con mucho cuidado, abro la puerta del pasajero, me acomodo en el asiento
bajo y la cierro suavemente.
—Mierda—, digo, pasando mis manos sobre el asiento de cuero suave y
decadente.

El interior es negro con ribete verde lima. El tablero se ilumina en rojo
fluorescente y el motor retumba cuando ella enciende el motor. Mi asiento
vibra por todos los caballos de fuerza debajo del capó y un temblor de
emoción se apodera de mí.
Evelyn aprieta el embrague, cambia a reversa y sale de su lugar de
estacionamiento. Ella me lanza una sonrisa maliciosa. —¿Confías en mí?—
—Absolutamente no.—
Ella hace pucheros. —Bueno, supongo que con el tiempo. Abróchate el
cinturón, Demi. Eres mucho más frágil que yo y no conduzco lento —.
Rápidamente pongo mi cinturón de seguridad en su lugar y me agarro a la
barra de la puerta. Evelyn cambia de marcha y el Lambo se tambalea hacia
adelante. Ella termina el estacionamiento subterráneo de tres niveles más
rápido de lo que lo haría yo en un auto como este. Cuando llegamos a la
salida, ella pone el motor en marcha, saliendo a la calle y haciendo que
algunos coches frenen de golpe. Los bocinazos apenas se registran sobre el
rugido de su motor.
—Demi, sé cariñosa y encuentra algo de música—.
Dobla una esquina y aprieto mi agarre en el mango, conteniendo un
chillido. A pesar de estar loca de miedo, esto es muy divertido. Cuando
aceleramos por una autopista, enciendo la radio satelital y navego hasta mi
estación favorita. Mi viejo Honda no tenía radio satelital, pero el auto de Lexi
sí.
Evelyn tararea de agradecimiento. —Veo una mujer de buen gusto—. Luego
comienza a cantar junto con Beth Gibbons.
—¿Te gusta Portishead?— Pregunto con incredulidad. La identifiqué como
una snob de la música clásica, que solo escuchaba piano de hace cientos de
años.
Ella asiente. —Dummy es uno de mis álbumes favoritos y esta canción—,
señala con un gesto la pantalla de la radio, —es una de mis favoritas—.
Esbozo una sonrisa genuina. —Esta también es mi favorita—.
Evelyn presiona el botón de volumen y pone Roads tan fuerte que ahoga su
propio canto. Inclino la cabeza hacia atrás y también canto suavemente,
mirando la ciudad mientras se desliza por la autopista.
Después de todo, solo voy a tener tantas oportunidades para cantar a
Portishead en un Lamborghini, necesito aprovechar al máximo este
momento.

Veinte minutos después, Evelyn se estaciona frente a una tienda
elegante. Los guiones en expansión en la señalización me dicen que está
fuera de mi presupuesto.
—Oye—, digo con sorpresa, —no me llevaste a buscar mi dinero—.
Sus ojos marrones son inquietantemente similares a los de Mateo, y cuando
me lanza una mirada cruel, me sorprende lo parecidos que son. —Realmente
no esperabas que te dejara pagar, ¿verdad?—
Me cruzo de brazos. —Sí, no quiero tu caridad, Evelyn—.
Su flequillo barrido de costado cae sobre sus ojos y mueve la cabeza para
moverlos. —No es caridad—.
—Sí lo es.—
—Escucha, quiero hacer esto por ti. Piensa en ello como mi forma de
disculparme por el hecho de que mi hermano y sus brutos te secuestraron
y trataron de hacerte estallar —.
No le respondo y me clavo las uñas en las palmas de las manos.
Evelyn agarra mi barbilla con sus dedos y me obliga a encontrar su
mirada. Me preparo para sentirme obligada, preparándome para un baño de
poder. Si tiene la edad de su hermano, es tan fuerte como él.
—Es el dinero de Mateo—.
Sus palabras sacaron una risa de mis labios. —Bueno, cuando lo pones
así—.
Ella me guiña un ojo. —Pensé que eso podría influir en ti, vamos—.
Espero que ella se demore o se quede suspendida. Evelyn me sorprende
dándome mucho espacio. Cuando entramos, abro la boca y miro las tres
plantas de ropa y accesorios gloriosos. Cosas que nunca podría pagar por
mi cuenta. Demonios, ni siquiera creo que pueda pagar un pendiente, y
mucho menos un juego.
Mi conmoción inicial desaparece y rápidamente me pierdo en los percheros
de ropa. Me quedo en el primer piso, que tiene atuendos más informales,
quiero decir, si consideras las blusas sedosas y los jeans más suaves que
jamás haya sentido informal.
Para cuando Evelyn regresa, tengo un montón de ropa en mis brazos y se
ríe.
—Mateo lanzará un ataque—.

Deslizo mi mirada de una bonita blusa morada a la de ella, de repente
preocupada por la cantidad de ropa que he elegido.
Ella suelta una carcajada. —Te estoy tomando el pelo. Relájate, Demi. Ni
siquiera notará que el dinero se ha ido —.
—Vaya, debe ser agradable ser anciano y rico—.
Con un leve entrecerrar los ojos, Evelyn se acerca. —¿Me estás
insultando?— El fuego arde en sus ojos.
—No, estaba bromeando, Evelyn—.
Me mira fijamente por un momento antes de relajarse. —Encontraste
mucha ropa, ven conmigo a los probadores. Elegí algunas piezas que creo
que te encantarán —.
—Okey.— La palabra es mansa mientras trato de seguir el latigazo
emocional que me está dando. No puedo decir si me odia o no. Por un
momento, pensé que estábamos disfrutando de la compañía del otro, pero
ella me recordó que me siento demasiado cómoda en su presencia.
Ella no es como Alissa.
Los probadores están en el segundo piso. Un empleado me quita la ropa y
se para detrás de nosotras en el ascensor. Jugueteé nerviosamente con el
borde de mi remera de oferta de Target. Si hubiera sabido que veníamos a
esta tienda, me habría puesto algo un poco más elegante.
Espero afuera mientras el empleado cuelga mis elecciones en la gran
sala. Antes de que pueda encerrarme, Evelyn extiende dos manos llenas de
perchas. En ellos hay una variedad de vestidos y faldas.
—Aquí, pruébate estos primero. Quiero verlos contigo —.
—Gracias,— digo y cierro la puerta, agradecida de que sea completamente
sólida y del piso al techo. No hay tablillas ni huecos para que Evelyn pueda
mirar. También me da tiempo para quitarme la chispa de inquietud que
Evelyn me dio cuando se molestó por mi broma.
Interpretando a la obediente Barbie, me pruebo los atuendos que eligió
Evelyn. Para mi sorpresa, encajan perfectamente y están en tonos que
combinan con mi piel y cabello oscuro. Rechazo cuatro de ellos, por
terquedad porque uno de los elegantes vestidos cuesta cuatro mil dólares y
no tengo ninguna razón para algo tan lujoso.
Evelyn paga y yo contengo un grito ahogado cuando la cajera le dice el
total. A pesar de querer usar el dinero de Mateo como venganza, mantuve
los precios de mis selecciones en el lado más barato.

—Eres una pequeña cazadora de gangas, ¿no?—
Le doy a Evelyn una débil sonrisa. —Supongo que sí—, le digo a pesar de
que el costo total de nuestra ropa combinada es suficiente para comprar un
condominio. Uno destartalado en San Francisco, pero un condominio, no
obstante.
—El auto está en el frente, abriré el maletero—, dice Evelyn por encima del
hombro al personal que ha venido a ayudarnos a llevar nuestras
compras. Ella enlaza su brazo con el mío, un hábito molesto suyo, y choca
mi cadera con la suya. —Vamos, pequeña cazadora—.
Frunzo el ceño ante el apodo. No expreso mi molestia. Puede que sea
autoritaria, un poco psicótica y condescendiente, pero ha hecho un esfuerzo.
Nos lleva de regreso al rascacielos que alberga la Blood Mafia. Los faros
brillantes de su coche pasan por encima del aparcamiento, que ahora está
casi vacío.
Cuando destellan sobre el rostro de un vampiro enojado, Evelyn suspira.
—No dejes que la cara te intimide, amor. Está perfeccionado lucir como un
imbécil, sus labios incluso se fruncen como uno —.
Oculto un bufido con la mano.
Apaga el coche y sale. Le doy la delantera, preparando mis nervios para una
confrontación. Abro la puerta, esforzándome por escuchar las duras
palabras susurradas entre Evelyn y Mateo.
—¿Que estabas pensando?—
Evelyn cambia su peso y ladea la cadera. —Alguien tiene que tratar bien a
la mujer, si ustedes tres no lo hacen, yo lo haré—.
Mateo gruñe y dice algo demasiado bajo para que yo lo entienda. Evelyn se
pone rígida y su mano ataca, abofeteándolo directamente en la cara.
Muerdo el interior de mis mejillas para evitar que una sonrisa de
satisfacción se apodere de mi rostro.
Mira por encima del hombro y se da cuenta de que me detengo junto al
baúl. —Enviaré a alguien a buscar las bolsas, Demetria. Vamos.—
Tengo que dárselo a Evelyn, ella es una especie de ruda. Incluso revisa el
hombro de Mateo cuando lo esquiva y se pavonea hacia el ascensor.
Sus ojos oscuros me queman y me encuentro con cautela con su mirada
furiosa. Cualquier rastro de bondad que esperaba ver después de su noche

de leerme no se encuentra por ninguna parte. Se ve enojado y toda la
emoción se concentra en mí.
Trago y me dirijo hacia Evelyn, deteniéndome cuando me agarra la
muñeca. Miro sus dedos.
—Déjame ir—, digo, con la voz llena de ira. No he olvidado quién es, y todo
lo que necesité fue una mirada llena de odio de él para recordarme que es el
enemigo.
—¿O qué?—
Levanto la mirada hacia la suya y aprieto la mandíbula. —Encontraré una
manera de matarte, y cuando lo haga, me aseguraré de hacerlo y hacerte
gritar de dolor. Ahora déjame ir —. Tiro de mi muñeca hacia atrás y me
suelta.
—¿Amenazas al jefe?— pregunta con una mueca cruel de sus labios. —Los
vampiros han muerto por menos—.
Le lanzo una mirada indiferente. —Si quisieras matarme, ya lo habrías
hecho—.
Sus ojos se oscurecen y la violencia recorre su rostro. —Cuidado,
Demi. Eres prescindible, harías bien en recordarlo —.
Él no se marchita bajo mi ceño fruncido, aunque puse cada gramo de odio
que he sentido en el ceño fruncido.
—Demi—, dice Evelyn. —Vamos.—
Empujo a Mateo, sin molestarme en responder a su comentario.
Le mostraré lo prescindible, justo después de arrancarle el corazón.

DEMI
Pasos ligeros me despiertan en medio de un sueño sangriento. Mi mirada
viaja de inmediato a la silla donde sé que estará Mateo. Él no se mueve y yo
no hablo.
El silencio entre nosotros bosteza, y me muevo para sentarme, sin apartar
los ojos de los suyos.
—¿Qué quieres?— Pregunto, finalmente cansada del silencio. A diferencia
de la última vez que me visitó, no protesta cuando enciendo la lámpara de
la mesilla de noche.
La tenue luz inunda la habitación. Mateo se mueve hacia adelante, sus ojos
oscuros bajan.
Me quedé dormida con uno de los diminutos conjuntos de pijama de seda
que había comprado. Algunas mujeres pueden jadear y correr para
cubrirse. Yo digo que se joda eso. Déjelo mirar, ver lo que nunca tendrá.
Apartando las mantas, pongo los pies en el suelo y me paro, estirando los
brazos por encima de la cabeza. El material sedoso de mi camisón se
levanta, revelando la mitad de mi estómago al vampiro gruñón. Tal vez la
noche me esté haciendo valiente, o tengo una seria falta de
autoconservación, porque me pavoneo hacia él con un balance adicional en
mis caderas. Los pantalones cortos a juego suben por mis muslos. Sonrío
cuando Mateo se da cuenta de toda la carne que tengo en exhibición.
Me pregunto si finalmente lo he perdido.
Mateo no se mueve hasta que estoy frente a él. Se inclina hacia atrás, apoya
los brazos en los lados de la silla y levanta la barbilla para poder mirarme a
los ojos.
Pongo mis manos en mis caderas. —¿Por qué estás siendo espeluznante?—
Sus ojos brillan de irritación. —No estoy siendo espeluznante—. Su voz
ronca se desliza por mi espalda. Debería ser ilegal que la voz de un hombre
sea tan profunda y esté llena de oscuras promesas.
—Mirarme mientras duermo es espeluznante al siguiente nivel, Mateo—.
Un lado de su boca se arquea. —¿Prefieres que te mire por la cámara?—

Cruzo mis brazos debajo de mis pechos, empujándolos a propósito hacia
arriba. Como se predijo, los ojos de Mateo se posan en las chicas. Nunca me
he sentido particularmente orgullosa de mis senos hasta este momento. Las
copas B también pueden ser armas.
—Preferiría que no me miraras en absoluto—, confieso. —¿Qué quieres de
mí? ¿Por qué estás aquí?—
Lo que Mateo quiere está bastante claro, al menos en un aspecto. Es el resto
de lo que quiere lo que me confunde. ¿Por qué quiere atarme a él? ¿Qué soy
y por qué me lo oculta?
—Pregúntame eso de nuevo—.
Sus manos serpentean y agarran la parte de atrás de mis muslos, tirándome
a su regazo. Mis rodillas caen a ambos lados de sus gruesas piernas, y apoyo
mis manos en el respaldo de la silla, mirándolo. La cabeza de Mateo está
perfectamente alineada con mis pechos, su aliento se hincha sobre la camisa
de dormir, haciendo que mis pezones se endurezcan en respuesta.
Muy lentamente, aparta su atención de ellos para mirarme. —Pregúntame
otra vez.—
Niego con la cabeza y trazo un dedo para trazar la parte inferior de su
mandíbula. —Si crees que es así de fácil, Mateo, estás muy equivocado. No
hay forma en el infierno de que te dé lo que quieres —.
Cuando se muerde el labio inferior, lamento esas palabras porque maldita
sea, está caliente. Bajo mis caderas y me siento en su regazo, dejando mis
manos a ambos lados de su cabeza.
Mateo mueve sus manos para agarrar mi trasero. —No hagas promesas que
no puedas cumplir, niña—. Con un agarre firme, hace rodar mi núcleo sobre
el suyo, dejándome sentirlo todo.
Reprimo un gemido porque aunque su polla es impresionante y está
caliente, no me voy a acostar con él. Me inclino hacia adelante para
susurrarle al oído.
—Deberías sentir lo mojada que estoy, Mateo—. Le muerdo la oreja y luego
digo: —Lástima que ya haya decidido no follarte—.
Luego salgo de su regazo y me alejo. No tiene por qué hacerlo, pero me deja
ir.
—Estás jugando con fuego, Demi. No soy como Colt o Grayson —.
Doy otro paso atrás cuando se pone de pie.

—Si quieres jugar, podemos—.
Sus brazos me rodean en un instante, y tira de mi cabeza hacia atrás,
usando mi cabello como agarre. Provocándome el cuello con sus afilados
dientes, Mateo los recorre por mi piel.
Un temblor de excitación recorre mi espina dorsal y me lamo los labios con
anticipación. Cuando presiona las puntas con más firmeza en mi cuello, me
derrito en sus brazos. Nunca pensé que estaría desesperada por ser
dominada por un vampiro, sin embargo, aquí estoy empapada y necesitada
de Mateo y él ni siquiera me ha mordido todavía.
Su mano patina sobre mi estómago, y tira de mis pantalones cortos y mi
ropa interior hacia abajo. Jadeo cuando empuja dos dedos dentro de mí, mi
núcleo se aprieta alrededor de él, y me aprieto descaradamente contra él por
un segundo, olvidando que literalmente le dije que no le daría lo que quería
hace unos segundos.
Dejo de moverme, jadeando mientras cierro los ojos con fuerza, ignorando
al gran vampiro. Lentamente retira los dedos y yo contengo mi protesta.
Una risa oscura, llena de energía arrogante de gran polla, me hace cosquillas
en la oreja, provocando otro escalofrío. —Juguemos, Demetria—.
Oh, diablos, sí.
Cuando sus brazos me abandonan y sale del apartamento, frunzo el ceño
tras él. —¿Qué carajo?— Grito, odiando lo mucho que quería que me
empujara más.
Quería que cruzara la línea que yo había trazado.
Demonios, quería que le echara gasolina y encendiera un fósforo,
destruyendo por completo las miserables amenazas que hice.
¿Una simple promesa de ser mordida debilitó mi determinación de odiarlo?
Patética.
Me froto la cara con la mano, odiando lo excitada que estoy. Mis pantalones
cortos y mi ropa interior todavía están bajados, así que me los quito. Ha
pasado un tiempo desde que me ocupé de mis necesidades sin un juguete,
pero sé lo que necesito. Deslizándome entre las sábanas, floto mis manos
por mi cuerpo y empujo un dedo dentro de mi centro dolorido, atrayendo la
humedad hacia mi clítoris y dando vueltas y empujando contra el bulto
sensible. Mis manos son solo un eco de cómo se sintió Mateo, pero servirán.
Cuando grito con mi liberación, escucho el crepitar del altavoz.

Mierda.
Entrecierro los ojos, dejando que una sonrisa maliciosa atraviese mi rostro.
Quería jugar.
Antes de que él pueda decir algo estúpido, me quito la camisa y masajeo mis
pechos, pellizcando mis pezones entre mis dedos y dejando escapar un
gemido gutural. Pateando las sábanas hacia atrás, abro las piernas de par
en par, esperando que él tenga una vista perfecta de lo que estoy a punto de
hacer.
El ruido blanco del altavoz se desvanece en el fondo de mi mente mientras
me concentro en hacerme venir de nuevo. Saber que Mateo está mirando
solo me hace más decidida, y pronto estoy dejando escapar un grito
ahogado.
No me muevo por unos momentos, dejándome bajar completamente del
orgasmo antes de vestirme.
—Buenas noches, Demi.— Su voz es un gruñido de frustración, y respiro
profundamente, maldiciéndome por olvidarme de él por un segundo.
—Espero que hayas disfrutado del espectáculo—, le digo mientras me pongo
la camiseta. —Eso es lo más cerca que estarás de follarme—.
Un profundo estruendo de risa resuena por la habitación. —Suenas tan
segura de ti misma, niña. Te recordaré tu promesa cuando estés suplicando
por mi polla —.
Frunzo el ceño y agarro mis pantalones cortos del suelo. —Gran
oportunidad—, digo y me dirijo al baño.
Afortunadamente, el altavoz se apaga.
Imbécil.
Mi sesión de entrenamiento matutina con Alissa no puede llegar lo
suficientemente pronto.
*****
MATEO
Empujo la puerta de mi oficina para abrirla lo suficientemente fuerte como
para hacer que la madera se astille. Colt levanta una ceja en una pregunta
silenciosa. Observa mi aspecto arrugado y le lanza una mirada a Grayson.

Siempre hacen eso, se comunican con miradas que creen que no
entiendo. ¿Ambos son demasiado tontos para darse cuenta de que aprendí
su idioma secreto hace años?
—Jefe—, dice Grayson, pateando su tobillo sobre su rodilla. —¿Todo bien?—
Les doy una mirada fulminante, rodeo el gran escritorio de caoba, saco mi
silla de cuero y me siento. —¿Por qué asumes que algo anda mal?— Mi voz
está teñida de ira.
Intercambian otra mirada.
—¿Tienes algo que decir, Colt?—
Mi número uno se empuja contra la pared y camina hacia el escritorio, de
pie frente a mí. Sus cejas se tiran hacia abajo, la que tiene la cicatriz un
poco más abajo. —¿Demi?—
Gruño y quito la tapa de mi bolígrafo. —¿Qué hay de ella?—
—¿Qué hizo ella?— Pregunta Colt, apoyando las manos en el
escritorio. —No recuerdo la última vez que te vi así, esto haya funcionado—
¿Está insinuando que soy emocional? Una chispa de ira cobra vida en lo
bajo de mi estómago, y registro el sentimiento con creciente inquietud. Estoy
siendo emocional. He tomado medidas cuidadosas para mantener un límite
a mis sentimientos, y ahora se están manifestando con tanta fuerza que mis
hombres pueden darse cuenta.
—Nada—, digo con brusquedad, mirando uno de los contratos en mi
escritorio. Lo leí, sintiendo que los dos compartían otra mirada.
Grayson se aclara la garganta. —Si pudiéramos verla, podríamos ayudar—.
—No, les dije que la dejaran en paz—.
Colt deja escapar un sonido bajo de frustración, y yo lanzo mi mirada fría
hacia la suya, ocultando todas mis emociones detrás de una fachada de
asesino calculado.
Él siente el cambio en mi comportamiento y da un paso atrás, metiendo sus
manos en sus pantalones.
Los ojos de Grayson están apretados por la frustración, pero
asiente. —Nueva York nos envió un regalo—.
Aprieto mi bolígrafo en mi puño. —¿Qué tipo de regalo?—
Colt cambia pero no aparta la mirada. Es mi primero por una razón. No
tiembla de miedo en mi presencia, y es casi tan poderoso como yo. Casi.

Grayson abre la carpeta del escritorio, saca algunas fotos y las extiende
frente a mí. Miro la carnicería. Hay tantos humanos muertos, lo suficiente
como para irritar a los medios.
—¿Dónde fue esto?—
—Junto a Haight y Ashbury—, dice Colt.
Yo suspiro. —¿Mataron a los hippies?—
Grayson hace una mueca y asiente. —Algunos niños también—.
—¿Y el envío?—
Colt niega con la cabeza. —Desaparecido.—
El bolígrafo se rompe en mi mano. Lo tiro a la basura, dejando escapar una
serie de maldiciones. Los hippies que venden heroína y marihuana de la
Blood Mafia constituyen una gran parte de nuestras ganancias. El margen
de beneficio de las drogas no es tan alto como el de las armas, pero se venden
mucho más rápido.
—Sisco ha ido demasiado lejos esta vez—, digo, reflexionando sobre cuántas
vidas he perdido. No me gusta que me pongan a prueba, y Sisco va a estar
en el extremo receptor de toda mi ira.
—¿Deberíamos devolverle un mensaje?—
Miro a Grayson, aunque él no es el foco de mi ira. —Creo que tengo una idea
para tomar represalias, pero tomará unos días establecer los planes—.
Grayson se inclina hacia adelante, una sonrisa maliciosa cruza su rostro. Le
encanta una buena batalla.
—Todo lo que necesites jefe, yo soy tu hombre—.
Mi asiento gime cuando me recuesto, el precio de ser un hombre
grande. Toco el borde de mi escritorio. —Aquí está el plan—. Explico mi idea,
encontrándome sonriendo junto con Grayson mientras expongo todas las
cosas nefastas que me gustaría hacer.
Sisco va a lamentar el día que me conoció.
*****
DEMI
Alissa me está esperando en la cinta. Tomo mi cabello y lo coloco hacia atrás
en un moño, coloco la cola en su lugar y comienzo a caminar lentamente.

—Déjame adivinar, ¿un jefe de la mafia en particular está siendo un dolor
de cabeza?—
Eché una mirada de reojo en su dirección. —¿Cómo lo supiste?—
Ella se encoge de hombros. —Tienes cara de perra en reposo. El pequeño
mostrar los dientes no pasó por una sonrisa —.
Aumentando la velocidad unas cuantas muescas, suspiro
profundamente. —Preferiría no hablar de él, estaría muy feliz consigo mismo
si se entera de que te me he estado quejando de él—.
—¿Buen punto, calentamiento de veinte minutos?—
Lo que Alissa considera un calentamiento es casi un entrenamiento
completo para mí, aunque no expreso mis quejas. Ella es mucho más rápida
que yo, así que ignoro la forma en que su pantalla acumula millas mientras
paso a través de dos. Mi cuerpo todavía está adolorido por nuestro último
entrenamiento, así que tomo los kilómetros más lento de lo habitual.
Mientras me tapo las manos preparándome para otra patada en el trasero,
la cabeza de Alissa se levanta y sus ojos se dilatan. Ella entra en mi espacio
personal e inhala profundamente.
—Vaya, mujer. Esto no está bien, no me gustan las chicas —.
Ella me sonríe y luego se pone seria. —Necesitamos llevarte de regreso a tu
apartamento—.
La miro con los ojos entrecerrados, deteniéndome a mitad de la
envoltura. —¿Por qué?—
—Porque estás a punto de comenzar tu período—.
Uf, sabía que esa perra no se quedaría callada por mucho más
tiempo. —Me dijeron que la sangre menstrual no atrae a los vampiros—.
Las cejas de Alissa golpearon la línea del cabello. —¿Por quién? Es
sangre. Puede que no queramos meter la cara entre tus piernas, pero el olor
a sangre fresca es tentador para cualquier vampiro. Sobre todo porque la
tuya huele tan bien —.
Mi cara se arruga. —Puaj!, no quiero pensar en que disfrutes el olor de mi
período, Alissa—.
Ella se ríe. —No soy yo de quien tienes que preocuparte—. Apuntando la
barbilla hacia las máquinas de pesas, suspira. —Son todos los
demás. Vamos.—

Alissa agarra mi mano. Apenas tengo tiempo de rasgar la cinta y tirar el rollo
a la papelera antes de que me arrastre al ascensor. Ella enfrenta a los pocos
vampiros que pasamos, siseando a uno de los tipos que me llama.
—Te castraré si la tocas, Johnny—.
Oh, me gusta la enojada Alissa.
Me empuja al ascensor y presiona el botón de mi piso.
Cruzo los brazos y me apoyo en la esquina. —¿Estás segura de que no estás
exagerando?—
Pasando sus manos sobre su brillante blusa verde azulado, niega con la
cabeza. —No, desearía estarlo, pero estás empacando un poco de sangre
especial de juju o algo así—. Levanta la mirada para encontrarse con la mía
y se chupa una mejilla. —¿Estás segura de que eres humano?—
—Sí,— digo, luego disparo mi mirada hacia las puertas. Alissa es agradable,
pero no la conozco ni sus motivos. Dice que quiere ayudar y ha cumplido su
palabra. Eso no significa que deba saber que soy otra cosa.
—UH Huh. Bueno, de cualquier manera, es mejor que te quedes en tu
habitación hasta que termine tu ciclo —.
Golpeo mi cabeza contra la pared. —Joder, esto apesta—.
—Es mejor que estar muerta, ¿verdad?—
Muevo mi mirada sobre su rostro. Lleva un pequeño ceño fruncido y su
frente está arrugada.
—No me malinterpretes, me encanta vivir. Sin embargo, me estoy cansando
un poco de estar prisionera —.
Su rostro se suaviza. —Es solo una semana, ¿verdad? Vendré a visitarte —
El ascensor se abre y salgo, mirándola por encima del hombro. —Será mejor
que traigas galletas—.
—Oh, ser humano. Lo prometo.—
—Esta es una promesa que es mejor que no rompas—, le advierto. La
escucho reír justo antes de que se cierre el ascensor, y resoplo, entro en mi
apartamento y cierro la puerta de golpe detrás de mí.
Esta semana va a apestar, sin juego de palabras.

DEMI
Estoy sentada en el sofá a la tarde siguiente, mirando el reality show que se
reproduce en la televisión cuando Alissa llega con galletas. Mi útero me odia
y gimo cuando el dolor me atraviesa cuando me pongo de pie.
—Nunca he estado más agradecida de ser un vampiro—, comenta,
entregando las galletas.
Abro la caja de cartón, inhalando azúcar y harina antes de demoler tres de
ellos. Alissa se sirve una, esquivando mi manotazo y mordisqueando.
—¿Bien?— Pregunto alrededor de un bocado de bondad con chispas de
chocolate.
Ella levanta un hombro. —Todo está bien. Dejas de disfrutar tanto de la
comida cuando te conviertes en vampiro —.
Agarro un vaso de mi gabinete y lo lleno de leche. Después de beberlo todo,
lo dejo a un lado y la miro con el ceño fruncido. —Dios, tu vida apesta—.
Los labios de Alissa se arquean. —No está tan mal, la sangre es deliciosa—
Se pasa la lengua por los dientes y me guiña un ojo. —Además, lo tengo
bastante bien, considerando todas las cosas—.
—Oh, sí, ¿cómo es eso?— Agarro el recipiente de galletas y me dirijo al
sofá. Viendo que me estoy desangrando lentamente, tengo derecho a todas
las galletas.
Mi nueva amiga se sienta a mi lado, se quita los zapatos y dobla los pies
debajo de ella. —Bueno, una es que Mateo me deja entrenar a los nuevos
reclutas, lo cual me encanta hacer—.
Asiento con la cabeza. —Está bien, punto sólido. ¿Qué otra cosa?—
—Tener fondos casi ilimitados a mi disposición tampoco hace daño—. Ella
rueda su cuello. —Además, ¿has visto a algunos de los muchachos haciendo
ejercicio? Estaría mintiendo si dijera que no he probado uno o dos de ellos—
Resoplando, le tiro una almohada. —Perra promiscua—.
—¿Qué, como si no quisieras follar con Mateo?—
Me pongo rígida, lanzando mi mirada alrededor de la habitación. Nunca sé
cuándo está escuchando, no a menos que hable primero, así que evito
responder. —Colt está bastante caliente—.

—¿Grayson?— pregunta, moviendo las cejas. —Ese es un vampiro que
mataría por tener en la cama—.
Ignorando la irracional oleada de celos, asiento. —Sí, él también es muy
atractivo—. La miro. —Ahora que lo pienso, tú también. ¿Es eso algún tipo
de magia vampírica, que los hace calientes y follables? —
—¿Follables?— pregunta con incredulidad. —No claro que no. No es que te
conviertas en vampiro y pases de monstruo a diosa. Odio decirlo, pero la
mayoría de los progenitores son vanidosos y superficiales como el
infierno. No hay muchos vampiros feos —.
—¿Supongo que lo mismo se aplica a cualquier vampiro naturalmente
mutado?—
Ella asiente. —Selección natural en su máxima expresión. Supervivencia de
los mejores —.
—Estoy bastante segura de que eso no es lo que significa la selección
natural—, digo después de dejar escapar una carcajada ridículamente
fuerte.
—¿Cómo sabes acerca de la mutación?—
Aprieto mis cejas juntas y silencia el espectáculo. —¿Estás bromeando,
verdad? Aprendemos los conceptos básicos de todos los sobrenaturales en
la escuela —.
Nos enseñaron lo básico. Los vampiros son peligrosos. El primer vampiro
llegó después de una mutación en el ADN humano, mejorando sus
habilidades, fuerza y cambiando sus necesidades dietéticas de alimento
animal a sangre. Todo lo que se necesitó fue un vampiro solitario, medio
loco, desesperado por un compañero de por vida para drenar a su ex esposa
y forzarla a alimentarse con su sangre para descubrir que también se podían
hacer vampiros.
Hay dos razas de vampiros, los nacidos con el gen mutado y los
convertidos. No nos enseñaron más que eso, así que no estoy segura de si
hay alguna diferencia en las habilidades. Sé con certeza que ambos
sobreviven con sangre y para matarlos hay que decapitarlos y luego quemar
el cuerpo; eso es realmente lo único que importa.
—Hmm, nunca había oído hablar de una escuela que enseñara eso a sus
pupilos—.
Levantando mi mano, trato de procesar lo que ella dijo. —¿Está bien,
primero que nada, pupilos? En segundo lugar, ¿de qué estás hablando? Lo
aprendí durante toda mi educación —.

—Podría estar equivocada, pero lo último que supe, es que los humanos
fueron muy inflexibles sobre no exponer a sus hijos a la biología
sobrenatural. Por otra parte, la última vez que me importó un carajo fue
hace más de cien años —.
—Vaya, eres vieja como una mierda—.
Alissa me arrebata la galleta antes de que le dé un mordisco, ganándose un
gruñido. Se lo mete en la boca y me da una sonrisa burlona.
Me pongo de pie y me estiro, gimiendo cuando me asalta un calambre.
—Debe apestar ser humano—, reflexiona Alissa, comiendo otro bocado de
galleta y tarareando en agradecimiento. Para ella decir que no eran tan
buenas, seguro que las está disfrutando.
—Algunos días lo hace—, le digo con sinceridad, porque definitivamente he
fantaseado con arrancar algunas gargantas y sería mucho más fácil hacerlo
si fuera un sobrenatural.
No eres humano.
Intento ignorar el recordatorio susurrado en mi mente, pero es difícil. Estoy
desesperada por conocer la verdad. A lo largo de mi vida, he sido más fuerte
y más rápida que mis compañeros de clase. Tampoco me alejaba de las
peleas en el patio de la escuela, tanto que mis padres adoptivos me pusieron
en kárate cuando tenía siete años.
Mi sensei me movió a través de los cinturones más rápido que cualquier
niño que hubiera venido antes que yo, y pronto pasé a otros estilos de
lucha. Nada de eso ascendió a mucho cuando me enfrentaba a un vampiro,
pero me dio una ventaja sobre los humanos normales. Aprovecharía
cualquier ventaja que pudiera obtener, especialmente si eso significaba
seguir con vida.
—¿Demi?—
Admiro la sonrisa de perplejidad en el rostro de Alissa. —¿Dónde fuiste?—
—Solo estoy pensando—, digo y luego suspiro. —Así que supongo que no
sabes mucho sobre las nuevas generaciones—.
Ella hace un gesto regular. —Sé lo suficiente.—
—Bueno, una vez que los sobrenaturales fueron revelados a la población en
general a principios de los mil novecientos, los humanos se vieron obligados
a aceptar su destino de dejar de ser los primeros en la cadena
alimentaria. Nos enseñan sobre los de tu especie, lo suficiente como para
inculcar una sólida sensación de miedo en la mayoría de los humanos —.

—Sin embargo, no sois la mayoría de los humanos, ¿verdad, Demi?—
No le respondo y voy a buscar una botella de agua.
—¿Estabas saliendo con un lobo antes de todo esto?—
Haciendo una pausa en medio de quitarme la gorra, la miro. —¿Cómo lo
supiste?—
Alissa se quita las migas de galleta del borde de la boca y me mira. —Colt y
Grayson no fueron los únicos vampiros enviados tras de ti. Mateo me envió
a mí y a algunos otros también. Todos teníamos la misma información de
inteligencia —.
¿Por qué me siento traicionada por su confesión? ¿Ha tenido un motivo
oculto todo este tiempo? ¿Mateo le ordenó que se hiciera amiga mía? ¿Para
conocer mis secretos, mis debilidades?
Ella me señala con el dedo. —Prácticamente puedo oírte gritarme
acusaciones, Demi. Estoy aquí porque me gustas, nadie me ordenó estar
aquí —.
Me relajo un poco, termino de desenroscar el tapón y tomo un largo trago,
mirándola por encima de la botella volcada. —¿Puedes culparme por
sospechar?— Pregunto cuando termino.
—No supongo que no.— Alissa mira a su alrededor cuando el altavoz cruje,
la nariz se arruga. —¿Qué es eso?—
Dejo el hecho de que Mateo no espía a sus vampiros, o al menos no espía a
Alissa y deja escapar un fuerte suspiro. —Deberías irte, el jefe quiere
hablar—.
Sus ojos se abren un poco por el pánico, y veo cómo aprieta los labios y se
arruga la frente.
—No te preocupes, no dijiste nada malo—.
Las líneas de su rostro se suavizan con mis palabras. —Te veré mañana.—
*****
—No fuiste muy amable —, le digo a Mateo una vez que Alissa cierra la
puerta. —Nunca te perdonaré si ella no regresa—.
—Alissa es un buen soldado—.

—Oh, me alegro de que la apruebes, papá—. Mi voz es enfermizamente dulce
e incluso me molesta el sonido.
—Tengo un favor que pedirte, Demi.—
Su voz por sí sola podría hipnotizarme, pero aprieto los dientes y cruzo los
brazos sobre el pecho.
—¿Qué?—
Él ríe. —Tus modales son impecables—.
Frunzo el ceño y pisando fuerte hacia el sofá, me dejo caer y me tapo los
ojos con el brazo, gimiendo cuando otro calambre me golpea.
—¿Estás herida?—
—No—, digo, las mejillas sonrojadas. —Cosas de mujeres—. Es la mejor
manera en que puedo decírselo sin deletrearlo.
El altavoz cruje, luego su voz profunda retumba. —¿Necesitas algo?—
Me burlo. Odio el servicial Mateo. Detesto la forma en que pasa de ser
amable a asesino frío. De tal vez alguien que me gustaría a alguien a quien
odio con cada fibra de mi ser.
—Estoy bien, ¿qué favor necesitas?—
Hay una pausa y el ruido blanco se desvanece. Quito el brazo y miro
alrededor de la habitación.
—Tengo una reunión importante a la que asistir y me gustaría que me
acompañaras—.
El ceño fruncido tirando de mis labios es casi doloroso. —¿Por qué me estás
preguntando?—
¿No tendría más sentido para él irrumpir y arrojarme sobre su hombro como
el bárbaro que es?
—Porque, Demetria, me gustaría que vinieras de buena gana—.
Mi nombre sale de su boca en una promesa pecaminosa, un recordatorio de
las promesas que hizo. Muerdo mi labio, reprimiendo el recuerdo de sus
colmillos en mi cuello y el loco dolor entre mis piernas.
—¿Qué obtengo de esto?—
—Un pedazo de tu historia—.

Maldita sea. Él es el maestro de las zanahorias colgando fuera de tu alcance,
y yo soy el caballo desesperado que hace todo lo posible por arrebatársela.
—Bien, Evelyn estará allí en unas horas para ayudarte a prepararte—.
—Nunca estuve de acuerdo—.
La risa siniestra que sangra por los altavoces hace que mi ojo se
mueva. —Te veré esta noche, Demetria.—
Bastardo.
Evelyn aparece como prometió. Sus ojos oscuros me miran con
desaprobación. Ella me parpadea, me empuja a la ducha completamente
vestida y tira de la manija para calentarme. Le arrebato el champú de la
mano y le enseño los dientes.
—Lo tengo—, le gruñí las palabras.
Ella levanta las manos y da un paso atrás. —Tienes diez minutos—.
Cuando cierra la puerta, me quito la camisa empapada por la cabeza y me
saco los pantalones cortos y la ropa interior. No llevaba sostén desde que
estaba en casa y esos artilugios solo son aceptables para usar en público.
Después de un lavado a fondo y un afeitado rápido, cierro el grifo. Evelyn
irrumpe en la habitación segundos antes de que empiece a secarme. Ella
descaradamente mira mi cuerpo desnudo. Le mando un rápido
agradecimiento al inventor de los tampones y las ceras brasileñas, porque
honestamente podría ser peor.
Si mi ciclo le molesta en absoluto, no deja que se note. Arroja un conjunto
de ropa interior escasa sobre el mostrador y señala mi bata. —Dos
minutos.—
—Si señor.—
—El sarcasmo es impropio, Demi.—
Pongo los ojos en blanco y termino de secarme. Apenas me he atado la bata
cuando ella se empuja detrás de mí y comienza a cepillarme el cabello.
—Puedo hacer esto—, empiezo a decirle.
La mirada de muerte que me da en el espejo es suficiente para callarme.
Treinta minutos después, mi cabello está peinado y mi maquillaje está
ahumado y contorneado, resaltando mis fuertes pómulos. Evelyn me trata
como a una muñeca Barbie durante todo el proceso, metiéndome en el
revelador vestido esmeralda que me compró y abrochándome unos preciosos

tacones negros alrededor de mis tobillos. Me hace girar para que pueda
mirarme a mí misma. Mi mandíbula se abre porque santo infierno. La ropa
y el maquillaje caro me han transformado en una diosa en toda regla.
—Bien, te ves perfecta—.
Es lo máximo que me ha dicho, aparte de amenazarme con el tiempo, y le
sonrío en el espejo de cuerpo entero.
Ella arquea una ceja. —Cuidado, Demi. Creo que te estás divirtiendo —.
Niego con la cabeza y me giro para mirarla. —A pesar de que violas todos los
límites que tengo, me estoy divirtiendo. Me veo increíble, Evelyn, en serio
eres una maga —.
—Créame, el lienzo es lo más importante. Solo agregué un poco de
floritura—.
—De cualquier manera, gracias—. Muerdo mi labio, recordando por qué
estoy vestida. —¿Sabes a dónde voy?—
—Mateo no dijo—. Ella se encoge de hombros y se echa el pelo hacia
atrás. —Se supone que debo llevarte al coche. ¿Lista?—
—Como siempre estaré—, murmuro y me miro por última vez en el
espejo. Realmente me veo increíble. Mateo se va a cagar.
¿Pueden los vampiros cagar?
Una pregunta para otro día, Demi.
Mujer lista para enloquecer a Mateo.

DEMI
¿Algo bueno de aceptar ir con Mateo? Colt y Grayson vendrán con
nosotros. No puedo quitarme la sonrisa de la cara cuando los veo esperando
junto al coche con Mateo.
Los tres vampiros se detienen a mitad de la discusión, volteando la cabeza
al unísono de manera espeluznante y tomándose su tiempo para follarme
con los ojos. Un bonito sujetador push-up muestra mis pechos muy bien. El
vestido es ajustado y favorecedor. Me veo muy bien.
Así es, chupadores de sangre, coman sus corazones.
Evelyn hace un ruido que bordea una risa engreída. —Enséñales una
lección, Demi.—
—¿Qué lección es esa?— Le susurro, esperando que no me escuchen.
—Las mujeres no son para ser jodidas. Todos necesitan ser derribados un
par de clavijas, bastardos engreídos —.
Deteniéndome a medio paso, la agarro del brazo y la giro hacia mí. Sus ojos
marrones se iluminan con interés.
—Creo que te juzgué mal, Evelyn. Lo siento por ser una idiota —.
No revela nada, su rostro tranquilo y sonriente oculta lo que sea que esté
pensando. —No eres la primera y ciertamente no serás la última—. Evelyn
cierra el pequeño espacio entre nosotras y me susurra al oído. —No dejes
que vuelva a suceder—. Arrastrando una uña afilada desde el lóbulo de la
oreja hasta la barbilla, se aleja y me da una última mirada.
—¿Todo bien?— Pregunto, tragando el poco de miedo que ella golpeó dentro
de mí.
—Más que bien, nena. Todavía se están imaginando el vestido deslizándose
por tu cintura y amontonándose a tus pies —.
Ella golpea mi trasero, haciéndome gritar. —Ve por ellos, tigre—.
Le gruño, -como quiero cada vez que Grayson usa ese nombre-, luego sonrío
ante su estruendosa risa y giro sobre mis talones. Mi mano encuentra mi
cadera mientras me pavoneo hacia los hombres, asegurándome de acentuar
el balanceo natural solo un poco.

Saber que enojará a Mateo es parte de la razón de lo que hago a
continuación. La otra razón es simplemente porque los extrañaba a los dos,
sé que suena loco, pero me había acostumbrado a mis guardianes.
Ambos llevan el uniforme de Blood Mafia: un traje caro con una camisa
blanca abotonada igualmente cara. Corbatas rojo oscuro y el infame sello
de Blood Mafia bordado en el bolsillo. No le echo una mirada a Mateo ...
todavía.
Los bonitos ojos azules de Grayson brillan con un destello de complicidad,
y me abre los brazos. Me deslizo hacia ellos, beso su mejilla y apoyo la
cabeza en su hombro. A pesar de la fácil bienvenida, está rígido e inseguro
de cómo manejarme. Pasan unos segundos antes de que envuelva
cuidadosamente sus brazos alrededor de mi cintura. Toma mi barbilla en su
mano cuando me aparto, dejando un beso abrasador en mis labios.
Mis pestañas revolotean cuando salgo de su agarre y aparto la mirada. Colt
está ante mí en un instante, ignorando la mirada asesina de Mateo.
Entrelazo mis manos detrás de su cuello, mirando esos hermosos ojos
verdes, y lo beso de lleno, presionando mi lengua contra sus labios hasta
que me deja entrar. Recordándole mi promesa.
Me lo follaría, eventualmente, y solo después de que él se humillara por mi
perdón. Mateo estaba haciendo todo lo posible por interponerse en el camino
de nuestra inevitable unión. Estoy cansada de jugar con sus reglas. Él no
decide quién me toca. Me los follaría a todos si quiero.
Una imagen de los tres, acariciándome, besándome, chupando y follándome
al mismo tiempo pasa por mi mente. La excitación se abalanza sobre mi bajo
vientre. Aprieto mis muslos juntos, tratando de aliviar el dolor repentino.
Colt gime en mi boca.
Bien, los sentidos de los vampiros lo arruinan todo. Ahora todos saben lo
que siento.
Rompo el beso primero, dejando escapar un fuerte jadeo antes de sacarme
de sus brazos. A regañadientes me deja ir, sus dedos apretando ligeramente
mis caderas hasta que finalmente me suelta.
Haciendo acopio de valor para encontrarme con la ardiente mirada de Mateo
por primera vez, me acerco lentamente a él. Sus ojos son muy similares a
los de Evelyn, oscuros y difíciles de leer. Me detengo cuando estoy de pie
frente a él, dejando que mi mirada se arrastre desde sus zapatos Gucci,
hasta sus pantalones azul marino, sobre su chaqueta color crema y su
chaqueta azul marino a juego hasta el toque de la barba que ha dejado

crecer. Mis ojos permanecen en sus labios, que se mueven hacia arriba en
respuesta a mi atención.
Respiro hondo y miro su mirada penetrante. Es como si mi alma se
desnudara repentinamente, cada parte de mí esparcida por el
estacionamiento con poca luz a la vista de él. Cada inhalación es una lucha
mientras me atrapa con su poder. Mi pecho se agita, y él deja caer su
atención en mis senos, dándome, afortunadamente, espacio para unirme.
Grayson atrapa mi mirada nerviosa y me guiña un ojo. Su comportamiento
amante de la diversión me tranquiliza. Es decir, hasta que Mateo levanta la
mirada una vez más.
—¿Dónde está mi beso, Demetria?—
Me muerdo el labio, dudando por un momento antes de presionarme contra
su cuerpo y estirar el cuello hacia atrás. Su lengua se lanza para lamer mis
labios antes de reclamarme con la fuerza de un huracán, arrastrándome en
una salvaje tormenta de beso. Mis bragas están empapadas y gimo en su
boca cuando sus colmillos pinchan mi labio inferior. Se aferra a él,
llevándome sangre a la boca. Clavo mis dedos en su suave camisa, sin
importarme que la arruine, y me aferro a mi querida vida mientras él
controla cada aspecto de nuestro beso.
Me aleja de sus labios por mi cabello y sonríe. —Vamos.— Sus manos caen
de mi cabeza y me quedo aturdida, incapaz de hablar durante un minuto
completo mientras Grayson y Colt se suben al asiento delantero de un
elegante SUV Mercedes negro. Mateo espera en el asiento trasero, mirando
por la puerta abierta con una mirada de suficiencia pintando su rostro.
Frunzo el ceño y uso la barandilla para entrar. La puerta se cierra de golpe
detrás de mí, y salto de la sorpresa, dándome la vuelta para ver a Evelyn
mirándome.
—Diviértete, Demi. No olvides lo que dije —.
*****
MATEO
Las reglas no son algo a lo que Demi esté acostumbrada. Me mordí la lengua
mientras ella se lanzaba sobre mis hombres, mi familia, esperando
pacientemente mi turno para que esos labios exuberantes rozaran los míos.
Su boca es de un rojo brillante, abusada por nuestros tres labios y su
excitación todavía es espesa en el aire. Colt y Grayson hacen todo lo posible

por ignorar el olor embriagador, manteniendo una conversación tranquila
sobre una apuesta ridícula que tienen en un juego de baloncesto.
No me gustan los juegos, normalmente no. Los desprecio en su mayor
parte. Este no es el caso de Demetria. La interpretaría año tras año,
disfrutando de cada chispa de ira o cosa vil que escapaba de sus labios,
dejando que su desprecio se hundiera en mi ser y creara un hogar para sí
mismo si eso significaba poder besarla y follarla por el resto de mi vida.
Ni siquiera le he hundido la polla, pero sé que valdrá la pena. La forma en
que sus pezones se endurecieron contra mi pecho mientras la besaba casi
me hizo perder el control. Si no fuera por mi hermana, la habría despojado
de su vestido y la habría follado contra el coche mientras Grayson y Colt
miraban.
Los ojos de Colt se mueven rápidamente hacia los míos en el espejo, luego
saltan rápidamente. Su rostro está marcado por la tensión a pesar de la
manera fácil en que continúa hablando con Grayson. Se sienten demasiado
cómodos con lo que considero mío, aunque Colt y Grayson probaron su
sangre antes que yo.
Cuando dedos suaves presionan mi mano en mis pantalones, respiro.
El simple toque me sorprende lo suficiente como para tomar un maldito
respiro. Esta mujer me está sacando de mi juego. Colt y Grayson comparten
una mirada molesta, pero los ignoro y miro a Demi.
Sus labios se levantan y aprieta mis dedos. —Me vas a cabrear si sigues
así—.
—¿Hay algo más que le gustaría que hicieran mis dedos?—
Sutil, sí, lo sé. El rosa que inunda su rostro hace que el estúpido comentario
valga la pena. Su propia respiración se acelera y sus fosas nasales se dilatan
levemente. La veo clasificar miles de escenarios, encontrándome, frunciendo
el ceño cuando aparta sus pensamientos de mí y endurece su mirada.
—¿Qué estoy haciendo aquí, Mateo? ¿A dónde vamos?—
Solo así, ella cambió a odiarme de nuevo. Soy un idiota por esperar que le
agradé. Ordené su captura y lo haría de nuevo. Ella no se escapará de mí,
no después de que probé su sangre y le di de la mía. Ella será mía.
Demetria se entregará a mí.

DEMI
Mateo me da una no-respuesta, diciendo que me va a llevar a cenar. No es
tan simple, lo sé mejor. Hay algo más que no me está diciendo.
Colt me sorprende mirándolo por el espejo retrovisor por cuarta vez. No
sonríe, solo sostiene mis ojos hasta que aparto la mirada de sus obvios
pensamientos. Vuelvo a ignorar a Mateo y medio escucho a Grayson y a él
hablando.
La ciudad se ilumina a las ocho en punto, y las luces parpadean mientras
conducimos hacia el lado más lujoso del centro, hacia un restaurante que
nunca podría pagar por mi cuenta. Dado que vamos a un lugar caro,
supongo que la compañía será alguien importante. Por qué Mateo me quiere
a su lado está más allá de mi comprensión. No soy nadie.
Soy la peor en charlas triviales y no puedo garantizar que no apuñalaré a
alguien. Especialmente si los calambres vuelven a aparecer. Evelyn me
impuso cuatro ibuprofenos, diciendo que curaría el dolor.
¿Había pasado tanto tiempo desde que había experimentado cómo las
vaginas se volvían contra sus dueños? Si es la hermana de Mateo, la
respuesta es sí. Evelyn no tiene el menor recuerdo del dolor.
Colt frena en las afueras de Pescaraz, el restaurante italiano más en moda
y más difícil de entrar.
—Mierda—, le susurro, mirando lo que solo puede ser una pandilla de
modelos pasar por dentro. —¿Estamos comiendo aquí?—
Todos los pensamientos de apuñalamiento han huido con la promesa de la
pasta divina, la dadora de orgasmos bucales.
—¿Lo apruebas?—
Giro la cabeza y me burlo de Mateo. —Diablos, sí, lo apruebo. ¿Sabes lo
difícil que es para nosotros, los simples plebeyos, entrar en la lista de
espera? —
Inclina la cabeza hacia un lado y me estudia. —No eres un plebeyo—.
Bueno, puede que sea así, pero no cambia al crecer como uno. Mis padres
tenían dinero, pero no esa cantidad de dinero. Este fue una especie de
dinero de un viaje en el yate este fin de semana y volar a Milán el lunes. No el

tipo de dinero de vamos a ir de vacaciones el año que viene. Esos son
claramente diferentes.
El acomodador le quita las llaves a Colt cuando salimos. Mateo se desliza
detrás de mí y me tiende el brazo. Aprieto mis labios en señal de
desaprobación, pero vinculo los míos con los suyos porque hay varias
personas acechando fuera del restaurante, con la esperanza de conseguir
un lugar cuando alguien no se presente en una reserva. Sus ojos están sobre
nosotros mientras atravesamos la puerta principal; su piel prácticamente se
pone verde de envidia cuando la anfitriona asiente con la cabeza a Mateo y
pasamos por alto su puesto.
Conduce a nuestro grupo a la parte trasera del restaurante, manteniendo la
mirada fija al frente e ignorando cómo algunos de los clientes nos miran
boquiabiertos ... o en realidad, solo a él. Si los trajes de Blood Mafia de Colt
y Grayson no los delataran, diría que fue el aura de malicia que salía de
Mateo en ondas palpables.
Nadie me hace caso y no puedo decir que los culpo. Mateo es como una
llama brillante y la gente en el comedor son polillas que se acercan, no les
importa un comino si salen con vida.
Pescaraz cuenta con varios salones privados, con vidrios polarizados
oscuros para que no se pueda ver quién está adentro, escondidos de la
población en general. Mateo se detiene frente a la puerta número dos,
deteniéndose conmigo mientras Colt y Grayson entran primero. Los dedos
de Grayson se flexionan sobre el mango de una Glock y una chispa de miedo
me recorre.
¿Con quién nos reuniremos?
Colt asoma la cabeza por la puerta, los labios dibujados en una línea firme
y la piel alrededor de los ojos pellizcada. —Claro.—
Mateo me mira de reojo, probablemente escuchando los erráticos latidos de
mi corazón. Levanta la mano y me aparta el pelo de la oreja. —Tranquila,
pequeña cazadora, estás a salvo—.
Tomo nota mentalmente de golpear a Evelyn por decirle su apodo para
mí. No me gusta que se burlen de mí por tratar de ser razonable con los
gastos. Nosotros, los simples mortales, o los que no estamos nadando en
dinero, tenemos que pensar prácticamente. No deberían avergonzarme por
ello.
Tomando una respiración profunda, miro hacia adelante y coloco una
sonrisa indiferente en mi rostro. —Si esto es una trampa, encontraré una
manera de perseguirte desde la tumba—.

La risa oscura de Mateo me pone la piel de gallina, y lo sigo mientras nos
conduce al comedor íntimo.
Una mesa para ochos ocupa un lugar destacado en el centro de la sala; un
gran candelabro elegante cae del techo, flotando unos pocos pies por encima
del centro de la mesa. El mantel burdeos es suave como la seda y las copas
y vasos negros para el agua contrastan maravillosamente con la tela. Sin
embargo, la decoración de miles de dólares no es lo más impresionante de
la habitación.
A la cabecera de la mesa se sienta un hombre casi dos veces más grande
que Mateo. Se pone de pie cuando entramos, y se extiende hasta casi dos
metros de altura. Sus brazos son más grandes que mis muslos y la camisa
negra que lleva se extiende sobre libra tras libra de músculo sólido. Sus ojos
brillan en amarillo mientras mira a Mateo.
Dejo escapar un pequeño grito ahogado cuando me doy cuenta de quién es,
atrayendo toda su atención.
Caperucita Roja subestimó en gran medida lo aterrador que era el lobo
feroz. Ante mí está Blaze, heredero alfa del suroeste de EE. UU. El alfa
mayor que tiene una línea directa con los Mayores, no un alfa perdedor que
dirige una ciudad. Dirige toda una región de lobos, y lo poco que Kevin me
contó sobre él fue aterrador.
Su poder alfa golpea contra mí, haciendo que mis rodillas golpeen y mi
corazón salte. La mano de Mateo se frota a lo largo de mi antebrazo,
recordándome con quién he venido. Los dientes afilados me destellan
cuando sonríe, y el brillo de sus ojos se desvanece. Su poder retrocede con
él. Entonces noto a tres de sus hombres parados detrás de él, con los brazos
cruzados sobre el pecho y miradas dirigidas a Mateo.
—Hola, Demetria—.
Mi nombre no suena tan agradable saliendo de su boca.
—Hola—, digo, sin dejar que mi fachada tranquila se desvanezca. Claro,
puede escuchar los latidos de mi corazón, pero no obtendrá ninguna otra
reacción de mi parte.
Señala los asientos. —Siéntate.—
Mateo no se mueve y yo tampoco.
—No soy uno de tus lobos al mando—. Hay hielo en las palabras de Mateo.
Blaze entrecierra los ojos pero sabiamente pregunta: —¿Te importaría unirte
a mí?—

Una sonrisa cruel se forma en el rostro de Mateo. —Eso es mejor.—
Grayson aparece frente a mí, saca una silla e indica con los ojos que debo
sentarme. Mateo suelta mi brazo y se sienta a mi lado, justo enfrente de
Blaze. Mateo señala con el dedo a sus hombres. Colt se sienta a su derecha
y Grayson toma el de mi izquierda.
Blaze nos observa, sin ofrecer invitaciones para sentarse a sus hombres.
Una camarera toma nuestros pedidos de bebidas. Los vampiros piden
cócteles de sangre, yo pido un Malbec caro porque Mateo está
pagando. Blaze ordena un antiguo con amargos de bruja de setos,
especialmente los hechos amargos que duplican el efecto del alcohol.
Cuando ella se va, nadie habla. El silencio es tenso mientras los dos líderes
en extremos opuestos del espectro sobrenatural se miran fijamente. El
cambio en el aire es todo menos sutil cuando Mateo desata su poder,
empujando su fuerza hacia Blaze con toda la gracia de un toro en una casa
de vidrio.
Cuando los ojos de Blaze se mueven y su poder se entrelaza con el de Mateo,
dejo de respirar. El concurso de medir pollas va a ser mi muerte.
Los dedos de Grayson rozan la parte posterior de mi cuello, el simple toque
me recuerda que debo respirar. Mantiene su mano contra mi piel mientras
esperamos.
Blaze parpadea un par de veces, el más mínimo deslizamiento y el hechizo
se rompe. Se plegó al poder de Mateo. La mano de Grayson me
abandona. Odio extrañar el contacto tranquilizador porque todavía está en
mi lista de mierda.
La camarera regresa con las bebidas. Tan pronto como pone mi vino en la
mesa, bebo la mitad.
Blaze sonríe cuando muevo mi mirada en su dirección durante unos
segundos. No lo miro a los ojos y en su lugar me vuelvo y miro a Mateo, que
me mira con curiosidad.
—¿Qué quieres, Blaze?— Mateo pregunta esto mientras me mira
fijamente. Sus acciones son irrespetuosas, pero al ridículo vampiro no le
importa un comino.
Todos sabemos quién ganaría una pelea. Los vampiros son la parte superior
de la cadena alimenticia sobrenatural, debajo de ellos están los lobos y las
brujas. No cuento a los seres de otros reinos, las hadas y los demonios son
otra clase de problemas.

—Creo que sabes por qué te llamé—. Los ojos amarillos de Blaze arden
cuando me rozan la cara.
Oh diablos, no. No me venderán al puto imbécil alfa.
Tomo otro trago de vino y, cuando dejo la copa, dejo que mi mano caiga
sobre el cuchillo dentado. La mano de Mateo cae sobre la mía cuando
enrosco mis dedos alrededor del mango.
Le frunzo el ceño y dejo que todos mis pensamientos sangren por mi rostro.
Sus labios apenas se mueven.
¿Se está riendo de mí?
Primero lo apuñalaré.
Mira a Blaze. —Encuentro muy interesante el encaprichamiento de los lobos
por Demi. Dime, ¿qué quiere un alfa con una chica humana? —
Blaze echa la cabeza hacia atrás y suelta una carcajada desquiciada. Sus
hombres se mueven, haciendo que Grayson y Colt se giren en sus asientos
para mirarlos.
La piel de mi cuello se levanta en advertencia cuando Blaze baja la cabeza y
me mira.
—Ambos sabemos que ella no es una chica ni una humana—.
¿Qué demonios? ¿Todos saben que no soy humano? ¿Hay un maldito cartel
en mi frente o algo así?
—No está a la venta—, dice Mateo, sin confirmar ni negar el comentario de
Blaze. El vampiro levanta mi mano, la que agarra el cuchillo. Los ojos de
Blaze se fijan en la punta afilada cuando Mateo me la quita de las
manos. Apuñala la mesa y lleva mi muñeca a su boca, hundiendo sus
colmillos en mi piel.
—Oh—, digo con un grito ahogado, sin despreciar las sensaciones que se
apoderan de mí mientras se alimenta de mí.
Blaze está cada vez más enojado por segundo, su rostro se pone rojo y sus
ojos brillan de un amarillo brillante e inquietante.
A los lobos también les gusta la sangre, pero no de la misma manera. La
sangre les recuerda la carne fresca y los festejos, mientras que los vampiros
solo quieren un poco de succión.

Un fuerte gruñido suena desde lo más profundo del pecho de Blaze. Mateo
no le hace caso, toma un poco más de sangre antes de pasar la lengua por
la herida para sellarla.
El vino, o más probablemente la pérdida de sangre, me ha mareado. No es
un buen estado para estar cuando el lobo feroz te quiere para él. Mateo se
corta la muñeca con el cuchillo y me lo ofrece.
Está usando la situación a su favor, ganando un reparto más de sangre para
protegerme del alfa. Lo odio por eso, pero tomo su muñeca en mi mano y
coloco mis labios sobre la herida, bebiendo su sangre.
No quiero ir con los lobos.
Una vez más, me encuentro tomando la decisión de quedarme con la Blood
Mafia.
Mateo acaricia mi cabeza mientras bebo y se burla de Blaze.
El lobo ha recuperado un poco el control, pero cuando lo miro mientras bebo
la sangre de Mateo, veo que todavía está enojado.
La ráfaga de súper fuerza tiembla a través de mi cuerpo, y Mateo tira
ligeramente de mi cabello.
Estúpido.
Muerdo su muñeca con mis dientes romos y tiro con fuerza antes de soltar
su carne. Gruñe de sorpresa. Un hilo de sangre corre por el costado de mi
barbilla y lo limpio con la costosa servilleta como una dama decente.
—¿Dejaste que te hiciera daño?—
Mateo toma un sorbo de su martini de sangre. —Demi y yo tenemos un
entendimiento. A ella le gusta que sea duro —.
Me ahogo con el vino.
Grayson me palmea la espalda.
—Las mascotas deben conocer su lugar—.
—Como deberían los perros callejeros, pero aquí estamos con uno sentado
a la mesa—. Culpo al vino y la sangre de vampiro. Mi boca no tiene nada
que ver con esto.
La silla de Blaze se derrumba y golpea la mesa con las manos, inclinándose
hacia mí. Cada centímetro de su cuerpo está enrollado para golpear. Su
rostro cambia parcialmente y sus palabras salen guturales. —Enséñale a tu
perra su lugar, o lo haré yo—.

Está hablando con Mateo pero mirándome. Me ofende mucho porque nadie
me llama perra, aparte de Lexi, y arrebato el cuchillo de Grayson. Se lo clavo
en el ojo, o lo habría hecho si Mateo no me hubiera aparecido como un
relámpago y me hubiera detenido.
La saliva gotea de los colmillos de Blazes, y su gruñido rompe mi estúpida
noción de que podía tomarlo.
Grayson y Colt apuntan con sus armas a los lobos de Blaze. La amenaza de
que la plata les atraviese el corazón es suficiente para detenerlos. Sin
embargo, nos rugen y nos gruñen, dejando clara su desaprobación.
—Siéntate, Blaze, antes de que deje que te atraviese—.
La confianza de Mateo en mí le gana algunos puntos. La superfuerza sigue
cantando en mi sangre, y tengo una ventaja temporal que me encantaría
usar para atacar a Blaze.
Blaze no retrocede, por lo que Mateo deja caer mi mano y le agarra la
garganta, aplastando el cuello del alfa con fuerza bruta. Bloquea los ojos
con el lobo y lo atrapa como su esclavo.
—Déjalo antes de que me obligues a matarte—.
El lobo gime bajo el mando de un ser más fuerte y vuelve a ser humano
completo. El brillo de sus ojos se desvanece. Mateo lo levanta del suelo. . . y
considerando lo grande que es Blaze, estoy impresionada.
—Demetria está fuera de los límites, ¿entiendes?— Mateo le dice con una
voz mortalmente tranquila. Matará al lobo si tiene que hacerlo, sin
importarle un carajo que soportaría la ira de los Mayores lobos y las
manadas.
Los labios de Blaze han comenzado a ponerse azules. —Sí—, dice con un
ronquido ronco.
—Bien.— Mateo lo arroja a su asiento.
Uno de sus secuaces se lanza hacia adelante para apoyar al alfa. En
circunstancias normales, Blaze habría aterrizado con facilidad. Mateo lo
rodó por completo y luego lo estranguló, por lo que Blaze no está
exactamente en plena forma.
—Déjanos.—
Blaze gruñe y se pone de pie, enderezando su camisa. —Estás muerto,
Mateo—.

La risa de Mateo es sardónica e insultante. —Me encantaría verte intentarlo,
cachorro—.
Con una última mirada llena de odio hacia mí, Blaze y sus hombres salen
corriendo de la habitación, la puerta se estrella contra la pared, haciéndola
temblar por el impacto.
—¿Cómo está el fetuccini aquí?—
Colt, Grayson y Mateo me miran como si hubiera perdido mis canicas. Se
atreven a asumir que las tenía todas en un frasco antes. No permitiré que
las amenazas de muerte y los gruñidos de lobos me impidan comer aquí.
También estoy pidiendo palitos de pan. Todos pueden besarme el trasero.
*****
GRAYSON
Si no estaba seguro de mi atracción por Demi antes, ese hecho está escrito
en piedra ahora. No tuvo reparos en clavar un cuchillo en la cara de
Blaze. Sus ojos estaban iluminados con pura rabia y determinación.
Su fuerza sobrenatural temporal, gracias a la sangre de Mateo, podría haber
sido suficiente para que ella consiguiera algunos golpes, pero con un
sobrenatural tan viejo como Blaze, no había forma de que hubiera ganado
una pelea. Mateo dice que cuando cumpla veinticinco será lo
suficientemente fuerte como para tomar un vampiro. No conoceremos toda
su fuerza hasta que entre en su poder.
Su cumpleaños es en dos semanas. No estoy seguro de que lo recuerde, ni
sabe el significado de su cumpleaños de un cuarto de siglo.
Toma un sorbo de vino y agita las pestañas cuando me sorprende
mirándola. Todos hemos vuelto a tomar asiento y hemos pedido comida.
—Creo recordar que prometiste enseñarme a usar correctamente un
cuchillo. . . Yo diría que los eventos de esta noche resaltan mi necesidad de
un entrenamiento de defensa adecuado contra ustedes, los animales —.
Colt resopla. —No somos animales—.
Ella arquea su ceja. —Sigue diciéndote eso, cariño—. Su mirada marrón
profunda encuentra la mía de nuevo. —¿Cuándo comenzamos?—

Miro a Mateo, con la esperanza de obtener algún tipo de indicación sobre
cómo proceder. Los besos de Demi jodieron con sus planes de mantenerla
para él solo, así que estamos en territorio desconocido en este momento.
Siempre la perspicaz, Demi frunce el ceño a mi jefe y hermano de la
noche. —No puedes ordenarles que me ignoren—.
Una sonrisa siniestra cruza su rostro. —¿Oh?—
—Si los mantienes alejados de mí, no cumpliré nuestro trato. No obtendrás
tu tercer bocado —.
Mateo hace girar su cóctel de sangre y bebe un trago. —¿Qué, te lo ruego,
te hace pensar que podrías evitar que lo tome?—
Colt y yo intercambiamos una mirada preocupada. Las emociones de Mateo
han sido volátiles cuando se trata de nuestra pequeña Cazadora. No puedo
decir si está enojado o divertido por sus demandas. El Mateo que conozco le
arrancaría la garganta.
—Porque, cariño, a pesar de esta fachada espinosa, quieres mantenerme
feliz—.
Todo rastro de humor y malicia se desvanece del rostro de Mateo. Sus ojos
se cierran y todo lo que queda es un caparazón de hombre, insensible al
mundo y las palabras de Demetria. Tocó un acorde, sacó una carta para la
que no estaba listo. Ella sabe lo que vale y eso es algo peligroso para una
mujer como ella.
Demi siente el cambio en su estado de ánimo. Mira a Colt, frunciendo el
ceño. El bastardo le da un guiño y un asentimiento alentador.
Casi me ahogo con mi bebida. Colt, el idiota sin corazón, le guiñó un ojo a
nuestra chica. Creo que estoy teniendo un ataque al corazón.
No, eso es solo un estallido de risa que se esfuerza por escapar de mi
pecho. Muerdo el interior de mi mejilla y aparto la mirada de todos ellos.
Somos un lamentable grupo de vampiros, suspirando por una mujer que
nos desprecia. Sin embargo, su odio se siente tan bien. Estamos tan jodidos
como ella, deseando a alguien que nació para matar a los de nuestra
especie. El enamoramiento floreció cuando amenazó con apuñalarme, y se
convirtió en una casi obsesión cuanto más tiempo ha estado aquí.
Quiero sus amenazas.
Su cuchillo en mi garganta.
Quiero su rabia.

Su coño mojado apretándose alrededor de mi polla mientras me meto en ella
durante una cogida furiosa.
Mi polla se endurece en mis pantalones. Colt y Mateo me miran con los ojos
entrecerrados. Nada pasa de esos dos.
Entonces Demi dice tres palabras que nos hacen jadear a los tres.
—Me mataré—.
—No, maldita sea, no lo harás—, dice Colt con un gruñido, empujando su
silla hacia atrás e inclinándose sobre ella.
—Aww, nene, no sabía que te importaba—.
Su sarcasmo es más molesto que encantador en este mismo momento.
—¿Por qué amenazarías con algo así?— Pregunto, colocando mi mano sobre
la de ella en la mesa.
Ella echa su brazo hacia atrás, sin aceptar mi consuelo. —Porque—, dice y
toma su último trago de vino antes de continuar, —Prefiero morir antes que
ser controlada por un hombre—.
*****
COLT
No sé lo que me pasa. Teníamos un plan. Meterse en su cabeza. ¿Cómo
diablos se las arregló para meterse dentro de la mía?
No es así como esperaba que fueran las cosas. Consideraba a Demi difícil
de conseguir, no jodidamente imposible. La polla de Mateo me bloqueó
durante demasiado tiempo, y estoy cien por ciento de acuerdo con
ella. Mateo no puede apartarla de nosotros.
Eso no significa que quiera que se mate. La dramática, aunque hermosa,
dificultad, mira a Mateo con una mirada expectante en su rostro. Ella no
retrocede.
—Demi—, le digo, controlando la oleada de ira que me invadió.
Ella inclina la cabeza para mirarme; la comisura de uno de sus labios se
tuerce. —¿Sí?—
—No habrá autodestrucción—.

Su mano acaricia mi mejilla y sus ojos se posan en mis labios. —Oh, Colt,
si no has aprendido a estas alturas que la autodestrucción es mi modus
operandi, no eres tan inteligente como pensaba—.
Grayson deja escapar la risa que ha estado conteniendo durante unos
minutos. Es lo suficientemente fuerte como para asustarla, pero sus ojos no
dejan los míos. Pellizca mi mejilla.
—Como dije, prefiero morir antes que ser controlada por un hombre—.
Mateo deja escapar un suspiro. —El no queriendo que te mates es difícil de
controlar—.
Se me quita un peso de encima cuando mira a Mateo. —Estás esquivando
la pregunta. La evasión es el arte de los cobardes, Mateo. Pensé que eras
mejor que eso —.
—Tienes un trato difícil, Demetria—. Mateo termina su sangre a la
antigua. —Mi decisión de mantener alejados a Colt y Grayson puede que se
haya tomado precipitadamente—.
Demi se burla pero se calla cuando él la inmoviliza con una mirada molesto.
—Pero—, continúa, —he llegado a ver el beneficio de permitir que sus
relaciones sigan creciendo—.
Si no fuera su segundo al mando y tuviera miedo de su retribución, mi
palma golpearía mi cara lo suficientemente fuerte como para noquearme.
¿Qué estaba pensando?

MATEO
El asesinato pasa por su rostro ante mis palabras. Es difícil ignorar una
rabia tan aguda, pero lo hago, terminando mi bebida casualmente mientras
ella hierve.
Estar vivo durante siglos y siglos te permite aprender a presionar botones. Si
bien le di exactamente lo que quería, y lo había planeado antes de su
pequeño arrebato dramático, le di permiso.
Está atrapada entre querer romperme el cuello y darme un puñetazo. Colt
todavía se cierne sobre ella, así que sé que no llegará muy lejos. Mi sangre
en sus venas está amplificando todas sus emociones y probablemente
explica su amenaza de muerte irracional e innecesaria.
Desafortunadamente para ella, no puedo entregarle todos sus deseos en
bandeja de plata. Tengo que hacer mi parte del vicioso jefe de la mafia que
te dejará seco si respiras mal. Está demasiado cómoda conmigo, demasiado
segura de saber que no la mataré.
Necesita temerme, aunque solo sea por su propia seguridad. Hay un número
limitado de personas que tolerarían a un humano, y mucho menos a un
cazador, exigiendo cosas a un vampiro.
—Entonces, ¿qué pedacito de mi historia tienes para mí?—
Su pregunta me toma por sorpresa; Esperaba ser reprendido o al menos
insultado.
—Paciencia, Demi. Te la daré después de la cena —.
*****
Demi
Cerrando de golpe la puerta de mi apartamento, me quito los zapatos y abro
el refrigerador. Luego lo cierro bruscamente, refunfuñando por la grave falta
de alcohol.
Mateo no me había dado una mierda. Habíamos comido en el restaurante,
la pasta era divina por cierto, y luego los tres se quedaron exasperantemente
silenciosos de camino a casa. Me ignoraron, lo cual es una hazaña casi
imposible porque sé que puedo ser molesta como el infierno.

Luego Grayson me condujo hacia el ascensor y apretó el botón de mi piso
antes de dejarme sola dentro del ascensor.
Mentirosos.
Mentirosos sucios y podridos.
Bueno, técnicamente Mateo era el único mentiroso. Cierro un armario de
golpe cuando todo lo que veo son patatas fritas y galletas saladas.
¿Es demasiado pedir vino o una botella de ron en este momento? El pequeño
zumbido que me dio el vino en la cena ha disminuido y no estoy tan
adormecida como me gustaría estar.
Puse una fachada valiente para todos los hombres, oculté mi miedo de ellos
con una sonrisa y respuestas atrevidas, pero el encuentro con Blaze me
asustó muchísimo. La sangre de Mateo no me habría llevado muy lejos, me
doy cuenta de esto ahora que la fiebre de la alimentación se ha ido.
Hay otra razón para mi búsqueda de alcohol. Tontamente dejé que Mateo
usara la situación a su favor, sellándome aún más con él con otro
intercambio de sangre.
Miro los cuchillos en mi mostrador. Hay al menos tres de ellos gritando el
nombre de Mateo.
—Demetria, puedo ver tu ira a través de la cámara—.
Golpeo el mostrador cuando su voz atraviesa mis pensamientos y me
asusta. —Me mentiste.—
¿Por qué estoy tan molesta por esto? ¿Realmente esperaba honestidad del
líder de la Blood Mafia?
Él chasquea. —Dije que te daría la información después de la cena—.
—No lo hiciste—, respondo, abriendo un último gabinete.
Bingo.
Una sola botella de Merlot, una marca que probablemente cuesta más que
mi vida, me espera. Envuelvo mis dedos alrededor del cuello del vino y me
pongo a trabajar para abrirlo.
—Esto es después de la cena, ¿no?—
—A nadie le gusta un sabelotodo, Mateo—. El corcho se suelta con un
pop. —¿Me lo vas a decir o no?— Lleno mi vaso hasta el borde, frunciendo
el ceño cuando no puedo meter más en él.

La taza está tan llena que tengo que sujetarme el cabello hacia atrás y sorber
unos sorbos antes de llevarla a la sala de estar.
—¿Te gusta el vino?—
—Es fantástico. No recuerdo la última vez que tuve algo tan delicioso…—
Hago una pausa y tomo un sorbo. —Espera, ¿me compraste esto?—
Silencio.
Lo juro por Dios, suponiendo que no le gusten los vampiros, lo mataré si me
deja colgada de nuevo.
—Lo hice.—
El suspiro que sale de mis labios es más fuerte de lo que esperaba y escucho
una ligera risa. —Basta de charlas triviales, Mateo. Dime lo que quiero
escuchar —.
*****
MATEO
—Deberías ver tu cara ahora mismo—. La miro en la transmisión en vivo. Es
en blanco y negro, pero no oculta la conmoción que le quita el color a la
cara.
—¿Veinticinco?— pregunta, bebiendo su vino.
—Sí, ahí es cuando tus poderes se manifestarán—.
Demi inclina la cabeza hacia un lado. —Mi cumpleaños es en dos semanas—
Lo sé. Parte de la razón por la que mencioné algo sobre sus poderes es para
prepararla para los cambios. No quiero esperar hasta el día para lanzarle
este tipo de bomba.
—¿Soy una bruja?—
Muerdo mi labio inferior, conteniendo una sonrisa. —No, no eres una
bruja—.
Ella resopla. —¿Por qué no me lo dices? Ya me dijiste cómo funciona el
poder para los de mi especie y que probablemente seré muy fuerte. No
entiendo por qué no puedes decirme lo que soy —.
Si solo fuera así de fácil. Si le dijera en este mismo momento que ella es una
cazadora, un monstruo hecho para matar a los otros monstruos, ella

lucharía hasta la muerte para irse. Ella es demasiado asustadiza y no confía
en mí.
Frunzo el ceño. Por alguna razón, confía en Grayson y Colt más que en
mí. Son tan culpables como yo de su secuestro, más aún teniendo en
cuenta que fueron ellos quienes la secuestraron.
—Con el tiempo, Demi. Quería que supieras acerca de tus poderes más
temprano que tarde, de esa manera no entrarás en pánico cuando suceda.—
—Gracias por nada—, gruñe.
La veo llenarse de vino, dejándola guisarse en silencio mientras yo alargo
nuestra conversación. Cuando está cómodamente en su asiento, me aclaro
la garganta.
—¿Quieres escuchar más de la historia?—
Aprieto los puños, odiando lo esperanzado que parezco.
Demi deja caer la cabeza sobre el cojín del respaldo y sonríe. —Me gustaría
eso.—
Así que abro el libro, leyendo más del diario del primer Cazador lo
suficientemente inteligente como para escribir las partes importantes. Hubo
cazadores antes que Van Helsing, pero él es el primero que recuerdan los
libros de historia.
¿Por qué le leo y le cuento trucos y consejos importantes sobre ella que
pronto serán intercambiados?
Una parte demente de mí espera que cuando descubra mi traición, mi
voluntad de proporcionarle información vital la impulse hacia el perdón.
Dada su naturaleza, sé que es una esperanza tonta.
Aun así, no puedo evitar seguir cavando mi tumba y hacer intentos
desesperados para ayudarme a liberarme más tarde. Porque cuando
Demetria descubra lo que es, lo que hice, me matará.

DEMI
Los próximos días son lentos y aburridos. La cena fue mi única excursión
durante mi ciclo. Alissa aparecía todos los días para pasar el rato, al igual
que la voz de Mateo crepitaba por el altavoz todas las noches para leerme
más de su libro de Van Helsing.
Me despierto de un humor espectacular.
Anoche, Van Helsing mató a todo un régimen de vampiros con sus amigos,
y soñé con hacer lo mismo con Mateo, Colt y Grayson, riendo como una
maníaca mientras los prendía con fuego a todos.
¡Vaya!
Lo sé, está bien. Estoy jodidamente loca. Pensé que ya lo sabías.
De todos modos, desayuno apresuradamente, emocionada de aventurarme
al gimnasio y entrenar con Alissa de nuevo. Ella sonríe cuando me ve y me
lanza la cinta para mis manos.
—Te ves más alegre—, dice ella, estirándose a pesar de que realmente no lo
necesita.
Ella es un vampiro, a ellos no se les dañan los músculos.
Para cuando ella terminó de trabajar conmigo en el cardio y nuestro
sparring, estoy empapada en sudor y ya no sonrío.
La miro cuando me ofrece su mano. La golpeo y me aparto de la alfombra,
fingiendo que todo mi cuerpo no está negro y azul por su abuso.
—No seas tan terca, D.—
Me burlo. —No soy terca—.
Ella ríe. —Cosa segura.—
—¿Demi?—
Ambas nos giramos cuando Grayson dice mi nombre. Lleva una camiseta
negra suave que muestra sus dos mangas de tatuajes y pantalones de
chándal gris oscuro.
—Maldita sea, se ve bien en pantalones de chándal—, murmura Alissa en
voz baja.

Aprieto mis labios y trato de no reírme. —¿Sí?— Le pregunto a Grayson.
—¿Qué tal esa lección?—
Mis ojos se abren de emoción y hago un pequeño baile extraño. —Demonios
si.—
Alissa me empuja suavemente. —Estás siendo rara—.
—Oh, ¿te estoy avergonzando, Liss Liss? No quise limitar tu estilo —.
Ella pone los ojos en blanco. —Eres ridícula. ¿Nos vemos mañana?—
Empiezo a darle pistolas con los dedos, luego me detengo, cruzo los brazos
y me inmovilizo las axilas. Hombre, las endorfinas del entrenamiento
realmente me han excitado. —Sí.—
—Buena salvada, perdedora—.
—Vete a la mierda—, le digo y arrugo la nariz.
Alissa no es Lexi, pero se ha introducido en mi vida aquí, y realmente espero
que no se convierta en una gilipollas o me traicione de alguna manera,
porque me gusta. Mucho. Definitivamente es el mejor material para amigos,
bueno, el mejor material para vampiros. Si alguna vez tengo la oportunidad
de llamar a Lexi, asumiendo que esta fuera una vida normal, le diría todo
sobre mi nueva amiga y toda la mierda que está pasando. Un dolor agudo
me llena el pecho. Extraño a mis amigos y familiares. No veo a mis padres a
menudo, pero saber que no puedo ir a verlos me hace sentir aún peor.
Grayson niega con la cabeza cuando Alissa finge estar herida por mi puya y
nos deja con una sonrisa de mierda en su rostro. Sonrío tras ella a pesar de
la repentina ola de tristeza. Al menos hay un punto brillante.
—Ustedes dos se han acercado—.
Tiro mis guantes al cesto y desenvuelvo mis manos, gimiendo de placer
cuando el aire fresco golpea mi piel. —Ella es buena gente. Vino a verme
todos los días la semana pasada y me trajo galletas —.
—Anotado, las galletas son el camino a tu corazón—.
Mi risa se me escapa antes de que pueda esconderla sabiamente. —¿No te
refieres a mi coño?—
Sus ojos brillan de calor. —¿Por qué no los dos?—
Por el amor de todas las cosas cuerdas, no puede hablar en serio.

Chasqueo frente a su cara. —Concéntrate, Grayson. ¿Mis lecciones?—
La sonrisa seductora que me da es suficiente para debilitar mis
rodillas. —Estoy más que feliz de poder enseñarte algunas cosas—.
El maestro de las insinuaciones, damas y caballeros.
Imito sosteniendo un cuchillo y hago un gesto de apuñalar. —Todo lo que
me interesa es aprender a usar mejor un cuchillo—.
— Para apuñalarnos mejor, ¿eh?—
Que haga una referencia a Caperucita Roja es adorable, pero me resisto al
encanto como un campeón.
—Quizás—, le confieso, arrugando mi cinta usada y tirándola a la
basura. —Lidera el camino—.
*****
GRAYSON
Para alguien que disfruta amenazando con apuñalar a la gente, Demi es
horrible con un cuchillo. La vi entrenar con Alissa durante un rato y me
impresionaron sus habilidades. La vampira superó su fuerza y velocidad,
por ahora, pero Demi es una buena luchadora.
Es obvio que ha estado tomando lecciones en alguna parte, y aún más
evidente, ninguna de esas lecciones incluía el trabajo con armas. No
sospecho que muchos gimnasios humanos impartan clases de defensa
personal con dagas o espadas. Con la invención de las armas, la mayoría de
los humanos dependen de las balas para matar a sus enemigos.
—Qué.— Demi exhala un profundo suspiro. —Tan. Duro. es. Apuñalar. A.
Un. Tonto?, Joder
La pregunta es retórica, lo sé. Eso no me impide responder. —Los vampiros
y los lobos son más difíciles de apuñalar—.
Me lanza una mirada fulminante, la que me revuelve la polla y me da ganas
de inmovilizarla contra la pared y follarla hasta dejarla tonta.
—Aquí.— Doy un paso detrás de ella, ajustando su agarre y el ángulo del
cuchillo. Su aliento se detiene ante mi toque. —Tienes la idea correcta, pero
tu ejecución no es del todo correcta. La forma más rápida de llegar al
corazón es a través de la caja torácica. No seas tímida, da todo lo que
tienes—.

—Lo estoy intentando.—
Aun así, mis palabras le han dado el pequeño empujón que
necesitaba. Manteniendo la posición en la que la puse, golpea con la hoja a
través de las costillas del muñeco, atravesando dos huesos y perforando el
corazón falso en el interior.
—¡Joder, sí!—
—Bien. De nuevo.—
Sus ojos son lastimosos cuando me mira.
—¿Qué?—
Yo sonrío. —Me escuchaste. De nuevo.—
Ella hace un puchero pero saca la hoja del muñeco de práctica de todos
modos y se mueve hacia el siguiente. —¿Alguien te ha dicho alguna vez que
eres un idiota?—
—Unas cuantas veces, tigre—, confieso, observando cómo se prepara
correctamente esta vez y clava el corazón en un movimiento rápido.
Una vez que se manifieste su superfuerza, su memoria muscular mejorará
y su progreso cambiará del ritmo de un caracol a la velocidad de un
guepardo.
Me estremezco. ¿Velocidad de guepardo, Grayson? ¿En serio?
¿Qué pasa conmigo y con las referencias de grandes felinos? Demi tiene todo
el fuego de un felino, eso es seguro. Ella también es un poco loca, un rasgo
que también comparte con los animales.
El apodo y las referencias no son inexactos.
Ella apuñala a algunos maniquíes más, riendo con el último. —Esto es
jodidamente asombroso—.
Me doy cuenta de que debería preocuparme de que la mujer con la que
quiero acostarme esté empezando a apuñalar cosas. Por su propia admisión,
probablemente sea yo a quien se esté imaginando. O a Mateo,
definitivamente es más apuñalable que yo.
Cuando suelta una sonrisa deslumbrante que me hace olvidar mi nombre,
tengo que sacudir la cabeza para ganar coherencia. —Bien. Podemos
practicar de nuevo el lunes —.

Ella frunce el ceño. —Es solo martes—.
Asiento con la cabeza. —Sí, pero Mateo me necesita para algo
mañana. Regresaré el domingo por la noche —.
Dos días antes de su cumpleaños.
—¿Dónde estará él?—
Un tonto, no soy. —Él estará aquí, monitoreando su ciudad y su gente—.
No puedo permitir que ella piense que está segura para irse. No quiero que
ella se vaya. Quiero que ella se quede. También Mateo y Colt.
Demi se está convirtiendo rápidamente en un talón de Aquiles. Cuanto más
tiempo permanezca fuera del radar de otros sobrenaturales, mejor. Si Blaze
la atrapa fuera de casa, se meterá en problemas.
No puedo incitar mucho miedo. Demi es más dura de lo que parece. Sus
rasgos suaves y su cabello castaño suelto le serían familiares a cualquier
otra persona. Sin embargo, la apariencia casi permanente de estar recién
follada que usa la hace ferozmente hermosa.
Su ceño se desvanece. Enarco una ceja, pero sabiamente no la llamo por su
evidente alivio.
¿Será que nuestra pequeña Cazadora quiere que Mateo esté en casa?
Que lindo.
Sin embargo, nunca se lo diré al bastardo, estaría demasiado engreído al
respecto. Me guardaré esta pequeña información para mí.
—Soy tan repugnante. Necesito darme una ducha.—
—Necesitas…—
—No—, dice ella, interrumpiéndome.
Me acerco a ella, respirando su sudor salado. —¿Está segura?— Pasando
mi mano por su brazo resbaladizo, coloco mi palma debajo de su
cuello. —Prometo comportarme—.
Su repentina respiración no escapa a mi atención ni el creciente aroma de
excitación y rubor de su piel.
Ella está tan cerca de aceptarme.
Entonces sus ojos se endurecen y empuja mi pecho. —No lo hagas—.

Frunzo el ceño pero la dejo ir, por ahora.
Tarde o temprano, me rogará que la folle. Cuando lo haga, me aseguraré de
que se corra tan fuerte que nunca volverá a molestarme. La haré suplicarme
que me detenga, suplicar por un descanso en el placer que le voy a dar.
No puedo esperar a que el cuerpo de Demi se debilite por completo después
de haberle jodido los sesos. La pequeña Cazadora no sabrá qué la golpeó.
Ella estará jodida.

DEMI
A la tarde siguiente, después de otro entrenamiento con Alissa, Colt aparece
en mi puerta.
—Oye—, digo, apoyando la cadera contra la puerta. —¿Qué pasa?—
—¿No me vas a invitar a pasar?— Sus ojos verdes me clavan y trato de no
inquietarme bajo su escrutinio. Colt es intenso.
—No lo había planeado, no—.
Sus labios se levantan. —Y yo aquí pensando que querías aprender a
disparar—.
Mi estómago se agita de emoción y lucho contra el impulso de sonreír como
una tonta. —Lo hago.—
Asintiendo, pasa a mi lado, haciendo que mi respiración se entrecorte
cuando se inclina hacia el toque. El ámbar y el almizcle llenan mis fosas
nasales, se infiltran aún más en mis defensas y resuelven mantener a Colt
lejos.
—Oye, no dije que pudieras entrar—, lo reprendí a pesar de sentirme
nerviosa por su cercanía.
Echa una mirada por encima del hombro. —Tienes que cambiarte, y no
estoy esperando en el pasillo como un idiota—.
—Tú y Eddie Murphy comparten un parecido sorprendente—.
—¿Qué?—
Niego con la cabeza. —No importa.—
Perdió puntos por no obtener la referencia de Shrek.
Me doy cuenta de que Colt no se mantiene al día con las caricaturas
humanas no es una razón válida para atacarlo, pero necesito algo para
derribarlo un poco.
Después de ponerme un par de pantalones cargo y una camiseta negra y
tirar de mi cabello en una cola de caballo elegante como Colt pidió, me aplico
rímel porque ¿quién dijo que no puedes ser bonita y ruda? Además, las
pestañas negras coincidirán con las armas.

Colt está descansando en el diván, trazando círculos perezosamente sobre
el cojín mientras me ve salir del pasillo. Sus ojos se deslizan sobre mi
cuerpo, oscureciéndose levemente.
Cuando no dice nada, suspiro.
—Bueno, ¿es esto lo que querías?—
Deja de trazar los círculos y se sienta, apoyando los codos en los
muslos. Ahora lleno de calor, su mirada toma lentamente cada centímetro
de mí. Un rubor me sube por el cuello en respuesta y aparto la mirada,
incapaz de ver cómo visualmente me quita la ropa.
Primero tiene que humillarse por el perdón, ¿recuerdas?
—Está bien—.
Burlándome, golpeo las botas de combate y le frunzo el ceño.
Servirá.
Estúpido.
Sigo a Colt fuera del apartamento y hasta el ascensor. Me sorprende y
aprieta el botón del tercer suelo. Nunca he estado en este piso, así que estoy
ansiosa por aprender lo que contiene.
Las puertas se abren, revelando un pequeño vestíbulo pintado de negro con
un gran escritorio en el medio. Detrás del escritorio hay una pared y una
puerta.
El vampiro que maneja el escritorio se pone firme cuando ve a Colt,
limpiando frenéticamente montones de papel de la parte superior del
escritorio y tirando una botella de sangre. El líquido se derrama por el frente
del escritorio, formando un charco rojo oscuro en el piso de baldosas
blancas.
Reprimo un escalofrío y desvío la mirada. Sé que la sangre embotellada se
da voluntariamente, pero sigue siendo un shock ver tanta de
ella. Especialmente cuando la única razón por la que estaba aquí era para
la cena de alguien.
Colt se detiene a unos metros del escritorio. Tengo la sensación de que se
está quedando con su espacio por mí. Me lanza una mirada que no puedo
leer antes de volverse hacia el vampiro.
—¿Está mi carril abierto?—

Asintiendo con entusiasmo a Colt, el vampiro dice: —Sí, señor—, luego hace
clic en un botón en la parte inferior de su escritorio.
Se emite un zumbido desde el sistema de bloqueo y una luz verde parpadea
sobre la puerta.
—Por aquí—, dice Colt, haciéndome un gesto hacia adelante.
No tengo miedo de lo que hay al otro lado, pero tener dos vampiros a mi
espalda es muy incómodo. Tratando de no dejar que mi naturaleza inferior
se apodere de mí, empujo la barra y entro en una habitación muy iluminada
al otro lado.
Parpadeo para aclarar mi visión. Los disparos resuenan en rápida
sucesión. Doy un paso atrás, chocando contra el duro pecho de Colt. Sus
brazos se envuelven debajo de los míos, y me sostiene por un segundo
mientras mi corazón retumba en mi pecho.
Tiene la amabilidad de no decir nada sobre mi leve pánico, y una vez que
mis ojos se han adaptado por completo, salgo de sus brazos. Moviéndose a
mi alrededor, me ofrece su mano y yo coloco la mía en la suya, dejándolo
que me lleve más allá de varias cabinas hasta la última. Hay dos personas
aquí además de nosotros, y siento que algo de la opresión en mi pecho
desaparece.
Nunca he tenido un miedo especial a las armas. Mi papá solía llevarme a
disparar al plato, pero usábamos escopetas. Colt coloca tres pistolas en la
mesa a la derecha de la ventana de tiro y saca una caja de balas.
—Aquí, déjame mostrarte cómo cargar el cargador—.
Me muerdo el labio y me acerco a él, tomando vacilante la única bala que
me ofrece. Demuestra cómo cargar algunos y me da el cargador para probar.
—Vamos—, digo cuando la bala no se desliza tan fácilmente como lo hizo
con Colt.
Se cruza de brazos, negándose a ayudarme.
Usando suficiente presión para sentir que me voy a romper el dedo,
finalmente lo coloco en su lugar.
—De nuevo.—
Entrecierro los ojos pero agarro otra bala de la caja, colocándola en su lugar
un poco más rápido que la primera vez. Aunque todavía duele como una
perra. Me hace cargar en doce rondas más.
—Bien, ahora deslice el cargador hacia adentro y deje caer la corredera—.

Cierro mis ojos. —Estás diciendo estas cosas como si tuvieran sentido—. Mi
papá siempre cargaba las armas. Yo era solo una adolescente cuando
fuimos a disparar; Realmente no tengo idea de lo que estoy haciendo y odio
sentirme estúpida.
Se ríe suavemente, luego da un paso adelante y demuestra con otra
pistola. Sigo las instrucciones. Afortunadamente, es más fácil que
cargarla. Me quita el arma, suelta la primera bala y luego lanza la siguiente
a la recámara. Luego suelta el cargador y lo vuelve a cargar.
—¿Por qué hiciste eso?—
—Cargó la cámara. Podrías haber dejado caer uno antes del cargador, pero
me gusta mantenerlo abajo. De esta manera, el anzuelo no se estirará
demasiado hacia un lado —.
Asiento con la cabeza como si tuviera sentido para mí cuando en realidad
me siento como una idiota aún más grande. Me sonríe.
—¿Lista?—
Apretando mis labios, asiento con la cabeza. —Seguro.—
Coloca mi cuerpo y me guía a través de la mecánica de la Glock. Su mano
mueve la mía ligeramente hacia abajo y fuera del camino de la corredera.
Miro hacia el objetivo, que está increíblemente lejos y simplemente hago lo
mejor que puedo. Fallo más de lo que me gustaría admitir, pero algunos
acertaron bastante cerca de la marca. Mi mano vibra por la acción. Esta
Glock es completamente diferente a una escopeta, y me gusta lo poderosa
que me hace sentir.
—No está mal, hagamos algunos más—.
—Está bien—, le digo, sonriéndole sin contenerme. —Vamos a matar a
algunas perras—.
Pone los ojos en blanco y señala la mesa. —No tan rápido, ahora tienes que
recargar—.
Gimo, pero me apresuro a cargar otro cargador, silbando mientras deslizo
bala tras bala en él.
—Eres aterradora para un humano, lo sabes, ¿verdad?—
Le hago un guiño por encima del hombro y me río. —Sin embargo, no soy
humano, ¿recuerdas?—

—Es cierto—, dice, sus ojos buscando los míos. —Aun así, para alguien que
creció pensando que era humana, tienes una fuerte propensión a la
violencia—.
—Simplemente me gusta la adrenalina—.
Vuelvo al cargador y termino de cargarla. Lo inserto y dejo caer la corredera,
mostrando mis dientes en una sonrisa de lobo cuando lo cargué por mi
cuenta.
—Tal vez—, murmura de una manera que me dice que no me cree ni por un
segundo.
Mala suerte, pastelito.
—Espera, espera un minuto, es un helicóptero—.
Colt se pellizca el puente de la nariz. —Esto fue un error—.
—Oh, no, no, no. Demasiado tarde ahora, amigo. Has desatado a la bestia—
Me acerco a la ventana, teniendo cuidado con el arma, y encuentro mi
postura. —Deja de mirarme el trasero—, le digo y luego me balanceo un
poco.
Deja escapar un suspiro áspero y me muerdo otra sonrisa.
Tonto.
*****
Pasan dos días más. El gimnasio ha estado extrañamente vacío y mis
sesiones con Colt en el campo de tiro también lo están. Alissa, Evelyn y yo
cenamos en el restaurante una noche, que también es extrañamente lento
durante la hora punta de la cena.
Mateo también ha estado ausente. Grayson dijo que se quedaría atrás, pero
no creo que lo hiciera. Si lo hubiera hecho, no habría sido capaz de resistirse
a burlarse de mí a través de su pequeño altavoz o burlarse de mí mientras
me ducho. Curiosamente, extraño las conversaciones breves y corteses y
escucharlo leerme su historia favorita.
Algo está pasando, lo siento en el aire.
Evelyn irrumpe en mi apartamento, arrastrando a Alissa detrás de ella e
interrumpiendo las teorías que han estado dando vueltas en mi mente.

—Hola, claro, pasa. ¿Quieres un poco de agua? ¿No? Eso no es un
problema. Lo siento, no tengo sangre para ti, ¿estarás bien? Por supuesto,
no se preocupe. Muchas gracias por pasar, adiosito —.
Los ojos de Alissa se arrugan cuando termino. —¿adiosito? ¿En serio?—
Dejo caer las piernas a un lado del sofá y me siento, recostándome contra
las almohadas. —¿Qué quieres?—
Ambas están escasamente vestidas con vestidos cortos y tacones altos. El
cabello claro de Alissa está amontonado en la parte superior de su cabeza
en un elegante moño trenzado, y los mechones oscuros de Evelyn cuelgan
en rizos largos y sueltos.
Evelyn se burla de mis modales. —Bueno, Alissa y yo pensamos que te
gustaría ir a un club, pero supongo que estábamos equivocadas. Vamos,
Alissa—.
—Espera—, llamo cuando se dan la vuelta para irse. —¿Qué tipo de club?—
Evelyn me arquea una ceja por encima del hombro. —Twisted Helix. El club
más popular de San Francisco, cariño —.
Miro a Alissa. —¿Confías en ella?—
Alissa se encoge de hombros. —Evelyn y yo tenemos una larga historia. No
siempre nos llevamos bien, pero hemos llegado a agradarnos durante los
últimos cincuenta años. Ella está bien.—
Evelyn se burla y susurra Muy bien en indignación. Alissa la ignora y
apunta con la barbilla hacia mi dormitorio.
—Vístete, ponte algo caliente—.
Me río. —¿Mateo sabe de esto?—
Poniendo sus puños en sus caderas, Evelyn se pavonea hacia mí. Sus
tacones alargan sus piernas y es imposible no ver cómo se balancean sus
caderas. Ella es atractiva y la perra lo sabe.
—Lo que mi hermano no sabe no le hará daño, además, él no es tu maestro,
¿verdad?—
Sabiamente evito mencionar que hemos intercambiado sangre dos veces, y
no pregunto si eso significa que técnicamente es casi mi maestro porque me
aterroriza la verdad. También me preocupa por qué no estoy más
preocupada por el hecho de que un intercambio más me vinculará para
siempre con él, y todavía no sé qué significa eso o por qué me eligió.

Encuentro un minivestido rojo oscuro, uno que Evelyn eligió en nuestro viaje
de compras, y me pongo unos tacones bajos. Si la historia termina
repitiéndose y otro vampiro viene por mi sangre, no puedo quedar atrapada
con tacones de diez centímetros.
Mi cabello no me está funcionando hoy, así que lo arrojo en un lindo moño
desordenado, me pongo un poco de lápiz labial de ciruela oscura y rímel, y
lista. Magia.
O lo más cerca que voy a estar con los impacientes vampiros gritando mi
nombre en la sala de estar.
Dios, solo son las ocho. ¿Por qué están tan impacientes?
Termino de atarme la vaina del muslo y deslizo una pequeña daga en su
lugar. El vestido no la esconde, pero ese es el punto. No voy a entrar en un
club sin algún tipo de arma. Especialmente después de la última vez que
salí con Lexi. Mi cuchillo fue útil entonces y esta daga puede ser lo que me
salve de ser drenada por un vampiro desesperado.
—Ya voy—, les grito, dándome una última mirada al espejo una vez que
termino.
A pesar de la poca antelación, me veo bastante bien. Mi cabello oscuro se ve
muy bien con el vestido. Mis músculos siempre han estado tonificados, pero
con mi entrenamiento constante con Alissa puedo decir que mis brazos
están un poco más agarrados que antes. Este vestido pone mis hombros a
la vista y me encanta la nueva definición que veo.
Evelyn y Alissa gritan y abuchean cuando llego a la sala de estar. Pongo los
ojos en blanco ante sus desagradables palabras, pero giro de todos modos y
hago una pose.
—Muy bien, pequeñas cabronas, estoy lista—.
Evelyn se ríe y Alissa aplaude. —Esto va a ser muy divertido.—

DEMI
Cuando entramos en Twisted Helix, el club del contrapiso uno, me doy
cuenta de por qué estaban tan impacientes. Una pasarela se extiende sobre
lo que generalmente sirve como pista de baile, y un hombre tras otro
delicioso hombre se pavonea por ella en nada más que calzoncillos tipo
bóxer. Algunas vampiras les silban, riendo y susurrándose unas a otras.
Un vistazo rápido alrededor confirma que este club está lleno hasta los topes
de vampiros, en su mayoría mujeres; solo unos pocos humanos están
esparcidos por todas partes, todos ellos lucen aturdidos y en estado de
shock.
¿Putas de sangre o mascotas? Quién sabe, es difícil saberlo sin hablar con
ellos.
Alissa toma mi mano y Evelyn toma la suya mientras nos lleva al frente y al
centro. Una mesa para tres espera al final de la pasarela, y Evelyn me lanza
una sonrisa arrepentida.
—De nada—, ronronea.
Me río y me siento, mirando fijamente un trasero esculpido en mármol
cubierto de un suave material satinado. —Judas Priest—, digo, dándole una
mirada a Alissa. —¿Qué es esto?—
Un destello azul del escenario baila en su rostro mientras le arrebata dos
copas de champán a un camarero que pasa y Evelyn toma la suya. Tomo la
flauta y espero una explicación.
—Siempre que Mateo se va, Evelyn organiza una fiesta. Lo anuncia como un
desfile de modas, pero es prácticamente un club de striptease —.
Entonces Mateo se ha ido.
Interesante.
¿Por qué mintió Grayson?
Mateo se ha ido y se ha llevado a muchos vampiros con él. Sería fácil
escapar. . . Miro a mis nuevas amigas. ¿Me quiero ir?
Sí. Lo hago, pero una parte de mí quiere quedarse. Todavía no he aprendido
lo que soy, pero Mateo me ha dado información importante. Mis poderes se
manifestarán pronto. Entonces sabré lo que soy, me lo diga o no.

Miro hacia el escenario. —Están todos vestidos—.
Alissa apura su vino y pide un cóctel de sangre a nuestra
camarera. —Espera hasta las diez—.
—¿Qué pasa a las diez?— Pregunto después de ordenar un gimlet regular,
sin sangre para mí.
Evelyn apoya los codos en la mesa y apoya la barbilla en las manos. —Es
una sorpresa, cariño. No lo arruines. Bebe, mira fijamente, tócalo si quieres
y espera a que el reloj dé las diez —.
Unos cuantos gimlets dentro, me apoyo contra Alissa y envuelvo mis brazos
alrededor de su cuello, amando lo completamente borracha que estoy y
cómo no me siento en lo más mínimo asustada o preocupada. Ella acaricia
mi brazo y se ríe. Los cócteles de sangre estaban mezclados con acónito. El
veneno puede matar a un lobo, pero todo lo que le hace a un vampiro es
hacerlos zumbar.
—¿Te estás divirtiendo?— Ella se balancea hacia adelante y hacia atrás en
su asiento, meciéndome con ella.
Evelyn está charlando con uno de los modelos que ha terminado, pasando
la mano por su duro estómago.
—Sí, este es el club más extraño en el que he estado…— Me detengo en seco
y jadeo cuando Evelyn hunde sus colmillos en la muñeca del modelo. Él
gime y clava los dedos en su cabello.
La señalo. —Como dije, el club más extraño en el que he estado, pero me
estoy divirtiendo—.
La frente de Alissa se arruga con preocupación, y me lanza una mirada
cansada. —¿No te molesta esto?— Ella agita su mano, señalando a todo el
club.
Tomando un momento completo para ver realmente lo que está sucediendo,
trato de ponerme en contacto con mis emociones. Hay varios vampiros que
se alimentan de humanos, hombres y mujeres, y de vez en cuando salen
nuevos alimentadores por una puerta a la izquierda del escenario, mientras
que los que se han utilizado son escoltados de regreso en el brazo de un
vampiro de aspecto serio.
Hay algunos humanos que no se alimentan, pero obviamente son
mascotas. Se sientan en el regazo de su amo, beben de su yugular, inclinan
la cabeza hacia un lado cuando terminan para que los vampiros también
puedan beber.

Las diferencias distintivas entre las putas de sangre y las mascotas son que
las mascotas se alimentan de los vampiros y, por lo general, a los comederos
solo se les extrae sangre de las muñecas.
Los alimentadores se desconectan, casi como adictos, y hay que sacarlos de
la habitación. Las mascotas reciben el mismo tipo de aturdimiento mientras
sus amos se alimentan, pero luego están llenas de energía, amplificadas por
la sangre de sobrenatural.
No estoy segura si se trata de indicaciones duras y rápidas, pero es la
diferencia más notable por lo que puedo decir.
¿Algo de esto me molesta?
Sorprendentemente, no realmente. Los alimentadores —o putas de sangre
si quieres ser calumnioso— están más que dispuestos a ofrecer su
sangre. Ninguno ha gritado o llorado pidiendo ayuda, así que no me molesta
que se utilicen.
Claramente, eligieron esta vida.
Una parte de mí se alegra de que estén aquí por elección, no importa cuán
equivocada piense que está, porque significa que Mateo no está obligando a
los humanos a hacerlo.
—No en realidad no.— No puedo decir que todo no me moleste por
completo. Crecí cuidadosamente alejada de esta cultura, por lo que verla de
cerca y en forma personal sigue siendo un shock para mi sistema.
Evelyn se separa del modelo, palmeando sus abdominales y
ahuyentándolo. —Son dos para las diez—, dice con una voz cantarina.
Él le guiña un ojo y se aleja pavoneándose mientras el resto de los modelos
de antes se derraman sobre el escenario.
La música se detiene por un segundo, luego una canción familiar resuena
en el club y los hombres comienzan a bailar.
Yo gimo. —¿Vampire Magic Mike?—
Alissa se ríe y Evelyn frunce el ceño. —¿No te gustan las pollas?—
Arrugando mi frente, niego con la cabeza. —Por supuesto que sí, pero
cuando simplemente están flotando en el aire, no estoy segura de que lo
disfrute—.
Ella entrecierra los ojos. —No hay flotadores en mi espectáculo— Agarrando
mi barbilla en su mano, señala mi rostro hacia el escenario.

—Oh.— La palabra se escapa de mis labios antes de que pueda detenerla.
La risa tintineante de Evelyn no es suficiente para distraerme de un
escenario lleno de vampiros musculosos que están colgando como malditos
caballos. Unos hombres descarados en el escenario se acarician las pollas
duras.
Trago y bebo mi agua.
Santo caliente.
Alissa se ríe. —Ves, es por eso por lo que esperamos a que Mateo se vaya—
Luego deja su asiento y sube al escenario, caminando directamente hacia
un vampiro con cabello castaño corto. Él le sonríe y se pasa la mano por el
eje. Ella cae de rodillas y le quita la mano, envolviendo su boca alrededor de
su polla y metiéndolo profundamente en su garganta.
—Oh, Dios mío—, digo y aparto la mirada.
Evelyn tampoco está en la mesa y ya sé dónde está. No compruebo para ver
si estoy en lo cierto. Sé quién soy.
Colt está de repente frente a mí, y me encuentro con sus tormentosos ojos
verdes, arrugando la nariz. Escondo el repentino alivio que me invade y digo:
—Por favor, dime que no vas a ir a chupar polla también—.
Frunce el labio con disgusto y me saca de mi asiento. —Estás borracha—,
dice cuando tropiezo un poco.
Entrecierro los ojos hacia él. —Me gustaría verte intentar caminar mientras
alguien te está empujando—.
—Nadie se atrevería—, dice con una sonrisa arrogante, pero suelta mi brazo.
No, no extraño el contacto ni un poco.
—¿Quieres que te lleve a casa?—
Lanzo una mirada superficial al escenario. Efectivamente, Evelyn y Alissa
están extremadamente ocupadas en este momento. Más mujeres se han
filtrado en el escenario, convirtiendo el dañino desfile de moda en una orgía
directa.
No quiero que me dejen en un club lleno de vampiros cachondos.
—Sí, eso sería genial—. Empezamos a irnos, pero luego veo el destello del
familiar cabello rubio miel. —¿Lexi?— Grito, pero ella no puede oírme por
encima de la música y el club abarrotado.

¿Qué diablos está haciendo ella aquí?
¿Por qué está dejando que un chupasangre beba de ella? ¿Es ella una
maldita alimentadora?
—¿Quién es esa?— Colt pregunta, envolviendo una mano alrededor de mi
cintura y hablándome al oído para que pueda escucharlo.
No pestañeo ante el contacto. —Mi mejor amiga.—
—¿Viene aquí a menudo?—
Con un pequeño ceño fruncido, niego con la cabeza. —No.—
Él mira de mí a ella. Agarro su camisa y se vuelve hacia mí.
—Estoy segura, Colt. Lexi no me ocultaría algo como esto —.
Frunce el ceño y mira a mi amiga que ahora está siendo llevada a la
trastienda.
—Tenemos que atraparla—. Empiezo a alejarme de él, pero me agarra la
mano. —Déjame ir, Colt—.
—Demi, escucha—, dice, con la voz llena de mando. —Déjame llevarte a
casa. Iré a buscar a tu amiga personalmente y la llevaré a tu apartamento—
—Voy contigo.—
Sacude la cabeza y coloca su mano en la parte de atrás de mi cuello. —Estás
borracha, no puedo arriesgarme contigo, y si te metes en problemas, ella
también podría lastimarse. Déjame llevarte a casa primero. Te prometo que
te la traeré. —
Lo miro a los ojos mientras la canción cambia y las luces cambian de rojo
estroboscópico a púrpura y verde.
Sus ojos me suplican que tome una decisión inteligente. No quiero nada más
que pelear con él, pero si me voy a casa para mantener a Lexi a salvo, lo
haré. Lo que significa que confío en que Colt cumplirá su promesa.
—Bien—, le susurro en voz baja.
Su excelente audición capta la palabra y antes de que pueda verlo moverse,
me recogió al estilo nupcial y salió disparado del club. Cierro los ojos y gimo
cuando mi estómago se revuelve.
Estoy un poco borracha.

Colt me pone una botella de agua en la mano antes de dejarme sola en el
apartamento. La bebo, buscando pan para hacer unas tostadas. Es lo más
amable que puedo hacer por mi cuerpo en este momento, aparte del agua.
Me quedo mirando el reloj de la estufa, mirando los números
verdes. Cuando han pasado diez minutos, empiezo a inquietarme, pero el
pomo de la puerta suena y Colt empuja a Lexi a través de mi puerta.
—Maldito bastardo, déjame ir, coño chupasangre—.
Colt es asombroso.
—Lexi—.
Se detiene en medio de una perorata cuando oye mi voz, fijando su mirada
en la mía. Mil emociones recorren su rostro, siendo las más destacadas el
alivio y la ira.
—Te ves bien—, gruñe, soltándose del agarre de Colt.
—¿Estás bien?— Pregunto, dejando mi agua y voy a abrazarla.
Levanta las manos y retrocede. —Espera, perra. ¿Dónde demonios has
estado? He estado tratando de encontrarte desde que vi al idiota uno y dos
empujarte en un auto y despegar —.
Hago una mueca. —Debería haber llamado—.
Cruzando los brazos sobre su pecho, me inmoviliza con una mirada. —Sí,
deberías haberlo hecho. Pensé que estabas muerta o algo peor, Demi. ¿Qué
hay de tus padres, eh? Me llamaron desde Cancún para preguntarme si
estabas bien, y sabes que eso significa que están preocupados. Les mentí y
les dije que todo estaba bien, lo cual supongo que es porque aquí estás
coqueteando con los vampiros. Jesús, Demi. ¿Qué demonios?—
Colt está sentado en el sofá, hojeando los canales de la televisión, fingiendo
que no puede oír nuestra pelea.
—Lo siento—, digo de nuevo. Esta vez, cuando voy a darle un abrazo, me
deja tirar de ella en mis brazos y me abraza con fuerza.
—¿No estás atrapada contra tu voluntad y siendo torturada?—
Hago una mueca y Colt se detiene para mirarme.
No puedo decirle toda la verdad. —No, estoy aquí por elección—.
Ella se echa hacia atrás y frunce el ceño. —¿Sabes quiénes son estas
personas?—

—Sí.— Asiento y mantengo su mirada. —Lo sé, Lexi—.
—¿Entonces, qué estás haciendo? ¿Eres parte de la mafia ahora? ¿Eres una
mascota o algo así? —
La mirada que le da a Colt marchitaría a un hombre más débil, pero él
simplemente se encoge de hombros y se gira hacia la televisión.
—No, no soy una mascota y no sé cómo explicarlo—.
Ella exhala un fuerte suspiro. —Bueno, maldita sea, inténtalo. Les dejé
beber mi sangre mientras trataba de averiguar dónde estabas. ¡Planeé una
misión de rescate completa para ti! —
—¿Por qué harías eso?— Pregunto, sacudiéndola. —No pedí ser salvada—.
—Bueno, discúlpame por preocuparme, Demi.—
Lexi niega con la cabeza y suspiro.
—No quise decirlo así, Lex. Simplemente no quiero que te lastimes por mis
decisiones apresuradas —.
Como yo, matando a un lobo frente a una docena de testigos y siendo lo
suficientemente estúpida como para ser capturada por la Blood Mafia.
Su labio tiembla. —Pensé que estabas muerta. No me atreví a contarles a
tus padres lo que pasó hasta estar segura. ¿Sabes lo devastador que habría
sido para ellos? ¿Para mí?— Sus palabras me golpean en el estómago y mis
ojos se llenan de lágrimas en respuesta a sus emociones.
—Lo siento—, susurro y miro a Colt.
Colt se encuentra con mi mirada, una mirada triste destella en su
rostro. —Ella ha estado trabajando aquí durante una semana y media. Ha
sido mordida lo suficiente como para engancharse con el subidón —.
—No estoy enganchada—, gruñe, moviéndose para arremeter contra él.
La agarro del brazo. —Vaya, niña. ¿Vas a asaltar a un vampiro? —
La olla se encuentra con la caldera.
Me mira con furia con sus ojos azules. —Todo lo que hice la semana pasada
ha sido para ti, Demi. Un agradecimiento sería bueno —.
Ella está tan enojada.
No la culpo.

—Gracias por preocuparte lo suficiente por mí como para intentar
encontrarme, Lexi. En serio. Eres la mejor amiga que una mujer podría
pedir —.
Ella me mira con los ojos entrecerrados. —Tengo que volver al trabajo.—
¿Ahora qué?
Colt se pone de pie y se acerca a nosotras lentamente, como si temiera que
cualquier movimiento rápido la hiciera enojar.
—Ella está enganchada, Demi.—
—Cállate—, grita y se lanza hacia él. La rodeo con mis brazos antes de que
pueda llegar lejos.
—Puedo arreglarlo, si me dejas.—
Muerdo mi labio inferior, reteniéndola mientras ella intenta y falla en
arañarlo y patearlo. Esas lecciones con Alissa están dando sus frutos ahora
mismo, Lexi está rabiosa.
—¿Qué significa eso?—
Colt ignora a mi amiga furiosa en mis brazos y me mira a los ojos. —Tendré
que hacerla olvidar y obligarla a que se mantenga alejada de aquí y de los
vampiros por el resto de su vida—.
—No. Tiene que haber otra manera.—
Él suspira. —A menos que tenga a alguien que se convierta en su amo, no
tiene otra opción—.
—Colt—, digo, gruñendo cuando Lexi se mueve en mis brazos. —No
puedo.—
El vampiro me da una sonrisa triste. —Lo sé, no tienes que hacer
nada. Déjame encargarme de eso por ti, Demi. No quieres que sea una puta
de sangre por el resto de su vida, ¿verdad? —
Reflexiono sobre la idea; los humanos parecían bastante felices.
—No todos los vampiros son amables con los que se alimentan. No todas las
putas de sangre viven después de una alimentación. Es un riesgo del que
son conscientes cuando se registran. La mayoría ya ha sido mordida varias
veces y no les importa lo suficiente como para preocuparse —.
—¿No hay otra manera?—

Él frunce el ceño. —Desafortunadamente, hay algunos seres humanos que
son más propensos a la adicción. Tu amiga es una de esas —.
—Oh, mierda—. Lloro cuando Lexi clava sus dedos en mis brazos y se agita
aún más fuerte.
—Déjame ir, tengo que volver al trabajo—.
—Lexi, no—, le digo, haciéndola callar. —No tienes que volver allí—.
Ella se relaja en mis brazos y, por un segundo, mi corazón se llena de
esperanza. Ella estará bien, no necesitamos obligarla. Luego golpea su
cabeza contra mi cara.
El dolor me atraviesa. Escucho a Lexi gritar, pero no puedo concentrarme
en sus palabras porque duelen demasiado.
—Necesito tu permiso, Demi.—
Dejo ir a Lexi y me tapo la nariz, gimiendo de dolor. —Bien, no la lastimes—
—No lo haré—, dice Colt, cogiendo a Lexi en sus brazos.
Él le habla en voz baja, mirándola a los ojos con los suyos. Toda la pelea
huye de su cuerpo, y ella se convierte en masilla en su palma en cuestión
de segundos.
Eh.
¿Por qué nunca me hace eso?
No es que quiera que me obliguen, pero él me gruñó órdenes un montón de
veces mientras nos miramos fijamente, y nunca me he caído de cabeza como
ella. La única persona que ha logrado domarme es Mateo.
Una vez que la veo relajarse, voy al baño para revisar mi nariz. Espero que
no la haya roto. No hay sangre, así que espero que me haya solo golpeado
lo suficientemente fuerte como para dejarme un moretón y dolor.
Enciendo la luz y quito la mano. Mi nariz y mejilla están rojas por el golpe,
pero aparte de eso, nada parece estar roto. Me pongo un poco de agua fría
en la cara y vuelvo a la sala de estar.
Esta noche no puede ser peor.

COLT
Lexi es tan suave como una almohada en mis brazos. Está durmiendo bajo
mi compulsión y todos los recuerdos de lo que le sucedió las últimas dos
semanas se han ido. También me aseguré de poner el miedo a Dios, como
dicen los humanos, en ella para que cada vez que pase por este edificio o
por un vampiro, sienta una abrumadora necesidad de alejarse lo más
posible.
—¿Todo está bien?— Pregunta Demi.
Su cabello está desordenado por luchar con Lexi, y sus ojos están cansados.
—Oh, ella está durmiendo. ¿Lo has hecho?—
La comisura de mi boca se levanta. —Si, lo hice.—
Mira a su amiga en mis brazos, mordiéndose el labio y pasando la mano por
el cabello de Lexi. —¿Qué hiciste?—
Llevo a Lexi al sofá y la dejo un momento. —Eliminé sus recuerdos y me
aseguré de que no quiera venir aquí o cerca de otro vampiro nunca más—.
Demi hace un sonido angustiado. —Estoy aquí.—
Tomándola en mis brazos, la abrazo con fuerza. —Lo sé, pero es lo
mejor. Lexi no se quedará sola —.
Ella aprieta mi camisa en su mano y apoya su frente en mi pecho, asintiendo
con la cabeza en aceptación.
—La llevaré a casa—.
—Déjame ir contigo—, suplica.
La libero de mis brazos y la miro directamente a los ojos, con la esperanza
de transmitir mi pesar. —Es mejor si no lo haces. Nadie que conozcas puede
verte. ¿Qué pensarán después de verme llevando a Lexi dentro de su casa?—
Sus ojos se empañan, pero la resignación la recorre. —Bien.—
—Lo siento mucho, Demi.—
Suspira y se dirige a la cocina, poniendo un trozo de pan en la
tostadora. —Está bien, solo vete—.

Esas palabras se sienten como una trampa, pero tengo que llevar a su amiga
a casa antes de que despierte. Sentirá resaca, como si hubiera estado de
fiesta demasiado fuerte la noche anterior, pero no recordará nada de las
últimas semanas. En cuanto a las marcas de mordeduras, las marcas de
pinchazos se han sellado, por lo que se verá un poco golpeada. Nada que
una escapada borracha no pueda cubrir.
—Regresaré—, le digo a Demi, levantando a Lexi en mis brazos y saliendo
del apartamento.
La Cazadora no me responde, pero tampoco me dice que me vaya a la
mierda.
Lo tomaré como una victoria.
*****
DEMI
Para cuando Colt regresa, me he quitado el vestido y he puesto mi daga en
la mesita de noche. Los cómodos pantalones cortos y la camiseta sin
mangas son suaves contra mi piel, y la tercera tostada me deja totalmente
sobria.
O tal vez eso se pueda atribuir a todo lo demás que sucedió esta
noche. Debería haber sabido que mi felicidad no duraría, no en el tiempo de
Blood Mafia. Siempre algo sale mal.
Mis ojos están rojos de llorar. Hasta que Lexi me reprendió sobre lo mucho
que mi ausencia afectaba a todos los que me importaban, realmente no lo
había considerado.
—Oye—, dice Colt.
Salgo de mi mente y lo miro. No sé cuánto tiempo estuvo sentado allí
mientras yo estaba perdida en mi cabeza. Abre los brazos y me inclino hacia
él, aceptando su consuelo.
—Ojalá hubiera otra manera—.
Mi corazón se aprieta y niego con la cabeza. —No, esto es lo mejor. Si lo que
dijiste es cierto, Lexi necesitaba la compulsión —.
—Es verdad. No te mentí —.
Lo sé.
Esa es la parte que más apesta.

Confié en Colt sin pensarlo mucho, dejé que me llevara a casa, salvara a
Lexi, la curara con compulsión y la llevara a casa. Ha hecho todas las
malditas cosas bien esta noche.
—¿Colt?—
Pasa su mano por mi brazo y me mira. —¿Sí?—
—Te perdono.—
Le toma un momento, pero cuando lo que dije hace clic, sus ojos brillan de
deseo.
—Demi, no quiero usar la situación…—
Me subo encima de él, colocando mis caderas firmemente sobre las
suyas. —Me importa un carajo, Colt. Necesito esto.—
No necesita más aliento, especialmente cuando presiono mis labios contra
los suyos y lo beso como si el mundo se estuviera acabando. Sus dedos se
clavan en mi trasero, y presiona su endurecida longitud contra mí, gimiendo
cuando muerdo su labio inferior.
—Dormitorio —digo, mordisqueando su cuello y frotándome contra él.
Me levanta como si no pesara nada y se dirige rápidamente al dormitorio. Mi
espalda golpea la cama blanda, y un segundo después, su cuerpo se
presiona sobre el mío, inmovilizándome contra el edredón.
Cuando muevo mis caderas contra su polla y gimo, algo en él se
rompe. Cualquier apariencia de control que tiene se va, y choca sus labios
con los míos, besándome estúpidamente mientras su mano se desliza por
debajo de mis pantalones cortos y sus dedos se sumergen dentro de mí.
Jadeo, y Colt roba el sonido con su boca, devorando mis sonidos
vergonzosos mientras me folla con los dedos. Presiona la palma de su mano
contra mi clítoris, y me muevo contra él, persiguiendo el borde de un
orgasmo.
Colt mueve su boca hacia mi cuello, empujando mi cabeza hacia un lado, y
yo obedezco, gimiendo su nombre mientras llego a la cima de mi primer
orgasmo. Sus dedos se deslizan fuera de mí, pero su pulgar encuentra el
sensible haz de nervios en mi ápice, girando y tocándome como un maldito
violín.
Grito de placer justo cuando sus colmillos se hunden en mi cuello.
Oh, carajo, sí.

Santa mierda.
El sexo nunca volverá a ser el mismo.
Debería sentirse mal, sucio de alguna manera, pero no es así. Me retuerzo
contra la mano de Colt y sostengo su cuello, presionando su boca contra
mí. Siento que sus labios se levantan en una sonrisa mientras bebe de mí,
bastardo engreído.
Pero maldita sea, me encanta.
Cuando termina, hace girar su lengua sobre la herida y me mira. Sus ojos
están llenos de algo, algo peligroso.
Mi sangre cubre su boca. Me inclino y lo pruebo, lamiendo mi camino
alrededor de su boca mientras él trabaja mi clítoris. Cuando vuelvo a caer
en la cama, me persigue con un beso feroz, deslizando sus dedos desde mis
pliegues resbaladizos hacia dentro de mí. Una y otra vez, hasta que casi
olvido mi nombre.
—Colt, por favor,— digo cuando es demasiado.
En cuestión de momentos, me arrancó la ropa y la suya. —Me encanta
cuando dices mi nombre—.
Luego me penetra con tanta fuerza que la cama tiembla. Agarro el edredón,
sosteniéndome mientras él me folla más fuerte y más rápido de lo que creo
que puedo manejar.
Hay un momento en el que me preocupa romperme con su abuso, pero no
es así. En cambio, me rompo en un lío lloroso cuando me trae otro orgasmo.
—Déjame probarte.— Mi voz está entrecortada por la necesidad.
Los ojos de Colt se dirigen a la mesa. Agarra el cuchillo, manteniendo un
ritmo lento mientras se corta el cuello lo suficiente como para que pueda
beber de él. Luego lo tira a un lado.
Aprieto mi boca alrededor de la herida, y él me sostiene, continúa follándome
mientras bebo su sangre. La sensación mejorada de la super sangre me hace
gemir de placer de nuevo cuando me lleva un tercer orgasmo.
Él mira entre nuestros cuerpos, viendo como su polla choca contra mí.
Está distraído.
Siento el poder rugiendo a través de mí.
No hay tiempo que perder.

Pasando mis dedos sobre la manta, busco el cuchillo. Cierro mis dedos a su
alrededor, gimiendo cuando golpea el lugar correcto una vez más. La boca
de Colt se posa sobre la mía y lo beso con desesperada necesidad, por más
de una razón.
Cuando aprieto la hoja entre las costillas y perforo su corazón, todo su
cuerpo se pone rígido. Esos hermosos labios dejan de moverse contra los
míos, y susurra mi nombre en cuestión.
—Oh, Colt, eres un idiota si crees que te perdonaré tan fácilmente—, le
susurro. —Disfruta la muerte—. Miro sus ojos verdes, mirándolos abrirse
un poco antes de que la chispa de vida se desvanezca.
Cabrón.
EL FIN
*****

¡Hola, allí! Soy yo, la autora a la que desearías poder
apuñalar ahora mismo por ese final. Diría que lo siento,
pero no soy fanática de las mentiras. Estaba tan
emocionada de escribir este final y creo que encaja
perfectamente con Demi. Nuestro personaje principal
femenina, loca, psicópata que brilla bajo el destello de un
cuchillo. Espero que te haya gustado la historia.

Gracias a mi increíble equipo de lectores beta. ¡Ustedes hicieron
brillar la historia! Gracias a mi adorable editor J-bae. Gracias por
amar a Demi a pesar de todas sus locas tendencias. Gracias a mi
familia por darme tiempo para trabajar en mis historias, son los
mejores. Gracias a mis lectores de arc, lectores habituales,
amigos de los autores y cualquier otra persona que me escuchó
hablar una y otra vez sobre este libro.
Con amor, Rory.

Rory Miles es un autor de romance de fantasía. Le encantan los
gatos, los memes, los gifs, los libros, la escritura, sus hijos y su
marido. Especialmente cuando hace pollo frito.
Le encanta escribir sobre travesuras románticas y lee
bastante. Sus libros favoritos de todos los tiempos son:
#whychoose.

Rory Miles - Serie Blood Mafia 01 - Blood Owed

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Espero que disfrutes de nuestra protagonista. Demi tiene

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