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son proteínas complejas que producen un cambio químico específico en todas las partes del
cuerpo. Por ejemplo, pueden ayudar a descomponer los alimentos que consumimos para
que el cuerpo los pueda usar. La coagulación de la sangre es otro ejemplo del trabajo de las
enzimas.
Las enzimas son necesarias para todas las funciones corporales. Se encuentran en cada
órgano y célula del cuerpo, como en:
La sangre
Los líquidos intestinales
La boca (saliva)
El estómago (jugo gástric
Naturaleza proteica
Las proteínas están formadas por numerosos aminoácidos, que se agrupan a través de uniones
peptídicas, formando largas cadenas. Esas cadenas suelen formar espirales, enrollamientos y
plegamientos.
Es por ello que las enzimas adoptan una estructura característica que es muy importante a la hora
de ejercer su función catalítica. En general las enzimas son proteínas globulares.
Especificidad
Las enzimas en general tienen una alta especificidad de sustrato, lo que significa que pueden
“reconocer” al compuesto químico que deben procesar y anclarlo en lo que se conoce como “sitio
activo”. El sustrato “encaja” en dicho sitio activo, tal como una llave encaja en el diseño de una
cerradura. A veces, compuestos muy parecidos entre sí pueden insertarse en el mismo sitio activo,
a esto se le llama “inhibición competitiva” de una reacción.
Diferente localización
Enzimas - mitocondrias
También vale la pena aclarar que algunas enzimas son liberadas hacia el exterior de la célula
(extracelulares), en tanto que otras permanecen siempre en el interior de aquellas (intracelulares).
Diferentes condiciones óptimas
Las enzimas suelen ser activas en determinado rango de condiciones de temperatura y pH, con un
óptimo donde su velocidad de reacción es máxima. La mayoría de las enzimas del cuerpo humano
funcionan bien a 36-37 °C, que es la temperatura corporal.
Para algunas bacterias que viven en ambientes extremos, la temperatura óptima puede ser
bastante diferente que esa, también el pH óptimo. A veces hay subgrupos dentro de un mismo
tipo de enzima con diferentes óptimos de pH (por ejemplo: fosfatasas ácidas y fosfatasas
alcalinas).
Dada esta especificidad que las caracteriza, solo es necesario una cantidad muy pequeña de estas
proteínas para llevar adelante los procesos metabólicos normales, pues funcionan como una línea
de montaje muy eficiente, que en cuestión de segundos transforman un compuesto o varios en
otro.
Enzimas
Se debe tener presente que a veces el cambio de unos pocos aminoácidos puede significar la
reducción de la actividad de una enzima o incluso la pérdida total de su actividad. Asimismo, las
enzimas se pueden oxidar, por ejemplo, y bajo esas condiciones podrían verse imposibilitadas de
catalizar una reacción.
Algunos compuestos pueden unirse a la enzima, no en el sitio activo, sino en otra posición, y
motivar un cambio conformacional que derive en su activación. A estos se los llama activadores o
efectores alostéricos.
Glucólisis
Proceso en el cual las células, en las reacciones enzimáticas que no necesitan oxígeno,
descomponen parcialmente la glucosa (azúcar). La glucólisis es uno de los métodos que
usan las células para producir energía. Cuando la glucólisis se vincula con otras reacciones
enzimáticas que usan oxígeno, se posibilita una descomposición más completa de la
glucosa y se produce más energía.
Glucólisis
La glucólisis (del griego glycos, azúcar y lysis, ruptura) es la ruta metabólica encargada de
oxidar la glucosa con la finalidad de obtener energía para la célula. Consiste en 10
reacciones enzimáticas consecutivas que convierten a la glucosa en dos moléculas de
piruvato, el cual es capaz de seguir otras vías metabólicas y así continuar entregando
energía al organismo. Esta ruta se realiza tanto en ausencia como presencia de oxígeno,
definido como proceso anaeróbico en este caso.1
enriquecer tu vocabulario
Existen formas de mejorar o ampliar nuestro lenguaje de forma independiente, tanto para
personas que están iniciando a aprender un idioma por cuenta propia, como para personas
que asisten a un curso de idiomas y se dan a la tarea de mejorar y practicar continuamente
la lengua que han decidido aprender.
Y si ese es tu caso, déjanos felicitarte por tomar la iniciativa, porque un buen vocabulario es
mucho más importante de lo que pensamos y más aún si pretendemos ampliarlo en otro
idioma. Porque las personas con menos conocimiento (vocabulario) tienen menos
capacidad para percibir las cosas.
Tener un buen vocabulario, no solo sirve para lucirse al llegar a un lugar, o dar
conferencias, sino que, fundamentalmente, sirve para construir los cimientos de nuestra
inteligencia, ordenar nuestros pensamientos y abrir nuestra mente a cualquier clase de
cultura. Para lograrlo te brindamos las siguientes recomendaciones:
Además, el ejercicio mental de intentar buscar el momento oportuno para practicar nuestro
recién adquirido vocabulario también resultará bastante útil y para nada aburrido.
Cuando en un texto encontremos una palabra desconocida, hay que apuntarla y buscar
después su significado. Utiliza aplicaciones en el móvil para practicar de forma habitual y
en tus tiempos libres.
Más opiniones
Joaquín López-Dóriga
Gil Gamés
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por Taboola
Las palabras, como las ideas y la ciencia, no son buenas o malas, ni tienen filiación política,
recuperan las aportaciones sociales y tienen significados que recuperan lo esencial de las
interacciones que el ser humano establece en diferentes tiempos y espacios, y con todo lo
que lo rodea. Las palabras, también, dan cuenta de sentidos, símbolos y pensamientos, y
constituyen el marco comunicativo entre los seres humanos. Así pues, las palabras y su
enlazamiento en una argumentación es la parte esencial para relacionarnos, de ahí la
importancia de contar con un buen vocabulario. Entre más palabras tengamos mejor
podemos comunicarnos y transmitir nuestras ideas. ¿Cómo adquirimos más palabras?
Leyendo y escuchando. ¿Cómo conocemos y entendemos su significado? Consultando el
diccionario, evaluando el contexto en que se dijo.
La curiosidad innata de los niños cuando preguntan qué significa una palabra, o buscar su
significado, no debería agotarse nunca. Conocer/aprender nuevas palabras es compartir un
tesoro de generaciones de relaciones humanas. El aprendizaje de nuevo vocabulario no es
un privilegio para algunos, es una posibilidad que tenemos todos. Tampoco tienen un
dueño, lo comparte la humanidad. Depende de nosotros no solo aprender nuevas palabras,
sino integrarlas en nuestras argumentaciones, cuando rechazamos una palabra rechazamos a
su significado para denominar a una situación o características específicas. Pensar que una
palabra puede ser ininteligible para el común de las personas es menospreciar su capacidad
de entendimiento, cuando un buen orador, o escritor, debe ser capaz de construir una
argumentación que sea entendible para la mayoría, y si la palabra le parece incomprensible
siempre hay sinónimos, pero para eso hay que conocer el significado.
Las palabras no son moda, se han construido en un largo proceso histórico, por el contrario,
son dinámicas y polisémicas, dado que pueden adquirir nuevos significados, por eso aunque
hablemos español la mayor parte de la población en América Latina, los significados de
palabras pueden variar dependiendo del contexto, por ejemplo: en México, “pelón” es una
persona sin pelo, en el Ecuador, pelón significa tener mucho pelo. Las palabras también
pueden ser creadas para dar cuenta de fenómenos sociales que antes no existían o no se
reconocían, con lo que se enriquece el lenguaje, por ejemplo, la palabra feminicidio, que
denota el asesinato de una mujer por ser mujer; hizo evidente una realidad que había
ocultado un sistema patriarcal, en donde la violencia contra la mujer se reducía a un
problema individual en lugar de visualizarlo como una problemática social. Dado este
dinamismo resultaría incomprensible seguir empleando el lenguaje utilizado en antaño para
denominar fenómenos o prácticas sociales que entonces no existían o no se reconocían.
Finalmente, el lenguaje también puede empobrecerse, sobre todo cuando no usamos las
palabras adecuadas a cada circunstancia y terminamos reduciendo nuestra comunicación a
unas cuantas palabras, incluso términos, como el de “wey” tan usado por los jóvenes. El
término refiere a todo o nada, pero principalmente muestra una pobreza en el lenguaje. A
pesar de tener un idioma, con millares de palabras, en nuestro lenguaje diario terminamos
usando entre 500 y mil palabras, en el caso de los jóvenes, este se reduce aún más, y no
precisamente porque no tengamos vocabulario, sino porque no damos importancia a nuestra
comunicación hablada. Si bien el lenguaje hablado es diferente al escrito, no tenemos por
qué no usar el amplio vocabulario que hemos adquirido en nuestra vida. Anímese no solo a
aprender una palabra al día, sino a incorporarla en su comunicación diaria.
Kilopondio
El kilopondio (de kilo- y el latín pondus, -ĕris ‘peso’) o kilogramo-fuerza es la unidad de
fuerza en el antiguo Sistema Técnico de Unidades.1 Es una de las tres unidades
fundamentales de este sistema; las otras dos son el metro (longitud) y el segundo (tiempo).
Definición
La unidad técnica de masa (u.t.m.) es la unidad de masa del Sistema Técnico de Unidades
y representa la masa de un cuerpo que adquiere la aceleración de 1 m/s² cuando se le
somete a la acción de una fuerza de un kilogramo-fuerza o kilopondio. Esta unidad de masa
no tiene símbolo reconocido, por lo que se utiliza la abreviatura u.t.m.
Equivalencias