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En el año 400 dC, Hipócrates explicó por primera ocasión que, de cada una de las piezas corporal,
el cerebro era la sede de las vivencias, las sensaciones y la sabiduría. A partir de entonces hasta hoy,
las neurociencias han aportado importantísimos descubrimientos cerebrales y, en uno de ellos, se
retornó a situar otro componente nuevo en nuestro cerebro: el inconsciente. Dicha situación la
protagonizo Freud durante el siglo XIX y su análisis lo han continuado Klein, Bion, Bick, Meltzer
y, todavía hoy, una cantidad enorme de expertos de la salud psicológica en el Mundo.
El psicoanálisis es, por consiguiente, antiguo y presente ya que su origen aportó la perspectiva más
coherente e intelectualmente exitosa de la mente. Además, ha aportado una técnica concreta para
averiguar la mente humana y un modelo de la misma una vez que no existía todavía ninguno que la
biología pudiera dar.
Dentro del entorno colectivo de la sociedad científica generalmente, el psicoanálisis está inmerso en
las neurociencias puesto que el origen de las teorías psicoanalíticas aportó a la biología una guía
para su propio desarrollo.
En el otro grado, el personal, el psicoanálisis nos ayuda a discriminar los puntos saludables de los
patológicos dentro del psiquismo, una vez que aparecen indicios que no son sinónimos de
enfermedad, sino de salud. Por esto, para el psicoanálisis, el diagnóstico de normalidad de la
mente necesita que nos podamos apartar de lo
estadístico, ya que algunas veces estos criterios son necesarios en otros entornos, permanecen lejos
de ofrecer la responsabilidad psíquica personal y ética de todo el mundo interno.
El psicoanálisis tiene, además, algo único, ya que es la exclusiva disciplina en la que el parentesco
es en sí mismo un instrumento terapéutico y un lugar de averiguación donde minuto a minuto se
profundiza, se gesta la interacción y se hace una terapia que transforma esta comprensión en una
característica de la personalidad: la funcionalidad analítica.
Considero que en el caso presente en la que se conoce existente una interacción entre el consciente,
el pre-consciente de Freud y el córtex prefrontal, ahora que se han emparejado las vivencias
tempranas difíciles tan estudiadas por el psicoanálisis, con una más grande contestación al CRF
(factor liberador de corticotropina) frente a el estrés, o ahora que se pudo mostrar que hay cambios
en construcciones o funcionalidades neuronales tras una mediación psicoterapéutica y que se
conoce que los antidepresivos ISRS suben la serotonina sin embargo que la psicoterapia además
la asciende, pienso que es el instante de que se construyan y refuercen los puentes entre el
psicoanálisis y la biología, estableciendo una participación entre los descubrimientos psicoanalíticos
acerca del modelo de la mente y los hallazgos biológicos.
Preguntarnos si todavía es vigente podría ser como preguntarnos: ¿está vigente la aspirina? Como
dice Kandel, la biología se obliga a los humanos, que en aquello no son diversos del resto de los
animales. Empero en este viaje a los entresijos del cerebro nos rememora que para dicha máquina
las restricciones son además maneras.
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