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https://www.aporrea.org/actualidad/a5813.html
Por: Carlos Lanz Rodríguez. | Jueves, 27/11/2003 10:06 AM | Versión para imprimir
Nota de Aporrea: La presente ponencia titulada "Crisis orgánica del capital y la hegemonía de los
EEUU. (Claves teóricas para comprender el Plan Colombia)", constituye un aporte para el estudio y
debate por parte de todos los sectores que hoy coincidimos en la necesidad de apoyar y
profundizar el proceso revolucionario bolivariano más allá de nuestras fronteras. Material
presentado por Carlos Lanz en el Congreso Bolivariano de los Pueblos.
Para las fuerzas revolucionarias que estamos impulsando una estrategia continental de lucha, es
urgente profundizar la investigación y el debate sobre la coyuntura histórica y el momento político
que vive el imperio. Como decía Lenin de algunos “matices“ y puntos de partida de esta discusión,
dependerá en gran parte la orientación que seguirá el proceso transformador en nuestros países.
De allí la importancia de las reflexiones que nos proponemos realizar en estas cuartillas,
elaboradas a propósito de la realización del Congreso Bolivarianos de los Pueblos, a realizarse en
Caracas en Noviembre de 2003.
1.- El comportamiento de la tasa de ganancia como clave teórica para comprender la actual crisis
capitalista
En torno a este proceso de crisis, existen diversos puntos de vistas e interpretaciones. En nuestro
caso hemos asumido el modo de explicación e interpretación que posee como soporte la crítica de
la economía política marxista, particularmente la Ley del Valor – trabajo.
El capital como relación social, está cimentado en un sistema de contradicciones, que tiene como
punto de partida la valorización del capital, es decir, la obtención de plusvalía y su conversión en
ganancia para el propietario, siempre buscando máxima ganancia, el lucro como móvil de la
producción. En este contexto se generan las siguientes contradicciones:
Como la producción capitalista no está dirigida a satisfacer necesidades colectivas, como actividad
consciente y planificada democráticamente, donde la economía esté al servicio del ser humano,
todo el proceso está modelado por el comportamiento de la tasa de ganancia y su apropiación
privada. La dinámica de la cuota de ganancia y su tendencia a decrecer, hacen que el capitalista
siga el hilo de este comportamiento: invierte o ahorra según los indicadores de rentabilidad. Por
ejemplo, si la tasa de interés es mayor que la tasa de ganancia en la agricultura, jamás va a invertir
en este sector. Al contrario, se va concentrar en el negocio especulativo.
El curso hacia el derrumbe que sigue la crisis capitalista por el comportamiento de la tasa de
ganancia y su impacto en las deformaciones estructurales, no es mecánico ni automático. Carlos
Marx, evaluó un conjunto de contratendencias a la caída de la tasa de ganancia, las cuales han sido
aplicadas por el capital como parte de los paquetes anti-crisis:
· Incremento de la explotación del trabajo, ya sea extendiendo la jornada de trabajo o
intensificando el ritmo de la misma. Esta estrategia choca con la resistencia de los trabajadores y
con los límites que genera el desempleo tecnológico.
El capital, históricamente ha empleado estas diversas estrategias para salir de la crisis. En cada
coyuntura o momento político ha prevalecido alguna de ellas, siempre en correspondencia con las
fuerzas con que cuentan los oponentes. Por ejemplo, el grado de conciencia y movilización de los
trabajadores ha frenado la extensión de la jornada de trabajo y ha conquistado más bien su
reducción. La propia competencia entre las diversas fracciones del capital, las disputa entre las
naciones imperialistas, las luchas de liberación nacional que han emprendido los pueblos, han
hecho fracasar muchas de estas políticas anti-crisis. Pero hay una constante histórica, el imperio
no ha vacilado en emplear elementos EXTRAECONÒMICOS (violencia y coerción policial – militar)
para salir de la crisis, como es el caso de la guerra de rapiña e intervención militar como
mecanismos de regulación de la crisis. Por esto se hace indispensable caracterizar la violencia
institucional, el terrorismo de Estado, la guerra de baja intensidad o la actual doctrina de “guerra
preventiva”, como los nuevos mecanismos que emplea el imperio para intentar relanzar hacia
arriba la tasa de ganancia de algunas franjas del capital monopolista internacional, conduciendo a
un proceso de mayor concentración y centralización de la propiedad.
2. Privatización de los servicios públicos y empresas del estado, afectando la seguridad social.
5. Control de las materias primas y de los recursos naturales de los países del llamado Tercer
Mundo.
Estos intentos por desbloquear el proceso de valorización, choca con los límites estructurales
también antes reseñados, por ello surge la tendencia hacia la especulación del capital financiero.
Marx señalaba, que algunos capitalistas en momentos de crisis tienen la ilusión de poder evadir el
proceso de producción y refugiarse en la esfera de la circulación, tras la apariencia del dinero y del
interés. Tarde o temprano esta ficción se derrumba ya que no hay reproducción ampliada o
acumulación del capital, sin pasar por la producción.
Este es un punto donde la actual crisis adquiere rasgos singulares, ya que el papel de la
especulación financiera es preponderante, al igual que el relanzamiento del complejo industrial –
militar y del sector energético.
En estos tres ejes, EEUU viene construyendo su hegemonía. No es una pura casualidad que el gran
capital financiero y el lobby petrolero sean las fracciones dirigentes del bloque imperial. Sin
embargo, predomina la economía postiza o artificial, que tiene expresión en los siguientes
indicadores de la economía estadounidense:
* Produce menos de lo que consume, por lo tanto tiene que comprar muchos bienes y servicios,
con un alto déficit comercial.
* Vive del préstamo, teniendo una astronómica deuda: 375 mil millones de dólares en su cuenta
corriente de pagos
· En el ámbito del orden internacional, han venido manipulando a la ONU y estableciendo Tratados
de Libre Comercio, como mecanismos para conquistar nuevos mercados, particularmente el
control de las fuentes de energía y el mercado petrolero
· Desde el punto de vista crediticio y financiero, controlan las políticas y los procedimientos
aplicados con el BM, FMI, OMC, desmantelando las barreras nacionales que bloquean el flujo de
capitales, divisas, ganancias.
· Desde el punto de vista militar, han vulnerado al Consejo de Seguridad de la ONU, asumiéndose
como guardianes del mundo y actuando unilateralmente bajo el esquema de lucha contra el
terrorismo, han fortalecido la OTAN y otros acuerdos militares regionales. De esta manera se
legitima el gasto en la defensa y se infla el presupuesto militar. Las guerras y los diversos conflictos
de seguridad, promueven la producción de armamentos, lo que puede reanimar algunas ramas de
la actividad productiva asociadas al complejo industrial-militar.
Estos aspectos conforman lo que podríamos denominar la “Doctrina Bush“, donde debemos
enfatizar lo que tiene que ver con el desarrollo del militarismo como solución de la actual crisis.
Por supuesto no se trata de una simple personificación. Detrás de Bush está el conglomerado
militar, donde los halcones poseen una fuerte presencia (Donalld Rumsfeld como Secretario de
Defensa, Subsecretario Paul Wolfowitz, Dick Cheney, Victor Davis Hanson) están también, por
supuesto, las llamadas instituciones financieras y el lobby petrolero.
A partir del año 2002, Bush presentó el documento ESTRATEGIA DE SEGURIDAD DE ESTADOS
UNIDOS, donde en forma explícita señala:
“Fortalecerá las alianzas para derrotar el terrorismo mundial y actuará para prevenir los ataques
contra nosotros y nuestros amigos.”
“suscitará una nueva era de crecimiento económico mundial por medio de mercados libres y el
libre comercio.”
“—transformará las instituciones de Seguridad Nacional de Estado Unidos para enfrentar los
retos...”
“Estados Unidos debe contar con fuerzas prestas y versátiles capaces de enfrentar un amplio
espectro de actividades y operaciones militares: desde la disuasión y derrota de agresiones en
gran escala hasta la participación en contingencias de pequeña escala y enfrentamiento con
amenazas asimétricas como el terrorismo...”
Caracterizando algunos rasgos de esta estrategia, algunos autores han venido planteando
(Cedeña. 2001)
“Es sabido que las estrategias de dominación se despliegan en escenarios múltiples, simultáneos y
alternativos donde las apuestas son siempre combinadas y no se juega nunca una sola línea sino
tantas como sea posible...”
“...la revisión de las concepciones político – militares que tiene el gobierno de los Estados Unidos
sobre el significado de la defensa y garantía de sus intereses vitales, lleva a la revalorización del
territorio mundial y al diseño de estrategias geopolíticas de reposicionamiento. Una de las líneas
centrales de este reposicionamiento se traza, en el momento presente, por la geografía de los
energéticos.”
“...Por eso una de las prioridades de su estrategia de seguridad nacional la constituye el suministro
y control de las fuentes energéticas ...”
En tal sentido, estamos en presencia de una estrategia global, que combina lo político y lo militar,
la economía y la cultura, los valores y las armas. Siendo prioritaria por supuesto el área energética.
De suyo se comprende la intervención imperial en las regiones petrolíferas, claro bajo la coartada
ideológica de lucha contra el terrorismo.
En el plano militar por ejemplo, se establece atacar en forma preventiva, es decir, ya no se trata de
esperar que se desencadene una insurrección, rebelión, guerrilla, etc, sino de actuar con
antelación ante amenazas potenciales.
1. Organizar una fuerza de despliegue rápido, con capacidad de intervenir en diversas guerras
localizadas en teatros de operaciones lejanos. Se trata de controlar vía militar el abastecimiento de
energía y otras materias primas.
3. Emplear fuerzas propias sólo en los casos en que no se puedan utilizar otras alternativas. Se
trata de hacer alianzas y emplear fuerzas títeres, para evitar el costo en bajas y en
responsabilidades ante posibles derrotas.
4. Empleo generalizado de la guerra psicológica y las técnicas de desinformación.
5.- Concreción de la estrategia del imperio en la nueva etapa del Plan Colombia.
La hegemonía de los EEUU y sus múltiples facetas, posee un alcance mundial, pero al mismo
tiempo tiene lecturas regionales, como es el caso de nuestro continente, y más puntualmente
Sudamérica o Subregión Andina.
Raúl Ornelas (Ornelas.2001) describiendo parte de las derivaciones de la doctrina Bush para
América Latina, nos Señala:
“...las estrategias del Estado estadounidense para América Latina contienen tanto aspectos
militares como económicos. El enfoque estadounidense de la seguridad “nacional“ plantea como
prioridad en la región el control de los puntos neurálgicos desde el punto de vista económico y de
los conflictos sociales. Los posicionamientos estadounidenses en la región (cuyas formas pueden ir
desde las bases militares y otros mecanismos de injerencia militar, hasta las políticas de
cooperación económica, actividades humanitarias y de “protección“ del ambiente) siguen esos
patrones. El Estado estadounidense ha concentrado sus acciones de seguridad nacional en seis
rubros principales:
· Control de la inmigración.
Teniendo como argumentos las prioridades citadas, ante el progresivo desmantelamiento de los
Estados Latinoamericanos, se ha desarrollado una creciente presencia militar estadounidense en la
región. A las actividades conocidas (acciones en el terreno y formación de personal), se deben
sumar las actividades oficiosas y otras completamente clandestinas de combate a la “subversión”:
los estadounidenses reconocen su participación militar directa únicamente en Colombia, pero
existen testimonios de su presencia en el combate de prácticamente todas las resistencias sociales
de la región (operaciones militares y de vigilancia, espionaje).
Estos diversos lineamientos están presentes en las políticas desarrolladas por EEUU en el conjunto
de nuestros países, adoptando diferentes denominaciones, por ejemplo han impregnado los
diversos momentos y modificaciones que se le han realizado al llamado PLAN COLOMBIA, en
correspondencia con la concepción de emplear variados procedimientos y estrategias.
Con el arribo al poder de Uribe, este plan adquiere nuevas connotaciones, por la conocida
vocación para-militar y represiva de este mandatario (hay fundados indicios que lo vinculan a la
violencia del sicariato y del paramilitarismo en Colombia, particularmente su asociación con Carlos
Castaño y la AUC) y sus nexos serviles con el Departamento de Estado. Con este presidente,
Colombia está a pocos pasos de ser un “protectorado“ de los norteamericanos.
· Obstaculizar los cambios que se vienen dando en Venezuela, Brasil y otros países.
· Promover la apertura comercial, para poder realizar las mercancías sobreacumuladas en las
metrópolis. Esta política se viene desarrollando sin el ALCA, cuya versión inicial se va a sustituir por
un acuerdo flexible, a la carta.
· Apropiación y control de las materias primas, las cuales van desde el agua y la biodiversidad de la
amazona, hasta los yacimientos de petróleo.
· Reducción de los costos de reproducción de la fuerza laboral y flexibilización del trabajo, para
poder incrementar la explotación del mismo.
· Promover rivalidades nacionales y conflictos bélicos que le den salida a los productos de la
industria militar, empujando la carrera armamentista.
Como ya señalamos anteriormente cuando examinamos la crisis orgánica del capital, estas
políticas puntuales, forman parte de un paquete anti-crisis o políticas de ajuste estructural que el
neo-liberalismos ha venido impulsando en múltiples regiones o países. Se trata de una ofensiva
para relanzar la tasa de ganancia a costa de empobrecer las condiciones de vida y de trabajo de
millones de personas.
En el caso del Plan Colombia, este planteamiento lo desarrolla Libardo Sarmiento Anzola, cuando
analiza el nexo el presupuesto público colombiano y los gastos militares:
“El análisis de las finanzas y políticas del Estado permite comprender cuál es el modelo de
acumulación y el régimen político que se quieren imponer. Existe, entonces, una economía política
de la guerra que explica los intereses en juego y la distribución asimétrica de costos y beneficios
en conflicto...”
“El proyecto del presupuesto General de la Nación profundiza la tendencia que vienen
presentando las finanzas públicas desde hace una década: i) consolidación del modelo de
acumulación especulativo con hegemonía del capital financiero, privatización de los activos
públicos y expoliación de los recursos naturales; ii) exacción de los ingresos de los trabajadores y el
capital productivo por parte de una tecnocracia parásita que ha convertido al Estado en un fin en
sí mismo; y iii) desmesurado crecimiento de las instituciones militares y de justicia al ritmo en que
se expande la espiral de violencia, impunidad, miseria, exclusión y éxodo...”
El predominio del gasto militar en el presupuesto y su vinculación con la asistencia que está
brindando los EEUU, nos confirman las premisas que hemos venido desarrollando. En ese sentido,
Libardo Sarmiento Anzola, Señala:
“Como bien se sabe actualmente hay una presencia en el país de 250 militares y 100 empleados
contratistas, pero el número puede subir hasta 500 soldados de los Estados Unidos y 300 civiles
(exmilitares, en su mayoría) según los acuerdos entre los dos gobiernos. De hecho, la ejecución de
los US$1.300 millones de dólares aportados por los Estados Unidos al Plan Colombia ha desatado
una carrera en las firmas norteamericanas proveedoras de material bélico y de servicios para
poder quedarse con parte de los recursos financieros: Bell-Textro y United Technologies Sikorsky
Aircraf han firmado contratos para enviar 18 nuevos helicópteros Blackhawks y 42 renovados
Super Huey II y existe la solicitud de 14 más por parte del Ministerio de Defensa colombiano, lo
que suma el negocio para los fabricantes de helicópteros más de US$600 millones de dólares; de
otra parte, la compañía de asesores militares "Military Personnel Resources INC" ya se encuentra
trabajando con las Fuerzas Armadas colombianas...“
El desarrollo de estos verdaderos lineamientos del Plan Colombia, por supuesto no depende de la
gestión de Uribe, ya que éste simplemente cumple un mandato en el marco de la estrategia global
de los EEUU en la región. Su gobierno títere tiene la misión de llevar a cabo las directivas que
emanan del Grupo de Tarea (Task Force) conformado, entre otros, por Otto Reihg, Roger Noriega
Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Phillip Chicola Director de
Asuntos Andinos del Departamento de Estado, y por supuesto, no podrán estar ausente en tal
equipo el General James Hill, jefe del Comando Sur de Estados Unidos (Southcom) y del general
Benjamín Mixon, Jefe de Operaciones del Comando Sur.
A pesar de la derrota política de Uribe en el reciente referendo y la actual crisis ministerial que
está enfrentando su gobierno, la orientación militarista del Plan Colombia sigue adelante, porque
es una sobredeterminación que está articulada a planes estratégicos del Departamento de Estado,
que ya no reduce a combatir la guerrilla, sino que tiene otros propósitos GEO-POLÍTICOS de
mediano y largo alcance:
3. Establecer un cerco militar contra la revolución bolivariana y preparar el terreno para una
intervención indirecta, es decir, utilizar las fuerzas armadas colombianas para una agresión contra
Venezuela.
Este último aspecto viene materializándose en la actual fase del Plan Colombia, combinando
diversas políticas:
c. Empleo de grupos paramilitares, como fuerza de usos múltiples en la frontera con Venezuela. En
una importante franja del territorio nacional están actuando en diversos ámbitos: redes de
inteligencia al servicio de propuestas intervencionistas, sicariato, organización de las autodefensas
venezolanas, ejército privado de los terratenientes de Fedenagas, base social de los planes
Shapiro- Rosales.
d. Promoción y apoyo a las propuestas separatistas, como ocurre con el Zulia, donde Uribe se ha
sumado al dueto Shapiro – Rosales en el escenario de convertir la región zuliana en un enclave
para la intervención norteamericana apoyada en tesis regionalistas o autonomistas reeditadas en
estos momentos.
e. Construcción de una “plataforma de seguridad“ en toda la región fronteriza bajo la coordinación
de la División asentada en Bucaramanga. Se trata del mayor desplazamiento e instalación de
fuerzas de reacción rápida conocido hasta ahora, que tanto por su número como por el sistema de
armas empleadas, modifica sustancialmente las relaciones de fuerzas militares en la región:
· Se han movilizado más de 60 helicópteros Blackhawks y Super Huey, cuya autonomía de vuelo
puede penetrar profundamente el territorio venezolano.
· Aviones Sky Máster de vigilancia y espionaje electrónico, que controlan el espacio aéreo y vigilan
las comunicaciones. Al mismo tiempo, los EEUU prestan inteligencia satelital inmediata sobre
agrupamientos guerrilleros y desplazamientos de fuerzas en toda el área.
· Bajo el pretexto de proteger el oleoducto del campo de Caño Limón –Coveñas explotado por los
EE.UU., donde tiene su base la compañía Occidental Petroleum Co. y la Royal Dutch/Shell-, el
gobierno de Bush ha invertido millones de dólares en entrenamiento del Grupo Rebéiz Pizarro y en
la construcción de una base gigante en Saravena. En esta zona están asentado más de 300
miembros de las fuerzas especiales de los EEUU y más de 1000 funcionarios y contratistas Esto
viola la propia enmienda del Congreso Norteamericano, que estable un "límite de tropas", que
restringe
Estas concreciones políticas y militares del Plan Colombia contra el proceso de cambio en
Venezuela y en la región andina, nos obliga a focalizar un tipo de respuesta que resulta
inexcusable para el movimiento revolucionario continental.
Hemos venido sosteniendo que anterior entramado de dominación, debe ser contestado en el
terreno ideológico – cultural, en lo político – social y en lo militar, conformando una estrategia
continental de largo aliento.
Como una contribución para el debate y la reflexión, vamos a puntualizar los principales aspectos
que puede contemplar una perspectiva global de la emancipación, tal como lo hemos formulado
en el Proyecto Nuestra América (*):
1. Es esencial reivindicar la utopía histórico – concreta donde se plantea: emancipar el trabajo
enfrentando todo tipo de explotación, superar la enajenación política y el dominio cultural.
En nuestro contexto, el proceso de cambio pasa por superar el estrecho marco de la revolución en
un solo país o la globalización que pretende standarizar nuestros países.
En aquí donde cobra vigencia el ideario bolivariano y martiano sobre nuestra América.
Por ejemplo, el Libertador Simón Bolívar, definió el carácter continental de nuestra revolución en
estos términos:
“ Entonces os convidará a una sola sociedad, para que nuestra divisa sea UNIDAD en la América
meridional. “
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo
vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo”.
“Esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien
dirigidos.”
Por su parte, José Martí, al igual que el otro precursor de nuestra identidad indoamericana como
lo fue Simón Rodríguez, estableció los puntos de partida de nuestra emancipación, como proceso
original:
· Unidad de acción, hora del reencuentro y la marcha unida, cuadro apretado, como la plata en las
raíces de los andes.
En esa dirección, es decisorio recuperar la memoria colectiva y el imaginario social que se expresa
en la corriente histórica: la resistencia indígena de Tupac Amaru, el cimarronismo del palenque
afroamericano, la teología de la liberación de Camilo Torres, el bolivarianismo revolucionario, el
marxismo crítico de Juan Carlos Mariategui.
2. En la transición hacia una sociedad de hombres libres, debemos ubicar las tareas que se derivan
del momento histórico, de las relaciones de fuerzas, etc.
En otros momentos cuando hemos abordado el carácter de nuestra revolución, hemos polemizado
con diversas concepciones que conceptuaron nuestros procesos como de “Liberación Nacional “, “
Democracia Popular “, “Socialismo”.
Consideramos en tal sentido, que la revolución continental que debemos impulsar tiene un
carácter ANTIIMPERIALISTA Y ANTIMONOPOLISTA, la cual puede permitir construir el mínimo
común denominador de la unidad:
Al lado de las respuestas estratégicas antes descritas, en la coyuntura actual es obligante construir
una plataforma programática que apunte hacia la movilización inmediata de los sectores
explotados y oprimidos frente a las políticas anti-crisis impulsadas por el imperio.
* Denuncia de las razones ocultas del Plan Colombia y preparación de las fuerzas para una
respuesta político – militar.
* Combates a las diversas formas de exclusión social, donde se incluye la discriminación étnica, de
género.
_____
(*)Como un breve resumen informativo, vamos a describir parte del origen e itinerario del
Proyecto Nuestra América. En el año 1989, posteriormente a la rebelión popular y a partir del
balance del “Caracazo”, una franja de la corriente histórica que nos identificamos bajo la consigna
de la DESOBEDIENCIA POPULAR impulsada desde el año 1986 ( con una experiencia
fundamentalmente agitativa y de lucha teórica) registramos que muchas de nuestras
apreciaciones y concepciones sobre el acontecer político venezolano fueron validadas, al mismo
tiempo que superamos una prueba de fuego frente al aparato de Estado, ya que fuimos uno de los
pocos grupos de vanguardia brutalmente reprimido y encarcelado por el gobierno de CAP. Para
ese entonces decidimos desarrollar el legado de tales luchas bajos nuevas premisas Político–
ideológicas, sintetizadas en lo que denominamos para esa época como PROYECTO 92.
En este período se acentuaron los rasgos de búsqueda y construcción como corriente ideológica,
aunque muchos colectivos e individualidades siguieron asumiendo la desobediencia popular como
estandarte de movilización y de confrontación de calle. Los compañeros que nos propusimos como
labor fundamental el REARME IDEOLÓGICO, nos constituimos en un núcleo que se concentró en el
debate y en la vinculación con los nuevos movimientos sociales, postulando la construcción de
nuevos paradigmas, nuevas formas de intervención y organización, impulsando diversos proyectos
alternativos en el ámbito de investigación, la educación y la comunicación.
Así llegamos al año 1992, donde al calor de la rebelión cívico – militar, sistematizamos nuestro
derrotero y dimos un nuevo salto en el plano ideológico, ahora postulando el PROYECTO NUESTRA
AMERICA. En un esfuerzo por alcanzar la unidad de acción de corrientes afines, impulsamos la
Escuela Nuestra América, la cual funcionó por algún tiempo en el Centro Eliécer Gaitán en Bogotá,
del mismo modo se establecieron nexos y vínculos con movimientos sociales y grupos
revolucionarios de Colombia, Ecuador, Perú, siempre levantando la antorcha de la continentalidad
del proceso revolucionario.
Con este acervo político – ideológico hemos acompañado la defensa y desarrollo de la revolución
bolivariana.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
1.-Carlos Marx. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. Siglo XXI editores.
España. 1972. Tomo II, pag. 277.
2.- Carlos Marx. El Capital. Fondo de Cultura Económica. Colombia. 1981. Tomo III, Pág. 60.
3.- Carlos Marx. Teoría de la plusvalía. Alberto Corazón editor Madrid. 1974. Comunicación N° 29.
Tomo II. Pág. 372.
4.- Carlos Marx. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. Edict cit. Tomo I,
Pág 194.
5.- CECEÑA, Ana Esther y SADER, Emir. La Guerra Infinita. Hegemonía y Terror Mundial. FLACSO.
Buenos Aires. 2002.
6.- ORNELAS, Raúl. América Latina: Territorio de Construcción de la Hegemonía. En Revista
Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. Vol. 9, N° 2. Caracas 2003.