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21–24 (RVR60)
Jesús se regocija
Jesús se goza de saber que nuestros nombres están escritos en el cielo, si el estuvo dispuesto a
sufrir en la cruz fue pensando en la recompensa, en los hijos que iba a obtener; al pueblo que se le
ofrecería voluntariamente en el día de su poder, por cada uno de nosotros, el se gozo de saber
que un día seriamos ya, definitivamente suyos.
El gozo de Jesús es la alabanza del Padre, las cosas que nos produzcan gozo en la tierra deberían
ser cosas por la cuales podamos alabar al Padre, te gusta ver un atardecer puedes alabar a Dios
por ello, te gusta pegarle a otra persona no puedes alabar a Dios por eso, te gusta hacer deporte
puedes alabar a Dios por ello. Te gusta trabajar para el Señor repartiendo folletos, llevando ayuda
a los necesitados, puede alabar a Dios por ello.
Pero no todo esta encubierto, luego no se queje el malo o ponga pretexto de que no sabia porque
no podía saber:
Profesando ser sabios se han hecho inútiles, sacando a Dios de la familia inventaron el
homosexualismo y otras maldades cada vez que sacan a Dios de la ecuación el hombre se
vuelve idiota.
Dios no vino buscando ni a sanos ni a sabios, el busca humildes que reconozcan su pecado,
su maldad y su ignorancia.
Ojo no vino buscando a pecadores y a tontos para dejarlos así, pues por el somos
transformados de gloria en gloria.
Solo un ser eterno puede conocer plenamente a un ser eterno, pero además habla de un
conocimiento intimo, una relación exclusiva, solo el Padre puede conocer al Hijo esto seria
chocante a los Judíos pues se pone en primer lugar que el Padre, ni quién es el Padre, sino
el Hijo, en realidad hay igualdad, aunque el Hijo se someta al Padre ambos son Dios y solo
ellos pueden conocerse plenamente saber cual es su voluntad, sus deseos y su poder,
pero agrega además: y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar:
23
Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que
vosotros veis; 24porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros
veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
Es a nosotros a quien va dirigida esta bienaventuranza esta dicha es para nosotros que por
medio de la fe vemos lo que los discípulos vieron, nosotros por la fe vimos a Jesús en el
pesebre, a Juan bautizarle en el Jordán y a Jesús levantar a Lázaro, por la fe vimos al Cristo
sufrir en la cruz y por la fe le vimos resucitar al tercer día, con nuestros ojos le vimos
ascender y con fe le veremos volver, somos bienaventurados por ver sin creer, y por creer
podemos ver los milagros y oír las benditas palabras de vida eterna.