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Mateo 4

8
Otra vez lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y
le dijo:
—Todo esto te daré, si postrado me adoras.
10
Entonces Jesús le dijo:
—Vete, Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él servirás.”

Mateo 5
14
»Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende
una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa.
16
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro
Padre que está en los cielos.

Mateo 16
24
Entonces Jesús dijo a sus discípulos:

—Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, 25 porque todo el que quiera
salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 ¿De qué le servirá al
hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma?, 27 porque el Hijo
del hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.
28
De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan visto al
Hijo del hombre viniendo en su Reino.

Juan 3
16
»De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se
pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque
no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y ésta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los
hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, 20 pues todo aquel que hace lo malo
detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. 21 Pero el que practica la
verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Juan 12
20
Entre los que habían ido a la fiesta para adorar había algunos griegos. 21 Éstos se acercaron a Felipe, que era
de Betsaida de Galilea, y entre ruegos le dijeron: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.» 22 Felipe fue y se lo dijo a
Andrés, y Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. 23 Jesús les dijo: «Ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre
sea glorificado. 24 De cierto, de cierto les digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, se queda
solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 25 El que ama su vida, la perderá; pero el que aborrece su vida en este
mundo, la guardará para vida eterna. 26 Si alguno me sirve, sígame; donde yo esté, allí también estará mi
servidor. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.
Juan 12
30
Respondió Jesús y dijo:

—No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros. 31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el
príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.

Juan 12
44
Jesús clamó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; 45 y el que me ve, ve al que me
envió. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Al
que oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo, porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al
mundo. 48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: la palabra que he hablado, ella lo
juzgará en el día final. 49 Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre, que me envió, él me dio
mandamiento de lo que he de decir y de lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así
pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.»

Juan 14
15
»Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté
con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo
conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.

Juan 14
22
Le dijo Judas (no el Iscariote):
—Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros y no al mundo?
23
Respondió Jesús y le dijo:
—El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él. 24 El
que no me ama no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

Juan 15
18
»Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo
amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os odia.
20
Acordaos de la palabra que yo os he dicho: “El siervo no es mayor que su señor.” Si a mí me han perseguido,
también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. 21 Pero todo esto
os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.

Juan 16
31
Jesús les respondió:
—¿Ahora creéis? 32 La hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado y me dejaréis
solo; pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. 33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.
En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.

Juan 17
11
»Ya no estoy en el mundo; pero estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado,
guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los
guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición,
para que la Escritura se cumpliera.
13
»Pero ahora vuelvo a ti, y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos. 14 Yo les
he dado tu palabra, y el mundo los odió porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No
ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. 17 Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he
enviado al mundo. 19 Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la
verdad.

Juan 18
36
Respondió Jesús:

—Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no
fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.

Romanos 12
Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio
vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. 2 No os conforméis a este mundo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.

1 Corintios 1
18
La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de
Dios, 19 pues está escrito:

«Destruiré la sabiduría de los sabios


y frustraré la inteligencia de los inteligentes.»
20
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que discute asuntos de este mundo? ¿Acaso no
ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 21 Puesto que el mundo, mediante su sabiduría, no reconoció a
Dios a través de las obras que manifiestan su sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación.
1 Corintios 2
6
Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez en la fe; no la sabiduría de este mundo
ni de los poderosos de este mundo, que perecen. 7 Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría
oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 8 la cual ninguno de los poderosos de este
mundo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. 9 Antes bien,
como está escrito:

«Cosas que ojo no vio ni oído oyó


ni han subido al corazón del hombre,
son las que Dios ha preparado para los que lo aman.»
10
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de
Dios, 11 porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido
el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.

1 Corintios 3
16
¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros? 17 Si alguno destruye el
templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
18
Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros cree ser sabio en este mundo, hágase ignorante y así
llegará a ser verdaderamente sabio.
19
La sabiduría de este mundo es insensatez ante Dios, como está escrito: «Él prende a los sabios en la astucia de
ellos.» 20 Y otra vez: «El Señor conoce los pensamientos de los sabios, y sabe que son vanos.» 21 Así que,
ninguno se gloríe en los hombres, porque todo es vuestro: 22 sea Pablo, Apolos o Cefas, sea el mundo, la vida o
la muerte, sea lo presente o lo por venir. Todo es vuestro, 23 y vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios.

2 Corintios 4
Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.
2
Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios.
Por el contrario, manifestando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana. 3 Pero
si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 esto es, entre los incrédulos,
a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento, para que no les resplandezca la luz del evangelio de
la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5 No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como
Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús, 6 porque Dios, que mandó que de las tinieblas
resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la
gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Gálatas 4
Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo,
2
sino que está bajo tutores y administradores hasta el tiempo señalado por el padre. 3 Así también nosotros,
cuando éramos niños estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. 4 Pero cuando vino el
cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, 5 para redimir a los que
estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. 6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!» 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo;
y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

Efesios 2
Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en
otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que
ahora opera en los hijos de desobediencia. 3 Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo,
andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por
naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con
que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois
salvos). 6 Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
7
para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en
Cristo Jesús, 8 porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. 9 No
por obras, para que nadie se gloríe, 10 pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
11
Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados
incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 12 En aquel tiempo estabais sin Cristo,
alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
13
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la
sangre de Cristo.

Efesios 6
10
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa. 11 Vestíos de toda la armadura
de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, 12 porque no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para
que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes.
14
Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, vestidos con la coraza de justicia 15 y calzados los
pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que
es la palabra de Dios. 18 Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda
perseverancia y súplica por todos los santos 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para
dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas, y con denuedo
hable de él como debo hablar.

Filipenses 2
14
Haced todo sin murmuraciones ni discusiones, 15 para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin
mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en
el mundo, 16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido
en vano, ni en vano he trabajado. 17 Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra
fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. 18 Asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo.
Colosenses 2
8
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las tradiciones de los
hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo.

Santiago 4
¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en
vuestros miembros? 2 Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar; combatís y
lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en
vuestros deleites. 4 ¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera,
pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en
vano: «El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente»? 6 Pero él da mayor gracia. Por
esto dice: «Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.» 7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo,
y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los
de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro y
vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor y él os exaltará.

2 Pedro 1
3
Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el
conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia; 4 por medio de estas cosas nos ha dado
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina,
habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones. 5 Por esto mismo, poned toda
diligencia en añadir a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio
propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

1 Juan 2
15
No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en
él, 16 porque nada de lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de
la vida— proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de
Dios permanece para siempre.

1 Juan 4
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han
salido por el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido
en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es
el espíritu del Anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
4
Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en
el mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo y el mundo los oye. 6 Nosotros somos
de Dios. El que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de
verdad y el espíritu de error.
1 Juan 5
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró ama
también al que ha sido engendrado por él. 2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando
amamos a Dios y guardamos sus mandamientos, 3 pues éste es el amor a Dios: que guardemos sus
mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos, 4 porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y
ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que
Jesús es el Hijo de Dios?

1 Juan 5
18
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por
Dios lo guarda y el maligno no lo toca. 19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
20
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y
estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y la vida eterna.
21
Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

Apocalipsis 3
7
»Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia:

»“Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y
ninguno abre:
8
»”‘Yo conozco tus obras. Por eso, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar, pues
aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre. 9 De la sinagoga de Satanás, de
los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten, te daré algunos. Yo haré que vengan y se postren a tus
pies reconociendo que yo te he amado. 10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te
guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero para probar a los que habitan sobre la
tierra. 11 Vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. 12 Al vencedor yo lo haré columna
en el templo de mi Dios y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la
ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, con mi Dios, y mi nombre nuevo. 13 El que
tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’”

Apocalipsis 12
7
Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón. Luchaban el dragón y
sus ángeles, 8 pero no prevalecieron ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran
dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la
tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía:

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