Lo primero que te pide es que renuncies a ti misma.
Quiere ante todo que te desprendas de
todas las creaturas. Jesús, tu Esposo, jamás se dará por satisfecho si no eres totalmente suya, y para lograrlo debes despojarte de todos los afectos terrenos, de las vanidades, de las riquezas, de los parientes, de la estimación propia y de la propia voluntad. Sobre todo es menester que guardes la puerta de tu corazón, para que no entre en el afecto a persona alguna. Cuanto las creaturas pretendan robarte el amor que debes a Jesucristo y que Él quiere todo para sí, respóndele con SANTA INÉS132: “¡Largo de aquí, pasto de la muerte; Jesús, mi Dios y mi Esposo, ha sido mi primer amante y se ha conquistado todo mi corazón; lejos de mí, porque en mi corazón no hay lugar para ti!” Para grabar en la memoria, hija mía, el recuerdo de lo que voy diciendo, no te ol