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Art. 2"-El vicepresidente de la Nación tendrá a su cargo la Presidencia del Consejo creado por el
artículo I" de la presente ley, correspondiendo la vicepresidencia al director nacional del Programa
Argentino de Desarrollo Humano, organismo encargado de la elaboración del Informe Argentino
sobre Desarrollo humano.
Art. 3"-El Consejo Nacional estará integrado por un representante de cada una de las siguientes
instituciones:
Art. 4"- Los integrantes del mencionado Consejo Nacional serán elegidos por el término de dos años,
podrán ser reelectos y desempeñarán sus funciones con carácter ad honórem.
a) Promover y difundir el establecimiento del desarrollo humano como paradigma fundamental para
la formulación, ejecución y evaluación de políticas públicas por parte del Estado y la comunidad;
Asegurar la participación activa del sector no gubernamental en las acciones y programas que el
Consejo identifique;
Solicitar a las distintas áreas de gobierno la asistencia técnica y otros recursos que fueran
necesarios para el cumplimiento de sus funciones;
k) Asistir, ante su requerimiento, al jefe de Gabinete de Ministros en la elaboración de informes
que cualquiera de las Cámaras del Congreso de la Nación le solicite;
Art. 6°-La Secretaría del Consejo Nacional de Desarrollo Humano estará a cargo de un funcionario
designado por su presidente. Prestará asistencia directa al presidente, al vicepresidente y al Ple
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vario del Consejo e implementará las gestiones y consultas necesarias para elaborar una propuesta
de organización y lineamientos de funcionamiento del mencionado Consejo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El desarrollo había constituido una de las ideas fuerza de las Naciones Unidas desde el mismo
momento de su creación, hace más de cincuenta años, pero fue asumido como un criterio
cuantitativo referido específicamente a la forma de hacer crecer y desarrollar las economías. Fue
muy larga y proficua la labor que se realizó desde las Naciones Unidas para conceptualizar esta idea
y para generar o inducir políticas que tendieran a aumentar el nivel de vida de la población mundial,
sobre todo de las regiones menos desarrolladas.
Pero al poco tiempo se advirtió que el desarrollo económico, medido a través de índices
cuantitativos, no reflejaba toda la realidad ni todas las aspiraciones de nuestras comunidades.
Entonces comenzó a hablarse del desarrollo social como complementario al desarrollo económico.
Durante algún tiempo esta temática fue impulsada desde las Naciones Unidas y también asumida en
los distintos países; de alguna manera, se la consideró como la compensación que desde el punto
de vista social podía hacerse alas disparidades, inequidades, retrocesos o rezagos que creaba el
crecimiento económico.
Sin embargo, en el pensamiento mundial hacía falta una idea superior que afirmara que todos los
procesos, tanto sociales como económicos, deben estar unificados en una concepción trascendente
que sólo puede surgir de la dimensión humana de los problemas. Así surgió la idea del desarrollo
humano, que tiende a erigirse como el paradigma de nuestras comunidades al iniciarse el tercer
milenio; la idea de que es definitivamente lo humano, la persona, lo que debe presidir los procesos
dé crecimiento y aun de desarrollo social que se da en nuestros países; la idea de que el desarrollo
humano es un concepto que trata de influir en el desarrollo de las personas, permitiéndoles acceder
a una vida más prolongada, creativa y saludable; la idea de que el crecimiento económico, medido a
través de índices cuantitativos, no refleja la calidad de vida de las personas; la idea de que ésta no
está referida solamente a las aspectos económicos, sino que contempla otros, no sólo sociales, sino
también aquellos que hacen a la participación política, al acceso a la educación, a la salud, a la
seguridad jurídica, a la democracia y a la vigencia de las libertades... De alguna manera, todo esto
fue entendido y resumido en este nuevo paradigma del desarrollo humano.
Esta tarea, que con singular empeño desarrolló el PNUD en la Argentina, fue rápidamente aceptada
y asumida como una tarea nacional. En los pasos hacia la construcción de este nuevo paradigma de
desarrollo humano en nuestro país, el Poder Legislativo ha tenido y debe seguir teniendo un papel
protagónico. En particular, así lo ha asumido la Comisión de Ecología y Desarrollo Humano del
Honorable Senado de la Nación. Esta comisión, creada en 1993, atrajo para sí las tareas de la
Comisión de Recursos Naturales y Ambiente Humano, generando un espacio comprensivo del nuevo
marco de las discusiones dominantes a escala mundial. Desde entonces ha desarrollado una intensa
tarea legislativa y ha contribuido con pasos firmes a la construcción de las bases del consenso en
torno a la instalación del desarrollo humano como paradigma para la formulación, ejecución y
evaluación de las 'políticas públicas en la Argentina.
Respondiendo a la demanda de apertura del Estado hacia la sociedad civil, el Senado de la Nación
-a propuesta de la Comisión- se hizo cargo de presentar, en septiembre de 1993, el Informe de
Desarrollo Humano 1992 del PNUD. Se instaló así un diálogo, en torno a la preocupación dominante
de nuestra época entre la perspectiva de la dimensión universal de todos los pueblos, y el ámbito
nacional desde la representación de las provincias argentinas en el Senado.
De esta forma comenzó a establecerse una activa relación con el PNUD de la región
latinoamericana, en primer lugar para generar una mayor precisión y localización de la
conceptualización de esta idea, así como el desarrollo de una metodología, a fin de adaptarlas a la
vida cotidiana de nuestros países, aspectos que serían indagados con pensadores y técnicos
nacionales.
En efecto, en el nuevo texto fundamental la noción de desarrollo humano es una diagonal que
atraviesa la regulación de la cuestión ecológica, la problemática indígena y las atribuciones de los
estados provinciales. Pero fundamentalmente le asigna un papel protagónico al Poder Legislativo: al
tratarse las facultades del Congreso, se incorporó el concepto de desarrollo humano para
complementar una antigua cláusula incorporada en el texto originario a medianos del siglo pasado
por iniciativa de Juan B. Alberdi, que él llamaba "cláusula del progreso". Dicha norma, que no existía
en ninguna otra Constitución de aquel tiempo, decía que el Congreso debía fomentar la educación, la
industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de
tierras de propiedad nacional, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación
de capitales extra7ijeros y la exploración de los ríos interiores. En la Convención Constituyente, se la
consideró como una norma que podía ser válida como base del progreso para la sociedad de hace
un siglo. y medio, pero no para la actual. A fines del siglo XX, la nueva cláusula del progreso ha sido
denominada "cláusula del desarrollo humano". Por ello, tras un amplio debate en el seno de la
Convención, fue institucionalizada en la Constitución Nacional argentina como atribución del
Congreso la de legislar sobre el desarrollo humano.
Esta misma expresión se repite en el nuevo artículo 41, donde se instala el derecho a un ambiente
sano, cláusula incorporada por el constitucionalismo moderno, que en la Constitución Argentina se
amplía mediante el concepto de ambiente sano "apto para el desarrollo humano".
También se prescribió la entrega de "tierras aptas y suficientes para el desarrollo humano" a los
pueblos indígenas y el respeto a su identidad cultural, en tanto entre las atribuciones de los
gobiernos provinciales y de la Ciudad de Buenos Aires, se incluyó la promoción del "desarrollo
humano, la generación de empleo, la educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura".
Desde la doctrina, se puede sintetizar la opinión de los constitucionalistas afirmando que es
necesario vincular íntimamente el desarrollo humano a cuantas cláusulas aparecen en el texto
actual, como en las referentes a la igualdad de oportunidades y de trato, a los derechos humanos, a
la protección del ambiente, al sistema democrático y a la no discriminación. La nueva carta
constitucional impone al Congreso la tarea irrenunciable de legislar sobre el desarrollo humano como
prescripción mandatoria. En ella no pueden estar ausentes las tareas legislativas y de control, y los
trabajos de consenso, compromiso y promoción.
Dada la diversidad de matices que aborda y los numerosos problemas que se encuentran
implícitamente concernidos, el desarrollo humano ha pasado a ser, al mismo tiempo, una plataforma,
un medio de acción y un objetivo.
Desarrollo humano: un diálogo con la filosofía y Un diálogo con la economía y las ciencias sociales
son los títulos de los trabajos editados por la Comisión de Ecología y Desarrollo Humano del Senado
de la Nación que resumen los encuentros de reflexión de dos grupos de pensadores nacionales, que
han puesto de manifiesto que construir un proyecto requiere meditar previamente sobre sus
fundamentos superiores. El resultado ha sido una reflexión colectiva y participativa tendiente a
develar aspectos teóricos de la cuestión. Artistas y escritores, economistas, cientistas políticos y
sociales y, periodistas han continuado ese camino de pensamiento en el seno de la Comisión.
Todos esos encuentros han ido generando mojones y aproximaciones hacia la construcción del
consenso. En la misma dirección se llevaron a cabo desde ese momento más de 2.000 entrevistas
individuales y consultas epistolares a prestigiosas personalidades del pensamiento y expertos en la
acción, de disciplinas y tareas vinculadas al desarrollo humano. En todos los casos, se buscó
respetar el principio de diversidad disciplinaria, ideológica, política y adacémica, así como la
representación de las distintas regiones que componen nuestro país.
En el armazón del consenso político se han realizado múltiples reuniones y encuentros entre los que
deben destacarse la reunión de legisladores nacionales preparatoria de la Cumbre sobre Desarrollo
Social, el Primer Encuentro Nacional de Vicegobernadores Provinciales para el Desarrollo Humano y
el Encuentro de Intendentes Promotores del Desarrollo Humano.
Estos han sido pasos en pos de la formulación de los elementos conceptuales para la formulación de
un programa federal para el desarrollo humano que constituye la continuación de un proceso de
avance comunitario en nuestra historia.
Si bien, conforme lo establece la Constitución Nacional, el desarrollo humano debe ser el principio
animador de toda la legislación, el programa ha asumido como propia la responsabilidad de generar
algunos proyectos específicos, sin perjuicio de brindar asistencia y asesoramiento permanente a
todos los legisladores que lo soliciten, a través de la Comisión de Ecología y Desarrollo Humano del
Senado de la Nación. Entre ellos, destacan el Premio del Senado Nacional al Desarrollo Humano y la
presentación ante la Cámara alta de un informe anual sobre el estado y las acciones en pro del
desarrollo humano por parte del jefe de Gabinete de Ministros.
La Comisión de Ecología y Desarrollo Humano del Senado Nacional había tomado la iniciativa, por lo
que le correspondía funcional e institucionalmente el tema. Pero el PNUD privilegió tal inserción aun
sobre el Poder Ejecutivo nacional o la representación de su oficina en la Argentina, a pesar de ser .
ésta caracterizada y prestigiosa, en primer lugar, porque en el Senado están representadas todas las
grandes fuerzas políticas nacionales; en segundo lugar, porque en él se reúnen representantes de
todas las provincias, aspecto de fundamental relevancia en una estructura constitucional federal; por
último, porque la duración de los cargos electivos en el Senado garantiza una mayor continuidad de
los proyectos que en el Poder Ejecutivo.
Pero las aspiraciones del Programa Argentino de Desarrollo Humano iban más allá de elaborar
solamente un informe a nivel nacional, pues comenzó a requerirse a diferentes instituciones
provinciales para que realizaran su propio informe. Hoy hay quince jurisdicciones que han elaborado
informes provinciales sobre desarrollo humano: Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Catamarca,
Chaco, Chubut, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Neuquén, Salta, San Luis, Santa
Cruz y Tierra del Fuego. En ellas han colaborado para su realización gobernaciones, Legislaturas,
universidades, fundaciones y hasta el Banco de la Provincia de Buenos Aires, lo que constituye un
hecho inédito a nivel internacional. Incluso se ha elaborado un informe regional sobre desarrollo
humano en la Patagonia y diversos informes municipales. Los temas abordados en los informes
provinciales han sido seleccionados en cada caso por los organismos locales, habiéndose observado
una amplia disparidad, reflejo de la profunda heterogeneidad de la problemática del desarrollo
humano en las diferentes regiones de la Argentina.
La preocupación central del segundo Informe Argentino de Desarrollo Humano, editado en el año
1996, fue reinstalar en la sociedad argentina los temas considerados más trascendentes: el nuevo
papel del Estado, la desocupación y la situación de la infancia, que, no siendo problemas nuevos,
han adquirido dimensiones e interrelaciones inéditas.
En el informe de 1997 se ha abordado la temática desde la visión del desarrollo humano local. Los
municipios, como ámbitos privilegiados de la participación popular y por la mayor vinculación de las
personas con sus resultados logrados son, a la vez, los principales garantes de la sustentabilidad del
desarrollo humano en la Argentina. La indagatoria encarada en el informe implica también la
consideración de la existencia de ejemplaridad a nivel municipal, tomándose un conjunto de
experiencias notables de la mayor diversidad, relacionadas con el ámbito de la cultura, de la
solidaridad, de la economía o de la gestión, expresiones de lo que se ha logrado hacer al pequeño
nivel territorial del municipio.
El Informe Argentino sobre Desarrollo Humano 1999 ha considerado oportuno generar un debate
acerca de las vías disponibles para llevar a cabo un salto significativo en el lugar que ocupa la
Argentina en el ordenamiento mundial del desarrollo humano, y de los costos que implicarían las
diferentes alternativas posibles. En la primera parte del informe, la cuestión es la elevación de la
esperanza de vida de los argentinos, habida cuenta del impacto negativo que sobre ella tienen las
casi 100.000 personas que sufren muertes prematuras, muchas de ellas evitables. La segunda parte
se centra en la educación de los argentinos, incluyendo las deudas pendientes con el millón de
analfabetos y los cuatro millones de analfabetos funcionales, compatriotas que no tienen acceso a
herramientas esenciales para desempeñarse en igualdad de oportunidades.
La difusión del paradigma del desarrollo humano también se ha extendido al ámbito universitario: se
han firmado convenios con todos los rectores de las 36 universidades nacionales, cuyo objetivo
inmediato consistió en la participación de las mismas en las investigaciones coordinadas por el
Programa Argentino de Desarrollo Humano, pero se aspira a extender esa participación a través de
la realización de otras actividades académicas conjuntas, tales como cursos, talleres, seminarios,
investigaciones y pasantías.
Por último, en 1998 el paradigma del desarrollo humanó ha sido adoptado por consenso de todas las
provincias en la Asamblea del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT) como base para
definir las prioridades regionales de investigación en temas sociales. En el marco de un convenio
entre el Programa y el COFECyT, fueron consultados por las oficinas de ciencia y tecnología de cada
provincia más de 600 especialistas que seleccionaron prioridades para el llamado a convocatoria
para la presentación de proyectos de investigación y desarrollo.
Uno de los principios rectores del Consejo es el de promover una integración entre los diferentes
niveles del Estado nacional, provincial y municipal, y los ámbitos políticos, académicos, científicos,
productivos y del trabajo, con el objeto de favorecer la elaboración de diagnósticos y propuestas
conjuntas que fomenten el despliegue de las oportunidades vitales de las personas y las
comunidades. Los decisores requieren aportes de tales sectores que orienten su acción, así éstos
requieren información sobre las perspectivas políticas y estratégicas que guían el accionar del
Estado. El desarrollo humano sólo es posible si se combinan acción y reflexión, la circulación del
conocimiento y la consiguiente democratización del poder político y social, mediante una
retroalimentación entre la formulación, la implementación y la evaluación del impacto .de las políticas
públicas.
Señor presidente: con esta iniciativa buscamos desarrollar acciones concretas y sistémicas con la
finalidad de impulsar un cambio paulatino en el enfoque de las políticas públicas que impacte
significativamente en la realidad cotidiana de las personas. Es con ese objetivo que solicitamos el
voto favorable de nuestros pares para la aprobación del presente proyecto.