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Cómo revisar y mantener tu equipo de protección en alturas

La prevención es anticiparse al riesgo.

Antes de utilizar un equipo de protección en altura -aquel que protege al usuario frente a
posibles caídas, limitando la fuerza del impacto sobre su cuerpo- es imprescindible revisar que
todo funciona correctamente y no supone ningún riesgo para el trabajador: que no hay cortes
o quemaduras en la cuerda o en las cintas, que los conectores no están oxidados... Además de
esta inspección visual, cada usuario debe observar unas normas de mantenimiento del sistema
anticaidas, desde los arneses a los equipos de amarre y conectores.

Es necesario conocer el plazo de caducidad del equipo, las revisiones que debe pasar, guardar
los documentos que certifican su estado e inspeccionar con regularidad los conectores de
anclaje, el aparejo y los dispositivos de conexión. El correcto mantenimiento de los equipos
exige una revisión anual, como mínimo, por parte del fabricante o una persona autorizada que
siga estrictamente los procedimientos de revisión señalados por el fabricante –y que
inspeccione también el equipo tras una caída-, además de la revisión que debe hacer el propio
usuario antes de cada uso. La norma UNE-EN 365:2005 establece los requisitos de uso,
mantenimiento, revisión, reparación, marcado y embalaje de los Equipos de Protección
Individual (EPI) de protección en altura, que incluyen un dispositivo de presión del cuerpo y
otros equipos usados conjuntamente para prevenir caídas y permitir el salvamento.
Con el uso y el paso del tiempo, las cintas de los arneses van perdiendo resistencia. Por ello, el
fabricante debe facilitar el plazo de vida útil del producto. Algunas firmas indican un período
de 5 años y otras pueden alcanzar los 10 o 15 años, aunque el tiempo de vida útil puede variar
en función del lugar y las condiciones de utilización, si, por ejemplo, su uso supone una fuerte
abrasión. Por eso son tan necesarias las revisiones y la comprobación de su estado por parte
del trabajador antes de cada utilización.

¿Qué debe comprobar el usuario?

Fundamentalmente, que las cintas no tienen ningún corte lateral, que no se observan roces y
que las costuras –siempre en un color diferente al de la cinta para que sea fácil revisarlas-
están en buen estado, si muestran signos de dilatación no deberá usarse el equipo. Hay que
mirar las cintas por ambos lados, prestando especial atención a las zonas que puedan quedar
ocultas por otros elementos del equipo de protección. Es muy importante que las cintas no
estén manchadas ni pintadas, ya que el equipo quedaría inservible, es habitual que los
trabajadores marquen con un rotulador su nombre en las cintas, error, para ello existe un
apartado de plástico donde colocar una etiqueta con el nombre. Además, hay que comprobar
que las anillas no están dobladas u oxidadas ni presentan fisuras; y que las hebillas, trabillas y
porta materiales están en buen estado. Si surgen dudas sobre el estado de cualquiera de estos
elementos y se teme que haya riesgo de perder su eficacia protectora, hay que entregar el
equipo a un superior, el trabajador debe “informar de inmediato a su superior jerárquico
directo de cualquier defecto, anomalía o daño apreciado en el equipo de protección individual
utilizado que, a su juicio, pueda entrañar una pérdida de su eficacia protectora”.

Arnés y cinturón. Hay que comprobar que el tejido está en buen estado, sin cortes ni fibras
dañadas, bordes raídos o costuras deshechas; hay que verificar que las argollas no tienen

Malargüe 2313 Las Cañas.


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grietas ni bordes ásperos o cortantes, y que pivotan libremente y sus almohadillas están en
buen estado; hay que vigilar que no haya fibras desgarradas ni costuras rotas en las uniones de
las argollas o de las hebillas: que las lengüetas de las hebillas no han sufrido desgaste por el
uso continuado, que el tejido no tiene agujeros adicionales y que la hebilla no está doblada y
se mueve libremente de atrás hacia adelante para permitir su apertura y enganche correctos.

Líneas de vida. Para inspeccionar el buen estado de los dispositivos de anclaje hay que
comenzar por un extremo y avanzar hacia el otro, revisando los ganchos de resorte y el
guardacabos para asegurarnos de que no hay deformaciones, grietas, hebras cortadas o
bordes cortantes. En el caso de las líneas de vida de cable, hay que vigilar si hay desgaste en el
alambre y, si hay hebras rotas o desgastadas, hay que separarlas. En el caso de las líneas de
vida de cuerda, hay que comprobar que el diámetro de la cuerda sea uniforme a lo largo de
toda su trayectoria.

Cuerdas salvavidas autorretráctiles. La revisión de la cuerda salvavidas, el alojamiento de la


misma y el mecanismo de freno es esencial antes de cada uso. Se debe comprobar la tensión y
retracción de la cuerda –extrayendo algunos metros y dejándola retraerse- y comprobar que
no presenta cortaduras, quemaduras, desgarros o rasgos de corrosión; además de revisar que
haya elementos de sujeción sueltos o piezas gastadas o en mal funcionamiento en el
alojamiento. El sistema de freno también debe ser revisado con atención, dando un enérgico
tirón hacia abajo para que se active el mecanismo de freno y comprobando que no se produce
ningún deslizamiento de la cuerda mientras el freno está activado.

Si se detecta cualquier fallo de los mencionados anteriormente, no se debe utilizar el equipo.


Por otra parte, además de todas estas comprobaciones, es necesario asegurarse del correcto
almacenamiento, mantenimiento y limpieza del equipo. El lugar escogido para el
almacenamiento debe estar limpio y seco, además de alejado de agentes corrosivos y
emanaciones. En cuanto al propio equipo, es necesario limpiarlo periódicamente con un paño
húmedo y detergente suave y secarlo con una toalla o un paño seco, sin exponerlo a fuentes
de calor, vapor o luz solar por mucho tiempo. De esta forma alargaremos su vida útil.

Autor: Raquel Gómez

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