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Prácticas alfareras, tecnología y cronología durante los períodos Tardío e Inca

en el sector meridional del Valle de Abaucán. Tradiciones y rupturas: el caso de


Costa de Reyes N°5 (Tinogasta, Catamarca, Argentina)

Sergio D. Vera, Guillermo A. De La Fuente y Kaare L. Rasmussen

Las prácticas alfareras en perspectiva arqueológica pueden ser estudiadas abordando diferentes aristas concernientes al pro-
ceso de producción y los restos materiales asociados a cada etapa. En este trabajo se presentan los resultados obtenidos del
análisis tecnológico integral de una muestra extensiva de alfarería procedente del tambo Incaico de Costa de Reyes N°5 (Tino-
gasta, Catamarca, Argentina). La metodología implementada para lograr los objetivos consiste en la reconstrucción de for-
mas típicas, la observación de cortes frescos en lupa binocular y la petrografía en secciones delgadas, aplicadas a un conjunto
alfarero recolectado tanto de contextos superficiales como de excavaciones estratigráficas realizadas en dos recintos del sitio
de Costa de Reyes N°5. A través de esta aproximación se han logrado visualizar continuidades y rupturas en el proceso de
producción de alfarería y en las recetas aplicadas por los alfareros durante momentos de los períodos Agroalfarero tardío
(ca. 900–1450 dC) e Inca (ca. 1480–1532 dC). Mientras que la producción de alfarería durante el período Tardío presenta
características heterogéneas y una mayor variabilidad, en momentos Incaicos se observa que las recetas aplicadas por los
alfareros para elaborar las pastas cerámicas se homogenizan, lo que se interpreta como un control más estricto sobre las
fuentes de materia prima y sobre el proceso de hacer alfarería como un todo.
Palabras clave: tecnología cerámica, prácticas alfareras, petrografía, período Agroalfarero tardío, Inca, termoluminiscencia,
Catamarca

From an archaeological perspective, the practice of pottery making can be studied from different theoretical and analytical
perspectives on the stages of pottery production. In this paper, we present the results obtained through technological analysis
of prehispanic pottery from the Costa de Reyes N° 5 archaeological site (Tinogasta, Catamarca). The main goal of this analysis
is to explore the pottery-making practices developed by ancient potters during the Late Period and through the arrival of Incas
at the southern sector of Abaucán Valley. Our methodology consisted of the reconstruction of typical ceramic forms, the use of
a stereoscopic microscope to study fresh transversal cuts, and thin-section analyses by ceramic petrography, carried out on
pottery samples recovered from both surface collection and excavations in two structures at Costa de Reyes N° 5. Through
this approach, we are able to explore and visualize continuities and ruptures in both the pottery-making practices and
paste recipes during the Late Period (ca. 900–1450 aC), and how pottery-making was reconfigured when the Inca
(ca. 1480–1532 aC) arrived in the region. While pottery production during the Late Period is characterized by technological
variability and heterogeneous ceramic pastes, during Inca times there was a homogenization of the recipes used by ancient
potters. This is interpreted as a strict control of both the raw materials available and over the pottery production as a whole.
Keywords: ceramic technology, pottery-making practices, petrography, Late Period, Inca, thermoluminiscence, Catamarca

E
n el Valle de Abaucán (departamento de la problemática de la producción cerámica
Tinogasta, provincia de Catamarca, durante épocas prehispánicas han aportado, en
Argentina) las investigaciones en torno a los últimos años, un cúmulo informativo de

Sergio D. Vera ▪ Centro de Investigación y Transferencia de Catamarca (CITCA-CONICET). Laboratorio de Petrografía y


Conservación Cerámica. Escuela de Arqueología. Universidad Nacional de Catamarca (UNCa), Argentina
Guillermo A. De La Fuente ▪ Centro de Investigación y Transferencia de Catamarca (CITCA-CONICET). Laboratorio de
Petrografía y Conservación Cerámica. Escuela de Arqueología. Universidad Nacional de Catamarca (UNCa), Argentina
(gfuente2004@yahoo.com.ar, autor de contacto)
Kaare L. Rasmussen ▪ Institute of Physics, Chemistry and Pharmacy, University of Southern Denmark, Campusvej 55,
DK-5230 Odense M, Denmark (klr@sdu.dk)
Latin American Antiquity 30(1), 2019, pp. 70–90
Copyright © 2019 by the Society for American Archaeology
doi:10.1017/laq.2018.70

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gran interés abarcando todo el período Agroalfa- sobre el dominio estatal y cómo habría afectado
rero, desde el período Formativo hasta el período las sociedades locales preexistentes.
Inca. Este último momento prehispánico marcó
una reestructuración de las sociedades preexis- El Período Agroalfarero Tardío en el Valle
tentes no solo del área de estudio, sino también de Abaucán
de todas las regiones que fueron anexadas al
Tawantinsuyu. El dominio y posterior control El período Agroalfarero tardío en el Noroeste
establecido por un estado que poseía su centro argentino se define como un momento de transfor-
de poder en las sierras centrales de Perú necesitó maciones sociales caracterizado por un aumento
de una organización sistemática y organizada, demográfico, el surgimiento de poblados
recurriendo a diversos métodos de control aglomerados o pukaras, la intensificación de la
(Acuto et al. 2010; Tarragó et al. 2017; Williams producción agrícola, alfarera y metalúrgica, el
et al. 2009). Una primera opción habría sido a surgimiento de la beligerancia entre los grupos y
través de la fuerza, pero esta forma no habría un aumento de la estratificación social (Balesta y
sido excluyente (DeMarrais 2013). La domina- Zagorodny 2010; Nielsen 2001; Núñez Regueiro
ción simbólica como estrategia de control en 1974; Tarragó 2000; Wynveldt 2009). Sin
zonas distantes habría sido fundamental. En embargo, para el Valle de Abaucán este período
este contexto, las diferentes materialidades, y presenta características que difieren notablemente
específicamente la alfarería, jugarían un papel con lo ocurrido en áreas aledañas: hay una ausen-
fundamental para una imposición ideológica cia de poblados aglomerados y de evidencia que
que permitió la persuasión de múltiples socieda- demuestre un estado de conflicto bélico entre gru-
des (DeMarrais 2013; Tarragó et al. 2017; pos, donde los principales desarrollos culturales
Williams et al. 2009). son Sanagasta y Belén y su materialidad, princi-
Hasta el momento, la evidencia material loca- palmente la alfarería, está en superficie o asociada
lizada en el área meridional del Valle de Abaucán a sitios de ocupaciones posteriores (periodos Inca,
(recintos habitacionales, abundante cerámica en colonial e histórico), sin presencia de “sitios tipo”.
superficie y hornos de cocción cerámica) ha per- La cultura Sanagasta o Angualasto fue defi-
mitido repensar las prácticas alfareras para este nida en la primera mitad del siglo veinte y corres-
sector, interviniendo a través de metodologías ponde a una sociedad con una amplia dispersión
diversas, tanto en el campo como en laboratorio, geográfica, desde los valles noroccidentales de
brindando nuevos interrogantes a responder San Juan hasta la provincia de La Rioja y el
sobre las modalidades o modos de hacer alfarería suroeste de Catamarca (Boman 1927; Debene-
para los períodos Tardío e Inca (De La Fuente detti 1917; Serrano 1953). En comparación
et al. 2010, 2015; De La Fuente y Vera 2016). con otros desarrollos culturales del período
En este trabajo presentamos los resultados Agroalfarero tardío, Sanagasta no cuenta con
obtenidos en el análisis de una muestra cerámica investigaciones sistemáticas (Revuelta 2010).
perteneciente al sitio de Costa de Reyes N° 5 Sin embargo, se han identificado características
(departamento de Tinogasta, provincia de Cata- tales como un patrón de asentamiento disperso
marca; Figura 1), con la finalidad de obtener con una arquitectura elaborada con materiales
una caracterización tecnológica de la alfarería perecederos, la presencia de andenes de cultivo
confeccionada en el pasado. Los resultados y enterratorios directos de adultos y de párvulos
alcanzados permitieron acercarnos a los modos en urnas, de escaso o nulo ajuar funerario. Se pre-
de producción cerámica y a las elecciones tecno- supone una sociedad con economía hortícola con
lógicas realizadas por los alfareros en el sector desarrollo de la ganadería (González y Pérez
meridional de Abaucán con especial énfasis en 1972). La alfarería es diagnóstica para hablar
momentos de la llegada de los Incas a dicha de Sanagasta. Los rasgos típicos están estableci-
área, visualizando continuidades y algunos quie- dos por la presencia de urnas funerarias y grandes
bres en las recetas aplicadas por los antiguos pucos (recipientes globulares abiertos) campani-
alfareros. Con esta aproximación tecnológica formes, con una decoración en negro sobre rojo y
pretendemos realizar una primera exploración negro sobre la superficie de forma directa, con

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Figura 1. (a) Sector meridional del Valle de Abaucán con la ubicación de los sitios del período Agroalfarero tardío e Inca
mencionados en el texto; (b) plano del sitio de Costa de Reyes N° 5 y vistas de los recintos.

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motivos geométricos que se presentan en paneles La forma en la que se habría llevado a cabo la
(Carosio 2017; Carosio et al. 2011; Revuelta dominación no fue azarosa, sino que necesitó de
2010; Revuelta et al. 2012). una adecuación del medio de dominación en
En Abaucán la evidencia de la cultura Sana- relación al sector a dominar:
gasta se expresa a través de su alfarería, la cual
El hecho que los incas construyeran impor-
se encuentra superficialmente o asociada a sitios
tantes asentamientos tanto en lugares donde
Incaicos ubicados principalmente en el valle
estaba presente la población local como en
mesotermal. Para el sector meridional de
zonas vacías subraya la propensión a confec-
Abaucán contamos con fechados por termolumi-
cionar su gobierno con relación a las situa-
niscencia procedentes de nueve sitios arque-
ciones locales en el contexto de un diseño a
ológicos que brindan una aproximación de la
gran escala. (Williams et al. 2009:645)
dispersión temporal que habría tenido dicha
cultura. Los resultados obtenidos permiten Si observamos la situación en el norte del
establecer tres momentos: (1) período Tardío Valle Calchaquí (Salta), se aprecia un gran desa-
inicial (ca. 900–1300 dC); (2) período Interme- rrollo edilicio alejado de los poblados preexisten-
dio tardío (ca. 1300–1480 dC); (3) período tes, mientras que para el Valle Calchaquí medio e
Tardío-Inca (ca. 1480–1600 dC; Tabla Suple- incluso el Valle de Santa María se optó por una
mentaria 1; Figura 2; De La Fuente et al. reestructuración de los sitios previamente esta-
2010). De esta forma se comprueba que la cerá- blecidos (Tarragó et al. 2017; Williams et al.
mica Sanagasta antecedió a los Incas y siguió en 2009). El Valle de Abaucán y la colindante
uso durante todo el momento de dominación región de Chaschuil fueron integradas a la pro-
estatal. vincia Incaica de Quire Quire, en donde se han
detectado instalaciones en diversos ambientes,
El Dominio Incaico y la Evidencia en el desde las altas cumbres andinas y la zona de
Valle de Abaucán puna hasta los valles mesotermales. Las interpre-
taciones sobre la importancia del valle para los
Con el arribo de los Incas al Noroeste argentino intereses estatales han variado en el tiempo y
inicia una dominación que marca profundos han girado en torno a los asentamientos ubicados
cambios en la estructuración de las sociedades en el sector medio, principalmente al sitio de
preexistentes. Según fuentes etnohistóricas, la Batungasta.
conquista se habría producido hacia finales del En los últimos años y a través de los múltiples
siglo quince; sin embargo, es posible que el estudios en el área, se ha definido Batungasta
arribo se atrase en el tiempo, como es eviden- como un centro de producción y distribución
ciado por los fechados radiocarbónicos efectua- cerámico, convirtiéndose en el nodo para la cir-
dos en Chile y Argentina (Bárcena 1998; culación de bienes, energía e información hacia
Williams 2000). diferentes puntos del valle, así como también
Se planteó como motivación principal de la hacia sectores lejanos (Ratto et al. 2002a, 2004,
expansión hacia el Noroeste argentino el aprovi- 2007). Esta afirmación es sostenida a través de
sionamiento de bienes metalíferos (González un cúmulo de evidencia arqueológica, geográfica
1980). Las investigaciones de los últimos años y paleoambiental, a partir de lo cual es posible
en sitios ubicados en distintos ambientes y con afirmar: (1) la presencia de material arcilloso
una aparente funcionalidad variada permiten óptimo para la manufactura cerámica basado en
pensar que los recursos mineros no fueron el análisis de activación neutrónica (Ratto 2009;
único fin de la anexión del territorio. Al contra- Ratto et al. 2002a, 2002b); (2) la presencia de
rio, los motivos habrían sido múltiples, como la bosques de algarrobos que habrían servido
obtención de mano de obra y la generación de como combustible; (3) la localización de 47
excedentes a través de la producción de bienes estructuras de cocción al norte y sur del sitio, lo
de consumo y suntuarios (Gambier y Micheli cual evidencia su utilización para la cocción de
1986; Lorandi 1988; Ratto y Orgaz 2004; piezas cerámicas (Caletti 2005; Feely 2011;
Williams 2000). Ratto et al. 2002a); (4) una marcada intensificación

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Figura 2. Fechas obtenidas por termoluminiscencia discriminadas por tipo cultural para el área de estudio (De La
Fuente et al. 2010: Figuras 2 y 3).

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Figura 3. (a) Localización geográfica de las estructuras de combustión (hornos de cerámica); (b) detalle de la morfología
de las estructuras y aspectos de la excavación en las Unidades 1H y 3H (De La Fuente y Vera 2016:Figura 84).

de la producción cerámica para momentos del trabajos morfológicos y estilísticos (De La


período Agroalfarero tardío e Inca (De La Fuente Fuente 2011a, 2011b); (6) estudios de proceden-
2011a, 2011b); (5) una gran estandarización de cias a través del análisis de diatomeas en sedi-
algunas formas cerámicas observada a través de mentos y cerámica del Valle de Chaschuil, que

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en conjunto con los análisis tecnológicos, permi- han sido registradas varias etapas de la produc-
ten afirmar que la alfarería fue transportada desde ción cerámica (Bárcena y Román 1987; Hayas-
otras regiones (De La Fuente 2002; Macchiavello hida 1999:340–341; Spurling 1992).
et al. 1999). Como bien plantea Williams (2000), la dis-
tribución de la cerámica Inca Cuzqueña estuvo
restringida a regiones específicas y la produc-
Producción de Alfarería durante los ción de la mayor parte de la cerámica Inca, en
Períodos Agroalfarero Tardío e Inca diferentes áreas del imperio, fue para consumo
regional. Sin embargo, la evidencia composi-
La producción de alfarería durante el período cional parecería indicar que algunas piezas de
Agroalfarero tardío se llevó a cabo a pequeña bajo porte y peso, como los platos, fueron tras-
escala y en unidades domésticas, donde se produ- ladadas a grandes distancias (D’Altroy y Bishop
cían vasijas para consumo local y con una distri- 1990; D’Altroy et al. 1994; Williams et al.
bución geográfica limitada, existiendo diferentes 2016).
estilos regionales en los valles mesotermales Podemos dar cuenta de que la presencia de estos
(Basile 2012; De La Fuente 2011b; De La Fuente estilos mixtos y no Incaicos (locales y no locales)
et al. 2015; Iucci 2016; Páez 2010; Palamarczuk otorga visibilidad al proceso de expansión Incaica
2011; Puente 2012; Wynveldt 2008, 2009; Zago- en Yocavil (departamento de Santa María, provin-
rodny et al. 2010). Durante momentos Incaicos cia de Catamarca), incluso en espacios con ausen-
se dio un incremento en la intensificación de la cia de bienes muebles netamente Incaicos. Las
producción de alfarería en las comunidades loca- estrategias políticas Incaicas incluirían el aprove-
les y, fundamentalmente, a través de la creación chamiento del prestigio regional de determinados
de enclaves de colonos llamados mitmakuna bienes apropiándose de los mecanismos de su dis-
(D’Altroy 1992; D’Altroy et al. 1994; Hayashida tribución social, lo que puede resultar coherente
1999; Spurling 1992; Williams 1999, 2000). con la amplia representación de los materiales san-
Esta alfarería estuvo extremadamente estandari- tamarianos (González y Tarragó 2004). Por su
zada, tanto en morfología como en decoración parte, esta perduración en la producción de deter-
a través de todo el territorio controlado (Costin minados bienes indica, además de sus atributos
1991; Costin y Hagstrum 1995; D’Altroy y Bis- de calidad, ciertos niveles de autonomía organiza-
hop 1990; Meyers 1975; Morris y Thompson tiva en su producción y en la reproducción de sis-
1985), aunque algunas veces las vasijas aparecen temas de representación por parte de los grupos
combinadas con estilos locales a nivel doméstico locales.
(D’Altroy 1992; Donnan 1997; Hayashida 1999; A la hora de pensar en la presencia de los esti-
Kriscautzky 1999; Spurling 1992; Williams los cerámicos Incaicos en la región, es necesario
1999). Con respecto a los estilos cerámicos, tener presente que la dominación estatal no solo
para el Noroeste argentino se ha realizado una fue impulsada por fines económicos (adquisición
diferenciación entre Inca Cuzqueño, Inca Provin- de minerales, mano de obra, acumulación de
cial y estilos locales (Calderari y Williams 1991). recursos agrícolas), sino que una dominación
Una de las hipótesis más comúnmente difundi- simbólica fue necesaria para sostener la anexión
das en la literatura arqueológica es que ciertos de territorios lejanos (Acuto et al. 2010). En este
tipos de asentamientos Incas descritos como cen- sentido, la cerámica fue usada como trasmisor de
tros administrativos habrían sido los lugares en una ideología de dominación. La presencia o
donde estuvo concentrada la producción cerá- ausencia de los Incas imperiales frente a la cerá-
mica, mientras que los bienes habrían sido expor- mica local estaría brindando visibilidad al proceso
tados desde estos centros y distribuidos a través expansivo, actuando de forma propagandística y al
de cada región para consumo estatal (D’Altroy mismo tiempo brindando prestigio a determinados
et al. 1994; La Lone y La Lone 1987). Sin sectores locales con finalidades administrativas
embargo, existe alguna evidencia contradictoria, (Acuto et al. 2010; Tarragó et al. 2017). González
básicamente procedente de otros tipos de sitios y Tarragó (2004) mencionan que además de impo-
Inca clasificados como tambos, en los cuales ner su ideología, los Incas debieron permitir la

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continuidad del sistema simbólico local para lograr Reyes N° 5 como un tambo incaico (Borrello
una dominación efectiva, lo que explicaría la pre- 1972, 1974; Sempé 1976). Posteriormente,
sencia de los estilos Inca Provincial, Inca Mixto y entre los años 2010 y 2013, se realizaron sondeos
la continuidad de los estilos preexistentes. estratigráficos de 1,20 m x 1,20 m en los recintos
3 y 4 del sector B. En ambos casos se excavaron
El Sitio de Costa de Reyes N° 5: Un Tambo 4 niveles artificiales de 10 cm cada uno (Figura
con Producción de Alfarería 1b). El material arqueológico encontrado fue
escaso (cerámica no decorada, restos óseos y res-
El sector meridional del Valle de Abaucán se tos líticos), pero se recuperaron, en los niveles 2 y
encuentra emplazado en el sur del departamento 3 de ambos recintos, muestras de carbón a las que
de Tinogasta, en la provincia de Catamarca. Con- se realizaron fechados radiocarbónicos por 14C
forma un área intermontana de alrededor de AMS. En el recinto 3, para el nivel 2 se obtuvo
30 km2, localizada hacia el sur a lo largo del una fecha de 386 ± 36 aP (AA95916), con
límite interprovincial entre las provincias de rango calibrado1 de 1460–1629 cal aC ( p =
Catamarca y La Rioja, mientras que el límite 0,95) y para el nivel 3 de 631 ± 37 aP
occidental está dado por la Sierra de Narváez y (AA95917), con rango calibrado de 1300–1419
el oriental por la Sierra de Copacabana; más al cal aC ( p = 0,95). En el recinto 4, para el nivel
este se encuentra la Sierra de Zapata (Figura 2 se obtuvo una fecha de 546 ± 36 aP
1a; Sosic 1972). El área está caracterizada por (AA95918) con rango calibrado de 1394–1453
la presencia de dos cauces hídricos, el Río de cal aC ( p = 0,95) y para el nivel 3 de 423 ± 36
la Costa y el Río Colorado, los cuales tienen aP (AA95919), con rangos calibrados de 1444–
sus nacientes en las serranías occidentales, flu- 1517 cal aC ( p = 0,58) y 1539–1625 ( p = 0,37).
yendo hacia el noreste hasta desembocar en el En inmediaciones de los recintos, hacia el
Río de Abaucán, cerca de la ciudad de Tinogasta occidente de la ruta provincial N° 11, se identifi-
(Figura 1a). En esta área se localiza el sitio de caron seis estructuras de cocción de cerámicas
Costa de Reyes N° 5, a 25 kilómetros al sur de con estado de preservación diferencial. Entre
la ciudad de Tinogasta, en las márgenes del Río éstas, tres se encuentran en buen estado, mientras
de la Costa en una zona de barrial, presentando que las restantes se encuentran destruidas (Figura
una avanzada erosión natural y antrópica (Figura 3a-b). A las paredes de cuatro de esos hornos de
1a). cocción se les aplicó análisis de Difracción de
El sitio se caracteriza por recintos de planta Rayos X y Microscopía Electrónica de
rectangular (aislados o agrupados en unidades Barrido-Energía Dispersiva, permitiendo identi-
simples y compuestas), con paredes (simples o ficar una gran variedad de fases y formaciones
dobles) elaboradas de cantos rodados y rocas minerales las cuales indican que las temperaturas
de gran tamaño asentadas sobre barro (Figura máximas alcanzadas variaron entre los 900°C y
1b; Borrello 1974). Cabe mencionar la presencia los 1100°C. Esta información permitió pensar
de un recinto perimetral compuesto muy deterio- en el escaso control entre temperaturas máximas
rado y un canal de regadío de 20 m de extensión y mínimas (De La Fuente y Vera 2016). Una de
con una ligera pendiente hacia el norte (Borrello las estructuras de cocción (Unidad 3H) se dató
1974). También se puede encontrar en abundan- por 14C AMS hacia finales del período Agroalfa-
cia material cerámico y lítico en superficie y se ha rero tardío en 636 ± 36 aP (AA95920), con rango
registrado la presencia de seis hornos de cocción calibrado de 1300–1414 cal AD (2σ) ( p = 0,95;
cerámica (De La Fuente et al. 2015; De La De La Fuente et al. 2015:9; Figura 3b).
Fuente y Vera 2016).
Las primeras intervenciones arqueológicas se Muestra Cerámica y Metodología
realizaron en la década de 1970, con los aportes
de Borrello (1972, 1974), Sempé (1973, 1976) y La muestra analizada se compone de 787 frag-
González y Sempé (1975). Ellos llevaron a cabo mentos cerámicos que provienen en su totalidad
las primeras excavaciones y el análisis de la del sitio de Costa de Reyes N° 5, los cuales se
materialidad del lugar, definiendo Costa de recuperaron de excavaciones estratigráficas

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realizadas en los recintos 3 y 4 del sector B y de prehispánicos del período Tardío e Inca. La
recolecciones superficiales sistemáticas. Los nive- Tabla 1 presenta las formas cerámicas identifica-
les de análisis aplicados a la muestra consistieron das (pucos, urnas, ollas, platos y aribaloides) a
en: (1) la reconstrucción de las formas típicas más partir de los trabajos de remontaje.
representativas; (2) el análisis del total de la mues-
tra a través de lupa binocular, observando princi- Sanagasta
palmente las características de la pasta y de los Con un total de 63 fragmentos, el grupo corres-
antiplásticos (Orton et al. 1997; Ravines 1989); pondiente a Sanagasta representa el 8% del total
(3) observaciones en 52 secciones delgadas petro- de la muestra. Las formas típicas identificadas
gráficas a través de microscopio polarizador. En el son pucos y urnas, siendo minoritarias las ollas
proceso de identificación de las inclusiones mine- (Figura 5a-b). El tratamiento de superficie es en
rales y fragmentos de rocas se utilizó la muestra su mayoría alisado, a excepción de seis casos
referencial de secciones delgadas del Laboratorio con presencia de bruñido, mientras que la decora-
de Petrología y Conservación Cerámica (Escuela ción típica es la pintura representada en líneas rec-
de Arqueología, Universidad Nacional de Cata- tas de tonalidades negruzcas y rojizas, a excepción
marca) y los manuales de referencia de rocas y de 11 casos con nula decoración (Figura 4c).
minerales en secciones delgadas (Adams et al. Los antiplásticos se presentan predominante-
1984; Cox et al. 1988; Kerr 1965; MacKenzie y mente en densidades del 10% y 20% con res-
Adams 1994; MacKenzie y Guilford 1980; pecto a la matriz. Las granulometrías son
MacKenzie et al. 1982). Las inclusiones minera- heterogéneas y predominan los tipos fino
les y los fragmentos de roca fueron cuantificados (0,1 cm a 0,5 cm) y medio (0,5 cm a 1 cm),
siguiendo los gráficos de estimación visual de por- con 17 y 24 fragmentos respectivamente. Con
centajes establecidos por Franco y Gonzalo respecto a los tipos de antiplástico, las observa-
(2000). Las observaciones cromáticas de las pas- ciones en lupa muestran una predominancia de
tas cerámicas fueron realizadas utilizando la carbonatos (Ca) con el 32%, fragmentos de
Tabla de Colores Munsell (1994). rocas indeterminadas (Fr) con el 30% y cuarzo
cristalino (QC) con el 22% (Figura 6a-b). En
Formas Cerámicas, Pastas y Tecnología menor cantidad se encuentra la moscovita (M)
con el 11%, mientras que los demás tipos apare-
cen en porcentajes inferiores al 2%, tales como
Características Generales de la Muestra las inclusiones arcillosas/tiesto molido (CP/
En líneas generales la muestra se caracteriza por TM), cuarzo blanco lechoso (QBL), cuarzo
ser muy fragmentaria, con tamaños que rondan rosado (QR), biotita (B) y fragmentos de rocas
los 8,7 cm2 de media y espesores de 7,3 mm en ígneas (FrIg; Figura 6a). El análisis petrográfico
promedio. La mayoría de los fragmentos son cuer- de las 9 secciones delgadas analizadas aumentó
pos (89%); en frecuencias menores se encuentran el nivel de detalle en cuanto a los tipos de anti-
representados bordes (7%), asas (3%) y bases plástico y permitió observar un predominio de
(1%; Figura 4a). Se han identificado nueve tipos minerales félsicos (QC, cuarzo policristalino
cerámicos diferentes, pertenecientes a todos los [QPC] y plagioclasa [Pl]) que representan el
períodos agroalfareros definidos para Abaucán, 49% del total, seguido de rocas ígneas plutónicas
predominando aquellos pertenecientes al período (granito [G]) y rocas ígneas volcánicas (vulcani-
Agroalfarero tardío e Inca (Figura 4b). Esta defini- tas [V], andesita [Ad] y basalto [Bl]) que, en con-
ción fue realizada teniendo en cuenta las catego- junto, representan el 11,3% del total de las
rías establecidas por investigaciones previas inclusiones (Figura 7a-c). Es destacable la pre-
tanto en Abaucán como en el Noroeste argentino sencia de inclusiones arcillosas (7,4%) y tiesto
(González 1955, 1977, 1998; Sempé 1973, 1976, molido (3,3%) por tener una considerable repre-
1977a, 1977b). sentatividad. La distribución del antiplástico se
A los fines de los objetivos planteados en este caracteriza por ser muy pobre y pobre.
trabajo, a continuación se expondrán los resulta- Sobre las características de las pastas, cromá-
dos obtenidos con énfasis en los momentos ticamente se observan tonalidades variadas

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Vera et al.] PRÁCTICAS ALFARERAS, TECNOLOGÍA Y CRONOLOGÍA 79

Figura 4. Cerámica procedente de Costa de Reyes N° 5: (a) partes de vasijas identificadas en este trabajo; (b) tipos cerá-
micos identificados; (c) fragmentos Sanagasta; (d) fragmentos Inca; (e) fragmentos Diaguita Inca (Fase III).

rojizas y anaranjadas (Munsell 2.5YR6/8, 5YR5/ algunas excepciones de presencia de cocción


6, 5YR6/6 y 5YR6/8), lo que evidencia una oxidante incompleta (2 casos), reductora (2
atmósfera de cocción oxidante (55 casos), con casos), reductora incompleta (1 caso) y mixta

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80 LATIN AMERICAN ANTIQUITY [Vol. 30, No. 1, 2019

Tabla 1. Formas Cerámicas Típicas Identificadas en la Muestra (N = 787).

Formas Típicas
n Aribaloide Plato Ollas Pucos Urnas Indeterminado
Sanagasta 63 — — 6% 19% 16% 59%
Belén 31 — — — 45% 19% 36%
Inca 167 33% 4% — — — 63%
Diaguita Inca 15 — 7% — — — 93%
Tardío Indeterminado 343 — — 18% 2% 1% 79%

(3 casos) y con presencia de núcleos de cocción de cuarzo cristalino (QC) con el 31%, seguido
en cuatro casos. Los tipos de fractura se presen- de los fragmentos de roca (Fr) y carbonatos
tan como irregular (39 casos) y, en menor pro- (Ca) con 23% cada uno y la moscovita (M) con
porción, regular (16 casos) y laminar (8 casos). el 17% del total. En menor frecuencia se encuen-
Petrográficamente (9 secciones delgadas) la tra la biotita (B) con el 3% y en porcentajes del
composición en el fondo de la matriz se caracte- 1% el cuarzo rosado (QR), cuarzo blanco lechoso
riza por ser heterogénea, con fondos parcial- (QBL), inclusiones arcillosas/tiesto molido (CP/
mente cuarzosos (56%), micáceos (22%), TM) y vegetal quemado (VQ) (Figura 6c; Figura
cuarzosos (11%) o cuarzoso y micáceo (11%; Suplementaria 1 y 2). A nivel petrográfico (3 sec-
Figura 7a-c). Finalmente, las pastas presentan ciones delgadas) se distinguió la presencia mayo-
texturas del tipo media (32 casos) con un relativo ritaria de minerales félsicos (QC, QPC y Pl) con
equilibrio de irregularidades visibles, siendo un 51,6% del total, biotitas con el 21,7% y rocas
menos frecuentes las texturas finas (12 casos) y ígneas plutónicas (G) representadas en un 10,7%
gruesas (12 casos) y aún más escasas las texturas del total (Figura Suplementaria 1).
muy finas (4 casos) y muy gruesas (3 casos), A nivel de pasta, se observa en todos los casos
mientras que la porosidad es en su mayoría un color anaranjado homogéneo (Munsell 5YR7/
media (28 casos) y ligeramente porosa (19 casos). 8), propio de una atmósfera de cocción oxidante.
No se registraron núcleos y las fracturas son irre-
Belén gulares (15 unidades) y regulares (12 unidades),
La submuestra Belén está compuesta por 31 frag- siendo pocas las laminares (4 fragmentos). Las
mentos cerámicos, que representan el 4% del total. texturas destacadas son del tipo media (12
La fragmentación de la muestra impidió la identi- casos), declinando los fragmentos con textura
ficación de formas típicas, lográndose identificar gruesa (8 casos) y fina (7 casos), con escasa pre-
solo pucos y urnas (Figura 5b). Entre sus cualida- sencia de ejemplares con textura muy fina (3
des decorativas se observó la presencia de pintura casos) y muy gruesa (1 caso). Las porosidades
negro sobre rojo en 24 casos; en 3 de estos adicio- en general son del tipo media (11 fragmentos)
nalmente se identificó una decoración excisa. El y, en menor porcentaje, se encuentran las pastas
tratamiento de superficie preferencial está repre- muy porosas (7 fragmentos), ligeramente poro-
sentado por el alisado (27 casos) y, en menor can- sas (6 fragmentos) y compactas (4 fragmentos).
tidad, el bruñido (3 casos) y engobe (3 casos). Por último, del análisis de las secciones delgadas
Sobre los antiplásticos, se observan densida- observamos que la matriz es ópticamente activa
des del 10% con respecto a la matriz, con tama- (anisótropa), con una composición a fondo carac-
ños de escasas dimensiones representados por terizada por la presencia de micas, mientras que
los tipos fino (0,1 cm a 0,5cm) en 11 fragmentos, las cavidades presentes son de escaso tamaño.
medio (0,5 cm a 1 cm) en ocho casos y, en menor
cantidad, granulometrías del tipo gruesa (1 cm a Inca
1,5 cm; 2 casos) y muy gruesa (superior a Esta sub-muestra se compone de 167 fragmen-
1,5 cm; 1 caso). Los tipos de antiplástico más tos, que representan el 22% del total de la mues-
representativos están marcados por la presencia tra. Se lograron identificar fragmentos de

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Vera et al.] PRÁCTICAS ALFARERAS, TECNOLOGÍA Y CRONOLOGÍA 81

Figura 5. Formas cerámicas identificadas en Costa de Reyes N° 5: (a) urnas Sanagasta; (b) puco Sanagasta y urnas
Belén; (c-d) aribaloides Inca.

aribaloides y algunos platos (Figura 5c-d), carac- (Figura 4d). Con respecto al tratamiento de
terizados por presentar una decoración que en su superficie, se habría empleado el alisado en
mayoría consiste en pintura precocción (negro todos los casos y el bruñido en 87 fragmentos.
sobre rojo), excepto 1 caso con presencia de exci- Los antiplásticos observados en esta sub-
sión y 9 sin rastros decorativos observables muestra se caracterizan por presentar tamaños

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82 LATIN AMERICAN ANTIQUITY [Vol. 30, No. 1, 2019

Figura 6. Pastas y antiplásticos en la cerámica de Costa de Reyes N° 5: (a) porcentajes del tipo de antiplástico, cerámica
Sanagasta; (b) cortes frescos y fragmentos escaneados a alta resolución (4200 ppp), cerámica Sanagasta; (c) porcentajes
de antiplástico, cerámica Belén/Belén Inca; (d) porcentajes de antiplástico, cerámica Inca; (e) cortes frescos y fragmen-
tos escaneados a alta resolución (4200 ppp), cerámica Inca; (f) porcentajes de antiplástico, cerámica Diaguita Inca.
Referencias: QC = cuarzo cristalino; QBL = cuarzo blanco lechoso; QR = cuarzo rosado; M = moscovita; B = biotita;
Ca = carbonatos; CP/TM = inclusión arcillosa o tiesto molido; Fr = fragmento de roca; FrIg = fragmento de roca
ígnea; VQ = vegetal quemado.

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Vera et al.] PRÁCTICAS ALFARERAS, TECNOLOGÍA Y CRONOLOGÍA 83

Figura 7. Microfotografías de secciones delgadas: (a-c) urnas y pucos Sanagasta; (d-f) aribaloides Inca. Tomadas bajo
luz polarizada (XPL), 40X.

homogéneos de granulometría fina (0,1 cm a menores a estos rangos. Las densidades de inclu-
0,5 cm) y media (0,5 cm a 1 cm), siendo escasa siones rondan entre el 10% (101 casos) y el 20%
la presencia de granulometrías mayores o (34 casos), siendo minoritarias las demás

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84 LATIN AMERICAN ANTIQUITY [Vol. 30, No. 1, 2019

proporciones. Los tipos de antiplástico más embargo, se observó que decorativamente se


representados observados en lupa están dados caracteriza por presentar pintura color blanco
por la abundante presencia de carbonatos (Ca) en 11 casos y un tratamiento de superficie carac-
con el 36%, cuarzo cristalino (QC) con el 27% terizado por el bruñido en 8 casos y de engobe
y fragmentos de rocas indeterminadas (Fr) con color blanco en 7 fragmentos (Figura 4e; Ampu-
el 24% del total (Figura 6d-e). En menor propor- ero Brito 1978, 1986). El antiplástico se caracte-
ción encontramos moscovita (M) con el 8% y, de riza por tener un tamaño del tipo medio (0,5 cm a
forma escasa, inclusiones arcillosas/tiesto molido 1 cm), grueso (1 cm a 1,5 cm) y muy grueso
(CP/TM) con el 2%, cuarzo blanco lechoso (superior a 1,5 cm), siendo escasas o nulas las
(QBL), cuarzo rosado (QR) y biotita (B) con el granulometrías inferiores. Las densidades de
1% cada uno, y fragmentos de rocas ígneas antiplástico se caracterizan por ser del 20%
(FrIg) y vegetal quemado (VQ) con porcentajes (siete casos) y 10% (seis casos) y en menor pro-
inferiores al 1% cada uno (Figura 6d-e; Figura porción del 30% y 40% (un caso cada uno).
Suplementaria 2). De los estudios petrográficos Los tipos de antiplástico observables en lupa
de secciones delgadas de esta muestra (29 binocular se caracterizan por la alta presencia
casos), observamos una predominancia de minera- de fragmentos de rocas indeterminadas (Fr) con
les félsicos (QC, QPC, Pl) conformando el 48,6% el 56% del total. En menor proporción se encuen-
en total, rocas ígneas plutónica (G) con el 13% y tra el cuarzo cristalino (QC) con el 16%, el
moscovitas y biotitas (M y B) con el 17,9% entre cuarzo blanco lechoso (QBL) con el 10%, la
ambas (Figura 7d-f y 8a-f). moscovita (M) y el carbonato (C) con el 5%
Sobre las características de las pastas, en una cada uno y el vegetal quemado (VQ) con el
primera aproximación cromática se observó 3%. En forma escasa encontramos biotita (B)
una homogeneidad en el color que presentan con el 2%, las inclusiones arcillosas/tiesto
las mismas (Munsell 7.5YR7/6 y 5YR6/6), que molido (CP/TM) con el 2%, los fragmentos de
evidencia una atmósfera de cocción oxidante, roca ígnea (FrIg) con el 1% y el cuarzo rosado
con presencia de núcleos tenues en 31 de los (QR) con una cantidad inferior al 1% (Figura
casos. Las fracturas se caracterizan por ser del 6f; Figuras Suplementarias 2 y 3). A partir de
tipo irregular (72 casos) y regular (60 casos), los estudios petrográficos de los cuatro casos
mientras en menor cantidad se presentan las frac- analizados, se pudo observar una tendencia
turas laminares (35 casos). Petrográficamente se marcada hacia la presencia de rocas ígneas volcá-
observaron pastas anisótropas (ópticamente acti- nicas (V, Ad y Bl), las cuales conforman el
vas), siendo las micas los minerales que confor- 36,8% del total de las inclusiones (Figuras
man el fondo de pasta. Suplementarias 3 y 4) y los minerales félsicos
La textura más característica es del tipo media (QC, QPC y Pl) con un 31,3% del total, con pro-
(68 fragmentos), seguida de la fina y gruesa (44 y porciones mayoritarias del 20% y con una distri-
32 casos, respectivamente). En menor cantidad, bución pobre de los mismos en las pastas
se encuentran las pastas con textura muy fina cerámicas.
(18 casos) y muy gruesa (5 casos). Por último, Con respecto a las pastas cerámicas, la colora-
la porosidad de las pastas Inca son del tipo lige- ción presente permite pensar en cocción en
ramente porosa (60 casos), media (42 casos) y atmósferas mixtas en la mayoría de los casos
muy porosa (43 casos), siendo minoritaria la pre- (7 fragmentos; Munsell 5YR6/6, 10YR7/2,
sencia de pastas compactas (22 casos). 7.5YR6/4), seguida de reductora (4 unidades;
Munsell 10YR6/2), reductora incompleta (3
Diaguita Inca (Fase III) casos; Munsell 5YR5/6 y 5YR4/4) y oxidante (1
Esta submuestra está compuesta por 15 fragmen- caso; Munsell 10YR8/6). A esto se agrega la pre-
tos cerámicos que corresponden al 2% del total sencia de núcleos de cocción bien establecidos
de la muestra. Se caracteriza por presentar rasgos en 5 fragmentos. Las fracturas están marcadas
que difieren totalmente con lo analizado hasta el por un equilibrio entre regulares e irregulares con
momento. Debido al carácter fragmentario de la 6 y 7 fragmentos respectivamente, mientras que
muestra no se logró identificar formas típicas; sin solamente 2 casos presentan fractura laminar. Los

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Vera et al.] PRÁCTICAS ALFARERAS, TECNOLOGÍA Y CRONOLOGÍA 85

Figura 8. Microfotografías de secciones delgadas: (a-f) aribaloides Inca. Tomadas bajo luz polarizada (XPL), 40X.

tipos de texturas que sobresalen en este tipo cerá- Producción de Alfarería en Costa de Reyes
mico son las pastas gruesas (8 casos) y, en N° 5 y Dominación Estatal
menor medida, las de tipo media (5 casos) y muy
gruesa (2 casos), no observándose pastas de textura Los datos obtenidos permiten observar la varia-
fina y muy fina. La porosidad de estas pastas es bilidad tecnológica de la cerámica de Costa de
alta, siendo el tipo media (14 fragmentos) el más Reyes N° 5 en un amplio lapso temporal que
representativo y la muy porosa con solo un caso. abarcaría a sociedades Sanagasta durante el

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86 LATIN AMERICAN ANTIQUITY [Vol. 30, No. 1, 2019

período Tardío y la posterior integración del área los estilos provenientes de otras áreas serían Dia-
al Tawantinsuyu. En primer lugar, si considera- guita Inca y, posiblemente, Belén. Si bien esta
mos la cronología basada en los estudios por ter- situación se repite en otros contextos Incaicos
moluminiscencia, observamos una permanencia (D’Altroy 1992; Hayashida 1999; Kriscautzky
de la cerámica Sanagasta desde aproximada- 1999; Spurling 1992; Williams 1999), y si consi-
mente 900 dC hasta 1600 dC, conviviendo pos- deramos que la dominación y control estatal se
teriormente con la alfarería Inca y Diaguita efectuaron acorde a la situación particular de
Inca (Figura 2; Tabla Suplementaria 1; De La cada región (Williams et al. 2009), entonces
Fuente et al. 2010). A esto se acoplan los fecha- cabe preguntarse cuáles fueron los cambios
dos radiocarbónicos realizados en dos recintos de introducidos por los Incas en relación con la reor-
Costa de Reyes N° 5, donde observamos una ganización de la producción de alfarería.
contemporaneidad con el momento de transición La cerámica Sanagasta y la denominada Tar-
entre los períodos Tardío e Inca (De La Fuente dío Indeterminado presentan características que
et al. 2015). muestran la existencia de una producción posi-
La producción de alfarería Sanagasta se blemente doméstica, donde la variabilidad obser-
habría caracterizado por presentar múltiples vada (principalmente a nivel de antiplástico y
“modos de hacer” alfarería, los cuales confluyen pasta) indicaría la presencia de múltiples recetas
tecnológicamente a la hora de plasmar las carac- tecnológicas que convivirían con una produc-
terísticas estilísticas (forma y decoración) en un ción estandarizada, propia de la cerámica Inca.
todo, de acuerdo con la variabilidad química Esto nos permite pensar en una estrategia de
observada para este momento prehispánico a tra- dominación permisiva donde la tradición social
vés de los análisis composicionales llevados a preexistente seguiría funcionando, pero al
cabo en la región de estudio (De La Fuente mismo tiempo la presencia de la cerámica Inca
et al. 2015). Con respecto a la cerámica Inca, estaría demostrando simbólicamente una situa-
las características tecnológicas permiten pensar ción de dominación (DeMarrais 2013; Williams
en un solo “saber hacer” cerámica. En ella se et al. 2016).
puede apreciar una gran homogeneidad tecnoló- Si comparamos lo observado con otras reali-
gica en todos los niveles de análisis (pasta, anti- dades en el Noroeste argentino, una estrategia
plástico, forma y decoración). La presencia de similar se habría implementado en el sector
alfareros entrenados por el estado Incaico elabo- medio y sur del Valle Calchaquí y el Valle de
rando vasijas con materias primas locales pero Yocavil. En este contexto la forma de domina-
imitando los patrones de diseño de la alfarería ción habría optado por una reocupación de los
Inca Imperial puede ser una explicación a este sitios ya existentes, permitiendo la continuidad
control estricto observado tanto a nivel de las de prácticas sociales antiguas. En este caso la
pastas cerámicas como de las arcillas utilizadas, producción de la cerámica local, caracterizada
estrategia observada en diferentes regiones del por el estilo Santa María, seguiría en vigencia,
Tawantinsuyu (DeMarrais 2013; Hayashida pero con ciertas modificaciones y al mismo
1999; Williams et al. 2016). tiempo asociada a los estilos Inca Mixto, Inca
Un caso similar a esto ocurre con los estilos Provincial y también con alfarería exótica
cerámicos Diaguita Inca y Belén, los cuales se (Acuto et al. 2010; DeMarrais 2013; Ferrari
presentan en bajo porcentaje pero con cualidades et al. 2017; Kriscautzky 1999; Tarragó et al.
tecnológicas homogéneas. Estos dos estilos cerá- 2017; Williams et al. 2009).
micos permiten pensar en modos de hacer no Finalmente, al encontrarnos en un contexto
locales, incorporados al sector meridional del Incaico, la presencia de cerámica no local se
Valle de Abaucán como una estrategia impuesta puede interpretar como una estrategia adminis-
por el estado Incaico. trativa impuesta por el estado cuzqueño. En
En Costa de Reyes N° 5 identificamos la pre- este trabajo se interpreta que la alfarería Diaguita
sencia de cerámica local y no local. La primera Inca correspondería a una producción foránea.
estaría dada por los estilos Sanagasta, Tardío Siguiendo a García (2009), en la región de
Indeterminado e Inca Provincial, mientras que Cuyo es frecuente encontrar dicho estilo alfarero,

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Vera et al.] PRÁCTICAS ALFARERAS, TECNOLOGÍA Y CRONOLOGÍA 87

que habría sido confeccionado por mitimaes pro- P(Gy): unidades Gray; DR: dose equivalente; μGy/y: micro-
venientes de Chile y reubicados con finalidades Gray por año.
Figura Suplementaria 1. Corte fresco en lupa (20X), frag-
administrativas. En Costa de Reyes N° 5 pensa- mentos escaneados a alta resolución (4200 ppp) y cortes
mos en tres posibles estrategias: (1) la moviliza- petrográficos, alfarería Belén/Belén Inca.
ción de grupos de personas hacia destinos Figura Suplementaria 2. Antiplásticos en lupa binocular
diferentes con la finalidad de hacer cumplir con por tipo cerámico. Cuarzo Cristalino (QC); Cuarzo Blanco
la mit’a, lo que implicaría una dinámica de con- Lechoso (QBL); Cuarzo Rozado (QR); Moscovita (M); Bio-
tita (B); Carbonatos (Ca); Inclusión Arcillosa y/o Tiesto
tingentes circulando por todo el territorio; (2) la Molido (CP/TM); Fragmento de Roca (Fr); Fragmento de
circulación de bienes cerámicos debido al inter- Roca Ígnea (FrIg); Vegetal Quemado (VQ).
cambio de objetos entre sociedades alejadas; Figura Suplementaria 3. Cortes petrográficos de alfarería
(3) la presencia de alfareros itinerantes. La evi- Diaguita Inca.
dencia arqueológica observada indicaría que la Figura Suplementaria 4. Cortes frescos en lupa (20X) y
fragmentos escaneados a alta resolución (4200 ppp), alfarería
circulación de bienes a través de grandes distan- Diaguita Inca.
cias geográficas sería la explicación más parsimo-
niosa para interpretar la presencia de la alfarería
Diaguita Inca Chileno, debido a la baja frecuencia Referencias Citadas
de este material cerámico en el sitio. Acuto, Félix A., Andrés Troncoso, Alejandro Ferrari,
Daniel Pavlovic, Cristian Jacob, Ezequiel Gilardenghi,
Rodrigo Sánchez, Claudia Amuedo y Marina Smith
Notas 2010 Espacialidad Incaica en los Andes del sur: La colo-
nización simbólica del paisaje y la ritualidad Inca en
1. Todas las fechas radiocarbónicas reportadas en este Chile central y el Valle Calchaquí norte. En Actas del
artículo fueron calibradas a 2 sigma (2σ) con el programa XVII Congreso Nacional de Arqueología Argentina.
OxCal v4.1.7 (Bronk Ramsey 2009) usando la curva de cali- Arqueología argentina en el Bicentenario de la Revolu-
bración SHCal04 (McCormac et al. 2004). ción de Mayo, Tomo III, editado por J. Roberto Bárcena
y Horacio Chiavazza, pp. 1297–1302. Facultad de Filo-
Agradecimientos. Este trabajo fue financiado totalmente por sofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo e Instituto
el CONICET a través del proyecto PIP CONICET 2011–2013 de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, Consejo
GI 11220100100383 “Producción de Alfarería y Ocupación Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas,
del Espacio durante el Período Agroalfarero Tardío e Inca Mendoza, Argentina.
Adams, Adam E., William S. MacKenzie y Corin Guilford
en el Sector Meridional del Valle de Abaucán (Tinogasta,
1984 Atlas of Sedimentary Rocks under the Microscope.
Catamarca, NOA): Movilidad Social, Intercambio y Proce- Pearson Education Limited, Harlow, Inglaterra.
dencia”. La Escuela de Arqueología, Universidad Nacional Ampuero Brito, Gonzálo
de Catamarca, brindó las instalaciones y el equipamiento 1978 Cultura Diaguita. Departamento de Extensión Cul-
necesario para realizar y analizar las secciones delgadas a tra- tural del Ministerio de Educación, Biblioteca Nacional
vés del Laboratorio de Petrología y Conservación Cerámica. de Chile, Santiago.
La Dirección de Antropología, Gobierno de Catamarca, 1986 Diaguitas. Pueblos del Norte Verde. Museo Chileno
extendió los permisos necesarios para llevar a cabo esta inves- de Arte Precolombino, Santiago.
Balesta, Bárbara y Nora Zagorodny (editoras)
tigación. Una versión preliminar de este trabajo fue presen-
2010 Aldeas protegidas, conflicto y abandono. Investiga-
tada en el XVI Congreso Nacional de Arqueología
ciones arqueológicas en La Ciénaga, Catamarca,
Argentina durante el mes de Agosto de 2016. El trabajo fue Argentina. Ediciones Al Margen, Buenos Aires.
sustancialmente mejorado por los comentarios vertidos por Bárcena, José R.
tres revisores anónimos. 1998 Arqueología de Mendoza. Las dataciones absolutas
y sus alcances. Editorial de la Universidad Nacional de
Declaración de Disponibilidad de Datos. Los materiales Cuyo, Mendoza, Argentina.
arqueológicos utilizados en esta investigación se encuentran Bárcena, José R. y Alicia J. Román
depositados en el Laboratorio de Petrología y Conservación 1987 Funcionalidad diferencial de las estructuras del
Cerámica, Escuela de Arqueología, Universidad Nacional Tambo de Tambillos: Resultados de la excavación de
de Catamarca. los Recintos 1 y 2 de la Unidad A del Sector III. Anales
de arqueología y etnología 41–42:7–81.
Material Suplementario. Para acceder a los materiales suple- Basile, Mara
mentarios que acompañan este artículo visitar https://doi.org/ 2012 Imágenes en negro sobre rojo. Apuntes para deli-
near el estilo cerámico Belén (c.a. 1100–1535 A.D,
10.1017/laq.2018.70.
Catamarca, Argentina). Editorial Académica Española,
Tabla Suplementaria 1. Dataciones por Termoluminis- Lambert Academic Publishing, Saarbrücken, Alemania.
cencia para los Sitios del Área de Estudio. Referencias: Boman, Eric
KLR: Kaare L. Rasmussen; DLF: Guillermo De La Fuente; 1927 Estudios arqueológicos riojanos. Anales del Museo
I: Inca; S: Sanagasta; DI: Diaguita Inca; B: Belén; Sj: Saujil; Nacional de Historia Natural 35(72):1–345.

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Borrello, María A. International Series 2294. British Archaeological


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