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Gestión Cultural
Fecha. – 23 / 12 / 2021
Paralelo. – D3 - 001
Víctor Vich
Debemos afirmar entonces que el gestor cultural debe formarse de otra manera. El
gestor debe ser un experto en procedimientos administrativos, pero debe ser algo más.
Su trabajo debe ser uno que opte por quebrar las formas como se sutura hoy lo posible,
a fin de activar nuevos imaginarios sociales. “Lo político’’. Los gestores culturales
deben formarse a partir de cuatro identidades: la de etnógrafo, la de curador, la de
militante y la de administrador. Pienso que el desarrollo de todas ellas es fundamental
para neutralizar la hegemonía que hoy tiene el saber técnico en la formulación e
implementación de políticas públicas.
Los nuevos gestores culturales deben trabajar con las culturas como realidades siempre
incompletas, en permanente búsqueda de enriquecerse con los logros y conquistas de las
demás. El interés en desubalternizar lo propio no puede opacar la búsqueda de los
grandes proyectos colectivos más allá de la diferencia cultural. de proporcionar algunas
claves interpretativas sobre el orden social existente, sobre los conflictos centrales que
nos estructuran como sociedades. Un gestor cultural tiene que saber administrar
recursos, planificar acciones y resolver problemas burocráticos. Tiene que ser alguien
muy eficiente con gran capacidad organizativa.
La habilidad administrativa es indispensable en esta labor. La gestión cultural es un
trabajo que implica desarrollar mucha experiencia en la construcción y en la
coordinación de redes. Un verdadero gestor cultural es alguien que apuesta por crear las
cosas de manera participativa, por crear sentidos colectivamente. De hecho, el objetivo
último de un gestor cultural es ir construyendo nuevas “voluntades colectivas”. El
gestor cultual es alguien que sabe que la cultura puede servir tanto para cohesionar a
una comunidad como para dividirla y jerarquizarla. El objetivo, por tanto, es dar la
batalla por nuevos imaginarios colectivos, por nuevas prácticas culturales, por activar
una reflexión permanente sobre el desarrollo de la vida comunitaria. El gestor cultural
es un profesional que apuesta que trabajando con objetos culturales se pueden activar
nuevos modelos de identidad y que se puede influir en los vínculos humanos que
sostienen nuestras prácticas ordinarias. Dicho de otra manera: el principal objetivo de
las políticas culturales debe consistir en crear espacios para que la sociedad pueda
reflexionar sobre sí misma.
En conclusión, un gestor cultural se encarga de buscar desde una reflexión más amplia,
producir hábitos sociales y poder transformarlos. La gestión cultural debe trabajar,
entonces, simultáneamente con las dos definiciones de cultura: aquella que la define
como dispositivo de organización social y aquella otra que la observa como producción
destinada a simbolizar y, a veces, retar dicho estado de organización. Puesto de otra
manera: se trata de apostar por intervenir en la cultura con elementos de la cultura.
Siendo la gestión cultural un cambio necesario para la vida diaria.
Bibliografía: