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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

Gestión Cultural

Nombre. – Jeniffer Paola Villacís Borja

Fecha. – 23 / 12 / 2021

Paralelo. – D3 - 001

Tema. - Trabajo Autónomo Lectura 3.

Praxis de la Gestión Cultural

¿Qué es un gestor cultural?

(En defensa y en contra de la cultura)

Víctor Vich

La cultura ha sido siempre un problema para el pensamiento. El activismo o la gestión


cultural es algo que debemos repensar con urgencia. Hay algo que necesita modificarse,
no solo en el contenido de la acción, sino también en el discurso que la acompaña y, en
cierta medida, la configura. Si pensamos a la cultura como un problema cotidiano, nos
damos cuenta de que se trata, por mucho, de un conjunto de hábitos discriminatorios y
prácticas excluyentes. La cultura es siempre hegemonía y hoy la hegemonía sigue
siendo la corrupción, el autoritarismo, la falta de memoria, la discriminación en todas
sus formas, la subordinación del medio ambiente a la rentabilidad económica, el
consumismo frívolo, la permanente injusticia social.

En América Latina, continuamos viviendo al interior de sociedades desiguales,


corruptas, violentas, etc. De hecho, sabemos que cultura es una palabra compleja porque
da cuenta de una tensión entre “producir” y ser “producido”, entre la reproducción
pasiva de los hábitos sociales y la posibilidad siempre presente que tenemos de
transformarlos (Eagleton, 2000, p. 16). Una verdadera transformación social no puede
concebirse como “exterior” a lo cotidiano, sino como un cambio fundamental en la vida
diaria.

Si las políticas culturales no se articulan con instancias fuera de sí mismas, la cultura


seguirá siendo vista como el último escalón de las políticas de gobierno, como un
simple entretenimiento o como el interés de un reducido grupo de especialistas. Desde
la sociedad civil, el problema es otro y creo que se refiere a que hoy en día el gestor
cultural se está volviendo un técnico. Actualmente, los agentes culturales se forman bajo
el paradigma de la pura administración de proyectos. Si realizamos una detenida
revisión de los planes de estudio, muchas de las maestrías o diplomados que hoy se
ofrecen en gestión cultural han privilegiado solo los aspectos técnicos referidos a la
“producción de eventos”.

Debemos afirmar entonces que el gestor cultural debe formarse de otra manera. El
gestor debe ser un experto en procedimientos administrativos, pero debe ser algo más.
Su trabajo debe ser uno que opte por quebrar las formas como se sutura hoy lo posible,
a fin de activar nuevos imaginarios sociales. “Lo político’’. Los gestores culturales
deben formarse a partir de cuatro identidades: la de etnógrafo, la de curador, la de
militante y la de administrador. Pienso que el desarrollo de todas ellas es fundamental
para neutralizar la hegemonía que hoy tiene el saber técnico en la formulación e
implementación de políticas públicas.

Los nuevos gestores culturales deben trabajar con las culturas como realidades siempre
incompletas, en permanente búsqueda de enriquecerse con los logros y conquistas de las
demás. El interés en desubalternizar lo propio no puede opacar la búsqueda de los
grandes proyectos colectivos más allá de la diferencia cultural. de proporcionar algunas
claves interpretativas sobre el orden social existente, sobre los conflictos centrales que
nos estructuran como sociedades. Un gestor cultural tiene que saber administrar
recursos, planificar acciones y resolver problemas burocráticos. Tiene que ser alguien
muy eficiente con gran capacidad organizativa.
La habilidad administrativa es indispensable en esta labor. La gestión cultural es un
trabajo que implica desarrollar mucha experiencia en la construcción y en la
coordinación de redes. Un verdadero gestor cultural es alguien que apuesta por crear las
cosas de manera participativa, por crear sentidos colectivamente. De hecho, el objetivo
último de un gestor cultural es ir construyendo nuevas “voluntades colectivas”. El
gestor cultual es alguien que sabe que la cultura puede servir tanto para cohesionar a
una comunidad como para dividirla y jerarquizarla. El objetivo, por tanto, es dar la
batalla por nuevos imaginarios colectivos, por nuevas prácticas culturales, por activar
una reflexión permanente sobre el desarrollo de la vida comunitaria. El gestor cultural
es un profesional que apuesta que trabajando con objetos culturales se pueden activar
nuevos modelos de identidad y que se puede influir en los vínculos humanos que
sostienen nuestras prácticas ordinarias. Dicho de otra manera: el principal objetivo de
las políticas culturales debe consistir en crear espacios para que la sociedad pueda
reflexionar sobre sí misma.

En conclusión, un gestor cultural se encarga de buscar desde una reflexión más amplia,
producir hábitos sociales y poder transformarlos. La gestión cultural debe trabajar,
entonces, simultáneamente con las dos definiciones de cultura: aquella que la define
como dispositivo de organización social y aquella otra que la observa como producción
destinada a simbolizar y, a veces, retar dicho estado de organización. Puesto de otra
manera: se trata de apostar por intervenir en la cultura con elementos de la cultura.
Siendo la gestión cultural un cambio necesario para la vida diaria.

Bibliografía:

Yáñez Canal, C. (Ed.). (2018). Praxis de la gestión cultural. Editorial Universidad


Nacional de Colombia. https://elibro.net/es/ereader/uce/129030?page=1 / 1. Introducción y
repensando la gestión cultural en Latinoamérica. Pág. 47-54

Bayardo, R. (2005). Cultura, artes y gestión. La profesionalización de la gestión


cultural. Lucera [Centro Cultural Parque de España, aeci; Rosario], (8), 17-21.

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